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GUILLERMO OSPINA FERNANDEZ + Wi EDUARDO OSPINA ACOSTA TEOR{A GENERAL DEL CONTRATO Y DEL NEGOCIO JURIDICO Reimpresién de la séptioa edicién EDITORIAL TEMISS. A. Bogoté-Colombia 2009 Lecturas seleccionadas Acto juridico aT ee Prof, Julio Santiago Solis Gézar Pen FOTOCOPIA MATA EL LIBRO ANTES QUEEL LIBRO CIENTIFICO MUERA libro centico es un organise que se basa en un deca coil. Los clevados costs inigsles (a horas de uabaj que equietene aur, os redacore, os corrects fs lusbadnes Solo se recupean sas vera alco dlermimaco mero declempis La fcocepia,en un primer moment, rede las ventas y por ete motivo contre al uments del ‘reco, En segundo memento, lina dra la posibiidad ecomimica de pwd veo De, Sobre to cientfices, De conformidad con lly colmbians, Is fotocopia de vm iro o de puede exe protege poe ‘erecho de autor (copyrights cia, Por consiguent, da fraps qv Buse la Compra de wr Ttro, es dei, “Lafotocopia no solo isa sinogueamenazalesuperviveacia de un monde transmitiriackeci ‘Quien fotoeopia i, quien pone a specs Ins mesos pre fotocopia, quien de cual ‘modo forenta esta praca. no slo za conta ey, sin gue particulate se encuenrs bservancia por 20, gobernantes laautonomia de tne son los actos cepto del orden lista son obvias. nimas. 807 y SLL. oprivado, Bogotd, LACONSIDERAGION FILOSOFICO-POLITICA DEL ACTOJUFIDICO 9 Si la voluntad de los individuos ha sido la causa eficiente de la vida social y de todas sus instituciones, dicha voluntad es en sf misma la suprema fuente de todos los efectos jurfdicos. Aun la propia ley tiene que buscar, en tiltimo térmi- no, el fundamento de su validez normativa en el consenso que le prestan los individuos, quienes se han resignado a restringir parcialmente sus libertades innatas, autorizando al legislador —como su representante— a dictar ciertas normas obligatorias para todos, porque se considera que el cumplimiento de estas favorece el igual ejercicio de tales libertades. Entonces, con mayor raz6n, la efi- cacia de los actos jurfdicos privados deriva directamente de la Voluntad de los, agentes, a quienes corresponde, por derecho propio, y segtin su mejor convenien- cia, organizar sus relaciones, determina la naturaleza y alcance de ellas y esti pular sus condiciones y modalidades. Por tanto, Tegado el caso de aplicar un acto juridico, el intérprete debe consultar ante todo a real intenci6n de sus au- tores, pues esta intencién o voluntad es la fuerza creadora de cualquier efecto que tal acto haya de produc“. Y ante la voluntad privada, asf concebida como la fuente auténoma y su- prema de los efectos juridicos, el legislador solamente tiene una misin tutelar de ella. Por los caminos anteriormente descritos, se llega a la célebre férmula que condensa todo el sistema racionalista al respecto y que ha sido dogma socorrido de la mayorfa de los comentaristas del Cédigo francés: “en los actos y contratos esti permitido todo Jo que no esta Jegalmente prohibido”. La voluntad privada ‘es autGnoma y omnipotente, mientras no tropiece con Ja barrera sefialada por el orden ptiblico legal e inmutable. B) El enjuiciamiento de la concepcién racionalista 12. La SUBORDINACION DE LA VOLUNTAD PRIVADA AL DERECHO. Como lo obser- va JuuieN BoNNecase, las exageraciones en que incurrié el racionalismo al exal- tarla voluntad privada hasta el punto de hacer del acto jurfdico, y especialmen- tedel contrato, el soporte més importante de la vida social, y, al reducirla funcién del derecho y de su nocién dominante —el orden piblico—, a la proteccién negativa de dicha voluntad, han provocado una vigorosa reacci6n en el pensa- miento filoséfico-juridico contemporaneo’. Ast, los representantes del positi- vismo han querido aplastar al hombre bajo la coercién de los hechos sociales. Imbuidos en las doctrinas radicales del socialismo materialista, solamente ven enel individuo y en su yoluntad instrumentos amados a cumplir una finicién *PLaNioL y Rivkxr, ob. cit, t 1, nim. 807. El que los actos juridicos también pudieran Producir efectos no previstos por los agentes, como los propios dela naturaleza de dichos actos, fue una idea contraria a la concepcidn generalizada de que la votuntad real es la fuente tniea 0 “fuerza creadora” y, por ello, solo logré imponerse después de une gran resistencia de los redactores del Cédigo francés (iutz107 De LA MonaNDiRE, ob. cit. pig. 93). 