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Núcleos

Problemáticos I
 Tema: Síndrome de Down.

 Profesor: Selzer, Alberto.

 Integrante: Carmen, Maira. DNI: 37.013.962

 Fecha de Entrega: 29 de Octubre de 2012.


Resumen

A partir del presente trabajo se intentará en primer lugar aportar información acerca de
la definición del Síndrome de Down, así como también de cuáles son sus causas y
características, como ha evolucionado su estudio a lo largo de la historia, como se
puede llevar a cabo un diagnóstico prenatal del Síndrome y cuáles son las estrategias
de afrontamiento que se pueden poner en práctica en relación a él.

Palabras Claves.

Síndrome de Down; información genética; causas; características; estrategias de


afrontamiento.

Problemas:

- ¿En qué consiste el Síndrome de Down?


- ¿Cuál ha sido la Historia del Síndrome de Down?
- ¿Cuáles son sus posibles causas? ¿Es la edad de la madre un factor de
determinación importante?
- ¿Existen formas de diagnosticar el Sindrome de Down durante el embarazo?
- ¿Cuáles pueden ser las estrategias de afrontamiento posibles?

Objetivos:

- Definir Síndrome de Down


- Efectuar un breve recuento histórico acerca del Síndrome.
- Determinar los posibles factores que puedan determinar la aparición del
trastorno.
- Determinar las formas posibles de diagnóstico pre-natal.
- Determinar las prácticas y/o factores que pueden favorecer a las personas que
padecen del Síndrome.
 Síndrome de Down
Definición:
Por lo general, cada sujeto posee 23 pares de cromosomas (es decir, 46 cromosomas
en total). El par está formado por un cromosoma que hereda del óvulo de la madre y
otro del espermatozoide de su progenitor. Los afectados por síndrome de Down poseen
un mal congénito caracterizado por la presencia de un cromosoma 21 demás, o sea
que poseen 47 cromosomas en total. Este trastorno se conoce también como trisomía
21, ya que los individuos tienen tres cromosomas 21 en lugar de dos.

Cariotipo (conjunto de cromosomas de un individuo) mostrando una trisomía libre del


par 21.

Historia del síndrome de Down

El dato arqueológico más antiguo del que se tiene noticia sobre el síndrome de Down
es el hallazgo de un cráneo sajón del siglo VII, en el que se describieron anomalías
estructurales compatibles con un varón con dicho síndrome. También existen
referencias a ciertas esculturas de la cultura olmeca que podrían representar a
personas afectadas por el SD.

La pintura al temple sobre madera “La Virgen y el Niño” de Andrea Mantegna (1430-
1506) parece representar un niño con rasgos que evocan los de la trisomía, así como el
cuadro de Sir Joshua Reynolds (1773) “Retrato de Lady Cockburn con sus tres hijos”,
en el que aparece uno de los hijos con rasgos faciales típicos del SD.
El primer informe documentado de un niño con SD se atribuye a Étienne Esquirol en
1838, denominándose en sus inicios “cretinismo” o “idiocia furfurácea”. P. Martin
Duncan en 1886 describe textualmente a “una niña de cabeza pequeña, redondeada,
con ojos achinados, que dejaba colgar la lengua y apenas pronunciaba unas pocas
palabras.

En ese año el médico inglés John Langdon Down trabajaba como director del Asilo
para Retrasados Mentales de Earlswood, en Surrey, realizando un exhaustivo estudio a
muchos de sus pacientes. Con esos datos publicó en el London Hospital Reports un
artículo titulado: “Observaciones en un grupo étnico de retrasados mentales” donde
describía pormenorizadamente las características físicas de un grupo de pacientes que
presentaban muchas similitudes, también en su capacidad de imitación y en su sentido
del humor.

Las primeras descripciones del síndrome achacaban su origen a diversas


enfermedades de los progenitores, estableciendo su patogenia con base en una
involución o retroceso a un estado filogenético más “primitivo”.

Alguna teoría más curiosa indicaba la potencialidad de la tuberculosis para “romper la


barrera de especie”, de modo que padres occidentales podían tener hijos “orientales” (o
“mongólicos”, en expresión del propio Dr. Down, por las similitudes faciales de estos
individuos con los grupos nómades del centro de Mongolia). Tras varias
comunicaciones científicas, finalmente en 1909 G. E. Shuttleworth menciona por
primera vez la edad materna avanzada como un factor de riesgo para la aparición del
síndrome. De camino a la denominación actual el síndrome fue rebautizado como
“idiocia calmuca” o “niños inconclusos”.

