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nn canine ener emanate aiiitiamannateeeNnetsetenAmpesietsen non CARLOS DANIEL LASA JACQUES MARITAIN LECCIONES FUNDAMENTALES DE LA FILOSOFIA MORAL BIBLIOTECA ARGENTINA DE FILOSOFIA CLUB DE LECTORES AVENIDA DE MAYO 624 BUENOS AIRES SEGUNDA LECCION EL BIEN Y EL VALOR Las nociones fundamentales sistematicas: bien moral, valor, fin, norma, son como las fibras intelectuales de la estructura del pensamiento moral. Importa mucho que tengamos clara conciencia del hecho de que e] examen y justifieacién de estas nociones corresponde a la meta- fisiea, por mds que las nociones mismas no sean nocio- nes metafisicas, sino esencialmente morales. Son nocio- nes morales filosdficas, cuya elucidacién final depende de la metafisica; de suerte que su significacién nos es- caparia inevitablemente si rehuséramos hacer trabajar nuestra inteligencia al nivel de la visualizacién filosé- fiea y nos mantuviésemos anclados en el plano del co- nocimiento experimental, es decir del conocimiento sen- sible. Es ésta ung dificultad que encontramos constan- temente porque los espiritus contempordneos estén ante todo habituados al conocimiento experimental y, deslum- brados por él, se corre el riesgo de que el _conocimiento experimental se convierta para ellos pura y simplemente en_el conocimiento_a_secas. Hay que hacer pues un es- fuerzo especial para pasar de un plano de conocimiento ARITAIN gacares 6 . pare ;prender que Jas nociones: de que ha. a oth "1, pueden mntide St las consideramos . planes 91? T ective de las ciencias fenoménicas y de } en Ta pers?’ sino de le inteleeci6n filoséfica a a ya ; experiencl® sensible, ; rendiésemos esto, hariamos uso (material ) de cone ue en sf mismos son filoséfieos, y samos de ellos ninguna inteleceién ; al margen de toda com. mente filosdfica. Seriamos como nifios de los instrumentos de una or. 5 son, en si mismos, instrumentos musi- hayan jnteresado solamente por el ruido, ¥ wisica. Podrén los nifios arran- carles sonidos. ysar de ellos como de sefiales practicas, por ejemplo, para dirigit un juego, para lamarse ane a otros, para asustar & un concierto n0 te jos demas, pero si se trata de dar ndremos mas que wna cacofonia. Sw hayan seguido las leeciones de Car- poned que esos nifios nap Y del “positivismo légico”’: afiadiran entonces al nes acerca de que Mozart jgorosas. declaracio pochinehe vi tienen sentido, y Beethoven "0 ‘Shave no meaning”’. EL BIEN n ontoldgico El b El_eoncepto_de_bien_tien como todos nuestros otros conceptos. ™ aoe oe buen paseo. En este estadio puramen- |, este coneepto connota cualquier €l® de p dam Ja n ble, da una sab de cier en el Lecciones FUNDAMENTALES DE LA Fiosoria Mora = 4 de placer o de gozo, de ventaja o de perfeccién que po- damos experimentar. Los animales no tienen el concepto o la idea de bien, Ja nocién universal del bien. Tienen una nocién sensi- ble, sensorial, siempre particularizada, jaméis expresa- da en una idea, jam4s liberada independientemente en una idea. Nosotros mismos, si no poseyésemos intelecto, sabriamos de la misma manera —sin ningin concepto de bien, solamente por un cierto sentimiento ligado a cierto conjunto de im&genes— que quemarnos los dedos en la Hama no es algo bueno; lo sabriamos sin poseer el verbo mental o Ja idea de bien. De hecho, los hombres tienen la idea, la nocién uni- versal o inteligible de bien, pero tal que connota ante todo, en el plano experimental, una experiencia senso- rial. Esta nocién universal de la inteligencia es vir- tualmente metafisica, mas no lo es actualmente puesto que atin no esté desprendida de sus connotaciones pu- ramente experimentales. Para pasar al plano metafi- sico, hace falta no solamente que Ja inteligibilidad en potencia de la nocién animal o puramente sensible de bien haya sido liberada y actualizada en una idea, sino también que de esta idea misma del bien se haya des- prendido una inteligibilidad independiente en si de la experiencia, no ligada a la experiencia, no ligada a la materia; y esto ocurre a nivel de la visualizacién me- tafisica, en el,momento en que la identidad radical en- tre el bien y el ser es percibida intelectualmente. Nos vemos asi Ievados a examinar la relacién en- tre el bien y el ser El concepto_humano _absolutamente primero, es el concepto de ser, Cuando el ser es considerado en cuanto Jacques Mamitaix : i filosofia d er particularizado ( ilosofia de la na. oo 0 (conocimiento del sentido ser 10 como ser vag' : turalezs) PY mente como ser supra-universal y comin) oa do hemos percibido en un re. snalice, 8 Hei Og realidad inagotable es sigui lampag? de in ie Tiger?” 