7 Juuex Bowsecast, Précis de droit civil, t. 14, Paris, 1939, pag. 412, social en beneficio del Estado. Y los defensores de las doctrinas espiritualistas, sac kit& tales extremos, también han tenido que comprender que el acto ju, dio no es, por si solo, generador de efectos juridicos, al contrario de lo que-en Gur tiempo se crey6: que la voluntad humana, en sf misma, es impotente en el dominjo del derecho y no desempefia papel alguno en él, sino con fundamento ¥ dentro de los Mimites sefialados por las normas e instituciones juridicas, 13. La REIINDICACION DEL. CONCEPTO DEL ORDEN PUBLICO. Como. era de espe- rarse, estas profundas transformaciones del pensamiento filosoifico-jurfdico han ‘enido que aducir, como su fundamento supremo, las exigencias y fos dictudos de un nuevo orden piblico, distinto del orden-barrera del racionalisma® La doctrina esté empefiada afanosamente en perfilar los contornos de este juevo orden y hasta en encerrar su contenido en definiciones de valide? abso. Juta, Tnnumerables ensayos se han realizado en tal sentido, pero sus tevaltados distan mucho de ser satisfactorios®, En nuestro sentir, el apuntado insuceso doctrinal obedece precisamente a Jas mismas razones que condenaron al fracaso el intento. racionalista de estable- Eran orden publico legal e inmutable, o sea, ala creencia equivocada de que ¢s posible detener la vida social y su organizacién para captatia en una defioi, ciSnestitica que, a manera de fotografia, revele todos los elementos que lacom. ponen, Peto, como dicha vida social al igual que ladelindividuo,es esencialmente dindmica.no es un ser sino deveniren perpetuo movimiento,,yse realizacn media Ge condiciones en gran parte variables, es evidente que ese orden piblice que, Porexigencia moral y juridica, debe reinaren el decurso de lavida colectiva, debe ‘ener también elasticidad y flexibilidad tales que le permitan adaptarse ales men cionadas corrientes y marcas que en aquella se suceden permanentemente, Sia mbargo, la verdad de esta idea tampoco autoriza la conclusion que de ella pre. tende derivar el positivismo juridico, cual es lade que el orden piblico es even. clalmente variable en cada instante, y que su ‘contenido depende exclusivamen- te del “consenso general” o del “juicio soberano del Fstado” El pensamiento espiritualista contemporéneo se coloca en el justo medio. Considera que el orden rblico reside en la observancia de ciertos prineipios er. manentes ¢ inmutables, impuestos por la naturaleza humana y revelados eco. nocidos por la recta raz6n, como son los dictados de la justicia universal, y que Fequiere igualmente el mantenimiento de otras condiciones generales que , lt expresién “nuevo orden piblico”, susiere Ja idea falsa de que se trata de una con- (region enteramente modema y sin antecedentes en el derecho occidental, cuando-en wae {labor del pensamiento pos-racionalista ha sido ia de resucitar las ideas tadicionales aoe oc. nociin dominate de} derecho, conocida siempre con diferentes denominsciores lea ‘om ta salud publica, el bien comin, el interes general y el orden publico, Coty Carat, Cours élémentaire de droit civil francais, 1, Pris, Dallor, 1930, pag. 10. ligiosos, dio socii constitu comtin— de todos 14, conciemn la volunt Iuacién d consecue En} dinacién’ ©0, que yz ante todo social y d ricién de Dito de tas nomia de! ‘sus relaci Ens palmente niordial o, nbmia feu dbempres intensame ebondn régulacin eblosacte ids compr nos y pre co-juridico han ylos dictados onalismo*. ee cradeespe- ‘ntornos de este ¢ validez abso- sus resultados precisamente a lista de estable- ivocada de que ven tna defini- tosque lacom- sesencialmente calizaen medio 2n piblico que, colectiva, debe ‘arse alas men- entemente. Sin que de ella pre- iblico es esen- exclusivamen- el justo medio. principios per- vevelados 0 co- ia universal, y + generales que ominaciones, tales sis, Dalloz, 1939, LACCONSIDERACION FILOSOFIGO-POLITICA DEL ACTO JURIDICO. 4 no pueden pretender andloga validez absoluta, pero que deben preservarse y no pueden ser altcradas inopinada o bruscamente sin acarrear hondas conmociones en el medio social, tales como la organizaci6n politica reinante y el desarrollo ordenado de los procesos econdmicos y de las actividades puiblicas y privadas que en estos participan, Asfconcebido el orden péblico como un conjunto flexible de prineipios re- ligiosos, morales, politicos y econdmicos, predominantes en determinado me- Gio social y que se miran como indispensables para la conservaciGn de este", constituye instrumento adecuado para que el Estado —guardidn nato del bien comtin— pueda cumplir prudentemente su fancién fundamental por conducto de todos sus érganos de expresién juridica, y no exclusivamente del legislador. 14, LA AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD PRIVADA Y EL ORDEN PUBLIC. En lo que concieme a nuestro tema central, es decir, alas relaciones entre la autonomta de la voluntad privada y el orden piiblico, como ya lo insinuamos antes, la reva- Juacién del pensamiento racionalista aeste respecto, ha producido naturalmente consecuencias de sefialada importancia. En primer lugar, la afirmaciGn del poder activo del derecho y la subor- dinaci6n de los individuos y de sus actividades a los dictados de un orden pabli- 0, que yano se reduce ala simple proteccién negativa de aquelios, sino que debe, ante todo, imponer el imperio de los principios superiores que integran la vida social y de cuya observancia depende su conservacién, ha determinado la apa- ricién de una copiosa legislaciGn de caricter imperativo ue, al restringir el ém- bito de las libertades privadas, en general, disminuye las posibilidades que la euto- nomfa de la Voluntad privada ofrece a los particulares. para regular aisladamente sus relaciones sociales mediante la celebraciGn de actos juridicos. En segundo Jugar, las hondas conmociones sociales, registradas princi- palmente en el siglo pasado y en lo que va corrido del presente, y cuya causa pri- mordial 0, a lo menos, muy influyente, ha sido el trdnsito acelerado de fa eco- nomfa feudal y artesanal hacia la erade la industria mecanizada y de la economia de empresa, han determinado también la necesidad de que el Estado intervenga intensamente en Ja propia Grbita de la autonomfa de la voluntad privada, en detrimento de la libertad antes reconocida generosamente alos particulares, para fijara su arbitrio Ja naturaleza, el aleance, las condiciones y las modalidades de sus actos juridicos y de los efectos que estos estén Hamados a producir. Esta inter- vencién estatal, fundadaen principios morales o de justicia, y también en hechos econdmicos considerados como parte integrante del orden pblico, va desde la regulaci6n legal, directa y en forma imperativa de las relaciones entre las partes en Jos actos juridicos, o de algunas de aquellas, v. gr. a fijacién de los precios en Jas comprayentas y en Jos arrendamientos, el establecimiento de salarios mini- mos y prestaciones sociales en los contratos laborales, Ia regulacién de los in- " Cuanzau y Unme, Tratado de derccho civil, 1.1, Pati, Sirey, 1899, nim. 80. placientes