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FEM ge) tap Mele tet) ae By sEe EN BoE Un manual para iss adultos Isa Fonnegra de Jaramillo EL DUELO EN LOS NINOS Un manual para los adultos . Cauda. filles, Fonnegra de Jaramillo, Ia, 1945- HT duelo en los nifios: un marual para los adultos / Isa Fonnegra de Jaramillo, -- Bogotd: Grupo Editorial Norma, 2009. 200 p; 21 cm, ISBN 978-958-45-2014-2 1. Muerte ~ Aspectos psicolégicos 2. Duelo - Aspectos Psicnldgions 3. Psicologia infantil 4. Divorcio - Aspectos sicol6gicos 5. Problemas emociozales de los nifios L.Tit, 155.937 cd 21 ed. 1218277 CCEP-Banco de a Repiiblica-biblioteca Luis Angel Arango Copyright © 2009 tsa Fonnegra de Jaramillo Copyright © 2009 para todo el mundo de habla hispana por Editorial Norma S.A Avenida El Dorado No. 90-10, Bogoté, Colombia hhup:/ /wwwdibrerianorma.com Reservados todos los derechos, Prohibida la reproduccién total o parcial de este libro, por cualquier medio, sin permiso escrito de la Editorial Impreso por Publicultural $A. Impreso en Colombia ~ Printe in Cdombia Septiembre de 2009 Disefio de cubierta, Alejandro Amaya Diagramacién, Nohora E. Betancourt Vargas Este libro se compuso en caracteres Joanna MT ISBN 978-958-45-2014-2 Para mis nietos Manuela, Susana, Pablo, Nicolas, Martin, Sofia, Verénica, Rodrigo y Alicia, cuyas vidas han enriquecido mi coraz6n. Los casos, las anécdotas 7 los fragmentos de his- torias de vida presentados en este libro son todos reales, aunque los personzjes y los lugares han sido alterados para respetar la privacidad de quienes los compartieron conmigo. A ellos, mi gratitud. A lo largo del texto usaré la palabra nifio para hacer referencia indistintamente a nifias y nifios, sin que esto signifique ningiin tipo de preferencia por uno u otro género. CONTENIDO INTRODUCCION 1, ELNINO ANTE LA MUERTE Preparar al nifio para su encuentro con la muerte La muerte en diferentes edades 2, LA MUERTE DE UN SER QUERIDO jCémo informarla a un nifio? Ta funeraria, el funeral, el entierro y la cremacién Sobre el funeral y el entierro 1a cremacién Ver el cadaver Participacién en el funeral Siempre después... drenar {Volver al cementerio? Rituales Diferentes tipos de muerte: cémo explicarlas a un nifio 1. La muerte natural precedida por una enfermedad 13 17 17 20 25 25 31 35 40 40 42 43 43 45 47 49 2. La muerte repentina a rafz de una {alla orgénica 3. La muerte inesperada a raiz de un accidente 4.La muerte generada por actos de violencia 5. La muerte por suizidio 3. EL PROCESO DEL DUELO {Qué es un duelo? ‘Tres momentos diferentes 1a noticia, el funeral. los primeros dias La asimilacién de la pérdida La larga etapa final A quiém se conoce como “nifio en duelo” Las respuestas emocionales normales de un nifio en duelo Reacciones mas frecuentes Negecién Rabia Culpa y autorreproches Testeza y depresion Temor y miedo Sintomas psicosométicos Diferentes personalidades, diferentes reaccicnes 51 52 S4 56 61 61 66 67 68 69 71 73 74 77 78 79 80 83 85 86 Complicaciones del duelo en los nifios Duelo congelado undo consultar 4. GRANDES PENAS La muerte de uno de los padres Por enfermedad larga ‘Muerte repentina Muchos cambios, muchas pérdidas, muchos duelos La muerte de un hermano El duelo de los padres por la muerte de un hijo Adolescentes y suicidio 5. OTRAS PENAS La muerte del abue.o o la abuela Duelo en el colegio: la muerte de un amigo, compafiero de clase 0 profesor Que debe hacer el colegio? La muerte de una mascota 6. DUELOS SIN MUERTE La separacién de los padres El traslado o el desplazamiento forzado El secuestro de un familiar cercano 89 92 94 97 97 98 102 113 124 133 139 143 143 146 147 150 153 155 158 162 7. CUANDO ADEMAS DEL DUELO SE VIVE UN TRAUMA Reacciones ante el trauma Sefiales de estrés postraumitico En nitios de dos a cinco aos En nifios en edad escolar En adolescentes La presencia de un equipo entrenado en la zona de desastre Pautas claves para zyudar a un nifio traumatizado 8. :VOLVERA LA PRIMAVERA? ¢Qué le da esperanza a un nifio en duelo? Qué necesita un nifio para garantizar Ja sana elaboracién de un duelo? EP{LOGO eY siel problema es... usted? AGRADECIMIENTOS BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA 167 171 174 174, 174 175 178 180 185 187 190 193 193 195 197 INTRODUCCION rioso de mi vida personal que quiz explique en algo mi pasién por el tema de la muerte, del mo- rir, del sufrimiento, del duelo y los traumas. Desde que nacf, mi mamé nos arrullé a mi y a mis ocho hermanos con la siguieate cancién, cuyo origen desconozco, tal como yo lo he hecho invariable- mente con mis hijos y mis nietos: Qe compartir con los lectores un dato cu- “A Periquillo el Aguador rmuerto lo Hevan en un cajén; el cajén era de pino, ‘muerto lo leven en un pepino; al pepino estaba crudo, rmuerto lo Hevaa en un embudo; al embudo no tenia pico, muerto lo Hevan en un borrico; a borrico tenia frio, rmuerto lo Hevan en un navi; y el nayio se desfondé, Adis, Periquillo el Aguador”. I duelo en los nifios Se mantuyo por afios la creencia de que los ni- ios eran intocados por la muerte porque eran pre- conceptuales, porque no pensaban ni tenfan herra- mientas para poder entender. Se creia entonces que los nifios no hacian duelos. Con la disculpa de que eran muy pequefios para comprender, se les margi- naba de los hechos, se les daban respuestas breves, torpes € inexactas a sus preguntas, y sus necesidades eran desatendidas. Hoy, afortunadamente, todo ello ha sido reva- Tuado: Un nifio no tiene que estar en capacidad de comprender los dilemss filoséficos que la muerte plantea para sentir temer y dolor ante la separacién, el abandono y Ia ausencia. Como la muerte hoy dia se ha alejado y des- ritualizado, la mayoria de los nifios no tienen una experiencia directa ni un contacto real con la muer- te hasta la adultez. Esa afirmacién rige para muchos lugares del mundo; pero, en paises como Colom- bia, que han vivido una guerra cruenta y violenta Por afios, muchos de muestros nifios han crecido inmersos en una sobredosis de muertes que han pe- netrado sus vidas y sus ambientes familiares a través de los medios de comunicacién, o, en casos peores, 14 Introducciéa en su realidad inmediata. ;Cémo evolucionard su vivencia de la muerte con el transcurso de los afios? 1Cémo y cuanto se alterarén para ellos el sentido y el disfrute de la vida? Attn no lo sabemos Este libro es un manual sencillo, concreto y claro dirigido a los adultos cercanos a un nifio que tristemente vive en carne propia el dolor de la muerte. Con un libro como este se pretende evitar el dafio y no el dolor. Por ello, enfatiza la importan- cia de comprender el duelo de un nitio y apoyarlo y ayudarlo de manera empatica en su recorrido para prevenir sufrimientos innecesarios y ulteriores pro- blemas en su desarrollo emocional. No necesitamos ser psicélogos, ni psiquiatras, ni expertos en tragedias, para poder entender y ayu- dar en su duelo a ese nifio que amamos y que ha sufrido una pérdida, bien sea la separacién. de sus padres, la muerte de un ser querido y cercano, in- cluida su mascota, o el taslado a vivir a otro lugar, ciudad o pais. Espero que su lectura le ofrezca a usted pautas y estrategias adecuadas para emplear en los casos dificiles que involucran un nifio vulnerable, con- findido y asustado, que enfrenta una tragedia. 15 i EL NINO ANTE LA MUERTE Preparar al nifio para su encuentro con la muerte Asi como hoy dia en casi toda institucién escolar se aborda el tema del sexo con respeto, claridad y cuidado, dentro de lo denominado como educa- cién sexual, el tema de la muerte también debiera trabajarse desde los primeros afios escolares den- tro del concepto de educacién para la muerte, con honestidad, sensibilidad y respeto, por parte de un profesor preparado para hacerlo. Pero si usted, pap4 0 mami, tiene el privilegio de explicarles la muerte a sus nifios antes de que les haya tocado vivirla en Ja familia, no vacile en hacer- Jo, Para lograrlo, con un nifio pequetio de dos o tres afios, utilice las ocasiones cotidianas en que aparece EI dueto en los nitios la muerte, Una maripcsa muerta, unas flores ya se- cas en el florero, unas hojas de un arbol tiradas en el suelo, un pajarito que choca contra un vidrio, son todas oportunidades propicias para explicarle a un nifio que todo lo que esté vivo, inchuyendo las plan- tas, los animales y los seres humanos, un dia dejara de vivir, 0, mejor dicko, se moriré, Aprovechemos para mostrarle cémo ese pajarito ya no respira, no se mueve, no abre los ojos, no siente ni fifo ni calor, ni hambre, y aunque le cantemos o le soplemos con amor, no puede revivir, porque lo que esté muerto, est4 muerto, Igual con la flor, la hoja o el pescadito de la pecera muertos. $e puede invitar al nifio a ele- gir con uno entre echar el pescadito o el péjaro a la basura o al jardin, o hacerle una despedida. En este Xiltimo caso, que es el mejor, se puede poner el ani- malito muerto en una caja, envuelto en un trapo 0 en un pafiuelo de papel, abrir un hueco y ponerlo en la tierra, ensefidndole que a eso se le llama entierro Que lo ponemos bajo la tierra porque esté muerto, ya no est vivo y no siente nada, y que cuando uno quiere mucho a ese animalito se pone triste, le dice adiés y puede ponerle flores, o palitos, o una cruz sobre la tierra que lo tapa, para recordarlo. Emplear términos sencillos, preguntarle si en- tendié todo o si quiere que uno le explique mds, 18 _- EI nifio ante la muerte en forma cuidadosa y honesta, usando la palabra muerto sin reemplazarla por eufernismos, como “se nos fue”, “se durmié”, “descans6”; sera una expe- riencia inicial de contacto con la muerte muy im- portante para el nifio. Sea siempre consistente en sus respuestas, conteste todas las preguntas, aun las mis dificiles y no varie las explicaciones de acuerdo con su estado de dnimo, con el tiempo de que dis- ponga o con quienes estén presentes. Mas adelante, al pasar por un cementerio, se le puede recordar aquel entierto y decirle que debajo de cada cruz, piedra 0 florezo que esta sobre Ja tierra, esté enterrada una persona que se murié porque estaba viejita o muy enferma, o porque algo grave le pas6, como un accidente No abandone el tema. Tampoco lo convierta en el centro de toda conversacién, pero cada vez que esponténeamente se presente la ocasién, haga algiin comentario que invite al nifio a formular sus pre~ guntas si las tiene. Seguramente la primera serd: “jT4 también te vas a morir?”, a lo que puede contestar que si, pero que cuando esté viejo, porque hay médi- cos y remedios que lo curan a uno de muchas enfer- medades. Que seguramerte vivirn mucho juntos, y se querrin y viajaran, y, harén muchas cosas maravi- losas antes de morirse. ";Y la abuela se morir§?”. A 19 EI duelo en los nifios todas sus preguntas, conteste con la verdad, sin dar mis detalles de los que el nifio necesita a esa edad. La muerte en diferentes edades Es un dato muy curioso el que los recuerdos de muerte en algunos adultos se remonten a los dos 0 tres afios. A esa edad, el nifio ni simboliza ni inter- preta la muerte en forma parecida a la del adulto. Sin embargo, esas primeras impresiones se preservan y permanecen imborrables algunos detalles que otros adultos que compartieron la escena ni recuerdan. Un hombre de 62 afios dice: “Era el 9 de abril de 1948, yo tenia un poco més de dos afios y recuerdo muy clara- mente que « través de las ventanas se veia afuera el rojo del fuego de los incendios, que papa nos decfa que nos agachdramos y que vi dos muertos que eran arrastrades por mi padre y mi abuelo hacia adentro de la case, suponiendo que estaban heridos. Pero no, ellos dijeton:'No hay nada que hacer estén muertos’ Tenian sangre en Ja ropa, sombrero negro, y uno levaba ruana. Senti miedo. No se ime olvidaré jamés esa escen El nifio muy pequefio, de menos de dos afios, siente la muerte de un ser amado como una sepa racién, una pérdida, un abandono. Puede mostrarse 20 EI nifio ante la muerte asustado, dormir mal, lorar con frecuencia y recha- zar que lo alcen personas extrafias. Percibe que sus rutinas han cambiado y en ocasiones juega a buscar tras las cortinas, en los czjones, debajo de la cama, en los armarios. EI nifio de dos a cinco afios atin no puede comprender ni manejar conceptos como el tiempo y la muerte. Su mundo es un lugar magico, el cen- tro del mundo, seguro ¢ invulnerable, A esta edad, la muerte no es final sino reversible. Asi lo ratifican os cuentos donde Caperucita, los siete cabritos y Pinocho regresan a la vida, sanos y salvos, luego de haber sido devorados. Los dibujos animados pre- sentan personajes que, tras haber sido aplanados quemados © heridos, répidamente se recomponen y la vida sigue igual. Creen en los poderes magicos para devolver la vida. Explicarles la muerte como un evento final exigira muchos ejemplos (la maripo- sa muerta, la flor, la hoja desprendida), en los que siempre debe usarse la palabra muerto, sin ser nunca reemplazada por dormido, volé al cielo o se nos fue (gpara donde? {Por qué?). Los nifios de seis a ccho afios comienzan a ver que lo que se muere est muerto y no vuelve a vivir, Se inquietan mucho por los detalles de la muerte, del funeral, del entierro, del mas alla, y formulan u El duelo en los nitios _ El nifio ante la muerte puede ser vivida como un castigo por algo malo, hecho o imaginado. Comprende ya la enfermedad, sea, que el cuerpo se debilita y enferma, y que la muerte puede provenir de dentro de uno mismo, Aunque sabe que no volver a ver a ese ser querido, le cuesta aceptarlo. Sabe que lo que se muere no respira ni siente; pero, a veces, se preocupa por el abuelo enterrado en la tierra o por la mamé crema- da, Sabe que la tristeza es la respuesta natural a una ae pérdida; pero no puede tolerarla sino a ratos, y bus- de a ere ‘ca distraerse o aislarse de ambientes con demasiado Deas interminables preguntas que siempre hemos de contestar, asf la respuesta mas sincera sea “no sé” Entre los nueve y los once afios, la muerte es vista como algo que viene de afuera, tasma, un asesino, un Monstruo, un algo malo. Aun- que a esta edad se comprende que la muerte es final ¢ irreversible, atin no es natural, ni es algo que pue- de ocurrir a los cercanos. El nifio ha desarrollado ya un sentido moral, de bueno o malo, y la muerte como un fan- 22 dolor y mucha tristeza. Luego de los once afios, un muchacho 0 una nifia comprenden intelectualmente casi como un adulto lo que ocurre en la muerte. La ven como universal, final, irreversible ¢ inevitable, Tratan de encontrarle explicaciones filos6ficas 0 fantasiosas a esa realidad hasta el punto de que a veces pare- cen obsesionados con ella. En tiempos de cambio entre la dependencia y Ia independencia, de expe- rimentacién y de rebeldias, no es facil acercarse a un adolescente en duelo, Seguramente rechazard el contacto fisico y los grupos de dolientes, buscando refugiarse en los amigos. Para la familia es incom- prensible su actitud desapegida y lejana; con frecuencia no comprenden que precisamente porque no sabe 23 Bl duelo en los nifios dolor se afsla en el computador qué hacer con tant 9 en sus audfonos que lo desconectan con su mi- ‘sica. Ante el derrumbe de su familia se distancia de ella para protegerse. Tas experiencias de pérdida o muerte de un adolescente atacan frontalmente sus tareas vitales. Entre los once y los catorce afios, en la adolescencia temprana, cuando se lucha por conseguir la emanci- nera sentimientos de culpa, abandono y rabia, Los de catorce a diecisiete afios, comprometidos en conse- guir dominio, control y competitividad, se sienten amenazados en su preciada invulnerabilidad; y para losmayores, entre diecisiete y veintiin afios, can establecer Vinculos, compromiso e intimidad, la muerte de un amigo asusta, deprime y genera cues s Sobre la vida y su valor, En cualquiera de las etapas de la adclescencia, la rabia est presente muerte de un am tionamient: acompatiando la tristeza, y para poder defenderse de ese dolor tan intenso, suele tratar de alejarlo. Como veremos en otros apartes del libro, la muerte de uno de los padres es una catéstrofe para un adolescente y plantea el riesgo de depresién y en ocasiones de suicidio, tema que se trataré con detalle mas adelante. 