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UN PROBLEMA DE SEMIOTICA NARRATIVA: LOS OBJETOS DE VALOR ! 1., EL STATUS SEMIOTICO DEL VALOR 1.1. Los VALORES CULTURALES Elegir como cuerpo de referencia el universo de los cuentos ma- ravillosos coastituye una cierta garantia en cuarito a la universali- dad de las formas narrativas que en ellos puedan reconocerse. Esto ocurre, por ejemplo, con una determinada clase de actores figurati- vos tradicionalmente conocidos como objetos mdgicos: una vez pues- tos a disposicién del héroe o del antihéroe, les ayudan de diferentes maneras e incluso, a veces, les sustituyen en la busqueda de valores. Apareciendo a menudo —pero no necesariamente— de tres en tres, sr 3 estos Objetos se presentan, por ejemplo, en orden disperso, como: — una bolsa que se Ilena por si sola, — un gorro que transporta a Io lejos, — un cuerno 0 un silbato que proporciona soldados. Georges Dumézil, tras haber estudiado més particularmente el tipo 563 de la clasificacion de Aarne-Thompson *, llega a la conclu- Sidn de que estos talismanes, como él Tos lama, se someten fécil- ' Exe texto aparecié por primera vez en Ia revista Langages, 31, 1973. Myihe et Epopée, Paris, Gallimard, 1968, pigs. $41-542. Wooo, clo wagnarnc ef hact mente’a la clasificacién“Segin el esquema ya comprobado de la triparticién funcional de la ideologia indocuropea. Los objetos ma- gicos, desde esta perspectiva, no serian sino formas degradadas y_ figurativas de las principales esferas de la soberania divina, 0, di- cho de otro modo, atribuidos esenciales de la competencia humana, que instauran, justifican y hacen posible, bajo el modo de lo imagi- nario, el hacer del hombre. Sin entrar de momento en un examen detallado de las diferentes prestaciones ofrecidas por los objetos magicos, sin preguntarse tam- poco por la legitimidad de rebasar el rea indoeuropea y generalizar Jos resultados adquiridos para el conjunto de los hechos narrativos, puede observarse, como muestra de evidencia ingenua, una primera distincién que permite dividir estos objetos en dos clases, seguin ‘proporcionen bienes o servicios. Si entendemos por servicios las vir- fides de Tos Objetos que dispensan al héroe de la posesion de las cualidades que necesitaria para llevar a cabo ‘sus hazaflas —el don del desplazamiento inmediato e ilimitado que proporciona la alfomi- bra voladora, el don de la invisibilidad y de la omnisciencia que se adquiere cubriéndose con un sombrero determinado, 0 el poder de someter a los enemigos dando instrucciones a una vara magica—, los objetos pertenecientes a esta clase pueden considerarse facilmen- te como adyuvantes modales cuyas esferas de competencia corres- ponden a las dos primeras funciones de la soberania. Los objetos magicos que proporcionan bienes aparecen a su vez, ¥ quizd con mayor claridad ain, como representantes «degrada- dos» de ia tercera funcién dumeziliana, como mediadores entre un destinador mitico y el hombre a quien van destinados los bienes: el objeto magico —una calabaza, por ejemplo— no es un bien en si, sino un proveedor de bienes, solamente rellenéndose ofrece ali- mento abundante. le proceder a la clasificacién de los objetos mégicos proveedores de bienes: tal clasificacién depende del andilisis semantic cuyos resultados aparecerian en forma de tipologia que preseniaria un cierto mimero de constantes correspondiences a las gevicias - virtues de los objets ON a ee eres ie eee er 24 Del sentido necesidades elementales del hombre, y otras tantas variables que darian cuenta de las relatividades socioculturales. A nivel de la lite- ratura étnica, podemos asi distinguir entre, por una parte, bienes consumibles (= alimentos abundantes) y, por otra, bienes atesora- bles (= riquezas, oro). Otras oposiciones aparecerian tras examenes mas atentos, corio la reparticién de los adyuvantes segiin los mo- dos de produccién: frutos de la cosecha vs frutos de la agricultura* in los utensilios empleades en la produccién: un cuchillo para los cazadores vs una azada para los agricultores *. El hecho de que los objetos magicos se vean sustituidos en este papel de proveedores de bienes por animales compasivos *, en nada cambia este inventario relativamente simple y estable de los valores descables. Sélo la extensién de! corpus que engloba relatos cada vez mas complejos permitiria hacer un inventerio, si no exhaustivo, al menos representativo de los valores elementales —amor, salud, belleza, fecundidad— situados por los indocuropeos bajo la protec- cién de las divinidades de la tercera funcién. 1.2, OpsETo ¥ VALOR Cuando se habla de objetos de carencia o de deseo, como, por ejemplo, los alimentos o el oro, refiriéndose sélo a les relatos folkloricos, se tiende a confundir las nociones de objeto y de valor: la aforma figurativa del objeto garantiza su realidad y el valor se * ©. Calame-Griaule, citado por Denise Paulme, Alliés animeux, pig. 102. * D. Paulme, «Echanges successifs», en Alliés animaux, op. cit., pag. 187. 5 Cf. el tipo $54 de Aarne-Thompson, estudiedo por D. Paulme, en Alliés ani- ‘mau, op. cit Semidtica narrativa: los objetos de valor 2s identifica en él con el objeto descado. Las cosas, incluso a este nivel, no son tan simples de hecho. Cuando alguien, por ejemplo se presents como adquisidor de un auto: mévil, quiz no es tanto el coche como objeto lo que desea adqui- rir, sino, en primer lugar, un medio de desplazamiento rapido, sus- tituto moderno de la alfombra voladora de otros tiempos; lo que compra a menudo es también un poco de prestigio social o un sen- timiento de potencia mas intimo..EKobjeto deseadd)no es entonces més que un pretexto, un lugar de@ertimientdpde los valores, algo ajena que mediatiza la relacién del sujeto consigo mismo. | El problema asi planteado no depende sélo de la psicologia, también afecta al lexicégrafo deseoso de proporcionar una defi cién apropiada a los lexemas de su diccionario, constituye un prece- dente al andlisis semantico haciendo que toda deseripcién exhausti- va sea aleatoria. Es evidente, por ejemplo, que una definicién dei lexema aufomévil que pretendiera ser exhaustiva deberia comprender: a) no sélo un componente configurativo, que descompone el obje- to en sus partes constitutivas y lo recompone como una forms b) yun componente tdctico, que refleja, por sus rasgos diferencia les, su status de objeto entre los otros objetos manufacturados, ©) sino también su componente funcional, tanto préctico como mi- tico (prestigio, poder, evasién, etc.). El lexema que es unobjeto lingiiisticdyaparece asi como un con- junto de virtualidades. Conjunto cuya organizacién interna —si es aque existe— no es evidente en absoluto; virtualidades euyas realize “icos que se establ ae ucaraen easter olehstoe del exema Sitti sino sumarse a nuestras preocupaciones anteriores ® cuando, al pregun- tarnos por las condiciones de aparicin de la significacién, nos vi- mos