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Capítulo 7

UN SALTO EN LA REPRESIÓN DE LA PROTESTA

Nuestra presencia en el Indoamericano no fue una casualidad. Fue


una construcción militante consciente de nuestro partido, el PTS, duran-
te años de batallar contra las patronales, la burocracia sindical peronista y
sus gobiernos y el sentido común sindicalista, corporativo, que naturaliza
la división y atomización de nuestra clase.
Para esos días, teníamos organizado un Encuentro de trabajadores cla-
sistas con referentes de todo el país, para fortalecer nuestras agrupaciones
obreras y nuestra lucha por la coordinación. Esta reunión nacional co-
menzaría previamente con un acto en la estación de Constitución, en ho-
menaje a Mariano Ferreyra, joven militante del Partido Obrero que fuera
asesinado por la patota de la burocracia sindical peronista de Pedraza.
Pero los acontecimientos en el Indoamericano nos llenaron de indigna-
ción. Las imágenes de miles de familias con sus niños y niñas, buscando
un pedazo de tierra para vivir en condiciones de total precariedad, eran
un cachetazo. En un país, con el gobierno de CFK que se llenaba la boca
de progresismo latinoamericano, millares de personas parecían refugia-
dos de algún remoto país. Pero no lo eran. Eran hermanos y hermanas
de clase. Laburantes. Obreros de la construcción, quienes construyen los
countries y barrios privados a los funcionarios y a los ricos, miles de muje-
res, quienes limpian y cuidan las casas y los niños de esas familias adine-
radas. Hombres, mujeres, niños, niñas de Bolivia, Paraguay, Argentina.
De barrios y villas aledañas donde vivían hacinados.
Muy lejos, una gran grieta había entre sus discursos “progresistas” y su
política cotidiana. A las demandas de un pedazo de tierra para vivir, el go-
bierno nacional de Cristina y el de la capital de Macri respondieron con
la represión conjunta, sin grietas. Policía Bonaerense y Federal, luego su-
marian Gendarmería y Prefectura, y las infaltables patotas, barrabravas y
punteros políticos que balearon, apalearon, gasearon a miles de familias, y
asesinaron a cuatro personas.
En pleno viaje desde Neuquén a Buenos Aires, discutimos la nece-
sidad no solo de pronunciarnos, sino de poner el cuerpo a nuestras pa-
labras y que todas las delegaciones que viajamos para el Encuentro de
216 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

trabajadores fuésemos al Parque Indoamericano a llevar nuestra soli-


daridad efectiva, y así lo hicimos. La unidad de las filas obreras es una
tarea estratégica frente a las divisiones impuestas por patrones, buró-
cratas sindicales y gobiernos. Reconocernos como una sola clase entre
trabajadores ocupados y desocupados, efectivos, contratados, precariza-
dos, nativos o inmigrantes es parte de esa tarea y nuestra presencia en el
Indoamericano en esos días fue un acto de coherencia.
(Raúl Godoy, obrero de Zanon,
diputado provincial del FIT-U en Neuquén)

El largo camino de la condena al policía que me disparó


Como ya señalamos, el 17 de abril de 2008 revertimos la absolución de
José Salmo. Logramos arrancarle a la justicia el fallo en el que la Cámara
de Casación, después de cuatro años, condenó al expolicía Salmo por le-
siones gravísimas con dolo. La causa entonces tenía que volver a Quilmes
donde el TOC 3 debía dictar la cantidad de años de pena. Pero el abogado
de Salmo apeló la sentencia ante la Corte Suprema bonaerense. El Tribunal
Superior de la provincia rechazó la apelación un año más tarde, en septiem-
bre de 2009. Con la causa ya en los tribunales quilmeños los integrantes del
TOC 3 se excusaron, aduciendo que ellos ya habían fallado en el año 2004
y que habían absuelto al imputado.
Para los últimos días de febrero de 2010, a casi 2 años de haber sido con-
denado por la Cámara de Casación, fuimos notificados de que, finalmente,
los integrantes del TOC 5 serían quienes pondrían la cantidad de años de
pena que debería de cumplir José Salmo. Si observamos la cantidad de obs-
táculos que tuvimos que superar es evidente que ninguno de los avances
fueron por la bondad o el “buen criterio” de los funcionarios judiciales o del
Estado sino por permanecer movilizados, denunciando permanentemente
las prácticas represivas de estos asesinos con uniforme.
Ante la notificación realizamos una conferencia de prensa informando
las novedades de la causa. De la misma participaron Eugenia, hermana
de Andrea Viera; Liliana, madre de Damián Rosende; Linda, madre de
Mariano Vázquez y dirigentes de los centros de estudiantes de Bellas Artes
y el Normal de Quilmes, entre otros. Era una pequeña muestra de lo que
fuimos logrando en común y de la necesidad de enfrentar unidos el flagelo
de la represión. En dicha conferencia denunciamos que Salmo seguía libre
y se podía escapar, como sucedió en reiteradas oportunidades con otros ase-
sinos de gatillo fácil. Por eso salimos a reclamar que fuera preso inmediata-
mente ya que tenía una condena de cárcel común y efectiva. En ese sentido,
decidimos lanzar una campaña por castigo efectivo contra Salmo y todos
CARLA LACORTE 217

los asesinos de gatillo fácil, que comenzó con una megapegatina de carteles
en toda la Zona Sur durante esa semana.
Sin embargo, los meses siguieron pasando sin que se nos informara de
la fecha de audiencia en la que se pondrían los años de la condena. Por
eso, a mediados de mayo de 2010 realizamos otra conferencia de prensa
en el Centro Cultural “El Cielo por Asalto” de Quilmes, en la que partici-
pamos quienes siempre estuvimos luchando, los familiares de víctimas del
gatillo fácil, además del MTR, centros de estudiantes y agrupaciones estu-
diantiles, docentes y trabajadores. En la reunión decidimos movilizarnos
nuevamente para exigir cárcel común y efectiva para José Salmo. En la con-
ferencia anunciamos una nueva marcha a 9 años de mi caso. Además del
pedido de condena a Salmo, los puntos de la convocatoria fueron el despro-
cesamiento de los luchadores encausados, la libertad de los presos políticos
y la aparición con vida de Julio López y Luciano Arruga.

Una novedad en medio de los preparativos


“Casualmente”, cuando nos encontrábamos preparando la movilización
para exigir la condena efectiva a Salmo, el TOC 5 de Quilmes puso fe-
cha de inicio para el 14 de junio a las audiencias en las que se dictarían
los años de condena que le correspondían cumplir al expolicía. La mar-
cha de los 9 años estuvo marcada entonces por este nuevo paso en la lucha
antirrepresiva.
De la movilización participaron más de quinientas personas. La encabe-
zaban, además de los familiares de víctimas del gatillo fácil, el Centro de
Estudiantes del Normal, Suteba Quilmes y La Plata, alumnos y exalum-
nos de EMBA, representantes de la Lista Bordó de trabajadores del Roca,
padres de jóvenes víctimas de accidentes en el ferrocarril y la agrupación
Teresa Rodríguez. Definimos en una conferencia de prensa posterior reali-
zar un acto el mismo 14 de junio antes de entrar a la audiencia.

Las audiencias
En la fría mañana del 14 de junio en las puertas de los tribunales nos en-
contramos con varios medios televisivos y gráficos ante los que denuncia-
mos la situación de Salmo y de los miles de asesinos de gatillo fácil y que la
impunidad solo genera más represión en impunidad.
El acto contó con la presencia de más de trescientas personas entre las
que se encontraban familiares de víctimas de la represión de Andrea Viera,
Damián Rosende, Madres de los chicos de la Masacre de la 1º de Quilmes,
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Mariano Vázquez, Jonathan Lezcano, Emiliano Méndez, Víctor Balza,


Andrés Guarinos. Además la Madre de Plaza de Mayo Elia Espen, la nie-
ta restituida y compañera, Victoria Moyano, el CeProDH y la Comisión de
Homenaje Permanente a las Madres de Plaza de Mayo de Quilmes.
También estuvieron presentes el MTR, la ATV, la agrupación Bordó del
ferrocarril Roca, delegaciones de los Suteba Quilmes y La Plata, las agru-
paciones docentes Nueve de Abril y Nueva Letra, la Comisión Interna de
Acetatos Argentinos, delegaciones de los centros del Normal de Quilmes y
Bellas Artes de Quilmes y La Plata, del IUNA, la agrupación Hagamos lo
Imposible, la Coordinadora de Apoyo a las luchas obreras de Quilmes, el
FAR, el PRS y el PTS. Semejante apoyo nos hacía enfrentar fortalecidos las
primeras jornadas de juicio en las que declaré junto a los testigos.

Día de alegatos
El martes 15 de junio, día de los alegatos, el fiscal pidió 8 años para
Salmo. Nosotros solicitamos 13 de prisión efectiva. El policía que me dispa-
ró hacía más de 2 años que estaba condenado y, sin embargo, permanecía
libre. Denunciamos que la impunidad solo genera más impunidad y más ga-
tillo fácil, por lo que planteamos que la pena fuera de cumplimiento efectivo.
Por su parte, Marcelo Peña, abogado de Salmo y del cura genocida
Christian Von Wernich, pidió la pena mínima. La lectura del veredicto
quedó para el martes 22 a las 8.30 de la mañana.

El fallo: sentando un precedente contra la impunidad


Habían pasado 9 años y 21 días de los hechos, 9 años y 21 días de ba-
tallar contra el intrincado círculo de represión e impunidad que confor-
man las fuerzas represivas, los distintos jueces que dejan en libertad a los
asesinos y los distintos gobiernos de turno que avalan el accionar del gati-
llo fácil.
La mañana del 22 de junio nos concentramos en la plaza de la estación de
Quilmes, realizamos un acto y nos dirigimos a escuchar el fallo del TOC 5.
El Tribunal condenó a Salmo a tan solo seis años y medio de prisión
efectiva. Tan solo, porque pedíamos trece años de prisión efectiva. Tan solo,
porque ya habían pasado más de nueve años de litigio. Tan solo, porque los
jueces, en sus fundamentos, tomaron como atenuante que Salmo en sus úl-
timas palabras lloró y pidió disculpas “de manera creíble”.
Lo que los magistrados no tomaron en cuenta es que, en el juicio ante-
rior, Salmo nunca se arrepintió, nunca pidió disculpas y, menos que menos,
CARLA LACORTE 219

lloró, como lo hizo esa mañana ante el TOC 5. Entre los agravantes, no tu-
vieron en cuenta el uso de arma de fuego, como dijo un periodista “como si
la columna de Carla Lacorte hubiera sido partida en dos por un golpe del
destino”, utilizando como argumento que ese uso ya estaba incluido en su
condición de personal policial.
Evidentemente íbamos a apelar los años de condena. Sin embargo, y to-
mando en cuenta todo lo que habíamos tenido que enfrentar, habíamos dado
un paso importante en la causa, Salmo salió esposado y directo para la pri-
sión. Y lo más importante aún: estábamos sentando un precedente contra la
impunidad y la represión respecto a los crímenes de gatillo fácil policial.

Una sorpresa desagradable y un fallo digno de la dictadura


Los primeros días de julio de 2010 nos encontrábamos preparando la
apelación sobre la cantidad de años de prisión que el TOC 5 le había dado
a Salmo, cuando me llamaron de varios medios radiales y gráficos para pre-
guntarme qué pensaba sobre su excarcelación.
Lógicamente, no tenía la menor idea de lo que me estaban diciendo.
Después de 9 años de lucha habíamos logrado que Salmo saliera de los tri-
bunales esposado y derecho a cumplir prisión efectiva. Pero la Sala 1º de
Cámara de Apelaciones en lo Criminal del Departamento Judicial Quilmes
ya lo había excarcelado, el día 6 de julio, al cumplirse exactamente diez días
hábiles.
No habíamos sido notificados y Salmo ya se encontraba libre. Su aboga-
do había interpuesto un recurso de habeas corpus y la Cámara trabajó a con-
trarreloj para liberarlo.
Era un fallo escandaloso que rápidamente fue reflejado por los medios.
La Cámara consideraba “excesiva” y “arbitraria” la condena a un expoli-
cía que casi me había matado hacía 9 años y que no había cumplido más
que unos días de cárcel por ese motivo. Mientras decenas de miles de per-
sonas se encontraban injustamente encarceladas sin ningún juicio previo
en las cárceles bonaerenses, este asesino de gatillo fácil podía seguir apelan-
do en libertad.
Pero la evidente parcialidad de la Cámara no solo se expresaba en su de-
cisión, sino también en sus particulares considerandos que voy a citar tex-
tualmente a continuación.
El fallo comenzaba diciendo:

En primer lugar, no puede soslayarse que el presente caso ha generado


la movilización de determinados sectores en pos de la condena del proce-
sado Salmo, emitiendo públicamente juicio de valor, constantes críticas e
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instalando una suerte de solidaridad con la damnificada, no exento todo


ello de cierto componente político, y que la protesta en sí aparece como
nacida al amparo de una gran confusión de roles y superpuesta a la tarea
jurisdiccional de modo tal que los administradores de justicia quedan li-
brados a su propia suerte en aquellos manejos y como tal sometidos a todo
tipo de presiones.

