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me Nicos Poulanteas la URSS y las otras democracias populares) como a las re- Taciones én cada uno de ellos (opresion de sus. minorias nnacionales) no puedé por menos de remitir —en parte, pero fen parte sin duda fundamental— a los «aspector capitalis- tase de sus relaciones de produccién, de su division social del trabajo, de sus Estados. ‘Seounoa ante LAS LUCHAS POLITICAS: EL ESTADO, CONDENSACION DE UNA RELACION DE FUERZAS Hemos visto hasta shora Ja necesidad de relacionar la ar. mazén institucional del Estado con las relaciones de pro-) duccién y la divisién social del trabajo capltalistas. El es: tablecimiento de esa conexién era ya tna primera manera’ de poner en relacidn al Estado con las clases sociales y la lucha de clases. Este ultimo punto es el que desarrollaré ahora, haciendo tun andlisis del Estado en terminos de dominacidn politica y de lucha politica, Una teoria del Estado capltalista no ‘Puede construir su objeto refiriéndose solamente a las re- Taciones de produccién, sin que la lucha de clases en las formaciones sociales intervengan mas que como simple fac tor de variacién o de coneretizacion de este Estado, tipo Ideal, en tal o cual Estado concreto, Si esa teoria no puede ser un simple recorrido o trazado de la genealogia del Es- ado capitalista, tampoco ¢s posible a menos que explique In reproduccién historiea de este Estado: Estado en tal o cual estadio o fase del capitalismo (Estado liberal, Es Intervencionista, estatismo autoritario actual), formas de Estado de excepeién (fascismos, dictaduras militares, bona partismos), formas de regimenes de este Estado, Una teoria, ‘del Estado capitalista debe ser capaz de explicar las me- tamorfosis de su objeto. Ello requiere, ante todo, considerar las transformaciones le las relaciones de produceidn, Confrontar al Estado con fesas relaciones significa ya lo siguiente: las transformacio- nies del Estado en su periodizacién historica fundamental (estadios y fases del capitalismo: estadios competitivo e im- perialista —capitalista monopolista, fases de este altimo—) Temiten a modificaciones sustanciales de las relaciones de produccidn y de la divisién social del trabajo capitalistas 8 Nicos Poulanteas Si su niicleo esencial persiste, por Jo cual el Estado sigue ‘endo capitalista, ello’ no implde que experimenten, trans- Fermaciones Importantes a To largo de ln reproduccin cx pitalista ero estas transformaciones remiten, por lo pronto, a rmodificaciones en Ia constitucién y la reproduccién de las Clases séclales, de su lucha y de Ia dominacién politica. Ello sive ya para la periodizacicn fundamental del Estado segtin Jos estadios y fases del capitalismo: transformaciones que implican modifieaciones importantes en el terreno de la do- rminacién polities, Lo cual vale, gualmente, para las formas y repimenes precisos que reviste el Estado en el seno de un mismo estadio o de una misma fase del capitalismo, segin las diversas formaciones sociales: tal o cual forma de par- mo, de presidencialismo, de fascismo o de dicta- , Por consiguiente, las relaciones de clase estén presentes, ala vez, en las transformaciones del Estado ségin Ios estadios o fases del capitalismo, segan las transfo ‘ones de las relaciones de produccion/divisién social del trabajo implicadas por aquéllas, y en las formas diferencia les que reviste el Estado en un estadio o fase caracterizados por las mismas relaciones de produccién. De abt el problema: construir una teoria del Estado ca pitalista que, partiendo de las relaciones de produccién, ex- plique, por la estructura misma de su objeto, su reproduc- tion diferencial en funcién de Ia lucha de clases. Si insisto fon tanta fuerza en estor puptos no es por casualidad: se Gebe a que el teoricismo formialista en la teoria del Estado puede tomar diversas formas. Hasta aqui se ha descartado tuna de ellas: Ja que consiste en construir el objeto de ina teoria del Estado capitalista Vinculando al Estado dinica- ‘mente con las relaciones de produccién consideradas en el sentido de estructura econémica, sin hacer intervenir Ia lucha de clases y la dominacién pol Hori, a fin de explicar las concreciones ‘cundarias de este Estado en la realidad histérica, Concep- fidn que conduce a subestimar las formas especificas de teste Estado, Las luches potitieas us Pero el teoricismo formalista puede tomar también una forma diferente que conduce al mismo rerultado. Forma ‘que nos interesa aqul muy particularmente porque concer Sf esta vez, al planteamniento de la relacion del Estado con in dominacion politica, Trata las proposiciones generales de Ios clisicos maralstas sobre el Estado como tna. «(eorla fencral» (la Teoria, smarnistaleninistas) del Estado, ¥ re {Rice el Estado copialista a una simple concrecion del «Es: tado en generals. En lo concerniente a la dominaclén poll tica dicha forma da lugar, mas o menos, alas trivialidades Aogmaticas del siguiente género: todo Estado es un Estado geediase; toda ‘dominacion politica es una dictadura de hase: el Estado capitaista ee un Estado de la burgues G1 Estado capltalista en general, y todo Estado eapitalista fn particulary son una dictadura’de la burguesf, Lo hemos Visto, dltimamente todavia, en el debate sobre Ia dictadura | Eel proletriado en el seno del ner yon los argumentos | Gsgrimidos por algunos de los partidarios del «manteni- mlento» de esa nocién, particularmente E. Balibar en su eens leo Sobre te dctadure de proltariado S evidente que con semejante andisis la investigacién no avangard ni una pulgada, Bs totalmente Ineficaz en el fnalisis de as situaciones concretas porque es ineapaz de Sxborar una teoria del Estado capitalists que explique las Formas diferenciales y las transformaciones historieas de ate Estado como no sea invirtiendo los factores sin alterat cl producto. Les carencias de ese andlisis tienen consecuencias polt ticas incalculables: resultado y efecto concomitante dela Simplificacién-dogmatizacion estalinana sobre le cuestién Gel Estado, ha conducido a desastres politicos, particular Imente en rlacign con la estrategiaexcogida para hacer fren- teal avance del fascismo, en el perlodo de entreguerras, iaduciéndose en la estrategia de In Komintery llamada del ‘SCoclalfascsmos, basada muy exactamento en can misma Concepcidn del Estado incapar de distingulr entre la forma de Eotado democratico parlamentario y esa forma especif 2 de Estado que es el Estado fascista. Cuestion que he {ratado en otro lagar y sobre Ia cual, por consiguiente, no insisting, salvo para indicar, incidentalmente, que esta com 130 Nicos Poulanteas cepeién estaliniana del Estado se volvia a encontrar, ‘lt. mamente, en el texto de A. Clucksmann, «Le fascisme qui vient den haut»?, donde se identifieaba al Estado francés fen 1972 con un fascismo de nuevo tipo. Como es sabido, Glucksmann ha pasado después del neoestalinismo al anti- ‘marxismo mis trasnochado, pensando probablemente que Sus lucubraciones de entonces eran «culpa de Mares. Se- falaré, no obstante, que la necesidad de