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Clase del 12 de enero de 1983 Primera hora Recordatorios de método — Determinacién del tema de estudio del aafio—Parthesta y cultivo de si Ef Tratado de las pasiones de Galeno ~ La parthesia: dificultad para circunscribir la nocién; referencias bibliogrdficas — Una nocibn duradera, plural, ambigua — Platén frente al tirano de Siracusa: una escena de parchesia ejemplar — El eco de Edipo — Parrhesia contra demostracién/ensefianzaldiscusion — Elelemento del riesgo. La vez pasaba les recordé brevemente cul era el proyecto general, es decir: tra- ur @cmemlaeriminalidxdplasexmaliciadigy hacerlo de acuerdo con la correlacién de los tres ejes que constituyen esas experiencias, a saber: €jREaMOEm- 1 Ultimo, el eje de la constitucién de los modos de ser del sujeto, Y procure in- dicarles también cudles eran los desplazamientos tedricos que implicaba ese tipo de andlisis, toda vez que se trataba de estudiar la formacién de los saberes, la normatividad de los comportamientos y los modos de ser del sujeto en su cortelacién. Me parece, en efecto, quc@NHAliSiS@ a NORnac me aIOSSa BERS, cuando intentamos esbozarla en esta perspectiva, i unto _deivista del andlisis de las practicas discursivas y la historia de las formas de -veridiecién. Fse passjc. ese desplazamiento del desarrolio de ios conocimientos al andlisis de las formas de veridiccién, constituyé un primer desplazamic: nto GGG» que habia que efectuar. Elsegumelondesplazamienrorqueverarprediso - etectuar es el que, ctiando se trata de analizar la normatividad de los compor- ah 58 EL GOBIERNO DE SI ¥ DE LOS OTROS (con todas las mayiisculas correspondientes) o de las explicaciones por la do- minacidn en general, c@intentamhacervalerlashistoriayyrelandiisisitedosipro- cedimientos y las tecnologias de gubernamentalidad. Para terminar, el tercer ‘Gesplazamiento quesetratade cfectuar es, creo ,ehconsistenterenypasar'deunn Coriadehsujeroyampartir de la cual se intentarfa poner de relieve, en su histo- ricidad ose isi (GLARE TARTIOAESABIGOM: incluso a la historia de esa pragmé- tica del sujeto en sus diferentes formas, de las que el afio pasado traté de darles algunos ejemplos. Por tanto: annthisisiclelasformasideneridiccicnsranlisisys ¢ lus procedimientos de gubernamentalidad, y andlisis de la pragmdtica del sujet _yllas técnicas del yo. E:sos son entonces los tres desplazamientos que esbocé. Y les sefialé que este afio queria retomar algunas de las cuestiones que habian quedado en suspenso en ese recorrido, para insistir precisamente en ciertos aspectos, ciertas cuestiones que marcan mejor la correlacién de los tres ejes. Me habia dedicado sobre todo, si se quiere, a estudiar uno tras otro cada uno de esos ejes: el de la formacién de las saberes y las pricticas de veridiccién; el de la normatividad de los comportamientos y la tecnologta del poder, y por tiltimo el de la constitucién de los modos de ser del sujeto a partir de las practicas de si, Ahora querrfa cratar de ver eGmeseppuedeestablecer, como se (CbLECRELLCTINTEMTESMEORTEIACION y aprehender algunos puntos, algunos elementos, algunas nociones y algunas practicas que marcan esa correlacién y muestran cémo se puede efectuar en los hechos. ¥ [...],l plantear la cuestién del gobierno de si y de los otros, quertia intentar ver de qué manera el decir veraz, la obligacién y la posibilidad de decir la verdad en los procedimientos de gobierno, pueden mostrar que el individuo se constituye como sujeto en CRASHES LOANS COMMOMONON E) decir veraz en los proce- dimientos de gobierno