You are on page 1of 40
EL PROCESO DE AMPARO EN EL PERU Domingo Garcia Betaunpe Gerardo Ero Cruz ymanio: 1. Breves antecedentes histéricos. 1.1. Aclaraciones previas. 1.2. Primera etapa: la identificacién del Amparo como “Habeas Corpus {3. Segunda etapa: La constitucionalizacion del Amparo. 2. Regulacién titucional y legal. 3. Grgano (s} de control constitucional. 4. Derechos telados. 5. Caracteres de los actos susceptibles de impugnacién. 6. Medidas jutelares. 7. Particularidades del tipo de control. 8. Los Sujetos legiti- jados (partes procesales). 8.1. Sujetos activos. 8.2. Sujetos Pasivos 9, Sustanciacién del proceso jurisdiccional. 9.1. Aspectos preliminares: El otamiento de la via previa, 9.2. Excepciones al agotamiento de las vias previas. 9.3. Plazo de interposicion de a demanda. 9.4. Substanciaciin del proceso de Amparo. 10. Sentencias. Tipologia y efectos. 10.1. Los requisites ménimos de la sentencia de Amparo. 10.2. Contenido de la sentencia fundada de Amparo. 10.3. Tipologias de sentencias. 10.4. Efec- tos de la sentencia. 11. Procedimiento de ejecucién de sentencias, Aspectos generales. 11.1. Actuacién de sentencias en el Amparo. 11.2. Ejecucién de sentencia. 11.3. Procedimiento para la represién de actos komogineos. 12. Recursos. 13. Modalidades del medio de control o instrumentos ju: dicos-procesales homélogos. 14. Otros instrumentos de control en el sistema de justicia constitucional imperante. 15. Reformas constitucionales y legales en tramite. BREVES ANTECEDENTES HISTORICOS +1. Aclaraciones previas La actual configuracién del proceso constitucional de Amparo el Pera, ha pasado por una evolucién que resulta de particular terés. En efecto, si bien como se vera mas adelante, la instituci6n -rocesal del Amparo ingresa strictu sensu recién con la Constitu- ién de 1979 y se regula luego con la Ley 23506 -que ha contado Practicamente con veintidés afios de vigencia efectiva~ dicha ins- tucion ha tenido un desarrollo singular, que aqui estimamos seiialar €n cuatro etapas o periodos, con perfiles y caracteristicas propias. Ros 594 DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ. No esta de ms sefialar que entender cualquier institucién ¢, campo del Derecho Constitucional, presupone “comprender ram retrospectivas, como la historia constitucional” como sefiala Haber Deallf que, como dirfa Oscar Wilde, el nico deber que tenemos cont historia es rescribirla, en este caso, entender la configuracién a, Amparo en el Peri. | | 3 Se podria aseverar que existen hasta tres dimensiones vitales interconectadas: la historia del Amparo, su actualidad y su fu Como se ha indicado, el Amparo tiene cuatro etapas: la prime desarrolla a través de otro ropaje juridico, pero con fines propios Amparo. Es la que funcioné a través del Habeas Corpus. Si bien ¢ ingreso de] Habeas Corpus en el Pert republicano fue para tutelar libertad individual, lo cierto es que a la par de funcionar para la t Ja de Ia libertad individual, se extendié para defender las otras libey des de la persona. Ante este hecho, es obvio que el Habeas Corpus hipertrofié, funcionando como Habeas Corpus en sentido estricto como Amparo, si bien con el mismo nombre anglo-romano. La segunda etapa del Amparo, es la de su constitucionalizacign historica; es decir, cuando es recogida en sede constitucional en 1979y su desarrollo legislativo a través de la ley 23506, que entra en vigor el 24 de diciembre de 1982 y dura hasta el 30 de noviembre d 2004. Y podriamos calificar como una tercera etapa, una suerte de interregno que comprende desde el autogolpe del 5 de abril de 1992, hasta la etapa de la transici6n politica y luego la restauraci6n de la democracia constitucional; en este periodo (1992-2000) se com- las diversas politicas legislativas de reforma del Amparo, mu-_ idas a enervar su esencia. Y, finalmente, podrfamos sefialar como una cuarta etapa, la actual configuracién del Amparo, en el Gé- digo Procesal Constitucional que, promulgado el 31 de mayo del 2004 y tras de un periodo de vacatio legis de seis meses, ha entrado en vigor el 1° de diciembre del 2004. Se podria pues, sefialar que se abre una nueva etapa en el proceso de Amparo, esta vez, sistematizado con otros procesos constitucionales; siete en total: Habeas Corpus, Amparo, Habeas Data, proceso de Cumplimiento; Inconstitucionali- dad, Accién Popular y proceso competencial. Veamos pues, estos cuatro periodos. 1.2. Primera etapa: la identificacion del Amparo como “Habeas Corpus”. Su regulacién en la legislacién republicana del pasado siglo hasta la Constitucién de 1933 Como se ha aclarado, el primer proceso constitucional que ingresa enel Pert para afirmar la tutela de Ja libertad fue el Habeas Corpus, a + través de una ley de 1897; y no podia ser otro instituto, a tenor del_ PERO 595 hist6rico que hoy existe: desde su discusién en las Cortes de de 1812, los representantes de las diversas colonias de América taron, con vano esfuerzo, que se institucionalizara el Habeas Cor- ‘atendiendo a la afieja instituci6n que se desarrollara en la Ingla- medieval. aunque fue paulatinamente instalandose en las flamantes re- jicas de Latinoamérica, en el Pera su ingreso recién se aprecia etubre de 1897. En realidad, ya en octubre de 1893, el Parlamento aprobado el proyecto de la Ley de Habeas Corpus como lo indi- adre.! Sin embargo, el Poder Ejecutivo habia manifestado cierta ancia en su articulado, a través de los Ministros Gastén y Pardo roa. Este proyecto quedé encarpetado; pero en la legislatura 1897 se acordé su insistencia, quedando promulgado el 21 de bre de dicho afio. Refiere Basadre que los promotores de esta ron los congresistas Teodomiro Gadea, Mariano N. Valcdrcel fariano H. Cornejo. La Constitucién que estaba en vigor era de la 1860, que en su art. regulaba la libertad y seguridad personales.? Esta ley del 21 de bre de 1897 tuvo como propésito hacer efectiva la defensa de “la tad personal” consagrada en la Constituci6n; es decir, garantizar lerecho consagrado en el art. 18. Hasta aqu{ se puede sefialar que el Pera s6lo contaba con un tinico trumento procesal para la defensa de la libertad individual. _ Empero, la Constitucién de 1860, también establecia otros dere- s fundamentales, bajo la nomenclatura de “garantias”; pero no {sti6, para el resto de estos derechos, una homéloga herramienta cesal. La ley de 1897 tuvo efectos limitados, “fue violada desde un rincipio, y a ello ayudé la precaria organizaci6n politico-constitucio- | momento”. La parquedad de la jurisprudencia de aquella }oca no puede ser mas expresiva.® Fue en este contexto que bajo el Gobierno de José Pardo, el 10 febrero de 1916 se promulga la ley 2223, conocida como “Ley de Prisiones Preventivas”. 1.2.1. La Ley 2298 de 10 de febrero de 1916 Esta ley, en rigor, es el primer antecedente legislativo del proceso ‘onstitucional de Amparo peruano; sin desmerecer los anteceden- ' Basaore, Jorge, Historia de la Republica del Peri. Lima, Editorial Universitaria, 1970,.T. 1X, p. ae - 2 Gancta BeLaunpe, Domingo, “La evoluci6n legislativa del H4beas Corpus en el Feri”, in La nueva Constitucién y ef derecho penal, José Hurtado Pozo (editor), Lima, Sesator, ‘1980, pp. 69-70. . 3 Ganctn BeLaunoe, Domingo: Op. cit, p. 76. 596 DOMINGO GARGIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ tes remotos del Amparo peruano, que bien podrian ubicarse Amparo colonial y del cual, si bien México ha venido reivindicay con tenacidad antecedentes de este tipo,‘ en el Per, igualme, la historiograffa peruana’ ha descubierto los viejos interdictog. asemejaban a los que conté México y otros paises de la Ame hispanica.6 Con todo, los antecedentes modernos del Amparo peruan, encontramos en la ley 2223, conocida como la “ley de liquidacion preventivas”; y lo importante de esta ley es que no sélo pretendié | teger la libertad individual, como se aprecia en sus ocho lacéni¢ artfculos, sino que en su articulo séptimo establecié lo sigui “Todas las garantias contenidas en el Titulo IV de la Consti cién del Estado, dardn lugar a recursos destinados a amparat al habitantes de la Repdblica que fueren amenazados en el goc sus libertades, o hacer cesar Jas restricciones indebidas por eus quier autoridad”. “Son aplicables a estos recursos las disposiciones de la ley de Habes Corpus, en cuanto a las autoridades que deban conocer de ellos, al personas que puedan presentarlos y a las reglas de su tramitacién’, Esta norma, sin duda alguna, prefigura una extensién de Habeas Corpus a los demas derechos fundamentales. Al respe: el Titulo IV de la Constituci6n de 1860 rotulado como “Garan Individuales” establecié en sus articulos 14 al 32 diversos dere fundamentales, distintos a la libertad personal. 7 A la vista de este primer antecedente del Amparo peruano, se podria caracterizar lo siguiente: ¥ a) En primer lugar, la Jey extiende Ja tutela a los demas derechos fundamentales previstos en el t{tulo IV de la Constitucién de 1860; 4) La tutela y proteccién operan no s6lo ante la hipétesis una “restriccin”, entendiéndose como violaci6n, sino también a1 “amenazas”; J <) La garantia del Habeas Corpus, redimensionado para la tutela de los diversos derechos constitucionales, tiene como fin hacer “ce- sar” la violacién impuesta por cualquier autoridad; y, finalmente. 4 Lita Gonzitez, Andrés, El Amparo colonial y el juicio de Amparo mexicano (antec tes novohispanos del juicio de Amparo), antecede prologo de Alfonso Noriega, M FCE, 1972. 's Gugvara Gut, Jorge A., Propiedad agraria y derecho colonial. Los documentos de I hacienda Santotis. Cuzco (1543-1822), Lima, Pontificia Universidad Catélica del Ferd 1998, pp. 206-245. Garcia BELAUNDE, Domingo, “El Amparo colonial peruano” en Derecho Pri Constitucional, Bogot4, Edit. Temis, 2001, pp. 78-87. PERU 597 4) El procedimiento se tramitaba segiin la ley del Habeas Corpus 397. in resumen, la ley 2223 amplié el radio de accién de la ley de yeas Corpus de 1897. Siri embargo, en los hechos, como el propio reso sefialaba, dicha legislacién “no ha producido todos los dables efectos que se propuso el legislador, por deficiencias en inas de sus disposiciones”; de ahi que incluso fuera necesario que tara la ley 2258, que ampliaba la ley de Habeas Corpus de 1897. .2. La Constitucién de 1933 0 como marco referente el anteproyecto de la Comisién Villarn. este documento se mantuvo la idea de ampliar el Hébeas Corpus a la tutela de la libertad individual y de los demas derechos damentales. Sin embargo, en los debates constituyentes, el proyec- igenio del Habeas Corpus iba a quedar como un instrumento ctor s6lo de la libertad individual, como asi lo habia concebi- Jel art. 24 de la Constitucién de 1920. Asf estaba establecido en el | 18 del anteproyecto de Constitucién que expresaba: “todos los chos individuales reconocidos por la Constituci6n dan lugar a ign de Habeas Corpus”. Cuando entra en debate este tema, el yyente Luciano Castillo, de los predios del socialismo peruano, ide la palabra y textualmente se registra la siguiente intervencin Se dice que todo derecho individual da lugar ala accién de Habeas orpus. Los derechos sociales no pueden quedar sin este recurso. for eso pedimos que se diga en el articulo: “derechos individuales ociales”.” Esta propuesta fue aceptada por la Comisi6n y asf qued6 jo los siguientes términos: “Todos los derechos individuales y so- iales, reconocidos por la Constitucién, dan lugar a la accién de ldbeas Corpus”. Este precepto, finalmente qued como art 69 de la Consttucién 33. 