una teoria del Estado capitalista capaz de explicar sus formas diferencia- les no se refiere sélo a esas grandes diferencias represen- tadas por el Estado democrdtico-parlamentario y el Estado de excepeién, sino que tiene mayor alcance. Es necesario ‘explicar las diferencias en el seno mismo del Estado capi- talista de excepeida: en La crisis de las dictaduras he inten- tado mostrar que las diferencias entre fascismo y dictadura ‘militay son decisivas en cuanto a la estrategia politica a seguir. Esta cuestion fue capital para Espafa, Portugal y Grecia, y no lo es menos, como testimonia la discusién en la igquierda sudamericana, para algunos regimenes actuales de América Latina, Pero también es necesarlo poder esta. blecer Ins diferencias entre las mismas formas democritico- parlamentarias de este Estado: zquién no recuerda los fra- ‘€as0s politices a los que condujo, durante cierto tiempo, la impostbilidad de captar la especificidad del Estado gaullista en Francia? La urgencia teérica es, por tanto, la siguiente: captar fa inseripeion de la lucha de clases, y mds particularmente de I lucha y de la dominacién ‘politicas, en la armazén inst- tucional de! Estado (en este caso, Ia de la burguesia en la ‘armazén material del Estado capitalista) de manera que ogre explicar las formas diferanciales y las transformacio- nas historieas de este Estado, También agut el Estado tiene tun papel orginico en la lucha y Ia dominacion poltticas: el Estado capitalista constituye a la burguesia en clase politi ‘camente dominante. Es cierto que la lucha de clases tiene la primacia sobre los aparatos, en este caso sobre el apara- 7 Bn Nouveau fasciome, nouvelle démocratie, mero especial de Temps Moderes, febrero de 1972 Las luchas pollticas as to del Estado: pero no se trata de una burguesia instituida ya en clase politica dominante al margen o antes de un Es- {ado creado por ella a su conveniencia, que sdlo funcionaria como simple apéndice de esa dominacion. El citado papel Sel Estado esta inserito igualmente en su materialidad ins- ttucional: ee trata de Ia naturaleza de clase del Estado, Para ‘estudlarla seriamente hay que esclarecer este papel del Es- tado, tanto con respecto a las clases dominantes como con respecto a las clases dominadas. 'Es lo que intentaré hacer, permaneciendo siempre en un plano bastante general: las observaciones que siguen ten- {rin eu plena ilustracién en el analisis de la forma actual el Estado, el estatbme atortaro, ene lgar correspon: lente. 1, EL ESTADO Y LAS CLASES DOMINANTES ee Sores he one ee Repo re atv dams le race eave cameras jbo a on goes sonra is en ee chee es (cra eal le nc peracid wen pee Gare co Eimsea wh Satan nee ese eee ate eae ee eri i is demi epiae Ene eed ome ante ease Nr etee aes ac ese eiaeecclen eee see a sees cee ace het Se Saeieae ee ls nat mes ea Saas Mestre ee ter tae eee sm are eel rete ieee hone abe tehceane, Fearne ee ee se steer aes les ek seh crete Gig re Se eee sacs anaes aie Sor Sera ee ae ees era Ho rere ae et a ache ee eae cma em Ea eer eee El Estado y las clases don nantes 153, y de la lucha de clases bajo el capitalismo que esa separa- ion implica. ‘Se trata de andlisis quelya he hecho en otro lugar y sobre Jos cuales no insist rrdaré, simplemente, que estos ‘andlisis no se aplican sdlo, como a veces se cree, a una cierta, forma de Estado capitalista, y en particular al «Estado li eral» del capitalism competitive. Conciernen al. nuicleo estructural de este Estado, y, por tanto, también a su forma ten Ie fase presente del capitalismo monopolista. Este Esta- do, hoy como ayer, debe representar el interés politico a largo plazo del conjunto de la burguesia (el capitalismo colective como idea) bajo la hegemonia de una de sus frac- Clones, en la actualidad el capital monopolist: 2) La burguesta se presenta siempre constitutivemente dividida en fracciones de clase: capital monopolista y capi tal no monopolista (porque el capital monopolista no es una fentidad integrada, sino que designa un proceso contrai torio y desigual de «fusions entre diversas fracciones del capital), fracclonamientos reiterados si se tienen en cuenta Jas coordenadas actuales de internacionalizacién del capital b) Estas fracclones burguesas se sitiian, en su conjun- to, aunque en grados cada ver més desiguales, en el terreno de la dominacién politica, y por consiguiente forman parte Siempre del bloque en ef poder. Contrariamente a lo que afirman ciertos analisis del eapitalismo monopolista de Es- tado del rer, no es el capital monopolista el nico que ‘cups el terreno de la dominaciéa politica. ) El Estado posee siempre una autonomia relativa con respecto a tao cual fraccién del bloque en el poder (inclu fo con respecto a tal o cual fraccién del propio capital mo- hopolista) a fin de asegurar la organizacién del Interés ge- neral de Ia. burguesta bajo la hegemonia de una de sus Fracciones. Contrariamente, de nuevo, a cierios andlisis del capitalismo monopolista de Estado, no se trata ni de una fusion» del Estado y do los monopolios (andlisis ya aban- donado por el Fer), ni tampoco, hablando en sentido rigue ‘oro, de su eunién» (ni siquiera contradictoria) en un «mme- ‘canismo nico 134 Nicos Poulanteas a) code exo seve siendo certo, incluso al las formas ‘ctuales del proceso de monopolizacién y la hegemonia par- ticular del capital monopolista sobre el conjunto de la bur. sguesia imponen, indudablemente, una restriceiGn de la auto nnomia del Estado respecto al capital monopolista y- del ‘gampo de compromiso entre éste y otras fracciones de la ‘burguesta, animate: geecee pte Sema abies rman o Precisando algunas de mis formulasiones anteriores, diré shine tpi ar cron coeome Sg SEES Seong em cme cede, por lo demas, con el seapitale— como toa racion, Sa er eo So oe Ml ne te ac cele ee en nome ea Le eae en eign ormlncn rdnt en slogans peta. e om pce Sera cars des cm ne iS ocerpr Ba meeote busin re ccd ada se ee eis ae th re ne Conn Bin TRIAD cer ome SelB oa em Seats te onto meni tae sara, fe ame osmetc ound Pramas ofc ogee ge me eee ee ioe remit toad cae Sh Soya oneureaae ¢ =is econ cat sea Sal cre resent ely ide Sate arate mcrae ie SPE ri ge “oni nis 12 Ya he indica en Ia Advrtencia de este texto que alo hablo ‘gu eh. mi propio nombre. Pero muchot trabajos vas cn cl sees tid. He lito x sefalr tov de Ch. BuctGluckstann YM Cas, El Estado y las clases dominantes 18 roplo supuestameste ortentado por el Estado y a los por {adores de ese poder y do la aclonalidad estaial: la buro- craciay las lites politica, en expec Pero el Estado ho es pray simplemente una relacién, 0 ta condensacién de una lacion; es la condensacién maze- y La cucstién es de importancia y merece que nos deten amos en ella porque concierne a las recientes evoluciones {edrico politicas del partido comunista francés, Ese andlisis {el Estado como condensacién material de una relacion de ase, yo Ia oponia a la concepetén del Estado en los andl Sis comunistas de Ia época relativos al capitalismo.mono- polista de Estado. Lo que yo eriticaba, esencialmente, en