Ecologia
Pensar en Ia arquitectura en términos de
" evidencia
‘economia del coraz de forma
brusca, el cisma profundo que existe entre
Estados Unidos y Europa. Mientras que en.
Estados Unidos se cree que la “ecologia” es,
fundamentalmente, una oportunidad m
para crear imagenes y organizaciones cultu-
es contemporaneas dentro del marco de
un proyecto arquitecténico, en
pone mais énfasis en el urbanismo, en el sen
tido de comprender y organizar procesos so-
Giales, econémicos y politicos a gran escala.
En 1995, los editores de Assemblage escribie-
ron una introduccidn a dos proyectos de
Greg Lymn y Resier/Umemoto para el
tro de 6pera de Cardiff, en la que hablaban
de una “vuelta a los sesenta” y de “ecologia’.
Se esforzaron al maximo para aclarar que
no tenia nada que ver con la “vieja ecologia
de la turbia politica evangélica del movi-
iento ecologista de la década de 1960". En
enor
eva
juropa se
ver de ello, estaban refiriéndose a la
mes posibilidades de los ordenadores en los
sus propias aspiraciones a la inteligencia
biomarfica y su comportamiento como or
gganismos durante la fase de proyecto. En
mpos de la fisica y la biologia y, ademas, a
Ecologi
ugar de basarse en la simetria como prince
ganizacién, los arquitectos
pio general de 0}
izaron el nuevo software formado por
ww
sistemas abiertos, flexibles y adaptables, con
el que esperan conseguir una mayor organ}
zacion. Pero, evidentemente, el aspecto €CO-
amente a Ja forma en
logico se refiere dni
Ja que la organizacién interna de un proyec:
to utiliza la informaci6n del emplazamiento
durante el proceso proyecttal. Al final, Ia
forma construida del proyecto aparece
como una unidad aut6noma y estitica
Por supuesto, esta nue
del pensamiento arquitectonico, que ha in-
fluido profundamente en arquitectos de
todo el mundo desde principios de la dé
da de 1990, da lugar a formas y organizacio-
nes interesantes que constituyen importan-
tes y persuasivos manifiestos culturales
contemporineos. Sin embargo, olvida el
hecho de que cualquier forma arquitect6ni-
terviene de forma inevitable en la ongae
nizacién de la vida. Aunque un proyecto ar-
quitecténico pueda desarrollarse durante la
fase proyectual como un organismo, su le-
ntamiento en el emplazamiento, que ge-
neralmente tiene lugar mucho mas tarde y
dura varios afios, supone un corte brutal en
este proceso, y sélo tras él el edificio seri
colonizado por sus habitantes 0 1
Su asentamiento, que teéri
ratios,
amente pod
constituir perfectamente un proceso organi
co, reacciona a la organizacin del edificio,
no a las condiciones preexistentes del em-
plazamiento, Desde luego, seguir constitue
yendo una mejora frente a formas de orga-
nizacion mas,
adicionales pero, en sentido
stricto, significa que este enfoque, ala
larga, produce s6lo un simulacro de vida,0 la propia vida ecoldgicamente original
ndo a la eco-
1 estoy refi
(con lo que no
logia del ordenador, sino a la ecolog
alimenta al ordenador).
Otro aspecto atin mas importante es que los
ia que
arquitectos norteamericanos parecen haber
se conformado con el limitado papel politico
ie
que pueden jugar en los procesos urbanist
cos a gran escala, Desde luego, esta situacion
es diferente a la de los estados del bienestar
‘europeos, donde los arquitectos, urbanistas y
paisajistas han tenido siempre un papel di-
rectamente vinculado a la politica, por lo
que las ideas que desarrollan pueden influir
en ese simbito, Sin embargo, la organizacién
pol a est cambiando de forma
fica europs
radical, tanto en lo que se refiere al urbanis-
mo como al entorno fi
o en el que trabajan
Este hecho genera
aque
fa adquiere un nuevo sig-
nificado: fuerza e inspit
los arquitectos europeos,
una situ:
i6n sumamente inestable en
el tema de la ecolo,
a los arquitectos eu-
Aw Conceptos nuevos que r
gulen cl desarrollo urbanistico.
Durante la tiltima década, el paisaje se ha
convertido en un te
ropeos a encoi
na cada vez mas impor-
tante en Europa y ha aumentado la influen-
ia de los paisajistas en la planificacién y el
discito urbanisticos. Evidentemente, este
hecho esta relacionado con el creciente peso
politico que se ha otorgado a la ecologia.
