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Auguste Comte y su filosofia de la progresién racional e inevitab e hacia la perfeccién humana, fue abandonado, en 1910, a favor de Henri Bergson y su filosofia del élan vital, la intuicién y la evolucién espiritual. El fil6sofo Antonio Caso, el novelista Martin Luis Guzmén (que cabalgé con Villa ¢ hizo la créni ca del gu ro como una fuerza de la naturaleza), el educador José ‘Vasconcelos (que escribié la autobiograffa mds franca jamés lefda en México, revelando su desnudez sexual y emotiva) promovieron, cada uno a su modo, la idea del impulso vital bergsoniano. Sélo Alfonso Reyes, el mas grande escritor de su generacién, voté a favor de una suerte de distanciamiento ético, Pero las artes, cada vez més, descu- brieron las raices nativas, campesinas, indigenas, ocultadas por las fachadas marméreas del porfiriato. La joven Kahlo, vestida de hombre, santa Juana de la cultura libe- radora de la Revolucion, soldadera ce las legiones mexicanas del berg- sonismo, formé parte de un grupo llamado Las Cachuchas, jévenes orgullosos y desafiantes vestidos de mezclilla, con gorras de gamines proletarios, dedicados a burlarse de todas las figuras solemnes (inclu- yendo al arriba mencionado filésofo Caso, cuyas clases Las Cachuchas convertian en gigantescos relajos): haciendo cabriolas por los corre- dores de la Academia, plantando céscaras de pldtano a los pies de las estatuas del Orden y el Progreso, robandose tranvias, como en una pelicula de Bufiuel por filmarse atin Qué cercano estaba este espiritu travieso a la estética de la Revo- lucién en México: Frida Kahlo admiraba a Saturnino Herrén, al Doctor Atl, a los liberadores de la forma, el paisaje y el color de sus restric- ciones académicas. Frida Kahlo amaba a Bruegel y el regiieldo de sus carnavales populares, llenos de monstruos inocentes y de glotones perversos y de fantasias oscuras ofrecidas como el pan nuestro de cada dia, con colores brillantes y la luz del sol. Fantasia con realismo, oscu- ridad interior bajo luces del mediodia, Estas fueron influencias basi- cas en el arte de Frida Kahlo. Sin saberlo, ella y sus amigos representaron las escandalosas bro- mas de dadi y los surrealistas, pevo sus fuentes eran més bien do- mésticas. Como suspiré un nostélgico general revolucionario, “esta 460 ro un ow1o ‘9iqiDes EPL ap Opnusep oduens [a “edos eI ap opefodsaq, ‘010 ap eLierqno oxed ‘epnusap £ euelIHueS eplly B fap onboyo [ep o1peduy jo ‘oduron ourstur fy ‘eUIBeA BI Lod oes 9] & wpjedso Bl sod g.jeued 0] ouewiesed up “opeuoyso] aruaua|qerpewieat ‘said sns ap oun & opeaojsip aiduiors esed opanb opzamber oaquioy ng “sesna -ovay 20U0 JOUR OLS PULLAZUE EUsAId NS “stAjod Ef ‘SeTTHSOD set ‘OTT -an9 [2 “eaqayton eUUN}oo Bf orduucs af ‘eqefeIA epLLl anb [a uo UOILED oonnbes [2 Bs]UOD OTJaNIS9 98 BIAUAI UM ‘CZ6T ap arquiandas ug ‘pep -aid urs ooeye ef ‘eyuioy owe} A Equute OUR) EPL aNb pepnio e| ‘osuvawuose gnb sod ey} ON, ‘ooIX9WN ‘sted ordoad ns ua soperttoa opis uasaiqny a] e1eaty o6a1q ex]UO9 soITNsUT saoed So] anb ap peprNpassur ns osadxa zaa Buy, ‘PPIA NS ap SPUIB] SO] BP OUN any A189 :,SoUOIqRD SOT ap asrapuayeq, ‘PUROIXOU [ENIOOIOIUT EPIA Bl ap eluedurer ousHTEqIUeD Jap asiabar -oud vied ‘osofefed oueBgnui |e “euewiny epeuess ef ‘eyosoYD v] 9p 91 -aed Jas ap puRorxaur Anur pepisaoau vy ‘SopLty Sor] OBany ‘seyonyseD se] oxoulid ‘seunxoid Anu sepristure se| ‘sodnaB soy “eyrepereur -9 op zeo By F BLENTIOS Jo[nu eUN eA OTN epi send ‘asreu|e[OL Tend Bj Yoo PjURdUWIOD aRI[eY ep opueTEN ‘seUTURD se[ Ue OpuLBEA Ip ‘sedleo sey uo asopugis ‘soxoqes A saojo sns opuariqnosap ‘eluq ~wos pepnio | ep epanbshq ue giIes O[YeY “epIA ns epoy ayn. “oynjodunt ‘ourjeyst19 eo aute ng “sesMaso say[eo A seysue sepluaak ‘sosojouais soqueure ‘sanbaed soprajuBBsosap & soomnp op pepnio eun aq ‘sepefaiuo seuequoa 4 souenBez sapuri5 uoo sosid sop o[9s op seseo seyonu ‘seutsisedopnas souorsueut ‘saferuo[oo seyse[61 2 So19e| -ed soouyuBeur woo “esor ap 10109 “exftiog pepnIo uN BAY “OZEL A OLEL auue “epeuLe epuanuod | oIuEIMP TosELMUT soURSTXAUT ap UOT UA “COIXSIA ep PepNIO k| & O1DBA ‘OYEY Eptag oftp “UgLONTOAeY eT "sar -ueHeY ap UOTTIU oIpeu seuade too aqun eUaNbad eun eso ‘opunu ep apues6 seu stjodonow e| Aoy ‘ooIxeW ap peoNIp eI ‘saouoyUg peprebal ap opezeysip uapiosep ns ‘oansfod oursireyzoIne ns ‘sauoIadnasoo saquaysissad sns 4 ‘squojoeolunutoa ‘pntes ‘uo1ecnpe ap elJayeut Ua sa[eat $osB0] ss ‘uoronjoaey | ap sesewioud sei asyue epeanydeo peparoos eun ap adeosa ap einalea B] Uoseny sedaes se] ‘ozeTTAeTD ‘OltHted ‘SeyUNUED [PAW ‘O1OS— SoUDIxeU SooTLUOD SapURIB Soy UOsAIBans apuOp ap ‘saagindod sedieo se] ua soysand sooumes saypieys ap ooue|q ‘poy augos ‘ony o1od ‘seoyesBoyeurauro sesq(o & sefanou seunBye ue Bpesy -siBax y389 uoIDeJoUaBap FT “,ouseIqoD ua Q18UAaBap BA UO!ON|OAaY rocfo fantastico, la lovizna de un paquete de oro en polvo que lleva- ba a su trabajo un artesano. ¢Pudo acaso esta mujer pintarse a si mis- ma sino como en el poema de Yeats, “una terrible belleza, totalmente transformada”? El dolor, el cuerpo, la ciudad, el pals, Kahlo, Frida, el arte de Frida Kahlo. SUFRIMIENT MATADA POR LA VIDA EN SU LIBRO SOBRE EL DOLOR DEL CUERPO, ELAINE SCARRY LUCIDAMENTE, observa que el dolor de los demas no puede ser sino un hecho tran- sitorio en nuestra propia conciencia. Es el dolor algo que no se puede compartir? Mas atin, gpuede siquiera decirse el dolor? Es indescriptible, escribe Virginia Woolf. Se pueden conocer los pensamientos de Hamlet, pero no se puede realmente describir una ja- queca: el dolor destruye el lenguaje. Filoctetes, el guerrero griego mor- dido