You are on page 1of 286

LA PRU EBA IN D IC IA R IA EN EL DELITO

DE LAVADO DE A C T IV O S

LUIS LAMAS PUCCIO


N S T I T U T O P A C I F 1C O

Luis Lamas Puedo


Profesor de Derecho Penal en la
Universidad Antonio Ruiz de Montoya

LA PRUEBA INDICIARIA
EN EL DELITO DE
LAVADO DE ACTIVOS
BIBLIOTECA NACIONAL DEL PERÚ
Centro Bibliográfico Nacional
344.525 Lamas Puccio, Luis, 1949-
l_2 2 p La prueba indiciaba en el delito de lavado de activos / Luis Lamas Puccio.--
1a ed.-- Lima : Instituto Pacífico, 2017 (Lima : Pacífico Editores).
. 286 p . : retr.; 25 cm.
Bibliografía: p. 275-286.
D.L. 2016-17607
ISBN 978-612-4328-61-9
1. Lavado de dinero - Aspectos legales - Perú 2. Delitos económicos - As­
pectos legales - Perú 3. Prueba penal- Aspectos legales - Perú 4. Delitos
contra la administración pública- Aspectos legales - Perú I. Instituto Pacífico
(Lima) II. Título
BNP: 2016-1962 _____

LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO


DE LAVADO DE ACTIVOS
A utor:
© LUIS LAMAS PUCCIO, 2 01 7

Primera edición-enero 2017

C opyright 2017
Instituto Pacífico S.A.C.

Diseño, diagra m ació n y m ontaje:


Luis Ruiz Martínez

Edición a cargo de:


Instituto Pacífico S.A.C.-201 7
Jr. Castrovirreyna N.° 224-Breña
Central: 332-576Ó
E-mail: preprensa@aempresarial.com
Tiraje: 7,100 ejemplares

Registro de Proyecto Editorial : 3 1 5 01051601434


ISBN : 978-61 2 -4 3 2 8 -6 1 -9
Hecho el Depósito Legal en la
Biblioteca N acional del Perú N.° : 2016-1 7607
Im presión a cargo de:
Pacífico Editores S.A.C.
Jr. Castrovirreyna N.° 224-Breña '
Central: 330-3642

Derechos Reservados conforme a la Ley de Derecho de Autor.


Queda terminantemente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio, ya sea
electrónico, mecánico, químico, óptico, incluyendo el sistema de fotocopiado, sin autorización escrita del
autor e Instituto Pacífico S.A.C., quedando protegidos los derechos de propiedad intelectual y de autoría por
la legislación peruana.
“L a gratitud es la memoria del corazón ”

Como un acto de agradecimiento a quien, en los pri­


meros momentos de mi vida universitaria, me inculcó
—con su ejemplo personal y rigurosidad necesaria— el
apego y el interés por el estudio de las ciencias penales,
dedico con aprecio y un afectuoso recuerdo, la obra
que nos convoca, a quien fuera mi profesor de Derecho
Penal de la Universidad Nacional Federico Villareal, el
Dr. Carlos Augusto Lecaros Cornejo.
CARLOS AUGUSTO LECAROS CORNEJO

Nació en el Cercado de la ciudad de Arequipa, el 16 de diciembre de 1930.


Cursó sus estudios universitarios en las facultades de Letras y Derecho de la Universidad
Nacional de San Agustín de Arequipa. En esta última obtuvo el grado de bachiller en
Derecho al sustentar una tesis sobre la legítima defensa; luego obtuvo el título de abogado
e inició su carrera como tal ejerciendo la defensa en la ciudad de Arequipa.
En 1967 se trasladó a la ciudad de Lima, en la cual inició su carrera como docente en
la Universidad Nacional Federico Villareal, cuya facultad de Derecho se había creado
recientemente, donde ejerció la cátedra por 30 años, llegando a ocupar la Jefatura del
Departamento de Derecho Público. Ejerció también la docencia en las facultades de
derecho de las Universidades San Martín y Garcilaso de la Vega, siempre en los cursos
de Derecho Penal General y Derecho Penal Especial.
Escribió en diversas revistas especializadas en dogmática penal, destacando un artículo
sobre parricidio que se publicó en la Revista de Ciencias Penales de la U N F V . Fue el
primer estudioso del derecho penal que introdujo en el país la teoría de la imputación
objetiva.
Intervino en la Comisión Revisora del Código Penal cuyo proyecto se publicó en los
años 1989 y 1990.
Falleció el 30 de agosto del 2000 en la ciudad de Lima.
PRESENTACIÓN

En los últimos años la legitimación de capitales o el lavado de activos se ha


convertido en una actividad particularmente compleja, enredada y con una tre­
menda proyección en el ámbito global, no solo porque se desarrolla en el contexto
normal de cualquier actividad financiera o comercial propia de una operación
contractual formal, sino porque quienes legitiman capitales mal habidos hacen
uso indiscriminado de los mismos medios legales con que se ejecuta el comercio
'normal y legítimo. A diferencia de otras formas tradicionales de criminalidad que
se caracterizan por su homogeneidad y uniformidad, el blanqueo de capitales pasa
desapercibido, en consideración a que a lo largo de sus distintas etapas salvaguarda
las mismas características de cualquier actividad financiera o comercial normal.

El tema adquiere real complejidad, entre otras razones, porque se trata de


actividades diseñadas en términos minuciosos y detalladas en las que participan
profesionales y expertos de distintos países en materia bancaria, societaria, tributa­
ria, contable y legal, cuya finalidad no solo es proporcionar apariencia de absoluta
legitimidad a los fondos mal habidos, sino diseñar mecanismos legales que hagan
imposible detectar estos capitales y menos identificar o responsabilizar a sus autores.
Las jurisdicciones extraterritoriales, los testaferros, los paraísos financieros, la banca
offshore, el uso de personas jurídicas de fachada en diferentes países, la rigurosidad
del secreto bancario y los contratos sobre confidencialidad son algunos de los obs­
táculos que requieren ser superados por parte de todas aquellas autoridades que en
algún momento detectan e investigan esta clase de actividades.

Como todos sabemos, un proceso judicial gira básicamente en torno a he­


chos puntillosos que no se conocen y que requieren ser reconstruidos en términos
espaciales, legales y temporales, para que de esa forma se pueda tener una visión o
idea más o menos clara sobre lo que realmente sucedió en el pasado. Sin embargo,
aquellos hechos que motivan la intervención del control penal, en la medida que
son alegados o invocados por las partes que intervienen en un proceso, como que
corresponden a las pretensiones punitivas aducidas por la fiscalía o a través de los

9
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

medios de los que hace uso la defensa, precisan de forma enfática y exclusiva de
pruebas y solo de pruebas para su objetiva y correspondiente demostración.

Cuando hablamos de un grupo de individuos que aparecen juzgados ante un


tribunal por un hecho relacionado con el lavado de activos, en los mismos térmi­
nos que el procesamiento de cualquier otro delito, lo que buscamos en la medida
de cada una de las posibilidades es reconstruir una historia que pueda ser verídica
sobre determinados hechos que ocurrieron en el pasado, para de esa forma, saber a
ciencia cierta, qué es lo que realmente sucedió o aconteció con los fondos que fueron
motivo de legitimación, quiénes fueron los que participaron en esos hechos, y cuáles
fueron los niveles de responsabilidad individual o colectiva que le corresponde a
cada una de las personas que intervinieron.

En el ámbito judicial, el tema es complicado, porque si se persigue encontrar


y sancionar responsables en materia de lavados de activos, se requieren pruebas y
evidencias que puedan sustentar una sentencia condenatoria con todas las garantías
que exige la ley. Sin embargo, como todos sabemos, en casos de esta naturaleza,
las pruebas directas siempre son escasas por no decir inexistentes, porque el lavado
de dinero rara vez deja evidencias como para sindicar a responsables. Entonces, la
única posibilidad para que delitos de esta naturaleza no queden impunes, es recurrir
a las pruebas indirectas o pruebas indiciarías que son las que mejor ofrecen medios
racionales para entrelazar hechos indiciarlos primigenios con conclusiones que per­
miten destruir el principio de presunción de inocencia que le asiste a todo justiciable.

Lo que sucede es que en materia de lavado de activos las pruebas directas no


abundan o mejor dicho casi no existen, porque justamente se trata en una gran
mayoría de casos de actividades encubiertas, clandestinas y hasta soterradas, difíciles
de reconstruir, sobre todo si se trata de un proceso judicial. Aquí es donde la prueba
indiciaría desempeña un rol protagónico y vital, como el único medio o método
racional, discrecional, lógico y deductivo que permite demostrar la participación y
la responsabilidad penal de un imputado.

Pero la prueba indiciaría, a su vez, es un método interpretativo muy exigente


que requiere de mucha rigurosidad y habilidad de quien hace uso de ella y para
que no pueda ser cuestionado, no solo porque se trata de reconstruir el pasado en
los términos más objetivos y reales posibles, sino porque se contrapone, ni nada
más, ni nada menos, con el principio de presunción de inocencia, el cual es uno
de los pilares en los que se sustenta la administración de justicia y el derecho de
cualquier justiciable.

10
PRESENTACIÓN

Visto de esta manera, el desarrollo del presente trabajo en materia de prueba


indiciada no es otra cosa que un compromiso de colaboración con el sistema de
administración de justicia, en los términos que corresponde a las imputaciones que
pueden provenir de los órganos del Estado, como también al derecho de defensa
que le asiste a toda persona que es objeto de una acusación por el delito de lavado
de activos.

N o en vano, señalan los profesores Mixan Máss y Miranda Estrampes que


es necesario —antes que nada— empezar por descartar rotundamente que, en la
actual concepción técnico jurídica de las presunciones judiciales y —por tanto—
de la prueba indiciaría, el indicio sea equivalente a una mera sospecha y/o a una
intuición, corazonada o mera conjetura (acepción vulgar). Este era el significado
que se le atribuía en la Edad Media

11
ÍNDICE GENERAL

Dedicatoria............................................................................................................... 5
Presentación.............................................................................................................. 9

PRIMERA PARTE

LA PRUEBA INDICIARIA Y
LAVADO DE ACTIVOS

I. ' Introducción ................................... 21


II. Importancia de la prueba indiciaría.............................................................. 25
III. Nueva dimensión del crimen organizado.................................................... 27
IV. Globalización y criminalidad....................... 33
V. Movilidad del lavado de activos................................................................... 36
VI. Nuevas tecnologías................................................... 39
VII. Soberanía global y control penal............. .......... ............................. ............ 42
VIII. Libertad económica.......... .......... 45
IX. Similitud de métodos............. ................ 46
X. Paraísos financieros...................... 47
XI. Secreto bancario................. 50
XII. Empresas de fachada -.......... ............... ...................... ............................ ....... 51
XIII. Ética global................................................................. 52

SEGUNDA PARTE

LA PRUEBA INDICIARIA

I. Introducción .........................— ...................................... ............................. 55


II; Antecedentes históricos ......................................... ...................... . .......... 5'8
III. Presunciones .............— ....................................................... ........................ 68
IV. Prueba directa y prueba indirecta. — ............ ..................... ................. . 75
V. Autonomía de la prueba indiciaría................. — ..................................... 78
VI. Presunción de inocencia............. ............. ................... ................................ 80
VIL Máximas de la experiencia........... ........................................ ................... 86

13
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

TERCERA PARTE

ESTRU CTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

I. Conceptos............................................. 93
II. Importancia del indicio................................................................................. 97
III. La hipótesis............................................................... 98
IV. El m étodo....................................................................................................... 99
V El indicio............................................... 103
VI. Relevancia del indicio........................ 108
VII. La interpretación del indicio ........ 110
VIII. Clasificación de los indicios............................................ 113
1. Clasificación de M ittermaier, E llero o G o rph e .......................... 114
1.1. Indicios generales y especiales..................................................... 114
1.2. Indicios remotos y próximos a los hechos................................. 114
1.3. Indicios anteriores, concomitantes y posteriores..................... 114
1.4. Indicios y contraindicios.............................................................. 114
2. Clasificación de Vasquez S o t e l o ............................................ 115
2.1. Indicio de presencia ................................................¿....... . .. 115
2.2. Indicio de capacidad para el delito.............................................. 115
2.3. Indicio de participación............................................................... 115
2.4. Indicio de móvil............................................................................ 116
2.5. Indicio de huida o de actitud sospechosa.................................. 116
2.6. Indicio de mala explicación o justificación................................ 116
2.7. Indicio de revelaciones posteriores.............................................. 116
3. Clasificación de Q uintero O spin a ................................................... 116
3.1. Indicio del móvil para delinquir................................................. 116
3.2. Indicio de la oportunidad para delinquir.................................. 117
3.3. Indicio de las huellas materiales del delito................................. 117
3.4. Indicios de las manifestaciones anteriores y posteriores al delito 117
3.5. Indicio de mala justificación...................................................... 117
3.6. Indicio necesario............................................................................ 118
3.7. Indicio contingente leve............................................................... 118
4. Clasificación de F ram arino ............................................................... 118
4.1. Indicio causal de capacidad intelectual y física para delinquir 118
4.2. Indicio causal de la capacidad moral para delinquir, que se
deduce de la disposición general del ánimo de la persona.... .. 119

14
ÍNDICE GENERAL

4.3. Indicio causal de la capacidad moral para delinquir por


impulso especial hacia el delito................................................... 119
5. Clasificación de D e v is E c h a n d í a ...................................................... 120
3.1. Indicios anteriores concomitantes............................................. 120
5.2. Indicios personales o subjetivos y reales o materiales............... 120
5.3. Indicios necesarios........................................................................ 120
5.4. Indicios contingentes................................................................... 120
5.5. Indicios positivos o negativos...................................................... 120
5.6. Indicios de causales y efectos...................................................... 120
5.7. Indicios de efectos deducidos...................................................... 121
6. Clasificación de G a r c ía C a v e r o ........................................................ 121
í
6.1. Indicios de delitos en potencia.................................................... 121
6.2. Indicio por el móvil o motivo..................................................... 122
6.3. Indicio referido a la oportunidad para delinquir.................... 122
6.4. Indicios del delito en acto............................................................ 122
6.5. Indicios concomitantes ............................................................... 123
6.6. Indicios subsecuentes................................................................... 123
IX. La inferencia ................................... 123
X. Fuerza probatoria de los indicios.................................................................. 125

CUARTA PARTE

EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

I. Marco interpretativo................................. 131


II. Introducción.................................................................................................. 138
III. Marco normativo internacional.................................................... 140
1. La Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de
Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas (Convención de Viena de 1988) 141
2. La Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional................................................................... 142
3. El Reglamento Modelo de la Organización de Estados Americanos.
Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) 143
4. El G A F I................................................................................................. 145
IV. Antecedentes normativos nacionales en materia del delito de lavado de
activos y prueba indiciaria............................................................................. 146

15
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

V. El Acuerdo Plenario N .° 3-2010/CJ-l 16 (16 de noviembre del 2010) 147


1. El delito precedente............................................................. ................ 149
2. La prueba indiciaría en el delito de lavado de activos...................... 150
VI. La sentencia del Tribunal Constitucional N .° 00728-2008-HC
(13 de octubre del 2 0 0 8 )............................................................................... 151
1. Requisitos materiales............................................................................ 152
2. Uso de la prueba indiciaría................................................................... 153
3. Multiplicidad de indicios............ . ............... ........................................ 155
4. Razonamiento probatorio..................................................................... 155
5. Proceso razonable-lógico............................................ 156
6. Derecho fundamental a la presunción de inocencia......................... 156
7. Principio indubiopro reo....................................................................... 157
8. Declamación demostrativa................................................................... 159
9. Ausencia de debida motivación........................................................... 160
VIL El Decreto Legislativo N .° 1106: Decreto Legislativo de Lucha Eficaz
Contra el Lavado de Activos y Otros Delitos Relacionados con la Minería
Ilegal y Crimen Organizado (18 de abril del 2012).................................... 161
1. Autonomía del delito de lavado de activos........................ 161
2. Delito precedente.................................................................. 162
3. Autonomía del delito de blanqueo de capitales desde la
perspectiva doctrinaria y constitucional.......................................... ... 163
4. Prueba indiciarla.............................................. 165
VIII. La prueba indiciarla en el Código Procesal Penal............................. ......... 169
1. El indicio debe estar probado...................................... ;....... ............... 170
2. La inferencia basada en las reglas de la lógica, la ciencia o la
experiencia...................................................................................... . .. 170
IX. Indicios en materia de delitos de lavado de activos.................................... 171
1. Incremento patrimonial inusual o injustificado de un investigado o
imputado................................................................................................. 171
2. Garantías de préstamo........................................................... 172
3. Compra de bienes................................................................................. 172
4. Transferencias electrónicas.................................................................... 172
5. Cartas de crédito.................................. 173
6. Seguros ficticios......................................................... 173
7. Fideicomisos.......................... 174
8. Transferencias entre matriz y filial....................................................... ’ 174
9. Importaciones y exportaciones ficticias ............................................ 174

16
| ÍNDICE GENERAL

10. Venta fraudulenta de bienes inmuebles............................................. 175


11. Venta de obras de arte......... ................................................................ 175
12. Compra de empresas en dificultades................................................. 175
13. Contrabando en efectivo..................................................................... 176
14. Casinos, apuestas y juegos de azar...................................................... 176
15. Compra de loterías................................ ,.............................................. 176
16. Fundaciones ficticias............................................................................. 176
17. Mercado “negro” de divisas.................................................................. 177
18. Presencia de paraísos financieros o de lugares o países reticentes en
proporcionar información sobre manejo financiero.......................... 177
19. Utilización de sociedades comerciales meramente
instrumentales....................................................................................... 177
20. Inexistencia de negocios que justifiquen gastos................................. 178
21. Presencia reiterada en jurisdicciones que se caracterizan por
brindar servicios en materia de confidencialidad.............................. 178
X. Conclusiones................................................................................................... 179

JU RISPRU D EN CIA

1. Recurso de Nulidad N .° 1912-2005............................................................ 185


2. VI Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanente y Transitorias.
Acuerdo Plenario N .° 3-2010/C J-116......................................................... 189
3. La sentencia del Tribunal Constitucional N .° 00728-2008-PHC/TC 213

NORMATIVA

1. Decreto Legislativo N .° 1106........................................................................ 237


2. Decreto Legislativo N .° 1 2 4 9 ....................................................................... 261

Referencias bibliográficas....................................................................................... 275

17
PRIMERA PARTE
------------------------ - • ___-------------------------

LA PRUEBA INDICIARIA Y
LAVADO DE ACTIVOS
I. INTRODUCCIÓN

Un ilícito penal, en el presente caso, inmerso en innumerables acciones encu­


biertas vinculadas con el lavado de activos en sus diferentes modalidades y dimen­
siones, como cualquier otra actividad delictiva organizada y gravitante implica por
sobre todo una aguda discordia en el contexto social en el que se suscita, y cuya
solución requiere antes que nada un procedimiento penal para que, sobre la base de
pruebas consolidadas, se responsabilice a todos aquellos que son declarados como
culpables. La sociedad se resquebraja y se resiente frente a hechos graves que afectan
su cohesión económica y moral, lo cual exige que se restablezca el orden por medio
de la imposición de una sanción de acuerdo con las normas que protegen un bien
jurídico determinado. Sin embargo, una sanción no debe ser una decisión arbitraria
por parte de quien la decide o que se contraponga contra principios igualitarios que
rigen una sociedad civil. Es menester establecer la viabilidad de una pena siempre
que se compruebe que efectivamente a quien se pretende castigar, es efectivamente
el responsable del delito que se le imputa. Ello demanda la necesaria consumación
de un proceso judicial cuya finalidad no es otra que reconstruir en algún modo
un hecho pasado que ha dañado el orden social sobre la base de pruebas directas o
indiciarías que sustentan una responsabilidad1.

Cuando hablamos de una persona que es juzgada ante un tribunal por un de­
lito de lavado de activos, buscamos reconstruir una historia que pueda ser verídica
sobre hechos ocurridos en el pasado, para de esa forma saber, a ciencia cierta qué
cosa es lo que realmente sucedió o aconteció con los fondos que fueron legitimados,
quiénes fueron los que participaron en esos hechos, y cuáles pueden ser los niveles
de responsabilidad individual o colectiva que le corresponde a cada una de las per­
sonas que intervinieron en un delito de lavado de activos. Una aproximación, en
los términos más ponderados, solo puede llevarse a cabo sobre pruebas disponibles
y demostradas que son aportadas a un proceso judicial, con el objeto de superar
toda duda que pueda existir sobre una determinada responsabilidad en particular.
En ello se sustenta el famoso principio de que una condena solo puede imponerse

1 Cfr. J auchen , Eduardo M., Tratado de derecho procesal penal, Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni,
2012, p. 13.

21
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

“más allá de toda duda razonable” . Se busca lograr que un juez penal pueda condenar
a una persona por un delito de lavado de dinero solo cuando se haya alcanzado la
absoluta “certeza” de que el acusado es realmente culpable, porque de lo contrario
debe quedar absuelto de los cargos que se le imputan2.

Un juez debe realizar una historiografía para saber qué es lo que aconteció en
el pasado y pasar a constatar, sobre la base de las pruebas que aporta cada una de
las partes, a quiénes corresponde condenar o de lo contrario absolver. Todo hecho
que constituye el objeto del proceso (el lavado de activos) debe ser corroborado solo
mediante las pruebas lícitamente introducidas para que tengan categoría de válidas,
en tanto que lo demás solo corresponde al ámbito de las suposiciones o sospechas
que no encierran ningún tipo de valor legal.

El objeto de la prueba en el proceso penal por el delito de lavado de activos está


constituido por el material fáctico, cierto o incierto en cuanto a su conocimiento
y que como tal debe probar y demostrar la imputación que existe sobre la cuestión
sometida a decisión3.

Para adentrarnos en los vericuetos que implica el análisis de la prueba indiciaría


en materia de lavado de activos, resulta imprescindible, como antesala, introducirnos
en el estudio de la prueba indiciaría como elemento de demostración de culpabi­
lidad que refuta el principio de presunción de inocencia. Hablamos del conjunto
de razones e inferencias que resultan de los elementos indiciarlos introducidos al
proceso, y que le suministran al juez el conocimiento necesario y mínimo sobre la
existencia o inexistencia de determinados hechos, que son los que en última instancia
conforman el objeto del juicio y sobre el cual debe decidirse4. Sobre el particular, y
corroborando lo señalado por G a r c ía P é r e z , es criterio común el mantener que uno
de los aspectos más complicados para llegar a determinar la presencia de actividades
de blanqueo, es el desmenuzamiento del entramado de operaciones financieras y de
otra índole que pueden subyacer en estas actividades, de manera que el conocimiento
y la obtención de información es un elemento clave que, de poseerse, puede permitir
comprender el sentido y justificación de determinadas operaciones financieras, de
cara a verificar su vinculación o no con posibles operaciones de blanqueo5.

2 Cfr. Taruffo , Michele, La prueba, artículos y conferencias, Santiago de Chile: Metropolitana, 2009,
p. 113.
3 Cfr. C lariá O lmedo , Jorge, Tratado de derecho procesalpenal, t. V, Buenos Aires: Ediar, 1963, p. 6.
4 Cfr. D evis E chandía , Hernando, Compendio de la prueba judicial, 1.1, p. 33, citado por J auchen ,
Tratado de derecho procesalpenal, ob. cit., p. 19.
5 G arcía Pérez , Juan Jacinto, “La prueba en el delito de blanqueo de capitales: aspectos prácticos”,

22
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

Cuando se desarrolla una investigación sobre lavado de activos, entonces,


nos encontramos, ante una investigación en la que se hace indispensable tener un
conocimiento adecuado no solo de la organización criminal o empresarial que se
encuentra de por medio, sino de la infraestructura societaria y financiera que busca
perfeccionar sus métodos haciendo uso indiscriminado del desarrollo de nuevas
tecnologías.

AI respecto, el concepto de prueba indiciarla tiene múltiples significados e


interpretaciones que van desde aquella que afirma que probar no es otra cosa que
demostrar que lo afirmado corresponde a la realidad6; aquellas que refieren en el más
amplio sentido “que se trata de un hecho supuestamente verdadero que se presu­
me debe servir de motivo de credibilidad sobre la existencia o inexistencia de otro
hecho”7; hasta aquella que afirma categóricamente “que se trata de un hecho físico
que nos lleva al conocimiento de otro hecho físico o moral, el que nos conduce al
conocimiento de otro que no ha sido percibido directamente. Es decir, constituye
la prueba de este otro”8.

En un sentido más general, suele afirmarse, entonces, “que la prueba es el me­


dio más seguro de lograr una reconstrucción de los hechos de modo comprobable
y demostrable, pues la inducirá de los rastros o huellas que los hechos pudieron
haber dejado en cosas o personas, o de los resultados de experimentaciones o de
inferencias sobre aquellos”9.

En materia penal, solemos llamar prueba a toda actividad procesal probatoria


realizada con la única finalidad de lograr en la medida de lo posible un nivel mínimo
e importante de certeza judicial, según el criterio uniformemente utilizado de “ver­
dad real”, sobre una imputación planteada contra una persona que es investigada
o de cualquier otra afirmación o negación de interés para la verificación de un caso
en particular, la misma que es llevada a cabo a través de los medios que permite

en Diario La Ley, n.° 7177, Madrid: 19 de mayo del 2009, ref. D-179. Recuperado de <bit.
ly/2gYzyYj>.
6 S ebastián M idón , Marcelo, “Concepto de prueba, jerarquía y contenido del derecho a la prueba”,
en S ebastián M idón , Marcelo (dir.), Tratado de la prueba, Ciudad de Resistencia: Librería de la
Paz, 2007, p. 33.
7 B entham , Jeremy, Tratado de las pruebas judiciales, 1.1, Buenos Aires: Ediciones Jurídicas Europa-
América, 1959, p. 10.
8 Framarino dei M alatesta, Nicolás, Lógica de las pruebas en materia criminal, Bogotá: Temis,
1964, p. 20.
9 C afferata Ñ ores, José I., La prueba en elproceso penal con especial referencia a la Ley 23984, 5.a ed.,
Buenos Aires: LexisNexis-Depalma, 2003, p. 5.

23
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

la ley con la finalidad de suscitar convicción en el juez respecto a la existencia o


inexistencia de un hecho pasado o de una situación hecho aseverada por una de las
partes, a propósito de verificar si se ha vulnerado el orden jurídico para los efectos
de imponer la sanción que corresponda10, en el entendido de que la certeza consti­
tuye el más alto estado de convicción que emana de un juzgador para condenar a
una persona respecto a un hecho, al que se arriba en el desarrollo de un proceso y
se utiliza a la hora de respaldar una de las hipótesis que pueden surgir11.

En lo que se refiere a la prueba indiciaría, la propia verificación y constatación


de los hechos objeto de la imputación adquieren otras connotaciones no necesa­
riamente jurídicas, como acontece con la mayoría de las pruebas directas, en tanto
que una prueba de esta naturaleza, por su complejidad y el método del que se sirve
de sustento para concluir en materia de responsabilidad penal, implica antes que
nada determinadas exigencias que no necesariamente están circunscritas a las que
sustentan las denominadas pruebas comunes. En realidad, la prueba por indicios
técnicamente hablando no constituyen un verdadero medio de prueba en el sentido
del concepto como se puede creer o estipular, sino más bien una acuciosa labor
lógica-jurídica que desarrolla quien infiere sobre los hechos acaecidos, que permite,
estando probado o conocido un determinado hecho previo, inmerso en el análisis
tratado, llegar a establecer la existencia verdadera de otro hecho, que sí resulta
relevante para el proceso y la misma sentencia, puesto que en última instancia es
el verdadero hecho punible o incriminado el que se encuentra tipificado en la ley
penal12.

La misma naturaleza de la prueba indiciarla — como veremos— conlleva a


que no sea un medio de prueba y menos un elemento probatorio13. En realidad,
se trata de un método probatorio14, muy exigente que implica antes que nada de­
sarrollar toda una metodología interpretativa. Es una técnica que persigue probar
determinados hechos suscitados en el ámbito del lavado de activos que no resulta
fácil constatar, en tanto que la prueba indiciaría en sí misma es solo un indicativo,
entre varios de los que puede disponer un juzgador, que responde a una determinada
sistemática, lógica y estructura interpretativa, y de cuyo desarrollo y metodología

10 C haia, Rubén A., La prueba en elproceso judicial, Buenos Aires: Hammurabi, 2010, p. 27.
11 Ibid.
12 Cfr. H ernández E lvira, María Jesús, “La prueba indiciaría en el proceso penal”, en Revista del Real
Colegio de Abogados de Lanzarote. Recuperado <bit.ly/2gUkMyy>.
13 C ornejo Valdivia, Oscar G., “La prueba en el proceso penal acusatorio”, en Revista de derecho
procesal, n.° 1, Madrid: 2009, p. 287.
14 M ontero Aroca, Juan, La prueba en elproceso civil, Madrid: Civitas, 1996, pp. 102 y 103.

24
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

correctamente fundamentada depende su propio sustento, validez, eficacia y legi­


timidad para sancionar.

II. IMPORTANCIA DE LA PRUEBA INDICIARIA

Es sabido que, en las actividades relacionadas con el lavado de activos, el


conocimiento de los hechos que se investigan en una gran mayoría de casos no
son alcanzables a través de los medios de prueba que los constate a sí mismos, sino
indirectamente mediante la prueba de ciertos y determinados hechos que no están
constituidos por la representación de estos15, y a partir de los cuales se los induce
mediante un argumento probatorio16, según normas de experiencia común o cien­
tífica del magistrado1718.

En ese sentido, y corroborando lo señalado por G a r c í a P é r e z , es criterio co­


mún el mantener que uno de los aspectos más complicados para llegar a determinar
ía presencia de actividades de blanqueo es el desmenuzamiento del entramado de
operaciones financieras y de otra índole que pueden subyacer en estas actividades,
de manera que el conocimiento y la obtención de información es un elemento
clave que, de poseerse, puede permitir comprender el sentido y justificación de
determinadas operaciones financieras, de cara a verificar su vinculación o no con
posibles operaciones de blanqueo.

Recurrir a la prueba indiciarla — como método probatorio que implique


responsabilidad penal— 1S, en materia de una imputación por el delito de lavado
de activos en sus distintas modalidades, implica en su esencia concurrir a una de­
terminada estructura interpretativa que permita a quien recurre a ella sostener la
existencia de una sustancial identidad respecto a los hechos imputados. Como señala
en términos metodológicos el propio E s t r a m p e s , implica una afirmación base o
un enunciado fáctico que es introducido en el proceso, el mismo que constituye el
punto de partida o de arranque sobre el que se construirá una presunción de natu­
raleza judicial. Hablamos de indicios que son los equivalentes a los hechos fácticos

15 C arnelutti, Francisco, La prueba civil, citado por K ielmanovich , Jorge L., Teoría de la prueba y
medios probatorios, 3.a ed., Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni, 2004, p. 650.
16 D evis E chandía , Hernando, Compendio depruebasjudiciales, citado por K ielmanovich , Teoría de
la prueba y medios probatorios, ob. cit.
17 Loe. cit.
18 M iranda E strampes, Manuel, La prueba en el proceso penal acusatorio. Reflexiones adaptadas al
Código Procesal Penalperuano de 2004, Lima: Jurista, 2012, p. 31 y ss.

25
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

previamente acreditados19. Igual, se requiere subsecuentemente de una afirmación


consecuencia —que no será otra cosa que el resultado interpretado de la primera
afirmación mencionada— aunque su característica principal —y que la diferencia de
la primera— es que se tratará de una afirmación fáctica, cuya función será incorpo­
rar un dato nuevo, para de esa forma poder formar un supuesto fáctico definitivo
que sea el sustento de una sentencia condenatoria, como sustento particularmente
relevante para el juicio en materia de responsabilidad20. Ambas afirmaciones (la
que es base y la que es consecuencia de la primera), ajustadas y fundamentadas en
principios constitucionales, en las reglas de la máxima de la experiencia, en la lógica
deductiva y en los conocimientos científicos, serán las que otorgarán significación
probatoria a los indicios como para condenar a un acusado.

En materia del delito de lavado de activos, un método probatorio que se sus­


tenta en uno o varios indicios adquiere particular complicación e inconvenientes,
entre otras razones, en consideración a la complejidad que en los últimos años han
ido adquiriendo las actividades relacionadas con la legitimación de capitales, a raíz
de una serie de factores que han cambiado, en términos cuantitativos y cualitativos,
las relaciones económicas, culturales, comerciales, financieras, informativas entre
las personas privadas y las relaciones que estas mantienen con las instituciones
privadas y públicas.

Los casos más relevantes suscitados en los últimos años, tanto a nivel nacional
como internacional, mantienen ciertas constantes en materia de complejidad que
los hacen parecidos o similares: hablo del aprovechamiento generalizado de los
vacíos que presentan las legislaciones locales e internacionales; la globalización de
la criminalidad como fenómeno que involucra a toda la humanidad; la movilidad
sorprendente que ha alcanzado el dinero tanto de origen lícito como ilícito; las
nuevas tecnologías puestas a disposición del género humano; el dinero electrónico
que solo aparece en la pantalla de una terminal o computadora. Se trata de esconder
los capitales de procedencia desconocida para que no puedan ser ubicados y menos
identificados sus propietarios; de la proliferación de centros bancarios y paraísos
fiscales que son jurisdicciones extraterritoriales que se caracterizan por brindar
todo tipo de protección o anonimato a todos a quienes recurren a sus servicios,
o de jurisdicciones extraterritoriales que lo que persiguen es ocultar sus ganancias
ilegales; se trata también de las deficiencias de las normas penales y administrativas
cuando se trata de una investigación para esta clase de fines; de la liberalización de

19 M iranda E strampes, La prueba en el proceso penal acusatorio. Reflexiones adaptadas a l Código


Procesal Penalperuano de 2004, ob. cit., p. 31 y ss.
20 Loe. cit.

26 -
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

las economías que ha permitido una sustancial flexibilización de los mecanismos


de control; de la proliferación del secreto bancario tanto en paraísos financieros
como en países que suponen o señalan estar dispuestos a luchar contra el lavado
de activos; de la utilización de testaferros o empresas de fachada para entrampar
cualquier tipo de investigación; de la facilidad con que algunos países que sirven de
sede a la banca extraterritorial, acogen nuevas, instituciones bancadas y financieras
sin imponerles salvaguardas apropiadas para que sus servicios empresariales no sean
usados para lavar activos.

A lo anterior se suma una segunda novedad que dimana del hecho de que si
bien hubo un tiempo en que era relativamente fácil separar la economía ilegal de
la legal, para dar a cada una un espacio diferente, eso ya no es posible boy día por
la complejidad de las actividades comerciales y financieras. Las acciones tenebrosas
para lavar activos, ya sean implícitas o informales, interactúan todas ellas en todos
los niveles en los negocios globales. Un panorama de estas características suscita
que en una gran mayoría de casos, cuando se trata de investigaciones o procesos
judiciales por delitos relacionados con el lavado de activos, sea materialmente
imposible recurrir a pruebas directas como normalmente se haría en los delitos
tradicionales.

Cuanto mayor sea el grado en que estén entremezcladas las actividades co­
merciales o financieras legales con las ilegales, es decir la economía estructurada
con la no estructurada y por ende la economía visible con la invisible, mayor
será no solo el nivel de confusión sobre los orígenes de los fondos lavados, sin
mayores probabilidades de pruebas que puedan sindicar a los culpables. Es obvio
que quien legitima sus activos malhabidos, tratará por todos los medios posibles e
imaginables, que desparezca cualquier componente material o subjetivo (testigos,
declaraciones, documentos, instrumentos, reconocimientos, confesiones, etc.),
que lo puedan involucrar en un delito de esta naturaleza. Es en este contexto de
particulares dificultades donde la prueba indiciarla como método se convierte en
el medio racional más idóneo y que hace posible que hechos de estas características
no queden impunes.

III. NUEVA DIMENSIÓN DEL CRIMEN ORGANIZADO

Ya a principios del presente milenio se señalaba que el crimen organizado en


todas y cada una de sus facetas se venía desarrollando vertiginosamente, en particular
a raíz del proceso de globalización como fenómeno planetario. Como se menciona,
en el Atlas de la criminalidad financiera, es una evidencia que salta a la vista, aunque
su anunciado es tabú: las finanzas modernas y el crimen organizado se sustentan

27
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

mutuamente, tanto la una como el otro necesitan para expandirse que se supriman
las reglamentaciones y los controles estatales21.

Se nota, y los hechos lo verifican, que existe un alarmante aumento de la


criminalidad y la delincuencia en muchos lugares del mundo, no solo respecto a
los delitos tradicionales contra la vida, la integridad de las personas y la propiedad,
sino también respecto a otras formas de criminalidad relacionados con el tráfico de
drogas a gran escala, el terrorismo, los delitos económicos, los delitos no conven­
cionales muchos de los cuales no se encuentran calificados en las normas penales
como delitos, a lo que se suman los delitos computarizados, la fuga de capitales,
las operaciones fraudulentas, el dumping, la contaminación ambiental, el abuso del
poder económico y político, la corrupción en las altas esferas del poder y la violación
de los derechos humanos22.

Decimos que prácticamente todos los artículos tangibles en materia de oferta,


servicios y demanda que intervienen en las operaciones transnacionales, en térmi­
nos cuantitativos y cualitativos, tienen una dimensión económica importante, en
la medida que pueden tratarse como bienes o servicios a los que se le aplica un
valor monetario23. Numerosos países registran un aumento sostenido y alarmante
de muchas categorías de delitos, lo que ha puesto en serias dudas a la eficacia de
los sistemas de prevención del delito y justicia penal en las naciones afectadas. El
aumento de la criminalidad ha despertado en la población de estos países una gran
preocupación y sensación de inseguridad y falta de credibilidad, reacción a la que,
en muchos casos, se ha sumado la sospecha de parte de los mismos ciudadanos, de
que los programas y políticas establecidas para prevenir y controlar la delincuencia
no bastan para hacer frente de forma eficaz y convincente los nuevos problemas
delictivos24.

21 D e M aillard, Jean, Atlas Akal de la criminalidad financiera del narcotráfico a l blanqueo de capitales,
Madrid: Akal, 2002.
22 O rganización de las N aciones U nidas, Resolución AJCONF. 121/RPM/3. Séptimo' Congreso de
las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente. Informe de la Reunión
Preparatoria Regional Latinoamericana sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, 6 de
diciembre de 1983.
23 K eohane , Robert O. y Joseph S. N ye, Transnational economicsprocesses, p. xii, citado en C onsejo
E conómico y S ocial de las N aciones U nidas , “Problemas y peligros que plantea la delincuencia
transnacional organizada”, en la Conferencia M inisterial M undial sobre la Delincuencia Transnacional
Organizada, Nápoles: 21 al 23 de noviembre de 1994.
24 “Las finanzas dominan hoy a los demás sectores financieros, económicos y sociales. Todos los
sectores económicos deben dirigirse a los mercados financieros para conseguir capitalización: los
Estados para financiar su déficit, las empresas para desarrollarse, los particulares para conseguir
bienes de consumo. El resorte natural del mundo de las finanzas es la especulación, es decir,

28
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

El aumento de la criminalidad en sus diferentes modalidades ha hecho que


muchas personas tomen conciencia de que se ponga coto al aumento continuo de
la delincuencia o, por lo menos, se reduzca notablemente su ritmo de aumento, es
seguro que este fenómeno perjudicará cada vez a un mayor número de personas,
entorpeciendo los esfuerzos y posibilidades de desarrollo25. Es importante destacar
la relación existente entre delincuencia y desarrollo socioeconómico, así como la
necesidad de abordar las nuevas formas de la criminalidad en el contexto de un
nuevo orden socioeconómico internacional que como sabemos marca diferencias
sustanciales entre naciones ricas y pobres. N o puede equipararse el desarrollo con el
mero crecimiento, sino que debe tomarse en cuenta una serie de factores sociales y
económicos, tales como la salud, la educación, la vivienda, el empleo, la distribución
de la riqueza y la satisfacción de las necesidades humanas básicas26. Esas desigualdades
existentes entre los países desarrollados y los que se encuentran en vías de desarrollo
hacen que los ingresos económicos sean un factor de angustia y conflictos de todo
tipo para millones de seres humanos en todo el planeta. La situación de disparidad
entre los países ricos y pobres ha aumentado en forma significativa, en perjuicio
de amplios sectores de la población mundial que viven en condiciones de pobreza
absoluta, y constituye una fuente de tensión y conflicto que se trasluce sobre el
fenómeno del delito y la criminalidad27.

Distintos factores y razones de diversas categorías suscitadas en los últimos


años en los planos político, jurídico, social, informativo y económico en cada
país y a nivel mundial, producen en la actualidad particulares complejidades y
complicaciones cuando se realiza una investigación sobre actividades relacionadas
con el lavado de activos en sus variadas facetas. Hablamos de problemas de orden

la búsqueda de ganancias apostando por un acontecimiento futuro. El dinero ya no busca el


desarrollo económico y social sino que se ha convertido en una fuente de explotación que implica
mayores ganancias a todo costa, porque el sistema económico se ve sometido constantemente a
un juego de intereses, de cuya regla dependen exclusivamente los inversores financieros” . Vid.
D e M aillard , Atlas A kal de la crim inalidad financiera del narcotráfico a l blanqueo de capitales,
ob. cit., p. 29.
25 O rganización de las N aciones U nidas, “Nuevas dimensiones de la criminalidad y de la
prevención del delito en el contexto del desarrollo: desafíos para el futuro”, ob. cit., párr. n.° 2.
26 Como consecuencia, la diferencia entre el PNB medio per cápita de los países desarrollados y de
los países en desarrollo continúa ahondándose. Según un estudio del Banco Mundial, en 1870 el
ingreso per cápita de los países más ricos era 11 veces mayor que el de los países más pobres, 38
veces mayor en 1960 y 52 veces mayor en 1985. A comienzos del decenio de 1990, de los U SD 28
billones del PIB mundial, solo U SD 5 billones — menos del 20 %— se generaban en los países en
desarrollo, a pesar de que en estos países residía aproximadamente el 80 % de la población mundial.
27 O rganización de las N aciones U nidas, “Nuevas dimensiones de la criminalidad y de la
prevención del delito en el contexto del desarrollo: desafíos para el futuro”, ob. cit., párr. n.° 20.

29
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DEUTO DE LAVADO DE ACTIVOS

jurisdiccional, legal y operativo que generan que un proceso judicial en materia de


lavado de activos y actividades conexas confronten una serie de grandes escollos y
limitaciones ejecutivas que no son fáciles de superar, si lo que se trata es que esta clase
de delitos no queden impunes, en desmedro de la institucionalidad, la confianza,
la seguridad institucional y el Estado de derecho, en particular cuando se refieren
a investigaciones de largo alcance en las que se entremezcla la corrupción, el abuso
del poder político, los intereses económicos y las limitaciones de orden económico
y presupuestal que siempre sirven de pretexto.

Aun cuando en esencia los objetivos que persigue todo aquel que lava dinero
o legitima capitales no han cambiado mucho a lo largo de los años, el contexto
global en la actualidad y las transformaciones tecnológicas que cambian todos los
días, ofrecen condiciones inmejorables para legitimar capitales de forma cada vez
más sofisticadas. Se han producido notables cambios en las relaciones interperso­
nales, entre las empresas, los consumidores y entre los países a través de los medios
electrónicos y de comunicación que hasta antes no existían. El mundo se ha hecho
más estrecho, la información fluye con una velocidad sorprendente en cuanto que
existe una mayor accesibilidad a los grandes mercados.

Una nueva dimensión de la criminalidad es el aumento considerable del volu­


men financiero de los delitos económicos convencionales, como la evasión tributaria,
la transferencia ilegal de capitales de una nación a otra o los fraudes en la transferencia
masiva de productos vitales, cuyo efecto general puede ser de tal envergadura que
amenace la estabilidad económica de países enteros. De igual manera, la presencia
generalizada de ciertos abusos de poder que tienen un contenido criminal con fines
de lucro privado, como los casos de corrupción a los más altos niveles y esferas del
poder, representan una nueva dimensión de la criminalidad contemporánea que
se entroniza en las estructuras de la Administración pública, y por consiguiente
representa una grave amenaza a la estabilidad económica y la tranquilidad pública.
A ello se suma que los delitos contemporáneos parecen también haber adquirido
una nueva dimensión en cuanto a su “instrumentalización”, es decir, en cuanto
a la utilización de nuevas tecnologías de punta, como acontece con el uso masivo
de sistemas computarizados. Esta nueva dimensión de la criminalidad requiere un
alto y eficiente nivel de coordinación y alcance internacional, que como es obvio
sobrepasa en todo sentido las jurisdicciones territoriales nacionales.
/

Dentro de este contexto están incluidos aquellos actos o delitos dependiendo


de la legislación de cada país, que son cometidos por un grupo de personas con
determinados conocimientos con el solo propósito de maximizar, mantener o
conseguir beneficios económicos significativos para las empresas transnacionales o
multinacionales para las que trabajan, con el conocimiento o la aprobación tácita

30
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

y explícita de las instancias directivas o decisorias más elevadas dentro de la estruc­


tura administrativa establecida, tales como directores, accionistas o gerentes, a lo
que se suma aquellos delitos o acciones realizadas por personas que no pertenecen
estructuralmente a las empresas pero que realizan actividades financieras, bancarias
o comerciales.

En lo que respecta a las empresas multinacionales o transnacionales, la mag­


nitud de las operaciones financieras o de inversión que llevan a cabo les propor­
ciona un poder económico agregado que muchas veces conlleva actividades poco
escrupulosas que implica un instrumento de presión sobre los funcionarios que no
están dispuestos a colaborar a favor de sus intereses. Así, es posible que la amenaza
de poner fin a determinada operación o de retirar o retener determinada inversión
fuerce a los administradores públicos a cerrar los ojos ante graves violaciones de la
ley o del contrato constitutivo concertado entre un gobierno nacional y la empresa
interesada28. En numerosos casos la delincuencia económica transnacional centra sus
esfuerzos en la evasión de impuestos sobre la renta mediante una serie de artificios
poco éticos, que van desde la misma falsificación de todo tipo de documento contable
en materia de exportación o importación hasta haciendo uso de los mismos vacíos
que muestra la legislación. En los países en desarrollo este problema se agrava, pues la
ausencia de normas que repriman estos hechos facilita la impunidad de los mismos.

N o existen dudas de que la mayoría de las operaciones financieras llevada


a cabo por las empresas transnacionales o por los agentes internacionales que les
brindan sus servicios, no solo son legales sino que representan una ventaja econó­
mica considerable para los países receptores de capitales foráneos, cuyas economías
se ven favorecidas en términos apreciables por todo lo que implican las mismas
inversiones. Dado que en la gran mayoría de los casos las víctimas de esta forma de
delincuencia transnacional están frecuentemente asociadas de distinta manera con
la corrupción, sus efectos son especialmente perniciosos y dañinos para la sociedad
en su conjunto, en términos de funcionamiento defectuosos de los mecanismos de
control, ineficacia del aparato estatal, desmoralización generalizada, inestabilidad
política y deterioro de las estructuras básicas de la vida social29.

28 C onsejo E conómico y S ocial de las N aciones U nidas, Resolución E/AC.57/1988/16, 14 de


abril de 1988; O rganización de las N aciones U nidas , “Nuevas dimensiones de la criminalidad
y de la prevención del delito en el contexto del desarrollo: desafíos para el futuro”, ob. cit., párrs. n.os
38 y 39.
29 M ichalowski, Raymond J. y Ronald C. R ramer, “The space between laws: the problem of
corporate crime in a transnational context”, en Social Problems, vol. 34, n.° 1, Cary: febrero de
1987, pp. 34-53. Veáse también K aiser G., “Economic crime and its control, with special referente
to the situation in the Federal Repúblic of Germany”, en Eurocriminology, vol. 1, Varsovia: 1987,

31
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Se suma el hecho de que quienes desembarcan en el ámbito legal con una


disponibilidad prácticamente ilimitada de fondos producto del lavado de activos
están en condiciones de actuar en él con la libertad más absoluta, asumiendo riesgos
empresariales que bajo ningún concepto estarían en condiciones de afrontar el resto
de los competidores. Como refiere F a b i á n C a p a r r o s , sin duda nos encontramos
ante unos agentes económicos a los que los tipos de interés — un elemento tan
importante para la economía de una nación— les son indiferentes30.

A ello agregamos la utilización sistemática de los sistemas informáticos como


resultado del rápido y generalizado uso de toda clase de tecnología informática
inmersa en las redes mundiales como parte integrante de todo tipo de operaciones
financieras y bancarias internacionales, la cual suscita a condiciones favorables que
facilitan con un alto grado de eficiencia e inmediatez operaciones delictivas en los
planos nacionales e internacional. Desdé luego, esos abusos a los que contribuye la
utilización de sistemás computarizados de bajo costo no se limitan a los crímenes
económicos transnacionales, sino a todo tipo de delincuenciá más allá de los montos
que pueden estar en juego31. Hay quienes creen que se puede cometer todo tipo de
delitos, a excepción de la violación o el asesinato, dado el amplio espectro que implica
la tecnología informática a disposición y sus aplicaciones cada vez más amplias32. En
ese sentido, resulta problemático descubrir los delitos informáticos, debido en gran
medida a las oportunidades inigualables de las que dispone un especialista en infor­
mática para hacer desaparecer o borrar cualquier vestigio de responsabilidad. Otra
característica que aumenta las dificultades es que se trata de hechos que se llevan a
cabo a través de redes satelitales, lo que proporciona una ventaja para cualquiera que
quiera beneficiarse con el manejo de información rápida por no decir inmediata.

pp. 44-60; O rganización de las N aciones U nidas , “Nuevas dimensiones de la criminalidad y de


la prevención del delito en el contexto del desarrollo: desafíos para el futuro”, ob. cit., párr. n.° 41.
30 Fabián C aparros, Eduardo, “Antecedentes: iniciativas internacionales. Efectos del lavado, de
dinero. Bien jurídico tutelado. Fenomenología del lavado de dinero”, art. cit.
31 El uso indebido de las computadoras como modalidad de delito económico aumenta significativa­
mente. Aunque resulta difícil imaginar que ese ritmo de crecimiento no vaya en aumento, el daño
potencial que ello supone para el normal y adecuado desarrollo de las operaciones financieras inter­
nacionales, es evidente que resulta alarmante en vista del volumen cada vez mayor de operaciones
financieras internacionales que se realizan a cada instante en todo el mundo. Vid. O rganización
de las N aciones U nidas , “Nuevas dimensiones de la criminalidad y de la prevención del delito
en el contexto del desarrollo: desafíos para el futuro”, ob. cit., párr. n.° 43.
32 Z ehrer, P., “Das Leitdelikt unserer Aera: Electronische Verbrechen”, Informe sobre la Conferencia
Internacional sobre Delincuencia Electrónica, St. Johann/Pongau, Salzburgo, 21 al 22 de mayo
de 1987, Die Presse, 23 de mayo de 1987; O rganización de las N aciones U nidas, “Nuevas
dimensiones de la criminalidad y de la prevención del delito en el contexto del desarrollo: desafíos
para el futuro”, ob. cit., párr. n.° 42.

32
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

Esta evolución en materia del lavado de activos cada vez aparece más rela­
cionada y entremezclada con el desarrollo normal de las actividades económicas,
societarias, empresariales, financieras en un mundo global cada vez más interrela­
cionado por la comunicación tecnológica en el que no resulta fácil diferenciar lo
lícito, de lo ilícito. La combinación de actividades legales e ilegales y la mezcla de
diversos tipos de criminalidad, así como la dificultad de diferenciar las operaciones
financieras corrientes de las de blanqueo de capitales o activos, tiene importantes
consecuencias: la primera referida a la aparición de técnicas y métodos para ocultar
el capital que, en principio, aparenta ser perfectamente inocente; y la segunda, que
tiene vinculación con las técnicas tradicionales para investigar delitos en general
que, en el presente caso, poco ayudan o no sirven cuando se trata de una organi­
zación dedicada exclusivamente avocada a lavar capitales. Esa insuficiencia además
pone en tela de juicio la misma eficacia para desarrollar denuncias más estrictas
para esta clase de delitos, dependiendo del país de que se trata y quien es la persona
que es investigada. El contexto en el que evoluciona el lavado de dinero dificulta
considerablemente no solo la investigación de estos delitos, sino cuando se trata
del descubrimiento y localización del producto de los delitos. Igual si se trata del
congelamiento, el decomiso, el embargo o la confiscación del producto del delito.

En ese sentido, si se trata de desarrollar la prueba indiciaría conforme a los


parámetros que exigen la normatividad constitucional y procesal penal nacional,
con la finalidad de que los delitos de lavado de activos que se suscitan en el plano
nacional y tienen vinculaciones internacionales, hay que tener presente algunos de
los aspectos que paso a desarrollar en el presente acápite y que son fundamentales
para comprender en toda su magnitud las complejidades que en la actualidad sus­
citan el lavado de activos.

IV. GLOBALIZACIÓN Y CRIMINALIDAD

La globalización, a pesar de que tiene ya varios años desde que se inició,


continúa siendo un complejo proceso de integración e interacción que se ha ido
consolidando a lo largo del tiempo con toda una amplia gama de desavenencias y
contradicciones, que permite en los momentos actuales una composición informa­
tiva, financiera, informativa y tecnológica cada vez más estrecha entre millones de
seres humanos e infinidad de corporaciones con distinta finalidades, sin importar en
el país en el que habitan, en donde se constituyen, donde se encuentran sus capitales
y el lugar donde se desarrollan los negocios. En esencia es un proceso económico
que se afianza en función al comercio global y la inversión transnacional en el ám­
bito internacional, el cual dispone y cuenta con el apoyo de sofisticadas tecnologías
que no se conocía antes, con importantes repercusiones en el medio económico, el

33
LUIS LAMAS PUCCIO ¡ LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

conocimiento, el manejo de la información a gran escala, los sistemas políticos, el


desarrollo, en los medios de comunicación, la prosperidad en el buen sentido del
concepto, la educación y la economía33.

Sin embargo, la globalización ha venido aparejada de otros grandes problemas


que hasta la fecha no solo no han podido ser solucionados, sino que se han hecho
más complejos e interdependientes, involucrando a millones de seres humanos a lo
largo y ancho del planeta. La globalización ha aumentado los niveles de explotación
y de pobreza, en tanto que ha hecho que la riqueza se circunscriba cada vez a un
menor número de pequeños grupos. Sin eludir y no reconocer los grandes beneficios
que para el género humano ha traído la globalización como poderoso e ineludible
portento económico, político y tecnológico que envuelve un sinnúmero de aspectos
de la vida cotidiana de las personas en todo el planeta, uno de los aspectos más
negativos ha sido la aparición y desarrollo de una nueva criminalidad que no tiene
precedentes en la historia de la humanidad. Me refiero a una criminalidad “global”
o “globalizada”, en los mismos términos que la globalización de la economía, las
finanzas y la tecnología, es decir, en el sentido que sus autores y víctimas no corres­
ponden a un solo país o a un grupo de ellos, como consecuencia de las actividades
económicas de las grandes corporaciones multinacionales que, como sabemos,
operan e interactúan a nivel transnacional o mejor dicho en el terreno planetario34.

El término “globalización” asoma frecuentemente no solo en el terreno eco­


nómico, sino que hace referencia a determinados cambios radicales que acaecen
en el universo criminal internacional, que están relacionados con la constatación,
presentación en sede política, institucional y en el ámbito propiamente científico,
según el cual, nada, ahora, será más como antes, en relación a un mundo que tiene
que resignarse a convivir con un problema criminal que ahora tiene dimensiones
globales35.

33 The L evin Institute -The S tate U niversity of N ew York, “¿Qué es la globalización?” , en el


portal web de Globalization 101, Nueva York: s/f. Recuperado de <bit.ly/lglLhwG>.
34 Ferrajoli, Luigi, “Criminalidad y globalización”, en Escritos sobre derecho penal: nacimiento,
evolución y estado actual del garantismo penal, vol. II, Buenos Aires: Hammurabi, 2013, p. 37.
35 S terling , Claire, Thieves’ World, Nueva York: Simón and Schuster, 1994; S helley, Louise, “Threat
from Internacional Organised Crime and Terrorism”, en Congressional Testimony before the House
Committee on International Rehttions, 1 de octubre de 1997; White H ouse , Internacional Crime
Theat Assessment, diciembre del 2000, recuperado de <bit.ly/2g4o5BY>, mencionados en M assari,
Ménica, “Los confines globales de la sociedad criminal”, en C iappi, Silvio (ed.), Periferias del
imperio: poderes globales y control social, Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana, 2006, p.
195.

34
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

La relación entre “globalización” y criminalidad” surge en sus inicios en el


plano discursivo, dado que no resultaba fácil discernir los mecanismos, las dinámicas
o los procesos según los cuales el ensanchamiento del espacio del mercado hasta
los límites demográficos y territoriales del mundo, son algunos de los factores que
propician una nueva forma de criminalidad que tiene características globales, y que
en la práctica corresponde en forma paralela a una ampliación de la esfera de sus
actividades, de sus potencialidades estratégicas y de los recursos operativos que dis­
pone en condiciones como para hablar de la existencia de una criminalidad global36.

La expansión de la criminalidad en el ámbito mundial, sumado a su creciente


complejidad y posible consolidación, es motivo de preocupación en los distintos
sectores institucionales y académicos que tratan la criminalidad en términos de
prevención, tratamiento, peligrosidad, control y represión. En este punto, los
estudiosos de los fenómenos sociales concuerdan en que la criminalidad a nivel
nacional e internacional es una de las fuentes principales de inseguridad existencial
personal y de toda población. A raíz de una referencia genérica sobre la existencia
de un nexo causal entre los dos fenómenos — globalización y criminalidad— ,
surge, entonces, la gran interrogante sobre el real alcance de estos dos procesos en
términos sociales, sobre la dinámica que los caracteriza, la interrelación que existe
entre ellos, así como sobre las líneas de tendencia que llevan a una hipótesis, con
base en los datos escasos que pueden existir sobre el particular37.

