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53, MELANIE KLEIN: SOBRE SU CONCEPTO DE ENVIDIA 1 RESENA DE ENVY AND GRATITUDE 3 1959 El reciente libro de la seffora Klein, Envidia y gratitud, centra la atencién en el tema de la envvidia y estimula el examen de sus origenes en el nifio. Parece apropiado usar este detalle de tun libro que contiene mucho més como excusa para una formu- lacién personal. Es interesante, en verdad, tomar cualquier concepto, como el de envidia, y ademas de pensar en el signifi- cado que tiene en la vida cotidiana tratar de rastrear su punto de origen en el bebé humano en desarrollo. En este libro la sefiora Klein hace algunas enunciaciones bastante definidas sobre la envidia y, en mi opinion personal, lo que dice incluye cierto grado de error. Me resulta muy dificil puntualizar con exactitud el error que, segiin creo, comete, razén por la cual considero un importante ejercicio procurar formular mi propio punto de vista. Es itil parael psicoterapeuta quese le recuerde la importan- ciade la envidia, a la que por supuesto encuentra en su préctica analitica tal como la encuentra en la vida. El uso que hace + (nvidia y gratitud] Londres, Tavistock, 1957. (Trad, esp.: Envidia y sratitud en O.C., tomo 3, Buenos Aires, Paidés, 1991.] Esta resefla aparecis fen Case Conference, enero de 1959, 184 Melanie Klein de la palabra “envidia” es facil de seguir cuando describe los elementos destructivos presentes en la relacién de un paciente conelanalista, siel paciente considera satisfactorio aeste tiltimo. Es previsible, naturalmente, que si el analista le falla en algin aspecto el paciente sienta rabia, pero debe admitirse que hay fuerzas destruetivas que no corresponden a la rabia reactiva. En la salud, estas fuerzas destructivas se alinean junto con aquellos impulsos que pueden Hamarse amorosos. Sin embargo, discrepo totalmente con la sefiora Klein cuando remonta el asunto a la infancia misma, por ejemplo al sostener: “Considero que la envidia es una expresién sédico-oral y sédico-anal de impulsos destructivos, que opera desde el comienzo de la vida y tiene una base constitucional” (prefacio), Creo necesario distinguir la descripcién de un bebé de la descripcién de los procesos primitivos tal como aparecen en los anélisis de nifiosy adultos. En el momento de eseribir esto, una paciente que hace poco comenzé a analizarse conmigo inicié una sesién con las siguientes palabras: “Por fin encontré alguien a quien no necesito envidiar, No lo envidio a usted si es un buen analista, Tal vez quiera matarlo, pero no me parece que deba destruir eso que hay en usted y que lo capacita para analizar- me”. Mas adelante, desde luego, es probable que esta paciente me envidie, pero tendré motivos para éllo: esa envidia estara asociada a que yo le habré fallado y no estaré disponible para ella. En los comienzos del andlisis todavia no he sido “desen- mascarado”, he podido seguir bien de cerca las necesidades de la paciente, de modo que si puedo tratarla no hay envidia, A partir de este detalle puede verse que la envidia es un tema de vital importaneia, recurrente en los ttatamientos, y en los andlisis puede estudidrsela con detenimiento y seguir su evolu- ign. Del mismo modo aparece la envidia en la relacién entre el asistente social y sus clientes, asf como en todas las demas relaciones profesionales, y debe ser comprendida: Es una de esas cosas que el analista tiene que investigar, y aplicar a un tipo de trabajo mas general. Pareceria que la palabra “envidia” implica una actitud, algo que se mantiene a lo largo de un periodo. En esta actitud del sujeto hacia el objeto presente en la palabra “envidia” esta implicita, ademds, la percepcién de un atributo del objeto, atri- 185 buto que no es una proyeccién del sujeto: un factor ambiental, tun fenémeno externo, algo que le pertenece al objeto en forma inherente, Puede compararse la envidia con la compasin: el objeto tiene réalmente en s{ mismo algo bueno o malo, en enyo caso el sujeto siente envidia o compasién, Para mi la palabra “envidia” entraria un alto grado de sofisticacién, vale decir, un grado de organizacién yoica en el sujeto que no est presente en el comienzo de su vida. Tal vez esté presente unas semanas 0 meses después, pero necesitamos un término (como el de sadis- mo oral) para describir la relacién del bebé con un objeto establecida por una mocién instintiva y que se remonta casi a los inicios. (En los inicios debe hacerse lugar para una etapa anterior a lo que podria decirse que es una fusién de impulsos destructivos y erdticos.) Melanie Klein ha visto la envidia en su labor analitica y en este libro se interna profundamente en la significacién que alli tiene. Cobra sentido, al referirse a un andlisis, hablar de “envidia”. En un andlisis, pormds que el paciente se halle en un estado muy dependiente y regresivo, hay una parte de su personalidad que coopera con el analista y que es sofisticada y no estd sometida a la regresién. Asi, el paciente podra acudir al analista, y aun tener un empleo o conducir un hogar, y sin embargo hallarse en un estado de grave regresién y dependen- cia alli donde se Neva a cabo el trabajo analitico efectivo. Pero Melanie Klein retrotrae este concepto también a la temprana infancia, Aqui es donde quisiera expresar una opinién personal. Si acepto como un hecho que Melanie Klein describe algo cierto referido a nuestra labor analitica o profesional de cualquier indole, debo plantear una objecién. Para mi, ninguna deseri eign de un bebé puede excluir el comportamiento de la persona que lo atiende, 0, en el caso de una relacién objetal, el compor- tamiento del objeto. Si bien puede serme muy uitil apreciar los ‘mecanismos primitivos de la naturaleza humana a partir de un estudio del individuo en andlisis, no puedo transferir esto a la situacién infantil efeetiva sin agregar la actitud y la conducta de la persona que cuida al nifio. Tal como yo la concibo, la relacién del bebé con un objeto esta al principio tan intimamen- te ligada a la presentacién del objeto al bebé, que es imposible separar una cosa dela otra. En términos de relaciones objetales, el bebé depende por entero del mode en que se le aporta cada 186 fragmento del mundo, hasta tal punto que puede decirse que,o bien el mundo le es presentado al bebé de manera tal que el objeto parece ser creado por la mocién instintiva del bebé,0 bien de manera tal que no hay conexién entre el elemento creative del bebé y la existencia del objeto externo. Si este punto de vista, que he expuesto a menudo, resulta aceptable, pareceria que en un bebé la envidia sélo puede formar parte de un estado de cosas muy complejo, en el que se produce una representacién atormentadora del objeto. Solo podria envidiarse a la madre por algo bueno que ella tiene sila madre se presenta a si misma