por una serpiente, es abandonado en la isla de Lemnos sin més compaiiia que sus fétidas heridas y sus horrendos gritos de dolor. Su discurso es punteado por grufiidos y aullidos animales, por los mono- labos del sufrimiento desarticulads. Conan Doyle, en uno de sus mas terrorificos cuentos, envia una expedicién cientifica al centro de la tie- rra: cuando tocan el corazén del planeta, lo tinico que reciben los ex- ploradores es un aterrador grito que los coloca al borde de la locura. El dolor, escribe Scarry, se resiste a convertirse en objeto del len- quaje. Por eso el dolor es expresado mejor por quienes no lo sienten pero hablan en su nombre. En una famosa pagina, Nietzsche dice que ha decidido llamar “Perro” a su dolor. “Mi dolor es tan fiel, discreto y desvergonzado como mi perro, y su compafifa me divierte igual [...1 puedo regafiarlo y desatar sobre él mis malos humores.” Frida Kahlo tuvo un perro llamado Dolor, més que un dolor llama- do Perro. Es decir: describe directamente su propio dolor, su dolor no la vuelve muda, su grito es un aullido articulado porque aleanza una forma visible y emocional. Frida Kallo es una de las grandes voces para el dolor en un siglo que ha conocido, acaso no mas sufrimiento que os Ba mica, 1975, Cleo sobre (oleclén parle soxosem 462 vidifies otros tiempos, pero sin duda una forma de dolor més injustificada y por ello mas cinica, vergonzosa y publicitada, programada e irracional, que cualquier otro tiempo. De las matanzas en Armenia a Auschwitz, de la violacién de Nanking al Gulag, de los campos de guerra japoneses al holocausto nuclear de Hiroshima, hemos visto el dolor, hemos sen- tido el dolor, como nunca antes en la historia. {Cémo pudo ocurrir todo esto en nuestros tiempos modernos, progresistas, civilizados? La sangria de la Revolucion mexicana es un chisguete comparada con las ejecuciones ordenadas por Hitler y Stalin. Frida Kahlo, como ningiin otro artista de nuestro siglo torturado, tradujo el dolor al arte. Sufrié treinta y dos operaciones ertre el dia de su accidente y el de su muerte. Su biografia consiste en veintinueve afios de dolor constan- te, A partir de 1944, se ve obligada a usar ocho distintos corsés. En 1953, sufrié la amputacién de una pierna gangrenada. Las secreciones de su espalda herida la hacen olerse a misma como si fuese “un perro muerto”, La cuelgan de la cabeza, desnuda, para fortalecer su colum- na. Pierde a sus fetos en lagos de sangre. La rodean sin interrupeién el cloroformo, las vendas, las agujas, los bisturies. Es el san Sebastian ‘mexicano, atravesado de flechas. Esa encamacién misma de la tremen- da descripcién que nos dejé Platén: “el cuerpo es la tumba que nos aprisiona igual que la concha encierra a la ostra” Frida Kahlo nos recuerda a las diosas aztecas del nacimiento y la tierra, pero atin mds a la deidad autoflagelada, Xipetotec, Nuestro Seftor del Cambio de Piel, la divinidad dual cuya piel jamés le perte- necia, usase la de la victima sacrificada como un manto macabro, cambiase él mismo su propia piel. como las serpientes, a fin de sim- bolizar la renovacion, aun, la resucreccién. Los dioses mexicanos po- seen esta ambigiiedad: el bien que prometen es inseparable del mal que otorgan. Xipetotec, simbolo ce la resurreccién, deidad primave- ral, inflige también el sacrificio, las ampollas, la supuracién. En La columna rota y Arbol de la esperanza, Kahlo se retrata a si misma como la desollada, piel sangrante, abierta, cortada a la mitad como una papaya. Recostada desnuda en una cama de hospital en Detroit, sangrante y prefiada. Rivera la describe como el simbolo mis- mo de la verdad, la realidad, la crueldad y el sufrimiento, Nunca, afia- de, ha puesto una mujer tanta poesia agénica en una tela. Lo que vive es lo que pinta. Pero ninguna experiencia humana, por dolorosa que sea, se convierte s6lo por esto en arte. {Cémo transform Kahlo el su- frimiento personal en arte, no impersonal, pero si compartido? 464 sor ‘gouoiue oduron un ap eudT| Soy A souepuaye> sns ugiqurey ewoy “sep -1611 sosod sns op of auenes anb:me ‘uped ns ap seyjes60104 sey eur “Tuy “sojopuyuti0}sue.) ‘seuoBts0 sns e sesoaBas op zedeo sa epi ‘pjsi[eed jeouid Un azambed Bjseiuey e| anb wevasua af soma “ONUBLAL Aypsog :2juasaud jap ojo 4 opesed jap oun ‘soyjsoaey sarouutd sop ap -eye OTE ‘So Sopot e A seINdod pra ef ap “eMUUU “eperTErap eoTUOID ns A jaBorug ap epuarsaq “eiqeoeur ezuep v[ -awenwi ef A elOUD| -Hsad By ap soreaarpaw sepuos sel 9p apUETasaC “OOLUgAXE Of jeu -1eU 0 gztTesieqrun anb ouedse [a “edos) ap apuarosap epEsod Oled ‘PUIOUQINe BlOUAIsIXa Jou -0) Uadased ‘se[}pesad se] opuadnjout ‘souans so] O19 “eLIOISTY | A od -o} [a auqos apisaig “Se}DTOU se] auqos apisaud ‘eyayaI9Iq Ua o RULE ‘euionui eT “sapepisonzysuowr & soustonqoaas “eunURD ap sortard “osefay{ -89 ofepuposa “UgTDEINBUELISE ‘OIpIOMS ‘sauEUITID ap SeUaDSA :sepIA sns une £ pepisolino ns uRqeiaye anb ‘souanbad & sapues6 ‘sowrotur 1991098 SO] AGOs $A904 1U Sea] esa} OU aM So] B OpUELLIOsU Sea -Tons sefoy garland 4 ofnanp anb ‘opbis ap wyjona 8] ap ouesrxatt oatypAB vIsnae oso[|[ARseUr [9 ‘epesog ednjepend aso e sowleua oBan| { ‘osBepfur j@ 10d seqse25 s0[9p [9 ‘pepauniayua P| epIpigd P| aiue ejouersised ensanu rene sod ‘pnyes esenu ‘eptA puIsanU JRapes Jod —eyDoIW ep ouIN o1uES ‘uedodez ap uabuta— sa[eo0| SeuOIoRISaJIUBL SNS e A UOBUIA BI E “SOIURS SOT e “SOIC B SPIO -e15 “esox0[op eprpyed uN “pepautiojue euN ‘aHapIIoe uN ‘ayquLso. osaons un uequand sou onb ‘ugiquiey saplfuuny ose opoy ua A sear -gue soueut sod exopeur o [erat auqos sopeqUtd soioaxa sapllUINy $0] ‘sourorxauu eiseyBt ap sorqeia. soy eoey seat anb RY ‘epmBbos us, oyeuTUOUR [ap Bog SOU ‘oPDaLd ofeq e “exeUIPD eT “saTeLIOW ‘Ae! ‘oued “pz ‘sa|qnedauut ‘js ‘search sauojoey sexsant sezyyeyourUt ered spjousey enysor 0 zonbzplan SouesadeUu LOS OU EA “OuISOL UN Ja -sod 8 oypeiep UAH ‘osorapod "2 019s OU “oIJ 19 O[9S ON “spnBING [e ugiquiey £ a0 ee opBariarid ajsa egos af ‘opoy ap sandsap ‘exeut 39 87] Sopo} F BBD BUN sep apsapod ap oxqqurOse Jo sod une opeanydeo svar ‘oLepuaye9 ap so1oj Exed Operotos Anu ea oTyeN OUNIATLIND ‘OoTUQUOUTDeP OAIFHIGOIO} OYRsAr [ap sooaprbyr se| eB uBUMXOIdE as sofeqesn sodno ‘eseBuny A BuBWIa[e “BypNf eITupUadSE ap oFesBQIOg [9 ‘o1yey ouraTIMH ‘auped ns vise NITY ‘seoIUD OS OU ‘UEISEq OU O10g ‘OTHVY Vali 4d BLY TAM SANNA SV" NOS SVISG| “OdWAND Ng “HoTOA Ng SOMA¥AIT SOT NA SaNOAT Ly tna experiencia subjetiva de la noche y del dia, del verano y el otoiio, “Septiembre”, para Frida, es su septiembre, no el noveno mes —mes de nacimiento, quizd del aborto— en el calendario sucesivo. El tiempo se detiene sdlo para hacerse subte-rdneo y reaparecer tefiido con las imagenes personales de la artista. No es una pintora de suefios, insis- te ella misma, sino la pintora de su propia realidad, pinténdose a si misma, porque se encuentra sola y porque es el tema que mejor conoce. Su realidad es su propio rostro, el templo de su cuerpo roto, el al ma que le va quedando. Como Rembrandt, como Van Gogh, Kahlo nos cuenta su biografia con sus autorretratos, Las etapas de la pasién, los preémbulos de la inocencia, los actos del sufrimiento y, finalmente, la catarsis del co- nocimiento, son tan evidentes en la artista mexicana como en los autorretratistas holandeses. Pero el aura del extraiamiento, del des- plazamiento, de la dislocacién de la escena y de los objetos, asi como Ja irracionalidad espontanea de todo ello, también la han asimilado, en ocasiones, al surrealism. Breton describié el arte de Kah.o como una bomba amarrada con listones, paréfrasis, a su vez, de la famosa descripcién de Lautréamont del arte como el encuentro accidental de una maquina de coser y una sombrilla sobre una mesa de disecciones. Y Kahlo no es extraita, por cierto, al espiritu del surrealismo. Adora las sorpresas. Le gustarfa ver leones, en ver. de libros, salir de los libreros. Quizé haya una maravi- llosa inocencia en todo esto, Bufiuel visité a Breton cuando éste se es- taba muriendo. El viejo papa del surrealismo tomé la mano del gran cineasta y le dijo: “se da usted cuenta de que nadie se escandaliza ya de nada?” Es el epitafio al programa de la vanguardia del siglo xx: espantar al burgués, Sin embargo, Frida Kahlo sigue siendo (junto con Posada) quien mejor nos recuerda que lo codificado por los surrealistas franceses ha sido siempre pan de todos los dias en México y Latinoamérica, parte de la corriente cultural, fusién espontanea de mito y hecho, suefio y vigilia, razén y fantasia. Los libros de Gabriel Garcfa Mar- quez y lo que ha llegado a llamarse “realismo magico” son las imége- nes contempordneas de esta realicad. Y es que la gran contribucion del es} ‘itu hispanico, de Cervantes a Borges y de Velazquez a Kahlo, es la certidumbre de que la imaginaci6n es capaz de fundar, sino el mundo, sf un mundo. 466 Don Quijote, Las meninas, los Ca- prichos de Goya, Bl aleph de Borges, la pintura de Matta, Lam o Tamayo, Cien afios de soledad, afiaden a la realidad algo que antes no estaba alli. Este es un proyecto mucho més consciente y agu- do en sociedades donde la realidad tie- he escasa representacién politica, El artis-a es, entonces, quien le da a la so- ciedad lo que un sistema autoritario represivo le quita, no Je permite ma- nifestar Miguel Angel Asturias, el escritor guatzmalteco, Alejo Carpentier, el no- velista cubano, y Arturo Uslar Pietri, el narrador venezolano, fueron testicos de la revolucién surrealista en Paris durante los afios veintes. Pronto se dieron cuenta de que Breton y sus amigos legislaban en Francia algo que ya era ley de la vida y de la imaginacién en Latinoamérica. E! mito precolombino, los ritos afro- americanos, el hambre barroca, las mascaras del sincretismo religio- so, le daban a la América Latina su propia patente surrealista, sin necesidad de someterse, en nombre de la libertad de asociacién anti- cartesiana, a muy cartesianas reglas sobre lo que deberfan, propia- mente, ser los suefios, las intuiciones y la prosodia. Los surrealistas franceses, abogando por la expresién automatica, podian seguir es- cribiendo como memorialistas de corte del siglo xvit. La prosa de Breton es tan correcta y elegante como la del duque de Saint Simon. En cambio, Luis Bufiuel y Marx Erast, los dos grandes creadores del surrealismo, regresaron a la raiz de sus propias culturas para encon- trar alli el poder de aterrar y criticar al mundo. Las peliculas de Buiiuel son una sola revisién critica, anarquica y corrosiva de la muy catélica cultura espaftola que lo nutrid. Ernst fue el iiltimo descen- diente de los hermanos Grimm y los cuentos fantdsticos de los oscu- ros bosques alemanes. Gracias a esta tradicién, Ernst hace visibles los més oscuros rincones del suefio, y de la pesadilla. 468 696 uensonut sou ApuBsquIDy ap $0] UOs Oo] anb ugzes BUISIUI F] 4od So||aq Uos O[YEY ap soywenewomne soy] “seusayUE se sapeprfend sesysanu euruMT onbiod ‘sas onsanu eoyNuap! anb ap oysay a|dwys [2 sod Ue O| ap CBueL [9 aJomnbpe oe asa ‘saouoqUg ‘sowsIU so.josou ap ojwarU!D0U09 Jp pepdeAd 8] B SOURAAT] apand “osos0Iop o} ‘aiqua -0l 0 :pepytead vidoud ns uoo opsanoe un v LeBaq] aooued OTYEY ‘a1te ns aiuerpay ‘oduano odosd ns ‘osysoxr ordoud ns ‘as oldoad ns ap PepseA | Woo “ayUOWIBIEID ‘Is seoUOIUA ({ABBLML, 0 159), ae? seB “eu Yopseg ouibtig? goisng ‘uoweg Ajoq? 