Segtin el paisajista Adriaan Geuze, el éxito
de los paisajistas dentro de la planificacién
urbanistica se explica también por su capa-
cidad natural para lidiar con situaciones
bles: “Los arquitectos y los disefiadores
en ver sus proyectos como
¢l producto final del genio, cuya estética se
industriales suel
ha originado
tegramente en sus mentes,
56
Un proyecto de ese tipo queda descartady
inimo deterioro, Los paisa,
tas han aprendido a ver esta cuestin de
forma objetiva, porque saben que sus pro.
ante el mas m
yeetos se adaptan y transforman constanie.
mente, Hemos aprendido a ver el paisaje ny
como un fait accompli, sino como el resulta.
do de innumerables fuerzas e iniciativas,”
Esto resulta interesante porque muestra
hasta qué punto pensar en la ecologia (mis
alli
mentos bonitos y parques) se esta convir.
tiendo en parte integral del urbanismo.(..)
El fenémeno “after-sprazel” (posterior a la
fase de expansion urbana incontrolada)
(Ver Expans
plica mejor la creciente importancia de los
paisajistas que su capacidad para gestionar
situaciones inestables. El terreno que sure
la expansién incontrolada es tradicional
mente campo de los paisajistas. Tienen ex
periencia en el manejo no sélo de los ele-
mentos geol6gicos, sino también de los
muchos pequeiios municipios que partici
pan en la toma de decisiones. Para los urbe
nistas y los proyectistas, el paisaje no seria
sélo algo qui
de proyectos de corredores verdes, pa
}6n urbana.) probablemenie ex
se encuentra fuera de la cite
dad; estin acostumbrados a tener que nege
ciar con un tinico organismo politico: el
ayuntamiento,
Actualmente la situacién es muy dist
de principios del siglo xx. La contamina-
cin, la congestion y las enfermedades no
amenazan a la ciudad, como sucedia enton-
«
wal
sino a la naturaleza y a las zonas rural.
Se trata de una inversién fundamental part
Ja que atin no se ha encontrado una autén-
tica solucién. El debate acerca del paisaje &
casi siempre, y ante todo, muy emocional.Incluso aunque los paisajes leven mucho
tiempo siendo el resultado de su cultivo,
sigue prevaleciendo la idea de que paisaje
0 de naturaleza. Y la naturaleza,
a menos que suponga una amenaza directa
para la civilizaciéi
buena y her-
* siempr
mosa. Los paisajistas han confiado siempre
en la bondad implicita de lo que hacen
Ahora se enfrentan a un periodo en el que
deben realizar propuestas convincentes para
planes regionales que estén basadas en a
gumentaciones contundentes que persia
dan y conv
nzan a los politicos, de la misma
manera que hicieron fos urbanistas y pro-
yectistas a principios del siglo xx en el caso
de las ciudades. Tendran que manchar
manos, y no s6lo plantando plantas en ma-
cetas. Tendrin que investigar los procesos
que estan transformando esas regiones. Y,
del mismo modo que la generaci6n de ar
quitectos y urbanistas que crecieron en la
década de 1920, tendran que involucrarse
en la politica y en la redaccién de leyes y
normas para llegar a
burocracia que pueda enfrentarse a los
temas relacionados con el pa
poraneo. Proyectar no es suficiente: imple-
mentar las ideas y limitar desarrollos urba-
consenso sobre
nisticos no deseados es también impres-
cindible. Se trata, desde luego, de una tarea
ingente.
te, cualquier intento de encontrar un cor
cepto nuevo que proporcione cohesién so-
cial debe basarse en el reconocimiento de
que el individualismo, la diversidad y el es-
cepticismo han arraigado en la cultura ocei-
dental,” Sera interesante observar si sere
mos capaces de fusionar lo mejor del
enfoque ecolégico norteamericano, la utili
7
zacién de las simulaciones por ordenador
para resolver complejos sistemas dinmicos,
y las cuestiones politicas de las que se oci
pan los arquitectos europeos.