0 ‘lo que existe”, enton- ficade Pi a descubre como el primer concepto me- ces el ser se 208 GS yamaba a Parménides ‘el {si 1) Por eso P E iain fieofia”, porque fue el primero, entre los padre ‘ ién, la intui- i sdentales, que tuve Ja pereepcién, 7 fed eae tal, por mas imperfectamente que cién del ser como | yalizado. Ja haya concept ‘ at cosa_es ser: ¥ sin_embargo eada_cosa_difiere de otra por un cardcter que é] mismo es también ser, Jo que nos muestra la esencial polivalencia de este con- cepto. Impregna toda cosa sé] mismo intrinseca- i035 ‘ina _clési ava recis®l re es asi como una realidad inteligile,ilimi tada, que brota de la menor cosa y que vale para toda cosa, pero segin titulos diversos. El ser mismo envuelve una variedad de aspectos y cada uno de estos aspectos es tan simple, tan infinito como el ser y es el ser mismo, pero captado por otro concepto y designado con otro nombre; en otros tér- minos, esta realidad misma que capto en la nocién de ser es més rica, est mas cargada de valor inteligible que lo que la idea de ser por si misma me descubre in- mediatamente. Ella exige, en virtud de una necesidad interna, desbordar en cierta manera la idea misma en (1) Cf. mis Siete leccione: . ~ cose aatae es eotat 8 sobre el ser. 3* leccién, y cuar- Leccronas FUNDAMENTALES pe 1a Frosoria ‘Morar que ella se objetiva. Se objetiva en una multiplicidad av° ‘tras ideas: idea de lo Verdadero, idea del Bien, ete. ... Asi_es como tenemos esos - vorsales del ser, tan amplios, tan infinitos como el ser mismo, tales (las ‘‘pasiones Gel ser’”) ‘Trascendentales, es decir, objetos de_pensa- ‘ue “no estén encerrados_en_ningin género_ni miento en_ninguna categoria, sino_que_impregnan todas_las cosas. / ‘Los trascendentales comprenden el ser y Sus “‘pasio- +» a saber: lo uno (Jo intrinseeamente uno), Jo ver- nes’’, dadero, el bien, lo bello (la belleza es el esplendor de todos los trascendentales reunidos). Lo_uno_es el ser amismo en tanto que indiviso. He ahi un aspecto del ser que surge ante el espiritu, manifestando su consistencia interna. Sin duda el ser puede ser dividido, pero por eso mismo deja de ser, se renuncia. En la medida en que una cosa es, es una. Después de lo uno, viene el trascendental verdadero, ue es el ser mismo en cuanto se ofrece a Ja intelec- cién, al pensamiento. He ahi otro rostro del ser que re- sulta asi revelado, La inteligibilidad de las cosas, su capacidad para ser captadas por el intelecto, su adap- tabilidad al conocimiento. No se trata de la verdad légica, sino de la verdad ontoligica, la verdad de las cosas; toda cosa esté prefiada de conocimiento y de in- telis dad (de una inteligibilidad jnagotable para nues- tra inteligencia) porqye en defintiva, toda cosa es con- forme al intelecto creador del cual emana. El bien es el ser en tanto que se ofrece al amor, al querer, He ahi aun una nueva epifania del ser: todo MaBITAlN Jacques 0 . o, es decir, epto para ser ee see a amor, en Ja medida mis. ser OO a} bien que Hamamos metafisico He abl © cyensivo com el SeF- nota asi esencialmente el le ser estrictamente a en que ne es 602 ‘BI eoncepto a enc pied amor 0 € Gem. el deseo, porque no hay defi- jas nociones primeras, pero puede de- 3 definido en él sentido amplio del resado 0 manifestado, descrito, por pilidad; y este cardcter, por el tad de deseo, es coextensivo. digna metafisicamente —no " ente— ‘de ser amada: ya sea en si y ona iy eee cosa, buena es una floracion del ser, buena en si, perfectiva de si misma (y, por afiadidura, de otras cosas), o bien es digna de ser amada por otra cosa, como perfectiva de otra cosa, porque esta cosa buena hace que otra cosa florezea en el ser. Ta nocién del bien es una noeién que surge de golpe, desde un determinado angulo de visifn, para revelar ‘una mueva faz el ser, un nuevo misterio inteligible con- sustancial al ser, Esta perspectiva en las profundidades del ser se descubre