ilevados a postular: a estructura elemen- © Seméntica estructural, Madrid, Gredos, 1971, Cap. 1, tal de la significaciény. Boge ey Oy OY SY Ses 5) 9909 26 Dei sentido 4) “que todo objet 416 @fa Gogosetble por sus dererminacionés, ) Raa. podian ser aprehendidas como di- Sep ee earsienend pi ea | objeto, confiriéndoles este carac- er diferencial el status de valor linguistico; ©) que el objeto, aun permaneciendo irreconocible como tal, esta~ ba presupuestado, no obstante, como una especie de soporte, | por la existencia de los valores. i Utilizando una metéfora ldgica, podriamos decir que el objeto es comparable al concepto del que sélo se puede manipular la com- prensién, entendiendo que ésta s6lo est constituida por-valores di- fereaciales. i i ijacién. como Hablar, por tanto, de objetos en si misitios no tiene sentido, € incluso el tratamiento taxonimico de una clase de objetos —como esa organizacién del campo de los asientos popularizado por B. Poitier no opera mas que con categorias sémicas, es deci:, s6lo con Jos valores: siempre queda una distancia entre el paquete de semas que organiza metalinguisticamente |: representacion del si- Uén y el lexema terminal silldn, Solo la sealizacién sintdctica puede dar cuenta del encuentro del sujeto y(de Is valores que en él se encuentran vertidos. Tomando 10 Io que es, es decir, ‘como Ia representacién imaginaria, pero t¥ypién Ja Gnica manera de imaginar la captacin del sentido y lagnaipulacién de las sign ficaciones>puede comprenderse que ¢l objeto es un concepto § tactico, un término-resultante de nuestra relacién con el mund pero al mismo tiempo uno de los técminos del enunciado elemental que es un bajo la forma de especticulo, simulacro semidtico que, jon. ‘ea relacion con el mundo. Sin embargo, la capt el sentido, como hemos visto, sélo encuentra en su camino valores que determinan el objeto, y no el objeto mismo: y entoncts, al foxema que aparece engaftosamente en el lugar indicado pars el ob- jeto, s6lo es legible en algunos de sus valores. EL LS WEMA RED. SN 5D) a manifestacién. La enunciacion que produce un et un valor que manifiesta y determina un objeto, y es nente del modo de lexicalizacién del propio valor. 1.3, SUIETO ¥ VALOR acep- Hasta ahora, hemos utilizado el término vator solo en cién lingiistica como un término denominado arbitrariamente que ecubre una estructura semantica inexpresable y que s6lo puede ser definida negativamente, como un campo de exclusion con respecto | alo que no es y fijado, sin embargo, en un lugar sintacti nado tal del valor que fa cién axiolégica, aunque sélo sea porque, minado objeto y presente para manifest ‘en relacién con ¢l sujeto. En efecto, en la ms lo, el valor se encuentra ja en que el enun~ que engen- en una etapa ulterior, que el valor del sujeto, en el sentido sems cen el sentido axiolégice de Bastard por tanto, in querer-ser para 3 se transforme en valor para el sujeto, ) este término. De este niodo tenemos sol niverso semantico cualquiera, AeeG. Cont SS 0, nado provisionalmente un proble- eno de innume- 3; i 8 Del sentido tables objetos potenciales como son Jos lexemas, s6lo contaran y Serén tomados en consideracién los lexemas que puedan ins en el cje si sujeto + objeto ya que slo la red sintactica subyacente es susceptible de seleccionar los lexemas para extraer sus valores, transformando al mi po la manifestacion logomAquica en una organiz: del sentido. 1.4. VALORES OBJETIVOS Y VALORES SUBJETIVGS Estas cuantas precisiones aportadas al status del valor —que s6- Jo se hace legible una vez inscrito en Ia estructura sintactica— de- ben completarse con un rapido examen de las relaciones que pue- den concebirse entre la sintaxis semistica y sus diferentes manifes- taciones en Jas lenguas naturales. Volvamos a Ia busqueda de un punto de partida, a la fuente habitual de nuestra inspiracién que es el folklore. Hemos visto que Ta biisqueda y adquisicién de riquezas son, dentro de éste, uno de los temas favoritos y casi universales. Las riquezas pueden presen- tarse en las narraciones de diferentes maneras, y en primer lugar bajo su forma figurativa, como por ejemplo: (1) Juan posee una olla lenz de escudos de oro. El anilisis de tal «hechon semidtico permite interpretar el status del objeto en ires niveles diferentes: ALOT AVE SZ. | sintdetico Renee GTe- CN EL seméntico valor: sema riqueca OBSETV __ Modo de manifestacién : actor + objeto figurative olla lena de escudos. Pero la figuratividad no es mds que ano de los modos de mani- festacién entre otros, y la posesién de riquezas puede expresarse Semidtica narrativa: los objetos de valor 29 una gran for ficos a los del donde se reconoceran los dos primeros niveles id ejemplo (1), mientras que: Modo de manifestacién: actor: objeto no figurative gran fortuna. sn aparece finalmente con los enunciados ling @) Juan donde se reconoce facilmente la presencia del valor riqueza que, ‘como antes hemos dicho, presupone necesariamente Ia del objeto sintctico, pero cuyo modo de manifestacién atributive crea hecho narrativo por sicién de los verbos avoir, «tener (y sus parasinénimos) vs éire, ‘ser, utilizados para traducir la misma funcién logica de conjun- los de estado: aun considerando iinica funcién, hemos tratado de buscar una fuente de diferenciacién que permita distinguir fos valores ob- y de los ietivo: dos con la ayuda de enunciado a ser falsa, tal interpretacién se sittia todavia dema- (la distribucién de los otros roles de avoir y étre puede ser medios de manifestacién ling Del sentido tomia postulada; ¢tc.), sin dar cuenta al mis- pO de Jo que es justamente propio de toda manifestacién discursiva, independientemente de la lengua vada: la forma ac- I de la manifestacién de actantes. En efecto, sien los ejemplos (1) y (2) los dos actantes —sujeto y objeto— correspondian cada vez dos actores manifestados —Suan la Mena de escudos» / «gran fortuna»—, en el caso del ejem- plo (3) estos dos mismos actantes se manifiestan dentro de un mis- mo actor Juan, Dicho de otro modo, un solo enunciado semistico : sno BInn Puede ser postulado como incluyendo una gn variedad de mani- —festaciones lingiiisticas de una misma relacién de conjuncién entre el sujeto y el objeto, sin dejar de prever ulteriormente una tipologia estructural de la manifestacién y, a continuacién, reglas de genera~ cién de enunciados correspondientes a niveles gramaticales mas superficiales. ; El reconocimiento del principio de no concomitancia posicional de los actantes semi y de los actores discursivos (que, @ su vez, no deben confundirse con los actantes lingiiisticos frdsicos) y de la distancia que separa a unos de otros garantiza asi la autono- mia de la sintaxis narrativa y Ia instaura como una instancia organi- zadora y reguladora de la manifestacién discursiva. En el caso que nos preocupa en este momento, el sincretismo de los actantes, si Jo podemos llamar asi, desde el punto de vista de la