Probablemente estemos obligados a hacer-
bién tendremos que encontrar
de predecir el desarrollo futuro de
ambos enfoques, tanto separada como con-
juntamente, ya sea por extrapolacién 0 me-
diante politicas estratégicas.
pero lo tinico que podria ayudar en
proceso seria tener en cu
como algo extenso, verde y despoblado, se
estd convirtiendo en un articulo cada vez
mas raro.
lo. Pero
mane
Bart Lootsma
(€e Topos, nim. 40, 2002; pp. 10-12, 24 y 25)
Ecomonumentalidad
Nos han acostumbrado a pensar la arquitec-
tura en fin
en él podriamos encontrar las
n del lugar, entendiendo que
es con las,
que abordar el proyecto. Las formas de an-
claje en el lugar desarrolladas en las diltimas
décadas son cle las de raiz feno-
menol6gica —Anchoring es el titulo de un
texto significativo en esta linea de Steven
Holl— hasta actitudes que parten de la es
cucla de Francfort —Kenneth Frampton y
su contextualismo—, pasando por la in-
Aluencia bergsoniana en la obra de Rafael
Monco o la estructuralista del genius loci en
Aldo Rossi. Pero en los tiltimos aiios e:
mos asistiendo a una transferencia significa.
tiva: todo lugar ha pasado a ser entendido
como un paisaje, sea natural o artificial, yventatidad
Ecomonum
éste ha dejado de ser ese fondo neutro
sobre el que destacan objetos artifici
quitect6nicos més o menos vocacionalmen-
te escult6ricos para ser objeto de interés pri-
mario, foco de la atencién del arquitecto,
Asi, modificado el punto de vista, el paisaje
pierde su inercia y se convierte en objeto de
transformaciones posibles; es el pai
les ar
aje lo
14. La Casa Verde en
Pozuelo (Madi, 1997,
2-3. Xurret, mobiario ur-
bbano del Parque Litoral
Frum 2004, Barcelona,
5. Ecopark, planta integral
e residuos, San Adrian
dol Bes6s (Espana),
6. Parque Litoral, Férum
2004, Barcelona, 2000.
2008:
dlevieneat®
sctarse, lo que dev
que puede proye’ eink
ficial. AL mismo tiempo, I argue
iniciado procesos ain diftwos ne MOY
de su definicisn tradicional, en ls
obvio un interés creciente por inca
una cierta condicién naturalists
ao
“os y compositivos
a eda de
spectos geomet pest
en los constructivos, en la bustsensibilidad medioam! yde una com-
plejidad formal que respondan con prec
a los nuevos valores de nuestra soci
dad. El proyecto queda validado en tanto
que construya una completa redescripcidn
del lugar; que proponga, ante todo, ta
vencién de una topografia. Se rescata
con este doble movimiento, desde la natura
leza al proyecto y desde el proyecto a la
turaleza, una condicién “ecomonumental
que comienza a abrirse paso inexorable-
A de cualquier argumento de
oportunidad, de forma tal que algunos no
dudarian calificarla como “el espititu de los
tiempos” 0 “la voluntad de una época’.
mente mas al
Maki Abalos y Juan Herreros
De laakiAbalos:Hibidacion, Observatorio y Pintoresco
Efimero
El jardin, como la vida, es efimero,
“Temporal”, “evanescente”, “fuga”, “efime-
ro" son categorias aplicadas, en el tema del
Paisaje, a miiltiples escalas de intervencién:
desde las obras de dand art hasta los ja
minimalistas. Durante un arco de tiempo de
duraci6n Timitada, las arquitecturas efime-
ras implican una idea de transformaci6n,
flexibilidad y dinamismo. Son instalaci
Tepresentaciones momentineas que “hae
blan” principalmente a la imaginacién,
El jardin es el lugar que se presta a las emo-
ciones, es teatro de relaciones representa-
das, escenario de las vicisitudes humanas alli
{cjidas, construidas y exploradas, Est cons-
tuido por materiales vegetales que, a través
del tiempo, rescatan imagenes y disposicio-
S Etimero
hes estacionales
biant
que ya de por si Mega
a su instalaci6n, condicién que dupliea su
cariicter de efimero.
Las arquitecturas efimeras o lo
jempre mutables y cam-
disposicis
's“momentinea”,
Asi, partiendo de u
jardines
iempre han sido audaces premoniciones de
condiciones culturales en fix
cin, en tanto que espacios
re wansforma-
radicionalmen-
te receptivos a la experimentacién,
Allo largo de distintas épocas en los escenae
verdes, la inventiva humana ha
cido aunt
tales, g
topiari
ntrodi
natas, figuras grotescas, setos vege-
ometrias de parterres, esculturas
.jardineras méviles, juegos de
agua, de luces, de sonidos y colores, sofisti-
cadlos accesorios botan
lugios. 2Qué, sino, fu
‘08 € ingeniosos arti
on las fantasmago-
Un jardin en ot centro,
Girona temps de tors,
ur Daniela Colatranceschi y
Pep Admet
Jardin de shishi o'doshi,
Fostival international des
Jardins, Chaumont-SEmocién
10s de fas m
rias de Miguel Angel, los
quinas del siglo x1, las escenografias de
Vatel...? Bailes de la corte, fiestas y ceremo~
nias adoptan el jardin como un mundo
transformado en una gran exposicion de
marnillas, donde no existe diferencia entre
objetos manufacturados y arboles,
Un paisaje como un microcosmos metal
co, fuertemente caracterizado por la presen-
cia del hombre, de su trabajo, de su inventi-
vay de sus necesidades, pero visto sobre
todo como un espacio utépico.