y la constitucién de [un] individuo como sujeto para si mismo y para los otros: de eso querria hablarles este afio. Razén por la cual el curso serd sin duda un poco discontinuo. En fin, me gustaria tratar de ¢s- tudiar algunos aspectos de ese problema general, tomando algunas nociones y practicas particulares. Entonces, el primer ambito, el primer dossier que querria abrir, es el que conocimos el afto pasado, a propésito de la direccién de conciencia y de las practicas de si en la Antigiiedad de los siglos 1 y 11 de nuestra era. Y como re- cordaran, habjamos dado con una nocién bastante interesante, que es la nocién CLASE DEL 12 DE ENERO DE 1983, PRIMERA HORA 39 de parrhesia' (...].* Una de las significaciones originarias de la palabra griega parrhesta es “decirlo todo”, pero en realidad se la traduce mucho masa menudo como “hablar franco”, libertad de palabra, etc. Esta nocién de parrhesta, que era importante en las practicas de la direccién de conciencia, era, supongo que lo recuerdan, una nocién rica, ambigua, dificil en cuanto designaba en particular una virtud, una cualidad (hay gente que tiene la parrbesta y otra que no la tiene); también es un deber (es preciso, sobre todo en una serie de casos y si- tuaciones, dar muestras concretas de parrheséa) y, para terminar, @iamaeenicay GPPORE TER? hay personas que saben valerse de lagnammbestayy otras que no saben hacerlo, Esta virtud, este deber, esta técnica, debe caracterizar entre otras cosas y ante todo a un hombre que esté a cargo de algo: de qué? Pues bien, de dirigir a los otros, y en especial de dirigirlos en su esfuerzo, en su tentativa de constituir una relacién consigo mismos que sea una relacién ade- cuada. En otras palabrasglapanrheraresunavirtucsunrdeberyunaréenicarque ‘debemos encontrar en quien dirige la conciencia de los otros y los ayuda a (TETAS AMES INAIB:. Como recordarin, e afio pasado vimos que en la Antigiiedad, desde la época clasica hasta la Antigiiedad tardia, y particularmente en los dos primeros siglos de nuestra era, se produjo el desa~ rrollo de cierto cultivo de s{ que en ese momento toms tales dimensiones que se podia hablar de una verdadera edad de oro de dicho proceder.” Y en ese cultivo de sf, en esa relacién consigo, vimos desarrollarse toda una técnica y todo un arte que se aprendian y se ejercian. Vimos que ese arte de si mismo necesitaba una relacién con el otro. Para decirlo de otro modo: @HSIRSIpueae " ocuparse de si mismo, cuidar de si mismo, sin tener relacién con otro. Y el papel de ese otro consiste precisamente en decir la verdad, decir toda la verdad 0, en todo caso, decir toda la verdad que sea necesaria y hacerlo en cierta forma que es justamen te aijaPHetaj Tee Waa HSTSETON COTO AATEC. ‘Acaso se acuerden mis particularmente, en esta tematica mas general, de cierto texto en el cual nos demoramos un poco: el Tratado de las pasiones de ‘Cf. Michel Foucault, L'Herméneutique du sujet. Cours au College de France, 1981-1982, ed. de Frédéric Gros, Paris, Gallimard/Seuil, 2001, col. Hautes Etudes, clase del 10 de marzo de 1982, pp. 355-394 {trad. esp.: La hermenéutica del sujeto. Cuno en el College de France (1981- 1982), Buenos Aires, Fondo de Cultura Econémica, 2002). * Michel Foucault: ;Prefieren quizé que lo escriba en la pizarra? (Se ayen ruidos de teas.) > Cf. Michel Foucault, L’Herméneurique dia sujet, op. cit, clase del 3 de febrero de 1982, pp- 172-174. 