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we PSICOANALISIS Y CRIMINOLOGIA textos clisicos como El candcter newrstico (Adler, 1963), de 1912, y Tipos psicoldgices (hung, 1964), publicado en 1921. Rste ttimo reali- za un tratado sobre los tipos en la historia antigua y medieval © influenciado por las teorizaciones de Gross sobre las inferioridades psicopaticas, distingue tipos intravertidos y extrovertidos. Por otro lado, desde la nocién del carscter, a partir de la década del 70, en FE.UU,, se produce paulatinamente un desplicam hacia las personalidades narcisistas y limites, especialmente con los desarrollos de Otto Kemberg y la “personologia” norteamericana de Gordon Allport. Seguin los desarrollos de Kemberg, el “trastor- no de personalidad narcisista” presenta una linea evolutiva que lo vincula con el “sindrome de narcisismo maligno” y el “trastorno de {a personalidad antisocial” que son patologias en las cuales el dete- rioro del supery6 es elevado y produce conductas antisociales. Las teorfas de Kemberg, basadas en la organizacién caracterolégica y la noci6n de personalidad bordertine, impulsaron el desarrollo del “psi- codiagnéstico psicoanalitico”. Paralelamente, Heinz Kohut (conti- nuador de la Psicologia del Yo) promueve el psicoanilisis centrado cn el sei su constitucién y periodos de formacién, la restauracién de experiencias traumiticas, etc., que lo condujo al estudio de las “patologias narcisistas”. En definitiva, ante el desuso de la nocién de sintoma, la nocién de personalidad se extiende y conduce a una clasificacién de com- portamientos dentro de un “tipo” integrado de personalidad como reemplazo de la antigua nocin de caracter y dejando de lado al sujeto del inconsciente. VI. Perversion FREUDY LA PSIQUIATRIA El significado médico-psiquidtrico que antecede a Freud le otor- a las perversiones el sentido de enfermedad; es decir, la perver- én es considerada como patologia o desviacién de la funcién al. Esta perspectiva cientifica, si bien mantenia una proximided ursiva, ya mostraba un tratamiento diferencial al de las perver- 'siones consideradas como delitos juridicos y pecados religiosos. La ‘obra Poyshopathia sexualis de Krafft-Ebing -que aleanzé m tt ediciones gracias a Albert Moll~constituye una referencia insosli- yable en la transformacién de los preconceptos acerca de la perver~ ‘idn, aunque no puede salirse del juicio moral a partir de la norma | Publicado en 1886, este libro se compone de un conjunto de “observaciones empiricas y clasificaciones tematicas que organizan el ‘vasto campo de la condueta sexual desviada (Krafft-Ebing, 2000). Por otro lado, la obra del inglés Havelock ills Saline the chology of Sex, publicada desde 1897 en una serie de siete volime- io veal obschaciones ‘empiricas sobre la sexualidad, Desde una perspectiva de psicologia antropologica y biolégica, Havelock Ellis se dirigia a cientificos y con el tiempo fue considerado uno de los precursores de la sexologia (Havelock, 1927). Estudios anteriores sobre las perversiones sexuales, como las obras dle Benjamin M. He PSICOANALISISY CRIMINOLOGIA ‘Tarnowski, especialmente E instinto sexual y sus maniféstaciones mi ‘rides a la doble opinién de la jurisprudencia y ta psiquiatréa, de 1886 Des aberrations du sens génésique de Paul Moreau de Tours, de 1880, carecfan de un ordenamiento con racionalidad cientifica. Ahora bien, con respecto a la norma y el ideal sexual, el surgi- miento del psicoanalisis establece una ruptura frente a las investiga- clones sistemiticas alrededor de la segunda mitad del siglo xIx y durante todo el siglo xx. No obstante, la obra de Krafit Ebing, constituye la base de la construccién freudiana de Tres ensayas para una teria sexual, de 1905, especialmente en el capitulo dedicado a tas “aberraciones sexuales” y su distincién en cuanto al objeto y el fin sexual. Asimismo, contra las teorias de la herencia o la degenera- ci6n, Freud produce dos conceptos originales y permanentes en st teoria: las pulsiones parciales como componentes de una pulsion sexual y la sexualidad infantil como perversa polimorfa. La fijacién libidinal y la exclusividad del objeto son los rasgos que permiten definir una perversién como patolégica; y al mismo tiempo, Ia sexualidad humana integra elementos perversos sin diferencia cuali tativa entre lo normal y lo patol6gico. De este modo, la perversién