estructura acto- rial, 1a presencia de dos © més actantes en un solo actor discursivo, podria ser interpretado en el marco general de la reflexividad. ‘Ast, continuando con el mismo Juan podemos decir, no sélo que es ino también que (4) Juan se tortura continuamente. BI andlisis superficial de este enunciado lingiistico nos revela rior de un actor Hamado Juan y considerado como del tipo NO Way BVWWMXAWOg EA - > KA Sowa Ws DOO Kurt, Ser -a_narrat un lugar donde se producen ac su cualidad de actante sujeto, tortura al actante, objeto. Vemos que el status del lamado enunciado reflexi- yo se enunciado sin« tactico cualquiera en el lugar y poco im- porta que se trate de un enunciado de hacer (en caso de tortura) © de un enunciado de estado (donde la riqueza puede convertirse en una cualificacion taxica y axioldgica que rige un tipo de compor- tamientos previ Si es asi, vemos que el tipo de relaciones mantenidas entre la estructura actancial y la estructura actorial es el que determina, en duales, bien la organizacién transitiva de los universos cul y que una misma sintaxis es susceptible de dar cuenta, tanto. de 2. EL STATUS NARRATIVO DE LOS VALORES LA NARRATIVIZACION DE LOS VALORES Ya se trate de nosotros mismos, que, inmersos en el universo semantico, nos vemos rodeados de infinidad de objetos semidticos susceptibles de revelarse como valores, 0 se trate de muestros diseur- sos que, segiin el procedimiento de desembrague actancial, pobla- mos con sujetos en posesién o busqueda de valores, ef esquema sinvéctico elemental guia al sujeto y selecciona, tanto en un caso como en oiro, los valores en posicién de objeto, llamando asi, Por esta relacién subtendida, a los sujetos y objetos cualesquiera a une txistencia semidtica. En efecto, s6lo la inscripcién del valor en un CAT a = Del sentido enunciado de estado cuya funcién establece la relacién juntiva entre el sujet y el objet=nos permite considerar este sujeto y este objeto _ como semidticamente existentes el uno para el otro. Tal asercién, lejos de ser una lucubracién metafisica, persigue, por el contrario, una meta eminentemente préctica: a) definiendo Ia existencia se- midtica como una relacién estructural, excluye de nuestras conside- raciones la problematica ontolégica del sujeto y del objeto; b) for- mulando esta relacién como constitutiva de un enunciado canénico de estado, proporciona el marco formal y los criterios de reconoci- miento de los hechos semidticos pertinentes para todo analisis. Quedando asi precisado el status semidtico de los valores, la narrativizacién puede concebirse como su montaje sintagmatico, co- ‘mo una organizacién discursiva que manipula los elementos consti- tutivos del enunciado canénico a) ya operando sustituciones de sujetos, 'b) ya sustituyendo unos objetos-valores por otros, c) vx procediendg a transformaciones de la funcién SSA AER CEN DOS LET, SOM TAY. ET, scar nuestra Yeflentén las forinids elementales de Ta viarrati- vidad, hemos de plantearnos primero los casos més simples: asi, considerando e! sujeto y el objeto del enunciado de estado como constantes, slo examinaremos en primer lugar las{transformacio- nedpde eCGuncién) constitutiva del enunciado. ‘ahora DIeTNESta funcién puede definirse como una juncién qu como categorig/émi@ se articula en dos téminos contradictorios: Conjuncioy ecdisjuictony dando lugar asi a dos tipos de enunciados de estate: Enunciados conjuntivos = Enunciados disiuntivos = entendiendo que el paso de un enunciado a otro sélo puede hacerse F transformacién (5; + Ox) (gg SE CONSTI T- VU EUnet? AU Meg DR ued Aue GOW SEY Semiética narrativa: los objetos de valor 3 donde S; ¢s el sujeto que opera lairansformaci Dy O1 es el enun- ciado de estado al que, conduce ta transformacién. i Una vez planteado esto, se comprendera nuestra detinicién pro- visional de la narratividad que consiste en una o variasdransforma- cionescuyos resultados son junciones, es decir, bien conjunciones, bien disjunciones de los sujetos con respecto a los objetos Aplicando estas definiciones a la sintagmatizacién de los valo- res, llamaremos realizacién a latransformacimque establece la con- juncidn entre el sujeto y el objeto: Real = F trans {S, + 1 ($00)] s| objeto. La disjuncién, al ser la negacion de la conjuncién, no constituye la abolicién de toda relacién entre los dos actantes: de lo comtrario, la pérdida de toda relaci6n entre sujetos y objetos Hevaria a la abolicién de la existencia semistica y devolveria los objetos al caos semantico original. La negacign mantiene, pues, al sujeto y al objeto en su status de seres semidticos, confiriéndoles or tanto, nos esta permitido designar con el nombre de virtua- lizacion a la transformacién que opera la disjuncién entre ei sujeto y el objeto, y considerar como valor virtual un valor cualquiera vertido en el objeto disjunto del sujeto: Virt = F trans [S1 + O1 (SUO)] 4 3. Del sentido No considerando, por consiguiente, mas que las transformacio- nes referenies @ funciones constitutivas de cnunciados de estado, la narratividad, cn su forma simplificada hasta el extiemo, aparece como un encadenamiento sintagmatico de virtualizaciones y realiza- ciones. Sin olvidar el i inaci a lizaciones y realiZacipnes de valores no deja de plantear el problema de su origen y/le sp destino. De'dénde proceden en ei momento en que surgery/por qrimera vez como valores virtuales para quedar ‘a continuacign conjqntos con los sujetos? ;Dénde desaparecen cuan- aj irreme¥iablemente disjuntos de los sujetos que los parecen, a primera vista, como formas ex- de disjuncién gratuitas. Encon i erder un objeto, por accidente, destruccién u olvido, no es solamente disjuntarse de 41, es abolir toda relacién con él, destruyendo al mismo tiempo al sujeto en su status de ser semidtico. * Por un deseo de simplificacién, dejaremos de lado, aqui, toda problematica sujeto, dejando pare més adelante su instauracion como wn queriendo-se en ‘én con el objsto considerade como siendo-queride. fmediatamente: segun: la logica de ésta, en efecto, ey “Supone de un modo natu- ral perder, que postula un@ujcto) de disjuncién distinto, lo cual ile a negar la posit a n ex nihilo de los valo- lector, que por su parte sabe qué trata de un trozo de cuerda «sin valorn, no puede dejar de invocar qa fatalidad» que Jo ha puesto en el camino de Maitre Hauchecorne, ulandg. en forma de un destinador no figurativo, la existencia de “Gr anterior distinto. La calabaza que proporciona alimento abut fe ‘ala familia africana antes hambrienta ;se rompe por si misma y queda definitivamente perdida? La pérdida se explica por la trans- gresion de una, prohibicion y apar como una disjuncién efectua- da por unfjeto)ympicto Gstinto ave se erige en guardian de Ja ley. Paret fo si, dentro Cet ‘determinado universo axioidg:- co, los valores circularan aislados y las apariencias de encontrar y perder recubrieran en realidad las conjunciones y disjunciones