con el amor al cual ella se ofrece y por relaeién al cual se define; de suerte que una inte- ligencia que, por imposible, no tuviera la nocién del amor, tampoeo tendria la nocién del bien. Son correla- tivos. Por eso los antiguos pudieron deseribir el bien como “‘aquello que todas las cosas desean’’, lo que cada una por su parte desea. vince ms com et buena para ofa, 7 en'ex todon loa légicos. La verdad es buena para la inteli- el bien & es decir exP! ii deseal la amabilidad, 1a nal se enfrenta & la facull al ser. Una cosa uel término, Lecc1o1 gencia, el la estima bre. El s ceupiscenci “amor de tién son mi mismo por otra Y por de otra, Es objetc pecialmer de que at Tal amor mismos, . dad, la | él mismo amor de es precet él la hae en las e¢ Tal e metafisic if vertibles jetos_de z6n fund bre no } del bien bajo un Lecctones FUNDAMENTALES DE LA Fitosorta Moran 41 gencia, el alimento es bueno para el animal, gozar de Ja estima de sus conciudadanos es bueno para el hom- bre. El ser, asi considerado, enfrenta al ‘‘amor de con- eupiscencia’’, al deseo de tener —y podriamos decir al “amor de afeccién refractada”, porque las cosas en cues- tién son amadas o deseadas por otra cosa, a saber por mi mismo (a mi me amo de una manera directa, y no por otra cosa). Y por otra parte, una cosa es buena no ya en razon de otra, sino buena en si misma, amable en si misma. Es objeto entonces del ‘‘amor de afeccién directa’’, es- pecialmente del amor de amistad —que implica el deseo de que aquel que amamos exista, y tenga lo que él ama. Tal amor de amistad es el que tenemos por nosotros mismos, y por nuestros amigos: manifiesta la amabili- dad, la bondad en si de tales cosas. Emana y deriva él mismo de esta amabilidad. (En lo cual difiere del amor de Dios por las cosas: pues el amor de Dios no es precedido por la amabilidad de las cosas, sino que él la hace, é] crea e infunde la amabilidad y la bondad en las cosas que ama). Tal es el trascendental bueno; el bien ontolégico » metafisico, Toda cosa es buena en la medida en que ella es, en la medida en que tiene el] esse; el ser_y el bien son_nociones convertibles (no sinénimas: hay una dis- tincién_entre los objetos de pensamiento; pero si_con- vertibles, porque no hay distincién real entre esos ob- jetos de nocién; no hay mas que una distincidn de ra- z6n fundada en la realidad). Vemos por ello que el hom- bre no puede querer o amar nada si no es en la linea del bien (ontolégico), en tanto que la cosa en cuestidn, bajo un aspecto u otro, es o parece buena. Podemos neia del bien; y en e ; rie ajo Ja apa f . er mal, P‘ wt jeead hay un cierto bien (on- nA je fat es lo que se ha buseado. e a ee metatisico) que El bien moral que 08 importa, @ la diferencia ol bien moral. amente_buena, mas_no toda ena, Bi bi n moral no es un tras- 9 analogado particular del bien o en un cierto orden ‘del_ser_humano, te- libertad _y la ersecucion a fetid particular —0 el orden particular— del hom- pre, de la naturaleza y de Ja existencia humanas; en re- Teeyén a aquelio que el hombre, en tanto es un agente libre, est hecho para ser | I bien moral no es pues un traseendental, pero si- gue siendo un concepto metafisico particularizado en el orden ético, en la linea de 1a. realizaciéx’ del ser huma- no; es por tanto un analogado particular de ese con- cepto anélogo que es el bien ontoldgico 0 metafisico. No creo que el pasaje del bien metafisico o trascenden- tal al bien moral se efecttie por una simple particula- rizacién légica; supone la irrupeién de un dato nuevo, supone la experiencia moral. Pero sigue siendo onto- légico en su naturaleza, es un bien ontolégico particu- larizado. ae de Santo Tomés es muy clara a este 7 ien, explica, es la plenitud del ser. Y lo cendental 5 entolégicos especial: que ] nitud to m feccic mora sees grad acto del o mora expli los a bien, Ja lir Li 1) nea 0 pectir eande huma 2) es la consic trata fin e se de Si ral p mo vé el dor Lecciones FUNDAMENTALES DE LA FiLosorfa MoraL 8 que primariamente y ante todo se requiere para tal ple- uitud es el estar constitufdo en su especie, Para el ac- to moral, es pues el tener su especie lo que acaba y per- fecciona en la linea de ese ser particular que es el ser moral 0 el uso de la libertad. Y puesto que los actos se_especifican