quedard referida a las caracteristicas estructurales de la sexualidad humana (Mazzaca, 2003: 13). La cuestién central a destacar es que en Freud no existe un con- ccepto unificado del campo de la perversién. En Tres ensayas para ina zeoria sexual se establece una generalizaci6n de la perversion, ya que fo existen elementos suficientes para distinguir entre la estructura perversa de la neurosis y la psicosis (Mazzuca, 2003: 82). Asimismo, la formula “la neurosis es el negativo de Ia perversién” (Freud, [1905] 1978: 150) tiene el propésito de esclarecer la naturaleza de la neurosis y no la de la perversién; es decir, muestra que los impulsos reprimidos que retornan de manera deformada en los sintomas neurdticos son de naturaleza perversa (Mazzuca, 2003: 119), Con respecto al mecanismo de la desmentida (Verlewgnung) de la castracin materna en EI fetichismo, Freud se refiere a una matriz para abordar las perversiones en general y no descarta el mecanis- mo de la represion en la perversidn. En efecto, la renegacién de la castracién materna, responsable de la construccién del fetiche, nifica su aceptaci6n y porterior desmentida: el fetiche no escapa a la represién nia las leyes del inconsciente. La represién (Verdringung) ¥ la desmentida (Verleugnung) no son excluyentes y finalmente Freud las articula en La excision del yo en ef proceso de defensa ((1938- 1940] 1980b). PSICOPATIAS, CARACTEROPATIASY PERVERSIONES W ’ismo, la nocién de masoquismo en la teor‘a psicoanalitica ailiple, at6pica y ca, y es posible articularla como dad tanto en la neurosis como en la perversién o en la psi . En efecto, bajo su forma tripartita: erdgeno, femenino 0 pero también desde un punto de vista econémico, dinimico psicol6gico, en la obra de Freud, el masoquismo desborda ‘conceptualizacién en sentido estricto y plantea diversos proble- 8 suscontemporineosy los analisas potrewdinos, ‘En cuanto al texto Pega tn nito y las tres formas gramaticales Ja fantasia que articula la posicién masoquista, Freud gira en de las vicisitudes del complejo de Edipo del cual derivan Ja neurosis como la perversién. Los sintomas neuréticos y tasias de los perversos no son sino expresiones de pulsiones par- que no quedaron integradas en las diferentes orga Ja semvalidad. De modo similar, en Un recuerdo infamil de Leonar- Da Vinci, Freud plantea la homosexuatidad de acuerdo a las viei- del Kdipo y no referidas a la perversion. ; Dato el auc sintético y secundario de la perversién en este yro, solo se expone aqui una breve conclusién: la conceptualiza- freudiana acerca de las nociones de la sexualiiad infantil, ma- quismo, pulsidn, fantasia, fetiche, homosexualidad, ete., no pro- ntciona un fundamento de la categoria clinica de la perversién, Desde luego, la teorizacién de la perversion desde la época grie- yy en el post freudismo (con las distintas escuelas de psicoanslisis) muy vasta y mereceria la escritura de un libro aparte. Para el es- tablecimiento de un diagnéstico diferencial entre perverso y delin- jente, bastar con un minimo recorrido sobre algunas puntualiza- ciones de Lacan. LA CATEGORIZACION LACANIANA Si bien en la ensefianza de Lacan no hay una indagaci6n sobre la psicopatia o la delincuencia, se manifiesta un gran interés te6rico- elinico por ln estructura de In perversin desde ss primeros seni narios. Al respecto, segiin él mismo ha expresado, sus continuas ela- boraciones sobre la perversin suponen dejar de lado los eatalogos clinicos de las perversiones y todo lo escrito desde Kraflt-Ebing a lock Ellis (Lacan, 1962). . eee de 1963, aparece en la revista Critique su escrito “Kant con Sade”, en el que Lacan presenta una neta formalizacién de la cr PSICOANALISIS ¥ CRIMINOLOGIA, perersn con leagues de tine snus: se ta de utr lugares cuyo orden empieza en la ley del deseo (d), sigue en el obje. to (a) y la voluntad (V); y del otro lado, aunts ae ee dlido (8) y sujeto patologico (S). La secuencia evoca al perverso situado en su escena e identificado con el fetiche como objeto « caus del deseo; se trata de una funcin del objeto ~invertia ala frmula del fantasina neur6tico~ que supone en el origen la objeti_ vacién de un goce petrificado. La voluntad de goce, representada con la (V) del esquema, no se determina sobre la base de un objeto empirico, sino que se define a partir del fundamento del debers es decir, de la autonomia