Autores como F errajoli afirman la existencia de una criminalidad internacio­


nal globalizada, en el sentido de que su actividad se desarrolla a nivel trasnacional e
incluso planetaria “a la par de las actividades económicas de las grandes corporacio­
nes multinacionales”38. Esta criminalidad global es causa y efecto de una profunda
crisis que, a juicio del autor, sufre el derecho. Crisis que se manifiesta en un doble
sentido: una falta de credibilidad del derecho y su importancia para “producir reglas
a la altura de los nuevos desafíos abiertos por la globalización” . Ferrajoli afirma
que se ha transformado tanto la “cuestión criminal”, como también la “cuestión
penal”. En lo referente a la “cuestión criminal”, esta transformación se caracte­
riza por la aparición de lo que él denomina “criminalidad de poder”. Formas de
criminalidad que se identifican por su carácter organizado y por ser practicadas o
sostenidas por poderes fuertes y ocultos, de manera que han transformado la com­
posición social del fenómeno delictivo. De esta forma, la delincuencia tradicional

36 M assari, “L os confines globales de la sociedad criminal”, art. cit., p. 195.


37 Ibid., p. 189.
38 Ferrajoli, Luigi, “Criminalidad y globalización”, en Iter Criminis. Revista de Ciencias Penales, n.° 1,
Ciudad de México: 2005, pp. 71-88. Recuperado de <http://bit.ly/2gOCXpS>.

35
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

de subsistencia depende, cada vez más, de la gran criminalidad organizada y, por


lo tanto, los delincuentes verdaderamente peligrosos no son los grupos marginales
sino las élites ocultas que dirigen la criminalidad39, cuyo componente clave radica
en la legitimación de sus capitales que es lo que en última instancia les permite no
solo consolidar sus posiciones sino continuar llevando a cabo sus actividades ilícitas.

Aunque en los últimos años el tráfico de drogas a gran escala, la corrupción, el


terrorismo y el lavado de activos son los sectores aparentemente más significativos
en la nueva economía criminal a nivel global, toda clase de tráfico e ilícitos penales
se unen en este sistema soterrado que se desarrolla en la sombra. Hablo de tráfico
de armas, trata de blancas, tráfico de órganos, secuestro, extorsión, asesinatos por
encargo, explotación de inmigrantes, minería ilegal, tráfico de materiales radiactivos,
de obras de artes, contrabando, evasión tributaria, siendo en realidad el blanqueo de
dinero o activos la fuente principal de todos ellos, sin el cual sería imposible realizar
cualquier actividad delictiva o que se encuentra al margen de la ley.

Dentro de la “criminalidad de poder” , Ferrajoli distingue tres tipos: el cri­


men organizado propiamente dicho, aunque renovado con la dimensión global que
existe; los crímenes provenientes de los grupos de poder económico potencializados
por la misma globalización; y los crímenes provenientes de los poderes públicos40.
Todas ellas, por su propia necesidad y margen importante de operatividad, aparecen
directamente relacionadas con el lavado de activos, en tanto que más allá de sus
propias características requieren legitimar sus ganancias producto de sus operaciones
o actividades. Evidentemente, si se trata de la criminalidad organizada vinculada
con el lavado de activos, hay que incluir la corrupción política y los nuevos delitos
de “cuello blanco” .

V. MOVILIDAD DEL LAVADO DE ACTIVOS

Desde la última cuarta parte del siglo xx y en los momentos actuales se viene
consolidando en todo el planeta y transformándose un fenómeno inédito a nivel
mundial conocido como “globalización”, que impulsa la inteligencia hacia terrenos
inéditos como no se había visto en la historia de la humanidad, en los que resulta
cada vez más difícil —por no decir imposible— separar la irresponsabilidad de la
ciencia, el éxito en el buen sentido de la palabra, el aumento de violencia a nivel

39 Viada, Natacha G., Derecho penaly globalización. Cooperación penal internacional, Madrid: Marcial
Pons, 2009, pp. 32 y 33.
40 F errajoli, “ Criminalidad y globalización”, art. cit., p. 33.

36
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

global, el monopolio del discernimiento, las innovaciones positivas, la pobreza de


millones de seres humanos, la criminalidad organizada, el lavado de activos, y en
particular la presencia constante y en aumento de los malos riesgos y otras patologías
sociales. Cuando hablamos de la movilidad que ha adquirido el dinero y el capital
en los momentos actuales, hay que entender que vivimos una economía global,
con capacidad de funcionar de forma unitaria y en tiempo real a escala planetaria,
lo que hace materialmente imposible llevar a cabo un seguimiento pormenorizado
y detallado sobre la ruta que sigue el capital, en especial cuando lo que se persigue
es legitimar o esconder sus orígenes41.

En efecto, durante las últimas dos décadas, la casi totalidad de los gobiernos,
con algunas diferenciaciones, han adoptado sistemas económicos de libre mercado,
lo cual ha aumentado ampliamente su propio potencial productivo creando de esa
forma una miríada de nuevas oportunidades para el comercio y la inversión en
el plano internacional. Los gobiernos han negociado dramáticas reducciones de
las barreras comerciales y han suscrito acuerdos internacionales para promover el
comercio de bienes, servicios e inversión42.

En ese sentido, según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Economía


Crim inal Global celebrada en Nápoles en el año de 199443, un cálculo razonable
hace casi doce años establecía que un aproximado de la cifra capital procedente
de fuentes ilegales que se blanqueaba en el sistema financiero global se encontra­
ba entorno a los 750, 000 millones de dólares anuales. Estos flujos de dinero se
caracterizaban porque se movilizaban con una gran velocidad y flexibilidad en

41 “El núcleo globalizado incluye los mercados financieros, el comercio internacional, la producción
transnacional y, hasta cierto punto, la ciencia y la tecnología y el trabajo especializado. El sistema
. económico está globalmente interconectado a través de estos componentes globalizados y estratégicos
de la economía, con capacidad institucional, organizativa y tecnológica de funcionar como una
unidad en tiempo real, o en un tiempo establecido, a escala planetaria”. Vid. C astells, Manuel, La
era de la información, vol. I, Madrid: Alianza Editorial, 2006, p. 137.
42 Según un informe de la disuelta United Status Office o f Teccnology Assesment, allá por el año de
1998, cabía razonar en el plano estimativo que entre un 0,05 a un 0,1 % de las aproximadamente
700, 000 transferencias diarias de fondos por cable contenían fondos blanqueados, por un valor de
unos 300 millones de dólares. Esta suma desaparece ante los 2 billones de dólares que se transfieren
diariamente vía electrónica, lo que complica enormemente la labor de identificar los fondos que son
lavados. Además, aunque las transferencias de banco a banco de fondos acumulados para el saldo de
deudas o fines de préstamo constituyen alrededor de la mitas del volumen total de las transferencias,
las mismas pueden contener también dinero blanqueado, si media la complicidad de un banco o un
funcionario corrupto. Vid. O rganización de las N aciones U nidas , “Nuevas dimensiones de la
criminalidad y de la prevención del delito en el contexto del desarrollo: desafíos para el futuro”, ob.
cit., p. 30.
43 O N U , Consejo Económico y Social de 1994.

37
LUIS LAMAS PUCCIO | LA .PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

comparación con el flujo de capital que procedía de actividades comerciales lícitas,


ya que era su circulación tan fluctuante lo que impedía que pudiera ser detectado
por las agencias de control44.

Es un proceso económico que se afianza en función al comercio y la inversión


transnacional en el ámbito internacional, el cual dispone y cuenta con el apoyo del
desarrollo de tecnologías como no se conocía, con importantes repercusiones en
el medio ambiente, la cultura, el manejo de la información, los sistemas políticos,
el desarrollo, en los medios de comunicación, la prosperidad, la educación y la
económica45.

Como refiere C astells, el blanqueo de dinero y sus derivados se han conver­


tido en un componente significativo y preocupante por la cantidad de los flujos
financieros globales y los mercados de valores que involucra el volumen de estos
capitales. Aunque no resulta fácil conocer las cifras, existen abundantes razones
para sospechar que se trata de sumas astronómicas, sin perjuicio de la facilidad con
que rota y se moviliza de un lugar a otro materialmente imposible de controlar.
En efecto, para evitar su detección y seguimiento, el dinero sucio en forma perma­
nente pasa de una empresa a otra, de una institución a otra similar o distinta de
una inversión a otra, suscitando que sea materialmente imposible ubicar el origen
del capital por la gran movilidad con que se desplaza. Debido a su volatilidad y a
su disposición a aceptar un alto riesgo, el capital criminal no solo transita de una
jurisdicción a otra sino que coadyuva en ampliar las turbulencias especulativas de
los mercados financieros. Así, el dinero sucio se convierte en una fuente importante
de desestabilización de los mercados financieros y de capital internacional46. Si se
trata de países chicos, el dinero se apropia de la economía, y en otros tienen efectos
directos sobre una economía, en especial cuando existen grandes bolsones de in­
formalidad, evasión tributaria, corrupción y narcotráfico. Hablo de una profunda
penetración en la vida financiera de una sociedad suscitando una transformación
en su entorno económico, haciendo impredecible y favoreciendo las estrategias de
inversión centradas en rendimiento a corto plazo47.

44 Cifra de dinero señalada por C astélls, Manuel, La era de la información, vol. II, Madrid: Alianza
Editorial, 2006, p. 354.
45 T he L evin Institute -The S tate U niversity of N ew York, “¿Qué es la globalización?” , art. cit.
Recuperado de <bit.ly/lglLhwG>.
46 C astells, Manuel, La era de la información, vol. III, Madrid: Alianza Editorial, 2006, p. 238.
47 C astells, L a era de la información, vol. III, ob. cit., p. 238.

38
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

Existen infinidad de casos que ponen en evidencia cómo los fondos o activos
ilícitos se transfieren con una velocidad impresionante de un lugar a otro. Los
delincuentes abren una cuenta en un banco, por lo general ubicado en un paraíso
financiero, e inmediatamente ordenan que sean transferidos a otra cuenta fuera de
la jurisdicción. Los bancos involucrados reciben instrucciones precisas para que sus
clientes sean informados de cualquier indagación en su contra y, en forma paralela,
dan instrucciones para que el dinero inmediatamente sea transferido a otra cuenta.
Estos servicios son conocidos por los servicios de vigilancia como “cuentas ambu­
lantes” y causan complejos problemas a los servicios encargados de investigaciones
e incautaciones de un dinero electrónico delictivo. La primera cuenta no pasa de ser
un depósito inicial, ya que el dinero sale inmediatamente de esa cuenta para ingre­
sar a otra. Su función es servir de mecanismo de alerta temprana para así detectar
cualquier indagación o investigación, y poner en marcha sofisticados mecanismos
a nivel internacional para impedir cualquier ubicación o detección.

VI. NUEVAS TECNOLOGÍAS

Refiere C a s t e l l s que en el último cuarto de siglo ha surgido no solo una nueva


economía a nivel global, sino una dimensión insospechable de la información como
nunca se había visto antes, la cual se encuentra entrelazada. Las nuevas tecnologías
de la información, al transformar los procesos del procesamiento de la información,
actúan en todos los dominios de la actividad humana y hacen posible establecer
conexiones infinitas entre estos, así como entre los elementos y los agentes de tales
actividades48.

En efecto, la tecnología es un aspecto fundamental que ha impulsado la glo-


balización49. Los avances alcanzados especialmente en el campo de las tecnologías

48 Ibid., p. 112.
49 “Este desolador ambiente se vio reforzado por los defensores más militantes de una política
supuestamente nueva y radical derivada del internet, que hacía hincapié en las virtudes de los
sistemas que se organizan a sí mismos. Desde tales ciberperspectivas, el mercado ofrece una libertad
real, y el que interfiere, sea cual sea su carácter, se convierte en un obstáculo estructural que sigue
proyectando lóbregas sombras al aferrarse tozudamente a papeles creados en respuesta a tecnologías
anteriores, adecuadas solo para espacios restringidos y largos periodos. En términos políticos, esta
cooptación libertaria de las tecnologías de la información y de la informática favoreció una alianza
natural entre los partidarios más ardorosos y los elementos más dinámicos del sector privado, dando
lugar a la aparición de nuevos emporios de riqueza, principalmente a través de la manipulación de la
información y el dinero. Tanto el mercado como internet tienen alcance y perspectiva globales y pocos
sentimientos inherentes de lealtad a las comunidades nacionales y territoriales. Ambos consideran
que la intromisión que representan las fronteras y cualquier tipo de regulación es una imposición
de limitaciones a la libertad, la eficiencia y constituye un recordatorio artificial y anacrónico de un

39
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

de información han transformado considerablemente la actividad económica. Las


tecnologías de información le han ofrecido a todo tipo de actores económicos
individuales — consumidores, inversionistas y comercios— nuevas y valiosas herra­
mientas para identificar y materializar oportunidades económicas, lo cual implica
decisiones más rápidas y mejor documentadas sobre las tendencias económicas en
todo el mundo, una transferencia más fácil de bienes y la colaboración con socios
distantes50.

Las políticas y el desarrollo tecnológico de las últimas décadas han incitado a


un aumento tan grande en el comercio, la inversión y los movimientos migratorios
transfronterizos, que muchos observadores consideran que el mundo ha ingresado a
una fase nueva, en términos cualitativos, de su desarrollo económico. Por ejemplo,
desde 1950, el volumen del comercio mundial ha aumentado 20 veces y solo de
1997 a 1999 las inversiones extranjeras casi se duplicaron, pasando de U SD 468
mil millones a U SD 827 mil millones de dólares. Para distinguir la ola actual de
globalización de las anteriores, el autor Thomas F riedman. asevera que la actual
“va más lejos y es más rápida, más barata y más profunda”51. Entonces, no caben
vacilaciones de que la globalización como fenómeno es una formidable nueva
comprensión del tiempo y del espacio terrenal desde una perspectiva totalmente
diferente, en comparación con lo que había sucedido hasta antes de que se conoció
que el mundo era redondo y que giraba sobre un eje. Implica, según una famosa
frase del célebre geógrafo David H arvey: “poner el mundo y a todas las personas
a través de la información y la comunicación, en contacto inmediato y directo con
el resto del planeta”52. En resumen, la globalización como proceso económico,
social, tecnológico y político disuelve o debilita los espacios de intermediación

mundo orgánizado especialmente. No está en absoluto predeterminado, por fortuna, que el destino
político de la Word Wide Web sea tan regresivo. La red ofrece también recursos emancipadores en
forma de servicios gratuitos a todos aquellos que intentan construir redes de interrelación entre
fuerzas sociales activas de todo el mundo, lo que contradice semejante idea. En potencia, estas redes
son visionarias, dedican sus esfuerzos a objetivos políticos transformadores, y posiblemente ofrezcan
a los pobres y vulnerables sus mayores esperanzas de cara al futuro. La red mundial confiere poder a
la globalización desde debajo de modo que hoy parece difícil de contrarrestar o ignorar. Es una serie
de circunstancias tales que podría propiciar tanto una política de resistencia como una política de
transformación”. Vid. Falk, Richard, La globalización depredadora. Una crítica, Madrid: Siglo XXI,
2002, pp. 7 y 8.
50 C orm , George, E l nuevo gobierno del mundo: ideologías, estructuras, contrapoderes, Barcelona:
Península, 2012, p. 33.
51 C orm , E l nuevo gobierno del mundo: ideologías, estructuras, contrapoderes, ob. cit., p. 33.
52 Wieviorka, Michel, “Entre el sujeto personal y global, ¿qué significa?”, en Innerarity, Daniel y
Javier S olana (eds.), La humanidad amenazada: gobernar los riesgos globales, Madrid: Paidós, 2011,
p. 269.

40
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

que de manera tradicional separaban a cada uno de los individuos del universo
en su totalidad53. Ello quiere decir que, para abrir y desarrollar nuevos mercados,
vinculando en una red global a los segmentos valiosos del mercado de cada país,
el capital requiere una extremada movilidad y las empresas necesitan incrementar
espectacularmente sus capacidades de comunicación.

Un desarrollo tecnológico en esta dimensión es un factor que ha hecho posi­


ble que la red informática que caracteriza a la globalización en forma paralela sea
también utilizada no solo para evadir el control de la ley, sino para realizar todo
tipo de actividades electrónicas para lavar dinero y hacer materialmente imposible
que transacciones de esta naturaleza pueda ser detectadas54.

53 “La cultura de la exclusión avanza más allá del crecimiento con desempleo y desigualdad, derivados
de los bandazos de la tecnología y la especulación arrollando a su paso a los Estados frente a la
posibilidad de ejercer algún tipo de control frente a estos desequilibrios globales. A. Schelensiger
habla de la devaluación de los poderes y valores nacionales. Un objetivo de la creatividad capitalista
es la economía globalizada. Un candidato, no previsto, para la destrucción capitalista del Estado
nacional como tradicional asiento de la democracia. El ordenar convierte al mercado sin trabas
en un monstruo global irresistible, que atraviesa las fronteras, debilita los poderes nacionales de
implementación de impuestos y regulaciones, impide la gestión nacional de las tasas de intereses
e intercambio, amplía las disparidades de riqueza lo mismo dentro de ellas, derrumba las normas
laborales, degrada el medio ambiente, niega a las naciones el poder de poder dar forma a sus propios
destinos económicos y crea una economía mundial sin ningún tipo de control. El ciberespacio
está más allá del control nacional. No existe autoridad que proporcione alguna clase de control
internacional. Frente a esta concentración globalizante emergen tendencias centrífugas que nos hacen
ver dentro de una aparente unificación de los mercados, por el contrario un mosaico fraccionado
de feudos y refugios humanos. ‘El mundo de hoy — dice A. Schelesinger— está desgarrado en
direcciones opuestas’. La globalización ocupa el puesto de mando y dirige la humanidad, pero al
mismo tiempo impulsa a las personas a buscar refugio a sus poderosas fuerzas, que están más allá de
control y comprensión. Se retiran a unidades familiares inteligibles y protectoras. Ansian la política
de la identidad y cuanto más rápidamente se integran al mundo, más personas se refugian en sus
enclaves religiosos, étnicos y tribales. La integración y la desintegración se alimentan mutuamente’.
Junto con esta resistencia pasiva es previsible esperar reacciones de rechazo y enfrentamiento. ‘El
capitalismo también seguirá dando bandazos, pero la ideología del laissez-faire probablemente se
desvanecerá cuando los capitalistas descubran la serie de complicaciones y perturbaciones que el
mercado sin trabas no puede resolver o incluso agravar. El capitalismo salvaje, con salarios bajos,
jornadas largas y trabajadores explotados, provoca el resentimiento social, resucita la guerra de clases
y da una nueva vida al marxismo [...]’”. Vid. I bisate, Javier, “Neoliberalismo y globalización”, en
Estudios centroamericanos, n.° 600, San Salvador: octubre de 1998, recuperado de <bit.ly/lY182Gl>.
54 O rganización de las N aciones U nidas, “Nuevas dimensiones de la criminalidad y de la
prevención del delito en el contexto del desarrollo: desafíos para el futuro”, ob. cit., p. 30.
El aumento masivo de los pagos electrónicos se ha hecho posible gracias al desarrollo de los
mecanismos de transferencia electrónica actualmente ofrecidos por la Sociedad Mundial de
Telecomunicaciones Financieras Interbancarias (SWIFT), la Reserva Federal de los Estados Unidos
(Fedwire) y el Sistema de Pagos Interbancarios por Cámara de Compensación (CHIPS). El volumen
y el valor de las operaciones que circulan a través de estos mecanismos son inimaginables. Cada día
(1998), más de 465, 000 transferencias electrónicas, por valor de más de 2 billones de dólares,

41
LUIS LAMAS PUCCIO ( LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

El paso hacia lo que se ha descrito a veces como una economía mundial espe­
culativa se ha visto facilitado por las nuevas tecnologías que imprimen una celeridad
sin precedentes a la circulación del dinero y los activos. Los capitales en fuga, el
producto del delito, el dinero sucio que busca ser legitimado, las operaciones es­
peculativas, generan un amplio espectro de millones de operaciones, transacciones
y movimientos de toda índole no solo con una complejidad inusual sino con una
celeridad sorprendente en razón a que nunca se paraliza. La mundialización de los
servicios financieros.

Un desarrollo tecnológico en esta dimensión es un factor que ha hecho posi­


ble que la red informática que caracteriza a la globalización en forma paralela sea
también utilizada no solo para evadir el control de la ley, sino para realizar todo
tipo de actividades electrónicas para lavar dinero y hacer materialmente imposible
que transacciones de esta naturaleza pueda ser detectadas.

VII. SOBERANÍA GLOBAL Y CONTROL PENAL

Hasta hace pocos años los sistemas políticos aparecían supeditados a un pre­
sente a largo plazo y a un espacio geográfico determinado, denominado en términos
territoriales en los ámbitos nacionales. Esta doble limitación, temporal y territorial,
ha comenzado a ser sobrepasada por un fenómeno inédito que nunca se había visto
antes, el cual se llama globalización. Hoy más que nunca resulta materialmente
imposible condicionar el futuro y resolver los problemas actuales que afectan al
espacio global de la Tierra o de la humanidad, desde perspectivas políticas y jurí­
dicas que partan de dimensiones estatales y territoriales55. Aunque la globalización
como fenómeno no es algo nuevo, dado que desde tiempos inmemorables las gentes
intercambiaron todo tipo de productos desde lejanas tierras, la globalización en
los términos actuales implica un nuevo y sustancial concepto de interrelación en
el plano de territorialidad.

En efecto, la globalización del crimen ha subvertido el sentido de Estado-


nación y por ende la eficacia de la legislación en materia de control. N o solo se han

son efectuadas por Fedwire y CFiPS, y SW IFT envía unos 220, 000 mensajes de transferencias
(por un valor de dólares desconocido). Vid. O ffice of Technology A ssesssment , Information
Technologyfor the ControlofMoney-laudering, Washington: Government Printing Office, 1995, p. 1
[Denominado en adelante OTA].
55 JÁuregui B ereciartu, G urutz , “La emergencia de un nuevo orden jurídico institucional: el
Estado y la constitución de la era de la globalización”, en Innerarity, Daniel y Javier S olana (eds.),
La humanidad amenazada: gobernar los riesgos globales, Madrid: Paidós, 2011, p. 237.

42
P r i m e r a p a r t e | l a p r u e b a i n d ic ia r í a y l a v a d o d e a c t i v o s

transformado profundamente los procesos de gobierno, sino la legislación en materia


de control cuando las actividades delictivas se proyectan fuera de las fronteras tra­
dicionales. Esta es una tendencia crucial que se reconoce con tanta facilidad como
se hace caso omiso a sus consecuencias. En ese sentido, no es nueva la capacidad
de penetración del crimen y sus repercusiones en todos los aspectos de la vida y sus
repercusiones en las relaciones internacionales, tanto económicas como políticas,
debido al dinamismo de la economía criminal.

Gran parte de las dificultades que se ocasionan o surgen en una investigación


sobre lavado de activos dimana justamente de las interposiciones efectuadas por
algunos países respecto a su soberanía, si de lo que se trata es de obstaculizar el
ejercicio de las prerrogativas que les asisten a las demás naciones para investigar
actividades en materia del control del lavado de activos. Hay países que ofrecen
herramientas jurídicas diseñadas para proteger a las personas para que no puedan
ser investigadas. Ese tráfico o alquiler de atributos sobre el derecho a la soberanía
degrada el orden jurídico internacional, en razón a que sirve de medio para esconder
fondos malhabidos.

Esa profunda penetración, y eventual desestabilización de los estados na­


cionales frente a las nuevas formas de crirninalidad tiene distintas características
según el grado de estabilización y control que tiene cada país. Sin embargo, como
menciona Castell, tres serían las líneas de penetración sobre las que repercuten
las tendencias criminales: 1) la primera, que involucra en su totalidad al Estado
penetrado en todos y cada uno de sus estamentos, ya sea mediante la corrupción,
la mala convivencia política entre partidos, su financiamiento en los mismos térmi­
nos, con los que se causan grandes estragos en el manejo del patrimonio público;
2) el nivel de colaboración de los países en la lucha contra la criminalidad que
afecta las relaciones entre países, sobre todo cuando se trata del tráfico de drogas,
el terrorismo, la corrupción y el lavado de activos; 3) el flujo financiero de origen
criminal cada vez más importante, elemento clave para estimular o desestabilizar
economías nacionales enteras, de tal modo que la política económica ya no puede
gestionarse en muchos países y zonas del mundo sin incluir en escena esta factor
altamente impredecible56.

La repercusión del lavado de activos en las instituciones y la política de un


Estado es un tema que no puede ser ignorado y menos soslayado, a la luz de las
sumas millonarias que se manejan en la dimensión financiera global y sobre la que
existe hasta la fecha un poco control. La soberanía nacional, de por sí ya debilitada

56 C astells, Manuel, La era de la información, vol. II, ob. cit., pp. 354 y 355.

43
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

por la internacionalización de todo tipo de actividades, confronta ahora un desafío


mucho mayor y más complejo. Me refiero al crimen organizado y el lavado de
activos que interrelacionan esfuerzos para lograr resultados más eficaces, sorteando
todo tipo de controles que ninguna nación es capaz de absorber. La capacidad del
Estado-nación en materia de soberanía y territorialidad, a raíz de la globalización,
ha resultado debilitada en gran medida desplazada.

Sin embargo, al margen de algunos tratados en materia de cooperación penal


entre países, el derecho penal es un producto de los estados nacionales del siglo
xix, materializado en el presente caso en sus respectivas leyes o códigos penales e
inmersos en sus soberanías frente a una criminalidad ya no solo internacional sino
global. A mayor abundamiento es necesario agregar las divergencias que caracterizan
al sistema normativo nacional.

En ese sentido, G r a c ia M a r t í n manifiesta que el proceso de globalización es


multidimensional, en tanto que afecta casi todos los aspectos y órdenes de la vida,
lo cual comporta una considerable limitación — que en algunos ámbitos llega hasta
la imposibilidad práctica— del control, por lo que los estados nacionales, se ven
afectados por el mismo proceso5758.

En todo caso, como señala S il v a S á n c h e z , el objetivo fundamental del derecho


penal de la globalización es inminentemente práctico, en tanto que la última finali­
dad es disponer de una respuesta adecuada y eficaz contra determinadas formas de
criminalidad que por su margen de operatividad se proyectan globalmente. Se trata
de proporcionar una respuesta uniforme, o al menos armónica, a la delincuencia
transnacional que evite la conformación de paraísosjurídicos-penales5*. La existencia
de tales paraísos resulta disfuncional desde todo punto de vista, sobre todo cuando
se trata de combatir determinadas formas de delincuencia como el lavado de activos,
en el que surgen diferentes facetas del propio delito, én los que los momentos y
lugares de intervención de los distintos autores se dan en distintos lugares, para lo
cual se requiere una respuesta conjunta y sólida de las jurisdicciones en donde se
suscitaron los hechos. Todo lo cual es imposible si no se trabaja de modo simultá­
neo en una construcción supranacional relativamente homogénea del sistema del

57 G racia M artín , Luis, “El derecho penal ante la globalización económica”, en C aballero
C astillo , José Francisco y Harold Joseph Ruiz SoLis(coords.), Cuestiones de derecho penal, proceso
penaly política criminal, Lima: Ara, 2010, p. 85.
58 Silva Sánchez , Jesús María, La expansión del derecho penal. Aspectos de la política crim inal en las
sociedadespostindústriales, 3.a ed., Montevideo-Madrid: B de F-Edisofer, 2011, p. 92.

44
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

derecho penal, de los conceptos y de las categorías de la teoría jurídica del delito,
así como de los principios y garantías político-criminales fundamentales59.

VHI. LIBERTAD ECONÓMICA

Como explica A ndreas, las conexiones entre lavado de activos y la liberaliza-


ción de las economías es un factor que ha propiciado en gran medida un aumento
de estas actividades. Incluso un tema sensible que en muchos casos se evita abordar
por sus implicancias económicas y políticas es todo aquello relacionado a los efectos
que ha tenido la globalización, la liberalizadon de las economías y sus relaciones
con el lavado de activos. Sin embargo, no puede negarse que la liberalización de
las economías ha estimulado el lavado de activos60. En los últimos años, el exten­
dido desmantelamiento de las políticas económicas centradas en el control de un
poder central y la aceptación de las reformas liberales del mercado han y continúan
transformando la economía global para adaptarla a estos nuevos requerimientos.

Como lo explica la Oficina de las Naciones Unidas de Fiscalización de Drogas


y de Prevención del Delito (N U O D C C P), existe una tendencia, tanto interna como
externa, hacia una mayor desreglamentación de los mercados financieros locales.
Esta tendencia se manifiesta internamente en la aparición de un “supermercado de
servicios financieros”, de la institución financiera polivalente integrada que ofrece a
sus clientes todo tipo de servicios, entre los que se encuentran los depósitos a plazo
fijo, las transferencias de dinero electrónico a cualquier lugar del planeta, el corretaje
indiscriminado, las.inversiones en el mercado bursátil, el negocio de mercancías en
masa, así como toda clase de gestiones en materia de inversiones, sin dejar aquellos
servicios especializados en crear sociedades extranjeras ficticias dependiendo de las
necesidades y los requerimientos de los clientes61.

Es un hecho cierto que los países están reduciendo las barreras que se oponían
al funcionamiento de los mercados internos. Igual muchos países que acostumbraban
a imponer alguna forma de control fronterizo sobre la entrada y salida de fondos se
han sumado a la tendencia general de disminuir los mecanismos de control, adu­

59 S ilva Sánchez , La expansión del derecho penal. Aspectos de la política criminal en las sociedades
postindustriales, ob. cit., p. 92.
60 Andreas, Peter, “Crimen transnacional y globalización económica”, en B erdal, Mats R. y Mónica
S errano (coords.), Crimen transnacional organizado y seguridad internacional: cambio y continuidad,
México: Fondo de Cultura Económica, 2005.
61 O ficina de las N aciones U nidas de Fiscalización de D rogas y de Prevención del D elito ,
Rejugios financieros, secreto bancario y blanqueo de dinero, Nueva York: U N O D C , 1999, p. 22.

45
LUIS LAMAS PUCCIO j LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

ciendo la disminución de las “barreras burocráticas” que impiden el crecimiento


económico. Si bien, se han aducido muchos argumentos en contra del control de
cambios y se han denunciado las distorsiones imputables a la no convertibilidad de
la moneda, estos mecanismos de control en alguna medida implicaban una posible
herramienta para supervisar el capital ilegal. El control de cambios al menos cumplía
una función útil para impedir el tráfico de dinero sucio a gran escala62.

IX. SIMILITUD DE MÉTODOS

El delito de lavado de activos en sus diferentes modalidades relacionadas con la


posesión, ocultamiento, transferencia, encubrimiento y posesión de activos, fondos,
capitales o bienes en general de procedencia ilícita es una actividad particularmente
compleja y complicada no solo porque la mayoría de los casos tiene una dimensión
internacional en la que pueden intervenir un sinnúmero de empresas de fachada
o testaferros que operan en distintas jurisdicciones en la gran mayoría de casos en
paraísos bancarios, sino porque el objetivo final que persiguen todos aquellos que
tratan por diferentes medios suscitar apariencia de legitimidad a fondos, capitales o
activos de procedencia criminal, es alejar lo más posible la fuente ilícita del capital
lavado.

Como se menciona en el Atlas de la criminalidad financiera, es una evidencia


que salta a la vista, aunque su anunciado es tabú: las finanzas modernas y el crimen
organizado se sustentan mutuamente, tanto la una como el otro necesitan para
expandirse que se supriman las reglamentaciones y los controles estatales63. Se suele
recurrir con ligeras variantes a los métodos empleados por las sociedades legítimas
normales, como en los casos de la cesión interna entre filiales de las mismas empresas.
Igual acontece con facturación ficticia, las operaciones inmobiliarias de todo género,
la constitución de empresas fantasmas que son constituidas en paraísos fiscales o
países que brindan contratos de confidencialidad, los préstamos garantizados con
otros de similar naturaleza por las mismas empresas, las operaciones de cobertura
o de garantía en la compra de acciones en un juego de operaciones cruzadas o
gemelas entre distintas empresas y las redes bancarias subterráneas. N o es posible
distinguir por las apariencias una operación legítima de su variante ilegitima, ya

62 O ficina de las N aciones U nidas de F iscalización de D rogas y de P revención del D elito ,


Refugiosfinancieros, secreto bancario y blanqueo de dinero, ob. cit., p. 22.
63 D e M aillard, Atlas Akal de la criminalidad financiera del narcotráfico al blanqueo de capitales, ob.
cit.

46
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

que la distinción solo aparece clara cuando se descubre algún acto delictivo y las
autoridades comienzan a remontar la pista del dinero64.

De hecho, la regla de todo aquel que persigue legitimar sus activos de proceden­
cia dudosa será tratar de ocultar de la mejor manera su dinero sucio para evitar que
sea detectado. Utilizará métodos que son habituales respecto a cualquier actividad
comercial normal y legítima. Es más, a simple vista, es materialmente imposible
diferenciar actividades de esta naturaleza de cualquier operación comercial normal.
Me refiero a una especie de amalgama de variadas operaciones financieras, comer­
ciales y contractuales que implican una alta especialidad para poder ser detectadas.
Imaginemos lo que debe implicar una investigación internacional sobre lavado de
activos. Los indicios (algo circunstancial en el presente caso) muchas veces no son
fácilmente detectables a simple vista, a no ser que se trate de evidencias materiales
sobre las que no caben mayores dudas. Los medios de los que hace uso cualquiera
que legitima capitales malhabidos son los mismos o muy parecidos de Jos que se
hace uso en cualquier persona o empresa que lleva a cabo actividades comerciales
o financieras normales en el ámbito del mundo de los negocios. Como lo refiera la
Oficina de las Naciones Unidas para la Fiscalización de Drogas y Prevención del
Delito (U N O D C C P), la regla de oro de toda operación de blanqueo de capitales no
es sino la de simular por todos los medios déla mejor manera posible una operación
legal para que no llame la atención o no despierte sospechas65.

Si bien existió un tiempo en el que era relativamente fácil separar los aspectos
legales normales de los turbios, ahora eso ya no es factible, entre otras considera­
ciones por el avance sustancial que se ha logrado en el desarrollo de las actividades
económicas normales. Las actividades subterráneas, ya sea explícitamente delictiva
o “informal”, iriteractúan casi a la perfección en diferentes niveles en tanto que se
asemejan con las normales.

X. PARAÍSOS FINANCIEROS

Señala Z ucman que el dinero de los paraísos fiscales no duerme. Alimenta los
mercados financieros internacionales66. En efecto, durante los últimos decenios a
raíz del proceso de globalización la situación se ha hecho más complicada y difícil

64 Loe. cit.
65 O ficina de las N aciones U nidas de F iscalización de D rogas y de Prevención del D elito ,
Refugiosfinancieros, secreto bancario y blanqueo de dinero, ob. cit., p. iv.
66 Z ucman , Gabriel, La riqueza escondida de las naciones: cómofuncionan losparaísosfiscalesy qué hacer
con ellos, traducción de Alejandrina Falcón, Buenos Aires: Siglo XXI, 2015, p. 55.

47
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

en materia de prevención y el control del lavado de activos67. Con el desarrollo de


la globalización se han establecido muchos paraísos financieros o centros banca-
rios llamados offshore, es decir, fuera de las fronteras nacionales que permiten que
grandes bancos como también pequeños alojen en su ámbito operativo millones
de transacciones financieras sospechosas difíciles de detectar, y menos identificar a
sus verdaderos operadores68. Igual sucede con los capitales de clientes que manejan
grandes fortunas que buscan absoluta discrecionalidad a toda prueba, con el objetivo
de que tanto el depositante como el depositario se libren de cualquier sospecha o
fiscalización69.

Como refiere una vez más la Oficina de las Naciones Unidas de Fiscalización
de Drogas y de Prevención del Delito (N U O D C C P), los principales casos de blan­
queo de dinero o capitales sucios descubiertos en los últimos años en distintos países
comparten un mismo rango: el aprovechamiento generalizado, por parte de organi­
zaciones delictivas como también de personas o grupos económicos inescrupulosos,
de las oportunidades y beneficios que ofrecen los paraísos financieros y los centros
bancarios extraterritoriales para blanquear el producto del delito, obstaculizando
de esa manera cualquier investigación que se lleve a cabo en su contra70.

Como explica y señala de manera tan acertada y categórica Z u c m a u , algunos


aseguran que nada puede hacerse al respecto: siempre habrá países que cobren me­
nos impuestos y fijen menos reglas que sus vecinos. El dinero siempre hallará un
puerto seguro: si atacamos aquí, se irá más allá. El capitalismo sin paraísos fiscales
es una utopía, y los tributos progresivos sobre los ingresos y las formas están desti­
nados a desaparecer, a menos que se tome la senda del proteccionismo. Para otros,

.67 Respecto a la magnitud de la riqueza offshore, los cálculos muestran que, a escala global alrededor
del 8 % del patrimonio financiero de los particulares se encuentra en los paraísos fiscales. Dicho
patrimonio es el conjunto de depósitos, cuentas bancarias, carteras de acciones y obligaciones, partes
de fondos de inversión y contratos de seguro en poder de particulares del mundo entero.
68 Uno de los fenómenos más llamativos que caracteriza al sistema financiero mundial y al proceso
de globalización en especial, es la proliferación de bancos por todo el mundo dependiendo de la
coyuntura que exista y se requiera, sujetándose en todo caso ,a la legislación de origen en donde
el banco ha sido creado y donde opera. Se han creado algunos bancos en las plazas financieras
extraterritoriales con una. facilidad y rapidez inusitada, lo que ha debilitado notablemente cualquier
tipo de diligencia supervisora tanto a nivel local como internacional, con tal de que se satisfaga
cierto nivel mínimo de fondos y variando según las exigencias planteadas en cada territorio. Una
falta de reglamentación lo suficientemente eficiente es aprovechada para crear infinidad de pequeños
bancos y otras empresas, que les brindan diferentes tipos de servicios. La proliferación de bancos
pequeños y sin mayores controles ofrece uña inigualable oportunidad para lavar activos, el fraude,
la evasión .fiscal y distintos delitos dependiendo de los objetivos que se persigan.
69 C orm , E l nuevo gobierno del mundo: ideologías, estructuras, contrapoderes, ob. cit., p. 98.
70 Loe. cit.

48
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

la batalla está casi ganada. Según ellos, gracias a la determinación de los gobiernos
y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (O CD E),
y como consecuencia de los múltiples escándalos y revelaciones sobre los paraísos
fiscales pronto se extinguirán [...]. Al recibir la embestida de tos grandes países en
busca de nuevos ingresos fiscales tras la crisis financiera, sin excepción prometieron
abandonar el secreto bancario [...], y las multinacionales aseguraron que por fin
rendirán cuentas y saldarán sus deudas71. Será el triunfo de la virtud sobre el pecado.

Qué duda cabe de que la gran cantidad de paraísos financieros, que existen
a lo largo y ancho del planeta, ofrecen una amplia gama de servicios a los inver­
sionistas extranjeros que no ^lesean revelar los orígenes de sus activos, muchos de
ellos turbios e ilícitos, que pueden ir desde la inscripción de sociedades comercia­
les internacionales o sociedades ficticias, hasta hacer factible que por sus sistemas
interconectados transiten millones de dólares de un territorio a otro, a través de
personas jurídicas ficticias y el uso de testaferros o contratos nominativos, sin que
en la realidad inmediata y futura se pueda identificar a sus propietarios.'

En realidad, cuando hablamos de “paraísos financieros” no solo, debemos


limitarnos a las características territoriales, normativas y geopolíticas que caracte­
rizan estas jurisdicciones, sino también a los espectros electrónicos sobre los que
se moviliza el capital y el dinero en los momentos actuales, en consideración a que
los espectros en que se movilizan las transferencias electrónicas funcionan como si
fueran verdaderos paraísos financieros. En muchos aspectos, un sistema de transfe­
rencia electrónica masiva de dinero sin mayores controles ofrece en muchos aspectos
incluso mejores condiciones en materia de anonimato, rapidez y confidencialidad si
se trata de transferir capitales y activos por todo lo ancho y largo del planeta. Imita
las mismas características y el comportamiento de las operaciones legítimas, lo que
permite observar una de las leyes fundamentales del blanqueo de capitales: no hay
ninguna separación institucional o funcional aparente entre las transferencias de
dinero lícito y las transferencias del producto de cualquier delito y otras formas de
delincuencia, las mismas que hacen uso indiscriminado de los paraísos financieros
para impedir cualquier posibilidad de detección.

La muestra más patente de la importancia del dinero que proviene del lavado
de activos se sustenta en las posiciones que asumen algunos países que establecen
en su territorio una potente industria' de servicips financieros, la misma que está
dirigida a captar la mayor cantidad posible de dinero procedente del exterior,
sea cual fuera su origen, a fin de mejorar las variables de sus economías, crear

71 Z u c m a n , L a riqueza escondida de las naciones: cómo fun cionan los paraísos fiscales y qué hacer con ellos,
ob. cir., p. 11.

49
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

empleo y obtener divisas. Desde tal punto de vista, es evidente que la aprobación
en estas jurisdicciones, destinada a prevenir y controlar el lavado de dinero, no
supondría otra cosa que la aparición de nuevos costes, así como la instauración
de unas instituciones de control que dificultarían en gran medida la consecución
de tales propósitos72.

Otro tema relevante es aquel que los grandes bancos recurren a los paraísos
financieros para evadir los controles que se les impone en sus lugares de origen.
Estos bancos observan normas de control financiero en sus sedes principales, pero
actúan de forma diametralmente diferente cuando se trata de su operatividad o
funcionamiento en los paraísos financieros. Manifiestan una “duplicidad” en sus
comportamientos y operaciones para los fines de saltear las reglamentaciones.

En síntesis, los paraísos financieros gozan ahora mejor que nunca de una
importancia capital. La impunidad de los evasores es total, en tanto que los com­
promisos asumidos recientemente por los paraísos fiscales son demasiado vagos y
los medios de control casi no pueden ejecutarse.

XI. SECRETO BANCARIO

Las dificultades que presentan muchas de estas investigaciones están caracterizadas


por las dificultades que tienen que enfrentar las agencias de control cuando se trata de
levantar el secreto bancario con la finalidad de obtener información sobre los movi­
mientos bancarios que ha realizado una persona o una empresa. Es bastante frecuente
que los paraísos financieros y muchos países que integran la comunidad internacional
que no aparecen en la lista de las naciones que no colaboran en el control del lavado de
activos sean reticentes a brindar a información precisa y detallada bancaria sobre sus
clientes, en particular cuando se trata de extranjeros o corporaciones internacionales,
y de esa manera evitar cualquier acción judicial en su contra. Si bien es cierto que el
secreto bancario y los paraísos financieros son cuestiones distintas, lo cierto es que en
la práctica mantienen un mismo patrón: están protegidos por la legislación interna
y son la mejor forma de proteger y atraer a un mayor número de clientes. Se trata
de una protección ilimitada para todos los que se animen a recurrir a sus servicios.

Incluso la difusión de información que se encuentra protegida por el secreto


bancario implica en muchos países no solo una transgresión al derecho a la confi­

72 Fabián C aparros, “Antecedentes: iniciativas internacionales. Efectos del lavado de dinero. Bien
jurídico tutelado. Fenomenología del lavado de dinero”, art. cit., p. 46.

50
PRIMERA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA Y LAVADO DE ACTIVOS

dencialidad, ^ino la comisión de un ilícito penal en contra de todos aquellos que la


violentan o intentan obtener una información bancada por este medio.

Lo que sucede es que el secreto bancario es una práctica que está enraizada e
inmersa en el sistema legal del common law, para cuyos fines quienes lo defienden
afirman que constituye una dimensión de la vida privada de las personas y de las
sociedades comerciales73, y solo bajo el estricto cumplimiento de establecidas exi­
gencias el secreto que ampara esta información puede ser levantada y entregada a las
autoridades. La no divulgación de la información bajo determinadas exigencias es
un derecho que le asiste a todos aquellos que recurren a un banco para la obtención
de determinados servicios.

A ello que se suma que lo bancos más importantes del planeta tienen sucur­
sales o filiales en los lugares en donde está protegida en su máxima expresión la
confidencialidad de la información. Sucede que estos bancos observan y cumplen
figurosamente las normas sobre prevención y control del lavado de activos en sus
lugares de origen, pero actúan de forma diametralmente diferente en sus propias
sucursales que tienen en los paraísos financieros, convirtiéndose esta duplicidad
entre la sede principal y la sucursal no solo en un poderoso nexo tecnológico y
electrónico para intercambiar todo tipo de información, sino para buscar fórmulas
que les permita evadir el cumplimiento de la ley.

XII. EMPRESAS DE FACHADA

Tomando como referente a lo señalado por el Grupo de Acción Financiera


(GAFI)74, se percibe un aumento significativo del número de personas jurídicas o
empresas que deliberadamente se constituyen con la única finalidad de encubrir
la titularidad real y el control de los activos de procedencia ilegal. Sin embargo, el
aumento de las empresas a nivel global dentro de las que se incluyen las grandes
corporaciones, no es un tema gratuito. En todos los casos en los que se investiga
actividades vinculadas con el lavado de activos, siempre media una persona jurídica
o una empresas de fachada dependiendo de la complejidad de la operación.

73 O ficina de las N aciones U nidas de F iscalización de D rogas y de Prevención del D elito ,


Refugiosfinancieros, secreto bancario y blanqueo de dinero, ob. cit., p. 34.
74 El GAFI es un grupo intergubernamental que estable estándares, desarrolla y promueve políticas
para combatir el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo. En el año de 2003 contaba
con 33 miembros: 31 países y dos organizaciones internacionales; y más de 20 observadores; 5
grupos regionales estilo GAFI y más de 15 organismos o grupos inteimcionales.

51
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Las empresas aparecen siempre en los planes para legitimar fondos de pro­
cedencia delictiva, en razón a que ofrecen a sus propietarios una capa protectora
impeiíetrable. Su función es crucial en casi todos los esfuerzos para ocultar la
proveniencia de los fondos malhabidos, sobre todo cuando se trata de operaciones
a nivel internacional. Una operación de lavado implica constituir no solo una
empresa sino varias y en distintas jurisdicciones, para de esa manera ir alejando la
fuente ilícita frente a cualquier posibilidad de detección. Estas empresas son inten­
cionalmente creadas en los lugares o jurisdicciones en donde existen contratos de
confidencialidad que brindar una cobertura respecto a la identidad de la persona
que busca legitimar sus fondos. La totalidad de los sistemas de blanqueo se valen de
estas entidades como parte del entramado para ocultar la propiedad de sus bienes.

XIII. ÉTICA GLOBAL

En el escenario social, económico y político fomentado por la globalización,


las nociones de ética, de justicia, de solidaridad y de respeto de los derechos de la
mayoría de las personas se han volatizado en la carrera por los beneficios a través
del consumo mundializado. La vida financiera se ha hecho cada vez más compleja,
complicada como parte de su expansión vertiginosa en todos los lugares del planeta.
N o solo ha habido que financiar a través del mundo cada vez más capacidades de
producción de infinidad de productos no solo inútiles sino con frecuencia nocivos
para la salud y el bienestar de las personas. Hablo de una cultura completamente
basada en la necesidad de hacer y producir cada vez mayores beneficios para activar
las cotizaciones bursátiles o para acrecentar las ganancias personales del vasto grupo
de especuladores, lo que ha ocasionado que se erosione el respeto por la ley y los
mecanismos del control del mundo de los negocios. Es sintomático de la fuerza
de la globalización que haya-desaparecido cualquier escrúpulo o comportamiento
ético si de lo que se trata es hacer negocios a como dé lugar75.

75 C orm , E l nuevo gobierno del mundo: ideologías, estructuras, contrapoderes, oh. cit., pp. 118, 119 y
121.

52
SEGUNDA PARTE
---------------------------- - • ---------------------------

LA PRUEBA INDICIARIA
I. INTRODUCCIÓN

Se menciona que el talento para investigar del magistrado radica en la capacidad


de razonar para poder descubrir la verdad sobre la base de los elementos de que
dispone para cada caso en particular, el que se basa en su talento personal, en su
agudeza, en las máximas de la experiencia dependiendo de cada situación y en los
procedimientos que establece la ley para el examen de los hechos y las circunstancias
que se encadenan y que son parte de los hechos que son juzgados.

Aunque no existe unanimidad sobre la palabra que exprese la etimología del


concepto de indicio1, hablamos de la voz latina indicium que es un derivado de
indigiere, que significa indicar, hacer conocer, mostrar, probar, etc., en virtud del
cual se establece una relación lógica entre el hecho indicador y un hecho indicado.
La palabra “indicio” significa ‘señal o signo aparente y probable de que existe una
cosa’. Como observa M ittermaier, en muchos casos se puede observar la ausencia
de ciertos medios que, según las ideas comúnmente admitidas, dan origen a lo que
se llama prueba natural; o, mejor dicho, no existen en la causa la inspección del
juez, la confesión del procesado y menos los testigos que puedan acreditar la manera
y forma como se suscitaron los hechos2.

Sobre el particular, Q uiceno Alvarez manifiesta que en el campo procesal los


indicios son los signos, las señales, los rastros o las huellas sirvientes para presumir
que un hecho o acto pudo suceder o que ha sucedido. En otras palabras, toda acción
o circunstancia relacionada con el hecho que se investiga, y que permite inferir su
existencia y modalidades, es un indicio: así, todo hecho que guarde relación con
otro puede ser llamado indicio3. Implica la existencia de hecho conocido del cual se
induce otro hecho desconocido, mediante un argumento probatorio que de aquel

1 M ixán M áss, Florencio, Prueba indiciaría. Carga de la prueba, Trujillo: Ediciones BGL, 1992, p.
22.
2 M ittermaier, Cari Joseph Antón, Tratado de la prueba en materia criminal, 9.a ed., Madrid: Reus,
1959, p. 428.
3 Q uiceno Alvarez, Fernando, Indicios y presunciones, 1.a reimp. de la 1.a ed. (2000), Bogotá:
Editorial Jurídica Bolivariana, 2002, p. 9.

55
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

se obtiene, en virtud de una operación lógica-crítica basada en normas generales


de la experiencia o en principios científicos o técnicos4. Como expone V ishinski,
“lo típico del indicio es que no tiene valor de prueba por sí, sino está unido a otras
circunstancias. Por consiguiente, cuando se utilizan pruebas indirectas es impor­
tantísimo establecer una conexión de unos hechos con otros”5.

El indicio tiene diferentes aseveraciones, algunas son técnicas por la utilidad y


naturaleza que el mismo tiene, aunque otras pueden ser eminentemente coloquiales
y hasta filosóficas por el sentido de los términos que se usan y lo que implica cada
uno de ellos. M ittermaier, refiriéndose al indicio, al igual que B enthan (el cual
llama circunstancias) señala “que los mismos [los indicios] son otros tantos testigos
mudos que parece haber colocado la providencia alrededor del crimen, para hacer
resaltar la luz de la sombra en que el crimen se ha esforzado para ocultar el hecho
principal; son como un fanal que alumbra el entendimiento del juez y le dirige hacia
los seguros vestigios para llegar a la verdad. El culpable ignora, por lo regular, la
existencia de estos testigos mudos, o los considera de ninguna importancia. Además,
no puede alejarlo de sí o desviarlos; los clavos de la suela de sus zapatos señalan
su paso por el lugar del delito [...]. Todas estas circunstancias (indicios) sirven de
punto de partida al juez; en el proceso ordinario de los acontecimientos humanos, le
proporcionan analogías y por vía de inducción, concluyen de los hechos conocidos
a otros necesariamente constitutivos de la acción criminal”6.

Manifiesta M i x á n M á s s que, en rigor, la discrepancia sobre la etimología de


la palabra indicio no incide en lo esencial o en lo conceptual, sino sobre cuál es
la expresión latina que refleja mejor el concepto del término, pues, está claro que
existe consenso y todos estamos de acuerdo que el propio sentido etimológico del
mismo, encierra una haz de sinónimos, que se dirigen a “indicar” , “conducir” , “dar
a conocer” o “llevar hacia algo en particular”7.

Diversos estudios llevados a cabo en el ámbito del derecho penal contempo­


ráneo, derecho procesal penal en sus más diversas variantes e incluso en el terreno
propio de la criminología y la psiquiatría forense, consideran al indicio como toda

4 G ianturco, Vito, La prova indiziaria, Milán: Giuffré, 1958, p. 2, nota 3.


5 Vishinski , Andrei, La teoría de la prueba, p. 326, citado por Parra Q uijano , Jairo, “Algunos
apuntes de la prueba indiciaría”, en el portal web Instituto Chileno de Derecho Procesal, Concepción:
2015, p. 10. Recuperado de <bit.ly/2gIEihv>.
6 M artínez G arnelo , Jesús, La prueba indiciaría presuncional o circunstancial, 2.a ed., México:
Porrúa, 2012, p. 133.
7 M ixán Máss, Prueba indiciaría. Carga de la prueba, ob. cit., p. 24.

56
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

circunstancia, o bien una verdad conocida, que recibirá una inferencia necesaria, la
que con ayuda del proceso lógico puede llegar a establecer una presunción8. Sobre
el particular, C a r r a r a , en su condición de uno de los máximos exponentes de la
escuela clásica, instituye que se llaman indicios a “aquellas circunstancias que aun­
que en sí mismas no constituyan delito y materialmente sean distintas de la acción
criminosa; sin embargo, la reveían por medio de alguna relación determinada que
pueda existir entre circunstancias y el hecho criminógeno que se investiga”9.

D e v is E c h a n d í a considera “que el indicio puede ser cualquier hecho (material


o humano, físico o psíquico, simple o compuesto, es decir, se la da al concepto de
hecho el significado amplio que se utiliza para determinar en abstracto el objeto de las
pruebas judiciales), siempre que de él sea posible obtener un argumento probatorio,
fuerte o débil, pleno o incompleto, para llegar al conocimiento de otro hecho que
es objeto de la prueba, mediante una operación lógico-crítica” 101. Nos referimos a
una sinonimia que encierra distintas ideas en materia de acciones probatorias que
parten de ciertas premisas o hechos ciertos, con la finalidad de llegar a comprobar
hechos en materia de responsabilidad. En todo caso, hablamos de datos reales,
ciertos, indivisibles, con aptitud significativa e inequívocos, que nos permiten llegar
a determinadas conclusiones que se encuentran vinculadas con los hechos anterio­
res. Como manifiesta M i x á n M á s s , “la mayoría de los autores denominan ‘hecho
cierto5al indicio. Pero el indicio no es solamente un hecho en sentido estricto, sino
también puede ser un fenómeno, una acción, una omisión, el lugar, el tiempo, la
cualidad, etc. Por eso nosotros optamos por dato real o cierto que puede conducir
hacia el otro dato llamado ‘dato indicado5, mediante una inferencia que se hace con
auxilio de una regla de la experiencia o de una pauta técnico-científica o de una ley
natural o social. La conclusión obtenida para ser tal debe tener una significación
probatoria (“drgumentum”, “signum”)” n.

En ese sentido, el indicio, como lo señala el propio F e r r e y r a , “es la raíz u


origen de donde nace la presunción que sintetizando no es otra cosa que el juicio u
opinión formada partiendo de un hecho conocido para llegar a la averiguación de
otro desconocido, infiriendo, deduciendo, de acuerdo con el modo más constante

8 M artínez G arnelo , La prueba indiciaría presuncional o circunstancial, ob. cit., p. 134.


9 C arrara, Francisco, citado por C olín Sánchez , Guillermo, Derecho mexicano de procedimientos
penales, 7.a ed., México: Porrúa, 1981, p. 134.
10 D evis E chandía , Hernando, Teoría general de la prueba judicial, t. II, 4.a ed., Medellín: Diké, 1993,
p. 588.
11 M díán M áss, Prueba indiciaría. Carga de la prueba, ob. cit., p. 25.

57
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO D E LA V A D O D E ACTIVOS

y común de obrar en los hombres, del orden, de la naturaleza o de la ley” 12. Al


respecto, distintos autores se pronuncian señalando incluso que el indicio es una
prueba indirecta, en tanto que por la vía de la reflexión y el raciocinio, nos llevan — a
través de la inducción-deducción— al descubrimiento de otro hecho que era desco­
nocido13. En igual sentido, F enochietto aclara que el “indicio es una circunstancia
que por sí sola no tiene valor alguno; en cambio, cuando se relaciona con otras y
siempre que sean graves, precisas y concordantes, constituyen una presunción. Por
lo tanto, las presunciones son la consecuencia que se obtiene por el establecimiento
de caracteres comunes en los hechos” 14. Sobre el particular, conforme se trata en el
rubro respectivo, no debemos confundir el “indicio” con la “presunción” , en tanto
son temas que mantienen un contenido distinto.

En resumen, D evis E chandía deja en claro que el indicio es el hecho conocido,


del cual se obtiene, mediante una operación lógica-crítica, un argumento probato­
rio que permite inducir de aquel, otro hecho desconocido; igual, el indicio puede
ser anterior, coetáneo o posterior al hecho desconocido que se investiga; el indicio
es aquel hecho conocido, aunque probatoriamente sea inseparable del argumento
lógico-crítico que del mismo se obtiene15.

Desde esta perspectiva, “tenemos que mientras, por ejemplo, la suposiciones


constituyen meras conjeturas, subjetivas, con las que se trata de intuir un dato de
hecho no contenido en la percepción, y las dudas son estados de ánimo destituidos de
lógica y coherente correspondencia entre circunstancias directamente comprobadas,
los indicios presuponen en cambio la demostración de circunstancias indispensables
por las que se arguye indirecta pero lógicamente el hecho de que hay que probar
mediante un proceso deductivo, con la misma certeza que da la prueba directa” 16.

II. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Como refiere M ittermaier, uno de los más notables estudiosos de la his­


toria de las pruebas y sus implicancias actuales, “en todos los pueblos, aún en los

12 F erreyra, Juan José, “Indicios y presunciones judiciales”, en S ebastián M idón , Marcelo (dir.),
Tratado de la prueba, Ciudad de Resistencia: Librería de la Paz, 2007, p. 696.
13 M uñoz Sabaté, Lluís, mencionado por F erreyra, “Indicios y presunciones judiciales”, art. cit., p.
698.
14 Fenochietto , Carlos E. y Roland A razi, Código Procesal Civily Comercial de la Nación. Comentado
y concordado, Buenos Aires: Astrea, 1983, p. 566.
15 D evis E chandía , Teoría general de la prueba judicial, t. II, ob. cit., p. 598.
16 M anzini, Vicenzo, Tratado de derecho procesalpenal, t. III, p. 483 nota 26, citado por M ixán M áss,
Prueba indiciaría. Carga de la prueba, ob. cit., p. 28.