60 EL GOBIERNO DE Sf Y DE LOS OTROS Galeno,? un texto que es muy interesante, y en el cual vimos en primer lugar Ja vieja, la antigua, la tradicional tematica o, mejor, la doble tematica del cuidado de si y el conocimiento de si: obligacién de todo individuo de cuidar de si mismo, inmediatamente ligada, como su condicién, al conocimiento de si 88D podemos ocuparnos de nosotros mismos sin conocernos. Lo cual nos puso sobre la pista de una cosa interesante que era que el famoso principio, tan fundamental para nosotros, del gnothi seautén (el conocimiento de si), se apoya y resulta ser un elemento de lo que es en esencia el principio mas general, a saber: cuidar de s{ mismo.‘ En ese texto de Galeno encontramos también la idea de que cuando uno se ocupa de si mismo, sdlo puede hacerlo de una ma- ‘ieralConRiNUAlyIPERMAANEMEDE] hombre debe ocuparse de si mismo no, como en el Aleibfades de Platén, en el momento en que el adolescente va a entrar a la vida ptiblica ya hacerse cargo de la ciudad, sino a lo largo de toda su existencia, desde la juventud hasta la consumacién de la vejez.> En ese mismo texto de Galeno vimos pues que el cuidado de si, que debe desarrollarse y ejercerse la- boriosa, continuamente a lo largo de la vida, no puede prescindir del trabajo del juicio de los otros. Quienes quieren prescindir del juicio de los otros en la opinién que se forman de s{ mismos, dice Galeno, caen con frecuencia. Frase que, en un contexto muy distinto, sera retomada tan a menudo en la espiritua- lidad cristiana: quienes prescinden de la direccién de los otros caen como hojas en otofio,* dird esa espiritualidad. Y bien, Galeno decfa ya: cuando se prescinde del juicio de los otros para formarse una opinién de si mismo, es habitual caerse. En cambio, sefiala, rara vez se equivocan quienes se ponen en manos de otros en lo que se refiere a la comprobacién de su propio valor. Sobre la base de ese principio, Galeno decfa pues que era menester dirigirse aalguien, desde luego, para ayudarse en la constitucidn de la opinién que uno tenia de si mismo y en el establecimiento de una relacién adecuada consigo. * Claudio Galeno, Traitt des passions de Vime et de ses erreurs, trad. de Robert Van der Elst, Paris, Delagrave, 1914. Hl andlisis que Foucault hace de ese texto se encontrarien LHerméneutique du sujet, op. cit, pp. 378-382. “Sobre la relacidn entre “cuidado de si” y “conocimiento de si", véase Michel Foucault, LHerméneutique du sujet, op. cit, clases de enero de 1982. 5 Sobre ese movimiento de extensidn del cuidado de sia la totalidad de la existencia, véase Michel Foucault, LHerméneutique du sujet, op. cit, clase del 20 de enero de 1982. © La metifora de las hojas muertas proviene de Isafas (64, 6): “Y caimos todos nosotros como Ia hoja, y nuestras maldades nos llevaron como el viento”, CLASE DEL 12 DE ENERO DE 1983, PRIMERA HORA 6 Necesidad de dirigirse a algtin ot r te es uno de Jos elementos sorpresivos del texto: es que, como recordarn, ep, ya fuera un técnico de la medicina del cuerpo o de la medicina de las almas, un médico 0 un filésofo. No, ¢egdamelrextorgai¢nicoserratabarertirigiseaumbombreyee y, ade- mds, estuviera dotado de cierta cualidad. Y esa cualidad era la parrhesta, el hablar foneo, Un hombre de edad, un hombre de buena reputacién y un hombre de _ parrbestastales eran los tres criterios, necesarios y suficientes, para constituir y_ | catacterizar a quien se necesita a fin de tener una relacién consign I=nemos roda una estructura, todo un paquete de conceptos y por tanto, si se quiere, mismo, relacién con el otro, gobierno por el otro y decir veraz, obligacién de decir la verdad de parte de ese otro. Como ven, sin duda ante una nocién situada en la encrucijada de la