ante el bebé en forma atormen- tadora. Aqui “atormentadora” significa que la madre se adapta a él lo suficiente como para atender a su elemento creativo y para que el bebé empiece a percibir que hay algo bueno externo al self, pero no de una manera sostenida, as{ que el bebé se siente deprivado en cierta medida. Si el bebé tiene pleno acceso a las buenas cualidades de la madre, no hay lugar para la envidia, y la cuestién de la envidia carece de rafces profundas ena naturaleza del bebé y su surgimiento es una reaccién ante Jas fallas de adaptacién de la madre. Aquéreside tal vez una solucién paraesta dificultad. Hltema de la envidia podria reformularse en términos de un proceso de desilusién que se inicia con la adaptacién de la madre e incluye su falla gradual de adaptacién, concomitante a la eapacidad cada ver mayor del bebé para tramitar dicha falla. Naturalmen- te tiene que producirse una falla en la adaptacién, asi como yo pronto habré de fallarle a mi nueva paciente, la que todavia no me ha “desenmascarado”, en lo que Tespecta a atender sus necesidades. Entonces seria posible concebir la envidia como algo real en la vida del bebé. La envidia seria un producto colateral de la relacién materno-filial en desarrollo y de la organizacién yoica del bebé. Si, por el contrario, se describe ala envidia como una caracteristica infantil sin mencionar el com- portamiento del objeto y todo lo que éste implica, entiendo que algo esté equivocado. Hablar de los bebés no es lo mismo que hablar de las etapas primitivas del desarrollo emocional de las personas, tal como se aprecian en el estudio de los pacientes. Estas dos cosas son distintas porque, como he dicho, los pacien- tes traen al andlisis una gran cuota de desarrollo sano y de sofisticacién junto con su enfermedad y con los aspectos primi- tivos de su naturaleza, y ademas porque no pueden traer 187 aspectos del cuidado materno de los que jamds fueron cons- cientes, En mi opinién, el término “envidia” presente en la expresién “envidia sddico-oral” debilita el concepto de sadismo oral, que siempre ha tenido enorme significacién dentro del amplisimo ‘campo del pensamiento y la préctica psicoanaliticos explorados por Melanie Klein. El concepto de sadismo oral es util porque se articula con el concepto biolégico del hambre, una mocién tendiente a las relaciones objetales que proviene de fuentes rimitivas e impera al menos desde el momento del nacimiento. I, LOS COMIENZOS DE LA FORMULACION DE UNA EVALUACION ¥ CRITICA DEL CONCEPTO DE ENVIDIA ENUNCIADO. POR KLEIN? Fechado el 16 de julio de 1962 En este ensayo trato de hacer uso personal del trabajo pre- sentado por Melanie Klein en el Congreso de Ginebra’y de su libro Envidia y gratitud.’ A menudo he formulado eriticas sobre esta parte desu obra, pero mis criticas se limitan a dos aspectos, que sin duda estan relacionados entre sf. En primer lugar, creo que la palabra “envidia” no puede utilizarse para describir la vida temprana del bebé. Un uso tal del término va contra la corriente y genera un innecesario prejuicio, en mi y en otros, respectode la idea general contenida en dicho libro. lin segundo * Flay procbas de que este artful, en el que Winnicott procuraba elaborar los pormenores de sus propias ideas, fue manuserito a horas avanzadas de la roche, y aunque mAs tarde fue dactilografindo, él nunca lo revisé. (Comps) ® Se reiere al trabajo presentado en el 19" Congreso Psicoanalitico Inter- ‘nacional, realizado en Ginebra en julia de 1955; vease “A Study of Envy and Gratitude’ (1956), en Juliet Mitchell, comp, The Selected Metante Klein, Pen- suin, 1986, “Londres, Tavistock, 1957, 1868 lugar, la introduccién de la idea de agresién heredada debilita la argumentacién principal del libro y nos insta a buscar cualquier otro punto débil que pueda haber en la argumenta- cién total. La existencia e importancia de lo heredado es in- negable; lo que se plantea es: gpuede yna argumentacién metapsicolégica pasar a dar cuenta de los fendmenos por referencia a la herencia, antes de haber aleanzado una plena comprensién de la interaccién entre los factores personales y los, ambientales? A mijuieio, en la argumentacién de Melanie Klein hay una seria brecha de comprensién, no reconocida, pero nuestra visién de esta brecha se ve oscurecida por la referencia ala agresion heredada. En un debate en la Sociedad Psicoanalitica Briténiea (eon posterioridad a un trabajo presentado por el Dr. Donald Melt- zer),# debate en el cual yo puse en tela de juicioin toto larépida premisa de la obra de Klein sabre la envidia, el Dr. $.8. Da- vidson sefialé que Melanie Klein no se habia sentado a pensar: “Sobre qué voy a eseribir?”, sino que la habfa movido a escribir su creencia de que la enyidia era un asunto importante, que neeesitaba ser examinado a raiz de su importancia en la labor clinica psicoanalitica, y porque pensaba que debia hacer una contribucién en cuanto a su etiologia. Es facil aceptar esto, y tanto para mf como para muchos otros ha sido util eparar en Ja importancia de la envidia en nuestro trabajo psicoanalitico —aunque el tema no es nuevo, y es improbable que muchos analistas se cieguen normalmente a ver la envidia euando ésta se convierte en una caraeterfstica notoria de un andlisis—. Por otra parte, fue importante para nosotros que se nos dijera que hay que examinar la envidia por separado del caso especial de “envidia del pene”, expresin ésta tan usada y que no ha sido bien traducida del aleman. Melanie Klein nos recordé que usamos la palabra “envidia’ fuera del contexto espectfico de la posieién femenina en la fase falica. De hecho, Klein nos mostré que los pacientes envidian al analista cuando éste hace un buen trabajo analitico, un trabajo eficaz y del cual el paciente extrae exactamente el provecho que quiso recibir del andlisis, segiin é1 mismo podria decirlo. Bn la * Probablemente en Ia Revnién Cienttfica colebrada ol 18 de febrero de 1961, [Comps.] 