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2 ARISTOTELES Etica Nicomdquea RISTOTELES ERA UN HOMBRE PRACTICO. Aunque recibio las ensefanzas de Platén, rechaz6 la idea de su maestro segun la cual la realidad se halla mas alla del mundo cotidiano, en el reino de las formas. No crefa en el mito platénico de la caverna. En el fresco de Rafael denominado La es- cuela de Atenas (1511), Platon sefiala hacia el cielo y las formas; Aristote- les, por el contrario, dirige el brazo hacia el mundo. Sus estudios desbor- dan con mucho lo que actualmente entendemos por filosofia; por ejemplo, fue uno de los primeros grandes bidlogos. Sus intereses filos6ficos son amplisimos y abarcan la metafisica, la ética, la politica y la estética. A pesar de que su Etica Nicomadquea no sea mas que una coleccién de notas de lectura, el estilo irregular, oscuro a trechos, y desde luego no pensada para publicarla, sigue siendo una de las obras mas importantes de la historia de la ética. Aristoteles se plantea aqui una de las cuestio- nes fundamentales para los seres humanos: «;Cémo debemos vivir? », una pregunta que estaba en el meollo de las discusiones éticas de los clasicos, pero que los filésofos del siglo xx lamentablemente han desa- tendido. Su respuesta, aunque compleja y en ocasiones extravagante, no solo es importante por constituir un hito dentro de la historia de la ci- vilizacion, sino también por su fundamental influencia sobre el actual debate filoséfico. La Etica Nicomdquea es una obra densa y compleja sobre cuya exac- ta interpretacion compiten las sutilezas de los especialistas; sin embar- go, es bastante facil seguir el hilo de los principales temas. Algunos de los términos clave que utiliza Aristoteles no son faciles de traducir. De 28 ARISTOTELES hecho, a la mayoria de los filésofos que se ocupan de Aristoteles les ha parecido mas honrado usar transliteraciones de cierto ntimero de pala- bras griegas en vez de confiar en equivalencias aproximadas que po- drian inducir a confusion. Uno de esos términos de la mayor importan- cia es eudaimonia. EUDAIMONIA: LA VIDA FELIZ A menudo se traduce eudaimonta por «felicidad», pero esta version puede ser muy engafiosa. También se traduce otras veces por «floreci- miento», palabra que, aun siendo algo engorrosa, tiene connotaciones més apropiadas: por ejemplo, sugiere la analogia entre el florecimiento de las plantas y el florecimiento de los seres humanos. Aristoteles cree que todos deseamos la eudaimonta, con lo que quiere decir que todos deseamos que nuestra vida vaya bien. Una vida eudaimon es una vida completa. Es la clase de vida que todos elegiriamos si todos pudiéramos elegir: la clase de vida que deseariamos para quienes amamos. La eudai- monia se persigue siempre como un fin, no como un medio para un fin. Puede que busquemos dinero, por ejemplo, porque constituye el medio para comprar ropas caras, y puede que compremos ropas caras debido a que creemos que nos haran mas atractivos para las personas que desea- mos atraer; queremos atraer a las personas porque creemos que tienen la facultad de hacer que nos vaya bien la vida. Pero no tiene el menor sentido preguntar por qué queremos que nos vaya bien la vida. La eudai- monia no puede servir a ningun proposito: es el término donde acaba esta especie de cadena de explicaciones. No tiene sentido preguntar «;Por qué perseguir la eudaimonia?», dado que para Aristoteles es una verdad conceptual que trata de lo que hacen todos los seres humanos. La eudai- monta no es lo unico que se persigue como un fin en si mismo; podemos, por ejemplo, ofr musica o pasar el rato con nuestros hijos sin esperar que se derive nada de estas actividades, sino porque es como queremos pasar el tiempo en este mundo. No obstante, en estos casos persegui- mos esas cosas porque creemos, con raz6n o sin ella, que forman parte de la vida eudaimon. Uno