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N o 62 / 27 de agosto, 2022

CONTRA LA VIDA
EDITORIAL: El miedo como instrumento
De un tiempo a esta parte se acumulan los avisos • Defender la hegemonía tecnológica occiden-
de que “viene el lobo” por parte de los gobiernos de tal, para lo cual se cambian las reglas del
occidente: desde la “killer variante” del Coronavirus, juego e imponen artificialmente nuevas tec-
de la que nunca más se supo, pasaron a una supues- nologías, prohibiendo las establecidas, y para
ta crisis de alimentos que no se ha materializado, y evitar resistencias esto se justifica apelando
ahora se dedican a sembrar el pánico con un “invier- al ecologismo apocalíptico (todas las grandes
no durísimo” (ministra de Defensa española, Margari- campañas impulsadas por los voceros mediá-
ta Robles), o incluso no uno, sino diez inviernos ticos del sistema, desde el DDT y la capa de
duros, según el jefe de gobierno belga. ozono a el Green New Deal, consistían en
La guinda la ha puesto el presidente la prohibición del uso de tecnologías
francés, que dice que “estamos vi- que carecen de patentes).
viendo el fin de la abundancia”. ¿La • Eliminar la disidencia de ma-
abundancia de quién?, hay que nera preventiva, (des)integrando
preguntarse, ya que el salario a la extrema izquierda/izquier-
medio actual español es me- da real en el sistema mediante
nor que el de hace 20 años. las ideologías del ecologismo
Estamos viviendo el uso apocalíptico y el decrecimien-
consciente del miedo por to, que piden al pueblo que se
parte de los gobiernos occi- sacrifique para “salvar el pla-
dentales, que, a sabiendas de neta”, imitando las apelacio-
que el modelo de “crecimiento” nes del cristianismo a vivir una
neoliberal ha llegado a su fin, vida de sacrificio para “salvar el
han decidido llevar a cabo una alma” . Al asumir ideas irraciona-
reestructuración o voladura con- les que además se impide cues-
trolada para matar varios pájaros tionar, la izquierda se ha convertido
de un tiro: de facto en la extrema derecha que
• Eliminar las deudas de occidente y pretende combatir, como hemos podido
la competencia china: para lograrlo hay que observar durante la dictadura sanitaria de los
acabar con la globalización a costa del em- dos últimos años.
pobrecimiento generalizado de la población, En resumen, las élites saben que el sistema ne-
eliminando de paso a la mal llamada clase cesita un recambio debido al fin del ciclo de acumu-
media, el sector mejor pagado de la clase tra- lación neoliberal, y están preparando al pueblo para
bajadora. De esto se tratan sus apelaciones al que asuma sacrificarse para que todo el tinglado
empobrecimiento voluntario de la población, pueda seguir funcionando. ¿Lograrán sus objetivos, o
mientras las élites son cada vez más ricas. pasará algo imprevisto que haga fracasar sus planes?

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UCRANIA Y SUS ¿CRISIS ECONÓMICA O LOS VIEJOS DE
CONSECUENCIAS VOLADURA CONTROLADA? LA CNT
(07.08.2022) (12.08.2022) (20.08.2022)
cuidado con
el miedo a la
muerte
Rabioso
“A lo único que hay que temer es al miedo”
Franklin D. Roosevelt , en su discurso de toma de posesión
el 4 de marzo de 1933, en medio de la Gran Depresión

Hay en política pocos conceptos tan peligrosos como el to con otros seres humanos más allá de las personas
de la “vida”. Para defender la vida, grupos fundamentalis- encargadas de su cuidado: De esta forma, la vida
tas cristianos provida se han dedicado a sembrar el terror dejó de tener sentido y se convirtió en una tortura,
entre las mujeres que quieren abortar, asesinado a médi- dando lugar a peticiones de eutanasia en Canadá
cos y llevando a cabo atentados contra hospitales por todo por ancianos que no querían seguir sufriendo la so-
EEUU: matar para defender la vida. De manera similar, un am- ledad impuesta para defender su vida (las peticiones
plio sector del movimiento de la llamada liberación animal que fueron ejecutadas).