24 2 LA MUERTE DE UN SER QUERIDO 2Cémo informarla a un niiio? A los padres No espere encontrar el momento ideal ni la circuns- tancia propicia para abordar el tema de la muerte recién ocurrida. La ocasién perfecta no existe. No es fécil ni cémodo hablar de algo tan triste, comple- jo y dificil con un nifio, entre otras cosas porque sus propios sentimientos de duelo son inocultables, porque toda la actividad que ocurre en derredor en ese momento invita sutilmente a posponer la con- versacién tan temida. Siempre es més fécil ocultar que afrontar, pero no es sano. Existe la creencia de EI dueto en los nifios que, si no se habla al nifio de lo doloroso y Io triste, se lo esté protegiendo; pero es todo lo contrario: si no se habla, la experiencia se vuelve més dolorosa y més confusa, pues no hay manera de encontrarle un sentido. Usted no tiene por qué ser estoico, Es natural llorar y ponerse triste al hablar de Io terrible que le ocurrié a esa persona tan especial. Mas bien, es al revés: que su hijo Ic vea lorar le permitird apren- der que sentirse triste y afligido cuando la muerte golpea la puerta es natural y esperable que asi sea, y le dard permiso también para llorar, protestar, ra- biar y expresar como le quede mis ficil ese tumulto de sensaciones de miedo, de tristeza y de ira que lo invaden. Tenga en cuenta que esos momentos tan cercanos, conmovedores y cargados de significado emocional representen para padres e hijos una es- pecial oportunidad de acercamiento, de reforzar su vinculo de amor, su relacién confiable y predecible. Si le es posible, procure no delegar en otra persona, por buena y dispuesta que sea, la tarea de informarle a un nifio una muerte cercana. Si no ha muerto uno de los dos padres, caso en el cual el otro tiene la tarea de informar, la pareja puede deci- dir a cual de los dos le queda menos dificil hacerlo. Ahora bien, si al revisar su actuacion en ocasiones 26 La muerte de un ser querido anteriores siente que no b hizo bien, tenga presente que siempre es posible reparar, enmendar, volver a explicar y corregir lo pasado, En la vida siempre hay segundas oportunidades. Comience (st puede) por buscar wit sitio, un lugar tranquilo donde nadie lo interrumpa. Lévelo de la mano y siéntense cerca, con posibilidad de contacto fisico. Sea consciente de que esta conver- sacién tiene una influencia definitiva en la vida psi- cologica de su hijo y que seré la inicial de muchas conversaciones que sobre este tema tendrén a lo lar~ go de la vida. Hl nifio necesita ante todo informacién que explique la confusién que ve alrededor y lo que ocurrié para generarla, Para poder comunicarse efectivamente con un nifio, debemos saber primero qué hay dentro de él, qué ideas tiene en la mente, cudnta informacién tiene y cuénta necesita. No se requiere -al menos al principio~ entrar en dema- siados detalles. Una explicacién simple, clara, ver dadera y honesta es lo que el nifio espera. Tengamos presente que un nifio es sensible no solo a lo que decimos, sino a nuestras actitudes. Si nos mostra- mos nerviosos, hostiles, distantes o reservados, el resultado y el clima de la conversacién serin més tensos que si podemos mostrarnos més relajados, aw Bl duelo en Jos nifios__ carifiosos ¢ interesados en él, aunque estemos muy tristes 0 angustiados. Comience por preguntarle cuanto sabe de lo que ha pasado, si alguien le ha dicho algo, qué, quién, dénde y cémo. Invitelo a que cuente su ver- sién de lo que ha ocurrido antes de que usted la corrija y la ajuste a la realidad. Luego de darle la informacién precisa, hones- ta y breve, cercidrese de que la entendié, permitale hacer preguntas y luego si aborde el tema de los sentimientos, los suyos y los de él. Expliquele que, cuando alguien muy especial muere, uno se siente raro, diferente; a veces, muy triste, y otras, como si nada hubiera pasado; a veces, enojado, y otras, tranquilo; a veces, preguntandose si algo de lo que dijo 0 hizo, 0 dejé de decir o de hacer, causé esa muerte; a veces, prescupado por mami, temiendo que la tristeza la enferme y rogindole que no llo- re més; otros ratos, abrumado por preguntas que no sabe quién podrd responderle. Insistale en que usted siempre estar disponible para contestarlas y que evite pedirles explicaciones a personas que no sabemos con cuanto cuidado y con cudnta verdad se las van a dar. Hagale saber que usted nunca le mentird ni lo engafiard y que habré ocasiones en que usted se plantee la misma pregunta y no tenga 28 _—— La muerte de un ser querido respuesta. No tema decirle “no lo sé” 0 “no sé, pero voy a averiguarlo y, cuanéo lo sepa, te cuento” Evite hacer referencias a un Dios que se lleva Jo que més le gusta aqui en la tierra y que por eso se llevé a mama, 0 a un Dios inescrutable y lejano, cuyos designios son incomprensibles. “Dios sabe lo que hace”, para un nifio pequefio, puede ser una frase confusa e injusta: “;Cémo, si Dios sabia cuan- to yo queria y necesitaba a mi papé, permite que se muera en un accidente?”. Ta religion, de innegables bondades para mu- chos cuando se vive una pena, provee un gran apo- yo moral y honda tranquilidad frente a la muerte, pero algunas explicaciones pueden aterrorizar a un nifio, Si usted es creyente, sea consecuente y hablele del cielo, de la compafifa de Dios y de la muerte como una transicién. Péngale mucho amor a su ex- plicacién religiosa, pero... no le describa un cielo tan perfecto, tan provocativo, tan sin problemas que el nifio quiera también visitarlo pronto. ‘Ana Maria, una nifa de siete afios, cuya hermanita de seis murié de leucemia, fue Ilevada a mi consulta por un, intento de suicidio,segin el pediatra, Se habfa tomado Ja botella de champii del perro y termind en urgencias con lavado gésttico. 29 Bl duelo en los nifios Se trataba de una nifia muy inteligente y con gran capacidad de expresar en palabras lo que sentia. Me dijo: —SiYolandita se fue para el cielo, si estd con el Nifio ‘ios todo el tiempo, si puede jugar con todos los juguetes que quicra y no tiene doloves, ui que ir ul colegio, nt hacer tareas, ni ordenar el cuarto, yo también me quiero ‘morir para estar feliz allé con ella Pero si usted no es creyente, si cree que la muerte es el final de todo, déjeselo ver al nifio di- ciéndole algo asi como: “Luego de la muerte, esa persona que amamos no se va de nuestro corazén. Ya no esté viva, no la podemos abrazar, ni ver, ni besar, ni conversar con ella; pero pasa a vivir dentro, con nosotros, y nos acompafia y nos orienta y con cada recuerdo nos permite sentirla muy cerca. Yo creo en eso, Otras personas piensan diferente: creen que el alma se va para el cielo a estar con Dios eter- namente; y para ellos, entonces, la muerte es como un viaje de aqui, de la tiérra, al paraiso. Otras creen que la energia de esa persona, nego de su muerte, queda libre y tras un tiempo vuelve a la tierra en forma de otro ser kumano o de un animal. A eso se le lama reencarnacién”. Adapte el contenido de esta propuesta de inZormacién a la forma particular 30 La muerte de un ser querido como usted la daria a sus creencias y a ese nifio que usted conoce bien. Luego de las explicaciones sobre lo que ocu: 1ri6, coméntele lo que sigue, lo que va a ocurrir. Si esté muy cansado y abrumado, digale que mafiana temprano le hablar de la misa, del entierro y del ataiid. Pero si puede hacerlo el mismo dia, es mejor, para que le resulten més familiares la funeraria y el faneral / El nifio puede elegir hasta cierto punto si quiere ir un rato largo 0 corto, a toda la misao no, al cementerio 0 no, pero oriéntele usted su de- cision para que el temor no sea quien decida. En todo caso, téngalo cerca, de la mano, explicandole y asegurandole que no lo dejar solo y que vivir esos, momentos es mejor que esquivarlos. La funeraria, el funeral, elentierro y la cremacion Comencemos por incluir un glosario con los térmi- nos més comunes referentes a la muerte, explicados para nifios. Me permite transcribir el que hice y pu- 31 E] duelo en los nifios. bliqué, en 1999, en De cara ala muerte, por conside- rarlo completo y sencillo.* + Morir: sucede cuando el cuerpo deja de funcio- nar. Es dejar de estar vivo. + Estar muerto: es no poder volver a vivir. Fs no respirar, no sentir dolor, no moverse, no ha- blar, no tener hambre ni frfo. + Ataid: se trata de una caja especial, usualmente de madera, en la que se coloca el cuerpo del muerto + Cementerio o jardines de reposo: son lugares espe- ciales donde se guarda el atatid que tiene el cuerpo del muerto. * Cader: es el cuerpo muerto. + Cremacién: es cuando por la accién del fuego se quema el cuerpo muerto —en un lugar espe- cial— hasta que se vuelve cenizas. + Entierto o funeral: es una reunién de familiares y amigos en la casa, la iglesia, la sinagoga, el templo o el cementerio, con el fin de recordar a quien murid, hacerle un homenaje, despe- 1 Fonnegra de Jaramillo, Isa. De cara « Je muerte, Bogoté: In- termedio Editores, 1999. 32 _ La muerte de un ser querido dirse de él y consolarse unos a otros en su tris- teza Duelo: comprende todos los sentimientos y sensaciones raras que sentimos después de que alguien muy importante para nosotros ha muerto. Podemos sentirnos enojados, tristes, 33 El dueto en los niios solos, asustados, con remordimiento o aver- gonzados, y todo ello es normal. * Culpa: sentimiento que nos hace creer que de alguna manera somos los causantes de algo qne pas, 0 darnos cuenta de que hemos he- cho algo malo. + Homicidio o asesinato: es el acto de matar a una persona. A veces, la gente mata porque tiene mucha rabia, miedo, deseo de venganza u otros problemas mentales, y porque se olvida de que la vida de un ser humano es muy im- portante y que, aunque no lo queramos, no podemos quitirsela. Hay muchas otras formas de solucionar los problemas antes de legar a herir o agredir a alguien, como, por ejemplo, hablando las cosas © poniendo distancia. + Suicidio: es quitarse la vida uno mismo, matar- se. La persona llega a esto cuando tiene graves, enfermedades de la mente y no puede pen- sar bien, o cuando siente que no hay ninguna otra salida para sus problemas, que le parecen gigantescos. La persona siente que no quiere vivir mas ese momento, para ella terrible, por el que estd pasando. En estos casos, siempre es posible pedir ayuda profesional o de alguien conocido y de confianza, como mamé o papa, 34 La muerte de un ser querido un profesor, un buen amigo, un sacerdote o un psicdlogo, que le pueda brindar apoyo y lo acompafie a buscar soluciones que le permi- tan seguir viviendo, Para esta importante explicacién a un nifio, nos seguimos guiando por las pautas dadas en Como informarla a un nifio? (ver p. 25). No use eufe- mismos, emplee la palabra muerte y muerto, asi como el témino preciso que explique de qué mu- 1i6; lo asesinaron, tenia un céncer, Ie dio un infarto, tuvo un accidente, se suicidé. Sea consistente en sus respuestas, No crea que ocultarle la realidad es pro- tegerlo. Explique lo basico y fomente sus preguntas; seguramente a la semana 0 al mes necesitaré mds detalles, cuando esté més preparado para oirlos y usted, un poco més tranquilo. Sobre el funeral y el entierro Uno querria poderle ahorrar a sus hijos la experien- cia tan dolorosa de asistir al funeral de alguien ama- do. De hecho, durante muchos afios la costumbre fue marginarlos de los eventos tristes y més bien enviarlos a una finca 0 a la casa de tfos 0 amigos Bl duelo en los nifios para que no vivieran ese dia. Pero la psicologia del duelo ha mostrado ampliamente la conveniencia de que, aunque sea dura, los nifios vivan la experiencia del entierro, siempre y cuando sea explicada con anterioridad y el nifio no sea dejado solo ni un mo- mento, sino que esté agarrado de la mano del adul- to més cercano en su vida. . El funeral es un ritual de despedida de quien murié y es una oportunidad de reunién con perso- nas que lo quisieron y que nos quieren a nosotros En los casos de kes muertes repentinas, no prece- didas por una enfermedad larga, como son el ho- micidio, el accidente y el suicidio, asistir al funeral facilita aceptar la realidad de que el ser amado esté muerto. Si el nifio dice no querer ir, pap4 o mami de- ben preguntarle por qué, qué temor tiene, qué no querria ver, y explicarle con exactitud lo que va a encontrar allé y la conveniencia de ir. Hay muy po- cas excepciones que justificarfan no hacerlo, por ejemplo cuando se trata de una muerte multiple y la persona que deber!a acompatiar al nifio est herida, en [a clinica, caso en el cual se le debe explicar todo aquello que esté ocurriendo para que en su fantasfa 4 pueda vivirlo lo més cercanamente posible a la realidad. 