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Magistrado Ponente: JUAN JOSÉ MENDOZA JOVER


Exp. 13-0470
 
            El 06 de junio de 2013, el abogado Luis Eduardo Henríquez, inscrito en el Inpreabogado bajo el n.° 102.405,
en su carácter de apoderado judicial de TOMCAR, C.A. ALMACÉN, inscrita ante el Registro Mercantil Tercero
de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, el 05 de junio de 1987, bajo el n.° 5, Tomo 5-B, solicitó ante
esta Sala Constitucional la revisión de la sentencia RC-000460, dictada, el 27 de octubre de 2010, por la Sala de
Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en el juicio que, por cumplimiento de contrato de compraventa y
oferta real de pago, interpuso su representada contra la sucesión Capuzzi Di Prinzio Amleto Antonio, representada
por los ciudadanos Irene Burgio de Capuzzi, Patricia Capuzzi de Scagliati, Fabrisio Capuzzi y Maximiliano
Capuzzo.
El 12 de junio de 2013, se dio cuenta en la Sala y se designó como ponente al Magistrado Juan José
Mendoza Jover, quien, con tal carácter, suscribe el presente fallo.
El 23 de julio de 2013, el abogado Luis Eduardo Henríquez, apoderado judicial de la solicitante, ratificó la
petición de medida cautelar.
Realizada la lectura individual del expediente, esta Sala procede a pronunciarse respecto de la presente
solicitud, previas las consideraciones siguientes: 
I
ANTECEDENTES DEL CASO 
 
            El 22 de noviembre de 2007, los abogados Luis Eduardo Henriquez, José Efrain Valderrama y Jemar Orozco
Labrador, en su carácter de apoderados judiciales de TOMCAR C.A. ALMACÉN, interpusieron demanda por
cumplimiento de contrato a la Sucesión Capuzzi Di Prinzio Amleto Antonio, representada por los ciudadanos Irene
Burgio de Capuzzi, Patricia Capuzzi de Scagliati, Fabrisio Capuzzi y Maximiliano Capuzzo, ante el Juzgado
Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del
Estado Carabobo, con sede en Puerto Cabello, admitiéndose el 26 de noviembre de 2007, por los trámites de
procedimiento ordinario.
El 27 de febrero de 2008, el Juzgado de Primera Instancia dictó auto mediante el cual, a solicitud de la parte
demandada, se acordó la acumulación a dicha causa del procedimiento contentivo de la ofeta real de pago
interpuesta por los ciudadanos Irene Burgio de Capuzzi, Patricia Capuzzi de Scagliati, Fabrisio Capuzzi y
Maximiliano Capuzzo, contra TOMCAR, C.A. ALMACEN, con motivo de evitar sentencias contradictorias.
Mediante sentencia del 08 de enero de 2009, el Tribunal Primero de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil, Agrario, Tránsito y Bancario del Municipio Puerto Cabello de la Circunscripción Judicial del Estado
Carabobo, declaró lo siguiente:
 
PRIMERO: SIN LUGAR la demanda incoada por la entidad mercantil TOMCAR C.A.
ALMACEN, ya identificada, representada judicialmente por los Abogados LUIS EDUARDO
HENRIQUEZ, JOSE EFRAIN VALDERRAMA A., y JESMAR OROZCO LABRADOR contra
los ciudadanos IRENE BURGIO DE CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI DE SCAGLIATI,
FABRISIO CAPUZZI y MAXIMILIANO CAPUZZI, también identificados previamente,
representados judicialmente por la Abogada ELOINA HERNANDEZ DE GONZÁLEZ, ya
identificada; cuyo motivo lo es una Acción por CUMPLIMIENTO DE CONTRATO.-
SEGUNDO: CON LUGAR y, VALIDA (sic), la OFERTA REAL DE PAGO realizada por los
ciudadanos IRENE BURGIO DE CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI DE SCAGLIATI,
FABRISIO CAPUZZI y MAXIMILIANO CAPUZZI, representados judicialmente por la
AbogadaELOINA HERNANDEZ DE GONZALEZ, a la entidad mercantil previamente identificada
denominada TOMCAR C.A., ALMACEN. En consecuencia, se DECLARA LIBERADA A LA
OFERENTE de la obligación de pagar a la actora la cantidad de UN MILLON SETECIENTOS
MIL BOLÍVARES FUERTES (Bs.F. 1.700.000,00) y se asignan a la oferida, en propiedad, las
cantidades depositadas más los intereses producidos o que pudiese haber producido desde el día en
que se efectuó el depósito de los mismos hasta el día en que ésta proceda al retiro de la expresada
cantidad.
TERCERO: De conformidad con los Artículos 274 y 825 del Código de Procedimiento Civil, se
condena en costas a la demandante-oferida entidad mercantil TOMCAR C.A. ALMACEN,
incluyendo los gastos ocasionados en el procedimiento de OFERTA REAL y depósito; por haber
resultado totalmente vencida, en ambos asuntos tramitados por ante este Tribunal y abrazados por la
presente decisión definitiva.   

Contra la referida decisión, la parte actora en el juicio primigenio ejerció recurso de apelación, cuyo
conocimiento correspondió al Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, Bancario, de Tránsito y de
Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, el cual dictó sentencia
en fecha 19 de noviembre de 2009, declarando lo siguiente:
 
Por las razones antes expuestas este Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, Bancario,
Tránsito y Protección del Niño y del Adolescente de esta Circunscripción Judicial del Estado
Carabobo, en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la
Ley, DECLARA:PRIMERO: CON LUGAR la apelación interpuesta el 19 de febrero de 2009, por el
abogado LUIS EDUARDO HENRIQUEZ, en su carácter de apoderado judicial de la sociedad
mercantil TOMCAR C.A. ALMACEN, contra la sentencia definitiva dictada el 08 de enero de 2009,
por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario, Tránsito y Bancario de la
Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, con sede en Puerto Cabello.- SEGUNDO: CON
LUGAR la demanda de CUMPLIMIENTO DE CONTRATO, incoada por la sociedad mercantil
TOMCAR C.A. ALMACEN, contra la Sucesión CAPUZZI DI PRINZIO AMLETO ANTONIO,
representada por los ciudadanos IRENE BURGIO DE CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI DE
SCAGLIATI, FABRISIO CAPUZZI y MAXIMILIANO CAPUZZO. En consecuencia, SE
CONDENA a la parte demandada a materializar a favor de la parte demandante, la tradición del
inmueble objeto del presente juicio, otorgando el documento definitivo de compraventa ante la Oficina
de Registro Público del Municipio Puerto Cabello del Estado Carabobo, dentro del plazo de
cumplimiento voluntario que en su oportunidad fije el Juzgado al que corresponda la ejecución de este
fallo; inmueble éste constituido por una parcela de terreno y las bienhechurías en ella construidas,
consistentes en un galpón con estructuras metálicas y láminas de aluminio, con un área de 500 m2,
áreas de oficina con estructura de concreto, techo de placa con 03 baños y un área de 320 m2, 12 postes
de 12 mts. de altura con sistema de luminarias y cableado, garita de portería y barracas para obreros. Al
fondo del inmueble se encuentra un área destinada al servicio de vehículos pesados conformada por
rampa de concreto para camiones, áreas para equipos y depósitos, techos de zinc sobre estructura de
hierro y tanques subterráneos para almacenamiento de desechos provenientes de la rampa de servicios,
así como también seis (6) postes con su respectivo cableado y luminarias; inmueble ese ubicado en la
Urb. Industrial La Belisa, Calle Cadafe, Jurisdicción de la Parroquia Juan José Flores del Municipio
Autónomo Puerto Cabello del Estado Carabobo, dentro de los siguientes linderos: NORTE: Con
inmueble de la Sucesión Tassoni; SUR: Con inmueble de Octavio Lizzul Radavich; ESTE: Con canal
del río Goaizoaza; y OESTE: Con la citada calle Cadafe. Dicho inmueble perteneció a los demandados
según consta de formulario para Autoliquidación de Impuesto sobre Sucesiones, bajo el Nº 0045101,
de fecha 05 de Diciembre de 2001 y de conformidad con el certificado de Solvencia de Sucesiones de
fecha 12 de Agosto de 2002, Expediente Nº 141/2001/1222, en la siguiente proporción: A la ciudadana
IRENE BURGIO DE CAPUZZI el 50% por gananciales, y a los ciudadanos IRENE BURGIO DE
CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI DE SCAGLIATI, FABRISIO CAPUZI y MAXIMILIANO
CAPUZZI el otro 50% por herencia de AMLETO ANTONIO CAPUZZI DI PRINZIO fallecido ab
intestato en Valencia el 16 de junio de 1999, quien a su vez lo adquirió según documento registrado en
la Oficina de Registro Subalterna Inmobiliario del Municipio Puerto Cabello del Estado Carabobo
(antes Oficina Subalterna de Registro del Distrito Puerto Cabello) el 20 de mayo de 1993, bajo el Nº
34, folios 175 al 179, Protocolo 1º, Tomo 4; cuando los co-demandados den cumplimiento voluntario a
esta Sentencia, la demandante, sociedad mercantil TOMCAR C.A. ALMACEN, deberá pagar el saldo
restante, o sea, de la cantidad de DOS MILLONES CIENTO NUEVE MIL SEISCIENTOS
NOVENTA Y SIETE BOLIVARES CON QUINCE CENTIMOS (Bs. F. 2.109.697,15), al momento
de dicho otorgamiento, que constituye el saldo del precio pactado por la compraventa del inmueble
antes descrito. Con fundamento en lo dispuesto en el artículo 531 del Código de Procedimiento Civil,
si los codemandados o algunos de ellos, no dan voluntariamente cumplimiento a la condena, dentro del
plazo que se fije, una vez firme la presente decisión, esta sentencia producirá los efectos del contrato
no cumplido. A cuyo efecto, deberá constar en autos el cumplimiento por parte de la demandante de su
obligación de pagar a los co-demandados la suma de DOS MILLONES CIENTO NUEVE MIL
SEISCIENTOS NOVENTA Y SIETE BOLIVARES CON QUINCE CENTIMOS (Bs. F.
2.109.697,15), que constituye el saldo del precio pactado por la compra-venta del inmueble antes
descrito. La suma indicada expresa actualmente el monto de dicho saldo, como consecuencia de la
reconversión monetaria del bolívar. CUARTO: (sic) IMPROCEDENTE la Oferta Real formulada por
los ciudadanos IRENE BURGIO DE CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI DE SCAGLIATI, FABRISIO
CAPUZI y MAXIMILIANO CAPUZZI, a la sociedad mercantil TOMCAR C.A. ALMACEN.
Queda así REVOCADA la sentencia objeto de la presente apelación.
Se condena en costas a los co-demandados, de conformidad con lo previsto en el artículo 274 del
Código de Procedimiento Civil, por resultar totalmente vencidos.
NOTIFIQUESE A LAS PARTES Y/O A SUS APODERADOS, de conformidad con lo establecido en
el artículo 251 del Código de Procedimiento Civil, en concordancia con el artículo 233, ejusdem.
 