que surge de la potencialidad del hecho de darse la propia ley yesto es lo que realizaria la universalidad de una voluntad libre de cualquier motivacién singular, sensible o empiri «a. El imperativo planteado en el fantasma sadiano, equivalente al imperativo categorico, cobra su fuerza en la identificacién con el fiche con lo que consigue digi su deseo sin angustia ni pacto pn a tina: le a ey yo deseo se une a su propia volun La apatia ~nocién que Sade toma prestada del estoicismo~ cons sys uno de os pilares fandamentales del sista oa ian esa condicién que permite la pureza de un goce libre de lo patolégico en el sentido Kantiano del término. En tanto sent ee mediador e instrumento de la ley, el perverso sidico tiene como re. gla Ia apatia y cumple con un acto admirablemente moral en el sen- Ludo kantiano. Sin embargo, lo que se oculta es que el sujeto sa no se transforma en el agente apitico de li ley para satisacer en ‘ltima instancia una voluntad que, en Sade, responde al Ser Supre- mo en malded y 'a naturaleza madre. Especialmente sobre este punto, la obra de Sade le sirve a Lacan para despejar e iluminar la sc de ‘erverso con el gran Oto, Més all de a fia del 4 ‘or, el sujeto perverso se hace instrumento del afer jects l veto perverse se hace insiruments dl goed Asimismo, el esquema muestra que la voluntad de goce agente apicoestablece dos dimensiones subjetivsdistnees a me mera es la del sujeto dividido -sujeto de la raz6n prictiea- y la se~ «gunda es la del sujeto patologico no escindido ~el sujeto bruto del placer-, Se trata de un céleulo del sujeto: el perverso elige un sujeto de la razén prictica, lo produce dividida y luego lo corporiza, lo patologiza, a partir de los signos de goce. En otras términos, la per versién es un procedimiento para obtener la angustia del partenaire como punto subjetivo que no engaiia, yen este sentido, su deseo y PSICOPATIAS, CARACTEROPATIAS Y PERVERSIONES al yoluntad dependen de un cileulo del sujeto en tomo al goce del po. Por esto, Lacan elogia la eticidad del perverso —no su satis- ya que su método le permite despejar que por el camino de se puede llegar al territorio del goce. Légicamente, la posi~ perversa no es de demanda dirigida al Otro; inversamente, él causa de una imposicién ejercida de modo categérico hacia la sin de partenaire, forzando la barradura del Otro por la vée del je al pudor. En consecuencia, su deseo perverso lo conduce a se itil en asegurar cl goce del tercero, haciendo surgir las se es de angustia en el partenaire hasta el limite de hacer vibrar al bruto del placer como figuracidn del goce del Otro. Una tracién metédica y repetitiva que le permite a Lacan enfatiaar ‘el perverso se imagina ser el Otro para asegurar su goce (Lacan, B8e: 805). Por tiltimo, y abreviando lo antedicho, en la escena sadica o masoquista, la identificaci6n solida con el “fetiche 0” le permite al sujeto instrumentalizarse, con una voluntad ecidida, para hacer surgir la divisidn subjetiva en el partenaire cxe~ fantasmticamente que consigue el goce del Otro. © Por otro lado, en varias clases del seminario La angustia, Lacan refiere a la estructura de la perversidn para iluminar, despejar y sborar distintos problemas del psicoanslisis. En la cuarta clase, en rediscusi6n sobre la angustia de castracién en Freud y con un nimo esquema del espejo que reparte términos en el campo del Otro, Lacan distingue el uso del fantasmna en el perverso centrado fen la satisfacci6n, del fancionamiento del fantasma neurético como sfensa frente a la angustia. En el perverso, el objeto @ permanece su lado y la division subjetiva queda situada en el Ouro; en el eurstico, ambos términos del fantasma se ubican en el Otro y velan su estatuto de defensa. Asimismo, en esta clase Lacan anti~ ipa que el perverso se ofrece lealmente al goce del Otro haciendo su deseo una voluntad de goce; contrariamente, quien no se ffrece lealmente al goce del Otro es el neurdtico, ya que el cuerpo ‘en goce ~algo mas alli del ideal y del espejo- lo angustia y debe rrecubrir dicha angustia con el fantasma “perverso” sostén del deseo (Lacan, 2006: 60), De esta manera, el goce del fantasma perverso, aparentemente dominable por la voluntad e ilimitado, no resulta transgresor y esti siempre del lado del goce filico: cl perverse esti sometido a la ley y detenido en su fantasma como el neurstico. Sobre la