36 ‘La muerte de un ser querido Con unas frases que desde nego no creo que sean perfectas, espero presentar una orientacién al adulto que dard la explicacién, y que debe adaptar- Jas a la edad fisica, emocional y cognitiva del nifio, a sus creencias particulares y a lo que le resulte me- nos dificil. Tomemos, por ejemplo, la muerte de un abuelo. “Voy a decirte lo que vamos a hacer mafiana Cuando alguien se muere, su cuerpo ya no vive, ni siente, ni respira. Est muerto. Asi como el cascarén de un huevo, asf es lo que queda, porque el alma (si usted lo cree asf), que no estaba enferma y no se murid, ya se fue del cuerpo. "jAdénde se fue? Al cielo, que es un lugar donde viven Dios y la Virgen, que la reciben y la cuidan por todo el resto del tiempo. Cémo es el alma? Yo sinceramente no lo sé, porque no se ve. {Ta cémo te la imaginas? Pintamela aqui, "Bueno, sigamos. Eatonces, con ese cuerpo © cascarén hay que hacer algo, no se puede dejar por ahf. Se pone en un cajén rectangular de madera que se llama atatid y si uno ve ese cuerpo parece dormido, pero est muerto. Ese ataiid se lleva a una funeraria, que es un lugar especial donde lo ponen, con unas velas encendidas y flores, como para des- pedir el tiltimo dfa a quien se murié. Vamos todos y 37 El duelo en los nifios _ alla habré muchas personas; unas son conocidas de nosotros, como los tios y los primos, y otras no. Las personas en la funeraria se dan abrazos, Horan y se dicen cosas carifiosas, que a uno le ayudan cuando esté muy triste. Le hablan a uno de la persona que se murié, le cuentan anécdotas y le dicen por qué lo querian y por qué lo van a recordar. Yo estaré triste muchos ratos en la funeraria, otros no. Las personas querrén saludarte y darte un abrazo. A veces, dicen cosas carifiosas, pero, a veces, dicen boberias por- que no saben de qué hablarte "Bl atatid puede estar abierto y tiene un vidrio encima, pero como los muertos ya no respiran, al abuelo... no le faltz aire. Acuérdate de que él ya no esté ahi. "yT@ querrias Ievarle algo? ;Por ejemplo, unas flores? Las podemos escoger por la mafiana antes de ir a la funeraria; o si quieres hacerle un dibujo o escribirle una carta la podemos poner so- bre el atatid, ;quieres? Es para despedirte. También puedes conversar mentalmente con el abuelo, y ex- presarle todo lo que quieras y lo que no pudiste decirle antes de que muriera, darle gracias por ha- ber sido tan amoroso, o lo que desees. Si tt quieres lorar, nada malo pzsa, si quieres hablar, puedes ha~ cerlo, si quieres salirte después de un rato, también 38 La muerte de un ser querido puedes ir a la casa y volver para la misa (si la hay) y el entierro. ”;Qué es un entierro? Es una ceremonia de despedida. El atatid lo ponen en un automévil 0 ca- mioneta con las flores encima y va despacio por la calle. Nosotros vamos detris. Fsa parte es muy tris- te, Se leva el atatid al cementerio, que es un lugar donde se pone a las personas que se mueren, donde ya han abierto espacio en la tierra, y el sacerdote (el pastor, el rabino) ora por el alma del abuelo y Iuego lo ponen en el hueco, y unos sefiores le po- nen tierra encima. Ti: puedes echarle con tu mano un pufiadito de tierra también y puedes echar tus flores y tu carta. Esa parte también es triste, es des- pedirnos y saber que nos haré mucha falta porque no lo podemos tener ya con nosotros. "Después nos reunimos en la casa a descansar y a estar juntos para recordar al abuelo y darnos abrazos, porque estamos tristes. ;Qué haces si yo Moro? Me das un abrazo, un beso y un paituelo para mis lagrimas, eso sirve mucho. "Los dias siguientes se sienten muy diferentes. Nada es igual. Van personas a la casa, no vamos a trabajar y hablamos mucho del abuelo, que ya se nos fue de esta vida, quizd vemos fotos 0 videos, 0° contamos anécdotas de su vida con nosotros”. 39 El duelo en los nifios La cremacién “Tse atatid que tiene el cuerpo muerto o cascar6n, cuando no lo entierran en el suelo, lo levan a un Cuartito y después lo ponen en un sitio muy caliente hasta que se vuelve cenizas. Como el abuelo ya no esté ahi, no siente nada, porque es el cascarén lo que se quema; y dos dias después nos dan una cajita chi- guita con lo que quedé, que se llaman los restos 0 ce- nizas. ;Qué hacemos con eso? Se pueden hacer varias cosas: 0 las enterramos debajo de un drbol mientras Ponemos la miisica que a él le gustaba y lo recorda- mos, 0 las levamos @ un cenizario u osario, que es como un huequito pequefio en una iglesia y ahi se queda, o se esparcen al aire, en el mar o en un rio. "Otra vez, en el entierro o cremacién, habré Personas que te den un abrazo y te digan algo ama- ble.Tii sélo tienes que decirles gracias, aunque si ests Uiste o enojado y no quieres hablar, no tienes que decir nada. Té te estés conmigo todo el tiempo” Ver el caddver Aunque muchas personas se puedan escandalizar con esta afirmacién, es importante para el nifio pre- 40 La muerte de un ser querido parado y a quien se le ha explicado qué va a ver, que Jo haga por unos minutos, ojalé privados, sin tanta gente alrededor, Aquello que él no vea 0 no se le explique, encontraré respuesta en su imaginacién, y generalmente es peor lo que el nifio se imagina que Jo que verd. Describirle que el abuelo tendré los ojos ce- rrados, las manos en el pecho y estar vestido o envuelto en una sdbana es requisito indispensable; que estaré fifo porque ahi ya no hay vida, y que légicamente no se moveré; que puede verlo y de- cirle en secreto las cosas que quiera; que usted lo acompaiiaré todo el tiempo. Ver a quien murié le ayudaré a contrarrestar la negaci6n inicial y le faci- litaré aceptar la realidad de la muerte. Hay algunas excepciones para esta norma. La primera tiene que ver con el estado en que quedé el cuerpo si sufrié un accidente. Si no est desfigurado, se le puede explicar al nifio que, como en el acciden- te se golpeé, lo va a ver con un morado 0 un poco hinchado, y quiz4 le parecer raro. Pero si esté muy desfigurado, se le puede explicar al nifio por qué esté cerrado el atatid y no se ve por la ventanita Igual que ocurre en los adultos, la imagen del muerto y del funeral permanece un tiempo en su mente, pero después se va borrando y se reemplaza Al EI duelo en los niifos por los cientos de imagenes vitales, reconfortantes y carifiosas de quien murié. Ahora bien, si usted se siente incapaz de acom- pafiar al nifio y no hay un adulto totalmente confia~ ble y sereno en quien usted pueda delegar la tarea, expliquele todo al nifio y quédese con él. Participacién en el funeral Siempre que sea posible, conviene invitar al nifio a participar de alguna forma en la planeacién del funeral. Si son varios nifios, nietos, primitos, etc., es aconsejable reunirlos antes, informarles, explicarles, responder a sus preguntas, anticipar lo que ocurriré y lo que verdn, y facilitarles papel, tijeras, colores, flores, para que disefien algo asi como un regalo fi- nal de despedida para la abuela, que se puede poner sobre el atatid o dentro de él. Esta reunién cumple el propésito de hacerles familiar una situacién mueva, triste y que produce miedo, con el fin de que no los tome por sorpresa. Habra curiosidad © asombro, pero no desconcierto, Deje espacio a la creatividad de los nifios. Esta actividad puede ser llevada a cabo por un psicdlogo, sacerdote, rabino, pastor o familiar cercano, sensato ar __ Lo muerte de un ser querido y adecuado en sus criterics. En la reunién, muy se- guramente, los de tres y cuatro afios pondrén poca atencién; los de cinco y seis hardn preguntas; los de siete, ocho y nueve afios llorarin, y los de doce a quince permanccerén serios, callados y quiz Ilo rosos. Pero la reaccién depende del estilo énico de cada nifio. drenar Siempre después. Debrief es el término inglés que indica, como norma general, que luego de algin evento o experiencia impactante o importante en la vida se debe siempre invitar al nifio a compartir sus impresiones sobre lo que vio, lo que sinti6, lo que no entendié: a drenar, evacuar, sacar lo que tiene dentro. ;Qué le parecié? {Qué le impresioné? ;Qué fue lo peor? Qué le gus- 16? ;Qué lo hizo sentir bien? ;O mal? Volver al cementerio? Es muy personal y muy familiar la costumbre de volver a visitar el cementerio 0 no. De todas formas, el nifio debe tener la oportunidad de decidir, luego 43 oem Bl duelo en los nifios VEE Ee ey tay Vy tee CeCe er tal raven y Vester de saber a qué va y qué va a encontrar, No lo fuerce ni a eso nia nada en estos dias de duelo. Cuide mucho al nifio de los comentarios in- oportunos e inadecuados que otros puedan hacerle, Si usted no est seguro de que la tia o la vecina coinciden con usteé en su vision de la muerte, el funeral y el después de la muerte, no permita que se exponga a explicaciones absurdas, culpabilizan- tes 0 atemorizantes; 0 a los consejos sobre como comportarse 0 manejar su duelo: “Debes ser fuer- te y valiente”, "Mamé necesita un apoyo y ese eres td”, “Debes darles buen ejemplo a tus hermanitos”, “Con Horar no remediamos nada”, etc. Recuerde que un factor muy determinante en la calidad del duelo en un nifio es la reaccién, la res- 44 a — La muerte de un ser querido puesta afectiva y la conducta que él vea en sus pa- dres y demés adultos significativos que lo rodean. Como adultos responsables debemos siem- pre incluir en nuestro trato con el nifio en duelo la aceptacién de sus reaccicnes sin desaprobarlas, la comprensién de sus necesidades y la manifestacién de carifio y respeto hacia ellos como personas tini- cas, independientes. Rituales ‘Muchas familias me solicitan que les sugiera un ri- tual para después del funeral. Aunque hay muchos y deben ser establecidos por cada nticleo familiar, hay en particular uno que me gusta y que parece gustarles también a nifios y adolescentes. Consiste en que al principio, cada tarde o no- che, se establezca un espacio especial para recordar a... la abuela Tatita Se enciende un veldn blanco y durante el tiem- po que esté prendido, diez minutos o media hora, solo se permite hablar deTetita y pensar en ella, Cada uno manifiesta sus recuercos y anécdotas, desde las més clementales y cotidianas hasta los valores més hondos que dejé sembrados en el corazén. 45 BI duelo en los nifios _ Una vez terminada la reunién se le dan las gracias a la vida 0 a Dios por haber vivido con ese ser tan especial, o se le envia un beso, o se toman de la mano por unos segundos, se apaga la vela y se reanudan las actividades normales. Desde construir un mévil con objetos de quien muri6, hacer entre todos un collage de fotos, 0 un video acompafiado de su miisica favorita, hasta sembrar un érbol especial, poner en su memoria una banca en un parque, cualquier actividad que permita recordar tanto lo bueno como Io no bueno de quien murié es valida como ritual. Los rituales como ocasiones de recordacién son muy importan- tes en el duelo. Uno de ellos, en el cual debe participar un nifio mayor, es el de la reparticién de las pertenen- cias de quien murié, que no debe levarse a cabo ni inmediatamente ni muy tarde. Permitale al nifio escoger para él algunas prendas de ropa, la billetera, el estilégrafo, un seco, una pijama. Esta ocasién de hecho es triste, porque representa la consolidacién de que esa persona no ha de volver. Luego de que cada hijo seleccione los recuerdos que quiere con- servar, se puede prcceder a repartir lo restante entre familiares, amigos o personas necesitadas. 46 La muerte de un ser querido Diferentes tipos de muert cémo explicarlas a un nifio Podemos clasificar en cinco grupos las posibles cau- sas de la muerte. 1, La muerte natural precedida por una enferme- dad. 2, La muerte repentina a raiz de una falla orgé- nica. 3. La muerte inesperada a raiz de un accidente. ‘La muerte por actos de violencia u homicidio. 5. La muerte por suicicio. Cualquiera que sea el caso, el nifio necesita informacién sobre lo que pas6, cémo pas6, dénde paso y por qué pasé, para poder comprender, base fundamental de un buen duelo. Para dar estas explicaciones indispensables, tenga en cuenta las gufas y recomendaciones ofre- cidas anteriormente en ,Cémo informarla a un nifio? (ver p. 25) y en Lo funeraria, el funeral, el entierro y la cremacién (ver p. 31). No sobra recordarlas esque- maticamente: 47 El duelo en los nifios + La informacién debe ser veraz, oportuna, lo més completa posible, dadas las inquietudes particulares del nifio, y sin abundancia de de- talles innecesarios. * Tan pronto se encuentren usted y el nifio, debe buscarse un lugar privado, tranquilo y donde, sin ser interrumpidos, puedan con- versar y el nifio pueda expresar toda clase de emociones. + Es usted, papd o mamé, quien debe darla de primera mano. No delegue en personas ajenas tan delicada tarea. Si por algtin motivo ello es imposible, que sea un abuelo, un tio, un psi- cOlogo 0 el profesor, aquel que conozca mejor al nifio y que tenga una buena conexién afec- tiva con él. + Antes de explicar, pregiintele qué sabe, qué vio u oy6, dénde, quién se lo dijo y luego, sf, cuéntele lo sucedido. + Busque el contacto fisico que tibie ese mo- mento frio y duro. Si es pequefio, siéntelo en sus piernas; y si es més grande, abricelo, t6- mele la mano, mirelo a los ojos, esté muy cer- ca. En el caso de que usted no sea ni el papa ni la mam, pregintele si puede pasarle el brazo por los hombres 0 abrazarlo. No a todos los 48 __- La muerte de un ser querido nifios les gusta, y no queremos, ademas de todo, hacerlo sentir incémodo. * Una vez le cuente los hechos, aborde el tema de la reaccién afectiva. Pregiintele cémo se siente, cuéntele también usted cémo estd y valide toda respuesta emocional + Anticipe lo que vaa pasar y lo que va a ver; asegiirele que estarin juntos todo el tiempo y que él podré decidir si quiere estarse en la casa, jugar con sus primos, ofr su miisica o ver television. Reafirmele que no est4 mal querer hacerlo, pero que, aunque le sea dificil, a ratos se acerque a usted, 2orque ambos se necesitan mucho y compartir en familia es bueno para todos. Revisemos explicaciones a las diferentes cau- sas de la muerte para pocer responder a las pregun- tas “qué le pasé” y “de qué se murié”, 1. La muerte natural precedida por una enfermedad De las cinco clases de muerte, es quizé la menos di- ficil de explicar, porque (ojal) con anterioridad el nifio ha sido informado de que mami tiene un cdn- 49 El duelo en los nifios cer, o la abuelita tiene enfisema, 0 al abuelo le esta fallando el corazén. May probablemente, y ojalé asi haya sido, el nifio ha visitado y ha visto al enfermo, ha preguntado y se le ha explicado que el cuerpo humano es como una méquina que funciona muy bien generalmente, pero que puede fallar, esto es, enfermarse; que existen enfermedades graves, incu- rables, y otras leves y pasajeras; que nadie se muere de una gripa, de un dolor de ofdo o de estémago, de paperas 0 rubéola. Pero que hay enfermedades muy graves que dafian el cuerpo y entonces la per- sona no puede respirar bien, 0 moverse, o comer, © hacer algunas cosas. Cuando el cuerpo se enfer- ma, los médicos ensayzn muchos tratamientos para combatir la enfermedad y la mayoria de las perso- nas se curan, pero Hlega un momento en que no puede lucharse més, nada le sirve ya para mejorarse ¥ entonces lo que podemos hacer es acompafiar y querer mucho al enfermo, visitarlo, levarle flores, cartas © regalos, leerle algin libro, rezar con él y por él, y aceptar que se va a morir y que la muerte es natural, final ¢ irreversible. Fso fue lo que le pasé a pap, la abuela o la hermanita. Digale el nombre de la enfermedad y expliquele lo que finalmente ocurrié. 