2.3. El Decreto Ley 17083: Normas para la tramitacién de la accién de Habeas Corpus del 24 de octubre de 1968 La ruptura de la democracia el 3 de octubre de 1968 por el neral Juan Velasco Alvarado, habria de iniciar un régimen de reformas de todo tipo; paradéjicamente, fue en este gobierno militar (1968-1980) donde en su primera etapa (1968-1975) se impulsé Sida, CARO! Betaunoe, Domingo, El Habeas Corpus interpretado. Lima, Pontificia Univer- dad Catélica del Perd, 1971, p. 408. 598 DOMINGO GARGIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ un desarrollo constitucional paralelo a la Constitucion de 193. y en dicho contexto se promulga el Decreto Ley 17083, que reguzy’ Ja tramitacion del Habeas Corpus en la “via civil”. En efecto, g quiera que el Habeas Corpus strictu sensu ten{a su desarrollo a través del Cédigo de Procedimientos Penales, en forma limp, da para la proteccién de la libertad individual, no habia, en ca ninguna otra norma que afirmara el desarrollo de la protec de los derechos constitucionales distintos a la libertad persy nal. Fue asf y en dicho contexto que se promulga el Decreto 1, 17083, perfilandose como un verdadero proceso constitucion de Amparo, atin cuando dicha defensa se hacia bajo el nombre ¢, Habeas Corpus. 1.2.4, El Decreto Ley 20554 del 13 de marzo de 1974 Aunque no constituye en rigor una norma procesal consti tucional, merece citarse esta legislacin que creaba todo un prp cedimiento judicial especifico que podian plantear los antigu propietarios de los predios que habfan sido objeto de expropi cién, en aplicacion de la Ley de Reforma Agraria nim. 17716. este proceso, se crea el “recurso de Amparo agrario”, de competencia del Tribunal Agrario”. La norma en cuestién precisaba que “si un propietario estimare que no ha incurrido en causal de afectaciéno de declaracién de abandono, podrd interponer recurso de Amparo ante el Tribunal Agrario dentro del término de quince dfas compu- tados a partir de la notificacién del correspondiente decreto supre- mo de expropiacién o de extincién de dominio, exponiendo lo: fundamentos de hecho y de derecho, sin cuyo requisito seré den gado. La interposicion del recurso ser4 puesta en conocimiento de] Poder Ejecutivo por intermedio de la Direccién General de Re- forma Agraria y Asentamiento Rural, dentro de dos dfas de recibi- da. Mientras sé resuelva el recurso de Amparo, no se interpondré la demanda de expropiacién de las tierras afectadas. Los decretos supremos que no sean impugnados dentro del término sefialado. causardn ejecutoria”. Con posterioridad, la Ley 23506 que entra en vigor el 24 de diciembre de 1982, especificé que “E] instrumen- to procesal contemplado en el art{culo I del Decreto Ley 20554, s¢ denominara4 “Recurso de exceso de poder”, si bien en la practica, cay6 en desuso. : “Aspectos recientes del constitucionalismo peruano Constitucional Feruano de José Pareja Paz-Sold Gancla Betavnos,, Dominj (1966-1973)", Apéndice a Derec 5* Edicién, Lima, Studium, 1973. PERU 599 Segunda Etapa: La constitucionalizacién del Amparo fl 15 de noviembre de 1977 el gobierno militar de Morales amidez (1975-1980) promulga el Decreto Ley 21994, que convoca lecciones para una Asamblea Constituyente que sancionaria la Cons- cién de 1979. Como es reconocido por todos, fue un texto nsuado, fruto de una participacién pluripartidaria; y es esta Cons- icidn, hoy reputada como modélica para su tiempo, que establecié forma sistematica todo un titulo especifico rotulado “Garantias stitucionales”. Es bajo este marco constitucional que el Amparo vez primera ingresa con nombre propio, ubicdndose en la se- nda parte del art. 295 que in verbis expresa: “La accién de Amparo itela los dems derechos reconocidos por la Constitucién que sean nerados 0 amenazados por cualquier autoridad, funcionario 0 rsona. La accién de Amparo tiene el mismo tramite que la accién de as Corpus en lo que es aplicable”. Si bien en el seno de la Asam- lea Constituyente hubo diversas posiciones sobre los alcances y la \turaleza juridica de esta institucién, se reconocié competencia ima facie al Juez ordinario para conocer este tipo de procesos, dose que debfa seguir un procedimiento similar al Habeas orpus. Al Tribunal de Garantias Constitucionales de aquel enton- ss, se le otorgé competencia para revisar las resoluciones denegatorias este tipo de procesos, junto con los de Habeas Corpus y en via de cién. : _ Posteriormente fue dictada la ley de desarrollo 23506. 1. El Amparo en la Ley 23506 Esta ley entré en vigor el 24 de diciembre de 1982 y estuvo en cia hasta el 30 de noviembre del 2004. A partir del I de diciembre dicho afio ha empezado a regir el Codigo Procesal Constitucio- nal. Una apreciacin general de la Ley 2306, de acuerdo a las disposiciones que eran aplicables, tanto para el Habeas Corpus omo para el Amparo, son las siguientes: @) El objeto de la Accién de Amparo era el de reponer las cosas al estado anterior a la violacién o amenaza de violacién de cualquier derecho constitucional,’ excepto la libertad individual. 4) Procedia en caso de que la violacién 0 amenaza del derecho onstitucional se basara en una norma incompatible con la Cons- itucién; en este supuesto, el procedimiento debe culminar no con la declaratoria de inconstitucionalidad, sino con Ja inaplicabilidad de la norma y s6lo para el caso concreto, con efectos inter partes. 600 DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ @) Procedfa en Jos casos en que la violacién o amenaza de del derecho constitucional, se producia por accién o por om actos de cumplimiento obligatorio. En este supuesto, se debia ong el cumplimiento incondicional e inmediato de dicho acto omitige 'Tratandose de omisiones de actos debidos, el Juez debfa notig al responsable de la agresi6n, para que en el término de 10 g calendarios diera cumplimiento al acto debido, bajo apercibig to de ejercitarse la accién penal pertinente. En esta misma lin legislaba el pago por los dafios y perjuicios que resultaren de incumplimiento. d) Proced{a el Amparo contra resoluciones judiciales, siem cuando éstas se encontraran, fuera de un procedimiento re 14. Tercera etapa: La mediatizacién del Amparo por el régimen autoritario Tan sdlo por razones pedagégicas se consigna esta tercera etay ella corre desde el golpe de Estado del 5 de abril de 1999, do como ya es historia conocida, el Presidente Fujimori, apoyado por ung capula militar disuelve el Congreso, el Tribunal de Garantias Con titucionales, el Consejo Nacional de la Magistratura, echa magistrados del Poder Judicial y se autoproclama como “Gob de Emergencia y Reconstruccién Nacional”, estando claro q normas constitucionales que no se opusieran a los postulados del G bierno de Emergencia podfan, obviamente, mantenerse, : En lo que atafie a las reformas introducidas por el Gobierno de Fujimori, se observ6 sin mucha dificultad, similar temperame con Jo que ocurrié con el Habeas Corpus: restarle vigor y eficacia, los zonflictos que surgen al hilo de los diversos derechos publi subjetivos, donde estaban en juego las pretensiones politicas del ré men. De ahf que se introdujéran numerosas causales de improce cia: un hecho inusual, la no procedencia del Amparo cont inaplicabilidad de diversas leyes y diversos decretos-leyes, en clara vi lacin a los arts. 51 y 138 de la Constitucién. Entre los diversos decr tos-leyes dictados en el interregno de facto, luego del auto-golpe Estado del 5 de abril de 1992, se establecié la improcedencia de. Mamadas acciones de garantia, especfficamente del Amparo, contr los Decretos Leyes 25454, 25473, 25496, 25528, 25529, 25531, 2 25545, 25560, 25580, 25640, 25659 (modificado por Ley 26248), 2571 25967, 25994, 26090 y 26119. Todo este arsenal ha tenido un principal: evitar que el Amparo impugne los efectos de la aplicad de estas normas que, en la practica, eran autoaplicativas. Demis est insistir que dichas normas que prohibieron acti acciones de Amparo, resultaban, a todas luces, inconstitucional PERU 601 nesta etapa de evolucién del Amparo en el Perd, nos encontra- con un marco constitucional distinto al de 1979. El Pera, por jon del titular de facto del Poder Constituyente, convoca a un igreso Constituyente Democrdtico”, elige a sus representantes y, riormente, aprueba via referéndum, un texto constitucional Ja ciudadanta peruana no conocia por no haberlo leido. Estos Ios prolegémenos de esta tercera etapa histérica del Amparo, abria de terminar con la Constitucin de 1993 y que, en mu- aspectos mantendria el régimen autoritario, pues le impuso Ley 23506 diversas limitaciones en su propio beneficio, que largo enumerar aqui. 1, La Constitucién de 1993 Esta Constitucién, al igual que su antecesora, la de 1979, man- Ta garantia constitucional del Amparo, cuyas caracteristicas jerales son las siguientes: a) Es una accién y no un recurso (art. 200, inc 2). 4) Tiene como finalidad cautelar y restituir el goce efectivo de los 10s constitucionales, y todos aquellos principios constitucio- ss que se fundan en la dignidad de la persona, en los principios soberanfa del pueblo, del Estado Democratico de Derecho y de la a republicana de gobierno (art. 3, 200, ine. 2). ¢) Estan excluidos de la tutela del Amparo, los derechos de acceso informacién de las entidades publicas (art. 2 inc. 5), asi como el 10 a la autotutela informativa (informacién “sensible”), cuyo ca- l procesal lo tiene ahora el Habeas Data (art. 200 inc. 3); asi como ibién se encuentran excluidos de la tutela del Amparo, las omisio- de las autoridades 0 funcionarios que no cumplen con lo que one una norma o un acto administrativo; pues estas omisiones, tuteladas a través de otra novel figura procesal: la Accién de iplimiento (art. 200, inc. 6). 4) Procede contra cualquier hecho u omisi6n proveniente de cual- ier autoridad, funcionario o persona, sea ésta natural o juridica . 200, inc. 2). ¢) Procede no s6lo frente a un acto lesivo, sino ante la amenaza Violacién de los derechos constitucionales o fundamentales (art. , inc: 2). A) No procede, en principio, contra normas legales de naturale- Be eroaplicativas pero sf contra normas autoaplicativas (art. 200, c. 2). 8) No procede contra resoluciones judiciales emanadas de un pro- dimiento regular; empero, s{ proceden contra aquellas emanadas un procedimiento irregular (art. 200, inc. 2). 