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Latinoamericana COYUNTURA ACTUAL, LATINOAMERICANA Y MUNDIAL: Tendencias y movimientos I) Elisabete Borgianni Carlos Montaho crs) En América Latina, periferia infer- nal del capitalismo contempordneo, los dilemas se presentan en toda su dramaticidad, donde las mayorfas poblacionales aun demandan los derechos mas elementales, preci- samente aqui, los Asistentes Sociales ‘se confrontan con la gigantesca tarea que los desafia: contribuir para convertir derechos formaimente reconocidos y concretamente nece- sarios en efectividades sociales. En los diltimos treinta aftos, no se “globalizaron” las practicas demo- craticas, los derechos sociales ni el acceso a los bienes materiales y culturales. Hoy crecen las desi- gualdades. La “globalizacién” es tan solamente la mundializacién del capital. Hoy, mas que nunca, no se puede analizar la “cuestién social” y los derechos humanos sin comenzar por el reconocimiento de la influencia que ejerce esta mundializacién del capital La “globalizacién’, la misma que parece haber permitido colocar en la agenda politica la centralidad de los derechos humanos, se viene conduciendo mediante la desca. lificacién y la desconstruccién de derechos sociales. Sin embargo, /a vigencia de los derechos humanos es indisociable hoy de fa garantia de los derechos sociales, que se consagraron en el siglo XX. Divorciar derectios humanos de derechos sociales es itular frente a la barbarie contemporanea. COYUNTURA ACTUAL, LATINOAMERICANA Y MUNDIAI tendencias y movimientos Dados nternactonai le Catalogacio na Publicacio (CIP) ‘Coyunture actual latino americana y mundial: tendeneia y movimientos {/BlsabeteBorgiani, Carlos Montaho (orgs). — So Paulo: Cote, 2008. — (Biblioteca ltinoamericana de servicio socal Serie anto- Iogfas v.14). Viros autores Varios racutores. ISBN 978-85-249-1521-5 |. Politica social 2 Servigo social I. Borgia, lissbete, I. Monta, Carlo. I. Série 9.07319 ep-3613 Indices para catélogo sistemitico: 1. Servigo Social 361.3 Biblioteca latinoamericana de Servicio Social [série Antologias| Volumen 14 a voy "Oo Elisabete Borgianni Carlos Montafio (orgs.) Samir AMIN + Ricardo ANTUNES « Atilio BORON « Francois CHESNAIS + David HARVEY Francois HOUTART + Istvan MESZAROS « José Paulo NETTO + James PETRAS + Henry VELTMEYER + Immanuel WALLERSTEIN + Ellen WOOD 4 COYUNTURA ACTUAL, SLATINOAMERICANA Y MUNDIAL: tendencias y movimientos a BAA Genera BIBLIOTECA LATINOAMERICANA DE SERVICIO SOCIAL (Serie Antolopis) Volumen 1 CCoordinac: Carlos E. Monto Direccdn: Blisabete Borgians (asesorie editorial) COYUNTURA ACTUAL, LATINOAMERICANA Y MUNDIAL: TENDENCIAS ¥ MovisiENTos [lisabete Bogianaiy Carlos Montao(orgs.) Samir Amin; Ricardo Antunes; Alo Boron; Francois Chesnais; David Harvey; Frangois Houta Isevin Mesos; José Paulo Neto; James Petras; Henry Velumeyer; Immane ‘Wallerstein; Ellen Wood ‘Tradueclones: Javier Amadeo; Gustavo Repet; Silvia Lema; Gabriela Oxcia Cero; Luisa Lassaque; Pablo Valle Correcién: Sandra Valenzuela Diseha de carétula: Catlos Cémen Conposicién: Linea Eitora Lida Secretaria editorial: Priscila F. Augusto Coordinacén editorial: Davilo A.Q- Morales [Ninguna parte de esta obra puede ser repreduci 0 uplicaa sin autoriacin expresa del editor (© 2008 by erganizadores Derechos par esta edizin: (CORTEZ EDITORA Rua Monte Alegre, 1074 — Perdizes (05009.000 — Sio Paul-SP (Brasil) Tel: (5511) 3864-0111 Fax: (55 11) 3864-4290 Email: conez@conczeitora.com.be sww.cotezeditorscom.br Impreso en Brasil — octubre de 2009 A 1SHBOS Para Jilia Borgianni Bathé, ccon la conviccién de que nunca fue tan necesaria la lucha por un mundo liberado de la barbarie capitalista. Elisabete Borgianni Para Ceeflia, Bruna y Lucfa (mis sobrinas) y para Silvina (mi ahijada), que nos motivan a Iuchar por um mundo mejor para ser vivido, Carlos Montaiio Se Sumario PRESENTACION El mundo contemporéneo, que interpela y desafia al Servicio Social Carlos Montaito INTRODUCCION La concretizacién de derechos en tiempos de barbarie José Paulo Netto PRIMERA PARTE ‘Tendencias del capitalismo contemporain neoliberalismo e imperialismo.. crisis, I. La Actual Crisis de! Capital: una crisis estructural. LL. La crisis estructural de la politica Istvdin Mészéros. - IL. “Globalizaci6n” o Mundializacién del Capital? la financerizacién del capital nnn I1.1. Mundializacién: el capital financiero en el comando Francois Chesnais. u 7 35 37 38 61 62 1.2, Entender el desarrollo mundial: globalizacién o imperialismo James Petras y Henry Veltmeyer. 93 TIL. Imperialismo 135 IIL1. Hegemonfa imperialismo en el sistema internacional Atilio Boron: 136 1.2, El ‘nuevo’ imperialismo: acumulacién por desposesion David Harvey senennnnne 164 IV. Geopolitica Mundial 205 1V.1, Geopolitica del imperialismo contemporsneo Samir Amin. 206 1V.2. Geopolitica, politica de clase y el actual desorden mundial Immanuel Wallerstein. . 253 SEGUNDA PARTE Contradiccién y movimiento: los actores sociales, politicos y econ6micos en América Latina. 267 I, Democracia y Sociedad Civil en el actual contexto 269 LLL. Sociedad civil y politica de identidad Ellen Wood .. 210 Il. Clases y movimiento obrero 305 ILL. El trabajo y los sentidos Ricardo Antunes . 306 TIL. Movimientos Sociales, sociedad civil y procesos de luchas en América Latina. MILA. América Latina Samir Amin y Frangois Houtart cnc 354 353 y 11.2, La amplitud de los desafios: reflexiones sobre los orfgenes y los desdoblamientos de las resistencias y de las Iuchas Samir Amin. - IIL.3. Dindmica del poder politico en América Latina James Petras y Henry Veltmeyer. IIL4. Mal gobierno, buena ‘gobemnanci sociedad civil contra movimientos sociales James Petras y Henry Veltmeyer . . 379 . 