Como puede observarse, la Cámara cuestionaba la solidaridad que cien-


tos de familiares de víctimas y organizaciones habían manifestado por mi
lucha en todos estos años, así como mi militancia y hasta el propio derecho
a manifestarse, contenido en la Constitución Nacional que los jueces dicen
defender. Si se tratara de la opinión de un periodista de derecha no habría
problema pero eran, nada más y nada menos, los considerandos de un fallo
que liberó a un policía de gatillo fácil recién condenado.
Otra burla era haberle concedido la libertad tras la presentación de un
habeas corpus, recurso excepcional que se utilizó ante actos de arbitrarie-
dad del Estado como la desaparición forzada de compañeros durante la
última dictadura.
A continuación reproducimos extractos del análisis del fallo que junto a
mi compañera Myriam Bregman publicamos en La Verdad Obrera151.

“Por algo habrá sido”

La dictadura estableció una frase para justificar sus aberrantes crímenes:


“por algo habrá sido…”, buscando un manto de sospecha sobre la víctima.
Resolviendo favorablemente un hábeas corpus, de modo completamente
ilegal, la Sala 1 de la Cámara de Apelaciones de Quilmes, excarceló al ex-
policía José Salmo, que baleó a Carla Lacorte. Salmo fue condenado y dete-
nido hace solo 15 días. Con singular analogía afirman en el fallo que “(…)
no puede soslayarse que el presente caso ha generado la movilización de
determinados sectores en pos de la condena del procesado Salmo emitien-
do públicamente juicio de valor, constantes críticas e instalando una suerte
de solidaridad con la damnificada, no exento todo ello de cierto componen-
te político…”.
Los actos de las fuerzas represivas del Estado pretenden ser justificados con
la misma teoría: la víctima es la responsable de lo que le sucede y de la im-
punidad que envuelve al caso.
Si se logró que Salmo sea condenado y llevado a prisión es porque Carla
supo sumar la solidaridad de familiares de otras víctimas e impulsó una
fuerte movilización contra la impunidad.

151 “Excarcelaron a Salmo con un fallo digno de la dictadura”, La Verdad Obrera Nº 382,
8 de julio de 2010.
CARLA LACORTE 221

Hubo jueces que en la dictadura rechazaban los hábeas corpus por los desa-
parecidos. Hoy hay quienes los aceptan para liberar policías de gatillo fácil.

Myriam Bregman, abogada querellante en causas contra los genocidas.

Cuando parecía que mi caso estaba cerrado y que Salmo iba a dejar de
poner en riesgo la vida de los demás, la pelea por justicia se reanudaba.
De todas maneras hubiera seguido mi lucha porque había que seguir en-
frentando la represión del Estado.
Mientras se desarrollaban las audiencias en Quilmes, en Bariloche se
produjeron una serie de acontecimientos que mostraban la continuidad de
la criminalización de la pobreza y la juventud, profundizada en el primer
año de la crisis mundial.

El delito de ser joven en el Bariloche profundo


En la madrugada del 17 de junio de 2010 Diego Alexandre Bonefoi fue
asesinado por el cabo Sergio Colombil de la Comisaría 28° de Bariloche.
Tenía 15 años cuando recibió un balazo que entró por la nuca y terminó
con su vida.
Como siempre la versión oficial decía que, para intentar justificar lo in-
justificable: “a las 4.40 un patrullero de la 28° detectó a tres chicos que ha-
bían robado una vivienda cerca de la plaza del barrio Boris Furman. Tres
policías corrieron detrás de cada uno de los chicos que en la carrera iban
arrojando objetos robados”152.
Argentino Hermosa, jefe de la policía regional, declaró ante la prensa
que al cabo que perseguía a Diego se le disparó la pistola accidentalmente.
En otra versión también dijo que “se le disparó el arma mientras forcejea-
ba con el chico”153.
Por otro lado, los dos policías que se encontraban con el cabo dijeron
que “hubo una detonación y por casualidad impactó en la cabeza del chico”.
Las pericias acreditaron que el proyectil que atravesó la cabeza de Diego
salió del arma del cabo Sergio Colombil “desde una distancia de aproxima-
damente dos o tres metros provocándole la muerte en forma inmediata”.
Horas más tarde el Bariloche no turístico, el de la desocupación, el ham-
bre, la miseria, el que para lo único que puede entrar al Centro Cívico es
para vender su fuerza de trabajo por un salario que no llega a cubrir la ca-
nasta básica alimentaria, el del trabajo en negro, el que no muestran en los
folletos de turismo, salió a manifestarse contra el asesinato del adolescente.

152 “Crónica de represión y muertes”, Página 12, 17 de junio de 2010.


153 Ibídem.
222 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

La respuesta del gobernador radical k Miguel Sainz fue una brutal re-
presión. La acción llevada a cabo por la Brigada de Operaciones, Rescate y
Antitumulto (BORA), por autorización expresa del secretario de Seguridad
Cufré y con el aval del ministro de Gobierno Larreguy, terminó con la vida
de Nicolás Carrasco (16) y Sergio Cárdenas (29) por disparos de escopeta
con postas de acero. Además hubo una veintena de detenidos y la policía
atacó la casa de la familia Bonefoi, provocando una seria lesión en los ojos
de Sandro, padre de Diego154.
Una delegación de mis compañeros del PTS de Neuquén viajó de in-
mediato a Bariloche a llevar nuestra solidaridad. La encabezaban Graciela
Frañol, en ese entonces, secretaria de Derechos Humanos de ATEN, el re-
cordado compañero abogado Leopoldo Denaday y Danilo Martínez del
CeProDH. En La Verdad Obrera contaban:

Ante los hechos represivos, se convocó la Multisectorial, con organismos


de DD. HH., organizaciones de izquierda, delegados de hospitales, do-
centes, para parar el accionar de la policía y liberar a los presos. Si bien
esta iniciativa fue muy importante, no era suficiente para parar la repre-
sión, dado que faltaba una presencia significativa de las organizaciones
de trabajadores155.

Fueron días de mucha tensión ya que a las movilizaciones de la


Multisectorial le seguían marchas de las cámaras patronales y la derecha
local que reivindicaban el accionar criminal de la policía.
Dos años más tarde se llevó adelante el juicio por el caso Bonefoi. El 2
de junio de 2011 la Cámara del Crimen de Bariloche, presidida por el juez
Marcelo Barrutia, a quien secundaban Gregor Joos y Alejandro Ramos
Mejía, condenó a 20 años de prisión al excabo Sergio Colombil. Cabe desta-
car que los abogados de la familia Bonefoi habían pedido cadena perpetua,
tomando como agravante la condición de personal policial de Colombil y
considerando que la calificación debía ser homicidio con alevosía. Como
era de esperarse, la defensa del policía pidió la absolución y, en caso de ser
condenado, que lo fuera por homicidio culposo, es decir, sin intención.
Los jueces condenaron a Colombil por dolo eventual, lo que permitió re-
bajar la condena a 20 años, se negaron a tomar los agravantes reclamados
por la familia Bonefoi y, por el contrario, tomaron como atenuantes “la ju-
ventud, educación, falta de antecedentes” y también “el pedido de disculpa,
que impresionó sincero”, además “de las graves carencias y problemas del
equipamiento policial”.

154 “Bariloche: La policía mata, la burguesía aplaude”, La Verdad Obrera N° 380, 24 de


junio de 2010.
155 “Nada cambió en la maldita ‘policía’”, La Verdad Obrera N° 380, 24 de junio de 2010.
CARLA LACORTE 223

Como sucede en todas las sentencias contra los funcionarios policiales,


los magistrados hacen hasta lo imposible para evitar aplicar a los asesinos
de uniforme los agravantes y echan mano de cuanta cuestión puedan “di-
bujar” como atenuante.
Los jueces también consideraron inconstitucional el pedido de perpetua
“porque no habilita la gradación de la pena, no tiene fines humanitarios, y el
condenado es joven”. Obviamente, este elemento no aparece cuando el acusa-
do no viste uniforme, como hemos visto ya en el caso de Fernando Carrera.
Para cerrar este parágrafo tenemos que decir que como consecuencia de
las campañas de mano dura que venimos relatando los casos de gatillo fá-
cil escalaron a 296 y 293 en 2009 y 2010, respectivamente, cuando en 2008
llegaban a 232156.

El año II de la crisis mundial: un salto en la represión


Como acabamos de ver con los sucesos de Bariloche, en este año II de
la crisis internacional se mantuvieron los elementos de profundización de la
criminalización de la pobreza que habíamos señalado en 2009.
Además, por primera vez desde el caso Fuentealba, dos personas eran
asesinadas por la policía en una protesta, cuestión sobre la que volveremos
más adelante.
Decíamos también al respecto que la criminalización de la juventud y la
pobreza apuntaba, por un lado, al control social de los sectores marginados
del crecimiento a tasas chinas y, por el otro, a la naturalización de una ver-
dadera militarización de los barrios obreros para utilizarla ante conflictos
agudos, como vimos en Kraft, todo esto en el marco de una eventual pro-
fundización de la crisis.
Lo nuevo de 2010, o año II de la crisis mundial, fue el avance represivo
directo sobre sectores organizados de la clase obrera, la juventud y el pue-
blo en general; traducido en los primeros encarcelamientos de dirigentes y
en las primeras muertes en movilizaciones con intervención directa e indi-
recta del Estado. Un verdadero salto en lo que habían mostrado hasta ese
momento los gobiernos kirchneristas.
La recuperación económica y del empleo, llevando hasta el paroxismo los
límites de la precarización laboral, junto a la subordinación de la burocracia
sindical evitaron hasta la primera mitad del año conflictos duros como el de
Kraft, que requirieran un refuerzo represivo inmediato. En paralelo, fortale-
cieron a los sectores burgueses y de las clases medias acomodadas que estaban
a favor del orden. Haciendo base en estos sectores el gobierno apuntó a resol-
ver un problema que arrastraba, y que aún arrastra, desde 2001: la pérdida