50 La muerte de un ser querido 2, La muerte repentina a raiz de una falla orgdnica Emplee las mismas explicaciones sobre el cuerpo humano, la salud y la enfermedad, pero afiada que, en algunos casos, la enfermedad no se ve ni se sien- te, como por ejemplo en un aneurisma, un infar- to fulminante, una hemorragia interna; que lo més dificil para poder aceptar esa muerte es que parece increfble que esa persona que ayer se refa, conver~ saba o conducfa su automévil hoy esté muerta, no vuelva més, y su cuerpo esté dentro del atatid. Explore el factor sorpresa y expliquele que, como parece tan absurdo, habré muchos ratos en que no crea que si pasé y lo siga esperando por la tarde, o al despertarse; que eso es muy normal, que a usted también le pasar y que poco a poco ird dandose cuenta de que la muerte fue real y que la ausencia de esa persona se siente con mucha triste- za y como con rabia, por haberse ido sin despedirse y haberlo dejado solo. Asegiirele que nada que uno haya hecho, pensado o dejado de hacer ocasioné su muerte; que muchas veces uno, cuando esté muy enfadado con alguien, puede pensar: “Ojali se des- apareciera y me dejara de molestar”, pero que esas, ideas son normales y a nadie le causan la muerte. s1 Bl duelo ea los nifios__ Digale claramente qué va a cambiar y qué no. “Nos quedaremos viviendo en esta casa, vas air al mismo colegio, yo te estaré esperando por las tar- des, porque mamé ya no estard. Seguramente, en lugar de que los almuerzos de los sibados se hagan aqui en nuestra casa, iremos donde los abuelos. Ha- bri ratos en que tendrés que estar solo y hacer tus tareas con juicio, y otros en que yo puedo llegar a ayudarte”, etc 3. La muerte inesperada a raiz de un accidente En teoria, un accidente es evitable y no tendrfa por qué haber ocurrido. Es muy dificil para un nifio poder comprenderlo y aceptarlo. Por qué? Es la Pregunta que se repite incansablemente cada do- liente. Se busca un culpable: el bus imprudente, el camién sin luces, el automévil sin frenos, el pilo- to incapaz, el caballo encabritado, la luvia, la im- prudencia del otro, hasta que pueda aceptarse que, aun cuando seamos muy prudentes y cuidadosos, No estamos exentos de tener un accidente. Si no damos al nifio una explicacién suficiente y clara, él la construird en su imaginacién, distorsionando Ja realidad. 52 Lo muerte de un ser querido Desde luego que hay casos en que lo ocasiond una conducta irresponsasle, arriesgada y expuesta por parte del familiar. La imprudencia del ser que- rido genera sentimientos de rabia por considerar que, de haberla evitado, estaria vivo. La muerte accidental suscita culpa por no ha- berla podido evitar y autorreproches por no haber sido més carifioso, mis expresivo, por haber pelea- do, por no haberlo perdonado, por no haberlo visi- tado mucho si se trata de uno de los abuelos. Aborde estos temas y no olvide que la escena del accidente es traumatica para un nifio (y para usted también) y que al principio se convertiré en su tinico pensa- 53 Bl duelo en los nifios miento, en una obsesidn; que habrd que observarlo y manejar el caso de acuerdo con lo delineado en el capitulo cuarto, sobre trauma, antes de dar cabida a que pueda iniciarse un proceso de duelo. En los casos en que no es posible reenperar los restos, situacién muy infortunada, debe realizarse una ceremonia simbélica de despedida. 4. La muerte generada por actos de violencia Esta muerte trae consigo la carga adicional de ra- bia, angustia, sensacién de injusticia e impotencia. Es muy dificil explicarle a un nifio que alguien, un malo, asesind a su papd oa su mam. Suele ser traumitico imaginarse la escena, preguntarse qué sintié papd o mamé, si sufrid, si murié inmediatamente o si quedé herido; y sobre todo por qué lo mataron a él, su personaje bueno, idealizado, que no merecfa estar muerto. “,Cémo puedo confiar en un mundo donde ocurre algo tan horrible?”. “;Cémo puede gustar- nos seguir viviendo en an mundo asi?”, son las pre- guntas atormentadoras que el nifio se hace y que los adultos encuentran casi imposible contestar. 54 La muerte de wn ser querido Seo seh GUEOKND) fo Ao SOE) SEEN Aw wade 6 Wo SHUNT: EL duelo en los nifios Expliquele toda la verdad, adaptada a su edad y capacidad de comprender. Permitale poner en pa- labras, en acciones (no daiiinas), en juegos o en di- bujos su rabia, su frustracién, su dolor, su deseo de vengar, su sensacién de culpa. Esctichelo mucho y practique la técnica del debriefing sugerida en el capi- tulo sobre trauma (ver p. 167), © sea, facilite el que pueda drenar, sacar, evacuar, compartir sus impre- siones y sus sensaciones. ‘Tenga presente que p-imero debe abordarse el trauma y luego apareceré el duelo, y que las reaccio- nes de un nifio son diferentes en ambos casos, aunque son respuestas normales a situaciones anormales. Perder un padre en esas circunstancias es una pena muy dificil de asumir, sobre todo al principio, cuando la escena traumdtica, real o imaginada inva- de la vida del nifio. Es en la noche, a la hora de irse a dormir, cuando suelen aparecer los recuerdos, las nostalgias, los miedos. Acompaficlo mucho, déjelo Horar, consiéntalo, 5. La muerte por suicidio Es probablemente la muer ms dificil de expl car y de aceptar. Del suicidio se habla en voz baja, 56 _ La muerte de un ser querido © peor atin, no se habla, y menos con un nifio. El suicidio conlleva, atin en nuestros dias, un estigma social que persigue y acompafia a los dolientes. Para muchos, el suicida es un cobarde, un desagradecido con Dios, un injusto con la familia, y ese hecho no tiene perdén. Cuando un papi o una mam se quita la vida, el mundo seguro y confiabie del nifio se quebranta: siente culpa por no haberlo logrado retener vivo, rabia por haber sido abandonado sin ningfin prea- viso ni despedida, angustia de que pueda hacer lo mismo el otro padre, su hermano mayor o él mis- ‘mo, lo cual le ocasiona un terror casi inconfesable. El nifio, a pesar de todo eso, necesita conocer algunos hechos del suicidio. A mayor informacién, menor posibilidad de construir una situacién y un hecho terrorifico en su fantasia, Suficientemente os- curo es el panorama para abandonar en él al nifio. El necesita alguna luz. Recomiendo emplear el término suicidio y no eufemismos, ya que més temprano que tarde el nifio descubrird lo que sospecha que pas6. Comience por explicarle que en la vida hay momentos felices y de triunfo y momentos dificiles y tristes. Si el suicidio coincide con un momento familiar dificil, expliqueselo al nifio y digale que 87 El duelo en Jos nifios__ quien se suicida busca una solucién definitiva y fi- nal (la muerte) a su suftimiento intenso por proble- mas que él ve imposibles de solucionar. En ese mo- mento se siente abrumado, sobrecargado, y piensa due nadie lo puede ayudar, 0 que no quiere seguir Siendo una persona infeliz, triste y muy preocupa- da; que, para llegar a quitarse la vida, seguramente cree que ya lo ensay6 tcdo. Pero reitérele que usted cree que siempre hay una salida, que papé o mama no pudo verla o encontrarla porque estaba viendo su vida como entre un ténel, oscura y sin solucién; que también alguien puede suicidarse cuando ha tomado mucho alcohol, o ha consumido sustancias ane le nublan la mente y no lo dejan pensar bien; due otra de las explicaciones para un suicidio es la depresién, que es una enfermedad de la mente ydel corazén que leva a una persona, cuando no busca ayuda, a creer que la vida tiene muchas més cosas malas que buenas y a sentir que esté muy débil y que no tiene fuuerzas para seguir luchando, Digale que el suicidio en una familia es una tagedia muy tiste, pero que estamos seguros de due papd, mamé o el abuelo tomaron esa decisién Porque estaban desesperados, suftiendo mucho, y Sreyeron que sus penas no tenfan solucién, y no Porque él se haya portado mal o no haya sido su- 58 La muerte de un ser querido ficientemente amoroso como para justificar seguir viviendo por él y para él; que en el momento en que una persona elige matarse no piensa, solo ac- tia. Esto tiltimo responded en algo la pregunta que en forma recurrente atormenta al nifio: “Pero... no pensé en mi? ;No pensé en cémo nos iba a dejar a nosotros?”. Aunque estos primeros dias de shock, de tanta confusin de sentimientos y desorganizacién, nos hagan pensar que nunca podremos salir de esta os- curidad, he visto muchos casos de nifios 0 adoles- centes victimas del suicidis de uno de sus padres 0 de un hermano que, luego de pasar por un infierno emocional, pueden reinsertarse en la vida con espe- ranza, con fortaleza y con la conviccién de que no tendran que repetir la conducta que terminé con la vida de su ser querido. A pesar de todo, si se maneja adecuadamente, vuelve a amanecer luego de una noche horrible. 59 3 EL PROCESO DEL DUELO Qué es un duelo? HI término duelo se define frecuentemente como “Ja reaccién emocional ante una pérdida”. No est mal, pero es una definicién incompleta. “Se conoce como duelo o luto, en términos de tiempo, al perfodo que sigue tras la muerte de alguien afectivamente importante, Desde un pun- to de vista més dindmico, el duelo es un proceso activo (y no un estado ni un momento) de adapta- cidn ante la pérdida de un ser amado, un objeto un evento significativo, que involucra reacciones de tipo fisico, emocional, familiar, conductual, social y espiritual” (Jaramillo, L., ob. cit.) Al hablar del proceso del duelo, encontramos una dificultad en el idioma espafiol, porque solo El duelo en los nittos objeto o evento significativo. valioso. Eso es duelo, Grief: 6 es la reaccién personal ante la pérdida Incluye oF del impulso sexual, ica, asi como una necesidad de encontrs i Fi ale un sentido, ua significado a tanto suffi, El proceso del duelo propia soledad, admitir los avatares agridulces de la vida, la vulnerabilidad personal, la impotencia fren- te a la omnipotencia. Todo ello también es duelo ¥ nosotros pretendemos que el término due- Jo abarque y defina una constelacién tan amplia de experiencias personales que siguen a una pérdida, con efectos tan profundos en el psiquismo y en el mundo interno de la persona. Nos quedamos cor- tos, Pero aun asf, trataremos en este libro de ofrecer un panorama tan amplio como se pueda de lo que significa y representa perder a un ser amado. Un duelo es un proceso personal, tinico, cen- tripeto, ciclico, recurrente. Particularmente en el caso de los nifios no se puede decir: “Ya superé la pérdida” o “Ya elaboré ese duelo” como si nunca més volvieran a aparecer e! dolor, el recuerdo que taladra, la culpa que atormenta, Cuando ocurre una pérdida en la infancia se procesa, pero suele reapa- recer muchas veces después en la vida. Una nifia de cinco afios cuya madre muere se sentiré huérfana en varias ocasiones, no solo en el Dia de la Madre 0 en Navidad. Al crecer y plantearse preguntas sobre su vida, su faturo o su rol femenino, extrafiard a esa mamd no presente, seguramente la més opciona- da para responderlas con, honestidad y amor. En la pubertad, al enamorarse y al elegir pareja, ante su 63 EL duelo en los nifios__ Propia maternidad, en la crianza de sus hijos, en la enfermedad y en los momentos duros de la vida, extrafiard la compafifa célida e incondicional de su mami y volverd a aparecer esa triste sensacién de nostalgia y de duelo en su corazén, Generalmente, esas pérdidas mayores que ocurren en la infancia, al revivirse luego, no tienen la misma intensidad que la tristeza original, Sin em bargo, si hay casos en los que el dolor de la orfandad a Corazones, alloy kutloes wo 64 El proceso del duelo vuelve a ser devastador en un momento de la vida en que ocurre otra pérdida, y frecuentemente es en Ja psicoterapia donde se descubre que el duelo ac- tual contiene una reviviscencia de aquel, temprano, que hace sentir otra vez ala persona desprotegida, desamparada y vulnerable Los adultos que perdieron a sus padres en épo- cas tempranas suelen ser particularmente sensibles al abandono y al rechazo; y si no son conscientes de ello, pueden defenders? tras una fachada hostil, estoica y dura ante las penas de la vida, presentar dificultades para confiar, amar y hacer pareja, para vincularse en general y ser muy proclives a la de- presion. Si un duelo infantil fue bien levado, proce- sado y asimilado, muy seguramente provocaré me- nos complicaciones en la vida emocional adulta. Pero si las circunstancias no facilitaron al nifio la comprensién de lo que ocurrié, el apoyo amoro- so y tranquilizador de un entorno familiar sano, y los modelos adultos de uno 0 de los dos padres, que en su momento vivieron su dolor respetando y acogiendo los sentimientos que lo acompaiiaron, y ofreciéndole siempre un respaldo seguro, quedaran heridas sin cerrar, temores, dificultades para confiar, 65 BI duelo en los nilios tendencias depresivas, insatisfaccién cronica y otros muchos desajustes emocionales que le harén dificil ser feliz, Los duelos son defizitivamente experiencias emocionales con efectos muy poderosos en la per- sonalidad y su desarrollo, y la diferencia emocional que supone para Ja vida un duelo elaborado y uno no elaborado es enorme, aunque existe siempre la posibilidad de levar a cabo el proceso tardiamen- te en una psicoterapia de dudo y contrarrestar as{ los devastadores efectos de un duelo bloqueado, que obstaculiza la posibilidad de vivir arménica y satis- factoriamente Tres momentos diferentes A riesgo de pecar de arbitrarios, podrfamos obser- var en el curso del duelo en un nifio tres momen- tos diferentes, que no corresponden a las famosas etapas del duelo que tanta vigencia cobraron hace unos afios, y que hoy dia se toman como posibles reacciones que pueden aparecer en cualquier or den 