considera la desaparición de la humanidad como la única • Se impidió la interacción de niños y adolescentes
vía para salvar a los animales de su sufrimiento o incluso con su entorno, retrasando o impidiendo fases del
de su extinción. Esta ideología misantropíca, basada en el desarrollo de niños y adolescentes que no se pue-
odio hacia el ser humano ignorando conscientemente que den recuperar, provocando la aparición de defectos
la muerte de animales es parte de la vida, se ha extendido al en el desarrollo del habla y las capacidades sociales
movimiento ecologista, que en su inmensa mayoría ha asu- en los niños, y acrecentando el impul-
mido la teoría del apocalipsis climático, so al suicidio entre los jóvenes, que se
que considera a la humanidad respon- ha convertido en el principal motivo de
sable de la supuesta destrucción del muerte entre las personas menores de
planeta, dando lugar a la aparición de 30 años en España.
un sector que defiende de manera cada
vez más abierta la implantación de una • Se ha impuesto una visión hipo-
dictadura ecofascista para imponer un condríaca de la relación del ser humano
modelo social basado en la aplicación con su entorno, convirtiendo la vida en
estricta de sus teorías. De esta forma, la el “valle de lágrimas” del que habla la
vida ha servido para sembrar de ideas Biblia. El cuerpo humano ha pasado a
reaccionarias a la izquierda, transfor- ser visto como débil e incapaz de en-
mándola en aquello que se supone frentarse al medio ambiente, los seres
quiere combatir, como el cazador de humanos como un ente amorfo que ne-
dragones de Nietzsche que acaba con- cesita medidas represivas para ir en una
virtiéndose en dragón . supuesta “dirección correcta” de manera
similar a los rebaños de ovejas, y quie-
El uso de dictaduras y genocidios nes cuestionamos esta visión oscuran-
que defienden sectores crecientes de la tista, paranoica y reaccionaria de la vida
“izquierda” para “defender la vida” no es humana somos considerados merece-
nuevo: los nacionalsocialistas justifica- dores de castigos de todo tipo.
ban el genocidio que llevaron a cabo en
el este de Europa como necesario para • Se ha eliminado cualquier discu-
evitar la muerte de Alemania ampliando sión o disidencia de la versión oficial
su espacio vital (Lebensraum). La defensa de la pandemia, calificando de asesino
del derecho a la vida de esa entelequia (=enemigo de la vida) a quien se nega-
llamada nación, base del nacionalismo, se a aceptarla. El propio Movimiento
implica siempre eliminar a quienes no Libertario en general lo ha defendido
forman parte de ella, están en su contra en silencio o incluso de manera entu-
o son un obstáculo para su “vida”. El primer proyecto de sacar un siasta, como fue el caso de personajes
destacados de dicho movimiento como
La dictadura sanitaria impuesta re- número sobre este tema (1998) Noam Chomsky. Pero lo más aterrador
cientemente ha dejado claro a dónde se es que, una vez pasada la “crisis”, brilla
dirige la Humanidad si acepta someter por su ausencia la capacidad de reflexión sobre los
su existencia a la “defensa de la vida”, cueste lo que cueste. inmensos errores en los que se ha caído y las actitu-
Tras una gigantesca campaña de terror y chantaje moral del des que se han apoyado de manera activa, a pesar de
Estado y el Capital usando los medios de manipulación de que se acumulan las evidencias de que las “medidas
masas para difundir un terror hipocondríaco, los resultados contra el Coronavirus” han sido incapaces de detener
son aterradores y cuestionan incluso la supuesta racionali- la expansión del virus y han provocado daños mucho
dad del ser humano: mayores -y a largo plazo- que el virus mismo.
• Se impuso la soledad y el aislamiento extremos a los Defender la vida a ultranza es un dogma peligrosísimo
ancianos con la excusa de protegerlos: el uso de me- que se intenta imponer utilizando como justificación una
didas de aislamiento similares a las utilizadas por visión retorcida de la ciencia, sustituyendo el método cien-
las prisiones para romper la voluntad de los presos tífico con un dogma, y presentando a los científicos como
rebeldes han tenido como consecuencia hundir las sacerdotes de nuevo cuño, encargados de combatir la muerte
capacidades cognitivas de los ancianos, acelerando y luchar por alcanzar la vida eterna.