156 Archivo Correpi, 2018.


224 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

de legitimidad del poder punitivo del Estado. En esta ofensiva de la recompo-


sición del poder represivo durante 2010 podemos decir que hubo dos etapas.
La primera comenzó a principios de junio cuando el gobierno nacional,
a través del entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, procesó a más de
400 asambleístas de Gualeguaychú que se organizaban cortando el puente
para que no se instalara la papelera Botnia y contaminara el río Uruguay.
Los acusó de una diversidad de cargos que llegaban hasta el “homicidio cul-
poso”. Incluso el gobierno comenzó a amenazar con disolver violentamen-
te estos cortes. Era una prueba peligrosa para un kirchnerismo que, a pesar
de los antecedentes que venimos desarrollando, seguía postulándose como
apóstol de “la no represión de la protesta”. Sin embargo, el gobierno salió
airoso ya que ganó casi sin luchar: frente a los procesamientos y un sinnú-
mero de presiones, los asambleístas levantaron todos los cortes contra las
papeleras contaminantes.
Por esos días también se conocía el procesamiento y pedido de prisión,
por parte de dos fiscales porteños, para mis compañeros de la agrupación
En Clave Roja: Patricio del Corro, Jésica Calcagno y Juan Oribe. La acusa-
ción se basaba en los cortes de calle protagonizados por los estudiantes de la
UBA en solidaridad con la huelga de Kraft del año anterior. Si bien la me-
dida nunca se concretó puede observarse un claro avance represivo que lle-
gaba al límite de impugnar la solidaridad estudiantil obrera157.
Tanto en el caso de los asambleístas como en el de los estudiantes no se
pasó de los procesamientos. Existía una razón de peso para que fuera así.
Como decíamos antes, desatar una represión sobre sectores organizados era
un paso que podía llevar a crisis impensadas para un gobierno que había
tomado nota de las consecuencias de los hechos de Puente Pueyrredón en
2002. Más aún tratándose de luchas que alcanzaron un alto nivel de reco-
nocimiento y adhesión como la lucha contra las pasteras o la lucha de Kraft.
Por eso, para poder dar un paso más en la recomposición del aparato repre-
sivo del Estado, había que “buscar un atajo”, apuntando a sectores más ale-
jados de los centros de atención política.
En ese marco pueden entenderse tanto los asesinatos de los jóvenes de
Bariloche que reclamaban justicia por Diego Bonefoi como la detención
el 1° de mayo de Roberto Martino, dirigente del MTR Teresa Rodríguez,
quien cargaba con un pedido de detención desde el año anterior por haber
participado de un acto de repudio a la llamada “Operación Plomo Fundido”
con la que Israel había lanzado un ataque con miles de muertos sobre terri-
torio palestino a principios de 2009.
La causa era un verdadero escándalo en el que se veía no solo el inten-
to de avanzar con la cárcel a los luchadores, sino también la sumisión del

157 “Piden 50 días de arrestos para los estudiantes que se solidarizaron con los traba-
jadores de Kraft ¡Escándalo!”, La Verdad Obrera N° 378, 10 de junio de 2010.
CARLA LACORTE 225

gobierno nacional ante el Estado sionista. El MTR había sido un movi-


miento de gran peso a principios de la década con la irrupción de la lucha
de los trabajadores desocupados. Con el tiempo, una serie de divisiones in-
ternas y el retroceso de la desocupación lo habían dejado bastante alejado
del centro de la escena política. En ese marco, la detención de Martino se
extendió por más de un año y se convirtió en una suerte de precedente del
gobierno nacional en cuanto a su actitud a seguir ante la protesta.
En paralelo dos dirigentes de la agrupación Quebracho, Fernando
Esteche y Raúl Lezcano, fueron condenados a penas de prisión efectiva por
haber participado en un escrache a la Casa de Neuquén ante el crimen de
Carlos Fuentealba en 2007. Lezcano fue detenido por civiles en un operati-
vo similar a los de la última dictadura militar. Vale recordar que el asesino
exgobernador Sobisch ni siquiera estaba procesado para ese entonces. Los
militantes no fueron presos inmediatamente por una serie de apelaciones
que se hicieron, pero años más tarde fueron encarcelados.
En estos precedentes podía observarse un notorio cambio en la actitud
del gobierno hacia la protesta. Se temían conflictos generalizados, sin em-
bargo, la reanimación económica quitó del horizonte esta perspectiva.
Durante 2010 en la Argentina iban a volver los niveles de crecimiento a
tasas chinas. Eso sí, como ya habíamos adelantado, con un peso aún mayor
del trabajo tercerizado y en negro, al mismo tiempo que crecía el peso del
sindicalismo de base. De estos sectores, y de los sectores más sumergidos
del pueblo pobre, iban a surgir procesos de lucha que conmovieron al país.
Los antecedentes de aprestos represivos de la primera mitad del año asu-
mieron entonces valores concretos y se inició una segunda etapa en la rela-
ción del gobierno con el movimiento de masas.

La lucha ferroviaria y el asesinato de Mariano Ferreyra


Para fines de 2009 en el exferrocarril Roca había alrededor de 2.000
trabajadores tercerizados repartidos en veinte empresas. A la situación de
precariedad en la que se encontraban se sumaba el hecho de que cobra-
ban menos de la mitad que cualquier trabajador efectivo del gremio. Los
“beneficios” de semejante situación no eran exclusivamente para la patro-
nal del ferrocarril Metropolitano: algunas empresas tercerizadas, como
Cooperativa Unión Mercosur, eran propiedad de José Pedraza, máximo di-
rigente en ese entonces de la Unión Ferroviaria y con una fluida relación
con el gobierno nacional. Nos encontramos entonces con un particular en-
tramado de explotación en el que la propia burocracia sindical también for-
maba parte del sector patronal.
226 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

Como dijimos anteriormente, el trabajo precario fue una de las bases


del “modelo kirchnerista” y tuvo un notable incremento a partir de 2009
cuando las patronales recurrieron a esta modalidad como forma de obtener
ganancias rápidas con la posibilidad de despedir ante cualquier eventual re-
crudecimiento de la crisis internacional.
En el exferrocarril Roca esta modalidad laboral había sido eliminada
a fines de 2005 cuando, tras una dura lucha de los trabajadores y de mis
compañeros de la Agrupación Bordó de la Unión Ferroviaria, se disolvió
la empresa Cathering World y los obreros pasaron en su totalidad a planta
permanente158. Vale decir que por ese conflicto varios de mis compañeros
ferroviarios y el compañero Rubén Tripi del CeProDH fueron a engrosar
la lista de 5.000 luchadores procesados que en ese entonces había en todo el
país. Años después la tercerización reapareció.
A fines de 2009 distintos grupos de trabajadores ferroviarios terceriza-
dos comenzaron a organizarse para luchar por el pase a planta permanente.
Teniendo en cuenta la experiencia previa, recurrieron a mis compañeros de
la Bordó que jugaron un rol central en la organización del proceso.
Con el correr de los meses, ya en 2010, los pequeños grupos dieron
lugar a reuniones de centenares de trabajadores, creando la Asamblea de
Tercerizados del Roca. Desde esta instancia se votó un histórico corte de vías
en la estación Avellaneda para el 21 de julio del que participaron 400 traba-
jadores y en el que se reclamaba por los ferroviarios despedidos y la efec-
tivización de los contratados159. Si bien les enviaron a la Policía Federal,
que avanzó varias veces en forma intimidante para desalojarlos, no pudie-
ron reprimirlos. El problema que tenía el Estado y la empresa para avan-
zar era, aparte la firmeza de los trabajadores, el respaldo, aunque pasivo, de
los efectivos que conocían la realidad de los tercerizados, así como la com-
prensión de los usuarios, muchos de ellos también trabajadores precariza-
dos en otras ramas.
Por eso la táctica de la empresa fue aumentar significativamente el suel-
do de los tercerizados sin alterar su condición, al mismo tiempo que las
patotas de la Unión Ferroviaria empezaron a hostigar a los sectores más ac-
tivos del proceso. Reinaba la confusión y era necesario volver a organizarse.
En ese contexto, el 20 de octubre un sector de despedidos organizó un
nuevo corte que fue impedido por una patota organizada por la dirección
de la UF con anuencia de la patronal. Cuando los obreros y las organizacio-
nes que los acompañaban se retiraban, la patota los atacó con disparos de
armas de fuego, en una zona liberada previamente por la Policía Federal. El

158 “Incorporación inmediata de TODOS los compañeros”. La Verdad Obrera, 7 de


diciembre de 2005.
159 “Cortes de vía por igual trabajo, igual salario”, La Verdad Obrera N° 384, 22 de
julio de 2010.
CARLA LACORTE 227

resultado fue el asesinato del joven militante del Partido Obrero, Mariano
Ferreyra, y las graves heridas sobre Elsa Rodríguez y otros compañeros del
Polo Obrero. Era el primer asesinato de un militante político luego del caso
Fuentealba.
Al día siguiente hubo cortes de ruta, de vías y una gran movilización en
CABA pidiendo juicio y castigo contra los asesinos. Se iniciaba así la lucha
por justicia para Mariano Ferreyra que terminó en abril de 2013 con la con-
dena de José Pedraza y de toda la cúpula de la Unión Ferroviaria, así como
de la patota que asesinó a Mariano e hirió a sus compañeros. Si bien por pri-
mera vez en la historia argentina se condenaba a la burocracia sindical por
sus crímenes políticos, en el fallo los jueces evitaban cuidadosamente anali-
zar la responsabilidad de la patronal y el gobierno en el hecho160.
Volviendo al 20 de octubre, como podemos ver, no es el Estado en forma
directa el que interviene en la represión, aunque sí indirectamente a través
de la zona liberada dejada por la Federal. Una explicación para esta “divi-
sión de tareas” está dada por el nivel de legitimidad social de la lucha que
impedía al gobierno exponerse en forma abierta. Esto no significa que el go-
bierno no apoyara el sofocamiento de la lucha de los ferroviarios, solamen-
te que se lo dejaba a los barrabravas de Pedraza, mientras la Federal jugaba
un rol “de apoyo táctico”.
Pero el asesinato de un militante estaba por fuera de la correlación de
fuerzas establecidas desde 2001. Esa cuestión solo puede explicarse por la
relativa autonomía de la burocracia sindical peronista que venía envalen-
tonada por un gran acto encabezado por Moyano realizado en River Plate
en los días previos.
De todas maneras se había cruzado un límite del que era difícil volver.

Los qom
El proceso ya histórico de usurpación de tierras a los pueblos origina-
rios por parte de terratenientes y empresarios, amparado activamente por
el Estado, se había incrementado en los últimos años con la ampliación de
la frontera de la soja. La comunidad qom formoseña es una de las víctimas
de estas verdaderas expropiaciones patronales.
Para noviembre los qom venían llevando adelante un corte de la ruta
nacional 86 en defensa de sus tierras. El día 23 varios miembros de la fami-
lia Celias, conocidos terratenientes de la zona, llegaron a caballo, armados
y acompañados por la Gendarmería y la policía formoseña mandada por el
gobernador Gildo Insfrán, con estrecha relación con el gobierno nacional.

160 “Para absolver al gobierno desarmaron el plan criminal”, La Verdad Obrera N° 519,
25 de abril de 2013.
228 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

Se desató una verdadera cacería con armas de fuego que los qom respon-
dieron con los medios que tenían a su alcance. El saldo fue el asesinato de
Roberto López Gómez, miembro de la comunidad La Primavera y varios
originarios heridos161 .
Días más tarde moría atropellado Mario López, otro qom, en circuns-
tancias más que sospechosas. Lejos del repudio, el 24 de noviembre la pre-
sidenta de la Nación saludó en vivo y por cadena nacional al gobernador
Insfrán.
El cambio público del gobierno respecto a la represión de la protesta lle-
vó a momentáneas discusiones con algunos sectores del oficialismo como
Luis D’Elía y Hebe de Bonafini que pidieron la intervención federal de la
provincia de Formosa.
Ante el ataque sufrido los qom instalaron una carpa para visibilizar el
conflicto en la avenida 9 de Julio que recibió el apoyo de varias personali-
dades de los derechos humanos y organizaciones políticas. Del lado oficial
solo hubo promesas vagas para que se levantara la protesta e, incluso, hosti-
gamiento por parte de los dirigentes de la agrupación k La Cámpora.
Durante los siguientes años del gobierno de Cristina Fernández, volvie-
ron a reiterarse agudas situaciones represivas sobre los qom formoseños.
Por tal motivo la carpa de la comunidad volvió a instalarse en el centro
de la ciudad durante 2015. Fue tal la indiferencia oficial que hasta el pro-
pio Mauricio Macri pudo darse el lujo de ir a solidarizarse con Félix Díaz.