58
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

menos adelantados en la carrera de la civilización, existen ciertas nociones sobre la


economía de la prueba y, por consiguiente, sobre los medios dados al acusador o al
acusado para convencer al juez de la verdad de sus dichos, y sobre los motivos de
prueba en que estos habrán de fundar su sentencia” 17. Sobre el particular, Peláez
Bardales expone que la prueba en general (y la indiciarla en particular) ha tenido
que evolucionar largamente y pasar por diferentes etapas en la historia de la huma­
nidad, trátese de prueba para un determinado acto, para demostrar un hecho, para
contradecirla o para que a través de un proceso de inferencia se pueda concluir que
un hecho ha sido cometido18.

En el caso específico de la prueba indiciaría, al igual que ha sucedido con la


evolución histórica de la propia prueba en general, su desarrollo ha sido confuso,
sinuoso y nada claro. Hablamos de una metodología que centra su desarrollo en
una interpretación de los hechos indiciarlos a través de la inferencia o deducción,
lo que por su naturaleza requiere antes que nada un manejo depurado respecto a su
disquisición y observación19. “Por eso, al bosquejar la continuidad de la evolución
de la prueba indiciarla se destacan solamente las notas y criterios más saltantes que
caracterizan dicho desarrollo”20.

17 “En toda prueba, cualquiera que sea, se ve la idea de una verdad form al ó de una verdad material
que será su objeto; es decir, que en el primer sistema, sin consideración á la íntima convicción del
juez ó a los motivos de decidir, suministrados por la razón y la experiencia, la ley precisa á tener
por verdadera tal demostración, que por lo demás sólo se apoyaría en ciertos motivos de pura
__ forma; en el segundo, al contrario, tiene derecho de basar convicción sobre los medios más seguros
para llegar a la verdad; aquí, las reglas establecidas por el legislador no traen su origen sino del
' principio que él mismo se ha fijado, de sancionar solo los medios de certeza conforme á su objeto,
que es la verdad absoluta. Si, por ejemplo, la economía dé la prueba formase una gran parte de las
presunciones legales, por solo esto daría preferencia al sistema de verdad formal, en contraposición
de las legislaciones modernas, á quienes sus tendencias en general conducen al descubrimiento de
la verdad material. Estas mismas tendencias dominan también hasta cierto punto la economía de la
prueba en un pueblo poco civilizado; allí, los individuos y los jueces, poco á poco y casi sin designio
premeditado, se formulan á sí mismos ciertas teorías á fin de llegar á decidir lo mejor posible la
verdad de los hechos. En el fondo de estas ideas, hay como una lógica de instinto, que guía sus
averiguaciones” . Véase M ittermaier, Cari Joseph Antón, Tratado de la prueba en materia criminal o
exposición comparada. De losprincipios en materia crim inaly de sus diversas aplicaciones en Alemania,
Francia, Inglaterra, etc., 3.a ed., Madrid: Imprenta de la Revista de Legislación, 1877, p. 7.
18 Peláez Bardales, José Antonio, La prueba penal, Lima: Grijley, 2013, pT7í3.
19 “Esta prueba del procedimiento penal poseyó enorme influencia en la Antigüedad, donde estaba
sometida a una especie de tasa. Decayó luego por efecto de la libre apreciación de las pruebas,
entregada exclusivamente a la apreciación moral del juzgador. Hoy día, la prueba indiciaría ha
renacido pujante por los inmensos progresos científicos, que permiten aquilatar los más insignificantes
vestigios del paso del hombre por un lugar, como sus huellas [...]”. Vid. C abanellas, Guillermo,
Diccionario de derecho usual, 4.a ed., Buenos Aires: Ameba, 1962, p. 366.
20 M ixán M áss, Prueba indiciaría. Carga de la prueba, ob. cit., p. 36.

59
LUIS LAMAS PUCCIÓ | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

En los pueblos poco civilizados, los jueces y la población se formaba sus pro­
pios criterios y teorías a los fines de llegar a encontrar alguna verdad respecto a los
hechos que acontecían. Como manifiesta N ieva F enoll , “es necesario remontarnos
a antes de las Leyes de las XII Tablas, que es lo más remoto que suelen acudir los
autores, encontrando, allí, sí normas de prueba legal”21.

Era frecuente que se recurriera al tormento y otras prácticas similares como


medio de persuasión cuando la confesión espontánea no había logrado sus objetivos,
en tanto que esta última se convertía en el único medio eficaz que permitía lograr
en los juzgadores algún nivel de propio convencimiento, entremezclándose de esta
manera aspectos religiosos que, más que coadyuvar a la búsqueda de la verdad,
supeditaban las sentencias a situaciones emocionales y creencias particulares que
poco o nada tenían que ver con la constatación de alguna clase de responsabilidad
en contra de los sujetos que se sometían a esta clase de juzgamiento.

En la antigüedad, ante, la inexistencia de medios probatorios rigurosos que


pudieran permitir valorar la conducta de las personas, la prueba por excelencia era
la confesión, la misma que en una gran mayoría de casos era obtenida con base
en la tortura y otros medios aflictivos que ahora serían inaceptables. En los casos
en que la confesión no tenía lugar ante la negativa del reo, se recurría, incluso a
las predicciones como último elemento de valoración para tomar decisiones que
implicaran una sentencia condenatoria. Este tipo de pruebas poseyeron enorme
influencia en la Antigüedad, en donde estaba sometida a una especie de tasa la
conducta de los justiciables. Decayó luego por efecto de la libre apreciación de
las pruebas entregadas exclusivamente a la Conciencia moral del júzgador22. Tan
cierto es lo que se señala, que “la fama y el rumor eran indicios que llevaban a la
tortura”. En otras palabras, los indicios indudables bastaban para la condena, y si
eran dudosos, entonces eran más que suficientes para aplicar la tortura23, dado que
la verdad material poco importaba y no tenía relevancia.

Sin embargo, como lo establece S cialoja, “no parece claro si en el derecho


romano se admitían o no las presunciones hominis o judiciales, con el significado
que se les atribuye en la actualidad, vale decir, como medio de prueba de los he­

21 N ieva Fenoll , Jordi, La valoración de la prueba, Madrid: Marcial Pons, 2010, p. 47. Este autor hace
referencia a K aser, Max y Karl H ackl, Das romischeZivilprozessrecht, p. 118.
22 Cfr. C abanellas, Diccionario de derecho usual, t. II, ob. cit., p. 367.
23 M anzini, Vicenzo, Tratado de derecho procesalpenal, t. III, p. 483, nota 26, citado por M ixán MÁss,
Prueba indiciaría. Carga de la prueba, ob. cit., p. 39.

60
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

chos discutidos en el proceso”24. En la época de los tribunales por comicios y de


las cuestiones perpetuas, los jueces condenaban fundados en pruebas indiciarlas,
siendo la prueba indiciaria la más común usada entre los tribunales que llevaban
a. cabo los denominados juicios populares. “Esto explica la gran cantidad de afo­
rismos y principios que no han llegado desde los latinos, hasta nuestros días que
constan en algunos códigos sustantivos penales de Latinoamérica, referidos a uso
y a la ponderación del indicio, los cuales no pueden entenderse jamás como una
predeterminación del valor legal sino como una suma de sugerencias y recomen­
daciones que se daban en los tribunales y jueces para que administraran justicia”25.

En el caso particular de la prueba indiciaria se le relacionaba con la sospecha y


la intriga dependiendo de cada una de las circunstancias y características individuales
que encerraba cada caso. En efecto, se consideró al indicio a todo elemento o hecho
real con aptitud de sugerir “una opinión más o menos fundada sobre determinado
particular de interés para el proceso”26. La sospecha, dependiendo de las caracterís­
ticas del hecho, que podía motivar un juicio que en la práctica no era otra cosa que
un sinónimo de sospecha, la misma que pasaba a convertirse en el indicio necesario
para sustentar alguna clase de responsabilidad punitiva. Como cita M i x á n M á s s ,
“a esa acepción del indicio como ‘sospecha’ y sus consecuencias procesales respec­
tivas Serrá Domínguez la llama ‘acepción vulgar’”27. Una denominación como la
señalada, no hace otra cosa, que poner en evidencia un nivel teórico incipiente y
primitivo, “puesto que no había logrado aún perfeccionar y consolidar la teoría de
la prueba indiciaria, como se le entiende en la actualidad”28.

Los llamados “juicios de D ios” , a través de los cuales se resolvían la mayoría de


los conflictos individuales, eran una tendencia muy arraigada en los pueblos cuando
se trataba de resolver alguna acusación en distintos sentidos. La propia confianza
depositada casi ciegamente en las ordalías29 es un ejemplo de las tendencias que

24. S cíalo ja , Vittorio, Procedimientos civil romano, traducción de Santiago Sentís Melendo y Marino
Ayerra Rendín, Buenos Aires: Ejea, 1954, p. 402. —•=-
25 G ermán R., Jorge W., “El indicio entre los romanos”, en Q uiceno Alvarez, Fernando (comp.),
Indicios y presunciones, 1.a reimp. de la 1.a ed. (2000), Bogotá: Editorial Jurídica Bolivariana, 2002,
p. 9 y ss.
26 S erra D omínguez , Manuel, “Indicios”, en Nueva Enciclopedia Jurídica, t. XII, p. 348.
27- M ixán M áss, Prueba indiciaria. Carga de la prueba, ob. cit., p. 36.
28 Loe. cit.
29 “ Ordalia, latinismo de la palabra germánica Urtheil— Urteil en alemán moderno— no significa otra
cosa que juicio o sentencia. Al parecer proviene etimológicamente del verbo ertelem, que significa
conceder u otorgar, lo que vincularía semánticamente esta palabra con los vocablos de otras lenguas
indoeuropeas como dispositif, dispostivo o dispositiva, que significa ‘fallo’ respectivamente en francés,

61
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

prevalecían si de lo que se trataba era lograr encontrar la verdad formal: “la voz de
Dios concluye por descubrir la verdad y ayudar a la buena causa”30. Las ordalías en
realidad eran un sistema de resolución de conflictos, aunque no un medio propia­
mente de pruebas, entre otras razones porque carecían de un orden sistemático y por
lo general se aplicaba para determinados casos que aparecían como emblemáticos31.
Como expone M a n z i n i , “la Iglesia que dio mucha importancia a los indicios en sus
sistema de las pruebas legales, tuvo por ello mismo ocasión de cuidar la disciplina
de los indicios. Se abstrajo de los hechos concretos, y estableció como para todo
medio de prueba, también respecto a los indicios”32.

Esta clase de juicios constituía medio de prueba a no dudarlo de trascenden­


cia, aun cuando sus resultados fueran totalmente contrarios a los resultados que se
perseguían. Los jueces, de hecho, no eran otra cosa que individuos que gozaban de
amplios privilegios dentro de su comunidad, y por ende motivo también de todo
tipo de arbitrariedades. “Desde que, por el contrario, el magistrado es también
juez de hecho, el legislador llega prontamente á erigir en reglas de apreciación de la
prueba, ciertos principios consagrados por la experiencia usual”33. Tampoco era un
sistema de prueba en los términos cómo ahora lo concebimos, sino por el contrario,
una total anulación y carencia de toda posibilidad racional en condiciones de va­
loración, en razón a que no existía actividad alguna de apreciación de los-hechos34.

En ese sentido, N ie v a F e n o l l manifiesta que “si nos desplazamos a un tiempo


anterior, comprobaremos cómo las normas de prueba legal debieron surgir, como
acabo de decir, a fin de controlar los excesos de la libra valoración y, quizás tam­
bién, reducir la incidencia de las ordalías. Ello se hace especialmente perceptible,
nuevamente en el Código de Hammurabi, donde se hallan formuladas, en modo

italiano y catalán. Es ciertamente curioso que siendo este el origen de la palabra, haya triunfado esta
forma de denominar el sistema de resolución de conflictos [...], puesto que literalmente significa
‘juicio’. De hecho, en lengua alemana, el sistema designado se le conoce como Gottensurteil, es
decir juicio de Dios, lo que hace que esta última traducción, aunque pueda parecer anticuada, sea
verdaderamente la más correcta”. Vid. N ieva F enoll , La valoración de la prueba, ob. cit., p. 40.
30 M ittermaier, Tratado de la prueba en materia criminal o exposición comparada. De los principios en
materia criminaly de sus diversas aplicaciones en Alemania, Francia, Inglaterra, etc., ob. cit., p. 8.
31 Bethmann -H olleg , M. A., Der Civilprozefí des gemeinen Rechts in geschichtlicher Entwicklung, t.
IV, Bonn: Adolph Marcus, 1868, p. 1.
32 M anzini, Vicenzo, Tratado de derecho procesalpenal, t. III, traducción de Santiago Sentís Melendo
y Marino Ayerra Rendin, Buenos Aires: Ejea, 1952, p. A lA.
33 B ethmann -H olleg , Der CivilprozeJ? des gemeinen Rechts in geschichtlicher Entwicklung, t. IV, ob.
cit., p. 9.
34 N ieva Fenoll , La valoración de la prueba, ob. cit., p. 4 l.

62
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

arcaico, la mayoría de las normas de prueba legal que vinieron después, e incluso
algunas de las que todavía perduran”35.

Una interpretación sobre la ley romana respecto a la prueba en materia cri­


minal revela que en el tiempo del Imperio romano no existían leyes especiales que
regularan en alguna medida el correcto manejo e interpretación de los medios de
prueba. Como refiere M ittermaier, “el pueblo era quien fallaba reunido en co­
micios por centurias ó por tribus, y desde entonces no era posible una apreciación
jurídica de las pruebas: los Laudotes, testigos de buen nombre, representaron, entre
otros un papel importante, y se procuraba valerse del mayor número de ellos”36. Este
procedimiento en la práctica se prestaba a todo tipo de interpretaciones que podían
ir desde la absolución hasta la condena del acusado, porque primaban en muchos
casos otra clase de factores valorativos que no tenían relación con la conducta objeto
de acusación relacionado con las circunstancias que podían primar en cada hecho.
Los jurisconsultos romanos poco se cuidaron de establecer algún tipo de régimen
probatorio y solo actuaron con base en convicciones.

Igual en el procedimiento criminal en el antiguo derecho germánico en el que


no existía un sistema de prueba en los términos como ahora lo entendemos. Poco
importaba si los testigos eran correctamente interrogados y si carecían de capacidad
para testificar sobre algún caso en especial.

En el derecho medieval el indicio no era otra cosa que un equivalente de sos­


pecha. Dicha acepción tenía relevancia jurídica en cuanto a la presencia de deter­
minados indicios, normalmente preceptuados en las leyes, lo que permitía adoptar
determinadas medidas aflictivas como la tortura y otras prácticas muy similares.
Una vez más, señala M i x á n M á s s , que “el indicio posee en tales procesos una
función destacadísima, en cuanto permite aplicar la tortura y conseguir confesión,
única prueba completa y, por otra parte, en los tratados de la época se distingue
entre indicio, que sirve solo para someter a la tortura, y confesión, que provoca la
sentencia condenatoria”37.

Habida cuenta de que únicamente la confesión era considerada certeza absoluta


en el proceso penal, cuando del resultado de las pruebas resultaban ciertos indicios
que por sí solos bastaban para aplicar una condena, se sometía entonces al imputado

35 Ibid., p. 47.
36 M ittermaier, Tratado de la prueba en materia criminal o exposición comparada. De los principios en
materia criminaly de sus diversas aplicaciones en Alemania, Francia, Inglaterra, etc., ob. cit., p. 9.
37 M ixán M á ss , Prueba indiciaría. Carga de la prueba, ob. cit., p. 38.

63
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

a la tortura a fin de que confesara su delito, lográndose en forma tal evitar todo
riesgo de error judicial38. En ese sentido y bajo ese tipo de condicionamientos, el
indicio cumplía una función destacadísima, en tanto que era el sustento adecuado
para aplicar la tortura y lograr una confesión del reo39. “El predominio decidido
en favor de la prueba formal se perpetúa hasta la Edad Media; a esta época puede
referirse el sistema se pruebas deducidas de los fenómenos exteriores, por ejemplo, de
la sangre que corría de las heridas cuando se obligaba al acusado á tocar el cadáver,
y también la famosa prueba de la criba”40.

M ix á n M á s s explica que “cuando no se lograba la confesión, la sentencia

condenaba a una pena menor que la marcada al delito y proporcional al número y


entidad de los indicios, creándose de esa manera una peligrosa distinción, fundada
tan solo históricamente, entre la sentencia basada en pruebas directas principalmente
la confesión del reo y la sentencia fundada en indicios o en una simple prueba testi­
fical, que se considerá de menor seguridad que la primera”41. Las fuentes canónicas
son un precedente histórico importante sobre el particular, en tanto que no se tenía
claro cuáles eran las diferencias entre una presunción, una sospecha y un indicio.
“La praesumptio, como argumentum ad credendum unum praesumptio surgens ex
probation alterius (argumento para crear un hecho, que surge de la prueba de otro
hecho), venía a ser, más que en un medio de prueba, un sustituto de ella”42.

El predominio por la prueba formal se mantuvo durante toda la Edad Media,


aunque en algunos lugares se empezó a optar por abandonar las ordalías y los duelos.
Más adelante, con el paso del tiempo, se pusieron en práctica algunos medios de
prueba más uniformes conforme a los principios más relacionados con la verdad
material, sin que ello implicase en alguna medida un tipo de cuestionamiento.
“Aparece en esta época Schwartzemberg, autor de la ordenanza de justicia penal
de Carlos V (1532), cuyos esfuerzos tienden evidentemente á dirigir los procedi­
mientos en el sentido de la verdad material, predominando este carácter en toda su
obra, en la cual quiso fijar como principios de ley las teorías reinantes de que estaba
imbuido. Desde entonces se le ve ensayar el medio de poner trabas á injustas con­
denas basadas en probabilidades destituidas de fundamentos; establecer reglas más
precisas, emitir advertencias sobre el usó que ha de hacerse de los medios o fuentes
i.

38 Ibid., p. 37.
39 Ibid., p. 38.
-40 M ittermaier, Tratado de la prueba eñ materia criminal o exposición comparada. De los principios en
materia criminaly de sus diversas aplicaciones en Alemania, Francia, Inglaterra, etc., ob. c it .,p . 12.
41 M ix á n M á ss , Prueba indiciaría. Carga de la prueba, ob.. cit., p. 38.

42 Ib id .,p. 39.

64
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

de prueba, enunciar los principios que deberán guiar al juez en la apreciación de


casos difíciles, por ejemplo, en la prueba artificial; formular también, por otra parte,
ciertas prescripciones a propósito de algunas pruebas de naturaleza engañosa, como
las emanadas de los cómplices; determinar imperativamente en virtud de qué prue­
bas puede pronunciarse una condena, y, en términos no menos precisos, excluir de
ella ciertas otras cuyos resultados engañosos le han parecido ante todo temibles”43.

En el siglo xvi recién se pudo concretar una primera referencia que marcó
determinadas pautas sobre el particular. Se concretó la llamada Constitución Ca­
rolina (Constitutio Criminales Carolina) la que con el paso de los años influiría de
forma significativa en muchos países europeos y que, a criterio de los entendidos de
aquella época, impuso un espíritu metodológico formado en la escuela de los anti­
guos lógicos. Cita M ittermaier que “partiendo desde esta época los criminalistas
prácticos van a buscar en los textos del derecho canónico, y en cuanto pertenecen a
la Alemania, en el de Carolina, los materiales de una teoría completa de la prueba.
Ya de antemano los escritores de los siglos xiv y xv, los Gandinos y los Bonifacios
habían sentado principios sobre esta materia; el primero ocupándose de los indicios;
el segundo, y más completo, tratando de la prueba en general; y reconociendo cinco
categorías de ella, profundizó la fuerza demostrativa de la de testigos, exigió la de­
posición de dos de estos al menos para que pudiese haber condena, y estableció por
primera vez la división en probatio plena et semiplena, que ha llegado a nosotros”44.

Desde esta perspectiva, H ernández E lvira señala que “en aquella época se
señaló por primera vez a los jueces de manera unitaria en materia de regulación de
los indicios: a) la suficiencia de los indicios ‘ad inquirenduni \ esto es, de aquellos
que autorizan únicamente el ejercicio de la actividad inquisitoria en relación con
un determinado sujeto; b) el establecimiento del principio de que los indicios gra­
ves, no pueden acarrear una condena, sino solamente la utilización de la tortura,
denominados ‘ indicia ad torquendum; y c) los indicios se clasifican en comunes o
generales distribuidos en siete grupos y particulares o propios de delitos concretos.
Había indicios que autorizaban la tortura e indicios que eran suficientes para la
condena; cuando fue abolida la tortura subsistieron estos, entendiéndose suprimido
un requisito”45.

43 M ittermaier, Tratado de la prueba en materia criminal o exposición comparada. De losprincipios en


materia criminaly de sus diversas aplicaciones en Alemania, Francia, Inglaterra, etc., ob. cit., p. 13.
44 Ibid., p. 14.
45 H ernández E lvira; María Jesús, “La prueba indiciaría en el proceso penal”, en Revista del Real
Colegio de Abogados de Lanzarote. Recuperado <bit.ly/2gUkMyy>.

65
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Más adelante, la propia irracionalidad en la que se sustentaba el sistema de


pruebas al que recurría un juez para condenar o absolver a una persona, añadido a
las transformaciones políticas y culturales generadas por el espíritu de la Ilustración,
dieron lugar a un movimiento de reforma sustancial que cancelaba el sistema de
pruebas dando cabida a una innovación sustancial favoreciendo el libre convenci­
miento del juez46.

La Revolución francesa importó una transformación profunda respecto al


sistema de pruebas y en lo relacionado a la prueba indiciaria, la misma que apare­
cería plasmada como una medida importante en los distintos códigos criminales
de la época. La codificación napoleónica y las grandes transformaciones políticas
e ideológicas de aquellos años tendrían una influencia decisiva y trascendente en
la mayoría de los países europeos en distintos planos, entre las que cabe destacar
aquella relacionada con la eliminación progresiva de toda referencia al sistema de
prueba legal, privilegiando el principio del libre convencimiento del juez47. “Hacia
fines del siglo xviii se manifiesta una notable revolución en las ideas, y el espíritu
de mejora que regenera la ciencia criminal y no permite olvidar la teoría de la prue­
ba. En este, como en otros puntos, Beccaria abre el paso á nuevas investigaciones;
establece como principio que la certeza requerida esencialmente en lo criminal no
puede sujetarse á las reglas científicas ó legales; que descansa en el sentido íntimo
é innato que guía á todo hombre en los actos importantes de la vida, y que, desde
luego, los jurados son los mejores jueces del delito”48.

En efecto, B eccaria, a través de su magistral tratado sobre los delitos y las


penas, suscita una profunda reforma en materia de la interpretación de la prueba,
la misma que con el paso del tiempo marcaría un hito significativo en cuanto a su
evolución. En lo que respecta a los indicios y las formas de juicio, señala distintos
principios a los fines de valorar e interpretarlos: “hay un teorema general muy útil
para calcular la certeza de un hecho, p. ej., la fuerza de los indicios de un delito.
Cuando las pruebas de un hecho dependen una de otra, es decir, cuando los indi­
cios no se prueban más que recíprocamente, en tal supuesto, cuanto más pruebas
se aduzcan, tanto menor es la probabilidad del hecho, porque los casos que harían
fallar las pruebas antecedentes hacen fallar también las subsiguientes. Cuando todas
las pruebas de un hecho dependen por igual de una sola, el número de pruebas no
aumenta ni disminuye la probabilidad del hecho, porque todo su valor se reduce al

46 Ibid.
47 Ibid.
48 M ittermaier, Tratado de la prueba en materia criminal o exposición comparada. De los principios en
materia criminaly de sus diversas aplicaciones en Alemania, Francia, Inglaterra, etc., ob. cit., p. 16.

66
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

de aquella única de la cual depende. Cuando las pruebas son independientes una de
otra, es decir, cuando los indicios se prueban de otra manera que entre sí mismos,
entonces cuanto más pruebas se aduzcan más crece la posibilidad del hecho, porque la
falsedad de una prueba no influye sobre la otra. Hablo de probabilidades en materia
de delitos, que para merecer pena deben ser ciertos. Pero se resuelve la paradoja si
se considera que la certeza moral no es rigurosamente más que una probabilidad,
pero una probabilidad tal que es llamada certeza porque todo hombre de buen
sentido asiente necesariamente a ella por una costumbre nacida de la necesidad de
obrar y anterior a toda especulación. La certeza que se requiere para declarar a un
hombre culpable es, pues, la que determina a todo hombre en las operaciones más
importantes de la vida. Pueden distinguirse las pruebas de un delito en perfectas e
imperfectas. Llamo perfectas a las que excluyen la posibilidad de que tal hombre
no sea culpable; y llamo imperfectas a las que no lo excluyen. Una sola de las pri­
meras es suficiente para la condena; de las segundas son necesarias tantas cuantas
basten para formar una perfecta; es decir, que si por cada una de ellas en particular
es posible que uno no sea culpable, por la unión de todas ellas en el mismo sujeto
es imposible que no lo sea”49.

Autores modernos, como C armignani, han profundizado con mayor riguro­


sidad los principios generales sobre la teoría legal de la prueba, los cuales comparan
dos caminos que conducen a la verdad: uno puramente instintivo que parte del
sentido íntimo del hombre, y el otro, que tiene un trazado científico basado en la
observación de la experiencia. Después de realizar una comparación, se concluye
que la economía de lá prueba bien reglamentada es donde aparecen las mejores
garantías para un justo y racional proceso50.

A largo de la historia, desde sus primeras épocas en que los seres humanos se
avocaron a sancionar a quienes habían violado sus normas de mutua y sana convi­
vencia, la prueba en general, y muy en especial la denominada prueba indiciaría, se
ha conocido distintas actitudes, posiciones e interpretaciones contradictorias, que no
mantuvieron un desarrollo coherente en términos de garantizar y diferenciar lo que
era una sospecha de un indicio. Interpretaciones religiosas y de igual orden sirvieron
de sustento cuando se trató de valorar hechos que significaban la violación de la ley.

49 B eccaria, Cesare, De los delitos y las penas, introducción, notas y traducción de Francisco Tomás y
Valiente, Madrid: Aguilar, 1960, pp. 83 y 84 [Edición original Cesare Beccaria, D ei delitti e delle
pene, 1764].
50 Cfr. M ittermaier, Tratado de la prueba en materia criminal o exposición comparada. De losprincipios
en materia criminaly de sus diversas aplicaciones en Alemania, Francia, Inglaterra, etc., ob. cit., p. 23.

67
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Existen distintas razones que explicarían lo señalado, aunque es importante


tener en cuenta que en la consolidación histórica y progresiva de la prueba indiciaría
influenciaron factores externos y a la vez intrínsecos más que todo producto de los
propios cambios ideológicos y políticos que se fueron suscitando como parte de la
misma historia políticas de las ideas, que son las que en última instancia reflejaron
gran parte de las transformaciones que se plantearon en cada momento. Jurisconsul­
tos, sacerdotes, reyes y toda clase de gobernantes influenciarían en las definiciones
de la prueba indiciaría, resultando poco claras las diferencias sustanciales entre
verdades formales y verdades materiales.

III. PRESUNCIONES

La presunción muchas veces se confunde con el indicio, en tanto que se parte


de la premisa equivocada de que ambos son sinónimos o que tienen las mismas
connotaciones cuando se trata de la prueba por indicios. Dicho error ha llevado
a que no se tenga suficientemente claro cuáles son las características particulares
de cada uno de ellos y cuál es el rol o finalidad que tiene tanto el indicio como
la presunción en el contexto de la prueba indiciaría51. Son dos términos que cada
uno tiene su propia finalidad e interpretación y no habría por qué confundirlos.
En efecto, mientras el indicio aparece como una circunstancia cierta y hasta cierto
punto lógica de la cual se puede obtener, por medio de la inducción y la inferen­
cia, una conclusión sobre el hecho desconocido y cuyo esclarecimiento se intenta
realizar; la presunción, por el contrario, se sirve del indicio, del mismo modo que,
correlativamente, este le presta un concurso destacado sin el cual sería imposible
llegar a algún tipo de conclusión52. Sobre el particular, D e l V a l l e R a n d i c h resalta,
una vez más, “que desde la definición existe la tendencia a confundir la presunción
con el indicio, existiendo entre uno y otras profundas diferencias”53.

51 Opiniones como las que puntualizan que en lo criminal las presunciones se llaman más propiamente
“indicios” y que tienen suma importancia [...]■ (Bonnier); o que al analizar el concepto genérico
de la prueba indirecta y determinar las bases fundamentales para clasificarla, como el exponer en
particular la primera especie de pruebas indirectas que es la presunción, hemos aclarado en gran
parte el concepto correspondiente a la segunda especie de pruebas indirectas, que es el indicio
[...] (Franmarino), poco o nada ayudan a aclarar las diferencias entre indicio y presunciones.
Vid. Q uiceno Alvarez, Fernando, Indicios y presunciones, 1.a reimp. de la 1.a ed. (2000), Bogotá:
Editorial Jurídica Bolivariana, 2002, p. 10.
52 M artínez G arnelo , La prueba indiciaría presunciohal o circunstancial, ob. cit. , p.' 137.
53 D el Mulle R andich , Luis, “La prueba”, en Derecho procesalpenal, Lima: Facultad de Derecho de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1967, p. 140.

68
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

Diferentes autores, como G arberí L lobregat y B uitrón Ramírez, son


categóricos en señalar que las presunciones no constituyen medios de prueba, pues
no se proponen por las partes ni existe forma de llevarlas a la práctica, en razón a
que no conllevan la realización de actividad o actuación alguna de la que puedan
provenir resaltados cuya valoración corresponde al juez. Existen diferenciaciones
sustanciales de las reglas de valoración de la prueba en materia de verosimilitud o
certeza que de ellos se pueda obtener, como efectivamente así sucede con las pre­
sunciones y las pruebas de hechos que resultan ajenos a una actividad probatoria
seria y medianamente reconocida54. En igual sentido, D íaz F uentes cuando “niega
el carácter de medio de prueba a las presunciones, fundándose en la inexistencia
de normas de procedimiento que regulen su realización, a diferencia de lo que
sucede con los medios de prueba reconocidos legalmente, a la vez que reitera que
no se exige proposición previa de las partes para que se desplieguen en el proceso
sus efectos probatorios”55. En igual sentido, O rtells Ramos, quien refiere “que
las presunciones judiciales forman parte del juicio de hecho de la sentencia, pero
ño como medio de prueba que es valorado, sino como una operación intelectual
basada en el resultado de la prueba practicada, es decir, ya valorada, por lo que no
existe proposición ni práctica de aquellas”56.

En efecto, como hace palpable C liment D uran, “las presunciones constituyen


un medio de prueba secundario que aporta sus propias afirmaciones instrumentales,
elaboradas a partir de las afirmaciones instrumentales suministradas primariamen­
te por los demás medios probatorios (confesiones, testificaciones, documentos o
inspecciones oculares)57. En consecuencia, como lo refiere el autor antecedido, la
presunción no es otra cosa que la prueba de un hecho de probanza compleja y difi­
cultosa, o por la inexistencia de una prueba que lo avale, o por no ser convincente,
mediante la prueba de otro u otros hechos conectados lógicamente con aquel, según

54 Cfr. G arberí L lobregat, José y Guadalupe Buitrón R amírez, La prueba civil: doctrina,
jurisprudencia y formularios sobreprueba, procedimientosprobatoriosy medios deprueba en la nueva Ley
de enjuiciamiento civil, pp. 520 y 521, citado por C ordón Aguilar, Julio César, Prueba indiciaría y
presunción de inocencia en elproceso penal, San Sebastián: Instituto Vasco de Derecho Procesal, 2012,
p. 55.
55 D íaz Fuentes , Antonio, La prueba en la nueva Ley de enjuiciamiento civil: tratamiento y práctica, p.
370, citado por C ordón Aguilar, Prueba indiciaría y presunción de inocencia en elproceso penal, ob.
cit., p. 55.
56 O rtells Ramos, Manuel, Derecho procesal civil, Navarra: Aranzadi, 2001, p. 373.
57 C liment D uran, Carlos, La prueba penal, t. II, p. 586, citado por C ordón Aguilar, Prueba
indiciaría y presunción de inocencia en elproceso penal, ob. cit., p. 55.

69
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

criterios de la experiencia, y no contradichos por otras pruebas, de manera que la


prueba de este o estos hechos implica la prueba de aquel otro hecho58.

A diferencia del indicio que sigue en forma rigurosa un método inductivo, o


sea estrictamente adecuado a los principios que rigen las ciencias experimentales,
por el contrario, las presunciones siguen el método deductivo muy propio de las
ciencias abstractas, el que no se puede aplicar al hombre porque estos no pueden
estar regidos por las leyes matemáticas. La presunción es un juicio analítico, de
simple probabilidad (es el caso de “puede ser”), mientras que el indicio es un juicio
sintético capaz de formar conciencia del juez; la presunción aflora o nace de un
concepto, de un principio de derecho, el indicio, y por ende la prueba indiciarla,
requiere de su descubrimiento por parte de un juez, de lo que se desprende que hay
presunciones legales que nacen de la misma ley que pueden ser de derecho o por
derecho. En ese sentido, “en materia penal no pueden existir presunciones legales
porque siendo en esté punto la voluntad de la ley y la manifestación de la verdad
absoluta, no está facultado el juez para tomar por base obligatoria deducciones desde
el momento que existen en el proceso tal o tales hechos”59.

Algunos autores, como M ittermaier, B onnier , G ianturco, L essona, L eo-


ne , G uasp, D e Pina, Planiol y Rippert , R ocha, Lino Enrique Palacio , M ar­
tínez , S ilva, C ardoso, identifican los indicios con las presunciones de hombre o
judiciales60. Sin embargo, como lo cita D evis E chandía, “la pretendida prueba de
indicios, por la cual quienes hablan de la identidad de ambas pruebas tienen razón
en cuanto existe una mala denominación de la primera y, por tanto, no significa
que se pueda identificar los dos conceptos, ni que las verdaderas presunciones sean
realmente un medio de prueba, sino que debe eliminarse de los códigos modernos
esa irregularidad”61.

Otras opiniones contrarias a su validez le niegan todo valor científico a las


presunciones, como M ixán Máss, que refiere “que carece de valor, es equívoca; ya
que puede ser confundida con la idea de una mera sospecha — como era conceptuada
antiguamente— , de mera suposición, o puede ser confundida por muchos con las
presunciones legales. Pues, desde el punto de vista etimológico, son diferentes al

58 C ordón A guilar, Prueba indiciaría y presunción de inocencia en elproceso penal, ob. cit., p. 55.
59 D el Valle Randich , “La prueba” , art. cit., p. 141.
60 G ianturco, S ilva M elero , Framajrino dei . M alatesta, C arnelutti, tomado de D evis
E chandía , Teoría general de la prueba judicial, t. II, ob. cit., p. 592.
61 D evis E chandía , Teoría general de la prueba judicial, t. II, ob. cit., p. 593.

70
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

indicio (dato significativo) y presunción (conclusión inferida)”62. Algunas razones


que pueden haber contribuido en generar esta gravitante confusión, entre las que
cabe destacar: la confusión suscitada entre el concepto vulgar de presunción y su
concepto jurídico de la misma, lo que a su vez incrementa de manera despropor­
cionada el riesgo de error judicial63.

Al respecto, V ito G ianturco intenta aclarar en alguna medida las confusiones


que existen sobre el particular. Digo que intenta, porque hace una distinción entre
la presunción de hombre de la conjetura y del propio indicio. El último es “como
la base o el punto de partida de la conjetura misma, de manera que la última le atri­
buye un predicado al indicio inerte y conectándola con una máxima de experiencia
general, le permite una relación concreta con el hecho investigado. Estima que las
presunciones simples o judiciales constituyen una categoría especial de prueba y las
identifica con los indicios porque: a) ambas pruebas [...] son nexos de causalidad
unívoca entre el hecho conocido y el desconocido, que se comprenden en la expre­
sión ‘prueba conjetural’, b) cuando no produce certeza, ambas son argumentos de
probabilidades, c) pero ambas pueden otorgar la certeza si son varias y coordinadas,
y entonces tienen el carácter de prueba plena, d) ambas se basan en la teoría de lo
ordinario”64. El error de lenguaje resulta vital para entender las diferencias entre
indicio y presunciones, en razón a la forma ym anera indiscriminada no solo como
se hace uso de ellos, sino que tales confusiones se encuentran plasmadas en los
códigos de procedimientos respectivos de algunos países. Sumemos las diferentes
acepciones que cada uno de ellos tiene, cuando se trata de la interpretación que hace
en un código de procedimientos penales y otro que correspondiente a un código
de procedimientos civiles.

Como manifiesta, una vez más, D evis E chandia, y para ..cuyos fines no deja
de tener razón cuando afirma que “no es cierto que para aplicar a los indicios, en
materias penales, el requisito que en el Código Civil se consagra para las presun­
ciones judiciales, de que deben ser graves, precisos y concordantes, es indispensable
en aquellos y estas. Basta reconocer que cuando la ley civil habla de que las presun­
ciones simples o judiciales hacen prueba únicamente cuando reúnen ese requisito
y de ella se obtiene la certeza sobre el hecho indicado, en realidad se está refiriendo
a la prueba por indicios”65.

62 M ixán M áss, Prueba indiciaría. Carga de la prueba, ob. cit., p. 11.


63 C liment D uran, Carlos, La prueba judicial, vol. II, Valencia: Tirant lo Blanch, 2000, p. 575.
64 Tomado de D evis E chandía , Teoría general de la prueba judicial, t. II, ob. cit., p. 594.
65 D evis E chandía , Teoría general de la prueba judicial, t. II, ob. cit., p. 597.

71
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

En ese sentido, una presunción no es un indicio sino un componente que se


fundamenta en una expectativa real o incierta. Sobre el particular, dice D ellepiane
que en el análisis de los indicios cuando la sospecha se intensifica, se transforma en
presunción, y que “con la presunción avanzamos un paso en el sentido de despejar
dudas y precisar el indicio, quedando, sin embargo, en pie, algún motivo para no
estar completamente seguros de la conclusión. Más adelante, califica a las presun­
ciones de simples inferencias indiciarías y las distingue de los verdaderos indicios.
Es decir, para el ilustre jurista argentino, la presunción es el resultado o efecto de
los indicios”66.

Sobre el particular, cabe referir que en igualdad a las confusiones relativas entre
indicios y presunciones, estas últimas también suscitan una serie de controversias
y desacuerdos en cuanto a sus contenidos, conceptos, límites y hasta categorías.
N o sin razón, S erra D omínguez manifiesta que “en pocas instituciones jurídicas
existen mayores desacuerdos dogmáticos que en la presunción. La doctrina y la
jurisprudencia se encuentran profundamente divididas tanto respecto al propio
concepto de la presunción respecto a su naturaleza, fundamento, importancia y
ubicación sistemática. N o existe, ni tan siquiera acuerdo en torno a la clasificación
de las presunciones y la mayoría de la doctrina discrepa incluso sobre la considera­
ción unitaria de las dos grandes categorías de presunción”67.

Una concepción vulgar de presunción es aquella que se refiere a ella como el


equivalente a “sospecha”, “conjetura”, “recelo”, “duda” o cualquier otra situación
o actitud que por su procedencia genera intriga sobre su origen. Una apreciación
como lo manifestada por sus implicancias suscita mayores dudas e inseguridad, y
su misma utilización puede ser motivo aún de mayores errores y arbitrariedades68.
En todo paso, como plantea C liment D uran, “las diversas definiciones que se
han dado sobre las presunciones centran su atención en los mecanismos íntimos

66 Ibid., p. 599.
67 S erra D omínguez , Manuel, Comentarios a l Código Civily compilacionesforales, p. 550, citado por
C liment D uran, La prueba judicial, vol. II, ob. cit., p. 576.
68 “La sentencia del Tribunal Supremo 433/1998 hace eco del peligro sobre la confusión que pueda
haber entre la prueba por presunción o prueba indiciaría, por un lado y la presunción vulgar por
otro. Muchas veces se ha dicho que en el entorno del derecho penal puede deducirse (de ahí la
prueba indiciaría), pero lo que no cabe es la suposición, la presunción. Deducir no es suponer. Igual
la Sentencia del Tribunal Supremo 202/1998, que reitera que la prueba indiciaría nada tiene que ver
con las simples conjeturas o sospechas y menos suposiciones’. En este mismo sentido, la sentencia
del Tribunal Constitucional 169/1986, que sitúa fuera del concepto legal de presunción todo lo que
sea ‘una simple conjetura, una mera sospecha o bien únicamente datos equívocos de los que solo se
desprenden apariencias’”, sentencias citadas por C liment D uran, L a prueba judicial, vol. II, ob.
cit., p. 578.

72
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

en virtud de los cuales se produce el efecto probatorio que con ellas se persigue.
Pero divergen con respecto a si cabe considerarlas como un medio probatorio o
como un mero razonamiento judicial de carácter probatorio. También se advierten
discrepancias en torno a si mediante las presunciones se obtiene una certeza plena,
o si solamente se trata de un expediente legal para dar por probado un hecho, al
no haber otro medio de lograr su prueba, sin que en realidad el hecho presunto
está tan plenamente probado como lo estaría si hubiesen sido utilizados los medios
probatorios habituales69.

Así, por ejemplo, diferentes autores definen las presunciones “como aquella
actividad intelectual probatoria del juzgador, realizada en fase de fijación, por la
cual afirma un hecho distinto del afirmado por las partes instrumentales, a causa
del nexo causal o lógico existentes entre ambas figuras jurídicas”70; “confio aquéllos
juicios sobre probabilidades de unos hechos, verificados indistintamente por el
legislador o el órgano jurisdiccional, en cuanto sujetos con autoridad para regular
las conductas ajenas, como instrumentos de fijación del supuesto de hecho de una
norma legislada o de los hechos en que se han de fundar la sentencia jurisdiccional,
tomando como base un hecho distinto, elegido apriorísticamente o fijado de modo
formal como acaecido históricamente”71; “que son conjeturas en virtud de las cuales
y, para un caso en concreto, se admite la existencia de un hecho no directamente
probado, mediante deducción de la experiencia común”72.

Vistas entonces las diferencias sustanciales que existen entre presunciones,


conjeturas, sospechas e indicios, señalamos, como lo expone C liment D uran, que
una presunción no es otra cosa “que obtener la prueba de un determinado hecho
(hecho presunto), partiendo de otro u otros hechos básicos (indicios), que se prue­
ban a través de cualquier otro medio probatorio, y que están estrechamente ligados
con el hecho presunto, de manera que se pueda afirmar que, probando el hecho
o los hechos básicos, también resulta probado el hecho consecuencia o el hecho
presunto”73. Explica C hiovenda “que las presunciones denominadaspraesumptions
hominis (ofacti) son aquellas de que se sirve el juez como hombre durante la litis para

69 C liment D uran, La prueba judicial-, vol. II, ob. cit., p. 584.


70 D e la O liva Santos, Andrés, Derecho procesal civil, p. 363, citado por C liment D uran, L a prueba
judicial, vol. II, ob. cit., p. 585.
71 C arreras L lansana, Jorge, “Naturaleza jurídica y tratamiento de las presunciones”, pp. 524 y 525,
citado por C liment D uran, La prueba judicial-, vol. II, ob. cit., p. 585.
72 S ilva M elero , Valentín, “Presunciones e indicios en el proceso penal”, p. 530, citado por C liment
D uran, La prueba judicial, vol. II, ob. cit., p. 585.
73 C liment D uran, La prueba judicial, vol. II, ob. cit., p. 578.

73
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

formarse su convencimiento de modo análogo a como haría cualquier razonador


fuera del proceso. Cuando, según la experiencia que tenemos del orden moral de las
cosas, un hecho es causa o efecto de otro hecho, presumimos nosotros la existencia
de otro. La presunción es, por consiguiente, un convencimiento fundado sobre el
orden normal de las cosas y que dura hasta que se pruebe lo contrario”74.

En tal sentido, una definición clásica de presunción es aquella que se refiere


a las consecuencias que la ley o el juez deducen de un hecho conocido para afir­
mar un hecho desconocido75. S e r r a afirma que la presunción es aquella actividad
intelectual que lleva a cabo el juzgador, la que se realiza en la fase de la fijación de
las percepciones, a través de la cual un hecho distinto del afirmado por las partes
en la fase instrumental, a causa de un nexo lógico o de causalidad, se sustenta una
afirmación76. Hablamos de un juicio lógico del legislador que parte de la base de
un hecho cierto o probable, partiendo de hechos debidamente probados77.

La presunción no es un simple razonamiento o una operación intelectual


realizada en términos judiciales. Se trata de un razonamiento que contiene dife­
rentes presunciones. En todo caso, se refiere a una clase de prueba cuya realización
implica un esfuerzo intelectual mayor que de la mayoría de las pruebas directas.
Hablamos de una clase de prueba que encierra ciertas dificultades probatorias que
no ha podido ser resuelta a través de los medios tradicionales.

En síntesis, como lo manifiesta D e v i s H e c h a n d í a , la presunción judicial o de


hombre es un principio lógico, basado en las máximas generales de lá experiencia o
en conocimientos especializados (que suministran los peritos), que le sirve al juez
para determinar el valor probatorio del indicio o de otra prueba cualquiera. En ese
sentido su confusión resulta ilógica y absurda78.

Sin embargo, más allá de todo el debate suscitado entorno a los indicios y las
presunciones, lo correcto es que en igualdad de condiciones, en lo que respecta a
todos los demás medios de prueba, la única diferencia que existe sobre el particu­

74 C hiovenda, Giuseppe, Ensayos del derecho procesal civil, citado por K ielmanovich , Jorge L., Teoría
de la prueba y mediosprobatorios, 3.a ed., Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni, 2004, p. 652.
75 Cfr. Ferreyra, “Indicios y presunciones judiciales”, art. cit., p. 699.
76 S erra D omínguez , Manuel, “Función del indicio en el proceso penal”, en Estudios de derecho
procesal, Barcelona: Aniel, 1969, p. 702.
77 Cfr. Parra Q uijano , Jairo, M anual de derecho probatorio, 10.a ed., Bogotá: Librería Ediciones del
Profesional, 2011, p. 667.
78 D evis E chandía , Teoría general de la prueba judicial, t. II, ob. cit., p. 598.

74
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

lar es que en los históricos ese argumento probatorio se basa en la representación


(oral, escrita o mediante imágenes o sonidos), mientras que en los indicios existe
necesariamente una conexión lógico-científica; en todos los demás intervienen las
reglas de la experiencia para determinar la credibilidad y, por lo tanto, la fuerza
probatoria de esa representación o conexión79.

IV. PRUEBA DIRECTA Y PRUEBA INDIRECTA

En términos históricos, la denominada prueba indiciaria siempre ha estado


relacionada con la prueba indirecta y no la directa, a raíz de la premisa ampliamente
aceptada de que se trata de un hecho que requiere ser corroborado con otros indicios
y otras pruebas [...] y, por lo tanto, se trata de hechos vinculados pero de forma
indirecta al caso que la motivaba. Varias son las razones que pueden explicar el valor
que en épocas anteriores tenían determinados aspectos vinculados con la valoración
y determinación de un hecho en particular, que eran ajenos a un centrado enfoque
objetivo de la prueba, entre los que primaban, la sospecha, la religión, algunas
creencias, las subjetividades sobre el comportamientos de las personas, todos ellos
factores relevantes en materia de apreciación y, en última instancia, el propio y
libre albedrío de quienes juzgaban de acuerdo a su propio criterio y a la manera de
concebir la responsabilidad.

Sobre este aspecto, C a l s i n C o i l a manifiesta “que en cualquier caso penal, el


acervo probatorio puede estar constituido por pruebas directas o pruebas indirectas;
las primeras revelan la manera en que ha sucedido un hecho imputado, mientras
que las segundas permiten inferir esto a partir de hechos probados no constitutivos
del delito o de la intervención de una persona en el mismo”80. “El hecho de que
una prueba sea indirecta no la priva en rigor de ser una prueba, en la medida que es
una fuente de conocimiento de un hecho, y se orienta a conformar o no enunciados
fácticos, mediante la utilización de la inferencia”81.

79 Ibid., p. 599.
80 C alsin C oila, Humberto Juan, “Prueba indiciaria en la investigación preliminar y sus implicancias
en el archivamiento de las denuncias penales”, en Revista de Investigaciones Altoandinas, vol. 17, n.°l,
Puno: 2015, pp. 125-132. Recuperado de <bit.ly/2hebxbV>.
81 Talayera E lguera, Pablo, La prueba en el nuevo proceso penal. M anual del derecho probatorio y de la
valoración de las pruebas en elproceso penal común, Lima: Academia de la Magistratura, Cooperación
Técnica Alemana (GTZ) y Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo, 2009, p.
137.

75
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

En la prueba directa o también llamada “inmediata”, existe una unificación


entre el hecho probado a través de la percepción que el juez tiene sobre los hechos,
y del mismo hecho que es motivo u objeto de la prueba. En palabras de C ordón
Aguilar, “el juez conoce el hecho mediante la percepción directa e inmediata de este.
Por ende, solo el reconocimiento judicial encuadra en este concepto, pues el hecho
directamente percibido por el juez, es el hecho mismo objeto de la prueba”, y solo
puede probarse así los hechos presentes y actuales, sea por su naturaleza permanente,
o porque subsisten u ocurren en presencia del juzgador. Por el contrario, la prueba
indirecta o mediata existirá “cuando el hecho objeto de la percepción es diferente
del hecho que prueba, de tal manera que el juzgador solo percibe el segundo y de
este induce indirecta o mediante la existencia del primero”82.

Tratándose del valor otorgado a las pruebas indirectas a lo largo de los últi­
mos años han ido primando distintos criterios, que van desde los que ias niegan
hasta áquellos que le otorgan un valor decisivo en la apreciación y valoración de
los hechos. Sobre el particular, M iranda E strampres manifiesta que “un sector
doctrinal niega incluso la existencia de las denominadas ‘pruebas directas’, afir­
mando que en realidad todas las pruebas son ‘pruebas indirectas’, pues en materia
de prueba siempre se tratará de pasar de un dato de hecho, que no es en sí mismo
constitutivo del thema {factum) probandum, a otro que es el que se tráta de-acreditar
como efectivamente producido. Otros autores, por el contrario, sostienen la radi­
cal diferenciación conceptual entre ambas pruebas como dos categorías distintas,
aunque los criterios de diferenciación utilizados son distintos y las consecuencias
que se derivan de ellos diferentes”83.

Al respecto, existen posiciones intermedias que sin negar el valor doctrinario


que cada una de ellas puede tener y admitiendo las diferencias existentes entre ellas,
aceptan la diferenciación entre ambos tipos de pruebas, partiendo de la premisa
básica de que no hay pruebas fáciles, pues ninguna pone al juez en contacto directo
con los hechos objeto de prueba en el proceso84. En efecto, M iranda E strampes
hace cita a una posición intermedia que plantea diferencias entre la prueba directa
y la prueba indiciarla, según la relación que se establezca entre el hecho a probar
y el objeto de la prueba (o mejor dicho entre los hechos que son afirmados en las

82 C ordón Aguilar, Prueba indiciaría y presunción de inocencia en elproceso penal, ob. cit-., p. 40.
83 M iranda E strampes, Manuel, “Prueba indiciaría y estándar de prueba en el proceso penal”, en
Aequitas, p. 7. Recuperado de <bit.ly/2heuQGn>.
84 A ndrés Ibáñez, Perfecto, “Sobre prueba y motivación”, p. 89, citado por M iranda E strampes,
“Prueba indiciaría y estándar de prueba en el proceso penal”, art. cit., p. 7.

76
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

dos enunciaciones)85. Igartúa Salavterra explica en relación al debate, que “así,


existirá prueba directa, cuando las dos enunciaciones tienen como objeto el mismo
hecho, o sea cuando la prueba versa sobre el hecho principal que se pretende probar.
Y existirá prueba indirecta cuando el objeto de la prueba está constituido por un
hecho diferente (al que llama periférico o concomitante) del que debe ser probado en
cuanto jurídicamente relevante para los fines de la aplicación de la norma penal”86.

En ese sentido, no hay diferencias ontológicas como tampoco en materia de


rendimiento entre una prueba y la otra, en razón a lo que existe en todo caso es un
mayor número de pasos a seguir hasta llegar a la verdad en el caso específico de la
prueba indiciaria87. En ese sentido, M iranda E strampes señala que “ [p]or ello, no
es admisible aquel criterio que basa su distinción según exija o no un razonamiento
(inferencial), sosteniendo que en las pruebas directas el hecho que se quiere probar
se acredita en forma directa o espontáneamente, sin necesidad de raciocinio judicial;
mientras que en la prueba indirecta al no versar directamente sobre el hecho que
se pretende probar (hecho secundario) se necesita de mánera imprescindible del ra­
zonamiento inferencial que es el que nos permite poder llegar a una verdad. Por el
contrario, en ambos tipos de prueba son necesarios razonamientos inferenciales”88.
En síntesis, puede concluirse “que la diferenciación entre ambos tipos, pruebas —
directas e indiciarias— , se basa en el número de pasos inferenciales que hay que
realizar, siempre menor en la prueba directa que en la indiciaria, en cuanto que
esta última siempre va a exigir de inferencias adicionales o suplementarias al recaer
sobre hechos de carácter secundario o periférico”89.

En ese sentido, nuestro Tribunal Constitucional se ha pronunciado señalando


lo siguiente:

[...] si bien los hechos objeto de prueba de un proceso penal no siempre son com­
probados mediante elementos probatorios directos, para lograr ese cometido debe

85 M iranda E strampes, “Prueba indiciaria y estándar de prueba en el proceso penal”, art. cit., pp. 7
y 8.
86 Igartua Salaverría, Juan, La motivación de la sentencia, imperativo constitucional, p. 171, nota 15,
citado por M iranda E strampes, “Prueba indiciaria y estándar de prueba en el proceso penal”, art.
cit., p. 8. De igual forma, se hace referencia aTARUFFO, Michael, “Considerazioni sulle prove per
induzione”, p. 1167.
87 G ascón Abellán , Marina, Los hechos en el derecho. Bases arguméntales de la prueba, pp. 91 y 92,
nota 12, citado por M iranda E strampes, “Prueba indiciaria y estándar de prueba en el proceso
penal”, art. cit., p. 7.
88 M iranda E strampes, “Prueba indiciaria y estándar de prueba en el proceso penal”, art. cit., p. 9.
89 Lbid., pp. 9 y 10.

77
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

acudirse a otras circunstancias fácticas que aun indirectamente sí van a servir para
determinar la existencia o inexistencia de tales hechos. De ahí que sea válido referirse
a la prueba penal directa de un lado, y a la prueba penal indirecta de otro lado, y en
esta segunda modalidad que se haga referencia a los indicios y a las presunciones. En
consecuencia, a través de prueba indirecta, se prueba un “hecho inicial-indicio”, que
no es el que se quiere probar en definitiva, sino que se trata de acreditar la existencia
del “hecho final-delito”, a partir de la relación de causalidad [.. .]90.

En cualquier caso, como refiere T ajlavera E lguera, “el acervo probatorio


puede estar constituido por pruebas directas o pruebas indirectas; las primeras re­
velan la manera en que ha sucedido un hecho imputado, mientras que las segundas
permiten inferir a partir de los hechos probados no constitutivos del delito o de la
intervención de una persona én el mismo”91. Eri ese mismo sentido, C arnelutti
manifiesta “que es sabido que en ciertas ocasiones el conocimientos de los hechos
que interesan en la litis no puede alcanzarse a través de un medio de prueba que
los constate por sí mismos, sino indirectamente mediante la prueba de ciertos y
determinados hechos, que no están constituidos por la representación de estos”92.

V. AUTONOMÍA DE LA PRUEBA INDICIARIA

La controversia sobre si realmente la prueba indiciara es solo un método


de raciocinio para que a través de la inferencia se demuestre la existencia de un
determinado hecho o, por el contrario, se trata solo de una conclusión autónoma
y determinante sobre aquellas circunstancias directamente importantes que son
traídas al proceso a través de los indicios, es un aspecto importante que requiere
ser desarrollado en beneficio de aquellos que supeditan sus afirmaciones a la validez
de la propia prueba indiciaría.

Sobre este tema, una parte de la doctrina considera que los indicios en tér­
minos autónomos son en realidad medios de prueba. Leo R osenberg escribe que
“estos hechos, en caso de probarse, justifican la conclusión sobre la existencia de
aquellas circunstancias directamente importantes”93. Al respecto, Parra Q uijano

90 T ribunal C onstitucional , Expediente N ° 00728-2008-PHC/TC, Lima: 13 de octubre del 2008,


“La prueba penal indirecta y la prueba indiciaría”, f. j- n.° 24, segunda parte.
91 Talavera E lguera, La prueba en el nuevo proceso penal. M anual del derecho probatorio y de la
valoración de las pruebas en elproceso penal común, ob. cit., p. 137.
92 C arnelutti, Francesco, Instituciones delproceso civil, Buenos Aires: Ejea, Buenos Aires, 1959, p. 90.
93 R osenberg , Leo, “Tomo II. Libro Segundo”, en Tratado de derecho procesal civil, t. II, Buenos Aires:
Ejea, 1955, p. 202.

78
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

manifiesta “que las circunstancias directamente importantes, precisamente, traen


al proceso (mostrándolas) por medios de indicios. Los mismos razonamientos de
R osenberg nos permiten concluir que efectivamente los indicios son medios de
prueba, solo que no son representativos, ni muestran directamente el hecho, sino
que lo indican (el que interesa en el proceso)”94.

En todo caso, como reitera y recurriendo una vez más al propio Parra Q uija-
no , “decir que no hay prueba por indicios, sino indiciarias, es altamente peligroso y
liviano, porque se autoriza a realizar cualquier inferencia y tenerla como indiciada,
sin que se haga la construcción adecuadamente. Negamos rotundamente, y sobre
todo porque crea zozobra y alimenta la arbitrariedad, centrar el indicio en la labor
lógica, el indicio es un medio probatorio que supone tener un hecho probado, que
nos permite desplazarnos en busca de uno desconocido con la utilización de una
regla de la experiencia, de la lógica, de la ciencia o de la técnica. N o será medio de
prueba, si su labor fuera tautológica, si con el desplazamiento del hecho probado
(hecho base) no descubriéramos nada nuevo, pero ocurre todo lo contrario, que
descubrimos un hecho nuevo que interesa a la investigación”95.