la aparición de la demencia senil. Impedir el contac-
LA MUERTE AL
SERVICIO DE LA
NATURALEZA
Marqués de Sade
(De Histoire de Juliette ou les Prospérités du vice, IV, 1797)
De todas las extravagancias que el orgullo ha dicta- los castigos más rigurosos, pues esa máquina era sagra-
do al hombre, la más absurda, sin duda, es el cuidado da. Un alma, brillante imagen de una divinidad aún más
extremo que prodiga a su propia persona. Rodeado de brillante, animaba esa máquina, cuya desorganización
criaturas de igual o mayor valía, se ha creído autoriza- debía constituir el crimen más atroz que pudiera come-
do a atentar impunemente contra la vida de estos se- terse. Y, razonando de tal modo, ponía en el asador para
res, suponiendo que le eran inferiores, y piensa que no saciar su glotonería, guisaba para calmar su hambre al
hay castigo o suplicio que pueda lavar el crimen del que cordero manso y pacífico, criatura formada por la misma
atente contra la suya. A la primera locura que ese orgullo mano que lo formó a él, a la que dominaba sólo en vir-
le ha inspirado, a la indignante estupidez de creerse el tud de una constitución diferente. Con un poco de luces,
fruto de una divinidad, de suponerse un alma inmortal en cambio, le hubiera bastado para tenerse en menos
y ser la obra celestial de esta habilidosa mano, a esta estima; una mirada algo más filosófica sobre esa natura-
ceguera atroz, no podía, desde luego, dejar de agregar la leza que desconocía le hubiera permitido ver que un ser
de pensar que su existencia en este mundo es inestima- como él, informe y endeble producto moldeado por una
ble. ¡Cómo! La obra dilecta de una divinidad bondado- madre ciega, se parecía a todas las otras criaturas, esta-
sa, el favorito del cielo... Es inconcebible, en efecto, que ba ineluctablemente unida a todas ellas y, como todas
hubiera razonado de otro modo: el destructor de una ellas, necesitada, a resultas de lo cual, no podía en modo
máquina tan hermosa tenía que recibir forzosamente alguno considerarse mejor que ellas.
Ningún ser, en este mundo, ha sido formado expre- El hombre, una vez ha recibido impulso, se separa de
samente por la naturaleza, ninguno ha sido creado ex la naturaleza, y la naturaleza, habiéndolo impulsado, no
profeso por ella: todos son el resultado de sus leyes y puede ya influir en el hombre, pues todas sus leyes son
operaciones, de tal suerte que, en un mundo construido particulares. En virtud del primer impulso, el hombre se
como el nuestro, tenía necesariamente que haber cria- somete a unas leyes directas de las que no podrá ya libe-
turas como las que en él vemos, así como las hay sin rarse. Estas leyes son las de su conservación personal...,
duda muy distintas en otro globo, en ese hormiguero las de su multiplicación, leyes que se le someten... que
de globos que colma el espacio. Pero esas criaturas no dependen de él, pero que no son en ningún caso necesa-
son buenas ni bellas o valiosas o creadas: son la espu- rias para la naturaleza, pues ha dejado de estar ligado a
ma, el resultado de las leyes ciegas de la naturaleza, son ella. A tal punto es un ser desligado de la naturaleza, que
como los vapores que emanan de un líquido enrarecido su existencia es indiferente a la evolución de ésta... tan
por efecto del fuego, cuya acción expulsa del agua las inútil para sus propósitos, que el hombre podría cuadru-
partes de aire que ésta contiene. Pues bien, este vapor plicar su propia especie o bien aniquilarla totalmente
no ha sido creado, es una deriva- sin que el universo sufriera por
ción heterogénea, que debe su ello la más mínima alteración.