472 SORE “ PRESENTACION El mundo contemporaneo, que interpela y desaffa al Servicio Social Carlos Montaito Ya es parte del acervo cultural profesional la nocién de que el Servicio Social, o Trabajo Social, tiene su génesis y desarrollo vinculados al surgimiento y expansi6n de las politicas sociales, en el contexto del capitalismo monopolista (ver Netto, 1997, Iamamoto, 1997, Martinelli, 1997 y Montafio, 1998). Con esto, presenciamos en la contemporaneidad, cambios sociales profundos —a partir de la crisis (estructural) que se expande desde 1973, y que hoy explicita su gravedad, y de las respuestas que, sobre el comando del capital financiero, se orientaron en con- formidad con el modelo neoliberal y el Consenso de Washington para América Latina; derivando en las privatizaciones, aumentos de tasas de interés bancarios, apertura comercial de fronteras na- cionales en nuestros paises, vaciamiento de derechos laborales, retracci6n del gasto social y de la intervencién social del Estado, 2 (COFUNTURA ACTUAL, LATINOAMERICANA Y MUNDIAL y la consecuente focalizaci6n, precarizacién y tercerizacién de las politicas sociales. ‘Como nuestra profesién no permanece incélume frente a estos significativos cambios estructurales, la ofensiva neoliberal, ‘en cuanto respuesta a la crisis capitalista orientada segtin los in- tereses del capital financiero, arroja profundas inflexiones para el Servicio Social (ver Iamamoto, 2003, Netto, 1996 y Montafio, 1998a). Inflexiones en relacién a las situaciones en las cuales interviene (la “cuestién social” y sus manifestaciones son agra- vados y ampliados), a la poblacién con 1a cual trabaja (con sus derechos sociales, politicos y laborales disminuidos 0 vaciados, su desarticulacién politica, sus condiciones de vida empeoradas), a la reduccién de financiamiento social de instituciones estatales y de politicas sociales donde se vincula, afectando asf la demanda profesional institucional, el mercado de trabajo, 1a complejidad de las situaciones que enfrenta, la precarizacién de las respuestas institucionales y profesionales. Frente a esta precarizaci6n social, ala ofensiva neoliberal, ala reducci6n de derechos y servicios sociales, al desfinanciamiento de politicas sociales, el profesional de Servicio Social se ve interpelado y desafiado de diversas formas: a) adecuar la formacién profesional y sus curriculas, pensa o planes de estudio, a las nuevas demandas del mercado, pero sin perder, al contrario, ampliando su capacidad de andlisis eritico de ta realidad, lo que significa, mas alld de Ia ‘cuestién instrumental y operativa, la capacidad de andlisis te6rico- critico del contexto social (micro y macro); b) intervenir profesio- nalmente buscando la garantfa de derechos sociales consagrados aunque amenazados por la hegemonfa neoliberal; c) articulacién institucional y social con grupos y organizaciones que coparticipen de sus objetivos y valores éticos politico-profesionales; d) consoli- daciGn de sus organizaciones profesionales. Paralelamente el profesional se ve seducido a buscar alternati- ‘vas de intervencién frente a la reduccién de las respuestas sociales PREsENTACION 2 por via de las Enfrentar critica y eficientemente las nuevas dimensiones de Ja “cuestién social”, Ia inoperancia a la que fueron sometidas las politicas sociales, Ia miserabilizacién producto de la rabiosa acumu- lacién capitalista, buscando respuestas que tengan como horizonte Jos derechos sociales, sin ser seducido por estrategias “alternativas” cengafiosas de intervencién social, exige un sélido y también critico conocimiento de la realidad de los tiempos actuales, tanto estructural ‘como sus tensiones, contradieciones y movimientos. El presente libro, pretende subsidiar al asistente social, al tra~ bajador social, en el conocimiento critico de la realidad estructural del capitalismo contemporsneo, y sus tensiones y movimientos. Para tal propésito, reunimos en la presente antologia, textos de intelectuales consagrados mundialmente, que nos proporcionan una aproximaci6n a la realidad mundial desde su contexto de crisis estructural, surgida a partir de fines de la década de "60 e inicios de los "70, las respuestas orientadas por el capital financiero y los cambios geopoliticos, seguidos de textos dirigidos al andlisis de las tensiones y movimientos de! sistema capitalista, fundamentalmente enfocando a América Latina. Asf, esta antologia se organiza en dos partes. Con una intro- ducci6n de Netto, conferencia magna presentada en el Congreso ‘Mundial de Trabajo Social, organizado por la FITS (Salvador, Bra- sil, agosto de 2008), se articula el andlisis de la contemporaneidad con desafios puestos al Servicio Social. “ (COFUNTURA ACTUAL LATINOAMERICANA Y MUNDIAL La primera parte, dirigida al andlisis de las estructuras y ten- dencias del capitalismo mundial contemporéneo, trata de los fun- ‘damentos de la crisis capitalista (Mészéros), la mundializacién del capital sobre el comando del capital fiananciero (Chesnais y Petras y Veltmeyer), el papel del imperialismo como centro hegeménico del capitalismos mundial (Boron y Harvey) a partir de una nueva geopolftica (Amin y Wallerstein). La segunda parte de esta antologfa, se orienta al estudio de las, tensiones, contradicciones y movimientos contra-sistémicos, con especial enfoque en América Latina. Se considera asflademocracia como un instrumento de regulacién social (Wood), el lugar y las posibilidades de las clases sociales y el movimiento de los traba- Jadores (Antunes), asf como los movimientos sociales, la sociedad civil y los procesos de luchas en el sub-continente latinoamericano (Amin, Houtart, Petras y Veltmeyer). Esperamos que este libro contribuya con la formacién profe- sional, con el conocimiento critico de la realidad actual que enmarca ¥ condiciona las situaciones sociales y las respuestas en los proce- intervenci6n profesional, y con el enfrentamiento critico y Bibliografia IAMAMOTO, Marilda Villela. Servicio Social y divisién del trabajo. Un andlisis critico de sus fundamentos, San Paulo, Cortez, (Biblioteca latinoamericana de Servicio Social, vol. 2), 1997. PRESENACION as IAMAMOTO, Marilda Villela. EI Servicio Social en la contemporanei- dad. Trabajo y formacién profesional. San Paulo, Cortez, (Biblioteca latinoamericana de Servicio Social, vol. 9), 2003, MARTINELLI, Servicio Social. densidad y alienacién. San Paulo, Cortez, (Biblioteca latinoamericana de Servicio Social, vol. 3), 1997. MONTANO, Carlos. La naturaleza del Servicio Social. Un ensayo sobre su génesis, su especificidad y su reproduccién. San Paulo, Cortez, (Biblioteca atinoamericana de Servicio Social, vol. 4), 1998. ___.