66 EI proceso del duelo La noticia, el funeral, los primeros dias Estos momentos iniciales son confusos, cadticos y duros. Con la noticia de la muerte se quebranta el equilibrio y la tranquilidad del hogar. La asimila~ cién de la noticia toma tiempo, no es inmediata, y se mutre de lo que el nifio observa y absorbe a su alrededor, de la informacion que recibe, de las reac- ciones emocionales de sus ‘iguras ideales —como los padres, los abuelos, los profesores— y de sus temores y sentimientos particulares. Pueden aparecer comportamientos regresivos en busca de la proteccién y la seguridad de cuando era pequefio: necesidad de mecerse, de que lo abra- cen, de contacto fisico permanente, de cerciorarse de que sus papis —o el padre sobreviviente— no Jo abandonarén. Se alternan estos con ratos de apa- rente carencia de sentimientos e indiferencia, en los que el nifio juega, ve television y se olvida del dolor que embarga a su familia, porque no puede tolerar su intensidad y permanencia. El funeral y los dias siguientes lo obligan a en- frentar un entorno cambiado y desorgenizado por muchas pérdidas, en el cual aparecen miiltiples per- sonajes nuevos que se acercan para cuidarlo 0 ha- 67 El duelo en los nitios _. blarle, y que le son poco menos que desconocidos. Surgen entonces los miedos y temores. La asimilacién de la pérdida A medida que desaparecen las visitas, se acaban las misas y ritos, y se vuelve a la vida més 0 menos normal, surgen con més intensidad la tristeza, los autorreproches, la afiorenza, la rabia —que se ma- nifiesta en rabietas, peleas con los hermanos, mal humor, inculpaciones al padre sobreviviente—, ast como la sensacién de abandono y soledad. Lentamente, a su propio ritmo, el nifio se ve obligado a adaptarse a una realidad cambiada y tris- te. Es uma etapa dificil y dolorosa en que se acepta que él o ella no van a volver. Aparecen el insomnio, la dificultad para concentrarse y rendir en el cole- gio, el desinterés hacia todo y la necesidad de mu- chas explicaciones y de amor expresado para poder comprender y asimilar lo que ha pasado 68 Bl proceso del duelo La larga etapa final Comienza ahora un largo periodo que podria con- siderarse Ja etapa final del duelo, aunque, como hemos dicho antes, es final por el momento, no definitivamente, porque la tristeza y la afioranza, aunque menos intensas, avarecerin muchas veces a lo largo de la vida de la persona que ha perdido en su infancia a un ser muy cercano. Cuando ya se ha aceptado que la vida es dife rente sin papd o mam, gradualmente reaparece la energia para buscar nuevcs proyectos, nuevos afec- tos, y para disfrutarlos. Con sus recursos internos, con el apoyo per- manente de adultos reconfortantes y comprensivos, y de acuerdo con su edad emocional, poco a poco, vuelven a aparecer el apetito y el suefio, la sensa~ cién de bienestar, la tranquilidad, la comprensién y aceptacién de lo que pasé —con su cuota inhe- rente de tristeza, pero ya no tan aguda—, el estable- cimiento de nuevas relaciones, el reconocimiento de la irreversibilidad y finalidad de la muerte, y la esperanza, Su relacién con el ser querido que perdi no se extingue, no se olvida, pero si cambia y se modi- fica de una relacién de presencia a una de ausencia, 6 EI duelo en los nifios ojalé de gratitud, de recuerdos buenos, de amor vi- vido y de compafifa interior, de no estar desampara- do y solo. Habré bajonazos, claro. Con una pelicula, una fecha, un libro, une ocasién particular, otra vez se despertard el dolor que crefamos eliminado y el nifio volverd a sentirse temporalmente vulnerado y triste. é¥ luego? Los nifios tienen una capacidad sorprendente para enftentar situaciones dificiles Y Para recuperarse, siempre que su autoestima, su sensacién de autovalor y de merecer ser amados no se haya lesionado, siempre que haya una conducta adecuada en la familia y que tengan acceso oportu- no a apoyo externo, si lo necesitan. Las penas dejan hondas huellas en el psiquis- mo del nifio, pero no necesariamente heridas abier- tas, En muchos casos, hzber vivido una pérdida en condiciones favorables representa una experiencia que sensibiliza ante el sufrimiento y que da una fortaleza interna, una capacidad de repararse, una perspectiva de la vida mis alld de la comin en los nitios, y una leccién temprana pero valiosa de que Ja vida trae dolores, pero también oportunidades, amor ¢ ilusiones; que vale la pena vivirla. 70 El proceso del duelo A quién se conoce como “nifio en duelo” Un nifio en duelo es aquel que ha vivido una expe- riencia de pérdida reciente de especial significado para su vida; por ejemplo, un nifio esté viviendo un duelo luego de la muerte de su papé o su mamé, de uno de sus abuelos o de un hermano. También si sus padres se han divorciado y como consecuencia en- frenta la desorganizacién doméstica y la desolacién afectiva de la crisis familiar. También vive un duelo el nifio que se traslada a otra ciudad o pafs, dejan- do atrés a su familia, a sus amigos, su colegio y su comunidad. Igualmente vive un duelo quien ha ex- perimentado la pérdida de su mascota: el perrito, que forma parte de la familia, el gato consentido, su caballo. ‘Todos estos casos implican una pérdida afec- tiva, y acomodarse al cambio, a Ja ausencia, a vivir diferente se lama duelo. Duele vivirlo, pero como adultos responsables de los chiquillos tenemos la obligacién moral de ayudarlos para que puedan vi- vir sanamente ese dolor y aceptar la realidad por dura que sea, sin perder ée vista que cada nifio es, 7 El duelo en los nifios linico, que el vinculo de amor que-tiene con quien murié es especial, respetable y personal, diferente al de los demis hermanos. La mamé 0 el papa deben responderle en la forma en que él lo necesita, de acuerdo con su personalidad, con su edad cronol6. gica y emocional. Quizé la mayor dificultad con que se encuen- tzan los padres cuando ha muerto un hijo, 0 cuando van a informar al nifio sobre su decision de separar- se, 0 cualquier otra noticia tragica, es encontrar la mejor forma, la més amorosa, adecuada y honesta de hacerlo con cada uno de los hijos. El hecho de que sean hermanos no los uniforma. Son personitas independientes, con necesidades particulares, con sensibilidades personales y fortalezas distintas para enfrentar una tragedia. Por definicién, los nifios no son maduros, y no podemos esperar de ellos re- acciones de adulto, Asimilar que no volveran a ver nunca a esa persona a quien aman y necesitan es una tarea inmensamente dolorosa, dificil y no es corta. En una familia de cuatro nifios, los padres, o la mamé o el papé sobrevivientes, deben, ademés de vivir y cuidar su propio duelo, atender, observar, apoyar y consolar a cads uno de los cuatro nifios con sus duelos respectivos. 72 El proceso del duelo Las respuestas emocionales normales de un nifio en duelo Un duelo es um proceso que se constituye en par- te de la historia de la vida de uno y que se repite, particularmente si la pérdida ocurrié en la infancia, varias veces a través de la vida, con una perspectiva diferente de lo que pasé er cada una de ellas. Se han descrito cinco caracterfsticas del duelo en un nifio que lo hace particular y diferente del de un adulto: a) los nifios son més fisicos, menos verbales; b) expresan su radia més directamente; c) necesitan recreos en los momentos muy intensos de dolor; d) tienden a acomodarse a la atmésfera emocional que se vive en la casa, y e) a la forma que Jos adultos importantes les sefialan como buena forma de reaccionar. Si un nifio ve que usted es incapaz de manejar sus emociones, ellos esconderén las suyas para no abrumazlo (para més informacién ver Bar- bara Rosof) Entre las frases y quejas mas comunes de un nifio en duelo estén: + No me puedo concentrar. + No puedo pensar en otra cosa 73 EL duelo en los nifios + No me siento bien. Me duele la cabeza, el es- tomago. * No quiero comer nada. + Me siento como mal, pero no sé qué tengo. * No sé qué hacer. + Tengo miedo de morirme. + Tite vas a morir también? + Quiero llorar, pero no puedo. . No resisto verte asi. + No puedo dormir, aunque estoy cansado. * Me da miedo que se me aparezca. + Necesito saber dénde esté y como est. + Por qué se fue sin despedirse y nos dejé so- los? + Estoy enfadado con Dios, porque yo rezaba to- das las noches. + No entiendo nada. + Me quiero morir, Reacciones mas frecuentes Tas reacciones més comunes de un nifio ante la muerte de un familiar muy cercano y muy impor- tante en su vida son la negacién, la rabia, la culpa y 74 I proceso del duelo los autorreproches, la tristeza y la depresién, el te- mor, el miedo, y las reacciones psicosomaticas. No todos los nifios experimentan todas las reacciones nombradas, ni estas aparecen en un orden deter- minado. Tampoco hay unas mejores que otras, to- das son normales y esperables, y se requiere mucha paciencia de parte de los padres y los abuelos para tolerarlas y aceptarlas. Por ejemplo, en una familia en la que muere el papi en un accidente de auto- movil, cada uno de sus tres hijos puede reaccionar de forma diferente; y aunque parezca una exigencia imposible, mam4 debe multiplicarse para atender los sentimientos, estados de 4nimo y emociones de cada uno, ademis de los propios. Atendi a un padre con cuatro hijos de die ciséis, once, ocho y cuatro afios. Su mamé habia muerto el dia anterior, tras cuatro dias en Ja clinica, donde fue hospitalizada una noche con un dolor de cabeza punzante, inaguantable. Durante esos cuatro dias, los nifios chiquitos no pudieron verla, los dos grandes si entraron a la UCI (unidad de cuidados intensivos) a enfrentar la imagen desgarradora de una mami inerte, con respiracién artificial y muy hinchada. Al ingreso a mi consultorio era muy sig- nificativa la reaccién de cada uno: la nifita de cua- tro afios se sienta en las piernas del pap y es quien. 75 BI duelo en los niios primero dice: “;Sabes? Mi mami se fue a la clinica”. El nifio de ocho afios se acuesta sobre un tapete pe- quefio y se tapa con una cobijita, sin hablar abso- lutamente nada. El muchacho de dieciséis trae su iPod puesto y juega con e! celular mientras el padre le ordena apagarlo; y la nifia de once afios Iora y me explica todo lo que ocurrié. En este caso, re- presentativo de muchas de las consultas iniciales de familia para orientar en la crisis, cada uno busca la mejor forma de lidiar con una realidad extremada- mente dolorosa, La sesi6n transcurrié sin lamarlos al arden y respetando su forma particular de sentir, que cuidadosamente le hice ver a cada uno. Cuando se hablé del funeral al dfa siguiente, todos me miraron y parecicron atender, y ya hacia el final se fueron integrando lentamente al tema central. El papé se vela aturdido y abrumado y se limit6, a peticion mfa, a explicar qué le habia pasado a mamé y qué esperar de esa noche, de mafiana y de pasado ma- fiana, Ocho dias después volvi a verlos a todos en una sesién muy triste y emotiva en la que el tema fue “;Quién era mamé Adriana para ti?” y cada uno tuvo la oportunidad de hablar de su relacién per- sonal con mamé, de lo que habia perdido, de lo que més extrafiaba y de los rasgos o conductas de la mamé que no le gustaban. 76 _ Hl proceso del duelo Negacién #s una primera reaccién normal ante una noticia tré- gica. Bloquear lo doloroso inicialmente es esperable en nifins, adolescentes y aun en adultos. “;Cierto que no es verdad?”, me preguntaba una nifiita de cinco afios a quien le dijeron que su pap se ha- bia accidentado en la moto. “;Cierto que él vuelve? Porque papi es gigante y muy macho...”. La frase “no vuelve nunca” es imposible de asimilar para un nific. Como un nifio no tolera estar expuesto a situaciones de demasiada tristeza, es muy frecuente y esperable que, luego de darle la noticia, pregunte: “Puedo salir a montar en mi bici?”’ Generalmente, esta reaccién de negar las im- plicaciones de la muerte dura las primeras semanas, en las que el nifio espera ain encontrar a la mami al llegar del colegio, contestarle el celular al papa, sentir el ruido del automévil estacionando, 0 ima- ginarse que esta de viaje y que vendra con regalos. ‘Tristemente hay que explicarle una y otra vez que no esté de viaje, sino que esté muerto, y tocar el tema en diferentes ambientes cotidianos, aunque los adultos sintamos un profundo dolor al tener que hacerlo. {Qué ayuda para la negacién? Primero, respe- tarla y entenderla. También it al cementerio (;pero 7 Bl duelo en los nifios no semanalmente!), leer algtin libro adecuado so- bre la tristeza, compart'r lo que mami o pap sien- te y jugar a lo que pas6. El juego es una actividad sanadora muy importante para un nifio. Preguntas como “;Qué es lo que més te hace falta de papé?” obligan a pensar en su ausencia, Recordarlo y hablar de él también ayudarin. Rabia Todo su entomno, todo su mundo, todo aquello en lo cual crefa y con lo que contaba para el futuro se destruye temporalmente con la muerte. Rearmarlo toma mucho tiempo. ;Cémo no sentir rabia si hay tanta frustracién? Como los nifios atin no pueden articular sus sentimientos ni ponerles un nombre, se sienten in- seguros, raros y sobrecargados por tantos cambios. Su conducta puede ser grosera, sus respuestas ver- bales pueden ser bruscas, y su actitud, intolerante y de mal genio. éQué ayuda? Ayuda el ejercicio de ponerle un nombre a lo que siente. Cuando Manuel, de siete afios, les daba patadas a las puertas, gritaba a la ni- fiera y le jalaba el pelo a su hermanita, mamé le 78 El proceso del duelo dijo: —Yo veo que estas muy enojado, furioso, pero no con Aminta ni con tu hermana, sino con el he- cho de que papi se haya muerto y te sientas tan solo y lo extrafies tanto y todo haya cambiado para nosotros. —Noo0o0, no es eso —grité Manuel, pero se fue a su cuarto a lorar un rato, se pasé a la cama de la mamé y pudieron hablar de la rabia. El ejercicio fisico, pegarle a la almohada, pero noa la hermana, jugar con plastilina, pintar, escribir ayudan a sacar sanamente la rabia. Debemos pre- ocuparnos cuando pasado un cierto tiempo conti- mia, 0 cuando el nifio hace dafio a los animales, destruye las cosas y tiene frecuentes episodios de descontrol. Culpa y autorreproches Generalmente, la culpa y los autorreproches son secretos que no salen ficilmente; culpa por algo malo que uno ha hecho, como desobedecer, contes- tar mal o decirle algo feo, o por cosas que uno ha pensado y que en ese momento le parecen realidad, como haberle deseado la muerte en un momento de rabia, y autorreproches por no haber sido... mas 79 El duelo en los nitios__ amorosos, mds expresivos, més cercanos. Si afloran, ayuda poder hablar de la imperfeccién inherente a toda relacién humana, del hecho de que siempre, cuando uno quiere a alguien y este se muere, uno lamenta no haber podido ser mejor con él, pero que, por un lado, no sabiamos que iba a morir tan Pronto, y, por otro, seguramente si hicimos mu- chas cosas buenas, amorosas y lindas que vale la pena recordar. Nos debe preocupar si el nifio se descalifica, se hace dafio o se vuelve demasiado bueno y compla- Gente, pues tras ello puede estar escondida la culpa por hechos o por fantasias, culpa que hace mucho dao a un nifio y le impide progresar en su duelo, sentirse tranquilo y volver a ser feliz. Tristeza y depresién Son diferentes, aunque solemos usar indistintamen- te los términos. La tristeza es una obvia reaccién aute una pérdida, El dolor de la ausencia, la sensa cin de abandono, desamparo y desproteccién pro- ducen tristeza. El evocar lo que no ha de volver a ser, el afiorar, el recordar producen hondo dolor, y sentirlo y expresarlo es totalmente natural. 