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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD DE FALCÓN

EN CONVENIO CON EL INSTITUTO DE ESTUDIOS SUPERIORES DE

INVESTIGACION Y POSTGRADO

Módulo III (Ensayo Académico)

LA FILIACIÓN

Asignatura: Derecho Civil I, Parte II Familia

Docente: Dra. Mayra Alejandra Maldonado

Alumna: Belkys Xiomara Pacheco Barrera

C.I.V-11.506.809

San Cristóbal, 01 de marzo 2022


La naturaleza y el orden jurídico reclaman el derecho de toda persona a tener un padre y

una madre, esto es a la necesidad de una figura ‘paterna’ constituida por un ‘hombre’ y una

figura ‘materna’ constituida por una ‘mujer’. Necesidad que se deriva en un importante derecho

para el niño según el artículo 56, de la Carta Magna, así como el derecho del hijo a vivir y ser

criados por los padres, de conformidad con los artículos 75 y 76 eiusdem”, Aun cuando la

palabra “filiación” deriva del latín “Filius Filie”, que significa “hijo”, la describimos como un

“vínculo”, por lo que al hablar de ésta debe tenerse siempre presente la existencia de dos partes,

el progenitor (padre y/o madre) y el respectivo hijo, de manera que igualmente debe considerarse

desde la perspectiva de los progenitores, y en tal sentido, mantener conciencia de que la filiación

también interesa y genera derechos a los padres, cuya paternidad y maternidad son objeto de

protección por el artículo 76 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

La filiación se considera como el lazo entre el hijo y sus progenitores y del cual, una vez

establecido, se derivan los derechos y obligaciones paterno-filiales. Se ha entendido también

como el vínculo de parentesco de consanguinidad entre dos personas, en donde una es padre o

madre de la otra, si se establece solamente frente al primero se le llama paternidad y ante la

segunda, maternidad. La doctrina ha hondeado en la delimitación de tal relación, subrayando

distintas cualidades, así pues, se destaca que:

D’Antonio, la define “como el lazo derivado de la sangre en su manifestación más

próxima, que une a las personas en la relación paterno-filial con proyecciones jurídicas”, y

agrega que entre dichas personas vinculadas “media una relación más profunda y compleja,

derivada de la sangre y complementada por la convivencia y el afecto reciproco”.

Sanojo, se expresa en términos lacónicos señalando: “Llámese filiación la relación del

parentesco que media entre los hijos y los padres, y se distingue en paterna y materna, según
que se considera la relación del hijo con el padre o del hijo con la madre: considerándose la

relación del padre y de la madre con el hijo se llama paternidad y maternidad”.

De las definiciones anteriormente expuestas, se puede decir que la filiación sitúa el nexo

primario y más próximo entre progenitor y descendiente, su soporte puede ser biológico

(generación) o estrictamente legal (adopción), el mismo promueve los lazos afectivos que

emergen entre los padres con el hijo y viceversa, constituyendo así un ambiente óptimo para el

desarrollo de los hijos.

Ahora bien, adentrándonos un poco en lo que es la evolución histórica de la Filiación es

necesario iniciar hablando de era de la Antigüedad pues es allí en las comunidades primitivas

donde existió en un principio una promiscuidad que impidió determinar la paternidad el grupo

familiar no solo se asentaba sobre las relaciones individuales, sino que la relación sexual existía

entre todos los hombre y mujeres que integraban una tribu, por lo que sabían quién era la madre

del niño, más no quién era su padre; esto permite afirmar que en sus orígenes más remotos la

familia tuvo un carácter matriarcal, Mientras que en la etapa de la historia del derecho romano

era caracterizada por rasgos dominantes de régimen Patriarcal por la soberanía del padre o del

abuelo paterno sobre el resto de la familia unidas entre ellas por el parentesco civil, Los hijos

legítimos formaban parte de la familia civil del padre, a título de agnados; en cambio entre los

hijos y la madre sólo existía un lazo de parentesco natural de cognación, en primer grado; pero

si lo hijos nacían accidentalmente entre hombre y mujer quedaban desprotegidos y se recurría a

presunciones como que el hijo era del marido de la mujer que dio a luz, esta presunción termina

cuando el hijo no ha sido concebido dentro del matrimonio o por ausencia o enfermedad del

marido o por cualquier causa haya sido imposible toda cohabitación durante el periodo de la

concepción debido a esta situación el derecho romano fijó en 300 días la duración más larga
del embarazo, y la más corta de 180 días, el hijo será justus (legitimo) si nace en 181 días, lo

más pronto; después, comprendido el matrimonio, o el de 301 días a más tardar, después y

comprendido la disolución de las Justae nuptiae (el matrimonio), solo en estos caso los hijos

eran legítimos, otro tipo de unión era el concubinato donde los hijos eran cognados es decir solo

de la madre y los parientes maternos, no estaban sometidos a autoridad del padre por tanto no

eran reconocidos y perdían toda clase de derechos eran vistos como bastardos por tal razón

seguía el matriarcado pues los hijos eran criados cuidados y educados solo por la madre

perdiendo todos los derechos como el de no heredar. Es decir habían dos formas de unión que

era el matrimonio o el concubinato, pero aparece un aspecto importante de mencionar es que

después de la figura del concubinato aparece la Filiación Extramatrimonial haciendo una

distinción entre los hijos legítimos y los ilegítimos, pues los hijos serian hijos de mujer de baja

condición o vida deshonesta, nacidos de unión prohibida en razón de adulterio o incesto,

quedando de igual forma desprotegidos, desconocidos y no reconocidos por los padres; pero fue

en la Época Contemporánea cuando todo cambia bajo la revolución francesa se estableció la

igualdad entre los hijos legítimos y naturales, dejando al margen los adulterinos y a los

incestuosos. El Código Civil de 1804 (Código de Napoleón) Restableció La Desigualdad, pero

sin llegar al extremo del rigor anterior. para obtenerlo. El derecho de familia, así como la

investigación de la paternidad y la acción de impugnación de la misma, son temas con una gran

historia; su principal fuente es el Código de Napoleón, legislación que prohibía la investigación

de la impugnación de la paternidad. Se creía de manera desproporcionada que los hombres

acaudalados podrían ser objeto de chantaje y perjudicarles económicamente.