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Esta manera de concebir la belleza como verdad y autoconoci- miento —la verdad como devenir—-equiere una valentia sin parpadeos yes el gran legado de Kahlo a los tombres y mujeres marginales, los seres invisibles de un planeta cade dia menos visible, més anénimo, donde sélo lo “fotogénico” o lo “escandaloso”, como nos lo muestran las pantallas, merece nuestra mirada. Socrates, famoso por su fealdad, nos pidié cerrar los ojos a fin de ver “nuestra propia belleza interne”. Kahlo va més alld de la exigen- cia socrética. Nos pide cerrar los ojos y abrirlos en seguida a una nueva visién del mundo. La vista es el mas claro de los sentidos, es- cribié Plotino. Y, sin embargo, la vista no es capaz de mirar el alma. Esto es asi, afiade el filésofo neoplaténico, porque si fuésemos ca- paces de ver el alma, seriamos vict'mas de un terrible amor, un amor intolerable. Sdlo la belleza posee e' privilegio de ver el alma sin que- darse ciega. Tal es el privilegio de Frida Kahlo, Desde luego, su arte no es una manera absoluta de descubrir la interioridad personal y la identificacién de la personalidad del alma con la belleza a pesar de Jas apariencias externas. Fs algo més. Es una aproximacién al propio ser, al devenir, al atin no que todos somos. Nunca un Punto final, siempre un acercamiento, siempre una biisqueda de la forma que, al alcanzarse, adquiere el rango estético que evoqué hace un momen- to, Citando a Yeats: “Toda cambiaca, totalmente transformada, nace una terrible belleza”. POLITICA: UNA BOMBA ENVUELTA EN LISTONES HAYDEN HERRERA NOS CUENTA UNA ANECDOTA EN SU FAMOSA BIOGRAFIA DE Frida Kahlo. Una joven y frustrada diletante norteamericana, llamada Dorothy Hale, se suicidé en 1939, brincando desde la altura de la Hampshire House, en Nueva York. Clare Booth Luce, la autora teatral y esposa del duefio de Time Life, le oidié a Frida Kahlo que pintase un homenaje a la bella y desafortunada muchacha. E] resultado horrori- 26 a Luce. En lugar de una imagen pietista y respetuosa de la muerte, Frida pinté un retrato narrativo, sorprendente, secuencial pero si- multaneista, del suicidio mismo. Vemos a Hale brincar, primero, luego a la mitad del aire, y al cabo destrozada, exénime y sangrante, sobre el 470 xy see EDF 39620 ut eugs = zs epee EB seoidg Spur SouOIS{A ap JOAeF Ua SOpIuA, sopersy ap eLIOISTY vy ap epEAT -0g opIs BY ‘eiuatuyeieUOB ‘euATORA ueIB eISe BOI ‘sep sosanU ap puequn Bioud|olA ef B zeB9IT EISeY ‘OT[9 Opor ‘TeLNSNpUT Ofeqes [ap UO! -iojdxe P| ‘eist[erides eioesordapo py ‘SopeLIOWLIA souORKoUR sey ‘SaTGaP SpUI SOUOIOEU B.IUOD se.LLaNB Se] “e4HAU PMALAR|DSA PT “seALIAN sns 9p og -01 A UOIDBOIA P| OLON [9p ROLIOWIY BI ap seLOBIpUT sayuENqeY soy ap orprouaé 1g "euestoueo}0U eanyInd P| Se O] WaIquTeY “eWUDIOIA Sa “ONT wioog axe[5 ap uoTDoear PY FopuayUE B ep OF OWLOD “eURDIXaLL BUNYIND P| JS Sang “eueO}Ioutea}I0U eMyNd BI LOO OURDIXAL aUe Jop UOIEIAI Bl Ua soupey Sop eprondas A ejaaaL ‘sazaysBup6 ap semnoytad se] ua aquandayy ue} Io paqqna ‘eueowaweaLiou edurey [ap OUTUID) A189 :,oprasOg,, ‘opeaiog any “eangutd | opeuorstuos Bqey elfa anb opua!sip ony oAlsuajo |2,, opueNd ozt[Ibues as oqo je ‘ayueysqo oN *,oIDDe Tu ap ose} asany uamnBye UsIquIEy onb eon A ‘sesally ap zed un woo eanaurd e| smansep, ap seue6 outs onb oympe aan soueiqe aquoweu -1039 sofo Uoo —so.nosou #— opunur fe ayraurefiy opuestu ‘oqauAed eae saiquioy Sop soy 4 sayuaBHayUT spur sarqUOY sop So[ UeJa nb eqRap -|suoo sauginb opsauo] auaing e g-unBaxd 9| vsodse tux ‘souR soLeA sory Pistaamua kun Ug “UelTy ApOo"A & Xe OYNOUD ap o|WoWTRBUI Te sowremsise ezinb ‘oTYesy ap Oatsioaqns auoureaqUgINE NyLUSY [2 ua ovog “phasy A xaeWA 9p OUOWLNEW |g “eLoperaqy] “TPLALeU “eon -od ‘Buieixe UO!on|OAdd BI ap arqesBdasut ko “eoLutHO ‘eomMbyS “IOLeWU! uoronjoaas | ‘Oust[ea.ans [9 Beg “epesqodad peplun e] ap eIstTeOAINS e1B[eIsou BI Woo ‘oBan] apsap ‘etOWR[AL os ,OAIs|NAUOD aL, [9p PONT -od UpIsuaWIp eT ‘OlYeY] BPLlg ap ‘oatstAtIOD ‘oyDIP sOfaW ‘o oaTsod -xo aU Jo Word SUPUY OIUIFOp “uoIst| un Jod eyanaua equiog eu, {Puofesopbue 91 “att | Ua 0.70 ‘oonsTod “jenxas—ouvorxaus ojoquus [ap BANSUED ap sone alueIpaw opensouiep ayuoweanalqo ‘oparut a4sa anb Jog? oleiuod ‘opte1eut ap saque ‘oajaut ode, ‘TeaNW Jap ofeqap oryesB UN tod seoTUIAPPOR SopepLIOINe se] Zod 092019 & eisandust euByLINdt eanstiso B| ap OpeBUdA uPY 9s BUOWIOg OP soqupipnase 807] jauad ja ‘opLiew ns ® Tiqgog euasoT oUtOD ‘uaIquIER opezteqrues uey 27? ‘opeBly ja uesonep aj anb saying so] ap eums0y b| ais|sau suad us oorouro.g uN apuOp “eIULOsITeD ‘@Bar[oD euOWIOg [a Wo 69200 ap [BANA [g “TOOUDS MAN [a A Noa “lalUaD s9T|a;ax0Y [9 UD BIDAIY ap S9[PANUL SO “Sa[aBUy SOT ap BAAAIO aIIed | Ua “soslonbg ap Temut 1g g(optpuayep ajuouresoso[es Uarquted ‘Sorsn Jas xed A) opeaE -0g ‘opeBjoosop ‘opaunsuaa opts BAR 729A eNO £ BUN ‘soprup SopEIsy ua oueoIXeU ae [2 anb oanvoylUBIs $9 OU? no paqqnu ‘,opeLiog, gessonue e| e OpuacnppUT EOUE[OIA e[ ap oureuBeut [ap ‘SopluA sopesy Us siUasne ‘OISsUAUNIp BNO OUTIAA NS & aLLep OOIX9IN AP OUNSAP TP 59? :soprun sopeisy uOD UO!DEIAI UB ‘ourorxew ouRBueoIe UN sede ‘OTLaTUMeUONSANd UN Ja9eY ap “UOID -Bjar BUN J999[qRISA Ap OBA O[VS ‘SOPIUN SOPEISY ap kIDUALOIA B{ UES -a1dxe anb ‘yeduryoed & aod ap ‘Joule B aUIOUIANeHY op ‘svanguId £ seuraod ‘sejanou ‘senoyfad seysnu ap ezattaq uesB &| OUBpSop ON gevranur ef ap “126 -h] saurlad wa “e1ouayora e[ ap sezapeinp A sejjeq souabeun ap soplun Sope}sy $0] B Jaeaodd O9IxXEWW ap OUNISAp [9 BIOS? “RoNaISe PLIOUIBeUTT ap ajuozea & vonovy ‘va} $9 EUBIIALEALIOU