80 I proceso del duelo Aunque la depresién de un nifio y de un adulto coinciden en algunas sefiales, debemos es- tar atentos al hecho de cue frecuentemente esta se esconde en los nifios tras una fachada hostil y agre- siva, o tras una apariencia plana, de no me importa nada. Cuando pasado un cierto tlempo (més de un mes) el nifio no sale del cuarto, oye sélo miisica triste y melancélica, reduce notoriamente su interés por lo que lo rodea y por Io que antes lo apasionaba, se muestra cansado todo el tiempo, no se quiere bafiar y descuida su apariencia, sospechamos el inicio de una depresi6n. {ee 81 El duelo en los nifios No es raro entonces, aunque es totalmente desestabilizador para una mami, ofrle decir: “Me quiero morir”, “No quiero seguir viviendo”, “No creo en Dios porque se llevé a papa”. Ante eso, hay que hablar y explicarle que uno se quiere morir para no sentir tanta tristeza y porque la vida ya no es tan alegre y rica como era cuando papé estaba; que de- sear morirse es como decir “me quiero meter entre un hueco”, o “quiero que me trague la tierra” para no sentir més; que son maneras de decir, pero que no son verdad; que aunque ahorita los dias son tan tristes y aburridores, poco a poco, podremos volver a disfrutar de la vida; que nos toca tener mucha paciencia, porque sentirnos mejor se demora, pero que estamos juntos en todo y para todo. Si los pensamientos de muerte persisten o si hay alguna accién preccupante, como asomarse mucho a la ventana abierta, cruzar la calle sin mirar, pequefios accidentes frectentes, realizar juegos pe- ligrosos 0, en el caso de un adolescente, leer mucho sobre la muerte, el més alli, el destino, leer solo es- critores existencialistas 0 asumir posturas filoséficas y Cuestionamientos frente a la nada, los espiritus, el suicidio, etc., se hace imperativo entender que hay alerta naranja, no descuidarlo y consultar a un profesional de la salud mental EI proceso del duela Temor y miedo Los temores y miedos surgen cuando el mundo que rodea al nifio deja de ser un sitio seguro y tranquilo para convertirse en tno impredecible, que asusta, y quiza malo. Vivir el funeral, la despedida, el entierro o la cremacién, ver a su mami o pap inabordable y le- jano, invadido por la tristeza, y a todo su entorno alterado producen en el nifio un miedo que puede expresarse en pesadillas, problemas para dormirse © para ir solo al bafio de noche. “;Qué va a pasar conmigo?”, puede pregyntarse. Los nifios peque- fios pueden hacer regresiones a etapas previas, como chuparse el dedo, hablar en media-lengua, hacer pataletas, mojarse en la cama, o no quererse despegar de mam o de papi. Sea comprensivo y paciente, No lo ridiculice y permita por un tiempo esas conduictas regresivas. Nunca castigue o reprenda a un nifio por es- tar asustado. Si necesita dormir con la luz encen- dida, permitaselo, Si nota que le da miedo llorar 0 demostrar debilidad, aborde el tema y valide como muy naturales y humanas las demostraciones de tristeza o abandono. $i se le pega como chicle, en lugar de rechazarlo o condenar esa conducta por 83 EL duelo en los nitios infantil, asegurele una y cien veces que usted es- tard ahi para él, que comprende su temor, porque “mama murié y se nos fue”, pero que usted esté siempre disponible. No se burle nunca de los temo- res de un nifio y construya més bien rituales que Je aseguren su presencia incondicional y le hagan més tranquilizador su mundo nuevo; por ejemplo, antes de dormirse o al levantarse, establezca un rato Para abrazarse, leer un libro bonito, rezar o simple- mente sentitse cerca, y respete ese compromiso dia- rio por encima de todo. Ayuda mucho revisar si de verdad se lo ha de- jado muy solo, si las visitas 0 diligencias legales ro- ban un tiempo que antes era sagradamente de fami- lia, si las rutinas se alteraron hasta desaparecer casi: nO comen juntos, no lo acompafian al paradero del bus, no le dan su beso y su abrazo en las mafianas, hay mucha gente extraiia alrededor que pretende ser amable Como dijimos antes, planee con él un rato es- pecial en el dia y defienda su rutina, Puede ser al levantarse o a la hora de dormix. Un rato especial in- cluye caricias y besos, que se pueda conversar y que haya cercania ininterrumpida. Por ello, es bueno re- tirarse luego de los primeros dias a una finca o sitio apacible, donde puedan estar juntos de nuevo para 84 El proceso del duelo que se disipen los temores de perder también a este papé o esta mamé sobreviviente. a No basta con decirle a cada rato “te amo” o “te quiero” y mandarle un besito. El necesita més, mu- cha ms mamé © mucho més papi, lo cual no debe confundirse con abolir les limites y la disciplina; aunque se aconseja, claro, ser mas flexibles en esos dias de duelo y permitir conductas que se justifican porque obedecen a una gran necesidad de recupe- rar la seguridad perdida, como, por ejemplo, dormir todos juntos “en nido” por unos dias o semanas. Sintomas psicosomdticos Si papa o mamé murieron por enfermedad, es muy frecuente que el nifio muestre sintomas parecidos Dolor de estémago, opresién en el pecho, no poder respirar bien, quejas que van y vienen, cansancio, etc, Peor atin si no fue asi. Particularmente, aquellos nifios que tienen mis difcultad para expresar ver- balmente lo que sienten, o que no encuentran por parte de los adultos espacios propicios ni actitudes que inviten a compartir sus emociones, dejan ver a través de su cuerpo que se sienten mal interior- mente. 85 El duelo en los nitios_ Recordemos que la muerte de uno de los pa- dres es un factor estresante para un niffio, calificado como uno de los mis dificiles de abordar en la vida, y el estrés es inmunosupresor, o sea, baja las defen- sas y se manifiesta emocional y fisicamente. Pero, si nota que en realidad hey una sobreidentificacién del nifio con la enfermedad que causé la muerte de su papé o mam, no dude en consultar, Se busca lograr en el nifio un manejo de su duelo a través de mecanismos recursos psicolégicos s in necesidad de enfermarse. Diferentes personalidades, diferentes reacciones En un libro como el presente, que pretende orientar a muchas personas en la ccmprensién del duclo de Sus nifios, se hace necesario generalizar. Presenta- mos asi las respuestas mas comunes de un nifio ante un duclo, pero debemos tener siempre presente que no existe un niffo en duelo en zbstracto, sino este, Pablo, Martin 0 Ver6nica, con su personalidad tinica, en su entorno familiar particular, enfrentando su propio duelo. 86 El proceso del duelo Es necesario que el lector tome del libro los li- neamientos generales y los aplique con inteligencia a su caso para descubrir la esencia, la especificidad de ese nifio o esa nifia, diferente a todos los demés. Ya habfamos mencionado que una muerte familiar despierta en varios hermanos reacciones muy disimiles, casi-opuestas. Por ejemplo, un nifio de siete afios puede ser muy sensible, perceptivo de los sentimientos y necesidades de los demés, muy empitico en sus respuestas afectivas, cuestionador y muy presente en la situacién familiar, y ser her- mano de una nifia de nueve, observadora de todo Jo que ocurre a su alrededor, pero callada, introver- tida, tiena y asustada, con una gran dificultad para expresar lo que siente y cémo lo siente, para pedir, para acercarse y para pone-le palabras a su dolor. Entre dos hermanas, en su adolescencia tem- prana, que viven una experiencia comim dolorosa, podremos encontrar una que busca cercanfa fisica, que se refugia en un abrazo fuerte y largo para po- der lorar, y otra analitica, distante, que sufre sin hacerlo evidente, que se refugia en la soledad de su cuarto y en su mtsica para poder vivir su dolor. Al abordar el duelo particular de cada uno de estos nifios, tenemos que percibir sus diferencias individuales, respetarlas y, a partir de ellas, cons- 87 El duelo en los nitios tuir lo que podrfa ser para cada uno un ambiente calido, facilitador de un bien duelo, Hay también diferencias de edad y de género en lo referente a cémo se reciben las demostracio- nes de condolencia, las manifestaciones de solida- ridad y preocupacién de los seres cercanos, y a la disposicién a hablar de lo que ocurrid, Los adul- tos suelen recibirlas bien y apreciarlas. Los nifios en duelo, particularmente alrededor de la adolescen- cla, rechazan lo que consideran una intrusién por parte de los adultos: las visitas de pésame, las frases lastimeras, los consejos nc pedidos, las caricias no autorizadas. Se sienten mucho mejor dentro de su grupo de amigos, en su cuarto o fuera de la casa, con su computador o su misica, y con algiin perso- naje especial de la familia, no con todos. Generalmente, las nifias aceptan més que los nifios las manifestaciones expresas de cariiio y cer- canja fisica, $i quien murié era importante en la so- ciedad, los nifios suelen rechazar la notoriedad y las ceremonias, y prefieren pasar mds desapercibidos y ser menos especiales. Entonces, los adultos no podemos esperar que los nifios 0 los adolescentes se relacionen mucho con aquellos que vienen a acompafiar, ni que sean siempre amables y educados, en nuestros términos, 88 El proceso del duelo con los familiares y allegados. Permitales balancear ratos de presencia con ratos de ausencia, siempre y cuando también ellos comprendan que, en mo- mentos especiales y distintos de lo comtin, hay que tolerar muchas veces obligaciones especiales y dife- rentes, que son temporales y no eternas. Y luego de todo esto, una recomendacién para usted: cufdese, no se exija demasiado, busque mo- mentos tranquilos, familiares, sin imponerse tareas, permanentemente, descanse, haga ejercicio, Hable, hable mucho con alguien con quien usted tenga confianza. Si no lo tiene, busque un psiquiatra o psicélogo bueno. ¥ no olvide que el duelo es muy largo, mucho mis de lo que en principio esperamos y estamos dispuestos a tolerar, y que le exigiré a us- ted fuerzas, tolerancia y mucha, mucha paciencia. Complicaciones del duelo en los nifios Existe un abanico de posibles respuestas y reaccio- nes normales de un nifio ante la pérdida de un ser amado, de su entorno, de la pareja parental por su divorcio, o de su mascota, Tales reacciones tienen una intensidad dentro.de Mmites naturales, una frecuencia de aparicién més o menos tipica y una 89 EI duelo en los nifios_ duracién que nos permite calificarlos de normales. Pero cuando el nifio no ora por semanas sino por meses, no tiene pesadillas sino terrores nocturnos, no se aisla a ratos sino todo el tiempo, no tiene oca- sionalmente dolor de cabeza sino que vive enfermo y deben levarlo al médico periédicamente, no est enojado, peleén y contestén en un principio sino por meses enteros, si después de un plazo de seis meses los sintomas presentes en un nifio son mu- chos, lo cual le roba la posibilidad de readaptarse sanamente, y afecta muchas de sus areas de desarro- lo emocional, debemos admitir que hay problemas, que el nifio esta sufriendo y que necesita atencién profesional lo antes posible. Tales sintomas son peticiones de ayuda que el nifio lanza con la esperanza de que los adultos perciban su sufrimiento y que deben ser atendidas inmediatamente, antes de que se alteren més dreas de su vida y, por ende, le sea més dificil reorgani- zarse y readaptarse. ;Que con ellos trata de lamar la atencidn? Claro, y tiene todo el derecho a hacerlo. Por algo reclama atencién y tiempo. Entiéndalo asi y respéndale. Los criterios para buscar ayuda psicolégica son, entonces, la intensidad, la cantidad y la persis- 90 ~ Fl proceso del duelo tencia de los sintomas, que exceden lo esperable en un proceso sano. Otro indicador de ccmplicacién en el duelo es lo que Bowlby Hamaba “ausencia aparente de aflic- cién”, es decir, cnanda el nifio se camparta cama un pequefio superman emocional o la nifia como una mujer maravilla: fuertes, valientes, estoicos, serviciales, cumplidores de su deber, con explica- ciones racionales para todo y, més bien, cuidadores de los demés. Aunque socialmente este es el ejem- plo del nifio admirable que ha tomado las cosas con gran ma- durez, ese nifio, precisamente, dejé de ser nifio ante la magnitud de la pena y se disfraz6 de seudoadulto, insensible y autosuficiente, sacrificando su posibili- dad legitima de reaccionar. Entre el nifio que cra, patalea, esta enfadado y siente miedos, y el perfecio que lo ha tomado tan bien, me preocuparia muchisimo més el segundo, repri- mido ¢ hipercontrolado. Para explicar este tiliimo tipo de aparente no- reacci6n, en el que los sentimientos y emociones permanecen ocultos tras un falso self 0 disfraz de seudoadulto, Linda Goldman, experta en compli- caciones de duelo y trauma en nifios, emplea una metéfora muy aclaradora: la congelacién. a El duelo en los nifios _ Duelo congelado Cuando los momentos ¢ificiles de la vida no se ad- miten ni pueden ser expresados, se quedan aprisio- nados en algo asi como bloques congelados. Tales bloques congelados frenan el flujo natural del duelo normal y le roban al nifio la capacidad de reaccio- nar y de asumirlo sanamente, El sentir sensaciones y sentimientos dolorosos y perturbadores queda asi taponado, inhibido y, en apariencia, el duelo no existe. Adultos cercanos y responsables por el nifio que idealizan la fortaleza y el control sobre las emociones, como sefiales en- comiables de madurez, Ic condicionan a reprimir, a congelar no solo sus reacciones, sino, muy frecuen- temente, un bloque entero de tiempo, el tiempo que rodeé la tragedia y que