de los objetivos de la Etica Nicomadquea es dilucidar la prosecu- cion de la eudaimonta. Si sabemos qué buscamos y cual es el procedi- 29 LA CAVERNA DE PLATON miento para alcanzarlo, entonces es mas probable que lo consigamos, aun si en ultimo término, como cree Aristoteles, nuestra anterior for- macion y las circunstancias materiales dadas determinen en gran medi- da nuestra capacidad para seguir el camino recto, A diferencia de muchos filosofos morales posteriores, Aristoteles era realista respecto a la in- fluencia de los acontecimientos que escapan a nuestro control en la for- tuna de nuestra vida. Opinaba que tener cierta cantidad de dinero, un aspecto aceptable, buenos hijos y origenes son requisitos previos para cualquier vida eudaimon. Sin el beneficio de estas disponibilidades tal vez nos sea imposible alcanzar el estado superior de eudaimonia, pero debemos adecuar nuestras acciones a las circunstancias concretas en que nos encontremos. Para Aristoteles, vivir bien no se consigue tanto aplicando reglas generales a los casos particulares como adaptando nuestro comportamiento a las circunstancias concretas de nuestra vida. Es senal de inteligencia, dice Aristoteles, no atenerse a mas precisio- nes que las adecuadas al campo de accion en que se opera. Los juicios sobre como vivir solo son ciertos para la mayoria. No son aplicables a todos los individuos en todas las circunstancias, de manera que no son reglas irrevocables. La ética no es una materia exacta como las matema- ticas. El interés del carpintero por el angulo recto es de orden practico; es muy distinto del interés del geémetra. Seria un error tratar la ética como si no fuera un asunto practico con sus propias normas universa- les. ¥ en tanto que cuestién practica, su objeto es mostrarnos cémo ser personas buenas, no simplemente proporcionarnos una mejor com- prensi6n teorica de lo que significa la vida buena. Pese a creer que todos perseguimos y debemos perseguir la eudai- monia, Aristoteles estaba muy lejos de ser hedonista en el sentido de abogar por la indulgencia sensual. Pensaba que quienes solo deseaban los placeres del sexo, de la comida y de la bebida se rebajan al nivel de las bestias. La eudaimonia no es un estado de bienaventuranza mental. Es més bien una forma de accion, una manera de vivir, que conlleva sus propios placeres, pero no puede cifrarse en actividades particulares. Ha de tenerse en cuenta toda la vida de un individuo antes de poder afirmar con certeza que esa persona ha alcanzado la eudaimonia; en memorables palabras de Aristoteles, una golondrina no hace verano, ni un dia feliz garantiza la felicidad de la vida. Una tragedia acaecida al final de la vida puede invertir por completo el balance de la vida. Hay cierta verdad, 30 ARISTOTELES pues, en la idea de que no podemos decir de la vida de alguien que haya sido eudaimon hasta después de muerto. Aristoteles llega a tener en cuen- ta la medida en que los sucesos posteriores al fallecimiento pueden afectar a la valoracién de si una vida ha ido bien 0 no; su respuesta fue que las vicisitudes de los descendientes después de la muerte de uno pueden afectar, en una medida limitada, a la propia eudaimonia. LA FUNCION DEL SER HUMANO Aristoteles pensaba que los seres humanos tenian una funcién o ac- tividad caracteristica (un érgon). En otras palabras, lo mismo que se re- conoce a los carpinteros por la actividad que los caracteriza (hacer ob- jetos de madera), el conjunto de los seres humanos tiene una actividad distintiva que nos hace ser lo que somos. La palabra «funcion» hace pensar que los seres humanos estuvieran concebidos para un determi- nado proposito, pero esta no es la connotacion que propugna Aristételes. No esta alegando la existencia de una deidad sabia que sea responsable de haber creado la especie, sino mas bien dirigiendo nuestra atencion hacia las facultades