“El Servicio Social frente al neoliberalismo. Cambios en su base de sustentacién funcional-laboral”; in Revista Fronteras, n°3. Montevideo, FCS-UR, 1998a. NETTO, José Paulo. Capitalismo monopolista y Servicio Social. San Paulo, Cortez, (Biblioteca latinoamericana de Servicio Social, vol. 1), 1997. “Transformagbes societirias e Servigo Social — notas para uma andlise prospectiva da profissdo no Brasil"; in Revista Servigo Social & Sociedade, n° 50. San Paulo, Cortez, 1996. Cea ” INTRODUCCION La concretizacién de derechos en tiempos de barbarie* José Paulo Netto Reuniendo Asistentes Sociales de todos los continentes, esta XIX Conferencia Mundial de la Federacién Internacional de Asis- tentes Sociales tiene algo de simbélico: realizéndose en un pais de América Latina, su temética — la concretizaci6n de derechos en una “sociedad globatizada y desigual” —expone el esencial desafio que interpela a estos profesionales frente a los dilemas centrales del tiempo presente. "Texto presenta en Ia XIX Conferencia Mundial de Servicio Social (promovida en Selvador, Bahia, del 16 al 19 de agasta de 2008, por Ia Federacién Internacional de Asis- tentes Sociales, FITS y porel Consejo Federal de Servicio Social, CFESS), cuando, jntoa 1a Dra. Ellen Word panicipé de a Conferencia magna de apertura del evento sobre el tema “EI desaffo de concretizar derechos en wna sociedad plobalizada y desigual". raduceién {de Gustavo J, Rept (COFUNTURA ACTUAL LATINOAMERUCANAY MUNDIAL, Aqui, en esta América Latina que es una periferia infernal del capitalismo contemporéneo, tales dilemas aparecen en toda su dramaticidad y aguf, en este espacio en que las grandes mayorfas poblacionales atin demandan los derechos més elementales, precisa- ‘mente aqui, los Asistentes Sociales se confrontan inapelablemente con Ia gigantesca tarea que los desafia: Este continente, que atin exhibe, para retomar la expresién del uruguayo Eduardo Galeano, sus venas abiertas, es el focus adecuado para que discutamos también una de las cuestiones més candentes del mundo contempordneo: la destitucién de derechos. ero esta cuesti6n no es una particularidad latinoamericana: esté mundializada y afecta a hombres y mujeres trabajadores de las Américas, de Europa, de Asia, de Africa y de Australia. En otros términos, también son varias, aquf y en otro lugar, otras cuestiones, conexas, que se expresan diferencialmente, cargadas de diversas caracteristicas hist6ricas, culturales ir, He aquf por qué, agradeciendo la honra de participar de esta Conferencia, saludo a todos los colegas, provenientes de las mas distantes latitudes, y me propongo ofrecerles, a titulo de hipotesis de trabajo, algunas reffexiones a cerca de la temética central de cesta Conferencia — no més que ideas para la discusi6n, ideas que, ademés, no comprometen ninguna de las instituciones a que me vinculo, puesto que son de entera responsabilidad personal. fa invitacion al debate, a la polémica, al saludab! erRopuccioN » confronto de ideas se torna necesario e insustituible. Coloquemos en cuestién, en primer lugar, esta nocién tan divulgada, tan generalizada en los medios y repetida acriticamente or dirigentes politicos, lideres empresariales, académicos y hasta inclusive cientistas sociales: la nocién de “globalizacién”. Lams elemental observacién sistematica del mundo contem- pordneo deja claro que, en los tiltimos treinta afios, no se “globali- zaron” las précticas democraticas, los derechos sociales ni, mucho menos, el acceso ampliado a los bienes materiales y culturales. ‘Un analista riguroso como el Prof. Bric J. Hobsbawm destacé, ya.en los afios 1990, un dato que todas las fuentes internacionales dignas de crédito —como, por ejemplo, varios informes de agencias de la ONU —vienen reiterando: cionado por el acompafiamiento de los “Objetivos de desarrollo del milenio”, formulado por la ONU en 2000; los titimos informes del PNUD acerca de los indicadores de desarrollo humano y social revelan que los avances en el rumbo del cumplimiento de las “Me- tas del Milenio” han sido muy poco significativos e investigadores independientes no vacilan en prospectar el fracaso del proyecto formulado por la casi totalidad de los Estados existentes. Seamos claros, francos y directos: Ia “globalizacién” fue, y esta siendo tan solamente lo que Francois Chesnais designé como smundializacién del capital. Esta constituye/consiste en un empren- dimiento (esto es: sa ‘mercancias y sus servicios), sin trabas politicas de ninguna especie; sus palabras de orden lo dicen claramente — Ia “desregulaci6n” y la “flexibilizacién”, Pero, al mismo tiempo en que se asegura al capital la mas plena movilidad de la que disfrut6 en Ia historia, 1o que se ofrece a la fuerza de trabajo no es més que su aislamiento: en cuanto el capital circula “globalmente”, crecen las restricciones al mero derecho de ir y venir de los trabajadores, legéndose a medidas tan constrie- tivas frente a los movimientos migratorios que la construccién