sa concepcidn, era que llegaba a una visién del Estado «fur Sonados con cl capital monopolista, Estado que careceria ds rode’ atpomia ycataria tnicamentc al servic de los ‘monopotios; Ia eriticaba, en suma, por compartir la concep: ion instrumentalista del Estado. Pero le hacia tambien otra ‘ritca: intentaba mostrar que esa visién de un Estado ma hipulable, en ultimo extremo y\a voluntad por los monope- lios, podia articularse perfectamente a una visidn quo sub- cstimara Ia materilidad propia del Estado, La materialidad de un Estado aprehendido como herramienta o instrumento no tiene pertinencia politica propia: se reduce al poder del Estado, es decir, la clase que manipula ese instrumento, Lo que implica, en ultima instancia, que ese mismo instr: ‘mento (con algunas modificeciones, pero secundarias) po- dria ser ulilizado de otra mancra pot la clase obrera, me- iante un cambio del poder del Estado, para una transicién al socialism. Por lo que respecta al primer punto, los andlisis del ror han evoluclonado, Puede comprobarse el camino recortido fen Ia obra colectiva de J. Fabre, Fr, Hincker y L. Seve Les ‘communistes et I Etat, ast como en una serie de articulos de Fr. Hincker en La Nouvelle Critique Entas posiciones representan ‘una evoluctén_ considers: ble porque rompen, después de un itinerario iniciado hace tiempo, con la concepcion Instrumentalista del Estado leg 156 Nicos Poulanteas dda por el dogmatismo estaliniano. BI Estado es captado ‘como condensacion de una relacion: «El Estado, su polities, ‘sus formas, sus estructuras, traducen, por tanto, [os inte- reses de Ia clase dominante no de manera mecinica sino 2 través de una relacién de fuerzas que hace de él una ex- resign condensada de la lucha de clases en desarrollo» . ‘Aun subrayando el alcance de esta evolucién es necesario sefialar que 2 propésito del-segunde punto los andlisis del er persisten todavia en subestimar la materialidad propia de] Estado, precisamente como aparato «especial». Esto aflora en la serie de articulos de Fr. Hincker‘, en Jos que se encuentran las observaciones tedricas mas pro- fandas: me reflero a estos articulos a titulo de ejemplo por- que tratan de cuestiones que estén en el centro del debate ue tlene lugar en el seno del comunismo europeo (tanto en Italia como en Espafia o en Gran Bretafia), Hincker se refiere a dos concepciones del Estado que, segin él, se en trecruzan en toda la historia del movimiento marxista, Una concepcién sestrechas que considera que el Estado cs, en fesencia, un aparato, y una concepcion «amplian, aceptada como correcta por Hlincker, que considera al Estado, sim- plemente, como expresién de una relacién de clase. Ahora bien, Ia oposicién entre las dos concepciones no esté plan teada con exactitud. La cuestién no et oponer una concep. ccién que aprehende al Estado como un aparato a la que lo ppereibe como una simple relacion de clase, sino oponer una Concepeién instrumentalista del EstadoCosa a la que lo ‘considera como Ia condensacién material de una relacién ide fuerzas entre clases. El aspécto material del Estado como Aparato no desaparece del todo en la concepcién. del Estado como condensacién de una relacién entre clases, contraris: ‘mente a lo que parecen implicar los andlisis de Fr. Hincker. La conexién del Estado con las relaciones de produccion y Fes communises ef Etat, 197 p13 “ora una aimulaciin erica dela teorfs, véaze La Nowwelle CCrtique nim. 93. 16, ast como artielon apareidos en France ‘Nowille, Sobre esor temas hemos dicstigo con Hincker y Boceara, & propasito dela obra colectiva La via de ft (996), en France INowvelle? de noviembre de I9T, 9 en la Nouvelle Crtgue, febrero 4 ior. eae, on fin, l debate onlin revista Reperas, enero de 197. EI Estado y las clases dominantes 1st Ia divisién social del trabajo, concentrada en Ja separacion capitalista entre el Estado y esas relaciones, es lo que cons: tituye Ia armazén material de sus instituciones: he inten tado mostrarlo en In primera parte de este texto. El Estado ho se reduce a Is relacion de Fuerzas, presenta una opacidad y resistencia proplas. Un, cambio en la relacién de fuerza ‘entre clases tiene siempre, desde Iuego, sus efectos en el Estado, pero no se traduce de forma directa e inmediata: se ‘adapta a la materialidad de sus diversos aparatos y solo se Cristaliza en el Estado bajo una forma refractada y diferen- ‘lal segin sus aparatos. Un cambio del poder del Estado tno basta nunca para trandformar Ia materialidad del apara- fo del Estado: esa transformacién depende, como es sabido, de una operacion y acciéh especificas. Volvamos a Ia relacién entre el Estado y la clases so- cial, Lo miso en in concepcion del Estado como, Cone shu eo la Gel Estado como Sujeto, cs deci, en las concep once del Estado como envidad inirinseca, a relacon Ester ‘oelases sociale y, en particular, Estado-lasesy fracciones domninantes es eaptada Como relacin de extetoridad.O bien IRON dinates some Ea (Crm) pr ue {Scjeo) somete a las clases dominantes, En esta relacén de exterioridad, Estado y clases dominantes son considera: fos siempre como entidades intrinecas cconfrontadass en. fre si, a tna sfonton aia otra, de la que una Tendria todo Elpoder que a In otra le falters, segs una concepeign tra Siclonal del poder como cantidad dada en pa sociedad la Concepcion del poder sumacero,O bien ia clase dominate Sbsorbe al Estado, vaclindolo de su podet propio (el Esta! dorcose),o bien et Estado epone resistencia a Ta esse do- finantey le retira el poder en au propio benefcio (el Este! dogujeto y arbitra ene las clases sociales, concepeiéa preferide de ia soclaldemocraca). ‘Mas ad sogin in primera tsi, In del EstadoCosa, a politica del Estado en favor de In burguesta se establece por EPsimple dominio sobre el Estadornatramento de una sola fraccign de a burguesia,actualmente el capital monopolis 138 Nicos Poulanteas ta, que comporta supuestamente una _unidad politica en clerto modo previa a la accién estatal. £1 Estado no desem peta papel propio en la organizacién del bloque burgués en el poder ni posee ninguna qufonomla con relacién a la ‘lase 0 fraccién dominante © hegeménica. En la tesis. del Estado-Sujefo serd el Estado, en cambio, dotado de volun tad racionalizante, de poder propio y de una aufonomta fendencialmente absolute con relacion a las clases sociales, siempre exterior a ellas, quien imponga «su» politica, la de Ja burocracia 0 de las élites politica, a los intereses'diver- gentes y competitivos de la sociedad civil Estas dos tesis no pueden asi explicar el establecimiento de la politica del Estado en favor de las clases dominantes, ¥¥ tampoco llegan a percibir un problema decisive: ef de las ‘Contradicciones internas del Estado. En su perspectiva co- ‘min de una relacion de exterioridad entre Estado y clases Sociales, el Estado aparece forzosamente como un bloque ‘menolitico, sin fisuras. En el caso del Estado-Cosa, donde €l Estado parece dotedo de una unidad instrumental intrine Seca, las contradicciones en su seno no exisien més que ‘como tensiones