obligacién de decir la verdad, los procedimientos y técnicas de la gubernamentalidad y la consticucién dela relacién consigo. El decir veraz del otro, como elemento esencial del go- bierno que él ejerce sobre nosotros, ¢s una de las condiciones fundamentales para que podamos entablar la relacién adecuada con nosotros mismos que nos dard la virtud y la felicidad. En eso consistfa, si les parece, esta tematica general que encontribamos en Galeno en el siglo 1. C ME GSP CARORCEToaS eats PUREE pareidaymD haciendo notar de inmediato que! 4 que encontramos en ese texto y en textos andlogos consagrados a la direccién individual de concien- cia, desborda con mucho el uso y el sentido que hemos sefialado aqui. Digamos que esta nocién es en parte una nocién “arafia”, una nocién arafia que fue jada; eso hay que decirlo. Ante todo porque, [aunque] los mismos antiguos se refieren a menudo a ella (ya veremos toda la serie de textos donde se trata de la parrhesta, y la serie que yo utilizaré dista, por supuesto, de ser exhaustiva) <@(SIhaMiSinembarge —o, en codo caso, son muy pocas SME cxsulirectastsobrelamocionsunamnocionmquerseutiliza, una nocién que se menciona, y no una nocién que se piense y se tematice muy directamente como tal. Entre los textos que han Ilegado hasta nosotros, hay en la préctica uno solo ~y para colmo en estado fragmentario~ que esté efectivamente consagrado a la parrhesia. Y ese tratado pertenece al mas importante de los epictireos de los primeros siglos de nuestra era. Es el tratado de Filodemo, del que hay fragmen- 02 EL GOBIERNO DE SI ¥ DE LOS OTROS tos que fueron publicados y que podrin encontrar ~sin traduccién, por lo demas, sdlo el texto griego- en la coleccién Teubner,” Al margen de es0@ag eGepambesiagP or o1ra parce, es una nocién que, si se quiere, no se integra de manera identificable y localizable dentro de tal o cual sistema conceptual 0 doctrina filos6fica. Es un tema que corte de un sistema a otro, de una doctrina a otra, de tal modo que ejbastantendificiindefininconrexactinudesursentidone identificar su economia precisa. Cuestién bibliogrifica sobre la nocién de parrhesta. Al margen, claro esté, del texto de Filodemo, apenas los hay 0, en todo caso, yo no conozco més que los siguientes: primero, en la Real Encyclopiidie (Ia Pauly/ Wissowa),! un articulo consagrado a “parrhesia’, que fue escrito hace mucho tiempo (en 1938-1939), justo antes de la guerra, creo, por Philippson.? Segundo, un libro importante escrito en Italia por Scarpat, que data de 1964" y donde tenemos un recorrido que es interesante, meticuloso, de esta nocién, con una muy curiosa elisién de todas sus significaciones, valores y usos para, precisamente, la direccién indi- vidual. Todo lo concerniente al uso politico de la nocién, todo lo concerniente, asimismo, a su uso religioso, esta bien; en cambio, [la obra esta] lena de lagu- nas en lo que respecta a la direccién de conciencia individual. Por iiltimo, encontraran en las actas del vitt congreso de la Asociacién Guillaume Budé, 7 Filodemo, Peri parrésias, ed. de Alexander Olivieri, Leipzig, Teubner, 1914. En Michel Foucault, L'Herméneutigue du sujet, op. cit, pp. 370-372, se encontrara un anilisis de este texto. * La Pauls Realencyclopitdie der clasichen Altertumswissenschafi, Seuttgart, Metaler, 1894- 1980, esun diccionario enciclopédico alemén fundamental. A veces se lo cita en forma abreviada como Pwr, es decir Pauly-Wissowa, el nombre de los primeros compiladores. Es posible consul- tar dos nuevas ediciones més manejables: Kontat Ziegler, Walther Sontheimer y Hans Gartner (comps.), Der Kleine Pauly: Lexikon der Antike, 5 vols., Stuttgart, Alfred Druckenmilller, 1964- 1975, y Hubert Cancik y Helmuth Schneider (comps.), Der Newe Pauly: Enzyklopidie der Antike, ‘Stuttgart, Metzler, 1996-2002. ? No se encuentra nada semejante en la bibliografia completa de los escritos de Philippson (en Robert Philippson, Studien 2u Epikur und den Epikureern, Hildesheim, Olms, 1983, pp. 339-352). Pero es probable que Foucault se refiera aqu{ al articule “Philodemos”, en Pauhys Realencyclopiidie..., op. cit, vol. 19-2, 1938, columnas 2.444-2.482, dedicado al tratado de Filodemo sobre la parrhesta. "9 Giuseppe Scarpat, Parrhesia: storia del termine et delle sue traduzioni in latine, Brescia, Paideia Editrice, 1964. CLASE DEL 12 DE ENERO DE 1983, PRIMERA HORA 63 fechado en 1968, un articulo en francés dedicado justamente a Filodemo y a su tratado de la parrhesia, firmado por Marcello Gigante.'* Desde mi punto de vista donquemnerecererencrserderestamocisnedeyarn-- GARE —voy a decir cosas muy elementales qsmmUypROloMpatayp- -durabilidad, su muy extenso uso durante toda la Antigiiedad, porque ya en- contramos ese uso —volveremos a ello con mas detalle, claro estd, hoy y la vez que viene- bien establecido, bien definido, en grandes textos clisicos, tritese de Platén o de Euripides, y luego a través de toda otra serie de textos (Isécrates, Deméstenes, Polibio, Filodemo, Plutarco, Marco Aurelio, Maximo de Tiro, Luciano, etc.);y volveremos a encontratla, en los dias postreros de la Antigiiedad, en la espiritualidad cristiana, por ejemplo en las Cartas a santa Olimptades,” la “Carta del exilio" 0 el Tratado sobre la providencia;" también en Doroteo de Gaza'® constatamos un uso muy importante, muy rico y hasta cierto punto muy novedoso de la nocién de parrheséa. ¥ en los textos latinos, aunque la uaduccién misma del término sea un poco fluctuante, no esté del todo fijada, reencontramos desde luego el tema. Lo reencontramos en Séneca,'® lo reen- contramos, claro, en los historiadores ¢ igualmente en los tedricos de la retérica "'! Marcello Gigante, “Philodéme et la liberté de parole”, en Association Guillaume Budé, Actes die Vut congres, Paris, 5-10 avril 1968, Paris, Les Belles Lettres, 1970. Véase el andlisis de se texto en Michel Foucault, L'Herméneutique du sujet, op. cit. pp. 371-374. 2 Juan Crisdstomo, Lettres & Olympias, introduccién, traduccién y notas de Anne-Marie Malingrey, Parls, Cerf, 1947, col. Sources chrétiennes, ntim. 13 [trad. esp.: Cartas a santa Olimpiades, Madrid, Aspas, 1944) " Juan Criséstomo, Lettre d'exil: a Olympias et & tous les fidéles, introducci6n, traduccién y notas de Anne-Marie Malingrey, Paris, Cerf, 1964, col. Sources cheétiennes, nim. 103 (en el sentido, aqui, de la confianza: 3-55, p. 72; 16-51, p. 138, y 17-9, p. 140). 4 Juan Criséstomo, Sur la providence de Dieu, introduccién, traduccién y notas de Anne- Marie Malingrey, Paris, Cerf, 1961, col. Sources chrétiennes, mim. 79. Segiin Anne-Marie Malingrey (nota 2, pp. 66 y 67), en el triple sentido de una seguridad confiada (x1-12, p. 67), una libertad de palabra de quien transmite la palabra de Dios (x1v-6, p. 205) 0 una seguridad valerosa frente a las persecuciones (x1x-11, p. 241, y xx1v-1, p. 272). ” Doroteo de Gaza, Euvres spirituelles par Dorothée de Gaza, introduccién, texto griego, traduccién y notas de Lucien Regnault y Jacques.de Préville, Paris, Cerf, 1963, col. Sources cheétiennes, nim. 72 (trad. esp.: Conferencias — Vida de Dositea, col. Nepsis, Vietoria (Argentina), Ecuam, 1990]. La parrhesta tiene el sentido ya sea de seguridad confiada (16138, p. 112, 0 1661e, p. 226) o de desvergienza culpable (16654-D, pp. 235 y 236). *6 Paca.un anilisis de la Uibertasen Séncca, véase Michel Foucault, L'Herméneutique due sujet, op. cit., pp. 385-388. 