189 Jerga de nuestras intercomunicaciones psicoanaliticas, los pacientes envidian el pecho bueno. No tengo dudas, por mi propia labor, de que esta observacién ¢s valida, y aprecio que se In haya destaeado. Pero, al mismo tiempo, hay mucho por hacer con esta idea antes de que pueda aceptarsela tal como fue enunciada por Klein, Sugieroque Melanie Klein no podia desarrollar su argumen- tacién sobre el “pecho buenc” del analista sin abordar la cues- tidn de la calidad del trabajo de éste, o sea, la capacidad del analista para adaptarse a las necesidades del paciente. A esto se conecta la capacidad de la madre para adaptarse en los inicios alas necesidades yoicas (incluidas las del ello) del recién nacido, La argumentacién de Klein la llevé a un punto tal que, o bien debia abordar la dependencia del bebé respecto de la ‘madre (dependencia del paciente respecto del analista), o bien ignorar en forma deliberada el factor externo variable de la madre (analista) y ahondar hacia atrés en los mecanismos rimitivos personales del bebé . Al escoger este iltimo curso de accién, Klein se vio envuelta en una renegacién implicita del factor ambiental, y en consecuencia se inhabilite para deseribir a la infancia, gue es un periodo de dependencia. Asi, se vio obligada a legar prematuramente al factor hereditario. Incumbe a quienes siguen a Melanie Klein desarrollar esta rica temética y reenunciar el problema sin recurrir a una renegacin implicita del ambiente. Debe subrayarse que no ha habido ninguna renegaciénerplicita del ambiente, ala propia Melanie Klein la afligié siempre que en todo momento le fuese atribuida, en especial por mimismo, la renegacién de la impor- tancia del ambiente. Pero queda en pie el hecho de que en esta obra sobre la envidia hay un desdén implicito del comporta- miento del ambiente, Seria senciilo ilustrar la tematica principal de Melanie Klein sobre la envidia del pecho bueno en la transferencia psicoanalitica, ya que en casi todos los casos se convierte, de tantoen tanto, en la temética central, sobre todo haciael fin del andl Un paciente cerca del fin de su andlisis El andlisis se Ilev6 a cabo en gran medida sobre Ta base de una transferencia positiva; la transferencia negativa se expres6 siempre 190 en funeién de personas del ambiente. Al principio esto hizo que el paciente se viese envueltoen antagonismoscasi delirantes, pero desde +hacfa mucho habfa podido usar bastante objetivamente a los hombres fen su actuaciGn de la transferencia negativa. Hubo ejemplos muy agudos en que la transferencia negativa recayé sobre mi El final del andlisis fue reelaborado en gran parte sobre la base, primero, de su identificacion con el padre en la pubertad, yal final, de Iadestrucciény suplantacién del padre.En l transcurso de esto surgi6 en forma simplificada el complejo de Edipo, jo cual fue importante a raft de ciertas caracteristicas de In madre de este paciente que deformaban el euadro, Siempre sostuvo que unnifiotiene motivos ara apartarse de su madre, y que estos motivos son anteriores y més profundos que los edipicos, y preceden al tridngulo edipico. ‘Ladestruccién del analista bueno aparecisen forma algorepentina enel material, sin que el paciente comprendiese la razén de ello. En la transferencia, emples entonces otra escisién del objeto: odividioen el maestro y el analista. El analista no ensefia nada, y el paciente se resistia a los maestros. No tenfa dificultad en aceptar al analista, mientras que los maestros eran eliminados por él desde el prinsipio debido a su necesidad de ser él mismo su maestro, que databa de su infancia, Habfa una exeepcién en la relacién con los maestros, yes que siempre que tuvo un maestro realmente bueno, lo valoré muchisimo, Sin embargo, aparentemente en su historia todos los buenos maestros se morfan por una enfermedad, o en la guerra, ete. En esta oportunidad, al repasar este material el paciente estuvo muy proximoa su propia destruccién del buen maestro. A esta altura fue preciso interpretarle su envidia del buen maestro. La interpreta- cidn fue bastante prolongaday tuvoque ver con sugran dificultad para permitir a otro ser una persona necesaria para é1.Puede ser autod:dac- ta, pero si quiere aprender francés se ve obligado a entregar el rol docente a un profesor de francés. Simpatizaba con su profescr de francés, pero lo mataron en la guerra. Si el buen maestro con quien 61 simpatiza sigue viviendo, debe destruirlo dejando de necesitarle. Es como si s6lo soportase durante un lapso limitado, o de una manera limitada, esta cesién de la docencia a otro. Volvi entonces al amamantamiento teérico, y le die: “Usted podia amamantarse a s{ mismo mejor que nadie, porque sabfa lo que quer pero para conseguir la leche de su madre debi6 cederle a el'a amamantamiento. Pudo hacerlo durante un tiempo breve, tras locual debi6 destetarse a si mismo, por decirlo asf. Si esto hubiera sido satisfactorio, usted jamds se habria enterado de lorabioso que se puso por tener que ceder el rol de amamantarlo a su madre o al pecho. Sin ‘embargo, en el caso de su madre, habia una cierta tendencia de ella aferrarse a ese rol, razén por la cual usted se percaté de su enorme necesidad de liberarse, que ha dominado gran parte de su vida. Por 191, etras est la rabia que siente hacia su madre ohacia un pecho bueno, por el hecho de serle necesarios”. Admito que al formular esta interpretacién doy cabida a algo que es casi exactamente igual al concepto de Melanie Klein acerca de la nvidia que el bebs tiene del pecho bueno. Si todomarchabien, hay un antagonismo tedrico con la idea de que el objeto externo es necesario —lo cual no es valido en un comienz0, pues el objeto es un objeto sub- Jetivo, pero gradualmente se vuelve cierto a medida que el objeto pasa a ser pereibido objetivamente—. En numerosfsimas casos, el bebé no conoee jamés esto que Ia sefiora Klein Tama envidia del pecho bueno, yyollamointolerancia dela neeesidad de un representanteexterno de aquello que originalmente fue sentido como parte del self. Cuando la. madre renunciaa su rol a regafiadientes occon excesivalentitud, surge enel bebé el odioy unanecesidad delliberarse, peroéstanoeslaenvidia del pecho bueno a que se refiere la sefiora Klein; es la rabia hacia la macire por su falla técnica, la cual incorpora a la relacién viviente un sentimiento que pertenece al inconseiente primario te6rico latente, Un analista en ejercicio tiene oportunidad, pues, de verificar esta parte de la formulacién de Melanie Klein, o bien de comprobar que no se verifica. No obstante, un hecho llamativo es queuna vez.completada una fase de este aspecto del analisis, el analista no encuentra que el andlisis ha terminado. Se pro- duce un inmenso alivio si esta interpretacién es formulada en el momento oportuno, pero algo queda pendiente, y sin duda a esto se referia Melanie Klein cuando establecié que algunos de Jos individuos que se analizan han heredado una poderosa tendencia a la agresién. Intentaré ilustrar cuanto trabajo resta por hacer atin en el andlisis de un paciente después de interpretarle su envidia del echo bueno, lo eual no sucederia si la formulacisn de Melanie Klein fuese correcta. Si su formulacién fuese correcta, después del andlisis de la envidia del pecho bueno no habria nada mas ‘que decir sobre la agresién del paciente, salvo refiriérdola ala herencia. Tal vez se podria haber comprobado que esto era correcto, pero de hecho no fue asi. Seria una parte importante de la obra de Melanie Klein sobre la envidia que ella condujese una mejor comprensién de eso que, quizs erréneamente, de- nominé envidia del pecho bueno en la relacién viviente del bebé y la madre en una etapa muy temprana. En el caso del paciente cuyo material ha