existencia a un elemento extran- Si se destruye, desde su propio
jero y por sí sola carece de pre- punto de vista habrá cometido
cio; puede ser o no ser, sin que el un error. Pero todo esto cambia
elemento del que emana se vea ante los ojos de la naturaleza. Si
afectado por ello; nada debe a el hombre se multiplica comete
éste y, a su vez, éste no le debe un error, ya que retira a la natu-
nada. Si una vibración diferente raleza, cuyas leyes desembocan
de la producida por el calor mo- siempre en nuevas criaturas, el
dificara este elemento, seguiría honor de crear un nuevo fenó-
existiendo en su segunda modi- meno. Si los seres que reciben
ficación, mientras el vapor, que de ella su impulso dejaran de
resultaba de aquella primera, se propagarse, impulsaría entonces
desvanecería con esta última. Si nuevos seres, y gozaría así de
la naturaleza se hallara sometida una facultad que previamente
a otras leyes, las criaturas que se no tenía. Lo que no quiere decir
derivan de las actuales leyes dejarían de existir con las que no pudiera tenerla si lo deseara, pero la naturaleza
nuevas, y sin embargo, la naturaleza seguiría existiendo, nunca actúa en vano, y si los primeros seres continúan
si bien regida por otras leyes. propagándose según las leyes que llevan en sí mismos,
Los lazos que unen al hombre con la naturaleza y a ella no ve la necesidad de hacerlo. Es, por tanto, evidente
la naturaleza con el hombre son, por tanto, inexisten- que nuestra multiplicación, que es apenas una de las
tes. No hay ley de la naturaleza capaz de encadenar al leyes que nos constituyen únicamente a nosotros, es in-
hombre, y éste no depende en modo alguno de aquélla. dudablemente perniciosa para aquellos fenómenos de
No se deben nada mutuamente, y no pueden agraviarse los que la naturaleza es capaz. Así, lo que consideramos
ni ser útiles el uno al otro. La una produce a pesar suyo, virtudes se convierte en crímenes ante sus ojos. Si las
con lo cual no hay aquí vínculos; el otro es producido criaturas se destruyen, por el contrario, tienen razón en
a pesar suyo, y, por consiguiente, tampoco aquí los hay. atención a la naturaleza, pues dejan entonces de utilizar
no una ley impuesta, sino apenas una de las facultades
que han recibido, y ponen así a la naturaleza a su vez en a las suyas, y de que su única finalidad es destruirlas?
la necesidad de desarrollar una de sus más hermosas, Esos crímenes que nuestras leyes castigan con tanto ri-
que mantiene suspendida por la inutilidad en que ha gor, esos crímenes que suponemos son el mayor ultraje
caído. que podamos hacerle, resulta que no sólo, como puedes
Objetarás quizás que si esta posibilidad de propagar- ver, no le hacen ni pueden hacerle daño alguno, sino que
se que la naturaleza ha otorgado a sus criaturas le fuera son, de algún modo, útiles a sus fines; y esos crímenes
dañina, no se la habría concedido... Te pido que observes que imita tan a menudo, podemos estar seguros de que
que ella no es la dueña, sino la primera esclava de sus lo hace sólo por deseo de aniquilar totalmente las cria-
leyes... que se halla encadenada por sus propias leyes, turas que ella impulsa, a fin de poder gozar de esa facul-
que en absoluto puede modificar, y que una de esas le- tad suya de dar impulso a otras. El mayor criminal de la
yes es el impulso que rige a sus criaturas y la posibili- tierra, el asesino más abominable, el más feroz y bárbaro
dad de que éstas se propaguen. Pero si estas criaturas es apenas un órgano de sus leyes... un móvil de sus vo-
dejasen de propagarse o si se destruyeran, la naturaleza luntades y el agente más confiable de sus caprichos.
recuperaría entonces plenamente unos Pero vayamos más lejos. El asesi-
derechos a los que nada podría ya opo- no cree que destruye, que devora, y de
nerse, mientras que propagándose o no aquí que tenga a veces remordimien-
destruyéndose la mantenemos someti- tos. Sobre esta cuestión, acudamos a
da a leyes secundarias y la privamos de serenarlo. Si el sistema que acabo de
su más activa potencia. exponer no está aún a su alcance, de-
Así, todas las leyes que hemos con- mostrémosle, mediante los hechos que
cebido, bien para fomentar la pobla- desfilan ante sus ojos, que ni siquiera
ción o para castigar la destrucción, tiene el honor de destruir, que la ani-
contrarían necesariamente todas las quilación de que se ufana en la salud y
suyas. Y cada vez que nos prestamos que le hace temblar en la enfermedad
a esas leyes, contrariamos sus deseos. es perfectamente vana, algo que esca-
Mas, al contrario, cada vez que nos obs- pa por desgracia a sus capacidades.