Parque Indoamericano
Si bien se había cruzado un límite con los asesinatos en movilizaciones
obreras y reclamos populares todavía faltaba ver una situación similar en
plena CABA, ejecutada en forma directa por la Policía Federal. Ocurrió a
fines de año. Otra vez las víctimas fueron los sectores más explotados de la
sociedad.
En una ciudad con un enorme déficit habitacional se venía de un espec-
tacular boom de la construcción durante la primera década del nuevo mile-
nio. Sin embargo, el 80 % de dicho crecimiento se explicaba por la puesta
en pie de edificios de lujo. Como señalaba Christian Castillo:

(…) según un informe de Info Habitat en el AMBA para el año 2006 ha-
bía 819 villas y asentamientos en los que viven estimativamente 1.065.884
personas ocupando 6.484 hectáreas, lo que significa que el 8 % de la pobla-
ción de esta región vivía al año 2006 ocupando el 2,3 % del territorio. Solo

161 “Juicio y castigo a los responsables de los asesinatos de los qom”, La Verdad Obrera
N°509, 24 de enero de 2013.
CARLA LACORTE 229

en la Ciudad de Buenos Aires se calcula que la población de las villas prác-


ticamente se duplicó entre 2001 y 2009, pasando de 108.000 a 200.000 per-
sonas, sobre un déficit habitacional que alcanza a 500.000 habitantes de la
Capital. Como contracara, solo 200.000 personas de altos ingresos viven
en los barrios cerrados del AMBA que ocupan un territorio de 40.000 hec-
táreas, el doble de la Ciudad de Buenos Aires162.

Una porción significativa de la población de las villas y los asentamien-


tos se enfrentaba, y se enfrenta, a la contradicción de pagar alquileres altí-
simos por viviendas que no satisfacen las más mínimas necesidades. Dado
que la mayoría de los habitantes de las villas poseen empleos precarios o di-
rectamente en negro, la perspectiva de alquilar o tomar un crédito se vuel-
ve imposible. A esto hay que agregar como un obstáculo más la situación
de inmigrantes de muchos de ellos.
En el marco de esta situación desesperante el martes 7 de diciembre 200
familias ocuparon el Parque Indoamericano, que desde hacía décadas se ha-
bía convertido en un baldío gigante. Horas más tarde, se le sumaron cien-
tos de personas provenientes de la Villa 20 y del barrio Los Piletones. Por
pedido del entonces apoderado de la Asociación Madres de Plaza de Mayo,
Sergio Schoklender, la jueza María Cristina Nazar lanzó la orden de des-
alojo. La represión conjunta de la Policía Federal y la Metropolitana se de-
sató con toda su furia, incluyendo apaleamientos y la utilización de Itakas
con balas de plomo. El saldo fue el asesinato de Bernardo Salgueiro, para-
guayo de 22 años y de Rosmary Puqueña, boliviana de 28. Además, de-
cenas de ocupantes sufrieron todo tipo de heridas. Esta vez los muertos
serían responsabilidad directa del ministro de Justicia, Julio Alak, del jefe
de Gabinete, Aníbal Fernández, y del jefe de Gobierno de CABA, Mauricio
Macri. Ya no se trataba de sicarios ni de gobernadores amigos.
Al día siguiente desde los medios masivos se intentó deslindar la res-
ponsabilidad policial en la represión apuntando a la aparición de “armas
tumberas”. Macri, por su parte, inició una campaña xenófoba contra los
ocupantes que hizo emerger los rasgos más reaccionarios de las clases me-
dias, y exigió la presencia de la Federal en el Indoamericano.
El ministro Alak se vio obligado a separar de sus funciones a los jefes del
operativo. El gobierno nacional, cuestionado por los hechos ocurridos, se
negó a enviar a la Policía Federal y trató de despegarse del racismo macris-
ta. El kirchnerismo entraba en una crisis con su base progresista y su dis-
curso de “no represión de la protesta”.
Durante el jueves y el viernes ninguno de los dos gobiernos, el nacional
y el de la ciudad, se hicieron cargo del problema, mientras que la prédica

162 Castillo, Christian, “Entre la irrupción de los más explotados y el proceso electo-
ral de 2011”, Estrategia internacional N° 27, 26 de febrero de 2011.
230 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

fascista del jefe de gobierno porteño entusiasmaba a sectores de clase me-


dia que comenzaron a movilizarse contra los ocupantes. Entre los moviliza-
dos aparecieron miembros de barrabravas reclutados por el macrismo que,
armados, lanzaron verdaderos pogromos contra los ocupantes. En el más
grave de ellos, ocurrido entre la tarde y la noche del viernes, murió asesi-
nado otro ocupante.

No dar puntada sin hilo


A las 20 horas del viernes, en simultáneo con el ataque más brutal de los
barrabravas contra los ocupantes, la presidenta convocó a un acto en la Casa
de Gobierno en el que anunció la creación del Ministerio de Seguridad, bajo
la órbita de Nilda Garré, que pasaría a tener el control conjunto de las fuer-
zas policiales, la Gendarmería y la Prefectura.
En otras palabras, se le había quitado el control de las fuerzas a Aníbal
Fernández ante el feroz operativo lanzado que no respetaba ninguna de “las
formas” con las que el kirchnerismo había habilitado la represión evitando
la exposición directa.
Sin embargo, y lejos de reconocer el error o la crisis, el gobierno pro-
fundizaba su rumbo derechista, eso sí, con un mensaje tan ambivalente
que podía satisfacer tanto a la derecha como a su base progresista: por un
lado, se cumplía con un punto de la agenda pro-mano dura ya que se crea-
ba a nivel nacional un Ministerio dedicado a “la seguridad”; por el otro, se
cumplía con el viejo reclamo del CELS y los partidarios del Acuerdo por
una Seguridad Democrática de poner un civil al mando de todas las fuer-
zas. En esta lectura progresista de lo ocurrido cooperaba la presencia de
Estela de Carlotto y de Hebe de Bonafini flanqueando a CFK en el acto, así
como sus dichos en defensa de la población inmigrante. Lo concreto, más
allá de las lecturas, es que las primeras medidas del flamante Ministerio de
Seguridad fueron la militarización del Parque Indoamericano y el envío
de Gendarmería a las barriadas populares del GBA en las que se habían re-
plicado tomas similares a la del Indoamericano.
Las centrales sindicales, en lugar de solidarizarse con los ocupantes ante
semejante entramado criminal, practicaban un mutismo cómplice.
Tengo que decir con orgullo que ese dramático sábado 12 de diciem-
bre mis compañeros de Zanon, varias agrupaciones que hoy componen
el Movimiento de Agrupaciones Clasistas (MAC)163 y el PTS, que habían
organizado un “Encuentro del sindicalismo de base clasista” en la esta-
ción Constitución, donde instalaron un mural recordatorio por la lucha de

163 “El sindicalismo de izquierda se reunió en Plaza Constitución y marchó a Soldati


en apoyo a los ocupantes ‘sin techo’”, PTS, 11 de diciembre de 2010.
CARLA LACORTE 231

Mariano Ferreyra, marcharon hasta el Parque Indoamericano donde pu-


dieron llevar el apoyo a las personas que participaban de la toma, a pesar
de varios hechos de represión que tuvieron que sufrir164.
Sin embargo, no abundaron las muestras de solidaridad con los ocupan-
tes que quedaron aislados.
La “solución” al problema llegó días más tarde con un ultimátum del
gobierno nacional y de la ciudad a los ocupantes que fueron totalmente
rodeados por la Gendarmería: la amenaza de quitarles los planes, que se
sumaba a la represión sufrida y a una vaga promesa de un plan de vivien-
das populares.

Una nueva ubicación del gobierno


El kirchnerismo pudo sortear la crisis. El año terminaba con un im-
portante cambio en el posicionamiento del gobierno respecto a la protesta
social que, producto de la situación pos 2001, había evitado reprimir, limi-
tándose fundamentalmente a las persecuciones y procesamientos de lucha-
dores obreros y populares. Y no se trataba de una cuestión coyuntural.
Días más tarde, el 20 de diciembre, se lanzaba desde la Casa Rosada
el Operativo Centinela165 que consistía en un sustancial avance de la mi-
litarización de las barriadas del pueblo trabajador con la presencia masiva
de la Gendarmería, a la que se sumó la Prefectura meses más tarde con el
Operativo Cinturón Sur. Esta “conquista” le servía al gobierno tanto para
el control social como para la prevención de conflictos protagonizados por
sectores organizados de los trabajadores y el pueblo pobre. Por otra par-
te, los aprestos represivos se veían disimulados y hasta parecían “progres”
frente a la prédica fascistoide de la derecha a la que por primera vez el go-
bierno podía oponer una práctica acorde con sus reclamos.
Así comenzaba 2011, un año electoral, el de la reelección de CFK. Si bien
en CABA y GBA durante la primera mitad del año no se registraron conflic-
tos agudos que obligaran al gobierno a mostrar su nuevo posicionamiento,
la criminalización de la protesta se mantuvo a través de los procesamientos.
Entre los mismos se destacaron los sufridos por Javier Hermosilla y otros de-
legados de la combativa Comisión Interna de la empresa Kraft, con los que la
justicia se ensañó acumulando causas por cortes de ruta con pedidos de em-
bargo y de prisión por cada lucha sindical que tuvieron que encarar desde

164 Ibídem.
165 “Desarticulan operativos Centinela y Cinturón Sur: un plan para optimizar la
persecución”, en La Izquierda Diario, https://www.laizquierdadiario.com/Desarticulan-
operativos-Centinela-y-Cinturon-Sur-un-plan-para-optimizar-la-persecucion., consultado el
5/5/19.
232 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

2007166. A partir de estas causas meses más tarde se puso en evidencia una es-
candalosa red de espionaje estatal de la que hablaremos más adelante.
Sin embargo, en el interior, las muertes durante las protestas continuaron.

El fantasma del Indoamericano reaparece en Ledesma


Como señalábamos anteriormente, el problema de la tierra para cons-
truir una casa es uno de los más acuciantes que sufre el pueblo trabajador.
Y no solamente en CABA y el GBA.
A mediados de julio de 2011 más de 500 familias ocuparon un predio
del Ingenio Ledesma en la localidad de Libertador General San Martín,
provincia de Jujuy, procurando una solución a su problema de vivienda167.
La respuesta de la justicia y del gobernador kirchnerista, Walter
Barrionuevo, llegó al amanecer del 28 de julio cuando la policía provin-
cial reprimió brutalmente a los ocupantes, la mayoría organizados por la
Corriente Clasista y Combativa, dejando un saldo de 2 muertos, 30 heridos
y 25 detenidos. También falleció un uniformado en los enfrentamientos.
A pesar de la violencia estatal la lucha por la vivienda se mantuvo, obli-
gando al gobierno provincial a la expropiación de 40 hectáreas de la familia
Blaquier para descomprimir. Las muertes permanecieron impunes.

La detención del “Pollo” Sobrero


Algunas páginas antes decíamos que la política de encarcelamiento so-
bre dirigentes y activistas se había concentrado durante 2010 en sectores
alejados del centro de la escena política. Acorde con el endurecimiento del
gobierno en relación a la protesta, en 2011 llegó a uno de los principales di-
rigentes del sindicalismo combativo.
El 30 de septiembre de 2011 fue detenido Rubén “Pollo” Sobrero, se-
cretario general de la Unión Ferroviaria del ferrocarril Sarmiento. La or-
den, dictada por el juez Manuel Yalj, también alcanzaba a sus compañeros
Leonardo Portorreal, Fernando Díaz, Guillermo Díaz y Rodrigo Pelaez. El
juez Yalj mantuvo detenido a Rubén Sobrero y a Leonardo Portorreal du-
rante 4 días por el incendio de vagones de la línea Sarmiento ocurrido el 2
de mayo de ese mismo año, cuando los usuarios, hartos de los malos servi-
cios, habían iniciado una airada protesta.

166 “Procesan a Javier Poke Hermosilla y Ramón Bogado”, La Verdad Obrera N° 386,
5 de agosto de 2010.
167 “Jujuy: entre la crisis del PJ y el emerger de los sin techo”, La Verdad Obrera N° 438,
4 de agosto de 2011.
CARLA LACORTE 233

La acusación, un verdadero mamarracho, fue asociación ilícita, estrago


doloso y extorsión. El juez intentó mostrar por todos los medios que el in-
cendio había sido organizado, y que la quema de vagones no había sido la
reacción de los usuarios ante el maltrato diario que sufren al viajar en los
distintos medios de transporte, sino un hecho premeditado por el sindica-
lismo combativo.
La reacción fue inmediata y todas las organizaciones nos mantuvimos
en alerta y movilización permanente desde el primer momento. La maña-
na del 3 de octubre se realizó una importante manifestación frente a los
Tribunales de San Martín, en la que participamos y se encontraban presen-
tes mis compañeros del PTS y el FIT. Posteriormente se movilizó desde el
Congreso hasta Plaza de Mayo para exigir la libertad de Sobrero y el cese
de persecuciones a los luchadores obreros y populares.
Después de cuatro días de estar preso, a Sobrero se le dictó falta de méri-
to, lo mismo que a Rodrigo Hernando Peláez y a Fernando y Guillermo Díaz.
Portorreal fue sobreseído. Cabe recordar que había sido vocero de los ferro-
viarios, pero ya desde 2007 ejercía como docente y nada tenía que ver con
el ferrocarril Sarmiento, excepto ser usuario del mismo168. Las imputaciones
a Sobrero reiteraban las provocaciones contra los delegados ferroviarios que
actúan en el marco de la democracia sindical y denuncian el desquicio y el
vaciamiento del sistema ferroviario en manos de las empresas y el gobierno.