de] Estado gendarme y patriarcal, han pasado a see objeto de una inetsa legislaciGn, instrumento del modemno “Estado dirigista” y del “Estate See Aurio”. Lasregulaciones de carécterimperativo de esta legislacion denn, a a dicta, planificar, controlar y hasta exchuir la iniciativa privads on nae, namiento de Ia vida econdmica y de las relaciones a que ella is lugar, estrechan SL enation cada vez més y, en muchos casos en forma excesivae imponderaue el campo de accién de la autonomfa de la voluntad privada, Finalmente, ante la impotencia del legislador para regular coneretamente Jas ctuantes nevesidades de la via socal y para ditar un epertonieses varietur de las normas Hlamadas a} regular dicha vida conforme a Jos dictados de un orden iblico igualmente elastic y flexible, tambien se ha tenido que abandons Ta utopia racionalista del orden piblico legal einmutabley se les ha tenide que re- Calera oes San0s del poder publico, distintos del lesislatvo, y espe- ¢ialmente al érgano judicial, Facutades dscrecionales paraapreser en cada caso, {a conformidad o disconformidad de los actos juridicos celebrndes or los par- ‘iculares con los dictados del orden puiblico, con Io cual se ha weer otro rudo golpe al antiguo imperio de la autonomfa de la voluntad privada!!. C) La autonomia de la voluntad privada yl orden piblico en el Codigo Civil actos juridicos, apenas sflimitada por las pres presas del orden p [rico legal einmuaable. Sin embargo, esta idea es equivocada, pues al eerine ne la redaccién de la obra del sefior Beto, ya habia ranseurride mone siglo des: de expedicién del Codigo francés, lamencionada concepeionse encontraba ¢n franca crisis y habia suftido el rechazo enfatico de parte de sectonee muy im- Peites de Te doctrina y también de Ia jurisprudencia de los tibunales, inele sive en Francia. J{dtopinicn equivocada que se comenta ha pretendido fundarseen la redec- Gin de algunos textos, tomados del Cédigo de Napoleén, Asf.el.aticale ©° pre- Berge seit materia civil son nalos los actos ejecutados contra expresa prohi- bicién de la tey..”. Bl articulo 16 dice: “No podrin derogarve Por convenios JULLIOT DE LA MokanDtint, 0b. cit, pig, 140, tolega dado sin, estos text Ja voluntz seltalado ta de Pero diccional buenas co de por cay hibida por articuto 17 Jjeto 0 caus 1936, ode Porta Ia voluntac principios, en cada ca mencionad cepcin fil 16.N vayel ajeno y al bienestar libertad po actos juria consagradi segin sun Kec, las los, a pro do, deben después— tes, de Tos icios com- Jojeto de una y del “Estado slacién dedica- ‘ada en el orde- | ugar, estrechan > imponderada, coneretamente orio ne varietur dos de un orden ce abandonar la atenido que re- slativo, y espe- ar,en cada caso, 408 por los par- 2 asestado otro vrivada”! Beio, al orga- acepcisn racio- laconsagracién s efectos de los ss del orden pit esal erminarse redio siglo des- nseencontraba ctores muy im- bbunales, inclu- ; useenlaredac- + articulo 6° pre- expresa prohi- por convenios LACONSIDERACION FI 1LOSOFICO-POLITICADEL ACTOJURIDICO 8 particulares las leyes en cuya observancia estin interesados cl orden paiblico y las buenas costumbres”. El articulo 1523: “Hay asimismo objeto ilicito en todo contrato prohibido por las leyes”. Finalmente, el propio articulo 1602, que con- sagra el postulado de la normatividad de los actos juridicos, reza: “Todo contra- to legalmente celebrado es una ley para los contratantes, y no puede ser invali- dadio sino por su consentimiento mutuo o por causas legales”. En efecto, todos estos textos transcritos parecen circunscribir el amplfsimo campo de accidn de lavoluntad privada, exelusivamente dentro de los limites que el legislador le hava sefialado expresa y concretamente, que es en lo que consiste el concepto rat nalista del orden piblico legal e inmutable. Pero otros articulos de Ia misma