Professional Documents
Culture Documents
El Quijote
El Quijote
Curso: 904
El narrador nos cuenta que el hidalgo se obsesionó con los libros de caballerías de tal
manera que hasta vendió algunas de sus tierras para comprar aún más libros de este
género. Cervantes aprovecha esta parte de la historia para parodiar el lenguaje de los
libros de caballería:
. . . ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva,
porque la claridad de su prosa y aquellas entricadas razones suyas le parecían de perlas,
y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafíos, donde en muchas
partes hallaba escrito: La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi
razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura. Y también cuando
leía: . . . los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os
fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza.
Además de Feliciano de Silva, se mencionan otros libros de caballerías y sus
protagonistas, como Amadís de Gaula y Palmerín de Inglaterra. Pero por leer tantos libros
de caballerías, el hidalgo pierde el juicio y decide hacerse caballero andante "para el
aumento de su honra y para el servicio de su república".
Por ende, busca y limpia las armas que eran de su bisabuelo, pero no tiene celada de
encaje (pieza de armadura para proteger la cabeza y el rostro), sólo un casco, así que
decide agregarle cartón. Cuando prueba su celada mal hecha con la espada, para ver qué
tan resistente es, la hace pedazos.
Vuelve a agregar el cartón a la celada, pero esta vez le pone unas barras de hierro y no la
vuelve a probar. (De lo contrario, no sólo destruiría en toda probabilidad la celada, sino
también la ilusión). A su caballo esquelético le pone un nuevo nombre, Rocinante, y
decide llamar a sí mismo, tras ocho días de contemplación, don Quijote. Luego recuerda
que Amadís de Gaula no se contentó con llamarse Amadís a secas, por lo que agrega "de
la Mancha".
Sólo le falta una dama de quien enamorarse. Elige a Aldonza Lorenzo, una labradora
quien vivía cerca, y decide llamarla Dulcinea del Toboso, pero no se entera que ya es la
dama de don Quijote ni que tiene otro nombre. Lo que no sabía don Quijote además, es
que su amada Dulcinea ya tenía un enamorado, se trataba de Laureano un hacendado
que habría pedido su mano en matrimonio hace algunos meses y ella sin tener
conocimiento de las intenciones de don Quijote decidió aceptarle.
Esto hizo enloquecer aún más a don Quijote quien ahora alardeaba el tener un rival con
quien competir, así que decidió expresarle sus intenciones a Dulcinea y en secreto; sin
que nadie se diera se diera cuenta, para advertirle que libraría una gran batalla con la
Laureano y expresando que el ganador se haría merecedor de llevarla consigo al altar. Y
sucedió pues que don Quijote desafiaría a Laureano y lo citaría en las orillas del pueblo
cerca una pradera, con esta propuesta Laureano decidiría aceptar el duelo, el cual
ganaría Quijote, pero lo que no sabía Quijote era que Dulcinea lo traicionaría rompiendo el
trato que habían hecho y decidiría buscar otro pretendiente. De esta manera don Quijote
buscaría la forma de vengarse de Dulcinea y abandonando el pueblo para que no se
supiera nunca más de él y seguiría con sus aventuras y pensando su venganza