64 EL GOBIERNO DE Sf ¥ DE LOS OTROS como Quintiliano."” Y entonces, otras tantas traducciones, con una serie de palabras como licensia, libertas, oratio libera, et SSR EPOMORARTOAER: te _ En segundo lugar, pluralidad de los registros en los cuales encontramos |= (GREGAMP orque, una vez mas, gelanpucciericdentificamconmmucharclarictay, bas- tance bien definida, emia prictica de la direccién individual, pero se la utiliza (Gimismoreneheamporpolitions Y también en éste tiene toda una pluralidad de significaciones que son interesantes y que van a sufrir una evolucién muy considerable desde la democracia ateniense hasta el Imperio Romano. Gila qailiza Esta seri una de las cosas que voy a tratar de estudiar en las clases cima adnan s oa Sy) eashcamperpatitieg, ¥ més precisamente en torno del problema del alma principe: gcémo debe dirigirse el alma del principe, y cual es la forma del dis- curso verdadero que es necesaria a la vez para que el principe, en cuanto indi- viduo, se constituya una relacién adecuada consigo mismo que garantice su virtud, y también de manera tal que, debido a ello y gracias a esa ensefianza, Iegue a ser un individuo moralmente valioso, un gobernante capaz de hacerse cargo y ocuparse no sélo de si mismo sino de los otros? ;Cual es pues el tipo de discurso que ha de permitir al principe cuidar de s{ mismo, encargarse de si mismo y también de aquellos a quienes gobicrna Gi gSSEHEal SHAEIBED "de modo tal que éste pueda gobernarse a sf mismo y [gobernar) a los otros! Este ser uno de los puntos en los que querria insistir. Por otra parte, también encontramos esta nocién en el campo de la experiencia y la temética religiosas, donde tenemos tun muy curioso e interesante cambio, deslizamiento y, en fin, inversién casi de un polo a otro de la nocién de parrhesta, ya que en el punto de partida la encontramos con el sentido de la obligacién del maestro de decir todo lo que corresponde en materia de verdad al discfpulo, y luego vamos a reencontratla con Ia idea de la posibilidad de que el discipulo diga al maestro todo lo que concierne a si mismo. Es decir quc @2iPSaRaT RISERS) concepto de parrhesia que la sittia como obligacién por parte del maestro de decir lo que es verdad al disefpulo, al [de] obligacién por parte del discfpul _ de-decir lo que es real de si mismo al maestro. Por dhtimo, una tercera razén que hace a la riqueza de esta nocién es que. RAREST SH ae bene eOMENR (ya les he dicho: es "7 Sobre la definicién que Quintiliano propone de la parvhesta (libertas), cf. infra, nota 23, CLASE DEL 12 DE ENERO DE 1983. PRIMERA HORA, 65 y su valoracién no era ni del todo constante ni del todo homogénea. Se vera por ejemplo que la parrhesia cinica, el hablar franco cinico, eseailejosmdesenun . Y en la propia espiritualidad cristiana, veremos que la parrhesia puede muy bien tener el sentido de la indis- crecién, indiscrecién que lleva a parlotear de todo acerca de uno mismo. ‘Todo esto debe parecerles a la vez abstracto, impreciso, enredado y fluctuante. ‘Tratemos entonces, si quieren, de avanzar un poco y ser mas precisos. Ahora, no querrfa retomar paso a paso la historia de esta nocién. Voy a tomar, si les parece, un texto medio, un caso medio, un ejemplo medio de parrhesia, que en la historia se sitda justamente a medio camino entre la edad clésica y la gran espiritualidad