            Contra la sentencia dictada por el Juzgado Superior, la parte demandada en el juicio primigenio ejerció
recurso de casación, el cual fue admitido y oportunamente formalizado. Además, se presentaron escritos de
impugnación, réplica y contrarréplica, siendo que, por decisión n.° 000460/2010, del 27 de octubre de 2010, dictada
por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, se declaró con lugar el recurso de casación contra la
sentencia dictada por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, Bancario, de Tránsito y de Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo en fecha 19 de noviembre de 2009. En
consecuencia, se decretó la nulidad del fallo recurrido y se ordenó al Tribunal Superior que resultara competente,
dictar nueva sentencia corrigiendo el vicio referido en el fallo en cuestión. De esa manera quedó casada la sentencia
impugnada.
            El 12 de mayo de 2011, el Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, el cual dictó la
sentencia en reenvío, decidió, nuevamente, la apelación en el juicio primigenio y declaró lo siguiente:
 
Por todos los razonamientos anteriormente expuestos, este Juzgado Superior Segundo en lo Civil,
Mercantil, Bancario, del Tránsito y de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, Administrando Justicia en nombre de la República
Bolivariana de Venezuela y por Autoridad de la Ley, declara: PRIMERO: LA NULIDAD de la
sentencia dictada el 8 de enero de 2009, por el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil, Agrario Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, con sede
en la ciudad de Puerto Cabello; SEGUNDO: SIN LUGAR el recurso de apelación interpuesto por la
parte demandante, sociedad de comercio TOMCAR C.A. ALMACEN; TERCERO: SIN LUGAR la
demanda por cumplimiento de contrato intentada por la sociedad mercantil TOMCAR, C.A.,
ALMACÉN, contra la SUCESION AMLETO ANTONIO CAPUZZI DI PRINZIO, representada por
cada uno de sus miembros, ciudadanos IRENE BURGIO de CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI de
SCAGLIATI, FABRISIO CAPUZZI y MAXIMILIANO CAPUZZI; CUARTO: CON LUGAR y por
consiguiente VALIDA (sic) la oferta real de pago intentada por la SUCESION AMLETO ANTONIO
CAPUZZI DI PRINZIO, representada por cada uno de sus miembros, ciudadanos IRENE BURGIO de
CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI de SCAGLIATI, FABRISIO CAPUZZI y MAXIMILIANO
CAPUZZI a favor de la sociedad de comercio TOMCAR, C.A., ALMACÉN y en consecuencia, SE
ORDENA la entrega a la oferida de la cantidad ofertada y depositada, que asciende a la suma de UN
MILLÓN SEISCIENTOS MIL CIEN BOLÍVARES (Bs. 1.600.100,00), por concepto de devolución de
las arras más los daños y perjuicios derivados del incumplimiento por parte de la oferente del contrato
suscrito entre las partes en fecha 8 de junio de 2007, contenido en el documento notariado ante la
Notaría Pública Quinta de Valencia, bajo el Nº 14, tomo 157, más los intereses bancarios que dicha
suma pudiese devengar hasta el momento de su entrega definitiva al acreedor.
Se condena en costas a la parte demandante, por haber resultado totalmente vencida, de conformidad
con el artículo 274 del Código de Procedimiento Civil.
Notifíquese a las partes.
Se ordena remitir el presente expediente al tribunal de origen en la oportunidad correspondiente.

Contra la referida sentencia de la alzada, la parte demandante anunció recurso de casación, el cual fue
admitido y formalizado oportunamente; e igualmente, fueron presentados escritos de impugnación, réplica y
contrarréplica. Dicho recurso fue conocido y decidido por la Sala de Casación Civil, mediante sentencia n.°
000404/2012 del 08 de junio de 2012, que declaró sin lugar el recurso de casación contra la sentencia dictada, el 12
de mayo de 2011, por el Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, Bancario y de Protección
del Niño, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo.      
 
II
DE LA SOLICITUD DE REVISIÓN CONSTITUCIONAL 
            El apoderado judicial de la solicitante fundamentó su solicitud de revisión en los aspectos siguientes:
            En primer lugar, realizó la narración de los antecedentes del caso y de los hechos ocurridos en el juicio
principal donde se dictó la sentencia objeto de revisión y, en este sentido, señaló que, el 08 de junio de 2007,
TOMCAR, C.A. ALMACÉN celebró contrato con los ciudadanos Irene Burgio de Capuzzi, Patricia Capuzzi de
Scagliati, Fabrisio Capuzzi y Maximiliano Capuzzo, quienes, a su vez, actuaban en representación de la Sucesión
Capuzzi Di Prinzio Amleto Antonio.
            Que el objeto del referido contrato es una parcela de terreno y las bienhechurías en ella construidas,
consistentes en un galpón con estructuras metálicas y láminas de aluminio, con un área de 500 m2, áreas de oficina
con estructura de concreto, techo de placa con 03 baños y un área de 320 m2, 12 postes de 12 mts de altura con
sistema de luminarias y cableado, garita de portería y barracas para obreros. Dicho inmueble está ubicado en la
Urbanización Industrial La Belisa, Calle Cadafe, jurisdicción de la Parroquia Juan José Flores del Municipio
Autónomo Puerto Cabello, Estado Carabobo.
            Que, con anterioridad a la celebración del referido contrato, en fecha 23 de mayo de 2007, la Sucesión de
Amleto Antonio Capuzzi Di Prinzio suscribió un documento mediante el cual ofreció en venta a su mandante  “un
área de terreno de su propiedad que mide TRECE MIL SEISCIENTOS OCHENTA Y UN METROS CUADRADOS
(13.681 M2)… Dicho inmueble está ubicado en la Urbanización Industrial La Belisa, calle Cadafe, jurisdicción de
la Parroquia Juan José Flores del Municipio Autónomo Puerto Cabello del Estado Carabobo”, que tal oferta fue
dirigida al ciudadano Manuel Salvador Piña Romero, en su carácter de Director General de su representada y que el
precio de la venta es la cantidad de dos mil ochocientos cincuenta millones de bolívares (Bs. 2.850.000.000,00) que
deberá pagarse según las condiciones estipuladas en la negociación y que serán vertidas en el documento de opción
de compra venta que se firmaría una vez confirmada la aceptación en el término de quince (15) días calendarios.
            En tal sentido, señaló que, en el referido contrato de fecha 08 de junio de 2007, se estipularon las cláusulas
siguientes:
 
 
 
i)                         Con referencia a las “obligaciones” recíprocas establecidas, se estableció en la
cláusula primera lo siguiente: “LOS OFERENTES-VENDEDORES” se comprometen en vender y
“LA OFERIDA-COMPRADORA” se obliga a comprar un inmueble constituido por una parcela de
terreno y las bienhechurías en ella construidas, consistentes en un galpón con estructuras metálicas y
láminas de aluminio, con un área de 500 m2, áreas de oficina con estructura de concreto, techo de
placa con 03 baños y un área de 320 m2, 12 postes de 12 mts de altura con sistema de luminarias y
cableado, garita de portería y barracas para obreros … Dicho inmueble pertenece a “LOS
OFERENTES-VENDEDORES”, según consta de formulario para Autoliquidación de Impuesto Sobre
Sucesiones, bajo el No. 0045101, de fecha 05 de Diciembre de 2001, y de conformidad con el
Certificado de Solvencia de Sucesiones de fecha 12 de agosto de 2002, Expediente NO. 141/2001/122.
Ii) En cuanto al “precio”, la cláusula segunda estableció lo siguiente: “El precio por el cual “LOS
OFERENTES-VENDEDORES”, se comprometen en vender a “LA OFERIDA-COMPRADORA” el
inmueble antes identificado, es la cantidad de DOS MIL OCHOCIENTOS CINCUENTA MILLONES
DE BOLÍVARES (Bs. 2.850.000.000,00), que serían cancelados de acuerdo a lo establecido en el
presente documento”; iii) Con relación al “plazo”, la cláusula Tercera estableció lo siguiente: “Las
partes convienen expresamente y así lo declaran que al concretarse la presente opción de compra-
venta, en un plazo de noventa (90) días continuos o naturales, prorrogables por noventa (90) días
más. Para el momento de la protocolización del documento definitivo de Venta, el inmueble objeto de
la presente opción estará totalmente exento y libre de cualquier gravamen, impuesto o cualquier
carga impositiva. Si “LA OFERIDA-COMPRADORA” hace uso de la prórroga el precio se ajustará
de acuerdo al índice inflacionario que indique el Banco Central de Venezuela calculado a la tasa del
Índice de Precios al Consumidor (IPC)”.  
 