Hoy, cuando el paisaje va intensificando sus
propios grados de transversalidad e hibrida-
rquitectura, desplazan-
Gién con el arte y la
do progresivamente el interés hacia los terri-
torios conceptuales de frontera, el jardin
efimero asume una identidad propia, como
categoria de expresin especifica, que al
gozar de un mayor grado de libertad convier-
te y diluye su construccién en un “proceso”.
Proceso como valor especifico de esta clase
nacro paisajes"; proceso como
de “micro 0
recorrido de todas las fases inventivas de la
obra; proceso como “laboratorio” de accién,
que permite utilizar téenicas y estrategias qu
respondan a un programa —flexible y abier-
to—a distintas escalas y significados.
También por los materiales empleados,
tanto ahora como en el pasado, las solucio-
hes que se proponen en este ambito son las
mas amplias e innovadoras, porque tienden
utilizar elementos y componentes a menu-
do totalmente ajenos al campo disciplinar
del “jardin”, con los que enfatizar sus pro-
y sus cualidades expresivas:
plastico, telas, fibra dptica, metales, sofi
das tecnologias electrénicas e informa
asi como tramas, filigranas, topografias 0
ica
parterres de elementos naturales hacen yy,
prendentes estos lugares a base de comp
cones vegetales, minerales ysintticas,
Parterre.)
Vivos e inertes a fa vez, los jardines constr,
yen campos de imagenes y de signos, tan.
tean la disposici6n a la btisqueda de disly,
go, de relaci6n, de armonia y complicidag
La obra efimera, tanto a la escala del paigi,
—en las realizaciones de Christo y Jeanne
Claude, por ejemplo— como ala del “rag
mento” de un jardin minimalista —yéange
las numerosas ediciones de festivales como,
el de Métis (Québec), el de Chaumontssup
Loire (Francia) 0 el de Lausana (Suiza) —
valoriza” el territorio que la alberga, pro-
porcionando nuevas claves para su lectura:
su capacidad de comunica
en vehiculo del lenguaje. Son repertorios
de obras de arte, tinicas ¢ irrepetibles.
i6n se convierte
Daniela Colafranceschi
Dea misma autora: Arquitectura
Emoci6n
No lejos de la ciudad de Svitioreanaa
los Alpes suizos, se alzan dos taculares
picos monta y rante se
glos han sido admirados por ajeros
que, fascinados por este ext: nario pa-
1 Hienzos,
su denom:
labra mila,
1 el paisaje
en su mit
acim meta,
saje alpino, los han reproduc
Panoramas y cuadernos de vi
naci6n no hace referencia a |
aunque su presencia fantastic
montaiioso podria hacer pen
ficacién, sino que procede del
decir “en forma de pirémide”.Entre los numerosos dibujos y cuadros pai-
cos que han inspirado a artistas ya
poctas, Alexander Calame, en 1861, nos st
giere una forma de expresién basada en la
fiel representacién de la realidad, en la des-
cripci6n literal de la topografia del lugar
una vista como una copia de lo que vemos.
(Alexander Calame, Les Myten, Museo de
Arte ¢ Historia, Ginebra, 1861.)
Por otro lado, Victor Hugo, pintor ade
argo de singu-
de poeta, novelista y dr
lar vigor y fecundidad, veintidés
representa los Mhyten desde la cima del
Rigi con magr maginacién. Su ob
irradia una sensacién de misterio y, a trav
de la construcci6n pictérica de un senti-
miento conseguida con un efecto de claros-
curo sorprendente y trans
emoci6n, Alexander Calame nos presenta
s antes,
Los Mythen, en los Alpes
a Emocién
bio, Victor
pues lo que se puede ver. En ca
Hugo nos revela lo que se puede sentir
(Victor Hugo, Les Mhyten, Maison de Victor
Hugo, Paris, 1839.)
De esta observacién surge una inquietante
pregunta: zpuede aplicarse tam!
titud a la arquitectura y al paisajismo?
-Podemos llegar a transmitir “lo que se sien-
también en el proyecto?