ab- solutas mediante las cuales este universo inmanente comunica con un universo trascendente, fuente y depositario de los valores que quedan fuera de circuito. ‘Al encontrarse, a raiz de su andlisis de las aventuras de Pino- cho, con el problema del tesoro escondido, P. Fabbri propuso * tuna interpretacién sociol6gica: la sociedad agricola toscana, como probablemente todas las sociedades autarquicas, concibe las rique- zas como algo disponible en cantidad limitada, de tal modo que ‘a una comunidad cerrada en si misma corresponde un universo de valores cerrado. La circulacién de las riquezas se produce en circui- to cerrado, y los recorridos sintacticos de los valores se establecen de manera que a cada adquisicién efectuada por un miembro de 7 ge whia de wna exposicién realizada en el marco de nuestro, seminar 36 Det sentido {a sociedad corresponde necesariamente una pérdida sufrida por otro miembro. El mito de la busqueda del tesoro escondido introduce, _ Por el contrario, valores que no dependen de cste universo cerrado, y esto desde un doble punto de vista: a) A Ios,bienes considerados como resultado del trabajo se opo- nen las riquezas encontradas, inmerecidas, condenables y deseables a la vez: con respecto a los valores positivos, estas riquezas apare- cen como antivalores 0 valores negativos procedentes de un anti verso axiolégico. La prueba est en que estos valores, una vez reali- zados, en caso ge que no hubieran sido observadas ciertas reglas durante la toma de posesién, son susceptibles de transformarse en lo que realmente son, en estiércol de caballo, por ejemplo, o en corteza de abedul (folklore lituano): b) Este tesoro es a menudo guardado y a veces concedidobajo_ ciertas condiciones por un ser sobrenatural, que no pertenece a Ia sociedad de donde procede el sujeto de la biisqueda. Guardién 0 so de valores trascendentes y el univers: nuevos valores para ser puestos en Fste breve examen, situado al nivel permite distinguir diversos casos de manipulacién de los valores: 1) El primer caso, el mas simple, concierne a Ia circulacion de los valores constantes (0 equivalentes) entre sujetos iguales en un universo isétopo y cerrado. 2) El segundo caso plantea el problema de lq entrada y la sali da de estos valores inmanentes en el universo en cuestién, presupo- iendo Ia existencia de un universo de valores irascendentes que engloba y encierra al primero, de tal modo que los sujetos poseedo- res de los valores inmanentes aparezcan como destinatarios con Ts pecto a fos destinadores-sujeto procedentes del univers® trascendente. 3) A estos dos primeros casos, que cuestionan a ¢ ad y el mimero de los sujetos involuerados en la manifestacién de Ios valo- res, se opone una problemética de ta transformacién de fos propos | | Semi6tica narrativa: los objetos de valor valores, es decir, del modo de’ organizacién de los valores crouniversos polarizados que permiten determinar las relaciones exi ivos inversos. A fin de minar el isponer las ero de estos casos. 3, LA COMUNICACION CON UN SOLO OBJETO 3.1. EL ENUNCIADO DE JUNCION COMPLESA Tratemos, por cor de representarnos y de analizar las inicas relaciones que existen entre Jos sujetos y los objetos en el marco de un universo axio\épico trad) negado: io asi una det sq mas pI ‘vas ‘al como las describe, por ejemplo, Heda Jason, ersonajes, alternativamente picaro € inocente, se apro= _ pian suesivamente de un objeto.de valor ue, de este modo, Hus ag simultaneamente ‘ico objeto. ‘os hallamos asi en presencia de dos objet presentes ¢ igualmente interesados en un mismo y éneros dle ernacional de Paieimo sobre "© Actas del Col a, Del sentido Tal situaciér. puede considerarse tipica de una narratividad clemen- tal, ya que satisface la hipétesis que hemos fornrsiado anteriormen- te y segin la cual no existen valores hallados o perdidos absoluta- mente: en la medida en que los destinadores, fuente trascendemte de los valores, no estén explicitos en el relato, el sujeto S1, en dis- juncién con el objeto, sélo puede considerarse como sujeto virtual si este objeto ya esta en conjuncién con el sujeto Sx; dicho de otro modo, el sujeto sélo atribuye algin valor a un objeto si éste ya Pertenece a otro. fp: “Un estado harrativo de este tipo puede ser descrito, como ve- mos, con ayuda de dos enunciados de estado: - (Siv0) = (S2n0) que se encuentran reunidos por una relacién de presuposicién reci- proca; si Si esta disjunto de O, entoncts Sz esté conjunto con O, de forma que cualquier cambio en el status de uno de los enuncia- dos tendré repercusiones previsibles y_necesarias en cl status del ‘enunciado soiidario. Si, tras una transformacién, Si se conjuntara con , Sz se encontraria disjunto de él. Mas atin, La solidaridad, término que utilizamos para denomi- nar la presuposicion reciproca entre los dos ‘enunciados, es paradig- maticamente una relacion entre dos relaciones conocidas: la con juncion y la disjuncién, relacién por la cual se define Is contrarie- dad entre dos términds de la categoria *émica " (contrariedad ave, cn el caso de las eategorias binarias —como es el caso aqui se fdentifiea con Ja contradiccién que no es, por consiguiente, sino tun easo particular de la primera). Si recordamos que hemos defini- do e! enunciado elemental por y como una relacién que proyecta Jos actantes como los términos-resultantes, denomindndola funcién, vemos que la solidaridad, 2 su vez, puede ser considerada como Semidtica narrativa: los objets de valor 39. una funcién que se establece entre dos funtivos (es decir, entre fun ciones, consideradas como términos, segiin la terminologia de Hjelm- slev). Podemos, por tatito, utilizar el nombre de juncidn, como a signante de la categoria cuyos términos sémicos son 1a conjuncién y la disjuncién, para definir la funcién cuyo establecimiento tiene como resultado la aparicién concomitante de dos enunciados soli- satios: FL. NSD, CAMS TERRES (cat io CAN — Ao aan Tel. dtsjuncin See (vema Si ona Si : Const C—O diene Ze, yy sEnfea‘de ta juncion cons! yen el vertimiento sémico de las funciones constitutivas de dos cuun- ciados de estado, y la propia categoria, designada como juncién, aparece como una metafuncién que incluye los dos enunciados. La existencia de un objeto O, comiin a los dos enunciados, nos autori- za, por otra parte, a modificar ligeramente la notacion, dendo a festa especie de metaenunciado la forma de un enunciado complejo con tres actantes: Enunciado de juncién = (Siv00S:) 3.2. JUNCIONES SINTAGMATICAS Y TUNCIONES PARADIGNATICAS sta nueva definicibn de juncién nos obliga a introduce eras precisiones suplementarias, Se recordar que hemos ustizad® hominacién de juncidn, en un primer momento, para desig 40 Del sentio punto de vista tipolégico, como términos dentro de un sistema, in- deperidientemente de su realizacién en el proceso discursivo: la ca- tegoria sémica de la juncidn engloba, en efecto, sus dos términos