En cuanto a su etiología, es en el año 1932 cuando se hace referencia por vez primera
a un reparto anormal de material cromosómico como posible causa del SD.En 1956
Tjio y Levan demuestran la existencia de 46 cromosomas en el ser humano y poco
después, en el año 1959 Lejeune, Gautrier y Turpin demuestran que las personas con
SD portan 47 cromosomas. (Esto último lo demostró de manera simultánea la inglesa
Pat Jacobs, olvidada a menudo en las reseñas históricas).

En 1961 un grupo de científicos (entre los que se incluía un familiar del Dr. Down)
proponen el cambio de denominación al actual “Síndrome de Down”, ya que los
términos “mongol” o “mongolismo” podían resultar ofensivos. En 1965 la OMS
(Organización Mundial de la Salud) hace efectivo el cambio de nomenclatura tras una
petición formal del delegado de Mongolia. El propio Lejeune propuso la denominación
alternativa de “trisomía 21” cuando, poco tiempo después de su descubrimiento, se
averiguó en qué par de cromosomas se encontraba el exceso de material genético

¿Qué causa el síndrome de Down?


Normalmente, en el momento de la concepción, un bebé hereda información genética
de sus padres en forma de 46 cromosomas: 23 de la madre y 23 del padre. Sin
embargo, en la mayoría de casos de síndrome de Down el niño hereda un cromosoma
de más –teniendo un total de 47 cromosomas en vez de 46. Es ese material genético
adicional el que provoca las deficiencias físicas y cognitivas asociadas al síndrome de
Down.

A pesar de que no se sabe con seguridad por qué ocurre el síndrome de Down y no
hay ninguna forma de prevenir el error cromosómico que lo provoca, los científicos
saben que las mujeres de 35 años en adelante tienen un riesgo significativamente más
alto de tener un niño con esta anomalía. Por ejemplo, a los 30 años, una mujer tiene
una probabilidad de concebir un hijo con síndrome de Down inferior a 1 entre 1.000. La
probabilidad aumenta a 1 entre 400 a los 35 años, y a los 42 asciende
aproximadamente a 1 entre 60.

Cribado y Diagnóstico prenatal

Hay dos tipos de pruebas prenatales para detectar el síndrome de Down en un feto: las
pruebas de cribado y las pruebas diagnósticas. Las pruebas de cribado estiman el
riesgo de que un feto tenga síndrome de Down; las pruebas diagnósticas permiten
afirmar o negar si el feto padece efectivamente esa anomalía.

Las pruebas de cribado son no invasivas y generalmente indoloras. Al no poder dar una
respuesta definitiva a la pregunta de si el bebé tiene o no síndrome de Down, se
utilizan prioritariamente para ayudar a los padres a decidir si quieren o no someterse
posteriormente a pruebas diagnósticas.

Las pruebas diagnósticas tienen una precisión de aproximadamente el 99% a la hora


de detectar el síndrome de Down y otras anomalías cromosómicas. No obstante,
puesto que se realizan dentro del útero, se asocian a cierto riesgo de aborto y otras
complicaciones. Por este motivo, generalmente solo se recomiendan a mujeres de 35
años en adelante, a las parejas con antecedentes familiares de defectos genéticos o
cuando se ha obtenido un resultado anómalo en las pruebas de cribado. Si no está
segura de qué prueba, en caso de que deba hacerse alguna, es la más adecuada para
usted, el médico que lleve su embarazo o un asesor genético podrá ayudarle
explicándole las ventajas y los inconvenientes de cada una.

Las pruebas de cribado incluyen:

 Prueba de la traslucencia nucal. Esta prueba, que se realiza entre las


semanas 11 y 14 de embarazo, utiliza la ecografía para medir el grosor del
pliegue nucal, ubicado detrás del cuello del feto. (En los bebés con síndrome de
Down y otras anomalías cromosómicas se tiende a acumular fluido en esa parte,
lo que hace que ese pliegue sea más grueso.) Esta medida, junto con la edad de
la madre y la edad gestacional del bebé, se puede utilizar para calcular la
probabilidad de que el bebé tenga síndrome de Down. La prueba de la
traslucencia nucal detecta correctamente el síndrome de Down en torno al 80%
de las veces; cuando se combina con un análisis de la sangre materna, aumenta
su precisión.
 El triple cribado (también conocido por su nombre inglés: “triple screening”) o
prueba de la alfa fetoproteína. En esta prueba se miden las cantidades de
diversas sustancias en la sangre materna, y, teniendo en cuenta la edad de la
madre, se estima la probabilidad de que el bebé tenga síndrome de Down.
Generalmente se practica entre la semana 15 y 20 de embarazo.
 Ecografía de alta precisión. Se suele realizar en conjunción con un análisis de
sangre materna, y en ella se determina si el feto presenta los rasgos físicos
asociados al síndrome de Down. De todos modos, esta prueba de cribado solo
tiene una precisión del 60% y a menudo da resultados falsos-positivos y falsos-
negativos.