            Que, el 11 de octubre de 2007, se hizo entrega del borrador del documento a protocolizar a los miembros de
la Sucesión Capuzzi Di Prinzio Amleto Antonio, a fines de su revisión y aceptación, y, además, se le notificó a los
ciudadanos Irene Burgio de Capuzzi y Maximiliano Capuzzi, mediante comunicación escrita.
            Por otra parte, refirió que, el 02 de noviembre de 2007, su representada promovió una notificación judicial,
la cual fue practicada por el Juzgado de los Municipios Valencia, Libertador, Los Guayos, Naguanagua y San
Diego de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo con el objeto de dar a conocer a los miembros de la
Sucesión mencionada la convocatoria para el día 07 de noviembre de 2007, a partir de las once de la mañana (11:00
a.m.) para la firma y protocolización del documento de venta en cuestión, en la ciudad de Puerto Cabello, en la sede
del Registro Inmobiliario del Municipio Puerto Cabello.
            Que el día 07 de noviembre de 2007, estando presente a la hora fijada por el Registro Público, el Presidente
de TOMCAR C.A. ALMACÉN, José Tomás Puche Piña, compareció para el otorgamiento acordado, se dejó
constancia en la Notaría Segunda del Municipio Puerto Cabello de la documentación que acompañó el comprador y
el vendedor; e igualmente, de que a la hora fijada para la protocolización del documento de venta (3:00 p.m.),  los
vendedores no asistieron a dicho acto y no cumplieron con la entrega de la planilla Forma 33, debidamente pagada.
Además, se dejó constancia que se presentaron ocho (08) cheques de gerencia en original a favor de los
vendedores.
Asimismo, señaló que, el 19 de noviembre de 2007, se promovió otra notificación extrajudicial practicada
por la Notaría Pública Quinta del Municipio Valencia, con el objetivo de notificar a la referida Sucesión de la
segunda convocatoria para el día 20 de noviembre de 2007, a partir de la 1:30 pm, para concurrir al acto de
protocolización del documento de venta en cuestión.
Que, el día 20 de noviembre de 2007, sólo compareció al Registro Público TOMCAR C.A. ALMACEN,
para el otorgamiento acordado, y se dejó constancia de la documentación acompañada y que los vendedores no
asistieron al acto de protocolización fijado.  Además, señaló que, en la misma fecha, la Notaría Pública Primera del
Municipio Puerto Cabello le dejó a una empleada de su mandante un documento, en copia fotostática, en donde
hizo de su conocimiento que los ciudadanos Irene Burgio de Capuzzi, Patricia Capuzzi de Scagliati, Fabrisio
Capuzzi y Maximiliano Capuzzi, habían decidido no otorgar el documento definitivo de compraventa.
Seguidamente, el apoderado judicial de la solicitante expresó que, el 22 de noviembre de 2007, su
mandante demandó el cumplimiento de contrato celebrado entre las partes el 08 de junio de 2007, siendo el objeto
de la pretensión que se hiciere la tradición del inmueble objeto del contrato de venta celebrado.
Que, con ocasión a la demanda interpuesta, el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, Bancario,
del Tránsito y de Protección del Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo,
mediante sentencia del 19 de noviembre de 2009, declaró con lugar la demanda, y condenó a la parte demandada a
materializar a favor de la demandante la tradición del inmueble objeto del juicio, otorgando el documento definitivo
de compraventa ante la Oficina de Registro Público del Municipio Puerto Cabello del Estado Carabobo.
Asimismo, el apoderado judicial de la solicitante alegó que contra la decisión del Juzgado Superior, la parte
demandada anunció recurso de casación, dando así ocasión a la decisión de la Sala de Casación Civil cuya revisión
se solicita, la cual declaró “improcedente casi todas las denuncias hechas por la recurrente, salvo dos que fueron
declaradas procedentes”, la primera, la denuncia de falso supuesto por desviación ideológica o intelectual en la
calificación del contrato; y, la segunda, la errónea interpretación del artículo 1161 del Código Civil, al haber, el
juzgador de alzada, establecido que hubo transmisión de la propiedad conforme al mencionado artículo, siendo que
no hubo consentimiento legítimamente manifestado para que se produjera tal transmisión de propiedad.
Que, el 12 de mayo de 2011, el Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y
de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo dictó decisión de
reenvío ateniéndose a lo ordenado por la sentencia de la Sala de Casación Civil cuya revisión solicita; y que, contra
la referida decisión del Superior, anunció recurso de casación, con ocasión al cual la Sala de Casación Civil dictó
nueva sentencia, el 08 de junio de 2012.
Del mismo modo, señaló que la decisión n.° 460, del 27 de octubre de 2010, que dictó la Sala de Casación
Civil violó los derechos de su representada a la seguridad jurídica y a una decisión motivada, que garantizase su
derecho a la defensa.
Que la sentencia objeto de revisión obvió considerar sus alegaciones respecto a la inadmisibilidad del
recurso de casación interpuesto por la parte demandada; alegaciones que de haber sido consideradas,  “habrían
conducido necesariamente a la Sala de Casación Civil a colegir la inadmisibilidad del recurso extraordinario
propuesto”.
Que, en el escrito de impugnación presentado por su representada, y en el de contrarréplica, alegó que, en
relación a la especificación del objeto de la pretensión, el mismo consistía en la tradición de la cosa vendida y no en
su transferencia, por lo que señaló que fue errado confundir el valor del objeto de la pretensión, específicamente
interpuesta por su mandante, a saber, tradición de la cosa, con el precio de la venta,  “toda vez que dicho precio
habría sido válido para estimar el valor de una pretensión cuyo objeto específico hubiere sido la transferencia, lo
cual no era el caso”.
Por otra parte, el apoderado judicial de la solicitante alegó que en su escrito de contrarréplica concluyó que
la decisión de la causa principal (cumplimiento de contrato) no puede estar sometida al control de casación, por
falta del requisito de la cuantía, la cual arrastra a la causa accesoria (oferta real), “porque no es ésta la que
determina la suerte de aquélla, sino todo lo contrario: la causa accesoria sigue la suerte de la principal (fuero
atrayente)”.
Que, la Sala de Casación Civil en la sentencia objeto de revisión declaró admisible el recurso de casación, y
que de la motivación que dio considera evidente que: (i) omitió su obligación de tomar en consideración los
alegatos esgrimidos por la parte que hoy solicita la revisión; y, (ii) no decidió “secundum legem”, por cuanto
determinó que, el recurso de casación sería admisible, ya que, según la Sala, podía determinarse el valor del interés
litigado sumando el valor de los varios puntos contenidos en la misma, considerando así que puede determinarse el
interés a partir del valor dado al inmueble en la opción de compra venta y de la oferta real hecha.
Asimismo, el apoderado judicial de la solicitante esgrimió que la Sala de Casación Civil no tomó en
consideración sus alegaciones sobre la inadmisibilidad del recurso de casación interpuesto por la parte recurrente, y
que obvió que alegaron lo siguiente:
 
1.                      que la demanda de cumplimiento de contrato por nosotros interpuesta no fue estimada
en su valor por esta representación como parte demandante, sin que la parte demandada en la
oportunidad procesal correspondiente se opusiese estimándola (sic);
2.                      que lo demandado por nosotros fue la tradición del inmueble, que consistía en una
obligación diferenciada y distinta a la transferencia de la cosa;
3.                      que el valor reflejado en autos lo era respecto al precio del inmueble cuya tradición
demandábamos pero que no podía confundirse con el valor de la tradición;
4.                      que el legislador venezolano distinguió entre transferencia y tradición, por lo cual sería
un absurdo equiparar el valor de una pretensión que reclamaba la tradición al de la transferencia;
5.                      que la oferta real era una causa accesoria y por tanto debía seguir la suerte de la
principal.

Que, de haber tenido en consideración la Sala de Casación Civil los argumentos expuestos no habría
decidido que el valor de lo litigado era el precio pactado para la venta del inmueble, con lo cual  “además omitió la
distinción clara e inequívoca que el legislador hizo de ambas situaciones (entre transferencia y propiedad)”.
De esta manera, el apoderado de la solicitante señaló que la Sala de Casación Civil  no hizo referencia
alguna a las alegaciones ni rearguyó de forma alguna las mismas, “siendo evidente así la violación a nuestro
derecho a la defensa, en tanto que desconocemos qué razones tendría la Sala para estimar el valor de la
pretensión de cumplimiento de contrato para la tradición de la cosa vendida con el valor del precio de la cosa en
razón a la venta celebrada”.
Que la Sala de Casación Civil tampoco tomó en consideración sus alegatos respecto a la impertinencia del
monto de la oferta real como parámetro para estimar el valor del interés principal litigado, “violentando así lo
establecido por la Sala Constitucional en (…) decisión vinculante N° 1.862 del 28 de noviembre de 2008”.
Que la referencia al valor de la oferta real como parámetro de determinación de valor del interés procesal
litigado, es contrario al propio criterio de la Sala de Casación Civil, expresado en la decisión n.° 659, del 09 de
agosto de 2007, con lo cual considera que la Sala de Casación Civil violó el criterio vinculante de la Sala
Constitucional respecto a la irretroactividad de los criterios jurisprudenciales.
Además, el apoderado judicial de la solicitante denunció que la Sala de Casación Civil violó el derecho a la
seguridad jurídica de su mandante, con la aplicación de los artículos 31 y 33 del Código de Procedimiento Civil,
por cuanto dichas disposiciones, en su criterio, no le eran aplicables al caso, “ya que no se acumularon
pretensiones cuyos intereses pudieran sumarse para determinar el valor, incurriendo así la Sala en una
arbitrariedad en la aplicación del Derecho.
Que, la Sala de Casación Civil incurrió en el vicio de incongruencia negativa, por cuanto omitió
pronunciarse sobre los alegatos establecidos en el escrito de impugnación a la formalización del recurso de
casación interpuesto; y, específicamente, sobre el análisis particular de la denuncia de falso supuesto por desviación
ideológica en la calificación del contrato (infracción del artículo 1474 del Código Civil por falsa aplicación), ya que
la Sala sólo tomó en cuenta los alegatos del formalizante y, obvió los argumentos de su representada, estableciendo
un nuevo criterio sobre la naturaleza del contrato de venta y los contratos de promesa bilateral de compraventa.
Que, en la decisión del Juez Superior que conoció en alzada el juicio primigenio, puede apreciarse que no
existió una interpretación errónea del artículo 1141 del Código Civil, “toda vez, que lo apreciado por el juez de
alzada para ofrecer una calificación jurídica del contrato fue producto del análisis de las pruebas aportadas en el
proceso y, por tanto, su conclusión se extrae del cumplimiento de las reglas de juzgamiento que se expresan en la
adecuada motivación y valoración de medios probatorios”.
Que la Sala de Casación Civil se sustrajo de sus propios patrones para edificar un nuevo criterio sobre la
naturaleza jurídica del contrato de compraventa y sancionar con la nulidad de la sentencia por una
supuesta “interpretación errónea”, al haber ignorado las pruebas que incidían en la calificación del contrato y solo
con el análisis del documento del 08 de junio de 2007, consideró que se trataba de un contrato de promesa bilateral
de compraventa.
Que, el formalizante del recurso de casación no le atribuyó al sentenciador de la segunda instancia haber
expresado en su decisión una interpretación incorrecta o inadecuada del artículo 1161 del Código Civil, sino que lo
hace es la Sala de Casación Civil a través de la sentencia cuestionada, lo que evidencia la patente violación al
derecho a la defensa de su representada producto de la omisión total de los argumentos alegados en su defensa.
Igualmente, el apoderado judicial de la solicitante argumentó que, según su criterio, la Sala de Casación
Civil aplicó un criterio distinto al pacífico y vigente para el momento de la interposición de la demanda de
cumplimiento de contrato, que era el vertido en la sentencia n.° 116, del 12 de abril de 2005, en el juicio de Ana
Morela Serrano Iriarte y otro contra Trina Cecilia Ruiz Velutini, y no el indicado en la decisión n.° 358 del 09 de
julio de 2009, caso:  Ada Preste contra Desarrollos 20699, C.A., el cual le sirvió para casar la sentencia dictada por
el Juzgado Superior, sin que mediara ninguna otra denuncia que hubiese prosperado, por lo que resultó
determinante dicho cambio de criterio en el presente caso.
De esta manera, solicitó que se declare: (i) la procedencia de la revisión que fue solicitada y que, en
consecuencia, se anule la sentencia objeto de la misma y los demás actos procesales subsiguientes posteriores a la
decisión n.° 198, del 12 de mayo de 2011 de la Sala de Casación Civil; y (ii) se ordene la reposición de la causa al
estado en que se dicte nueva decisión sobre el recurso de casación interpuesto por la parte demandada, que dio
lugar a la decisión cuya revisión constitucional se solicitó.
Por último, el apoderado judicial de la solicitante pidió a la Sala que se sirva decretar,  “mientras dure el
estudio de la solicitud” medida cautelar de prohibición de enajenar y gravar sobre el inmueble objeto del juicio
principal, por cuanto considera que se está en presencia de una sentencia definitivamente firme, cuyos efectos en su
ejecución pueden provocar “fugacidad del inmueble por un posible traspaso a un tercero”. También, señaló que
las repercusiones que conlleva la ejecución de la sentencia se ven reflejadas en el auto emanado del Tribunal
Primero de Primera Instancia de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, extensión Puerto Cabello, de
fecha 16 de mayo de 2013, mediante el cual se acordó la suspensión de la medida preventiva de prohibición de
enajenar y gravar, por cuanto la demanda fue declarada sin lugar y la sentencia se encuentra definitivamente firme.
III
DEL FALLO OBJETO DE REVISIÓN
La Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia n.° 000460/2010, del 27 de
octubre de 2010, declaró con lugar el recurso de casación anunciado y formalizado por la parte demandada contra
la sentencia dictada por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y Protección del
Niño y del Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo en fecha 19 de noviembre de 2009; en
consecuencia, se decretó la nulidad del fallo recurrido y se ordenó al Tribunal Superior que resultara competente,
dictar nueva sentencia corrigiendo el vicio que fue detectado en la referida decisión.
En la parte motiva del fallo, la Sala de Casación Civil, en primer lugar, pasó a analizar la denuncia
realizada por la parte actora TOMCAR, C.A. ALMACÉN, en su escrito de impugnación, relativa a que fuese
declarado inadmisible el recurso de casación, por cuanto no fue estimado el valor de la demanda, respecto de lo
cual señaló lo siguiente:
 