602 DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ h) En la interposicion del Amparo en los supuestos de detey dos derechos restringidos o la suspensién del ejercicio de los dene fundamentales en los.regimenes de excepcion, el 6rgano jy cional esté obligado a examinar la razonabilidad y la proporcion del acto restrictivo (arts. 137 y 200 in fine). i) El Juez competente no esta legitimado a cuestionar el D, Supremo que declara la emergencia, ni la declaratoria del E de Sitio (arts. 137 y 200 in fine). j) El Amparo debe ser desarrollado a través de una Ley © de Garantfas Constitucionales. En consecuencia, técnicamente, a tir de la vigencia de la Constitucién de 1998, las eventuales refoy deben ser dictadas por las leyes parlamentarias, con el voto d mitad del ntimero legal de miembros del Congreso (art. 106). k) El Poder Ejecutivo, via Decretos Legislativos, esta probibj de reformar el Amparo. “a 1) La accién de Amparo no se suspende durante la vigenc los regimenes de excepcién (Arts. 137 y 200, pentiltimo parr m) Agotada la jurisdiccién interna o doméstica (a través de tencia del Tribunal Constitucional) si el justiciable o actor se co: ra lesionado en sus pretensiones constitucionales, puede opi recurrir a Ja jurisdicci6n supranacional (arts. 55, 205 y Cuarta sicién Final y Transitoria de la Constitucién).9 2. REGULAGION GONSTITUGIONAL ¥ LEGAL Se encuentra regulado en dos niveles; legal y constitucional. L actual Constitucién de 1993, (art. 200 inc. 2) establece: “Son gar tias constitucionales: 2. La accién de Amparo, que procede co hecho u omisién, por parte de cualquier auloridad, funcionario o pe sona, que vulnera'o amenaza los demds derechos reconocidos por Constitucién, con excepcién de los sefialados en el inciso siguie “No procede contra normas legales ni contra resoluciones, ciales emanadas de procedimiento regular”. Por otro lado, el mismo art. 200 in fine expresa que: “El ej de las acciones de Habeas Corpus y Amparo no se suspende durat lavigencia de los regimenes de excepcién a que se refiere el de la Constitucién”. Y agrega finalmente que “cuando se in acciones de esta naturaleza en relacién con derechos restrit suspendidos, el 6rgano jurisdiccional competente examit * Ero Gavz, Gerardo, Régimen lego del Habeas Corpus y Ampare, Lima, Gaceta Jui 1999, pp. 58-54. PERO 603 yzonabilidad y la proporcionalidad del acto restrictive. No corres- mde al Juez cuestionar la declaracién del Estado de emergencia ni silto d “Finalmente, el art, 202 inc. 2 atribuye competencia al Tribunal conocer este tipo de procesos constitucionales: “Corresponde al Tribunal Constitucional: 2. Conocer, en tiltima definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de Habeas Cor- is, Amparo, Habeas Data, y Accién de Cumplimiento” ‘Anivel legal, hoy ha sido tegulado en el novisimo Cédigo Procesal onstitucional; que bien puede ser calificado como el primer c6digo cesal constitucional del mundo occidental,” reconociendo por cier- », el precedente del Cédigo Procesal Constitucional de Tucumén gentina) de alcance menor y menos técnico. El Cédigo Procesal Constitucional del Perd, fue aprobado mediante Ley N* 28237 el $1 de mayo del 2004 y entré en vigor el primero de liciembre del mismo ajio. Est4 precedido por un Titulo Preliminar ie establece diversas pautas de interpretacién, el Titulo I regula articulos que constituyen las “disposiciones generales de los ocesos de Habeas Corpus, Amparo, Habeas Data y Cumplimiento”. en el Titulo III se regula el proceso de Amparo. Este titulo esta ido en dos capitulos, el primero (art. 37) que precisa los dere- shos que protege el Amparo; y el capitulo II (arts. 39 al 60) el iter del proceso de Amparo. 3. ORGAN (s) DE CONTROL CONSTITUCIONAL El Peri cuenta con una magistratura constitucional que se mueve nun modelo dual o paralelo de jurisdiccién constitucional;!! y conceptualmente se puede describir a este modelo como aquel que xiste cuando en un mismo ordenamiento juridico coexisten el mode- loamericano y el modelo europeo, pero sin mezclarse, deformarse ni desnaturalizarse. Este es el que hay en el Pera desde la Constitu- ién de 1979. Visto el singular modelo peruano, puede sefialarse que Ja jurisdiccién constitucional en el Pera est compartida por el Poder Judicial y por el Tribunal Constitucional; ambos tienen compe- tencia y atribuciones propias, en unos casos, a través de procesos ‘Onstitucionales “compartidos” ; en otros, como procesos constituciona- Bomingo, “La jurisdicci6n constitucional y el modelo dual o paralelo”, icional, Bogot4, Edit. Temis, 2001, pp. 129-142, y en p. 133. 604 DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ, les “exclusives”. El Habeas Corpus, el Amparo, el Habeas Da proceso de cumplimiento, son procesos compartidos; esto conocidos, prima facie como el Amparo- por el Poder Judicial Tribunal Constitacional le compete conocer, en tltima y defn instancia, s6lo las resoluciones denegatorias, como los otros procesos constitucionales. ‘ En buena cuenta, el proceso constitucional de Amparo, primey conocido por el 6rgano judicial; y si éste denegare la pretensign cién el Tribunal Constitucional abre sus puertas para conocerlo, « recurso de agravio constitucional. En este sentido se explica el del Titulo Preliminar del Cédigo Procesal Constitucional (Cj ue establece que “los procesos constitucionales son de conoci det Poder Judicial y del Tribunal Conslitucional, de conform lo dispuesto en la Constitucién y en sus respectivas leyes orgéni en el presente Cédigo”. a) Competencia y atribuciones del Poder Judicial Una caracteristica del modelo eee es el cardcter prefe de la protecci6n de dichos derechos fundamentales por la jurisdice ordinaria; es decir, el Juez ordinario, en puridad, realiza un con) concreto al conocer los procesos de Amparo, la tutela de algin de cho fundamental violado o amenazado. Y aunque la Constitucién 1993 expresamente no establece que estos procesos constitucional como el Amparo, son de conocimiento por la judicatura ordinari ello se colige del art. 200 inc. 2 de la Constitucién. Eso ocurre el Cédigo Procesal Constitucional con nombre propio; segiin fuere caso, e] Codigo alude al “Poder Judicial” o al “Tribunal Constit nal” o “Juez” y “Tribunal Constitucional”. a En lart. 51 del Cédigo, se regula la competencia del érgano juris diccional. Asi, establece la norma que son competentes para conocel el proceso de Amparo, a eleccién del demandante, el Juez civil lugar donde se afect6 el derecho, o donde tiene su domicilio el. do, o donde domicilia el autor de la infraccién. Si la afectacién’ derechos se origina en una resolucién judicial, la demanda se terpondré ante Ia Sala Civil de turno dé la Corte Superior de Justi cia respectiva. Como se podra apreciar, la competencia en el Amparo se al al Jnez Civil; y ello ocurre en el supuesto de que el agravio const nal provenga de cualquier accién u omisién, que no sea de resoluci6n judicial. Y el segundo supuesto, si la violacién dim una resolucién dictada con manifiesto agravio a la tutela procesal eft tiva (art. 4 del Cédigo), la competencia residencia en la Sala Givil de! Corte Superior de Justicia del Distrito Judicial respective. PERU 605. mpetencia y atribuciones del Tribunal Constitucional De acuerdo con la Constitucién de 1993, “corresponde al Tribunal stitucional (inc. 2) conocer en iltima y definitiva instancia, Ias Juciones denegatorias de Habeas Corpus, Amparo, Habeas Data cién de cumplimiento”. Esto significa que el Tribunal Constitu- tiene también competencia pata conocer los procesos como ;paro; pero para ello requiere como presupuesto procesal que la jicatura ordinaria haya denegado la pretensién, y cuando expi- solucién denegatoria, recién el Tribunal Constitucional tiene petencia para conocer el Amparo. No asf en caso contrario. “La antigua Ley Organica del Tribunal Constitucional 26435, es- plecfa en el art. 41 que este Colegiado conoce el “recurso extraor- rio” que se interponfa en tiltima y definitiva instancia contra las uciones de la Corte Suprema o de la instancia que la ley establez- denegatorias de las acciones de Amparo. Actualmente, el CPC sbilita a que el Tribunal Constitucional conozca de las resoluciones negatorias de Amparo, via el “recurso de agravio constitucio- (". Asi, el art. 20 del Cédigo establece diversos aspectos, tanto la competencia del TC, como de los plazos y la tramitacion del ceso de Amparo en esta sede. Como lo dispone el art. 18 del Cédigo, contra la resolucién que ra improcedente o infundada el proceso de Amparo, procede hoy I llamado “recurso de agravio constitucional”. Admitido este recurso, Sala Civil o la Sala de la Corte Suprema, debe remitir el expe- liente al Tribunal, conforme veremos mas adelante. Organizacién e integracién Organizacién. “Los procesos constitucionales son de conocimien- del Poder Judicial y del Tribunal Constitucional”. Asi laconicamente za el art. IV del Titulo Preliminar (T-P) del Cédigo. Y efectivamen- , cada ente jurisdiccional cuenta con su propia organizacion. Asf, la Jutisdiccién ordinaria, en su Ley Organica del Poder Judicial (LOPJ) através del Texto Unico Ordenado por Decreto Supremo 017-93-JUS; yel Tribunal Constitucional a través de su novisima Ley Organica (LOTC) Ne 28301. Integracién. El Codigo enuncia en el art. IV del TP. que “los jue- Ces interpretan y aplican las leyes 0 toda norma con rango de ley y los teglamentos segiin los preceptos y principios constitucionales, con- me a la interpretacién de los mismos que resulten de las resolucio- Nes dictadas por el Tribunal Constitucional”. Esta clausula, rescatada de la Primera Disposicién General de la LOTC 26435 anterior a la 606 DOMINGO GARCIA BELAUNDE ¥ GERARDO ETO CRUZ vigente, viene a significar que, en la practica, el Tribunal Con cional hoy se erige como el “inlérprete supremo de la Consiit (art. 1 de la LOTC. 28301); y ello ocurre no s6lo cuando realiza el, trol abstracto de constitucionalidad de las leyes, sino cuando, la singularidad del modelo dual o paralelo de jurisdicci6én cons cional que tiene el Pera, se permite que los actuales procesos eg titucionales, como el Amparo, sean residenciados ante el Tril Constitucional mediante el recurso de agravio constitucional. En secuencia, existe una confluencia pacffica entre ambos 6rganos jy diccionales que expresan una verdadera integracion. Asf, las pret siones de los justiciables, son conocidas prima facie por los Ju ordinarios. Si se interpone un proceso de Amparo, es conocido der del Poder Judicial por dos instancias: el Juez civil y luego la Sala G de la Corte Superior; excepcionalmente puede ser la Sala Civil co primera instancia, si se trata de Amparos contra resoluciones judi les, y la Sala Social y Constitucional de la Corte Suprema como seg da instancia. Pues bien, muy al margen de estas instancias, lo ci que la pretensién de un Amparo se ventila en la judicatura ord y luego si la resolucién de Amparo es denegatoria, los justi acuden ante el Tribunal Constitucional, que conoce en ultima i tancia lo resuelto desestimatoriamente por el Poder Judicial, Tanto el Poder Judicial como el Tribunal Constitucional real tareas materiales: resolver conflictos concretos y abstractos. Es oby que el Poder Judicial realiza un control concreto al conocer un prod so constitucional como es el Amparo. También el Tribunal Const cional (TC) afirma un control jurisdiccional concreto cuando 7: las resoluciones denegatorias de los justiciables. En consecuencia, existe una relacién de coordinacién y conver gencia entre el Poder Judicial y el Tribunal Constitucional. A ello contrae lo establecido en el art. VII del T-P. del Cédigo cuando blece que: “Las sentencias del Tribunal Constitucional que adg ren la autoridad de cosa juzgada, constituyen precedente vincula cuando asi lo exprese la sentencia, precisando el extremo de su efé normative. Cuando el Tribunal Constitucional resuelva apartandos del precedente debe expresar los fundamentos de hecho y de derech que sustentan la sentencia y las razones por las cuales se aparta de precedente”. Este aspecto igualmente esta imbricado con el art. VI de mismo TR, cuando establece que “los jueces no pueden dejar ¢ aplicar una norma cuya constitucionalidad haya sido confirmada ¢ un proceso de inconstitucionalidad 0 en un proceso de acct pular”. En esta misma linea, el art. 82 del Cédigo establece q sentencias del TC en los procesos de inconstitucionalidad y las rec das en los procesos de accion popular que queden firmes, tienen al PERU 607 de cosa juzgada, pot lo que vinculan a todos los poderes pili producen efectos generales desde el dia siguiente a la fecha de wublicacién.!2 Régimen juridico de sus miembros La judicatura ordinaria que conoce del Amparo (art. 49 inc. 2 Ja LOPJ) est prefigurada a través de los Juzgados especializa- jintegrados cada uno por un Juez de primera instancia; luego Jas Salas Civiles (art. 40 de la LOPJ) integradas por tres vocales sidida por el de mayor antigiiedad (art. 38 inc. 2 de la LOP]}); y fala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema conoce de] Amparo en casos especiales (art. 35 inc. 1 de la LOPJ) jgrada por cinco vocales presidida por el de mayor antigiiedad 30 de la LOPJ). El Tribunal Coisstitucional est integrado por siete miembros con | itulo de magistrados del Tribunal Constitucional; son designados or el Congreso mediante Resolucién Legislativa, con el voto de 2/3 J némero legal de sus miembros. La duracién del cargo es de cinco 10s, y no hay reelecci6n inmediata. Para ser magistrado del Tribunal requiere ser peruano de nacimiento, ciudadano en ejercicio, mayor le cuarenta y cinco afos, y haber sido magistrado de la Corte Supre- 0 Fiscal Superior durante diez afios, o haber ejercido la abogacia o la docencia universitaria en materia juridica durante 15 afios. 