que poseemos y que nos han hecho ser lo que so- mos, en lugar de otra cosa. El érgon humano no puede consistir en el de- sartollo fisico, puesto que también lo comparten las plantas. El desarrollo fisico no diferencia a un ser humano de un geranio. Tampoco puede tratar- se de la capacidad para percibir, puesto que también la tienen otros ani males: por ejemplo, los caballos. El érgon de los seres humanos es la acti- vidad racional; este es el elemento central de nuestra vida en cuanto seres humanos. El ser humano bueno es el que sobresale en esta actividad que lo ca- racteriza. La excelencia del ser humano conlleva una conducta virtuosa. La conclusién de Aristételes es que la vida buena de los seres humanos consiste en una vida guiada por la virtud y la razon. No basta con tener la potencialidad para obrar de forma virtuosa. Los ganadores de los Jue- gos Olimpicos sélo salen de entre quienes compiten y no de entre los que hubieran podido correr més de prisa en caso de haber participado. Del mismo modo, sélo quienes actian ganan recompensas en la vida. Y la recompensa que ofrece la vida es la verdadera felicidad. Los rosales flore- cen en la tierra bien abonada, crecen con vigor y echan muchas flores; los 31 LA CAVERNA DE PLATON seres humanos florecen cuando ocupan la vida en actividades raciona- les y virtuosas. Buena parte de la Etica Nicomdquea trata de especifi- car cémo podria ser esa vida y qué clase de caracter se precisa para llevar una vida buena. Para ello es fundamental el andlisis de las virtudes y de como se adquieren. LAS VIRTUDES Una virtud es un rasgo del cardcter: la disposicién a actuar de una cierta manera en determinadas circunstancias. Hay que sefalar que el término «virtud» tiene hoy connotaciones morales: decir de alguien que es virtuoso supone una valoracion positiva de su caracter moral. Pero para Aristoteles la locucién que nosotros traducimos por «virtud», ethi- kai aretai, simplemente significa «rasgo caracterial sobresaliente» y care- ce de implicaciones morales tal como nosotros entendemos la «moral». En este sentido,-ser virtuoso consiste tan sdlo en poseer y actuar de acuerdo con ciertos rasgos caracteriales sobresalientes, parte de los cua- les pueden ser absolutamente irrelevantes para juzgar el valor moral del sujeto. De hecho, algunos comentaristas han llegado a cuestionar en qué medida es la Etica Nicomdquea una obra de filosofia moral en el sentido en que actualmente entendemos la «moral». Suele pensarse que la mo- ralidad incluye una minima preocupacin por lo que importa a los de- més: tendria légica decir (utilizando el sentido que hoy se da a «morali- dad»): «He creado mi propia moralidad personal que es absolutamente egoista». Sin embargo, lo que interesaba a Aristoteles no era nuestra preo- cupacién por los demas, sino en qué medida colabora eso a que nuestra vida sea afortunada. En algunos aspectos la Etica Nicomaquea se parece a esos manuales destinados a mejorar el desarrollo personal y la eficacia prdctica que tanta popularidad tienen hoy entre los ejecutivos. Aristoteles describe varias clases de virtudes clave. A quien es va- liente, por ejemplo, nunca le domina el miedo de tal modo que no pue- da actuar como debe. Un soldado valiente arriesgara su vida para salvar al companero, y el miedo no lo reduciré a la inaccion; la disidente va- liente se opondrd al gobierno y expondrd sus opiniones, aunque eso le suponga la prisi6n y tal vez la tortura o la muerte. El que es generoso con- cedera con gusto dinero o tiempo a quienes lo necesiten. 