Posición distinta es la que asume M ontero Aroca, quién manifiesta, sin duda
alguna y en términos categóricos, que “la prueba indiciaria, no es ni un medio de
prueba, ni tampoco un elemento probatorio96. En realidad, la prueba indiciaria es
un método probatorio porque responde a una determinada sistemática y estructura,
de cuyo éxito y eficacia depende exclusivamente el cumplimiento estricto de toda
una metodología97.

Si nos referimos en concreto al indicio, cabe señalar que Eugenio F lorián


manifiesta “que en el fondo el indicio se reduce a una operación lógica de deducir
el conocimiento de un hecho, de una cosa o de una situación diversa, ya establecida
en el proceso”98. En el mismo sentido, “en el fondo puede considerarse desde dos
puntos de vista; por un lado, se vincula al concepto objeto de prueba y precisamen­
te queda comprendido dentro del concepto de prueba indirecta; y por otro lado,
expresa el resultado de una operación mental de inducción lógica y psicológica, lo

94 Parra Q uijano , “Algunos apuntes de la prueba indiciaria”, art. cit., p. 12.


95 Loe. cit.
96 M ontero A roca, Juan, La prueba en elproceso civil, pp. 102 y 103, citado por M iranda E strampes,
Manuel, L a prueba en elproceso penal acusatorio, Lima: Jurista, 2012, p. 34.
97 Cfr. M iranda E strampes, L a prueba en elproceso penal acusatorio, ob. cit., p. 34.
98 F lorián, Eugenio, De las pruebas penales, 1.1, p. 130, citado por Parra Q uijano , “Algunos apuntes
de la prueba indiciaría”, art. cit., p. 11.

79
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

que desemboca en una operación y pertenece consiguientemente a la valoración de


la prueba, de la cual es uno de sus modos”99.

Otros autores circunscriben el problema a la existencia o inexistencia de carac­


terísticas típicas de la propia norma. Hablan de circunstancias o hechos auxiliares
de la propia prueba en todo su sentido, que deben ser analizados en términos de
admisibilidad o en relación a la propia fuerza probatoria de que dispone un medio
de prueba en especial. Esos hechos están relacionados a indicaciones, orientaciones
y argumentos de prueba. “El juez debe.estar positivamente convencido de la verdad
de los hechos indiciarlos cuando deben formar el fundamento de la conclusión; por
eso el indicio es objeto de prueba como los hechos directamente importantes, y se
demuestra mediante medios de prueba, pero él mismo no es medio de prueba100.

VI. PRESUNCIÓN DE INOCENCIA

La presunción de inocencia es un principio rector en materia penal que tiene


sus fundamentos en la materia constitucional, y que parte de la premisa de que una
acusación fiscal necesariamente requiere el aporte de pruebas concluyentes sobre la
realización de un delito y de la participación del acusado.

Surge, entonces, la pregunta de si la prueba necesaria para superar una exigencia


de esta naturaleza referida a la presunción de inocencia, habría de seríuna prueba
directa o si se podría recurrir también a la prueba indirecta, es decir, a la llamada
prueba por “circunstancias”, “conjeturas” o más técnicamente por indicios101. Sin
embargó, esta clase de pruebas es la más subjetiva de todas ellas, pues en la misma
subyace la actividad mental del juez que es la objetividad de las pruebas directas.

La jurisprudencia sobre el particular, y consciente siempre del riesgo que im­


plica la prueba indiciarla, plantea una serie de exigencias que no se dan en otra clase
de pruebas consideradas como formales, pues tiene como objeto poner en evidencia
cuál ha sido el proceso mental que el juzgador ha puesto en práctica. Por ello, la
sentencia basada en la prueba indiciaría deberá concretar los indicios y efectuar la
motivación que corresponde al denominado “juicio de inferencia” . Como narra

99 Loe. cit.
100 R osenberg , Leo, “Tomo II. Libro Segundo. Capítulo IV”, en Tratado de derecho procesal civil, t. II,
ob. cit., pp. 202 y 203.
101 Vasquez S otelo , José Luis, Presunción de inocencia y prueba indiciaría. Investigación y prueba en el
proceso penal, Madrid: Colex, 2006, p. 66.

80
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

Pastor Alcoy, “es la subjetividad que necesariamente tiene la apreciación de los


indicios uno de los aspectos más problemáticos de la cuestión”102.

La subjetividad de la prueba indiciarla ha sido reiteradamente puesta en


evidencia por parte de los distintos autores. Un defensor de la prueba indiciarla,
M ittermaier, no deja de señalar que “entre simples sospechas y la certeza basada
en indicios, es imperceptible el límite, y el juez es enteramente dueño de traspasarle
o de no llegar hasta su último punto, según le plazca” 103.

La prueba indiciaría siempre ha sido un referente importante desde hace algún


tiempo en la jurisprudencia comparada y en la legislación nacional, especialmente
frente a los casos en que la realización de un hecho que es motivo de enjuiciamien­
to se hace depender de elementos subjetivos que se deducen o se infieren de otros
datos externos que aparecen como reveladores, respecto a la verdadera intención
que esconde el agente del delito104.

Como refiere C o r d ó n A g u i l a r , “dentro de ese conjunto de derechos el que


concierne a la presunción de inocencia, según el cual, en términos generales, ante
situaciones en las que el Estado actúe en ejercicio del ius puniendo toda persona
es considerada inocente y debe ser tratada como tai, en tanto no se compruebe su
culpabilidad y esta no sea declarada en sentencia firme, emitida en juicio en el que
habrán de observarse las garantías inherentes al debido proceso” 105. “La naturaleza
y alcance del derecho fundamental a la presunción de inocencia, pues influye con
notoria eficacia tanto en el tratamiento que debe darse al imputado durante el de­

102 Pastor Alcoy, Francisco, Prueba de indicios, credibilidad del acusado y presunción de inocencia,
Valencia: Tirant lo Blandí, 2003, p. 27.
103 M ittermaier , Tratado de la prueba en materia criminal o exposición comparada. De los prÍ7uipios en
materia criminaly desús diversas aplicaciones en Alemania, Francia, Inglaterra, etc., ob. cit., p. 352.
104 Desde una perspectiva estrictamente constitucional, “el inciso quinto del artículo 139 de nuestra
Constitución Política establece que son principios y derechos de la función jurisdiccional: la
motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las instancias, excepto los decretos de mero
trámite, con mención expresa de la ley aplicable y de los fundamentos de hecho en que se sustentan.
Por su parte, la letra e’ del inciso 24 del artículo 2 de nuestra Carta Magna recalca que: ‘Toda
persona es considerada inocente mientras no se haya declarado judicialmente su responsabilidad’.
Igual el artículo II del Título Preliminar (presunción de inocencia), establece que: 1. Toda persona
imputada de la comisión de un hecho punible es considerada inocente, y debe ser tratada como tal,
mientras no se demuestre lo contrario y se haya declarado su responsabilidad mediante sentencia
firme debidamente motivada. Para estos efectos se requiere de una suficiente actividad probatoria de
cargo, obtenida y actuada con las debidas garantías procesales*. Vid. L ópez E spinoza, Reyser; Erika
Ayala M iranda y José N olasco V oenzuela , M anual de litigación en prueba iiidiciaria. Los
estándaresfijados por la Corte Sup7-emay el Tribunal Co7istitucional, Lima: Ara, 2011, pp. 16 y 17.
105 C ordón A guilar, Prueba indiciaría y preswtción de Í7iocencia en elproceso penal, ob. cit., p. 83.

81
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

sarrollo del proceso, como en la actividad probatoria que se practique con el objeto
de demostrar culpabilidad, sin dejar de lado su singular trascendencia en el contexto
general de todo proceso penal” 106. Es, en efecto, Francesco C a r r a r a quien enfatiza
sobre la relevancia del principio de presunción de inocencia, al recalcar que es el
postulado sobre el cual parte el derecho procesal penal: “la presunción de inocencia
alcanzó su máxima plenitud, pues, en concordancia con sus ideas, toda norma y
momentos relativos al proceso penal encuentran su fundamento, precisamente, en
la protección del estado de inocencia” 107.

Sin embargo, en los mismos términos de importancia también la prueba


indiciarla adquiere especial connotación a partir de la necesidad de suscitar un
razonamiento expreso que sea lo suficientemente propicio como para destruir el
principio de presunción de inocencia108.

En ese sentido, la denominada prueba indiciaría o prueba por indicios no deja


de ser la más subjetiva de todas las pruebas, en tanto que, a diferencia de la prueba
directa, en la prueba indiciaría prima el proceso mental del juzgador a través del acto
de inferencia. Sobre lo señalado, P a s t o r A l c o y deja en claro que “la jurisprudencia,
consciente de esa importante carga subjetiva, exige para ello, para poder apreciar la
prueba de indicios, unos requisitos que hemos venido a llamar formales,.pues tiene
como objeto manifestar cuál ha sido el proceso mental del juzgador. Por ello, la
sentencia basada en la prueba indiciaría deberá concretar los indicios y efectuar la
motivación del juicio de inferencia. Es la subjetividad que necesariamente tiene la
apreciación de los indicios uno de los aspectos más problemáticos de la cuestión” 109.

106 Ibid., p. 91.


107 “El procedimiento penal tiene como impulso y fundamento una sospecha; una sospecha que, al
anunciarse que se ha consumado un delito, designa verosímilmente a un individuo como autor
o partícipe de él; y de este modo autoriza a los funcionarios de la acusación contra ese individuo.
Pero frente a esta sospecha se alza a favor del acusado la presunción de inocencia que asiste a todo
ciudadano; y esta presunción se toma de la ciencia penal, que de ella ha hecho su bandera, para
oponerla al acusador y al investigador, no con el fin de deterger sus actividades en su legítimo curso,
sino con el objeto de restringir su acción, encadenándola a una serie de preceptos que sirvan de
árbitro, de obstáculo al error, y, por consiguiente, de protección de aquel individuo. Este es el fin
del procedimiento penal [...]. Pero el postulado del cual parte la ciencia [...] es la presunción de
inocencia, que es como quien dice la negación de la culpa. Ella [...] no le permite a la autoridad
que esté ante un culpable; ya no dice: protejo a este culpable para que no lo castiguéis más allá de
la justa medida, violando los principios y criterios que ha establecido sobre dogmas racionales, para
determinar esa medida”. Vid. C arrara., Francesco, Opúsculos de derecho criminal, vol. V, traducción
de José J. Ortega y Jorge Guerrero, Bogotá: Themis, 1980, pp. 10 y 15.
108 Sentencia del Tribunal Supremo 100/1998, de 29 de enero, y 236/1998, citada por C liment
D uran, La prueba judicial, vol. II, ob. cit., p. 596.
109 Pastor A lcóy, Prueba de indicios, credibilidad del acusado y presunción de inocencia, ob. cit., p. 27.

82
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

El derecho a la presunción de inocencia se vincula directamente con la acti­


vidad probatoria en cuanto exige, para la emisión de una sentencia condenatoria,
que el órgano jurisdiccional, sobre la base de prueba aportada, alcance el conven­
cimiento respecto de dos cuestiones fundamentales en el proceso: la verificación
del supuesto de hecho comprendido en el tipo penal de que se trate, incluyendo
todos los elementos objetivos y subjetivos allí comprendidos, y la participación del
acusado en su realización110.

La presunción de inocencia frente a la prueba indiciarla implica por sobre todo


la verificación de si ha existido prueba de cargo referida tanto a la prueba directa,
prueba directa, circunstancial o indiciada. Las delimitaciones entre la jurisdicción
constitucional y la ordinaria no presenta dificultades cuando la prueba o pruebas
de cargo son directas, es decir, cuando la prueba recae inmediatamente sobre los
hechos relevantes que fundamental la condena de un acusado111. Sin embargo,
plantea serios problemas cuando la única prueba obtenida es la denominada prueba
indiciada, es decir, aquella que se dirige a mostrar la certeza de los indicios que
por su naturaleza no son los directamente constitutivos del delito, pero de los que
se puede inferir que efectivamente ha tenido una participación el acusado, todo lo
cual se lleva a cabo mediante un razonamiento basado en el nexo causal y lógico
existente entre los hechos probados y los que se trata probar112.

110 Sentencia del Tribunal Constitucional español, del 24 de marzo, “[...] el contenido esencial del
derecho a la presunción de inocencia como regla de juicio, se identifica con el derecho a no ser
condenado sin pruebas de cargo obtenidas con todas las garantías, a través de las cuales pueda
considerarse acreditado el hecho punible con todos sus elementos, tanto objetivos como subjetivos,
incluida la participación del acusado en los mismos”, citada por C ordón A guilar, Prueba indiciaría
y presunción de inocencia en elproceso penal, ob. cit., p. 98.
111 J uanes Peces , Angel, “El principio de inocencia en la doctrina del Tribunal Constitucional, con
especial referencia a si los indicios pueden destruir tal presunción”, p. 145- En este artículo se
resalta la doctrina sentada por el Tribunal Constitucional, respecto al reconocimiento de la eficacia
de la prueba indiciaría para destruir la presunción de inocencia, lo cual exige el cumplimiento de
requisitos específicos, citado por C ordón Aguilar, Prueba indiciaría y presunción de inocencia en el
proceso penal, ob. cit., p. 44.
112 En ese sentido, nuestra legislación penal ha desarrollado determinados criterios respectos, a las
divergencias que pueden surgir respecto a la prueba indiciaría cuando confronta el principio de
presunción de inocencia: “Cuarto: Que, según lo expuesto inicialmente, la Sala sentenciadora
sustentó la condena en una evaluación de la prueba indiciaría; sin embargo, como se advierte de
lo expuesto precedentemente, no respetó los requisitos materiales legitimadores, única manera que
permite enervar el derecho a la presunción de inocencia; que sobre el particular, por ejemplo, se
tiene lo expuesto por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en doctrina que se comparte, que
la prueba por indicios no se opone a esa institución [Asuntos Pahm Hoang contra Francia, sentencia
del veinticinco de setiembre de mil novecientos noventa y dos, y Telfner contra Austria, sentencia
del veinte de marzo de dos mil uno]”. Vid. Sala Penal P ermanente. Recurso de N ulidadN . ° 1912-
2005, Lima: 6 de setiembre del 2005.

83
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Debe tenerse presente que la inseguridad de la prueba indiciaría versa en el


sentido de que la prueba directa alude a aspectos directos que son más seguros, a
diferencia del indicio, que trata sobre aspectos circunstanciales o aparentes, razón
por las que los tribunales han de tener especial cuidado y ser muy cautelosos cuando
se trata de indicios. “Es justamente la inseguridad de la prueba indiciaría una de
las cuestiones más debatidas por su potencialidad para vulnerar la presunción de
inocencia” 113. L ópez M oreno incluso se muestra reticente a la utilización de la
prueba indiciaría cuando no deja de señalar sus peligros: “Si no es absolutamente
necesaria, es por lo menos útil, siempre que se subordine a las exigencias de dere­
cho, y no venga a convertirse en un medio abusivo que degenere en una verdadera
abolición de la prueba114.

Similar sentido tiene la jurisprudencia constitucional comparada cuando se


trata de enervar el principio de presunción de inocencia que, como señalamos, tiene
rango constitucional115. De nuestra parte, el Tribunal Constitucional nacional se ha
pronunciado sobre el particular manifestando “que se reconoce que el juez penal
puede utilizar la prueba indiciaría para sustentar una sentencia condenatoria, pero
está obligado a darle el tratamiento correspondiente para poder enervar la presun­
ción de inocencia” 116.

En este orden de cosas, como lo señala el Tribunal Constitucional, cabe anotar


“que el derecho a la presunción de inocencia no se opone a que la convicción judicial
en un proceso penal pueda formarse sobre la base de una prueba indiciaría, pero para
que esta pueda desvirtuar dicha presunción debe satisfacer las siguientes exigencias
constitucionales. Los indicios han de estar plenamente probados, no puede tratarse
de meras sospechas, y el órgano judicial debe explicitar el razonamiento, en virtud
del cual, partiendo de los indicios probados, ha llegado a la conclusión de que el

113 Pastor A lcoy, Prueba de indicios, credibilidad del acusado y presunción de inocencia, ob. cit., p. 29.
114 L ópez M oreno , Santiago, La prueba por indicios, citado por Pastor A lcoy, Prueba de indicios,
credibilidad del acusado y presunción de inocencia, ob. cit., p. 30.
115 Cfr. Sentencia del Tribunal Constitucional español 174/1985 del 17 de diciembre: “No es este
lugar el adecuado para analizar y debatir las múltiples cuestiones que tanto desde el punto de
vista doctrinal como practico, plantea la prueba indiciaría. Al respecto, es preciso relevar que el
presente recurso de amparo en materia constitucional [...] no se opone a que la convicción judicial
en un proceso penal se pueda formar sobre la base de una prueba indiciaría; y asimismo, que el
reconocimiento de la prueba indiciaría plantea problemas particulares, sobre todo si se trata de
valorar si se ha violentado el principio de presunción de inocencia”, citada por C liment D uran, La
prueba judicial, vol. II, ob. cit., p. 596.
116 Vargas Valdivia, Luis G., “Prueba indiciaría y contexto histórico”, en el portal web del Instituto de
Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Lima: abril del 2011,
p. 17. Recuperado de <bit.ly/2gPqW5L>.

84
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

procesado realizó la conducta tipificada como delito [...]• En definitiva, si existe


prueba indiciaria, el tribunal de instancia ha de precisar, en primer lugar, cuáles son
los indicios probados y, en segundo lugar, cómo se deduce de ellos la participación
del acusado en el tipo penal, de modo que cualquier otro tribunal que intervenga
con posterioridad pueda comprender el juicio formulado a partir de tales indicios.
Es necesario, pues [...]. que el órgano judicial explicite no solo las conclusiones
obtenidas sino también los elementos de prueba que conducen a dichas conclusiones
y el íter mental que le ha llevado a entender probados tales hechos constitutivos del
delito, a fin de que pueda enjuiciarse la racionalidad y la coherencia del proceso
mental seguido y constatarse que el tribunal ha formado su convicción sobre una
prueba de cargo capaz de desvirtuar la presunción de inocencia y, una vez alegada
en casación la vulneración del derecho a la presunción de inocencia, al Tribunal
Supremo incumbe analizar no solo si ha existido actividad probatoria, sino si esta
puede considerarse de cargo, y, en el caso que exista prueba indiciaria, si cumple
con las mencionadas exigencias constitucionales” 117.

En resumen, el establecimiento de la responsabilidad penal del imputado a tra­


vés de la prueba indiciaria, repercute en tres ámbitos de los derechos fundamentales
y humanos de las personas que se encuentran sometidas a un proceso penal: a saber,
el derecho a la presunción de inocencia, el derecho al control y a la producción de
la prueba y motivación de las resoluciones judiciales.

Los límites establecidos respecto a la libertad probatoria del juzgador y a la


importancia de la prueba indiciaria han llevado a la Corte Suprema a establecer,
mediante Acuerdo Plenario N .° 1-2006/ESV-22, del 13 de octubre del 2006, que
la ejecutoria suprema evacuada en el Recurso de Nulidad N .° 1912-2005, del 6 de
setiembre del 2005, en cuanto establece los presupuestos materiales de la prueba
indiciaria necesarios para enervar la presunción de inocencia, constituye jurispru­
dencia vinculante118.

117 La debida motivación del procedimiento que deba adoptarse en lo correspondiente a la prueba
indiciaria ha sido ampliamente tratada por la justicia constitucional comparada. Así el Tribunal
Constitucional español en la STC N.° 229/1988, del 1 de diciembre de 1988, y también de modo
similar en las STC N.° 123/2005, £ j. n.° 9, del 20 de mayo del 2002; N.° 135/2003, f. j. n.° 2,
del 30 de junio del 2006; y N .° 137/2005, del 23 de mayo del 2005; T ribunal C onstitucional,
Expediente N. ° 00728-2008-PHC/TC, cit., £ j. n.° 30, p. 14.
118 “CUARTO: Que, según la expuesto inicialmente, la Sala sentenciadora sustentó la condena en una
evaluación de la prueba indiciaria, sin embargo, como se advierte de lo expuesto precedentemente,
no respetó los requisitos materiales legitimadores, única manera que permite enervar el derecho a la
presunción de inocencia; que sobre el particular, por ejemplo, se tiene lo expuesto por el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, en doctrina que se comparte, que la prueba por indicios no se opone
a esa institución [Asuntos Pahm Hoang contra Francia, sentencia del veinticinco de setiembre de mil

85
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

VIL MÁXIMAS DE LA EXPERIENCIA

Las máximas de la experiencia son un componente fundamental cuando se


hace referencia a la prueba en general y, en particular, cuando se trata de la prue­
ba indiciarla, entendida esta última como un método interpretativo que permite
concatenar hechos por medio del proceso de inferencia. Este es, en un principio,
independiente de cualquier otro, aunque estrechamente ligado o relacionado con
todo aquello que implique valorar sobre aspectos concretos determinados aconte­
cimientos dentro de un proceso judicial.

En todo indicio nos guía un principio de experiencia o, si se quiere, una


ley de la naturaleza o del pensamiento humano que es lo que da fuerza al mismo
indicio y es en el poder que proviene de este principio en que el indicio adquiere
la fuerza necesaria. Es la fuerza del indicio. En ese sentido, si nos sujetamos a una

novecientos noventa y dos, y Telfner contra Austria, sentencia del veinte de marzo de dos mil uno];
que, en efecto, materialmente, los requisitos que han de cumplirse están en función tanto al indicio,
en sí mismo, como a la deducción o inferencia, respecto de los cuales ha de tenerse el cuidado debido,
en tanto que lo característico de esta prueba es que su objeto no es directamente el hecho constitutivo del
delito, tal y como está regulado en la ley penal, sino otro hecho intermedio que permite llegar a l primero
por medio de un razonamiento basado en el nexo causaly lógico existente entre los hechos probados y los
que se trata de probar; que, respecto a l indicio, (a) este — hecho base— ha de estar plenamente probado
—por los diversos medios de prueba que autoriza la ley—, pues de lo contrario sería una mera sospecha
sin sustento real alguno, (b) deben ser plurales, o excepcionalmente únicos pero de una singular fuerza
acreditativa, (c) también concomitantes a l hecho que se trata deprobar— los indicios deben serperiféricos
respecto a l dato fáctico a probar, y desde luego no todos lo son— , (d) y deben estar interrelacionados,
cuando sean varios de modo que se refuercen entre sí y que no excluyan el hecho consecuencia — no solo
se trata de suministrar indicios, sino que estén imbricados entre sí—; que es de acotar que no todos los
indicios tienen el mismo valor, pues en función a la mayor o menor posibilidad de alternativas diversas
de la configuración de los hechos — ello está en función a l nivel de aproximación respecto a l dato fáctico
a probar— pueden clasificarse en débiles y fuertes, y solo no tienen fuerza suficiente para excluir la
posibilidad de que los hechos hayan ocurrido de otra manera— esa es, por ejemplo, la doctrina legal
sustentada por el Tribunal Supremo español en la sentencia de veinticinco de octubre de mil
novecientos noventa y nueve que aquí se suscribe; que, en lo atinente a la inducción de la lógica y
de la experiencia, de suerte que los indicios surja el hecho consecuencia y que entre ambos exista un
enlace preciso y directo.
Q U IN TO : Que, en el presente caso, no se ha desvirtuado fehacientemente la presunción de
inocencia y por ende no está acreditada la responsabilidad penal del acusado [...], por el delito
de homicidio calificado, ya que del análisis de las pruebas aportadas en el proceso solo se tiene
la mera sospecha de que el acusado pudo haber sido el autor del homicidio; que a partir de esa
referencias, débiles en sí mismas, estimar que atento contra la vida de una persona — indicio de
móvil delictivo— , sin mayores datos periféricos adicionales — y debidamente enlazados— en orden
a su presencia y oportunidad física para la comisión del delito, a la oportunidad material para
hacerlo, a una actitud sospechosa o conducta posterior, y a una mala justificación — que no han
sido acreditadas— , son evidentemente insuficientes para concluir que el acusado mató al agraviado
[...]”. Vid. Sala Penal Permanente, Recurso de N u lidadN .0 1912-2005, cit.

86
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

serie de experiencias correlativas e ininterrumpidas, llegamos a una conclusión lo


suficientemente convincente. La razón exige que circunstancias especiales vengan
como a atestiguar la supuesta relación entre dos hechos, estas circunstancias son los
anillos de la cadena por cuyo medio se unen el hecho conocido con el desconocido.

Según P a r r a Q u i j a n o , el juez es ante todo un ser humano que para valorar


una prueba debe emplear las reglas de la experiencia, es decir, eso que aprendió y
que acumuló para ser empleado en nuevas situaciones. Es, en otras palabras, lo que
llamamos como el mundo de la experiencia personal, que implica una aplicación en
concreto de lo que toda persona posee119. A su vez, Friedrich S t e i n precisa sobre el
particular “que son definiciones o juicios hipotéticos de contenido general, desligados
de los hechos concretos que se juzgan en el proceso, procedentes de la experiencia,
pero independientes de los casos particulares de cuya observación se han inducido
y que, por encima de esos casos, pretenden tener validez para otros nuevos” 120.

Una definición de esta naturaleza implica:

a) “Que no son juicios sensoriales, en el sentido de que no corresponden a ningún


suceso en concreto perceptible por los sentidos. En el aspecto que nos interesa:
son tesis hipotéticas que expresan las consecuencias que cabe esperar a partir
de determinados presupuestos”121.

b) “Esas definiciones o juicios hipotéticos se refieren a cualquier ámbito imaginable


de la vida, de la naturaleza y del hombre” 122.

c) Decir que son de carácter general no es suficiente, como lo señala Stein, se


requiere una pluralidad123. “Solo cuando pensamos en esos casos como aplica­
ción de una regla y la establecemos como tal, únicamente cuando junto a cada
uno de los casos observados, y por encima de ellos hay algo independiente que
nos permite esperar que los casos venideros, aún no observados, se producirán
de la misma forma que los observados, solo entonces alcanzamos el principio
máximo general de que ‘las personas5 que se encuentran en una determinada
situación se conducen de una manera determinada” 124.

119 Parra. Q uijano , M anual de derecho probatorio, ob. cit., p. 74.


120 S tein , Friedrich, E l conocimiento privado del juez, Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra,
1973, p. 30.
121 S tein , E l conocimiento privado deljuez, ob. cit., p. 75.
122 Loe. cit.
123 Parra Q uijano , M anual de derecho probatorio, ob. cit., p. 75.
124 S tein , E l conocimiento privado deljuez, ob. cit., p. 75.

87
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Nuestra legislación en materia procesal penal reconoce y, por consiguiente,


establece que en materia de objeto y valoración de la prueba, las máximas de la
experiencia no puede ser objeto de prueba. Que en todo caso el juez deberá obser­
varlas, para cuyos fines en el propio contexto de la prueba indiciaría se requiere que
“el indicio esté probado; y que la inferencia esté basada en las reglas de la lógica, la
ciencia o la experiencia [.. .]” 125.

En el plano de la libre valoración de la prueba, la legislación procesal penal


moderna y la doctrina han desligado al juez de las ataduras que antiguamente lo
sujetaban y le impedían poner toda la experiencia de su vida al servicio de la averi­
guación de la verdad. En un primer momento, Friedrich S t e i n refiere “que cuando
el juez [...] recibe el material procesal de las partes o de los testigos en forma de
juicio, o se fabrica él mismo el juicio sensible con base en la inspección ocular, se
encuentra simplemente al comienzo de su actividad perceptiva. N o tiene todavía
más que la materia prima, que espera la elaboración de la sentencia. Esta actividad,
que se mueve a través de una larga cadena de subsunciones, ha sido acertadamente
analizada y descrita con frecuencia; consta de la apreciación de las pruebas, del
enlace de los hechos probados con los supuestos de hecho, de la comparación del
supuesto de hecho que se ha obtenido con el hipotético supuesto de hecho de ley126.

Conforme a lo manifestado, la libre apreciación de la prueba tiene dos objetivos


en el marco que se aprecia: los medios probatorios y los indicios, respecto de los
cuales el tribunal tiene que llevar a cabo la misma tarea de subsunción, según los
mismos criterios fundamentales [...], pero que, por lo demás, no tienen parentesco
alguno entre sí. Los medios probatorios son declaraciones, testimonios en el sentido
amplio, o estado de cosas que el juez ha percibido a lo largo del proceso a los fines
de la prueba. Los indicios son hechos, es decir, acontecimientos o circunstancias a
partir de los cuales y por medio de la experiencia se puede concluir en otros hechos
que están fuera del proceso constituyen el objeto de la prueba. Medios probatorios
e indicios solo se encuentran y reúnen en el tratamiento de la apreciación de la
prueba127.

Antiguamente estas consideraciones y reflexiones en su mayor parte estaban


reguladas legalmente y aparecían subsumidas en la teoría de la prueba legal, que
en la práctica sustituía o anulaba toda experiencia individual por parte de quien
juzgaba y valoraba los hechos. En la actualidad, el .derecho vigente ha ampliado

125 Arts. 156, inc. 2 (objeto de prueba) y 158, ines. 1 y 2.b (valoración) del CPP.
126 S tein , Friedrich, Ijl conocimiento privado deljuez, 2.a ed., Bogotá: Temis, 1999, p. 15.
127 Stein , E l conocimiento privado deljuez, ob. cit., p. 42.

88
SEGUNDA PARTE | LA PRUEBA INDICIARIA

sustancialmente el campo de la discrecionalidad judicial, renunciando por completo


en influir en la apreciación del juez que, como dice, una vez más, Friedrich S tein ,
“renunciando por completo a influir en la apreciación del juez, el valor interno
de aquellas reglas, injustamente calumniadas en el movimiento de reforma, se ha
cuidado sin embargo, de que, aún sin coacción, sigan aplicándose” 128.

La frontera que separa los preceptos jurídicos de las máximas de la experiencia


siempre ha resultado particularmente confusa, en razón a que el imperativo legal
se contrapone a la libertad del juez cuando se trata de apreciar los hechos. Reglas
legales de prueba sobre la valoración de los medios probatorios, presunciones que
determinan la apreciación de los indicios, reglas legales imperativas que encausan
la subsunción en una dirección determinada y, por último, las mismas referencias
legales, restringen de forma sustancial la capacidad y la libertad del juez cuando se
trata de la apreciación de los hechos desde su propia y particular perspectiva.

En ese sentido, las máximas de la experiencia no pueden estar sujetas a decla­


raciones sobre algo perceptible por los sentidos. Es decir, que no son nunca juicios
sobre hechos. Me refiero a aquellos medios de prueba que operan en virtud de la
percepción individual, como puede ser una inspección ocular o las declaraciones
de testigos de parte, incluso las presentadas en formas de documentos. Han de
presentarse a un juez hechos concretos y particulares en tal cantidad y con tal con­
cordancia, a través de testigos, documentos, declaraciones, pericias y todo cuanto sea
posible, que el magistrado tenga la posibilidad de extraer de todos ellos conclusiones
inductivas para la premisa mayor a demostrar.

Conforme a lo expuesto, la prueba pericial es desde bastantes años atrás el


camino normal para dar a conocer al juez las máximas de la experiencia y que hasta
entonces le eran desconocidas. El caso del testigo versus el perito ejemplifica las
diferencias: mientras que el testigo aporta al proceso su percepción individual, por
el contrario, el perito aporta su saber no individual y fungible en las máximas de
la experiencia. Constituye, por consiguiente, un error describir al perito como “un
testigo de un principio o máxima de ciencia”, o tratar como testimonio pericial
una declaración que contiene enunciados generales. “Como la mayor parte de los
peritos no son más que trasmisores de las doctrinas que ellos mismos han recibido
ya elaboradas, la fuente de sus conocimientos — en contraste radical con el caso
del testigo— no tiene ninguna relevancia procesal. En otras palabras, el testigo de

128 Ibid., p. 43.

89
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

referencia es de escaso valor, en cambio el perito que sabe y conoce lo que otros
han descubierto, es de gran valor” 129.

En síntesis, si se trata de analizar cada hecho en particular, se tiene que al­


canzar el convencimiento de que la supuesta máxima de la experiencia descansa
efectivamente en la experiencia y de que no se trata de una hipótesis de carácter
puramente especulativo. Esto, aunque no como único valor, en tanto que es de
decisiva importancia para la fijación de los usos y costumbres130.

129 I b i d p. 68.
130 Loe. cit.

90
TERCERA PARTE
------------------------------------ o — -------------------------------

ESTRUCTURA DE LA
PRUEBA INDICIARIA
I. CONCEPTOS

Conforme lo hemos manifestado, la prueba indiciaría no es otra cosa que un


método para interpretar un hecho a probar; y coincidiendo en el mismo sentido con
una gran parte de la doctrina procesal penal de los últimos años, la prueba indiciaría
no es una prueba en los términos como se define esta, sino un hecho que requiere
ser corroborado a través de un proceso lógico y metodológico en el que hace uso
de la inferencia y la deducción, para arribar a una determinada conclusión1. Como
sostiene R osas Yataco, existen muchas complicaciones al respecto que no han sido
fáciles de dilucidar derivadas en gran medida de las confusiones que existen entre
el indicio y propiamente la llamada “prueba indiciaría”2.

En el sentido planteadora prueba indiciaría, de acuerdo con M iranda E s-


trampes, es definida “como aquella actividad-intelectual de inferencia realizada por
el juzgador — una vez finalizadoel periodo de práctica de la prueba— mediante la

1 "¿Qué es lo que ha de verificarse? Estcr-es^qué se prueba? Aquí suele aumentar la confusión. Porque
no es raro, y hasta es lo corriente, que se nos diga: seprueban hechos. No. Los hechos no se prueban;
los hechos existen. Lo que se prueba son afirmaciones, que podrán referirse a hechos. La parte —
siempre la parte; no es el juez— formula afirmaciones; no viene al juez a traerle sus dudas, sino
su seguridad — real o ficticia— sobre lo que sabe; no viene a pedirle al juez que averigüe sino a
decirle lo que ella ha averiguado, para que el juez constate, compruebe, verifique (esta es la expresión
exacta) si esas afirmaciones coinciden con la realidad. Cuando un juez cumple una misión diferente
de la verificar, entonces es que no está juzgando. Podrá estar preparando — o contribuyendo a
aportar— elementos; pero no está juzgando. Lo cual no quiere decir que el juez haya de ser una
figura estática y menos hierática. La actividad, dinamismo, no están en pugna con la naturaleza, ni
con la figura, de la función juzgadora. Al contrario, solo el juez activo y dinámico, el juez que se
interioriza intensamente de la sustancia de lo que se controvierte, puede juzgar bien; solo ese juez
puede vivir realmente el proceso, pero hay que saber apreciar sobre lo que ese dinamismo puede
actuar; y estos solo lo podremos apreciar bien al contemplar, o plantear, el tercer problema: el de los
elementos probatorios; el que trata de determinar con qué se prueba; el que yo llamo de -las fuentes
y los medios; por el momentos bástenos con decir que se han de probar afirmaciones formuladas;
y, naturalmente, estas afirmaciones han de tener un contenido, un objeto, una materia”. S entís
M elendo , Santiago, La prueba: los grandes temas del derecho probatorio, Buenos Aires: Ediciones
Jurídicas Europa-América, 1979, pp. 12 y 13.
2 Cfr. R osas Yataco, Jorge, “Prueba indiciarla: doctrina y jurisprudencia nacional”, en H urtado
Pozo, José (dir.), Anuario de Derecho penal 2004 (La reforma del proceso penal peruano), Lima:
PUCP, 2004.

93
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

cual, partiendo de una afirmación base (conjunto de indicios se llega a una afirma­
ción consecuencia (hipótesis probada) distinta de la primera, a través de un enlace
causal y lógico existente entre ambas afirmaciones, integrado por las máximas de la
experiencia y las reglas de la lógica”3. Así, la prueba indiciarla es entendida “como
aquella en la que el hecho principal que se requiere probar no surge directamente del
medio o fuente de prueba, sino que se precisa además del razonamiento y es capaz
por sí sola de fundar convicción judicial sobre ese hecho”4. Como un componente
complementario es importante anotar que la eficacia probatoria de la prueba indiciarla
dependerá de la existencia de un enlace preciso y directo entre la afirmación base y la
afirmación consecuencia, de tal forma que de no existir el mismo su valor probatorio
sería nulo, no por el simple hecho de la concatenación de simples presunciones, sino
porque faltaría uno de los elementos fundamentales integrantes de la estructura.

En términos bastante parecidos, la prueba indiciaría también puede ser definida


como una actividad fundamentalmente intelectual que se centra en la inferencia,
mediante la cual, siempre partiendo de la existencia de una afirmación base (conjunto
de indicios), se llega a una afirmación (hipótesis probada), la misma que es distinta
a la primera dado que es resultada de ambas. Entonces, la prueba indiciaría obedece
“en ese sentido, a un razonamiento lógico que realiza el juez respecto a una serie
de elementos contingentes, plurales, concordantes y convergentes, que rodean el
hecho principal a probar. Este hecho principal no es más que el exigido por el tipo
penal aplicable al hecho cometido. Por ello, es que la prueba indiciaría se resume
en la inferencia resultante de la construcción cognoscitiva que se hace con la ayuda
de criterios lógicos, científicos y las máximas de la experiencia”5.

Dentro de esta línea de análisis coexisten distintos conceptos relacionados con


la prueba indiciarla que por su relevancia y distintos matices ameritan ser mencio­
nados; destaca por ejemplo, aquel que refiere “que se trata de un juicio lógico del
legislador tendiente a determinar o establecer consecuencias que se deducen de
un hecho conocido para llegar al descubrimiento de un hecho ignorado”6. En la

3 M iranda E strampes, Manuel, La mínima actividad probatoria en elproceso penal, p. 4, citado por
Beteta Amancio , Espitz Pelayo, “La valoración de la prueba indiciaría frente a la duda razonable
en el proceso penal”, en Alerta Informativa. Loza Avalos Abogados, Lima: febrero del 2014, p. 4.
Recuperado de <bit.ly/2gh01Nb>.
4 N eyra F lores, José Antonio, M anual del nuevo proceso penal & litigación oral, citado por B eteta
Amancio , “La valoración de la prueba indiciaría frente a la duda razonable en el proceso penal”, art.
cit., p. 4.
5 Loe. cit.
6 Ferreyra, Juan José, “Indicios y presunciones judiciales”, en M idón , Marcelo S. (dir.), Tratado de
la prueba, Buenos Aires: Editora de LA Paz, 2007, p. 696.

94
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

misma línea de análisis, el indicio debe entenderse como un hecho destacado o una
circunstancia de hecho conocida, del cual se deduce, por sí solo o conjuntamente
con otros, la existencia de otros hechos desconocidos, en virtud de una operación
lógica basada en normas generales de la experiencia o en principios científicos o
técnicos especiales”7.

En nuestro medio diferentes autores definen la prueba indiciaria como aquella


“que consiste en una actividad probatoria de naturaleza necesariamente discursiva
e indirecta, cuya fuente es un dato comprobado, y se concreta en la obtención del
argumento probatorio mediante una inferencia correcta. En esta particular actividad
cognoscitiva una de las premisas es o una regla de experiencia, o una regla técnico-
científica o una ley natural o social; la otra premisa es el juicio que expresa el signi­
ficado del dato indiciarlo que sirve de punto de partida; y, la conclusión — llamada
aún por algunos: presunción de hombre o de juez’ (sic)— es el juicio inferido que
contiene el significado obtenido que a su vez, conduce hacia ‘el dato indicado’. Este
descubrimiento debe ser también conducente hacia el thema probandum”8.

En resumen, y coincidiendo con Rives S eva, podemos definir la prueba


indiciaria, como “[...] aquella que se dirige a demostrar la certeza de unos hechos
(indicios) que no son constitutivos del delito objeto de la acusación, pero de los
que, a través de la lógica y de las reglas de la experiencia, puede inferirse los hechos
delictivos y la participación del acusado; que ha de motivarse en función de un
nexo casual y coherente entre los hechos probados — indicios— y el que se trata
de probar — delito— ”9.

Por su parte, G arcía C avero enfatiza su opinión respecto a una clara distin­
ción entre el hecho a probar (prueba directa o prueba indirecta), y lo que implica
propiamente la intervención del acusado sobre los mismos hechos, para cuyos efectos
establece que “en todas las definiciones que se reproducen, se ve con claridad que el
punto distintivo de la prueba por indicios es su carácter indirecto, en el sentido de
que no se apunta a probar directamente el hecho penalmente relevante, sino otro
hecho del que se puede inferir razonablemente la existencia del primero, Resulta
necesario, sin embargo, hacer una matización a la afirmación precedente, en el
sentido de precisar qué se entiende por hecho a probar. Si el hecho a probar es la

7 D evis E chandia , Hernando, Teoría general de la prueba judicial, t. II., Víctor P. de Zavalía Editor,
Buenos Aires: Temis, 1981, p. 601.
8 M ixán M áss, Florencio, Prueba indiciaria. Carga de la prueba, Lima: Ediciones BLG, 1992, pp. 18
7 19.
9 Rives S eva, Antonio Pablo, La prueba en elproceso penal, Navarra: Arazandi, 1996.

95
LUIS. LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

realización de un delito sin individualizar necesariamente al autor, entonces podrá


considerarse como prueba directa todo lo que prueba inmediatamente algunos de
los elementos típicos del delito. Por el contrario, si lo que es objeto de prueba es, en
sentido estricto, la intervención del procesado en la realización del delito, entonces
prueba directa solamente será aquella que demuestre la vinculación del procesado
con la realización del delito”10.

Una interpretación con un sentido antropológico y jurídico, es la que enar­


bola San M artín C astro, para quien la prueba indiciarla nace del conocimiento
de la misma de la naturaleza humana en todo su contexto, del modo habitual de
comportarse del hombre en el entorno social en cuanto a sus relaciones con otros
miembros de la sociedad. En ese sentido, para este autor “la prueba indiciaria no es
un auténtico medio de prueba— cualquiera de estos puede ser indirecto cuando tiene
que ver con aspectos circunstanciales más que con un hecho principal— sino un
modo de valoración judicial de determinados hechos o circunstancias debidamente
acreditados en el proceso que, sin tener por sí carácter delictivo, puede permitir la
deducción de otros que sí lo tienen, así como la participación y responsabilidad
en ellos” 11.

En nuestro ámbito, la doctrina nacional y comparada se han visto, comple­


mentadas por el desarrollo de una jurisprudencia a la altura de las circunstancias,
tanto en el ámbito de la justicia penal ordinaria como la constitucional. En efecto, la
Corte Suprema ha abordado en términos más amplios y precisos la. prueba indiciaria.
La denomina como una prueba indirecta, circunstancial y hasta coyuntural, para
cuyos fines establece que los requisitos que debe cumplir la prueba indiciaria están
en función tanto al indicio en sí mismo, como a la deducción o inferencia, respecto
de los cuales ha de tenerse especial y debido cuidado, en tanto que lo característico
de la prueba indiciaria es que su objeto no es directamente el hecho constitutivo
del delito, tal como está regulado en la ley penal, sino otro hecho intermedio que
permite llegar al primero por medio del razonamiento basado en el nexo causal y
lógico existente entre los hechos probados y los que se tratan de probar12.

10 G arcía C avero, Percy, La prueba por indicios en elproceso penal, Lima: Editorial Reforma, 2010, p.
30.
11 San M artín C astro, César, Derecho procesalpenal. Lecciones, Lima: INPECCP-Cenales, 2015, p.
600.
12 Véase la Resolución N .° 1912-2005\ emitida por la Sala penal Permanente, la misma que se ordenó
su publicación por constituir precedente vinculante de acuerdo al Acuerdo Plenario N. ° 1-2006/
ESV-22 (Determinación de principios jurisprudenciales).

96
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

En igual sentido se pronunció el Tribunal Constitucional señalando “que si


bien los hechos objeto de prueba de un proceso penal no siempre son comprobados
mediante elementos probatorios directos, para lograr ese cometido debe acudirse
a otras circunstancias fácticas que, aun indirectamente sí van a servir para deter­
minar la existencia o inexistencia de tales hechos. De ahí que sea válido referirse a
la prueba penal directa de un lado, y a la prueba penal indirecta de otro lado, y en
esta segunda modalidad que se haga referencia a los indicios y a las presunciones.
En consecuencia, a través de la prueba indirecta, se prueba un hecho inicial-indicio,
que no es el que se quiere probar en definitiva, sino que se trata de acreditar la exis­
tencia del hechofinal-delito, a partir de la relación de causalidad inferencia lógica’13.

II. IMPORTANCIA DEL INDICIO

La doctrina moderna otorga un papel preponderante a la prueba indiciaría en


el desarrollo del proceso, cualquiera que sea su actitud o aptitud para formar convic­
ción en quienes juzgan y administran justicia. En el campo específico del derecho
procesal penal, la doctrina y la legislación de varios países muestran unanimidad
en señalar que un fallo de condena puede válidamente brindarse en una prueba
indiciaría. Incluso, como resalta C o r d ó n A g u i l a r , “algunos autores otorgan a la
prueba indiciaría un papel más preponderante en el proceso penal que en cualquier
otro, apoyándose en que quienes delinquen generalmente se cuidan de no dejar
constancia alguna que los involucre directamente” 14.

En materia penal de forma específica, F e n e c h concluye que “la trascendencia


de la prueba de indicios en el proceso penal, conocida en el derecho anglosajón
como prueba circunstancial, resulta evidente si se tiene en cuenta que, en multitud
de casos, es la que determina el contenido de la sentencia condenatoria, ya que
fuera de los casos de aprehensión en flagrante delito, o en otros en que directamente
pueda probarse el hecho que se reputa punible, los actos de prueba tienen como
objeto circunstancias fácticas que no son más que indicios por los que se puede
llegar a tenerse como probado aquel hecho y la persona del autor. [...] La llamada
prueba indirecta por indicios es la más frecuente utilizada en el proceso que ahora

13 T ribunal C onstitucional, Expediente N .000728-2008-PH /TC, Lima: 13 de octubre del 2008, f.


j.n .°2 4 .
14 C ordón A guilar, Julio César, Prueba indiciaría y presunción de inocencia en el proceso penal,
Guipúzcoa: Instituto Vasco de derecho procesal, 2012, p. 44.

97
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

nos ocupa, ya que la prueba directa puede utilizarse raramente para convencer al
juzgador de la verdad de lá comisión de un hecho punible” 15.

En ese sentido, en una gran cantidad de casos dada su complejidad y una


multiplicidad de factores, entre otros porque los autores se cuidan de hacer desa­
parecer cualquier tipo de prueba directa que los pueda involucrar, es materialmente
imposible condenar a los autores a través de las pruebas directas.

Ante un panorama de estas características y sin dejar de reconocer que la


prueba directa ofrece mayores garantías en el sentido de que carece de menores
dudas que la propia prueba indiciaría, el único fundamento que hace viable utilizar
una prueba de esta naturaleza radica en su misma eficacia para formar convicción
judicial, es decir — en palabras de B elloch J ulbe 16 y M iranda E strampes17— ,
“una suficiente fuerza probatoria que despliegue y que logre destruir válidamente la
presunción de inocencia al acusado, convenciendo al juzgador, sin margen alguno
de duda razonable, concerniente la concurrencia de los elementos del tipo penal y
la responsabilidad del inculpado” 18.

III. LA HIPÓTESIS

De acuerdo al diccionario en materia de filosofía, el vocablo “hipótesis” significa


literalmente ‘algo puesto’. Lo que “se pone debajo” es un enunciado, y lo que viene
“encima” de él es otro enunciado o serie de enunciados. La hipótesis es, pues, un
enunciado (o serie articulada de enunciados) que antecede a otros constituyendo
su fundamento19.

En materia procesal respecto a la prueba indiciaría, hablamos de consolidar


una serie de indicadores que van a requerir ser probados a través de los elementos
indiciados, a fin de consolidar una hipótesis que pueda ser sustentada en relación
a lo que realmente aconteció sobre un caso específico. Se trata de un método de­
ductivo que nos permitirá formular una hipótesis sobre el caso respecto a hechos

15 Fenech , Miguel, Derecho procesalpenal, 1.1, Barcelona: Editorial Labor, 1960, p. 605.
16 Belloch J ulbe , Juan Alberto. La prueba indiciaría, citado por C ordón A guilar, Prueba indiciaría
y presunción de inocencia en elproceso penal, ob. cit., p. 46.
17 M iranda E strampes, Manuel, La mínima actividad probatoria en el proceso penal, Barcelona:
Bosch, 1997, p. 218 y ss.
18 B elloch J ulbe , Juan Alberto. La prueba indiciaría, citado por C ordón Aguilar, Prueba indiciaría
y presunción de inocencia en elproceso penal, ob. cit., p. 46.
19 Ferrater M ora, J., Diccionario de filosofía, Barcelona: Ariel, 2004.

98
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

a los que se ha accedido por diferentes medios, siempre y cuando se defina desde
sus inicios el pronóstico y el objetivo que se quiera lograr (prueba indiciarla). Una
hipótesis no es otra cosa una preposición tentativa acerca de las relaciones entre dos
hechos o entre dos o más variables que se apoyan mutuamente en un conocimiento
organizado y sistematizado.

Una hipótesis es una operación racional a diferencia de la sospecha que es


una operación psicológica, que implica una suposición (sin pruebas o con pruebas
insuficientes), realizada con la finalidad de deducir de ella determinadas conclusiones
que están de acuerdo con hechos que motivan una investigación y que son reales.
Sirve para explicar un fenómeno reduciéndolo a supuestas leyes de causación20.

En ese sentido, aunque el indicio revela a primera vista una relación posible
entre dos hechos o designa a una persona como agente, es igualmente importante
el deber del juez de inquirir también todas las hipótesis que en sentido contrario
vendrían a justificar completamente una relación; solo comparando una hipótesis con
otra, es como llegará a decidir cuál de ellas es la que reúne mayores posibilidades21.

Sobre el particular, como establece A l z a t e N o r e ñ a , “al combinar las ope­


raciones analógicas (sospecha e hipótesis), entra a tallar el raciocinio por analogía,
que no es otra cosa que una argumentación que se realiza partiendo de lo particular
a lo general en la que se aprovecha siempre la experiencia, ya que es un método
en que juega su mejor papel la inteligencia, pues por la experiencia se anticipa el
pensamiento; por esas operaciones se llega a una conclusión que es lo que se llama
síntesis analógica, la cual corresponde más al funcionario instructor que al juez de
la causa”22.

IV. EL MÉTODO

Uno de los problemas más complejos y enredados que subsiste hasta la fecha
— acaso no el más trascendente— , es el que se enfrenta cuando es necesario pro­
bar un determinado hecho, a través de distintos medios, a efectos de decidir una
responsabilidad penal que es objeto de imputación. Los antecedentes más cercanos
para los fines de dilucidar este problema los encontramos en S e n t í s M e l e n d o

20 A lzate N oreña, Luis, Del hecho indiciarlo y de los estados mentales a que da lugar. PruebasJudiciales,
Manizales: Imprenta departamental, 1981, p. 147.
21 M ittermaier, José Antón, Tratado de la prueba en materia criminal, Madrid: Reus, 1959, p. 437 y
ss.
22 Alzate N oreña, Del hecho indiciado y de los estados mentales a que da lugar, ob. cit., p. 147.

99
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

cuando manifiesta que, “como otros tantos temas jurídicos, fue la poderosa imagi­
nación de C arnelutti la que nos ayudó a resolver este problema o por lo menos
a planteárnoslo con alguna claridad; fue él quien no habló, acaso por primera vez
concretamente, de fuentes y medios”23.

En ese sentido, cuando tratamos de abordar la problemática relativa a la


prueba indiciarla, surgen cuestiones que requieren ser resueltas y dilucidadas para
poder entender con mayor precisión el tema de la prueba indiciaría, en virtud de
la existencia y utilización indiscriminada de términos y conceptos relativos a los
indicios, a la misma prueba indiciaría y al método que involucra a todos ellos. Desde
principios del siglo xix, B entham estableció dos niveles de distinción al hablar de
la prueba (proofi, el primero considerado como “el hecho principal”, consistente en
la existencia o inexistencia de lo que va a ser probado, y de la otra parte “el hecho
probador” el cual es utilizado para demostrar la veracidad o falsedad del “hecho
principal”, de ahí que toda decisión fundada en una prueba se derive en un proceso
de inferencia24.

Recurramos a analizar qué son las fuentes de la prueba y los medios que la
incumben. La fuente de prueba es un concepto extraprocesal que se suscita con
anterioridad al proceso y es independiente al mismo, mientras que el medio de
prueba es un concepto jurídico en y para el proceso, en tanto que es una actividad
a través de la cual se incorpora una fuente de prueba y por ende en contacto con los
distintos actores o sujetos de un proceso. “Independientemente de que se origine o
rio una actividad procesal representada por un medio, hemos de admitir quefuente
es — como hemos señalado— un concepto meta-jurídico, extra-jurídico o a-jurídico
que corresponde forzosamente a una realidad anterior y extraña al proceso, mientras
que medio es un concepto jurídico y absolutamente procesal. fuente existirá con
independencia de que se siga o no el proceso, aunque mientras no se llegue a él
su existencia carecerá de repercusiones jurídicas; el medio nacerá y se formará en
el proceso. Cuando buscamos las fuentes, y cuando las tenemos, proponemos los
medios para incorporarlas al proceso”25.

Todo ello, se constata, como lo aclara M iranda E strampes, en relación a la


gran confusión conceptual y terminológica que existe sobre el tema de las presun­
ciones, y en el proceso penal la conocida prueba indiciaría o por indicios, también

23 C arnelutti, Francesco, La prova civile, citado por S entís M elendo , Santiago, La prueba: los
grandes temas del derecho probatorio, ob. cit., p. 14.
24 Cfr. B entham , Jeremy, A teatrise on JudicialEvidence, ed. M. Dumont, Law Journal, 1825, p. 8.
25 S entís M eléndo , La prueba, ob. cit., p. 151.

100.1
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

casualmente denominada como “prueba circunstancial o indirecta”26278. “Al analizar


el tema de la prueba indiciarla o por indicios afloran una pluralidad de cuestiones
relacionadas con su naturaleza, estructura y función probatoria, así como con su
capacidad convictitay su adecuación para alcanzar el estándar probatorio ‘del más allá
de toda duda razonable’ (beyondany reasonable doubt), frente al estándar de la ‘pro­
babilidad preponderante’ (preponderante ofevidencé) propio del proceso civil”27 28.

Como ya lo hemos manifestado y coincidiendo con distintos autores, en reali­


dad la “prueba indiciaría” no es una “prueba” en el sentido etimológico del término
como la mayoría lo entiende y conceptualiza. Es un método que persigue arribar a
un resultado predeterminado, a través de un proceso deductivo en el que prima la
inferencia como factor de enganche entre una presunción y una conclusión (hecho
base-inferencia-resultado).

Al respecto, M iranda E strampes manifiesta: “Particularmente prefiero utilizar


el término método probatorio, pues es indicativo de que la prueba indiciaría responde
a una determinada sistemática y estructura, de cuyo cumplimiento estricto depende
su propia validez y eficacia probatoria”29. “Dicha cuestión, se incardina dentro del
tema de la naturaleza jurídica de la prueba indiciaría. Pues bien, al respecto puede
afirmarse, sin duda alguna, que la prueba indiciaría no es ni un medio de prueba30,
aunque algunos autores prefieren el término ‘método probatorio’31. Particularmen­
te prefiero utilizar el término método probatorio, pues es indicativo que la prueba

26 Cfr. M iranda E strampes, Manuel, La prueba en elproceso penal acusatorio. Reflexiones adaptadas al
Código Procesal Penalperuano de 2004, Lima: Jurista Editores, 2012, p. 31.
27 M iranda E strampes, La prueba en elproceso penal acusatorio, ob. cit., p. 33.
28 Sobre la duda razonable, el Tribunal Constitucional ha señalado: “ [...] cabe anotar que tanto la
presunción de inocencia como el indubio pro reo inciden sobre la valoración del juez ordinario.
En el primer caso, que es algo objetivo, supone que a falta de pruebas aquella no ha quedado
desvirtuada, manteniéndose incólume, y en el segundo caso, que es algo subjetivo, supone que ha
habido prueba, pero esta no ha sido suficiente para despejar la duda (la suficiencia no se refiere a
la cantidad de pruebas incriminatorias, sino a la entidad y cualidad que deben resumir estas). La
sentencia en ambos casos será absolutoria, bien por falta de pruebas (presunción de inocencia), bien
porque la insuficiencia de las mismas — desde elpunto de vista subjetivo deljuez— genera duda de la
responsabilidad del acusado (indubio pro red), lo que da lugar a las llamadas sentencias absolutorias
de primer y segundo grado, respectivamente”. T ribunal C onstitucional, Expediente. 00728-
2008-PHC/TC, Lima: 13 de octubre del 2008, f. j. n.° 37.
29 M iranda E strampes, La prueba en elproceso penal acusatorio, ob. cit., p. 34.
30 C ornejo Valdivia, L o califica como “medio de prueba indirecto”. Vid. C ornejo 'Valdivia, O. G.,
La prueba en elproceso penal acusatorio peruano, p. 287, citado por M iranda E strampes, La prueba
en elproceso penal acusatorio, ob. cit., p. 34.
31 M ontero A roca, ]., La prueba en elproceso civil, citado por M iranda E strampes, La prueba en el
proceso penal acusatorio, ob. cit., p. 34.

101
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

indiciaría responde a una determinada sistemática y estructura — como se expone


más adelante— de cuyo cumplimiento estricto depende su propia validez y eficacia
probatoria”32.

En ese mismo sentido, F erreyra establece que una prueba indiciaría, “invo­
lucra un juicio lógico, un razonamiento, que en función de la relación entre un
hecho conocido (indicio) y otro desconocido (el hecho por probar), permite con
fundamentos en las máximas de la experiencia, extraer del primero las consecuencias
conjeturables con suficiente entidad para determinar la certeza o probabilidad del
segundo”33.

