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EL SIERVO DE DIOS

Pamela Strother, empleada de banco, encontró en su correspondencia esa mañana. Era una
comunicación de su banco donde le decían que en dos meses más quedaría cesante. Para
Pamela, joven soltera de veintiocho años de edad, y sin muchos amigos ni mucha familia
adonde acudir, la esquela era como un puñal que le clavaban en la espalda.
Pocos días después, todavía trastornada por la pérdida del empleo, Pamela recibió otra
esquela. Esta venía de la Lotería de Chicago, Illinois, donde ella vivía. En ella le
comunicaban que era la ganadora de un gran premio: tres millones setecientos mil dólares.
Una buena noticia venía para aliviar el efecto de una mala.
esta pobre vida humana tan problemática que llevamos está llena de buenas y de
malas noticias. El bien y el mal se entrelazan continuamente en nuestra existencia. La
enfermedad y la salud se alternan una con otra; los días buenos siguen a los malos y los
malos a los buenos; hoy reímos y mañana lloramos.
El profeta Isaias le habla a un pueblo 700 AC, donde les anuncia que vienen situaciones
terribles, se ha decretado un juicio y todos han de padecer una conmoción terrible, pero a la
vez que anuncia esa mala noticia, les está anunciando una buena noticia. es el que mas se
menciona en el nuevo testamento, tiene en sus visiones contemplado el carácter de Cristo la
salvación que viene por nuestros pecados.
A partir del capitulo 42, tenemos los llamados cuatro canticos del siervo.
En ellos se describen describe a Jesucristo como si isaias lo hubiera conocido y estuviera
haciendo un resumen de su vida.
El primer canto en Isaías 42:1-9 lo vemos como el siervo con su carácter de amabilidad y
amor sin ningún igual en otra persona.
El segundo canto en Isaías 49:1-7 lo vemos como el siervo que persevera en su llamado de
atraer las personas a Dios
El tercero en isaias 50:4-11 aquí como el siervo que soporta las persecuciones
El cuarto canto en Isaias 52-53 y en este canto como el siervo sustituto que toma el pecado
del mundo.

Hoy veremos el primer canto del siervo.

EL CARÁCTER DEL SIERVO DE JEHOVÁ

1.- LA Humildad del siervo


Isa 42:1 He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido, en quien mi alma tiene
contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.
Los Judíos no esperaban que un rey, el mesias, fuera un siervo, querían un rey que para
ellos fuera un rey poderoso, que sometiera con fuerza a sus vasallos, si bien leían Isaías 42,
pensaron que el mesias sería el servidor de un Dios lleno de juicio y condenación.
Pero Jesucristo lo dijo: Marcos 10:45: Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
¿a que vino Jesús a este mundo? A servir y dar.
No para ganar buen nombre, ni para atraer la atención, ni para tener éxito, ni para ser
famoso, ni poderoso, ni idolatrado.
En el pasaje del evangelio de Mateo donde se hace referencia a Isaias 42, Jesús
precisamente se observa que Jesús esta sanando a todos….
Mat 12:15 Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos,
Mat 12:16 y les encargaba rigurosamente que no le descubriesen;
Mat 12:17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo:
Mat 12:18 He aquí mi siervo, a quien he escogido;

2.- la alegría del siervo


Mi escogido en quien mi alma tiene contentamiento…
Jesús es el supremo escogido, todo se preparó para que el naciera, en el tiempo especifico,
con personas concretas, con gobernantes como tenían que ser.
Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y
nacido bajo la ley, gálatas 4:4
Pero también nosotros estamos en esa elección. Como Pablo escribió en Efesios
1:4, según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo.
En quien mi alma tiene contentamiento muestra que para el Señor la elección no es una
cosa fría, calculadora, técnica. Está profundamente conectada con Su amor y aprobación.
Cuando Dios elige a alguien, Su alma tiene contentamiento en ellos. Si fuiste elegido en
Jesús antes de la fundación del mundo, entonces Dios dice “mi alma tiene
contentamiento en ti”.
Entender esto nos ayuda a recibir el favor de Dios, en lugar de tratar de darle
una razón para que Su alma tenga contentamiento en nosotros. Muchos de nosotros
estamos tratando de ganarnos la aprobación de Dios, en lugar de darnos cuenta de que es
Su regalo gratuito, recibido por fe, porque Él ha elegido – escogido – que su alma tenga
contentamiento en nosotros.
Nosotros debemos tener alegría por dos importantes cosas: somos escogidos y en Cristo
somos el contentamiento de Dios.

3.- La modestia del Siervo.


Isa 42:2 No gritará, ni alzará su voz, ni la hará oír en las calles.
“Piensa por un momento en la modestia de Dios. Siempre está trabajando: guía el sol, las
estrellas y el universo. Controla todas las galaxias. Él refresca la tierra constantemente.
Pero trabaja tan silenciosamente que muchas personas ahora tratan de pretender que Dios
no existe … Pero el Señor continua en su servicio silencioso.
Jesús mandó que no dijeran de sus milagros, no quería fama, no la buscó, cuando
Nicodemo un principal de los judíos llegó a él y le dijo que sabía que era enviado de Dios
por los milagros que hacía y el no acepto el alago, más bien lo oriento a buscar el nuevo
nacimiento.
Cuando lo juzgaban él pudo haber mostrado algún poder para manifestar su deidad, pero se
mantuvo callado, hasta el final, mostrando que no será por obras sino por fe que es el
camino al Padre.