aparentemente desapa- rece de la conciencia bajo la forma de amnesia. “Ya asd. Hay que doblar esa pagina y seguir adelante”. En psicoterapia con pacientes adultos, cuyo desem- Pefio vital se encuentra seriamente comprometido, es frecuente escuchar su relato de la muerte del pa- dre, mas 0 menos, en los siguientes términos: “Cuando yo tenia catorce aiios y murié mi padre, mi ‘mamé se derrumbs, y mis tres hermanitas necesitaban 92 El proceso del duelo de le figura de un varén que le hiciera frente a la situa- cién. Tomé las riendas de la casa y con mi abuelo apren- Ai el negocio y las saqué adelante con estudio y todo.Yo siempre he sido un hombre de cardcter, y de cardcter fuerte, por eo en este momento me tiene tan descon- certado el setirme cansado, como... desmoraizado, sin ambiciones, y con problemas con mi pareja” Como deciamos, el nifio con su duelo congela- do no hace contacto con sus sentimientos y emocio- nes y tiene temor a sentirlos, porque romperfan su armadura y lo harfan sentir terriblemente vulnera- ble. No ha visto a su alrededor el ejemplo de figuras adultas estables y fuertes que también admiten su fragilidad y que pueden vivir sin vergiienza y en paz sus sensaciones y sentimientos tristes y dolorosos. Aquellas situaciones que en la infancia genera- ron vergiienza, culpa, intenso suftimiento o terror, © que sobrecargaron de pérdidas la vida del nifio, son precisamente las que en casos como el anterior se congelan, entre otros factores por la carencia de un entorno afectuoso, receptivo y no juzgador, que hubiera recibido y validado sus reacciones en aquel momento. jEn qué consiste entonces aqui una ayuda te- rapéutica? Para seguir nuestra analogia de la conge- 93 El duelo en los nifios laci6n, precisamente ea crear un ambiente célido y libre de juicios que facilite el descongelamiento Para que as{ el nitio pueda confiar en un terapeuta capaz de contener sus emociones, sin importar la fuerza con que aparezcan y sin dafiarse por ellas. Asi podré reexperimentar aquello que sintié ini- cialmente y congelé luego por excesivamente do- loroso. El muro de hielo que separa al nifio de sus sentimientos se derrumba cuidadosamente en un ambiente tranquilizante y acogedor. Ahi se inicia el proceso de elaboracién del duelo. En la vida de muckos adultos se esconden ex- Periencias de duelos tempranos o posteriores que se congelaron entonces por diversas circunstancias ¥ que son los causantes invisibles de sus dificultades para adaptarse, de su incapacidad de amar generosa y plenamente, de sus depresiones, de su dureza y frialdad ante los demés, de su imperativa necesidad de controlarlo todo, de sus desconfianzas, de sus conflictos actuales Cudndo consultar No necesariamente una consulta al profesional es- pecialista ha de terminar en que el nifio asista a te- 4 EI proceso del duelo rapia. Una consulta oportuna puede despejar dudas y clarificar a los padres la conducta a seguir y lo que deben observar. Es importante despojarnos de mitos erréneos, como que “el tiempo todo lo cura", que “no co- nozco a nadie que se haya enfermado 0 muerto de pena moral”, que “meterle psicologia a una pena es enredarla”, y todos aquellos que insintian una sutil desatencién al nifio en duelo 0 que descalifican la necesidad de buscar apoyo profesional, ridiculizan- do 0 minimizando las seficles de alarma Cuando usted, adulto responsable, tenga la impresién de que, pasado un tiempo prudencial, algo anda mal en el nifio, consulte. Cuando haya presencia de sintomas mis intensos, o mas alla del tiempo razonable, cuando detecte elementos depre- sivos, cuando sospeche que tiene ideas, preocupa- ciones 0 actividades raras, 0 cuando usted vea que él no parece que esté logrando salir adelante, con- sulte, no se arrepentira. 95 4 GRANDES PENAS La muerte de uno de los padres La muerte de uno de los padres es la peor pena que puede vivir un nifio y la més dificil de aceptar. Su mundo tranquilo y segurc se vuelve pedazos. La presencia de ambos padres le otorgaba el piso sélido sobre el cual podia construir su presente y su futuro con confianza. Todo cambia stibitamente, mucho se pierde y lo que permanece, con frecuencia, no esté cerca y disponible como él lo necesita. Con la muerte de su pap, una parte de un nifio muere un poco, asi como una parte de una nifia muere cuando pierde a su mamé, porque el nifio necesita el modelo de su pap para consolidar su identidad masculina, asi como la nifia necesita el de su mamé para afianzar su feminidad. La vision BI duelo en los nifios ___ me que un nifio o una nifia tiene de si mismo se altera drésticamente con la muerte de su padre o madre, que, ademds, jera joven! La tragedia rompe el equi- librio y abre las puertas al caos, a la confusién, al dolor, a més ausencias, pues en muchas ocasiones el nifio pierde ademés, porque también esti en duelo, al padre sobreviviente, quien se percibe muy cam- biado, debe salir a trabaja- y atender con su energia disminuida demasiadas demandas. Pareceria que todo ha sido tocado por la muerte. Por enfermedad larga Cuando muere uno de los padres luego de una en- fermedad muy larga, de meses 0 quizds afios, ha habido un tiempo para presararse, o hacerse a la idea de la posible pérdida, a menos que, a pesar de lo grave de la situacién, la familia se lo haya ocultado al nifio y este haya construido una falsa fantasia de curacién, negando la muerte. Para ciertos efectos practicos, papé o mamé, el que est enfermo ha dejado de existir para el nifio: ya no lo acompafia a fiestas, ni al odontélogo, ni a comprar los utiles del colegio. Esas micromuertes Previas a la muerte final que se dan en la enferme- 98 _——-- Grandes penas dad larga obligan al nifio a renunciar a ilusiones, a celebraciones, a viajes y, sobre todo, a la tranqui- lidad de tener a sus padres sanos. La vida cotidia~ na se altera cuando se descubre la enfermedad, y se hace necesario adaptar las rutinas domésticas a la persona enferma. Se reorganiza luego temporal- mente cuando todos en casa, de una u otra forma, se adaptan a lo nuevo y triste, o sea, a las pérdidas permanentes que plantea la enfermedad, y vuelve a desorganizarse cuando la enfermedad se agrava y se presiente la muerte cercana. Juliana, hija dnica, de doce afias, viene con su papd @ consultarme cuando le descubren a su mamé Helena un cdncer de seno que exige una mastectomfa radical. A partir de ese momento, In vida en la casa cambia drésticamente y nunca vuelve a set normal. La mamé, debilitada y deprimida por Ie cirugia, se torna irritable, triste y facilmente cansada; una mamé muy distinta a la alegre, entusiasta y cariiosa mujer de 41 atios que era antes, Juliana pierde mucho de su mamé Helena. La radioterapia la hace sentir mal y la agota. Un afio después sobreriene una noticia devasta- dora: el cdncer le ha hecho metéstais al higado y a los hhuesos, Esos meses entre el ciagnéstico demoledor y la muerte de Ja mamé son un infierno para la nifa. Dos 99 El duelo en las nifios ‘as toman las riendas précticas de la casa, papd esta ‘uy ausente, intolerant, y no puede ponerleatencién a Juliana, quien sigue asistiendo regularmente a sus citas conmigo, casi la tinica fuente de apoyo y cercania afec- tiva. Los cambios fisicos de Helena asustan u Juliana. Le genera miedo y rechavo ver a su mamé pélida, sin pelo, con los ojos apagados y chiquitos, muy flaca y débil con la piel de color amarillo grisiceo y con dolor casi permanente. Se sinte injusta, cobarde y mala hija por desear aejarse de lla y estar fuera de casa Le cuesta trabajo Hegar del colegio y permanecer mis de media hora al lade de la cama. Las visitas de ‘amigos y familiares suelen ser largas y muy intrusivas, Después de buscar solucione, encontramos sil y salu dable regular sus tiempos con la madre de acuerdo con Ja tolerancia de Juliana, com las necesidades de la mamé ¥ el efecto de las drogas pata el dolor. Recién puesta la dasis de morfine,debia aprorechar esos minutos en que estaba colmada, antes de fundirse en un sueio largo y profundo, en el que la cuidaba Ja enfermera. Comenzamos a tratar 2] tema, no solo del céincer, sino de a préxima muerte; juliana extrafiaba a la mamé de antes, pero se habia adaptado ya a una vida casi sin su presencia. Ocasionalmente Horaba, pero lentamente fue constrayendo un nuevo mundo propio con sus ami~ 5, partir de su soledad, puss el papd ten‘a muy poco 100 ___ Grandes penas contacto con ella. Finalmente, Helena se ogravé y con Juliana anticipamos cada detalle de su muerte inmi- nente:el evento en si, el entorno familiar alterado en los primeros dias, los funerals, las visitas, etc. Pero lo més importante fue facilitarle un ecercamiento carifioso a su mamé y “construir” una despedida, Ja cual se dio tres dias antes de morir Helen, Juliana le hizo masoje en manos y pies y se impresioné por su flacura, Mamé sonrié y le dijo: —Yo sé que no he podido ser muy buena mamié tiltimamente. Perdéname mi amor, pero 5 que estoy tan cansada. .. —y Hlor6 Juliana le dijo: —Yo sé mami, pero a pesar de todo nos queremes y yo quiero que estés tranquila por rmi.Yo me sé ayudar, tt me conoces. Sabes? Hoy tienes la mirada como... especial. Pero, silo necesitas, uér- mete, que yo te acompaiio aqui. Juliana no fue al colegio los siguientes dias y sin ti6 una paz triste en su corazén, Estaba en Ta casa y centraba muchos ratos breves a ver a su mamé, ya en coma. Luego de la muerte, tabajamos en su duelo, que habia iniciado anticipadamente hacia dos afos, en su orfandad, pero también en si sensacin de dlivio y de retorno a la “normalidad”. Hoy vive con su padre, quien asisti6 a unas pocas sesiones de duelo, y una prima cinco aos mayor, que vino a Ja universidad y comparte la casa y la vida con ellos. 101 El duelo en los nifios Nunca la vida seré igual para Juliana, nunca Juliana seré igual; pero, ademés de tener la imagen interna de una buena mem, sus sesiones de terapia Je han dado la fuerza para seguir adelante en el co- legio, asi como su incrementada capacidad de po- ner en palabras sus sentimientos, de ser consciente de sus necesidades y de ser capaz de repararse a s{ misma interiormente, Muerte repentina En la categorfa de muer:es stibitas se incluyen las cuatro que no se anuncian y que, por tanto, nos to- man por sorpresa, totalmente desprovistos de pre- paracién. Son elas: La muerte repentina por enfermedad, como en el caso de un ataque al corazén o infarto fulminante, un aneurisma, una hemorragia masiva. Ta muerte causada por un accidente, de auto- mévil, avién, motocicleta, ete. La muerte violenta, es decir, la causada por un homicida que asesina a la victima. La muerte por suicicio. 102 _—— Grandes penas Cuando alguien amado muere inesperada- mente, se destruye la confiznza que el nifio tiene en que la vida es como él se la imagina. La vision del mundo, antes tranguilizante y seguro, se reemplaza por la de uno en el cual ocurren casas horribles en pocos minutos, para las cuales él no est preparado, y que causan mucho dolor La muerte repentina de uno de los padtes por enfermedad Para un nifio, sus padres son inmortales, eternos Que un papd o una mamé aparentemente sanos se mueran de un momento a otro por causa de un mal invisible es una realidad imposible de aceptar. En un principio, el shock y la ineredulidad harén que el nifio acttie como si no hubiera pasado nada y luego de ser informado pregunte si puede salir al jardin a jugar. Con frecuencia, los adultos, particularmente Jos familiares, califican esa actitud de insensible, sin comprender que el nifio se protege negando la trage- dia hasta que poco a poco pueda irla asimilando. En medio del caos que reina en una familia donde uno de los padres muere stibicamente, con frecuencia, el padre sobreviviente no encuentra el tiempo ni la presencia de 4nimo para poderse sentar en aparente calma y explicarle a cada nifio lo que ocurrié. Pero 103 I duelo en los nifios_ hay que hacerlo. No es conveniente delegar en un extrafio (el vecino, la tia) el informar al nifio. Nadie lo conoce tan bien como pap o mami, y se hace indispensable buscar el momento para hacerlo, en la alcoba 0 en un sitio privado, siguiendo en lo posi- ble las guias que se ofrecieron en el capitulo dos de este libro, Hay que ser conscientes de que hay pocas horas para describir adecuadamente lo que ocurrié, con los detalles que cada nifio necesita, ni més ni menos, explicarle dénde ocurrié y dénde esté aho- ta el cuerpo ya sin vida, y oftecerle la oportunidad de verlo y despedirse de él. Posponerlo puede ser fatal para el nifio y acarrearle consecuencias emo- cionales que habremos de lamentar. En cuanto al tema de que sea el nifio quien decida qué hacer y qué no en ese momento tan emotivo, hay algunas discrepancias. Muchos auto- res aconsejan que se le debe otorgar al niffo la po- sibilidad de elegir. Personalmente, creo que si deja- mos la decisién en el nific, obviamente va a limitar al minimo su contacto con Ja realidad del dolor, y luego ello le generard culpa, Ya no habré cémo dar marcha atrés, como corregir la decisién y hacer lo mis saludable. Es mas aconsejable hacerle entender que cuando lo necesite, y por un rato, podrd estar lejos, que puede decidir entre la misa y la crema- 104 Grandes penas cin, pero que a la funeraria, a despedirse, s{ hay que ir, y que, ademis, usted se sentir mejor si esté con él. Explicarle qué es un infarto, un aneurisma o una hemorragia en términos comprensibles y faciles es importante. Tenerlo cerca, no enviarlo a casa de parientes a menos que el nifio lo pida por un rato, establecer contacto fisico con él, abrazarlo y acari- ciarlo hardn un poco menos dificil el momento dra- mitico de las primeras horas previas al funeral. Y tenga presente que, aunque se insista en que fue la mejor muerte para él, sin dolor, sin sufri- miento, ripida, esa visién positiva de esa muerte no es compartida por el nifio. Admitir el dolor, la triste- za, lo increfble, lo absurdo que todo esto se siente y Ia falta que nos va a hacer ofrecer una realidad més equilibrada y mas abierta a un proceso de duelo. Jorge y Claudia, padres ée Esteban, de nueve ats, y Juan, de siete, etaban pasindo vacaciones en una finca de cima edlido cerca de la ciudad donde vivian. Fl papa, de 39 atis, salié con sus amigos la mafiana después de Navidad al campo de golf.A las 11:40 a.m. el celular de la mamé soné y sus grtes fueron ofdos por los nifios en la piscina, En el hoyo 15 del campo de golf, Jorge les habia comentado a sus amigos que se sentfa fatigado 105 EI duelo en los nifios__ porque hacia mucho calor Tres minutos