contradictorios de conjuncién y disjuncién. El enunciado de jun- cién que acabamos de formular representa, por el contrario, un estado narrativo complejo que pone en juego, en un momento dado del desarrollo discursivo, dos sujetos en presencia de un objeto de valor. Proponemos, pues, designar con el nombre de juncién paradig- mdtica la concomitancia \égicamente necesaria de dos enunciados de conjuncién y de disjuncién, que afectan a dos sujetos distintos. Sin embargo, pudiendo considerarse la narratividad como un enca- denamiento de estados narrativos, un enunciado de conjuncién que presupone-un-enunciado-de-disjuncién concerniente a un mismo y tinico sujeto, y a la inversa, podemos reservar el nombre de jun- cidn sintagmdtica para una sucesién de dos enunciados juntivos (con- jumicién y disjunciéa, 0 a la inversa) con un mismo sujeto ¥ ligados por tna relacién de presuposicidn simple. El {uncionamiento de una narracién simple parece asi caracterizado por un doble encadena- miento: pee juncion sintogmdtica _ OT paredigmtica (nO — Gy — peepee ee Una narrativizacin tan simple como la que examinamos en este momento hace aparecer, como vemos, la existencia, no ya de un solo programa, sino de dos programas narratives cuya solidaridad esta garantizada por la concomitancia de las funciones, en relacién contradictoria, definiendo los dos sujetos, promotores cada uno de ellos de una cadena sintagmética auténoma y correlada. [-a existen- Semidtica narrativa: los objetos de valor a cia de dos programas narrativos correlados refleja la posibilidad de manifestar discursivamente, es decir, de contar o entender la misma narracion, haciendo exp) ‘ro de los dos progra- ‘mas, manteniendo implicito el programa concomitante, pero inver tido. Tal interpretacién, aunque todavia demasiado restringida por su campo de aplicacién, puede servir no obstante como punto de partida para una formulacién estructural de lo que a veces se Hama perspectiva. Sea como sea, centrado en el objeto Gnico (0 en una serie de valores desmultiplicados, pero isétopos y sintagmaticamen- te distribuidos), la narracién manifiesta asi su doble naturaleza sin- tagmética y paradigmatica, jugando simulténeamente con los dos tipos de discontinuidades 3.3, TRANSFERENCIAS DE ORJETOS Y COMUNICACION ENTRE SUJETOS Sin embargo, la descripcién del desarrollo sintagmatico de los estados narrativos no debe hacer olvidar lz existencia de un hacer transformador que asegura el paso de un estado a otro y, sobre todo, la del sujeto de este hacer productor de los enunciados de estado. Este tercer sujeto, como hemos visto, es metatéctico con respecto a los sujetos de los enunciados de estado, solo él permite explicar la dindmica del relato, es decir, su organizacién sintéctica. Asi, prescindiendo provisionalmente de los problemas de la enun- ciacién y de su sujeto que, en su papel de narrador situado fuera del discurso, dispone a su guisa de diferentes sujetos de su enunciado- narracién, y no considerando mas que el sujeto transformador de- Tegado e instalado en el discurso narrativo, podemos atribuir a cade ‘enunciado de juncién un enunciado de hacer que lo produce y lo rige. A primera vista se nos ofrecen entonces dos posibilidades: a) o bien el sujeto transformador que designamos como Ss se identifica con Si, sujeto virtual, en disjuncién con cl objeto de valor; by o bien Ss se identifica con Sa, sujeto realizado, en conjun- cién con el objeto de valor. 42 Del sentido Onsenvacion: La identificacién puede ser considerada como una - forme de sincretismo caracterizada por la presencia de dos gotanies en un solo actor Tanto en un caso como en el otro, la transformacion que va a efectuarse:tendra como resultado la inversién de la funcion del enunciado de estado implicado: paralelamente, el sujeto virtual sera conjunto con su objeto, y el sujeto real, disjunto, se hara virtual. Tanto en un caso como en otro, y considerando sdlo el objeto, se comprobara que se trata de una operacién de transferencia de valores. Y por el contrario, si consideramos, no el objeto, sino los sujetos implicados en la transformaci6n, y observamds que uno de los sujetos implicados, por el hecho de ser al mismo tiempo sujeto del hacer, afecta de un determinado modo a otro sujeto, tenemos derecho a designar tal procedimiento como un acto de comunica- cidn, empleando el término comunicacién en un sentido muy am- plio que le permite cubrir la totatidad de las relaciones entre sujetos humanos (0 «humanizados», es decir, considerados humanos en de- terminadas situaciones). Al mismo tiempo, el valor, en la medida en que esta vertido en un objeto de comunicacién, recibe, junto a las definiciones lingiiistica y axiolégica ya propuestas, el status de valor de cambio. Visto desde este angulo, el discurso narrativo ‘aparece como representacin de una serie de actos de comunicacion. OpseRvacion: Vemos que la comunicacién verbal, desde esta pers- pectiva, no es sino un caso especifico de comunicacién por todos los medios, y puede descomponerse en un hacer-saber, es decir, en un hacer que produce la transferencia de un objeto de saber. ‘Una representacién topoldgica de la narratividad que refleje trans- ferencias de objetos no es contradictoria, como se ve, con su inter- pretacién como organizacién sintagmatica de actos de comunicacién. Semiética narrativa: los objetos de valor 43 3.4, LAS TRANSFORMACIONES NARRATIVAS.. Examinemos ahora los dos casos de sincretismo del sujeto de hacer con los sujetos de estado que ya hemos distinguido. Teniendo en cuenta que: @ el sujeto de transformacién puede iden sujeto Si, bien con el sujeto So, y que b) cada uno de estos dos sujetos puede ser, anteriormente a la transformacién, bien un sujeto virtual (en disjuncién con 0), bien un sujeto real (en conjuncién con ©), pudiéndose distinguir cuatro tipos de transformacién: Q)-Si S3 trans = S) virtual, entonces F trans (Ss = Si) + (Sin) icarse, bien con el En este caso, la transformacién puede lamarse realizaci6n refle- xiva; en el plano figurative, apareceré como una apropiacién (del objeto). Q) Si Ss trans = Sp real, entonces F trans [(Ss = $2) + (Sin O)] En este caso, la transformacion es una realizacién transitiva; en el plano figurativo, consistira en una atribucién (del objeto). Estas dos transformaciones son transformaciones conjuntivas que dan lugar a dos modos —reflexivo y transitivo— de realizacidn de! sujeto. GB) Si Ss trans = S; real, entonces F tans ((S: = S$.) + GivO) ts Del sentido La transformacién se llamard virtualizacién reflexiva; en el plano figurativo, podra denominarie ‘renviscia (el objeto} @ si Ss trans = Sp virtual, entonces i F trans [(S: = $2) + (S10) La transformacién aparece como una virtuali tivas que dan lugar a dos tipos —reflexivo y transitivo— de lizacién del sujeto. . EL PUNTO DE VISTA SINTAGMATICO Por lo anterior vemos que, para un solo sujeto, existen dos mo- dos —reflexivo y transitivo— de