32 ARISTOTELES Aristoteles distingue dos tipos de virtud: la moral y la intelectual. Las virtudes morales, como la templanza, se adquieren mediante su temprano ejercicio y se van reforzando hasta llegar a ser costumbres mas que decisiones conscientes; por otra parte, las virtudes intelectua- les, como la inteligencia, pueden aprenderse. La virtudes morales las for- jan los elementos irracionales del individuo; las virtudes intelectuales, los racionales. Aristoteles percibe una estructura comun a todas las virtu- des: se sittian entre dos extremos. Tal es el fundamento de su doctrina del término medio. EL TERMINO MEDIO La nocion aristotélica del término medio se entiende facilmente exa- minando algunos de sus ejemplos. La virtud del valor se sittia entre dos vicios: la deficiencia de valor es la cobardia; el exceso, la temeridad. La virtud del ingenio esta situada entre el vicio de la zafiedad y el de la bu- foneria. Obsérvese que, por regla general, ni el ingenio ni la modestia se consideran virtudes morales, salvo, tal vez, el valor. Una habitual mala interpretacion del término medio considera que aconseja moderacion. Puesto que el término medio siempre se halla en- tre dos extremos de comportamiento, parece que Aristoteles defienda la moderacion en todas las cosas. Sin embargo, del mero hecho de que el término medio esté situado entre la reaccion excesiva y la reaccion in- suficiente no se deduce que la persona virtuosa deba actuar siempre con moderacién. Por ejemplo, si usted viera que alguien esta atacando a un nino, seria inapropiado reaccionar con moderacion. La teoria de Arist6- teles, no obstante, probablemente favoreceria una intervencion agresiva en tales circunstancias. Este comportamiento se situaria entre los extre- mos de la indiferencia y la violencia vengativa. La accion virtuosa siempre se sitta en el tipo de término medio que elegiria una persona con sentido practico, una persona prudente, el phronimos. El phronimos es sensible a las particularidades de cada caso y sabe muy bien cémo comportarse. 33 LA CAVERNA DE PLATON ACCION Y CULPABILIDAD Aristoteles tiene un especial interés por la accién més que por la simple conducta. Cabe decir de los seres humanos que actéan mas que se comportan, puesto que en muchas esferas de nuestra vida tenemos capacidad para elegir; por el contrario, las hormigas se limitan a com- portarse, puesto que no pueden reflexionar sobre lo que se debe 0 no se debe hacer. Por lo general s6lo a los individuos consideramos responsa- bles de sus acciones: si no pudieran evitar hacer lo que hacen, seria una extravagancia responsabilizarlos. Aristoteles distingue las acciones inten- cionadas de otras dos formas de comportamiento: el involuntario y el no voluntario. El comportamiento involuntario es el que procede de la compulsion o de la ignorancia. Por ejemplo, si alguien nos empuja contra una ven- tana, es improbable que se nos considere culpables de haber roto el cris- tal, sobre todo si no queriamos romperlo. Si casualmente nos comemos una seta venenosa, por ignorancia, creyendo que era comestible, esto también seria involuntario. Podemos lamentarnos de las consecuencias en ambos casos, pero en ninguno de los dos casos hemos tenido el me- nor control directo de lo ocurrido. Tales cosas ocurren contra la propia voluntad y uno no las habria hecho de haberle sido posible evitar ha- cerlas. Pero algunas acciones forzadas se diferencian de las anteriores en que siguen permitiéndonos una cierta eleccion. Por ejemplo, si la tnica manera de salvar un barco en una tempestad es deshacerse de la carga, cuando el capitan da la orden de lanzarla puede parecer que la accion es voluntaria en tanto en cuanto él elige llevarla a cabo. No obstante, en otro sentido, la medida ha sido forzada por las condiciones extremas. En un contexto distinto, el hecho de tirar la carga por la borda seria cen- surable, pero en las circunstancias concretas viene determinado por los acontecimientos. Aristoteles considera, para rechazarla, la idea de que uno puede verse forzado por el deseo de placer a comportarse de una determinada mane- ra; por ejemplo, que la lujuria pueda obligarnos a ser un seductor en serie, lo cual nos eximirfa de responsabilidad por nuestras acciones. Siguiendo esta linea de argumentacion, la coherencia exige, como sefiala Aristoteles, que no debamos ser alabados por nuestras buenas acciones, puesto que estarian igualmente fuera de nuestro control si nacieran del deseo. 