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LECCIONARIO

Misal de 1962
Texto en lengua vernácula de la Epístola y el Evangelio para la santa misa según el misal de 1962 tomado
de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española 2010 para el cumplimiento del Artículo 3. § 3. del
Motu Proprio «Traditionis Custodes»: “En estas celebraciones las lecturas se proclamarán en lengua
vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura para uso litúrgico, aprobadas por las
respectivas Conferencias Episcopales.”

VI DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

II clase, verde
EPÍSTOLA
Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos
Rm 6, 3-11
Hermanos: Cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos
bautizados en su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados con
él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre
los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos
en una vida nueva. Pues si hemos sido incorporados a él en una
muerte como la suya, lo seremos también en una resurrección
como la suya; sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado
con Cristo, para que fuera destruido el cuerpo de pecado, y, de
este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado; porque quien
muere ha quedado libre del pecado. Si hemos muerto con Cristo,
creemos que también viviremos con él; pues sabemos que Cristo,
una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la
muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque quien ha muerto, ha
muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive, vive para
Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos
para Dios en Cristo Jesús, Señor Nuestro.
EVANGELIO
Continuación del Santo Evangelio según San Marcos
Mc 8, 1-9
En aquel tiempo: Como de nuevo se había reunido mucha gente y
no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días
conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en
ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han
venido desde lejos». Le replicaron sus discípulos: «¿Y de dónde
se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?». Él
les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos contestaron:
«Siete». Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando los
siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a
sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobre ellos
la bendición, y mandó que los sirvieran también. La gente comió
hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete
canastas; eran unos cuatro mil y los despidió.
NOTA DEL EDITOR

Modos de proceder en la proclamación de las Lecciones del Misal de 1962

El Artículo 3. § 3. del Motu Proprio «Traditionis Custodes» dice: “En estas celebraciones las
lecturas se proclamarán en lengua vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura
para uso litúrgico, aprobadas por las respectivas Conferencias Episcopales.”

Antes es necesario recordar que:


1. En la misa solemne, la Epístola y el Evangelio cantados respectivamente por el
subdiácono y el diácono, ha de mantenerse en lengua latina y con las melodías propias
del Graduale Romanum.
2. En la misa cantada, no es obligatorio que el sacerdote cante la Epístola y el Evangelio.
3. En la misa rezada, el sacerdote lee la epístola y el evangelio como de costumbre.

Mientras no haya otra aclaración por la Sede Apostólica, puede procederse de los siguientes
modos, para el cumplimiento del actual Motu Proprio.
1. Como es costumbre en muchos lugares, hacer la lectura de las lecciones antes de
comenzar la homilía. Este modo es el más apropiado para guardar la identidad del Rito.
2. Leer o cantar las lecciones en latín como se describe en Ritus Servandus del Missale
Romanum, e inmediatamente “versus Deo” o “versus populum” proclamarlas en
castellano tanto en la misa rezada, como cantada como solemne. Sobre la orientación, es
necesario recordar que la primera función de la lección de la Palabra de Dios en la
liturgia no es la instrucción sino el culto de adoración y alabanza a Dios, por eso se hace
orientados hacia el altar y el Evangelio particularmente hacia el norte.
3. Leer el cuerpo del texto directamente en castellano “versus Deo” o “versus populum”,
leyendo antes el título en latín. Leer el título en latín sería lo más adecuado en el caso
del Evangelio, por el rito de la signación, de la incensación del libro y el ósculo.

Los ministros de las lecturas


1. En las misas solemnes, los ministros ordinarios son el subdiácono y el diácono;
2. En las misas cantadas y rezadas, el sacerdote celebrante.
3. Se permite en la misa cantada que un lector revestido de sotana y sobrepelliz cante la
Epístola.
4. Se permite que en las misas rezadas, un lector, preferiblemente revestido de sotana y
sobrepelliz pues es una acción litúrgica, lea el texto de la Epístola en lengua vernácula,
mientras el sacerdote la reza en latín o posteriormente a que este la haya rezado en latín
en voz clara.
5. Se permite que otro sacerdote asistente lea el Evangelio en lengua vernácula, mientras
el sacerdote la reza en latín o posteriormente a que este la haya rezado en latín en voz
clara.

Es importante impregnarse del sentido sacro que el misal de 1962 expresa en todas sus
ceremonias y rúbricas, y vigilar con cuidado la tentación del “activismo” litúrgico siempre
presente, teniendo en cuenta “la liturgia se "hace" para Dios y no para nosotros mismos.”

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