4.- La ternura del Siervo


Isa 42:3 No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare; por medio de la
verdad traerá justicia.
Observe la caña cascada a la orilla del agua. Lo que una vez fue un alto tallo de fuerte
hierba de río está ahora inclinado y doblado.
¿Es usted una caña cascada? ¿Ha pasado tanto tiempo desde que se erguía alto y
orgulloso? Se levantaba tan recto y fuerte, nutrido por las aguas, habiendo echado raíces en
el lecho del río de la confianza.
Luego sucedió algo. Usted fue cascado…Por las palabras ásperas. Por el enojo de un
amigo. Por la traición de su cónyuge. Por su propio fracaso. Por traición de un amigo, por
la pérdida del amado.
¿Y el pábilo humeante en la vela? ¿ha visto una vela que apenas hecha humo, la llama
prácticamente está apagada? Lo que antes ardía ahora se debilita y falla. Lo que antes era
pasión intensa en ese matrimonio, en ese amor por su trabajo, el amor por su familia, ahora
es cansancio y hastío. ¿Tanto tiempo ha pasado desde que usted se apasionó por
algo? ¿Recuerda cómo iluminaba la senda?
Luego vino el viento. El viento frío, el viento duro. Las críticas, la perdida de expectativaa,
los errores, llegaron como una ráfaga que sacudió su llama vacilante, dejándolo a un paso
de la oscuridad.
El mundo nos querrá quebrar; el mundo querrá apagar, pero el mesías proclama que
Dios no lo hará.
El tiene un lugar especial para los lastimados y cansados del mundo. Un Dios que es el
amigo del corazón herido. Un Dios que se encarga de velar por sus sueños. Ese es el
tema del Nuevo Testamento.

5.- La perseverancia del Siervo


Isa 42:4 No se cansará ni desmayará, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas
esperarán su ley.
¿No es maravilloso que Jesús nunca se canse? Cuando pensamos en el trabajo que tiene
que hacer, los obstáculos que debe superar y las herramientas con las que necesita trabajar,
es sorprendente que nunca se canse. Es porque Él tiene todo el poder y la autoridad.
Y está claro que su proyecto se mantiene.
Se mantuvo a pesar de saber que iba a Jerusalen a morir en la cruz, se mantuvo a pesar de
que buscaron con los golpes, humillaciones y la crucificción que terminará odiándonos
como humanidad, él se mantuvo amándonos hasta el final.
Y así también el se mantiene ahora tiene en sus manos a la iglesia de Dios y está obrando
un plan maestro para salvar a los que aun faltan porque Dios no quiere que nadie perezca y
que todos procedan al arrepentimiento.

5. Los efectos del siervo.


Isa 42:7 para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la cárcel a los presos, y
de casas de prisión a los que moran en tinieblas
John Egglen nunca había predicado un sermón en su vida. Jamás. No es que no quisiera
hacerlo, sólo que nunca tuvo la necesidad de hacerlo. Pero una mañana lo hizo. La nieve
cubrió de blanco su ciudad, Colchester, Inglaterra. Cuando se despertó esa mañana de
domingo de enero de 1850, pensó quedar en casa. ¿Quién iría a la iglesia en medio de
semejante condición climática?
Pero cambió de parecer. Después de todo era un diácono. Y si los diáconos no iban, ¿quién
lo haría?
De modo que se calzó las botas, se puso el sombrero y el sobretodo, y caminó las seis
millas hasta la iglesia. No fue el único miembro que consideró la posibilidad de quedarse en
casa. Es más, fue uno de los pocos que asistieron. Sólo había trece personas presentes.
Doce miembros y un visitante. Incluso el ministro estaba atrapado por la nieve. Alguien
sugirió que volviesen a casa. Egglen no aceptó esa posibilidad. Habían llegado hasta allí;
habría una reunión. Además, había una visita. Un niño de trece años.
Ese muchacho había estado leyendo los libros de su papá que era pastor, toda su vida
escuchando predicaciones pero simplemente él sabia que no tenia fe, el se sabía lleno de
una mente carnal, ambiciosa, egoísta y sabia que estaba lejos de Dios.
Ese domingo le había tocado llevar un encargo a una tia de esa ciudad y decidió de paso
pasar a la pequeña iglesia donde se celebraban cultos.
Pero, ¿quién predicaría? Egglen era el único diácono. Le tocó a él.
Así que lo hizo. Su sermón sólo duró diez minutos. Daba vueltas y divagaba y al hacer un
esfuerzo por destacar varios puntos, no remarcó ninguno en especial. Pero al final, un
denuedo poco común se apoderó del hombre. Levantó sus ojos y miró directo al muchacho
y le presentó un desafío: «Joven, mira a Jesús. ¡Mira! ¡Mira! ¡Mira!» ¿Produjo algún
cambio ese desafío?
El muchacho se sorprendió que se dirigieran a él, ¿como sabia este mal predicador que
ciertamente su alma se sentía plenamente desdichada por que se sabía alejada de Dios.?
Este muchacho escribiría mas tarde: «Sí miré, y allí mismo se disipó la nube que estaba
sobre mi corazón, las tinieblas se alejaron y en ese momento vi el sol, Jesucristo me estaba
hablando y quería que lo viera e El, solo a El». Este muchacho era charles spurgeon,
quien llegó a ser llamado el príncipe de los predicadores.

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