Sobre el particular, K ielmanovich considera que “el hecho que se quiere


probar, es decir, el hecho objeto de la prueba, no es conocido pues a través de la
percepción delju ez o de un tercero, sino mediante su deducción a partir o derivada de
un hecho previamente probado, el hecho que sirva para la comprobación de aquel,
vale decir del indicio, en tanto esa consecuencia aparezca naturalmente por obra de
un juicio lógico [El resaltado es agregado]”34. Analizando a Aesina , concluye que
este “define al indicio como todo rastro, vestigio, huella, circunstancia y en general,
todo hecho conocido o, mejor dicho, debidamente comprobado, susceptible de
llevar por vía de inferencia al conocimiento de otro hecho desconocido”35. Para­
fraseando entonces a K ielmanovich, el concepto de prueba judicial incluye una
fuente primigenia de la qiíe se deriva el hecho que motiva la misma inferencia; el
medio a través del cual se incorpora a la litis (la percepción del juez, el testimonio
de terceros y de las partes, según cada caso; y las razones o argumentos por los que
el juez llega o saca una conclusión36. En otras palabras, “la naturaleza probatoria del
indicio no está in re ipsa, sino en el momento dinámico que surge de su relación
con la ‘pequeña historia del proceso5y la regla de la experiencia”37.

Cuando nos referimos al momento dinámico, nos avocamos a un hecho, del


cual, razonadamente y según las propias reglas de la experiencia, inferimos la exis­

32 Loe. cit.
33 Ferreyra, “Indicios y presunciones judiciales”, art. cit., p. 696.
34 K ielmanovich, Jorge L., Teoría de la prueba y medios probatorios, 3.a ed., Buenos Aires: Rubinzal-
Culzoni, 2004, p. 651.
35 Loe. cit.
36 Loe. cit.
37 Parra Q uijano , Jairo, “Algunos apuntes de la prueba indiciaría”, conferencia presentada en el
Instituto Chileno de Derecho Procesal, Santiago de Chile: abril del 2015. Recuperado de <bit.
ly/2gIEihv>.

102
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

tencia de otros que hasta esa fecha eran desconocidos y que por razones más que
obvias son especiales en el propio proceso que se está realizando, cuya importancia
deviene de su propia conexión con otros acontecimientos fácticos que, estando
debidamente demostrados y dentro de determinadas circunstancias, permite esta­
blecer, de modo más o menos veraz y convincente, la realidad de lo acontecido38.

Lo que hace la prueba indiciaria es desplazar en el plano racional un hecho


probado que no aparece en el proceso, con la utilización de las reglas de la experien­
cia, o de la ciencia o de la técnica, hacia otro hecho distinto que indica que existe
una conexión entre ambos. “La razón por la cual ello ocurre (que no se necesita
nombrarla como prueba para poder utilizarla), es muy sencilla, porque para su logro
hay que partir de un hecho que debe estar probado por otros medios probatorios
que obligan al juez a razonar: a inferir”39.

En ese sentido, coincidimos con B u t r ó n Z e v a l l o s , cuando cita que “por el


contrario, a través de la prueba indiciaria se trata de obtener partiendo de las propo­
siciones fácticas introducidas y acreditadas (depuradas), nuevas afirmaciones fácticas,
mediante el empleo de máximas o reglas de la experiencia o reglas de la lógica”40.

V. EL INDICIO

La voz latina indicium, en términos etimológicos, implica indicar, conocer o


referirse a algo en particular. El vocablo Índex significa lo que se señala y lo que se
hace referencia. Ambos encarnan la idea de dar a conocer algo que se encontraba
oculto y que no se conocía en apariencia.

Hablamos de la existencia de hechos que se han suscitado, que no se encuen­


tran comprobados y que aparecen cuando hay necesidad de averiguar o indagar
sobre alguna cosa o acontecimiento ocurrido. Cuando parece que se ha ejecutado
un determinado delito y se trata de sindicar a alguien como responsable del mismo,
surgen hechos materiales o inmateriales (rastros, huellas, vestigios, objetos, declara­
ciones, testimoniales), más o menos permanentes y circundantes y no constantes,
que son más o menos perceptibles por el común denominador, todos los cuales,

38 Cfr. Sentencia de 26 de octubre de 2000, radicado 15.610. IBID.


39 Parra Q uijano , “Algunos apuntes de la prueba indiciaria”, ob. cit.
40 Butrón Z eballos, Udelia, “La prueba indiciaria en el delito de lavado de activos y cómo afrontarlo
con las reglas del Código Procesal Penal del 2004: a propósito del Decreto Legislativo N.° 1/106”,
en C alcina H ancco, Aldo y Luis Rubén Yanqui M achaca (coord.), Derecho penal & procesal
penal. Delitos de crimen organizado y cuestiones actuales, Lima: Grijley, 2014, p. 262.

103
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

por sí mismos en términos individuales o colectivos pueden demostrar que se han


ejecutado y establecer quién o quiénes son los autores. Estos elementos aún no
dilucidados, aunque son circunstancias en estado de análisis primigenio (o se no
comprobados legalmente), son indicadores de un hecho principal, y son los que
nuestra ley impropiamente domina accesorios, y que la doctrina y la práctica llaman
correctamente indicadores o indicíanos. Como explica Alzate N oreña, “por su
sola presencia, estos hechos indiciarios manifiestan una certidumbre real, de hecho,
y pueden dar base a sospechas, hipótesis o argumentaciones, que son inferencias
analógicas, pero todavía no son indicios, pues para que adquieran esta categoría
es necesario que se comprueben en el proceso por medio de pruebas directas”41.

El indicio revela a primera vista una relación posible entre dos hechos, sin
embargo, es igualmente importante la labor del juez en inquirir también otras
hipótesis en sentido contrario que es lo que vendrá a justificar completamente esta
relación; y solo comparando una hipótesis con otra es como se llegará a decidir cuál
de ellas es la que reúne mayores probabilidades.

Como lo explica B eteta Amancio, “el hecho o afirmación base da inicio a


toda la actividad cognoscitiva constructivista en la mente no solo de toda persona
que razone, concluya o infiera, sino que con especial atención se debe manifestar
en la percepción de los jueces, a quienes se les exige un juicio crítico y valorativo
mucho más perfeccionado en relación con los demás. En ese sentido, el indicio ha
sido el motor que enciende el juicio valorativo orientado a obtener un resultado
que se traduce en una conclusión — independientemente de que la conclusión
sea verdadera o falsa— ”42. En palabras del profesor D ellepiane, “ está claramente
indicado que el indicio no es otra cosa que un medio de prueba, porque la prueba,
cualquiera sea su clase, directa o indirecta, es siempre la premisa menor del silogis­
mo, mientras que la inferencia indiciaría, será siempre la conclusión de que de él
resulte, que es una certeza ya positiva o negativa”43.

El indicio como tal no es otra cosa que todo rastro, vestigio o huella, circuns­
tancia y, en general, todo hecho conocido —-o mejor dicho, debidamente compro­
bado— , susceptible de llevarnos por vía de inferencia al conocimiento de otro hecho
desconocido. De manera que el indicio, si bien es cierto que constituye fuente de
prueba, todavía no es medio de prueba. Para que ello acontezca, es necesario que

41 A lzate N oreña, D el hecho indiciarlo y de los estados mentales a que da lugar, p. 133 y ss.
42 B eteta Amancio , “La valoración de la prueba indiciaría frente a la duda razonable en el proceso
penal”, art. cit. p. 6.
43 D ellepiane, Antonio, La nueva teoría de la prueba, Bogotá: Temis, 1994, p. 57.

104
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

este sea sometido a un raciocinio diferencial, que permita llegar a la conclusión y


que ella aporte conocimientos sobre el objeto de la prueba. Recién es en este estado
que podemos hablar de prueba indiciaría44.

Lo que puede haber sucedido es la confusión que se ha generado en cuanto


a su inadecuada utilización para referirse a la palabra de “indicio”. Como explica
M i x á n M á s s , “es frecuente escuchar o leer a muchos autores que confunden los

conceptos: indicio y prueba indiciaría, pues los conciben como si fueran idénticos.
Desde el punto de vista práctico, el efecto de tal confusión ha sido negativo; porque
ha conducido en muchos casos a la creencia errónea de que la prueba indiciarla es
solamente una ‘sospecha’ de carácter meramente subjetivo, intuitivo o que la prueba
indiciaría se inicia y se agota en el indicio”45.

Una primera interpretación de lo que es un indicio está referida en efecto a


la existencia de un hecho conocido y debidamente comprobado que es susceptible
de llevarnos por el camino lógico de la inferencia, es decir, al conocimiento de otro
hecho que de otra manera no se podría haber conocido dada la imposibilidad de
llegar a él en forma y de manera directa. La interrogante que se suscita al respecto,
conforme a lo manifestado, tiene relación al raciocinio y lógica que impera para
poder entender cómo mediante un hecho comprobado a otro que no conocíamos
y que ignorábamos; —es decir, que no había sido percibido por nosotros en un
primer momento— no había caído bajo el entendimiento de algún testigo, que
nadie lo había contado o narrado, que no había sido consignado en documento
alguno, como tampoco revelado por alguien, y menos el procesado. A merced de una
operación de la mente, como acabamos de adelantarnos, o a merced a una acción
de inferencia, podemos lograr ese fin. “En efecto, las cosas, seres y hechos que nos
circundan, como nadie ignora, se hallan vinculados entre sí, por relaciones diversas,
de semejanzas o de diferencias, de causalidad, de simple sucesión, de coexistencia
o de finalidad, y cuando se trata de hechos únicos, al menos por las relaciones de
lugar y tiempo”46. En palabras de D ellepiane, “todas estas relaciones constituyen
infinidad de leyes, que, para el objeto que tratamos, son utilizadas en calidad de
premisa mayor de un silogismo cuyo término medio es el indicio o hecho conocido
y cuya conclusión será el hecho desconocido, o sea el indicado, como también se
le designa, aludiendo al indicio o al hecho indicador”47.

44 D ellepiane, Antonio, La nueva teoría de la prueba, ob. cit., p. 57.


45 M ixán M áss, Prueba indiciaría., ob. cit., p. 10.
46 Alzate N oreña, D el hecho indiciarlo y de bs estados mentales a que da lugar, p. 147.
47 D ellepiane citado por Alzate N oreña, D el hecho indiciarlo y de los estados mentales a que da lugar,
p. 148.

105
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DEUTO DE LAVADO DE ACTIVOS

Como manifiesta M ajrtínez Garnelo, “diversos estudiosos del derecho penal


han considerado como indicio, toda circunstancia, o bien, una verdad conocida,
que recibirá una inferencia necesaria, la que con ayuda de un proceso lógico llegue a
establecer una presunción”48. Por su parte, G arcía Ramírez define al indicio como
aquellos hechos datos o circunstancias, ciertas o conocidas, de los que se desprende
mediante elaboración lógica, la existencia de otras circunstancias, hechos o datos
desconocidos.

En esta misma línea de análisis, los hechos indiciarios, por sí mismos, sumi­
nistran aspectos valiosos, entre los que cabe de destacar por su trascendencia en
cuanto a la valoración:

“Suministra una certidumbre objetiva, única e incomparable respecto a otro tipo


de observaciones o conjeturas;

Igual, al ser observados y sin ser todavía indicios, suscitan en quien los observa o
analiza, una determinada'impresión como para sospechar con cierta razón y lógica,
acerca si un hecho es delictuoso o no, sobre la persona a quien se le imputa un
delito;

Produce una vaga certidumbre, porque toda actuación que tenga por.objeto in­
vestigar verdades por medio de pruebas indirectas, siempre está relacionado con
un proceso de inducción, lo que implica en todo caso operaciones preparatorias,
entre las cuales se encuentra en el primer plano la observación que no es necesa­
riamente una inferencia;

En la observación propiamente dicha, esto es, privada de inferencia, hay: senti­


mientos externos, o lo que es lo mismo, sensaciones y sentimientos internos, es
decir, pensamientos, emociones y voliciones”49.

Conforme a lo mencionado, encontramos que por medio de la observación


directa sobre los actos investigados no hacemos otra cosa que ir descubriendo he­
chos indiciarios que nos permitirán no solo ir conociendo el suceso acaecido, sino
encontrar una explicación razonable sobre lo que realmente aconteció y quiénes
pueden o no ser los autores de un delito. En ese sentido, una primera indicación
de los actos indiciarios no serán claros y menos aún precisos, por lo que se requiere

48 M artínez G arnelo , Jesús, La prueba indiciaría presuncional o circunstancial, México: Porrúa,


2010, p. 134.
49 S tuart M ill mencionado por Alzate N oreña, D el hecho indiciarlo y de los estados mentales a que
da lugar, p. 148.

106
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

de una labor de continuidad e insistencia que permita ir aclarando el escenario


motivo de la indagación.

Respecto al tema, cabe señalar, como lo cita M ixán M ass, “ningún dato de
carácter dubitativo puede ser considerado como dato indiciario. Quien se atreve a
tener como indicio un dato no identificado exhaustivamente, generará, ab initio es
decir la nulidad de su actividad cognitiva al respecto. En este punto, es conveniente
recordar el apotegma: la invalidez de origen engendra la de sus consecuencias^ .

En el campo procesal los indicios no son otra cosa que los signos, señales, in­
dicaciones, rastros o huellas que se dispone y que hace presumir que un hecho, un
acto, una actitud o una conducta pudo haber sucedido o que en efecto así sucedió.
En otras palabras, es toda acción o circunstancia que se encuentra relacionada con
un hecho que se investiga, y que permite inferir de su existencia y modalidades. Visto
de esta manera todo hecho que guarda relación con otro hecho puede ser llamado
indicio5051. Incluso desde un punto de vista criminalístico, K ádagand L ovatón
manifiesta “que, debemos entender por indicio todo objeto, instrumento, huella,
marca. Señal o vestigio, que se usa y se produce respectivamente en la comisión de
un hecho, es decir, toda evidencia física que tiene estrecha relación con la comi­
sión de un hecho presuntamente delictuosa, cuyo examen o estudio de las bases
científicas sirven para encaminar con buenos principios toda investigación y lograr
fundamentalmente: la identificación de los autores; las pruebas de la comisión de
un hecho; y la reconstrucción del mecanismo del hecho”52.

Descartando toda posibilidad desde una perspectiva técnico-jurídica, respec­


to a que el indicio tenga algún tipo de analogía o equivalencia con la sospecha,
la intuición, la percepción o la suspicacia, como analiza M iranda E strampres,
el indicio es parte integrante da la estructura de la prueba indiciaria y se trata de
un dato fáctico (hecho), que resulta acreditado, una vez que ha sido depurado en
términos judiciales53.

50 M ixán Mass , Prueba indiciaría., ob. cit., p. 30. [El resaltado es agregado].
51 Véase, D íaz D e L eón , Marco Antonio. La prueba indiciaria. Editorial Porrúa. México. 1990, p.
879; también, Q uiceno Axvarez, Femando, Indiciosy presunciones. Compilacióny extractos, Bogotá:
Editorial Jurídica Bolivariana, reimpresión 2002, p. 9.
52 K ádagand L ovatón , Rodolfo, M an u al de derecho procesalp en al: D octrina, jurisprudencia
y casos, Lim a: Rodhas, 2 0 0 1 , p. 778.
53 M iranda E strampes, La prueba en elproceso penal acusatorio, ob. cit., p. 42.

107
LUIS LAMAS PUCCIO ¡ LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

En esa misma línea de análisis, autores nacionales como S a n M a r t í n C a s t r o ,


por ejemplo, precisan que el indicio es todo hecho cierto y probado con virtualidad
para acreditar otro hecho con el que está relacionado. El indicio debe estar plena­
mente acreditado. El hecho base es la presunción, es un dato fáctico o elemento
que debe quedar acreditado a través de los medios previstos en la ley54. Por su parte,
M i x á n M á s s manifiesta que “el indicio conocido también como dato indiciario
es un dato real e indubitable que contiene una fuente cognitiva primaria, cuyo
significado tiene la aptitud de conducir al descubrimiento, metódico y discursivo,
del ‘otro dato’, que es o un elemento o una circunstancia de aquello que es objeto
del procedimiento; descubrimiento que ocurre sea en la etapa de la investigación o
durante la actividad probatoria del juzgamiento”55.

VI. RELEVANCIA DEL INDICIO

La prueba artificial se establece por medio de las consecuencias que sucesiva-


EQente_se deducen de los hechos: en ese sentido, los indicios son los medios más
apropiados para hacerla funcionar. En otras palabras, un indicio es un hecho que
está en relación íntima con otro hecho, que un juez llega del uno al otro mediante
una conclusión natural. Por eso, en la causa, son necesarios dos hechos: uno com­
probado y el otro no manifiesto aún, y que se trata de demostrar relacionando al
hecho conocido con el desconocido

Tanto en el proceso civil, comercial, laboral como de forma especial en el


penal, la prueba por indicios tiene una gran importancia para suplir la ausencia o
falta sobre todo en este último, de pruebas directas y de su verificación personal por
parte del juez que investiga y juzga una causa. Como menciona D e v i s E c h a n d í a ,
“ciertamente, es una prueba de difícil valoración que implica riesgos y peligros, y
para otorgarle calidad plena se debe aplicar el máximo rigor crítico; pero lo mismo
ocurre con la prueba por testimonios. En el proceso penal es una prueba funda­
mental e indispensable en la mayoría de los casos; sin la cual quedarían impunes
innumerables delitos”56.

Es ampliamente conocido que en una importante cantidad de ocasiones es


materialmente imposible, por una serie de circunstancias, tener acceso directo a

54 Cfr. San M artín C astro, César, Derecho procesalpenal, t. II, Lima: Grijley, 2003, p. 862.
55 M ixán M áss, Florencio, Indicio. Elementos de convicción de carácter indiciario prueba indiciaría,
Trujillo: Ediciones BLG, 2008, p. 30.
56 D evis E chandía , Teoría general de la prueba judicial, ob. cit., p. 600.

108
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

pruebas con las que se pueda demostrar la culpabilidad de una persona que es
sometida a juzgamiento. Recurrir a la prueba indiciarla ha permitido acceder a si­
tuaciones e inferir algunas verdades que de otra manera hubiera sido materialmente
imposible hacerlo.

Como premisa, cabe señalar que las personas que violan una ley llevando a
cabo un delito o un hecho que está tipificado como delito en la legislación penal
en la gran mayoría de los casos (por no decir en su totalidad) siempre procurarán
no ser descubiertos. Haciendo uso de todo tipo de subterfugios tratarán de no ser
vistos, que no existan documentos que demuestren su autoría o participación, que
no existan testigos ni ninguna otra condición o acontecimiento que permita des­
cubrirlos y hacerlos responsables de su delito. Señala V á s q u e z S o t e l o , “a menudo
procurarán cometer el llamado ‘crimen perfecto5, es decir, sin pruebas que permitan
su descubrimiento y el de sus autores. Pese a ello, casi siempre los delincuentes dejan
huelas, recuerdos o vestigios de la comisión de su delito. De allí que el investigador
tenga siempre que ‘rastrear5 el crimen de un modo similar a como un perro de
caza sigue el rastro de una liebre, olfateando su paso a través de las huellas5’57. “Por
ende, el indicio, es un hecho probado que sirve de medio de prueba ya no para
probar, sino para presumir la existencia de otro hecho; esto es, el dato o el indicio
ya demostrado no es apto para probar ni mediante un hecho, sino que es útil para
apoyar la mente, en su tarea de razonar silogísticamente5’58.

Ello explica que “en el proceso penal la prueba documental preconstituida y


la prueba histórica directa ceda su paso en importancia (salvo en los delitos testi­
moniales y flagrantes) a las huellas, señales, signos o contraseñas, es decir, a todo lo
que se comprende dentro del concepto de Corpus delicti en sentido amplio (materia
del delito propiamente dicho, piezas de ejecución y las piezas de convicción)”59.

Desde entonces, la prueba indiciarla como medio probatorio ha ido cobrando


una enorme importancia, particularmente en temas como el delito de lavado de
activos y otras actividades conexas, en el que por la forma ordinaria en que sucede
los hechos y la naturaleza de los mismos, difícilmente puede constatarse con prue­
bas directas, sin perder de vista que el comportamiento observado por las partes en
el curso del proceso, es ya reputado como una rica fuente de prueba indiciaría o,
si se prefiere, de presunciones, sin perjuicio de poder también considerarse como

57 V ísquez S otelo, José Luis, “Presunción de inocencia y prueba indiciaría”, en G onzáles-C uéllar,
Nicolás (dir.), Investigación y prueba en elproceso penal, Madrid: Colex, 2006.
58 M ixán M áss, Indicio, ob. cit., p. 131.
59 \ftsQUEZ S otelo , “Presunción de inocencia y prueba indiciaría”, art. cit., p. 68.

109
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

regla integrante del sistema denominado de la ‘sana crítica5 para la valoración de


la eficacia de las pruebas producidas60. En otras palabras, como explica M artínez
G arnelo, “existen hechos que no pueden ser demostrados de manera directa a
través de los medios de prueba conocidos, como la confesión, el testimonio, etc.
Sino solo a través de la razón que parte de datos aislados que se unen con la mente
para llegar a una conclusión5’61.

El indicio revela a primera vista una relación posible entre dos hechos, o designa
a una persona como agente; pero es igualmente deber del juez inquirir también
todas las hipótesis que en sentido contrario vendrían a justificar completamente
esta relación; y solo comparando una hipótesis con otra es como llegará a decidir
cuál de ellas es la que reúne mayores posibilidades62.

En opinión de G arcía C avero, el indicio es un elemento más de la estructura


de la prueba indiciarla, en tanto que en la actualidad al mismo solo se le considera
como el elemento inicial de la fuerza motivadora que dará como resultado la propia
fuerza probatoria de la misma prueba indiciaría, es decir, “sin el respaldo científico
o lógico que ofrecen las leyes científicas, las reglas de la lógica o las máximas de la
experiencia, el indicio no sería más que una simple sospecha o intuición”63.

VIL LA INTERPRETACIÓN DEL INDICIO

Según M iranda E strampes, la prueba indiciaría en el proceso penal se des­


envuelve a través de la presunción judicial, es decir, ambas presentan una idéntica
estructura, naturaleza y función probatoria. “Por eso, sea quizás más apropiado
hablar en el proceso penal de presunciones o no de indicios o prueba indiciaría. El
indicio, no es más que el hecho base de una presunción y la prueba indiciaría es la
presunción formada en un proceso penal”64.

En efecto, una vez obtenidos los indicios y encontrándose debidamente ve­


rificados, resta ahora una interpretación correcta para poder atribuirle un sentido
direccionado y el alcance que les corresponde. En realidad esta es la tarea esencial
y más importante. Como expone V ishinski, “lo típico dél indicio es que no tiene

60 C arnelutti, Francesco, La prueba civil, Buenos Aires: Depalma, 1979, p. 90.


61 M artínez G arnelo , La prueba indiciaría presuncional o circunstancial, ob. cit., p. 131.
62 M ittermaier, Tratado de la prueba en materia criminal, ob. cit., p. 437 y ss.
63 G arcía C avero, La prueba por indicios en elproceso penal, ob. cit., p. 47.
64 M iranda E strampes, La mínima actividad probatoria en elproceso penal, ob. cit., p. 226.

110
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

valor de prueba por sí sola, sino está unida a otras circunstancias. Por consiguiente,
cuando se utilizan pruebas indirectas es importantísimo establecer una conexión
de unos hechos con otros”65.

Efectivamente, el indicio por sí solo, como venimos manifestando, carece de


valor interpretativo si es que no está relacionado o vinculado con otros hechos, que
son los que le otorgan relevancia interpretativa. Una vez obtenidos los indicios lo
importante es la interpretación (correcta de los mismos), en el sentido de poder
a llegar o arribar a conclusiones desde el punto de vista de su interpretación y
trascendencia respecto a la valoración. En realidad esta es la tarea más importante
quien tiene como función su interpretación. Cita G orphe que la disquisición de
los indicios es la tarea esencial por parte de quien asuma esta labor y la considera
delicada en una mayor o menor medida, porque su finalidad es interpretar hechos
que son simples a primera vista pero que pueden explicar otros que no se conocían.
“Los hechos pertinentes deben ser investigados deben sucesivamente y será solo
después de haber sido reconocidos como ‘confluyentes’ que se los comparará para
reconstruir la situación en su conjunto. Pero estas dos operaciones tampoco se llevan
a cabo en forma completamente separada: el punto de vista del conjunto ilumina
los elementos, y a menudo una circunstancia adquiere valor cuando se le relaciona
con el conjunto y se la sitúa en medio de los-demás hechos”66.

Tengamos en cuenta que mientras los hechos criminales son relatados a través
de las confesiones, testigos y otras pruebas documentadas consideradas como pruebas
naturales, en la prueba indiciarla los jueces se encuentran frente a hechos que son
desconocidos. N o solo debe valorar si los medios de prueba son probatorios, sino
si los indicios nos permiten llegar a otras conclusiones o hechos que son descono­
cidos. Me refiero a una operación mental de gran nivel sustentada en la lógica, las
cualidades intelectuales, el conocimiento personal, la inferencia, la intuición y las
máximas de la experiencia, que nos permite una serie de hechos aparentemente
alejados o desconectados, para que sobre la base de un sentido crítico desentendi­
do de las cuestiones subjetivas, extraer conclusiones que nos acercan a la realidad
de lo que verdaderamente sucedió. Rittler “estima que la función del juez en la
prueba indiciaria exige una capacidad rara y particular, y que en ella, se encuentra
comprometida toda su personalidad, con sus cualidades y sus defectos, sus ideas y

65 Vishinski , Andrei, La teoría de la prueba, p. 326, citado por Parra Q uijano , “Algunos apuntes de
la prueba indiciaria”, art. cit.
66 G orphe, Francois, La interpretación de los indicios. La apreciación judicial de laspruebas, p. 278 y ss.,
publicado en Q uiceno Álvarez, Indicios y presunciones, ob. cit., p. 317.

111
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

sus sentimientos. Es una circunstancia en la que se puede valorar y apreciar el valor


del juez en toda su dimensión”67.

Sobre el particular, señala G orphe, se puede distinguir la verificación de la


interpretación por los siguientes puntos: la primera de los hechos simples y la se­
gunda extrae de ellos las pruebas. En realidad los hechos en sí que podrían parecer
insignificantes a primera vista, solo adquieren valor debido a las relaciones que se les
reconocen con el hecho investigado. Los hechos pertinentes deben ser investigados
sucesivamente y será solo después de haber sido reconocidos como concluyentes
que se los comparará para reconstruir la situación de conjunto. Pero estas dos ope­
raciones tampoco se deben de llevar a cabo en forma completamente separada: el
punto de vista del conjunto ilumina los elementos, y a menudo una circunstancia en
particular adquiere un valor superior cuando se hace una valoración en su conjunto
o en su totalidad, o en todo caso se ubica en medio de todos los demás hechos68.

Hablo de una labor compleja en términos materiales y de permanente y


constante crítica y observación, tendiente a verificar, particularizar, individualizar y
precisar una serie de datos que aparecen desordenados y que previamente han tenido
que ser recolectados, y de ratificar las inferencias correspondientes. Esta serie de
operaciones mentales y de análisis darán o no por resultado que los rastros, señales
u objetos se conviertan o transformen propiamente dicho en indicios, por cuyas
razones no es posible comprender en toda su magnitud lá verdadera naturaleza de
la información que se está recopilando, si es que no se asiste cronológicamente a
toda la información desde su nacimiento y posterior evolución, desde que surgen
como simples rastros, hasta que alcanzan su completo desarrollo como indicios,
evolución durante la cual existirá la posibilidad de que aborte la citada operación
y por conclusión desaparezca la calidad de indicios69.

En .resumen, el indicio, como cita D e v i s E c h a n d i a , “es una fuente de prueba


que se identifica con el medio probatorio, debido a que aquella se manifiesta por
sí misma (el hecho indicador es su propio medio de expresión, aunque debe ser
probado por otro medio, como inspección o testimonios, sin que esto excluya su
propia individualidad, pues lo mismo ocurre con la confesión extrajudicial y sin
embargo es un medio distinto del documento o los testimonios o los testimonios
que la acreditan), a diferencia de lo que ocurre con la prueba histórica en que el

67 Rittler citado por Q uiceno Á lvarez, Indicios y presunciones, ob. cit., p. 318.
68 Cfr; G orphe , La interpretación de los indicios, ob. cit., p.' 278 y ss.
69 Cfr. D ellepiane citado por A lzate N oreña, D el hecho indiciarió y dé los estados, mentales a que da
lugar-, ob. cit., p..'l46.

112
TERCERA PARTE ¡ ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

hecho fuente es diferente del hecho que constituye el medio de prueba (la declara­
ción del testigo, la confesión de parte, el documento, el dictamen del perito, son
los medios de prueba, y el hecho declarado, confesado, narrado o expuesto es la
fuente de la prueba”70.

VIII. CLASIFICACIÓN DE LOS INDICIOS

Existen diferentes clasificaciones en materia de indicios aunque es importante


señalar que su categorización debe ser catalogada como tentativa, en tanto que
dependiendo a qué tipo de delitos se refiera su sistematización también variará o se
circunscribirá a las características propias de cada hecho en especial. Refiere M ix á n
M á s s , que es imposible hacer una clasificación exhaustiva de todo aquello que pueda
ser susceptible de ser catalogado como indicio, pues su concepto es universalmente
ilimitado en razón a la realidad objetiva y subjetiva de cada circunstancia71.

P a b ó n G ó m e z afirma que las definiciones que se dan sobre el indicio han


discurrido matizadamente, girando unas y otras, alrededor de la estructura lógico-
formal del concepto de indicio (de su identidad fusión-sumatoria, o diferencias
y.separación de presunción). “Son definiciones lógico-formales en las que entran
en polémica y funcionamiento el hecho indicador (o premisa menor); la regla de
la experiencia (o premisa mayor) con las que se confronta la premisa menor); la
inducción-deducción (que algunos autores sustituyen por el término ‘juicio lógico-
crítico5) y la conclusión (o hecho indicado); esto es, los instrumentos tradicionales
utilizados por la lógica formal (de inspiración aristotélica y posteriores revisores),
para la construcción e identificación de conceptos y adecuación o no de circuns­
tancias fácticas a dichos conceptos”72.

Asimismo, para el autor aludido “las definiciones de indicio transitan formal­


mente por entre quienes consideran como hecho indicador (o premisa menor); entre
quienes observan una relación de causalidad o una relación de necesidad entre el
hecho indicador y el hecho indicado (entre premisa menor y conclusión); y entre
quienes ven como todo indiciario: el hecho indicador (premisa menor), la regla de
la experiencia (o premisa mayor), La inducción-deducción (o juicio lógico-crítico) y

70 D évis E chandia , Teoría general de la prueba judicial, ob. cit., p. 602.


71 Cfr. M ixán M áss, Indicio, ob. cit., p. 56.
72 • Pabón G ómez , Germán, Lógica dél indicio en materia criminal, Bogotá: Temis, 1995, p. 153 y ss.

113
LUIS LAMAS PUCCIO LA PRUEBA INDICIARIA EN ÉL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

el hecho indicado (o conclusión); esto es, entre quienes formalmente lo identifican


(al indicio), suman-fusionan, o diferencia de la presunción”73.

1. Clasificación de MITTERMAIER, ELLERO o GORPHE

Una primera clasificación propuesta por autores clásicos como M ittermaier,


E llero o G orphe74. Veamos:

1.1. Indicios generales y especiales

Son indicios que se suscitan en cualquier delito o en un gran número de delitos


sin hacer mayores distinciones respecto a la etiología de cada uno de ellos. En los
casos de indicios especiales se refieren a una serie de delitos y solo en ellos se puede
hacer referencia.

1.2. Indicios rem otos y próxim os a los hechos

La distinción es importante porque los indicios remotos son de escaso valor


y hasta engañosos cuando se trata de tomarlos como punto de partida, mientras
que los indicios próximos establecen una relación entre el sospechoso con el delito
cometido y hacen recaer cuando menos sospechas fundadas de una participación
el hecho que lo motiva.

1.3. Indicios anteriores, concomitantes y posteriores

Se trata de una clasificación puramente temporal que no atribuyen por sí mayor


valor a los indicios de un grupo que los restantes.

1.4. Indicios y contraindicios

N o es frecuente que se encuentre un solo indicio sino una pluralidad de indi­


cios. En igual condición, también es frecuente que no todos los indicios se orienten
en la misma dirección, sino que frente a indicios de un determinado signo existan
indicios de signo contrario o también denominados — como señala Vásquez S ote­
lo— , “unos indicios pueden apuntar hacia la culpabilidad del sospechoso (indicios
de culpabilidad) y otros hacia su no culpabilidad (indicios de inocencia)”75.

73 V&squez S otelo, “Presunción de inocencia y prueba indiciaría”, art. cit., p. 72 y ss.


74 G orphe, La interpretación de los indicios, ob. cit., p. 277.
75 Ya.sq.u ez S otelo, “Presunción de inocencia y prueba indiciaria”, art. cit., p. 73.

1Í4 I
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

2. Clasificación de VÁSQUEZ SOTELO

Como explica V á s q u e z S o t e l o , ante la escasa utilidad de las distinciones,


resulta mucho más útil tipificar los principales indicios utilizados. Veamos:

2.1. Indicio de presencia

Se refiere a la oportunidad física del sospechoso de haber podido cometer el


delito: Si el sospechoso el día de autos se hallaba en el lugar del crimen al tiempo
que se produjo, se abre la posibilidad de que ha podido participar en él. Este tipo
de indicio por sí solo no permite llegar más allá, pero unidos a otros, como la mala
explicación que pueda dar el propio sospechoso o la falta de justificación en las
explicaciones que ofrezca, puede reforzar la convicción inicial de que haya podido
participar en el hecho delictivo. Por el contrario, si el indicio de presencia no existe,
se abre para el sospechoso una excelente vía para demostrar su inocencia (como
sucede siempre que se pueda alegar con éxito una coartada).

2.2. Indicio de capacidad p ara el delito

Tiene particular importancia para excluir la participación del sospechoso en


el hecho delictivo: A veces la personalidad del sospechoso es fundamental para
establecer la posibilidad de que haya podido participar en el crimen. Por ejemplo,
los delitos que requieren una especial capacidad técnica (los antiguos delitos de
falsificación o los actuales delitos informáticos, que exigen el dominio de nuevos
conocimientos; los delitos cometidos por medio de la electrónica y todos aquellos
que requieren una alta especialización o calificación técnica). Pero también los delitos
que suponen habilidad en el manejo de las armas, que no pueden ser cometidos por
cualquiera. Incluso en los delitos de acotamiento, las cualidades físicas de la víctima
y del supuesto agresor son a veces plenamente definitivas. Incluso en los delitos de
agresión sexual es importante, y a veces definitivo, tener en cuenta las características
físicas y la desproporción entre la víctima y el sospechoso.

2.3. Indicio de participación

Supone un grado mayor de verosimilitud que el anterior, además de hallarse


en el lugar de los hechos, parece haber participación en él. Para ello, es necesario
disponer de huellas o contraseñas que lo involucren en el hecho, como huellas
dactilares, huellas pisadas, el barro en su calzado que puede corresponder con el
lugar del crimen, etc.

115
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

2.4. Indicio de m óvil

Es uno de los más clásicos, uno de los indicios que inmediatamente buscan
los investigadores. En efecto, la mayoría de los delitos se cometen por alguna razón
y las “razones” del delincuente pueden ser muy diversas: celos, envidia personal o
profesional, odio, rencor o propósito de enriquecimiento. Muchos crímenes han
sido descubiertos junto con su autor indagando este indicio.

2.5. Indicio de huida o de actitud sospechosa

El indicio sobre la persona que al haber cometido el delito huye del lugar,
sobre todo si desaparece hacia lugar desconocido, es uno de los clásicos.

2.6. Indicio de m ala explicación o justificación

N o deja de ser un indicio, aunque vago y con un valor genérico y relativo. Debe
tenerse presente que no todas las personas tienen la misma capacidad de explicarse
con suficiente razonamiento y coherencia.

2 .7. Indicio de revelaciones posteriores

Aveces los delincuentes, con posterioridad a la comisión del delito, sobre todo
cuando ya ha pasado bastante tiempo sin que su crimen haya sido descubierto, lo
que le permite confiar en la impunidad, hace revelaciones posteriores que como
una especie de confesión extrajudicial permite concluir que quien cometió el delito
fue en realidad el mismo.

3. Clasificación de QUINTERO OSPINA

Otra clasificación según Q u i n t e r o O s p i n a , tiene que ver con la naturaleza


de los indicios siempre por supuesto dependiendo de qué tipo de delito se trate:

3.1. Indicio del m óvil p ara delinquir

Ninguna persona se decide a cometer un delito si en realidad no tiene una


motivación para llevarlo a cabo. Este es un principio que se manifiesta en todas las
etapas de la vida sin exceptuar los que caen bajo el imperio de la ley. Nadie viola las
leyes naturales y civiles; nadie delinque sin una causa que lo determine; la existencia
de crimen gratuito es completamente absurda. El hombre, pues, delinque cuando
tiene una razón.

116
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

3.2. Indicio de la oportunidad para delinquir

Nos referimos a las condiciones materiales y personales tan especiales en las


que se puede encontrar un delincuente, para realizar algún tipo de delito que no
puede ser circunscrito a otra persona que no se encuentra en condiciones similares,
ya que por sus relaciones con las cosas hace factible no solo que esa persona sea la
única que puede haber cometido el delito, sino que otra materialmente hubiera
sido imposible que lo realizara.

3.3. Indicio de las huellas m ateriales del delito

Son elementos materiales de prueba que requieren en muchos casos una opi­
nión técnica. Estos vestigios se reducen a un cambio realizado sobre las cosas, ya sea
modificándolas o moviéndolas. Estas actitudes son indicadores de que un delito no
solo se ha cometido sino que hay alguien que ha intentado transformar el escenario
con la finalidad de que no se pueda identificar al autor.

3 .4. Indicios de las m anifestaciones anteriores y posteriores al delito

Indicios de las manifestaciones anteriores al delito son las aseveraciones ver­


bales, gráficas o anímicas hechas por una persona que da muestras suficientes de
que va a cometer un delito en particular. Estas manifestaciones pueden ser directas
o indirectas; igual pueden ser tácitas o no tácitas.

3.5. Indickrde m ala justificación

La manera cómo una persona intenta justificar o explicar los hechos recogidos
contra él y la interpretación (verosímil o inverosímil) que les otorga es de particu­
lar interés cuando se trata de un indicio de estas características. Una explicación
deficiente o inventada refuerza y potencializa el indicio en su máxima expresión y
tiene un sentido desfavorable. La mala justificación colora, por decirlo de alguna
manera, actos equívocos que ponen en evidencia que se está faltando a la verdad y
que evidentemente el sospechoso o trata de ocular algo o lo intentar confundir o
tergiversar. Constituyen indicios de mala justificación la explicación falsa, las con­
tradicciones en las que incurre el procesado y las explicaciones inverosímiles que
suministra para justificar su no participación. La falsedad de la explicación puede
ser respecto a todo o solo a una circunstancia relacionada con el hecho punible.
La mentira del procesado, como indicio de justificación, implica una explicación
falsa que pone en evidencia las contradicciones en la que sustenta sus aseveraciones
el sospechoso.

117
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

3.6. Indicio necesario

El indicio es necesario cuando es tal la correspondencia y la relación entre los


hechos, que habiendo existido el uno no puede menos que haber existido el otro.
El indicio es necesario cuando a la certeza de la circunstancia que sirve de base al
indicio se agrega una tal coordinación lógica entre el indicio y el hecho que se tiene
que probar.

3 7 . Indicio contingente leve

El indicio contingente será tanto más leve o débil cuando menos sea el nexo
entre el efecto y la causal, puesto que aun estando probado el hecho indicador, es
apenas posible o probable que él señale el hecho desconocido que se trata de probar.
En estas condiciones el indicio leve es un medio probatorio muy débil o de escasa
convicción y solo puede servir para formar certeza entorno al hecho punible o a las
responsabilidades del procesado unido a otra clase de pruebas más significativas,
bien sea indiciaria o de otra índole76.

4. Clasificación de FRAMARINO

Otros autores, como F ramarino, en materia de clasificación de los indicios


asumen una posición reflexiva respecto a la capacidad intelectual del sujeto en
relación con los hechos que realizan. Desde esta perspectiva dividen a los indicios:

4 .1 . Indicio causal de capacidad intelectual y física p ara delinquir

N o se puede concebir el delito sin que la acción inteligente del hombre lo haga
real y existente, ni tampoco podemos imaginar la eficacia de la acción inteligente
de aquel, sin que admitamos que el hombre tiene capacidad intelectual y física,
que en esta forma constituye condición sine qua non del delito. Por lo tanto, la
causa genérica de la acción criminosa es la capacidad física e intelectual del agente,
y cuando esta sirve de indicio, no es sino un indicio causal77. Sobre el tema no solo
se trata de una capacidad física suficiente sino también de una capacidad engañosa
o intelectual muy particular que sale de lo común, que alcanza condición de indicio
cuando la capacidad se refiere a una personal o sujeto en particular. Esta capacidad

76 • Q uintero O spina, Tiberio, La prueba en materia penal, Bogotá: Leyer, 1997, p. 123 y ss.
77 F ramarino D ei M alatesta, Nicola, Lógica de las pruebas en materia criminal, 1.1, Bogotá: Temis,
1995, p. 283 y ss.

118
TERCERA PARTE ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

físico e intelectual catalogada como indicio causal de la acción criminosa es a su vez


de dos especies: o bien la posee el mismo sujeto de la acción criminosa suscitando
abstracciones en relación con sus vínculos coii aspectos determinados y concretos;
o bien no existe sino en cuanto a la relación de la persona del agente con cosas
determinadas y concretas, caso en el cual podría dársele el nombre de relativa78.

4.2. Indicio causal de la capacidad m oral p ara delinquir, que se deduce de la


disposición general del ánim o de la persona

Como manifiesta F r a m a r in o , el ser humano como ser racional no puede


llevar a cabo un acto sin que tenga razón para ello suficiente; y esto es verdad aun
cuando se trata de una acción criminosa, pero en cuanto a esta hay algo más. El ser
humano profesa natural repugnancia al delito que se ve fortificada por el temor a
la reprobación y al desprecio social que recae sobre quien ha delinquido, a lo que
se suma el temor por la pena que se le impondrá. Por consiguiente, erhombre,
como ser racional, tiene siempre necesidad de un motivo para llevar a cabo una
acción cualquiera, cuando ya no se trate de una acción indiferente, sino de una
acción delictiva, por cuanto siente contra esta una fuerte y natural repugnancia y
tiene necesidad, no ya de un motivo cualquiera, sino de un motivo poderoso, de
un motivo que tenga fuerza para vencer esa repugnancia de su alma.

4.3. Indicio causal de la capacidad m oral para delinquir por im pulso especial
hacia el delito

D e acuerdo con esta clasificación, se trata de una fuerza que pone la voluntad
en movimiento hacia la realización de un delito en particular, la misma que para
los fines analizados se denomina motivo; y se llama móvil más bien si se considera
desde el punto de vista del acto propiamente dicho. “Fácilmente se entiende que
este móvil, que hace inclinar la voluntad hacia determinado delito, es la causa moral
especial de este, y por ello, cuando se encuentra que una persona tiene motivos par­
ticulares, la mente la asocia al delito ocurrido, como causa a efecto, y por lo tanto,
con mayor o menor probabilidades, le atribuye el delito a esa persona determinada,
en la cual se ha comprobado la existencia de esa causa moral especial, o sea el mo­
tivo determinante, y en esto radica el indicio causal del motivo para delinquir”79.

78 F ramarino D ei M alatesta, Lógica de las pruebas en m ateria crim inal, ob. cit.
79 Ib id , p. 344.

119
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

5. Clasificación de DEVIS ECHANDÍA

Una clasificación práctica, con cierta utilidad y que en gran medida recoge las
anteriores clasificaciones, es la que propone D evts E chandía, quien cataloga a la
prueba indiciaria de la siguiente manera:

5.1. Indicios anteriores concom itantes

Todo ello referido a los hechos que se trata de verificar.

5.2. Indicios personales o subjetivos y reales o m ateriales

Están referidos a las condiciones y modos de ser de una persona (c®n la ca­
pacidad intelectual, física o moral para el acto delictivo o el hecho de significación
civil) o cosas, huellas, rastros y similares.

5.3. Indicios necesarios

Se necesita uno solo para suscitar suficiente convencimiento, en razón de que


supone indispensablemente el hecho indicado por corresponder a una ley física
inmutable, de causalidad necesaria, o contingentes si apenas constituye una infe­
rencia de probabilidad.

5.4. Indicios contingentes

Son los que se subdividen en graves, leves, inmediatos o próximos y mediatos


o remotos, según su valor probatorio y la proximidad de la conexión entre los dos
hechos.

5-5. Indicios positivos o negativos

Según concurran a indicar la existencia o inexistencia del hecho investigado


o de la responsabilidad del sindicado o imputado.

5 .6. Indicios de causales y efectos

Según concurran al acaecimiento del hecho o signifiquen efectos del mismo.

120
TERCERA PARTE ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

5 .7. Indicios de efectos deducidos

Son las huellas materiales o morales del delito que son manifestaciones ante­
riores y posteriores a este.

6. Clasificación de GARCÍA CAVERO

En nuestro medio nacional, G a r c ía C a v e r o utiliza un criterio clasificatorio


partiendo de la premisa que distingue varias clases de indicios:

6.1. Indicios de delitos en potencia

Se trata de aquellos que no relacionan directamente al involucrado con la


realización de un delito en particular, sino que generan una calidad de sospechoso.
Refiere este autor que este tipo de indicio es bastante débil para demostrar una
participación en un hecho delictivo, en tanto que requiere de la presencia de otros
indicios que son los que le dan el realce necesario.

Es este sentido, a su vez, el autor en cuestión divide los indicios en potencia en:

a) Indicio que suscita capacidad para delinquir


Este tipo de indicio tiene en consideración la conducta anterior respecto al
sospechoso que es motivo de investigación. Se trata de una actitud anterior
que sirve como referente sin que ello implique la necesidad de una condena o
sentencia anterior, sino se avoca a utilizar la máxima de la experiencia que hace
más probable que una persona pueda delinquir nuevamente. En este ámbito la
personalidad del sospechoso es un factor que se ha de tomar en consideración
sobre todo cuando se trata de delitos graves. La proclividad a cometer nuevos
delitos haría factible que volviera a cometer nuevos delitos. Son conductas
potenciales que generan un mayor grado de probabilidades.

b) Indicio considerando el móvil o motivo


En igualdad a cualquier razón en la vida de una persona, el móvil es un factor
que motiva un delito. La voluntad criminal es una actitud que explicaría esta
clase de decisiones (odio, venganza, envidia, etc.). El móvil requiere estar comr
plementado por otros indicios que le otorguen suficiente fuerza interpretativa.
Es una probabilidad, pero no un indicio definitivo.

c) La oportunidad para delinquir como indicio


Se suscita respecto a las circunstancias personales y condiciones materiales en
las que se encuentra el sospechoso frente al delito (capacidad material, aptitudes

121
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

personales y conocimientos específicos que solo los dispone el sospechoso y no


otro). Es un indicio “selectivo” en el sentido de que se refiere a condiciones
especiales que no son comunes en cualquier persona. Implica la presencia de
otros elementos probatorios que potencialicen el indicio.

6.2. Indicio por el móvil o motivo

Hemos explicado en anterior oportunidad este tipo de indicio de acuerdo a lo


señalado por otros autores. Se trata de condiciones personales respecto al sospechoso
y situaciones materiales en igual condiciones. En realidad es una probabilidad y
nada más.

6.3 . Indicio referido a la oportunidad p ara delinquir

Como su mismo calificativo lo refiere, está referido a condiciones en las que se


encuentra el sospechoso, que son únicas e incomparables frente a otras posibilidades
(oportunidad personal y material exclusivas). Presencia en el lugar de los hechos
antes de la realización del hecho80.

6.4. Indicios del delito en acto

Se trata de todos los actos que se vinculen con los hechos, sean que se hayan
suscitado, antes, durante o después de su realización. La temporalidad implica los
indicios entendidos o clasificados como anteriores, concomitantes y subsecuentes o
posteriores. Respecto a los primeros, están relacionados, a su vez, con la misma pre­
paración del delito (actos preparatorios o manifestaciones previas). Evidentemente,
si el sujeto sospechoso intervino en la preparación de los actos que dieron lugar al
delito, se tratará de un indicio fuerte y de un valor excepcional. “En este sentido,
aun cuando no se cuente con prueba directa de su intervención en la ejecución del
delito, puede asumir razonablemente que el procesado lo ejecutó si se prueba que
realizó los actos preparatorios del delito”81. Similar o parecida explicación tiene las
manifestaciones previas (conversaciones anteriores) que revelan su predisposición
para cometer un delito (actitudes sospechosas)82.

80 Cfr. G arcía C avero, La prueba por indicios en elproceso penal, ob. cit., p. 47 y ss.
81 Ibid., p. 54.
82 Ibid., p. 56.

122
TERCERA PARTE ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

6.5. Indicios concomitantes

En igualdad a lo señalado en rubros anteriores en cuanto a la clasificación


de los indicios, se trata de aquellos que surgen en la misma comisión del delito y
tienen una especial capacidad probatoria en tanto que refieren una participación
directa del sospechoso en su realización (huellas, rastros, pistas, muestras, trazos y
cualquier otro vestigio de la presencia en la escena del crimen). Como manifiesta
García Cavero, “está claro, que estas pruebas no prueban directamente la respon­
sabilidad del procesado, pero su virtualidad probatoria aumenta si es que no hay
una explicación razonable de cómo llegaron al lugar de los hechos o se vinculan
con el procesado”83.

6.6. Indicios subsecuentes

Son los que se relacionan a los hechos suscitados después de que se realizó
el- delito o con su posterioridad. Están relacionados con la conducta posterior que
asumió el sospechoso, en especial a su actitud, como puede ser sus declaraciones y
otras actitudes ulteriores.

IX. LA INFERENCIA

La inferencia es un proceso especial de razonamiento presuntivo en general,


en cuyo contexto se requiere un cúmulo de premisas. Se trata de inferencias efec­
tuadas según las reglas que imperan en el pensamiento humano siempre que se
ajusten a las reglas de la sana crítica. En cualquier caso, las inferencias en general se
fundamentan, principalmente, en un juicio de probabilidad o normalidad, fruto
de que se toma como cierto (un hecho presunto). Como lo señalan Peña y Ausín ,
“ese nexo o enlace, se entiende como la conexión reiterada, repetitiva y constante
de unos hechos respecto de otros distintos; es decir, el devenir de los hechos refleja
una tendencia constante a la repetición de unos mismos fenómenos. No debe
confundirse esta vinculación con relaciones de causalidad, pues estas son inexora­
bles, mientras que en las presunciones precisamente el nexo puede desvirtuarse o
romperse por las excepciones. O lo que es lo mismo, el litigante perjudicado por
la presunción podrá practicar prueba en contrario. En definitiva, la característica
común'que comparten las inferencias presuntivas, tanto en el derecho como en el

83 Ib id ., p. 58.

123
LUIS LAMAS PUCC10 | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

razonamiento común, es su derrotabilidad (defeasibility)\ es decir, que la presunción


puede ser destruida o anulada”84.

Tanto el elemento de convicción en materia indiciada como la misma prueba


indiciarla conllevan ambos a una determinada conclusión. Es en este contexto que la
inferencia juega un rol protagónico y decisivo en un análisis de esta naturaleza, dado
que es través de ella, y solo de ella, que se puede expresar un resultado inequívoco.
A ello se arriba, además, con el auxilio de la ciencia, las reglas técnicas, la ciencia
como tal y las máximas de la experiencia apropiadas para cada caso en particular.
Relacionadas todas estas premisas mediante los principios y las reglas de la lógica
se llega a una conclusión que resulta inobjetable. A la conclusión se llega al descu­
brirse otro dato. La conclusión inferida correctamente contiene y expresada fuente
indiciaría85. En realidad, como se evidencia a través de este procedimiento, se trata
de un método que permite llegar a estas conclusiones y no una prueba (indiciaria)
como tal. A cada inferencia corresponde un argumento sustentado en la lógica, y cada
argumento por ende tiene una estructura. Como señala M ixán M ass, la conclusión
de un argumento de la proposición es la proposición afirmada. Dado que durante
la investigación o la actividad probatoria se emplearán tantas y distintas inferencias
como fueran necesarias, aisladamente o concatenadas. Lo que no debe olvidarse es
que esas inferencias deben ser correctamente aplicadas en los términos señalados. Es
decir, para que una inferencia sea correcta es necesario observar escrupulosamente
tantos las reglas pertinentes como la lógica. De lo contrario, se incurriría en falacias,
o paralogismos que, irremediablemente, vician de invalidez la inferencia, y por lo
tanto, se habrá perdido la fuente de conocimiento de índole indiciaría86.

Si no es así, la conclusión puede resultar impertinente y débil para contrarrestar


el principio de presunción de inocencia que tiene rango constitucional, en razón de
que estaríamos frente a un razonamiento defectuoso carente de lógica y de rigor.

Según D e G o r t a r i , “el conocimiento adquirido por la experimentación es, en


parte, la descripción de lo que se ha observado y, en parte, es aquello que se infiere
de la experiencia pasada para predecir la experiencia futura. Este último aspecto de
la adquisición del conocimiento es lo que constituye la inducción”87.

84 Peña, Lorenzo y Ausín T xetxu , “La inferencia de hechos presuntos en la argumentación probatoria”,
en Anuario de Filosofía del Derecho, XVIII, 2001, pp. 95-125.
85 M ixán M áss, Indicio, ob. cit., p. 66.
86 Ibid., p. 67.
87 D e G ortari, Eli, Introducción a la lógica dialéctica, México: Grijalbo, 1979, p. 246.

124
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

Así tenemos que se entiende como inferencia “el conjunto de todos los pro­
cesos discursivos, para cuyos efectos, es menester distinguir entre dos tipos de tales
procesos: los inmediatos y los mediatos. El primero da origen a la llamada inferencia
inmediata, en la que se concluye una proposición de otra sin la intervención de
una tercera. El proceso discursivo mediato da origen a la inferencia mediata; en ella
se concluye una proposición de otra por medio de otra u otras proposiciones. Las
inferencias inmediatas y mediatas también reciben respectivamente los nombres
de procesos discursivos simples y complejos. Entre los últimos se han incluido la
deducción, la inducción y el razonamiento por analogía”88.

Señala G a r c í a C a v e r o que “la inferencia es el elemento fundamental de la


prueba indiciaria, en tanto que es el nexo o el enlace que establece una relación
entre el indicio y el hecho referido”8990.En términos más precisos y explicativos, para
G o p i , “la inferencia es el razonamiento efectuado observando las reglas de la lógica
pertinentes [...], en tanto que es una actividad en la que se afirma una proposición
sobre la base de otra u otras proposiciones aceptadas como el punto de partida del
proceso ” 90 .

X. FU ERZA PROBATORIA DE LOS IN D ICIO S

La fuerza probatoria de los indicios se determina:

a) Del hecho mismo que sirve de base y que debe estar sustentado en un nivel
aceptable de veracidad y credibilidad, como para suscitar un proceso de re­
flexión, análisis, interés o atención por parte de quien investiga. Es evidente
que un indicio carece de valor si no es completamente cierto y veraz el hecho
en que se fúnda91. En todo caso, la fuerza del indicio se mide a raíz de su
contundencia, como para suscitar trascendencia o significación probatoria. El
indicio solo tendrá trascendencia o significación probatoria en la medida que
se le considere como una afirmación base de presunción92.

88 Ferrater M ora, Diccionario defilosofía, ob. cit., p. 1821.


89 G arcía C avero, Percy, La prueba por indicios en elproceso penal, ob. cit., p. 65.
90 C opi, Irving M., Lógica simbólica, 3.a ed., México: Continental, 1982, pp. 16 y 17.
91 M ittermaier, Tratado de la prueba en materia criminal, ob. cit., p. 437 y ss.
92 “En el presente caso, nos referimos al indicio como elemento estático de la presunción judicial.
Sin embargo, nuestra LECrim se refiere a los indicios utilizando un concepto vulgar de los mismos
como equivalente a sospecha”. M iranda E strampes, La mínima actividad probatoria en el proceso
penal, ob. cit., p. 227.

125
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

b) Se trata de la naturaleza de las relaciones existentes entre el hecho conocido


con el otro que es menester probar a través de la inducción o inferencia. Este
enlace o nexo lógico es lo que permite el paso de la afirmación base a la afir­
mación presumida. La razón exige concatenación del hecho base con el hecho
subsiguiente para dar consistencia a esta relación93. Un enlace de esta natu­
raleza,. debe ser preciso, formal y textual evitando en la medida de lo posible
una amplitud difusa respecto a posibles alternativas94. Mientras el indicio es el
elemento inicial de que se parte en la presunción, la relación que suscita debe
aparecer enmarcada en la actividad intelectual del juzgador que, partiendo del
indicio, afirma un hecho distinto, pero relacionado con el primer causal95.

c) Del modo de aplicar las reglas de las máximas de la experiencia al hecho que es
motivo de interés. Las formas de los razonamientos en los casos que nos ocupa
deben estar en armonía con las reglas principales de la lógica. N o es menester
salvar intervalos demasiados grandes o llevar las consecuencias. Lo que ante
todo se busca e importa es hacer una prudente aplicación de este principio de
experiencia que nos guía96. De los datos de la experiencia, por cuyo medio se
compara el hecho conocido y el que se trata de patentizar. En todo indicio
nos guía un principio de experiencia.

d) Del carácter y género de la vida del investigado. Aunque en materia de de­


lito en general, los antecedentes personales del investigado no deberían ser
factores que inducen sobre un hecho base, en el caso del lavado de activos, sí
adquieren particular relevancia, entre otras razones, porque se trata de un tema
directamente relacionado a aspectos patrimoniales. El lavado de activos está
inmerso en un fuerte ánimo de lucro desmedido por parte de quien lo realiza,
a efectos de esconder un patrimonio obtenido con actividades ilícitas, que de
otra manera no habría sido posible obtenerlo.

e) De la mayor o menor certeza existente de que en realidad se ha cometido un


delito, y cuyo autor se busca. Hay hechos que por su naturaleza y contundencia,
a no ser que se demuestre lo contrario. El juez debe realizar el engarce entre
el indicio o hecho base y el hecho consecuencia de un “coherente, lógico y
racional, entendida la racionalidad, por supuesto, no como mero mecanismo

93 Loe. cit.
94 G arcía C avero, La prueba por indicios en elproceso penal, ob. cit., p. 68.
95 S erra D omínguez , Manuel, “Función del indicio en el proceso penal”, p. 702, citado por M iranda
E strampes, La mínima actividad probatoria en elproceso penal, ob. cit., p. 228.
96 Ibid., p. 227.