Una nueva relación del gobierno con las masas


Como venimos sosteniendo, las muertes durante represiones a protestas,
a la que ahora se sumaba la detención de un reconocido dirigente sindical,
marcaban un cambio importante en la ubicación del gobierno nacional. La
votación de una nueva Ley Antiterrorista moldeada por los EE.UU., por
oficialistas y opositores, sería un paso más en ese camino.
Este reordenamiento respecto a la recuperación del poder punitivo del
Estado marcó todo el segundo mandato de CFK y se profundizó aún más
luego de la ruptura del líder de los camioneros, Hugo Moyano, que redun-
dó en una pérdida importante del control de la calle por parte del gobierno.
No obstante, era un proceso contradictorio para un gobierno que aún
conservaba una importante base progresista. En ese sentido, la represión di-
recta se combinó con los procesamientos que continuaron siendo la forma
privilegiada de combate a la protesta, pero con algunas variantes que cau-
saban preocupación.

168 “Falta de mérito para Rubén Sobrero”, Página 12, 12 de noviembre de 2011.
234 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

El Proyecto X

En noviembre de 2011 los delegados de la Comisión Interna de Kraft


junto a los abogados del CeProDH y otros organismos de derechos huma-
nos denunciaron ante la justicia que los procesamientos de los que venían
siendo víctimas provenían de actos de espionaje ilegal llevados adelante por
la Gendarmería.
El jefe de la fuerza, Héctor Schenone, reconoció ante la justicia la exis-
tencia de varias bases de datos que registraban las actividades de dirigentes
obreros, estudiantiles, de organismos de derechos humanos y de organiza-
ciones políticas (fundamentalmente, del PTS), entre las que de destacaba el
Proyecto X. Por su parte, y aún ante las claras declaraciones de Schenone,
el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, negó su existencia.
Recién en febrero de 2012, tres meses después de la denuncia, la minis-
tra Garré ordenó una auditoría sobre la Gendarmería. Contradiciendo a
Schenone, negó la utilización del Proyecto X contra luchadores políticos y
sociales y lo circunscribió a “delitos complejos” con investigaciones orde-
nadas por la Justicia, aunque reconoció que la Gendarmería actuaba en los
cortes de ruta y en otras situaciones similares sin orden judicial. Nunca ex-
plicó la participación del personal de esa fuerza en forma encubierta (con-
tradiciendo los propios protocolos acordados entre las fuerzas federales y el
Ministerio de Seguridad) ni cómo los datos recolectados en esas acciones
fueron utilizados luego para iniciar causas judiciales. No obstante, el gobier-
no pasó a retiro a 19 comandantes de la fuerza169. Se trataba de una eviden-
te acción distractiva que en el corto plazo al menos lograba confundir. Sin
embargo, la verdad no tardó en emerger.
A principios de 2013 se realizaron pericias sobre seis computadoras de la
Gendarmería que operaban en Campo de Mayo en las que se encontraron
más de 500 documentos bajo el título “Principales organizaciones que ori-
ginaron los hechos sociales monitoreados por la fuerza”, que ponían en evi-
dencia un aceitado mecanismo de espionaje ilegal e infiltración sobre todo
tipo de organizaciones sindicales, políticas y de derechos humanos. Las
operaciones habían comenzado en 2004, es decir, en momentos en que la
responsabilidad gubernamental sobre Gendarmería pesaba sobre el enton-
ces ministro del Interior, Aníbal Fernández, y se extendían hasta el manda-
to de la entonces ministra Nilda Garré.
El escándalo desenmascaraba a la fuerza que ante el descrédito de la
policía había sido presentada en los últimos años, fundamentalmente por
Garré, como la garante de la mentada Seguridad Democrática, que acep-
taba el mando de autoridades civiles. La Gendarmería, como todas las

169 “Duras polémicas por tareas de inteligencia de Gendarmería”, La Nación, 17 de fe-


brero de 2012.
CARLA LACORTE 235

fuerzas, espiaba, incluso violando las propias normas emanadas de la le-


galidad burguesa.
También nuevamente el gobierno que persistía en presentarse como de-
fensor de los derechos humanos mostraba su verdadero rostro, aún utili-
zando estos métodos que aumentaron la cantidad de procesados por luchar
a 5.000 personas. No obstante, en un acto realizado el 9 de Julio en San
Miguel de Tucumán, la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, vol-
vió a negar la existencia del Proyecto X170. No era su único acto de negacio-
nismo. Pocos días antes había ascendido a la jefatura del Ejército al general
César Milani, que cargaba con fuertes acusaciones por su rol como represor
en la dictadura militar. Nada es casual, con el tiempo se supo que Milani era
también uno de los principales responsables del Proyecto X.

Tierra del Fuego y otro paso en la criminalización de la protesta


A mediados de 2013 la inflación iba carcomiendo aceleradamente los sa-
larios, particularmente los del sector público. Con un 27 % de acumulación
anual, se trataba del mayor índice registrado desde 2003171. El problema era
aún más grave en las provincias de la Patagonia donde los precios son siem-
pre más altos que en el resto del país.
En ese marco los docentes del Sindicato Único de Trabajadores de la
Educación de Tierra del Fuego (Sutef) iniciaron un reclamo por un aumen-
to salarial del 50 %, que fue acompañado por ATE, la CTA y otras organi-
zaciones gremiales.
Ante la falta de respuesta por parte de la gobernadora provincial, Fabiana
Ríos, devenida en aliada del gobierno nacional, los docentes fueguinos se
movilizaron a la Casa de Gobierno donde fueron reprimidos por la policía;
decidieron ocuparla.
La toma duró ocho días y en ella los trabajadores de la educación fue-
ron acompañados por el sindicato de Camioneros y otras organizaciones.
Si bien luego de tensas negociaciones triunfaron en su reclamo, la goberna-
dora Ríos inició inmediatamente causas penales “por atentado contra la au-
toridad, lesiones leves y graves y daño agravado” contra 34 trabajadores.
En 2015 el Tribunal Oral de Tierra del Fuego emitió un fallo inédi-
to en lo que hace a la criminalización de la protesta: condenó a 27 traba-
jadores a penas de prisión en suspenso y a uno a pena de prisión efectiva.
Asimismo Ríos, antes de culminar su mandato en 2015, dejó firmado un

170 “Myriam Bregman: Cristina miente sobre el Proyecto X”, en http://www.pts.org.


ar/Myriam-Bregman-Cristina-miente-sobre-el-Proyecto-X, consultado el 5/5/19.
171 Shaalo, Mariana, “La inflación en 2013 llegó a 27 % y fue la más alta de la gestión
kirchnerista”, El Cronista, 10 de enero de 2014.
236 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

decreto que avanzaba con la exoneración de 17 docentes. El fallo fue apela-


do por el Sutef, pero en marzo de 2017, ya durante el gobierno de la kirch-
nerista Rosana Bertone, la Cámara de Apelaciones lo confirmó, abriendo el
camino a los despidos de Horacio Catena, por ese entonces secretario gene-
ral del Sutef y de la CTA Autónoma, y de Raúl Arce, secretario gremial de
esa central, entre otros.
Vaya como anécdota tragicómica que en 2013, año de la toma y los pro-
cesamientos, la entonces gobernadora Ríos encabezó el Frente PODES con
la Unión Popular de Víctor De Gennaro y el PTP de Juan Carlos Alderete,
organizaciones a las que pertenecían la mayoría de los procesados. También
fue de la partida el Movimiento Socialista de los Trabajadores.

Granados: un “mataguachos” como ministro de Seguridad


Volviendo al año 2013, el ya descripto fenómeno inflacionario se tradu-
jo en descontento de los trabajadores y los sectores populares con el gobier-
no nacional y sus pares. A esta situación se sumaba el malestar de sectores
de las clases medias que hacía tiempo venían embanderándose con la dis-
cusión sobre la “inseguridad”.
En este marco, tanto el FPV como el Frente Renovador hicieron una
fuerte campaña de mano dura hacia las elecciones primarias de agosto,
donde terminó ganando Sergio Massa. La reacción del gobierno provincial
ante la derrota, con total anuencia de la presidencia, fue profundizar la lí-
nea represiva desdoblando el Ministerio de Seguridad y nombrando en el
cargo al intendente de Ezeiza, Alberto Granados.
No se trataba de un personaje cualquiera. Sobre Granados pesaban va-
rias denuncias por la existencia de escuadrones de la muerte, financiados
por los principales comerciantes del distrito, que aniquilaban a los jóvenes
con total cobertura municipal. Asimismo en 2002, uno de sus punteros, el
expolicía Jorge Bogado, había asesinado a Hugo Javier Barrionuevo, mili-
tante de la Agrupación Aníbal Verón, mientras participaba en un piquete
en El Jagüel172.
Granados también había sido precursor de las policías comunales. Poco
antes de su nombramiento como ministro, en julio de 2013, un miembro de
ese cuerpo, el bonaerense retirado Mario Correa, mató a balazos en Adrogué
al joven Mauro Silva, quien trataba de frenar la paliza que el exuniformado le
estaba propinando a su propia esposa. En esta tónica las primeras medidas de
Granados fueron confirmar al jefe de la Bonaerense, Hugo Matzkin, despla-
zar a los pocos civiles que quedaban a cargo de la policía y convocar a efec-
tivos retirados (nada más y nada menos) para cubrir tareas administrativas

172 “El leve delito de matar un piquetero”, Página 12, 7 de febrero de 2002.
CARLA LACORTE 237

con la aspiración de contar con 100.000 efectivos en la calle. Viendo las cifras
actuales de la policía en la provincia hay que decir que lo logró.
Al mismo tiempo el candidato del FPV, Martín Insaurralde, volvía a
poner en la mira a la juventud con un nuevo proyecto de baja de edad de
imputabilidad. La prédica de mano dura y el empoderamiento policial no
tardarían en traer gravísimas consecuencias políticas.