realizacién a los que correspon- , dos modos de adquisicién de objetos de valor: la apropiacién, cuando el sujeto trata d adquirirlos por si mismo, y la atribucién, cuando le son conferidos por otro sujeto tualizacion a los que corresponden, en el plano figurativo, dos mo- dos de privacién de valores: la renuncia, cuando es el propio sujeto el que se separa de los valores, y la desposesién, cuando ¢s privado de ellos por otro sujeto. Quizé no sea initil facilitar esta ordenacién terminoldgica pre- sentandola, de manera redundante, en forma de esquema: reflesiva (apropiacion) transformacién conjuntiva = transitive reatccon ison) | mn TRANSFORMACIONES transformacién disjuntiva, = | virvualizacién (privacién) Semidtica narrativa: los objetos de valor 4s Estos cuatro tipos de transformaciones pueden concernir a wi en relacién con un solo objeto O y, formand ‘oprama narrativo, cons asi parie de st elemental iF su sintagmética EL PUNTO DE VISTA PARADIGMATICO Teniendo en cuenta que la narrati diamos, consiste en el desarrollo concomitante y solidario de d programas narrativos implicando a dos sujetos a la vez, vemos que a cada adquisicién que caracterice a uno de los sujetos correspon- dera, en el programa paralelo, una privacién que afecte al otro sujeto, de forma que habria concomitancia entre apropiacién y desposesién atribucién y renuncia. nombre d¢ prueba)la transformacién que jon-x? una ; te las cuales se manifiesta, en 1e’superfici valores. Un cuadro muy sencillo radigmaticas simples de la narracién: Si designamos con comunicacién de los fltistrar estas relaciones pa- adguisiciin privecién prueba apropiacién desposesion don atribucién renuncia de postular sufre, sin embargo, una excepcién que tendremos que interrogarnos: se trata del status part 6 Del sentido del destinador, que, en casos a determinar, puede efectuar atribu- nes si renunciar por ello a los valores qui jgue peseyendo. 4. LA COMUNICACION CON DOS OBJETOS 4.1. EL DON RECIPROcO La prueba y el don pueden aparecer, segiin se plantee uno u otro programa narrativo, bien como dos modos de realizacién del sujeto, bien como dos modos de su virtualizacién. * La virtualizacién del sujeto, cuando se manifiesta en forma de desposesién correspondiente a la «carencia» proppiana, comporta un aspect positivo: constituye una de las condiciones necesarias de la promocién del sujeto virtual a sujeto de deseo. La renuncia, por el contrario, siendo una virtualizacién general, no conduce al sujeto hacia un auinento de sus potencialidades. Las des «situacio- nes de carencia», aun siendo comparables, no son idénticas, ya que no lo son las posiciones sintagmdticas de los sujetos en la narra~ cién: en el primer caso, cl hacer puede seguir 2 la virtualizacion del sujeto; en el segundo, le precede. En este tiltimo contexto es donde aparece, como una respuesta esperada, una unidad narrativa a menudo Hamada contra-don: puc- de ser formulada en términos idénticos a los del don, con la dife- rencia de que el sujeto operador del contra-don estara en sineretis- mo con el sujeto del programa narrativo opucsto. Permaneciendo inalterable el objeto de las dos operaciones de transferencia (como ocurre, por ejemplo, con la hija del rey aue ‘el héroe restituye a su padre para recibirla a continuacion en matrimonio), el contra- don se presenta como el restablecimiento del statu quo ante: tras Ja renunciacién de Si, la transformacién de estado GinOus) Si1vons?) Semiética narrativa: los objetos de valor 47 se ve anulada por el hacer transformador de Si: (S1vONS)=>6.novs) Una serie sintagmatica compuesta de dos renuncias que impli- can dos atribuciones reciprocas de un mismo objeto, 0, en otros términos, de dos transformaciones, la segunda de las cuales anula los efectos de la primera y restablece el equilibrio anterior, puede ser designada como un don reciproco. Sea cual sea su significacin narrativa, no constituye, én ¢l plano fornial, sino el marco general de la comunicacién bipolar, sin, a pesar de ello, poder ser identifi- cada con la estructura de intercambio. 4.2, EL INTERCAMBIO VIRTUAL La formulacién de la estructura de intercambio exige, contraria- mente a las situaciones que hemos examinado hasta ahora, la pre- sencia de dos objetos de valor O; y Oz: el objeto al cual renuncia uno de los sujetos (01), ¥ otro objeto (Oz) que el mismo sujeto ansia y que le sera atribuido, y a la inversa cuando se trata del segundo sujeto. Por tanto, cada uno de los dos sujetos, tomados por separado y anteriormente al desenlace de la transformacién, es a la ver sujeto real y virtual; conjunto, respecto a uno de los objetos, y disjunto, repecto al otro. La transformacion llamada fi- gurativamente intercambio sera, desde esta perspectiva, una nueva realizacién y una nueva virtualizacion de cada uno de los sujetos. ‘Sin embargo, el hecho de que cada uno de los sujetos Si y Sz esté en relacién con dos objetos O1 y Or a la vez, nos obliga a considerar los programas narrativos de los dos sujetos por separado y a formular en primer lugar el estado narrativo que resume 1a uacién de cada uno de ellos en forma de un enuinciado con tres actantes: (CinSvO). nN aA “Vaeusy. de Ress: eS we Del sentido iado Lomplejo asi construido —igual que ¢! enunciado de juncién analizado més airiba: (S19 0.VO2)— con- siste en la reduccién a un solo enunciadé complejo de dos enun dos elementales, reduccién posible gracias a la identificacién, ya de dos objetos que forman parte de dos enunciados, ya de dos suje- tos encontrados por separado. En efecto, definiéndose el sujeto por su relacién de objeto y s6lo por ésta, Ia presencia de dos objetos 01 y O2 nos obliga a postular, en un primer momento, la existencia de un sujeto distinto para cada uno de los “objefA sJusblo después, por el sincretismo actorial, la identificacién de los dos sujetos per- mite la reduccién de dos enunciados elementales a un enunciado complejo:yFsto nos permite, por tanta, distinguir dos tipos de enun- ciados de juncién de estructura comparable: enunciados juntores de sujetos y enunciados juntores de objetos. El intercambio puede ser descrito entonces como una doble trans- formacién de dos enunciados juntores de objetos, transformacién ‘operada, de manera concomitante, por dos sujetos del hacer a la vez. Si la primera transformacién, efectuada por el sujeto del hacer identificado con S;, puede expresarse como (01n$,V0)=>(O1v $1002), la segunda transformacién, producida por el sujeto del hacer iden- tificado con Sp, es solidaria de la primera y caracterizada por la simple inversién de las funciones de conjuncién y de disjuncién: (O1US2902)=>(010S2U 02). El intercambio, como unidad de comunicacién de los valores, puede definirse entonces como F trans (8; + (01US1N0,)] 2 F trans [S2 + (01982001). teniendo en cuenta que, en la primera transformacién, as trans = Si, y que, en la segunda, el S trans = Sr. Weve. Aidt’. 