126
TERCERA PARTE | ESTRUCTURA DE LA PRUEBA INDICIARIA

o automatismo, sino como comprensión razonable de la realidad normal­


mente vivida y apreciada conforme a los criterios colectivos vigentes” , por
consiguiente, la irrazonabilidad, la arbitrariedad, la incoherencia, el capricho
del juzgador actúan como límite y tope de la admisibilidad de la presunción
como prueba97.

f) Los requisitos jurisprudenciales de la prueba indiciaria en efecto condicionan


la admisión y eficacia de la prueba indiciaria, como prueba de cargo para des­
virtuar la presunción iuris tantum de inocencia ante la concurrencia de una
serie de requisitos. Como cita M iranda E strampes, la diferencia entre prueba
indiciaria y las simples sospechas o conjeturas vendría, así, determinada por la
existencia o no de estos requisitos; si no concurren tales notas nos encontrare­
mos ante simples sospechas que nunca podrán considerarse como prueba de
cargo98.

97 Ibid., p. 243. Véase la STC 169/1986 del 22 de diciembre.


98 Ibid., p. 231 y ss. Transcribimos parte de la STS (Sala 2.a) del 14 de octubre de 1986 en la
que enumera tales requisitos, declarando, en su f. j. n.° 2, que: “Para la eficacia de esta prueba
circunstancial o indiciaria resulta precisa la existencia de las notas siguientes: a) La primera nota
exigible para tomar en cuenta esta forma de actividad probatoria es la necesidad de que el indicio
no sea aislado, sino que exista una pluralidad. No puede indicarse con carácter nomotético, como
hacen algunas legislaciones extranjeras, cuál haya de ser el número preciso, pero sí se ha de recalcar
que esos hechos periféricos absolutamente probados a partir de los que se fija la existencia del indicio
sean más de uno. b) En segundo término, tales hechos han de estar absolutamente en la causa y
demostrados por prueba directa; precisando además ostentar la nota de derivarse de hechos, sucesos
o acontecimientos no desconectados del supuesto delito, dicho de otro modo: es necesario que los
indicios hagan, relación material y directa, al hecho criminal y a su agente, pues de lo contrario se
estaría en el vedado campo de las presunciones en contra del reo y se estaría vulnerando el expresado
derecho fundamental a la presunción de inocencia, c) Resulta también preciso que entre los hechos
fúndanles de los indicios exista una armonía o concomitancia, a fin de que la convicción del juez
se forme carente de toda duda razonable, d) Por último, también puede ser fuente de indicios los
denominados por la doctrina científica ‘contra-indicios’; ya que si el procesado, que en forma alguna
tiene la carga probatoria de inocencia al estar amparado por la presunción de inocencia, formula
unas alegaciones exculpatorias que la prueba posterior revela falsas y no acaecidas, tal circunstancia
puede servir corroborativamente para establecer su culpabilidad”.

127
CUARTA PARTE
-------------------------------------- ------- e ---------------------------------------------

EL INDICIO EN EL DELITO DE
LAVADO DE ACTIVOS
I. MARCO INTERPRETATIVO

En los últimos años se ha hecho cada vez más complejo responsabilizar en


el plano penal, a todas aquellas personas o empresas jurídicas que aparecen invo­
lucradas en el delito de lavado de activos en sus distintas facetas y modalidades.
N o se trata solo de aquellos sujetos u organizaciones empresariales o criminales
que confrontan una investigación penal por un delito de esta naturaleza, sino de
aquellos que bajo distintos parámetros, circunstancias o modalidades interactúan
y coordinan en una dimensión nacional e internacional, haciendo uso de todos los
vericuetos, prerrogativas y vacíos legales que permite la legislación nacional, bilateral
o internacional en relación a la prevención administrativa y el control penal en la
lucha contra el lavado de activos, para evadir el control de las agencias especiali­
zadas. Como refiere B lanco C ordero, el fenómeno de blanqueo de capitales o
lavado de activos tiene un marcado carácter internacional1, en consideración a que
sobrepasa las fronteras nacionales de los Estados, suscitando problemas relacionados
con la cooperación internacional en materia de investigación, obtención de pruebas,
intercambio de información, declaraciones de testigos, levantamiento del secreto
bancario, tributario o bursátil, y en general la obtención oportuna de un acervo
documentario relacionado al problema, tan necesario para lograr con relativo éxito
un juicio con responsabilidad directa por cualquiera de los delitos relacionados con
la legitimación de capitales.

El blanqueo de capitales se efectúa en general en un contexto internacional cada


vez más complejo en el plano jurisdiccional, a raíz del nuevo escenario que plantea
la globalización y las profundas transformaciones tecnológicas que la caracteriza.
Hablamos de un nuevo fenómeno de globalización de la legitimación de capitales
que involucra todo el planeta. A lo que se suma, siempre a favor de la delincuencia,
la tecnificación de la legitimación de capitales, con la presencia de profesionales de
distintas ramas especializados a nivel nacional o internacional en legitimar capitales,
los que están dispuestos a brindar toda clase de servicios, ayuda y asesoría legal y

1 B lanco C ordero , Isidoro, E l delito de blanqueo de capitales, 3.a ed., Navarra: Thomson Reuters-
Arazadi, 2012, p. 57.

131
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

operativa, si de lo que se trata, es de ofrecer sus experiencias y servicios a aquellos


que estén dispuestos a pagarlos.

La progresiva evolución en las técnicas de blanqueo de capitales es causa y


consecuencia de una mayor profesionalización de las personas que la llevan a cabo,
tanto en lo que se refiere a la propia organización criminal que se encuentra de por
medio, como también a la señoría externa de la que es objeto2.

La nueva dimensión de la criminalidad económica y el aumento de las de­


nominadas “delincuencia de cuello blanco” y “la nueva criminalidad empresarial”
tiene más presencia y contundencia en los momentos actuales que en épocas
pasadas, en que la delincuencia económica se relacionaba solo con determinados
ilícitos penales de poca trascendencia (competencia desleal, control de algunas
prácticas monopólicas, delitos monetarios, adulteración dolosa de las condiciones
de mercado, temas ambientales, delitos laborales, etc.). Ahora, enfrentamos una
nueva dimensión de la “criminalidad económica global” , a raíz de que el comercio
mundial se ha globalizado en el sentido político del concepto. Igual acontece con
los grupos empresariales que han pasado a convertirse en grandes corporaciones,
los cuales tienen una presencia cada vez más fuerte en el manejo global de los ne­
gocios. Lo mismo pasa con la tecnología informativa que se desarrollaren forma
sorprendente. En paralelo el manejo de los capitales y del dinero a nivel electrónico
adquiere cada vez mayor amplitud, involucrando bancos, empresas, instituciones
financieras, bolsas de valores y todo el universo de negaciones que operan a su
alrededor. El equivalente es el aumento del número de jurisdicciones que ofrecen
todo tipo de servicios orientados al anonimato, la solidez de su secreto bancario y
el fortalecimiento de la privacidad. En definitiva, hay una mayor concentración de
la riqueza en un menor grupo de corporaciones que detentan la riqueza, su peso
político y el poder a nivel mundial.

En efecto, como consecuencia del aumento de las medidas de control, tanto


en el ámbito preventivo administrativo, como en materia de la represión penal,
aquellos que están dedicados a lavar activos o dinero sucio, se han visto obligados
a desarrollar con una rapidez inusitada nuevas técnicas para no ser descubiertos.
Característica fundamental de los nuevos “lavadores” es su rápida adaptación a las
constantes y nuevas exigencias que plantea la legislación administrativa y penal en
materia de prevención y control penal del lavado de activos. Esta mayor compleji­
dad, viene facilitada, además, como ya se ha señalado, por la internacionalización
del fenómeno del lavado de activos, que permite mover los capitales o dinero sucio

B lanco C ordero, E l delito de blanqueo de capitales, ob. cit. 58.

132
CUARTA PARTE E L INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

de una nación a otra, o de un paraíso financiero a otro, como parte de un bien


diseñado plan de encubrimiento, para evitar identificar a sus autores e impedir
que los capitales mal habido puedan ser ubicados y la legitimación de los mismos3.

Si en el ámbito social, político e internacional, el lavado de activos aparece


como una actividad entrelazada con las relaciones económicas a nivel mundial,
con sus poderosos vínculos financieros, con la liberalización de las economías, con
la vulnerabilidad de los esquemas territoriales, con la presencia constante de los
paraísos financieros y con la creciente interrelación entre las fuerzas productivas
globales; imaginemos, entonces, qué dificultades tan complejas deben surgir en
los planos nacionales de los países periféricos de la orbe mundial, en donde el
debate está más centrado no en luchar en forma frontal contra la legitimación de
capitales, sino por el contrario, en cómo descentralizar sus economías para atraer
más capitales soslayando sus orígenes en muchos casos inciertos o desconocidos,
incluso imposible de rastrear.

Ahora, lo que se persigue primordialmente es hacer que las economías de los


países sean atractivas a las inversiones foráneas, para cuyos fines, cuando menos
controles financieros y legales internos existan más atractivos se mostraran las juris­
dicciones internas para atraer capitales foráneos. Como refiere Prado Saldarriaga,
la globalización de los mercados ha propiciado la oportunidad a las organizaciones
criminales transnacionales de expandir sus actividades del plano local al ámbito
internacional, convirtiéndose en uno de los “mayores actores en la actividad eco­
nómica global y son los actores fundamentales en industrias ilegales, tales como la
producción y el tráfico de drogas, del que se obtienen beneficios superiores incluso
al Producto Interior Bruto de muchos países desarrollados”4. En un contexto eco­
nómico de estas características, la debida diligencia y el debido cumplimiento de
las normas y procedimientos administrativos para prevenir el lavado de activos,
pasarán a un segundo lugar por razones más que obvias5.

3 IbicL, p. 61.
4 Prado Saldarriaga, Víctor, citado por R odríguez H uertas, Olivo, “Lavado de activos.
Generalidades” , en Bautista, Norma, H eirmy C astro Milanés, Alejandro M oscoso S egarra y
Maximiliano R usconi, Aspectos dogmáticos, criminológicos y procesales del lavado de activos, Santo
Domingo: Justicia y Gobernabilidad, Escuela Nacional de la Judicatura y USAID, 2005, p. 13.
5 Es entonces, que “en los albores de este nuevo milenio, no solo nos sorprende que el fenómeno
social de la globalización haya permitido grandes avances en las ciencias y las letras, sino también por
la rapidez con que el crimen organizado, se adapta a los grandes cambios, vulnerando las finanzas
debido al fácil acceso a los medios de comunicación electrónicos y a la alta tecnología de la que
se hacen estas organizaciones, con la finalidad de burlas las normas y controles; y, con ello, seguir
cometiendo delitos que causan graves daños no solo al mercado global, sino a la sociedad que
permite que el narcotráfico haga raíces en la nación, mermando la posibilidad de desarrollo, en

133
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

En ese sentido, un proceso o una investigación judicial por lavado de activos


reúne ciertas características que no son comunes a cualquier delito: se trata de mo­
vimientos de dinero o de capitales inmersos dentro de las actividades financieras y
comerciales normales, dado que lo que se persigue es justamente proporcionar al
dinero sucio apariencia de legitimidad y licitud; se encuentra de por medio organi­
zaciones o grupos de personas en un número significativo, de diferentes profesiones
y con roles distintos, dependiendo de las modalidades que se hayan adoptado, las
mismas que han realizado operaciones aparentemente normales.

Así como sucede con la criminalidad económica que detenta el poder, hay
también casos de personas investigadas por delitos de lavado de activos que detentan
poder económico y político, con estrechas vinculaciones con los gobiernos de turno,
que hacen uso de todas sus influencias para evitar cualquier acción de control que
ponga en riesgo sus operaciones.

La cooperación en materia de prevención y control de lavado entre países es


también bastante compleja y burocrática, en razón a que sin perjuicio de la infor­
mación que en muchos casos comparten las unidades de inteligencia financiera,
depende en muchos casos de la importancia que tienen las personas que son inves­
tigadas. Además, las actividades sobre lavado de activos involucran diferentes países
cada uno con sus propias características en materia legal y judicial. En la totalidad
de los casos descubiertos hasta la fecha, siempre median empresas jurídicas reales
o ficticias cuya constitución, presencia y operatividad, involucra a diferentes países
por donde ha transitado el capital lavado.

En otros casos, median empresas de fachada o simuladas constituidas adrede


en jurisdicciones extranjeras, que brindan reserva a absoluta respecto a los verda­
deros propietarios del capital, y cuya identidad no figura para nada por lo menos
en las condiciones formales, haciendo materialmente imposible cualquier posibi­
lidad de investigación y obtención de información. Se hace usos de testaferros o
personas domiciliadas en diferentes países para no aparentar ninguna vinculación
con el lavado de activos. Los sistemas normativos que reprimen el delito de lavado
de activos no siempre son homogéneos, en tanto que a veces tienen característi­
cas disímiles y ello resulta de vital importancia para la tipificación penal de los
hechos. En algunos es necesario el delito precedente, mientras que en otros no,*3

tanto que es una amenaza para las instituciones porque permite que la sombra de la corrupción
alcance no solo a los individuos, sino a las instituciones que democráticamente deben trabajar para
el bienestar común”. “Lavado de activos una realidad compleja en una sociedad caduca. Lavado de
activos provenientes del TID , la globalización del delito”, en Libertad sí, libertinaje no (blog), Lima:
3 de junio del 2015. Recuperado de <bit.ly/2heIDNb>.

134
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

dado que el delito de lavado de activos es autónomo y no requiere actos o delitos


precedentes o previos a su realización. D e otro lado, hay jurisdicciones que son
reticentes a levantar el secreto bancario, aunque se muestran ante la opinión
pública internacional como naciones decididas colaboradores en la lucha contra
frontal contra el lavado de activos.

En plano judicial, en muchos casos, se trata de megaprocesos no solo por la


cantidad de personas investigadas, sino porque no resulta fácil establecer una línea
divisoria entre la actividad criminal propiamente dicha y la actividad política. En
nuestro medio nacional existen investigaciones paralelas por actividades relacionadas
con el lavado de activos por parte de los distintos estamentos del estado, es decir,
una investigación propiamente formal por un hecho criminal a cargo del Ministe­
rio Público, y otra investigación con contenido político a cargo del parlamento, la
que muchas veces, en contra o a favor, pone al descubierto o devela información
privilegiada a favor del investigado y en contra de los intereses que corresponde al
Ministerio Público6.

Es decir, estamos antes investigaciones de carácter complejo, que como señala


Salas B eteta, requieren de especiales estrategias y actos de indagación. Las investi­
gaciones sobre lavado de activos reviste peculiares dificultades que no son comunes
como sucede con la mayoría de delitos. Mal se haría en limitar una investigación por
un delito de estas características, a la información que bajo distintas circunstancias en
algunos casos proporcionan los propios investigados o que figuran en las entidades
públicas (como registros, unidades de inteligencia financiera, notarías, sujetos obli­
gados a informar, empresas privadas, etc.). Este tipo de investigaciones requiere actos
de investigación excepcionales y oportunos7, muchos de los cuales están implicados o
sujetos a la cooperación internacional de otros países decididos con apoyo político a

6 “En definitiva, quienes desembarcan en el ámbito legal con una disponibilidad prácticamente ilimi­
tada de fondos, están en condiciones de actuar en él, con libertad más absoluta, asumiendo riesgos
empresariales que bajo ningún concepto estarían en condiciones de afrontar el resto de los competi­
dores. Sin duda, nos encontramos ante unos agentes económicos a los que los tipos de interés — un
elemento tan importante para la economía de una nación— le son indiferentes. Ello, no impide,
sin embargo, que el precio del dinero o de las divisas pueda verse alterado sustancialmente como
consecuencia de la integración del dinero sucio, perjudicando gravemente con ello, las expectati­
vas de quienes actúan conforme a las correctas reglas del mercado”. Fabián C aparros, Eduardo,
“Antecedentes: iniciativas internacionales. Efectos del lavado de dinero. Bien jurídico tutelado. Fe­
nomenología del lavado de dinero”, en Fabián C aparros, E., Isidoro B lanco C ordero y Javier
Alberto Z aragosa A guado, Combate del lavado de activos desde el sistema judicial, Washington
D C: OEA-CICAD-BID, 2007, p. 51.
7 Salas B eteta, Christian, “El delito de lavado de activos y su dificultad probatoria en el CPP de
2004. Comentarios al Decreto Legislativo N.° 1106”, en Gaceta Penal & Procesal Penal, N .° 35,
Lima: mayo del 2012, p. 15 y ss.

135
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

proporcionar información oportuna, veraz y sustentada, que se canaliza a través de la


cooperación policial, la labor de las unidades de inteligencia financiera o el intercambio
de judicial bilateral, siempre y cuando existan tratados bilaterales o se haga uso de los
convenios multilaterales en materia de lucha contra la corrupción, el tráfico ilícito de
drogas, la criminalidad organizada y el lavado de activos.

La corrupción es también otro gran problema y el lavado de activos tiene


una inminente capacidad de penetración en todas las esferas de la Administración
pública, para cuyos efectos hay reiterados casos de su relación directa con la vida
política en tanto que el lavado de activos también se usa para financiar campañas
políticas y fortalecer la capacidad para llegar al poder.

En términos parecidos — aunque sobre la capacidad corruptora del lavado


de activos, en lo que corresponde a las esferas financieras, políticas partidarias,
gubernamentales, y por consiguiente en el mismo seno del quehacer político-—, se
pronuncia Saldaña Pineda, quien afirma que estas actividades lo que buscan es la
impunidad, enfilando su capacidad corruptora contra las autoridades y organismos
de control, constituyéndose en una fuente inagotable de corrupción, con un fuerte
deterioro de la moral social y en la deslegitimación del ordenamiento jurídico8.

De esta manera, toda investigación en materia de lavado de activos, incluso


aún, cuando los montos económicos lavados no sean significativos, en sí misma,
encierra particulares complejidades y problemas no solo en el ámbito operativo,
sino en cuanto a la interpretación y configuración adecuada de los hechos en ma­
teria penal. Como sugiere G riffiths , “todos aquéllos que lavan dinero en forma
permanente se ven obligados a adoptar nuevas estrategias y métodos para no ser
detectados”9, razón por la que una de sus características es la adaptación a las nue­

8 Saldaña Pinera, Roger, “La autonomía del delito de lavado de activos”, en Gaceta Penal & Procesal
Penal, N .° 48, Lima: junio del 2013, p. 175 y ss. véase también, O npe (ed.), Financiamiento de
la política en el Perú, Lima: Idea Internacional, Honrad Adenauer Stitñing. e.V., ONPE, 2014.
“Estas preocupaciones, son particularmente pertinentes en América Latina, una región que
representa asombrosas desigualdades en la distribución de los recursos económicos, iniquidades
que inevitablemente crean sesgos en los procesos democráticos. Es también una región en donde
la presencia del crimen organizado — particularmente el narcotráfico— constituye una realidad
indiscutible, que moviliza miles de millones de dólares al año y resulta por ello, capaz de corromper
y subvertir las instituciones democráticas”. Z ovatto, Daniel, “Visión general del dinero en la
política. Hoy y de los principales desafíos. Reflexión comparada sobre el financiamiento político
público”, en O npe (ed.), Financiamiento de la política en el Perú, Lima: Idea Internacional, Honrad
Adenauer Stitfung. e.V., ONPE, 2014, p. 21.
9 G riffiths , Dílwyn, InternacionalEffoforts to CombatMoney Lauderi?ig: Developements andProspects,
p. 1824 y ss., citado por B lanco C ordero , E l delito de blanqueo de capitales, p. 61.

136
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

vas situaciones y el desarrollo de nuevos métodos, incluso alcanzado en muchos


casos un grado de complejidad en el desarrollo de sus operaciones, como para ser
calificadas, por algunos autores como “asombrosas” 10. En ese sentido B l a n c o
C o r d e r o explicita que la gran complejidad que caracteriza el lavado de dinero, en
los momentos actuales, aparece facilitado, además, por la internacionalización del
fenómeno, que permite mover con relativa facilidad sumas de dinero (electrónico)
de unos países a otros, como resultado de un diseñado plan para encubrir su origen
y casi imposibilidad de detectarlo11.

Entonces, como señala V illar Ramírez, haciendo referencia a la complejidad


que encierra el lavado de activos, esta se manifiesta entre la realización del delito y la
vitalidad de las organizaciones criminales; es decir, se pone en evidencia una intrínseca
relación entre el delito de lavado de activos y la criminalidad organizada, considerando
los ingentes montos de dinero ilícito involucrado que desplaza el lavado de dinero,
paralelo a las nuevas formas o procedimientos que aparecen para dar apariencia de
legitimidad al dinero sucio, siendo la consigna de que mientras más alejado del delito
fuente se encuentre el proceso de lavado, difícilmente será posible investigarlo, por
tanto identificar sus actividades, a sus autores, y recuperar los activos12.

Conforme a lo señalado, entonces, no basta con la mera tipificación del delito


de lavado en sus distintas modalidades en la legislación correspondiente. Aunque ello
es de vital importancia, también lo es dotar a los órganos de control en materia del
lavado del dinero, de los medios probatorios necesarios y adecuados con la finalidad
de demostrar la responsabilidad penal de todos aquellos que se vean involucrados en
actividades de esta índole, que de por sí, como ya se ha manifestado, son complejas y
enrevesadas, tanto y en cuando media una organización criminal, como cuando im­
peran los medios económicos y tecnológicos para neutralizar cualquier investigación,
cuando se hace de empresas de fachada o personas jurídicas que desarrollan actividades
económicas normales, o cuando son actividades internacionales que se concatenan en
diferentes países con sistemas jurídicos disímiles. En un contexto económico y legal
nada alentador, es difícil obtener pruebas directas sobre el origen ilícito de los bienes.

En efecto, lo manifiesta S a c c a n i , cuando refiere que la prueba directa sobre


las maniobras de lavado de activos y del conocimiento sobre el origen ilícito de

10 G reenberg , Theodore, Anty-Money Laudering Activities in the United Status, p. 1866 y ss., citado
por B lanco C ordero, E l delito de blanqueo de capitales, p. 61.
11 Loe. cit.
12 Villar R amírez, Manuela Rosana, “La investigación preliminar en el delito de lavado de activos”,
en Actualidad Penal, N.° 20, Lima: febrero del 2016, p. 20 y ss.

137
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

los bienes, es tan difícil, que normalmente se hace necesario recurrir a la prueba
indiciarla, la cual está basada en hechos probados que rodean al hecho delictivo en
sí mismo. En efecto, el delito de lavados de activos pocas veces será corroborado
de no permitirse la libertad probatoria y de comprobación a partir del concepto de
la sana crítica, en el marco de los medios de prueba admitidos13.

En este contexto, la prueba indiciaría o por indicios, deviene por tanto, en la


prueba más habitual y útil en la práctica para acreditar los elementos integrantes del
delito de lavado de activos o blanqueo de capitales14. En otras palabras, los principios
que rigen la libertad probatoria, a los que se refiere Saccani, deberán ser usados para
valorar el elemento subjetivo del tipo (v. gr., el conocimiento del origen delictivo
de los bienes, por lo que la prueba 'indiciaría, correctamente aplicada conforme a
los criterios de la sana crítica y valorada en cada caso en concreto, deberá permitir
corroborar el origen criminal de los activos involucrados15.

Se requerirá, entonces, como reitera Saccani, que los indicios estén plenamen­
te acreditados; que sean plurales, o, excepcionalmente, únicos, pero que den una
singular potencia acreditativa16. Igual, en los mismos términos, deben ser conco­
mitantes al hecho mismo que se trata de probar y deberán estar interrelacionados,
cuando sean varios, de modo que se refuercen entre sí17. Por último, si. se trata de
la inducción es necesario que sea razonable, no arbitraria, absurda o infundada y
que responda a las reglas de la lógica y la experiencia, de manera que, de los hechos
base, fluya como conclusión natural el dato a acreditar18.

II. INTRODUCCIÓN

Con la entrada y puesta en vigencia de un nuevo marco probatorio que en el


presente caso corresponde al actual Código Procesal Penal, emerge con inusitado

13 Saccani, Raúl R., “La investigación y prueba del lavado de activos”, en B ertazza, Humberto J.
y Francisco J. D 'A lbora , Tratado de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo: prevención,
investigación y represión, t. III, Buenos Aires: La Ley, 2012, p. 141.
14 M iranda E strampes, Manuel, “Blanqueo de capitales, presunción de inocencia y prueba indiciaría”,
en La Ley, N.° 7736, Año XXII, Madrid: 15 de noviembre del 2011.
15 Saccani, “La investigación y prueba del lavado de activos”, ob. cit., p. 141.
16 Ibíd, p. 143.
17 D elgado G arcía, Dolores, “Configuración jurisprudencial del delito de blanqueo procedente del
tráfico de drogas. ¿Inversión de la carga de la prueba?”, Madrid: Centro de Estudios Jurídicos (CEJ),
2007.
18 Saccani, “La investigación y prueba del lavado de activos”, ob. cit., p. 143.

138
CUARTA PARTE j EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

interés para la correspondiente interpretación y posterior desarrollo de la valoración


de la prueba en general, y en particular, sobre la prueba por indicio19. Entende­
mos, en tal virtud, como señala T alavera E lguera, que el estudio preliminar del
nuevo Código Procesal Penal constituye un primer acercamiento al conocimiento
y acercamiento de sus instituciones y principales categorías, así como un intento
de resaltar su ideología y principales ideas fuerza o ejes fundamentales20. En efecto,
la Constitución Política de 1993 se caracteriza por respetar una serie de valores
superiores que tienen directamente que ver con el proceso penal. Principios como
la presunción de inocencia directamente relacionada con la prueba indiciarla, la
igual ante la ley, el respeto al debido proceso, la exclusión de cualquier forma de
recriminación así como la correspondiente tutela y protección de otros derechos
que tienen que ver con la Administración de justicia, pasan a convertirse de com­
ponentes vertebrales.

En ese sentido, y en ese mismo orden de ideas, la Constitución Política como


el máximo marco jurídico rector y superior, que rige los principios que mandan en
la sociedad, de acuerdo con su artículo 139, inciso 3, es un dispositivo referente.
Hablamos de la motivación escrita de las resoluciones judiciales en todas las ins­
tancias, excepto de los decretos de mérito trámite, con mención expresa de la ley
aplicable y de los fundamentos de hecho .en que se sustentan.

Me refiero de forma particular a lo establecido por la Corte Suprema de


Justicia de la República, a través del Acuerdo Plenario N .° 1-2006/ESV-22 sobre
“Determinación de Principios Jurisprudenciales” en cuanto al Recurso de Nulidad
N .° 1912-2005, sobre el cuarto fundamento jurídico; al Acuerdo Plenario N.°
3-2010/C J-l 16 sobre “El delito lavado de activos”; a la Sentencia de Casación N.°
628-2015 sobre “La Importancia de la motivación de la sentencia sobre prueba
indiciaría”; a la Sentencia del Tribunal Constitucional, Expediente N .° 00728-2008-
P H C /T C , de fecha 13 de octubre del 2008, en materia de “Prueba indiciaría”; al
Código Procesal Penal del 2004, de acuerdo al inciso 3 del artículo 158 sobre la
“Construcción normativa de la prueba indiciaría”; a la Ley N .° 27765 denominada
como la “Ley penal contra el lavado de activos”; y al D. Leg. N .° 1106, del 18 de
abril 2012, conocido como “Ley de lucha eficaz contra el lavado de activos y otros
delitos relacionados a la minería ilegal y crimen organizado”, todos los cuales de
alguna medida importante y bajo parámetros distintos marcan pautas significati­

19 L ópez E spinoza, Reiser, Erika Ayala M iranda y José N oxasco Vajlenzuela, Mcmual de litigación
en prueba tiidiciaria. Los estándares fijados por la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional, Lima:
Ara, 2011, p. 15.
20 Talayera E lguera, Pablo, Comentarios a l nuevo Código Procesal Penal Lima: Grijley, 2004, p. 3.

139
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

vas en materia del análisis y el enfoque de la prueba indiciarla, en el presente caso


relacionado con las actividades de lavado de activos y actividades relacionadas.
Hablamos de un cambio de paradigmas en relación a la praxis judicial en materia
de elaboración, motivación, sustento y contenido de las sentencia condenatorias
en las que se hace uso de la prueba indiciaría21.

III. MARCO NORMATIVO INTERNACIONAL

En el ámbito internacional existen antecedentes normativos oportunos y rela­


cionados al rol que el indicio, a través de un proceso de inferencia, puede cumplir
frente a determinados delitos y otros mecanismos que se relacionan con la crimi­
nalidad organizada y otras modalidades o formas de criminalidad internacional.
Como establece Abel S outo — quien hace referencia a disposiciones legales de orden
internacional o continental, en alguna muy semejante o en todo caso directamente
relacionados con la criminalidad— , el blanqueo de capitales y otras actividades
delictivas vinculantes o interrelacionadas, en los que se reconocen la admisibilidad
de un sistema probatorio fundamentado en meros indicios22.

Son disposiciones que no se muestran demasiado exigentes, respecto a la rigu­


rosidad de los medios de prueba23 a través de los cuales se permite el conocimiento,
el propósito o la intención del blanqueador de dinero sucio. En todo caso, estas se
encuentran a disposición de los países, pero no son de cumplimiento obligatorio
en consideración de que se trata de una posibilidad puesta a disposición de cada
Estado: sobre las que se “podrán inferir” hechos indiciarios que pueden ser utiliza­
dos como medios de prueba, dependiendo de cada circunstancia, y como se decida
interpretar la ley24. Al respecto, no faltan quienes ven en una referencia internacional
de esta naturaleza, una inversión de la carga de la prueba o incluso una presunción
de culpabilidad en contra de determinados principios que rigen la rigurosidad del
marco probatorio para condenar a una persona25.

21 L ópez E spinoza, Ayala M iranda y N olasco Valenzuela, M anual de litigación en prueba


indiciaría, ob. cit., p. 16.
22 A bel S outo , Miguel, E l blanqueo de dinero en la normativa internacional, Santiago de Compostela:
Universidad de Santiago de Compostela, 2002, p. 251.
23 M artinot, S., “Tráfico de drogas y blanqueo de dinero. ¿Una política criminal europea?”, pp. 941-
977, citado por A bel S outo , E l blanqueo de dinero en la normativa internacional, ob. cit.
24 A bel S outo, E l blanqueo de dinero en la normativa internacional, ob. cit., p. 251.
25 N ieto M artín , A. “Algunas formas de influencia en el derecho comunitario sobre el derecho
penal”, pp. 143-153, citado por Abel S outo , E l blanqueo de dinero en la normativa internacional,
ob. cit., p. 252.

140
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Sin embargo, con preocupantes razones, en igualdad a lo que sucede en otros


lugares del mundo, puede afirmarse una constante modificación de las normas en
materia del control administrativo y punitivo en materia del lavado de activos. Esta
sucesión de reformas legislativas no es exclusiva de un país en particular, sino que
constituye el reflejo de una tendencia mundial, consistente en la adaptación cons­
tante de normas internas y de instrumentos internacionales relativos al blanqueo.
Así, pues, como señala Abel S outo, se puede sostener, sin temor a equivocarse
que la política criminal internacional en materia del blanqueo de dinero, va una
“velocidad vertiginosa” que es resultado de la promulgación de una normativa ex­
tremadamente acelerada26, que en muchos casos no se condice con la realidad tan
cambiante que vive el mundo en los momentos actuales.

i. L a Convención de la s N aciones U n id as con tra el T ráfico Ilícito de


Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas (Convención de Viena de 1988)

Actualmente, la normativa internacional que reprime el delito de lavado de


activos en sus diferentes modalidades, en la gran mayoría de países presenta carac­
terísticas similares y homogéneas, lo cual, como lo señala R ico, se puede explicar
fácilmente si se tiene en cuenta el papel protagónico que en este campo ha desem­
peñado y sigue desempeñando la legislación internacional, uno de cuyos rasgos más
sobresalientes es, sin duda, el incremento de las penas27.

Así tenemos la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de


Estupefacientesy Sustancias Psicotrópicas del año 1988 (Conocida como la Convención
de Viena de 1988), en la que se valora y se da una especial importancia a la prueba
indiciaría, al señalar que: “del conocimiento, la intención o la finalidad requerida
como elemento de cualquiera de los delitos que son enunciados, podrá ‘inferirse5
las circunstancias objetivas del caso”28. De acuerdó con'H ernández M iranda, lo
señalado en la citada convención en materia de control de estupefacientes y sus-

26 Abel S outo , Miguel, “Década y media de vertiginosa política criminal en la normativa penal
española contra el blanqueo. Análisis de los tipos penales contra el blanqueo desde su incorporación
al Texto punitivo español en 1988 hasta su última reforma de 2003”, en La Ley Penal. Revista de
derecho penal, procesaly penitenciario, N.° 20, Año II, 2005.
27 Rico, José María, “Las legislaciones sobre drogas: origen, evolución, significado y replanteamiento”,
en XXXV. Curso Internacional de criminología, Quito: agosto del 1984, p. 216 y ss.
28 C onvención De L as N aciones U nidas C ontra E l T ráfico Ilícito De E stupefacientes Y
S ustancias S icotrópicas (Convención de Viena de 1988), artículo 3.3. Delitos y sanciones.

141
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

•tandas psicotrópicas, a su vez fue recogida por la Ley N .° 27765 (Ley penal contra
el lavado de activos)13..

En la Convención de Viena de 1988 en materia de utilización de la prueba


circunstancial o indiciada, para la prueba del conocimiento sobre el origen ilícito,
como lo señala R osas C astañeda, el artículo tercero en materia de prueba indiciarlo
es particularmente permisivo. Es decir, su interpretación deja en libertad a cada
país, para que dilucide los hechos indiciados de acuerdo a su legislación procesal
penal interna. Tiene por objeto aclarar que. los elementos requeridos de conoci­
miento, intención o finalidad contenidos en la descripción de los diversos delitos
establecidos de conformidad con el párrafo primero de la Convención, pueden ser
objeto de pruebas circunstanciales; es decir, puede “inferirse de las circunstancias
objetivas del caso”2930. Como reitera el autor citado, “este texto, que se ha reproducido
literalmente en varios textos e instrumentos internacionales subsiguientes, y para
su cabal y correcta interpretación, debe uno remitirse junto con el párrafo décimo
primero del artículo tercero que describe el delito de lavado de activos en sus dife­
rentes modalidades, siempre de acuerdo con la citada convención”31.

En todo caso, quien subsume la prueba indiciaría como método básico para
establecer un nexo entre el hecho base y la conclusión, debe sujetarse a las leyes de
la lógica y las máximas de la experiencia. En otras palabras, deberá inferirse de las
circunstancias objetivas de cada caso, de acuerdo a la forma como los delitos de
lavado de activos aparecen descritos en la citada convención.

2. La Convención de las Naciones U nidas contra la Delincuencia O rganizada


Transnacional

Tratándose de una convención internacional aprobada con el consenso de


las naciones con la finalidad de poder luchar frontalmente contra el crimen orga­
nizado, los hechos objetivos que se infieren dependerá mucho de los elementos o
circunstancias objetivas de cada caso.

29 H ernández M iranda, Edith, “Comentario sobre la regulación sustantiva del delito de lavado de
activos: a propósito del Decreto Legislativo N .° 1106”, en Gaceta Penal & Procesal Penal, n.° 35,
Lima: mayo del 2012.
30 R osas C astañeda, Juan Antonio, La prueba en el delito de lavado de activos, Lima: Gaceta Jurídica,
2015, p. 79.
31 R osas C astañeda, L a prueba en el delito de lavado de activos, ob. cit., p. 79.

142
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Igual acontece con la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia


Organizada Transnacional y sus Productos, y contra la corrupción, cuando se señala
en el rubro correspondiente a la penalización de la participación en un grupo cri­
minal y en actos de corrupción, que: “el conocimiento, la intención, la finalidad,
el propósito o el acuerdo a que se refiere el párrafo 1 del presente artículo ‘podrán
inferirse’ de circunstancias fácticas objetivas”32.

Es decir, la fase previa o los momentos anteriores a la realización del delito de


lavado de activos u otras formas de criminalidad organizada requerirán, o mejor
dicho, “podrá” ser inferida dependiendo de las condiciones objetivas o de las cir­
cunstancias que caracterizan el delito de lavado de activos.

3. El R eglam ento M odelo de la O rgan ización de E stad os A m ericanos.


Com isión Interam ericana para el Control del Abuso de D rogas (CICAD)

En los mismos términos se señala el Reglamento Modelo sobre Delitos de Lavado


relacionados con el Trafico Ilícito de Drogasy Delitos Conexos de la Comisión Interame-
ricana para el Control delAbuso de Drogas (CICAD), que pertenece a la Organización
de los Estados Americanos (OEA), el que refiere: “el conocimiento, la intención o la
finalidad requeridos como elementos de cualquiera de los delitos previstos en este
artículo ‘podrán “inferirse’ de las circunstancias objetivas del caso”33.

Según el artículo 2.5, el conocimiento, la intención o la finalidad exigidos como


elementos de cualquiera de los delitos, así como los bienes y los instrumentos que
están relacionados con actividades delictivas graves, pueden ser inferidos de circuns­
tancias objetivas del caso. Además, se establece que la investigación, enjuiciamiento
y condena de tales delitos, se hará de manera autónoma respecto a cualquier otro
crimen, no siendo necesario que se sustancie un proceso penal previo respecto a
una posible actividad criminal grave34.

Sin embargo, como lo narra C u ñ a r r o , es importante que en materia de va­


loración de la prueba, también se admita el concepto de la sana crítica y la libertad
probatoria, es decir, se respeten las garantías previstas en las normas constitucio­

32 C onvención de las N aciones U nidas contra la D elincuencia O rganizada T ransnacional


y sus Productos, Año 2000. Penalización de la participación en un grupo delictivo organizado,
artículo 5.2.
33 O rganización de los E stados Americanos (cicad), Reglamento modeb sobre delitos de lavado
relacionados con el tráfico ilícito de drogas y delitos conexos, artículo 2.5 (Delito de lavado).
34 B lanco C ordero, E l delito de blanqueo de capitales, ob. cit.

143
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

nales y convenios internacionales en materia de los derechos que le asisten a todos


los justiciables. No basta con la mera tipificación del delito de lavado de activos y
su concepción como delito autónomo del hecho criminal previo, sino que es fun­
damental permitir a los operadores de la justicia las herramientas indispensables
para descubrir las acciones delictivas35. Es importante resaltar la necesidad de la
valoración para que la prueba admitida se sustente en la sana crítica y la libertad
probatoria, con la única limitación de que las acciones desarrolladas por los órganos
estatales encargados de investigar conductas presuntamente criminales, respeten
las garantías previstas en las normas constitucionales y convenios internacionales.
Ello implica que no solo basta la mera tipificación del delito de lavado de activos
y su afirmación, descripción o concepción, lo cual trata de un delito de naturaleza
autónoma respecto al hecho criminal previo, sino que es fundamental permitir a
los operadores del sistema de justicia que dispongan de. las herramientas necesarias
para poder descubrir tales acciones delictivas36.

En todo caso, en consideración a lo que señalan las normas internacionales en


materia de lucha contra el vado de activos, la corrupción y el crimen organizado, lo
queda en evidencia es la complejidad del tema de la prueba indiciaría y el proceso
de inferencia mínimo necesario para poder llegar jurídicamente a ella, y asimismo,
lo controvertido que puede resultar el mismo, en donde dependiendo de las cir­
cunstancias del caso y la legislación vigente en cada país en materia de lavado de
activos, podrían acogerse las inversiones de la carga de prueba y las presunciones
de culpabilidad sin mayores fundamentos, a través de lo cual habrían de consentir
la prueba en contrario, y en particular, el menoscabo del principio de presunción
de inocencia37.

Frente a la autonomía del delito de lavado de activos, tanto en su contexto


adjetivo como también procesal, esto es, el origen de los bienes lavados pueden ser
comprobados a través de diferentes medios legales; como se ha descrito, si se admite
que el delito de lavado de activos es autónomo, para darle absoluta legitimidad a una
conducta punible, entonces, debe admitirse a la prueba indiciaría siempre que sea
correctamente aplicada e interpretada, conforme a los criterios de la sana crítica38.

35 L angón C uñarro, Miguel, “La carga de la prueba y el lavado de activos”, Documento de la


Comisión Interamericana para el control de drogas, CICAD. Recuperado de <bit.ly/2gUNKyw>.
36 L angón C uñarro, “La carga de la prueba y el lavado de activos”, ob. cit., p. 53.
37 Tiedemañn . K., “Exigencias fundamentales de la parte general y propuesta legislativa para un
Derecho penal europeo”, en Revista Penal, n.° 3, 1999, pp. 76-78.
38 L angón C uñarro, Miguel, “La carga de la prueba y 'el. lavado de activos” , ob. cit., p. 56.

144
CUARTA PARTE EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

4. El GAFI

En este aspecto el GAFI-FATF (Grupo de Acción Financiera)39, en materia


de prueba indiciada, hace mención a la definición elaborada por la Convención de
Viena de 1988, y prevé que la intención delictiva podrá deducirse (inferirse) de­
pendiendo de cada una de las circunstancias o condiciones objetivas que pueden
emerger en cada investigación en particular. El GAFI considera que los países tienen
como objetivo incriminar el lavado de activos provenientes de otros delitos, como
el tráfico ilícito de drogas, etc.; invitando a diferentes países a extender el blanqueo
a otras actividades delictivas40.

El conocimiento, la intención o la finalidad exigidos como elementos de cual­


quiera de los delitos, así como que los bienes y los instrumentos están relacionados
con actividades delictivas graves, pueden ser inferidos de circunstancias objetivas
del caso. Se establece que la investigación, enjuiciamiento y condena de tales delitos
se hará de manera autónoma de cualquier otro crimen, no siendo necesário que se
sustancie un proceso penal respecto a una posible actividad delictiva grave41.

39 El Grupo de Acción Financiera sobre lavado de activos GAFI-FATF, fue creado con motivo de la
Cumbre del G-7 celebrado en París en el año d e '1989, y ha tenido un papel preponderante en la
lucha contra el lavado de activos. Esta entidad es probablemente la más relevante en este tema a nivel
supranacional, y .su finalidad es promover políticas internas y externas en la lucha contra el lavado
de activos. Sus procedimientos no son vinculantes aunque tienen un alto valor técnico-jurídico para
las naciones en general.
40 Lamas P uccio , Luis, Lavado de activos y operacionesfinancieras sospechosas, Lima: Instituto Pacífico,
.2016. Hablamos de las modificaciones que se han suscitado en los últimos años para introducir
. patrones direccionales en el sistema bancario y financiero para controlar el lavado de dinero, como
son: la prohibición de mantener cuentas secretas o que figuren bajo nombres ficticios o inexactos;
la obligación de registrar y verificar por medios fehacientes la identidad, la representación, la
capacidad legal y otros aspectos análogos de los clientes ocasionales o habituales, en especial cuando
se trata de nuevas transacciones comerciales o trasnacionales en efectivo u otros medios parecidos;
la adopción de medidas razonables para obtener y conservar información acerca de cómo se han
llevado a cabo determinadas operaciones o transacciones bancadas o financieras; la obligación de
mantener durante un número de años la información recabada sobre las citadas operaciones y toda
la documentación que la sustente. Este grupo de trabajo ha reconocido desde un principio que
los países tienen sistemas jurídicos y financieros diferentes, de modo que todos ellos no pueden o
están imposibilitados de adoptar medidas iguales. Por lo tanto, de lo que se trata es de establecer
determinadas líneas directrices que hagan posible un trabajo coincidente, coordinado y en conjunto.
Los países que pertenecen al GAFI están y asumen un compromiso político, al aceptar la disciplina
de estar sujetos a una vigilancia multilateral y a evaluaciones mutuas permanentes. Hablamos de un
ejercicio anual de autoevaluación y de un proceso detallado mutuo, según el cual, cada nación que
es miembro de esta comunidad de estudio está sujeto a un examen sobre el terreno y las prácticas
que lleva a cabo. Estas medidas son esencialmente el establecimiento de un marco eficaz contra el
lavado de dinero.
41 B lanco C ordero , E l delito de blanqueo de capitales, p¡ 164.

145
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

En consideración a la primera de las cuarenta recomendaciones del GAFI,


los delitos previos o subyacentes del lavado de activos han de ser todos los delitos
graves, a efectos de incluir la gama más amplia de delitos. Se dispone, asimismo,
que los delitos previos deben comprender las conductas que hayan tenido lugar en
otros países, que sea delictivo en el mismo. Igualmente, se obliga a los países a que
garanticen que la intencionalidad y el conocimiento requeridos para probar que el
delito de blanqueo sea coherente con las normas establecidas en las Convenciones
de Viena y de Palermo, incluyendo el concepto de que ese estado mental se puede
inferir a partir de las circunstancias objetiva de hecho objetivas42.

En consideración a que muchas actividades delictivas coexisten con Otras for­


mas graves de criminalidad, tanto a nivel nacional como internacional, por lo que
resulta muy difícil establecer una diferenciación entre unas y otras, en especial en
lo relacionada con el origen de los fondos que han sido objeto de legitimación43.

Las cuarenta recomendaciones del GAFI constituyen el esfuerzo comunitario


que más éxito ha alcanzado en los últimos años de lucha contra el blanqueo de
capitales44. Todo ello, solo a través de normas no vinculantes, como pueden serlo
los tratados internacionales, pues el cumplimiento de las recomendaciones se ha
hecho factible sin la necesidad de recurrir a sanciones.

IV. ANTECEDENTES NORMATIVOS NACIONALES EN MATERIA DEL


DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS Y PRUEBA INDICIARIA

En relación al tema que nos convoca en el presente caso, vinculado a la inter­


pretación adecuada y desarrollo de la prueba indiciaría desde la perspectiva del delito
de lavado de activos, en el plano nacional los antecedentes más significativos, los
encontramos en la resolución del 6 de setiembre del 2005 (Sala Penal Permanente
R. N. N .° 1912-2005), que constituye un punto de partida en materia del desa­
rrollo posterior e interpretativo de la prueba indiciaría en términos de precedente
vinculante. En efecto, la Ley N .° 27765 (derogada por el D. Leg. N .° 1106, Ley de
lucha eficaz contra el lavado de activos y otros delitos relacionados a la minería ilegal y
crimen organizado), es precedente referencial obligatorio en materia de interpreta­
ción de la prueba por indicios, en razón, a que a en su artículo sexto, la prueba por

42 Ibid, p. 171.
43 C uisset , André, La experienciafrancesa y la movilización internacional en la lucha contra el lavado de
dinero, 2.a ed., México: PGR, 1996, p. 76.
44 Véase: Las nuevas recomendaciones del GAFI, en <bit.ly/2h6gcjM>.

146
CUARTA PARTE EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

indicios aparece por primera vez incorporada en términos formales a la legislación


. que reprime el delito de lavado de activos.

Se señala que: “el origen ilícito que conoce o puede presumir el agente del
delito (de lavado de activos), podrá inferirse [...] de los indicios concurrentes en
cada caso Se refiere, también a los “indicios concurrentes”, en el entendido
que para condenar a una persona con prueba indiciada por el delito de lavado de
activos, se hace necesario la presencia de más de un indicio.

En opinión de M iranda E strampes, la exigencia de una pluralidad de in­


dicios no es todo cierta, y en alguna medida, hasta incluso contraria a la propia
experiencia de la vida práctica. Para él no existe ningún obstáculo para que la prueba
indiciada se pueda formar en base a un solo indicio, posibilidad que se sustenta
tanto en el plano teórico-práctico, como también en la práctica, a raíz de que la
propia jurisprudencia española, en algunos supuestos admite la validez de la prueba
indiciaría cuando aparece construida sobre la base de un solo indicio. Señala este
autor, que una cosa es su viabilidad teórico-práctica y la otra la frecuencia con que
se produce. Acota que la presunción puede partir de un solo indicio, lo que sucede
es que en el proceso penal con carácter general, la concurrencia de un solo indicio
rara vez permite acreditar el hecho delictivo,,ya que este como fenómeno complejo
requiere que se den una serie de elementos, y además, atribuirlo a una sola persona45.
En ese sentido, normalmente siempre se presentarán varios indicios, con mayor
razón cuando se trata de delitos complejos como son aquellos que se vinculan con
actividades de lavado de activos, frente a los cuales hay pluralidad o concurrencia
de distintos indicios.

V. EL ACUERDO PLENARIO N.° 3-2010/CJ-116 (l6 DE NOVIEMBRE DEL 2010)

Aunque el Acuerdo Plenario N .° 3-2010-116, del 16 de noviembre del 2010,


se desarrolló sobre la base del contenido de la Ley N .° 27665 (Ley penal contra el
lavado de activos) del 4 de octubre del 2004 (derogada por el D. Leg. N .° 1106,
denominado Ley de lucha contra el lavado de activos y otros delitos relacionados a la
minería ilegal y crimen organizado), resulta pertinente analizar los componentes
que en materia de prueba indiciaría que se señalan el citado Acuerdo Plenario, en
razón a que la comprensión cabal que se suscita sobre la prueba indiciaria, en una

45 M iranda E strampes, Manuel, La mínima actividad probatoria en el proceso penal, Barcelona:


Bosch, 1997, pp. 234 y 235.

147
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

medida significativa se encuentra vinculada a las modificaciones que ha introducido


e lD . Leg. N .° 1106.

Actualmente, la legislación nacional vigente (D. Leg. N .° 1106), aunque no


de manera lo suficientemente clara y categórica, en su artículo 10, proporciona au­
tonomía al delito de lavado de activos, para cuyos efectos, en los mismos términos,
establece “que el origen que conoce o debía conocer el agente del delito de lavado
de activos, podrá inferirse de los indicios concurrentes que se susciten en cada caso”.

En efecto, el fundamento 33 del Acuerdo Plenario N .° 3-2010/CJ-l 16, señala:

“Sobre el conocimiento del delito fuente y del conjunto de los elementos objetivos del
lavado de activos, será normalmente la prueba indiciaría—no es habitual, al respecto,
la existencia de prueba directa—. En esta clase de actividades delictivas muy propias de
la criminalidad organizada, la prueba indiciaría es idónea y útil para suplir las carencias
de la prueba directa. La existencia de los elementos del tipo legal deberá ser inferida
—a partir de un razonamiento lógico inductivo, apoyado en reglas de inferencia que
permitan llegar a una conclusión a partir de determinadas premisas— de los datos
externos y objetivos acreditados, conforme se ha establecido en la Ejecutoria Suprema
Vinculante número 1912-2005/Piura, del 6 de septiembre de 2005”46.

La prueba sobre el conocimiento del delito fuente y del conjunto de los ele­
mentos objetivos del lavado de activos será normalmente la prueba indiciaría — no
es habitual, al respecto, la existencia de prueba directa— . En esta clase de actividades
delictivas, muy propias de la criminalidad organizada, la prueba indiciaria es idónea
y útil para suplir las carencias de la prueba directa. La existencia de los elementos
del tipo legal analizado deberá ser inferida — a partir de un razonamiento lógico
inductivo, apoyado en reglas de inferencia que permiten llegar a una conclusión
a partir de determinadas premisas— de los datos externos y objetivos acreditados,
conforme se ha establecido en la Ejecutoria Suprema Vinculante N .° 1912-2005/
Piura, del 6 de setiembre del 2005 (Acuerdo Plenario N .° 1-2006/ESV-22, del 13
de octubre del 2006).

“El tipo penal de lavado de activos solo exige la determinación de la procedencia delic­
tiva de dinero, bienes, efectos o ganancias que permita en atención a las circunstancias
del caso concreto la exclusión de otros posibles orígenes. No hace falta la demostración
acabada de un acto delictivo específico, con la plenitud de sus circunstancias, ni de
los concretos partícipes en el mismo —lo contrario implicaría, ni más ni menos, a

46 C orte S uprema, Acuerdo Plenario N. ° 3-2010/C J-l 16, Lima: 16 de noviembre del 2010, f. j. n.°
33.

148
CUARTA PARTE EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

concebir este delito como de imposible ejecución— ; es suficiente la certidumbre sobre


su origen, conocimiento de la existencia de una infracción grave, de manera general.
Ha de constatarse algún vínculo o conexión con actividades delictivas graves —las
previstas en el artículo 6 de la Ley— o con personas o grupos relacionados con la
aplicación de este tipo legal”47.

i. El delito precedente

En el presente acuerdo queda claro que el “lavado de activos requiere previa­


mente que se haya cometido otro delito, cuya realización en términos económicos
es lo que busca ser lavado o legitimado. Los denominados “delitos fuentes” han
sido y son una suerte de catálogos abiertos, pues siempre subsiste la posibilidad de
que se agregue otro delito que no aparece en la lista. Se trata, obviamente, de una
lista que incluye delitos graves, en tanto que son sancionados con severas penas
privativas de la libertad con marcada orientación hacia la criminalidad organizada,
y* cuyas ganancias requieren ser legitimadas o lavadas. Su lógica deductiva es que
estas actividades aparecen engarzadas en la generación de grandes cantidades de
dinero sucio o de procedencia ilegal, las mismas que son legitimadas para de esa
forma evitar la acción de la justicia. Así, consta en el art. 6 de la Ley sobre lavado
de activos, modificada por el D. Leg. N .° 986, del 22 de julio del 2007”48.

El artículo 6 de la Ley N .° 27765 establece que no es necesario que las activi­


dades referidas al delito fuente se encuentren sometidas a una investigación, proceso
judicial o que hayan sido objeto de sentencia condenatoria. Se reconoce una simple
vinculación con la actividad de lavado de activos con el delito fuente o con los
hechos precedentes, en tanto que no se supedita a las reglas de la accesoriedad que
puedan condicionar su naturaleza de figura autónoma y del bien jurídico también
autónomo, en el presente caso afectado por el lavado de activos49.

Sin embargo, el delito fuente (precedente), es un elemento objetivo del tipo


penal — como tal debe ser abarcado por el dolo— y su prueba condición de tipicidad.
Sobre el particular, como ya se ha señalado, no es necesario que conste acreditada
la comisión de un delito anterior con una sentencia, ni siquiera que exista una

47 C orte S uprema, Acuerdo Plenario N. ° 3-2010/CJ-116, Lima: 16 de noviembre del 2010, f. j. n.°
35.
48 C orte S uprema, Acuerdo Plenario N .° 3-2010/CJ-116, Lima: 16 de noviembre del 2010, f. j. n.°
30.
49 Cfr. C orte S uprema, Acuerdo Plenario N. ° 3-2010/CJ-116, Lima: 16 de noviembre del 2010, f. j.
n.° 32.

. 149
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

investigación en trámite, ni proceso judicial incoado. Es decir, expresamente se ha


descartado una prejudicialidad homogénea de carácter devolutiva50.

2. La prueba indiciaría en el delito de lavado de activos

La clase de prueba que debe utilizarse en este tipo de delitos, dada su com­
plejidad, debe ser la prueba indiciaría, en razón a que no es habitual que se pueda
hacer uso de pruebas directas. La prueba indiciaría, resulta idónea e útil para suplir
las carencias ante la imposibilidad de disponer de pruebas directas. La existencia
de los elementos del tipo penal analizado deben ser inferidos — a partir de un razo­
namiento lógico-inductivo, apoyado en reglas de la inferencia que permitan llegar
a una conclusión a partir de determinadas premisas— de datos externos y objeti­
vos acreditados, conforme se ha establecido en la Ejecutoria Suprema vinculante
N .° 1912-2005/Piura del 6 de setiembre del 2005, Acuerdo Plenario N .° 1-2006/
ESV-22, del 13 de octubre del 20 0651.

Es exigencia que los indicios deban estar plenamente identificados y acredita­


dos, así como relacionados entre sí y no desvirtuados por otras pruebas o contra­
indicios. Se debe explicitar el juicio de inferencia de un modo razonable52.

Si se trata de constatar la realidad del delito de lavado de activos, en orden a


las exigencias que como método probatorio requiere la prueba indiciaria, se debe
tener en cuenta:

a) “Existencia de un hecho base o indicios plenamente acreditados, que en función


a su frecuente ambivalencia, han de ser plurales, concomitantes al hecho que se
trata de probar e interrelacionados — de modo que se refuercen entre sí— ;

b) Entre los hechos base, apreciados en su globalidad, y el hecho consecuencia, debe


existir un enlace preciso, según las reglas del pensamiento humano [perspectiva
material];

c) El razonamiento del tribunal ha de ser explícito y claro, en tanto que debe (i)
detallar y justificar el conjunto de indicios y su prueba, que van a servir de fun­
damento a la deducción e inferencia, así como (ii) sustentar un discurso lógico,
inductivo de enlace y valoración de los indicios, que aun cuando sucinto o escueto,

50 Loe. Cit..
51 Cfr. C orte S uprema , Acuerdo Plenario N .° 3-2010/CJ-116, Lima: 16 de noviembre del 2010, f. j.
n.° 33.
52 Loe. cit.

150
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

es imprescindible para posibilitar el control impugnativo de la racional inferencia


[perspectiva formal]”53.

VI. LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL N.° 00728-2008-HC


(13 DE OCTUBRE DEL 2008)

En materia de garantías constitucionales y la validez de la prueba indiciarla,


como componente fundamental e indispensable para condenar a una persona, la
sentencia emitida por el Tribunal Constitucional, Expediente N .° 00728-2008-HC,
del 13 de octubre del 2008. Respecto a la correcta valoración de la prueba indiciaria
y los fundamentos necesarios, marca un hito importante sobre el particular.

La sentencia constitucional en materia de prueba indiciaria, en primer lugar


advierte que, no obstante se acude a este tipo de prueba para poder condenar a
alguien (prueba indiciaria), el tribunal que condena haciendo uso de élla no lo
puede hacer de forma indiscriminada. Debe hacerlo necesariamente cumpliendo
con los requisitos materiales que el uso de la prueba indiciaria exige, tanto en lo
referente al indicio mismo, como a la inferencia como tal, entendida esta última
como aquel proceso interpretativo que se hace para poder arribar a la valoración
del propio indicio.