sido usado para ilustrar la envidia del pecho bueno en la transferencia, se 192 demostré que atin era necesario llevar a cabo mucho trabajo ulterior. Un paciente me relata un suefio del final de su andlisis. En éste ha hhabido, ante todo, un largo tramo de trabajo franco, en el que coopers enun nivel profundo. Duré tres afosy produjoen él grandes cambios Luegoel analisis e volvié eaético,y habfa un claro motivo paraello, ya que el paciente necesitaba producir material que no fueseféciimente comprensible. Esto llevé poco a poco @ la certidumbre de que no tenia esperanzasde obtener lo que habia venido buscar. Enla primera fase no habia tenido duda alguna, en tanto que ahora estaba eada vez més convencido de que el andlisisseinterrumpiria sin haber concluido. En esta fase desesperanzada se llevé a cabo, eomo en la primera, un buen trabajo analitico, que dio rigen a cambios clinicos, perolas expectati- ‘vas del paciente shaban modifieado.Laenvidia del analista, siempre notoria, fue interpretada cada vez que se present para su interpreta- cin, relacionéndola con la infancia del paciento sogin su pauta. Sof6 que habia recbido imprevistamente 20.000 libras esterlinas; no era en pago de nada, ni siquiera por una apuesta a un caballo de carrera. Bstabamolesto consigomismopor norecordarnadaméssobre ¢l suefo, La interpretacin, basada en el material disponible, fue que ahora 6] sabfa qué habia venido a buscar al andlisis, y me estaba diciendo que en verdad lo habia conseguido. Vino a buscar 20.000 bras. En los primeros tiempos insistis en pagarme honorarios que superaban el dinero de que disponia; y en toda esa primera fase del anélisis hubo muchos indicios de que ésta ora una formacién resetiva y de que a la Yarga se comprobaria que habia venido a buscar dinero. De antoentantomerobaba vicariamente. Lasinterpretacionessegiin estos lineamientos dieron resultado y dijo que de hecho el anslisis hhabfa inerementado sus ganancias en un monto equivalente a un aumento de 20.000 libras en su capital. Con la interpretacién del suesiollegé a sentir que ahora el andlisis podfallegar a su término natural en verde serinterrumpido artificial. ‘mente, Esto implicaba reconocer lo que habia recibido de mi, y se conecta con la idea de la gratitud introducida por Melanie Kiein, ante Ja resolucién satisfactoria de estas dificultades. La gratitud es el reconccimiento de la dependencia. Fue menester un ulterior andlisis de su necesidad de dinero, en sus dos aspectos: primero, corn simbolo de amor, y segundo como sustituto del amor eoncomitante al reconoc rmiento de una deprivacién. En este caso la deprivacién era relativa y estaba muy ligada aa actitud efectiva del padre hacia el dinero, a su vez asociada a la homosexualidad reprimida del padre, En lo que respecta al desarrollo emocional del bebé, esta 193, cuestién de Ia envidia se relaciona con la provisién ambiental Si la madre es suficientemente buena, el bebé, que en un principio s¢ halla en una dependencia absoluta, recibe un “pocho bueno”; Ia madre suficientemente buena acoge la ere ciente capacidad del bebé para tener, como caracteristica per- sonal, un “pecho bueno” que puede ser proyectado. La madre suficientemente buena acoge esta proyeccién. De este modo, en las semanas y meses subsiguientes, el pecho bueno que el bebé usa, no es sélo una proyeccién sino que ademds esta disponible para él, aunque es externo al self. Para la época en que el bebé ha llegado a rereibir que el pecho bueno es externo y pertenece al ambiente yno al self, ya se han desarrollado los gérmenes de numerosos mecanismos psiquicos que le permiten dar cabida a la separacién del objeto y usar esta separacién en el inicio de su trayeeto hacia la independencia. (He procurado describir el principal de estos mecanismos psiquicos designandolo con la expresién “fenémenos transicio- nales”, 0 sea, un émbito intermedio de experiencia que es a la vez selfy no-self, 0 sea, bebé y madre.) Debe recordarse que el paciente que aborda la relacién bé- sica con el pecho en el andlisis necesita avenirse al hecho de la dependencia. Esto implica, en un extremo, regresién, y en el otro, alli donde el yo es capaz de tolerar el hecho, gratitud (0 ineulpacién). Estas condiciones no rigen para el bebé que estd en los brazos. La dependencia es una realidad viviente, y comienza siendo una dependencia absoluta; no hay lugar para la gratitud ni para el resentimiento al reconocer la dependencia, No se conoce todavia ninguna otra cosa. Los bebés requieren una racién bdsica de “pecho bueno” sin Ja cual no se inician las primeras etapas del desarrollo emocio- nal del individuo, Diversos autores han tratado de formular esto: Balint con suconcepto de amor primario, yo mismocon mis expresiones “quehacer materno suficientemente bueno” y “preocupacién materna primaria”. El término “pecho bueno” utilizado en nuestra jerga designa, segiin se comprueba: a) el “quehacer meterno suficientemente bueno”, b) el “amamanta- miento satisfactorio”, y c) la articulacién de a) y b), primero en el ambiente y luego en la psique del bebé. Después de unos meses de haber nacido, el bebé es obvie- ‘mente capaz de realizar la experiencia sédico-oral, 0 sea, de 194 experienciar el amor primitivo en el que los impulsos motores se funden con las satisfacciones derivadas de las zonas erége- nas, y llega a comer al objeto (y a ser comido, si es amado). Mas ‘menos por la misma época este objeto primario deja de ser un fenémeno subjetivo, y si toda la experiencia se dirige hacia lo simbélico del objeto primario, el bebé llega a ser capaz de jugar y de imaginar, y experiencia el uso del objeto primario sdlo en los suefios. ‘Lo fundamental es que en la vida del recién nacido hay un periodo, o fase, en que no rigen los principales problemas con- cernientes a los pacientes en andlisis. Vale deeir, hay una fase significativa quees previa a la posicién depresiva(paraemplear el término de Melanie Klein, aunque no es una buena designa- cién para una etapa muy importante y real del desarrollo) y a a consolidacién del avance que ella representa. En esta fase temprana, se desarrolla en el bebé un sistema mnémicoy un percatamiento de su propio self, disponibles para ser proyectados. La madre suficientemente buena atiende a esta proyeccién, de manera que la experiencia que tiene el bebé con el pecho buenoes una relacién con unaproyeccion de su self. No hay aqué lugar para la envidia. Elbebé que no hatenido un quehacer materno suficientemente bueno nunea articula lo disponible para la proyeecién en este pecho bueno de la madre. Esta ultima falla en aeoger la proyeccién. En los casos con que. nos encontramos en el andlisis, puede presumirse que hubouna situacién atormentadora en la cual el quehacer materno fue suficientemente bueno y no lo fue: el bebé conocis un pecho ‘bueno pero nolo recibi6, salvo