34 ARISTOTELES El comportamiento no voluntario y no intencionado se diferencia del involuntario en que no da lugar a arrepentirse. Arrepentirse de las consecuencias del comportamiento involuntario demuestra que si uno hubiera tenido pleno control no habria hecho lo que hizo: uno no ha- bria permitido ser empujado hasta romper la ventana; ni, de haber esta- do enterado de lo que era, no se habria comido la seta venenosa. Slo los factores externos nos han conducido a hacer lo que hicimos. Si le piso la punta del pie sin querer, pero no me arrepiento de mi accion, mi ac- cién fue no voluntaria. AKRASIA: LA DEBILIDAD DE LA VOLUNTAD Akrasia suele traducirse por «incontinencia», término que hace pensar al lector moderno en una concreta y a menudo embarazosa pér- dida de autodominio corporal; pero Aristoteles se refiere a algo mas ge- neral con esta palabra. Se trata de la bien conocida situacion en que uno sabe lo que debe hacer, lo que haria mds plena su vida, pero elige pertinazmente la que sabe que es su peor opcion. A diferencia de la in- continencia médica, esta accion es voluntaria. Por ejemplo, uno puede saber que la infidelidad matrimonial socavaré la propia eudaimonia; sin embargo, frente a un adulterio atractivo y accesible, puede que sucum- ba al deseo, pese a darse perfecta cuenta de que el adulterio perjudica- r4 las propias posibilidades de eudaimonia y pese al hecho de que, como todos los seres humanos, uno persiga la eudaimonia. Uno escoge lo que sabe que es peor para uno. Influido por Platon, Aristételes ve un problema en el hecho de que se pueda realmente saber cual seria la me- jor forma de comportarse y, sin embargo, no se opte por esa conducta. Para Platon, si uno conoce el bien, es decir, si tiene conocimiento de la forma, acttia automaticamente de acuerdo con lo que conoce. Segtin Platon, la genuina akrasia no puede existir: cualquier ejemplo aparen- te de akrasia debe ser en realidad un caso de desconocimiento del bien. Por el contrario, Aristoteles sostiene que, de hecho, ocurren fendme- nos de akrasia. Quienes la padecen saben, en un sentido general, que determinadas clases de acciones no son buenas para ellos y no les con- ducirén a la plenitud. Incluso es posible que reconozcan de boquilla estar comportandose mal en un determinado momento; pero, aunque 35 LA CAVERNA DE PLATON lo digan, en realidad no lo sienten y se limitan a repetir unas formulas memorizadas. Sus apetitos son mds fuertes y sucumben a la tentacion del placer inmediato en lugar de actuar del modo que conduce a la ple- nitud a largo plazo. Aunque en un determinado plano sepan lo que les conviene, no escogen lo que les conviene porque no les es posible de- ducir del principio general el comportamiento que corresponde al caso concreto. LA VIDA CONTEMPLATIVA Aristoteles describe, hacia el final de la Etica Nicomdquea, el tipo de actividad que considera el ingrediente mas importante de la vida buena: la actividad tedrica o contemplativa. Pese a haber dedicado el grueso del libro a cuestiones relativas a la virtud practica, poniendo el énfasis en los tipos de acciones que posibilitan el florecimiento y la plenitud, re- vela que reflexionar es la suprema actividad al alcance de los seres seres humanos. Su razonamiento es el siguiente. Puesto que la actividad que caracteriza al ser humano es la racional y puesto que la excelencia de cualquier cosa deriva de que cumpla su funcién distintiva, ha de ser cierto que la excelencia humana se logra mediante la actividad racional. No obstante, solo los dioses podrian mantener una existencia de inin- terrumpida contemplacién filoséfica; para los seres humanos, tal contem- placion constituye un ingrediente vital, pero no puede ocupar el total de la vida buena. Sin embargo, es la forma mas elevada de actividad que se nos ofrece. CRITICA DE LA ETICA NICOMAQUEA La naturaleza humana Todo el tratamiento que hace Aristoteles de la excelencia y el ca- racter de los seres humanos se basa en la idea de que el elemento cen- tral de nuestra humanidad es la capacidad racional. Es posible cuestio- nar de varias maneras los supuestos de Aristoteles sobre la naturaleza humana. 