obra legislativa someten al contro! juris- diccional todos los actos juridicos, cuyas prestaciones, 0 los méviles 0 motivos determinantes de su celebracién, pugnen con Jos principios, integrantes del orden piiblico, aungue estos no se encuentren expresa y concretamente contemplados en disposiciones legales. Asi, el articulo 1518 hace consistir el objeto ilfcito ‘moralmente imposible en el hecho “prohibido por las leyes, 0 contrario a las buenas costumbres o al orden piiblico”. Elarticulo 1524 define asi: “Se entien- de por causa el motivo que induce al acto o contrato; y por causa ilfcita la pro~ hibida por la ley, 0 contraria a las buenas costumbres 0 al orden pibiico. El articulo 1741 condena a la nulidad absoluta todo acto o contrato que tenga “ob- jeto 0 causa ilicita”, y el articulo 1742, hoy subrogado por el 2° de la ley 50 de 1936, ordena perentoriamente al juez “declarar de oficio” la referida nulidad. Portanto, no cabe duda alguna de que, enel sistema de nuestro Codigo Civil, la voluntad privada est adecuadamente subordinada al orden piblico, cuyos principios, mis o menos elésticos ¢ interpretados discretamente por los jueces en cada caso, priman siempre sobre aquella, Lo dicho quiere significar que la mencionada obra legislative realmente se informa al respecto en la moderna con- cepcidn filosdfico-juridica hoy dominante. 16. NUESTRA APRECIACION. En primer lugar, el Cédigo reconoce que Ia ini- ciativa y el esfuerzo privados, mientras obren con el debido respeto al derecho jono y al interés general, representan decisiva contribuci6n al progreso y al bienestar de la sociedad. Por ello pone especial cuidado en garantizar la mayor libertad posible en as transacciones entre particulares y, en general, en todos sus actos juridicos de contenido econémico, cuyo vigor normativo esté ampliamente consagrado en el articulo 1602 antes transcrito. Los particulares, libremente y segiin su mejor conveniencia, son los llamados a determinar el contenido, el al- cance, las condiciones y modalidades de sus actos juridicos. Solo que como aque- tos, al procedera hacerlo, cumplen una funcisn que el legislador lesha delega- do, deben observar los requisitos exigidos por este y que —como lo veremos después — obedecen a razones tocantes con la proteccidn de los propios agen- tes, de los terceros y del interés general de la sociedad. cal 14 LA CONSIDERAGION FILOSOFICA DEL ACTO ONEGOCIOJURIOICO Tal es el sentido de las expresiones empleadas por el citado articulo 1602, piedra angular de nuestro sistema civil. La voluntad privada no es una fuente auténoma de efectos juridicos; debe expresarse legalmente para que adquiera el vigor normativo que dicho articulo le atribuye, a fin de que se convierta en una Jey para las partes. Pero, repetimos, cuando Jos actos juridicos retinen los alu- didos requisitos que condicionan su existencia y validez, es decir, cuando estén “Jegalmente celebrados”, sus estipulaciones libremente consentidas revisten, para, losagentes y también para los jueces encargados de aplicarlas, fuerza vinculatoria semejante a la de la propia ley dictada por el Estado. En el mismo orden de ideas, reconocidos la autonomfa de la voluntad pri- vada y su Vigor normativo, e! Iegislador evita en lo posible interferir en forma imperativa la iniciativa de los agentes. En efecto, la inmensa mayorfa de las previsiones legales pertinentes a los actos juridicos solamente tienen un alcan- ce supletivo, 0 sea, que solo estén llamadas a aplicarse en defecto de manife tacién expresa de Ja voluntad de los interesados. Fundandose en la presuncién cierta de que estos generalmente ignoran cual es el régimen més conveniente de sus actuaciones y transacciones en el comercio juridico, se preocupa por insi- nuarles minuciosamente y hasta pecando de exagerado casuismo, cmo puede verificarse en la