cristiana de fos siglos 1vy v, y cuando, dentro del campo de una filosofia tradicional pero a la vez bien definida, vamos a ver actuar esta nocién. Lo cual equivale a decir, desde ya, que voy a tomar ese ejemplo de parrhesiaen un texto de Plutarco, autor medio en todos los sentidos del término. Entonces, hay una cantidad enorme de textos de Plutarco —ya volveremos. ello, ademas— que estin consagrados [o, mejor], que hacen uso de la nocién de parrhesta, pues rara vez, insistamos, se reflexiona sobre ésta en s{ misma. Encontramos ese texto de Plutarco en kas Vidas paralelas, el pirrafo v de la “Vida de Dién”, paginacin 960.2. Alli vemos mas o menos qui¢n es Didn: el hermano de Aristémaca. Pero ustedes seguramente no saben quién era Aristémaca. Era una de las dos esposas oficiales de Dionisio, tirano de Siracusa. Dionisio tenia dos mujeres. Una era Aristémaca, y el joven hermano de ésta se Ilamaba Dién. Y éste -que tendria ena vida de Siracusa, con respecto a Dionisio el Viejo y sobre todo con respecto a Dionisio el Joven, una importancia considerable~ es el Dién que seria discf- pulo, corresponsal, garante, aval, anfitrién de Platén, cuando éste viajé a Sicilia. Yatravés de él Platén entablarfa la relacién real y concreta con la vida politica de Siracusa y la titania de Dionisio. En ese texto consagrado a Dién, entonces, Plutarco recuerda que éste, her- mano menor de Aristémaca, era un joven dotado de bellas cualidades: magna- nimidad, coraje y capacidad de aprender. "* Sin embargo, habida cuenta de que este joven vivia en la corte de un tirano como Dionisio, pues bien, se habia 'SPlutarco, “Dion”, 9594, cap. 4, en Vies paralleles, rad. de Bernard Latzarus, Paris, Classiques Garnier, 1950-1955, vol. 3, p. 110 [erad. esp.: “Din”, en Vidas partlelas, vol. 3, Buenos Aires, Anaconda, 1947]. 66 EL GOBIERNO DE Si ¥ DE LOS OTROS acostumbrado poco a poco al miedo, la “servidumbre” y los placeres. Y a causa de ello, estaba “Ileno de prejuicios’, es decir que -esto con referencia evidente alos temas estoicos 0 estoicizantes~ no se habia hecho mella en la calidad misma de su naturaleza, pero en su alma se habjan depositado unas cuantas opiniones falsas, hasta el dia en que el azar —un “genio” benevolente, dice Plutarco—” hizo llegar a Platén a las costas de Sicilia. Y entonces Dién lo conocié, ingresé a su escuela y aproveché las lecciones impartidas por su maestro, Reaparecié a la saz6n su verdadera buena naturaleza y, dice Plutarco—en este punto abordamos las cosas-, “en el candor juvenil de su alma”, Dién forjé la esperanza de que Dionisio (su cufiado, el tirano), “bajo la influencia de las mismas lecciones” que él habia recibido, experimentara “los mismos sentimientos” y “se dejara ganar con facilidad al bien. En su entusiasmo, hizo todo fo posible para que Dionisio trabara relacién con Platén y escuchara sus lecciones?.2” ¥ he aqui que ahora comparten la escena Platén, Dién y Dionisio. Iniciada entonces la conversacién entre ellos, su sustancia vers6 sobre la virtud, pero en especial sobre la valentia. Platén mostré que los tiranos de todo tienen més que de valientes; luego, apartindose de ese tema, s¢ extendié sobre la justicia e hizo ver que la vida de los justos era feliz, y desdichada la de los in« justos [por lo tanto, leccién acerca de la virtud y sus diferentes elementos, sus diferentes componentes, las diferentes formas de virtud: coraje, justicia; Michel Foucault}. Incapaz de soportar esos discursos {referidos al hecho de que la vida dos justos era feliz, infeliz la de los injustos; Michel Foucauld), el tirano no coculté su descontento al ver a los asistentes acoger con admiracién las palabras del gran hombre, que los fascinaba. Por fin, en el colmo de la ira y Ia exaspera- cidn, Dionisio pregunté a Platén: “;Qué has venido pues a hacer a Sicilia?”