de verdaderas murallas medievales ya no asombran a nadie, Es preciso tocar aquf un aspecto sensible para los Asistentes Sociales: la discusi6n de las macro-orientaciones econémicas. La trayectoria histérica del Servicio Social précticamente inhibié el trato de 1a Economfa Politica y, en especial, de su critica: nuestra profesion naci6 y se desarroll6 considerando que la “cuestién eco- némica” no constitufa un problema profesional — y, por décadas, pensamos politicas sociales desvinculadas y desconectadas de las politicas econémicas. Pensamos bienestar social sin pensar sus fundamentos econémicos. Este posicionamiento es inaceptable e insostenible: no se puede analizar 1a “cuestiGn social”, y, menos atin, intervenir en ella con efectividad, sila tomamos como cuestién moral o cultural Por esto, la referencia a la economta capitalista contempordnea es absolutamente esencial si queremos, de hecho, y no solamente en palabras, aceptar el desafio de concretizar derechos en el marco de la “globalizacién”. Cualduier debate serio Sobre derechos en! mundo contemporéneo debe comenzar por el reconocimiento del obvio condicionamiento de esa contemporaneidad por la mundi lizacién del capital Ahora, la caracterfstica central de la economfa capitalista contemporinea, que la distingue de sus estadios anteriores, es que el grado de concentracién y centralizacién del poder econémico vrRoDuCCION a alcanz6 un nivel tal que es incompatible con cualquier control de- mocritico. Actualmente, ni atin los mecanismos formales que, en las estructuras politicas, pretendieron crear controles institucionales —como, por ejemplo, el proclamado “equilibrio entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial” — ni siquiera esos mecanismos formales subsisten. Por un lado, se verifica la erosién de las ins- tancias legislativo-parlamentares, ladeadas por los lobbies de toda naturaleza; por otro, y més impactante, la erosién de la soberania de los Estados mas frégiles. Este aspecto es fundamental: la “globalizaci6n” no derrumb6 el Estado Nacional, como pretenden sus apologistas. Al contrario, fortalecié enormemente el poder de unos pocos Estados nacionales, debilitando — directa e indirectamente — la soberanfa de muchos otros. Directamente: la presi6n del capital financiero inviabiliza cualquier pretensién autonomista (y esto no vale s6lo para Esta- dos periféricos: piénsese, por ejemplo, en I2 victoria, en los afios 1990, de los intereses del mega-especulador George Soros sobre la orientaci6n financiera del Banco de Inglaterra). Indirectamente: los condicionamientos puestos por los llamados organismos multilate- rales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Intemacional No fue por acaso que, frente a ese cuadro, un investigador como Michel Chossudovsky haya mencionado “la globalizacién de la pobreza”. Pero, atencién: es parte inseparable de ese proceso de “glo- balizacién” — més exactamente, como vimos: de mundializacién del capital — Ia deterioracién profunda de las condiciones de vida y trabajo también en los centros del sistema. No es s6lo la periferia de Ia economia capitalista que padece: también en las economfas centrales el impacto de la hipertrofia del poder de las grandes corpo- raciones y de la financierizacién de la economfa se hace sentir con fuerza — basta recordar ya sea “el horror econémico” de Viviane Forestier, ya sea la bien documentada investigacién de Martin y ‘Schumann, que muestra “el asalto ala democracia y al bienestar 2 \COFUNTURA ACTUAL, LATINOAMERUCANAY MUNDIAL social”, No fue por un mero acaso que, en el transcurso de la crisis del Welfar State, algunos intelectuales descubrieron la mal-lamada “nueva cuestién social” que, de nueva, nada tiene: se trata, apenas, de nuevas expresiones de la viejfsima “cuestin social”, resultante necesaria de la ley general de acumulacién capitalista. Perdénenme esas alusiones a la economtfa politica contempo- nea: sé bien que alos Asistentes Sociales éstas les suenan extratias e incémodas. Pero, insisto: sin tomarlas en consideracién, el debate sobre derechos se toma vaciado y superficial. Me permito lamar la atencién para ese vaciamiento con una itustracién. En los dtimos treinta afios, el centro del debate sobre los derechos fue ocupado por los derechos humanos. Se trata de fenémeno que debe ser saludado y estimulado: sin Ia defensa in- transigente y firme del elenco siempre ampliado de los derechos hhumanos es impensable cualquier pretensi6n civilizatoria No obstante, es paradoxal que tal defensa se haya desarrollado precisamente en el mismo cuadro hist6rico en que, en todas las lati- ‘tudes, se registra una inequivoca reduccién de los derechos sociales. Curiosamente, no se ha tomado en cuenta que la “globalizacién”, la misma que parece haber permitido colocar en la agenda politica Ja centralidad de los derechos humanos, se viene conduciendo mediante la descalificaci6n y la desconstrucci6n préctica de los derechos sociales. ‘También aquf seré directo y claro: ninguna defensa de los derechos humanos serd eficaz si no explicitamos, sin ninguna an- bigitedad, que la vigencia de los derechos hunanos es indisociable hoy de la garantia de los derechos sociales, que fueron consagrados enel transcurso del siglo XX. Divorciar derechos hiumanos de deré= chos sociales es capitular delante de la barbarie contemporéinea, Porque, no nos engafiemos, el desafio contemporéneo de concretizar derechos es apenas una expresién de la lucha contra la barbaric. No encuentro nocién més adecuada que la de barbarie para srropuccton 2 sefialar, en los pafses centrales, la destruccién de los sistemas de protecci6n social que fueron erigidos, a duras penas, en la inmediata secuencia de la Segunda Guerra Mundial y, en los pafses periféricos, Ja realidad brutal del