4. Dereciios TUTELADOS Elart. 200 inc. 2 establece que el Amparo protege “los demas dere- chos reconocidos por la Constitucién”. En rigor, protege una muy variada gama de derechos constitucionales, con excepcién de la liber- ‘tad individual. El art. 37, siguiendo el criterio del art. 24 de la deroga- da ley 23506, ha enumerado en forma especffica, gran parte de los derechos alojados en sede constitucional. Asi, procede en defensa de los siguientes derechos: 1. De igualdad y de no ser discriminado por razén de origen, sexo, taza, orientacién sexual, religién, opinién, condicién econémica, social, idioma, o de cualquier otra indole, 2. Del ejercicio pablico de cualquier confesién religiosa, 3. De informacién, opinién y expresin, ates!” Sen tendencias estadisticas hasta 2003, del universo de procesos de Amparo interpuestos en Ia via judicial, s6lo el 15% llega al Tribunal Constivucional, lo que ocurre Por razones muy diversas, 608 DOMINGO GARCIA BELAUNDE ¥ GERARDO ETO CRUZ 4. AJa libre contratacién, 5. A la creacién artistica, intelectual y cientifica, 6. De la inviolabilidad y secreto de los documentos privadogy de las comunicaciones, . De reunién. . Del honor, intimidad, voz, imagen y rectificacién de info ciones inéxactas 0 agraviantes, De asociacién, 10. Al trabajo, 11. De sindicaci6n, negociacién colectiva y huelga, 12. De propiedad y herencia, 13. De peticién ante la autoridad competente, 14. De participacién individual, 15. A Ja nacionalidad, 16. De tutela procesal efectiva, 17. A la educaci6n, asi como el derecho de los padres de esco ger el centro de educacién y participar en el proceso educa tivo de sus hijos, ie 18. De impartir educacién dentro de los principios constit nales, ‘ 19. A la seguridad social, 20. De la remuneracién y pensién, Q1. De la libertad de cétedra, 22. De acceso a los medios de comunicacién social en los té nos del art. 35 de la Constitucién, 23. De gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo. de la vida, 24. Ala salud, 25. Los demés que la Constitucién reconoce. ex 2 Siguiendo el temperamento del art. 24 de la antigua Ley de Habea Corpus y Amparo 23506, el Cédigo incluye al final (inc. 25) a “lo demds que la Constitucién reconoce”. La Exposicién de Motivos de antigua Ley 23506 expresaba que “El articulo contiene una enumera- cién de los derechos que la accién protege, los cuales han sido tra ampliamente, tomados igualmente de la Constitucién del Estado en aumento, sea por nuevas interpretaciones, sea por nuevos ava? sociales, sea por nuevos convenios internacionales, en el iiltimo i (...) se hace referencia a los demds derechos fundamentales que ¢ sagra la Constitucién del Estado (...) aqui la enumeracién de d que se protegen no es taxativa sino simplemente enunciativa”. E posici6n, si bien no estd en la Exposicién de Motivos del nuevo PERG 609 sue siendo valida. No obstante ello, los propios autores del reconocen dos innovaciones importantes, respecto a los dere- fotegidos por el Amparo. De un lado, la mencién especifica de derechos; de otro, la referencia a derechos no protegidos por aro. nel primer caso, el Cédigo ha introducido en sede legislativa la ccién de diversos derechos que sélo estaban enunciados a nivel itucional y ahora se expresan en el Cédigo como son el derecho a ‘aldad, honor, reputaci6n, intimidad personal, propia voz e en, rectificacién frente a informaciones inexactas o agraviantes, wrocesal efectiva (antes denominado jurisdicci6n y proceso), d social, a la remuneraci6n y pensi6n. Igualmente el Codigo jiminado la referencia a la inviolabilidad de domicilio, por estimar a afectacién de este derecho, por sus caracteristicas y efectos, ntra una idénea tutela en el Habeas Corpus. el segundo aspecto, el Cédigo ha dispuesto en el numeral 38 ‘No procede el Amparo en defensa de un derecho que carece ‘ustento constitucional directo o que no est referido a los aspectos nstitucionalmente protegidos del mismo”. La norma guarda cohe- ncia sistemdtica con el art. 5 inc. 1 que precisa como causal de aprocedencia del Amparo “Cuando los hechos y el petitorio de la smanda no estan referidos en forma directa al contenido constitucio- almente protegido del derecho invocado”. Subyace en esta norma, actitud de corregir la indiscriminada y abusiva utilizacién del Imparo, que se vio distorsionado en el pasado; pues, como expresan 0s promotores del Cédigo “se trata de circunscribir el Amparo a su dicién de proceso constitucional estrictamente referido ala protec- cién de derechos constitucionales; y de proceso excepcional, distinto alos procesos judiciales ordinarios o especiales de otra indole”.!3 5. CARACTERES DE LOS ACTOS SUSCEPTIBLES DE IMPUGNACION __ Uno de los temas centrales para la procedencia del Amparo, es el telativo a qué tipos de actos pueden ser cuestionados o controvertidos Por este proceso. Se trata del “acto reclamado” como se le conoce en México, 0 “acto lesivo” como se le denomina en Argentina. En el caso Peruano, el actual Cédigo ofrece hasta tres aspectos. Y, en cualquiera de dichas hipétesis, se tratara de supuestos de violaciones o ame- nazas de violacién provenientes de cualquier autoridad, funcionario 0 Persona. 13 AAW. Cédigo Procesal Constitucional. Comentarios, exposicién de motivos, dietS- ‘menes ¢ indice, Lima, Palestra edit. p. 65. 610 DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ a) La procedencia frente a la violacién 0 amenaza de violacig, de los derechos constitucionales Elart. 2 del Cédigo establece que.el Amparo “procede cuan amenace 0 viole los derechos constitucionales por accién u autoridad, funcionario o persona”. Esta es una primera caracteristica que opera como regla de pr dencia del Amparo y que, por lo demas, se extiende también par Habeas Corpus, Habeas Data y el proceso de cumplimiento, En el citado art. 2 se establece el modus operandi de la afectac distinguiendo el Cédigo dos actos: Los positives que presuponen un hacer, una conducta posit los actos omisivos, que suponen una abstinencia, un no hace} For otro lado, la procedencia puede ser por una lesién u ag real (violaci6n) o cuando se cierne una amenaza. El Cédigo exp mente se pronuncia como lo aclaré la Ley complementaria del H. Corpus y Amparo nim. 25398 que “Cuando se invoque la an de violacién, ésta debe ser cierta y de inminente realizacién”. b) Procedencia frente a actos basados en normas E] Amparo igualmente procede contra actos que tienen ¢ sustento la aplicaci6n de una norma incompatible con la Gon cién; en este extremo, la sentencia que declara fundada la preten dispone ademas, la inaplicabilidad de la citada norma. Estam aqui no ante Amparos directos contra normas, sino contra actos autoridad, funcionario o persona que se basan en una norma que afec a la Constitucién; en rigor, ante una manifestacién del control di fuso con efectos inter partes. Por lo demis, el art. § del Cédigo, aunque no lo expresa clai te, bien puede admitir la distincién entre normas o leyes autoaplica y normas o leyes heteroaplicativa.'4 Asi, el Amparo no procede Pera contra normas heteroaplicativas; y ése es el espiritu del del Cédigo, pues consagra la procedencia del Amparo no con normas, sino “contra actos que tienen como sustento la apli de una norma”. Este aspecto tiene su complemento en el art. VI del T.P del go que prescribe el control difuso (art. 51 de la Constituci6n de I 4 Fix-Zamupio, Héctor, Ensayos sobre ef derecho de Amparo, 2* Edicion, M Porra-UNAM, 1999, pp. 193-210. Burcoa, Ignacio, El juicio de Amparo, tt edicion, México, Edit. Porrda, 1998, pp. 211-242; Nontca, Alfonso, Lecciones de 5 Edicion, México, Edit. Porréa, T. I, 1997, pp. 127-155. PERU 611 ocedencia del Amparo contra resoluciones judiciales lart. 4 del Cédigo define lo que tacitamente y por una inter- stacion sensu contrario, estaba regulado en el inc. 2 del art. 6 de la 23506. En efecto, el Cédigo establece en forma expresa que “El jaro procede respecto de resoluciones judiciales firmes dictadas con ito agravio a la tutela procesal efectiva, que comprende el acceso a ia y al debido proceso”. A partir del Cédigo actual, se asume en y en forma expresa, la lesis permisiva. ‘Por otro lado, el Cédigo trae una importante innovacién, pues ite la procedencia del Amparo contra resoluciones judiciales mes que afecten a la “tutela procesal efectiva”; esta categoria no ne precedentes ni en sede constitucional que expresamente prevé el bido proceso y la tutela judicial. Sin embargo, esta nueva catego- |constituye un concepto amplio y comprende tanto a la tutela judi al como al debido proceso. Y asi el Cédigo lo conceptualiza en el cer parrafo del art. 4: “Se entiende por tutela procesal efectiva aque- siluacién jurtdica de una persona en la que se respeta, de modo iativo, sus derechos de libre acceso al érgano jurisdiccional, a n de defensa, al contradictorio e igualdad sustancial en el pro- 0, a no ser desviado de la jurisdiccién predeterminada ni sometido ocedimientos distintos de los previstos por la ley, a la obtencién de na resolucién fundada en derecho, a acceder a los medios impug- lorios regulados, a la imposibilidad de revivir procesos fenecidos, a la tuacién adecuada y temporalmente oportuna de las resoluciones judi- ya la observancia del principio de legalidad procesal penal”. MEDIDAS CAUTELARES El Cédigo ha dispensado dos extensos articulos al régimen de las didas cautelares, acorde con la doctrina mas aceptada.!5 Enel art. 15 del Cédigo se precisa que se pueden conceder medi- cautelares y de suspensi6n del acto violatorio en los procesos de iparo. Agrega el precepto que “para su expedicin se exigiré apa cia del derecho, peligro en la demora y que el pedido cautelar sea leeuado para garantizar la eficacia de la pretension”. Igualmente Cédigo ha prescrito que las medidas cautelares “se dictan sin cimiento de la parte contraria y la apelacin sélo es concedida fecto suspensivo. Su procedencia, trdmite y ejecucién dependen 612 DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ del contenido de la pretensién constitucional intentada y del agp ramiento de la decisién final”. En el art. 16 se establece la extincig dicha medida: “La medida cautelar se extingue de pleno derecho ¢ do la resolucién que concluye el proceso ha adquirido la autoridg cosa juzgada. Si la resolucion final constituye una sente, estimatoria, se conservan los efectos de la medida cautelar, produciénd una conversion de pleno derecho de la misma en medida ejecutiy En esta misma logica, el Codigo ha normado que los efectos medida cautelar permanecen hasta el momenio de la satis del derecho reconocido al demandante, o hasta que el Juez expi resolucién modificatoria o extintiva durante la fase de ejecucién, | caso de que la sentencia no reconozca el derecho reclamado el demandante, “se procede a la liquidacién de costas y costos del p miento cautelar” y puede el afectado por la medida cautelar pron la declaracién de responsabilidad; es mds, el Codigo adicionalmente la condena de costas y costos. Recordemos que el anteproyecto original del Cédigo, establ como 6rganos competentes de los procesos constitucionales sélo a Poder Judicial y al Tribunal Constitucional. En esta perspectiva, ha introducido un cambio radical que excluye