Ahora bien, de las actas del expediente se observa que en el libelo de la demanda por cumplimiento de
contrato no fue estimada expresamente la cuantía de la misma.
Respecto a los procedimientos en los cuales no se estima la demanda en forma expresa, pero sí se
señalan en el escrito libelar, montos que pueden ser sumados y cuantificados, dando como resultado el
establecimiento del interés principal, la Sala en sentencia de fecha 4 de noviembre de 2008, Nº 714,
caso: Aníbal José Rondón Marcano contra Transporte Pericantar, C.A. y Otra, Expediente: AA20-C-
2008-000168, reiterada en sentencia de fecha 10 de julio de 2009, Nº 376, caso: Blaso, C.A. contra
Subcerca, C.A., expediente AA20-C-2009-000209, señaló textualmente lo que a continuación se
transcribe:
“…De las anteriores transcripciones tanto del escrito de la demanda como su reforma, evidencia la
Sala, que el demandante en el escrito de la demanda, cuantificó todos y cada una de las cantidades de
dinero que pretende le sean indemnizadas, cuya sumatoria, representa el interés principal del juicio,
conforme lo dispone el artículo 31 del Código de Procedimiento Civil, en el cual se fijan las reglas para
determinar el valor de la demanda, dicha norma dispone:
Artículo 31. “Para determinar el valor de la demanda se sumarán al capital de los intereses vencidos,
los gastos hechos en la cobranza y la estimación de los daños y perjuicios anteriores a la presentación
de la demanda.”
Por su parte, el artículo 33 eiusdem, señala que cuando se demanden varios puntos, se sumarán todos
ellos para determinar la cuantía del juicio, en los términos siguientes:
Artículo 33. “Cuando una demanda contenga varios puntos, se sumará el valor de todos ellos para
determinar el de la causa, si dependen del mismo título.”.
Conforme a las disposiciones legales supra transcritas, el interés principal del presente juicio, está
representado por la sumatoria de los pedimentos señalados y cuantificados por el recurrente, como lo
fueron: a) Veintitrés millones sesenta y siete mil bolívares (Bs. 23.067.000,00), por concepto de
reposición o reemplazo de repuestos; b) Cinco millones de bolívares (Bs. 5.000.000,00), por concepto
de latonería, pintura y mecánica; c) Dieciocho millones de bolívares (Bs. 18.000.000,00), por concepto
de alquiler de vehículo; d) Ochocientos mil bolívares (Bs. 800.000,00), por concepto de servicio de
grúa y estacionamiento; y, e) Un millón doscientos cincuenta mil bolívares (1.250.000,00), por
concepto de gastos por trámites extrajudiciales y judiciales de esta demanda, cuya sumatoria representa
el interés principal del juicio, la cual alcanza la cantidad de cuarenta y ocho millones ciento diecisiete
mil bolívares (Bs. 48.117.000,00). Así se decide…”.
Conforme a lo anterior se colige que “…cuando una demanda contenga varios puntos, se sumará el
valor de todos ellos para determinar el de la causa, si dependen del mismo título…”. En el caso sub
iudice, del escrito libelar se constatan una cantidad relativa al monto del inmueble objeto del contrato
de opción a compra, del cual se desprende el valor de la causa, o interés principal del mismo que será
tomado en consideración a los efectos de acceder al recurso extraordinario de casación, esta cantidad
es: DOS MIL CIENTO NUEVE MILLONES SEISCIENTOS NOVENTA Y SIETE MIL
CIENTO CUARENTA Y OCHO BOLÍVARES (Bs. 2.109.697.148,00) hoy DOS MILLONES
CIENTO NUEVE MIL SEISCIENTOS NOVENTA Y SIETE MIL CON CIENTO CUARENTA
Y OCHO BOLÍVARES FUERTES (Bs.F. 2.109.697, 148), cantidad que indica el valor de lo
litigado, la cual supera con creces el monto exigido para acceder a casación, razón por la cual esta Sala
en aras de garantizar el acceso a la justicia y la tutela judicial efectiva, admite el presente recurso.
Aunado a lo anterior es menester señalar que en fecha 27 de febrero de 2008, fue acumulada a la
demanda de cumplimiento de contrato, el procedimiento contentivo de la oferta real de pago presentada
por IRENE BURGIO DE CAPUZZI, PATRICIA CAPUZZI DE SCAGLIATI, FABRISIO CAPUZZI
y MAXIMILIANO CAPUZZI “…la cual se eleva a un total de mil seiscientos millones cien mil
bolívares (Bs.1.600.100.000,oo)…”. (folios 1 al 4, pieza 5).
Respecto al requisito de la cuantía necesaria para la admisibilidad del recurso de casación, es criterio
reiterado y pacífico de esta Sala el establecido en sentencia Nº RH.00735, de fecha 10 de noviembre de
2005, expediente AA20-C-2005-000626, caso: Jacques de San Cristóbal Sextón contra el Benemérito
C.A., que señaló lo siguiente:
“…Ahora bien, respecto al criterio de la Sala sobre el requisito de la cuantía y el monto que se
requerirá para acceder a casación, en reciente sentencia de la Sala Constitucional Nº 1573 del 12 de
julio del año que discurre, se estableció lo siguiente:
(…Omissis…)
…la cuantía necesaria para acceder a casación, debe ser la misma que imperaba para el
momento en que se interpuso la demanda, pues es en ese momento en el cual el actor determina el
derecho a la jurisdicción y la competencia por la cuantía y por ello considera cumplido el quantum
requerido por el legislador para acceder en sede casacional, pues las partes no están en disposición de
prever las modificaciones de la cuantía a que hubiere lugar durante la tramitación del proceso para
acceder en casación. Así se decide.
Por otra parte, con la entrada en vigencia de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, la
cuantía para acceder en casación quedó modificada, en efecto el artículo 18 lo siguiente: “(…) El
Tribunal Supremo de Justicia conocerá y tramitará, en la Sala que corresponda, los recursos o acciones,
que deban conocer de acuerdo con las leyes, cuando la cuantía exceda de tres mil unidades tributarias
(3.000 U.T.) (…)”.
De lo anterior se colige, que para acceder a la sede casacional de acuerdo con la referida ley la cuantía
del juicio deberá exceder a las tres mil unidades tributarias (3.000 U.T.)… el Juzgador correspondiente
deberá determinar -con base a los parámetros anteriormente expuestos- la cuantía exigida para el
momento en que fue presentada la demanda, y en caso que la cuantía exigida sea la establecida en la
Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, deberá calcularse la unidad tributaria vigente para el
momento en el cual fue interpuesta la referida demanda.
(…Omissis…)
En atención a las precedentes consideraciones, la Sala determina que el criterio establecido por la Sala
Constitucional se aplicará a todos los casos en trámites, aun cuando haya pronunciamiento del ad
quem respecto a la admisibilidad del recurso de casación; pues es esta Sala de Casación Civil, la que
tiene la atribución última de pronunciarse respecto a dicha admisibilidad; excluyendo de aplicación
solo a los casos ya resueltos por esta Sala. Así se establece…”. (Negrillas de la Sala).
Así pues, esta Sala aplicando el criterio ut supra trascrito, constata que la cuantía en el caso bajo
decisión excede con creces las 3.000 unidades tributarias exigidas para el acceso a esta sede casacional,
ya que para el momento de la interposición de la demanda en fecha 22 de noviembre de 2007, la
unidad tributaria (U.T.) había sido reajustada por el Servicio Nacional Integrado de Administración
Aduanera y Tributaria (SENIAT), a razón de treinta y siete mil seiscientos treinta y dos bolívares sin
céntimos por unidad tributaria (Bs. 37.632,00 x 1 U.T.), conforme a lo establecido en la Providencia
Administrativa Nº 0012, de fecha 12 de enero de 2007, publicada en la Gaceta Oficial de la República
Bolivariana de Venezuela Nº 38.603 de la misma fecha, cuya sumatoria alcanza la cantidad de ciento
doce millones ochocientos noventa y seis mil bolívares (Bs. 112.896.000,00), equivalentes a ciento
doce mil ochocientos noventa y seis bolívares fuertes con cero céntimos (Bs.F. 112.896,00), lo cual
evidencia que la cuantía exigida para el acceso a casación fue cumplida, por lo que conforme a lo antes
expuesto debe declararse improcedente la solicitud presentada por el impugnante y por ende, admisible
el recurso. Así se decide.