externas (influencias, presiones) de las pie- 12s y cngranajes del Estado-méquina o instrumento, ya que ‘cada fraccion dominante grupo de intereses barre para St. Contradicciones secundarias, por tanto, en wtima instan- ‘ia, simples fallos de la unidad casi metafisica del Estado, ‘que no contribuyen al establecimiento de su politica. Se considera, incluso, que la perturban, si bien provisionalmmen- te, porque el centralismo instrumental del Estado, debido al’ dominio ‘sobre él de tna tlase o fraccién, se restablece siompre de modo, digamos, mecdnico. En el caso del Estado- Sujeto, la unidad del Estado es la expresién necesaria de ‘80 volintad racionalizante, forma parte de su esencia frente 4 los fracelonamientos de la sociedad civil. Las contradic- Clones internas del Estado no pasan de ser manifestaciones Secundarias, accldentales y episodicas, debidas esencialmen- tea fricciones o antagonismos entre diversas élites politicas ‘0 grupos burocriticos que encarnan su voluntad unificado- a, Alli, Ins contradicciones de clase son exteriores al do; aqui, las contradicciones del Estado son exteriores|a las clases sociales. I Estado y las clases dominantes 139 Ahora bien, el establecimiento de la politica del Estado en favor del bloque en el poder, el funcionamiento concreto de su autonomia relativa y su papel de organizacién, estan corgénicamente ligados a esas fisuras, divisiones y contra dicciones internas del Estado, que no pueden representar simples accidentes disfuncionales, El establecimiento de la politica del Estado debe ser considerado como el resultado de las contradieciones de clase inscritas en la estructura ‘misma det Estado (Bstado-relacion). Captar el Estado como Ja condensacién de una relacién de fuerzas entre clases ¥ fracciones de clases tal como éstas se expresan, siempre de modo especifico, en el seno del Estado, significa que el Es tado esté constituldodividido de parte’a parte por las con tradicciones de clase. Esto significa que una institucion, el Estado, destinada a reproducir las divisiones de clase no fs, y no puede ser nunca, como en las concepeiones del Es: tado-Cosa o Sujeto, un bloque monolitice sin flsuras, cuya politica se instaura, en cierto modo, pese a sus contradic- iones, sino que esté dividido. No basta con decir, simple: ‘mente, que las contradictiones y las luchas atraviesan el Estado, como si se tratara de horadar una sustancia ya constituida, o de medir un solar ya existente. Las contra dicciones de clase constituyen el Estado, estén presentes en su armazén material, y estructuran asi su organizacién: la politica del Estado es el efecto de su funcionamiento en el Seno del Estado. ‘Las contradicciones de clase —no deteniéndonos, de mo ‘mento, més que en las existentes entre las fracciones del bloque en el poder— revisten en el seno del Estado la for: ma de contradicciones internas entre los aparatos 9 ramas del Estado, y en el seno de cada uno de ellos, sogin lineas de direccién a la vez horizontales y verticales, Si esto es asi se debe a que las diversas clases y fracciones del bloque en €l poder no participan en la dominacién politica mas que fen la medida de su presencia en el Estado, Cada rama o aparato del Estado, cada panel de los mismos de arriba abajo (porque frecuentemente, bajo su unidad centralizada, estan desdoblados y escindides), cada uno de sus niveles constituyen, a menudo, la sede del poder y el representante privilegiado de tal 0 cual fraccién del bloque en el poder, 160 Nicos Powlanteas © de una alianza conflictiva de algunas de esas fracciones Sontra fas otras, en una palabra la concentraciémeristalin: ion especfica de tal'o cual inieréso allanea de Interees Barculres,Ejcutvo yparlament, strc, megstratre iversos minsterios, apratoe regionals, muvicipalesy pa ato cenlfal;aparaior ideolgicos,cvididos a su, ves en lreultos, redes y casamatas distintos, representa pot cx. Gelenca,' menu, 9 segun la diversas formmacones soca- les, los intereses divergentes de cada uno o de cletos cou pohentes del bloque en el poder: grandes terratenientes (Caso de numerosas formaciones sociales dominadas y de. Bendientes), capital no monopoliste (y tal o cual fraccion el mismo: "comercial, industrial, bancario, capital mono- polista (y tal o cual fraccion de dete: smpital monopolata de predominio bancario Industral), burguesiainternaci. dalla © burguesia intron. Las contradicciones en el seno de Ins clases y fracciones dominantes, las relaciones de fuerzas en el seno del bloque. en el poder, que reclaman precisamente la organizacion de In unidad de este bloque por intermedio del Estado, existen, Pues, como relaciones contradictorias anudadas en el sen del Estado, EI Estado, condensacién material de una rela: cién contradictoria, no organiza la unidad politica del blo- ‘que en el poder desde el exterior, resolviendo con su simple existencla y a distancia las contradiceiones de clase. Muy al ontrario, es el juego de estes contradicciones en ia mate- Fialidad del Estado el que hace posible, por parad6jico que pueda parecer, el papel de organizacion del Estado. Hay que sbandonar asi, definiivamente, una visién del Estado como dispositivo unitario de arriba’ abajo, fundado fen una distribucién jerarquica homogénea de los centros de poder, en escalonamiento uniforme, a partir del vértice de Jn plrimide hacia le base La homogencidad y la uniform del ejercicio del poder serian garantizadas por la re slamentacién juridica interna del Estado, por la ley cons. tucional o administrativa que ijaria los limites de los terrenos de accién y de competencia de los diversos spara- tos. Imagen completamente falsa: Io cual no significa, claro esté, que el Estado actual no posen una tramna jerarquica BI Estado y las clases dominantes 161 y buroeritica, nl tampoco que no se earacterice por el cer {ralismo, sino que estos componentes no se parecen en ab- soluto a su imagen juridica (ni en Francia, pais del jax eebinemo cenraliador en trdicion de fa! monargia sbsolutista, ni en ningun otro sitio: ‘Se comprende ex! por que el exablecimiento por el Es fade actual del Intend politico, general ya largo plo del blogue en ef poder (su papel de organizacion en el equi bio Incstable de los compromisos), bajo la hegemonia de tao cual fraccion del capital monopolist el Funcionamien- to concreto de su autonom{a relativa y también los limites de ésta frente al capital monopolista, en una palabra, la politica actual del Estado, es el resuliado de esas contra ‘icciones interestatales entre ramas y aparatos del Estado yen el seno de cada uno} de ellos. De lo que s¢ trata, por tanto, en definitiva, es: 1, De un mecanismo de selectividad estructiral por un aparato de informacion dfd, y de medidas adopiadas por Ine otros. Seleetividad implicade por ln matsraidad y le hoch ropi de cu dart (Circ aperat xsl, iagistratura, ete) y por Ia representacion especifica en St toe deta 6 coi lates particule, en sume” por st gar cn Ta configuracién de Ta felacion de fuerzas, 2. De un curso contradictorio de decsiones, y también de sno decisionees, por is ramas ¥ Tor aparatos del Esta. do, Estas no decaiones, 0 3ea, un clerto grado de ausencia Sbtematca Ge nccon del Estedo --que no son tn dato co tural, sino que estan inscritas en su esructra contre Binerisy constayen uno de los resultados do dichar com tradicelones~ son fan neceancins nla nidad 9 Ia orga: hizacion del bloque de poder como las medidas posiivas mprendides por 3. De una determinacién —presente en Id armazsn or ganizativa de tel cual sparato o rama del Estado segun fu materalidad propia y los interes que represented ins priordades y tambien de las conttaproridades. Orden diferente para cada sparsta y rama, redo mivel de cada uno de lion, segun au lugar en la configuracion de Ia elacin 162 Nicos Poulanteas de fuerzas: series de prioridades y de contraprioridades com wradictorias entre si. 4, De una filtracién escalonada por cada rama y apars: to, en el proceso de adopcién de decistones, de las medidas pproptestas por los otros o de Ia ejecucion efectiva, en sus ‘diversas modalidades, de las medidas tomadas por los otros. 