Con el surgimiento de nuevas leyes para mejoras y en pro del derecho de familia en

nuestros tiempos la filiación tiene sus inicios con las convenciones y tratados internacionales
como por ejemplo la Convención Internacional de los Derechos de los niños de (1990), la cual

también fue aprobada por la Asamblea de las Naciones unidas, siendo la más vinculante puesto

que defiende la no discriminación, el mejor interés del niño, el derecho a la vida, a la

supervivencia y al desarrollo; Asimismo, el Convenio de la Haya relativo a la protección del

Niño y a la Cooperación en Materia de Adopción Internacional (1993), el cual establece

garantías para que las adopciones Internacionales tengan lugar en consideración al interés

Superior del Niño y al respecto los derechos fundamentales que le reconoce el Derecho

Internacional; en fin, todo un compendio de Convenios, tratados y pactos internacionales

encaminados a la protección integral de los niños, niñas y adolescentes

Por su parte, nuestra legislación desde primer código civil el cual fue promulgado el 28

de octubre de 1862, han existido una serie de Códigos Civiles en la sociedad Venezolana que

han presentado una serie de cambios relacionados con la familia, personas y costumbres; al

momento de ocurrir estos cambios las leyes tienen que ser modificadas para poder adaptarse a

esta nueva sociedad; Con la reforma del Código Civil Venezolano de 1982, nuestro país se

incorporó al proceso de cambio del derecho de familia iniciado luego de la segunda guerra

mundial y de tendencia prácticamente universal, que entre otros aspectos se dirigió al

reconocimiento y desarrollo del derecho a la igualdad de las personas, elevado a la categoría de

derecho humano fundamental en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y

también reconocido para ese momento (1982) como derecho constitucional en el preámbulo de

nuestra Carta Fundamental de 1961. Se instituyó así la igualdad entre los sexos en relevantes

aspectos familiares, como el matrimonio, la autoridad marital, la administración de los bienes

comunes y la potestad sobre los hijos. Dentro de esos aspectos equiparadores, destacó la filiación

paterna. consideraciones sobre los avances científicos y nueva normativa regulatoria como
cambio significativo, el régimen de tratamiento de la institución de la filiación, consagrándose

el principio de la unidad e igualdad de filiación, que proscribe la discriminación o distinción de

derechos o tratamiento legal entre los hijos matrimoniales y los hijos productos de uniones no

matrimoniales, hasta entonces diferenciados legislativa y popularmente en “legítimos” e

“ilegítimos”, e incluso sus clasificaciones de estos últimos, distinguiendo entre “hijos naturales”

(que aun no siendo de una unión matrimonial, habían sido reconocidos); hijos “ilegítimos

propiamente dichos”(que podían ser reconocidos); e hijos de “dañoso ayuntamiento” (hijos

adulterinos, incestuosos y sacrílegos). En la misma reforma de 1982 y respecto al tema que nos

ocupa, se innovó positivamente al permitirse el reconocimiento y la posibilidad de inquisición

de la paternidad de los hijos no matrimoniales sin discriminación alguna (incluso de los

adulterinos o sacrílegos) y se avanzó considerablemente en la regulación de la búsqueda de la

verdad biológica en el establecimiento de la filiación, dando cabida a “todo género de pruebas,

incluidos los exámenes, las experticias hematológicas y heredo biológicas que hayan sido

consentidos por el demandado” (art. 210 CC), destacando, sin embargo, la circunstancia que,

junto e incluso por sobre el reconocimiento de esa verdad biológica se concede en el Código

Civil de 1982 fundamental importancia a la figura de la posesión de estado, atendiendo así, no

sólo a aquella verdad biológica, sino también, y en ocasiones de manera preeminente, a una

verdad familiar y fundamentalmente sociológica: “Padre es el que cría” Ahora, a más de cinco

lustros de la referida reforma nos encontramos ante otras realidades científicas y jurídicas Por

una parte, la ciencia ha alcanzado un significativo grado de avance y desarrollo que permite a

través de la prueba comparativa de los perfiles de ADN establecer con virtual certeza (99,98%)

la relación paterno-filial entre dos personas, adelantando con creces en términos científicos,

técnicos y de convicción jurídica, las ya superadas pruebas antropomórficas o las pruebas

hematológicas, que sólo tenían carácter de certeza negativa o excluyente, pero que no permitían
confirmar positivamente la paternidad pretendida. Encontrándonos ahora, ante una situación

material y jurídica, inexistente o cuando menos inaccesible para el año 1982: la posibilidad real

y efectiva de determinar con certeza a través de pruebas legalmente reconocidas, la existencia o

no del vínculo filial biológico o natural entre dos personas, paralelamente, en nuestro derecho

positivo encontramos que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999

consagró expresamente en su artículo 56, el derecho de toda persona a “un nombre propio, al

apellido del padre y al de la madre, y a conocer la identidad de los mismos”, concluyendo la

misma norma con el mandato o garantía según la cual: “El Estado garantizará el derecho a

investigar la maternidad y la paternidad” y “a obtener documentos públicos que comprueben la

identidad biológica, de conformidad con la ley”, con lo que se eleva a rango constitucional; el

derecho a la investigación de la filiación biológica y el derecho a la identidad biológica,

principios jurídicos de rango supra legal que indefectiblemente obligan a la revisión,

reinterpretación y posiblemente a la desaplicación de las normas legales que regulan tales

derechos y garantías, en especial, las que prevén el carácter presuntivo de la filiación paterna,

las que imponen lapsos de caducidad para el ejercicio de acciones relativas a la filiación, las que

hacen privar la existencia de posesión de estado sobre las pruebas heredo biológicas, e incluso,

las que permiten la negativa a realizare estas pruebas, conformándose con convertir dicha

negativa en una mera presunción en contra del contumaz. También en el ámbito normativo,

encontramos que con fundamento en las enunciadas garantías constitucionales, en el año 2007,

se dictó y entró en vigencia la Ley para Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad

(LPFMP), que constituye un notable giro legislativo y sin duda alguna podría representar un

absoluto cambio de paradigmas en materia de establecimiento de la filiación paterna no

matrimonial, que ahora no dependerá exclusivamente del reconocimiento voluntario o forzoso

por parte del padre. Esto es, en contraste y derogación de la antigua norma que prohibía en caso
de hijos extramatrimoniales, la identificación en la partida o acta de nacimiento del nombre del

padre, salvo su personal y voluntaria comparecencia al acto de presentación (art. 468CC); ahora,

no sólo se permite tal señalamiento, sino que conforme al artículo 21 LPFMP, se exige con

carácter obligatorio que la madre al momento de presentar a su hijo no matrimonial ante el

registro civil, indique nombre y apellido del padre, así como su domicilio y cualquier otro dato

que contribuya a la identificación del mismo, lo que constituye una suerte de establecimiento

presunto de la paternidad, derivado exclusivamente de dicha declaración materna. En la misma

sintonía y también atendiendo al mandato constitucional aludido (art. 56), la novel Ley Orgánica

de Registro Civil (LORC), en su artículo 93 dispone que toda acta de nacimiento expresará los

datos de identidad de los progenitores biológicos, omitiendo el estado civil de los mismos;

aproximándonos ahora sí a la absoluta abolición de la discriminación entre hijos matrimoniales

y extramatrimoniales. El mismo texto legal, además, dispone la obligación de indicar siempre

la identificación del padre y de la madre, sin exigir que tal identificación provenga de un acto

expreso de reconocimiento. La institución de la filiación representa una de las figuras jurídicas

de mayor importancia para el derecho ya que de ella emanan significativas facultades y deberes

para los sujetos vinculados, así pues, existe una relación directa entre patria potestad, obligación

alimentaria, determinación de los apellidos y vocación hereditaria con la filiación. De igual

forma podemos ver que La Constitución introduce varios principios, que informan, con mayor

o menor eficacia, la regulación legal de la filiación en este orden de ideas se manifiesta como

principios La igualdad de los hijos ante la ley, con independencia de su filiación; es decir,

igualdad de todos los hijos, de modo que no sean discriminados cualquiera que sea la

circunstancia de su nacimiento ya sean habidos dentro o fuera del matrimonio; Supremacía del

interés superior del niño, lo cual supone considerar al niño como sujeto de derecho, procurando

su mayor realización espiritual y material posible, guiarlo en el ejercicio de sus derechos


esenciales conforme su edad y desarrollo. El Estado y sus órganos debe garantizar estos

derechos, adecuando la legislación venezolana a la Convención de Derechos del Niño. Así

mismo toda persona tiene derecho a la identidad, a conocer su origen biológico, a pertenecer a

una familia. De este principio surge la posibilidad de investigar la paternidad y maternidad.

Es decir, la filiación matrimonial y la no matrimonial, así como la adoptiva, surten los

mismos efectos; La libre investigación de la paternidad, que habrá de ser posibilitada por la ley.

Esta regla sirve para fundamentar constitucionalmente el principio de veracidad biológica,

conforme al que en principio es padre jurídicamente quien lo es biológicamente; siguiendo esta

línea, en los juicios sobre filiación será admisible la investigación de la paternidad y de la

maternidad mediante toda clase de pruebas, incluidas las biológicas; el deber de los padres de

prestar asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o fuera del matrimonio; la protección

integral de los hijos, que se traduce en la introducción a nivel legal del principio de interés

superior de los hijos, como rector de las relaciones paternofiliales; de igual forma La doctrina

ha reseñado que el reconocimiento puede considerarse como “el título y la prueba de la filiación

extramatrimonial entre los caracteres esenciales que la ley y la doctrina le atribuyen al

reconocimiento, se trata de un acto o negocio jurídico declarativo de la filiación, personalísimo,

libre o espontáneo, irrevocable, solemne o auténtico, puro y simple, en principio unilateral,

impugnable y exclusivo de la filiación extramatrimonial. Establece en este sentido el artículo

221 del Código Civil: “El reconocimiento es declarativo de filiación y no puede revocarse, pero

podrá impugnarse por el hijo y por quien quiera que tenga interés legítimo en ello”. De la citada

disposición se deriva el carácter declarativo e irrevocable del reconocimiento. A lo que podría

agregarse, entre otros, la característica de “impugnable”.


Diez-Picazo y Gullón, refieren acertadamente que el negocio jurídico familiar es el que

afecta el estado civil. En este sentido, indicamos que el “reconocimiento” como acto o negocio

jurídico constituye fuente del estado civil, porque da lugar al estado familiar de hijo.