después cayé en el prado desmayado. Le practicaron los primeros auxi- Tios, pero no hubo nada gue hacer. Fstaba muerto, as Jo dictaminé el médico de urgencias del hospital local adonde fue levado inconsciente, Claudia les dice a Este~ ban y a Juan que algo grave ha ocurrido, que se queden en la piscina y que ella volverd al mediodia. Los nifos ven a una mamé descompuesta, que toma el automévil y sale dejandolos asustados Dos horas més tarde, una parienta viene por ellas ¥ Tos leva a ver a la mamé, quien esté en una salita en Ja clinica. En el trayecto, la parienta anticipa la noticia diciéndoles: —Hay momentos en que Dios nos pone a Prueba. Mamé necesita dos hombrecitos fuertes que le den valor en este momento, Recemos un poco mientras egamos, Los nifis no entienden una palabra, pero sospe- chan que algo terrible ha ocurrido, Al llegar ala clinica hay mis de diez personas rodeando a mamé, quien se seca las lagrimas y los abraza, Atin los nifios no en- tienden mucho, Los amigos de golf del papé los llevan a comer un helad, Esteban pregunta: —zQue pasé? ps6 algo a papa? ;Dénde esti? Y¥ uno de ellos le responde: —Jugando golf le dio un infrto Estamos arreglando todo para subir a Bogot Las horas que siguen son caéticas. Solo vuelven a ver a 106 _ Grandes penas mamé en el auto a las 5 p. m., dando instrucciones por teléfono sin cesar. No la vea Hoar, la ven ofuscada; ellos dos apenas se miran y vienen callados.Sienten que Horar © preguntar algo es inoportuno, y no quieren molestar @ ‘mami, al tio y a la vecina que estén dando drdenes Al llegar a su casa encuentran un gentfo en la sala, parientesHorando, el abuelo con su bala de oxigeno y la enfermera en un cuarto apart. Solo Lucila, la vieja cempleada, les trae comida al cuarto y se sienta con ellos compungida a preguntarls lo que ellos no pueden con testar. Ahi, en ese momenta, pueden Iorar Viene la funerarie, ed entierro y los dias posteio res, que Juan y Esteban comparten con unos primos, pues estaban en vacaciones de colegio, Tam solo al regreso, en enero, mamé puede dedicate un rato especial « cada uno. Esteban estécallado,resentido, armando en su cabena Jas pievas que le den algin sentido a esta trogedia. Se siente ‘muy solo sin papé. Lo oferta Ia idea de haberlo visto la noche de Navidad bien alegre, sano y muy carfioso,y que al dia siguiente “se fuera y nunca més lo vaviera aver". Juan esta pegado a la mamé, con dolores de es- témago, duerme con ella en su cama y a veces habla a media-lengua, No la deja salir sin €l, pero ella, que debe dedicar muchas horas adiligencias legalesy tributarias, se ve obligada a dejarlo.con Lucila, la empleada, y gene- ralmente lo encuentra llorndo y muy asustado. 107 BL duelo en los nifios___ La vida entera se desonganiza para los tres: los horarios de comidas no se pueden cumplir porque hay visitas o ‘misas; los fines de semana sen triste, de mucha televisién Y pocus salidas. Un mes mis tarde, raiz de que estin pe- Jeindose much wmbos son temitidas en busca de apoyo psicolégico; también Jo consigue la mamé, quien siente que no puede llevar sola la pesada carga, que le toca salir 4 trabajar, hacer su duelo y cuidar de sus hijos con sus re- Acciones particulares, un dia enojades, otro como sin nada ‘hubiera pasado, otros dias tristes,aislados, y los més diff ciles, cuando son abiertamenteagresivos hacia ella. —Tii nos dejas solos y te vas, no? —dice Juan, furioso, El caso anterior iJustra claramente la desorga- Grandes penas um aii estd desempleado. La pareja y tres hijos pequefios de diez, siete y seis afis vivian del salario de costurera de Lucia en una fabrica de confecciones. Luego de la tragedia, Francisco y los tres nifios viven el derrumbe de su seguridad y de su cotidianidad, Los nifios pterden mucho: a su madre, quien a pesar de tenet una exte- nuante jornada labora, atenfa Ia casa, la comida y la ropa; con su muerte, la casa en que habitaban se vuelve un caos de desorden y de soledad; pierden también a su padre, quien a raz de la muerte de Lucia se alcoholiza, juega con los amigos y abandona a los nis; pierden Ja escuela, ya que seis meses después de la muerte, los padres de Lucia resuelven levérselos a Ia poblacién en que viven; la vida alld es diferente, no conocen a nadie, nizacién erratica de esos primeros dias luego de una muerte repentina, el shock que produce una noticia jerden a sus vecinos de la ciudad, gente buena y dificil de asimilar, la soledad de los nifios frente a solidaria, que ayudaba a Lacfa y que las dos primeras un entorno adulto apesadumbrado y preocupado semanas se hizo cargo de ellos or muchas situaciones dificiles y que, sin mala in- Ganan sf, unos abueles, pero que muy poco cono- tencidn, margina a los nifios, quienes se puede de- cian, que estan viejos y cansados para atenderlos, y cuya cir que pierden a ambos padres por diferentes causas. Ja escuela dista kilémetros de la vivienda y no hay bu- tolerancia hacia los nifios es minima. Emplean los gol- pes y los castigos y la vida se vuelve triste y dura. Como nadie en el pueblo conocfa a Lucia, nadie pregunta por allo, Un afio después, Juar. Heider, de 11. aos, luego Muerte de los padres por accidente Lucia, de-44 afios, el ee central de la familia Rodriguee, ‘muere arrollada por un bus, Francisco, su esposo, hace de una golpiza por parte del abuelo, se fuga de la casa Quedan Mario y la chiguita Mayuni, El padre viene a 108 109 EI duelo en los nifios verlos cada s is meses y, ance los reclamos de los abuels, deja unos pocosbilletes y se va. Los abuelos le cuentan a Mario y a Mayuni que su papd consiguié otra mujer y tiene otzo hijo. Al analizar el efecto que una muerte tiene en un nifio, hay que incluir no solo la pérdida prima- tia, esto es, la persona que muri , Sino cémo era el vinculo con ella, lo que representaba en su vida y cuales son las pérdidas secundarias que el nifio su- fre. En el caso anterior, y en muchos otros, un nifio, cuando muere uno de sus padres, pierde su esta- bilidad, su seguridad, su entorno confiable, y son muchos los duelos que debe elaborar, generalmente con poca ayuda, La muerte por homicidio Para un nifio descubrir la maldad en el mundo es ver desplomarse la ilusién, la esperanza, la fe, la confianza en un entorno seguro que le permite cre- cer tranquilamente y protegido. En nuestro pais, lamentablemente, las 30 000 muertes violentas por afio que hasta hace muy poco mostraban las estadisticas, dejan una gran parte de la poblacién afectada de diferentes formas. Asi 110 _———.._ Grandes penas como al tirar una piedra a un lago surgen circulos concéntricos, que van del mds central al més distan- te, una muerte por homicidio afecta de manera mas directa principalmente al esposo, padres 0 hijos de quien muere, mis all4, al circulo familiar que rodea al nticleo, luego a la comunidad, y, finalmente, a la sociedad que, en forma vicaria, a través de los medios, también sufte las muertes por asesinato. El terrorismo, la guerra, las masacres en poblaciones y caserios, las venganzas entre familias y la delin- cuencia comin nos han despertado bruscamente muchas mafianas con terror, repudio y angustia por Ja violencia descarnada.¥ nuestros nifios han tenido que convivir con noticias que lenan su corazén de escepticismo y desesperanza. A nivel personal, un nifio que sabe 0 que pre- sencia el asesinato de uno de sus padres carga so- bre su duelo natural el peso inmenso de la ira, la impotencia, el desamparo, el terror y el deseo de poder vengar algiin dia la muerte absurda de papa © mami. Fs una de las muertes mis dificiles de pro- cesar psicolégicamente para un nifio. Las imagenes violentas, sea que las vio o las imagind, lo acompa- fiaran mucho tiempo, pues en estos casos, ademés de vivir un duelo, se vive un trauma (ver capitulo 5) con sintomas como pesadillas, destellos de las imé- an Bl dueto en los niffos genes violentas, ataques de panico, fobias, temblo- res, hiperactividad ante los estimulos sensoriales y depresién. Las imagenes son recarrentes y atormentan al nifio, llendandolo de terror Hablar de ello una y otra vez, contar lo sucedido, dibujarlo y jugarlo ayudan enormemente a poder evacuar Ja sensacién intru- siva del trauma, como lo éetallamos en el capitulo correspondiente a ese tema. Muerte por suicidio Es probablemente el duelo més dificil de elaborar para un nifio, Cuando un papa o una mami se qui- tan la vida, los sentimientos de rabia, culpa, mie- do, vergiienza, derrumbe emocional y decepcién cubren inicialmente el hondo dolor del abandono voluntario de pap4 o mamé El estigma social asociado al suicidio hace que muchas veces se les mienta a los nifios tratando de construir una muerte repentina més aceptada, ge- neralmente para tener que admitir més tarde, cuan- do el nifio cuestione lo ocurrido, que esa no era la verdad. Comprender que mam “no me quiso lo su- ficiente como para vivir por mi y conmigo”, que 112 Grandes penas “me abandoné, asi no més” y “ni siquiera me dijo adiés” es practicamente imposible para un nifio. Bien dificil es para los adultos maduros. Es nece- sario construir con el pequefio una versién menos agresiva. mas humana y comprensible de lo que paso para poder encontrarle algiin sentido, por di- ficil que sea. Agrava la situacién el hecho de que la escena del suicidio es rapidamente desmontada por tragica y horrible, de forma que los nifios, si bien les va, oyen el relato y deben construir en su mente la es- cena y las circunstancias. Muchos cambios, muchas pérdidas, muchos duelos Con Ia muerte de uno de los padres, la vida cambia drastica ¢ irreversiblemente para un nifio. En mu- chos sentidos, y desde el sunto de vista tanto fisico como emocional, un nifio depende de sus padres para sobrevivir. Son muchos y variados los roles que cada uno de los padres ejerce en la vida emocio- nal de un nifio, conformando su plataforma segura para la vida. Con su ausencia definitiva, se pierde el equilibrio familiar y el.nifio tiene que readaptarse a una cotidianidad cambiada, a esquemas de referen- 13 BI duelo en los nitios cia diferentes para todo, a un pap4 o una mami no- vatos en el ejercicio de ser padre-solo o madre-sola, uma tarea agobiante y exigente, més atin cuando, adems, la persona se siente sin energia y concen- trada en sus propios cambios, pérdidas y duelo. Cada uno de esos cambios representa una pér- dida de lo que era antes parte incuestionable de la vida, ¢ implica un duelo. Un nifio debe readaptar sus rutinas diarias, sus necesidades y sus expecta- tivas en los meses siguientes a esa muerte, pues la realidad dolorosa no se asimila de un momento a otro, sino que se va absorbiendo lentamente a través de dias y semanas de ausencia, tristeza y soledad, Se 14 Grandes penas debe hablar con él de lo que ha cambiado y lo que permanece, compartir su nostalgia por lo perdido y asegurarle que el duelo es un proceso largo, pero no eterno, y que juntos saldran adelante. El caso de Maria Isabel ilustra muy bien la cantidad de pérdidas consiguientes a la muerte de un padre. Su esposo, un ejecutivo joven cue habia hecho carrera en luna empresa norteamericcna, murié un invierno a consecuencia de un choque violento en la autopista, de regreso a su casa. La vida grata, cimoda y segura que Tevaban en Estados Unidos, con un buen colegio para Jas dos nifias, una casa confortable y una mamé con- tenta y con muchas amiges, se alterd profundamente. Al funeral van ambos faribias desde Colombia y en un principio hay mucha ccmpaiifa, pero también mu- cha incertidumbre con resgecto al futuro. Qué hacer? Tiene ventajas permanecer en Estados Unidos para no interrumpir la educacién de las nifias pero la soledad de Maria Isabel es enorme y la necesidad de afrontar las deudas que juntos contrajeron para instalarse hace que Ja economia, antes amplia y generosa, se vea menguada seriamente, Marfa Isabel « instructora de yogo, acti~ vidad que disfruta, pero qu: no le ofrece mayor recom- ppensa econémica. Decidir es muy dificil: hay razones de peso para permanecer y otras tantas para regresar 115 BI duelo en los niifos_ 4 Colombia. Finalmente, en junio, luego de seis meses duros y tists, vuelen al pfs, inicialmente « casa de una hermana de Maria Isabel. Las nifias extrafian lo ‘mucho que han perdido: a su pap exitoso, deportista y carifioso, casi perfecto: su colegio, sus amigas, su barrio, su vida segura, la rutina predecible de regresar a casa y encontrar a mamé contenta y llevar una vida familiar arménica y satisfactoria, Todo es distinto ahora, mamé sta muy triste, esubicada, desorientada, desprotegida, asustada y agobiada por tantas responsabilidades. Papé-solo 0 mamé-sola Comparto con el psicélogo americano Bill Worden la apreciacién de que, con la muerte de su pareja, el sobreviviente, solo, enfrenta un reto muy dificil. En ese momento de la vida, el padre viudo, segu- ramente joven, debe no solo afrontar sus propias reacciones y necesidades en el duelo, sino también las de los hijos, no solamente como grupo, sino las especificas de cada uno. Los investigadores en este tema han observa- do tres necesidades de un nifio para poder enfren- tar la disrupcién del sistema familiar que la muerte ocasiona, Ellas son: apoyo, nutricién emocional y continuidad. 116 ________. Grandes penas Hl nifio se siente apoyado cuando su papa puede ofrecerle una base confiable a la cual pue- de acudir siempre en busca de gufa en un camino desconocido, y ser un contenedor afectivo capaz de recibir y de acoger los sentimientos y las conductas que surgen luego de la muerte. Un papa enriquecedor emocionalmente no solo provee techo, comida, ropa y colegio, sino que esté siempre abierto a escuchar con amor y pacien- cia a su hijo en duelo, a fortalecer el vinculo entre ambos y a introducir en el diario vivir momentos gratos y divertidos, que son monedas de oro para una alcancfa bastante vacia en ese momento. Con frecuencia se subestima la importancia de la continuidad en las rutinas durante el tiempo pos- terior a la tragedia, pero un nifio necesita sentir que su entorno bisico permanece, que su familia no se destruye, que los hibitos y costumbres se respeta- rin en la medida de lo posible y que se mantendré una conexién predecible con el futuro. La forma particular como un hombre y una mujer reaccionan a la pérdida de la pareja tiene que ver con las diferencias de género, con el significado individual que tal relacién tenfa en la vida del so- breviviente y con el momento de la vida en pareja en el que ocurre la pérdida. Como usualmente las 17

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