5. De un conjunto de medidas puntuales, conflictivas yy compensatorias frente a los problemas del momento. La politica del Estado se establece asi por un proceso fective de contradicciones interestatales, 9 precisamente por esto a un primer nivel y a corto plazo, desde el punto ‘de vista, en suma, de la fisiologia mieropolitica, esa politica ‘aparece prodigiosamente incoherente y cadtica. Aunque una lerta coherencia se establezca al final del proceso, el papel ‘de organizacién que corresponde al Estado est muy mares do por limites estructurales. Estos muestran, en particular, fl cardcter flusorio de las concepciones de un capitalismo actual «organizado», es decir, que haya logrado superar sus contradicciones por mediacion del Estado: ilusiones que co- inciden con las referentes a las posibilidades efectivas de tuna planificacion capltalista, Estos limites del papel orga nlzador del Estado no le son impuestos solo desde el exte- ior. No conciernen sélo a las contradicciones inherentes al proceso de reproduccién y de acumulacién del capital sino, gualmente, ala estructura y a la armazén material del Es- tado que, al mismo tiempo, hacen de él el lugar de organi- zaclén del bloque en el poder) permitiéndole una autonomia telativa respecto a tal o cual de sus fracclones. "Esa autonomia no es, pues, una autonomia del Estado frente a Tas fracciones del Bloque en el poder, no es funcién de la capacidad del Estado de seguir slendo exterior a esas fFracciones, sino el resultado de lo que sucede en el Estado. ‘Se manifiesta concretamente —dicha autonomla— por las diversas medidas contradictorias que cada una de esas cla- ses y fracclones —a través de su presencia especifica en el Estado y del juego de contradicciones que resulta— consi- gue hacer adopter por la politica estatal, aunque sélo sea bajo la forma de medidas negativas: o sea, a través de opo- Bl Estado y las clases dominantes 163 siciones y resistencias a Ia adopcién o ejecuclén efectiva de ‘medidas en favor de otras fracciones del blogue en el poder (Gast sucede, actualmente, en particular, con las resistencias {del capital no monopolista frente al capital monopolista). {Esa autonomia del Estado con respecto a tal o cual fraccién del bloque en el poder existe coneretamente, por consigulen- te, como autonomia Felativa de tal o cual rama, aparato 0 red del Estado con relacién a otras. Clerto, esto no significa que no existan proyectos poli ‘cos coherentes de los representantes y del personal politi- co de las clases dominantes, ni que la burocracia del Estado ‘no desempente un papel propio en Ia orientacion de la politi- ca del Estado, Pero las contradiceiones en el seno del bloque fen el poder atraviesan, segin lineas de separacion comple- jas y segtin las diversas ramas y aparatos del Estado (ejér- Gito, administracién, magistratura, partidos politicos, Igle- ‘ia, ete.) Ia burocracia y el personal del Estado, Mucho més ‘que con un cuerpo de funelonarios y de personal estatal uni- fario y cimentado en torno a una voluntad politiea untvoca, hay que habérselas con fejidos, clanes y facciones diversas, ‘en una palabra, con una multitud de micropoliticas diversi ficedas. Por coherentes que cada una de ellas, tomada aisla- damente, pueda parecer, np dejan de ser contradictorias en- tre sf, y la politica del Estado consiste, esenclalmente, en el resultado de su choque feciproco y no en ia aplicaciéa [tnis o menos lograda— de un proyecto global de la cum: bre del Estado, El fendmeno sorprendente y permanente de los virajes tepentinos de la politica gubernamental, com puesta de accleraciones y frenazos, retrocesos, vacilaciones y onstantes cambios de rumbo, no se debe a una incapacidad, ‘en clerta forma congénita, de los representantes y del alto personal burgués, sino que es la expresién necesaria de la estructura del Estado, En una palabra, captar el Estado como coridensacion ma- terial de una relacion de fuerzas, significa que hay que cap- tarlo también como un campo 'y un proceso estratégicos, donde se entrelazan nudes y redes de poder, que se articu: lan y presentan, a la vez, coutradicciones y' desfases entre si. De ello derivan técticas cambiantes y contradictorias, 164 ‘Nicos Poulantzas cayo objetivo general o cristlzaciin institucional toman uurpo en los aparatosentatales. Ent campo cstratgico estd Strayeusdo por tacticas frecsentemente muy explicitas al vel limitado desu inscripeion en cl Estado, taeticas que 22 cnrcruranfocan entre, esaenian puntos do co en here aparaton, son cortocruitadss por ots Feillanfinaimente lo que se llama sla pliteay del Estado, [cn de fuerza general que atravies ls enfrentmientos el seno del Estado, A tal nivel, esta palitiea puede ser cet famence, destifrable como cllculo strategic, pero mas como resultado de una coocdinacin conflictiva de micro- pollticasytdcticasexpictasy divergentes que como formtr Facion raional de un proyecto global y coherent. ‘No por ello consttiye el Estado an simple scaplamiento de ples suclts: presenta una uidad de aparato, que 30 designe hbituninente con el termino de centalizacion © de centrasmo,referido esta vera la unidad, a través de sus fisaras, del poder del Esvado, Elio se tradace en mu politica tlobal y mativa en favor de i case o fraclon hegemnica Sn actulidad el capitel monopolist. Pero semefante nk dad del poder del Estado no te estabioce por un dominio fico de fos portadores del capital monopoliata sobre el Bs. ttdo'y por su voluntad coherent. Esa unidadcentraliacion festa insoria en Ia armazon jerdrauieosburocrtizada del Est {do capitalist, efecto de Ia reproduccion en cl seno del Estado de la division socal del trabajo. (ineluida bajo Ta forma trabajo manuelrabejo intelectual) y de su separa clon expecfien dels rlaiones de produceign, Result tam tien de su estructura de condensacign de una relsciin de fuersas, y por consiguente del lugar preponderante en 5 feno de la cise'o frccion hegemonice sobre las otras cae fey fracciones del blogic en el poder. Eva hegemonia