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RELATIVISMO CULTURAL 1, ORIGENES Y CONTENIDO Por relativismo cultural suele entenderse “la capacidad de considerar las creencias y costumbres de los otros pueblos desde el contexto de su cultura més que desde la propia” (Plog y Bates, 1980, 19). Se suele oponer este con- cepto al de etnocentrismo entendido como “la tendencia a juzgar las cos~ : tumbres de otras sociedades por los propios esténdares de uno” (idem, 11), Los antrop$logos sitdan la génesis de este término én el particularismo histérico, escuela o corriente de la antropologia cultural norteamericana encabezada por Franz Boas (1858-1942). Estamos por lo tanto ante un con- cepto que nos acompaiia desde comienzos del siglo xx. Como resceién contra las generalizaciones del evolucionismo unilineal del siglo pasado, Boas y sus seguidores pusieron énfasis en la necesidad de llevar a cabo, antes de hacer generalizacién alguna, estudios detallados y completos de las culturas aprehendiendo en cada caso sus caracteristicas distintivas y sus tra- yeetorias historicas peculiares. Este énfasis en la especificidad y particu- laridad de las oulturas llev6 a relativizar la pretendida universalidad de los rasgos o instituciones, El desarrollo paulatino de los trabajos de campo de larga duracién basa- dos en la observacién participante y de la escuela antropolégica del fancio- nalismo britinico (Malinowsky, Radcliffe-Brown, Evans-Pritchard...), puso en primer plano la naturaleza estructurada y orgénica de las culturas, ha &a i 369 CIA NaLCESIAY CARLOS meuEE | t ey ¥ sociedades. Desde entonces, ee ha visto nevesario que el antropélogo y el ctndgrafo que estudian un pueblo penetren "en la légica interna y en la rea- dad interna de esa vision del mundo y de ese sistema social” (Seymour- Smith, 1992, 63). Se establecia de esa manera el postulado segtin el enal “cada cultura y cada sociedad posefa su propia racionalidad y coherencia, en ‘términos de las cuales deberfan ser interpretadas sus costumbres y ereen~ cias”. Desde entonees esta actitud de relativismo cultural ha venido siendo otro de los puntos de diferenciacién de la posieiéa cientifica con respecto al | etnocentrismo y al racismo. i Ensu manual de antropologiade 1948, Herkowite formulaba astelprin- cipio de relativiemo cultural: “Los juicios estan basados en la experiencia y laexperiencia es interpretada por cada individuo a base de su propia endo : culturacion”. Esa sentencia puede entenderse como una llamada de aten- ' cion sobre le dificultad, imposibilidad o peligro de valorar los juicios del otro desde nuestras experiencias. Nos movemos ahf en lo esencial del rela~ tivismo cultural. No obstante, en la concepoién de Herkowite parece haber i ‘una excesiva confianza en que "los juicios estan basados en la experiencia’: 2qué ocurre entonces con los prejuicios? Por otra parte, nada nos dice sobre el tipo de juicio que mas nos interesa ahora: ;e6mo se forman los juicios sobre las otras culturas, sobre el otro diferenciado étnica, racial o cultural. ‘ mente? nn ado ate orem 2. MODALIDADES DEL RELATIVISMO. © posicién general del relativismo cultural. Asi, [ary y Jary (1991) han sena- ‘ lado la diferencia entre las formas mas "blandas” del relativism y les més | “duras". Entre las primeras, el reconocimiento de la variedad ya diferencia : €8 poco més que una evidencia del sentido comin. Esta idea del sentido comin subyacente & cierta modalidad del relativismo ha sido expresada por q otros, Para Abercombrie, Hill y Turner "un significado més del sentido comin del término es que las creencias son relativas a una determinada sociedad y no son comparables entre sociedsides" (1992, 704). Entre las formas més “duras” del relativismo eabe a su ver distinguir, | segiin Jary y Jary. entre el relativismo moral (lo que efa.0 no sea moralmen. fe correcto es solamente un asunto local) y el relativism cognitivo (que ugiore que la ciencia y otras formas de conocimiento, por ejemplo a magia, son diferentes y por tanto ninguna de ellas puede pretender estar mas cerca dens verdad absoluta que la otra) (1991, 526-527) En linea parecida y en una obra recientemente publicada, Whitaker | (1996) ha distinguido tres formas diferentes de relativisino: el relativis. mo cultural convencional, el relativismo ético y el relativiomo epistemolé - Gico o cognitivo, Al ser una sintesis bastante completa y especialmente | | | Poco a poco se han ido perfilarido matices y acentos dentro de la actitud ! } | PEE eee 340 ReLAIMIsMo cuLTURAL interesante para los propésitos de esta Gu‘a vamos a resumir sus prineipa~ les ideas. 2.1, RELATIVISMO CULTURAL CONVENCIONAL Para Whitaker el relativismo cultural convencional no es tanto una posicién. filos6fica como una attitud metodolégica un tanto imprecisa. Afiadiremos que efectivamente también para otros autores —que no entran tanto en lo 4tico y lo epistemolégico~ el relativismo cultural es basicamente un méta- do. Abercrombie, Hill y Turner, por ejemplo, lo definen como "un método por el cual las diferentes sociedades o culturas pueden analizarse objetiva- mente sin usar valores de-una cultura para juzgar el mérito de otra” (1992, 204). Taly como lo entienden los antrop6logos britanicos y norteamericanos, esta primera modalidad de relativismo combina dos nociones: 1) que las diferencias de comportamiento se deben sobre todo a diferencias cultura- les, o en algunas ocasiones, sociales; y 2) que esas diferencias merecent un respeto y comprensién en sus propios términos (1996, 478). Whitaker insiste en que, si bien esa posicidn es un buen punto de partida para comba- tir posturas como el racismo o el etnocentrismo y una buena manera de aproximarse a la investigacién etnogréfica, no es en absoluto una posicién filoséfica. 22, RELATIVISMO ETTCO Para el relativismo ético, los valores morales son producto de cada eultura de su proceso tinico de evolucién, y por lo tanto s6lo pueden ser juzgados ala luede ésta, "Versiones de esta forma de relativismo ético, varian en cuan~ toa su fuerza, desde la Hamada débil por la tolerancia intercultural mutua hasta la (cara) demanda fuerte por la compartimentalizacién étiea...” (idem). Elrclativismo ético se desarrollé tanto en la antropologia social briténi~ ca (cuyo funcionalismo ponia el acento en la interrelacién de las précticas dticas de cada sociedad con el conjunto de la estructura u organizacion social), como en la antropologia cultural norteamericana. Boas y sus segui- dores (Benedict, Herskovits...) “tenfan una vision difusionista del desarro- Vo cultural que tendfa a recortar el universalismo ¢ hicieron del relativismo cultural algo empfricamente obvio, metodolégicamente necesario (para evitar el etnocentrismo) y naturalmente justo”. Fue Herskovits quien teori- 26 y utilizé espacialmente el relativismo para atacar el imperialismo cultural yel racismo, A partir de la II Guerra Mundial, el apoyo al relativismo ético comenzé a disminuir por diferentes razones. Entre esas razones, "a veces irénicas”, ‘Whitaker meneiona tres; "la inadecuacién de aplicar la tolerancia relativista 4 las ideologias sanguinarias de aquel periodo; la demanda de desarrollo, y las, expectativas de él, por parte de los ‘nuevos estados’; y la critica poscolonial an @ ORACELAMALGESIIY CARLOS RENE devastadora respecto a que el relativismo ético ~y el enfoque que parecia aprobar de ‘no tocar’ en relacién con el contacto intercultural era meramen- te una ideologia occidental en manos de los amos coloniales para justificar su status quo represivo” (1996, 479). Hoy en dia el debate sobre el relativismo moral se centra en fenémenos como las mutilaciones genitales o los derechos humanos, donde se revelan las tensiones “entre la tolerancia cosmopolita del relativismo ético, con su ; sospecha consiguiente de los motivos de quienes desean encontrar o impo- : Se esoeg oso ner ‘valores universales’, y una intolerancia activa en contra de practicas i a violentas y agresivas, con su correspondiente desconfianza respecto a aque § o I Mos que permiten la continuidad de tales précticas en el nombre de la auto- : fa I noma cultural” (idem, 480) . an 2 23, RELATIVISMO EPISTEMOLOGICO | > Por iltimo, el relativismo epistemolégico se basa en la proposicién de que | a “los sistemas de conocimiento poseidos por diferentes culturas son ‘inccn. 