Las pruebas diagnósticas incluyen:

 Amniocentesis. Esta prueba, que se realiza entre las semanas 16 y 20 de


embarazo, consiste en extraer una pequeña cantidad de líquido amniótico con
una aguja insertada en el abdomen, y posteriormente analizar las células fetales
contenidas en el líquido amniótico para detectar posibles anomalías
cromosómicas. La amniocentesis se asocia a un riesgo reducido de
complicaciones, como el parto prematuro y el aborto.
 Muestreo de vellosidades corionicas (coriales). El muestreo de vellosidades
corionicas consiste en extraer una parte minúscula de la placenta también con
una aguja que se inserta en el abdomen. La ventaja de esta prueba es que se
puede practicar antes que la amniocentesis, entre las semanas 8 y 12. La
desventaja es que se asocia a un riego ligeramente más alto de aborto y otras
complicaciones.
 Muestreo percutáneo de sangre umbilical. Habitualmente realizado a partir de
las 20 semanas de embarazo, en esta prueba se utiliza una aguja para extraer
una pequeña muestra de sangre del cordón umbilical del feto. Se asocia a
riesgos similares a los de la amniocentesis.

Después del nacimiento, el diagnóstico de síndrome de Down generalmente se puede


hacer simplemente mirando al bebé. Si el pediatra sospecha que un bebé tiene
síndrome de Down solicitará que le hagan un cariotipo –el conjunto de los cromosomas
del bebé agrupados por tamaño, número y forma- a partir de una muestra de sangre u
otro tejido, para verificar el diagnóstico.

Cuadro clínico característico del Síndrome de Down.

El SD es la causa más frecuente de discapacidad cognitiva psíquica congénita.


Representa el 25% de todos los casos de discapacidad cognitiva. Se trata de un
síndrome genético más que de una enfermedad según el modelo clásico, y aunque sí
se asocia con frecuencia a algunas enfermedades, la expresión fenotípica final es muy
variada de unas personas a otras. Como rasgos comunes se pueden reseñar su
fisiognomía peculiar, una hipotonía muscular generalizada, un grado variable de
discapacidad cognitiva y retardo en el crecimiento.

En cuanto al fenotipo han sido descritos más de 100 rasgos peculiares asociados al
SD, pudiendo presentarse en un individuo un número muy variable de ellos. De hecho
ninguno se considera constante o patognomónico aunque la evaluación conjunta de los
que aparecen suele ser suficiente para el diagnóstico.

Algunos de los rasgos más importantes son un perfil facial y occipital planos,
braquiocefalia (predominio del diámetro transversal de la cabeza), hendiduras
palpebrales oblicuas, diastasis de rectos (laxitud de la musculatura abdominal), raíz
nasal deprimida, pliegues epicánticos (pliegue de piel en el canto interno de los ojos),
cuello corto y ancho con exceso de pliegue epidérmico nucal, microdoncia, paladar
ojival, clinodactilia del quinto dedo de las manos (crecimiento recurvado hacia el dedo
anular), pliegue palmar único, y separación entre el primer y segundo dedo del pie. Las
enfermedades que se asocian con más frecuencia son las cardiopatías congénitas y
enfermedades del tracto digestivo (celiaquía, atresia/estenosis esofágica o duodenal,
colitis ulcerosa...). Los únicos rasgos presentes en todos los casos son la atonía
muscular generalizada (falta de un tono muscular adecuado, lo que dificulta el
aprendizaje motriz) y la discapacidad cognitiva aunque en grados muy variables. 19
Presentan, además, un riesgo superior al de la población general, para el desarrollo de
enfermedades como leucemia (leucemia mieloide aguda), diabetes, hipotiroidismo,
miopía, o luxación atloaxoidea (inestabilidad de la articulación entre las dos primeras
vértebras, atlas y axis, secundaria a la hipotonía muscular y a la laxitud ligamentosa).
Todo esto determina una media de esperanza de vida entre los 50 y los 60 años,
aunque este promedio se obtiene de una amplia horquilla interindividual (las
malformaciones cardíacas graves o la leucemia, cuando aparecen, pueden ser causa
de muerte prematura). El grado de discapacidad intelectual también es muy variable,
aunque se admite como hallazgo constante una discapacidad ligera o moderada. No
existe relación alguna entre los rasgos externos y el desarrollo intelectual de la persona
con SD.