EIDUALOIA BI “elDUaNDasUOD Ua “IS A “@UED0UT any SOPIU sopersy “Z9A eUNBTe “IS Jaqes outs “eID -ua0Ut EI SOpIUA SOpeIsy gIp.Jed ODUEND ages s9 OU UOHSANO BT ‘Bjoue|or eidoud ns op ‘sej[aq “une ‘& ses@peinp ‘seONIP eo ‘sepeidoide sauabiguay us einyno e] & efep of[@ Oded “Seomy vididhies, mas necios de la epoca moderna. lonesco contestd: Marx y Freud, en ambas categorias. Eran rabinos geniales, pero rabinos hablantines que traicionaron la sabidurfa rabinica del silencio. El conflicto entre ambas revoluciones, la interna y la externa, ha acompafiado a todos los escritores y artistas del siglo xx. Con el mar- xismo, el surrealismo comparti el suefio de una humanidad liberada, desenajenada y retornada a su pristino origen, la edad de oro, cuan- do todas las cosas pertenecfan a todos y nadie decia: esto es mfo. Los surrealistas, por lo demés, fueron rerederos finales del tiltimo gran movimiento cultural europeo, el romanticismo. Y el romanticismo, a su vez, predicaba el regreso a la uridad humana, al origen fragmen- tado por una historia de avaricia, opresién y enajenacién. En este te- rreno, marxistas y surrealistas pod’an darse la mano, Milan Kundera, quiaé porque es checo, fue el primer escritor que explicé la enorme atraccién del comunismo sobre los jévenes no a cau- sa de su abstrusa filosofia materialista, ni siquiera a causa de la pro- funda y duradera critica de Marx a la economia, sino porque ofrecia un ideal de pureza, de retorno a la humanidad original. E] comunis- mo era, liricamente, la culminacién politica del suefio roméntico. Stalin Je puso punto final a esta ilusién, pero en el México de los afios treintas, el exilio de Trotski devolvié a muckos la esperanza de que la aberra- cién estalinista pudiese ser corregida y un verdadero Estado obrero constituirse, algtin dia, en alguna parte Frida Kahlo vivid en el México posrevolucionario del partido «ini- co, el sistema del PNR (Partido Nacional Revolucionario), abuelo del presente, interminable pri (Partido Revolucionario Institucional). En nombre de la defensa y prolongacién de las conquistas revoluciona- rias, el Partido exigia unidad y sujecién monoliticas. No habia otra manera de combatir a los enemigos de la Revolucién: la reaccién in- terna (la Iglesia catdlica, los latifundistas desposefdos) y la externa (los gobiernos de los Estados Unidos ¥ las compafifas que Washington protegia en México). A cambio de la unidad, el gobierno daria a los mexicanos desarrollo econémico y paz social, pero no democracia po- litica, pues ésta disminuiria el valcr supremo de la unidad nacional contra los adversarios internos y externos. Los gobiernos revolucionarios cambiaron, de todas maneras, a México: la reforma agraria, la educacién piiblica, los sistemas de sa- lud y comunicaciones.., El aura de progreso revolucionario atrajo a México a muchos radicales extranjeros. Frida Kahlo conocié a Julio 474 sab oues|xour [qf “BLISsMpuT B| sod eNUAS PLAATY anb UO!esTUIpE FT EP O| “oULapOUI O] BIDRY SoURDIKoU SEISTUE SO] ap LOW [ap O|DIPUL Up, soquppodwi auawonsyae 49s ap uy e vacloune wpaenGuen vl ap Solesiant Lu SLULIOg SEL uejionbar seisiveorxoul seule} sng “seAPUr O SROMIZE SPIS|IE ‘19s ULPod Tu ‘uso ON “OUETTE OMSLININY [9 UIS sosTaNbIS OAegTY PIAeC © ‘UELIDTE owstuoisaudxa [2 UIs a[qiqaatoo sa ou 097010 aIuOUta[D asof “UeNTUT -pe anb o} ap soadozne spur oyonur ayuauTewLoy Uese UatquIeA seIsT|es -nuy SpLLap $07] ‘(OB9Iq anb sareqndod seuizoy sey ap vouas spur oyonUT equiso pplig) ouRorxeus sendod aue [ep Se] e ‘OsnIoUT “o OURISALI09 -oad 09 X91W [9p PoRgISO PB ab spur Oadouno oyze Te SeOTUDD sns aqap 9| ‘auaureun} Bo 'puesIKoUL, UOISIA Ng “IYe] Ue UINBNED ap seistALy ~PU SEAL SE] Od OUTAUIOD Pf ‘(o1]99N) PISHUADeUAE eaNAUIA P| ap ods ugpoue F[ ghiqnosap B1AATY ‘s~ued UA BISICIND OsoWUATe: A UDAOL ‘nuoaty OBAIC ap sauioTa98 se] A pepreuosiad e ap aiq. -eredasur so ‘osieiqey epand Bsoo [ei ap Is “epLly ap konod &7 ‘soueo -IXOUI SBISTUNUIOD $0] ap SoMbeVe sowO{OrA sof oUIOdos 4 “pepITer|dsoy & uorss9}01d o19a4jo | ‘YSIOU], B Olgload BIaATY OBaIC“UTTeIS ap SouTsase so] ap ‘oduray 020d sod ‘ojopupayes ‘oorxayy ua FySTOAL, e ORMUpE UaINb [g ang “[eo0s osa.Bosd jo & feuoreL peptun P| JeT|oUODeL ap oyEN seu -oP ABD O4BzP'| ‘OPEL A FEEL annua ajuapisaig ‘(seqoosy ‘“epelisy ‘Z0W9D) sowuaiuoosap sauey|tu ap sauomoaLsut se[ URqRpUNGE A (oeLEZAIN EL ap sezuejeu se) sopeursese UeLa Jepod [2 Ua saje12UAB sol ¥ sosando SOLIBUOTON}OARL SoTBIOUEH SO] “Solty Sordoud sns e eqRIOAAp ‘ouMES owod ‘uoonjoady eT "eqeiqey sesque!W anbued un ue oUZaIGOH [ap sejeq sod opeursase “opeio ooyjuBeu un “oduie3 ap upuLas oLLeUOID -njoaas tpuep A uanof ye 49e9 01 OTyeY ‘6Z6) Ue Ua!quIRL, “euoNPNeA uolo99[0 bun Ua elouapisaxd 8 1eueB eed yeyey EULdUIeD BUN 1OTUT SO;eD -uoostA ‘6261. 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H. Lawrence, la sensualidad opuesta al materialis- mo industrial, para no hablar de le critica original de William Blake contra las “oscuras-fabricas saténicas” de la revolucién industrial. Que un marxista mexicano contemporéneo, enamorado del indio humilde y del campesino explotadc, creyera también en el idilio de la industria y el materialismo, sélo sirve para subrayar las aparentes contradicciones del progreso mexicano en su totalidad, capturado, como Rivera, entre su impulso nativista —el sindrome Zapata— y su impulso modernizador —el sindrome Ford. Creo que para Rivera no habia contradiccién entre los dos. Los inmensos murales del Palacio Nacional en la ciudad de México ofrecen una visién quilidstica de la historia. El mural indigena culmina con el Emperador y el Sol aztecas. El mural colonial es