reglamentaci6n de los actos y contratos tipicos, la adopcisn de aquellas normas que la experiencia milenaria ha demostrado ser las mis acon- sejables para ellos Pero si dichos interesados consideran que las aludidas normas no son con- venientes para su caso particular, bien pueden modificarlas o descartarlas total- mente. Si asf no Jo hacen, es decir, si guardan silencio al respecto, el legislador presume, o bien que, por sabidas, aquellos consideraron que las normas legales supletivas quedarfan naturalmente incorporadas a sus estipukaciones voluntarias, © bien que, habiendo obrado con imprevisi6n, es necesario acudir en su ayuda para que se realicen en la mejor forma los fines que persiguieron al celebrar sus actos o negocios (arts. 1603 y 1621). 17. Las SUBORDINACION DE LA VOLUNTAD PRIVADA AL ORDEN PCBLICO. Por otra parte, la conveniente generosidad que nuestro Cédigo muestra hacia la autono- mfa de la voluntad privada no se opone, como ya qued6 dicho, a que también la haya situado en Ia justa posicién que le corresponde en el ordenamiento juridico y social. Silainiciativa particularno se limita adecuadamente, en forma tal que opere siempre con la debida subordinacién al orden piblico, deja de ser benéfica para la satisfacci6n de las necesidades individuales y para el progreso de la sociedad: pasa entonces a constituir grave amenaza para los asociados y para esta. Los pri- ‘mers quedan expuestos.a sucumbir en una lucha egofsta y despiadada, en la cual prevaleceran Ia avaricia, la astucia y Ia inescrupulosidad sobre la penuria, la inexperiencia y la buena fe; y la segunda también queda expuesta a derrumbar- se, tanto por el debilitamiento y la pugna entre sus miembros, como porque la Cod cipalment losactos ju autonomi réndolos | suficiente enel come cia, y cont tacion de 108, limita juridicos, tos lama¢ buena fe ¢ general so oporsuc: des, ode s resulten le imperativ prometer| estado civ | 18.¢ y especial casi todos authnomé Colo se Yienen explosiva dergcho, t injerencia ciafes que ; Pore a efertos z preftacior sidjos fam Jos gontra también b en una en los alu- suando estén srevisten, para “ra Vinculatoria = | avoluntad pri- sferir en forma | mayoria de las enen un alean- to de manifes- vla presuncién mnveniente de -4cupa por insi- - 0, cémo puede | Iaadopeidn de jas mis acon- * | as no son con- "| wartarlas total- o,ellegislador normas legales tes voluntarias, “Jiren su ayuda | alcelebrar sus BLICo. Por otra acia la autono- gue también la niento juridico de lasocieda dada. en la cual Ja penuria, la aa derrumbar- ‘ome porque ka ‘UA CONSIDERACION FILOSOFICO-POLITICA DEL ACTOJURIDICO 8 voluntad privada sin freno, por satisfacer el interés particular que es su objetivo inmediato, pierde de vistael interés general y el menoscabo que pueda irrogarles al derecho ajeno, a las buenas costumbres y, en general, alos prineipios angu- Jares del orden social. Con miras a salvaguardar estos valores superiores, el Cédigo, obrando prin- cipalmente por medio de las condiciones para la existencia y para la validez de Jos actos juridicos y de la limitacidn de sus efectos, interviene en el ejercicio de la autonomia de la voluntad privada. Acude en defensa de los agentes, ora decla- rindolos legalmente incapacitados para obrar por sf solos cuando carecen del suficiente desarrollo psicofisico o de la experiencia necesaria para-defenderse ene] comercio jurfdico, ora protegiéndolos contra sus propios errores e ignoran- cia, y contrac! fraude, la violencia y, en escasa medida, contra la usura y Ia explo- tacidin de que pueden ser victimas. Tutela los intereses y derechos de los terce~ 105, limitando a los agentes y a ciertos sucesores de estos la eficacia de los actos _juridicos, estableciendo sistemas de publicidad y solemnidades respecto de ac- tos Hamados a irradiar directa o indirectamente fuera