Enfermedades asociadas más frecuentes

Cardiopatías

Entre un 40 y un 50% de los recién nacidos con SD presentan una cardiopatía


congénita, es decir, una patología del corazón presente en el momento del nacimiento,
siendo estas la causa principal de mortalidad en niños con SD. Algunas de estas
enfermedades sólo precisan vigilancia para comprobar que su evolución es adecuada,
mientras que otras pueden necesitar tratamiento quirúrgico urgente. Casi la mitad de
ellas se corresponden con defectos del septo aurículo-ventricular (ausencia de cierre
más o menos completa de la pared que separa aurículas y ventrículos). Una tercera
parte (en torno al 30% según las fuentes) son defectos de cierre del septo ventricular
(pared que separa los ventrículos entre sí), y con menos frecuencia se encuentran
otras enfermedades como ostium secundum, ductus arterioso persistente o tetralogía
de Fallot.24 En general casi todos estos defectos provocan paso inapropiado de sangre
desde las cavidades izquierdas del corazón a las derechas, aumentando la circulación
pulmonar. La tetralogía de Fallot, en cambio, provoca un cortocircuito inverso, por lo
que disminuye el flujo sanguíneo pulmonar y aparece cianosis (color azulado por la
deficiente oxigenación de la sangre), sobre todo en crisis de llanto o esfuerzos. Esta es
una patología grave que precisa cirugía, habitualmente en el primer año de vida, para
reparar los defectos. Es frecuente que el examen clínico del recién nacido no ofrezca
datos de sospecha por lo que pueden quedar sin diagnosticar en la etapa neonatal
hasta un 50% de los recién nacidos con cardiopatía congénita. Por este motivo se
recomienda la realización de una ecografía del corazón a todo recién nacido con SD. 25
En la etapa de adolescencia o adulto joven pueden aparecer defectos en las válvulas
cardíacas (Con mayor frecuencia, prolapso de la válvula mitral). Los adultos con SD
presentan, en cambio, menor riesgo de arterioesclerosis y unas cifras de tensión
arterial inferiores a las de la población general, por lo que se consideran un grupo
poblacional protegido frente a enfermedad coronaria (angina de pecho, infarto de
miocardio).

Alteraciones gastrointestinales

La frecuencia de aparición de anomalías o malformaciones digestivas asociadas al SD


es muy superior a la esperada en población general: en torno al 10% de las personas
con SD presentan alguno de estos trastornos. La lista de anomalías y su expresión
clínica (gravedad con la que se presentan) es muy amplia y variable, pero las que
presentan una mayor incidencia son la atresia esofágica, la atresia o estenosis
duodenal, las malformaciones anorrectales, el megacolon agangliónico (Enfermedad de
Hirschsprung) y la celiaquía.

El riesgo de aparición en niños con SD es casi 30 veces superior al de la población


general, y precisa tratamiento quirúrgico precoz para impedir aspiración de saliva y
alimento a la vía aérea y permitir el tránsito adecuado de alimentos hasta el estómago.
Un cuadro similar se presenta en la atresia o estenosis duodenal (atresia: obstrucción
total, estenosis: obstrucción parcial), pero en este caso en la porción de intestino
situada inmediatamente tras el estómago. Puede deberse a una compresión mecánica
del páncreas por una anomalía en su desarrollo denominada “páncreas anular”. Esta
malformación (la atresia duodenal) aparece hasta en el 8% de los niños recién nacidos
con SD. El ano imperforado es la malformación anorrectal más frecuente en niños con
SD: se ha descrito una incidencia del 2-3% (es decir, dos o tres da cada cien niños
recién nacidos con SD lo presentan), mientras que su aparición en la población general
se estima en torno a uno de cada 5.000. Su diagnóstico es clínico y su tratamiento
quirúrgico. Otros trastornos relativamente frecuentes son el megacolon, o dilatación
excesiva de la porción distal del tracto digestivo por un defecto en la relajación y la
enfermedad celíaca (intolerancia digestiva al gluten), que aparecen también con una
frecuencia superior a la que se presenta en recién nacidos sin el síndrome.