No obstante, es necesario indicar que en la filiación existen dos momentos

fundamentales: la concepción y el nacimiento. El código le da más importancia al nacimiento,

puesto que es muy difícil determinar el momento de la concepción, es por ello que, a partir del

nacimiento comienza la protección jurídica del hijo. Es importante establecer que, a pesar de la

dificultad existente para determinar el momento de la concepción, el código ha hecho un cálculo

aproximado para cuando sea necesario determinarla Art. 213 CC: “Se presume, salvo prueba en

contrario, que la concepción tuvo lugar en los primeros cientos veintiún (121) días de los

trescientos (300) que preceden el día del nacimiento”. en cuanto a la maternidad el asunto

probatorio se presenta más sencillo porque generalmente se sabe quién es la madre, y que la

prueba fundamental es la madre quien es la que pare al hijo. Para probar la maternidad hay que

probar dos elementos: el parto y la identidad. El que nació de ese parto debe probar los dos. El

parto no es un hecho oculto, es algo que se ve, al menos la mujer embarazada, y todo el mundo

se entera. La identidad casi nunca se discute porque normalmente se anda con los muchachos

para arriba y para abajo, y todos los del pueblo ven a los niños, es casi público. Mientras que la

paternidad se prueba con la partida, la partida no la puede dar sino el padre. La prueba de la

maternidad tiene prioridad sobre la prueba de paternidad, en el sentido etimológico de la palabra,

primero va la maternidad y luego la paternidad; la filiación materna en Derecho no puede

hablarse de filiación si no existe prueba de ello. En consecuencia, para que pueda hablarse

jurídicamente de filiación materna es menester que la relación entre una persona y la mujer que

la dio a luz, esté comprobada legalmente. Comprobar la maternidad es demostrar legalmente


que el hijo nació de la mujer que pretende tener por madre. Se caracteriza por su facilidad dado

que resulta del parto (madre es quien da a luz al hijo) y éste es un hecho biológico aparente,

notable, susceptible de prueba directa. Dualidad Porque incluye la demostración de dos (2)

elementos: la del parto de determinada mujer y la identidad de quien pretende beneficiarse de

la prueba con la persona que nació de ese parto. Los Artículos 197, 198 y 199 del Código Civil

señalan cuatro (4) medios diferentes de probar la filiación materna, a saber: el acta de

nacimiento, la declaración de la madre o, después de su muerte, de sus ascendientes con el fin

de reconocer la filiación, la posesión de estado y la prueba judicial (mediante juicio en el cual

puede emplearse todo género de pruebas) Art. 197 CC: “La filiación materna resulta del

nacimiento, y se prueba con el acta de la declaración de nacimiento inscrita en los libros del

Registro Civil, con identificación de la madre”. Art. 199 CC: “A falta de posesión de estado y

de partida de nacimiento, o cuando el hijo fue inscrito bajo falsos nombres, o como nacidos de

padres inciertos, o bien se trata de suposición o sustitución de parto, la prueba de filiación

materna puede efectuarse en juicio con todo género de prueba, aun cuando en estos dos últimos

casos, exista acta de nacimiento conforme con la posesión de estado.

La prueba de testigos solo se admitirá cuando exista un principio de prueba por escrito,

o cuando la presunción a los indicios resultantes de hechos ya comprobados sea bastante grave

para determinar su admisión. El principio de prueba por escrito resulta de documentos de

familia, de registros y de cartas privadas de los padres, de actos privados o públicos provenientes

de una de las partes empeñadas en la litis, o de persona que tuviera interés en ella”.

Existen otros medios para comprobar la filiación materna o maternidad. En materia de

filiación de parejas casadas, el orden de prelación es la partida de nacimiento y en segundo lugar

la posesión de estado. Ahora cuando estos dos coinciden, salvo casos excepcionales no puedo
desconocer esa situación Art. 226 CC: “Toda persona tiene acción para reclamar reconocimiento

de su filiación materna o paterna, en las condiciones que prevé el presente Código”. Inclusive,

el Art. 230 CC: “Cuando no exista conformidad entre la partida de nacimiento y la posesión de

estado, se puede reclamar una filiación distinta de la que atribuye la partida de nacimiento. Y

aun cuando no exista conformidad entre las actas de Registro Civil si se reclama y prueba

judicialmente por cualquier medio la suposición o sustitución de parto, o si el hijo fue inscrito

bajo falsos apellidos o como nacido de padres inciertos”.

Además, las menciones contenidas en actas de matrimonio o de defunción que acrediten

la maternidad y la sentencia definitiva y firma recaída en juicio promovido cuando el acta de

nacimiento se haya perdido o destruido o se haya hecho ilegible, conforme con lo dispuesto en

el artículo 458 del Código Civil Art. 458 CC: “Si se han perdido o destruido en todo o en parte

los registros; si son ilegibles; si no se han llevado los registros de nacimiento o de defunción, o

si en estos mismos registros se han interrumpido u omitido los asientos, podrá suplirse el acta

respectiva con cualquiera especie de prueba. Las partidas eclesiásticas tendrán el valor de

presunciones. La prueba supletoria será admisible, no sólo cuando se trate de nacimientos,

matrimonios y defunciones, sino también para acreditar todos los otros actos que deben

inscribirse en los registros del estado civil, cuando concurran respecto de estos actos las mismas

circunstancias ya previstas. Si la falta, destrucción, inutilización total o parcial, o la interrupción

de los registros proviene de dolo del re queriente, no se le admitirá la prueba autorizada por este

artículo”. Sustitución de parto: Intercambio de hijos en dos partos. Ej. Se tiene un hijo, y otra

persona tiene otro hijo el mismo día, se equivocan y cambian a los hijos de padres.
Simulación de parto: Suposición de parto. La suposición de parto se hacía cuando era muy difícil

adoptar a un niño, entonces se presentaba a un niño como de la mujer, simulando que tuvo un

parto.

Posesión de Estado: Consiste en gozar del título y de los derechos inherentes a ese estado

y cargar con los deberes derivados del mismo. Los elementos de posesión de estado son todos

los hechos que en conjunto revelan la existencia de un estado familiar. Los elementos más

importantes son: nombre, trato y fama Art. 214 CC: “La posesión de estado de hijo se establece

por la existencia suficiente de hechos que indiquen normalmente las relaciones de filiación y

parentesco de un individuo con las personas que se señalan como sus progenitores y la familia

a la que dice pertenecer.

Los principales entre estos hechos son:

 Que la persona haya usado en apellido de quien pretende tener por padre o madre.

 Que éstos le hayan dispensado el trato de hijo, y él, a su vez, los haya tratado como padre

y madre.