por sus objetos —es éste un axioma sa- grado del tomismo— siguese que la bondad moral del acto depende primeramente y ante todo de la bondad del objeto. Como veis, Santo Tomés funda la bondad moral sobre la bondad ontoligica, y cuando se trata de explicar lo que primeramente y de suyo hace buenos a los actos humanos, se refiere a la nocién metafisica del bien, al bien ontolégico, pero como particularizado en la linea moral (Suma Teol. III, q. 18, a. 1 y 2). La_nocién. de bien moral tiene dos implicaciones: 1) la_primera_implicacién es la de valor (en la li- nea moral). Se trata entonces del bien moral en la pers- pectiva de la causalidad formal, el bien como signifi- eando la cualidad intrinsecamente buena de un acto humano; 2) la otra implicacién de la nocién de Bien moral es_la de fin (en la linea moral), Entonces el bien es eonsiderado en la perspectiva de la causalidad final; se trata del bien a que el hombre tiende, y que toma como fin en su actividad moral; del bien con miras al cual se desencadena su actividad como agente libre. Si hemos de hablar en términos estrictos, el bien mo- ral podria ser considerado como sinJjnimo del bien co- mo valor. Pero en un sentido mas general el bien, en el dominio de la moralidad, en la esfera de la morali- SAR SO ENN SONATA NAO ELLIO | a = aun “ gacques MART Lecex daa, significa ya sea él bien como al a sea et bien vat Hen egpecialmente come #0 timo) - tutanient coral aimprendémosto Diet, de dos aspectos Tizacién Se coe compre eeparadas. ‘Todo slot (BO: estamon se) es potencialmente U fin, puesto que todo valor Elb {postivo) significa Natidad intrinsecamente buc- nuevo 0 na de mn acto o de Une cosa, Hay agui una cuestion we y se de perspective ‘estas dos nociones de valor ¥ de fin ple acor oe fefieren esencialmente a dos grdenes cuya distineién de las ee elésica en filosofia: el orden de espeeificacién y el el mun orden de_ejercicio. oo Sa el primer caso —orden de especificacion— te- cida er pomos el valor; aun si se trata de fines, desde que son termin sevniderados en 1a perspectiva de 18 eausalidad formal, ese tod fon, eonsiderados como valores (eausalidad formal, or- absolut som de especificacion, valor, son cosas que Van juntas). el mun ie crraegundo caso —orden de ejercicio— tenemos person ta finalidad, el bien como fin; aun si se trata de valo- en cu res, desde que se Jos considera en Ta perspectiva del Yo jereieio, son considerados como fines (eausalidad final, no en yen de ejereicio, bien como fin son cosas que’ van acein juntas). compo su na La nocién de valor Loa 4Qué es lo que constituye a un hombre como bueno, ¢ Iablando mo ya relstinement sino en absoluto, No son eke iene s, no son los bienes corporales, no are con sigue tos bienes intelectuales (un hombre muy en De teligente y mu} i aeeneer ed canto ue emane de le Hb alone os on? que emana de la libertad, la accién tambi bu Pi ie ena lo que constituye al hombre como bueno abso- r Libei LECCIONES FUNDAMENTALES DE LA FiLosorfia MORAL s Jutamente hablando, la aceién que es la Suprema actua- lizaci6n del ser. Aqui tenemos el bien como valor moral, estamos en el orden de la causalidad formal. El bien como valor moral, Henos aqui frente a un nuevo orden, el orden moral; un nuevo universo emer- ge y se nos revela, Si la accién humana fuese un sim- ple acontecimiento natural, resultado de la interaccién de las constelaciones de causas que estén en juego en el mundo, sélo tendriamos que considerar el universo de la naturaleza. Pero la accién humana est4 introdu- cida en el mundo como el resultado de una libre de- terminacién, como algo que no depende solamente de ese todo que es el mundo, sino también de la iniciativa absoluta —irreductible a los factores en interaccién er el mundo— tomada por otro todo que soy yo, mi propie persona, de tal suerte que yo soy responsable del actc en cuestién. (?) Yo soy el autor de este acto, soy su causa —y esti no en el sentido en que un perro es la ‘‘causa’’ de su aecién: la accién del perro forma parte del ‘‘patrén de comportamiento’’ determinado por las componentes de su naturaleza; esté ordenada a fines predeterminados por su naturaleza y esté enteramente determinada por (2) Toda la doctrina filoséfica de la libertad como libertad de eleccién (libre