En el capítulo correspondiente al análisis de las denuncias por infracción a la ley, la Sala de Casación Civil
se pronunció acerca de la denuncia de infracción del artículo 1474 del Código Civil por falsa aplicación, al haber
incurrido el juez en suposición falsa por desnaturalización o desviación intelectual de su contenido, cuando la
normativa correcta a aplicar es el artículo 1140 “eiusdem”, al haber calificado el contrato suscrito en fecha 08 de
junio de 2007, como compra venta, siendo lo correcto calificarlo como una opción de compraventa, y al respecto
señaló:
 
Respecto a la desnaturalización de la voluntad contractual se ha indicado que está constituida por la
compatibilidad de la conclusión del juez con el texto de la mención que se interpreta, por lo que si la
conclusión del sentenciador no es compatible con el texto del contrato ocurre la desnaturalización del
contrato (Sent. S.C.C. de fecha 22-09-09 caso Inversiones Alvamart, C.A. contra Edoval, C.A. y otra).
En el mismo orden de ideas, la desnaturalización de los contratos es entendida como un vicio
enmarcado dentro del primer caso de falso supuesto, por lo que esta Sala en sentencia de fecha 27 de
julio de 2004, caso: Miriam del Carmen Moreno y otros contra Asociación Civil Ávila, señaló:
“...En sentencia de fecha 11 de marzo de 1992, expresó la Sala:
‘La interpretación de los contratos, de acuerdo a reiterada doctrina de esta Sala, es de la soberanía de
los jueces de instancia, y la decisión que al respecto ellos produzcan, sólo será atacable en Casación
por denuncia de error en la calificación del contrato, error éste de derecho, o por suposición falsa.’
“Ahora bien, ha admitido esta Corte la casación por desnaturalización de una mención contenida en el
contrato, que conduciría a que la cláusula establecida en el mismo, produzca los efectos de una
estipulación no celebrada.
El límite entre la soberana interpretación del contrato y la tergiversación o desnaturalización de
la voluntad contractual está constituido por la compatibilidad de la conclusión del Juez con el
texto de la mención que se interpreta. Si el establecimiento de los hechos por el Juez es
compatible con la expresión de la voluntad de las partes, estamos en la esfera de la
interpretación; si, por el contrario, la conclusión del sentenciador no es compatible con el texto,
estaríamos en presencia de una desnaturalización del contrato.
En aplicación de la doctrina transcrita, la Sala establece que la desviación ideológica cometida por el
juez en la interpretación de los contratos, sólo puede ser atacada mediante el primer caso de suposición
falsa...”. (caso: Carlos Rodríguez Palomo, c/ Inversiones Visil C.A.). (Subrayado de la Sala).
(…omissis…)
el juez de la recurrida al interpretar el contrato de fecha 8 de junio de 2007, traído por la parte
demandante como documento fundamental, consideró que la intención común de las “partes fue
celebrar un contrato de compraventa (sic), cuyo consentimiento sobre cosa y precio se produjo por la
oferta de venta de los codemandados y la aceptación de la demandante”, razón por la cual calificó al
mencionado contrato como una compra venta.
Visto lo señalado por la recurrida, es necesario realizar ciertas consideraciones respecto a los contratos
de compra venta y las opciones a compra.
El contrato de venta es definido por el artículo 1.474 del Código Civil, como la convención por el
cual el vendedor se obliga a transferir la propiedad de una cosa y el comprador a pagar el precio.
Por tratarse este de un contrato, debe contener ciertos elementos o condiciones para la existencia del
mismo, los cuales se encuentran establecidos en el artículo 1.141 del Código Civil y son: a)
Consentimiento de las partes, que lo constituye el acuerdo entre éstas el cual se perfecciona cuando
manifiestan su voluntad de contratar. b) Objeto se refiere a la cosa cuya propiedad se transfiere y c)
Causa Lícita.
El contrato de venta posee ciertas características las cuales son:
1. Es un contrato bilateral: El comprador y el vendedor asumen obligaciones recíprocas.
2. Es un contrato oneroso.
3. Es un contrato consensual: Se perfecciona con el sólo consentimiento de las partes.
4. Puede ser un contrato de ejecución instantánea o de tracto sucesivo.
5. Es un contrato traslativo de la propiedad u otro derecho vendido. (Aguilar Gorrondona, José
Luís. Contratos y Garantías, Derecho Civil IV.)
Ahora bien, la promesa bilateral de compra-venta, ha sido definida por esta Sala como un
contrato sui generis mediante el cual dos o más personas, naturales o jurídicas, constituyen
obligaciones recíprocas a través de las cuales se obligan unos a vender y otros a comprar un
determinado bien. En las cláusulas de estos contratos se identifican las personas que intervienen –
naturales o jurídicas-; el bien o bienes objetos de dicho contrato; la duración del mismo; el precio del o
los bienes; la cantidad de dinero que en calidad de arras o como garantía de cumplimiento de las
estipulaciones contenidas en ese contrato entrega el opcionado o comprador al opcionante o vendedor
y, la penalización que se impone para aquella parte que no cumpla con lo establecido en el contrato; es
decir, la comúnmente denominada “Cláusula Penal” la cual constituye –se repite- una penalización de
índole pecuniaria, generalmente, determinada por las arras o un monto inferior a éstas. (Sent. S.C.C.,
ponencia del Magistrado Carlos Oberto Vélez de fecha 18-12-2006, caso Inversiones PP001 C.A.).
En el mismo orden de ideas, esta Sala en un caso similar al hoy planteado, con ponencia del
Magistrado Luís Antonio Ortiz en fecha 9 de julio de 2009, caso: Ada Preste de Suárez y Santiago
Suárez Ferreyro contra Desarrollos 20699, C.A., estableció lo siguiente:
“…Los contratos de promesa bilateral de compraventa son contratos preparatorios o
preliminares, en el sentido de que sólo producen el efecto de obligar a las partes a celebrar entre sí un
futuro contrato.
Éstos deben contener los elementos esenciales del ulterior contrato, de manera que en él debe
constar la perfecta y clara voluntad de las partes de prestar en el futuro el consentimiento para
la compraventa, sin que ello signifique la consumación del contrato definitivo.
Asimismo, estos contratos son en la actualidad de gran utilidad para los ciudadanos y su uso ha sido
muy frecuente para la adquisición de bienes inmuebles, ya que para comprar un inmueble se requiere el
cumplimiento de ciertas formalidades previas, como por ejemplo, la solvencia de impuestos
municipales, presentación del comprobante de vivienda principal, impuesto sobre inmuebles urbanos,
certificación de gravámenes, entre otros, necesarios para la celebración del contrato definitivo; y la
utilización de tales contratos ha sido de gran provecho especialmente cuando se solicita un préstamo a
un Banco o Institución Financiera para la compra del inmueble.
Dentro de las características de los contratos preparatorios podemos mencionar las siguientes:
- Es un precontrato, ya que prepara la celebración de otro contrato.
- Es autónomo, ya que cada uno de los contratantes tiene el derecho de exigir que el otro se preste
a la estipulación del contrato definitivo.
- Es principal, ya que subsiste con independencia del contrato futuro.
- Produce efectos personales, ya que no es traslativo ni constitutivo de derechos reales, sino que
por el contrario engendra una obligación de hacer, es decir, prestarse para la celebración de un
futuro contrato.
- Pueden ser bilaterales o unilaterales, según se obliguen ambas partes o una sola a celebrar el
contrato prometido. (José Mejía Altamirano. Contratos Civiles. Teoría y práctica. p. 195)
De manera que el contrato que se examina, consignado como documento fundamental de la demanda,
es un contrato de promesa bilateral de compraventa, cuya naturaleza es la de un contrato preparatorio,
pues constituye un acuerdo de voluntades en el cual ambas partes contratantes se comprometen a
celebrar el contrato futuro, en este caso el contrato de compraventa propiamente dicho…”. (Negritas de
la Sala).
Ahora bien, las partes de un contrato pueden válidamente obligarse en los términos, condiciones y
modalidades que ellas mismas convengan en el contrato, lo cual constituye el principio de la autonomía
de la voluntad que les reconoce la posibilidad de reglamentar por sí mismas el contenido y las
particularidades de las obligaciones que se imponen.
Por lo que los contratantes, siempre y cuando estén dentro del marco de la legalidad, pueden convenir
de acuerdo a sus voluntades, y derogar las convenciones por sí mismas, así como modificar la
estructura del contrato, lo cual obedece a lo establecido en el artículo 1.159 del Código Civil. (Sent.
S.C.C. de fecha 22-09-09 caso: Inversiones Alvamart, C.A. contra Edoval, C.A. y otra).
Así pues, conforme a lo anterior los contratos de promesa bilateral de compra-venta no constituyen una
venta, ya que son contratos preparatorios o preliminares, que preparan la celebración de otro contrato,
y en cuyas cláusulas se identifican las personas intervinientes ya sean naturales o jurídicas, el bien o
bienes objetos del mismo, la duración de éste, el precio del o los bienes, la cantidad de dinero que en
calidad de arras o como garantía de cumplimiento de las estipulaciones contenidas en ese contrato
entrega el opcionado o comprador al opcionante o vendedor y, la denominada “Cláusula Penal” en caso
de incumplimiento de las obligaciones establecidas en el contrato.
Realizadas las anteriores consideraciones y visto lo señalado por la recurrida, es menester revisar el
contenido del contrato el cual según el formalizante fue desnaturalizado, y el cual corre inserto en los
folios del 40 al 45 de la pieza 1 del presente expediente y que expresa lo siguiente:
“…Entre IRENE BURGIO DE CAPUZZI…, PATRICIA CAPUZZI DE
SCAGLIATI… FABRISIO CAPUZZI… y MAXIMILIAO CAPUZZI…, quien en lo adelante y a
los fines de este Contrato (sic) se denominarán “LOS OFERENTES-VENDEDORES”, por una parte
y, por otra parte, TOMCAR C.A. (sic) ALMACEN (sic)…, quien en lo adelante y a los fines de este
Contrato (sic) se denominará “LA OFERIDA-COMPRADORA”, se ha convenido celebrar el
presente contrato (sic) de OPCION DE COMPRA-VENTA contentivo de las siguientes Cláusulas:
PRIMERA: “LOS OFERENTES- VENDEDORES” se comprometen en vender y “LA OFERIDA-
COMPRADORA” se obliga a comprar un inmueble constituido por una parcela de terreno y las
bienhechurías en ellas construidas consistentes en un galpón con estructuras metálicas y láminas de
aluminio, con un área de 500 m2, áreas de oficina con estructura de concreto, techo de placa con 03
(sic) baños y un área de 320 m2, 12 postes de 12 mts. (sic) de altura con sistema de luminarias y
cableado, garita de portería y barracas para obreros.(omissis)
SEGUNDA: El precio por el cual “LOS OFERENTES-VENDEDORES” se comprometen en vender
a “LA OFERIDA-COMPRADORA” el inmueble antes identificado es la cantidad de DOS MIL
OCHOCIENTOS CINCUENTA MILLONES DE BOLÍVARES (BS. 2.850.000.000,oo) (sic) que
serán cancelados de acuerdo a lo establecido en el presente documento.
TERCERA: Las partes convienen expresamente y así lo declaran que al concretarse la presente opción
de compra-venta, en un plazo de noventa (90) días continuos o naturales, prorrogables por noventa (90)
días más. Para el momento de la protocolización del documento definitivo de Venta (sic), el inmueble
objeto de la presente opción estará totalmente exento y libre de cualquier gravamen, impuesto o
cualquier carga impositiva. Si “LA OFERIDA- COMPRADORA” hace uso de la prorroga (sic) el
precio se ajustará de acuerdo al índice inflacionario que indique el Banco Central de Venezuela
calculado a la tasa del Índice (sic) de Precios (sic) al Consumidor (sic) (IPC).
CUARTA: Las Partes (sic) convienen en extender la vigencia de este contrato por treinta días
continuos adicionales al plazo establecido en la cláusula segunda, si una vez vencido el mismo. “LA
OFERIDA COMPRADORA” demuestra que el crédito por ella gestionado, para cumplir a cabalidad
con las obligaciones del presente contrato se encuentra en trámite. Así mismo “ LA OFERIDA
COMPRADORA”, en caso de hacer uso de esta prórroga especial, se compromete a pagar la suma
de DIECIOCHO MILLONES DE BOLÍVARES SIN CÉNTIMOS (BS. 18.000.000,oo) en atención
al perjuicio que se pudiera ocasionar con la demora, dicha suma no será imputada al precio definitivo
de la venta.
QUINTA: A los fines de garantizar el cumplimiento de la obligación contraída, “LA OFERIDA
COMPRADORA” entrega en este acto, en calidad de arras a la “LOS OFERENTES-
VENDEDORES” la suma de OCHOCIENTOS MILLONES DE BOLÍVARES (Bs.
800.000.000,oo) que reciben en este acto “LOS OFERENTES VENDEDORES”. Dicha suma de
dinero, será imputada al precio definitivo de la venta fijado en la Cláusula Segunda, por lo que
la “OFERIDA COMPRADORA” pagará el remanente en el momento del otorgamiento del
documento definitivo por las oficinas del Registro Inmobiliario, es decir, la suma de DOS MIL
CINCUENTA MILLONES DE BOLIVARES (sic) (Bs. 2.050.000.000,00).
SEXTA: Se establece como Cláusula (sic) Penal (sic) por concepto de daños y perjuicios que se
ocasionen por el incumplimiento de las obligaciones que las partes asumen en este documento, la
cantidad de OCHOCIENTOS MILLONES DE BOLÍVARES SIN CENTIMOS (sic) (Bs.
800.000.000,oo). “LA OFERIDA- COMPRADORA” conviene en que si en el plazo convenido, no se
celebra la compra venta definitiva del inmueble por una causa no imputable a LOS OFERENTES-
VENDEDORES, estos, es decir, LOS OFERENTES VENDEDORES harán suya la cantidad de
OCHOCIENTOS MILLONES DE BOLÍVARES SIN CENTIMOS (sic) (Bs. 800.000.000,oo), que se
están entregando en calidad de arras en el momento de la celebración del presente contrato establecida
como justa indemnización por daños y perjuicios ocasionados por el incumplimiento de “LA
OFERIDA COMPRADORA”. Si “LOS OFERENTES-VENDEDORES” desistieran de la venta,
estarán obligados a restituir la cantidad de OCHOCIENTOS MILLONES DE BOLÍVARES SIN
CÉNTIMOS (Bs. 800.000.000,oo), recibidos a título de arras, más la suma de OCHOCIENTOS
MILLONES DE BOLÍVARES SIN CENTIMOS (sic) (Bs. 800.000.000,oo) establecida como Cláusula
(sic) Penal (sic) como justa indemnización por daños y perjuicios. La devolución de estas cantidades
deberán ser hechas en un plazo no mayor de treinta (30) días continuos a partir de la fecha de
vencimiento de esta Opción (sic), sin que esta suma genere ningún tipo de intereses, no siendo tampoco
la misma indexable, vale decir, que ella no sufrirá variación alguna por efecto de la inflación …
SEPTIMA: (sic) De concretarse la venta, serán por cuenta de “LA OFERIDA COMPRADORA”
todos los gastos de redacción de documentos, protocolización de los documentos de compra-venta y
cualquier otro análogo que cause este compromiso así como del contrato definitivo de compra
venta…”. (Negritas, mayúsculas y subrayado del texto).
De lo anterior se observa que en las cláusulas del contrato se identificaron las personas intervinientes
en el mismo, el bien objeto del contrato (cláusula primera), el precio del bien (cláusula segunda), la
duración del mismo (cláusula tercera), la cantidad de dinero que en calidad de arras entrega “la oferida
compradora” a “los oferentes vendedores”, a los fines de garantizar el cumplimiento de la obligación
contraída (cláusula quinta), se estableció la “Cláusula Penal” para aquella parte que no cumpla con lo
establecido en el contrato (cláusula sexta), lo cual evidencia conforme a las doctrinas y jurisprudencias
transcritas, que se trata de un contrato de promesa bilateral de compra-venta.
Asimismo, de la cláusula séptima del contrato deriva la intención de las partes de celebrar una opción
de compra venta al señalar “De concretarse la venta”, lo que implica que pudiera no concretarse, ya
que de acuerdo a la voluntad de las partes la intención de éstas fue celebrar un contrato de promesa
bilateral de compra-venta.
Así pues, al ser un contrato de promesa bilateral de compra-venta, su naturaleza es la de un
contrato preparatorio, en el cual hubo un acuerdo de voluntades de ambas partes contratantes quienes
se comprometieron a celebrar el contrato futuro, en este caso el contrato de compra-venta propiamente
dicho, pudiendo este celebrarse o no de acuerdo a la voluntad final de los contratantes tal y como se
expresó en la cláusula séptima de dicho contrato.
De modo que, “las promesas de compra-venta, no constituyen una venta, sino que otorgan un plazo al
opcionado para que manifieste su consentimiento mediante la adquisición del bien objeto de la
negociación”, por lo que, el juez de la recurrida, tal y como lo denunció el formalizante, incurrió en el
primer caso de suposición falsa al calificar el contrato de fecha 8 de junio de 2007, como un “contrato
de venta”, desnaturalizando su contenido y apartándose de esta manera de la intención de los
contratantes, cuando lo cierto es que se trata de un “contrato preliminar de promesa bilateral de
compra-venta”, en el cual las partes se obligaron recíprocamente, una a vender y la otra a comprar,
previo el cumplimiento de ciertas condiciones, las cuales de no ocurrir hacían posible la no celebración
del contrato definitivo.
Por lo demás, no puede pasar por alto esta Sala lo observado en la parte final de la cláusula sexta del
contrato, que indica “…Si “LOS OFERENTES-VENDEDORES” desistieran de la venta, estarán
obligados a restituir la cantidad de OCHOCIENTOS MILLONES DE BOLÍVARES SIN CÉNTIMOS
(Bs. 800.000.000,oo), recibidos a título de arras, más la suma de OCHOCIENTOS MILLONES DE
BOLÍVARES SIN CENTIMOS (sic) (Bs. 800.000.000,oo) establecida como Cláusula (sic) Penal (sic)
como justa indemnización por daños y perjuicios…”.
Lo cual evidencia que se estableció a favor del oferente-vendedor la posibilidad de rescindir
unilateralmente la venta pactada, hecho de gran importancia pues tal y como fue advertido
anteriormente, el juez desestimó el examen de la oferta, sin consideración alguna al derecho de
rescisión previsto por las partes en dicha cláusula, utilizando una fórmula general sin asiento en la
voluntad de las partes, quedando claro, que mas allá de cualquier discusión acerca de que si la venta se
había perfeccionado entre las partes, la posibilidad de rescindir del contrato hace innecesario cualquier
otra consideración al respecto.
En consecuencia, por las anteriores consideraciones, esta Sala de Casación Civil declara con lugar la
presente denuncia de falso supuesto por desviación ideológica o intelectual en la calificación del
contrato. Así se establece.