El Tribunal Constitucional consideró que pronunciarse sobre la prueba indi­


ciaria, constituía a todas luces un asunto de sobrada relevancia constitucional, entre
otros considerandos, en razón a que si bien es cierto los hechos objeto de prueba
en un proceso penal, no siempre son pruebas o elementos probatorios directos
(pruebas plenas), para lograr su cometido sobre todo cuando se trata de procesos
complejos, debe en forma necesaria acudirse a otras circunstancias fácticas que,
aún interpretadas de manera indirecta, si pueden o van a servir para determinar la
existencia o inexistencia de tales hechos. La sentencia señala:

“De ahí, que sea válido referirse a la prueba penal directa de un lado, y a la prueba
penal indirecta por otro lado, y en esta segunda modalidad, que se haga referencia a
los indicios y a las presunciones. En consecuencia, a través de la prueba indirecta, se
prueba un ‘hecho inicial-indicio’, que no es el que se quiere probar en definitiva, sino
que se trata de acreditar la existencia del ‘hecho final-delito’, a partir de una relación
de causalidad ‘inferencia lógica’”54.

53 Loe. cit.
54 T ribunal C onstitucional , Expediente N. ° 00728-2008-H C, Lima: 13 de octubre del 2008, £ j.
n.° 24.

151
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Sobre el particular, la resolución, a mi entender, tiene otros aspectos que


también son importantes y trascendentes, en cuanto a la correcta valoración e inter­
pretación de la prueba indiciaría: El primero, que considero importante resaltar, es
que deja en claro, que la prueba indiciaría no es una prueba como se le denomina,
sino más bien un método probatorio de orden interpretativo y valorativo sobre un
conjunto de hechos, que se dan y aparecen subsidiariamente. En ese sentido, coincido
con M iranda E strampes cuando menciona — al pronunciarse sobre la naturaleza
jurídica de la prueba indiciarla— , sin duda alguna, que la misma no es un medio
de prueba55, como tampoco un elemento probatorio56. Se trata en realidad de un
método probatorio57, aunque algunos autores prefieren utilizar el término de pro­
cedimiento probatorio. M iranda E strampres prefiere utilizar el término método
probatorio, pues para él es un indicativo de que la prueba indiciaria responde a
una determinada sistemática y estructura, de cuyo cumplimiento estricto depende
la misma validez y eficacia de la prueba indiciaría58.

1. Requisitos m ateriales

Conforme se señala en el considerando 24 de la citada sentencia, la prueba


indiciaria requiere cumplir con ciertos requisitos materiales que son fundamentales
y a la vez son los que le dan realmente validez, tanto en lo relacionado al indicio
propiamente dicho, como también al proceso de inferencia. Implica que la prueba
indiciaria tiene rango constitucional dado que no es frecuente que se pueda condenar
con prueba directa, sino que en muchos casos, se requiere hacer uso de la prueba
indiciaria. Mediante este tipo de prueba, en un inicio se prueba la existencia de un
primer hecho inicial, considerado como fáctico, para posteriormente, pasar a otro
(final), que se deriva del primero. Los mismos que se interconectan a través de una
relación de causalidad, que la sentencia denomina como “inferencia lógica” .

En ese sentido, la sentencia constitucional refiere:

“Ahora bien, independientemente de lo dicho, se advierte que la Primera Sala Penal


Transitoria de la Corte Suprema, no obstante acudir a la prueba indiciaria para sus­
tentar la condena contra la accionante (fundamento l4.c., de la presente), tampoco

55 C ornejo Valdivia, O. G., “La prueba en el proceso penal acusatorio peruano”, p. 287, citado por
M iranda E strampes, Manuel, La prueba en el proceso penal acusatorio. Reflexiones adaptadas al
Código Procesal Penalperuano de 2004, Lima: Jurista Editores, 2012, p. 34.
56 M iranda E strampes, La prueba en elproceso penal acusatorio, ob. cit., 34.
57 M ontero Ajroca, Juan, La prueba en elproceso civil, Madrid: Civitas, 1996, pp. 102 y 103.
58 M iranda E strampes, La prueba en elproceso penal acusatorio, ob. cit., p. 34.

152
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

cumple los requisitos materiales que su uso exige, tanto al indicio en sí mismo como
a la inferencia, por lo que este Colegiado considera que se trata de un asunto de
sobrada relevancia constitucional”59.

Como ya lo hemos manifestado, la prueba indiciaría requiere cumplir con


ciertos requisitos fundamentales que son los que le dan validez. Además, como
lo señala el tribunal, no siempre se puede acudir a pruebas directas o elementos o
medios probatorios directos, sino que debe acudirse a otros medios probatorios,
o medios fácticos, que aunque son indirectos pueden determinar la existencia de
un hecho determinado. Hablamos de un “hecho inicial-indicio” , que no es el que
se quiere probar, sino que lo que se busca es acreditar otro “hecho final-delito” .

“Y es que, si bien los hechos objeto de prueba de un proceso penal no siempre


son comprobados mediante los elementos probatorios directos, para lograr ese
cometido debe acudirse a otras circunstancias fácticas que, aun indirectamente
sí van a servir para determinar la existencia o inexistencia de tales hechos. De ahí
que sea válido referirse a la prueba penal directa de un lado, y a la prueba penal
indirecta de otro lado, y en esta segunda modalidad que se haga referencia a los
indicios y a las presunciones. En consecuencia, a través de la prueba indirecta se
prueba un ‘hecho inicial-indicio’, que no es el que se quiere probar en definitiva,
sino que se trata de acreditar la existencia'del ‘hecho final-delito’ a partir de una
relación de causalidad ‘inferencia lógica’”60.

2. Uso de la prueba indiciaría

Los medios probatorios a los que puede recurrir un juez son distintos y varia­
dos, en tanto que un magistrado es libre de obtener su convencimiento. Un juez
puede llegar a un nivel de convencimiento haciendo uso de medios probatorios
indirectos, para demostrar la participación de un imputado. Si se trata de hacer
uso de la prueba indiciaría, es preciso que la misma quede plenamente explicitada,
en tanto que no solo se trata de mencionarla en las conclusiones, sino que debe
responder a las reglas de la lógica, las máximas de la experiencia o de los conoci­
mientos científicos. Se trataría de un razonamiento lógico-deductivo que aparece
lo suficientemente exteriorizado.

59 T ribunal C onstitucional, Expediente N. ° 00728-2008-H C, Lima: 13 de octubre del 2008, f. j.


n.° 24.
60 Loe. cit.

153
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Entendemos que la prueba indiciaría, lo que trata es de enervar el principio de


presunción de inocencia, sobre la base de la debida fundamentación de las resolu­
ciones. Debe estar debidamente explicitado: Un hecho base o hecho indiciarlo, el que
debe estar plenamente probado (indicio); el hecho consecuencia o hecho indiciado,
y entre ambos una relación de enlace, resultado de una conexión lógica entre los
dos primeros. En similitud de importancia, la doctrina procesal recomienda que
para lograr una mayor nivel de certeza es recomendable una pluralidad de indicios,
que es lo que va a permitir controlar con mayor seguridad la relación de causalidad
entre el hecho conocido y el hecho desconocido.

Sobre este aspecto, la sentencia, establece:

“25. Bajo tal perspectiva, si bien el juez penal es libre para obtener su convencimiento
porque no está vinculado a reglas legales de la prueba y, entonces, puede también
llegar a la convicción de la existencia del hecho delictivo y la participación del impu­
tado, a través de la prueba indirecta (prueba indiciaría o prueba por indicios), será
preciso empero que cuando esta sea utilizada, quede debidamente explicitada en la
resolución judicial; pues no basta con expresar que la conclusión responde a las reglas
de la lógica, las máximas de la experiencia o a los conocimientos científicos, sino que
dicho razonamiento lógico debe estar debidamente exteriorizado en la resolución
que la contiene.
26. Justamente, por ello, resulta válido afirmar que si el juez puede utilizar la prueba
indirecta para sustentar una sentencia condenatoria, y si esta, a su vez, significa la
privación de la libertad personal, entonces, con mayor razón, estará en la obligación
de darle el tratamiento que le corresponde; solo así se podrá enervar válidamente el
derecho a la presunción de inocencia, así como se justificará la intervención al derecho
a la libertad personal, y por consiguiente, se cumplirán las exigencias del derecho a la
debida motivación de las resoluciones judiciales, conforme a las exigencias previstas
por el artículo 139, inciso 5, de la Constitución. En ese sentido, lo mínimo que debe
observarse en la sentencia y que debe estar claramente explicitado o delimitado son
los siguientes elementos: el hecho base o hecho indiciario, que debe estar plenamente
probado (indicio); el hecho consecuencia o hecho indiciado, lo que se trata de pro­
bar (delito) y entre ellos, el enlace o razonamiento deductivo. Este último, en tanto
que conexión lógica entre los dos primeros debe ser directo y preciso, pero además
debe responder o sujetarse plenamente a las reglas de la lógica, a las máximas de la
experiencia o a los conocimientos científicos”61.

61 T ribunal C onstitucional , Expediente N. ° 00728-2008-HC, Lim a: 13 de octubre del 2 0 0 8 , ff. jj.


n .° 25 y 26.

154
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

3. M ultiplicidad de indicios

Puesto que esta clase de indicios se basa en el principio de la causalidad, la


identidad y la analogía, de acuerdo a la manera ordinaria o corriente (pero no
constante ni ineludible), como sucede con los hechos físicos o mejor dicho, como
actúan las personas humanas (según se trata de fenómenos materiales, morales o
síquicos), sería lógico pensar que un solo indicio representa un argumento de pro­
babilidades, más o menor, mayor o menor según las circunstancias que tiene cada
caso, de la existencia o inexistencia del hecho desconocido que se investiga (según
se trata de indicio positivo o negativo), que no descarta generalmente el peligro
de azar o la causalidad. Tal sería la razón para que la doctrina y las legislaciones le
nieguen el valor de prueba plena al indicio contingente único, en oposición a lo
admitido lógicamente para el indicio necesario. Sin embargo, es al juez quien le
corresponde sobre la necesidad de uno o varios indicios62.

Basado en ello, es que la sentencia constitucional manifiesta:

“Sobre el particular, la doctrina procesal penal aconseja que debe asegurarse una
pluralidad de indicios, pues su variedad permitirá controlar en mayor medida la se­
guridad de la relación de causalidad entre el hecho conocido y el hecho desconocido;
sin embargo, también se admite que no existe obstáculo alguno para que la prueba
indiciaria pueda formarse sobre la base de un solo indicio pero de singular potencia
acreditativa. En cualquier caso, el indicio debe ser concomitante al hecho que se
trata de probar, y cuando sean varios, deben estar interrelacionados, de modo que
se refuercen entre sí”63.

4. Razonam iento probatorio

El razonamiento probatorio siempre ha sido un tema de particular impor­


tancia. Uno de los preceptos legales más importantes que regulan la motivación
de las decisiones judiciales, quizá el más importante de todos, sea el fundamento
sobre el que descansa el razonamiento en materia de pruebas. Este precepto exige,
entre otras cosas, que la motivación de las decisiones judiciales se ajuste siempre a
las reglas de la lógica, las máximas de la experiencia y por supuesto de la razón. La
referencia del término «reglas de la lógica» es clara.

62 D evis E chandía , Hernando, Compendio de Derecho procesal. Teoría general de la prueba judicial, t.
II, Medellín: Biblioteca Jurídica Diké, 1993, p. 640 y ss.
63 T ribunal C onstitucional , Expediente N. ° 00728-2008-H C, Lima: 13 de octubre del 2008, f. j.
n.° 26.

155
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Si ello, acontece de tal manera cuando se trata de pruebas directas, con mayor
razón cuando media un fundamento probatorio en materia de prueba indirecta o
por indicios. En este aspecto, la sentencia constitucional señala:

“Asimismo, cabe recordar que el razonamiento probatorio indirecto, en su dimensión


probatoria, exige que la conclusión sea adecuada, esto es, que entre los indicios y la
conclusión exista una regla de la lógica, máxima de la experiencia o conocimiento
científico, y que, como dijimos supra, el razonamiento esté debidamente explicitado
y reseñado en la sentencia. Y es que, a los efectos del control de calidad del curso
argumenta! del juez (control del discurso), ello supone mínimamente que de su lectura
debe verse cuál o cuáles son los indicios que se estiman probados y cuál o cuáles son
los hechos a probar. Pero además, se exige que se haya explicitado qué regla de la
lógica, máxima de la experiencia o qué conocimiento científico han sido utilizados,
y si hubieran varios de estos, por qué se ha escogido a uno de ellos.
Es decir, que el órgano jurisdiccional debe explicitar el razonamiento a través del
cual, partiendo de los indicios, ha llegado a la convicción de la existencia del hecho
delictivo y la participación del imputado, con el objeto de garantizar hasta el límite
de lo posible la racionalidad de su decisión (examen de suficiencia mínima). Con este
único afán, este Colegiado Constitucional considera que es válida, por ejemplo, la
vigencia práctica de un cierto control, incluso del uso de las máximas de la experiencia,
pues, de no ser así, cualquier conclusión delirante sería invulnerable, convirtiéndose
así en una paradójica garantía de discrecionalidad judicial incontrolada”64.

5. Proceso razonable-lógico

La incoherencia narrativa se presenta cuando existe un discurso confuso, in­


capaz de trasmitir, de modo coherente, las razones en las que se apoya la decisión,
produciéndose así una manifiesta incoherencia narrativa, y cuya consecuencia ló­
gica puede ser la inversión o alteración de la realidad de los hechos, lo que la hace
incongruente e inconstitucional.

6. Derecho fundam ental a la presunción de inocencia

En este contexto, e inmerso en un conjunto de derechos se ubica el que


concierne a la presunción de inocencia, según el cual, en términos generales, en
situaciones en las que el Estado actúa en ejercicio del iuspuniendo, toda persona
es considerada inocente y debe ser tratada como tal, en tanto no se compruebe su

64 T ribunal C onstitucional, Expediente N .0 00728-2008-HC, Lim a: 13 de octubre del 2 0 0 8 , f. j.


n .° 27.

156
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

culpabilidad, y esta no sea declarada en sentencia firme, emitida en un juicio en el


que habrán de observarse las garantías inherentes al debido proceso65.

Sobre este aspecto, la sentencia toma en consideración, que:

“35. No obstante lo expuesto, este Tribunal Constitucional considera pertinente


efectuar algunas precisiones desde una perspectiva estrictamente constitucional con
relación al derecho fundamental a la presunción de inocencia y al principio indubio
pro reo.

36. En ese sentido, el texto constitucional establece expresamente en su artículo 2,


inciso 24, literal e), que ‘ Todapersona es considerada inocente mientas no se haya de­
clarado judicialmente su responsabilidad. Este dispositivo constitucional supone, en
primer lugar, que por el derecho a la presunción o estado de inocencia toda persona
es considerada inocente antes y durante el proceso penal; es precisamente mediante
la sentencia firme que se determinará si mantiene ese estado de inocencia o si, por el
contrario, se le declara culpable; mientras ello no ocurra es inocente; y, en segundo
lugar, que el juez ordinario para dictar esa sentencia condenatoria debe alcanzar la
certeza de culpabilidad del acusado, y esa certeza debe ser el resultado de la valoración
razonable de los medios de prueba practicados en el proceso penal”66.

7. Principio in d u b io p r o reo

Este es un principio de derecho penal regulado en el inciso 11 del artículo 139


de la Constitución de 1993, de esta forma: “La aplicación de la ley más favorable al
procesado en caso de duda o de conflicto entre leyes penales”. Sobre este principio
M i x á n M á s s sostiene que es incuestionable ya que es un corolario del principio madre
que es el de la ‘presunción de inocencia”’. Y agrega “el valor cognoscitivo jurídico de la
duda en el proceso penal radica en que no se há logrado establecer fidedignamente ni
la verdad ni el error respecto de la culpabilidad del procesado a causa de la insuficiencia
de los elementos probatorios; en cuanto a su efecto, que viene a ser la absolución del
procesado, se parece a la inocencia probada; pero, en cuanto a su fundamento, difiere
totalmente, por cuanto en la duda no se ha probado plenamente la inocencia pero
tampoco, fehacientemente la culpabilidad. La duda resulta, a nuestro juicio, del hecho
de que el juzgador ha logrado solamente el grado probable del conocimiento respecto

65 C ordón A guilar, Julio César, Prueba indiciaría y presunción de inocencia en el proceso penal,
Guipúzcoa: Instituto Vasco de Derecho Procesal, 2012, p. 83.
66 T ribunal C onstitucional , Expediente N. ° 00728-2008-H C, Lima: 13 de octubre del 2008, f. j.
n.os 35 y 36.

157
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

de la culpabilidad del procesado, de modo que la trayectoria del conocimiento hacia


la verdad objetiva tiene mucho todavía de error como de verdad, por lo tanto, resulta
riesgoso condenar a alguien sin haber establecido nítidamente que es el culpable;
entonces, en aras a evitar el riesgo de resultar condenado un inocente, se ha optado
porque en tal circunstancia el procesado sea absuelto”67.

Sobre el principio indubio pro reo, la sentencia en cuestión, establece:

“Significa que en caso de duda sobre la responsabilidad del procesado, debe estarse
a lo que sea más favorable a este (la absolución por contraposición a la condena). Si
bien es cierto que el principio indubio pro reo no está expresamente reconocidoen
el texto de la Constitución, también lo es que su existencia se desprende tanto del
derecho a la presunción de inocencia, que sí goza del reconocimiento constitucional,
como de la defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad, fin supremo
de la sociedad y del Estado (artículo 1 de la Carta Fundamental).

Ahora bien, cabe anotar que tanto la presunción de inocencia como el indubio
pro reo inciden sobre la valoración probatoria del juez ordinario. En el primer
caso, que es algo objetivo, supone que a falta de pruebas aquella no ha quedado
desvirtuada, manteniéndose incólume, y en el segundo caso, que es algo subjetivo,
supone que ha habido prueba, pero esta no ha sido suficiente para despejar la
duda (la suficiencia no se refiere a la cantidad de pruebas incriminatorias, sino a
la entidad y cualidad que deben reunir estas). La sentencia, en ambos casos, será
absolutoria, bien por falta de pruebas (presunción de inocencia), bien porque la
insuficiencia de las mismas —desde el punto de vista subjetivo del juez— genera
duda de la culpabilidad del acusado (indubio pro reo), lo que da lugar a las lla­
madas sentencias absolutorias de primer y segundo grado, respectivamente”68.

En los mismos términos, la sentencia, manifiesta:

“Por lo dicho, cualquier denuncia de afectación a la presunción de inocencia habilita


a este Tribunal Constitucional verificar solamente si existió o no en el proceso penal
actividad probatoria mínima que desvirtúe ese estado de inocencia (valoración objetiva
de los medios de prueba). Y es que, más allá de dicha constatación no corresponde
a la jurisdicción constitucional efectuar una nueva valoración de las mismas, y que
cual si fuera tercera instancia proceda a valorar su significado y trascendencia, pues
obrar de ese modo significa sustituir a los órganos jurisdiccionales ordinarios. Ahora
bien, en cuanto al principio indubio pro reo que como dijimos supraforma parte del

67 M ixá n M á ss , Florencio, E ljuicio oral, 2.a ed., Trujillo: Gráfica El Liberal, 1978, p. 288.

68 T r ibu n a l C o n st it u c io n a l , Expediente N . ° 0 07 28-2 00 8-H C , Lim a: 13 de octubre del


2 0 0 8 , f. j. n.os 36 y 37.

158 I
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

convencimiento del órgano judicial, pues incide en la valoración subjetiva que el


juez hace de los medios de prueba, este no goza de la misma protección que tiene
el derecho a la presunción de inocencia. En efecto, no corresponde a la jurisdicción
constitucional examinar si está más justificada la duda que la certeza sobre la base de
las pruebas practicadas en el proceso, pues ello supondría que el juez constitucional
ingrese en la zona (dimensión fáctica) donde el juez ordinario no ha tenido duda
alguna sobre el carácter incriminatorio de las prueba”69.

8. D eclam ación dem ostrativa

El Tribunal Constitucional, considera que esta sentencia se encuentra dentro


del rango de aquellas que se caracterizan por el hábito de la declamación demostra­
tiva, a los fines de dar como ciertos y probados determinados hechos. Se incorporan
a la sentencia como hechos ciertos sin ninguna explicación y menos demostración,
como si se trataran meros actos mecánicos que son parte de un ilícito penal.

En efecto, la sentencia constitucional, explicita:

“Llegado a este punto, este Colegiado Constitucional considera que, definitivamen­


te, la sentencia impugnada no se encuentra dentro del ámbito de la sentencia penal
estándar, sino que forma parte de aquellas que se caracterizan por el hábito de la
declamación demostrativa de dar ciertos hechos como probados; luego de lo cual tales
hechos son declarados de manera sacramental y sin ninguna pretensión explicativa
como constitutivos de un ilícito penal como si de una derivación mecánica se tratase.
Esta forma de motivar aún sigue siendo práctica de muchos juzgados y tribunales
de nuestro país, aunque no hace mucho se vienen experimentando ciertos cambios
en ella, lo que tampoco sería justo desconocer. Y es que tal cometido no tiene otra
finalidad que se abra entre nosotros una nueva cultura sobre la debida motivación de
las resoluciones en general, y de las resoluciones judiciales en particular, porque solo
así estaremos a tono con el mandato contenido en el texto constitucional (artículo
139, inciso 5, de la Constitución). Y todo ello a fin de que las partes conozcan los
verdaderos motivos de la decisión judicial, lejos de una simple exteriorización formal
de esta, siendo obligación de quien la adopta el emplear ciertos parámetros de racio­
nalidad, incluso de conciencia autocrítica, pues, tal como señala la doctrina procesal
penal, no es lo mismo resolver conforme a una corazonada que hacerlo con criterios
idóneos para ser comunicados, sobre todo en un sistema procesal como el nuestro,

69 T ribunal C onstitucional, Expediente N. ° 00728-2008-HC, L im a: 13 de octubre del 2 0 0 8 , f. j.


n.° 38.

159
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

que tiene al principio de presunción de inocencia como regla de juicio, regla que
tantas veces obliga a resolver incluso contra la propia convicción moral”70.

9. Ausencia de debida m otivación

La debida fundamentación se ha convertido en un requisito indispensable


que debe contener toda sentencia. Como manifiesta Zavajleta R odríguez, una
correcta motivación reviste una particular importancia, ya que en la dilucidación
de las controversias jurídicas los jueces siempre deben representar un razonamiento
fundados en los hechos, en las normas legales y en las fuentes del derecho que sean
pertinentes71

De acuerdo a lo manifestado, la sentencia establece:

“Tal como dijimos supra, la ejecutoria suprema carece de una debida motivación. En
primer lugar, presenta una deficiencia en la motivación interna en su manifestación de
falta de corrección lógica, así como una falta de coherencia narrativa; y, en segundo
lugar, presenta una deficiencia en la justificación externa. Pero además, presenta una
indebida motivación respecto al procedimiento de la prueba indiciaría. Ahora, si bien
habría que reconocer a la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema, que
optó por pronunciarse sobre el fondo del asunto antes qué acudir a cualquier vicio
procesal y declarar la nulidad, es justamente en ese cometido que incurrió en similares
vicios; sin embargo, por ello ño se podría autorizar al Tribunal Supremo a rebajar el
nivel de la racionalidad exigible y, en tal caso, validar dicha actuación; por el contra­
rio, debe quedar claro que la exigencia constitucional sobre la debida motivación dé
la resoluciones judiciales es incondicional e incondicionada, conforme lo señalan los
artículos 1, 3, 44 y 139, inciso 5, de la Constitución Política.
Desde luego que el nivel de dificultad en la elaboración de la motivación (discurso,
motivador) puede crecer en el caso de los tribunales colegiados, pero ello responde
a la lógica del propio sistema, toda vez que a estos se les atribuye generalmente la
resolución de los casos más complejos o de mayor trascendencia, así como el reexamen
de lo actuado y resuelto por los órganos judiciales inferiores72.

70 T ribunal C onstitucional, Expediente N .0 00728-2008-H C, Lima: 13 de octubre del 2008, f. j.


n.° 32.
71 C astillo Alva, José Luis, Roger E. Z avaleta R odríguez y Manuel Lujan Túpez, Razonamiento
judicial. Interpretación, argumentación y motivación de las resoluciones judiciales, 2.a ed., Lima: Ara,
2006, p. 449.
72 T ribunal C onstitucional, Expediente N. ° 00728-2008-H C, Lima: 13 de octubre del 2008, £ j.
n°. 33.

160
CUARTA PARTE EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

VII. EL DECRETO LEGISLATIVO N.° 1106: DECRETO LEGISLATIVO DE


LUCHA EFICAZ CONTRA EL LAVADO DE ACTIVOS Y OTROS DELITOS
RELACIONADOS CON LA MINERÍA ILEGAL Y CRIMEN ORGANIZADO
(18 DE ABRIL DEL 2012)

i. Autonom ía del delito de lavado de activos

Conforme al artículo 10 del D. Leg. N .° 1106: “que el delito de lavado de


activos es autónomo, por lo que para su investigación y procesamiento no es nece­
sario que las actividades criminales que produjeron el dinero, los bienes, efectos o
ganancias, hayan sido descubiertas, se encuentren sometidas a investigación, proceso
judicial o hayan sido previamente objeto de prueba o de sentencia condenatoria” .
En los mismos términos, “el origen ilícito que conoce o debía presumir el agente
del delito, podrá inferirse de los indicios concurrentes en cada caso”73.

La interrogante más importante que surge a raíz de este dispositivo y la manera


como ha sido redactado en relación a la “proscripción de la autonomía del delito de
lavado de activos”74, es si realmente un ciudadano en términos legítimos y consti­
tucionales puede ser condenado por un delito de esta naturaleza, solo sobre la base
exclusiva de una legislación que establece una autonomía de naturaleza procesal
en relación específica solo a un tipo de delito y no sustantiva; o por el contrario, se
requerirá probar antes que nada y por los canales que permite la ley el mismo origen
ilícito de los bienes, efectos o ganancias que son objeto del delito.

El sistema que adoptó el ordenamiento jurídico peruano con la entrada en


vigencia de la ahora derogada Ley N .° 27765 (art. 6), fue el sistema mixto, ya que
señalaba un catálogo de delitos fuente específicos y también hacía referencia a otros
delitos similares que generaban ganancias ilegales. La Corte Suprema también se
ha pronunciado al respecto a través del fundamento 30 del Acuerdo Plenario N .°
03-2010/C J-l 16, en el que refiere que por delitos similares debe entenderse delitos
graves sancionados con penas significativas; sin embargo, como lo señala Gálvez
V illegas, no se habría precisado el criterio jurídico para determinar la gravedad de

73 Vid. D. Leg. N.° 1106, De lucha eficaz contra el lavado de activos y otros delitos relacionados con la
minería ilegaly el crimen organizado.
7A “La proscripción de la autonomía sustantiva del delito de lavado de activos se extrae también de la
estructura típica que nuestro legislador ha empleado, no solo en la ley vigente, sino también en las
versiones precedentes, para sancionar el comportamiento orientado a lavar el dinero proveniente
de la comisión de determinados delitos”. Pariona Arana, Raúl, “Consideraciones críticas sobre la
llamada autonomía’ del delito de lavado de activos”, Lima: mayo del 2015, p. 13. Recuperado de
<bit.ly/l U6aVE3>.
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

dichos delitos, pues al señalar una pena significativa no resultaba un criterio preciso
y abría la puerta a interpretaciones arbitrarias75.

2. Delito precedente

El diccionario de la Real Academia Española define a la “fuente” como aquel


principio, fundamento u origen de algo76. Asimismo la palabra previo, proviene del
latínpraevius, que significa anticipado, que va delante de algo o que sucede primero,
es decir, que se encuentra antes de que acontezcan o sucedan que otros hechos77.
Cuando nos referimos, a la palabra subyacente, esta significa que, está por debajo
o por detrás de otra cosa.

En ese sentido, el concepto clásico tripartito de la teoría del delito, define al


ilícito penal (delito) como toda conducta típica, antijurídica y culpable. Cuando
hablamos de delito previo o subyacente, nos referimos a todo conducta típica, anti­
jurídica (desvalor sobre el hecho) y culpable (desvalor sobre el autor del hecho), que
fue cometida con anterioridad a la consumación del delito de blanqueo de capitales.
En algunos delitos como es el caso del encubrimiento y la receptación, se requiere
para su configuración típica de la preexistencia de un delito previo o subyacente78.

Juristas de renombre internacional en materia del análisis y estudio del delito


de lavado de activos, como Zamora Sánchez, B lanco C ordero, C allegary y
C aparro, cada uno refiere respectivamente: que, el primer componente del blan­
queo de capitales o del delito de lavado de activos, se origina en una actividad ilícita
que sea capaz de generar un ingreso para el delincuente; que estas conductas ilícitas
tienen como finalidad la obtención de un beneficio de orden económico79; que es
un requisito indispensable para que se configure el denominado delito previo, que
este se haya cometido con anterioridad; que la comisión dé ese delito anterior es
el que habilita los bienes que posteriormente van a ser blanqueados80; que el delito
previo viene a ser un antecedente en tiempo y espacio respecto al delito de blan­

75 G álvez Villegas, Tomás, E l delito de lavado de activos criterios sustantivos y procesales análisis del
Decreto Legislativo N .° 1106, Lima: Instituto Pacifico, 2014, p. 94.
76 Cfr. Rae, en <bit.ly/2gaPqT4>.
77 Loe. cit.
78 M uñoz C onde , Francisco y Mercedes G arcía Aran , Derecho penal. Parte general, Valencia: Tirant
lo Blanch, 1993, p. 42.
79 Zamora Sánchez , Pedro, Marco jurídico del lavado de dinero, México: Editorial mexicana, 2000,
p. 10.
80 B lanco C ordero, E l delito de blanqueo de capitales, ob. cit., p. 273.

162
CUARTA PARTE j EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

queo, es decir, que tiene necesariamente que haberse cometido con anterioridad;
que el delito de blanqueo de capitales, al igual que los delitos de encubrimiento y
receptación, tienen dentro de su estructura típica un presupuesto especial, referido
exclusivamente a la comisión de un hecho delictivo previo, en tanto que es en este
hecho anterior, que va a tener el origen el objeto material sobre el que va recaer la
conducta típica respectiva81; y por último, que la parte más importante del articu­
lado en mención, es pues la existencia misma de una ganancia ilícita; no la cualidad
concreta del delito previo. Esto significa que no puede haber blanqueo de capitales,
sin la preexistencia de un delito previo o actividad criminal previa que dio origen
a ese dinero que posteriormente será blanqueado82.

En el ámbito nacional, juristas de igual renombre como C a s t i l l o A l v a y


P a r i o n a A r a n a , son de igual o parecida opinión. El primero, refiere que una
de las características más importantes del delito de lavado de activos, es reclamar
que las conductas típicas de adquirir, utilizar, custodiar, recibir, administrar etc.,
tengan un origen ilícito de procedencia delictiva83. Es esta procedencia delictiva,
la que le da sentido al delito de blanqueo de capitales, ya que sin delito previo, el
blanqueo no tendría razón de ser84. El segundo, señala que, en la doctrina hasta la
actualidad, no ha sido posible construir y fundamentar una autonomía sustantiva,
en razón a que el núcleo del contenido del injusto del delito de lavado de activos
y, en consecuencia, la estructura que se emplea para su tipificación, siempre exige
un vínculo normativo con el “delito previo” que originó los bienes ilícitos. “La
pretensión de sustentar la posibilidad de una autonomía sustantiva como se ha visto
en su desarrollo, colisiona gravemente con diversas garantías constitucionales”85.

3. A utonom ía del delito de blanqueo de capitales desde la perspectiva


doctrinaria y constitucional

Un sector de la doctrina nacional, en su mayoría conformada por jueces y fis­


cales defiende la tesis de la autonomía del delito de blanqueo de capitales, a pesar de

81 C allegari, Luis, E l delito de blanqueo de capitales en España y Brasil, Bogotá: Sigma, 2003, p. 163.
82 Fabián C aparros, Eduardo, E l delito de blanqueo de capitales, Madrid: Colex, 1998, p. 203.
83 C astillo Alva, José Luis, “La necesidad de determinación del ‘delito previo’ en el delito de lavado
de activos. Una propuesta constitucional”, en Gaceta Penal & Procesal Penal, n.° 4, Lima: octubre
del 2009, pp. 339 y 340.
84 C astillo Alva, “La necesidad de determinación del ‘delito previo’ en el delito de lavado de activos.
Una propuesta constitucional”, ob. cit., p. 340.
85 Pariona Arana, Raúl, “Consideraciones críticas sobre la llamada autonomía’ del delito de lavado
de activos”, ob. cit.

163
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

que la propia concepción del tipo penal de blanqueo de capitales tiene una estrecha
vinculación indisoluble con una actividad criminal previa, con el delito subyacente,
con el previo, con el delito primigenio, originario, o cualquiera de sus acepciones.
La justificación que se pretende sostener en cuanto a la autonomía del delito de
lavada de activos en nuestro medio, tiene su fundamento en las deficiencias que
ha venido presentando el sistema de justicia penal a lo largo de los últimos años en
investigaciones y juzgamientos por lavado de activos o blanqueo de capitales, ya que
en muchos casos terminaron en archivos definitivos, sobreseimientos o absoluciones,
lo que habría devenido en una impunidad total86.

El delito de lavado de activos en nuestro medio desde su concepción primigenia


siempre ha estado ligado a un delito subyacente, fuente, primigenio, u originario en
el que se habría generado una ganancia ilegal de dinero, que posteriormente sería
ingresada al sistema económico, buscando darle una apariencia de legitimidad. Sin
embargo, un sector de la doctrina ha tratado de darle una autonomía sustantiva
al delito de blanqueo capitales, tratando de excluir de su configuración típica a la
determinación de delito subyacente, a pesar de que la Corte Suprema mediante el
Acuerdo Plenario N .° 3-2010/CJ-l 16, ha establecido que: “ [...] el delito fuente
empero, es un elemento objetivo del tipo legal—como tal debe ser abarcado por el
dolo y su prueba condición así mismo de tipicidad [.. .]”87.

En ese mismo sentido han opinado H inostroza Pariachi, quien refiere que
la existencia del delito fuente constituye un elemento objetivo88 (normativo del
tipo) y su prueba constituye una condición para establecer la tipicidad del lavado
de activos89. De igual parecer son C aro C oria y A smat C oello quienes refieren
que de lo expuesto es posible establecer que el delito fuente desde una perspectiva
dogmática se erige como un elemento normativo del tipo penal de lavado de activos,
por lo tanto, de no verificarse la concurrencia de aquel en el análisis de tipicidad, se
podrá concluir en la inexistencia del lavado de activos90. B ramont-Arias T orres

86 G álvez Villegas, Tomás, Autonomía del delito de lavado de activos, Lima: Ideas, 2016, p. 195.
87 C orte S uprema, Acuerdo Plenario N .° 3-2010/C J-l 16, Lima: 16 de noviembre del 2010, f. j.
n.° 32.
88 En el derecho comparado opiniones similares son las de D urrie , Roberto, E l lavado de dinero en
argentina, Buenos Aires: Lexis, 2006, p. 133; en ese sentido Aránguez Sánchez señala que para
poder demostrar la relación entre un bien y un delito previo es imprescindible probar la comisión de
ese delito previo. A ránguez, Carlos, E l delito de blanqueo de capitales, Madrid: Marical Pons, 2000,
p. 200.
89 H inostrüza Parlachi, César, E l delito de lavado de activos: delito fuente, Lima: Grijley, 2009,
p. 142.
90 C aro C oria, Dino Carlos, “Sobre el tipo básico del lavado de activos”, en Anuario de Derecho Penal

164
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

también mantiene una opinión similar en cuanto que el delito fuente es un ele­
mento normativo del tipo por su misma descripción típica91. Por su parte, Pariona
A rana refiere que hasta la actualidad, no ha sido posible construir y fundamentar
una autonomía sustantiva, por el mismo núcleo del contenido del injusto del de­
lito de lavado de activos y, en consecuencia, la estructura que se emplea para su
tipificación, siempre exige un vínculo normativo con el “delito previo” que originó
los bienes ilícitos92.

4. Prueba indiciaría

La Corte Suprema de Justicia en la sentencia vinculante de la Sala Penal


Permanente R. N. N .° 1912-2005-Piura (considerando cuarto), reconoce el valor
probatorio de la prueba indiciaría para cualquier tipo de delito en nuestra legislación
nacional, y por lo tanto, su virtualidad para derribar legítimamente el principio
constitucional sobre la presunción de inocencia93. Como señala G a r c í a 'C a v e r o ,

Económico y de La empresa (ADPE), N .° 02/2012. Recuperado de <bit.ly/lFp7ldj>, p. 320.


91 B ramont-Arias Torres, Luis Aberto, ‘Algunos precisiones referentes a la ley penal contra el
lavado de activos Ley 27765, 27-06-02”, en AA. W ., Estudiospenales: libro homenaje alprofesor Luis
Bramont Arias, Lima: Editorial San Marcos, 2003, p. 522.
92 Cfr. Pariona A rana, “Consideraciones críticas sobre la llamada autonomía’ del delito de lavado de
activos”, art. cit.
93 La presunción de inocencia está reconocida en distintos instrumentos internacionales en materia
de derechos humanos: en el artículo 11.1 de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre
(1948) cuando establece que: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su
inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad”; en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (1966), cuyo artículo 14.2 dispone que: “toda persona acusada de un delito tiene derecho
a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley”; en el
Convenio Europeo de Derechos Humanos (1950) cuyo artículo 6.2 proclama que: “toda persona
acusada de una infracción se presume inocente hasta que su culpabilidad haya sido legalmente
establecida”; en la Convención Americana sobre Derechos Humanos (1969), cuyo artículo 8.2 establece
que: “Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras
no se establezca legalmente su culpabilidad”; y por último, en la Carta Africana sobre Derechos
Humanos y de los Pueblos (Carta Banjul 1981), en cuyo artículo 7.b) se reconoce el derecho — de
toda persona— a que se presuma su inocencia hasta que se pruebe su culpabilidad por una corte o
tribunal competente. Como regla de juicio, la presunción de inocencia despliega sus efectos en el
momento de la valoración de la prueba. Se encuentra ligada a la propia estructura del proceso, y en
particular a la declaración del hecho probado. Mientras en el proceso civil el juez ha de considerar
los hechos alegados por las partes enfrentadas como datos a probar por quien los afirma; en cambio,
en el proceso penal el juez tiene como punto de partida la inocencia del imputado, de forma que
si el acusador no acredita cumplidamente su acusación contra aquel, la inocencia interinamente
afirmada se convertirá en verdad definitivamente después de que el juez o tribunal aprecie la prueba
según el principio de libre valoración. Cfr. “D e R omán D íez , Ramón, “El derecho fundamental
de presunción de inocencia. Carga de prueba”, en Carranza Abogados (blog), Madrid: 25 de marzo

165
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

estas decisiones no solo se han limitado a admitir la viabilidad probatoria de la


prueba indiciaría o prueba por indicios, sino que se han encargado también de
hacer algunas precisiones sobre los requisitos legalmente establecidos para poder
lograr un valor probatorio proveniente de esta modalidad probatoria, así como de
desarrollar otros más que no están específicamente contemplados94.

Esta sentencia en materia procesal penal hace mención expresa a la inferencia,


como parte del método necesario y adecuado para arribar a la prueba indiciaría95,
para cuyos fines, se señala en su numeral cuarto:

del 2013. Recuperado de <bit.ly/2guvDyK>. Igual, “la sociedad en busca de seguridad frente al
crimen, así como la estigmatización social, ha invertido el fundamento del derecho a la presunción
de inocencia. En la actualidad muchas veces el investigado y el acusado son quienes deben de probar
su inocencia, vulnerándose así también su derecho al silencio. Es decir, la carga de la prueba se ha
invertido, lo cual es contrario a los enunciados constitucionales. Por otro lado, es el imputado quien
tendrá únicamente la carga de -la argumentación de la duda razonable, es decir, la sustentación de
que existe otra hipótesis razonable en su defensa que explique los hechos del caso. Por último, señala
el autor que, la solución no es rebajar el estándar de prueba, criterio decisorio para condenar, sino
mejorar los mecanismos de investigación de los delitos y otorgar mayores recursos a los órganos de
investigación” . H iga S ilva, César, “El derecho a la presunción de inocencia desde un punto de vista
constitucional”, en Derecho & Sociedad, N .° 40, p. 113. Recuperado de <bit.ly/2gZjYvw>.
94 G arcía C avero, Percy, La prueba por indicios en elproceso penal, Lima: Editorial Reforma, 2010, p.
92.
95 “Las-presunciones en el derecho no son sino un caso particular de razonamiento presuntivo en general.
• Como cualquier otra inferencia, una presunción lleva de un cúmulo de premisas ya probadas o al
menos admitidas, a una conclusión que es el hecho presunto. Lo característico de las presunciones
es que con ellas obtenemos ciertas conclusiones a partir de determinada información fáctica y a
falta de otros datos, con la posibilidad de que modifiquemos esa conclusión si nueva información
nos es proporcionada. En el ámbito jurídico se distingue entre las presunciones legales, que son
inferencias que la ley obliga al juez, y las judiciales que son las que la ley permite. En cualquier caso,
las presunciones en general, se fundamentan principalmente — aunque no exclusivamente— en
un juicio de probabilidades o normalidad, fruto de la experiencia, sobre el enlace entre un hecho
cierto (el hecho indicio o base) y un hecho que se toma como cierto (el hecho presunto). Ese nexo
o enlace se entiende como la conexión reiterada, repetitiva y constante de unos hechos respecto
de otros distintos: es decir, el devenir de los hechos refleja una tendencia constante de repetición
de unos mismos fenómenos. Sin embargo, no debe confundirse esta vinculación con relaciones
de causalidad, pues éstas son inexorables, mientras que en las presunciones precisamente el nexo
puede desvirtuarse o romperse por las excepciones. O lo que es lo mismo, el litigante perjudicado
por la presunción podrá practicar prueba en contrario (presunciones inris tantum), que son las
que están sometidas a que se demuestre lo contrario, esto es, de que se pruebe que, pese a ocurrir
el hecho base, no se ha producido el hecho presunto. En definitiva, la característica común que
comparten las inferencias presuntivas, tanto en el derecho como en el razonamiento común, es su
derrotabilidad (defeasibility); es decir, que la presunción puede ser destruida o anulada, rasgo que se
expresa habitualmente en las locuciones como ‘salvo’, a no ser que’, ‘hasta que’, etc.”. P eña, Lorenzo
y Txetxu Ausín , “La inferencia de hechos presuntos en la argumentación probatoria”, en Anuario de
Filosofia del Derecho, N .° XVIII, 2001, pp. 95-125.

166
CUARTA PARTE EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

“[E]n efecto, materialmente, los requisitos que han de cumplirse están en función
al indicio, en sí mismo, como a la deducción o inferencia, respecto de los cuales ha
de tenerse cuidado debido, en tanto, que lo característico de esta prueba es que su
objeto no es directamente el hecho constitutivo del delito, tal y como está regulado
en la ley penal, sino otro hecho intermedio que permite llegar por medio de un razo­
namiento basado en el nexo causal y lógico existente entre los hechos probados y los
que se tratan de probar; que respecto al indicio, (a) este —hecho base— ha de estar
plenamente probado —por los diversos medios de prueba que autoriza la ley—, pues
de lo contrario, sería una mera sospecha sin sustenta real alguno, (b) deben ser plura­
les, o excepcionalmente único pero de una singular fuerza acreditativa, (c) también
concomitantes al hecho que se trata de probar —los indicios deben ser periféricos
respecto al dato fáctico a probar, y desde luego no todos los son—, y (d)deben estar
interrelacionados, cuidando sean varios, de modo que se refuercen entre sí y que no
excluyan el hecho consecuencia, —no solo se trata de suministrar indicios, sino que
estén imbricados entre sí—; que es de acotar que no todos los indicios tienen el mismo
valor, pues en función a la mayor o menor posibilidad de alternativas diversas de la
configuración de los hechos —ello está en función al nivel de aproximación respecto
al dato fáctico a probar—”96.

En el proceso de inferencia se hace mención expresa a la importancia de que


en materia de interpretación y desarrollo del método para configurar una prueba
indiciaría, se parta indubitablemente de un hecho base que debe estar fehaciente­
mente probado y demostrado con hechos fácticos, a través de los diferentes medios
interpretativos que permite la ley (interpretación lógica, analítica, máximas de la
experiencia y la inferencia propiamente dicha), con la finalidad de excluir cualquier
posibilidad que se refiera o se trate de una mera sospecha, que no es otra cosa, que
una conjetura o suposición. Como explica M ix á n M á s s el significado de “sospecha”,
en su acepción vulgar, es una mera corazonada de la que no se puede extraer nada.
En la Edad Media se le atribuía un determinado significado. De ahí, que se afirmaba
que los indicios no podían constituir prueba plena, sino solo prueba semiplena y,
por lo tanto, prueba insuficiente para fundamentar pronunciamiento penal. En
ese sentido, hay que empezar por descartar en términos rotundos que en la actual
concepción-técnico jurídica de las presunciones judiciales y, por lo tanto, de prueba
indiciarla, el indicio sea equivalente a una mera sospecha y/o a una intuición97.

96 Sata Penal Permanente, Recurso de N ulidad N . 0 1912-2005-Piura, Lima: 6 de setiembre del


2005, considerando cuarto.
97 M ixán M áss , Florencio, Prueba indiciaña: carga de la prueba, Trujillo: Editorial BLG, 1995, pp. 37
y 38.

167
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

La ejecutoria suprema en cuestión establece la necesidad de respetar los prin­


cipios legitimadores en materia de prueba indiciaría, como la única posibilidad de
enervar el principio de presunción de inocencia, que incluso en nuestra legislación
tiene rango constitucional. La sentencia sobre el respeto irrestricto al principio
de presánción de inocencia señala “que en el presente caso, no se ha desvirtuado
fehacientemente la presunción de inocencia, y por ende, no está acreditada la res­
ponsabilidad penal del acusado [...], ya que del análisis de las pruebas aportadas
en el proceso, solo se tiene la mera sospecha de que el acusado pudo haber sido el
autor del delito [...]; que a partir de las referencias débiles en sí mismas, estimar
que [...] — indicio de móvil delictivo— , sin mayorés datos periféricos adicionales
— y debidamente enlazados— [...], son insuficientemente [ ...] ”989.

Los principios legitimadores de la prueba indiciaría, no es otro que realizar


un examen minucioso y detallado de un sistema de tarifa legal, que exige ciertos
requisitos como la pluralidad, concordancia y convergencia de los contingentes y la
plena prueba de todos los hechos indicadores. Como explica M a r t í n e z G a r n e l o , se
requiere de un examen cuidadoso y con contenido metodológico cuya característica
primordial, es la necesidad de una crítica especial e individual sobre los distintos
indicios o contraindicaos dependiendo de cada caso, en tanto que nunca serán todos
iguales o similares, a efectos de establecer, si cada uno de ellos, o en su conjunto,
suscita una inferencia sólida y contundente a prueba de cualquier objeción y que
no genera ningún tipo de dudas, si en efecto queda verificado un hecho cierto. En
ese sentido, de hállarse el hecho indiciario (hecho base) probado en los términos
señalados, es indispensable pasar a examinar el nexo causal (el hecho que enlaza),
que unifica ineluctablemente ambos momentos. Todo ello, por medio o a través
de un severo proceso de inferencia o varios de ellos, que llevan a determinar la exis­
tencia de un hecho específico". En ese mismo sentido, refiere D e v i s E c h a n d i a ,
de hallarse el hecho base o hecho indiciario probado, es indispensable examinar el
nexo causal que los pueda unir en términos inductivos con el propio hecho que se
investiga, para de esa manera poder saber si tiene o no valor probatorio con respecto
al primero, y si se trata de un indicio necesario o contingente100.

98 Sala P enal Permanente, Recurso d e Nulidad N .° 1912-2005-Piura, Lima: 6 de setiembre del


2005, considerando quinto.
99 M artínez G arnelo , Jesús, La prueba indiciaría presuncional o circunstancial\ México: Porrúa,
2010, p. 228.
100 D evis E chandia , Hernando, Teoría general de la pi-ueba judicial, p. 688, citado por M artínez
G arnelo, La prueba indiciaría presuncional o circunstancial, ob. cit., p. 228.

168
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Entonces, retomando a M a r t í n e z G a r n e l o : a) el primer paso, consiste en el


examen individual y pormenorizado de los indicios o hechos bases (uno o varios),
para de esa forma, poder determinar su calidad, levedad, solidez, veracidad, notabi­
lidad, preeminencia y relevancia; b) el segundo, consiste en una apreciación global o
en conjunto de los indicios o hechos base en su conjunto o totalidad, para los fines
de establecer una concordancia que pueda determinar o demostrar la existencia de
un determinado resultado101; y, c) el tercero, a la conclusión a la que se llega, una
vez que se han concatenado, a través de la lógica, la ciencia y la experiencia, ambos
hechos. Ello, solo se puede llegar por medio de la inferencia.

De acuerdo a todo lo señalado, es el juez quien solo puede determinar cuándo


y en qué momento ese conjunto es suficiente para formar su convencimiento total,
o por el contrario suscita convicción suficiente que estamos frente a hechos pro­
bados en materia de responsabilidad penal de manera que puede también negarse
a aceptarlo como prueba indiciarla del hecho investigado, a pesar de que reúna
esos requisito, si es que no le parece lo suficientemente seguro y no se encuentra
plenamente demostrado o convencido102.

vm . LA PRUEBA INDICIARIA EN EL CÓDIGO PROCESAL PENAL

El indicio como tal, o mejor dicho la prueba por indicios, en la legislación


nacional se encuentra expresamente reconocido en el inciso 3 del artículo 158 del
Código Procesal Penal, en relación a los distintos componentes o requerimientos
que imperan en una actuación judicial, cuando se trata de valorar un medio de
prueba en un proceso penal. El citado Código Procesal Penal establece que en la
valoración de la prueba el juez deberá observar las reglas de la lógica y las máximas
de la experiencia, y expondrá los resultados obtenidos y los criterios deben estar
probado, enfatizándose que, cuando se trata de indicios contingentes, estos deben ser
plurales, concordantes y convergentes, así como que no se presenten contraindicaos
consistentes. Como manifiesta H e r n á n d e z M i r a n d a , con quien coincidimos, la
prueba indiciarla ha sido un factor relevante y que está plenamente admitido en
la legislación procesal nacional, según como lo reconoce reiterada jurisprudencia.
En realidad, los indicios no constituyen en verdadero medio probatorio, sino una
labor lógico-jurídica que desarrolla un magistrado, el que se ve precisado hacerlo,
cuando está conocido y acreditado de forma anterior un hecho previo, para llegar

101 Loe. cit.


102 Ibid, p. 229.

169
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

a otro, que es el relevante no solo para el proceso, sino para la misma sentencia,
puesto que es el hecho punible que se encuentra tipificado en la ley103.

l. El indicio debe estar probado

De acuerdo a esta exigencia establecida en el literal a) del inciso 3 del artículo


158 del Código Procesal Penal, no solo se trata de mencionar al indicio como tal en
una sentencia condenatoria, sino que el mismo indicio debe haber sido desarrollado,
por medio de la inferencia que conecta al juzgador entre un hecho base (la presun­
ción), con uno subsiguiente, a través del cual se llega a una conclusión, que no es
otra cosa que la prueba indiciaría (prueba por indicios). Esta exigencia, resultado
de respetar los “requisitos materiales legitimadores” es de sustancial importancia
en el desarrollo del indicio como prueba en nuestra legislación procesal y por ende
jurisprudencial, entre otras razones, porque marca una sustancial diferencia respecto
a casos anteriores, en los que se recurría a la “prueba indiciarla” sin mayores elemen­
tos de análisis, como si fuera'una prueba en abstracto que no requería exigencias
ni explicaciones, es decir, sin haber desarrollado un proceso lógico, de inferencia
y deductivo de imperiosa necesidad para arribar a una conclusión en términos de
prueba, y de esa forma, contraponerse válidamente y en términos constitucionales
el principio de presunción de inocencia. Como señala G a r c í a C a v e r ó , la doctrina
jurisprudencial vinculante de la Corte Suprema de Justicia de la República (R. N.
N .° 1912-2005-Piura), establece que los indicios “deben estar probados” con los
medios probatorios que autoriza la ley. Si los indicios no están probados conforme
a estas exigencias, corresponde absolver al procesado104.

2. La inferencia b asad a en las reglas de la lógica, la ciencia o la experiencia

En iguales términos, el Código Procesal Penal en su inciso 3, literal b) del ar­


tículo 158, establece como elementos rectores en materia de prueba indiciaría, que
la inferencia debe estar basada en las reglas de la lógica, la ciencia o la experiencia.
La inferencia, como lo hemos señalado en el acápite correspondiente, es un proceso
especial de razonamiento presuntivo en general, en cuyo contexto se requiere un
cúmulo de premisas. Se trata de inferencias efectuadas según las reglas que imperan
en el pensamiento humano siempre que se ajusten a las reglas de la sana crítica. En
cualquier caso, las inferencias en general se fundamentan principalmente, en un

103 T ribunal C onstitucional , Expediente N. ° 00728-2008-H C, Lima: 13 de octubre del 2008, £ j.


n.° 25.
104 G arcía C avero, La prueba por indicios en elproceso penal, ob. cit., pp. 92 y 93.

170
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

juicio de probabilidad o normalidad, fruto de que se toma como cierto (un hecho
presunto). La demostración del indicio como tal y exigido en nuestra normatividad
procesal señalada, es el factor que marca la diferencia en el desarrollo jurisprudencial105.

Esta exigencia de naturaleza procesal que se refiere a la inferencia como parte


del método para arribar a la prueba indiciarla, es resultado también de la jurispru­
dencia vinculante emitida por la Corte Suprema de Justicia de la República (R. N.
N . 1912-2005-Piura), véase su considerando cuarto, antes citado.

IX. INDICIOS EN MATERIA DE DELITOS DE LAVADO DE ACTIVOS

Desde luego, no es posible detallar la variedad de indicios que se pueden suscitar


en torno a las actividades relacionadas con el lavado de activos, dada la complicad,
dinamismo, morfología, camuflaje y hermetismo como se desenvuelven esta clase
de actividades, en tanto que se vale de un inagotable catálogo de modalidades y
circunstancias que van cambiando o adecuándose con el paso del tiempo.

Sin embargo, con el aporte de la criminología, la experiencia criminalística


y la evolución de la doctrina jurisprudencial, se busca señalar una lista de posibles
indicios en materia de lavado de activos, que sirven de sustento para desarrollar la
prueba indiciaria y que en el fondo se trata de claras intenciones de ocultar y darle
apariencia de legitimidad a activos, dinero o capitales de procedencia ilícita.

1. Increm ento patrim on ial in u su al o in justificado de un investigado o


im putado

Se puede definir al incremento patrimonial no justificado como el aumento del


patrimonio de un contribuyente (ya sea por aumento de sus activos o disminución
de sus pasivos), sin que pueda acreditarse fehacientemente la fuente que lo originó.
Entre los principales aspectos que requieren ser verificados, tenemos los siguientes:
signos exteriores de riqueza, adquisiciones y transferencias de bienes, depósitos en
cuentas bancadas, variaciones patrimoniales, consumos, inversiones, entre otros.

El incremento patrimonial no justificado está basado en el flujo monetario


que define al aumento cuantitativo del valor del patrimonio de un contribuyente
individual o colectivo, ya sea por aumento de sus activos o disminución de sus

105 Ver subtítulo octavo del capítulo tercero del presente libro sobre la inferencia como parte de la
estructura de la prueba indiciaria.

171
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

pasivos sin que el contribuyente pueda acreditar fehacientemente su causa, o la


fuente que lo originó.

Son todos aquellos elementos que reflejan una posición económica acomo­
dada o también una capacidad de gasto elevada, sin una razón sustentable que los
pueda justificar.

2. G arantías de préstam o

N o solo las operaciones pasivas o de captación son utilizadas para el lavado


de dinero. Las operaciones activas o créditos, también son usadas por personas que
desean lavar dinero sucio. El blanqueador obtiene préstamos recibiendo dinero lícito,
y usa como garantía colateral los depósitos constituidos sobre fondos de proceden­
cia ilícita, tales como certificados de depósitos, valores, depósitos en efectivo, etc.
Con los recursos obtenidos o recibidos de la entidad financiera el lavador adquiere
o monta negocios lícitos, bienes inmuebles o diferentes tipos de activos. De esta
manera, los recursos de origen criminal se disimulan justificándose en el crédito, y
por ende la conexión con su origen inicial se hace menos evidente106.

3. Com pra de bienes

En este método el lavador de activos adquiere bienes tangibles (tales como


automóviles, aviones, artículos de lujo, etc.) o instrumentos monetarios (cheques
bancarios, giros postales, etc.) con el dinero proveniente de actividades ilícitas. En
el caso de la compra de instrumentos monetarios, el lavador los utiliza para ingresar
su dinero ilícitos en el sector financiero. De esta forma, existe o busca una transfor­
mación de un bien de origen ilegal en otros de apariencia de legal.

4. Transferencias electrónicas

El delincuente utiliza las redes de comunicaciones electrónicas con el fin de


ubicar los dineros obtenidos en actividades ilícitas en sitios diferentes. El lavado
utiliza entidades financieras, trasmisores de dinero (casas de cambio) o a la red elec­
trónica para ubicar su riqueza en otro país, ciudad o región. El delincuente tratará de
justificar las transferencias como producto de pagos de comercio exterior, servicios
de deuda o de abonos a capital de un crédito concedido por un banco extranjero o
por la distribución de supuestas utilidacles.

