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LECCIONARIO

Misal de 1962
Texto en lengua vernácula de la Epístola y el Evangelio para la santa misa según el misal de 1962 tomado
de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española 2010 para el cumplimiento del Artículo 3. § 3. del
Motu Proprio «Traditionis Custodes»: “En estas celebraciones las lecturas se proclamarán en lengua
vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura para uso litúrgico, aprobadas por las
respectivas Conferencias Episcopales.”

XII DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

II clase, verde
EPÍSTOLA
Lección de la carta del Apóstol san Pablo a los Corintios
2 Corintios 3, 4-9
Hermanos: Tal es la confianza que tenemos ante Dios por Cristo;
no es que por nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos
nada como realización nuestra; nuestra capacidad nos viene de
Dios, el cual nos capacitó para ser ministros de una alianza nueva:
no de la letra, sino del Espíritu; pues la letra mata, mientras que el
Espíritu da vida. Pues si el ministerio de la muerte, grabado en
letras sobre piedra, se realizó con tanta gloria que los hijos de
Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moisés, por el
resplandor de su cara, pese a ser un resplandor pasajero, ¡cuánto
más glorioso no será el ministerio del Espíritu! Pues si el
ministerio de la condena era glorioso, mucho más glorioso el
ministerio de la justicia.
EVANGELIO
Continuación del Santo Evangelio según San Lucas
Lucas 10, 23-37
En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: «¡Bienaventurados
los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos
profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron;
y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron». En esto se levantó un
maestro de la ley y le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro,
¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?». Él le dijo:
«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?». Él respondió:
«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu
alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo
como a ti mismo». Él le dijo: «Has respondido correctamente.
Haz esto y tendrás la vida». Pero el maestro de la ley, queriendo
justificarse, dijo a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?». Respondió
Jesús diciendo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en
manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos
y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un
sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó
de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al
verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de
viaje llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y
acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y,
montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo
cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al
posadero y le dijo: “Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo
pagaré cuando vuelva”. ¿Cuál de estos tres te parece que ha sido
prójimo del que cayó en manos de los bandidos?». Él dijo: «El
que practicó la misericordia con él». Jesús le dijo: «Anda y haz tú
lo mismo».
NOTA DEL EDITOR

Modos de proceder en la proclamación de las Lecciones del Misal de 1962

El Artículo 3. § 3. del Motu Proprio «Traditionis Custodes» dice: “En estas celebraciones las
lecturas se proclamarán en lengua vernácula, utilizando las traducciones de la Sagrada Escritura
para uso litúrgico, aprobadas por las respectivas Conferencias Episcopales.”

Antes es necesario recordar que:


1. En la misa solemne, la Epístola y el Evangelio cantados respectivamente por el
subdiácono y el diácono, ha de mantenerse en lengua latina y con las melodías propias
del Graduale Romanum.
2. En la misa cantada, no es obligatorio que el sacerdote cante la Epístola y el Evangelio.
3. En la misa rezada, el sacerdote lee la epístola y el evangelio como de costumbre.

Mientras no haya otra aclaración por la Sede Apostólica, puede procederse de los siguientes
modos, para el cumplimiento del actual Motu Proprio.
1. Como es costumbre en muchos lugares, hacer la lectura de las lecciones antes de
comenzar la homilía. Este modo es el más apropiado para guardar la identidad del Rito.
2. Leer o cantar las lecciones en latín como se describe en Ritus Servandus del Missale
Romanum, e inmediatamente “versus Deo” o “versus populum” proclamarlas en
castellano tanto en la misa rezada, como cantada como solemne. Sobre la orientación, es
necesario recordar que la primera función de la lección de la Palabra de Dios en la
liturgia no es la instrucción sino el culto de adoración y alabanza a Dios, por eso se hace
orientados hacia el altar y el Evangelio particularmente hacia el norte.
3. Leer el cuerpo del texto directamente en castellano “versus Deo” o “versus populum”,
leyendo antes el título en latín. Leer el título en latín sería lo más adecuado en el caso
del Evangelio, por el rito de la signación, de la incensación del libro y el ósculo.

Los ministros de las lecturas


1. En las misas solemnes, los ministros ordinarios son el subdiácono y el diácono;
2. En las misas cantadas y rezadas, el sacerdote celebrante.
3. Se permite en la misa cantada que un lector revestido de sotana y sobrepelliz cante la
Epístola.
4. Se permite que en las misas rezadas, un lector, preferiblemente revestido de sotana y
sobrepelliz pues es una acción litúrgica, lea el texto de la Epístola en lengua vernácula,
mientras el sacerdote la reza en latín o posteriormente a que este la haya rezado en latín
en voz clara.
5. Se permite que otro sacerdote asistente lea el Evangelio en lengua vernácula, mientras
el sacerdote la reza en latín o posteriormente a que este la haya rezado en latín en voz
clara.

Es importante impregnarse del sentido sacro que el misal de 1962 expresa en todas sus
ceremonias y rúbricas, y vigilar con cuidado la tentación del “activismo” litúrgico siempre
presente, teniendo en cuenta “la liturgia se "hace" para Dios y no para nosotros mismos.”

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