coronado por la Iglesia y la Cruz. Y el republica- no, por la Bandera Roja y Karl Marx. Todas ellas, al cabo, son visiones milenarias de la Iglesia Triunfante, ro proposiciones civicas ni civiles. Al fin y al cabo, lo que Rivera, Kahlo y los artistas de la Revolucion mexicana realmente descubrian, sin darse cuenta de ello, es que Mé- xico tenia una cultura sin fisuras, yenerosa, abarcante, en la que el pasado esta siempre presente. Esta debe ser la base para crear una modernidad incluyente, jamds excluyente. Y ésta debe ser, a mi enten- der, la verdadera meta de la América Latina, un continente que resul- ta inexplicable sin sus componentes indigenas, negros y europeos (mediterréneos, ibéricos, griegos, latinos, érabes y judios). Frida compartié la visién politica de Rivera. Y Rivera era un anar- quista, un mit6mano, un mentiroso compulsivo y un narrador fantas- tico. ,Cémo se compadecian estas virtudes (0 defectos, a saber) con un comunismo dogmatico? Yo sospecho que muchos comunistas latino- americanos son en realidad catélicos apéstatas necesitados de segu- igiosa. Perdido el amparo catdlico, buscan afanosamente el refugio comunista. Después de todo, en 1930, la basilica de San Pedro era una reliquia del pasado, y el Kremlin, un anuncio del futuro. Hoy, cuando las religiones resucitan y se pronuneia la muerte del marxismo, e iteresante volver los ojos hacia Ios afios treintas para entender tan- to sus ilusiones como sus desilusiones. Quizd nuestros entierros y re- surrecciones prematuros sean juzgados duramente algtin dia. 476 lee mt ion0305 gga ame: omg ez QqUAIUI BPH OSV ‘Tp oP O.UAD 2NIIod ezuENTe eT e A OMOUNEUT Top Biony JeNXos UOLORSHES k[ B sIINPUOD EMPOd O[9S “SUO|OIPUCD saqurfouias ua € aquefauras asquroy un sod ‘owe aquefeureg ~pupniue eydosd fut 9p ‘sey Soy sopor ‘oweULOW epro k OpIoeU OUT Tur ‘ofty fur OWWAUE -olW Opo} Ue Se [9 ‘SeINI9O seNBHUE A seanrund spur siUX apsap “eyp un ofp 0 g1qy19s ‘19 Aog “oBaIq & ued BLLANg exnINg esoIp eB] ap [2 ouros ‘sopeayytind “1opesoaap ‘ose9 por wa “epLy ap LOUry “BANIDeY 3} -uatgad ap ‘oseoe ‘& o3119q! OpEp|Os OUIS “lalnU B4e OU “BULIOJU SoU as ‘Soy onb— oypiq op eureg A onoipeO ap soUIe “eaJoN aspeU op soUNe ‘exsjojued 1se9 ‘reure ap eroURUI ns B seIDeIB Opor gIqIOSGE OT ELL SaIquIOY SO] # {Se OU ‘BpLL B LOEWE anb sozo{nue sey e osajO) OBI, sasafnul A saiquioy ‘salueWE soya TOD JOAES [2 OIATOAAP a] LIL ‘pldeuep Bjanb SPU “epliy B eqeUIe spur seNUATE zeNTUNpe of 1g 4ig ® Sodojieut “1g ep seubIput sauefnUut Uod sauoIoET sod ow199? seqeyosdar o| as kIT “[ayut Bd 1g “epNP ages ou aiquioy [2 1od sowre ns ag “esaany oBaIg ap [2 4 BAUeN [ap 12 epla ns wa satueproe sop gHyNsanb epnupe effa :oBaIq A epg -91 s949) B91 ion corpérea como la sa con Le6n Trotski. Pero Trotski y Rivera istintos que el arreq! do. Tr peo formal, racional Leuro- vo, alburero y bromista Diego Rivera, el hombre de! Lev Davidovich, el di anarquista. Los opues- tos no podian reconciliarse y la ruptura final entre ambos obligé ala mujer a seguir a su verdadero, infel, magnifico, torturador y tierno amante: Diego Rivera. bub ‘oupo|Joweaiou OUusieLedurt Top ezeUaWE e] LOIeWRSAqnS ON ‘odWaIAOS OUISTUNWIOD Jap BsoUIOId | UorRUINSaIgos OBaIq A epLLy BMP “ouarUNTyNs A esNAL0} “oIpI90U a6 ‘vanpeiolp ep soue eiuezens ue orpuny as FjeUIayENS) “jeoRAIOUL -op P| Raed PLOWIA BSOLIO[H BUN, OUOD vin e[ ap woayeUIOTENG eaNUaAE BI Eqesge|e9 salin 4aIsoy UYor eIONY “opesed URJqey YaAasooy ulpuesg ap sour soy “coulda uang, Jap eanyod ef opeUTULaL BIqeET ‘Vo 8] dod opesozuap any RjeWIaIENs ap oaNBIDOUIp oULeIqoB [a op -ueno ‘$961 9p Of1Nf Ua ‘OAANU ep sopltinas souTeqyIse sopo org ‘olquinbe tw rpaad “ofyesy orquuose “ures ap aysanur e| UOD “sea -ope loa ap ‘oyey epLLg op seanyutd se] B OULOD ‘sosoIBrIOu So[qRIAI SO] P oWOD ‘UITeIS ap aIBYe e] SouPapCY iva! ‘o[qesadnsut UODEUIEIDXA P| sod ppeuosos « 01Bau ep epeoroqis earede urqerg ap a16yo e] apuop ‘SeONON seUIRIQ OURDIXoUL OLE Jap BUIBYA eroWLd ap seINIR os -ourgy [9 soureBaldsep A ouaoy ap aiquioyy fap UOIoLIedesop P| ap sou -oW| ua sowiigaq apuop ‘eqnoey, af1e> v{ ap [etuO|OD oIDETed OfdIA UN UO “opuoziig| sopeares eia0d £ soqUld [ap oUNTe 19 ue (ayEA sITAYSeBNIZ) eisay] BUN SoUTEIqaTAD Of A SOBIUNE SI “EGET ap OZIEUI ap > [9 “UHTEAS ap aqionui | ep Ip Je Opsansay ZequIOG Pf Jala! ® SouopUBUAsUD ‘no -sop ua uoBurysey uo ueqepuew aroja6ueng sesox0p soj opuend asjad BIpod ugingy? ‘seonslod seuo}sisod seysa OTIS BU BALONB vy «aeBny PLIpUD} ‘opo} ap sandsap ‘arBeILUL [9 ‘So|[a & SeIDeID “sasopeIp -2lU onan So] URL “UNTEIS “UIUE"] “cIPpY “ay Ns Ua UosaANYUT OLUED anb sojoaxe so] ua sojues s0] A uaBy, e| ‘OSLO anb peprrefnoo ewistuL | Uoo o|Yey ap eyesBouod Pj Ua sacamede & UOLeZuAWOD UTTeAS UUs] “xe ‘olduwola ns omBIs eps Apg6; Ua eISa[B] e| Us opaTUIpPaL any ySIUNWWOD OPAL -aed ap so[euy soy1d So] eqey|se99U BsaATY “IosastIO9 uN Uapid aysonuT ap soyso| sns ue anb sopeBouad soorg1e> soysnut outod :uozer eu -9} epg o1ag jsopuNU soquie ap Jofout [g! “SeYSTUNLUOD So| JOd OWT -eujdeo [ap azar & sojseuo|{TU so] Jod oustuNUOD Jap a1eyp opeULe| gnbe ojay eue6 Bueng ap asatou g1qap BIOAlY {SOBULIB soueUOIOOBaL SPUI UNE 50] Op A OOIXOWY Ap SOLIEUOIDIeAI SOULIAIqOB So] 9p OsdUIP Bq -vidaoe onb ‘ouvotowivaniou owistreydeo jap selapepnyo se ua oueD -[xoUL OWIOIGOS [ap soLoyTpa Soy ue soyeINW eqeIUId an “eran 919 B19 OLIEUOION[OAAL ap ase|9 gn}? “syfyareuedde so] ap sanbeye soqueL -sU09 So] ONSISas eZOAKY ‘OOIXaIA| Le IYSIOLL, afaroy [e OpUaIa|odI “Da [ep OWST Js & asiesindxa e osnfoUT OpuRBart ‘opnied jap e1aNy & O14 -uog ‘owsIUNUIOD [2 UoD ESosOW upIsed BUN eTUAL UaIqUIE, EzaAnY visighies, Tales fueron