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ANTONIO GARCIA-ABASOLO GONZALEZ LA CULTURA AMERICANA Y LA EPOCA ILUSTRADA Separata de la obra HISTORIA GENERAL DE ESPANA Y AMERICA Tomo XI- 2." EDICIONES RIALP, S. A. MADRID 1989 H. LA CULTURA AMERICANA Y LA EPOCA ILUSTRADA El fenémeno social que caracteriz6 al siglo xvitt fue el incremenio de la conciencia de peculiaridad experimentado por los crillos. La aparicién de sin- tomas optimistas en la vida americana no fue ajena a ello, tal como la recuperacién demogréfica 0 el pprogresivo desarrollo de la economia, impulsado por Ja nueva expansién minera. El sentimiento de alteridad —de «ser otros»— de tos criollos no era, desde luego, original del siglo XVII, pero fue entonces cuando adquirié una par- ticularidad especial, hasta el punto de que se ha pro- ‘puesto denominar a ese periodo como la época del ‘iriunfalismo criollon. Pero el criollo del siglo xvult ‘no se limité a tener conciencia de ser otro, sino que sus sentimientos le condujeron a considerarse sin- sular y privlegiado. América aparecia a sus hijos como una nueva tierra de promision que, por una especial predileccién, Dios habia puesto en manos de los criollos. la riqueza sobreabundante del pais se afiadié en la segunda mitad del siglo xvitt, para completar el marco, el desarrollo urbanistco de las capitales con la nueva arquitectura neocldsica, que se present6 precisamente cuando los ciudadanos co- ‘menzaron a experimentar lo placeres dela vida ca- Iejera. Asi, esas capitales empezaron a adornarse ‘con una gama de construcciones piblicas, entre las ‘que no faltaban las destinadas a llenar las aspica- ciones de diversi6n, como los paseos y los teatros. I. Criollismo y espiritu de progreso Se distinguié el criollismo del siglo xvitt por ser tun sentimiento progresivamente creciente, hasta Ile- ‘gar a transformarse en un antagonismo frente a los peninsulares y frente a lo espafiol en general. Y no 5 extrafio que a aquellos elegidos de Dios se les hi- ciera insoportable el sistema de valores que impe- raba, todavia enraizado en la época de la conquis- ta. Es preciso afadir los resultados del cambio de tendencia de la emigracién peninsular: durante el si- glo Xvi el mayor aporte humano que recibio la ‘América espaitola procedié de regiones que antes ha- bian tenido una presencia minoritaria, como la re- ién cantabroastur o el levante, ode otras que siem- pre habian estado presentes, pero que en el siglo XVitt intensificaron sus envios, como el Pais Vas- co, La singularizacién de estos nuevos inmigrantes se hizo mds lamativa al entrar en wna sociedad crio- lia cuyos antecedentes eran, sobre todo, andaluces y-castellanos. Al antagonismo criollo-peninsular se sumé Ia diferenciacién peculiar de las regiones ¢s- paftolas, aportando una nueva carga de emotividad ‘Tambien es necesario consignar la diversificacién e la propia sociedad criolla, en cuanto a que me- ddidas del reformismo borbénico, sobre todo las re- lativas a la progresiva apertura del monopolio co- mercial, permitieron el desarrollo en ciudades tuarias de la costa atléntica como Caracas, La Ha- bana, Buenos Aires o Veracruz de una burguesia co- mercial y profesional més abierta a las corrientes de ideas que legaban de Europa que la de las capitales del interior. En la segunda mitad del siglo xvit la singulari- dad criolla adquirié una nueva dimensién interna- cional, en virtud de las polémicas suscitadas en tor- no alla inferioridad de la naturaleza americana y de los americanos respecto de Europa y los europeos. Sélo un afio después de la expulsion de los jesuitas, en 1768, aparecié en Berlin la obra de Cornelius de Paw, Recherches philosophiques sur les Américains, {que Se apoyaba en Buffon, para tratar de demostr la superioridad de Europa respecto a América. La ‘cuestién sobrepasaba los intereses de la historia na- tural para insertarse en un debate mds antiguo, por- ue, en el fondo, las discusiones ponian en tela de juicio la capacidad de los criollos para gobernarse asi mismos. En la defensa de los criollos y de Amé- rica ocuparon una posiciOn de vanguardia los jest tas americanos afincados en Italia, particularmen- te Francisco Javier Clavijero (1731-87), cuya Hi toria Antigua de México, publicada en Cesena en 1780, incluia una refutacién de los ataques de De Paw. Todavia ese debate iba a alcanzar una difu- sin mayor cuando el Deutsche Merkur, de Weimar, cofrecié sus paginas alos polemistas para que expu- sieran sus opiniones. SOCIEDAD, ECONOMIA ¥ CULTURA, II, La renovacién de la Hustracién Y Sus promotores Durante el silo xviit la América espanola, co- ‘mo el mundo occidental en general, se vio afectada por el movimiento intelectual conocido con et nom bre de Ilustracién. En Espafia las nuevas corrientes ideoldgicas fueron seguidas con entusiasmo por la elite social intelectual, que conocié todas ellas, fue- fan mas o menos moderadas 0 mas o menos radi- cales, aunque las que se dejaron llegar a la masa po- pular se tuvo buen cuidado de que fueran aquellas ho perjudiciles al sistema politico ni a la ortod- religiosa. Por esta via se lleg6 a asentar en la Pe- ninsula un tipo de Ilustracion genuina,ecéctica, que armonizé las nuevas ideas con la ortodoxia cristia- na. En particular, se extrajo de la modernidad lo ‘que era vilido para hacer salir a Espana de la deca- dencia esencialmente la aplicacin dela razon @ un programa de reforma cuya puesta en préctica de- bia ser diigida por la antoridad realy hecha com- prensible mediante una educacién adecuada La segunda mitad del siglo x1 comensd bajo los efectos dela reaceiin provocada portosescruos de Buffon y ove isis ‘uropecs que consideraron alos americanos Zon menos dispo- ‘ln copia parecteuiivodelas easy asenss Pee ‘tan dspararadasafrmaciones queen Renera endian @ ver amo inferior a odo fo americana, fos intelectuales ei ‘pueran tan sélidos argumentos demouratves com fox que {unio ef mereano Jose de Eguura y Equren en su Bibliotheca Mexicana, eudlogo de las eruditos dei rea novohispana, con descripeion de las obra compuests por cada uno. que camien

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