36 ARISTOTELES Un enfoque radical consiste en negar que exista nada que merezca ser llamado «naturaleza humana». Este es el criterio de algunos filéso- fos existencialistas, como Jean-Paul Sartre, para quienes afirmar por adelantado lo que deben ser los seres humanos esta condenado al fraca- SO, puesto que nos creamos a nosotros mismos al elegir en vez de adap- tarnos a un modelo preestablecido. Una segunda forma de cuestionar este aspecto del planteamiento aristotélico es criticar la exposicién que hace de la naturaleza humana, de la que deduce el resto de sus conclusiones. {Es en realidad la capaci- dad racional lo que nos distingue del resto de los animales? Por qué esta capacidad y no la de matarnos unos a otros mediante las armas? O quiza la capacidad para tocar instrumentos musicales? La inconmensurabilidad de los valores Para Aristoteles hay una forma suprema de vida, la vida contempla- tiva, que puede compararse con las otras formas de vida y verse su su- perioridad. Pero ges indiscutiblemente asi? Algunos filésofos han argu- mentado que muchas de las cosas que valoran los seres humanos son sencillamente inconmensurables, es decir, que no hay ninguna posibili- dad de compararlas, ninguna forma de medirlas que nos permita juz- garlas comparativamente. Desde este punto de vista, la vida contempla- tiva podria constituir un enfoque valioso de la vida; pero también lo seria la vida de quien participa activamente en las tareas cotidianas. No existe otra posicion a la que podamos retirarnos y desde la que juzgar los méritos comparativos de las dos formas de vida, ni tampoco una uni- dad de medida de los valores con la que medirlas. Es egoista Otra critica a la ética de Aristoteles seria la de que solo atiende a la eudaimonia del individuo y se desentiende del bienestar del projimo. Se trata de un enfoque egoista que ensenia a los lectores como actuar en pro de sus propios intereses. Una respuesta a este tipo de critica seria acusarla de que no entien- de lo que significaba la ética para los griegos clasicos. El desarrollo del caracter del individuo constituia el centro de la ética griega. Otra res- 37 LA CAVERNA DE PLATON puesta podria ser que las virtudes que defiende Aristoteles son, en su mayor parte, precisamente las que necesitan los individuos para que flo- rezca la sociedad. Las virtudes parecen ser arbitrarias Desde nuestra perspectiva, la cartera de virtudes que Aristoteles reu- ne en su Etica Nicomdquea puede entenderse como un producto de su entorno. Aristoteles no pone en cuestion el statu quo, sino que mas bien ensalza los valores preexistentes en su sociedad al ordenarlos en forma de tratado filosofico. Por ejemplo, cree que la esclavitud es una practica aceptable. Es un defensor de los valores que apreciaba la nobleza de la antigua Atenas. Pero presenta estos valores como si indiscutiblemente formaran parte de la naturaleza humana, no solo de la naturaleza de los antiguos atenienses. Los trata como rasgos universales de la condicion humana, aunque adaptables a las distintas circunstancias. No obstante, las virtudes y los vicios que se mencionan y que se omiten resultan arbitrarios para muchos lectores. ¢Por qué, por ejem- plo, no tiene nada que decir de la simpatia o del altruismo? Su descrip- cion de la conducta virtuosa parece tener muy estrechas