albedrio) esta evidentemente presupuesta aqui. No era éste el lugar para desarrollarla. Pueden verse acer- ca de ella nuestros ensayos “La idea tomista de la libertad” en De Bergson ad Thomas d’Aquin (hay traduccién castellana, Club de Lectores, Buenos Aires) y “La conquéte de la Liberté” en Principes d'une Politique huwmaniste. Se encontrarén también algunas indicaciones complementarias en nuestras Obras La Philosophie Bergsonienne y Du Régime Temporel et de la Liberté. Jacques MABITAIN 46 sus mecanismos psicolégicos, va se trate de uiia accion cial si el oe guia aun tiege, © de una aecién “mala”? si muerde a un nifio, Bueno o malo se dice aqui con relacién @ nosotros, y no con relacidn @ la naturaleza canina. Lleguemos has- ta suponer que exista una ley ideal de la naturaleza canina, que determina lo que un buen perro debe ser; si un perro falta a esta ley, seré un mal perro, no so- lamente con relacién a nosotros, sino con relaciin a la naturaleza canina. Pues bien, si un perro falta a esa ey canina, ello seré un resultado de su naturaleza in- dividual, pero no de su voluntad, porque no tiene libre albedrfo. Sera, para él, algo asi como haber nacido cojo. El perro no conoce esa ley, y no tiene que hacerse él mismo obediente a ella. Cuando falta a esa ley parti- culay que es la ley de la naturaleza canina, no hace més que obedecer a la Jey universal de la naturaleza, en ra- z6n de la cual ha nacido con tal o cual deficiencia. So- lamente esta insertado en el orden ontolégico, y no en el orden moral. Mientras que, con relacién al orden de la natura- leza humana, yo mismo hago buenos o malos mis actos, formo o no mis acciones de acuerdo con una regla o una ley que yo conozeo y con la cual me conformo o no me conformo, en virtud de mi voluntad, no en vir- tud de mi naturaleza; mi aecién esté ordenada a fines que yo mismo he determinado; forma parte de un ‘‘pa- trin de comportamiento’’; de tal suerte que una accién humana No es una simple reaccién a estimulos externos © internds; es como una ereacién que me es propia, una expresin de mi mismo que yo ereo en el mundo y que implica 0 supone todo un patrén de comportamiento as vias de operacisn de y toc de m la ex volve tibles he tr en la specif Cra es de 1] como cias, U dida es u na a uso del s v impli difer cosa D légiec acto no. C una tas p el mi tee Lecciones FUNDAMENTALES DE LA FiLosoria MoraL “7 y todo un sistema de fines que en definitiva dependen de mi, no del universo. Esta percepcién del bien como valor moral supone Ja experiencia moral; silo se hace perceptible si nos volvemos, dentro de nosotros, hacia los datos irreduc- \ tibles de la experiencia moral. Este universo nuevo que he tratado de describir esté arraigado en la libertad, vy en la razén. En este universo de la moralidad, los actos humanos reciben una especificacién nueva, distinta de. sbecificacién tipicamente moral, que se refiere al uso ) Usu especificacién natural u ontolégica; reciben una es-<¥ de la libertad como que realiza o no ciertos valores, como que esté o no est4 de acuerdo con ciertas exigen- cias, y concuerda o no con ciertas normas de accién. Un asesinato combinado con una inteligencia esplén- dida y ejecutado con una habilidad fisica excepcional es un buen crimen, pero no es una buena accién. Bue- na accién, mala accién son nociones que se refieren ai uso de la libertad en relacién con la realizacién propia del ser humano. Un mismo acto, considerado ontoligicamente, puede implicar en un caso y en otro especificaciones morales diferentes y aun opuestas; la especificacién moral es cosa muy distinta de la especificacién ontolégica. Dar dinero a alguien es un determinado acto onto- légico: el dinero pasa de uno a otro. Eso puede ser un acto de limosna y de compasién, acto moralmente bue- no. O puede ser un acto de corrupcién, la compra de ‘una conciencia. He ahi dos especificaciones morales opues- tas para un acto que, ontolégicamente, fisicamente, es el mismo. NIM Milt m DEE * Jacques MARITAIN 48 La divisién de las acciones en buenas y malas por. a naturaleza es propia del orden de la poeta a de Ja naturaleza, ningtin ser esti especifieado orden mal o Ja privacién que comporta. En el orden a moralidad, las acciones viciosas estén especifica. das por el mal o la privacién que envuelven. El bien y el mal como prineipios de divisién o determinackin es- pecifiea no se encuentran sino en el orden de la mo. ralidad. Si, en la Antigua Ley, se hablaba de animales puros © impuros, ello era por relacién al hombre, pero en si mismos los animales son todos ontolégicamente buenos, Un acto moralmente malo retiene siempre una cierta bondad metafisica, ontolégica, en tanto que es ser. Este acto, que tiene una cierta bondad ontolégica o metafi- sica, eoextensiva a lo que tiene de ser y de actuslidad, es moralmente un acto pura y simplemente malo. (Cf. Sum. theol., LIT, q. 18, a. 5). 