como algo quese entrometié para quebrar la continuidad de estar siendo de su self. En estas circunstancias, el bebé envidiaré el pecho bueno, o bien lo destruird si le llega en modo tal que no acoge sus proyecciones. ‘Tenemos entonces la paradoja de un pecho bueno persegui- dor, algo que debe ser destruido Aparece ast la agresién dirigida contra el objeto bueno, pero esta egresién es reactiva y no es la agresién del impulso de amor primitivo, el cual repre- senta un logro, la fusién del erotismo muscular y de la orgia sensorial de las zonas erégenas, En otras palabras, no hay lugar en nuestra teorfa para la envidia del pecho bueno por el bebé cuando es una proyeccién, como lo hay cuando es un quehacer materno suficientemente bueno, Este concepto dela envidia del pecho bueno no es valido, 195 salvo en el caso de una falla relativa del quehacer materno en lag primeras etapas. Segiin mi punto de vista, la tentativa de Melanie Klein de enunciar Ia temprana historia de la agresién estaba condenada al fracaso porque quiso hacerlo con independencia del compor- tamiento del ambiente. Entre el factor hereditario y la envidia esta el amor primitivo, con el comer que atin no se ha vuelto cruel porque es un logro de la fusién y su efecto sobre el objeto que todavia no preocupa. Esto es algo anterior a la posicién depresiva, dentro del diagramateérieo del desarrollo emocional humano, Lo ilustra la siguiente observacién clinica, pertene- ciente al andlisis de una mujer de 25 afios, Esta paciente se describié a s{ misma diciendoque toda su vida habia “evitado las pérdidas” empleando a tal fin una defensa que tuvo éxito, a saber, la explotacién cabal de objetos sustitutos. Esta es una variante de falso self, en la que la falsedad radica en la aceptacién de los sustitutos mds que enel establecimiento de un self sustituto. E] motivo por el cual esta paciente vino a anali- zarse es que querfa dejar de emplear esta defensa, que le impedia alcanzar la constancia de objeto y le provocaba una incertidumbre permanente en cuanto al valor que tenia la vida En una semana decisiva de su andlisis, la paciente Ilegé en la posicién depresiva, Dijo que estaba en favor de la mamadera y en contra del pecho, y declaré que ella misma era una mamadera. Tiré la mamadera, la rompis y so solazé con su destruccién. La idea de su propia muerte siempre le resultaba excitante, por una dramatizacién de este hecho que implicaba, a las elaras, que estaba viva en todos sus otros selfmamadera, distrutando do su propio entierro, por asi decir. En verdad habia venido al anélisis para poder morir. El material revelaba que lia explotaba al maximo su especie particular de defensa, maniaca y de exaltacién. Pero habfa tenido un suefio molesto. Bstaba fen andlisis con M. Como podia ser que M. le formulase interpretacio- nes de la clase de las de Klein, eon eso de morder-y hacer destrozos en el pecho buenoy todoel ataque contra eleuerpo dela madre, siendoque ella era una mujer de tipo maternal, espantosamente aburrida? Eteétera, Baséndome en evidencias muy claras, le interpreté que M. repre- sentaba la parte de Melanie del nombre de Melanie Klein. En otras palabras, habia arribado a aquello de lo cual se apartara, el pecho moribundo de la madre. Esto la conmocioné y dijo que jamas habia imaginado que Melanie Klein tuviese algo que ver con un pechobueno —s6lo.con los ataques dirigidos contra ese pecho—. Ahora, ella estaba 196 recibiendo el andlisis Melanie-pecho bueno ef l ‘pecho pensante” de Meltzer), lo cual la levaba a hacer lo opuesto de lo que ella Nlamaba “evitar las pérdidas’; la obligaba a contemplar el pecho moribundo (la falla en su propia experiencia de amamantamiento)y preocuparse por el papel que ella misma pudo haber tenido en la falla de su medre, Podirfa decirse que era la “primera vez” que a paciente se preocupaba genuinamente por la relacién entre ef bebé y el objeto. Al mismo tiempo, habfa desarrollado una buena preocupacién por la relacién ‘entre la madre y él bebé o nifio. Acesta altura de su andlisis, un pajaro herido se introdujo por azar ‘ensu vida. Mientras venfacaminando ala sesién se encontréenlacalle ‘con un péjaro herido,yllegé acongojada, conscientedequeunavezmas hhabfa “cortadolas pérdidas”al apartarsedeese pajaroqueloinspivaba temor. Unos minutos después volvié donde estaba el pajaro, aunque «llole significé hacer un largo trayecto, pero primero me dio tiempoa interpretarle que el pdjaro representaba el pecho moribundo de su propia experiencia infantil. Lo cierto es que encontré de nuevo al péjaro y lo devolvié ala vida, y ésa fue su sesién analitica ese dia. La experiencia constituyé un punto de viraje en su andlisis yquizés en su vida, aunque estos cambios implicaron renunciar a Ia exaitacién propia de una defensa exitosa contra la preocupacién por el otro. (No es posible lamarla exactamente una defensa maniaca, pues este términoha sido empleado para designar larenegacién dela depresién, © sea, una defensa organizada después de haber llegado ala posicién depresiva.) ‘Ahora bien, esta paciente se hallaba en el punto justo en que es dable que aparezca la envidia del pecho bueno (del andlisis bueno), peroellono sucedié porque el analista suficientemente buenoacogiéla proyeceién de sus cualidades. Hubo mucho material del tipo ce la relacién de la madre suficientemente buena con el hijo, y ademés, el rismo dia en que expresé su escisién entre su condicién de “evitar as pérdidas®(pechomuerto)y la interminable involucracién de su selfcon bjetos sustitutivos (mamaderas), dijo al final de la sesién que estaba segura de que yo debfa considerar interesante su easo; al retirarse, manifesté que se sentfa vaeia pero habfa llegado a saber que luego de ‘unas horas, sobre todo si podfa dormir, se tecuperaria. Le interprets que yo era, entonces, el bebé, y que ella me estaba alimentandocon su ‘echo bueno,y ya conocfa la capacidad que tenfael pecho pararestituir un contenido agotado. En este andlisis, en mayor medida que en la mayoria de los que incluye mi experiencia, se sintié la necesidad de que el analista pusiera cuidado en no hacer otra cosa que atender las proyecciones de la paciente, o volverlas reales, En este andlisis 197 fue poco lo que dije; a menudo no decfa nada, rara vez hice mas de una interpretacién en la misma sesién. Es muy evidente que en este caso mi anélisis suficientemente bueno es una proyec- cign a la que yo atiendo, y con la cual trato de no interferir. No hay asf envidia del pecho bueno. Sin embargo, si por un error téenico yo hiciera o dijera algo ajeno al material de la paciente disponible para la proyecciGn, me transformaria de inmediato en un perseguidor y tendria que ser destruido, ya fuese bueno © malo —especialmente si fuese bueno—. ‘CONCLUSIONES Un quehacer materno suficientemente bueno ofrece la opor- tunidad