la intervencién del Ministerio Piblico y asi se establecié en el procedimiento cautela del Amparo. Sin embargo, en el debate se introdujeron unos cambio que han distorsionado Ia versin original. En efecto, el Congreso in trodujo un extenso parrafo al art. 15 donde establece practicamente un procedimiento especial cuando se trata de medidas cautelares con- tra actos administrativos municipales y regionales. En buena cuenta, con la reforma que introdujo el legislativo, hoy existen dos tipos de procedimiento cautelar: uno general, para todo tipo de actos lesi y otro especial, cuando se trata de dejar sin efecto actos administrat- vos dictados en el Ambito de aplicacién de la legislacién municip: regional. En este procedimiento especial, ya no es competent Juez Civil, sino la Sala Givil de la Corte Superior de Justicia del D to Judicial correspondiente; igualmente el Gédigo, en su versi final, le dispensa un tratamiento especial, porque de la solicitud medida cautelar se corre traslado a los emplazados; esto es, al Gobie no Local o Gobierno Regional, incluso se habilita la intervencién Ministerio Pablico (negada para las otras) y el procedimiento s hace tan dilatorio que permite solicitar informe oral, y Ia resol cién que dicta la Sala Civil es objeto de apelacién con efecto suspensivo ante la Corte Suprema. ‘Como se podré apreciar, la segunda parte del art. 15 del Céd en rigor, no compatbiliza con la filosofia del mismo; el tiempo 1 definiendo, sin embargo, este aspecto, pues ya las opiniones aca 0 PERO 613 en sefialando que no sélo lesiona el derecho a la tutela judicial ay el principio de igualdad; sino que incluso resulta ser in- pitucional.16 ICULARIDADES DEL TIPO DE CONTROL 14 claro que el proceso de Amparo tutela variados derechos cionales; y frente a una eventual vulneracién su fin es el de nerlo al estado anterior a dicha violacién 0 amenaza. El Cédigo mbargo, le otorga diversas particularidades a este tipo de control, ‘groso modo son las siguientes: Principios procesales del Amparo. El Amparo se desarrolla con Jo a los principios de direccién judicial del proceso, gratuidad Ja actuacién del demandante, economia, inmediaci6n y socializa- n procesales. Igualmente, ha establecido el principio “favor sssum” © “pro actione”. Asi cuando en un proceso de Amparo presenta una duda razonable respecto de si el proceso debe decla- rse concluido, el Juez y el Tribunal Constitucional declararan su ntinuacion. = Tura novit curia. Si bien el antiguo art. 7 de la ley 23506 estable- la suplencia de la queja, hoy se encuentra subsumido dentro del rincipio de iura novit curia. Asi, el 6rgano jurisdiccional competen- debe aplicar el derecho que corresponda al proceso, aunque no sido invocado por las partes o lo haya sido erréneamente (art. del T.P). __~ El Amparo innovative. Esta es una novedad en el actual Cédigo. { en el art. 1, segundo parrafo, se prescribe que si luego de pre- ntada la demanda de Amparo cesa la agresién o amenaza por isién voluntaria del agresor, o siella deviene en irreparable, el Juez, tendiendo al agravio producido, declarar4 fundada la demanda cisando los alcances de su decisién y disponiendo que el agresor vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que motivaron la terposicién de la demanda, y que si procediere de modo contrario, le aplicarén las medidas coercitivas previstas en la actuacién de ntencia (art. 22). ~ Ausencia de etapa probatoria. En el proceso de Amparo no existe tapa probatoria. Sélo son procedentes los medios probatorios que no fequieren actuaci6n, lo que no impide la realizacion de las actuacio- 18 Asao Yuranqui, Samuel B., El proceso constitucional de Amparo, Lima, Gaceta idica, 2004, pp. 497-518, en pag. 573. 614 DOMINGO GARC!A BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ nes probatorias que el Juez considere indispensables, sin afee duracién del proceso (art. 9). = Incorporacién de medios probatorios sobre hechos nuevos. Bl C6 go permite la admisién de nuevos medios probatorios que acredit hechos trascendentes, pero que ocurrieron con posterioridad a} interposicién de la demanda, siempre que no requieran actua (art. 21). — Tramitacién preferente. El Juez del Amparo debe tramitar eq preferencia el proceso. La responsabilidad por la defectuosa 0 tramitacién ser exigida y sancionada por los rganos competentes, No procede ni la reconvencién ni el abandono del proceso, procedente el desistimiento (art. 49). 4 8. Los SUJETOS LEGITIMADOS (PARTES PROCESALES) 8.1. Sujetos activos A) El afectado. Normalmente el titular del derecho constitucio es el que tiene la capacidad para ser parte y, por lo tanto, el que se en- cuentra legitimado para residenciar el Amparo. De alli que el art. 39 del Cédigo establece que es el afectado la persona legitimada par interponer el proceso de Amparo (legitimatio ad causam). a) El representante 0 apoderado judicial. No siempre la persona afectada puede actuar directamenie en un proceso de Amparo; alli que el Cédigo ha establecido que el legitimado cuenta con representante, que segiin fuere el caso es el “representante procesal -regulado en los arts. 63 al 67 del Cédigo Procesal Civil 0 “apod rado judicial”, -normado en los arts. 68 al 79 del mismo i art. 40 establece el régimen de la pepresancen procesal. Asf el do puede comparecer por medio del representante procesal (legitin ad procesum). De otro lado, el Cédigo establece que si se trata de per- sonas no residentes en el pais, la demanda ser formulada por represen- tante acreditado. En ambos casos de representacién, no es necesario inscripci6n en los Registros Pablicos, pero para la persona no resi te en el pais, es necesario que su legitimacién se sustente en pod fuera de registro otorgado ante el Cénsul del Pert en la ciud extranjera que corresponda, y la legalizaci6n de la firma del sul ante el Ministerio de Relaciones Exteriores. " b) La legitimacién para los derechos difusos. El Cédigo instit la legitimacién para la tutela de los derechos difusos. Ast, estab que “puede interponer demanda de Amparo cualquier persona cuan do se trate de amenaza o violacién del derecho al medio ambiente U otros derechos difusos que gocen de reconocimiento constitucio PERU 615 como las entidades sin fines de lucro cuyo objeto sea la defensa de referidos derechos”. Adviértase aqui que el Cédigo otorga legiti- jon a cualquier persona, sea natural 0 juridica, pero s6lo para la de los derechos difusos, aun cuando en los altimos afios exista diversidad terminol6gica'” y que la doctrina se inclina por utilizar sptos genéricos como el de derecho o intereses difusos de grupo raindividuales o transindividuales; y como especie de éstos, los 108 0 intereses difusos o colectivos, si bien no son equivalentes. bien, el Cédigo, en el caso del proceso de Cumplimiento, utiliza nbos conceptos cuando en el art. 67 establece que “Tratdndose de defensa de los derechos como intereses difusos 0 colectivos, la legi- jacién corresponderd a cualquier persona”. Sin embargo, como se adica, tratndose del Amparo “ecolégico”, procede sdlo para la tute- de los derechos difusos. c) El Defensor del Pueblo. El Cédigo, en el dltimo parrafo del al 40, prescribe que la Defensoria del Pueblo puede interponer \ceso constitucional de Amparo en ejercicio de sus competencias mstitucionales (Ley 26520, Organica de la Defensoria del Pue- blo, art. 9, 2). d) La procuracién oficiosa. El art. 41 del Cédigo ha creado la rocuracién oficiosa”, siguiendo en parte lo prescrito por el art. 81 | Cédigo Procesal Civil, que establece que: “se puede comparecer mn nombre de persona de quien no se tiene representacion judicial”. i, el citado numeral sefiala dicha personeria o legitimacién especial para situaciones excepcionales: “Cualquier persona puede compare- cer en nombre de quien no tiene representacién procesal, cuando ésta se encuentre imposibilitada para interponer la demanda por si misma, Sea por atentado concurrente contra la libertad individual, por razo- nes de fundado temor o amenaza, por una situacién de inminente peligro o por cualquier otra causa andloga. Una vez que el afectado se halle en posibilidad de hacerlo, debera ratificar la demanda y la actividad procesal realizada por el procurador oficioso”. 8.2. Sujetos pasivos Como ocurre con cualquier proceso judicial, en el caso del Ampa- _ To, su naturaleza bilateral “se impone didfanamente en nuestra siste- _ Matica procesal y constitucional”,!8 y esto obliga a que el operador _ intérprete de la norma escuche no sélo al justiciable, sino al presunto "7 Feaner Mac-Gaecon, Eduardo, Juicio de Amparo ¢ interés legit os difucos y colectivos, México, Edit. Porrda, 2003, p. 11. Sacots, Néstor Pedro, Accién de Amparo, 4* Edicion, Buenos Aires, Astrea, T: 3, 1995, p. 349. 0: La tute de ls derec ‘ng . 616 DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ agresor emplazado en el Amparo. Las personas demandadas en j procesos de Amparo, si nos atenemos a la configuraci6n constit nal, pueden ser cualquier autoridad, funcionario o persona, entey diéndose a esta diltima un particular, sea persona natural o jurfdi ‘Ahora bien, el Cédigo respecto a estos sujetos pasivos de la re cion procesal, lo compartimentaliza bajo los siguientes aspectos; a) Representacién procesal del Estado. Si el emplazado es el Esta elart. 7 del Cédigo otorga la representacion procesal al “Proc Publico” o “del representante legal respectivo”, quien deberd ser no ficado con la demanda. Pero, aparte del emplazado en la demanda ‘Amparo, expresa que también debe notificarse con ella a la propia e tidad estatal o al funcionario o servidor demandado, quienes “pued intervenir en el proceso”. Significa esto, que el propio Cédigo califi- ca dicha participacién como facultativa; de allf que dispone que la no participacién, no invalida el proceso; sin embargo, ello no sig nifica que no se les deba notificar la resolucién que pone fin al proceso. La notable novedad que en este aspecto nos trae el Cédigo, es que el Procurador Publico, antes que el proceso sea resuelto e primer grado, est4 facultado para poner en conocimiento del tit de la entidad su opinién profesional motivada, cuando considere que se afecta el derecho constitucional invocado. b) Emplazamiento y representacién procesal de las instituciones priblicas. Si el emplazado es una institucién piblica con rango consti- tucional, tales como el Consejo Nacional de la Magistratura, Ministe- rio Publico, Defensorfa del Pueblo, Oficina Nacional de Procesos Electorales, Registro Nacional de Identificacién y Estado Givil, | Jurado Nacional de Elecciones, Contraloria General de Ja Republica, Superintendencia de Banca y Seguros, etc., dichas entidades actuardn directamente, sin la intervencién del Procurador Publico. ©) Entidades emplazadas con personeria juridica propia. Si se ta- ta de dichas entidades, como son, por ejemplo, los gobiernos locales, regionales, empresas estatales con personerfa de derecho péblico, etc,, igualmente el Cédigo dispone que intervendran directamente sin Procurador Pablico. d) Intervencién de terceros. Si bien la Ley 25398, Ley comple mentaria a la 23506 de Habeas Corpus y Amparo, ya recogfa la intervencién en el Amparo de terceros, hoy el Cédigo le dispensa un tratamiento especifico en el art. 43 y que ha sido calificado como de “acumulacién subjetiva de oficio”; en rigor, la intervencién de un tercero se presenta cuando de la demanda apareciera la necesidad de comprender a terceros que no han sido emplazados, debiendo PERO 3 617 z integrar la relaci6n procesal emplazando a otras personas, a demanda o de la contestaci6n aparece evidente que la decision 1 en el proceso los va a afectar. ‘Cédigo recoge expresamente la categorfa del litisconsorcio “fa- iyo” al establecer que “quien tuviese interés juridicamente rele- en el resultado de un proceso, puede apersonarse solicitando clarado litisconsorte facultativo. Si el Juez admite su incorpo- ordenaré se le notifique la demanda®. El Cédigo igualmente ibe que “el litisconsorte facultativo ingresa al proceso en el es- ‘en que éste se encuentre” y la resolucién que concede o deniega rvencién litisconsorcial, es inimpugnable (art. 54). SUBSTANCIACION DEL PROCESO JUDICIAL. . Aspectos preliminares: El agotamiento de la via previa Elart. 