Los uniformados se levantan


En los primeros días de diciembre de 2013, este mecanismo perverso de
alimentar permanentemente al monstruo represivo (que le permitía sortear
con éxito la multiplicidad de episodios en los que se expresaba su descompo-
sición) terminó habilitando un inédito levantamiento simultáneo de la po-
licía en 21 provincias argentinas, al que también se sumó la Gendarmería.
Los uniformados reclamaban aumento salarial y mejoras en las condi-
ciones en las que desarrollaban sus tareas. Los levantamientos consistieron
en autoacuartelamientos con el consiguiente abandono de tareas y la toma
de edificios públicos. Con el correr de los días comenzaron a registrarse sa-
queos en varias provincias, siendo Córdoba y Tucumán los lugares en los
que más se expresó esta situación. El saldo fue de 18 muertos y una canti-
dad no precisada de heridos. En varios casos se denunció que la misma po-
licía era la que incentivaba estas acciones.
Como consecuencia de estos hechos, el 13 de diciembre el gobierno na-
cional decretó un aumento salarial para todas las fuerzas federales. Los go-
biernos provinciales asumieron una actitud similar ante las policías que se
habían sublevado.
Para dar una idea de los aumentos obtenidos con este verdadero chanta-
je armado, el salario mínimo de un policía bonaerense pasó de $ 4.700 (una
cifra superior a la que ganaba un docente o un trabajador estatal) a $ 8.570,
es decir, un aumento del 82,3 %.
La policía como institución hacía valer su rol como principal engranaje
represivo del Estado y hacía gala de esto.
No solo la derecha y los medios habían aportado para tan nefasto
fin. En la Policía Bonaerense el reclamo fue organizado por el SinPoPe
(Sindicato de Policías y Penitenciarios) y el SiPoBa (Sindicato Policial
Buenos Aires). El SinPoPe tenía como máximo referente al entonces con-
cejal del Frente Renovador por Lanús, Salvador Baratta, un excomisario
que había participado en la Masacre del Puente Pueyrredón y en la re-
presión de Kraft en 2009, entre otras “perlitas”, y contaba con el apoyo
de Hugo Moyano. Más escandaloso era el caso del SiPoBa que reciente-
mente había ingresado a la CTA Autónoma de Pablo Micheli, Víctor de
238 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

Gennaro y “Cachorro” Godoy (en ese entonces juntos) y consideraba a


los policías “trabajadores del Estado”, embelleciendo vergonzosamente su
rol de represores a sueldo173.
Hay que decir también que no fue solo la CTA la que lavó la cara de los
represores. Peor aún, un grupo de izquierda como el Movimiento Socialista
de los Trabajadores envió a su dirigente Vilma Ripoll a solidarizarse en for-
ma directa con los policías “levantiscos”174.
Por su parte, Izquierda Socialista (que también defiende la sindicaliza-
ción policial) y el Partido Obrero, si bien no apoyaron directamente los le-
vantamientos los consideraron una especie de “punto de apoyo” para otros
reclamos salariales, confundiendo nuevamente las banderas entre los tra-
bajadores y los que los reprimen cuando salen a luchar. Más adelante, que-
remos retomar en un capítulo específico esta polémica con los sindicatos y
la izquierda175.
Las diferencias entre los partidos de izquierda respecto a los levanta-
mientos policiales llevaron a que se dividiera en dos marchas el reclamo
de juicio y castigo por los crímenes de Estado del 19 y 20 de diciembre de
2001. El 19 marcharon la CTA y una parte de la izquierda reclamando au-
mento salarial, sin condenar en absoluto las rebeliones de uniformados. El
20 marcharon las agrupaciones que hoy componen el MAC, la Correpi,
el CeProDH y el PTS, entre otros, con las consignas “Aumento salarial
a los trabajadores, no a los represores” y “Absolución de los petroleros de
Las Heras”176.
Justamente, la lucha por la absolución de los trabajadores petroleros con-
denados a cadena perpetua iba a marcar los inicios de 2014.

La lucha por la absolución de los petroleros de Las Heras


Como señalamos en el capítulo 5, en febrero de 2006 se produjo la lu-
cha de los petroleros de la localidad santacruceña de Las Heras, que sumó
al conjunto del pueblo y que fue duramente reprimida por el gobierno pro-
vincial. También decíamos que el hecho constituyó una de las excepciones
173 Satur, Daniel, “¿Sindicato de policías o asociación de criminales a sueldo?”, La
Verdad Obrera N° 552, 19 de diciembre de 2013.
174 “Reclamo policial/Ripoll: ‘Hay que aumentar los salarios, democratizar y sindica-
lizar’”, en MST, Nueva Izquierda, http://vilmaripoll.mst.org.ar/2013/12/09/reclamo-policial-ri-
poll-hay-aumentar-los-salarios-democratizar-sindicalizar/, consultado el 5/5/19.
175 Rosso, Fernando, “La izquierda y el motín policial”, La Verdad Obrera N° 551, 12
de diciembre de 2013.
176 “Este 20D marchamos por: aumento para los trabajadores, no para los represo-
res. Absolución para los petroleros de Las Heras”, Declaración del PTS a 12 años de la re-
belión popular, 18 de diciembre de 2013.
CARLA LACORTE 239

en los primeros años del gobierno kirchnerista que levantaba como bande-
ra la no represión de la protesta.
En aquel momento habían sido detenidos y procesados 9 trabajadores
petroleros, acusados de “coacción agravada”, por la nunca esclarecida muer-
te del policía Sayago, en medio de la brutal represión a la pueblada a la que
hacíamos referencia.
El 12 de diciembre de 2013 todos fueron condenados por el Tribunal
Penal de Caleta Olivia, 4 de ellos a cadena perpetua177.
La escandalosa condena antiobrera era una severa advertencia para los
luchadores en el marco de un pronunciado cambio del gobierno respecto a
la criminalización de la protesta.
Como respuesta a esta verdadera provocación se puso en pie el Comité
por la Absolución de los Petroleros de Las Heras, conformado por los Suteba
combativos, las comisiones internas dirigidas por el sindicalismo combati-
vo, los centros de estudiantes, los organismos de derechos humanos y los
partidos de izquierda, entre otros, jugando en el mismo un rol protagónico
el CeProDH y el PTS.
Comenzó entonces una campaña nacional por la absolución que contó
con el apoyo de Osvaldo Bayer, Nora Cortiñas y Adolfo Pérez Esquivel, en-
tre varias personalidades de la lucha por los derechos humanos. Las mar-
chas, actos y radios abiertas, como las que realizamos en Quilmes178, junto
a otras organizaciones, atravesaron todo el país.
En el marco de esta campaña, el 27 de febrero de 2014 se llevaron ade-
lante cortes de rutas y de autopistas en distintos puntos del país que fueron
duramente reprimidos por la policía y la Gendarmería, con un saldo de va-
rios detenidos y heridos, entre ellos, mis compañeros Luis Sucher, delegado
del Hospital Posadas, y Luis Giordano, delegado de Alicorp179.
Quien coordinó el operativo de ese día fue el entonces secretario de
Seguridad y exmilitar carapintada, Sergio Berni, quien iba creciendo en
protagonismo e iba a jugar un rol central en los últimos años del gobier-
no de CFK.
Pocos días después, en la apertura de las sesiones ordinarias del
Congreso, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner reivindicó tanto la
represión como la condena, en un claro gesto político destinado a mostrar

177 González Seligra, Nathalia, “Diez años del inicio de la persecución a los petroleros
de Las Heras”, en La Izquierda Diario, www.laizquierdadiario.com/Diez-anos-del-inicio-de-la-
persecucion-a-los-petroleros-de-Las-Heras, consultado el 5/5/19.
178 “Radio abierta en Quilmes por la absolución de los petroleros de Las Heras”, en
La Verdad Obrera N° 556, 6 de febrero de 2014.
179 González Seligra, Nathalia, “Diez años del inicio de la persecución a los petrole-
ros de Las Heras”, en La Izquierda Diario, https://www.laizquierdadiario.com/Diez-anos-del-
inicio-de-la-persecucion-a-los-petroleros-de-Las-Heras, consultado el 5/5/19.
240 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

la nueva actitud del gobierno frente a la protesta social que se había inaugu-
rado a fines de 2010180.
La condena contra los petroleros nunca pudo hacerse efectiva. La lucha
por su absolución continúa.

Las tres B en el cordón rojo de la Panamericana


Durante los años posteriores a la crisis de 2001 el cordón de la
Panamericana había sido uno de los principales centros de desarrollo del
sindicalismo combativo. Lentamente, las agrupaciones clasistas comenza-
ron a crecer y a conquistar importantes puestos de lucha en los sindicatos
e, inclusive, a ganar comisiones internas, jugando un rol destacado muchos
de mis compañeros que hoy conforman el MAC.
Como hemos visto, el dato era observado atentamente por las patro-
nales y el gobierno que intentaron dar un golpe a este proceso en Kraft en
2009. No lo lograron, pero siguieron conspirando. El año 2014 iba a mos-
trar una particular articulación entre las empresas, la burocracia sindical,
las fuerzas represivas y el gobierno con el objetivo de ofrecerle al establish-
ment un “país normalizado” hacia las elecciones de 2015.
El primer round fue en la autopartista Gestamp de Escobar. Aduciendo
una reducción de las ventas, la patronal impuso decenas de suspensiones a
mediados de abril que luego, en mayo, se convirtieron en 69 despidos, apo-
yados por la burocracia del Smata conducida por Roberto Pignanelli (que
mandaba a sus patotas para amedrentar a los obreros en lucha) y por un
inusitado cordón policial que rodeaba la fábrica mientras el Ministerio de
Trabajo mantenía un silencio cómplice.
Los obreros respondieron con un campamento en la entrada de la fá-
brica y el bloqueo de los portones acompañados por las comisiones inter-
nas combativas de la zona, por varios organismos de derechos humanos y
por los partidos de izquierda. Al operativo represivo se sumó entonces la
Gendarmería. La conducción del Smata, mientras tanto, hacía su aporte al
bando patronal sacando una solicitada en los medios nacionales en la que
llamaba a enfrentar “la anarquía” en la industria automotriz, en alusión a
los delegados antiburocráticos.
El martes 27 de mayo 9 obreros lograron evadir el cerco de policías y
gendarmes y subieron a un puente grúa en el interior de la fábrica. Durante
4 días resistieron sin agua ni comida, mientras las fuerzas represivas los

180 “Cristina: todo el mundo tiene derecho a protestar pero no impidiendo que la
gente vaya a trabajar”, El Cronista, 1° de marzo de 2014, https://www.cronista.com/econo-
miapolitica/Cristina-Todo-el-mundo-tiene-derecho-a-protestar-pero-no-impidiendo-que-la-
gente-vaya-a-trabajar-20140301-0030.html, consultado el 5/5/19.
CARLA LACORTE 241

cercaban dentro de la empresa y en los alrededores. Al mismo tiempo los


otros trabajadores acompañados por las organizaciones solidarias bloquea-
ban todos los portones181. Cuatro días más tarde obtenían un triunfo par-
cial con el dictado de la conciliación obligatoria, con todos los despedidos
adentro, por parte del Ministerio de Trabajo provincial a cargo de Oscar
Cuartango.
La empresa se negó a cumplir la resolución. Entonces, en un claro ges-
to de solidaridad patronal, la presidenta Cristina Fernández salió a cuestio-
nar la resolución que favorecía a los trabajadores, responsabilizándolos por
la paralización de la industria automotriz. Al coro se sumó la entonces mi-
nistra de Industria, Débora Giorgi, que calificó la conciliación de “oportu-
nista y facilista” y sostuvo que los obreros que habían subido al puente grúa
“tiraban elementos contundentes contra el resto de los trabajadores”. Como
consecuencia de este verdadero operativo a favor de la patronal, el 3 de ju-
nio en un gesto inédito el ministro Cuartango revocó la conciliación. Los
obreros despedidos volvieron a quedar en la calle.
Nuevamente el entramado entre patronal, fuerzas represivas, gobier-
no y burocracia en la Zona Norte del GBA había entrado en acción. Por
esos días comenzaba también la principal y más extensa batalla que tuvo
que enfrentar.
El 27 de mayo la autopartista norteamericana Lear cesanteó a 300 ope-
rarios de su planta de Talar de Pacheco. A fines de junio las suspensiones
se transformaron en 240 despidos, incluyendo a los delegados. El ataque
apuntaba a derrotar a la Comisión Interna y al activismo que el año an-
terior habían logrado la reincorporación de casi dos decenas de obreros
despedidos, y que en ese momento se oponían a un plan de la empresa,
avalado por el Smata, que consistía en bajar las categorías de los nuevos
trabajadores que ingresaran.
Esta vez la patronal, que había “aprendido” del conflicto de Gestamp don-
de el paro afectó la producción de automotrices como Ford y Volkswagen,
acumuló stock para poder soportar una lucha prolongada. Y cuando la pa-
ralización de la fábrica llevó al agotamiento de los productos guardados, el
gobierno kirchnerista le permitió a la empresa la importación indiscrimina-
da de los cables que producía la fábrica, violando la propia ley establecida en
ese entonces por el Ejecutivo. Este elemento central, junto al silencio cómpli-
ce del Ministerio de Trabajo, fue clave para comprender las bases materia-
les de la intransigencia que exhibió Lear durante meses. Pero no es el único.
El papel de la burocracia del Smata fue aún más escandalosamente
carnero que en Gestamp. El 17 de julio, a un mes de iniciado el conflic-
to, la conducción del sindicato realizó una asamblea para destituir a los

181 “Gestamp: la enorme lucha de los trabajadores despedidos”, La Verdad Obrera N°