em in'rdacion de fucraat no aolo esta presente en el seno del Estado, sino que, de la misma manera que el bloque en el, poder no puede funcionar a ia larga mas que bajo la hege- Ironia y dicceién de tno de sus componentes que lo ci Iente frente al enemigo de clase, cl Extado relcja ex st feacldn, Su organacion csrateica le destina a funcionar bajo la hegemonia' de tna clase 0 fracelin en su propio ‘ono, Bl lagar privilegiada Go cea clase 0 faccién’ en el Bt Estado y las clases dominantes 16s Estado es, al mismo tiempo, un elemento constitutive de sau hegemonia’ en la constelacion de In relacion de fuerzas. La unidad-centralizacién del Estado, actualmente en fa- vor del capital monopolista, & establece, pues, mediante un ‘proceso complejo: mediante transformaciones instituclona- les del Estado de tal tipo que ciertos centros de decisién, dispositives y nudos dominantes s6lo puedan ser permes- bles a los intereses monopolistas, instaurindose como cen- tos de maniobra de la politica del Estado y como nudos-de estrangulamlento de lar medidas tomadas «en otro lugar» (pero dentro del Estado) en favor de otras fracciones del capital, La relacién de causalidad tiene aqut, por lo demas, oble sentido: no solo la clase o fraccién hegeménica ins- aura en aparato dominante @ aquel que cristaliza ya, por ‘exctlencia, sus intereses, sino que todo aparato dominante el Estado (dominacién que puede ser debida a diversas razones, corresponder, en particular, a relaciones de hege- monia anteriores y a la historia del Estado conereto en cuestién) tlende, a largo plazo, a ser la sede privilegiada de Tos intereses de la fraceién hegeménica y a encarnar las mo- dlificaciones de la hegemonia. Esa unidad se establece me- ‘ante toda una cadena de subordinaciones de clertos apa ator otros, y mediante la dominacin de un aparato 0 rama del Estado (el ejéreito, un partido politico, un minis- terlo, ete), aquel que cristalice por excelencia los intereses de Ia fraccién hegeménica sobre otras ramas 9 aparatos, feentros de resistencia de otras fracciones del logue en el poder. Este proceso puodg tomar tambien la forma de una serie de subdetermimacones y de duplicaciones de cieior paratos por otros: la de desplazamientos de funciones y ac esferas de competencia tre aparatos y de desfases cons- tantes entre poder real y poder formal; la de una electiva red transestatal que agrupe bajo su mando y cortocireuite, {2 todos los niveles, a Jos diversos aparatos y ramas del Es- tado (como sucede con la bata actualmente en Francia), red que cristalice por excelencia, por su propia naturaleza, los intereses monopolistas; finalmente, mediante la trans. formacion de la organizacién jerirquica tradicional de la administracién del Estado, puede tomar la forma de circui- tos de formacion y de funcionamiento de cuerpos-destacs 166 Nicor Poulantzas ‘mentos especiales de altos funcionarios del Estado, dotados de un alto grado de movilidad no sélo interestatal sino, igualmente, entre el Estado y los asuntos monopolistas (x, BNA), cuerpos que, por intermedio siempre de transforma clones institucionales importantes (papel actual de Jos fa- ‘mosos gabinetes ministeriales, del Comisariado del Plan, et- ‘cétera) estén encargados de (y obligados a) aplicar la polt- tica en favor del eapital monopolista. Estos andlisis permiten plantear ya un problema inipor- tante relativo al acceso de las masas populares y de sus or ganizaciones politicas al poder, en una perspeciiva de tran- sicién al socialismo. Es un proceso que no puede, cierta- mente, detenerse en la toma del poder estatal y debe exten- derse a la transformacién de los aparator del Estado: pero ‘pone, sempre, la toma el poder del Estado. 44) Dada 1a complejidad de articulacién de los diversos aparatos del Estado y de sus rams, lo que frecuente- ‘mente se traduce en una distincién entre poder real y oder formal (el poder, aparente, de la escena poli {ica), una ocupacién del gobierno por a iquierda no significa, ni forzosa ni autométicamente, que la iz- {uierda controle los aparatos del Estado, y nl siqulera algunos de ellos. Tanto més cuanto que esa organiza: sion institucional del Estado permite a la burguesa, fen el caso de que las masas populares lleguen al po- dev, permutar los lgales del poder real y dal poder ) Incluso en el caso de que la izquierda en el poder aidemée de ccupar el gobleo costsole realnece te mas y aparatos del Estado, no controla forzosamente ‘aquellos, o-aquel de ellos, que desempetian el papel dominante en el Estado y constituyen, por tanto, el plvote central del poder fea. La unidad centralizada fel Estado no reside en una plrdmide cuyo vértice ‘bastaria com ocupar para asegurarse el control. Més ain: la organizacién Insilticional del Estado permite BI Estado y las clases dominantes 16 fa Ia burguesia permutar ol papel dominante de un aparato a otro en el caso de que la izquierda que ocu- pe el gobierno consiga controlar el aparato que hasta ‘ese momento desempefiaba el papel dominante. Dicho ‘de otra manera: esa organizacién del Estado burgués le permite funcionar por medio de deslocalizaciones ¥y desplazamientos sucesivos, que hacen posible la re tirada del poder de la burguesta de un aparato para pasarlo a otror el Estado no es un bloque monolitico ‘Sino tun campo estratégico. Esa permutacién del papel dominante entre los aparatos del Estado, dada la ri- Bldez de los mismos que los hace refractarios a una Simple manipulacion por la burguesia, no se hace, Giertamente, de la noche a la maflana, sino que sigue tun proceso mds o menos largo: dicha rigidez y aur sencia de maleabilidad pueden actuar también en com- tra de la burguesia y dejar un respiro a la izquierda fen el poder. Pero no por ello dicha permutacion tlen- de menos a reorganizar la unidad centralizada del Es ‘tado en toro al nuevo aparato dominante, centrore: fuglo por excelencia del poder burgués en el seno del Estado, mecanismo constantemente en accion a todo Jo largo de una situacién de izquierda en el poder. Me- canismo complejo, que puede revestir varias formas, ‘algunas paradéjieast en particular el papel decisi ‘que repentinamente comienzan a desempefar apars: tosinstituciones cuya funcién hasta ese momento ba- ba sido perfectamente secundaria cuando no simple- mente decorativa: 1a Camara de los Lores de Inglate- tra, haciendo fracaspr recientemente los proyectos de hacionalizacién del gobierno laborista, magistraturas- tribunals que descubren tener de golpe voeaciones inresistibles de gardutia de la «legalidad» (Allende), diversos consejos equstitucionales, ete Pero eso no es tod: Jas contradicciones internas y las dislocaciones enjre poder real y poder formal na se sitdan slo entre los diversos aparatos y ramas del Estado, sino igualmente en el seno de cada uno de cellos, en el sentido de que el centro real de poder en 168 Nicos Poulantzas tomo al cual se organiza cada aparato, no se sitiia tampoco en el vértice desu Jerarguta, tal como apa- rece en la escena de la funcién publica: esto es valido también para la administracion, la