para un desarrollo continuo del proceso personal del bebé. En este caso la cualidadde pechobuenodelamadreesuna proyeccién de la cualidad correspondiente del bebé. La madre suficientemente buena acoge la proyeccién buena y la vuelve real. En la medida en que asf ocurre, el bebé no envidia el pecho bueno, y puede identificarse con él y con su madre suficiente- mente buena, y reconoce poco a poco que la madre que acogié su. proyeceién forma parte del ambiente, osea, del mundo DISTIN- ‘TO DE MI. Si el quehacer materno no es suficientemente bueno, la madre no es capaz de acoger las proyecciones buenas, y enton- ces obien se produce un eaos y el comienzo de una psicosis, o de lo contrario se genera una situacién atormentadora en la cual el bebé sabe que hay un pecho externo bueno pero no puede articularlo con esa cualidad suya disponible para ser proyecta- da en un pecho bueno. En tal caso el pecho bueno se vuelve un. perseguidor y tiene que ser rechazado 0 destruido, La palabra “envidia” no es aplicable a esto que siente el bebé sobre un pecho bueno que ha fallado en cuanto a acoger la proyeccién. Siestasmismas condiciones aparecen en el andlisis de nifios y adultos, puede usarse la palabra “envidia” en la formaen que la utiliza Melanie Klein. La diferencia entre la situacién analt- tica y la que prevalece en la temprana infancia es que el pa- ciente por fuerza debe tramitar el hecho de la dependencia, en tanto que el bebé es dependiente en un comienzo y no conoce otra situacién. Del mismo modo, el nifio o adulto incapaz de sentir gratitud esta enfermo, pero en el caso del bebé no tiene 198 cabida la idea de la gratitud, porque una racion bdsica del cuidado suficientemente bueno forma parte del bebé, aunque debe serle suministrado por la madre. Por lo tanto, si bien la enunciacidn de la envidia por Melanie Klein tiene gran significacién para el analista en ejercicio, noes algo que pueda aplicarse a los bebés, y entonces no es posible extraer conclusiones de dicha enuneiacién respecto de los orige- nes de las tendencias agresivas del individuo De hecho, la formulacién de Melanie Klein sobre la envidia, entantoyy en cuanto sus ideas se extienden ala infancia, parece debilitar su importantfsima labor sobre lo que ella denominé la posicién depresiva, Dicha formulacién no enriquece la teoria de las raices dela agresién; produce confusién, al retrotraerse a los, factores hereditarios sin abordar seriamente el efecto de un quehacer materno (0 andlisis) que es suficientemente bueno 0 no es suficientemente bueno. Cabe suponer que la herencia tiene enorme importancia, pero el psiedlogo no puede apoyarse en el factor hereditario hasta tanto se hayan agotado las posibilidades con la psicologia. Por iiltimo, lo fundamental es esto: cuando un analista (madre) realiza un trabajo suficientemente bueno (brinda cui- dados suficientemente buenos) con un paciente (bebé), jlo hace basdndose en una proyeccién en el anallista (madre) de factores internos satisfactorios del paciente (bebé)? A mi juicio, la respuesta es afirmativa, y a menos que asi lo haga el analista (madre), el anélisis bueno (pecho bueno) sera en esencia un objeto persecutorio para el paciente (bebé). Esta es, segtin ereo, una enunciacién moderna de uno de los puntos principales de la téenica de Freud: que el analista sigue el proceso de su paciente e interpreta sélo aquello que ya le ha sido presentado por el propio paciente para su interpretacion. @rea la madre al bebé, o crea el bebe ala madre? En lo que respecta a la metapsicologia del psicoandlisis, sostengo que el bebé crea al pecho, ala madre y al mundo, 199 II. RAICES DE LA AGRESION* Fechado el 9 de setiembre de 1968 Esnecesario que en la actualidad el psicoandlisis reexamine la agresién, El recien:e libro de Anthony Storr’ ha mostrado que cl publico esta hambriento y sediento de una enuneiacién que indique que la ciencia presta debido reconocimiento a este problema. A fin de basar sus ideas en la observacién objetiva, el cientifico debe tener antes preparado el escenario para obser- var, y es el psicoterapeuta el que se encuentra en una posicién privilegiada paraellc, con tal de que sepa aprovecharla. ¥ tanto en mi opinién como en la de muchos otros, de todos los psicote- rapeutas es el psicoanalista el que mds probablemente puede contribuir con algo nuevo, sobre todo por el proceso analitico gue ha puesto en marcha en si mismo y que contintia a lo largo de toda su vida, vale decir, sin importar cud) fue su propio tratamiento analitic» y si en algun momento coincidié con su analista en decir: hemos llegado al final. En la teorfa psicoanalitiea, no hay avance alguno sin pesa- dillas, La cuestion es: {quien va a tener la pesadilla? La otra pregunta (por qué es preciso que tenga pesadillas?) es irrele- vante y puede dejarsela de lado. En nuestra Sociedad [Psicoa- nalitica Britdnical, aunque estamos al servicio de la ciencia, cada vez que intentamos reabrir cuestiones que parecfan ya zanjadas necesitames hacer un esfuerzo. No se trata sélo de la inereia propia del tenor ala duda: también sucede que tenemos nuestras lealtades. Asociamos determinadas ideas con logros culminantes que han signado el progreso de nuestros pioneros. Por ello, al reexaminar las raices de la agresién, nos encontra- mos en particular con dos conceptos que debemos erradicar deliberadamente, para ver si vuelven otra vez por sus fueros 0 si estamos mejor sin ellos. Uno es el concepto de instinto de muerte, de Freud, producto colateral de sus especulaciones en el que parece haber aleanzado una simplifieacién tedrica com- parabie a la eliminacién gradual del detalle en la técnica de un + ste trubajo fue preparado para la Socicdad Psicoanaltica Briténica, pero qued6 inconchuso ¥ 29 se lo present6. (Comps.) ” Human Aggression, Londres, Allen Lane, 1968. 