571, 29 de mayo de 2014.
242 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

combativos delegados de Lear en el sindicato de Capital, con toda la inten-


ción de descabezar la conducción de la lucha e impedir su reincorporación.
Los trabajadores fueron llevados bajo coacción desde todas las automotri-
ces de Zona Norte. La Justicia declaró nula la asamblea. Pocos días des-
pués, el 23 de julio, la burocracia intentó romper, junto a la policía, el corte
que los despedidos llevaban adelante en la Panamericana. El 29 el Smata
directamente intentó ingresar, custodiado por la Bonaerense, en la fábrica
bloqueada por sus trabajadores. A esto hay que agregar múltiples ataques
contra las obreras y obreros en lucha, como el registrado en la madrugada
del 22 de octubre, cuando un grupo de lúmpenes armados con palos y cu-
chillos avanzaron sobre la carpa que mantenían los trabajadores en la puer-
ta de la fábrica182.
Sin embargo, el concurso de esta “Santa Alianza” no podía parar a los
“Indomables” de Lear, como los habían bautizado los medios de comunica-
ción. En ese marco, entró en escena la Gendarmería, comandada por el ya
nombrado secretario de Seguridad, Sergio Berni. El 30 de julio dicha fuer-
za irrumpió en la Panamericana para impedir otro corte de los obreros. Los
uniformados se encontraron entonces con una caravana de autos de las or-
ganizaciones solidarias con la lucha, en la que jugaron un rol central mis
compañeras y compañeros del PTS. Sorprendidos y desbordados, los gen-
darmes recurrieron a sus viejas mañas: el comandante Juan Carlos Torales
se tiró sobre un coche simulando un accidente para justificar la represión.
Puesto en evidencia por la prensa, el caso bautizado como el “gendarme ca-
rancho”, se convertiría en un escándalo internacional que mostraría el ver-
dadero rostro de la fuerza estrella del gobierno. Sin embargo, lo peor había
pasado desapercibido en lo inmediato: de entre los manifestantes había sa-
lido un hombre canoso que indicó a los uniformados la detención del con-
ductor del coche sobre el que se había tirado Torales. Se trataba de Roberto
Galeano, amigo de Berni y jefe de inteligencia de Gendarmería, que tuvo
que ser separado de la fuerza cuando, poco tiempo más tarde, se hizo públi-
ca la situación. De esta manera caían como un castillo de naipes todas las
negaciones por parte del gobierno respecto a la inteligencia de Gendarmería
denunciadas junto al Proyecto X. A este hecho escandaloso podemos su-
mar que el viernes 8 de agosto, en ocasión de otro corte de la Panamericana
acompañado por una caravana de autos, la Gendarmería arrojó gases la-
crimógenos en el interior del auto en el que viajaba mi compañera Victoria
Moyano, hija de desaparecidos, para obligarla a salir y detenerla.
A fines de agosto, y como producto de la lucha, los delegados fueron
reincorporados, aunque entre la patronal y la burocracia se los sometió a
todo tipo de hostigamientos y ataques con el objetivo de neutralizarlos en

182 Ibídem.
CARLA LACORTE 243

el interior de la planta183. Fue un impulso para el conflicto. Mientras tan-


to, las represiones de Gendarmería contra los obreros y quienes los acom-
pañaban se profundizaban. Mis compañeros Christian Castillo y Nicolás
del Caño, en ese entonces diputados provincial y nacional respectivamen-
te, fueron gaseados en reiteradas oportunidades en los cortes y moviliza-
ciones. Particularmente brutal fue la represión de la tarde del jueves 23 de
octubre cuando Nicolás del Caño, junto a José Montes, dirigente histórico
de los Astilleros Río Santiago, y alrededor de 33 obreros de la fábrica y tra-
bajadores de otros gremios recibieron infinidad de balazos de goma.
A pesar de todo, el empuje de los “Indomables” continuó y el 16 de di-
ciembre lograron que la Sala X de la Cámara Nacional de Apelaciones de
Trabajo ordenara la reincorporación de los despedidos. Cuando se presen-
taron a trabajar el día 19, la patronal los suspendió y luego les impuso vaca-
ciones. Vale decir que todas estas maniobras fueron avaladas por el silencio
cómplice del Ministerio de Trabajo que dejó hacer y deshacer las leyes ar-
gentinas a la patronal norteamericana. En el ínterin, Lear consiguió un fa-
llo que revocaba las reincorporaciones, el 26 de enero de 2015 los volvió a
echar y el conflicto volvió a estallar.
A pesar de las adversidades por las que finalmente no terminó en un
triunfo, el conflicto de los obreros de Lear se extendió por más de ocho me-
ses y se convirtió en la lucha obrera más dura y prolongada que tuvieron
que enfrentar los gobiernos kirchneristas. Este “aguante” inspiró además a
los trabajadores que en todo el país enfrentaron los despidos y las suspen-
siones, avalados por el gobierno y las burocracias sindicales, como los de
Calsa, Shell y Lear en “mi” Zona Sur.
En paralelo, y en íntima relación con el conflicto de Lear, se desarrolló
la lucha de los obreros de la gráfica Donnelley, cuya patronal, también nor-
teamericana, abandonó la empresa. En este caso los trabajadores, no sin es-
fuerzo, pudieron triunfar y pusieron en pie la gestión obrera de la fábrica
que luego se convirtió en Cooperativa Madygraf, una verdadera conquista
de los trabajadores y el pueblo de Zona Norte.

Nisman y la continuidad del aparato de inteligencia de la dictadura


En la mañana del 19 de enero de 2015, mientras se desarrollaba uno de los
últimos cortes de los obreros de Lear, se hizo pública la muerte, aún hoy no
esclarecida, del fiscal de la causa por el atentado a la AMIA, Alberto Nisman.
Fue un hecho que causó conmoción nacional e internacionalmente y
marcó el último año de gobierno de Cristina Fernández, dado que esa

183 “Lear: ‘tienen a los delegados en una especie de jaula’”, en La Izquierda Diario, www.
laizquierdadiario.com/Lear-tienen-a-los-delegados-en-una-especie-de-jaula, consultado el 5/5/19.
244 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

misma mañana Nisman se iba a presentar en el Congreso para denunciarla


por el Memorándum de Entendimiento con Irán.
El fiscal había sido nombrado por el expresidente Kirchner cuando
Estados Unidos impuso, acorde con sus intereses geopolíticos de principios
de siglo, la versión de la responsabilidad iraní en el atentado. La causa ha-
bía progresado poco desde ese entonces. Cuando el amo del Norte cambió
de línea con respecto a Irán durante el gobierno de Barack Obama y, por
consiguiente, el gobierno argentino también, Israel y otros sectores del im-
perialismo norteamericano pusieron el grito en el cielo, Nisman se alineó
con este último sector184.
Pero el caso Nisman no solo evidenciaba los rasgos semicoloniales de
la relación de dependencia de la Argentina con el imperialismo norteame-
ricano: la denuncia contra el gobierno había sido armada en base a prue-
bas aportadas por Jaime Stiusso, agente de inteligencia de la ex SIDE desde
1972 y desplazado en diciembre de 2014, y otros oscuros personajes simi-
lares que “se vengaban” de su reciente desplazamiento de la Secretaría de
Inteligencia que pasaba a ser comandada por Oscar Parrilli.
De esta manera también salía a la luz cómo los servicios de inteligencia
de la dictadura habían perdurado durante los gobiernos kirchneristas, con-
tra los que ahora se rebelaban.
La denuncia sobre la supervivencia y fortalecimiento del aparato repre-
sivo, que contradecía el discurso oficial, no era una cuestión de retórica.

Una larga lucha que llega a su final


En paralelo con la heroica lucha de los “Indomables” de Lear, en sep-
tiembre de 2014 finalmente logramos que José Salmo fuera preso.
Como habíamos señalado, Salmo fue liberado pocos días después que
en 2010 el Tribunal Oral N° 5 de Quilmes lo condenara, gracias a un fa-
llo escandaloso de la Cámara de Apelaciones de ese Departamento Judicial
que se enfocaba en cuestionar mi militancia en los organismos de derechos
humanos y en el PTS, al mismo tiempo que le daba a este asesino de gati-
llo fácil las garantías que no tiene ningún preso común.
Recién en febrero de 2012 la Sala 3 de la Cámara de Casación de La Plata
tomó la audiencia en la que debían tratarse las apelaciones de ambas partes.
En esa oportunidad Marcelo Peña, el abogado de Salmo, trató de evitar
la audiencia hasta que mis abogados, Luis Bonomi y María Aída Bassi, jun-
to a los miembros del Tribunal, le exigieron que se presentara. Una vez en

184 Rosso, Fernando, “La muerte del fiscal Nisman y los servicios de inteligencia”,
en La Izquierda Diario, http://www.laizquierdadiario.com/La-muerte-del-fiscal-Nisman-y-los-
servicios-de-inteligencia, consultado el 5/5/19.
CARLA LACORTE 245

la Sala planteó a viva voz que desistía de esa instancia. Luego de esta nue-
va maniobra dilatoria se tomó de la decisión de que las partes presentaran
los argumentos por escrito.
En septiembre la Sala 3 elevó la condena a siete años pero mantuvo al
expolicía en libertad. Entonces presentamos un recurso extraordinario a
la Suprema Corte bonaerense exigiendo la inmediata detención de Salmo,
que fue acompañado por importantes figuras de la lucha en defensa por
los derechos humanos como Nora Cortiñas, Elia Espen, Mirta Baravalle
(las tres de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora), Patricia Walsh,
Myriam Bregman y varios miembros de la Asociación de Ex Detenidos
Desaparecidos, Liberpueblo, Apemia y el CeProDH. La Suprema Corte
se tomó su tiempo para contestar, rechazando de hecho el pedido de de-
tención. Recién en septiembre de 2013 declararon inadmisible un recur-
so federal presentado por los abogados de Salmo. Realizamos entonces
un pedido de detención al TOC 5 de Quilmes, que lo había condenado.
Contradictoriamente con su fallo de 2010, en el que se fundamentaba el ca-
rácter efectivo de la condena, los jueces le permitieron seguir en libertad
hasta que apelara a la Corte Suprema de la Nación.
Salmo ya contaba con cinco confirmaciones de condena en su contra
pero no estaba preso. Como denunciaba en aquel momento, esto sucedía
mientras el 60 % de la población carcelaria no tenía ni una condena de pri-
mera instancia. La impunidad no hacía más que alimentar la idea de que el
gatillo fácil “no pagaba”.
Un dato que ilustra la situación descripta fue la incorporación de Salmo
al Ministerio de Salud de la provincia desde aproximadamente 2010 has-
ta el momento de su detención. La noticia no la recibimos en forma oficial,
sino que surgió de sus propios compañeros de trabajo que descubrieron de
quién se trataba luego de ver su foto en los diarios. La administración Scioli,
y su gobierno de mano dura, mantenía el puesto de este expolicía condena-
do, contrariando las leyes del propio Estado provincial.
Finalmente en agosto de 2014 la Corte Suprema de la Nación rechazó un
recurso interpuesto por el abogado de Salmo. Ya no le quedaban instancias
a las que apelar. El día 6 nos presentamos ante el TOC 5 de Quilmes para
pedir su detención inmediata. La insólita respuesta del Tribunal fue que no
habían recibido la notificación. Comenzamos a denunciar las dilaciones de
la justicia que habilitaban la posibilidad de que el expolicía se diera a la fuga
(como ya había ocurrido en otros casos) e iniciamos una campaña que con-
tó, entre otros, con las adhesiones del Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez
Esquivel, y Nora Cortiñas.
Sin novedades, a mediados de septiembre resolvimos realizar una nue-
va movilización al Tribunal en una fecha significativa para la lucha por
los derechos humanos: el 16, en un nuevo aniversario de La Noche de los
246 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