tinamos en negar la propagación, que La cadena invisible que mantiene
ella detesta, o si cooperamos con los unidos a todos los seres físicos, esa de-
crímenes, que la delectan y la sirven, pendencia absoluta de los tres reinos
podemos tener la certeza de compla- entre sí demuestra que todos y cada
cerla... seguros de actuar según sus mi- uno de ellos son iguales ante la natu-
ras. ¡Y bien! ¿Acaso no nos demuestra hasta qué punto raleza, de cuyas leyes primeras cada uno de ellos es una
nuestra multiplicación le es un estorbo... cuánto que- derivación, y que no son ni creados ni necesarios. Las
rría destruirla para liberarse? Las calamidades con que leyes de estos reinos son idénticas entre sí. Los tres se
nos abruma incesantemente, las divisiones, las cizañas reproducen y destruyen maquinalmente porque todos
que siembra entre nosotros... esa inclinación al asesi- ellos están compuestos por los mismos elementos, que
nato que nos inspira a cada momento, ¿no son acaso tan pronto se combinan de determinada manera como
una prueba de ello? Las guerras, las hambrunas con que de otra. Pero esas leyes son independientes de las de
nos aplasta; las pestes que de cuando en cuando desata la naturaleza. Ésta ha influido en ellos sólo una vez, al
en el globo a fin de destruirnos; los criminales que nos impulsarlos, pero, desde entonces, han actuado por su
prodiga, los Alejandros, Tamerlanes, Gengis, esos héroes cuenta, acatando leyes que les son propias, como esa,
que asolan la tierra; todo esto, insisto, ¿no es una prueba preponderante, de la metempsicosis perpetua, de la va-
irrefutable de que todas nuestras leyes son contrarias riación y la mutación permanente entre ellos.
En todos los seres, el principio de la vida no es otra materia putrefacta. Estos principios primeros de agota-
cosa que el de la muerte: recibimos y nutrimos en nues- miento y aniquilación son, en suma, la causa única de la
tro seno a ambos a la vez. En el instante que llamamos inmensidad de creaciones sucesivas, lo que nos permite
muerte, todo parece disolverse. Nos convence de ello la ver que la muerte es tan necesaria como la vida, que no
excesiva diferencia que entonces se produce en esa por- existe la muerte y que todos los azotes que acabamos
ción de materia, que parece no estar ya animada. Pero de mencionar, la crueldad del tirano, los crímenes del
esta muerte es sólo imaginaria, su existencia es sólo fi- asesino, tan necesarios son a las leyes de los tres rei-
gurada y está desprovista de realidad. La materia, privada nos como el acto que los revivifica. Cuando la naturaleza
de aquella otra porción sutil de materia que le comuni- nos los envía, con el propósito de aniquilar esos reinos
caba movimiento, no se destruye por esta razón, tan sólo que la privan de la facultad de operar nuevos impulsos,
cambia de forma: se corrompe, con lo tan sólo comete un acto de impotencia.
que se demuestra que conserva movi- Las primeras leyes que recibieron los
miento, suministra jugos a la tierra, la reinos, al ser impulsadas por la natura-
fertiliza y contribuye a la regeneración leza, dejaron impresa en ellos una fa-
de los otros reinos, así como al suyo. cultad productiva que jamás se apaga-
No hay, por último, diferencia funda- rá y que la naturaleza logrará aniquilar
mental entre esta primera vida que he- sólo destruyéndose totalmente, lo que
mos recibido y esa otra, que llamamos no es dueña de hacer, pues también
muerte. La primera se produce por la ella se halla sometida a unas leyes
formación de la materia organizada en eternas de cuyo imperio es imposible
la matriz de la hembra; la segunda es, que huya. Así, mediante sus crímenes,
así mismo, materia que se renueva y el asesino no sólo acerca la naturaleza
reorganiza en las entrañas de la tierra. a unos proyectos que será siempre in-
Así, esta materia apagada engendra, en capaz, sin embargo, de poder realizar,
su nueva matriz, el germen de las par- sino ayuda también a las leyes que los
tículas de materia etérea que, sin ella, reinos recibieron desde su primer im-
hubieran permanecido en una aparen- pulso. Y digo primer impulso para faci-
te inercia. Y esta es toda la ciencia de litar la inteligencia de mi sistema, dado