200 escultor como Miguel Angel. El otro es el conceptode envidia, de Melanie Klein, en el lugar de prominencia en que ella lo ubicé en Ginebra en 1955. No nos seré posible avanzar en el debate cientifico a menos que estemos dispuestos a echar porla borda estos des conceptos, desvinculando al primero de Freud y al otro de Melanie Klein. De esta manera nos libramos de creenciasy lealtades, y una vez ‘més s6lo nos preocuparemos por la verdad. De inmediato, al aplicar esta medida disciplinaria, notamos cuanto se nos ha adoctrinado por la continua interpolacién de las palabras “instinto de muerte” y “envidia” en trabajos eseri- tos y declaraciones. Lo esencial es que ninguno de estos dos conceptos podia ser debatido en ese momento, pues no consti- tuian el tema principal, y su debate distraeria por lo tanto, y el polemista parecerfa (més atin, deberia ser) descortés. Noes sin alivio, pues, quenos hallamos ahora sin ninguna nosién precon- cebida sobre el instinto de muerte y sobre la envidia, y si algunos de estos términos es empleado, deberé incorpordrselo deliberadamente como parte de lo que se discute, sobre lo cual coincidimos en que somos ignorantes. iCon qué facilidad se convierten estos términos en estereo- tipos! Por ejemplo, Melanie Klein no podria afirmar que ha des- cubierto la envidia ni que ha inventado este concepto. Debemos utilizar las palabras “envidia” y “celos” en nuestra charla y en nuestros escritos toda vez. que resulte apropiado, como fueron utilizadas durante largos afios antes de que Melanie Klein naciera, De hecho, cada una de esas palabras tiene su propia historia. ‘Melanie Klein tomé la palabra “envidia” y le dio un uso especifico en su legitima exploracién de los origenes de la agresién en la naturaleza humana en funcidn del individue en desarrollo, Pero ahora el término ha cobrado un aura tal que probablemente no haya un solo trabajo de un pertidario de Klein o de un estudiante del grupo kleiniano que no incluya la palabra “envidia’, no como término deseriptivo (la paciente ‘manifests su envidia de los muchachos mas jévenes, una reli- quia delo que sintié porsuhermanito alnacer éste, yen relacién con Ia actitud de los padres... ete), sino como parte de un rétulo gue indica el lugar de origen (por ejemplo algodén sea-island , lavable, garantizado, de secado répido). 201 Eltriste efecto de este espantoso asunto de la envidia es que frena una auténtica valoracién del aporte de Melanie Klein, que en esto precisamente pudo haber sido osado y rico, Lo que parece equivocado en su trabajo de Ginebra tal vez resulte ser tun pequerio detalle, y la verdad sélo saldra a la luz si podemos desprendernos de esta lealtad a Melanie que vuelve imposible una evaluacién cientifica u objetiva. Aqui y ahora, quizds podamos ir més alla de esta lealtad (basada probablemente, en sus aspectos compulsivos, en la envidia)y legar al problema en si. Estamos examinando la naturaleza humana, y nos preocu- pan particularmente los protesos de desarrollo y lo que llama- riamos la etiologia en la investigacién de una enfermedad. Sostengo, dicho sea de paso, que es legitimo decir que creemos que la formulacién de Ginebra tiene algo equivocado, No hay ninguna dificultad en que pensemos que hay algo equivocado en la formulacién del instinto de muerte por Freud, ya que él mismo parece haber tenido dudas, propias de un cientifico que sabe que ninguna verdad es absoluta o definitiva, y que lo que cuenta es pensar y sentir y la libertad para especular. Pero a Melanie Klein le hicieron un flaco servicio sus seguidores al tomar lo que ella dijo y estamparlo en una bandera, siendo que ella se habria beneficiado més si la hubie- sen criticado, Esta tendencia de los seguidores de Klein se aprecia, mejor que en ningin otro lado, en una oraeién de Joan Riviere en su prefacio al libre Developments in Psycho-Analysis [Desarrollos en psicoandlisis]:* “Klein ha producido algo nuevo en psicoanslisis, a saber, una teoria integrada, que si bien todavia esta en esbozo, da cuenta de todas las manifestaciones psiquicas, normales y anormales, desde el nacimiento hasta la muerte, y no deja ningtin abismo infranqueable ni fendmenos pendientes sin establecer surelacién inteligible con el resto”. La propia Melanie habria deseutorizado esta oracién si hubiese sido verdaderamente una cientifica. ‘Me he ocupado de estas cuestiones con algiin detalle porque quiero ser capaz de arribar # cualquier conclusién que surja sin tener que inquietarme aunque me encuentre diciendo lo mismo que dijo Melanie Klein. Si esto aconteciere, deberia provenir de mi a partir de los datos objetivos proporcionados por mis pacientes y no, en modo “Londres, Hogarth Pross, 1952. 202 alguno, de la lealtad a un hombre o mujer, por mucho que yo le deba 0 por grande que sea mi sentimiento de gratitud, Puede afirmarse que tanto Freud como Melanie Klein esta- bun profandamente interesados por la agresion y su origen. En ambos casos, ese interés tuvo una profundidad poco frecuente, propia sélo de personas especiales, dotadas de la capacidad para sentir en profundidad, enriquecidas por una larga expe- riencia y estabilizadas por el trabajo riguroso sin el cual no es posible conceptualizar ni poner por escrito la realizacién perso- nal. M. Klein, en particular, fue afectada por las rafces de la agresién que hallé en sus pacientes, a quienes tantas casas buenas ten‘a para ofrecerles. Sus pacientes legaron lejos, y su antagonismo no pudo ser removido por el andilisis de la rabia ante la frustracién, Cada vez le fue resultando mas evidente que su propia valia generaba o desencadenabaen sus pacientes, tanto masculinos como femeninos, impulsos destructivos; con mucha sensatez, descarté a una buena proporcién de sus casos por considerarlos inanalizables, y otros fueron aplastados por una lealtad rigida que, desgraciadamente, les planted exigen- cias demasiado grandes. Melanie estaba desconcertada, y se dedies especificamente a este problema de la destructividad en la transferencia, que no parecia tener sentido. A esta altura habiacierto apuro, pues ella estaba envejeciendo, ymasadelan- te porque habria de padecer una enfermedad fisica que demos- tr6 ser fatal. Quiso saltar esta valla, e hizo un intento en Ginebra, La solucién siguié dos lineamientos: 1 Saltar hacia atras por sobre todo lo demas y enunciar, sin riginalidad, que como todo es heredado, algunas personas pueden nacer con una fuerte herencia por el lado de la agresi vidad. Esta era una enunciacién estéril, que constituia una petici6n de prineipio en lo que respecta a la agresién y a su evolucién en eada bebé y nifio en desarrollo. 2, Tomar al toro por los cuernos y proclamar lo que era clinicamente evidente: que en un nivel muy profundo de la transferencia sus pacientes la envidiaban por ser valiosa, 0 “buena”? * La propia palabra “bueno” se habfa convertido en un cliché, para indicar un objeto idealizado, o quits idolatrado, —D.W.W. Véase Mand Khan, “Reparation to the Seif As an Idolised Internal Object” (1968) en Aluznation in Pervertions, Londres, Hogarth Press, 1979. {Comps.] 