Lápices. Luego de reunirnos con los jueces, que seguían dando vueltas, se
ordenó la detención. Salmo no aparecía. No tuvimos notificación oficial,
pero nos enteramos por los medios que se había entregado espontáneamen-
te en una comisaría de Berazategui.
La detención, ahora sí definitiva, era un enorme paso en la lucha contra
la impunidad, dadas las enormes arbitrariedades sufridas y también la tras-
cendencia que había alcanzado mi caso. En consecuencia la tomamos como
punto de apoyo para la exigencia de justicia de todas las víctimas de la vio-
lencia policial y para enfrentar la creciente criminalización de la juventud
y la pobreza185.
Decimos creciente porque al abanico de fuerzas represivas con las que
se militarizaban los barrios del pueblo trabajador se habían agregado entre
2013 y 2014 las famosas policías locales de Scioli, que nuevamente incre-
mentaron los casos de gatillo fácil, que pasaron de 417 en el primer año ci-
tado a 441 en 2015.
Habían sido más de trece años de lucha contra la Bonaerense, que ha-
bía plantado pruebas y había hecho todo tipo de maniobras y aprietes para
que no se imputara a Salmo (como vimos en los capítulos 3 y 4), que le ha-
bía puesto abogados y había dado apoyo, incluso cuando ya no era miembro
de la fuerza, como observamos con el doctor Peña, que “curiosamente” tam-
bién fue abogado del genocida y excapellán policial Christian Von Wernich.
Habían sido más de trece años de lucha contra un Poder Judicial que,
con total instinto de clase, había imputado a Salmo por simples “lesiones
culposas”, que se negó a realizar las pruebas necesarias para poder discernir
su responsabilidad en los hechos, que lo absolvió por considerar al gatillo
fácil “cumplimiento del deber” y que cuando estuvo condenado le permitió
agotar en libertad todas las instancias de apelación, mientras a mí me acu-
saba por ser militante de izquierda y defensora de los derechos humanos.
Esos trece años también coincidieron casi exactamente con los tres go-
biernos kirchneristas. Si bien no les cabe el mismo nivel de responsabilidad
que el que tuvieron las instituciones nombradas para sostener la impunidad
de Salmo, además de que algunos dirigentes y militantes de ese sector res-
paldaron mi lucha, también es cierto que la contradicción entre el discur-
so en defensa de los derechos humanos y las concretísimas concesiones a la
derecha, particularmente en los años de auge de Juan Carlos Blumberg y
Scioli, les dieron un aval al nefasto accionar de los jueces.
Más y peor aún que mi caso individual, ese discurso, cada vez menos do-
ble en la práctica, habilitó el crecimiento de los casos de gatillo fácil y muer-
tes en las comisarías, que pasó de 256, en plena crisis de 2001, a 441 en 2015.

185 “Carla Lacorte: Logramos que el policía que me baleó vaya preso”, La Verdad
Obrera N° 581, 7 de agosto de 2014.
CARLA LACORTE 247

Algunas conclusiones preliminares


sobre la represión en los gobiernos kirchneristas

Como ya hemos señalado en los capítulos 3 y 4, el kirchnerismo incor-


poró a la agenda de gobierno la histórica demanda de castigo a los genoci-
das de la dictadura, sostenida por la lucha incansable de los organismos de
derechos humanos. También vimos que, en gran medida, esta política se
originaba en la necesidad de darle una base social a una gestión que había
nacido débil en la particular situación pos 2001.
Esta es la realidad de los autoproclamados “gobiernos de los derechos
humanos”. Más contradictoria se vuelve la calificación a medida que los crí-
menes se acercan a la actualidad.
Durante las tres gestiones kirchneristas no solo puede observarse una
persistencia, sino también un crecimiento exponencial del gatillo fácil y de
las muertes en las comisarías. Si bien en 2003, el primer año del gobierno
de Néstor Kirchner, la cantidad de casos registrados retrocedió a 173, en
2004, en plena “era Blumberg”, subió a 212 y a partir de ese momento no
paró de aumentar, pegando un salto aún mayor a partir del año 2013 cuan-
do se llegó a 417 casos186.
Si bien para entender este crecimiento es ineludible analizar la dinámi-
ca de las fuerzas que lograron cierto nivel de autonomía y de poder y tienen
un alto grado de descomposición, como las policías provinciales, en parti-
cular, la Bonaerense, también hubo una política en la que el gobierno –a ve-
ces por presión de la derecha y los medios y otras, a través de sus agentes
directos– aumentó sus atribuciones, su número (ver capítulo 1) y su poder
de fuego para lidiar con situaciones originadas en la marginalidad, particu-
larmente de los jóvenes (que siguió existiendo a pesar del crecimiento eco-
nómico de los primeros años de las gestiones kirchneristas). Esta situación
la denunciamos a fines de 2014 junto con Christian Castillo, por ese enton-
ces diputado provincial por el FIT, con María del Carmen Verdú y con fa-
miliares de víctimas de gatillo fácil en una Audiencia Pública realizada en
la legislatura provincial187.
Esta lógica de reprimir el “delito menor” en lugar de invertir en solu-
ciones estructurales para evitar ese problema no solo redundó en un en-
valentonamiento de los uniformados, con sus lógicas consecuencias en
el crecimiento del gatillo fácil, sino que también aumentó el poder fácti-
co de ese “nido de víboras imposible de gobernar”, tal como definiera a
la Bonaerense un comisario de la fuerza en una entrevista con Ricardo

186 Archivo Correpi.


187 “Se realizó audiencia contra el “gatillo fácil” en la Legislatura Bonaerense”, 5 Días,
19 de diciembre de 2014.
248 LA DISCIPLINA DE LAS BALAS

Ragendorfer188. Vaya como prueba de esto el levantamiento policial de 2013


al que ya hicimos referencia.
A estos elementos hay que agregar la presencia de fuerzas federales como
Gendarmería y Prefectura en los barrios del pueblo trabajador, incremen-
tada fundamentalmente desde fines de 2010, a las que luego se sumaron las
policías locales en la provincia de Buenos Aires. Este “refuerzo” apuntaba
tanto a incrementar el control social en general como a “prevenir” y repri-
mir luchas obreras y populares como las que describimos en este capítulo.
No es casual que esta modificación en el sistema represivo surgiera luego de
la creación del Ministerio de Seguridad en los días posteriores a la toma del
Parque Indoamericano. En ese marco se explica el enorme incremento de
los casos de gatillo fácil en la segunda década del nuevo siglo.
En cuanto a la represión a la protesta, el panorama fue diferente al se-
ñalado para el gatillo fácil. La correlación de fuerzas pos 2001, particular-
mente luego de la Masacre de Puente Pueyrredón, puso un claro freno al
accionar de las fuerzas represivas del que tuvo que tomar nota el gobierno
kirchnerista. En particular, las autoridades tuvieron que ser muy cuidado-
sas con los reclamos obreros, ya que contaban con una enorme legitimidad,
luego de años con niveles de desocupación del 25 %.
Decimos correlación de fuerzas y no orientación política guberna-
mental de “no reprimir” porque, como vimos en 2003 con la rápidamen-
te desechada idea de crear una Brigada Antipiquetera (ver capítulo 4), no
faltaron intentos para recomponer la legitimidad del poder coercitivo del
Estado. Otra prueba en ese sentido fue la negativa del kirchnerismo respec-
to a otorgar una amnistía a los 2.500 luchadores obreros y populares pro-
cesados que tenía la Argentina al comenzar su gestión. Lejos de eso, para
2015 ya habían llegado a 5.000 las personas sobre las que pendía esa extor-
siva Espada de Damocles.
No obstante, hubo excepciones a la regla en ese primer período y se re-
primieron duramente las protestas en que los trabajadores afectaron los
intereses de los empresarios ligados al kirchnerismo, como fueron los ya re-
latados casos de los petroleros de Las Heras en 2006 o el Casino Flotante
de Cristóbal López a principios de 2008. En el primer caso, la impunidad
represiva fue facilitada por tratarse de un lugar alejado del centro del poder
político como Santa Cruz; en el segundo, pesaba el 54 % de los votos obte-
nidos por Cristina Fernández, amén del silencio de los medios como Clarín,
que venía de ser beneficiado por Néstor Kirchner con la autorización de fu-
sionar Cablevisión y Multicanal.
El cambio en relación a esta política de “no represión a la protesta” se
dio, como ya señalamos, a partir de 2010, cuando emergieron los reclamos

188 Dutil, Carlos, Ragendorfer, Ricardo, La Bonaerense, Historia criminal de la policía de


la Provincia de Buenos Aires, op. cit., p. 11.
CARLA LACORTE 249

de los sectores que no disfrutaron de la “década ganada” como los trabaja-


dores precarizados, los sin techo y los pueblos originarios, entre otros.
Este momento de cambio político, precedido por la detención de dirigen-
tes de movimientos de desocupados como Roberto Martino del MTR, se ca-
racterizó desde 2010 por represiones duras y con los primeros muertos en
ellas luego del crimen de Carlos Fuentealba en el Neuquén de Sobisch. Según
los archivos de la Correpi, durante el gobierno de CFK, fundamentalmen-
te durante el segundo mandato, se registraron veinte muertos en piquetes y
marchas. Puede decirse que si bien el clima no fue de represión generalizada,
ya que se mantenía la correlación de fuerzas que planteamos más arriba, este
último período se caracterizó por una política dura con los sectores más ex-
plotados y con la vanguardia obrera, más parecida a la “zanahoria y el garro-
te” del peronismo clásico que a todo lo vivido en los años previos.
Junto con este andamiaje de represión directa, el Proyecto X y la muerte
del fiscal Nisman pusieron en evidencia que también seguía intacto el poder
y el accionar de los servicios de inteligencia dentro del aparato represivo.
Algo similar podemos decir de “las bandas” que subsistían desde la dicta-
dura en la Bonaerense como mostró la desaparición de Jorge Julio López.
Para culminar, el citado giro en la relación con las masas registrado des-
de fines de 2010 llevó a que la práctica represiva dominante, pero oculta, no
fuera solamente el gatillo fácil. Todo esto, insistimos, con la característica
de una correlación de fuerzas, a la que mucho ha aportado la lucha de los
organismos de derechos humanos, en la que se hace imposible, por ahora,
cualquier perspectiva de represión generalizada.
Cartel de la marcha
a 9 años

Marcha a 9 años, 2 de junio de 2010


Repercusiones de la marcha
a 9 años

Antes de ingresar a la audiencia de condena al policía que me disparó


Declarando ante el TOC 5 con
Salmo y su abogado a su lado

Con Luis Bonomi, abogado del


CeProDH, en la audiencia de
condena
Repercusiones en los
medios de las audiencias
para establecer los años de
condena

Saliendo de Tribunales luego de que lográramos la condena efectiva de Salmo


Saludando a los compañeros movilizados el día de la condena

Luis Bonomi y María Aída Bassi, mis abogados, hablando el día de la condena a Salmo
Cartel denunciando la escandalosa excarcelación de Salmo
Inicio del juicio por el asesinato de Mariaro Ferreyra

Con Victoria Moyano Artigas en el acto de repudio a la prisión domiciliaria del médico
genocida Jorge Bergés
Afiche a 10 años
Con José Montes, dirigente
histórico del ARS y del PTS,
y Nora Cortiñas

Repercusión de la
movilización a 10 años

Marcha a 10 años con Alejandrina Barry,


Andrea D´Atri, Christian Castillo,
Myriam Bregman, José Montes
y Patricia Walsh
A 36 años del golpe genocida
con Myriam Bregman

Afiche marcha a 11 años, 1º de junio de 2012


Marcha a 12 años, junio de 2013

Marcha por la absolución de los petroleros de Las Heras


Cortando el Puente
Pueyrredon por la
absolución a los petroleros
de Las Heras

Con Carlos Slepoy,


sobreviviente de la dictadura
militar y victima de la
brutalidad policial en
España, 24 de marzo de 2014
Marcha a 13 años, exigiendo la detención de Salmo
Afiche a 13 años, 3 de junio de 2014
Con mis compañeros Jorge Turco Sobrado, Gloria Pagés , Andrea D´Atri, Ana Laura Lastra
y Christian Castillo

Con Luis Bonomi y Celia, madre de Mauro Silva, asesinado por un miembro de la policía
comunal de Alberto Granados
Marchando junto a los obreros de Lear
Con compañeros del Suteba, la Comisión de Homenaje Permanente a las Madres de Plaza de
Mayo de Quilmes y el Polo Obrero antes de ingresar a exigir que se ejecute la detención de Salmo

Marcha en solidaridad con los trabajadores despedidos de Honda

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