1es_valores morales son _especfficamente buenos o ‘alos porque son objeto de conocimiento préctico, x0 “speculative; objeto de un conocimiento que no esté es- bevificado por lo que las < cosas son, sino por lo que de- -be set_hecho; un eonocimiento especificade por Tk nagle- a ae ue £sla matriz de Ja cosa a hacer (y que feale dee hecho de estar en consonancia con esta on o de apartarse de ella es, para las cosas division eget Al orden moral, un principio de 'siOn esencial y primordial , Elt No es ¢ sentidos profund re decir Como table (q por lo de 4 El bie go tomad bondad d no se pue algo que sino en si mente. 2 EL bien redundanei pereusién, bien moral de proceder bueno no ys otro bien, s SEL : To, primordi den moral; bien: lo que medio para al de un bien ye tancialmente ; =e mt LeccionEs FUNDAMENTALES DE LA FiLosorih MoRAL 4g Bonum honestum El bien moral, es lo que se llama el bien honesto. No es éste un término muy feliz, porque ha tomado sentidos accidentales y muy alejados de la significacién profunda y radical que importa destacar. Honesto quie- re decir simplemente: bueno en si y por si. Como sabeis, se divide el bien en bien itil, delei- table (que da placer) y honesto. Divisién analigica, por lo demas. 4 El bien itil, es el bien como medio para un fin, di- go tomado precisamente como medio; de suerte que la bondad del medio presupone la bondad del fin. Pero no se puede proceder al infinito; es preciso que haya algo que sea bueno no ya como medio para otro bien, sino en si mismo, ya sea moralmente, ya ontolégica- mente. 2 El_bien deleitable, es el bien como repercusién o redundancia de un acto o de una perfeccién. Es la re- pereusién, en las potencias afectivas del sujeto, de un bien moral u ontolégico poseido. Aqui tampoco se pue- de proceder hasta el infinito; es preciso que algo sea Dueno no ya como efecto o repercusién psicolégica de otro bien, sino en si mismo. El bien honesto es el aspecto absolutamente prime- ro, primordial, la primera captacién del bien en el or- den moral; es la primera significacién analdgica del bien: lo que es sustancialmente bueno, no bueno como medio para aleanzar un fin, no bueno como repercusiin. de un bien ya pcseido, sino bueno en si o de suyo, sus- tancialmente; la expresién ‘‘bien sustancial’’ seria més y, ny ij A Jacques MARITAIN fitesstien que ¥a de ‘bien honesto”’. Hay una relacién entre el bien honesto, en el orden moral, y la sustancia gn et orden metafisico. La sustaneia, por relacién al fer, es aquello que esté hecho para existir on si o por si, es la significacién del ser en el orden de las cate- gorias, De la misma manera, en el orden moral, el bien honesto es aquello que es deseable o amable por sf mis- mo, siendo plenitud de ser (entiendo plenitud de ser del acto mismo de libertad, que no carece de esa pri- mordial perfeccién, de esa primera y constitutiva ple- nitud que es la consonaneia con su propia regla). El bien honesto es asi algo muy distinto de lo que es ven- tajoso, de the production of good states of affairs. Es notable que los empiristas ingleses, que no comprenden la nocién de sustancia, no comprendan tampoco la de bien honesto. Tgnoran simplemente esta nocién, Para ellos bueno significa ventajoso, es una evidencia, Feno- menismo y utilitarismo estén congénitamente ligados. ‘Tratemos de analizar una situacién en relacién & uun acto moral que suponemos bueno, en el sentido de bien honesto, de bien sustancialmente bueno. Sea el acto de salvar a un hombre con peligro de la propia vida. Admiro esponténeamente al hombre capaz de obrar asi, nee: quizé capaz de hacer otro tanto, pero lo en- bad bien, y quisiera poder obrar de la misma mane