2 a mensurables’ (esto ¢s, no comparables, no traducibles, ajenos en diltima a instancia) y que la gente de diferentes culturas (...) viven en '‘mundos’ cog- i a nitivos diferentes, igualmente ‘verdaderos" (idem, 480). Segiin Whitaker, ! Ba esta modalidad de relativismo cognitivo surgié en conexiOn cori tres debates a importantes. El primero tuvo lugar en los afios cineuenta y se centré en la a denominada hip6tesis de Sapir-Whorf: si puede afirmarse 0 no que el len~ . y guaje que uno habla, y eu capacidad para expresar determinados conceptos, : E 2 ; ©, dicho de otra manera, la "realidad" que uno vive i oa La segunda disputa, ya a finales de los cineuenta y durante loe sesenta, 2 i fue acerea de la medida en que la racionalidad, 0 forma en que los humanos es : piensan, ¢s.0 no universal. A partir de las eriticas realizadas por Evans-Prit- 2 + i chard —en sus estudios sobre la religién de los nuer— con respecto a la dis- I tincién propuesta por Levy-Bruhl entre pensamiento “moderno” y "pensa~ miento primitivo pre-légico”, algunos filésofos plantearon la cuestién del universalismo o particularismo de la ra fondo acerca dela posibilidad de wionalidad: Quine expuso dudas de S lg traducciéa literal, y por tanto de la com- | y aracién de un lenguaje y otro. Winch, por su parte, argumenté que si las a reglas de pensamiento son construidas socislmente y si la racionalidad difiere de cultura a cultura, entonces habia que cuestionar los estudios socia- les realizados por cientificos occidentales en paises no occidentales. La tereera polémica —ésta ya mas reciente— que, segin Whitaker, ba contribuido a la emergencia del relativismo epistemolégico se encuentra en el intento por parte de cientificos sociales epistemoldgicamente conserva- 7 | dores de identificar como relativistas a distintas tendencias o escuelas de ensamiento como la antropologia simbdlica, la hermenetitica, la reflexivi- dad, los cultural studies, algunos estudios feministas y las negaciones de los ew determinan ya sea parcial o totalmente, el tipo de experiencias que uno tiene | | | | Ge FO ree ef Le caw aanreaddeea ecamsuo compa fundamentos epistemologicos universales desde el posestructuralismo, Segiin Whitaker, este intento es infundado por cuanto en esa extre- madamente heterogénea lista no se encontrara précticamente a nadie que se defina precisamente como relativista desde un punto de vista episte- i mologico, utilizandose esa etiqueta més bien como acusacién. El tinico : denominador comin entre ese amplio abanico de tendencias seria, e50 ef, ¢l cuestionamiento de la racionalidad cientifica convencional de los pat ses occidentales. posmodernismo y el ay ee 3, LIMITES Y GRITICAS DEL RELATIVISMO TE j | 3.1. DESDELA TEORIA 7 En las tltimas décadas y en forma creciente, el concepto de relativismo cul- 7 | tural seha venido criticando, matizandoy puesto en cuestiéntanto porcues- © tiones teéricas o conceptuales como practicas 0 éticas. El fondo comin te i a esas criticas es que, llevado a su version extréma, el concepto de relativis- Te { mo cultural imposibilita tanto las generalizaciones te6ricas como la adop- g cién de posturasétiasy el tratamiento de los conflistes en cl émbitodelos ag ! valores y las conductas. ag: Desde el angulo conceptual pueden resaltarse dos criticas estrecha- mente relacionadas, Se ha puesto de manifiesto, en primer lugar, la tenden- 1 cia implicita en el