10 Ye acl i nl. iS Semistica narrativa: los objetos de valor 49 Parece como si, tras estas dos transformaciones concomitantes y solidarias, 10s dos sujetos involucrados se encontraran de nuevo ‘a ia vez realizatos y virtuales, es decir, como si, habiendo adquiri- do cada uno de ellos un objeto de intercambio, quedaran sin em- bargo «atraidos» por el objeto al que acaban de renunciar. Preferi- mos decir que, en este caso, el intercambio como tal no esta realiza- do del todo, que est sujeto a rebotes, y designarlo con el nombre de intercambio virtual. 4,3, EL INTERCAMBIO REALIZADO El intercambio, pues, s6lo puede considerarse realizado si la re- lacién de disjuncién que une a cada uno de los sujetos con el objeto renunciado deja de ser una virtualidad de realizacién, es decir,.si, tuna vez anulada toda relacién, el valor que compete a Si deja de ser un valor para Sx, y a la inversa. La formula de intercambio realizado deberia expresers*, ~"es, como F trans (S: + ($:N Os) 2 F trans [S: + (O12), Esta formula puede ser considerada correcta a condicién de que refleje la anulacién o, al menos, la suspensién de las relaciones virtuales que unen a los sujetos con los valores abandonados. La interpretacién que queremos proponer consiste en hacer ad- mitir una posible equivalencia entre los valores realizados y los valores virtualizados y, al inismo tiempo, su sustituibilidad. Podria- mos decir, por ejemplo, que el intercambio no se he realizado defi- nitivamente (es decir, sin segundas intenciones de recuperacién de Tos valores @ los que se ha renunciado) a menos que O1 = On, 0, dicho de otro modo, a menos que O1 y Oz sean considerados como ocurrencias sustituibles de la clase de objetos O- on ssioe m4 28 Del sentido Vemos que, en este caso, la estructura del intercambio realizado alcanza, guardando las proporciones, a la del don reciproco, excep- to que los objetos inscritos en los enunciados que explican el don y el contra-don son considerados idénticos, mientras que en los enun- ciados constitutivos del intercambio s6lo son considerados como equivalentes. No obstante, el establecimiento de la equivalencia entre los va- lores de intercambio presupone un saber previo relativo al «valor» de los valores, y el intercambio equilibrado reposa, por esto, en una confianza reciproca, dicho de otro modo, en un contrato fidu- ciario, implicito o explicito, entre los participantes del intercambio. Resultado de esto es que si cl intercambio, consideradocomo una de las formas de la comunicacién de los valores, posee una estruc- tura definida, su interpretacién depende esencialmente de la forma del contrato que le precede y lo enmarea, forma que admite todas las manipulaciones de la categoria del ser y del parecer. No es de extrafiar, pues, que las narraciones folkloricas simples que explotan casi exclusivamente la estructura del intercambio ary parezcan construidas sobre la ignorancia o la ingenuidad, verdade- ras 0 simuladas, de uno de los sujetos (0 de cada uno de los dos sujetos por intermitencia y sin justificacién psicol6gica) y que los encadenamientos sintagmaticos realizados se presenten como cres- cendo o decrescendo de los valores, desde la posesién de la aguja hasta la adquisicidn del buey, y a la inversa. Introducido como una secuencia narrativa semiaut6noma dentro de una narracion mas amplia, el intercambio asi desequilibrado por las modalidades del Contrato segin el saber que sobreentiende aparece a menudo, por ejemplo, como una engafifa, donde s6io se realiza el sujeto que engafia conjuntandose con el objeto de valor, no ofreciendo el suje- fo engafiado mas que un no-valor: tal intercambio no se distingue apenas, en sus consecuencias —que sélo son tomadas en considera- 2 CF, especialmente el estudio que Denise Paulme ha consagrado a los Echanges swocessifs, ant. cit Semiética narrativa: os objetos de valor 51 cién durante el establecimiento del esquema narrativo de las trans- ferencias—, de la apropiacién resultante de la prueba, y la formula cién de las transform: dias se veria Nevada a ut para dar cuenta de la no-reciprocidad, el concepto de suspension de la transformacién que sélo ¢s efectuada sobre el modo del pare- cer por el sujeto que engafia. Se instituye asi un juego estilistico de conversiones que consiste en la manifestacion de ciertas unida- des narrativas superficiales en lugar de otras unidades, requeridas por la sintaxis narrativa, y sélo la inscripcién del intercambio en un contexto sintagmatico mas amplio permite eliminar la ambigtic- dad del relato. 5. LA COMUNICACION PARTICIPATIVA Al intentar explicar las transferencias de Jos objetos y las comu- nicaciones dz los sujetos dentro de un universo axiolégico reducido a su més simple expresién, en un universc de los valores ya existen- tes y reconocidos como tales, nos hemos visto obligados a cerrarlo con ayuda de antepechos que son Jos destinadores, garantes de la circulacién de los valores aislados y mediadores entre este universo inmanente_y el universo trascendente cuya presencia manifiestan en forma de actantes de una sintaxis de inspiracion antropomorfa. Ya hemos visto hasta qué punto repugnaba al pensamiento mitico —y probablemente a nuestra imaginacién en general— reconocer el sta- tus ex nihilo de los valores ambiente, prefiriendo sustituirio por otra realidad axiolégica y postulando la posibilidad de una cierta omunicacion entre esos dos universos. Se trata, pues, de dar aqui tina representacién, al menos resumida, de este tipo particular de ‘omunicacidn, Teniendo en cuenta que los destinadores, en calidad de posesores de valores trascendentes, pueden considerarse como sujetos a la vez reales trascendentes, es posible imaginar su com’: hicacién con los destinatarios que operan por su propia cuenta en ee 32 - Del sentido el universo inmanente, en calidad, por consiguiente, de sujefos in- a irtuales, al menos en su primer estado original. Es en calidad de sujetos como pueden ser puestos en comuni ¥ como puede ser descrito su status en forma de enunciados canénicos. La dificultad de describir esta transubstanciacién de valores trascendentes en valores inmanentes, utilizando la estructura de la comunicacién, procede, en primer lugar, del hecho de que la propia definicion de la comunicacién, entendida como una transformacion que efectiia solidariamente Ia disjuncién del objeto con uno de los jetos y su conjuncién con el segundo sujeto, no siempre se aplica a las relaciones entre el destinador y el destinatario. La existencia de una relacién de presuposicién unilateral entre el destinador- 1G:mino presupuesto y el destinatario-término presuponiente hace que la comunicacién entre ambos sea asimétrica: asi, el status para- digmatico del destinador respecto al destinatario se define por la teiacién hiperonimica, mientras que el del destinatario respecto al destinador se caracteriza por la relacién hiponimica, acentuandose esta asimetria durante la sintagmatizacién de