pauperismo, que asola a Africa sub-sariana, a amplias areas de Asia y de América Latina y del Caribe. Barbarie que se presenta, bésicamente, en tres dimensiones. La primera es la naturalizacién de la pobreza: en cuanto se mul- in de tiplican, por miles, planos, proyectos y programas de redu 1a pobreza absoluta (de hecho, de Ja indigencia) io hay tna Sola’ voz que indique sus causalidades sociales profundas ni, mucho ‘menos, que afirme ser posible, viable y necesario luchar en pro dela ‘supresién de la pobreza. Es superfluo agregar que, la naturalizacién de la pobreza, es seguida de la criminalizacién del pobre: alguna raz6n debe asistir a Lic Wacquant para constatar que, al Estado de Bienestar Social, esta sucediendo el Estado Penal. La segunda dimensién es la criminalizacién del disenso Politico: todo proyecto nacional o social que discrepe del orden “globalizado” es tachado de “terrorismo” — y Estados se arrogan, con el poder del arbitrio que su poderfo militar les otorga, el derecho de caza de los “terroristas” donde les plazca y con Ia utilizaci6n ‘masiva del peor de los terrorismos, el terrorismo de Estado. La tercera dimensién de la barbarie contemporénea ¢s la ne- gaciGn absoluta de cualquier alternativa al orden global vigente. Enel plano ideo-cultural, se expres6 en la emblemética formulacién de Francis Fukuyama, segtin la cual la historia lleg6 al fin: el futuro no pasa de una reproduccién ampliada del presente. En el plano practico, politico y profesional, toma la forma del posibilismo: el minimalismo de las acciones correctivas y suplementares, la conversién del asistencialismo emergencial en politica piblica y la degradaci6n del ideario humanista de la igualdad en la humillante programética de la “reducci6n de las desigualdades”. Entiendo que la barbarie contemporénea, tal como la expongo aquf, no es un azar de Ja historia o un desvio de nuestras sociedades con relacién a un itinerario preestablecido. Nada de eso: es apenas Ja resultante ineludible de un modo de organizar la produccién y la distribucién de las riquezas sociales, organizacién que slo puede presentar las caracteristicas con que nos deparamos hoy. Ese modo de organizacién, a proseguir sin reversi6n, reproduce una modali- dad de crecimiento econémico que no es apenas destructiva en lo ‘que toca a las relaciones sociales: es destructiva hasta del punto de vista de los ecosistemas, conduciendo a la humanidad a la vera del colapso, con la posibilidad de la catastrofe ecolégica colocando en riesgo la sobrevivencia de la vida en el planeta. No pienso que el desafio en ella contenido sea pertinente a una u otra profesién: éste interpela a todos los sujetos y todas las agencias de la sociedad civil que no aceptan la degradaciGn de la vida social a una mera variable dependiente de lo que el pensamiento dominante designa por “exigencias del mercado” y/o “competiti- vidad”. Pero es evidente que los Asistentes Sociales tienen en ese desafio un pardmetro indescartable: so pena de perder su legitimidad social, el profesional de Servicio Social esté en el corazén mismo de la lucha por derechos. Por ello, es preciso tener la més clara conciencia de que la concretizacién de derechos ultrapasa largamente la esfera jurfdico- politica. La consagracién jurfdico-politica de un elenco de derechos es siempre importante para implementarlos — pero esté lejos de garantirlos, sea en los planos nacionales, sea en el plano de las interacciones transnacionales. rmopuccien 2s En los planos nacionales, 1a insuficiencia de las garantias juridicas es obvia: la explotacién de la fuerza de trabajo de nifios, mujeres y emigrantes es por demds conocida para ser recordada gut, Basta pensar en el trabajo esclavo en Brasil, en la situacién de los gitanos, turcos y érabes en Europa Occidental, en el éxodo de albaneses y nacionalidades antes situadas en la ex-Unién Soviética, ‘en la condici6n de los chicanos en los Estados Unidos, ete. En el plano de las interacciones transnacionales, la concentra- cién del poder econémico y la erosiGn de las soberanfas nacionales periféricas (y no s6lo) es elocuente para dar cuenta del peso real del Derecho Internacional, Véase el caso de las violaciones de los de- rechos humanos: la Corte Internacional de La Haya tiene su blanco cen los criminosos de la guerra fratricida en la ex-Yugoslavia; los Hamados “disidentes cubanos” son entronizados por los medios; sin embargo, lo que pasa en Guanténamo, o en los navios-torturadores de Bush, o en los vuelos secretos operados por la CIA, nada de eso va a La Haya. O, en otro plano, el de las relaciones econdmicas, obsérvense los resultados obtenidos por los paises periféricos en foros como Ia OMC — basta pensar en el reciente fracaso de la Rodada de Doha para constatar que la “desregulacién” vale para derrumbar las barreras tarifarias que antes existfan en las perife- rias, pero no para al menos reducir el descarado proteccionismo econémico de los Estados centrales. . El ya citado Norberto Bobbio, filésofo del Derecho que est lejos de cualquier proposicién radical, fue enfético al observar, en lo que designa por “era de los derechos”, que el problema no resi- de en su reconocimiento juridico — el problema real consiste en garantizarlos social y précticamente. Para esta garantia, son ineptos las simples, aunque generosas, invocaciones y convocaciones a la solidaridad y a la ciudadanfa, Osarfa presentar — siempre como hipétesis de trabajo, como elemento para una discusién fraternal y abierta -, con relacién a los profesionales del Servicio Social, lo que me parece esencial % [COYUNTURA ACTUAL LATNOAMERICANAY MURDIA, ‘quematizacién implica, una simultaneidad — aunque considerada ~como sucesividad — de pasos a ser dados. El primer paso consistirfa en un andlisis riguroso, objetivo