de su Grbita, erigiendo la buena fe en fuente de derechos, etc. Ha establecido la supremacia del interés general sobre los intereses particulares, proscribiendo los actos que, por su objeto © por su causa, es decir, por razén de sus prestaciones aisladamente considera- das, o de su conjunto, o de los méviles 0 motivos que determinan su celebracién, resulten lesivos de los dictados del interés general. Ha organizado con cariicter imperativo las situaciones y relaciones jurfdicas, cuya inestabilidad puede com- prometer la existencia 0 el desarrollo de la vida colectiva, como las propias del estado civil de las personas, de fa familia legitima y natural, etc. D) El intervencionismo de Estado 18. Concerto. Agrégase alo dicho que, después de expedido el Cédigo Civil y especialmente en los tiltimos tiempos, se ha registrado en Colombia, como ¢n asi todos los paises, una progresiva intervenciGn del Estado en el campo a autonomia de la voluntad privada. z ‘Colombia no ha podido mantenerse al margen de los graves problemas que se vienen presentando en todo el mundo y que constituyen el contenido de ta explosiva cuestién socivecondmica, la cual ha rebosado los moldes clisicos del derecho, tanto en Io piblico como en Jo privado, y ha determinado una maybr injerencia del Estado en la regulacién imperativa de numerosas relaciones s ciales que antes estaban entregadas a la iniciativa privada, i Por estos caminos, el legislador no solamente ha impuesto nuevos efectes a ciertos actos juridicos, v. gr., la fijacién de salarios minimos, la creacién de prestaciones sociales, tales el pago de cesantias, pensiones de jubilaciGn, sub- sidios familiares, auxilios médicos, y el establecimiento de precios méximos én os contratos de provisiones, arrendamientos, transportes, créditos, etc., sino qule también ba usado con largueza de la facultad que le confiere la Constitucién LAGONSIDERACION FILOSOFICA DEL ACTO 0 NEGOCIO JURIDICO Politica”* para modificar y hasta para desconocer los derechos adquiridos con Justo titulo, dictando nonmas que operan retroactivamente sobre los efectos de ‘clos juridicos celebrados bajo el imperio de una legislacicn anterior. Porafiadidura, el implantamiento de esta nueva politica estatal, fundada en {a noci6n del orden publico, hipertrofiado en sus aspectos socioeconémicos, también ha conducido a que laintervencién haya dejado de ser una funcién priva, tiva del legislador y de los jueces, como lo quisiera el autor de nuestro Codieo, Sino que ha pasado a convertirse en instrumento socorride de todos los 6rganos del poder publico, inclusive de los 6rganos administraivos menores, lo que ha conducido a que el comentado intervencionismo se ejerza en forma desordena- day frecuentemente lesiva de los derechos individuales y de la justa autonomia de la voluntad privada, Sopretexto de establecer la indispensable justicia socal, deadecuar los pro- esos de la economia nacional y de otras consideraciones porel estilo, prolife- tan leyes propiamente dichas, 0 sea, expedidas por el érgano legislative. como también actos del drgano ejecutivo, tales como decretos-leyes, decretos legis. lativos, decretos ejecutivos, reglamentos autGnomos, resoluciones y medidas ad inistrativas informales,ec., por medio de los cuales se planifican, dictan, regu Ian y controlan a gran escala la iniciativa y las actividades juridicas que sono eran materia de la autonomia de la voluntad privada, Lecturas seleccionadas Acto juridico Prot. Julio Santiago Solis Gézar 19. Din recta y 1 sentir, es pot cuan tegracién nifestacic especific juridicos. Oir: laciones trina jurid resultan c dico, con plo, exist Ja tinica y dad meta sentin delaciojt las caract ter indise y cientifi Per tener ene cién den lememec que tocar - Ala inve cho ser. Por derecho : institucic

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