45 del Cédigo establece que el Amparo s6lo procede cuan- se hayan agotado las vias previas. Y esta norma guarda hilacion el art. 5 inc. 4%, que habilita al Juez a declarar como una de las les de improcedencia del Amparo, que no se haya agotado vias previas. Sin embargo, el mismo numeral 45 in fine, prescribe en caso de duda sobre el agotamiento de la via previa, se preferira tramite a la demanda de Amparo. . Excepciones al agotamiento de las vias previas Existe como regla genética la necesidad que el demandante agote vias previas, a fin de que sea tutelado su derecho constitucional culcado. No obstante, el Cédigo siguiendo la antigua posicién sta en la derogada Ley 23506, establece ciertas excepciones a principio, segiin el cual no es requisito agotar las vias previas, en Casos siguientes: a) Cuando una resolucién que no sea la ultima en la via adminis- tiva, es ejecutada antes de vencerse el plazo para que quede con- ntida; 4) Cuando por el agotamiento de la via previa, la agresién pue- convertirse en irreparable; _ ©) Cuando la via previa no se encuentra regulada o ha sido ini- innecesariamente por el afectado; 0 d) Cuando no se resuelve la via previa en los plazos fijados para resoluci6n. 618 DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ 9.3. Plazo de interposicién de la demanda El actual Cédigo establece las reglas para el cémputo del pl prescripcién —lo que en la ley 23506 se calificaba de caducidad—d demanda de Amparo. Segin el Cédigo, numeral 44 “El plaza fq interponer la demanda de Amparo prescribe a los sesenta dias de producida la afectacién, siempre que el afectado haya tenido cimiento del acto lesivo y se hubiese hallado en posibilidad de inte ner la demanda. Si esto no hubiese sido posible, el plazo se comput desde el momento de la remocién del impedimento”. Cuando el agravio constitucional dimana de una resolucién j cial, el Cédigo ha acortado el plazo; asf, el Amparo contra resoluci judiciales prescribe a los treinta dias habiles después de la notificaciér de la resolucién que ordena el cumplimiento de lo decidido. Finalmente, el Cédigo establece determinadas reglas p cémputo del plazo, que son las siguientes: a) El plazo se computa desde el momento en que se produce afectacién, aun cuando la orden respectiva haya sido dictada coi anterioridad, 4) Si la afectacién y la orden que la ampara son ejecutadas multéneamente, el cémputo del plazo se inicia en dicho momento, ¢) Si los actos que constituyen la afectacién son continuados, plazo se computa desde la fecha en que haya cesado totalmente ejecucin, d) Laamenaza de ejecucién de un acto lesivo no da inicio al cOmy to del plazo. Sélo si la afectacién se produce se deberd a co el plazo, ; ¢) Si el agravio consiste en una omisién, el plazo no transcu ré mientras ella subsista, y, i J) El plazo comenzaré a contarse una vez agotada la via previz cuando ella proceda. 9.4. Substanciacin del proceso de Amparo 9.4.1. Demanda La postulacién del Amparo, a diferencia de lo que ocurre en Habeas Corpus que se presenta sin formalidades, sera con demands escrita y contendr4 cuando menos, los siguientes datos y anexos: PERU 619 . La designacién del Juez ante quien se interpone, . El nombre, documento de identidad y domicilio procesal del dante, El nombre y domicilio del demandado, sin perjuicio de lo sto en el art. 7 del presente Cédigo, 4, La relacién numerada de los hechos que hayan producido, o en vias de producir la agresién del derecho constitucional, 5. Los derechos que se consideren amenazados 0 violados, 6. El petitorio, que comprende la determinacién clara y concre- le lo que se pide, 7. La firma del demandante o de su representante o de su apo- do, y la del abogado. En ningin caso la demanda podra ser azada por el personal administrative del Juzgado o Sala co- spondiente. .2. Inadmisibilidad El Codigo establece en el art. 48 que si el Juez declara inadmisible demanda de Amparo, debe conceder al justiciable tres dias para que sane la omisi6n o defecto, bajo apercibimiento de archivar el expe- iente. Esta resolucién es apelable. .4.3. Improcedencia liminar El art. 47 del Cédigo, recoge y mejora el rechazo in limine que stablecia el art. 14 de la antigua Ley 25398. Ahora establece con or rigor que si el Juez, al calificar la demanda de Amparo conside- que ella resulta manifiestamente improcedente, lo declararé asf ex- resando los fundamentos de su decisién. En los hechos, mejora el ‘rechazo de plano” que establecfa la Ley 25398. Igualmente, establece que podra rechazar liminarmente una demanda manifiestamente improcedente en los casos previstos por el art. 5 del Cédigo. Este nu- ‘tmeral regula las causales de improcedencia del Amparo -y por exten- sién, del Habeas Corpus, Habeas Data y cumplimiento- cuando: I. Los hechos y el petitorio de la demanda no estén referidos €n forma directa al contenido constitucionalmente protegido del derecho invocado, __ 2. Existan vias procedimentales espectficas, igualmente satisfacto- Tlas, para la proteccién del derecho constitucional amenazado o vul- nerado, salvo cuando se trate del proceso de Habeas Corpus, 3. El agraviado haya recurrido previamente a otro proceso judicial Para pedir tutela respecto de su derecho constitucional, 620 DOMINGO SARGIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ 4. No se hayan agotado las vias previas, salvo en los casos previ por este Cédigo y en el proceso de Habeas Corpus, 5. Ala presentacién de la demanda ha cesado la amenaza 9 cién de un derecho constitucional o se ha convertido en in 6. Se cuestione una resolucién firme recaida en otro p tra Amparo), a 7. Se cuestionen las resoluciones definitivas del Consejo Nacio de la Magistratura en materia de destituci6n y ratificacion de ji Fiscales, siempre que dichas resoluciones hayan sido motivadas tadas con previa audiencia al interesado, 8. Se cuestionen las resoluciones del Jurado Nacional de ciones en materia electoral, salvo cuando no sean de natu jurisdiccional o cuando siendo jurisdiccionales, violen la tutela cesal efectiva, 9. Tampoco procede contra resoluciones de la Oficina Naciona Procesos Electorales y del Registro Nacional de Identificacié y Estado Civil, si pueden ser revisadas por el Jurado Nacional d Elecciones, ‘ 10. Se trate de conflictos entre entidades de derecho p interno. Los conflictos constitucionales surgidos entre dichas e1 titucional, gobiernos locales y regionales, seran resueltos por vias procedimentales correspondientes, 11. Ha vencido el plazo para interponer la demanda, con excep cin del proceso de Habeas Corpus. a Igualmente el aludido art. 47 establece que el Juez podré re chazar la demanda de Amparo si se ha interpuesto en defensa derecho de rectificaci6n y no se acredita la remisién de una solici tud cursada por conducto notarial u otro fehaciente al director 6rgano de comunicacién o, a falta de éste, a quien haga sus veces, para que rectifique las afirmaciones consideradas inexactas 0 agraviantes. Finaliza la norma que si la resolucién que declara la improcedencia fuese apelada, el Juez pondra en conocimiento del demandado el recurso interpuesto. ’ 9.4.4. Admisién de la demanda Es obvio que si el proceso de Amparo ha cumplido con tod las exigencias y requisitos, el Juez debe expedir resolucion que de~ clara admitida la demanda, notificando al emplazado. PERU 621 ontestaci6n: lemandado, una vez que ha sido validamente emplazado y se do Ia justa composicién de la litis constitucional, tiene dias habiles para contestar la demanda de Amparo. Aqui, el 7o ha hecho una innovacién frente a la antigua Ley 23506 stablecia (art. 30) tres dias para que conteste el autor de la i6n: hoy se ha extendido a cinco dias. vez absuelto, el Juez tiene cinco dias para expedir la senten- indica la norma, que se haya formulado solicitud de infor- ral, en cuyo caso el plazo se computard a partir de la fecha de su acién. Igualmente si se presentaran excepciones, defensas pre- 9 pedidos de nulidad de auto admisorio, el Juez corre traslado wue no ocurria en la Ley 23506- al demandante por el plazo de ‘fas. Con la absolucién o vencido el plazo para hacerlo, quedan autos expeditos para ser sentenciados. Cédigo ha establecido otra novedad en el actual tramite del paro; y es que, antes de que expida sentencia, el Juez, silo conside- cesario, tealizar4 las actuaciones que considére indispensables, notificacion previa a las partes. Inclusive, puede citar a audiencia caa las partes y a sus abogados para realizar los esclarecimientos estime necesarios. Estos aspectos habran de significarle al Juez mnviccién y certeza de las incertidumbres juridicas que se veniilan. | propio Cédigo ha habilitado al Juez para expedir sentencia en la lisma audiencia o, excepcionalmente, en un plazo que no excedera 9s cinco dias de concluida la audiencia. Si el Juez considera que la slacion procesal tiene un defecto subsanable, concedera un plazo de dias al demandante para que lo remedie, vencido el cual expedira entencia. Por otro lado, si estima que la relacién procesal tiene un lefecto insubsanable, declarar4 improcedente la demanda en la entencia. En los demés casos, expedir4 sentencia pronuncindose bre el mérito. Uno de los cambios radicales que el Cédigo Procesal Constitucio- al ha introducido en la proteccién y tutela de los derechos fundamen- s, es el relacionado a la estructura propia de las sentencias, no s6lo cuanto a su contenido y efectos; sino al modo de ejecuci6n. _ El Amparo termina a través de un acto jurisdiccional tfpico deno- ninado sentencia. La sentencia ha sido considerada como la formula- cin por el Juez de un mero juicio légico, con el clasico silogismo 622 DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ de la triarquia tradicional: premisa mayor, premisa menor, y g clusion, Sin embargo, esta apreciacin hoy ya no resulta del «a valida, en la medida que se vienen incorporando un contingent tipologias de sentencias atipicas y también de una argumentacs juridica previa al fallo. La sentencia hoy es entendida como un acto de ejecucién que dirige a reparar una lesin constitucional. : El Cédigo ha deparado diversos aspectos en el tratamiento d sentencia. Veamos algunos breves lineamientos: 4 10.1. Los requisites ménimos de la sentencia de Amparo 4 Elart. 17 del Cédigo ha ensamblado un conjunto de requi generales, aplicables no s6lo al Amparo, sino también al Ha Corpus, Habeas Data y Cumplimiento. Asf, explicita la norma q Ia sentencia que resuelve el proceso de Amparo, deber4 conten segiin sea el caso: - La identificacin del demandante, — La identificacién de la autoridad, funcionario o persona « quien provenga la amenaza, violacién o que se muestre renuente, acatar una norma legal o un acto administrativo, ~ La determinacién precisa del derecho vulnerado, 0, de ser caso, la determinacion de la obligacién incumplida, ~ La fundamentacién que conduce a la decisién adoptada, ~ La decisién adoptada, sefialando, en su caso, el mandato con to dispuesto. 