            Por otra parte, la sentencia objeto de revisión analizó la denuncia de infracción del artículo 1161 del Código
Civil por errónea interpretación, la cual se fundamentó, en criterio del formalizante, al haber, el juzgador de alzada,
establecido que hubo transmisión de la propiedad conforme al mencionado artículo, siendo que, según el
recurrente, no hubo consentimiento legítimamente manifestado para que se produjera tal transmisión de propiedad;
al respecto, la Sala decidió lo siguiente:
 
La errónea interpretación ocurre cuando se desnaturaliza el sentido de la norma y se desconoce su
significado, en cuyo supuesto, el juzgador, aún reconociendo la existencia y validez de la norma
apropiada al caso, yerra en su alcance general y abstracto, haciéndose derivar de ella consecuencias que
no resultan de su contenido.(Sent. S.C.C. de fecha 30-07-09, caso: Yannet Vinicia Quijada Ledesma
contra José Luis Reyes González).
El artículo 1.161 del Código Civil señalado como infringido expresa:
“…En los contratos que tienen por objeto la transmisión de la propiedad u otro derecho, la propiedad o
derecho se transmiten y se adquieren por efecto del consentimiento legítimamente manifestado…”.
A fin de constatar lo denunciado por el formalizante, es menester revisar lo indicado por la recurrida al
respecto:
“…Por otra parte, la declaración accesoria de la Cláusula (sic) Novena (sic) en cuanto a que “mientras
no se otorgue el documento de venta en la Oficina (sic) de Registro (sic) “LA OFERIDA
COMPRADORA” pagará los cánones de arrendamiento que se venzan”, no implica inferir
necesariamente que las partes entendieron que no se había transferido la propiedad. Sumado al hecho
de que el contrato no contiene un inequívoco reconocimiento de la conservación de la propiedad en
manos de los codemandados, presumir que las partes, quienes no son abogados, tienen un preciso
conocimiento de todos los aspectos legales de las negociaciones que realizan, sería desconocer las
realidades sociales y del mundo de la contratación, sobre todo si se considera que la referida
declaración de la Cláusula (sic) Novena (sic) es solamente un aspecto accidental y no revelado como
determinante o esencial del contrato. Por lo que constatado que entre las partes se celebró una
compraventa (sic), sin que, de la verificada común intención de las mismas, aparezca que hayan
sujetado la transmisión de propiedad a término, condición u otra modalidad, dicha transferencia de
propiedad, se produjo por mandato de la ley, de conformidad con el precepto del artículo 1.161 del
Código Civil; lo cual cobra mayor vigencia, al entender este sentenciador que dicha cláusula, no puede
ser vista aisladamente, sin considerar el intento práctico de las partes, que surge del contrato en su
conjunto, que no es otro, que la venta del inmueble con diferimiento del cumplimiento de la tradición y
del pago del saldo del precio. Por ello, la Cláusula (sic) Novena (sic) no puede desvirtuar la naturaleza
de contrato de compraventa que surge claramente del intento práctico de las partes, en consecuencia, la
excepción formulada por los co-demandados de autos de que lo estipulado en la Cláusula (sic) Novena
(sic) es suficiente para determinar la no transmisión de propiedad y la naturaleza preparatoria del
contrato, no puede prosperar; Y ASI (sic) SE DECIDE.
Con fundamento a los anteriores razonamientos, este Sentenciador (sic) calificó como compra-venta el
contrato que la demandante y los codemandados celebraron en fecha 08 (sic) de junio de 2007, en
virtud de que el propósito de las partes, tomando en cuenta las exigencias de la ley, la verdad y la
buena fe, consistió en la transferencia de propiedad a cambio del precio pactado; en consecuencia de lo
cual el negocio jurídico celebrado por las partes, se subsume en la disposición del artículo 1.474 del
Código Civil, el cual establece que “La venta es un contrato por el cual el vendedor se obliga a
transferir la propiedad de una cosa y el comprador a pagar el precio”, transferencia de propiedad que
entre las partes se produjo como efecto del consentimiento legítimamente manifestado, por mandato
del artículo 1.161 del Código Civil, quedando pendiente de cumplimiento la obligación principal de los
codemandados de hacer la tradición (artículo 1.488 Código Civil) mediante el otorgamiento del
documento de propiedad ante la Oficina (sic) de Registro (sic) competente, y la principal de la
demandante de pagar el saldo del precio…”. (Mayúsculas del texto y subrayado de la Sala).
De lo anterior se observa que la recurrida al calificar el contrato como una compra-venta, estableció
que hubo transmisión de la propiedad como efecto del consentimiento legítimamente manifestado por
mandato del artículo 1.161 del Código Civil, lo cual a todas luces es incorrecto por cuanto como se
indicó en la primera denuncia por suposición falsa declarada con lugar, el ad quem erró al calificar el
contrato por cuanto el mismo no es una venta sino una opción a compra por las razones dadas en la
precitada denuncia y que se dan aquí por reproducidas.
De modo que, al ser el contrato de fecha 8 de junio de 2007 un contrato de promesa bilateral de
compra-venta el cual constituye un contrato preliminar en el cual las partes expresaron su
consentimiento ab initio para la celebración del contrato futuro, en modo alguno hubo transmisión de
la propiedad, lo cual evidencia el error en que incurrió el juez de alzada al considerar que hubo
transmisión de la propiedad conforme al artículo 1.161 del Código Civil, evidenciándose de esta
manera la errónea interpretación de tal artículo realizada por el ad quem, producto de la equívoca
consideración realizada al calificar el contrato en análisis, razón suficiente para declarar procedente la
presente denuncia. Así se decide.