. Y Platén respondi6: “A buscar un hombre de bien’. El tirano replic6: “Por los dioses, es evidente que atin no lo has encontrado!”. Didn creyé que la ira de Dionisio no pasaria de alli, y acompafié a Platén, que tenfa prisa por partir, a tun tritreme que llevaria a Grecia a Polis el espartano, Pero Dionisio rogé secre- tamente a éste que diera muerte a Platén, de ser posible durante la travesia; de lo contrario, que al menos lo vendiera. “Ningtin dafio le hard esto”, dijo, “ys “Fue un genio [daimon ti], segiin parece, el que, sentando desde lejos las bases de la libertad delos siracusanos y preparando la caida dela tania, condujo a Platén de Italia a Siracusa’ (Plutarco, op. cit, p. 110). °° Ibid. CLASE DEL 12 DE ENERO DE 1983. PRIMERA HORA o como es justo, ser4 igualmente feliz aun esclavo.” Por eso Polis se apresurd, sogiin se dice, a vender a Platén en Egina, puesto que habia guerra entre esta ciudad y Atenas, y un decreto de los eginetas disponta que todo ateniense cap- turado en su territorio fuera vendido. Esos incidentes no disminuycron el favor y la confianza de que Dién gozaba ante Dionisio. Tuvo aquél que desempefiar Jas més grandes embajadas; y, enviado a Cartago, se granjed en ella una admi- racién extraordinaria. Era prdcticamente el dnico a quien el tirano toleraba la parrhesia,y \e dejaba decit osadamente cuanto se le ocurriese. Ast lo atestigua su discusién a propésito de Gelén {Gelén era un siracusano que habia ejercido el poder antes de Dionisio; Michel Foucault). Un dia, al parecer, Dionisio se mof del gobierno de Gelén, a quien llamaba el hazmerreft de Sicilia [en realidad, es tun juego de palabras; en griego, reir es geldn y, por consiguiente, Gelén: Gelén/ _gelére entonces, Dionisio hacia bromas tontas sobre el nombre de Gelén y decia que éste era el hazmerreir de Sicilia; Michel Foucault}; y, como los cortesanos simulasen admirar ese juego de palabras, Dién fue el tinico en mostrar su de- saprobacién, “Pese a todo”, sefiald, “eres tirano gracias a Gelén, que inspiré una confianza que tui has aprovechado; pero, después de haberte visto actuar, ya no confiaremos en nadie” [y Plutarco comenta esta declaracién parresiistica de Dién ‘a Dionisio; Michel Foucault). Pues en realidad, continué, es notorio que Gelén hizo de una ciudad gobernada por un monarca el mas hermoso de los espec- téculos, y Dionisio lo convirtié en el mas espantoso" - Ybien, creo que aqué tenemos, en cierto modo, una escens ejemplar de lo que En fin, es preciso mirar las cosas un poco mas de cerca. Verdin ante todo que, de alguna manera, la escena est desdoblada. En primer lugar est Platén. Al dar su gran leccién clésica y famosa sobre la virtud, sobre el coraje, sobre la justicia, la re- lacién entre justicia y felicidad, Riatombablaeonwvertcicae! qDicelaivertae [a dice en su leccién y la dice también en la réplica viva que dirige a Dionisio cuando éste, irritado por sus lecciones, le pregunta qué ha venido a hacer a Sicilia: he venido a buscar a un hombre de bien (con lo cual daa entender que Dionisio no es ese hombre de bien). Como ven, la palabra parrhesia no se utiliza con referencia a Platén, aun cuando nos encontremos en una suerte de escena matricial de la parrhesia. Y ademés, segundo elemento, segundo momento 7 Ibid, pp. Oy 111.

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