10.2. Contenido de la sentencia fundada de Amparo Como ya se ha insinuado, el Cédigo ha establecido un procedi miento muy estricto, no sélo en el plano de su ejecucién, sino estructuracién. En efecto, més alla de la clasica estructura de sentencia expresada en la parte expositiva, considerativa y fall art. 55 del Cédigo ha establecido que la sentencia que declara dada la demanda de Amparo, contendra alguno o algunos de los pronunciamientos siguientes: 1. Identificacin del derecho constitucional vulnerado o am nazado, ‘ 2, Declaracin de nulidad de decisi6n, acto o resolucién que haya impedido el pleno ejercicio de los derechos constitucionales pro gidos con determinacién, en su caso, de la extensién de sus efes 3. Restitucién o restablecimiento del agraviado en el pleno de sus derechos constitucionales, ordenando que las cosas al estado en que se encontraban antes de la violaci6n, PERU 623 Orden y definicién precisa de la conducta a cumplir con el fin cer efectiva la sentencia. todo caso, el Juez establecerd los demés efectos de la sentencia | caso concreto. n rigor, estamos ante un contenido minimo que el operador de la na se obliga a pronunciar; si es una sentencia definitiva o fundada. Tipologias de sentencias in el sistema procesal peruano, el conjunto de resoluciones expiden los 6rganos jurisdiccionales son decretos, autos y sen- ias (art. 120 del C.Proc.Civil). Sin embargo, ni el CPC ni el oc.Civil explicitan las tipologias de las sentencias. Empero cabe as, siguiendo algunos patrones o criterios consensualizados Por lo pronto, el Juez en su etapa decisoria, habré de advertir un e andlisis de las pretensiones. Asi, examinaré si, efectivamente, la sién cumple con los requisitos de procedibilidad que le exi- sistema procesal (juicio de procedibilidad); y luego, podrd, en cién procesal pertinente, declarar la pretensién en fundada ndada (juicio de mérito). En este marco situacional, bien cabe recordar la tipologia de tencias que se vienen desarrollando en la doctrina, esto es, “sen- ucia lipicas” y “sentencias atipicas”. Sentencias Tipicas Son las sentencias tradicionales que se ubican en las llamadas entencias estimativas” o “sentencias desestimativas”. Sentencias estimativas En las sentencias t{picas, el Amparo peruano se particulariza a tra- de un fallo definitivo que declara fundada la pretensi6n; y ésta a su =z puede ser fundada en todo o en parte. Aqui, en las sentencias stimativas o “fundadas”, el codificador ha introducido diversas in- 0 fones que la antigua Ley 23506 no las contenia; y es lo que la ica como una sentencia de condena y que tiene por obje- anular el acto recurrido. Como consecuencia, cuando el acto amado es de cardcter positivo, la sentencia que concede el Amparo endré por objeto restablecer al justiciable los derechos fundamentales iolados o amenazados; esto es, reponer las cosas al estado anterior a ho agravio constitucional; y cuando es negativo, obligard al agresor esponsable a respetar el derecho violado y a que cumpla con lo que sste exige (art. 55 inc. 2, 3 y 4). 624 DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ b) Sentencias desestimativas En este caso, el fallo‘del Amparo es que se declare “improced o “infundada” la pretensi6n del demandante. Al respecto, las cay de improcedencia del Amparo, ya se han indicado, se encueny reguladas en el art. 5 del Cédigo; el art. 53 igualmente estab) “Si -el Juez~ estima que la relacién procesal tiene una di insubsanable, declararé improcedente la demanda en la sentenci luego, a renglon seguido prescribe: “En los demés casos, exped sentencia pronuncidndose sobre el mérito”. Y en el juicio de mérito puede declarar el Amparo fundado o infundado. B) Sentencias atipicas No cabe duda que desde hace ya varias décadas la jurisdicc constitucional se ha visto desbordada en los c4nones tradicion; los limites que se le atribuyen. Asi, hoy los Tribunales Constit les vienen inflexionando las sentencias tipicas, a través de dives modalidades; de modo que hoy, dichas sentencias son las “atépic Entre las principales que se reconocen y que han sido incluso tee das por el Tribunal Constitucional peruano en un proceso inconstitucionalidad contra la legislacién antiterrorista (Exp. 010-2002 I/TC, de] 04-01-2003), se encuentran las sentencias interpretatiyas aditivas, exhortativas, sustitutivas, etc. Ahora bien, en el Pert el Tribunal Constitucional no sélo ha ven do expidiendo, aunque en forma excepcional, sentencias atfpica con respecto al control de la constitucionalidad de las leyes, sino que igualmente, ha empezado a extender este tipo de sentencias, p casos de Amparo. Este tipo de sentencias “atfpicas” en el Amparo peruano se ex: presan en: a) Sentencias exhortativas Aqui el Tribunal Constitucional no sélo expide una sentencia del nitiva, estimativa o fundada; sino que, reconoce implicitamente que Amparo no sélo tiene una dimensién subjetiva que comprende a parte, sino una dimensién objetiva que presupone su promocién. el TC peruano ya ha venido pronunciéndose en diversos fallos Amparos,!9 casos como los expedientes 2050-2002AA/TC. public: '® Si bien es interesante la figura de la sentencia exhortativa, el Tribunal Constitucionalba cometido, en este punto, algunos excesos, of Garcia Br.avnoe, Domingo “éAntejuicio, ac ci6n constitucional, juicio politico?” en Revista Juridica del Pers, nim. 55, 2004. PERU 625 30.05.2003; exp. 921-2003-AA/TC del 12.08.2003; exp. 0442-2003- del 19.04.2004; en todas estas sentencias, ha “exhortado” a los es del Estado a que, por ejemplo, en un plazo razonable, adecuen mormas de ciertas leyes a los principios y derechos constituciona- 0, a que una municipalidad adopte decisiones especificas; 0 la jortaci6n al Poder Judicial para que las causas que han merecido sncién estimatoria en este Tribunal por la violacin de garantias jebido proceso, tengan una atencién inmediata, etc. Sentencias con efecto mis alla de las partes: “El estado de cosas inconstitucionales” Igualmente se aprecia que el TC peruano ha incorporado la técni- desarrollada por la Corte Constitucional colombiana y ha adoptado ntencias que disponen efectos més alld de las partes en conflicto, y ara ello se viene apelando a la técnica del “estado de cosas in- mnstitucionales”. 0.4. Efectos de la sentencia _ Los efectos de una sentencia de Amparo son sélo inter partes; y lo se aprecia cuando desde el Poder Judicial o del Tribunal Cons- itucional, la tutela del Amparo se endereza a restituir el goce fectivo de algiin derecho constitucional vulnerado 0 amenazado. ncluso cuando en el Amparo se desarrolla el control difuso de una lorma que no compatibiliza con la Constitucién, siguiendo la osicién del art. VI del T-P. del Gédigo, el Juez simplemente la declara inaplicable, __ Excepcionalmente, como se ha podido apreciar, se han presenta- do las sentencias atipicas, como sentencias exhortativas; 0 a través de sta nueva modalidad de Amparo colectivo bajo la técnica del “estado cosas inconstitucionales”. Al respecto, en el Exp. 2579-2003-HD/ el Tribunal ha sefialado en su fundamento 19 que “dado que ale Tribunal es competente para fijar las reglas procesales que mejor brotejan los principios y derechos constitucionales, considera cons- Ulucionalmente exigible que se adopte la técnica del “estado de cosas inconstitucionales” que, en su momento, implementara la Corte Gonstitucional de Colombia, a partir de la sentencia de unificacién 5359/1997. Esta técnica (...) comporta que, una vez declarado el ‘lado de cosas inconstitucionales, se efecttie un requerimiento espe- ‘tifico 0 genérico a un (0 unos) érgano (s) priblico (s) a fin de que, dentro de un plazo razonable, realicen o dejen de realizar una accién “omisién, per se, violatoria de derechos fundamentales, que repercu- 626 DOMINGO GARGIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ ta en la esfera subjetiva de personas ajenas al proceso consti cual se origina la declaracién” 20 Pero éstos son casos excey 11, PROCEDIMIENTOS DE EJECUCION DE SENTENCIAS. ASPECTOS GENE, Hasta noviembre de 2004 ha venido rigiendo por casi 29 ap ley 23506; y pese a sus grandes méritos, esta ley, con el tiep evidencié que carecfa de mecanismos procesales id6neos pa Ia fase ejecutiva de las sentencias estimativas se cumplan a cab; y 3i bien en parte ello fue suplido por la Ley 25398, un sector de emplazados con sentencias fundadas, no cumplieron, los mandatos judiciales. Incluso el tema motivé, en su mom que la Defensoria del Pueblo en su Informe Defensorial 19 tit “Incumplimiento de sentencias por parte de la administracién o tal”, aprobado por Resolucién Defensorial 62-98/DP de octubre 1998, se pronunciara sobre este grave problema. 4 El Cédigo, en la versién original de su Anteproyecto, planteaba actuacién de sentencias mas audaz y coercitivo, llegando inclus responsable del incumplimiento del mandato, no s6lo a impo multas fijas o acumulativas, sino a disponer la destitucién del sable 0, incluso, su prision civil efectiva hasta por un plazo de meses renovables.?! Sin embargo, en el seno del Congreso el tem: de la prisién civil fue observado y dejado de lado. Pero existen niveles sobre la fase ejecutiva del proceso de Amparo; por un lo que el propio Cédigo denomina la “actuacién de sentencias”, luego k “ejecucién de sentencias” y, finalmente, “el procedimiento para la presién de actos homogéneos”. 11.1. Actuacién de sentencias en el Amparo El Cédigo en el art. 22 ha creado una figura sin precedentes el Pera, pero que en parte se legisla en Colombia, Bolivia, Vene: la y Uruguay, como es el instituto de la “actuacién de la sente impugnada” 22 Ha dispuesto el Cédigo que la sentencia que cal ejecutoria en los procesos constitucionales de Amparo, se a conforme a sus propios términos por el Juez de la demand 20 Abad Yurangut, Samuel B., Op. cit., p. 192. 3 AA.WV,, Cédigo Procesal Constitucional, Anteproyecto 9 legislacién vigente, Lima, rial Palestra, 2003, p. 43. 32 Decreto 2591, Reglamento de la accién de tutela de Colombia, art. 127; Ley If de Organizacién, Funciones y Atribuciones del Tribunal Constitucional de Bolivia, 19-4V; Ley 16011, Accién de Amparo de Uruguay, art. 9 y 10; Ley Organica de Amp sobre derechos y garantfas constitucionales de Venezuela, art. 30. PERO 627 mnte, la norma establece que las sentencias dictadas por los constitucionales tienen prevalencia sobre la de los restantes 108 jurisdiccionales y deben cumplirse bajo responsabilidad. su cumplimiento, y de acuerdo al contenido especifico del to y de la magnitud del agravio constitucional, el Juez podra ‘uso de multas fijas 0 acumulativas e incluso disponer la destitu- del responsable. Ahora bien, de todas estas medidas coercitivas, digo exige que sean incorporados como “apercibimiento” en la nncia; pero no forma parte de la estructura misma de condena; esto, sin perjuicio de que, de oficio o a pedido de parte, las s puedan ser modificadas durante la fase de ejecucién. . Ejecucién de sentencia Como complemento de la actuacién de las sentencias fundadas de paro, el Codigo, en el titulo especifico del proceso de Amparo, iculariza la ejecucién de una sentencia de Amparo. Asi, el art. 59 blece los lineamientos y la forma como debe cumplirse lo fallado el Juez. Esquematicamente estos aspectos son los siguientes: @) La sentencia firme que declara fundada la demanda de Amparo ser cumplida dentro de los dos dias siguientes de notificada. se trata de omisiones, el plazo puede duplicarse. 