relativismo cultural a conceptualizar los sistemas sociales oculturales como cerrados y autocontenidos, como si configuraran entida- des separadas, realidades que no se interacefonan 0 confrontan con las demas. : Una segunda critica es que, llevado a sus dltimas consecuencias concep- tuales, el relativisnio cultural deja a la antropologia en particulary ala cien- cia social en general sin base tedrica para poder formular —tras el ejercicio de la comparaci6n sistemética— generalizaciones sobre las sociedadesy cul- turas, Desde posiciones propias del relativismo cultural extremo, algunos antropélogos consideran que alo més que el investigador puede Hegar es a describir uma cultura, siendo su texto etnogrifico/etnolégico una especie de traduccién de esa cultura. En oposici6n a esa postura, otros consideran que si es posible detectar regularidades o leyes de estructura o de proceso en los sistemas sociales, Como corolario de lo anterior es indicativa, por ejemplo, la evolucién de la antropologia cognitiva que comenzé enfatizando el relativismo cultu- ral y ba ido girando hacia una posicidn de bisqueda de prineipios univer- sales de clasificacién, Es precisamente desde la antropologia cognitiva desde donde se ha relacionado el “relativismo linguistico”, defendido por Sapir y Whorf —segin la hipétesis mencionada més arriba de que las categorias lingtiisticas determinan y limitan nuestra percepeién de la 38 RAHRARHHRSR MHRA AHARRA AS ‘RAGIELAMALGESN YcARLOS GNENEE realidad— con el relativisino cultural criticindose ambos conjuntamente (Seymour-Smith, 192, 64). 3.2, DESDELAACCION SOCIALY LA ETICA Desde el punto de vieta de la acci6n social tembién se han puesto de mani- festo los limites del relativisino cultural, sobre todo del relativiemo cultural extremo o llevado a sus tiltimas consecuencias. Eticamente ha sido puesto en pgauom pues, llevado al extremo, el relativismo cultural implica laimposi. bilidad de cualquier forma de juicio moral o toma de postura ética sobre les conduetas (Seymour-Smith, idem, 64) En esa linea, sc critica la inutilidad del relativismo cultural la hora de abordar cuestiones conflictivas en el orden de los valores y de las eondue, {2s, Entendido como respeto absoluto ala otra cultura pareciera que todo lo que uno puede hacer ante una conducta o-valor con el que esta en desaouer. do es abstenerse de opinar, juagar o discutir. Se ha mencionado repetida- mente las contradieciones de antropdlogas feminists frente a primeros juicios condenstorios en Francia de las précticas de ablacién o elitorides. tomia. Por un parte, rechazo frontal a una préctica considerada eruel ¥ machista, Por otra parte, la comprensién de que se trata de una préctica ancestral que implica la parentela, con fundamentos religiosos, ligada status de mujer casada, ete. 4 DERECHOS HUMANOS Y DERECHO A LA DIFERENCIA. Se estan formulado actualimente distintas propuestas sobre cémo conjugar elrespeto las otras culturas con el respeto alos derechos humanos: Meets, rin (2982) parte de que tanto el etnocentrismo —que sostiene Ie superiori- dad de los rasgos culturales del propio grupo étnieo— como el relstiviewno Fike sostiene por su parte la equivalencia de los rasgos procedentes de les diversas cilturas~ hacen imposible la critica y la eleccién racionalon, Ee actual “crisis de la cultura” y en la época de “Ia difusién cultural planetaria’ os precisa una respuesta racional, una respuesta “que cupone la evaluscion comparativa de los rasgos culturales alternativos, basada en la consideracion de su eficacia en el desempento de su funcién y, en tltimo término, en en Contribucién a la satisfaccién de las necesidades determinadas por la na- turaleza humana”, ” ‘Todo ello indica la necesidad de dotarnos de un euadto de valores comin que permita el didlogo entre culturas diferentes, entre oatructuras de valoves Giferenciados. Ese cuadro comin no puede proceder més que de a