los dos actantes, con- siderados como sujetos interesados por un solo objeto. Por tomar solo el caso del destinador que, en calidad de sujeto transformador, efectiia un don dirigido al destinatario: si la transformacion tiene como consecuencia la atribucién de un valor al destinatario, esta atribucién no por ello es solidaria, como habria sido de esperar, de Ia renurcia por parte del destinador. Dicho de otro modo, a transformacion, en lugar de efectuarse, como era previsible: (Dre OUDre=>(DryOnDre), por el contrario a: (DrnOUDre)=>OrN0 ore). ‘conduce, El objeto de valor, aun siendo atribuido al destinatario, queda en conjuncién con el destinador. - wr -7™"FSSOSBOCOeD Semidtica narrativa: los objetos de valor 3 Los ejemplos que pueden ilustrar este fendmeno insdlito son nu- merasos. Asi, durante la comunicacion verbal, el saber del destin: dor, ana vez transferido al destinatario, “es sin que el destinador se vea privado del mismo. Por mucho que la reina de Inglaterra delegue, uno a uno, todos sus poderes en Jos cuerpos constitutivos, no por ello deja de ser la soberana todo- poderosa: una hermosa ficcién, se dira, sin la cual, sin embargo, no puede fundarse el concepto de soberania. Las transferencias de este tipo no se limitan s6lo a las modalida- des: la multiplicacion del pan en los Evangelios solo puede explicar- se por el cardeter inagotable de las posesiones del destinador; las divinidades lituanas llamadas kavkai no proporcionan directamente riquezas a aquellos a quienes protegen, se limitan a convertir los bienes en inagotables, y el consumo de los mismos no disminuye su cantidad. = En presencia de tales concepciones universalmente extendidas, el seméntico no ha de cuestionarse la realidad de los poderes de ta reina ni la eficacia de los Kaukai, debe contenterse con proponer una descripcién apropiada. Diremos, pues, que se trata aqui de un tipo especifico de comunicacién, proponiendo designarla comunica- ccién participativa, y esto refirigndonos a las relaciones estructurales particulares entre el destinador y el destinatario que interpretamos en el marco general de la férmula pars pro toto. Sea como sea, ¢5 dificil, en este estadio de la formulacién de las estructuras clementales de la narratividad, llegar més lejos en el examen de la comunicacién participativa sin empeftar a fondo nuestra concepeién de la estructura actancial, sin haber descrito, sobre todo, la estructura de 12 comunicacién verbal y, de forma més general, la de la trasmisién y manipulacién semidtica del saber que por si misma constituye un nivel autnomo de la narratividad: asi, Io poco que de ello hemos dicho deberfa considerarse como un memorandum, como una caja negra cuyo emplazamiento est previsto, pero cuyo contenido queda por explorar. 4 $4 Del sentido Este capitulo esta destinado a presentar, en pri lug valores culturales poco Fi ee importa que participen di er eae ee a distinguiéndolos de los valores modales, que, aun de naturaleza se- méntica, son explotados para la construccién de la gramatica. Las posibilidades de definiciones lingiiistica, axiolégica y sociolégica del valor han sido expioradas con la tnica finalidad de mostrar su ca- racter complementario y no contradictorio, condicién de la perti- nencia del proyecto semidtico. El universo de los valores, seméntico en el sentido estricto del término, ha podido asi quedar encuadrado Por estructuras sintacticas elementales que aseguran su recogida y dan cuenta de su narrativizacion. . 6. LLAMADA’ La narratividad, considerada como la irrupcién de lo disco nuo en la permanencia discursiva de una vida, de una historia, de un individuo, de una cultura, la desarticula en estados discretos entre los que sittia transformaciones: esto permite describirla, en un primer momento, en forma de enunciados de hacer que afectan a los enunciados de estado, siendo estos tltimos garantes de la exis- tencia semidtica de los sujetos en juncién con los objetos conferi- dos de valores. La sintaxis referida a acontecimientos, que nos ¢s- forzamos en construir, es, quigrase © no, de inspiracién antropo- morfa, siendo como es proyeccidn de las relaciones fundamentales del hombre en el mundo, o quiz inversamente, lo que no importa. Buscando situaciones simples y estructuras sintdcticas elementa- es, hemos tomado como punto de partida una configuracién sin- tdetica simple que representa dos sujetos interesados en un mismo y Unico objeto de valor: sit examen nos ha permitido ears algunos estados narrativos simples susceptibles de ser formalizado ‘ados de juncién, sintagmaticos y paradigmaticos, y mos- en et 35 Semidtica narrativa: los objetos de valor pace ae cain Sujeto es capaz de desarrollar su propio ,grama r iplctando una interpretacién topoldgica de ia narracién segin la cual los desplazamientos de los objetos basta- por si mismos para dar cuenta de su crganizacién, no siendo~ los sujetos mas que los lugares de sus transferencias, hemos tratado de mostrar que la comunicacién de los sujetos, regidos por opera- dores de transformacién, constituia también una dimensién explica- tiva satisfactoria, que permite el establecimiento de una primera tipologia de las transformaciones elementales manifestadas, a un nivel més superficial, como actos de comunicacién. A partir de esta tipologia, la exploracién ha podido levarse en dos direcciones diferentes. Por una parte, hacia la representacién sintdctica de la estructura del intercambio que necesita la introduc- cién, junto a dos sujetos, a dos objetos de valor distintes: la equi- valencia de los valores vertidos en estos objetos, y que nos hemos visto llevados a postular, ha hecho aparecer la existencia presupues- ta de un contrato fiduciario anterior, interrumpiendo aqui nuestra investigacién. Y, por otra parte, hacia la interrogacién sobre el sta- tus particular de la comunicacién entre destinador y destinatario, caracterizada, bastante curiosamente, por una atribucién del objeto sin renuncia concomitante: las consecuencias a extraer del registro de esta forma de comunicacién participativa tampoco podian ser desarrolladas en este lugar a falta del aparato conceptual ain no formulado. La tiltima forma narrativa simple que explicaria la trans- formacién de los valores positivos en valores negativos, 0 @ la in- versa, ni siquiera podia ser esbozada: su examen nos habria obliga- do a postular la existencia de un antisujeto o de un antidestinador, existencia que intuitivamente parece evidente, pero cuyo estableci- miento —en el marco de un proyecte que pretendiera ser cientifico aunque s6lo fuera por la coherencia interna que exige la interdefi cién de todos los conceptos utilizados— no esta claro. Es evidente que el examen de los vertimientos axiolégicos de su narrativizacion no constituye mas que un capitulo relativament« poco importante de la semiética narrativa: los valores culturales

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