los parémetros politicos de mi generaci6n mientras intentabamos encontrar un nivel de razén y de humanismo entre las, exigencias maniqueas de la querrafria y sus inhumanos, helados gue- rreros —Ios Beria, los Molotov y los Vishinski de un lado, los Dulles, Nixons y MeCarthys del otro, La manifestacién por Guatemala fue la iiltima aparicién publica de Frida Kahlo. Se iniciaba su cruel declive hhacia la muerte. {No habia, sin embargo, un sentido mas hondo de su politica que Rivera, el marxismo y la guerra fria? Basta mirar su arte para reco- nocer la verdad: Frida Kahlo era una pantefsta natural, una mujer ¥ una artista involucrada en la gloria de una celebraci6n universal, una exploradora de la relacién entre todo lo que existe, una sacerdotisa celebrando y declarando la sacral:dad de cuanto es creado. Abundan en suarte los simbolos de la fertilidad —flores, frutas, monos, pericos— pero nunca son figuras aisladas. Estén siempre enredadas, comut cadas entre si por listones, collares, viflas, venas y hasta espinas. Estas pueden heris, pero también juntan, re-unen. El amor era la celebra~ cién, la gran unién, el evento sacrado, y las cartas de Frida Kahlo a Alejandro Gémez Arias parecen escritas por Catherine Earnshaw a Heathcliff en unas cumbres borrascosas mexicanas, donde la gran pasién romantica es impulsada por la necesidad de convoear y reunir a la totalidad de la creacién: “Muy dentro de mi, me entiendes, sabes que te adoro! Que no eres s6lo algo mio, eres yo misma!” No nos sorprendemos de que en el Diario, al referirse a las exi- gencias del realismo revolucionario, Frida Kahlo slo pudiese res- ponder, privada, pero veridicamente, con una tremenda negacién, iNo puedo, no puedo! Sus obligaciones iconogrificas estan alli, en los retratos marxistas. Su arte estd en otra parte, comprometido no con la realidad visible, sino con otra realidad, inventada, afiadida al mun- do. Reverencia a aquélla; la convaca ésta, VESTIDA PARA EL PARAISO Hay EN Fripa KaHLO UN HUMOR QUE TRASCIENDE LA POLITICA E IN‘ estética, haciéndole cosquillas a las costillas de la vida misma. El Diario es el mejor ejemplo del genio lépero, del retruécano, sagaz y dinémi- co para emplear un lenguaje de numor. Ello hace de Kahlo una figu- ra entrafiable, querube y, finalmente, feliz a pesar del sufrimiento. Su 480 ret So|N]Oq OWIOD “soploouossep UB}DAIed a7 “so|RIUIA BIpOd ou A vfo[d -aod uvqefep 2] soBurs6 so.ysor soy “esoany anb [enby [e osag “wsadeny epejeund v] seonoead e sopep Ant wera souetKau soy anb sequar vavo v| oopupp uDIPadsep e1 “soueU [e “aTTaxe490y So[ anb syUpE ap avlap UIs ‘soplun soprisd & Journy ns gIB~Tp sada seyonyy “sauoadtes sol 9p essepuayop ap Upiqure} seroueur tesa “eIouaosuy euosuad Anu A ed -oad ns ‘o[yey eplig ap afen Bua} [a ‘soumny [g ‘sora ap ef anb eye spur ezaqeo Bun JeNSOW B BAANIE aS orb eaINbjeNd v 1eydeoap ered $01 audwioys sojayoew sns Usual sopesIsnuy souRUa ap sepsoy apuOp ‘puro}xeut [Pnj99}91UT epIA e] ap oyeUBULIAd BoNSLIA}9vuvO BUN so nb oonLD oWIs|eqUeD [ap aue!suODUT BIO OU OTYEY epu ‘pepuEInd -od 4 oyigur wes6 ap Piste oWOD “Up}onIoAaL eIdoud ns aerorUT 9 ped ~soy [ap asiedvosa eied zezedsip ¥ ezalduie ootxopy “IO[op ap oypa| ns ua oy yex OutOD “exp wang uN ‘SeoUOIUE J ‘ayUeBO.LE [B WeISOASOU ‘Pep -Homne e[ aque UOIsTUMS 4 B}S91J09 UBUT ‘osoxapod jap BOUPBOITE | BNUOD PsUAJOP ap ELLIO EU OS ODIXAW UA SOALNUTUNP SOT “RIL “eyoNp My “emnomy> “euMbryo asopupuny ‘BULB ‘oompaus un esed ojouosiim4 041920;90p osnjout ‘oamy anb soyonut soy ued o12z0390p ‘ouymny> ‘erpssedeys :o[qeD0A pe ap Cane 4ade|d [9 ‘opuaziqnosap ‘Seuru ap ore. sajopugp ‘Se[opuejUeSUa ‘SejopuaLANU ‘Sel -opuppoyseoe ‘soatmnurutp ua seaqered sel sepoy syJ2ati09 ap oUaIXSUT o1ueB [9 vlasog ‘saqueidioulid seispre 4 sopelso ‘smsmbreur ‘sorayedez ‘souaupues ‘sosoqutd.res wo ep opoy # eqeAat| ag ax9s|ey oYoyz0d uN woo euanbereyy BT ap sedoo seurisjsounsoy Se] 1D eIqes O[YESL “souPULIaY OUL0D ‘sojaLIAB OUIOD soBIULe Soy ‘19 -ap sa ‘sauozayeno sol ‘soysezeno scr ‘sa}eNo Soy ‘soBqure So] eloey Lowe osuauut ng ‘o1qeias [ap & epesog 9p alse [9 Woo seBy SPW A SPUL:01q -ond [a sod epejued A epepsosad onxgPy ap BLLOISTY B| UOS anb soplt -09 ‘SeuvorxoU SoUOIDUeS seYoNOSA Ua A Je] Ua BLIB9Te Ns ‘seuURO sel A sedivo se] eIoey sow [9 ‘eJaueN qa sod wore|HNU ey ssouOTU -P9 so| ap Biany £ UEP Jeyes ep ‘s{sIIpued B] ap Tesad v “pepe ns ‘sa10s@youd sol ap eLunq FI ‘SeIAUBN ap Ogos [9 ‘SeyONYDeD Se] ap SeID So] 8 BUOUIaL as eIsuazenauit eT ‘sepesad saded & ‘SaTEqUOA S9D0A v sewioug woo ‘TesyR9} ayuaUTepereDsep BaTICTNd euOsIad ns op oLeUaDsE 19 A eue Jap euadsa e] ap eiary somauour sns ap edoo | QUATI OTE B|GISIAUL “BUEdS-qo “BUBDSO op BONY seISO POYTUBIS OU@dSqO 1g ‘se\19804B 10d A sepefvosvo sod epemund ‘epjader “epunyoad B19 ‘tox9}90UC9 e| ab so] Sopoy uadIp sou ‘ZoA crudos. Y de las mujeres norteamericanas que la imitaban, dijo que, més bien, parecian coliflores. Tanto en Estados Unidos como en México, Kahlo y Rivera adora- ban alfilerear los globos de la pretensién y desafiar los prejuicios. Kahlo descendia de judios htingaros, Rivera de judios sefarditas ex- pulsados por la didspora espafiola en 1492. ;Qué mejor manera de inscribirse en un hotel de Estados Unidos, cuando muchos de ellos vedaban el ingreso de judios, que anunciarse en la recepcién (diez afios antes de que Laura Hobson, en la novela Gentleman’s Agreement, de- nunciara esta forma de discrimiraci6n) que ellos, los Rivera, eran de la fe israelita? Qué broma mejor que sentarse a cenar con el no- torio antisemita Henry Ford e iniciar la conversacién pregunténdole: Sefior Ford, jes cierto que usted es