 Que haya sido reconocido como hijo de tales personas por la familia o la sociedad”.

La primera prueba entonces es la declaración de la madre, debe constar en documento

autentico. Única excepción el testamento, y además el reconocimiento consiste en una

declaración en el sentido de que sea padre o madre. Por otra parte, el reconocimiento puede

surgir no de un documento, cuyo fin específicamente primordial sea establecer la filiación,

Cuando uno va al registro civil y dice que es padre de X, pero si no es un documento público,

de manera incidental reconocí el hecho de que sea mi hijo, y también vale; debemos recordar
que las partidas de nacimiento son documentos públicos y como tal debe atribuírseles valor,

razón por la cual sólo pueden ser atacadas a través de la tacha de documentos “Las declaraciones

de los comparecientes sobre hechos relativos al acto, se tendrán como ciertos hasta prueba en

contrario”; esta es la norma que da lugar a discusión, “…las declaraciones extrañas al actos no

tendrán ningún efecto, salvo disposición especial.”

Entonces hay tres tipos de prueba:

1.- La que el funcionario declara que ha hecho, ha visto, ha oído, que ha pasado en su presencia,

que el percibió, eso tiene carácter de prueba autentica.

2.- Las declaraciones relativas al acto que dan los declarantes (no es igual que las partes), se

puede desvirtuar.

3.- Las declaraciones extrañas no obedecen a ningún patrón, salvo disposición especial.

Por otra parte, la Filiación Paterna es el vínculo jurídico que une al hijo con su padre. La

paternidad de los hijos nacidos o concebidos durante el matrimonio se determina, en principio,

por la presunción de paternidad, que está establecida en el artículo 201 del Código Civil así: “El

marido se tiene como padre del hijo nacido durante el matrimonio o dentro de los trescientos

(300) días siguientes a su disolución o anulación” .Se establece la presunción en base a lo

siguiente: se considera que el marido de la madre, es el padre del hijo de la madre, y esa es la

prueba fundamental, aunque la ley no habla directamente de ella, se considera la declaración

directa del hombre de que “ese es mi hijo” cuando se está en matrimonio, y hay indirectamente

un reconocimiento, pero la prueba fundamental es ésta.


En este sentido es fundamental conocer cuál es el período de la concepción Art. 213 CC:

“Se presume, salvo prueba en contrario, que la concepción tuvo lugar en los primeros cientos

veintiún (121) días de los trescientos (300) que preceden el día del nacimiento”

Para que funcione esta presunción de paternidad es necesario que esté demostrada la

maternidad y el matrimonio. En efecto, jurídicamente se conoce quién es la madre de una

persona, cuando se demuestra su maternidad y, para establecer quién es el marido de la madre,

es menester comprobar el matrimonio. Mediante esta prueba se determina quién es el que ha de

presumirse padre del hijo nacido durante ese matrimonio o dentro de los trescientos días

siguientes a su disolución o anulación.

Hoy en día la presunción de paternidad admite prueba en contrario, cuestión que no

ocurría en el código anterior, por eso es que va a haber una gran diferencia entre la forma de

filiación que proviene de un matrimonio y la de la pareja no casada. En la pareja casada se

presume el cumplimiento de las obligaciones matrimoniales, se guardan fidelidad en teoría Ej.

Si María ha tenido relaciones sexuales con Juan (su marido) y nace un hijo de María, el padre

es Juan. Las premisas son correctas, pero si María no se portó bien es otra historia Por eso es

que se trata de una presunción juris tantum, el marido tiene derecho a decir en ciertas

circunstancias, aunque la concepción haya sido dentro del periodo del matrimonio, que él no es

el padre de ese hijo. Por otra parte, lo lógico sería que solo se revise la concepción, pero ahí no

se sabe el momento del embarazo, y, además, como por otra parte, el nacimiento con el hecho

que ya se haya concebido el hijo es un motivo para que las parejas se casen, y es una especie de

reconocimiento de la paternidad del hijo concebido por los novios. Entonces, lo lógico es decir

que, si se casan, y el hijo nace a los 4 meses de haberse casado, pues es hijo del marido.
Caracteres de la presunción de paternidad:

 Es una presunción legal. Establecida en el Código Civil.

 Es una presunción iuris tantum, porque admite prueba en contrario. Es posible demostrar

que no se han dado los hechos de los cuales se deduce la paternidad del marido de la

madre en relación con los hijos de ella.

 Es una presunción imperativa. Mientras no se haya dado la prueba en contrario, mientras

no se haya desvirtuado se estima que corresponde a la realidad y, por mandato de la ley,

se considera al hijo nacido o concebido durante el matrimonio hijo del marido de su

madre.

En la posesión de estado de hijo es prueba de la filiación, en el código anterior no lo era,

antes servía para permitir que se disfrutara la paternidad, pero hay un caso famoso que es de la

hija de un jurista muy conocido. Una mujer (hija) demanda a los herederos para que la

reconozcan a ella como hija, pero en aquella época para que se pudiera demandar a los herederos

del pretendido padre había que tener la posesión de estado, y la razón de ser es bastante lógica.

Lo que pasa en esos casos es que, si un señor casado durante su matrimonio tiene una hija por

la mano izquierda, entonces normalmente se lo oculta a la esposa. Entonces, cuando se muere

el Sr. vienen y demandan a la esposa, diciendo que lo reconozcan como hijo de su esposo

difunto. La pobre mujer se está enterando en ese momento, independientemente de las

reacciones, ella que no conoce los datos, si es verdad o es mentira, no tiene como defenderse.

razón del código anterior decía que, para poder demandar a los herederos, que no saben

defenderse, la ley les “daba” la posesión de estado” para poder defenderse. Ahora se quitó eso,

no se exige la posesión de estado como fundamento, pero se puede oponer libremente.