lo que no quiere decir neutro, al contrario), documentado de a realidad del mundo contemporéneo, ese que es designado como “globalizado” y “desigual”. Debo decir, atin, que no pienso que estas designaciones sean suficientes para caracterizar el mundo en que vivimos — son expresiones demasiado elegantes, demasiado eufemisticas. Prefiero la dureza poco diplomatica del investigador Alex F. Mello: Los paises ricos, que representan apenas 15% de la poblacién mundial, controlan més del 80% del rendimiento global, siendo que aquellos del hemisferio sur, con 58% de los habitantes de la tierra, no Hegan a 5% renta total. Considerada, sin embargo, la poblacién mundial en su conjunto, los nimeros del apartheid global se estam- ‘pan con mayor clareza: los 20% més pobres disponen apenas de 0,5% del rendimiento mundial, mientras los més ricos disponen de 79%. ‘Basta para eso pensar en un tnico banco de inversiones, el Goldmann Sachs, divide anualmente su lucto de USS 2,5 billones de délares entre 161 personas, mientras un pafs afticano, como Tanzania, con tun PBI de apenas US$ 2,2 billones, tiene que sustentar 25 millones de habitantes. [...] La concentracién [de riqueza] lleg6 al punto de ue el patrimonio conjunto de los raros 447 billonarios que hay en el mundo sea equivalente a la renta sumada de la mitad mas pobre de la poblacién mundial — cerca de 2,8 billones de personas”, ‘Como se puede constatar, no basta con designar el mundo contempordneo simplemente como “globalizado” y “desigual”. Esto es muy poco y dista enormemente de la realidad concreta de mds de la mitad de la poblacién del globo. sTRoDuocION 2 (ni siquiera en tér- minos de bloques supra-nacionales del tipo Uni6n Europea, Nafta, Mercosur, etc.). Si se admite, como mfnimo, la “globalizaci6n”, se torna necesario, sin perder de vista las particularidades regionales ynacionales, mundializar nuestra interlocucién y nuestra reflexién, El tercer paso consistirfa en romper con nuestro corporativis- mo profesional — nuestros desafios no pueden continuar siendo pensados bajo la éptica de la exclusividad profesional. Es preciso articular nuestra reflexin y nuestra préctica con otras categoria profesionales, conocer sus estrategias, establecer alianzas, crear vinculos. No somos, felizmente, los tinicos profesionales que se confrontan con la cuesti6n dela concretizacién de derechos — por ello, es necesario conocer los otros, presentarnos, aprender con ellos y ensefiarles lo que hemos acumulado: en suma, es preciso salir de nuestro nicho profesional y tomar en cuenta que los espacios profesionales son plisticos, se mueven, se alteran, se amplfan y, también, se debilitan si sus protagonistas no disponen de conoci- miento, coraje, inventiva y creatividad. El cuarto paso implica abandonar las concepciones idilicas, ilusorias y de hecho falaces acerca de los procesos sociales y de la dinémica de la sociedad. Implica comprender Ia vida social tal cual es realmente, con sus desgarramientos, sus luchas, sus enfrentamientos. Implica abandonar el falso neutralismo: implica jdentificar los intereses en choque y tomar posicién frente a ellos. Implica, en suma, comprender el cardcter radicalmente politico de la fundacién y del ejercicio de derechos. Implica, por tanto, Ia conclusién de que la concretizacién de derechos — en cualquier espacio socio- hist6rico, pero especialmente en nuestra sociedad “global” — no es ni serd posible mediante el ocultamiento de los antagonismos 0 Ja fabricacién de consensos formales. A Io largo de su historia ya secular, el Servicio Social enfrent6 desafios histéricos y sociales. Acumulé experiencias, se tomé mas rico y diferenciado, adens6 sus précticas y contribuy6, en algunos espacios nacionales, para la constitucién de un cuerpo de conoci- mientos te6ricos y préctico-interventivos bastante significativos. Conocer esta historia y evaluarla con rigor y justicia tal vez nos ayude a esclarecer dilemas contemporéneos. Quien no aprende Gon su propio pasado estd condenado a repetir sus errores, sin capitalizar el acervo de sus aciertos. ‘Nuestra experiencia internacional debe ser objeto de andlisis. Por ejemplo: qué aprendimos con nuestras précticas en el tiempo del macartismo en los Estados Unidos? Cémo protagonizamos nuestros papeles profesionales bajo el fascismo, el salazarismo y el franquismo? Cémo realizamos nuestra tarea profesional en el tiempo del apartheid en Africa del Sur? Cual es el saldo de nuestra intervencién profesional bajo las tenebrosas dictaduras que aterro- rizaron el Cono Sur latinoamericano? Alguien dird: estas son cuestiones meramente politicas, que no afectan Ia profesionalidad del Servicio Social. A esto, replicaré con énfasis: no, antes son cuestiones de absoluta pertinencia para el debate estrictamente profesional, Esquivarlas es lo mismo que es- quivarel desarrollo hist6rico del Servicio Social, mas grave atin: no considerarlas es condenarse a responder equivocadamente al desafio contempordineo puesto porla concretizacién de derechos. En aquellas coyunturas, como ahora, el problema central era el de los derechos. Lo que distingue el cuadro hist6rico contempordneo son las condiciones operacionales de que disponemos para concretizarios, sronuccien » Estas condiciones tampoco son las més favorables. En los ‘iltimos treinta afios, la mundializaci6n del capital desplaz6 a los principales protagonistas de las luchas sociales: el conjunto de los trabajadores fue fragmentado en su unidad de clase, con el debilita- :iento de sus representaciones corporativas (el movimiento sindi- cal) y universalizantes (sus partidos politicos) — resultado obtenido por los medios represivos (recuérdese el carécter truculento de los ejemplares gobiernos Reagan, en los Estados Unidos, y Tatcher, en. Gran