policia o el ejér- cito, Lo es tanto o més cuanto que tratandose de apa- ratos verticalmente centralizados hay que razonar en términos de nudos y focos de poder real, situados en lugares estratégicos de las diversas ramas y aparatos del Estado, Incluso cuando la iaquierda en ef poder consigue controlar, en su jerarquia formal, los vérti- ‘ces del aparato, o de los aparatos dominantes del Es. tado, queda por saber si controla realmente los nil cleos de poder real. 2, BL ESTADO Y LAS LUCHAS POPULARES Las divisiones internas del Estado, el funcionamiento com creto de su autonomia y el establecimiento de su politica a través de las fisuras que lo marean, no se reducen a las ‘Contradicciones entre las clases y fracciones del bloque en ‘el poder: dependen igualmente, ¢ incluso sobre todo, del pa pel del Estado con respecto a las clases dominadas, Los Sparatos del Estado consagran y reproducen la hegemonia estableciendo un juego (variable) de compromicos provisio- Inales entre el blogue en el poder y algunas clases domina- das, Los aparatos del Estado organizanunifican el blogic fen el poder desorganizando-dividiendo permanentemente a las clases dominadss, polarizandolas hacia el bloque en el poder y cortocireuitando sus organizaciones politicas. pro- pias, La autonomia relativa del Estado respecto a tal 0 cual fraccidn del bloque en el poder es igualmente necesaria pars In organiaacién de la hegemonia, a largo plazo y en conjunto, del blogue en el poder con respecto a las clases dominadas. Para ello Impone frecuentemente al bloque en el poder, 0 f tal 0 cual de sus fracciones, los compromisos materiales, ‘Que son indispensables para dicha hegemonia, Pero este papel del Estado con respecto a las clases do- rminadas, lo mismo que su papel con respecto al bloque en fl poder, no depende de su racionalidad Intrinseca como en tidad «exterior» a las clases dominadas. Esté inscrito igual- mente en In armazén orgapizativa del Estado como conden. Sneién material de tina relacién de fuerzas etre clases. El Estado condensa no s6lo Ja relacién de fuerzas entre frac- ciones del logue en el ppder, sino igualmente la relacién de fuerzas entre éste y lay clases dominadas, ‘Silos andlisis precedejtes sobre la relacién entre el Es- tado y las clases dominantes parecen fécilmente aceptables, i Nicos Poulentcaz en Ia aplsiante mayorta de los casos se dee tendenca Stoaerar que el Estado consttuye, frente alas clases do- ‘inilue on Eccue monoliice que sc le impone desde fue- tay sobre el lal, por ota parte, no denen impacto mis Sie atehundolo 9 cbrcinlo’ deste el exterior como wna ‘Eitaleanimpotmeable > ailada de clas Lav conteadiclo- ‘es hte coo domintates'y clases dovaiondas quedaran fn contradicciones ente el Estado y lay masas Populares Sxterioes Estado, Las Sontrdiceione interas del Est di no podrian deberse mas que'a las contradeciones entre Slnses y facciones deminanies, dado que la lucha, de las lazes dominadas no podria str iuna lucha presente en el Ea. tado, sino que consists, sinplcmente, en presioues sobre al 'Bttado, Be hecho, la lahat populares aravosan al Be {ado de parts a pare yell no se consiguepenctrando desde Fra en una entidad lntrnscon St la hchas polias rele Fentes al Estado straviesan sus aparats es porque estas a- Shar eatin yo Inering nla tra del Bote caye cont guraciom estratgien pesflan Caro, las shay popularesy Inds goneralmente los podercs desbordan con mucho al Ex. {ado pero. on la medida en que son (y aqudllas que ton) provisnentapoltics,no son elinens exterores sl He, Eland en rigor, sila lachas populares esta fvcrtas en al Estado ello'noigifica qus Se agoten por la inclusion ea tin BstadoMoloch totalisint, sino mis bien porque es Estado el que sebrenada en les luchas que fo nunlan conse tanemente: Quedando entendido sin embargo que incluso las lucas ( yno slo las de cate) que dechordad al Estado 20 ent, pot ello, sfueta delipodes sno insrtag siempre tn apertite do poder que miriam cees lechas 9 eer. dlensan tna relcion de fuerzas (la fabricascmpresis, eh Sferta medida la familia, ete), En virtd del coratenamice to complejo del Estado'con el conjunto de los dispostivos dal poder, cess rlsoas lacs lenen siempre eetos, esta vez ca distances, en el Boado, Asi, la armazin material del Estado en su conexién con las relaciones de produccién, su organleacién jerdrquico bu roeratica, reproduceién en su teno de Ia division social del trabajo, iraducen la presoneia eapecifca, en su estructura, I Estado y las luchas populares m de ts cases dominadas y de su lucha. No tenen como sin le objetivo enfrentaree, en un cara a cara, con Tas clases Eominadas, sino mantener y reproduciren el seno del Estar do la relacisn dominacion-subordinacigns el enemigo de cla festa siempre en el sono del Estado. La configuracion pre- éisa del conjunto de los aparatos del Estado, la organiza. ign de tal'o cual aparato’o rama de un Estado conereto (Ghersito, jutieia, administracton, escuela iglesia, te) 20 Aependen solo de la relacién de fueraas icuerna del biogue gn al poder, sino tambien de la relacion de Tueraas entre Site y las masas populares, y por consigulente dal papel que deben cumplircon respecto alas clases dorminadas, Lo cual fxplica la organizacion diferencial del ejercto, 1s polila, in'iglesia, en los diversos Estados y permite entender la historia de cada uno de ellos, historia que es tambien la Inullaimpresa en su armazén por las Tuchas populares “Tanto mae cuanto que el Estado, al trabajar en la orga nizacion de la hegemonia, y por tanto en la division ¥ la Assorganizacién de las masae populares, erige @ algunas de Stigs sen particular la pequcta burguesia ya las clases populares del campo en verdaderas laserapoyes del blo- ue en el poder y cortocircuita su allanza con la clase obre Ta. Estas alianzascompromisos, esta relacion de fuerza, s¢ tncarnan en la armazén de tal o cul aparato del Estado gue cumple por excslencia esa funcién. El aparato escolar en Francia, por cjemplo, no puede ser entendido sin esa rela- ign, concentrada en él, entre burguesia y pequeha. burgue- Mn; el ercito, sin la relaclin entre burguesiay clases po- Dillares del campo. En fin, si tal o cual aparato Feviste el papel dominante en el seno del Estado (partidos politicos, parlamento, ejecutivo, administracion,ejercto), no es s610 Porgue concentra el poder dela fraccién hegeménica, sino Pordue consigue igualmente, yal mismo tempo, eistalizar l papel politicoideoldgico del Estado con respecto a las clases dominadas. De modo més genera, las divisiones y Contradicciones internas del Estado, entre sus dversos apa- alos y ramas, en el seno fle cada uno de ellos, entre el por toa Wt Esto, se dean tambien i estoncia de ab lashes populares'ca el Estado, m ‘Micos Poulanteas Pero la existencia de las clases populares no se materia: liza en el seno del Estado de la misma manera que la de las clases y fracciones dominantes, sino de modo especifico ‘Las clases y fracciones dominantes existen en el Estado ppor intermedio de aparatos o ramas que eristalizan tin po- der propio