La paternidad de los hijos nacidos o concebidos durante el matrimonio se comprueba

mediante la presunción de paternidad y ésta es una presunción iuris tantum, porque admite

prueba en contrario. Ahora bien, la partida de nacimiento de un hijo dentro del matrimonio,

presume que el marido de la mujer es el padre, esa es una presunción que puede no ser cierta,

razón por la cual, el marido que quiera atacar la presunción de paternidad tiene la acción de

desconocimiento de la paternidad que tiene por objeto desvirtuar la presunción juris tantum de

paternidad y para ello tiene que demostrar esto contrario al fundamento de la presunción. Art.

215 CC: “La demanda para que se declare la paternidad o maternidad, puede contradecirse por

toda persona que tenga interés en ello”.

El fundamento del desconocimiento de la paternidad guarda relación con la opinión que se

sustente en relación a la justificación de la presunción de paternidad, de la que constituye su

aspecto negativo.

Art. 202 CC: “Si el hijo nació antes de que hubiera transcurrido ciento ochenta (180) días

después de la celebración del matrimonio, el marido y después de su muerte, sus herederos

podrán desconocerlo con la simple prueba de la fecha de matrimonio y la del parto, salvo en los

casos siguientes:

 Si el marido supo antes de casarse el embarazo de su futura esposa.

 Si después del nacimiento el marido ha admitido al hijo como suyo, asistiendo

personalmente o por medio de mandatario especial a la formación del acta del

nacimiento, o comportándose como padre de cualquier otra manera.

 Cuando el hijo no nació vivo”.


Art. 203 CC: “El marido también puede desconocer al hijo que haya nacido después de

trescientos (300) días de presentada la demanda de nulidad de matrimonio, la demanda de

divorcio o de separación de cuerpos, o la solicitud de ésta, o antes de que hubieren transcurridos

ciento ochenta días (180) a contar de la fecha en que quedó definitivamente firma la sentencia

que declaró sin lugar la demanda o terminado el juicio. El derecho de que trata este artículo cesa

para el marido cuando se ha reconciliado con su mujer, así sea temporalmente”.

Asimismo, del desconocimiento deriva el desconocimiento normal en el que la carga de

la prueba judicial de la no paternidad recae sobre el demandante, o sea el marido debe probar

los hechos que declara Ej. El hombre que dice “ese no es hijo mío porque no pude tener

relaciones sexuales con ella durante ningún día del periodo de la concepción”, después de alegar

esos hechos, en que se fundamenta la demanda, el hombre deberá probarlos. Se da en los

siguientes casos:

 Imposibilidad física de relaciones sexuales entre el marido de la madre y

éste. El artículo 201 del Código Civil, en su primer aparte establece que

el marido puede desconocer al hijo de la mujer, probando en juicio que

le ha sido físicamente imposible tener acceso a su mujer durante el

período de la concepción de aquél o que en ese mismo período vivía

separado de ella. En este caso el demandante debe probar la imposibilidad

física o material de las relaciones sexuales entre los esposos, y además

que esa imposibilidad ha ocurrido durante todo el período de la

concepción del hijo. A tal efecto el actor puede emplear todo género de

prueba Art. 201 CC: “El marido se tiene como padre del hijo nacido

durante el matrimonio o dentro de los trescientos (300) días siguientes a


su disolución o anulación. Sin embargo, el marido puede desconocer al

hijo, probando en juicio que le ha sido físicamente imposible tener acceso

a su mujer durante el período de la concepción de aquél, o que en ese

mismo período vivía separado de ella”.

 El hombre no pudo tener acceso a su mujer, porque estaba hospitalizado,

preso, vivían separados, etc. Art. 201 CC: ““El marido se tiene como

padre del hijo nacido durante el matrimonio o dentro de los trescientos

(300) días siguientes a su disolución o anulación. Sin embargo, el marido

puede desconocer al hijo, probando en juicio que le ha sido físicamente

imposible tener acceso a su mujer durante el período de la concepción de

aquél, o que en ese mismo período vivía separado de ella”.

 La impotencia manifiesta que también es causal de incapacidad

matrimonial, y anterior al matrimonio, también da lugar al

desconocimiento. Anteriormente además un caso en el que no se podrá

desconocer al hijo: cuando sea la concepción por inseminación artificial

con autorización del marido.

Por otra parte, por lo que respecta a la inseminación artificial es importante establecer

que existen dos formas la heteróloga, con semen de un tercero donante; y homóloga, con semen

del marido, si el marido convenía para la inseminación, no podía negar que el que nazca sea su

hijo, aun cuando la concepción no hubiese sido realizada con el semen del marido. Esta de cada

individuo, pero, en definitiva, nuestro Código Civil sigue sin permitir el desconocimiento en el

caso de la inseminación artificial que ha sido autorizada por el marido Art. 204 CC: El marido
no puede desconocer era la tesis de moda anteriormente. Por una parte, se decía que no podía

desconocerlo. La otra cosa era que el donante de semen era anónimo. Hoy en día las dos cosas

se han revertido, ya que las legislaciones modernas dicen que ni es anónimo el donante, ni tiene

prohibido el hombre desconocer la paternidad aun si ha consentido la inseminación con semen

de un tercero, sin poder eximirse por ello de los deberes de manutención. Sin embargo, muchas

personas no comparten este segundo aspecto. Al establecer nuestra constitución el derecho a

una identificación veraz, se considera que es un derecho natural el saber quién es el padre de

sangre al hijo alegando su impotencia, a menos que sea manifiesta y permanente. El

desconocimiento no se admitirá, aun en ese caso, cuando la concepción ha tenido lugar por la

inseminación artificial de la mujer con autorización del marido.

Ante todos estos casos por desconocimiento de la paternidad es importante hacer

referencia al derecho de identidad, los alcances del artículo 56 de la Constitución de la República

Bolivariana de Venezuela, son herramientas básicas para entender la trascendencia de la

doctrina por esa razón a manera de ejemplo tenemos el caso que fija la Sala Constitucional del

Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia N° 1443 de fecha 14 de agosto de 2008.