Bretafia) y, simulténeamente, por vias puramente ideol6gicas (de que result6, entre otros, el capitulacionismo de las formas tar- dias de Ia social-democracia). La referencia a la fragilizaci6n de Jos movimientos de los trabajadores es esencial, ya que frecuente- mente se olvida que la sustantiva ampliacién e implementacién de derechos sociales y humanos, en el siglo XX, deriv6 del protago- nnismo operario (a titulo de ilustraci6n, evéquese la relevancia, por ejemplo, del gobierno del Frente Popular en Francia, entre 1936 y 1939): En un contexto como este, la afirmacién teérica segiin la cual el trabajo se agot6 como signo de identificacién social no es algo inocente: confundiendo Ia incapacidad del orden vigente para ofrecer empleo a todos, descalifica el trabajo como fundamento de Ia sociabilidad y sustituye el protagonismo de los trabajadores por Ja vinculacién abstracta de hombres y mujeres a una mistificada condicién de consumidores. ‘Al mismo tiempo, avanzaron las ideologfas vinculadas a referenciales estrechamente nacionalistas, conducentes a posturas xen6fobas, al borde incluso del racismo (basta analizar con frial- dad las recientes proposiciones del primer ministro italiano, el Sr. Berlusconi). En el plano intelectual, las grandiosas promesas ‘universalistas de la Modernidad fueron sustituidas por la satisfecha impotencia posmoderna, cuyo relativismo puede justificar todo. De hecho, en los dfas corrientes, s6lo el movimiento del capi- tal, s6lo la financierizacién especulativa, s6lo la mercantilizacién generalizada de la salud, de Ia educacién y de Ia previsiGn, s6lo Ja produccién destructiva se tornan intocables: todos los contratos sociales deben adecuarse y subordinarse al comando del capital. Sélo los ingenuos pueden suponer que, en un mundo asf “globalizado”, la concretizacién de derechos depende de buenas politicas sociales, de buena gobernanza, cuando no de solidaridad — cémo pensar en solidaridad sobre un piso hist6rico-concreto que el tinico regulador social es e! “libre mercado”?, Sin embargo, las altemativas de concretizacién de derechos no estén agotadas. El agotamiento del orden global para realizarlas no significa ni su agotamiento hist6rico ni el fracaso inevitable de su aspiracién. Al contrario: la necesidad de esa concretizacién se toma dia a dfa mayor y, también, aumenta cada dias més la percepcién de que ésta es posible. Laposibilidad de ampliar, universalizar y concretizar derechos es puesta objetivamente por el grado de desarrollo de las gigan- tescas fuerzas productivas acumuladas en los dias actuales por la humanidad; existen condiciones reales de un control racional de la naturaleza, que permita su explotaci6n sin su destrucci6n; existen condiciones reales para construir la autogestiOn de la vida social, propiciando a todos los hombres y mujeres las bases para su auto- reproduccién en un horizonte de emancipaci6n. EI limite que traba ese potencial reside en las relaciones de propiedad y poder existentes. Toda la experiencia hist6rica de la humanidad indica que, en épocas donde se da la colisi6n entre el po- tencial de desarrollo y las exigencias de las relaciones de propiedad y poder vigentes, o estas titimas son rotas 0 se abre un largo periodo de regresién social, No hay, en esta historia, ningéin determinismo, ninguna teleologfa. Por ello mismo, sila lucha por la concretizacién de derechos parece trabarse en condiciones adversas, nada indica ‘que tales condiciones perdurardn indefinidamente, Al contrario: para retomar una conocida formula, todo lo que es s6lido se desvanece en el aire, La incompatibilidad del sTRopuccion = orden econémico contempordneo con la existencia de controles y regulaciones democriticos no significa necesariamente la falencia de la democracia. Puede significar, al revés, que precisamente la demanda democritica — cada vez més contradictoria con el orden econ6mico contempordneo — es capaz de potenciar la superaci6n de ese orden. Esta, que parece sélida, ha dado inequivocas pruebas de una crisis estructural, de que la sucesiGn de crisis epidérmicas y puntuales no es més que el sintoma inmediato. Su crisis estruc- tural puede, perfectamente, desvanecer en el aire lo que tiene la apariencia de eternidad. No es tarea de una profesién subvertir el orden vigente. Un cuerpo profesional no es un cuerpo partidario 0 un cuerpo secta~ rio. No cabe al Servicio Social 0 a los Asistentes Sociales asumir tareas de transformacién social macroscépica. No somos Mesfas ni anunciadores de una escatologia social cualquiera. Somos, tan s6lo, profesionales especializados, inscriptos en la divisién socio- técnica del trabajo, casi todos asalariados. En la medida, por otra parte, en que la demanda de concretiza- cién de derechos es puesta en nuestra agenda profesional, estamos cn la obligaci6n de comprender el significado social de nuestra intervencién profesional. Entonces, descubrimos que nuestra accin profesional se desenvuelve como uno de los miiltiples hilos del tejido social, tenso y contradictorio. La respuesta profesional a esta tensi6n y a esta contradiccién no es tarea individual u opcién personal de cada asistente social. Esta depende de la construccién de un proyecto profesional que refracte, refleje y recree los intereses sociales que, contradictorios en a sociedad, pasan a dinamizar nuestras concepciones y nuestras précticas. $6lo el debate colectivo, el intercambio de conocimientos y el confronto de ideas puede viabilizar un proyecto tal, Proyecto ‘que, no es necesario decirlo, debe ser fundado teGricamente y res- paldado en Ia fuerza de movimientos sociales (mas exactamente: de los movimientos de las clases sociales). 