IV
DE LA COMPETENCIA 
 
El artículo 336, numeral 10, de la Constitución le atribuye a la Sala Constitucional la potestad de “revisar
las sentencias definitivamente firmes de amparo constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o normas
jurídicas dictadas por los Tribunales de la República, en los términos establecidos por  la Ley Orgánica
respectiva”.
            Tal potestad de revisión de decisiones definitivamente firmes abarca fallos que hayan sido expedidos tanto
por las otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia como por los demás tribunales de la República, tal y como se
observa en el artículo 25, numerales 10 y 11, de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, pues la intención
final es que la Sala Constitucional ejerza su atribución de máximo intérprete de la Constitución, conforme lo
establece el artículo 335 del Texto Fundamental.
Ahora, por cuanto fue propuesta ante esta Sala la solicitud de revisión de la sentencia signada con el
alfanumérico RC-000460, dictada, el 27 de octubre de 2010, por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia, con fundamento en las anteriores consideraciones, esta Sala se declara competente para conocerla. Así se
declara. 
V
 CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
 
 
En el presente caso se pretende la revisión del fallo signado con el alfanumérico RC-000460, dictado, el 27
de octubre de 2010, por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, mediante el cual se
declaró con lugar el recurso de casación anunciado y formalizado por la parte demandada contra la sentencia
dictada por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, en fecha 19 de noviembre de 2009; en
consecuencia, se decretó la nulidad del fallo recurrido y se ordenó al Tribunal Superior que resultara competente,
dictar nueva sentencia corrigiendo el vicio que fue detectado en la referida decisión, con ocasión al juicio que, por
cumplimiento de contrato y oferta real de pago, siguió TOMCAR, C.A. ALMACÉN contra la Sucesión Amleto
Antonio Capuzzi Di Prinzio
Delimitada la competencia de esta Sala, es necesario señalar que, según el artículo 25, numerales 10 y 11,
de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, resulta posible ejercer la revisión en contra de sentencias
dictadas por las otras Salas de este Alto Tribunal, siempre y cuando hayan: (i) desconocido algún precedente
dictado por la Sala Constitucional; (ii) efectuado una indebida aplicación de una norma o principio constitucional;
(iii) producido un error grave en su interpretación o por falta de aplicación o infracción de algún principio o normas
constitucionales; o, (iv) incurrido en violaciones de derechos constitucionales.
 Ahora, esta Sala aprecia, según se desprende de las actas, que la sentencia sometida a revisión tiene el
carácter de definitivamente firme, y, en tal  sentido, pasa a pronunciarse acerca de la procedencia de la presente
solicitud de revisión, a cuyo fin observa que el apoderado judicial de la solicitante, como antes se apuntó, denunció
la violación de los derechos constitucionales de su representada a la seguridad jurídica y a una decisión motivada
que garantice su derecho a la defensa, por cuanto, según consideró, la sentencia objeto de revisión obvió considerar
sus alegaciones planteadas en sus escritos de impugnación y contrarréplica, respecto a la inadmisibilidad del recurso
de casación interpuesto por la parte demandada, que de haber sido tomados en cuenta -según su criterio- habrían
conducido a la declaratoria de inadmisibilidad del recurso de casación, al confundir el valor del objeto de la
pretensión (tradición de la cosa) con el precio de la venta, por lo que concluyó que la decisión de la causa no podía
estar sometida al control de la casación, por falta del requisito de la cuantía, siendo la oferta real, en el caso bajo
estudio, una causa accesoria a la principal.
 
Asimismo, el apoderado judicial de la solicitante denunció que la Sala de Casación Civil incurrió en el vicio
de incongruencia negativa, por cuanto omitió pronunciarse acerca de sus alegatos, específicamente, al analizar la
denuncia de falso supuesto por desviación ideológica en la calificación del contrato; y que, además, dicha Sala creó
un nuevo criterio sobre la naturaleza jurídica del contrato de compra venta, tomando en consideración sólo el
documento del 08 de julio de 2007, y no el resto de las pruebas producidas en el juicio, y consideró que se trataba
de un contrato de promesa bilateral de compra venta.
 
Además, la solicitante de la revisión alegó que la Sala de Casación Civil, en la sentencia objeto de revisión,
aplicó un criterio distinto al pacífico y vigente para el momento de la interposición de la demanda, que era la
sentencia n.° 116, del 12 de abril de 2005, caso: Ana Morela Serrano Iriarte y otro contra Trina Cecilia Ruiz
Velutini, sino el indicado en la decisión n.° 358 del 09 de julio de 2009, caso: Ada Preste contra Desarrollos 20699,
C.A.
 
Al respecto, esta Sala observa que, la sentencia objeto de revisión que conoció del recurso de casación
interpuesto por la parte actora, en el juicio primigenio, al analizar el alegato de la parte actora, aquí solicitante, en el
escrito de impugnación en relación a la declaratoria de inadmisibilidad del recurso de casación expresó que, en el
caso bajo estudio, no se estimó la demanda en el libelo, pero que a pesar de ello, de acuerdo con la doctrina de dicha
Sala, se pudo constatar, del escrito de demanda, una cantidad relativa al monto del inmueble objeto del contrato de
opción de compra venta de donde se tomó el valor de lo litigado, que es el del inmueble objeto del contrato,
correspondiente a dos millones ciento nueve mil seiscientos noventa y siete mil con ciento cuarenta y ocho céntimos
de bolívares fuertes (Bs.F 2.109.697,148), que supera el monto exigido para acceder a casación.
 
De lo anterior, esta Sala constata que la Sala de Casación Civil tomó en consideración el alegato de
inadmisibilidad del recurso, esgrimido por la parte actora en el juicio primigenio, realizó el análisis, producto de su
apreciación soberana, y resolvió la denuncia planteada en el escrito de impugnación, razón por la cual no puede
considerarse que, en cuanto a este particular, la sentencia objeto de revisión vulnere de manera grosera y directa
alguna disposición consagrada en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela o desconozca algún
criterio de interpretación constitucional fijado por esta Sala, motivo por el cual, se desestima dicha denuncia. Así se
decide.
 
Ahora, con relación al vicio denunciado por la solicitante en relación a que la Sala de Casación Civil no
tomó en consideración sus alegatos en cuanto a la naturaleza del contrato, al analizar la denuncia del primer caso de
suposición falsa; al respecto, esta Sala observa que, la sentencia objeto de revisión determinó que el juez de la
recurrida al interpretar el contrato de fecha 08 de junio de 2007, acompañado como documento fundamental de la
demanda, consideró que la intención era la celebración de un contrato de compra venta, cuyo consentimiento sobre
la cosa y precio se produjo por la oferta de venta de los codemandados y la aceptación de la demandante.
 
Seguidamente, la Sala de Casación Civil realizó un estudio acerca de la naturaleza del contrato de compra
venta y la promesa bilateral de compra venta y aplicó la doctrina contenida en la sentencia del 09 de julio de 2009,
caso: Ada Preste de Suárez y Santiago Suárez Ferreyro contra desarrollos 20699, C.A., para concluir que del
análisis de las cláusulas del contrato se desprende que se trata de un contrato de promesa bilateral de compra venta,
y que de su texto se deriva la intención de las partes de celebrar una opción de compra venta.   
 
Al respecto, esta Sala observa que la sentencia objeto de revisión, al llegar a la anterior conclusión no tomó
en consideración el criterio establecido en la sentencia RC-00116, del 12 de abril de 2005, caso:  Ana Morela
Serrano Iriarte y otro contra Trina Cecilia Ruiz Velutini,  vigente para la fecha de interposición de la demanda,
relativa al caso bajo estudio, en donde se estableció la naturaleza del contrato de opción de compra venta, en el
sentido siguiente:

De la trascripción antes realizada, la Sala observa que el juez de alzada consideró que las partes al
suscribir el contrato de opción de compra venta, realizaron una verdadera venta, al darse los dos
elementos esenciales objeto y precio del cual se dio un anticipo, y la tradición había quedado diferida
para el pago del saldo del precio, al momento de obtenerse el crédito por los accionantes, y el
cumplimiento por la demandada vendedora de la transferencia de la propiedad del inmueble en forma
registral.
Asimismo, observa la Sala, que el juez superior, contrariamente a lo denunciado, realizó una acertada
interpretación del artículo 1.167 del Código Civil, pues en la misma el juzgador señaló la existencia de
un contrato de opción de compra-venta y un documento privado celebrado entre las partes, en el cual
quien lo incumplió fue la demandada, estando perfectamente facultados los actores para solicitar el
cumplimiento del contrato, situación fáctica que forma parte del supuesto de hecho de la referida
norma, que es precisamente lo planteado en el juicio.
Con base en lo antes expuesto, resultó correctamente interpretado del artículo 1.527 del Código Civil.
En cuanto a la infracción del artículo 1.527 del Código Civil, que dispone “... La obligación del
comprador es pagar el precio en el día y en el lugar determinados por el contrato...”, se evidencia en
la sentencia recurrida que el juzgador en su parte motiva y dispositiva no se fundamentó en el referido
artículo tal como lo expresa el formalizante, sino que de la interpretación del contrato de opción de
compra venta, el contradocumento y las pruebas cursantes en autos, estableció que las partes debían
dar cumplimiento a sus respectivas obligaciones contraídas, tales como pagar la parte actora el saldo
del precio, y la demandada, otorgar el documento de propiedad, por lo que en el caso de autos no se
configuró el vicio de errónea interpretación alegado.
En consecuencia, se declara improcedente la presente denuncia de infracción de los artículos 1.167 y
1.527 del Código Civil, por errónea interpretación. Así se decide.