miras. Y esta limitacion disminuye su relevancia para la teoria moral contemporanea. Elitismo Ademas, la teoria de Aristoteles es desvergonzadamente elitista en varios aspectos. En primer lugar, de ninguna manera esta la eudaimonia al alcance de todo el mundo: es preciso tener buen aspecto, hijos, sufi- cientes ingresos y cierta buena suerte. A diferencia de muchas teorias morales, la de Aristteles no presupone que se pueda acceder al estado superior tnicamente mediante la fuerza de voluntad. Los factores exter- nos determinan si se lleva o no una vida buena. En segundo lugar, si nos tomamos en serio la propuesta de que la vida buena consiste en una vida dominada por la contemplacién filosofica, entonces es evidente que sdlo pueden llevar la mejor de las vidas quienes tienen la fortuna de disponer de tiempo para ocuparse de este tipo de pensamiento. A Aristoteles no le hubiera inquietado la acusacion de elitismo. No obstante, es un rasgo destacado de su teoria y es preciso ponerlo de ma- 38 ARISTOTELES nifiesto. Muchos lectores actuales pensaran que, debido a estos elemen- tos elitistas, la teoria no consigue captar algo importante sobre la natu- raleza de la moralidad. Vaguedad Tal vez la critica mas contundente de una teoria que explicitamente pretende ayudarnos a ser mejores consista en acusarla de ser vaga sobre como debemos comportarnos. La doctrina del término medio no aporta demasiada orientacién practica. Decir que debemos actuar como un phré- nimos es poco informativo, a no ser que dispongamos de un phrénimos a quien preguntarle qué harfa él en las circunstancias concretas. Incluso dentro de la teoria parece haber una contradiccién: ;debemos esforzar- nos en llevar una conducta virtuosa en la vida (la opinion que Aristote- les expone a lo largo de grandes secciones de la Etica Nicomaquea) o bien debemos aspirar a una existencia que incluya una sustancial dedicacion a la filosofia contemplativa, que es la forma de vida que se respalda en la ultima parte del libro? Los estudiosos intentan reconciliar estos puntos de vista aparentemente opuestos, pero no puede negarse que Aristoteles falla patentemente a la hora de procurarnos una guia sobre como vivir. CRONOLOGIA. 384 a.C. Nace Aristoteles en Estagira. Es alumno de Platon en Atenas. Publica escritos sobre numerosos temas, entre ellos la politica, la tragedia y la biologia 322.a.C. Muere en Calcis GLOSARIO akrasia: debilidad de la voluntad: sabiendo lo que es mejor, se sigue eligiendo otra cosa. A diferencia de Platén, Aristoteles cree que verdaderamente exis- te la debilidad de la voluntad egoismo: preocuparse tinicamente de uno mismo. Lo contrario de altruismo. érgon: la funcion caracteristica de cualquier cosa. 39 LA CAVERNA DE PLATON eudaimonia: felicidad. Para Aristoteles no se trata de un estado de transitoria bienaventuranza mental, sino de algo que florece en el decurso de la toda la vida. inconmensurabilidad: la imposibilidad de comparar dos cosas a falta de una uni- dad de medida comin con que medirlas. incontinencia: akrasia, debilidad de la voluntad. phronimos: el hombre con sentido practico o prudencia es sensible a las cir- cunstancias concretas y buen juez para decidir qué se debe hacer. término medio: la doctrina aristotélica de que la accion correcta se halla entre dos extremos. virtud: predisposicin a comportarse del modo que hace ser buena persona. LECTURAS ADICIONALES J. L. Ackrill, Aristotle the Philosopher (Oxford University Press, Oxford, 1981), es una buena introduccion general a la filosofia de Aristételes. J. O. Urmson, Aristotle’ Ethics (Blackwell, Oxford, 1988), es un comentario cla- ro y muy util de la Etica Nicomaquea. ‘Amelie O. Rorty, ed., Essays on Aristotle’ Ethics (University of California Press, Berkeley), es una excelente antologia de articulos sobre esta obra. 40

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