misma via, Lacan retoma el esquema de la Iinea sinuosa yya presentado en “Kant con Sade” para precisar Is identificacién petversa sidica y masoquista con el fetiche ubicado en el lugar de la ma PSICOANALISISY CRIMINGLOGIA ‘causa del deseo, En efecto, el fetiche neurético se ubica adelante ‘como lo deseadio”, mientras que el fetiche perverso ~aunque no sea fcil de detectar~ se sitia “detris” y fijado como condicién absolu- ta: de aqui nace la certeza del sidico y del masoquista en la puesta en escena sin vacilacién alguna y dirigida hacia el territorio del goce (Lacan, 2006: 117). En las variadas elaboraciones de La anguia, Lacan se sirve del métadu perverso en diversas ocasiones para dle mostrar que siguiendo los caminos del deseo-ley se llega a un punto liltimo en la estructura. Aqu{ introduce un elemento nuevo, caracte- ristico del deseo sidico en el cumplimiento de su acto ritualizado: el sujeto busca convertirse en el fetiche mismo, es decir, hacerse apa- Fecer a si mismo como puro objeto. Distinta resulta la posicién masoquista para quicn esta encarnacién como objeto es el fin decla~ rado. Ahora bien, dentro de la escena, tanto cl siidico como el ma- soquista tienen en comiin la identificacién con el objeto de inter- cambio, siéndoles imposible captarse como aquello que no se ve: lo que son propiamente como objeto a (Lacan, 2006: 118). Precisa- mente, Lacan indica que el perverso no ha visto la luz de su verdad, pues en su creencia en el goce del Otro se le escapa que busca la angustia del Otro (Lacan, 2006: 166). Se trata de una conceptualizacién que Lacan despliega con ma- yor amplitad al formular una pregunta fundamental; 2Qué enmas- cara su fantasma de ser objeto de un goce del Otro? (Lacan, 2006: 178). Para cernir una respuesta pertinente es necesario despejar varios malentendidos: la posicién masoquista como simplemente “hacerse objeto” es ampliamente generalizable en la clinica y no es un dato de la estructura perversa, la cual se define cuando es “ha- cerse objeto para conseguir el goce del Otro”, Siempre resulta con- fuso deducir la estructura de la perversién a partir de una accién supuestamente perversa. Se trata de una particular modalidad de hhacerse objeto, no para el goce del perverso mismo sino para infil- trarle goce al Otro; y en este sentido, puede captarse que su prictica supone una fervorosa corporeidad teologia de fondo. Ahora bien, el método perverso, su instrumentalizacisn y la cer- teza de su fantasma dirigido a producir goce del Otro, no imp! que ficticamente consiga este goce del Otro que no tenga defini filica. De este modo, el perverso ignora la ltima causa de lo que hace y con su voluntad cree en el goce del Otro pero no sabe si lo consigue porque este es precisamente fantasmatico. Desde su posi- i6n, lo que si produce en el camino hacia las figuraciones del goce del Otro es la angustia en su partenaire, necesariamente sujetado a la PSICOPATIAS, CARACTEROPATIAS Y PERVERSIONES 23 -y tratado en su dignidad ética, Asi, Ja cuestion tiltima del perver- es con el gran Otro encarnado en el semnejante-vietima que, por ‘sometido a la escena sistemstica, pierde su fachada imaginaria indo sefales de angustia y vibraciones de algo vineulado al erpo y presentando lo que ¢s absolutamente Otro. En sentido to, el perverso no se dirige a la victima sino como gran Oro ‘gujeto del enunciado: el sujeto victima es el Otro en ese retorno sstro de la pureza kantiana, En efecto, desde la fantasmatica masoguista o sédica, la angustia del partenaire es un corre- to del goce del Otro que no tiene significacién desde lo simbélico, Sin reversion sadomasoquista ni dualidad posible, el libreto ma- ta muestra la posicién de hacerse objeto pero oculta la meci- ¢a que apunta al goce del Otro; inversamente, la escena del sidico stra su deseo como voluntad dirigida hacia el goce del Otro y su posicidn de objeto. Del mismo modo que el torturador resulta un mero funcionario encargado de agenciar la divi- en el Otro, el esclavo masoquista también ¢s el verdadero ente de la operacién cuya satisfaccidn indecible se contabiliza en propia carne, El objetivo es el goce del Otro y el medio es su entificacidn instrumental, he aqui lo que supone el fantasma per~ erso en sus rituales y el apoyo de su deseo: « @ S como la formula de Lacan al revés de la neurosis. En las iltimas clases del Seminario XIV, Lacan