aceptacion Por todos de los derechos humanos, Todo aquello que choque o vaya en contra de los derechos humanos debe ser objeto de revisién y cambio Para muchos, el problema radica en que la Declaracién Univeroal de 1948 ¢8 un texto insuficiente, Consideramos que son de dos tipos las a } | ReLarsuocutruRAL limitaciones que se le imputan: 1) estén redactados “desile Occidente” en el sentido de que al hablar de familia, matrimonio, etc., no da cuenta de la variedad de significados de esas instituciones; 2) la declaracién esta centra. da en los derechos de los individuos, no recogiéndose los derechos colecti- vos, de las minorias, ete, Este otro punto también es objeto de viva polémi- oa, Hay quienes, como Savater, mantienen que los derechos son siempre individuales, que sus detentadores son las personas y no los grupos. Javier de Lucas centra el debate en la necesidad de acordar los limites del pluralismo: “es imprescindible no confundir pluralismo y relativismo cultural y menos aiin, pluralismo axiolégico y relativismo étnico. El proble~ ma fundamental consiste en la discusién acerca de la posibilidad de llegar acuerdos sobre los limites del pluralismo como valor” (1994, 83). 5. NOTIRAR AL NINO CON ELAGUA SUCIA Quisiéramos llamar la atenci6n del lector sobre el hecho de que, considera~ das en conjunto, las eriticas expuestas tienen un factor comtin: los aspectos limitantes 0 erréneos del término proceden siempre de su uso extremo; podriamos decir, mas en conereto, que esas deficiencias proceden del uso dogmatico de relativismo cultural en cuanto concepto y de su uso absoluto o extremo en cuanto a término valorativo. Nos atreveriamos a concluir que, a pesar de ese conjunto de eriticas, el relativismo cultural —entendido como acercamiento a otras culturas con la mente abiertay con una apreciacién positiva de la diversidad huma- na~ sigue manteniendo una relativa valider —valga esta iténica redundan- cia. tanto para la investigacién como para la promocién de la intercultu- ralidad. La actitud de relativismo cultural tiene consecuencias positivas tanto desde el punto de vista de la investigacién: de la realidad social como desde el angulo del entendimiento y establecimiento de la convivencia. Como han sefialado Plog y Bates, la actitud implicita en el relativismo cultural promueve tanto la objetividad cientifica como la empatia con otros pueblos; esto es, “la capacidad para ver las cosas, hasta cierto punto, como ellos las ven” (1980, 11). Mientras que el etnocentrismo bloquea la com prensi6n del otro, el relativismo cultural es un requisito sine qua non si uno desea acceder a algin nivel de comprensién del otro; as{ ha acurrido de hecho en el trabajo de campo a los antropélogos. El relativismo cultural, mantienen estos autores, no es en absoluto una actitud que se desarrolle "naturalmente” en la gente, ni tampoco en forma esponténea. Por el contrario, las perspectivas sobre las realidades sociales a las que cada cual esté acostumbrado corresponden a las de su propio entorno cultural, En este sentido, lo que del concepto del relativismo cul tural pueda salvarse de cara al respeto del otro deberd ser aprendido e in- corporado, 9 ® a2 RA RM MAAR 3 ROOM OR 7 Raaaai aaa ‘GRACIELA MALCESIMY CARLOS MENEZ Por otra parte, cuando un individuo se posiciona ante la realidad de otra cultura, estilo de vida o concepeién del mundo, es0s rasgos culturales 0 con~ ductas distintivas, que en un momento dado considera, no presentan el mismo nivel de desafio, En general, no es lo mismo ubicarse ante cuestio- nes de gusto que ante cuestiones concebidas como asuntos importantes de moralidad, 6. CONSULTAR TAMBIEN + Convivencia. + Derechos humanos. + Educacién intercultural, + Etnocentrismo, + Toleranciz 7. BIBLIOGRAFIA ‘ABERCROMBIE, N.: HILL. Sa y TURNER, B.S. (1992); "Relativism", en Dicionario de Sciaogi, Cite BOAS, F. 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