de dichas clases y fracciones, aunque sea, desde luego, bajo la unidad del poser estatal de la fraceidn hege- monica. Por su parte, las clases dominadas no existen en fl Estado por intermedio de aparatos que concentren un poder propio de dichas clases sino, esencialmente, bajo la forma de focos de oposicién al poder de las clases dominan- tes, Seria erréneo —y un desliz de consecuencias politicas graves— llegar a Ja conclusién de que Ia presencia de las nnuldad del Estado, la cual le parece puesta en entredicho por el dominio de los. grandes intereses 0 sfeudalismos» econiémicos sobre el Estado, con las rupturas y revueltas, ‘Que provoca en el cuerpo social o «nacional». Tal actitud, Constantemente comprobada, no se debe sélo a la defensa ide privilegios corporativistas, por lo demés.evidentes. Si Ia burocracia del Estado tiene igualmente intereses propios 12 cos Poulanteas ‘que defender —los de su puesto— hasta el punto de haberse ppodido hablar de un sinterés por Ia establlidads? del Esta {do propio del conjunto de su personal, Io esencial no esté ‘aht, Paralelamente a la considerable extension, en la actu lidad, del personal del Estado, los privilegios de la funcion publica son controvertides por una parte importante de icho personal. Pero si esta situacién favorece, sin duda, ‘su politizacion de izquierda, ésta sigue presentando los It mites debidos la armazén material del Estado. Todo lo ‘ual tiene incidencias politicas en cuanto a una transicién hhacia un socialismo democritico: ceémo apoyarse en este factor, actualmente decisivo, de la politizacion de izquierda de amplios sectores del personal del Estado, teniendo en cuenta sus limites y tratando con miramientos a este per- Sonal, siempre susceptible de inclinarse a la derecha, pero sin perder de vista las necesarias transformaciones del Es- tado? Ello remite, como puede verse, al problema de las formas, los medios y el ritino de transformacién de ese apa rato, Concluyamos esta parte: slo Ja concepeién tebrica del Estado que hemos expuesto, sélo esa teoria del Estado cx pitalists, puede explicar satisfactoriamente las formas dife- Fenciales y las transformaciones de este Estado. Sélo ella puede articular los efectos en el Estado, a la vez, de las modificaciones de las relaciones de produccién/divisién so- cial del trabajo y de las modificaciones en las luchas de clases, y mds pafticularmenté en las luchas politicas. Sélo coneibiendo la inscripcién de la dominacién politica én la lacién de fuerzas, es posible romper con el formalismo dog- ‘mitico del género: todo Estado capitalista es un Estado de la burguesias y captar el complejo papel de la lucha politica en la reproduccién histdrica de este Estado. Me contentaré con sefalar aqui los campos que la aplicacién de los precedentes-anélisis pueden contribuir a esclarecer TF Chass Otte, srutsurprobleme des kapltlistschen Staates, 1973, 431 Habermas, Legitimatlonsprobieme it Spatkaptatiomus, 73. BI personal del Estado 193 1, Ante todo, la especificidad, a través de su reproduc cién historica y de sus transformaciones, del Estado y de sus diversos sparatos y ramas en un pals dado: por ejem plo, el Estado francés, Si ¢ste Estado realiza las determina. fiones generals del Estado capitalista en sus conexiones on las relaciones de produccién y con sus transformacio- hes, no por ello deja de presentar particularidades propias {que Io caracterizan todo a lo largo de sus transformaciones A'su ver, estas particularidades slo pueden ser captadas Considerando su srmazén institucional y la de tal o cual de Sus aparatos como condensacién de las relaciones politicas ‘Que han caracterizado a Iq formacién social francesa. Si la escuela, el ejército o los aparatos ideoldgicos del Estado en Francia presentan, en su constitucién y transformacién, una Imaterialidad ligada a las relaciones de produccién/division social del trabajo y sus modificaciones (escuela capitalis- ta, ejéreito capltalista, aparatos ideolégicos capitaistas), dicha materialidad no deja de remitir a esas relaciones po- Iiticas, No se puede captar la armaz6n especifica de la es ucla en Francia si no se la considera como condensacién ‘de las relaciones particulares entre Ia burguesia y la peque- fia burguesia (antigua y nueva), Lo mismo sucede con el cjercito (relaciones burguesfa-campesinado), © con los apa Fatos ideologicos (relaciones burguesia-intelectuales), por ‘no hablar ya del famoso centralismo estatistaacobino que emite a la especificidad institucional, y a su lugar entre Ios aparatos, de la administracion-burocracia del Estado, ‘cuya materielidad propia necesita un anlisis andlogo. Lo ‘quo a su ver remite no solo a las relaciones particulares, en Francia, entre Ia burguesia y la clase obrera, sino también 2 la Revolucion francesa e incluso més alla, es decir, a las peculiaridades de las relaciones burguesia‘nobleza terrate- niente bajo el Estado absolutista. 2, En segundo lugar, las transformaciones del Estado segiin los estadios y fases del capitalism, y las formas dife- renciales del Estado y del regimen. Por ejemplo, las di- ferenciaciones en el bloque en el poder y las relaciones de fuereas entre sus componentes, los desplazamientos de la hegemonia de una clase o fraccion a otra, las modificaclo- 198 Nicor Poulantzas nes de las clases sociales, de sus representaciones partidis- tas, de las relaciones del blogue en el poder con las clases- Spoves (Pequetia burgucsis, campesinado), de la organiza: ‘clon de la clase obrera y de sus relaciones estratégicas con Ia burguesia, se condensan en el seno del Estado. Imprimen ‘su selon la organizacion de cada uno de sus aparatos, en In autonomfa relativa del Estado con respecto a las clases, dominantes, en el funcionamiento y la forma de las contra- icciones internas del Estado, en la configuracién de su ar- ‘mazén organizativa y Ia dominacion de tal o cual aparato Sobre los otros, en los desplazamientos de los limites entre aparatos represivos, ideologicos y econémicos, en las per- mmutaciones en las diversas funciones del Estado, en la or- ganizacién del personal del Estado. Esa condensacion de la lucha politica en el Estado marca, asi, las diferencias: a) Entre las formas del Estado, sogtin los estadios y fases del capitalismo: Estado liberal del capitalismo competitive, Estado intervenclonista del capitalismo ‘monopolista-imperialista, Estado de la fase actual del capitalismo monopolista, b) Entre el Estado democratico-parlamentario y el Es- tado de excepcidn (fascismos, dictaduras militares, onapartismos), segin esos estadios o fases. ¢) Entre las diversas formas de ese Estado democratico- arlamentario (presidencialismo, parlamentarismo, fic), y entre las’ diversas formas del Estado de ex cepcién. 7 3. Sélo esa linea de investigacién permite ast analizar Ja forma actual del-Estado en los paises capitalistas des- arrollados: el estatismo autoritario. Este sera el objeto de Ja ltima parte del presente texto, ‘Tercera parre EL ESTADO Y LA ECONOMIA EN LA ACTUALIDAD

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