203 Acerca de estas dos Iineas de pensamiento podria decirse que la primera, aunque irrefutable, solo deberia ser trafda ala palestra y destacada por un metapsicdlogo luego de una muy cuidadosa exploracién de las alternativas psicolégicas oemocio- nales, y cabe aducir que Melanie no se habia distinguidoen este aspecto. Hay otras consideraciones que ella dejé de lado. La segunda Iinea de pensamiento era osada y congruente con la experiencia clinica que todos los analistas pueden comparti pero.. IV. CONTRIBUCION PARA UN SIMPOSIO SOBRE LA ENVIDIA Y LOS CELOS Escrito para una Reunion Cientifica de la Sociedad Psicoanalitica Britdnica, 19 de marzo de 1969 ‘Tengo muchas ganas de tomar parte en este debate, sobre todo porque la idea que lo preside probablemente surgié de una sugerencia mfa al secretario cientifico, pero creo que s6lo podré hacerlo si existe la posibilidad de que pueda decir algoconstruc- tivo, - ‘Ante todo, supongo que en esta discusién nonosinteresan la nvidia y los celos tal como aparecen estas dos palabras en casi todos los trabajos clinicos que en los uiltimos afios han producido los kleinianos. Asimismo, sostengo que en el uso actual de los dos términos, la envidia es un estado psiquico y corresponde a una organizacién psiquica sumamente compleja, en tanto que Jos celos tienen la earacteristica que ha determinado el uso del término: que la persona total ya ha comenzado a movilizar la venganza o el despojo. Lo tinico que nos interesa es la forma en que Melanie Klein presenté la envidia en su trabajo de Ginebra. Puedo perdondr- " Lafdo por In sefiore Enid Balint debido a la ausencia de Winnicott. {Comps} 204 selo sin ms silo que ocurrié es que ella precisaba otra palabra y no la encontré, Comoyahedichoa menudo, aprendi mucho directamente de Melanie Klein en Ia década anterior ala guerra. Podrin decirse gue las nuevas ideas que ella trajo en ese perfodo fructifero de sulabor me impresionaron y tuvieron un efecto positivo en toda mi obra. Fui capaz de usar la serie de nuevas ideas. Estono fue tan cierto después de la guerra y del periodo en que la sefiora Klein se organiz6 junto a sus colegas para defender su posicién. Mis sentimientos respecto de la obra dela sefiora Klein cambia- ron en el Congreso de Ginebra, cuando ley6 su trabajo scbre la envidia. Nome fue facil ver por qué yanopude aceptar sunueva formulacién tedrica, Dicho muy brevemente, si bien adverts que la sefiora Klein procuraba llegar a mayores profundidadesy abarcar un aspecto muy dificil de las fuerzas transferenciales, que quizé séle surja al final de un andlisis prolongado que parecia ir bien pero que empezé a fallar, no obstante supe que tenia que hacer oir mi protesta, y de inmediato lo hice ante la propia Klein. Mi objecién tena que ver con la resolucin de Klein de formular el desarro- To individual del bebé humano totalmente en funcién de éste, sin referencia al ambiente. Esto, en mi opinién, es imposible, Cierto es que un rasgo fundamental del psicoandlisis ha sido Iegar a conocer el factor individual y personal, y ver hasta qué punto el factor ambiental puede ser, parcial o totalmente, un fenémeno subjetivo; sin embargo, al comienzo del desarrollo del individuo hay una etapa en que el ambiente ocupa el lugar que le corresponde por derecho propio, y es inevitable reconccer su importancia en cualquier enuneiacién. E] recién nacido no ha separado lo DISTINTO DE MI de lo que es PARTE DE MI, de ‘modo tal que, por definicién, lo DISTINTO DE MI 0 ambiente es PARTE DE MI, en lo que respecta al yo del bebé. No hay forma de sortear esta dificultad. En su trabajo de Ginebra, la sefiora Klein saltes este proble- may cay6 sobre otro: se retrotrajo a una formulacién del factor hereditario; por ejemplo, la herencia de un monto anormal de potencialidad agresiva. El factor hereditario es real, desde Iuego, pero nadie puede decir que el psicoandlisisha pretendido eludir esta complicacién. Toda tendencia a la maduracién es hereditaria, y al psicoandlisis le interesa simplemente la inte- racci6n entre lo hereditario y lo ambiental. Fue chocante com- 205 probar que Klein evitaba algo trabajando alguna otra cosa, Dicho sea de paso, en lo que respecta a la organizacisn yoica del bebé muy pequefio, la tendencia heredada es un factor externo particularmente grosero. Posiblemente Klein haya pensado que el factor hereditario era personal y no ambiental, pero esto significarfa dejar de lado todo el problema del yo inmaduro y de la dependencia basada en el hecho de que lo DISTINTO DE MI atin no se ha separado de lo que es PARTE DE MI, ‘Lo que se precisa, de quienes se preocupan por este tema, es tun estudio acerea del cambio paulatino correspondiente a la separacién delo DISTINTO DE MI respecto de lo que es PARTE DE MI en el desarrollo de un bebé en los comienzos. La envidia al objeto DISTINTO DE MI tiene como precursora la relacién con el objeto-todavia-no-separade, que yo he Tlamado objeto subjetivo. Aquihay un campo de estudio que puede ocupar alos psicoanalistas durante largo tiempo en el futuro; sin ese estu- dio, no habré una comprensién psicoanalitica eficaz de la esquizofrenia. Puedo agregar que mis opiniones se forjaron en mi consulto- rio durante el tratamiento (que no siempre fue un éxito, pero.a veces lo fue en grado suficierte) de casos fronterizos en los que la-regresién a la dependencia era una cuestién notoria, mas atin, esencial. Me percato muy agudamente de la significacién del factor cualitativo del amsiente cuando éste consiste en mi propia comprensién y comportamiento, y cuando el paciente estd, durante un periods, fundido conmigo, el analista. En. esta apasionante esfera de estudio, el investigador tendr que vérselas con el concepto de fendmenos transiciona- les, tendré que aceptar (no resolver) la paradoja segin la cual el bebé crea lo que ya est ah{ para ser creado, y se veré muy exigido en su creencia en la realidad de la dependencia tal como rige en la temprana etapa previa a la creacién de elementos DISTINTOS DE MI por el yo del individuo. Quizds haya en todo esto un lugar para lo que Melanie Klein Hama envidia, pero en todo caso no tendrd ese nombre cuando se delinee apropiadamente su forma. Tal vez. su nombre sea avidez; pero ‘cualquiera see el nombre que se encuentre 0 invente; deberd tenerse en cuenta que su cualidad se ve afecta- da por la cualidad de la provision ambiental. Me entristece que Klein, después de todas sus contribucio- nes, na pudiera hacer ninguna en este punto, y de hecho al no 206 hacerlo parece haber cargado a sus seguidores con una tarea singularmente dificil, cual es la de proseguir a partir de ahora sobre la base, no de todas las contribuciones positivas que hizo, sino de surenegacién de algo que, sin embargo, es una realidad. Esta es otra manera de expresar que también ella era un ser humano. Quisiera mencionar el hecho de que el Dr. Bion, en una de sus enunciaciones, parece mostrarse libre de esta poderosa tendencia (que segiin sugiero debe aceptarse como parte de la constitucién de la sefiora Klein) a renegar del factor ambiental incluso en Jos inicios. Como analistas, sabemos muy bien que en un encuadre transferencial en el que el trabajo realizado llega hasta etapas ‘muy tempranas, influye por cierto cdmo esel analista. Andloga- ‘mente, en los inicios del desarrollo de cada individuo el ambien- te tiene primordial significacién, ya que atin forma parte del nifio. Sostengo que un estudio de los sutiles aspectos que presenta este campo puede brindar ricas recompensas al inves- tigador. 207

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