Trastornos endocrinos
Las personas con SD de cualquier edad tienen un riesgo superior al promedio de
padecer trastornos tiroideos. Casi la mitad presentan algún tipo de patología de tiroides
durante su vida. Suele tratarse de hipotiroidismos leves adquiridos o autoinmunes que
en muchos casos no precisan tratamiento, aunque cuando su gravedad lo requiere
deben instaurarse lo más precozmente posible para no ver comprometido el potencial
de desarrollo intelectual.

Trastornos de la visión

Más de la mitad (60%) de las personas con SD presentan durante su vida algún
trastorno de la visión susceptible de tratamiento o intervención. El astigmatismo, las
cataratas congénitas o la miopía son las enfermedades más frecuentes. Dada la
enorme importancia que la esfera visual supone para el aprendizaje de estos niños se
recomiendan controles periódicos que corrijan de manera temprana cualquier déficit a
este nivel.

Trastornos de la audición

La particular disposición anatómica de la cara de las personas con SD determina la


aparición frecuente de hipoacusias de transmisión (déficits auditivos por una mala
transmisión de la onda sonora hasta los receptores cerebrales). Esto es debido a la
presencia de enfermedades banales pero muy frecuentes como impactaciones de
cerumen, otitis serosas, colesteatomas o estenosis del conducto auditivo, lo que
ocasiona la disminución de la agudeza auditiva hasta en el 80% de estos individuos.

Trastornos odontoestomatológicos

Las personas con SD tienen una menor incidencia de caries, pero suelen presentar con
frecuencia trastornos morfológicos por malposiciones dentarias, agenesia (ausencia de
formación de alguna pieza dentaria), o retraso en la erupción dentaria. Son necesarias
revisiones periódicas para una corrección precoz de los trastornos más importantes o
que comprometan la función masticatoria o fonatoria.

Estrategias de Afrontamiento de la enfermedad.

Tiempo después de que sea diagnosticado el síndrome en el niño los padres deben ser
orientados a participar en diversos programas de desarrollo infantil, el fin de estos
programas es proveerles instrucción especial para que aprendan la mejor forma de
enseñar a su hijo el lenguaje, medios de aprendizaje, formas de ayudarse a sí mismos,
como comportarse socialmente y diversos ejercicios para su desarrollo motriz.

Está demostrados por diversos estudios que, cuánto más pronto el niño sea guiado por
sus padres de esta forma, mayor probabilidad tendrá de poder desarrollarse al máximo
de sus posibilidades.
Como los niños con síndrome de down no pueden alcanzar logros intelectuales muy
complejos, es importante que las autoridades escolares y el núcleo familiar no
impongan limitaciones en cuanto a su capacidad, la aceptación de la sociedad hacia
estos niños contribuye a que puedan trabajar y vivir de forma independiente en la
comunidad y que su desarrollo sea más rápido.

La familia será siempre el primer y más importante vínculo no sólo del niño con
síndrome de down, sino de cualquier individuo, y deben ser los padres los que crean
fervientemente en las posibilidades de desarrollo de su hijo, pero se requerirá también
ayuda de un especialista, ya que debido a las diversas enfermedades propensas a
aparecer se debe ejercer un control periódico.

En la actualidad existen diversos programas médicos con controles pediátricos que


tienen como objetivo detectar futuras patologías que puedan presentarse. Podemos
afirmar que cuanto mayor sea su salud física y corporal, mayores serán las
posibilidades de desarrollarse intelectualmente: el niño aprenderá más cuanto
descansado se sienta, cuanto mejor vea y oiga, cuanto mejor alimentado esté, cuanto
mejor esté vacunado y controlado por su pediatra.

Importancia de la Estimulación Temprana

El único milagro para la persona con síndrome de Down es su educación

La finalidad de la Estimulación Temprana (ET) consiste en que el niño con síndrome de


Down genere su propia personalidad, su ubicación en la familia y luego en la sociedad.
Las técnicas para desarrollar una estimulación adecuada pueden ser variadas, pero
deben responder a un plan o programa, previamente organizado. Pero más allá de los
métodos, es la actitud lo más importante.