8) Si el obligado no cumple con-el mandato judicial dentro del azo establecido, el Juez se dirigir4 al superior del responsable y lo requerira para que lo haga cumplir y disponga la apertura del rocedimiento administrativo contra quien incumplié, cuando co- sponda y dentro del mismo plazo. ¢) Si el superior mantiene igualmente la conducta omisiva y nuente, el Juez, transcurrido dos dias, ordenard que se abra proce- imiento administrativo contra el superior conforme al mandato, indo corresponda, y adoptard directamente todas las medidas ara el cabal cumplimiento del mismo. d) La desobediencia de ambos puede ser sancionada hasta que cumplan su mandato, ya sea con multas acumulativas o fijas o con destitucién; esto es, el art, 59 remite, en este caso, a lo previsto en cl art. 22 del Cédigo; ello sin perjuicio de la responsabilidad penal del funcionario. ¢) El Juez debe establecer todos los dems efectos del fallo para el '€2s0 concreto y expresa la norma que “mantendra su competencia ta que esté completamente restablecido el derecho”. _ J Una importante innovacién del Cédigo en esta materia de SJecucién de sentencias, lo expresa el propio art. 59 que establece que Cuando el obligado a cumplir la sentencia sea un funcionario pii- DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ 628 blico, el Juez puede expedir una sentencia ampliatoria, que sus la omisién del funcionario y que regule la situacién injusta ¢ me al decisorio de la sentencia. Expresa la norma igualmente para los efectos de una eventual impugnacién, ambas senten se examinardn unitariamente. ‘g) Cuando Ia sentencia firme contenga una prestacién el obligado que se encuentre en imposibilidad material de deberd manifestarlo al Juez quien puede concederle un plazg mayor de cuatro meses, vencido el cual, seran de aplicaci medidas coercitivas sefialadas en el mismo Cédigo. ‘Como se podrd apreciar, el actual Cédigo encomienda una extraordinaria al Juez que hoy se convierte en un Juez consti para la restitucién de los derechos fundamentales, violentados por poderes piblicos o por particulares. 11.3. Procedimiento para la represién de actos homogéneos Superando el antiguo art. 8 in establecido (numeral 60) un procedimiento eficaz para que los a res cumplan lo sentenciado. Asf, la norma indica que si sobrevin un acto sustancialmente homogéneo al declarado lesivo en un p so de Amparo, podré ser denunciado por la parte interesada Juez de ejecucién. Efectuado el reclamo, el Juez lo resolver con previo traslado otra parte por tres dias. La resolucién es apelable sin efe suspensivo. La resolucién que declara la homogeneidad, amplia el 4 de proteccién del Amparo, incorporando y ordenando la represi6n de acto represivo sobreviniente. ‘ 12. Recursos La actividad impugnatoria que franquea el Amparo se exp los siguientes recursos: a) Recurso de apelacién Este recurso se interpone contra la sentencia del Jucz de pt mera instancia. Los sujetos titulares de este recurso pueden cualquiera de las partes, lo que significa que pueden esgrimit sujeto activo de la demanda: el afectado; su representante 0 apod do, una tercera persona, el Defensor del Pueblo; o el sujeto past Amparo, que puede ser una persona natural o jurfdica, el Proca jquier autoridad funcionario, el tercero’ perjudicado. El PERO 629 jercitar este recurso es de tres dias (art. 57). Se debe sefialar que ign se debe plantear el recurso de apelacién contra lo resuelto el Juez civil o la Sala Civil de la Corte, en via incidental sobre la jtud de la medida cautelar (art. 15). Interpuesto el recurso de laciOn, expresa el art. 56 que “El expediente sera elevado den- de los tres dias siguientes a la notificacién de la concesién del 10”. jecurso de agravio constitucional Contra la resolucién de segundo grado (Sala Civil y, excepcional- te la Corte Suprema) que declara infundada o improcedente la \da, procede el recurso hoy calificado como de “agravio consti- jonal”, (su similar en la ley 23506 fue el “recurso extraordinario”, to de la antigua Ley Organica del Tribunal Constitucional OTC) 26435, que dispuso en la Cuarta Disposicién Transitoria creaciOn de este recurso. Es més, el antiguo Tribunal de Garantias nstitucionales, Ley Organica 23385, establecfa el llamado “Recurso casaci6n”). As{ hoy, fruto de la evolucién de los medios impug- torios para acceder al colegiado constitucional, el Cédigo establece | recurso de agravio constitucional, cuyo plazo para interponerlo es diez dias, plazo distinto al que contemplaba chart. 44 dela LOTC, ue sefialaba quince dias. El art. 18 del Cédigo establece que una z que es concedido el recurso, el Presidente de la Sala remite al Tribunal Constitucional el expediente dentro del plazo maximo de s dias, mds el término de la distancia, bajo responsabilidad. Una vez que el expediente se encuentra en el Tribunal Consti- tucional, éste tiene un plazo de treinta dias para emitir su fallo. Siel Tribunal considera que Ia resolucién impugnada ha sido ex- pedida incurriéndose en un vicio del proceso que ha afectado el entido de la decisidn, la anulard y ordenara se reponga el tramite il estado inmediato anterior a la ocurrencia del vicio. Sin embargo, el vicio incurrido sélo alcanza a la resolucién impugnada, el Tribu- nal la revoca y procede a pronunciarse sobre el fondo del asunto. ©) Recurso de queja .._ £1 Cédigo incorpora otro medio impugnativo que es el llamado Yecurso de queja”, que procede contra la resolucién que deniega el Tecurso de agravio constitucional. Este recurso se interpone direc- famente ante el Tribunal Constitucional dentro del plazo de cinco dias siguientes a la notificacién de la denegatoria. Al escrito que Contiene el recurso y su fundamentacién, se anexa copia de la reso- lucién recurrida y de la denegatoria, certificadas por abogado. El _ Fecurso es resuelto dentro de los diez dias de recibido, sin dar lugar a 630 DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ trémite. Si el Tribunal Constitucional declara fundada la conoce también el recurso de agravio constitucional, ordenang Juez superior (Sala Civil) el envio del expediente dentro del t dia de oficiado, bajo responsabilidad. PROCESALES HOMOLOGOS f La fuerte polémica en torno a la naturaleza juridica del Amp, que ha imperado no sélo en el Pera, sino en Latinoamérica, entendido de si ella, en rigor, es de caracter “optativo u alternati “heroico o residual”, ha hecho que el Cédigo asuma una posie que ha supuesto correctivos a la practica tribunalicia. En efecto, los tiltimos afios ha existido un uso y abuso del proceso excepcional Amparo, toda vez que este proceso, siendo de emergencia, se ha; dinarizado y por tanto, se ha desvirtuado en su esenci: Cédigo ha establecido que sera causal de improcedencia del Amp cuando el justiciable use esta via, existiendo otras vias procedimenta especificas, “igualmente satisfactorias, para la proteccién del de constitucional amenazado o vulnerado, salvo cuando se trat proceso de Habeas Corpus”, (art. 5, 2°). Esto significa que no pre, ante la hipétesis de un agravio constitucional, es aceptable tutela a través de un proceso constitucional como el Amparo. En consecuencia, se puede afirmar que el sistema procesal peru no contempla diversas vias paralelas que pretenden reparanel lesivo. Esto, por cierto, trae ciertas complicaciones respecto a la tutel de estos procesos que pueden verse dilatados; por ejemplo, los proce ‘sos contenciosos-administrativos, o procesos de indole laboral u ot procesos que pueden derivar en la via de conocimiento. Es en este contexto donde el Codigo ha advertido proceden Amparos en defensa de un derecho que carece tento constitucional directo o que no esté referido a los aspect constitucionalmente protegidos del mismo, como lo indica el 38 del Cédigo, pues para todo esto existen los procesos paralelos u ordinarios. * 14, OTROS INSTRUMENTOS DE CONTROL EN EL SISTEMA DE JURISDICCION ‘CONSTITUCIONAL IMPERANTE La jurisdiccién constitucional en el Pera cuenta a Ja fecha desde fa Constitucién de 1993, con siete procesos constituciol que se encuentran normados en un solo cuerpo unitario y sistem! PERG 631 28237, publicada en el diario oficial “El Peruano” el 31 de del 2004 y que luego de seis meses de vacatio legis, entré en ia el primero de diciembre de 2004. El Gédigo Procesal Consti- nal, sistematiza asf, toda la legislaci6n procesal constitucional que adispersa y dentro de una compleja marafia de reformas parcia- ¢ imponfan una sistematizacion coherente. cisamente el pértico del Codigo, con el que se inicia el art. I Fitulo Preliminar establece que: “El presente Cédigo regula los constitucionales de Habeas Corpus, Habeas Data, Amparo, imiento, inconstitucionalidad, accién popular y los conflictos spetencia y atribuciones, previstos en los arts. 200 y 200 inc. 3 de itucion”. ORMAS CONSTITUCIONALES ¥ LEGALES EN TRAMITE A partir de la transicién politica (2000) y luego del desplome del jerno de Alberto Fujimori, caracterizado por una corrupcién nal en las ms altas esferas del poder; se inicia un interregno bierno transitorio presidido por Valentin Paniagua. En esta nsicion politica, se convoca a una Comision de Bases para el udio de la Reforma Constitucional y que fue una de las primeras nifestaciones para una futura reforma constitucional. All, se esta- scieron los grandes lineamientos, entre los que obviamente se en- entran el tema de la jurisdiccién constitucional. En esta Comision lantearon en su interior diversas reformas, como las de suprimir el so competencial y el de Habeas Data; al final solo primé la proceso de cumplimiento.® Igualmente, se planteé en su interior acién de un nuevo proceso: la inconstitucionalidad por omi- Sn, pero que no fue aceptado.% Es més, en dicha Comision se edia un Cédigo Procesal Constitucional.25 Restaurada la democracia, el Parlamento expide una Ley en la que joca a una reforma constitucional, situacién ésta que fue objeto de demanda de inconstitucionalidad. El TC peruano se pronuncié eftalando que el Parlamento si estaba habilitado para reformar a la Onstitucién, pero sostuvo que su validez pasaba previamente por una de Estudio de las Bases para la reforma constitucional en el Peri; simpresién, Lima, Ministerio de Justicia, 2002, pp. 97-98. 1aT0 Cau Gerardo y Caurio Matcos, Edgar: El contol de las omisionesinconiit es « ilegales en el derecho comparado, (reflexiones a propésito del caso peruano); Méxi- Edit. Fundap, 2004. i i 33 Comisién de Estudio de las Bases para la reforma constitucional en el Perd; reim- ion, p. 98. 632 DOMINGO GARCIA BELAUNDE Y GERARDO ETO CRUZ consulta popular (referendum). Esta situacién, a la postre, detuy proyecto impulsado por el Parlamento y lo paraliz6 en definitiy A la fecha, en el Congreso se vienen desarrollando Tefory arciales a la Constitucion, sin que se haya tocado el tema Jjurisdiccién constitucional y los procesos constitucionales mi por lo-que se puede concluir que, por ahora, fuera de lo que ha gi supresin de toda la antigua legislacién’ procesal constitue s6lo existe un cuerpo sistematico de procesos constitucio través del Cédigo Procesal Constitucional, el primero en su reconociendo, claro est4, el de Tucuman, con alcances restring: sin considerar otros cuerpos normativos que no son Cédigos, la Ley Organica de Jurisdiccién Constitucional de Costa Rica otro lado, se ha derogado la Ley Organica del Tribunal Constitue; 26435, que rigid desde el 10 de enero de 1995; y hoy se cuenta c nueva ley Orgénica del Tribunal Constitucional 28301, publi el 23 de julio de 2004 y que entré en vigor, previo a la vacatio le similar a la del Cédigo, el primero de diciembre de 2004. En co) cuencia, se puede afirmar que, en la perspectiva actual, no existe ur coyuntura constituyente que permita vislumbrar alguna reforma in Pertante en la propia estructura del actual texto constitucional; jen se puede afirmar, que a partir del Cédigo Procesal Consti Ley 28237 y la nueva LOTC 28301, el Pert se enrumba por derrot mas s6lidos de defensa procesal de la Constitucién. No empero, la creacién jurisprudencial que impongan, tanto los jueces ordit como el Tribunal Constitucional, la que consolidar4 nuestra ende- ble democracia.

You might also like