retoma los temas entrales de Ia perversiGn y su fantasma, en torno al acto sexual. El ilo de la argumentacién previa puede esquematizarse en clos mo~ imero, despejar que el mismo acto de advenimiento 6 macho parlante a nivel sujeto del significante implica una pér- da de goce (la desunién del cuerpo con el goce); segundo, el goce fuera del cuerpo es encarnado por ella como metifora del goce ido (el cuerpo de ella es metéfora del goce perdido de él) (La- ‘ean, 1967b). Asimismo, en el movimiento de su exposicién, Lacan ‘se apoya en la dialéetica del amo y del esclavo hegeliana (el amo ‘sonquist6 su inscripcién simbélica y perdid el goce del cuerpo y el ‘esclavo es metifora de su goce) y en el fundamento del intercambio social lévi-strausseano (el efecto de pérdida sobre el “valor de uso’ ‘s¢ transfor na en “valor de cambio”), desembocando finalmente en ‘a clinica de la sexuaciGn: son los hombres los que tienen el privile- gio de las grandes posiciones perversas (Lacan, 1967b). La cuestién fs que el sujeto perverso ~como el neurético~ esti sometido la "misma pérdida como ley estructural y a la disyuncién entre goce y ‘cuerpo, pero justamente se dedica con su fantasma a prod 24 PSICOANALISIS ¥ CRIMINOLOGIA interseccién, Intenta volver a juntar el goce y el cuerpo separados por el significante para resolver el acto sexual imposible; es decir, imagina que consigue la interseccién de Uno y Otro a partir del goce (Lacan, 1967c). La demostraci6n perversa no hace mas que trabajar incesantemente para introducir goce en el cuerpo del Otro. En efecto, el perverso sidico infiltra la voz come forum de yoce fuera del cuerpo para que resuene en el cuerpo del Otro (Lacan, 1967¢). En De tn Otro al otro Lacan encuentra la especificidad del sujeto perverso puntualmente ofrecido como « del Otro, supliendo la falla del Otro. Una premisa que incluye lo antedicho en una nueva con- sideraci6n te6rica en la que el lugar del Otro como evacuado de goce esté estructurado por la incidencia significance mientras que el agujero se distingue a titulo del objeto a (Lacan, 2008; 230). El Otro descompletado y desierto de goce es el cuerpo; el objeto « como estructura topolégica y consistencia légica tiene la sustancia del agujero y es lo que permite capturar un goce. Ahora bien, la incompatibilidad estructural entre el goce y el cuerpo es la especificidad de la castracién que el perverso intenta solucionar y que constituye su modalidad Verleugnung frente a esta (Castanet, 1994). Con el ciclo repetitivo de sus rituales, el perverso cree en [a relacién sexual entre uno y otro e intenta garantizar el goce del Otro: en nombre de este objetivo para volver compatibles el goce y el cuerpo (Castanet, 1994). Asi, reintegrar el goce perdido al cuerpo implica para el cruzado perverso un intento de repoblar, en términos de goce, el desierto del Otro. Desde luego, el dispositi- vo se realiza sobre una escena y la restitucién del aes el simulacro y Ja impostura perversa que fracasa con sus medios en su voluptuoso objetivo. Finalmente, Jacques-Alain Miller ha presentando un esquema- tismo que consiste en la funcién giratoria del objeto a situado de la ‘misma manera en el exhibicionista y el masoquista a diferencia del voyeurista y el sidico que requieren de una segunda maniobra (Miller, 2008a). La operacién especifica del exhibicionista es colmar cl agujero del Otro haciendo aparecer la mirada en el campo del Otro; de modo disimétrieo, aunque también realiza la operacion de taponamiento, el voyeurista interroga en el Otro aquello que no se puede ver, aportando su mirada para suplementar al Otro. Sobre el mismo esquematismo del objeto, el masoquista hace surgir la voz en el Otro para asegurar su goce y el sidico completa al Otro, quitin- dole la palabra, para aportar su propia voz (Lacan, 2008: 235). ROPATIAS Y PERVERSIONE PoACOPATIAS, CARACTE tarista, el perverso se dedica escrupulosamente 2 yuxiliar Lacan pudo decir que es un aus Pde que el Oro existe como 0 buen stars pe 1 goce, razén por la cual Dios, un eruzado al servicio de a fe de que ¢ i del goce, mis alld del falo aren a nen Be ail it ae re ea eurcrraperversa de ls diversas frmnes Ta delincuencia. El psicoanalisis revela que el mesooy a sos no deben asociarse ni a la enfermedad ni ala nial euestionamiento del orden pablico. S

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