Todas las funciones del cuerpo humano están controladas por el cerebro y es una
realidad que los científicos de hoy lo dejaron de ver como algo estático e inamovible,
muchos conceptos de estudiosos del tema en las distintas universidades del mundo
sostienen que “el cerebro crece por su uso”. Tenemos cinco caminos sencillos para
llegar a él, y éstos son los cinco sentidos. Si el niño recibe distintos sonidos, si se le
habla constantemente y se lo deja escuchar música, pronto podrá diferenciar y ejercerá
sus preferencias, a través del tacto aprenderá lo doloroso, lo frío, lo caliente; entrará a
un mundo comprensible para él; lo mismo sucederá con los tres sentidos restantes.
Estimulación también significa oportunidad, si el niño está todo el día sentado tardará
mucho más en caminar que si lo dejamos en el piso, favoreciendo en primer lugar su
arrastre, que se convertirá en gateo y luego lo transformará en caminante.

El desarrollo va relacionado con la adquisición de conocimiento. Las áreas a estimular


en un niño están íntimamente relacionadas entre sí. Es un hecho que un niño con buen
desarrollo motriz podrá moverse más y encontrar en nuevas experiencias un mayor
aporte de datos para su intelecto, de la misma forma que al acceder a un mayor
conocimiento intelectual se volverá más movedizo y curioso.
Si lo estimulamos con amor, se esforzará por amor, si lo estimulamos con alegría y
verdadera entrega será un ser feliz y generoso, alejado del temor a no poder.

La ET se brinda en forma gratuita en hospitales y centros educacionales.

Conclusión:

A partir de haber efectuado la realización del presente trabajo es posible establecer


algún tipo de relación con el fragmento titulado “Apéndice: El tiempo está
descoyuntado.” del texto de Bateson, denominado “Espíritu y Naturaleza”. Con esta
finalidad, a continuación se enumerarán una serie de citas textuales del texto
mencionado y a continuación su relación con el tema tratado en el informe.

En primer lugar tomaremos la cita en la que el autor expresa “…a fuerza de rigor e
imaginación, los dos grandes elementos opuestos del proceso espiritual, cada uno de
los cuales por si solo es letal. El solo rigor es la parálisis mortal, pero la sola
imaginación es la insania.” A partir de este fragmento es posible establecer una
correspondencia con el denominado Síndrome de Down, ya que según lo dicho
anteriormente se requiere para el desarrollo de una persona con síndrome de Down, lo
que se podría interpretar (tanto en el caso del tema abordado, como en el texto) de
rigor e imaginación. Ya que por un lado, la “imaginación” debe estar aplicada al
desarrollo de prácticas adecuadas y entretenidas, ya sea durante un programa de
estimulación temprana o durante cualquier otro tipo de práctica, que puedan generar un
mayor estímulo en la persona que ha nacido con dicho síndrome. Por otro lado,
también se requiere de “rigor” en estas prácticas, entendiendo este en el sentido, de
persistencia tanto de parte de la familia como de los profesionales para lograr un
desarrollo sostenido de las prácticas que favorezcan un mayor rendimiento en las
personas con síndrome de Down.

En segundo y último lugar, me parece importante desatacar el fragmento del texto en el


cual el autor expone lo siguiente: “El reconocimiento de que algo es necesariamente
como es origina una especie de libertad; una vez que se reconoce eso, se aprende
como se debe actuar”. Esta es a mi consideración, la cita que merece mayor
relevancia, ya que expresa el valor que tiene el conocer sobre determinado tema, para
poder afrontarlo de manera correcta. El Síndrome de Down no es la excepción a esta
regla, debido a que también en este caso, cuanto más conocimiento se tenga acerca
esta cuestión mayores serán los logros que se podrán generar en relación a ella.

Ha sido de suma importancia desde el origen del Síndrome de Down, aprender cada
vez más sobre el asunto. Ha sido este factor, en gran medida, lo que permitido diseñar
mejores prácticas de abordaje que puedan evidenciar un mayor desarrollo por parte de
los individuos que lo padecen; y es en este sentido que también se podría estimar la
colaboración que han prestado los métodos de diagnóstico pre-natal, ya que estos
permiten avizorar a los padres un marco de acciones que deberán desarrollar para
asegurar a sus hijos con Síndrome de Down, un mejor y prospero progreso y
desarrollo.
Bibliografía:

- www.definicion.de.com
- http://es.wikipedia.org
- www.wordprees.com (http://jesed.wordpress.com/2009/04/15/el-sindrome-de-down-causas-
consecuencias-problemas-medicos-cribado-ayudas/)
- www.downsindrome.info.com (http://www.downsindrome.info/articles/129973/C%C3%B3mo-
tratar-el-S%C3%ADndrome-de-Down)
- www.asdra.org.ar (http://www.asdra.org.ar/index.php/sindrome-de-down)

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