Sobre este particular, la Sala de Casación Civil, en la doctrina vigente para el caso bajo análisis
asimiló, en un caso similar al de autos, el contrato de opción de compra venta al de compra venta cuando
constaran los elementos propios de dicho contrato, como es la determinación de los sujetos, el acuerdo de
voluntad y del precio.
 
            De conformidad con la jurisprudencia de la Sala de Casación Civil, antes referida, se puede afirmar que el
juez de la recurrida actuó ajustado a derecho cuando asimiló la naturaleza del contrato de promesa bilateral de venta
celebrado en el caso bajo estudio con un contrato de venta. Así se establece.
 
En este sentido, esta Sala Constitucional ha expresado, en sentencia n.° 3057, del 14 de diciembre de 2004,
caso: Seguros Altamira C.A., lo siguiente:
 
(…) la reiteración y la uniformidad constituyen exigencias cardinales para la determinación de la
existencia de un criterio jurisprudencial; no obstante, las mismas no son absolutas ya que, algunas
veces, la jurisprudencia es vacilante y no se consolida. Por otra parte, en algunos supuestos
(excepcionales) podría ser suficiente una sola sentencia como por ejemplo, cuando se produce un
cambio de criterio mediante un razonamiento expreso y categórico, o cuando se dilucida por vez
primera un asunto o cuando la falta de frecuencia de casos análogos no permitan la reiteración de la
doctrina legal.
 
En anteriores oportunidades, esta Sala ha hecho referencia a los criterios jurisprudenciales, sus cambios y la
relación que existe entre los mismos y los principios de confianza legítima y seguridad jurídica en el ámbito
jurisdiccional (sentencia n.° 327, del 07 de marzo de 2008, caso: Promotora 204, C.A.) en los siguientes términos:  
 
La expectativa legítima es relevante para el proceso. Ella nace de los usos procesales a los cuales las
partes se adaptan y tomándolos en cuenta, ejercitan sus derechos y amoldan a ellos su proceder,
cuando se trata de usos que no son contrarios a derecho’.
Con la anterior afirmación, la Sala le dio valor al principio de expectativa plausible, el cual sienta sus
bases sobre la confianza que tienen los particulares en que los órganos jurisdiccionales actúen de la
misma manera como lo ha venido haciendo, frente a circunstancias similares.
Así, es claro que en nuestro ordenamiento jurídico, con excepción de la doctrina de interpretación
constitucional establecida por esta Sala, la jurisprudencia no es fuente directa del Derecho.  Sin
embargo, la motivación de los fallos proferidos por las Salas de Casación que trasciendan los límites
particulares del caso sub iúdice, para ser generalizada mediante su aplicación uniforme y constante a
casos similares, tiene una importancia relevante para las partes en litigio dada la función de corrección
de la actividad jurisdiccional de los tribunales de instancia que ejercen las Salas de Casación de este
Alto Tribunal, cuando desacaten o difieran de su doctrina, la cual, de acuerdo con el artículo 321 del
Código de Procedimiento Civil y con el artículo 177 de la Ley Orgánica Procesal de Trabajo, deben
procurar acoger para defender la integridad de la legislación y la uniformidad de la jurisprudencia.
Por ello, la doctrina de casación, sin ser fuente formal del Derecho, en virtud de que sienta principios
susceptibles de generalización, cuya desaplicación puede acarrear que la decisión proferida en
contrario sea casada, se constituye en factor fundamental para resolver la litis y, en los casos en que
dicha doctrina establezca algún tipo de regulación del proceso judicial, sus efectos se asimilan a los
producidos por verdaderas normas generales.
De tal forma, que en la actividad jurisdiccional el principio de expectativa plausible, en cuanto a la
aplicación de los precedentes en la conformación de reglas del proceso, obliga a la interdicción de la
aplicación retroactiva de los virajes de la jurisprudencia. En tal sentido, el nuevo criterio no debe ser
aplicado a situaciones que se originaron o que produjeron sus efectos en el pasado, sino a las
situaciones que se originen tras su establecimiento, con la finalidad de preservar la seguridad jurídica y
evitar una grave alteración del conjunto de situaciones, derechos y expectativas nacidas del régimen en
vigor para el momento en que se produjeron los hechos. 
No se trata de que los criterios jurisprudenciales previamente adoptados no sean revisados, ya que tal
posibilidad constituye una exigencia ineludible de la propia función jurisdiccional, por cuanto ello
forma parte de la libertad hermenéutica propia de la actividad de juzgamiento, sino que esa revisión no
sea aplicada de manera indiscriminada, ni con efectos retroactivos, vale decir, que los requerimientos
que nazcan del nuevo criterio, sean exigidos para los casos futuros y que se respeten, en consecuencia,
las circunstancias fácticas e incluso de derecho, que existan para el momento en el cual se haya
presentado el debate que se decida en el presente (Subrayado del fallo citado).
 
Asimismo, conforme con lo antes expuesto, esta Sala ha reiterado en múltiples fallos, entre ellos, la
sentencia n.° 3702, del 19 de diciembre de 2003, caso:Salvador de Jesús González Hernández, entre otras, que “la
aplicación retroactiva de un criterio jurisprudencial, iría en contra de la seguridad jurídica que debe procurarse
en todo Estado de Derecho”.  
 
            Por estos motivos, en el caso bajo análisis, se puede señalar que la Sala de Casación Civil del Tribunal
Supremo de Justicia, en la sentencia objeto de revisión, desconociendo un criterio reiterado por jurisprudencia
pacífica para el año 2007, fecha de la interposición de la demanda en el juicio primigenio, analizó el contrato de
promesa bilateral de compra venta, concluyó que, en el presente caso, no se había celebrado el contrato de compra
venta, y declaró con lugar el recurso de casación, declaró la nulidad de la sentencia dictada, el 19 de noviembre de
2009, por el Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, Bancario, de Tránsito y de Protección del Niño y del
Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, y, en consecuencia, ordenó al Tribunal Superior
que resultara competente, dictar nueva sentencia corrigiendo el supuesto vicio en que había incurrido, todo lo cual,
en definitiva, lo realizó desconociendo el criterio vigente para el caso bajo análisis, que asimilaba el contrato de
opción de compra venta, cuando se encuentran presentes los elementos de una compra venta, a un contrato
definitivo de compra venta, y vulnerando los principios jurídicos fundamentales de seguridad jurídica y confianza
legítima, así como el derecho constitucional a la igualdad de la recurrente en casación (aquí solicitante), quien, a su
vez, tenía la expectativa plausible de que su asunto se decidiera de acuerdo con la jurisprudencia que imperaba, para
ese entonces, en casos análogos.
 
Por lo antes expuesto, esta Sala estima procedente la revisión solicitada, y visto que el fallo impugnado
obvió los criterios e interpretación de las normas y principios constitucionales por parte de esta Sala Constitucional,
antes señalados, declara que ha lugar a la revisión de la decisión signada con el alfanumérico RC. 000460, del 27 de
octubre de 2010, la cual se anula; en consecuencia, también se anula la sentencia dictada, en reenvío, por el Juzgado
Superior Segundo en lo Civil, Mercantil, Bancario, del Tránsito y de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de
la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo, el 12 de mayo de 2011, así como la decisión dictada por la Sala de
Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia n.° 000404, del 08 de junio de 2012, que conoció del recurso de
casación interpuesto contra la sentencia dictada por el referido Juzgado Superior, actuando en reenvío, y se ordena a
una Sala de Casación Civil, Accidental, emitir nuevo fallo en el que aplique a los recurrentes el criterio que había
sentado en la sentencia del 12 de abril de 2005, antes referida.  Así se decide.
VI
DECISIÓN
 
Por las razones expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Constitucional, administrando justicia
en nombre de la República por autoridad de la Ley, declara:
1.  HA LUGAR la solicitud de revisión constitucional que interpuso el abogado Luis Eduardo Henríquez,
en su carácter de apoderado judicial deTOMCAR, C.A. ALMACÉN, de la sentencia signada con el alfanumérico
RC. 000460, del 27 de octubre de 2010, que dictó, la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia; en
consecuencia se ANULA dicha decisión.
2. Igualmente, se ANULA la sentencia dictada, en reenvío, por el Juzgado Superior Segundo en lo Civil,
Mercantil, Bancario, del Tránsito y de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del
Estado Carabobo, el 12 de mayo de 2011, así como la decisión dictada por la Sala de Casación Civil del Tribunal
Supremo de Justicia n.° 000404, del 08 de junio de 2012, que conoció del recurso de casación interpuesto contra la
sentencia dictada por el referido Juzgado Superior, actuando en reenvío.
3. Se REPONE la causa al estado en que la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia,
constituida en forma Accidental, dicte nuevo fallo de acuerdo con el criterio que fue expuesto en la presente
decisión.
Publíquese, regístrese y archívese el expediente. Remítase copia certificada de la presente decisión a la Sala
de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia y al Juzgado Superior Segundo en lo Civil, Mercantil, Bancario,
del Tránsito y de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo.
Cúmplase lo ordenado.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia, en Caracas, a                                los 16 días del mes de agosto de dos mil trece (2013). Años: 203° de la
Independencia y 154° de la Federación.
                                                                                                 

La Presidenta de la Sala,                                                         
 
 
 
Gladys María Gutiérrez Alvarado
El Vicepresidente,
 
  
Francisco Antonio Carrasquero López
 
Los Magistrados,
 

Luisa Estella Morales Lamuño


Marcos Tulio Dugarte Padrón
Carmen Zuleta de Merchán
Arcadio Delgado Rosales
Juan José Mendoza Jover
                 Ponente

El Secretario,
 
 
José Leonardo Requena Cabello
Exp. N.° 13-0470
JJMJ/

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