2 (COYUNTURA ACTUAL LATINOAMERICANAY MUNDIAL Deberfa concluir [lamando la atencién de los colegas sobre la limitacién de las ideas que expuse de forma muy concisa y ciertamente sumaria. colectiva, pero han sido dados pasos importantes en esta direcci6n — como debe testimoniarlo, a propésito, la propia realizacién de esta Conferencia. Es apropiado que sea asf: todos nos conoceremos mejor y constataremos, una vez més, que las soluciones concebidas en la lucha colectiva son siempre mejores que las salidas aisladas y particulares. Recordemos, aqut, al gran poeta turco Nazin Hikmet: “Si yo no ardo, si tu no ardes, si nosotros no ardemos — ;de donde vendré la luz?”. Nome gustarfa concluir sin agregar una observacién que, sien- do personal, tiene un significado mayor. Las ideas que expuse aqui, propuestas apenas como hipstesis de trabajo para una discusién mas amplia, no son producto de una reflexién episédica y puntual. Debo explicitar que mis presupuestos radican en mis muchos afios de errores y aciertos (supongo que tal vez més de errores que de aciertos), pautados firmemente por una opcién socialiste, de inequi- voca inspiracién marxista. Y cuanto més considero los desafios que tenemos por delante, més me acuerdo de las palabras ejemplares de Albert Einstein, que reproduciré a continuacién. Son palabras del ensayo que el mayor cientista del siglo XX escribié para el niimero inaugural, de mayo de 1949, de la norte- americana Monthly Review: La cita de la revista va también como homenaje a la Profesora Ellen Word, porque se que la revista creada por Paul Sweezy y Leo Huberman significa mucho para ella. Eintein escribié: stRopuccion 2 Le anarquia econémica de la sociedad capitalista, como existe ac- tualmente, es, en mi opini6n, el verdadero origen del mal. [...] El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos. El resultado a] €8 una oligarquia de capital privado cuyo enorme poder no puede ser eficazmente controlado inclusive por una sociedad politica ‘democréticamente organizada. [...] Estoy convencido de que s6lo hay una forma de eliminarestos serios males, sobre todo através de la constitucién de una economia socialist. (...] En esta economta, Jos medios de produeci6n son detentados por la propia sociedad y son utlizados de forma planeada. Una economfa planeada, que adap- tase la produccién a las necesidades de la comunidad, distibuirfa el trabajo aserhecho entre aquellos que pueden trabajar y garantizarfa el sustento a todos los hombres, mujeres y niios[...]”. Sesenta afios después de escritas, las palabras de Albert Einstein resuenan en mis ofdos con el fresco de la mafiana en que Ja emancipacién humana concretizard todos los derechos de que carecemos para dar contenido sustantivo a la libertad, a la igualdad y ala fraternidad. Sei » PRIMERA PARTE TENDENCIAS DEL CAPITALISMO CONTEMPORANEO: CRISIS, NEOLIBERALISMO E IMPERIALISMO Seite La Actual Crisis del Capital: una crisis estructural = Sai 14 estructural de la poli Istvan Mészdros Sintomas de una crisis fundamental ‘Me gustarfa comenzar con un breve resumen de los sucesos in- quietantes — podrfa decir amenazadores — del mundo en el campo de la politica y del derecho. Pero, sin cambiar de tema, preemftanme recordar mi primera visita a Brasil, hace muchos aftos. Considerando las distancias bras efias, ella ocurrié a poca distancia de Maceié. En esa ocasién después de un largo vuelo de Londres a Recife, fui Nevado por la mafiana hasta una emisora de radio de Joo Pessoa para un intercambio de opiniones. Dos minutos después de comenzar la transmisién de radio en vivo de nuestra discusién con colegas y amigos, vimos una gran conmo- cién del otro lado del vidrio que separaba el estudio de la sala de al lado. Durante el intervalo comercial, descubrimos que la razén de Jo que parecia ser una discusién acalorada fue la preocupacién expresada por un periodista con relaci6n al saqueo de alimentos ™ Conferencia de apertura presentada en Maceis, Alagoas, el 4 de mayo de 2006, en 11 13° Congreso Nacional de los Magisrados de Justicia del Trabajo. El original en inglés fue publicado en Monthly Review, vol. 8, n. 4, septiembre de 2006, Treduccin de Javier Amadeo. LAACTUAL CRISIS DEL CAPTAL a que estaba ocurriendo en una ciudad proxima a Jofio Pessoa. Ese incidente fue en 1983. Pasados veinte afios, durante la campafia electoral del presi- dente Lula, supe que él habfa anunciado como parte fundamental de su estrategia presidencial la decisién de dar un fin al grave pro- blema social del hambre en el pafs. Las dos décadas transcurridas desde los dramaticos saqueos en Parafba, no habfan solucionado este erdnico problema social. Los sefiores son naturalmente mejores |jueces que yo para saber si el presidente Lula consiguié cumplir esa promesa solemne. Pero, aiin cuando la respuesta fuera un enfitico sf, lo que dudo, las estadisticas sombrfas de las Naciones Unidas continan insistiendo en la persistencia del mismo problema, con consecuencias devastadoras, en muchas partes del mundo. Esto a pesar del hecho que los poderes productivos hoy a disposicién de la humanidad estén en condiciones de relegar al pasado el totalmente imperdonable fracaso social del hambre y la desnutrici6n. Serfa tentadoratribuir estas dificultades, como frecuentemente hace el discurso politico tradicional, a las contingencias politicas més o menos fécilmente corregibles, postulando que el remedio adecuado seria la substitucién de personas en Ia préxima opor- tunidad electoral estrictamente adecuada y serena, lo que serfa la evasi6n usual, y no una explicacién plausible. Pues la persistencia obstinada de los problema en pauta, con todas las dolorosas con- secuencias humanas, indican relaciones mucho més profundas. Indican alguna fuerza de inercia aparentemente incontrolable que ‘a su vez parece capaz de transformer, con frecuencia de forma

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