aie an en imaginarme a mi mismo actuan- on eae es lo que me atrae y me agrada en es? Delo ane ens bondad intrinsecat , cy Gear] lo lo que concierne al orden de eer Sa al orden de la causalidad fi- iinamismo’ de los fines. ww” Lecciones Funp Considero y an orden de especifics es he elegido con un acto que yo no realizar. Lo’ que n en euestién y de Jo (valor supremd cu yalor, cuando es ejemplo elegido, si ne —en tanto que libertad— algo po si mismo, pura y gativo, signifies q que lo posee tien la aversin. Un ac y por si mismo. Q Si elijo hacer lo ¢ bien honesto, es pa cosa pura y simple voluntad tiende a que es bueno, en naturalmente a lo este amor natural ( Y entonees, si qui manera eficaz al b a lo que, en el ord mente bueno en sf lificacién de bien. ‘Ast el bien (el por el amor de st y deseable por el i, sino también pa Oe RTOS CARLOS DANIEL LASA Lecciones FUNDAMENTALES DE LA Fitosorta Moran 51 . Considero y analizo tinicamente lo que se refiere al orden de especificacién o de la causalidad formal. Por eso he elegido como ejemplo mi juicio de valor sobre un acto que yo no realizo, y que quiz& soy incapaz de realizar. Lo’ que nos interesa aqui es el valor del acto en cuestién y de los fines mismos a los cuales tendemos (valor supremd cuando el fin es el fin altimo). Este valor, cuando es positivo (bien honesto) como en el ejemplo elegido, significa que el acto que lo posee tie- ne —en tanto que acto humano, acto que emana de la libertad— algo por lo cual ser deseado y amado por si mismo, pura y simplemente, Cuando el valor es ne- gativo, significa que, en cuanto acto humano, el acto que lo posee tiene por si mismo algo que provoca Ja aversién. Un acto bueno es un acto amable de suyo y por si mismo. Quiero ser bueno porque amo el bien. Si elijo hacer lo que est& bien, y ordenar mi vida al bien honesto, es porque hay en ello una cosa buena, una cosa pura y simplemente, o absolutamente, deseable, Mi yoluntad tiende naturalmente y necesariamente hacia lo que es bueno, en el sentido ontolégico, y tiende aun naturalmente a lo que es moralmente bueno (aunque este amor natural del bien no sea eficaz por si mismo). Y entonces, si quiero, elijo libremente tender de una manera eficaz al bien moral, al bien honesto, es decir a lo que, en el orden del obrar humano, es intrinseca- mente bueno en si mismo, merece primeramente la ca- lificacién de bien. ‘Asi el bien (el bien honesto) es amable y deseable por el amor de st mismo. Ademés, es también amable y deseable por el amor de mi mismo; no solamente en si, sino también para mi, en el sentido de que me hace 82 JACQUES Mantrary bueno; y yo quiero ser bue mo; este amor de mi mis cado en el amor del bien buena, por definicién, duce, La aecién buena, que es buena en sf misme Pe fecciona o acaba mi propio ser, mente y debo amar. Hs lo mien, Porque ella es buena, y porque El bien honesto es a la vez fin y valor allé segiin el orden fin este orden de la hay que decir, como acabamos de hacerlo: nesto es amable porsel amor de si mise, causalidad final, en el que (En esta perspectiva del ej amor del bien honesto, po enenta, porque es bueno, i bie 10 como fin, jercicio, y de la finalidad, et r si mismo, por su propia implica el amor del Bien sub. sistente como fin iiltimo. Y por otra Parte, el amor del bien honesto por el amor de mi mismo, porque me hace bueno, implica el deseo de mi verdadera felicidad como fin. filtimo, el deseo de “Jograrme’? metafisicamente, de- Seo inseparable del amor del Bien subsistente por si mismo, pero subordinado a él. El deseo de mi felici- dad es inseparable del amor © del deseo del Bien sub- sistente, pero le esta subordinado, porque el Bien sub- Sistente es amado por si mismo’ y no por mi). Lecciones Pur Los act Una consid relacién entre acto, la bondac jeto; es ésta u pende de la t eados por los en Santo Tom cia. Esta espe No olvider En todo acto el acto interic . externo, del . theol., LI, q EL objeto que sera hee introdueido « munds, ya s un acontecin luntad huma la regla de 4Cual es guido (tal tal acto par de que el ac terior —sie da en qu dinamismo la. intencié: (su valor) Lecctones FUNDAMENTALES DE LA FiLosorfa Monat, 53 Los actos son especificados por su objeto Una consideracién més, referente al valor moral: relacién entre el