judio? Collares, anillos, tocados de organd{ blanco, floreadas blusas cam- pesinas, rebozos color granate, faldas largas, todo ello cubriendo un cuerpo quebrado. Vestirse, también, con sentido del humor, disfrazar- se teatralmente, el vestido como “orma fascinada del autoerotismo, pero también llamado a imaginar el cuerpo sufriente y desnudo al cual cubria: llamado a descubrir los secretos del cuerpo. Rivera decia que las mujeres son més pornogréficas que los hombres, porque ellas tie- nen la sensibilidad en todas partes del cuerpo, en tanto que los hombres tienen sus érganos sexuales “en ur solo lugar”. Acaso Frida pretendia estar de acuerdo para no desanimar a Diego. Lo cierto es que en algu- nas de sus descripciones de Rivera, su principe Rana, Kahlo nos de- muestra hasta qué punto sabia muy bien que los hombres poseen tantas zonas erégenas como las mujeres. De todos modos, la ropa de Frida Kahlo era algo mas que una se- gunda piel. Ella misma lo dijo: paca ella, vestirse era una manera de prepararse para el viaje al Cielo, Acaso sabfa que las mascaras anti- gquas de Teotihuacan, maravillosamente aderezadas en mosaico, debfan de cubrir los rostros de los muertos, a fin de darles una cara pre- sentable en el camino del Paraiso. Su espléndido atuendo, capaz de ahogar a una épera de Wagner, era sélo una anticipacién de la mcrtaja. Usé su ropa, escribe Hayden Herrera, como una monja toma él velo. Temié acabar como el viejo ay adel st leo sobre al 63x mn Inst Tncatea do Ctra, Fte Arturo Chapa 482 rey Tezozémoc, dentro de una canasta, tiritando de frio, envuelto en algodones, en espera de la muerte. Sus lujosos vestidos velaban su cuerpo roto; también le permitfan actuar en una ceremonia de cere- monias, un vestirse y desvestirse tan trabajoso, principesco y ri- tualista como los del emperador Moctezuma, asistido por varias doncellas; como la levée de los reyes franceses en Versalles, a los que asistia précticamente toda la corte, Mientras la muerte se le fue acercando de puntillas, ella se vistié ceremonialmente para permanecer en la cama y pintar. No estoy enferma, escribiria, estoy quebrada Pero estoy feliz de estar viva mien- ‘tras pueda pintar. A medida que la muerte se acerca, el tono cambia. Se da cuenta de que se esté matando, de que las drogas y el alcohol, al mismo tiempo, la alivian y la condenan. Por eso se apresura a afiadir que algunos, nunca, jamés, podran olvidarla. La muerte le llega de México, en México, el 13 de julio de 1954, Le llega como muerte mexicana distinta de la muerte europea que es vis- ta como finalidad, en tanto que para nosotros la muerte es origen. Descendemos de la muerte. Somos hijos de la muerte. Sin la muerte que nos precede, no estarfamos aqui. La muerte es nuestra compa- era, Frida tenja la inteligencia de burlarse de la muerte, de burlarse con la muerte. Usé sus poderes de lenguaje, en el Diario, para descri- birla de mil maneras, la Mera Dientona, la Tostada, la Catrina, la Pe- ona, tan pelona como sus adorados perros xoloitzcuintli. La llamé la ‘Tia de las Muchachas (una curiosa referencia mexicana a la farsa in- glesa estrenada por Brandon Thomas en 1892, Charley’s Aunt, donde uno de los protagonistas masculinos se viste de encaje y mofios ne- ‘gros para suplantar a la tia de Carlos, recién llegada de Brasil, el pais de donde vienen las nueces: en argot briténico, de donde vienen los locos, Brazil, where the nuts come ‘rom). Loca, risuefia, camarada, la muerte es, de todos modos, “esa cosa distinguida”, como la llamé Henry James. Kahlo dice casi lo mismo: para ella, la muerte es una salida enorme y muy callada. Incinerada, se incorpora dentro del horno, se sienta como si fuese a platicar. La cabellera ardiente parece una aureola. Le sonrie a sus amigos y se disuelve. 484 sgh 129-505 ug \yna usosmy aas0 37 wos 2600 EEL Sere > eae es usgsexyse _,Sofo stttr woo opuaiquose Kosa $9] sopor y,, ‘SonDSOU 9p oun epeD A SOO} e OLE, [2 U9 ad1p o] Sou OUND anb.og “sofo so| p1BALED PUNY OTYEY EPL as ordoid onjsanu ap SoJOPRNS SO] ‘OIqoJOTUE Saras-eTJaNSA salas-saAk-sasas-seIpaid so -08 ap SOUOTINU ap SpABAN # ‘BII9 oqADSA OF OUFOD ‘soUIsTL soNOSOU BID -y sow6,uIp Sou sopos enb ap ‘esoviarstur A eorUBeUL ‘elouATUOD BL a1UeIpau opuNuT Jo UOD e}DauO9 BI cIABICT [g “oYDaY Wey O| SvIstRIe SoD -od owoo ‘pepaos ns “JOLJoqUT 49s Ns Ovutg ‘OUsaIXe OPUNUL Ja OD HONK -9u09 8 A pepiyniiay ey “ioumy Ja “eLI0]6 ef uo opuojope oduano ns ap ouisige [2 zeaqes Jod ozJenysa apues6 spur Ns so epl4 ap OLTEICT 19 ‘O| -o10 ns Bo a1 Ns A aye ns ero ezuesadsa ns anb ua epIpow BUT ,ouda\ju Oldoud ns ua PLsese99u wazany Bf OpEsUOIUD PY 0198 ‘o]919 oAaNU UN opmysuoD eAeY UaINb, :oIqLJOSa ayOsZI—IN sou -anb wued any ‘oorxayy op 3 PI A PBeid Op ¥ [2 ‘SoquHe eBg “oonUELIOI sour jap PIUOBe e| A UOLDEALeS P| ap OUNUIED Jo OduIO OUST [P EUOS -aada4 ‘yap plug BI ‘Olrase> [7 ap 2UjOUeY BI -zURAY ap PPLE “o[YEY op BUEN OUEY ap o1yey “UeYeNs sou OU ab sepepnio uog ‘uarqUIED OOIaIN "BURY aquose ‘euese A seareB avon ‘,enoaupeut eL, “eBeg S0.n0S0U eaed OU Oued “ezttesod -s9 pyonu Buqey, *eBezg op oFpNf [a ourwzAy Ns Uo OTUNf aIdap opnd. “au |e & pepeutiosue b] 1od ses90 uls epeesopiourejaut ‘souloepad ua eppurgas ‘epernnut ‘ezaqeo ap epebjoo “epesnyior “olyey| “e[|ldo BIO 2] ap ozLLa}UOYy ale Je OpuYEre seLaIUe[ap seed seI ‘osped Jap sou -o1ipeny se] une opueuRe seiase.y seied sns ‘“owsiqe un aiqos opr -ol9p [BUTTE UN OWOD OUIS|LL Js B Ad aS BEY “opunuU [a ua uOTDISod B] easey pzIb ‘so[Op [2 ‘sepeIotUt sel woytedwio9 xx o[6Is [ap seoyOquTS SVUNDIL SEANVED SYN SVT 3d SOC VIAVY AVE ‘OTHVY Valuy “Ha NOO SaAVTY,

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