las leyes de los tres reinos, unas leyes independientes de que, al no haberse producido la creación y siendo eterna
la naturaleza que recibieron desde el primer instante de la naturaleza, mientras haya seres los impulsos serán
su evasión, unas leyes que constriñen los lanzamientos, perpetuos. Dejarían de serlo al desaparecer aquéllos, y
los chorros de la naturaleza: son éstos los únicos medios entonces se producirían otros impulsos, justamente los
por los que operan las leyes propias de estos reinos. que la naturaleza anhela y que no puede alcanzar salvo
La primera generación, que llamamos vida, nos da mediante la aniquilación total, fin al que tienden todos
una suerte de ejemplo. Las leyes de que hablamos lle- los crímenes. De donde se deduce que el criminal capaz
gan a afectarla sólo por agotamiento, mientras que afec- de trastornar los tres reinos a la vez, aniquilándolos y
tan a la segunda mediante la aniquilación. La primera suprimiendo facultades productivas, sería el mejor eje-
precisa una especie de materia corrupta, la segunda, cutor de la naturaleza. Que tus leyes se sirvan como de
un patrón de esta verdad, y verás cuan justas son. quedaría trastornado. Es, por tanto, absurdo censurarlos
Ni destrucción ni alimento en la tierra ni, por consi- o castigarlos, y aún más ridículo incomodarse por las
guiente, posibilidad para el hombre de reproducirse. Fa- inclinaciones harto naturales que, a pesar nuestro, nos
tal verdad, sin duda, ya que demuestra irresistiblemente arrastran a cometer estas acciones. Nunca se cometerán
que los vicios y las virtudes de nuestro sistema social no suficientes crímenes sobre la tierra, si se considera la ar-
son nada, y aun que los vicios son más necesarios que diente sed que de ellos tiene la naturaleza. ¡Ay, desgra-
las virtudes, pues aquéllos son creadores mientras éstos ciado mortal! No alardees de tu poder de destruir, esta
son sólo creados, o, si es más de tu agrado, son causas acción supera tus fuerzas. Puedes variar las formas, pero
y las virtudes, sólo efectos... También, que una armonía jamás aniquilarlas. Eres incapaz de devorar los elemen-
demasiado perfecta tendría aún más incon- tos de la materia. ¿Cómo ibas a destruirlos,
venientes que el desorden, y que si la guerra, si son eternos? Das otra forma a las formas,
la discordia y los crímenes llegasen a quedar las modificas, pero estas disoluciones son
desterrados de la tierra, el imperio de los tres útiles a la naturaleza, ya que se sirve de es-
reinos adquiriría una violencia inusitada y a tas partes destruidas para recomponer. Por
su vez destruiría todas las otras leyes de la tanto, todo cambio operado por el hombre
naturaleza. Los cuerpos celestes se deten- en la materia organizada, en lugar de contra-
drían, las influencias quedarían suspendidas riar a la naturaleza, le es útil. ¿Qué digo? Por
debido a la preponderancia de una de ellas, desgracia, para servirla habría que prodigar
desaparecerían la gravitación y el movimien- destrucciones de mucha mayor envergadu-
to. Son, pues, los crímenes del hombre los ra... mucho más completas de lo que somos
que disturban la influencia de los tres reinos capaces de operar. Atroces y extendidos: así
y, al hacerlo, impiden que ésta alcance una quiere la naturaleza que sean los crímenes;
posición de eminencia que disturbaría todo en la medida en que nuestras destrucciones
el resto, contribuyendo a mantener en el sean de esta especie, podrán ser de su agra-
universo ese perfecto equilibrio que Horacio do. Para servirla mejor aún, sería preciso po-
llamaba rerum concordia discors. Los crímenes son, por der oponerse a la regeneración que resulta
tanto, necesarios en el mundo. Pero los más útiles son, del cadáver que enterramos. El asesinato sólo quita la
sin duda, los que más disturban, como el rechazo de la primera vida al individuo que golpeamos; habría que
propagación y la destrucción. Todos los otros son indife- poder arrancarle la segunda, si queremos ser más útiles
rentes o, mejor, sólo estos dos pueden aspirar a merecer a la naturaleza, pues lo que busca es la aniquilación. No
el nombre de crímenes. Son crímenes indispensables a está en nuestro poder dar a nuestros crímenes toda la
las leyes de los reinos y esenciales para las leyes de la extensión que ella desea.