objeto y el acto moral. El valor del acto, la bondad y la reetitud del acto dependen del ob- jeto; es ésta una verdad de importancia capital que de- pende de la tesis general de que los actos son especifi- cados por los objetos, tesis absolutamente fundamental en Santo Tomas. Un acto es esencialmente tendencia ha- cia. Esta especifieado por el objeto hacia el cual tiende. No olvidemos empero que hay dos especies de actos. En todo acto moral, hay que distinguir por una parte el acto interior de la voluntad; y por otra parte el acto externo, del cual esté prefiado el acto interior (Sum. theol., I-IT, q. 18, a. 6). El.objeto del acto exterior, es una determinada cosa que serd hecha, cierto acontecimiento que habré de ser introducido en la existencia, ya sea en la existencia del mundo, ya sea en mi propia existencia; es una cosa o un acontecimiento que ha de ser producido por la yo-. Inntad humana. Semejante objeto es consonante o no con Ja regla de la libertad humana, con la razén. &Cual es el objeto del acto interior? Es el fin perse- guido (tal fin particular con miras al cual es querido tal acto particular). Y Santo Tomas insiste.en el hecho de que el acto interior es formal por relacién al acto ex- terior —siendo este tiltimo moral solamente en la me- ida en que es voluntario (y por tanto insertado en cl dinamismo de los fines). Tenemos aqui la primacia de la intencién, ‘La especie moral de la accién humana (su valor) reeibe su cardeter formal (y el mes impor- 54 Jacques Mantary tante) del fin a qu : que se @punta 8u cardcter material, de} objeto a Me ta i teneig 80 Aristételes decig abt? exter de cometer un un adiltero q Pero no ol ex el que adulterig es, it a ‘Or blando egies, Mleae, Me un ladrény "4 o*tletamente Ividemos le, en | 4 de 1a cosa producida pore cto exterion g 7°88 tras, Buido Por el acto interior, un ¥ otro son git fin Pecificacion viene siempre del eto, es Vietos y acto exterior, u objeto det eto interior Beet Otto ayy el orden de “specificacién, y poy tanto ma aa valor, y el fin de que as a, Juicios de valor y juicios de simple *alidad Los juicios con realidad, pero se distinguen de 4; en tanto precisa. mente que son juicios de valor, son verdaderos y aw ténticos juicios intelectuales; son Juicios ‘tan suscepti. bles de validez y de objetividad, de verdad y de error, como los juicios de simple realidad. Es ésta una tesis que importa sostener contra esa especie de envilecimiento de los juicing de valor en que ee ,lr—~—~—C—CS Lxcciox La ten Ja de cons minio de | cuentra su gunos par gico). Seg co en un como enn pura orq cién algu dad o de peeto de no puede tas emoci presa tar En ese 1 que se a Esta Positivisr cualquier cios de \ juicios 4 de lo fa ros juiei ala sim @) B. 158, “7 cy Serer" 3 Og eal ll atl ice or as LECCIONES FUNDAMENTALES DE LA FiLosorta MORAL 55 La tendencia de muchos autores contempordneos es Ja de considerar los juicios de valor como ajenos al do- minio de lo verdadero y de lo falso. Esta tendencia en- cuentra su expresién mas clara y mas acentuada en al- gunos partidarios del positivismo ldgieo (empirismo 1é- gico). Segin Ayer (#) ‘‘la presencia de un simbolo éti- co en una proposicién no afiade nada a su contenido como enunciacién de un hecho’’ Se trataria de una pura orquestacién emocional, que no constituye aser- cién alguna y no implica ninguna posibilidad de ver- dad o de error. Un hombre puede discutir conmigo res- pecto de mi apreciacién moral de tal 0 cual caso, pero no puede contradecirme. Simplemente yo expreso cier- tas emociones morales y el hombre que se me opone ex- presa también, simplemente, otras emociones morales. En ese terreno, somos uno y otro como dos animales que se enfrentan, sin lenguaje comin. Esta manera de ver es coherente con el sistema del positivismo légico. Me parece absurda. Es preciso, en cualquier caso, consagrar un estudio especial a los jui- cios de valor para investigar si, como se pretende, esos juicios de valor escapan al dominio de'‘lo verdadero y de lo falso o si, por el contrario, constituyen verdade- ros juicios, que afiaden una inteligibilidad propia nueva a la simple enunciacién de una realidad. (3) Cf. Ayer, Language,. Truth and Logic, London 1936, p. 158. }

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