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La relación entre el poder y el hombre ha marcado en la historia una evidente diferenciación

entre los derechos que rigen a un sexo del otro, la mujer, a lo largo de los años se ha visto
afectada por una razón de superioridad arraigada al hombre, en marcada en una sociedad
cegada ante los logros y capacidades de todo aquel ser pensante.
En la historia se construyó una idea errónea de independencia que perdura aun
inconscientemente en todos nosotros, se describió a la mujer como un ser incapaz, necesaria
únicamente como compañía para el hombre. Germinando de esta manera una supremacía,
desigualdad representada de diferentes maneras en cada etapa de la historia, aun hoy cuando
se trata el tema, hablando de nuevas oportunidades e igualdad, cuotas de genero en
actividades sociales atestiguan al hombre en su intento de hacer creer a la mujer participe,
cuando en realidad solo cumple con sus reclamos en fin de callar sus ideales.
La verdadera democracia existirá el día en que la participación no tienda a partir de una
obligación, de un numero o porcentaje establecido que permita la coexistencia de dos géneros.
En mi opinión, la democracia se construye en la cotidianidad, se fundamenta en la erradicación
de pensamientos mundanos que sesgan el verdadero fin de una democracia.
El reto es demasiado grande, como mencionaba, inconscientemente todos contamos con una
sensación o pensamiento de desigualdad, reflejado en el video: el doctor, el rey, el mandatario,
el papa, el científico, el filósofo, todos cuentan con una característica y una misma relación de
poder, descrita en libros y predicada en casa. Se da por hecho la baja probabilidad de
participación de una mujer. Sin embargo, no todo es color negro, es notable el cambio, cada
vez son mas las mujeres que se adentran en la vida pública, en la toma de decisiones.
Proveniente del apoderamiento, de luchas sociales que dan voz justificada por todo un
colectivo, un colectivo heredado por grandes logros que dan cuenta hoy día a un nuevo
porvenir, donde se reconoce la virtud, fuerza y voluntad de la mujer.
En conclusión, para que exista una verdadera democracia plena y equitativa y de esa forma la
mujer pueda ser participe en las actividades y decisiones políticas. Es necesario que la sociedad
y el gobierno sobre todo de a conocer que existen mecanismos de participación y que las
mujeres al igual que los hombres pueden ejercer sus derechos participativos.
En la actualidad la capacidad de actuar de las mujeres es cada vez más notable e
impresionante. En los movimientos de mujeres de todo el mundo, en las organizaciones de la
sociedad civil, en el ámbito del Estado y la sociedad política, y en el sistema internacional de
asistencia para el desarrollo.
Los procesos de democratización, a los cuales contribuyeron los movimientos de mujeres, han
alterado los términos bajo los cuales los grupos de mujeres emprenden la actividad política.
Es importante que las mujeres se posicionen como verdaderos actores sociales y políticos en
cada uno de los ámbitos sociales. Aumentando sus espacios de poder en la sociedad, ya que
de esta manera podrán acceder a los lugares de decisión y así poder incidir políticamente.

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