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Puntos, comas afios atras por EL ESCRIBA En el mes de octubre del ya remoto afio de 11 apa- reela un libro de peemas que respondia al extrafo ti- tulo de «Enemigo Rumors. Su autor —un porta toda- via joven, apenas si frisa- ba la treintena— hatia ra un buen rato que tenia col- fado el sambenito de Ene- migo Publico Numero Uno. Para empezar, se le toma- ba por loco. Tal calificativo ha sido un recurso sistema- tice para ese tipo de gen- tes a las coales pensar on poco les resulta fatizaso. Para ellos resuliaba mia comico «enloquecers a un poeta, ponerie la camisa de fuerza y expedirio, sin mais averiguaciones, a Maro- Tra... ;Qué peso —se de- cian— nes hemos quitado de encima! Y creyendo ha- ber borrado al loco de un plumazo § seguian § Jerendo tua poesia a la que estaban habituados, ca poesia —aperitivo que, su nombre expresa, es lo menos pottico que pueda Imaginarse. Tam- bien decian = —tremenda acusacién, ante la cual no putde por menos de pen- sarse en un Julelo de Dics— que Letama efa gongorino. y esto Jo decian con la mis-. ma Intencién de anaterma Pera un judio puesto en ‘la picota. Aquelios que asistieron a la lectura de poemas con- voeada, (en ef teatro La Comedia) por Juan Ramén 41936} reeordaran-a un jo- ven potta de cuya bora sa- lian unes versos que a la mayor parte de aquella con- eurrencia causaba e] mismo desagradable efecto de una tiza caminando ctesta arri- ba por un pizarrén. Pues fue en ese momento que Le- mama, s¢ convirtid en el Enemigo Piblico Numero Uno de lo que se suponia debia ser Ia poesia cubana. Si por ejemplo, fa gente estaba scostumbrada a leer: «Las viejas carretas rechi- nan, rechipan...» o «Venid a mi pecho, palomitas de Hierro», jedmo pedrian lolerar a un porta —desafi- : «El taflo de Una rosa se ha encolerizado con las avispas que impe- dian que su cintura forse SEcE Fee Ht imu srepepanere® Heil yY por las orejas una poe- sia que heria la vista como un eaptjo puesto contra ¢l sol y atronaba los cides eo- mo el sonido de uno gaita en medio de la ejecucion de una sinfonia de Mozart. 2Qué era lo nuevo en es- ta poesia? Entendamonos: lo nuevo para nosotros, Pa- ta cualquier surrealista era el pan de cada dia, la divi- na tutina. Pues Jo nuevo de «Enemigo Rumors era el manejo de palabras y temas hasta entonets no tocedos per ninguno de nuestros poetas. Creo oportuno inter- calar un aspecto de la per- sona fisica de Lezama que esta en esirecha relacion con su postura poélica. Me estoy refiriendo a su «gour- mandises, Tedos sabemes que ¢] es un comiléen impe- nitente. He cido a Lezama hablar tan detalladamente de una comida que no solo Me parecia que ¢] la estaba degustando de antemano, di No que también jograba des- Pertar mj emBotado gusto. Pues del misma modo pro- cede con las palabras. No canoteo otro poeta cubano que haya manejado un voe- cabulario tan extenso. Su insaciable apetito metafdri- co es el equivalente pottica de su apetito fisiolégico Al igual que @1 se regodeaba con un plato se deleitaba con las palabras. Por ejemplo: feston, fresa, sis- tres, niveo, moart, carami- Ho, chillides, uvas, marfll La epumeracién seria {n- terminable. Uno siente, cast fisicamente, que esas pala- bras han entrado en el j\¢- Ma como los bocados exqui- sites entran por la boca, Une percibe que Lerama deglute voluptuosa mente aus palabras Sus pala- bras He ahi Ia cuestion candente. Al lector de 1836 fe Je atragantaban, pero el poeta, semejante a un co- cinero omnipotente, impo- nia sus menus, cerraba un ciclo de nuestra poesia y abria el otro. Al Negar a este punto no queda ctra salida que una revisién de su poesia. De ® no lo ha sido, si final- mente resulta eflcar en 1858 0 no Jo resulta, es coestién a dilecidar por feos «omiamos jovenea que ahera ¢stén en la misma cresta de le ola en que 4! © encontrara en IMI. Aho- ra blen. si vamos a enjul- clar a Lerama con vistas a! Presente tendremea primero que euiminario en su mo- mento de esplendor, en su postura revolncionaria rein- te afios atris, Si un em- Plaramiento no cuenta con éste factor estd Invalidado de antemano. Dicho en otras palabras: la Ilave de Ia poesia cubana se habla cerrado tan foertemente qet de cella salian apenas unas potas. Letama la abrié y surgié un chorro ineon- tenible, ;Podriamos olvidar ahora evidencia tan aleccio- nadora?

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