naturaleza. ¡Oh, Julieta! Nunca pierdas de vista que no hay real
Un filósofo antiguo llamaba a la guerra madre de destrucción, que la muerte misma no lo es, que, física y
todas las cosas. Como este azote, la existencia de los filosóficamente concebida, es sólo una diferente modi-
asesinos es necesaria, y sin ellos, todo en el universo ficación de la materia en la que el principio activo o, si
se quiere, el principio del movimiento no deja nunca de leyes de los reinos, ¿qué puede importar el cambio que
actuar, si bien de un modo menos aparente. Es tan poco yo introduzca en las modificaciones de la materia? ¿Qué
cierto, por tanto, que el nacimiento del hombre sea el importancia tiene, como dice Montesquieu, que de una
comienzo de su existencia como que la muerte sea su bola redonda haga una cuadrada? ¿Qué importa que haga
cesación; que la madre que lo trae al mundo le haya de un hombre una col, un nabo, una ariposa o un gusa-
dado la vida, tan incierto como que el homicida que lo no? Actuando de este modo, me limito a usar el derecho
mata le dé muerte: una produce una especie de materia que me ha sido otorgado, y puedo perturbar o destruir a
organizada de una manera determinada, el otro hace po- todos los seres sin que se diga que con ello me opongo a
sible el renacimiento de una materia diferente, y ambos las leyes de los reinos y, por consiguiente, a las de la na-
crean. turaleza. Antes bien, favorezco a ambas. A las primeras,
Nada nace, nada perece esencialmente, todo es ac- devolviendo a la tierra un jugo nutricio que facilita sus
ción y reacción de la materia. Es el subir y bajar ince- otras producciones, para las que es indispensable, y sin
sante de las olas del mar, en cuya masa de aguas no el que éstas desaparecerían. A las segundas, actuando
se produce pérdida ni según los planes de per-
petua destrucción que la

CARPE DIEM
incremento. Es un movi-
miento perpetuo que ha naturaleza proclama, con
sido y será siempre, y sin la finalidad de facilitar el
saberlo somos sus princi- desarrollo de nuevas im-
pales agentes, debido a pulsiones, facultad que
nuestros vicios y virtudes. va mermando en ella de-
Es una variación infinita: bido a las antiguas, que la
millares de porciones de tienen impedida.
diferentes materias bajo (...)
toda suerte de formas Para la naturaleza, los
se destruyen y vuelven a asesinos son, en una pa-
aparecer bajo otras for- labra, como la guerra, la
mas, para de nuevo per- peste y el hambre: uno de
derse y aparecer. El prin- sus instrumentos, como
cipio de la vida es sólo un las otras calamidades
resultado de los cuatro con que nos agobia. Así,
elementos. Al morir, cada el que dice que un ase-
uno regresa a su esfera sino es una ofensa con-
sin destruirse, dispues- tra la naturaleza profiere
to a volver a juntarse en un absurdo tan enorme
cuanto así lo quiera la ley como el que sostiene que
de los reinos. Sólo el con- la peste, la guerra o el
junto cambia de forma, las partes permanecen enteras y, hambre irrita la naturaleza o comete crímenes; es exac-
de estas partes reunidas en el gran todo, a cada instante tamente lo mismo. Sin embargo, no podemos supliciar
se recomponen nuevos seres. Pero el principio de la vida, ni quemar en la hoguera a la peste o el hambre, y sí
el fruto único de esta combinación de elementos, carece hacemos lo uno y lo otro con el hombre. Esta es la ver-
de existencia por sí solo. Nada sería sin esta reunión, dadera culpa del hombre. Siempre verás que las culpas
y se convierte en otro cuando ésta cesa, más o menos se tasan, no en función de la magnitud de la ofensa, sino
perfecta según la nueva obra elaborada con los vestigios en base a la debilidad del agresor. Esta es la razón por
de la antigua. Ahora bien, como esos seres son a la vez la que siempre las riquezas y el crédito tienen la razón
perfectamente indiferentes entre ellos y perfectamente frente a la indigencia.
indiferentes ante los ojos de la naturaleza y aun a las

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