Concretamente la sentencia aludida aborda la interpretación del artículo 56 del Texto

Supremo, en un tema por demás polémico como lo es la identidad legal y su relación con la

identidad biológica, específicamente en el contexto de la inscripción en el registro del estado

civil del recién nacido y el establecimiento de la paternidad por un sujeto distinto al cónyuge de

la madre, siendo esta última legítimamente casada (aunque separada de hecho). Así también, se

realiza en el fallo comentado, ciertas consideraciones sobre si para obtener una correcta filiación

biológica se puede efectuar el reconocimiento (tercero y madre) ante el registrador civil o, por

el contrario, debe privar un pronunciamiento judicial. Sobre la mencionada decisión,


Por cuanto la presunción establecida en el artículo 201 del Código Civil tiene como

objeto un mecanismo de tutela de protección al hijo, no obstante, la interpretación realizada por

los órganos administrativos al negarse a inscribir el registro realizado por la madre de una

filiación extramatrimonial implicaría una violación a los artículos 56 y 76 del Texto

Constitucional, así como a la Ley para Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad,

la cual establece el mencionado procedimiento para el reconocimiento de paternidad.

Ahora bien, en relación a todo lo antes mencionado es importante ahondar en el tema de

la adopción palabra que deriva etimológicamente del latín adoptare que significa desear, siendo

una institución de derecho de familia, que tiene como propósito otorgarle una familia sustitutiva

permanente a aquella persona que no la tiene. La adopción es una institución de protección

mediante la cual se le brinda a un niño, niña o adolescente la posibilidad de vivir, crecer y

desarrollarse en el seno de una familia sustituta, permanente y adecuada, tal como lo establece

la Constitución Nacional, la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes y

la Convención de los Derechos del Niño. Lo que implica que el niño, niña o adolescente apto

para ser adoptado puede ser protegido mediante la adopción. La finalidad de la adopción es

proveer una familia adecuada para un infante o joven, por lo tanto, prevalecen sus necesidades

e intereses sobre otros. La adopción se realiza bajo la suprema vigilancia del Estado, como

garante de los derechos, y garantías del niño, niña o adolescente.

Por su parte, Grisanti (1994), la define como “el acto jurídico solemne sometido a la

aprobación de la justicia, que crea entre dos personas relaciones análogas a las que resultarían

de la filiación (pag: 409)

A pesar de lo señalado, gran cantidad de autores definen la adopción desde esa

perspectiva jurídica. Entre ellos, Heras y Pachón afirman: “Es una figura legal que, constituida
judicialmente, crea entre la madre y/o el padre adoptante y la hija o el hijo adoptado, las mismas

obligaciones y derechos que la filiación natural” (2010, p. 14).

Históricamente los inicios de la adopción, los podemos encontrar documentados en la

biblia (éxodo) quien nos remonta hasta los años 4000 A.C., en Egipto, cuando su faraón impuso

a las parteras de los hebreos diciéndoles todo varón que naciera entre los hebreos, echarle al rio:

Toda hembra reservarla. donde paso a Grecia y después a Roma. En la historia del derecho

Romano primitivo la adopción se imponía como una necesidad, el objeto de la adopción era el

de perpetuar el culto familiar la adopción permitía la incorporación de una persona externa a la

familia para formar parte de esta, con mayor fuerza creando relación entre el adoptado y el

nuevo padre, en este tiempo solo de esta forma era posible asegurar la continuidad de la familia,

aun así no se descartaba la posibilidad de adoptar a una mujer, volteando la situación las mujeres

al carácter de autoridad paterna no podían adoptar ya que carecían de esta, sin embargo la

situación cambio bajo el gobierno de Diocleciano y Maximiano, se permitió que las mujeres

cuando hubiesen perdido a sus hijo pudiesen adoptar, solo que el acto tenia efectos solamente

en lo referente a que solo se podía adquirir el derecho a la herencia de su madre adoptiva. En el

derecho Justiniano se distinguen dos tipos de adopción, una de ellas la plena: En la que se cortan

los lazos con la familia de origen y se establece entre adoptante y adoptado una relación

equiparable a la que deriva de la filiación legítima. Y la adopción simple (minus plena en el

derecho justinianeo), en este tipo de adopción no se cortan los lazos con la familia de origen, el

adoptado no establece relación de parentesco con la familia del adoptante y adquiere derechos

hereditarios con respecto a su padre adoptivo; el padre de sangre mantiene la patria potestad

sobre el hijo dado en adopción. Asimismo, toda una serie de regulaciones que se han ido

modificando a lo largo de la historia en pro de la familia. Por su parte las adopciones en


Venezuela, tienen una regulación que ha sido progresiva y aun así hay mitos que tenemos que

nombrar. La adopción antes de 1999, se clasificaba según sus efectos en adopción simple y

adopciones plenas, pero hoy en día la adopción de acuerdo a sus efectos no se clasifica porque

la adopción es plena solo se clasifica en cuanto a su dimensión internacional al respecto el Art.

407 de la LOPNNA, Establece:

“La adopción puede ser nacional o internacional. La adopción internacional es

subsidiaria de la adopción nacional. La adopción nacional sólo podrá solicitarse por quienes

tengan residencia habitual en el país. El cambio de residencia habitual del o de la solicitante

sólo produce efecto después de un año de haber ingresado en el territorio nacional con el

propósito de fijar en él su residencia habitual. La adopción es internacional cuando el niño, niña

o adolescente, a ser adoptado u adoptada, tiene su residencia habitual en un Estado y el o los

solicitantes de la adopción tienen su residencia habitual en otro Estado, al cual va a ser

desplazado el niño, niña o adolescente. Cuando el niño, niña o adolescente a ser adoptado u

adoptada tiene su residencia habitual en el territorio nacional y el desplazamiento se produce

antes de la adopción, ésta debe realizarse íntegramente conforme a la ley venezolana. Los niños,

niñas o adolescentes que tienen su residencia habitual en la República Bolivariana de Venezuela

sólo pueden considerarse aptos o aptas para una adopción internacional, cuando los organismos

competentes examinen detenidamente todas las posibilidades de su adopción en la República

Bolivariana de Venezuela y constaten que la adopción internacional responde al interés superior

del niño, niña o adolescente a ser adoptado u adoptada. En el respectivo expediente se debe dejar

constancia de lo actuado conforme a este artículo”

De acuerdo al Convenio de La Haya de 1993, es el lugar de residencia de los adoptantes

y de los adoptados, el factor o condición que determinará cuando se trata de una adopción de un
tipo o de otro. Dicho en otras palabras, se considera que una adopción es nacional cuando, tanto

el adoptado como el adoptante tienen su residencia habitual dentro del Estado venezolano, e

internacional cuando, o bien uno u otro, tienen su residencia habitual en el territorio de otro

Estado. La adopción internacional tiene como limitación en el ordenamiento jurídico

venezolano el que solo puede realizarse cuando los solicitantes residan en países que hayan

celebrado y tengan vigentes convenios con Venezuela sobre adopción (LOPNA, Art. 443; 444).

La ley sobre la adopción de fecha 20 de junio de 1972 que vino a llenar un vacío que se había

hecho sentir en nuestro ordenamiento jurídico positivo en tan importante materia, y que durante

su vigencia, cumplió la función de establecer un régimen capaz, a quienes así lo deseaban, la

posibilidad de ligarse a un menor a quien profesaban afecto con la misma vinculación que les

habría unido a un verdadero hijo de sangre fue sin duda esta ley sobre adopción, un verdadero

paso de avance en materia tan importante como lo es la adopción; sin que pudiera pretenderse

que llenara a cabalidad las necesidades sociales de Venezuela. Pero ocurrió que, promulgada la

reforma del código civil en julio de 1982, se observó que a su vez la ley sobre adopción debía

ser reformada tanto para ajustarla a las innovaciones introducidas en el código en materia de

filiación, como para salvar su aparente derogación. Fue por lo que el congreso nacional, con la

mayor celeridad procedió a reformar la ley sobre adopción y a sancionar una nueva ley de

adopción promulgada el día 18 de agosto de 1983, que estuvo vigente hasta el día 1 de abril de

2000 cuando quedo derogada para la ley orgánica para la protección del niño, niña y adolescente

promulgada y publicada el día 8 de octubre de 1998 y en el año 2007 se inició una reforma de

la LOPNA que entro en vigencia el 10 de diciembre de 2007.con modificaciones hasta su última

modificación 2015; para mejoras en el interés superior del niño niña y adolescente.
Seguidamente es necesario resaltar las características de la adopción de acuerdo a la

legislación Venezolana Vigente y en concordancia con las demás leyes, así pues, la adopción es

un acto bilateral, personalísima pura y simple, entre vivos y regidos por nombras de orden

público.

 Es Bilateral: porque en la relación jurídica intervienen dos partes o dos grupos de partes:

el adoptante o los adoptantes y los adoptados. El o los primeros constituyen los sujetos

activos y son quienes llevan la iniciativa en el negocio; los segundos, por posición

constituyen el o los sujetos activos.

 Es Personalísimo: por cuanto sabemos que uno de los principios del hecho de familia es

la limitación al principio de la representación; por lo que solo en casos excepcionales se

permite ejercerlos mediante un apoderado. Es decir, que cuando la ley exige

determinados consentimientos en materia familiar por la regla general estos deben ser

prestados personalmente por los interesados.

Esta regla tiene plena vigencia en materia de adopción; por tanto, el consentimiento en este

negocio jurídico, para ser válido, deberá ser prestado personalmente ante el tribunal de la causa

o mediante documento autentico.

 La adopción es un acto puro y simple: pues en la adopción no se puede adicionar

modalidades, tanto los consentimientos requeridos para la adopción, como el decreto

judicial que la acuerde, tienen que ser puros y simples tal como lo señala el artículo 416

de la LOPNA.

 En Venezuela la adopción es un acto jurídico que solo puede tener lugar entre personas

vivas, pues nuestra ley no permite que pueda efectuarse por actos mortis-causa.
 La adopción es un acto solemne: puesto que debe cumplir determinadas formalidades

procesales, indispensables para su validez.

 La adopción está regida por normas de orden público que por tanto no pueden

renunciarse ni relajarse por convenios particulares; y que en ciertos casos pueden ser

suplidas de oficio por autoridad.

Para finalizar es necesario enfatizar que el tema de la Filiación genera en el hijo el

reconocimiento no sólo de su realidad biológica, respondiendo al derecho a la identidad,

sino también a permanecer en una familia respetando el interés superior del niño con

igualdad. Lo cual constituye derechos-deberes de los padres, englobados dentro de la

autoridad paterna y materna como lo son la responsabilidad de la crianza, la educación,

corregir a los hijos sin menoscabar su salud y desarrollo personal esta facultad excluye toda

forma de maltrato físico y sicológico y todo lo que conlleve al desarrollo integral de los

hijos. generando diversas relaciones jurídicas entre los progenitores y el hijo, como son a

patria potestad, derechos alimenticios, derechos sucesorios, entre otros. Asimismo, es

importante destacar que la filiación se puede determinar a través de lo que determina la ley

al respecto y en base a ciertos presupuestos, por ejemplo, la presunción de paternidad de los

hijos nacidos dentro del matrimonio, el reconocimiento voluntario que hace el padre, la

madre o ambos sobre el hijo y la sentencia judicial, esto es, cuando un tribunal declara la

paternidad o maternidad anteriormente no conocida o modifica o una ya determinada.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICA

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