106 L amas Puccio , Lavado de activos y operacionesfinancieras sospechosas, ob. cit.

172
CUARTA PARTE EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

5. C artas de crédito

Las cartas de crédito stand-by es una modalidad de garantía bancaria otorgada


normalmente por una entidad bancaria o financiera utilizada en el exterior que
respalda un crédito. A través de este contrato de crédito contingente, se establece
que al primer requerimiento del acreedor de la entidad financiera emisora de la carta
de crédito paga la obligación de un crédito suyo. Los blanquedores de dinero sucio
suelen acudir a este método a través de la constitución de depósitos en un banco
off-shore o en un establecimiento bancario extranjero con dinero de origen ilegal, al
que le solicita expedir la carta de crédito stand-by a través de la entidad financiera
otorgante del préstamo. Con esta garantía el lavador solicita un crédito en el país
donde quiere transferir los recursos de origen ilegal. El blanqueador se abstiene
de pagar el crédito, con el fin de obligar a la entidad acreedora a hacer efectiva la
carta de crédito. De esta forma, se ubican los fondos obtenidos ilícitamente en el
exterior de otro país y el delincuente tratará de justificar el origen de los recursos
de un crédito "legal" obtenido en el sistema financiero local. El otorgamiento de
cartas de crédito stand-by para respaldar créditos locales, debe ser siempre conside­
rado como una “señal de alerta” . Por ello, para controlar este método de lavado de
dinero o activos, toda entidad financiera deber tener especial cuidado y solo realizar
este tipo de operaciones con clientes lo suficientemente conocidos, y que dentro
de sus operaciones sean normal el otorgamiento de este tipo de garantías. Especial
cuidado deberán tener cuando la entidad financiera, sea una entidad off-shore, o
ubicado en una entidad financiera situada en un paraíso financiero o país calificado
como “un país no cooperante” .

6. Seguros ficticios

El negocio de seguros puede ser utilizado para lavar dinero bajo los siguientes
mecanismos: en algunas ocasiones con la complicidad del agente de seguros, el
lavador asegura los bienes por un valor superior al real (supraseguros); igualmente
asegura bienes que son inexistentes; o asegura bienes existentes pero de alguna ma­
nera relacionados con actividades ilícitas, las mismas que luego son siniestradas. El
delincuente recibe por parte de la aseguradora dinero lícito, en algunos casos por
devolución y otros por compensación, al mismo tiempo que logra deshacerse de
los bienes obtenidos en actividades criminales. De esta manera tratará de justificar
el origen de su dinero en el pago de pólizas de seguros.

173
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

7. Fideicom isos

Al constituir un patrimonio autónomo o encargo fiduciario con fondos ob­


tenidos ilícitamente, el lavador de activos busca que sea la sociedad fiduciaria la
que realice las operaciones financieras a nombre de la sociedad, y así se oculta la
identidad de quién constituye el encargo fiduciario o el patrimonio autónomo. El
lavador o blanqueador busca ocultarse y realiza sus negocios por interpuesta per­
sona a través del fideicomiso, el mismo que puede ser utilizado para “enmascarar”
una donación, un legado, o simplemente la intención del fiduciante puede ser la
de desprenderse de una porción determinada de su patrimonio, de bienes, entre lo
que comúnmente se utiliza el dinero, incluso para ocultarlo, posibilitándose en tal
sentido algunas maniobras del lavado mismo107.

8. Transferencias entre m atriz y filial

Una de las mayores dificultades que tiene los delincuentes es el traslado o


transferencia del dinero sucio de una país a otro. Un procedimiento para lograr
este objetivo, consiste en constituir o adquirir sociedades con filiales y llevar a cabo
transferencias entre la matriz y sus filiales. El lavador influye en la matriz, en la filial
o en ambas, de esa manera cuando la matriz está en un país extranjero, las supues­
tas utilidades son transferidas a sus inversionistas haciéndolas pasar por legítimas
con el fin de lavar el dinero. La transferencia también püede realizarse a través de
supuestas inversiones de capital.

9. Im portaciones y exportaciones ficticias

Las operaciones de comercio exterior son instrumentos comúnmente utilizadas


por los delincuentes, toda vez que las operaciones de comercio internacional y la
prestación de servicios en el exterior pueden ser utilizadas como justificación de
transferencias, o como vehículo para movilizar la riqueza representada en mercan­
cías, sin que se requiera el desplazamiento de tipo físico o electrónico de fondos
adquiridos en actividades ilícitas. El lavador de activos puede movilizar recursos
de un país a otro, acudiendo a la subfacturación o sobrefacturación de mercancías
ficticias. Un método similar al anterior, es el de las exportaciones ficticias y de esa
forma la empresa criminal acude a registros de exportación falsos, a facturación
adulteradas, a falsedad de documentos de autoridades aduaneras, y a una serie de

107 Presidencia de la N ación (Arg.) , La República Argentina frente a l lavado de dinero, Buenos Aires:
Secretaría de programación para la prevención de la drogadicción y la lucha contra el. tráfico, 1997,
p. 128.

174
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

simulaciones que sirven como soporte documental formal para las transacciones
financieras. Los departamentos o divisiones internacionales de las entidades finan­
cieras son muy vulnerables a ser utilizadas por lavadores de activos que requieren
transferir sus recursos de un país a otro, por ello los empleados de estas áreas deben
estar debidamente capacitados en esta materia.

10. Venta fraudulenta de bienes inmuebles

En el presente caso se trata de la presentación de una supuesta valorización


o mejoras de inmuebles, como excusa por parte del lavador de dinero para de esa
forma tratar de justificar su incremento patrimonial significativo por la venta de un
bien inmueble por un mayor valor de adquisición. El delincuente también puede
adquirir por menor valor una propiedad y pagar la diferencia al vendedor en efectivo
(pago que no figura registrado). Posteriormente el lavador vende la propiedad por
un valor mayor para justificar de esa forma sus ganancias.

11. Venta de obras de arte

En este caso, el lavador de activos pretende dar apariencia de legalidad a su


dinero sucio con las ganancias obtenidas en la comercialización o tráfico de obras de
arte, cuyo valor subjetivo le permite movilizar grandes recursos o sumas cuantiosas
de una manera particularmente discreta y sin llamar la atención. La dificultad para
evaluar una obra de arte hace más complicada la cosa por la fijación de precios que
no es posible controlar, y permite “justificar” ganancias entre el precio de compra
y el precio de la supuesta venta.

12. Com pra de em presas en dificultades

Es fácil para una entidad financiera sospechar de empresas recientemente


constituidas, que de un momento a otro reflejan altos volúmenes de operacio­
nes. Para justificar estas operaciones el delincuente busca adquirir empresas
tradicionales y conocidas que atraviesan dificultades económicas, por lo que en
ocasiones proponen a sus antiguos propietarios que el cambio de accionistas no
se vea reflejado y los antiguos dueños sigan apareciendo como titulares de la em­
presa. De esta forma, la empresa es utilizada para justificar ingresos de recursos
de origen ilegal, sin que se sospeche siquiera por parte de una entidad financiera
los objetivos encubiertos.

175
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

13- Contrabando en efectivo

Aunque cada vez resulta más difícil transportar grandes cantidades de dinero
en efectivo de un país a otro, este método involucra el transporte físico de dinero
obtenido en actividades ilícitas hacia otros países, en razón de que se busca ingresar
o sacar las divisas por lugares que no están habilitados para el control aduanero, o en
el caso de utilizarlas se busca omitir la declaración correspondiente. El control que
se exige para el registro de transferencias, lleva a los delincuentes al “contrabando
en efectivo” . Para trasladar el dinero en efectivo producto de estos actos se utiliza
cualquier medio de transporte: avión, vehículos terrestres, marítimos, etc.

14. Casinos, apuestas y juegos de azar

Los casinos son establecimientos que en ocasiones pueden actuar como in­
termediarios cambiarlos, y además permutan dinero por fichas que a su vez son
pagaderas en efectivo en la moneda que escoja el jugador y algunas veces localizan
las utilidades en. cualquier lugar del mundo. Los casinos pueden ser utilizados por
los delincuentes para sus operaciones ilícitas. Una de ellas, como fachada de una
empresa criminal y otra como establecimiento pagador de utilidades al delincuente,
en apariencia fruto del azar. Otras de las modalidades es facilitando la conversión
de los fondos ilícitos en fichas. Después de un tiempo prudencial el lavador cambia
las fichas por cheques o en efectivo. Los casinos y demás empresas que se dedican
a los juegos de azar son consideradas como empresas de “alto riesgo”, por ello se
recomienda a las entidades financieras llevar a cabo una adecuada diligencia sobre
sus relaciones con ellos.

1 5 . Com pra de loterías

En este caso el lavador de activos establece contacto con el titular del billete
premiado, se lo compra por un mayor valor y no realiza el pago de impuestos. El
delincuente reclama el premio y lo hace parte de su patrimonio, a los fines de jus­
tificar ante terceros su riqueza.

16. Fundaciones ficticias

Las fundaciones constituidas como personas jurídicas sin ánimo de lucro que
se crean con fines filantrópicos y que son financiadas con donaciones, también
pueden ser usadas por gente inescrupulosa para lavar dinero sucio. Las donaciones
y el anonimato de los donantes lo que permite esconder recursos en las fundaciones

176
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

con el fin de desviar los bienes de origen ilícito, tanto es así que los fines filantrópicos
puede llevar a que sobre ellas exista un menor control.

17. M ercado “negro” de divisas

El peso broker es uno de los métodos de lavado que ha sido identificado


últimamente, y consiste en la presencia de un intermediario financiero informal
del mercado de capitales y divisas de origen ilícito, que se encarga de reubicar
parte de las utilidades obtenidas en el mercado tradicional, por ejemplo, del trá­
fico de drogas. Para reubicar el dinero, el peso broker establece contactos con las
personas que demandan divisas, como en el caso de los importadores y opera de
la siguiente manera: el peso broker le ofrece depósitos en el exterior para hacer
los pagos correspondientes, y el importador debe depositar en una o varias cuen­
tas previamente señaladas en moneda local una suma equivalente con precio de
descuento. D e esta manera, el importador consigue divisas a bajo precio ganando
el diferencial cambiarlo, mientras la empresa criminal evita el desplazamiento
físico del dinero, debido a que la divisa queda en el país consumidor, convertida
en un depósito a favor del importador y los pesos u otra moneda local en el país
productor en una cuenta a favor de la empresa criminal del peso broker o de
cualquier persona o personas que esto señalen.

18. Presencia de p a raíso s financieros o de lugares o países reticentes en


proporcionar inform ación sobre m anejo financiero

En ocasiones y con bastante frecuencia, el lavador acude a entidades ubicadas


en países o territorios, cuyas leyes de reserva o del secreto bancario, son tan estrictas
que dificultan la obtención de información sobre sus clientes, con el objetivo en
determinados casos de facilitar que los delincuentes hagan uso de la banca extra­
territorial para sus operaciones de lavado de dinero. Los denominados “paraísos
financieros” es prueba evidente de las facilidades que brinda la banca extraterritorial
para ocultar dinero de procedencia desconocida108.

19 . U tilización de sociedades comerciales meramente instrum entales

Una compañía de fachada es aquella empresa que está legítimamente estable­


cida y realiza una actividad comercial aparentemente lícita y regular. No obstante,
dicha compañía es utilizada para mostrar su actividad comercial “simulada”, para

108 Lamas Puccio , Lavado de activos y operacionesfinancieras sospechosas, ob. cit.

177
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

el lavado de fondo o dinero sucio producto de actividades ilícitas. La compañía de


fachada entre los negocios que realiza, mezcla intencionalmente los fondos ilícitos
con sus propias actividades o rentas normales. Esta clase de compañías pueden ser
utilizadas por personas que son en realidad testaferros o encubridores, y es constituida
como tal exclusivamente para la realización de operaciones de lavado de dinero.
Físicamente esta compañía puede estar y funcionar en un local común, o en otros
casos puede tener únicamente un frente comercial, no obstante la renta producida
proviene de negocios ilícitos. Incluso es bastante común que estas compañías hayan
sido establecidas en el extranjero, con el fin de hacer más difícil el rastreo y las co­
nexiones que tienen las bandas de delincuentes. Como refiere L eón G amarra, es
fácil constituir una empresa de fachada con la finalidad de que el propietario pueda
actuar en el país que más le convenga, para cuya representación siempre se prefiere
a un abogado y que está protegido por leyes específicas para el cabal cumplimiento
de estos fines109.

20. Inexistencia de negocios que justifiquen gastos

Se parte del entendido que todo negocio aun cuando no pudiera ser rentable
tiene una razón y una justificación de ser. Una actividad comercial que no conjugue
ciertas exigencias mínimas no solo en términos de rentabilidad, sino en cuanto a su
proyección, debería ser motivo de suspicacias en razón a que la actividad comercial
a diferencia de otras actividades societarias, su finalidad es un objetivo comercial.

21. Presencia reiterada en jurisdicciones que se caracterizan por brin dar


servicios en m ateria de confidencialidad

A tenor de las diferentes connotaciones que se otorga a el lavado de dinero, el


blanqueo de capitales, el reciclaje del dinero sucio, el lavado de activos, etc., y las
modalidades tan variadas que se señalan al respecto, habría que referirnos para dar
nombre a toda clase de operaciones, a través de las cuales fuera posible dotar de una
apariencia lícita a toda ganancia derivada de actividades ilegales. Si así se plantean
las cosas deberíamos admitir que la fenomenología del llamado “blanqueo de di­
nero sucio”, no solo se limita a la reconvención o transformación de esos fabulosos
patrimonios a los que reiteradamente hemos venido haciendo referencia, por el
contrario, también sería preciso incluir dentro de ese mismo concepto un amplio
catálogo de supuestos y otras actividades, en que los beneficios y las ganancias de

109 L eón G amarjra, Juan B. ob. cit. pág. 25.

178
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

la más diversa naturaleza — aunque de un valor relativamente escaso— , son des­


vinculados de algún modo de su origen ilegal110.

X. CONCLUSIONES

Primera. La determinación de un delito fuente o delito previo de acuerdo a la


interpretación señalada en materia de una investigación preparatoria sobre el delito
de lavado de activos, está fundamentada en principios constitucionales básicos rela­
cionados con una imputación mínima necesaria, el derecho a la defensa (estado de
indefensión) y el derecho a probar de acuerdo a las exigencias constitucionales111.

Segunda. La noción legal del delito fuente o delito previo es un elemento ob­
jetivo normativo del tipo penal, y por lo tanto tiene que ser materia de acreditación.

Tercera. Es necesario demostrar la comisión de la conducta que originó el dine-


• ro ilícito, en todas y cada una de sus circunstancias en cuanto al modo y tiempo112.

Cuarta. El delito fuente constituye un elemento objetivo (normativo) del tipo


penal; y su prueba, una condición para obtener la tipicidad del delito de lavado
de activos, de tal manera que para acreditar este hecho existen dos posibilidades
generales: puede exigirse una sentencia firme anterior en la que se constate el hecho
típicamente antijurídico, o bien, dejar que realice esa labor el tribunal que conoce
el delito de lavado de activos113.

Quinta. Un fiscal al momento de emitir una primera disposición en materia


de una investigación preparatoria, de acuerdo al principio de legalidad pena, debe

110 Existen diferentes recomendaciones que establecen determinados criterios para configurar estos
delitos dentro de los ordenamientos legales respectivos. Tenemos por ejemplo, Las Cuarenta
Recomendaciones del Grupo de Trabajo de Acción Financiera para Combatir el Lavado de Dinero
(Perfeccionamiento de los sistemas Legales Nacionales para combatir el Lavado de Dinero), donde
se define el delito de lavado de dinero en los siguientes términos: “4. Cada país debe tomar las
medidas necesarias, incluyendo las legislativas para así permitirles criminalizar el lavado de dinero
proveniente de las drogas, tal y como se establece en la Convención de Viena. Cada país debe
considerar extender el delito de lavado de dinero proveniente de drogas o de cualquier otro
delito relacionado con narcóticos: un enfoque alternativo es el de criminalizar el lavado de dinero
basándose en todo delito grave y/o en todo delito que generan un monto significativo de ganancias
o en delitos graves”.
111 C astillo Alva, “La necesidad de determinación del ‘delito previo’ en el delito de lavado de activos.
Una propuesta constitucional”, ob. cit., p. 339.
112 R osas C astañeda, La prueba en el delito de lavado de activos, ob. cit., p. 253.
113 H inostroza PA riachi, E l delito de lavado de activos: delito fuente, ob. cit., p. 118.

179
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

verificarse que en el hecho imputado exista un delito previo, y que dicho delito,
generador de las ganancias que van a ser objeto del delito de lavado de activos, debe
estar postulado en forma clara y precisa114.

Sexta. Si bien es cierto, el delito de lavado de activos constituye un delito au­


tónomo de aquel precedente que dio origen a los activos, ello no significa de modo
alguno, que dicha independencia sea absoluta, pues la existencia de un delito previo
para el delito de lavado de activos, constituye un presupuesto necesario para la cons­
trucción, procesamiento y eventual condena de una persona por este tipo penal115.

Séptima. La jurisprudencia de los juzgados y las salas penales supranacionales,


al momento de calificar la denuncia penal, deben verificar que en el hecho imputado
se postule un delito previo al delito de lavado de activos; y que este delito fuente
o delito previo generador de las ganancias ilícitas que van a ser objeto de lavado
de activos, tienen que estar postulado de forma clara y precisa, estableciendo la
circunstancia de espacio y tiempo, de qué acto o actos específicos se trata116.

Octava. Lo correcto sería primero que se determine el delito fuente, y una


vez este haya sido probado, mediante sentencia condenatoria firme, recién se pase
a juzgar el delito de lavado de activos117.

Novena. Debe ejercerse una mínima actividad probatoria entorno al delito


de lavado de activos, en razón a que si ello no es así, entonces se estaría vulnerando
diversos derechos y garantías constitucionales sobre la imputación penal necesaria
y el derecho a probar, pues el tipo penal de lavado de activos exige que se desplie­
gue actividad probatoria no sobre el enriquecimiento del particular, sino sobre el
presunto delito que lo originó118.

Décima. La tesis de la autonomía sustantiva en relación al delito de lavado


de activos no solo viola el principio de legalidad, sino también principios otros
fundamentales del derecho penal. En efecto, al postular que para sancionar a un
ciudadano por el delito de lavado de activos no es necesario probar que el origen

114 N olasco Valenzuela, José, M anual de litigación de tráfico ilícito de drogas, Lima: Ara, 2012, pp.
171-179.
115 C uarto J uzgado Penal S upraprovincial, Expediente N .02008-000055-0-1801- JR-PE-04.
116 R osas C astañeda, La prueba en el delito de lavado de activos, ob. cit., p. 257.
117- L amas S uárez, Gerardo Luis, “La falta de determinación del delito fuente en la ley penal contra el
lavado de activos”, en Gaceta Penal & Procesal Penal, N .° 30, Lima: marzo del 2013, pp. 155-160.
118 C aro C oria, “Sobre el tipo básico del lavado de activos”, art. cit., p. 590.

180
CUARTA PARTE | EL INDICIO EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

ilícito se originó en un delito previo determinado, sino que basta con probar el
origen ilícito de manera “abstracta”, o peor aún, en tesis más extremistas que no
es necesario probar en absoluto el origen ilícito, se viola flagrantemente el derecho
constitucional a la prueba, y a la demostración de los hechos119.

Décima primera. El derecho a la prueba como expresión del derecho de defensa


y la presunción de inocencia garantiza el debido proceso en un Estado democrático
de derecho120. Este derecho constitucional no solo posibilita que el ciudadano sujeto
a una investigación tenga la posibilidad de presentar todos los medios necesarios que
considere conveniente, sino que de otro lado, como la otra cara de la moneda, en
virtud de este derecho y demás garantías, al ciudadano lo ampara la garantía de que
para ser sancionado en forma legítima, el Ministerio Público, quien tiene la carga
de la prueba121, debe probar cada uno de los elementos descriptivos y normativos
del tipo penal que se le imputa.

D écim a segunda. En efecto, el considerando 33 del Acuerdo Plenario


N .° 3-2010/C J-l 16, señala: “sobre el conocimiento del delito fuente y del conjun­
to de los elementos objetivos del lavado de activos, será normalmente la prueba
indiciaria — no es habitual, al respecto, la existencia de prueba directa— . En esta
clase de actividades delictivas muy propias de. la criminalidad organizada, la prueba
indiciaria es idónea y útil para suplir las carencias de la prueba directa. La existencia
de los elementos del tipo legal deberá ser inferida — a partir de un razonamien­
to lógico inductivo, apoyado en reglas de inferencia que permitan llegar a una
conclusión a partir de determinadas premisas— de los datos externos y objetivos
acreditados, conforme se ha establecido en la Ejecutoria Suprema Vinculante N .°
1912-2005-Piura, del 6 de septiembre del 2005” 122.

Décima tercera. En relación al tema que nos convoca, vinculado a la interpre­


tación y desarrollo de la prueba indiciaria desde la perspectiva del delito de lavado
de activos, en el plano nacional los antecedentes más significativos, los encontramos
en la resolución del 6 de setiembre del 2005 (Sala Penal Permanente, R. N . N .°
1912-2005), que constituye un punto de partida en materia del desarrollo posterior
e interpretativo de la prueba indiciaria en términos de precedente vinculante.

119 Parjona A rana, “Consideraciones críticas sobre la llamada autonomía del delito de lavado de
activos”, art. cit., p. 15.
120 Sánchez Velarde, Pablo, E l nuevo proceso penal, Lima: Idemsa, 2009, p. 270 y ss.
121 C ubas Villanueva, Víctor, E l nuevo proceso penal peruano, Lima: Palestra, 2009.
122 Véase, C orte S uprema, Acuerdo Plenario N .° 3-2010/C J-l 16, Lima: 16 de noviembre del 2010.

181
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Décima cuarta. En efecto, la Ley N .° 27765123 (derogada por el D. Leg. N .°


1106), es precedente referencial en materia de interpretación dé la prueba por
indicios, en razón, a que a en su artículo sexto, la prueba por indicios aparece por
primera vez incorporada en términos formales a la legislación penal que reprime el
delito de lavado de activos. Se señala que “el origen ilícito que conoce o puede pre­
sumir el agente del delito (de lavado de activos), podrá inferirse [...] de los indicios
concurrentes en cada caso [...]” . Se refiere también a los “indicios concurrentes”, en
, el entendido que para condenar a una persona con prueba indiciada por el delito
de lavado de activos, se hacía necesario la presencia de más de un indicio.

123 Vid. Ley N.° 27765, artículo 6.

182
JURISPRUDENCIA
SALA PENAL PERMANENTE1
R. N. N.° 1912-2005
PIURA

Lima, seis de septiembre del dos mil cinco.

VISTOS: El recurso de nulidad interpuesto por el acusado Agustín


Eleodoro Romero Páucar contra la sentencia de fojas quinientos cuarenta y seis, su
fecha doce de abril del dos mil cinco; de conformidad en parte con lo opinado por el
señor fiscal supremo en lo penal; por sus fundamentos pertinentes.

CONSIDERANDO

Primero: Que el acusado Romero Páucar en su recurso formalizado a fojas qui­


nientos sesenta y uno indica que no existe la certeza de su responsabilidad penal en los
presentes hechos, ya que los testigos de Dadla Vigil Romero, Rómulo Izquierdo Rivera,
Rosario Vigil Romero, Darbi Valdivieso Vigil, Juan Castro Aguilera, Eberth Reyes
Tuse, Rule Pesantes Yangua, y Carmen Amelia Yangua Landacay coinciden en afirmar
que el recurrente se encontraba en el lugar distinto de los hechos que ocasionaron la
muerte de Segundo Humberto Mantilla Bautista; agrega además que no se tomó en
cuenta que la pericia de absorción atómica no arroja positivo para los tres elementos
indispensables para determinar que una persona efectuó algún disparo.

Segundo: Que el cargo contra el acusado Romero Páucar por el delito homicidio
calificado solo se basa en la testimonial de Pedro Carvajal Nonajulca de fojas trescientos
sesenta y tres, quien expresa que viajó juntamente con el occiso agraviado hasta Ayabaca,
que este le manifestó que en el ómnibus venía una persona a quien había intervenido
por posesión de drogas pero no le preciso de quien se trataba que las declaraciones de
Pedro Loayza Flores, Santos Romero Vega, Datíla Vigil Romero e Hipólito Saavedra
de Cocha solo hace referencia a situaciones anteriores o posteriores sin hacer referencia
a la participación del encausado en el hecho sobre el cual se le acusa.

1 Recurso de Nulidad constituido como precedente vinculante, por el Acuerdo Plenario N.° 1-2006/
ESV-22 del trece de octubre del dos mil seis.

185
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Tercero: Que, al respecto, cabe indicar, en primer lugar, que el acusado sostiene que
desconocía que el agraviado llevaba la investigación en su contra (lo que no es motivo
suficiente para acreditar la comisión del hecho delictivo); que, en segundo lugar, que
él no acreditar con exactitud dónde se encontraba al momento de los hechos tampoco
permite establecer la responsabilidad penal que se le imputa; que, en tercer lugar, el arma
que se le encontró es un revólver “Ruger” calibre treinta y ocho especial —ver pericia
balística forense de fojas cuatrocientos setenta y cuatro— , mientras que las balas que
causaron el deceso del agraviado corresponde a un proyectil para cartucho de pistola
calibre nueve milímetros- Parabellum, de plomo encamisado con un peso de ocho punto
dos gramos, por lo que no existe similitud entre los proyectiles y el arma en cuestión;
que, en cuarto lugar, la pericia de absorción atómica de fojas cuatrocientos ocho que se
le practicó al acusado arroja solo la presencia de plomo, más no de antimonio y bario.

Cuarto: Que, según lo expuesto inicialmente, la sala sentenciadora sustentó la


condena en una evaluación de la prueba indiciaría, sin embargo, como se advierte
de lo expuesto precedentemente, no respetó los requisitos materiales legitimadores,
única manera que permite enervar el derecho a la presunción de inocencia; que sobre
el particular, por ejemplo, se tiene lo expuesto por el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos, en doctrina que se comparte, que la prueba por indicios no se opone a
esa institución [Asuntos Pahm Hoang contra Francia, sentencia del veinticinco de
setiembre de mil novecientos noventa y dos, y Telfner contra Austria,, sentencia del
veinte de marzo de dos mil uno]; que, en efecto, materialmente, los requisitos que
han de cumplirse están en función tanto al indicio, en sí mismo, como a la deducción
o inferencia, respecto de los cuales ha de tenerse el cuidado debido, en tanto que lo
característico de esta prueba es que su objeto no es directamente el hecho constitutivo
del delito, tal y como está regulado en la ley penal, sino otro hecho intermedio que
permite llegar al primero por medio de un razonamiento basado en el nexo causal y
lógico existente entre los hechos probados y los que se tratan de probar; que, respecto
al indicio, (a) este — hecho base— ha de estar plenamente probado — por los diversos
medios de prueba que autoriza la ley— , pues de lo contrario sería una mera sospecha
sin sustento real alguno, (b) deben ser plurales, o excepcionalmente únicos pero de una
singular fuerza acreditativa, (c) también concomitantes al hecho que se trata de probar
— los indicios deben ser periféricos respecto al dato fáctico a probar, y desde luego no
todos lo son— , y (d) y deben estar interrelacionados, cuando sean varios, de modo
que se refuercen entre sí y que no excluyan el hecho consecuencia — no solo se trata de
suministrar indicios, sino que estén imbricados entre sí— ; que es de acotar que no todos
los indicios tienen el mismo valor, pues en función a la mayor o menor posibilidad de
alternativas diversas de la configuración de los hechos — ello está en función al nivel
de aproximación respecto al dato fáctico a probar— pueden clasificarse en débiles y
fuertes, en que los primeros únicamente tienen un valor acompañante y dependiente
de los indicios fuertes, y solos no tienen fuerza suficiente para excluir la posibilidad de
que los hechos hayan ocurrido de otra manera — esa es, por ejemplo, la doctrina legal

186
JURISPRUDENCIA

sentada por el Tribunal Supremo español en la sentencia del veinticinco de octubre


de mil novecientos noventa y nueve que aquí se suscribe— ; que, en lo atinente a la
inducción o inferencia, es necesario que sea razonable, esto es, que responda plenamente
a las reglas de la lógica y de la experiencia, de suerte que de los indicios surja el hecho
consecuencia y que entre ambos exista un enlace preciso y directo.

Quinto: Que, en el presente caso, no se ha desvirtuado fehacientemente la presun­


ción de inocencia y por ende no está acreditada la responsabilidad penal del acusado
Romero Páucar por el delito de homicidio calificado, ya que del análisis de las pruebas
aportadas en el proceso solo se tiene la mera sospecha de que el acusado pudo haber sido
el autor del homicidio; que a partir de esas referencias, débiles en sí mismas, estimar
que atentó contra la vida de una persona — indicio de móvil delictivo— , sin mayores
datos periféricos adicionales —y debidamente enlazados— en orden a su presencia u
oportunidad física para la comisión del delito, a la oportunidad material para hacerlo,
a una actitud sospechosa o conducta posterior, y a una mala justificación — que no
han sido acreditadas— , son evidentemente insuficientes para concluir que el acusado
mató al agraviado.

Sexto: Que, en tal virtud, ante la insuficiencia probatoria, es de aplicación el artículo


doscientos ochenta y cuatro del Código de Procedimientos Penales, y al amparo del
artículo trescientos, primer párrafo, del Código, acotado corresponde dictar sentencia
absolutoria por delito de homicidio.

Séptimo: Que, con respecto al delito de tenencia ilegal de armas, se encuentra


acreditada la responsabilidad penal del acusado Romero Páucar, puesto que se halló
en su poder dos armas sin contar con licencia respectiva, conforme se aprecia del acta
de registro domiciliario de fojas doscientos treinta.

Octavo: Que dada la forma y circunstancias en que se cometió el delito, y al ab­


solvérsele del delito de homicidio, la pena debe disminuirse prudencialmente ya que
la misma resulta excesiva para el delito de tenencia ilegal de armas.

DECISIÓN

Por estos fundamentos:

I. Declararon N O HABER NULIDAD en el extremo de la sentencia de fojas qui­


nientos cuarenta y seis, su fecha doce de abril de dos mil cinco, que condena a
Agustín Eleodoro Romero Paucar como autordejjdelito de tenencia ilegal de armas
en agravio del estado, y fija en dos mil nuevos soles el monto que por concepto
de reparación civil deberán abonar a favor del Estado.

187
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

II. Declararon HABER NULIDAD en el extremo de la sentencia que condena a


Agustín Eleodoro Romero Paucar por delito de homicidio agravado en agravio
de Segundo Humberto Mantilla Bautista, y en cuanto le impone doce años de
pena privativa de libertad, con lo demás que contiene al respecto; reformándola:
ABSOLVIERON a Agustín Eleodoro Romero Paucar de la acusación formulada
en su contra por delito de homicidio agravado en agravio de Segundo Humberto
Mantilla Bautista; en consecuencia MANDARON archivar provisionalmente el
proceso, y de conformidad con lo preceptuado por el Decreto Ley veinte número
mil quinientos setenta y nueve; ORDENARON la anulación de sus antecedentes
policiales, y judiciales generados como consecuencia de este delito; y le IMPU­
SIERON seis años de pena privativa de libertad por el delito de tenencia ilegal
de armas, que con descuento de la carcelería que viene sufriendo vencerá el veinte
de abril deL dos mil diez.

III. Declararon NO HABER NULIDAD en lo demás que al respecto contiene y es


materia del recurso; y los devolvieron.

S.S.
SIVINA H U RTAD O
SAN M ARTÍN CASTRO
PALACIOS VILLAR
LECAROS C O RN EJO
M O LINA O RD Ó Ñ EZ

188
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA

VI PLENO JURISDICCIONAL DE LAS SALAS PENALES


PERMANENTE Y TRANSITORIAS

ACUERDO PLENARIO N.° 3-2010/CJ-l 16

Fundamento: Artículo 116 TUO LOPJ


ASUNTO: El delito de lavado de activos

Lima, dieciséis de noviembre del dos mil diez.

Los jueces supremos de lo Penal, integrantes de las Salas Penales Permanente y


Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, reunidos en Pleno Jurisdic­
cional, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 116 del Texto Único Ordenado
de la Ley Orgánica del Poder Judicial, han pronunciado el siguiente:

ACUERDO PLENARIO

I. ANTECED EN TES

1. Las Salas Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la


República, con la autorización del Presidente del Poder Judicial mediante Resolución
Administrativa número 165-2010-P-PJ, y el concurso del Centro de Investigaciones
Judiciales, bajo la coordinación del señor San Martín Castro, acordaron realizar el VI
Pleno Jurisdiccional de los jueces supremos de lo Penal, al amparo de lo dispuesto en el
artículo 116 del Texto Único Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial — en ade­
lante, LOPJ— , para dictar Acuerdos Plenarios para concordar la jurisprudencia penal.

2. El Pleno Jurisdiccional se realizó en tres fases.


En la primera fase — determinación de los temas jurídico penales objeto de trata­
miento plenario— los señores jueces supremos discutieron y definieron la agenda. Al
respecto, se tuvo en cuenta los diversos problemas y cuestiones de relevancia jurídico
penal que han venido conociendo en sus respectivas salas en el último año. Se estableció
siete temas objeto de tratamiento jurisprudencial y sus respectivos problemas específicos.
La segunda fase, denominada participación ciudadana, tuvo como finalidad promover

189
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

la intervención y el aporte de la comunidad jurídica del país para la solución de cada


uno de los problemas antes planteados. Para ello se habilitó el foro la participación a
través del portal electrónico del Poder Judicial, con el que se logró un amplio concurso
de diversas instituciones del país a través de sus respectivas ponencias.

Luego de una debida selección de las ponencias presentadas, se realizó en fecha


cuatro de noviembre la audiencia pública correspondiente. Los representantes de todas
las instituciones acreditadas sustentaron y debatieron sus respectivas ponencias ante el
Pleno de los jueces supremos de ambas Salas Penales.

3. En cuanto al tema en debate: “el delito de lavado de activos”, informaron


oralmente los juristas María del Carmen García Cantizano — en representación del Ins­
tituto de Ciencia Procesal Penal— , Miguel Antonio Fallo Rosado — en representación
del Centro para la Investigación y Mejora de la Calidad en el Servicio de la Justicia.
Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo— y Eloy Zeballos Solano — en
representación del Colegio de Abogados de Lima— .

4. La tercera fase del VI Pleno Jurisdiccional comprendió el proceso de discusión


y formulación de los Acuerdos Plenarios, labor que recayó en los señores jueces supre­
mos ponentes en cada uno de los siete temas. Esta fase culminó con la Sesión Plenaria
realizada en la fecha-.- Los diez señores jueces supremos intervinieron con igual derecho
de voz y voto.

5. El Acuerdo Píenario, como expresión de una decisión común de los señores


jueces supremos en lo Penal, se emite conforme a lo dispuesto en el artículo 116 de la
LOPJ, que faculta a las Salas Especializadas del Poder Judicial a dictar decisiones de esta
naturaleza con la finalidad de concordar criterios jurisprudenciales de su especialidad.

6. La deliberación y votación del tema el delito de lavado de activos se realizó el


día de la fecha. Como resultado de la deliberación y en virtud de la votación efectuada,
por unanimidad, se emitió el presente Acuerdo Píenario. Interviene como ponente el
señor Prado Saldarriaga, con la participación del señor San Martín Castro.

II. FUNDAMENTOS JURÍDICOS

§ 1. La naturaleza jurídica y el bien jurídico en el delito de lavado de activos


Se identifica como lavado de activos a todo acto o procedimiento realizado para
dar una apariencia de legitimidad a los bienes y capitales que tienen un origen ilícito.
El lavado de activos es un delito no convencional y constituye en la actualidad un
notorio expoñente de la moderna criminalidad organizada. Desde la promulgación de
la Ley N.° 27765 del 17 de junio dél 2002, este ilícito penal se encuentra tipificado y
sancionado fuera del Código Penal de 1991. Es por ello que en la actualidad la identi­

190
JURISPRUDENCIA

ficación del bien jurídico tutelado en este tipo de hecho punible ya no puede deducirse
de la ubicación sistemática que tenían en la Parte Especial de nuestra legislación penal
fundamental, los derogados artículos 296-A y 296-B. Por consiguiente, el precisar la
calidad y alcances del bien jurídico tutelado en el lavado de activos constituye un primer
problema dogmático que se debe abordar en este Acuerdo Plenario.

Es frecuente en la doctrina y en el derecho penal extranjero, considerar como el


bien jurídico tutelado con la criminalización del lavado de activos a las funciones, o a
la estabilidad o al régimen jurídico que regula la actividad económica de un país. Tal
opción es en algunos casos coherente por la ubicación sistemática que corresponde a
dicho delito en los códigos penales. Así, por ejemplo, el derecho penal español inserta
a los delitos de lavado de activos como conductas afines a la receptación (artículos 301
a 304) en el Título XIII del Código Penal de 1995 sobre “Delitos contra el patrimonio
y contra el orden socioeconómico”. En ese contexto, Gómez Iniesta destaca la poten­
cialidad negativa del blanqueo la cual “reside en la desestabilización del mercado y de
la economía” [Cfr. Diego J. Gómez Iniesta, El Delito de blanqueo de capitales en derecho
español, CEDECS Editorial, Barcelona: 1996, p. 34]. Por su parte, otros autores, como
Del Carpió Delgado, rechazan tal calificación por lo difuso y omnicomprensivo que re­
sulta considerar como bien jurídico tutelado al orden socioeconónomico, demandando,
en cambio, mayor concreción y relación directa o funcional de aquel con la operatividad
del blanqueo de capitales: “En definitiva, el orden socioeconómico no constituye el bien
jurídico inmediatamente protegido por el delito de blanqueo de bienes. El legislador a
través de las distintas conductas tipificadas en el Título XIII, protege algunas esferas,
elementos o intereses del orden socioeconómico. Pues bien, aquí está el centro de la
cuestión, en qué medida la tipificación de las conductas constitutivas de blanqueo de
bienes contribuyen a la protección de ese orden socioeconómico y más específicamen­
te, que elemento o qué esfera de este se está protegiendo. En nuestra opinión es la
circulación de los bienes en el mercado como elemento indispensable para su normal
funcionamiento y de la economía en general, el bien jurídico protegido por el delito
de blanqueo de bienes” [Cfr. Juana del Carpió Delgado, E l delito de blanqueo de bienes
en el Nuevo Código Penal, Tirant Lo Blanch, Valencia, 1997, p. 81].

8. En el derecho penal colombiano, donde el lavado de activos también se incluye


entre los Delitos contra el orden económico social (artículos 323 a 325 del Código
Penal), la doctrina ha asumido posiciones similares a las debatidas en España como se
aprecia en la propuesta hermenéutica sostenida por Hernández Quintero; “...espreciso
concluir que el delito de lavado de activos es quizá uno de los comportamientos que con
mayor vehemencia vulnera el orden económico social de un país, a l punto que distorsiona
la economía, generando problemas de inflación, devaluación, revaluación y la conocida por
algunos como la enfermedad holaizdesa, que no es más que elfenómeno que se produce en
un país cuando sepresenta, enforma simultánea, una elevada inflación acompañada de un
proceso de marcada recesión en el nivel de la actividad económica ” [Cfr. Hernando Her­

191
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

nández Quintero, E l lavado de activos. Segunda Edición. Ediciones Jurídicas Gustavo


Ibáñez, Santa Fe de Bogotá, 1997, p. 94].

Incluso en otros sistemas jurídicos, donde se ubica al delito de lavado de activos


en conexión con otros bienes jurídicos diferentes como la salud pública, debido a su
tradicional vinculación con el delito tráfico ilícito de drogas, los especialistas también
tienden a considerar la protección de bienes jurídicos específicos y propios de la actividad
económica. En tal sentido Langón Cuñarro, comentando la legislación uruguaya de la
materia, señala: “Se ha discutido intensamente sobre cuál es el bien jurídico protegido
por esta y las otras formas de legitimación de activos, siendo evidente que no puede
sostenerse que lo que se protege es la salud pública, que solo vendría a ser, en el mejor de
los casos, un interés apenas indirectamente protegido, como puede serlo cualquier otro
en general En realidad la disputa se reduce a considerar si se protege la administración
de justicia (por su evidente parentesco con el delito de encubrimiento y receptación) o
el orden socio económico del Estado. Yo adhiero a esta segunda posición, por lo cual
estrictamente las figuras deberían estudiarse sistemáticamente, entre aquellas que afec­
tan la economía y la hacienda públicas (Título IX del C.P.), dejándolas aquí solo por
tradición y para permitir una lectura más orgánica de la ley que las contiene, que es la
que prevé los delitos contra el tráfico ilícito de drogas, que si afectan la salud pública”
[Cfr. Miguel Langón Cuñarro, Código Penal. Tomo II. Universidad de Montevideo,
Montevideo, 2004, p. 272].

9. Sin embargo, la posibilidad dogmática que ofrece la legislación peruana para


asimilar esta tendencia a reconocer aspectos o funciones de la economía como el bien
jurídico tutelado requiere atender previamente varios aspectos. En primer lugar, el de­
recho nacional no coloca al lavado de activos como un delito típicamente económico.
En segundo lugar, no es del todo acertado asumir que el lavado de activos solo colisiona
con bienes jurídicos macrosociales de carácter funcional, como el orden económico o
el sistema financiero de un país. Fundamentalmente, porque si bien es cierto que los
principales efectos del este delito pueden distorsionar los indicadores y la estabilidad
de la economía de una sociedad, también lo es que no siempre los procedimientos de
blanqueado de capitales contradicen las formas o límites de la regulación económica,
financiera y tributaria fijada por los Estados. Ello se demuestra claramente con la exis­
tencia y permanencia “estables” y en “crecimiento”, de las economías de los países que
operan como “paraísos fiscales o financieros”. Efectivamente, como destacan algunos
autores: “El orden socioeconómico no puede constituirse en bien jurídico protegido
por el delito de blanqueo de bienes ya que no puede olvidarse que alguna fase espe­
cífica del blanqueo de bienes, en algunos casos concretos es beneficiosa para el orden
socioeconómico. Téngase como ejemplo el funcionamiento de la economía de los
países conocidos como paraísos fiscales. En estos, el mantenimiento y la mejora de sus
variables económicas, tanto en la creación de empleo como en la obtención de divisas,
se debe precisamente a la existencia de un poderoso sector de servicios, especialmente

192
JURISPRUDENCIA

financiero cuya finalidad específica es la captación de bienes económicos extranjeros


siendo indiferente si tienen su origen o no en un hecho delictivo” [Cfr. Juana del Carpió
Delgado, E l Delito de blanqueo de bienes en elNuevo Código Penal, ob. cit., pp. 79 y 80].

10. Otro sector, cada vez más minoritario de la doctrina y la legislación contem­
poránea, se inclina por señalar al lavado de activos como un delito que atenta contra,
el bien jurídico administración de justicia. Por lo general, también esta tendencia se
respalda en la ubicación legislativa que tiene dicho delito o por su evidente similitud
con las formas convencionales del encubrimiento o favorecimiento real. Como distingue
Bottke, para esta opción: “E l blanqueo de dinero se erige en sabotaje de la persecución y
recriminación penales justificadas por la necesidad y en la puesta en peligro ofrustración
de la producción procesalpenal del comiso de las ganancias del hecho delictivo y los costes'
productivos del comiso deproducía et instrumenta sceleris. Se erige en sabotaje del comiso de
ganancias, comiso de efectos e instrumentos y del aseguramiento. Supone el especialfracaso
de las consecuencias del delito. Supone elfracaso penal” [Cfr. Wilfried Bottke, “Mercado,
criminalidad organizada y blanqueo de dinero en Alemania, en Revista Penaln,° 2, julio
1998, p. 12]. En la audiencia pública realizada el 4 de noviembre como preámbulo de
este Acuerdo Plenario de deslizó también esta posición por parte de una de las insti­
tuciones participantes [Cfr. Ponencia del Instituto de Ciencia Procesal Penal expuesta
por la profesora Dra. María del Carmen García Cantizano].

Si enfocamos únicamente al lavado de activos desde un ángulo puramente ope­


rativo, la administración de justicia resulta ser el bien jurídico más próximo al ámbito
de influencia del delito que analizamos, ya que los activos obtenidos ilegalmente por el
crimen organizado o los bienes que fueron adquiridos con dinero sucio, tienen la calidad
material de efectos del delito. Por ello se explica que subsista en el derecho extranjero
alguna predilección por asimilar los actos de lavado de activos a la estructura típica
del delito de encubrimiento real. Es decir, valorar a tales conductas ramo un modo de
ocultar los efectos de un hecho punible perjudicando así la recta y oportuna acción
de la justicia [Cfr. Alberto Néstor Cafetzóglus, Delitos con drogas. Ed. Centro Norte,
Buenos Aires, 1991, p. 81].

Un ejemplo elocuente de ello lo encontramos en el Código Penal Italiano [Cfr.


Artículos 648 bis y 648 ter]. Sin embargo, lo lineal y convencional del enfoque político-
criminal que sustenta a esta posición, no resulta compatible ni adaptable a los fines y
a la dinámica contemporánea de las distintas operaciones que se califican como actos
propios de lavado de activos. Sobre todo porque como afirma Fabián Caparros, tales
conductas no están dirigidas únicamente “a evitar la persecución del delito previo,
toda vez que su fin prioritario estriba en distanciar progresivamente las ganancias de su
origen para así dotarlas de una apariencia de licitud y, de este modo, poderlas reinvertir
en el mercado. Por lo tanto, el encubrimiento no es el objetivo que inspira el origen
de una operación de reciclado, sino una consecuencia colateral, quizá necesaria, de la

193
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

que también se beneficia el delincuente” [Cfr. Eduardo Fabián Caparros. El delito de


blanqueo de capitales. Editorial Colex, Madrid, 1998, p. 262]. Ahora bien, en referencia
al derecho penal nacional tal adscripción exclusiva y excluyente de tutela penal, a favor
del bien jurídico administración de justicia, también debe desestimarse a partir de la
decisión legislativa de extraer al delito de lavado de activos del Código Penal. En efecto,
si el legislador peruano hubiera considerado a tal ilícito como lesivo a la función judicial
penal, le hubiera bastado para reprimirlo con modificar la redacción y los alcances del
artículo 405 del Código Penal. Según esta disposición: “El que dificulta la acción de la
justicia procurando la desaparición de las huellas o prueba del delito u ocultando los
efectos del mismo, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni
mayor de cuatro años”. Pero esa no fue la decisión adoptada por nuestra legislación.
Es más, incluso en la etapa final de la elaboración de la Ley N .° 27765 se rechazó la
estructura del Proyecto de la Comisión que presidía la Congresista Susana Higushi,
la cual, justamente, proponía incluir al lavado de activos entre los delitos contra la
función jurisdiccional.

11. Al margen de las dós propuestas examinadas sobre la calificación del bien
jurídico tutelado en el delito de lavado de activos, las que, además, también engloban
a otras opciones de menor consenso y mucho más específicas como la transparencia
de las operaciones que tienen lugar en el circuito de la intermediación financiera o la
posibilidad de restitución a su titular de los bienes ilícitamente obtenidos, hoy en día es
también frecuente encontrar en la doctrina una alusión directa al carácter pluriofensivo
del lavado de activos. Esto es, a su conexión plural con la afectación sucesiva o simultanea
de varios bienes jurídicos. Incluso en la propia doctrina española coexisten autores muy
caracterizados como Zaragoza Aguado, que coinciden en señalar que “No cabe duda
que el blanqueo de dinero es una actividad criminal pluriofensiva, pues son variados los
bienes que se tratan de proteger con su incriminación de forma mediata e inmediata.
Su ubicación dentro del título de los delitos contra el orden socioeconómico parece
dar a entender que este es el bien jurídico que se protege de modo directo e inmediato”
[Cfr. Javier Zaragoza Aguado, “El blanqueo de bienes de origen criminal”, Separata
del Curso Combate al Lavado de Dinero desde los SistemasJudiciales, CICAD-DEVIDA.
Lima, setiembre 2002, p, 12]. Por su parte, Fabián Caparros también pone de relieve
las bondades funcionales y técnicas de esta tendencia en los términos siguientes: “Con
toda probabilidad las conductas del reciclaje inciden negativamente — si bien en diferente
medida— sobre una serie de intereses sociales a los que ahora no vamos a volver a referir­
nos. Desde este punto de vista compartimos la opinión de Vives Antón, Prado Saldarriaga
o Vidales Rodríguez, quienes creen que el lavado de capitales ilegales ostenta los rasgos de
una figura pluriofensiva” [Cfr. Eduardo Fabián Caparros, El delito de blanqueo de
capitales, Ob. Cit., p. 238].

12. Los autores nacionales al comentar la Ley N .° 27765, asumen también una
postura a favor dé la pluriofensividad del lavado de activos. Por ejemplo, Bramont-Arias

194
JURISPRUDENCIA

Torres destaca lo siguiente: “Nuestra opinión del bien jurídico es que nos encontramos
ante un delito pluriofensivo, donde se lesionan varios bienesjurídicos. Si bien consideramos
que el delito de lavado de activos es un delito socioeconómico, por lo que en elfondo el bien
jurídico principal de protección es el orden económico, y dentro del mismo específicamente
el tráfico ilícito de bienes que debe imperar en toda sociedad, lo cual se vería afectado con
la circulación de bienes ilícitos ” [Cfr. Luis Alberto Bramont-Arias Torres, Algunas pre­
cisiones referentes a la ley penal contra el lavado de activos. Libro Homenaje al Profesor
Luis Alberto Bramont Arias. Editorial San Marcos, Lima 2003, p. 521]. En términos
semejantes se pronuncia Gálvez Villegas: “Estos actos de lavado o legalización de bie­
nes o activos de procedencia ilícita, que si bien directamente afectan a l orden o sistema
económico, revisten también la condición de conductas pluriofensivas de distintos bienes
jurídicos penalmente relevantes, y, por ello, tienen enorme trascendencia en la vida política,
económica y social delpaís —y de la comunidad internacional—>ya que trastocan el orden
económico-financiero, afectando su legitimidad y transparencia, a la vez que dificultan la
planificación y política económica estatales” [Cfr. Tomás Aladino Gálvez Villegas, E l
delito de lavado de activos. Editora Jurídica Grijley, Lima, 2004, p. xv]. No obstante,
cabe señalar que esa pluralidad de bienes jurídicos comprometidos fue formulada en
nuestra doctrina incluso desde que el delito de lavado de activos fuera incorporado a
la legislación peruana a inicios de los años noventa, y a pesar de su inclusión entre los
delitos de tráfico ilícito de drogas: “Ahora bien, la criminalización del lavado de dinero
fue concebida por la política internacional antidroga como una posibilidad de control,
destinada a neutralizar el modas operandi del narcotráfico a través de la interdicción y
congelamiento de los vitales de inversión y reserva que permiten mantener en actividad a
las organizaciones que se dedican a la producción y!o comercialización de drogas ilegales.
Es, pues, desde ese objetivo funcional que deberá de ensayarse toda posible interpretación o
discusión acerca del bien jurídico tutelado que está detrás de la penalización de los actos de
lavado. En tal sentido, las limitaciones e inconvenientes que evidencian las diferentes posi­
ciones que hemos reseñado se explican, sobre todo, por lo unilateral de sus enfoques acerca del
delito y de su relevancia político-criminal, y que dejan, más bien, en un segundo plano, los
criteriosfuncionales de eficacia y eficiencia de la criminalización. Para nosotros, por tanto,
el lavado de dinero no está orientado hacia la afectación de un bien jurídico exclusivo y
determinado, ya que dicha infracción se presenta en la realidad como un proceso delictivo
que según sus manifestaciones concretas perjudica de modo simultáneo o paralelo distintos
bienesjurídicos. Se trata, pues, en definitiva, de un delito pluriofensivo que compromete a
varios interesesjurídicamente relevantes como la eficacia de la administración de justicia,
la transparencia del sistemafinanciero, la legitimidad de la actividad económica e, incluso,
en un plano sumamente mediato, la incolumidad de la saludpública. Este último en razón
que en su sentidofuncional, el lavado de dinero aparecería como un acto defavorecimiento
ofacilitación del tráfico ilícito y, por ende, del consumo indebido de drogas” [Cfr. Víctor
Roberto Prado Saldarriaga, E l delito de lavado de dinero. Su tratamiento Penaly Bancario
en el Perú. IDEMSA. Lima, 1994, pp. 65 y 66].

195
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Por su parte, García Cavero, desde su óptica dogmática de corte nacionalista, re­
conoce la negatividad y ofensividad de los actos de lavado de activos en tanto prácticas
disfuncionales frente a las normas que rigen las expectativas sociales en un tráfico regular
de los bienes que circulan en el mercado: “la expectativa normativa de conducta de que
el tráfico de los bienes se mueve por operaciones o transacciones realizadas realmente con las
reglas del libre mercado, de manera que exista la confianza general en los agentes económicos
de que los bienes no tienen unaprocedencia delictiva, sino que se ajustan a las reglas del tráfico
jurídico-patrimonial. Por lo tanto, constituiría un grave error exigir en el delito de lavado de
activos una afectación sensible al orden económico, pues, como lo demuestra la experiencia,
el delito de lavado de activos puede ser incluso saludable para determinadas economías de­
pendientes de esteflujo de bienes. La defraudación normativa del delito de lavado de activos
no se determina con criterios de eficiencia económica, sino a partir de determinada condición
esencial del mercado, en la que confían los agentes económicos ’ [Cfr. Percy García Cavero,
Derecho Penal económico. Parte especial. Grijley, Lima, 2007, p. 490],

13. Resulta, pues, mucho más compatible con la dinámica y finalidad de los actos
de lavado de activos que tipifica la Ley N .° 27765 la presencia de una pluralidad de
bienes jurídicos que son afectados o puestos en peligro de modo simultaneo o sucesivo
durante las etapas y operaciones delictivas que ejecuta el agente. En ese contexto diná­
mico, por ejemplo, los actos de colocación e intercalación comprometen la estabilidad,
transparencia y legitimidad del sistema económico-financiero. En cambio, los actos de
ocultamiento y tenencia afectan la eficacia del sistema de justicia penal frente al crimen
organizado. Simultáneamente, en todas estas etapas el régimen internacional y nacional
de prevención del lavado de activos, resulta vulnerado en todas sus políticas y estrategias
fundamentales. Esta dimensión pluriofensiva es la que justifica, además, las severas
escalas de penalidad conminada que establece la Ley N .° 27765, pues como razona
Vidales Rodríguez, el desvalor de tales actos trasciende y engloba al que corresponde
por cada uno de esta pluralidad de intereses sociales comprometidos [Cfr. Catalina
Vidales Rodríguez, Los delitos de receptación y legitimación de capitales en el Código Penal
de 1995, Tirant Lo Blanch, Valencia, 1997, pp. 93 y 94].

14. Ahora bien en cuanto a la autoría del delito el lavado de activos, pese a lo com­
plejo de su modus operandi, que involucra el tránsito por tres etapas sucesivas conocidas
como colocación, intercalación e integración, la ley penal nacional no exige calidades
especiales en el sujeto activo. Se trata, pues, de un típico delito común que puede ser
realizado por cualquier persona. Incluso la fórmula empleada por el legislador peruano
no excluye de la condición potencial de autor a los implicados, autores o participes, del
delito que generó el capital ilícito que es objeto de las posteriores operaciones de lavado
de activos. La clásica noción de agotamiento no excluye la configuración de un delito
de lavado de activos y no es compatible con la aludida dinámica funcional o el modus
operan di de tal ilícito. Por lo demás ella no se adecúa a la forma como se ha regulado
en la Ley N .° 27765 tal infracción. Es más, en la actual redacción del artículo 6 in fine

196
JURISPRUDENCIA

expresamente se reconoce tal posibilidad (“También podrá ser sujeto de investigación


por el delito de lavado de activos, quien realizó las actividades lícitas generadoras del
dinero, bienes, efectos o ganancias”).

§2. La consumación en el delito de lavado de activos


15. Con las modificaciones que introdujo el Decreto Legislativo 986 en los
artículos 1 y 2 de la Ley N .° 27765 el delito de lavado de activos ha quedado con­
figurado como un delito de resultada Por tanto, en los actos de conversión, trans­
ferencia ocultamiento y tenencia de activos de procedencia ilícita la consumación
del delito requiere, necesariamente, verificar si el agente logró con tales conductas,
cuando menos momentáneamente, dificultar la identificación de su ilícito origen, o
su incautación o decomiso. Esto es asegurar, siquiera mínimamente, tales activos y
su potencial o real aplicación o integración en el circuito económico. En consecuen­
cia, pues, si dichos resultados no se realizan, esto es, se frustra de cualquier modo la
operación de cubierta que el agente busca construir o consolidar sobre los activos
que pretende lavar se deberá calificar a tal inicio de ejecución como una tentativa la
cual será punible conforme a lo dispuesto en el artículo 16 del Código Penal. Esto
ocurrirá, por ejemplo, cuando el agente no alcance a culminar el procedimiento de
conversión o de transferencia de los activos ilícitos que hubiera emprendido, sea por
la intervención de terceros o por otras razones o condiciones ajenas a su voluntad. En
ese sentido, García Cavero precisa que: “El artículo 16 del Código penal permitiría
castigar el emprendimiento de actos dirigidos a realizar el delito sin llegar a consu­
marlo. Si bien con la anterior redacción resultaba cuestionable afirmar la tentativa
en un delito de peligro abstracto, en la actualidad esa limitación conceptual no se
presenta. Por esta, razón, resulta perfectamente posible castigar como tentativa los
actos de conversión, transferencia, ocultación y tenencia que no consigan dificultar
la identificación del origen de los activos, o su incautación o decomiso. En todo caso,
dada la exigencia subjetiva de la tentativa, esta solamente podría tener lugar en caso
de una realización dolosa del tdelito de lavado de activos” [Cfr. Percy García Cavero,
Derecho Penal económico. Parte Especial, ob. cit., p. 512]. La doctrina extranjera ca­
lifica como casos frecuentes de tentativa a los siguientes: “Se puede querer convertir
billetes de baja denominación cambiándolos por otros de mayor valor, en la primera
etapa del lavado, interrumpiéndose el proceso ejecutivo por acto de la autoridad,
quedando por consiguiente el delito de lavado por conversión en grado de tentativa.
O también se puede imaginar una transferencia de valores en proceso, por ejemplo
de una cuenta a otra, que es interrumpida por intervención de la autoridad, en cuyo
caso los autores habrán cometido lavado en grado de tentativa” [Cfr. Miguel Langón
Cuñarro, Código Penal, tomo II, ob. cit., p. 275]. Ejemplos similares de formas de
tentativa de actos de conversión y transferencia han sido expuestos por la doctrina
nacional [Cfr. Tomás Aladino Gálvez Villegas, E l delito de lavado de activos, ob. cit.,
pp. 66 y 67].

197
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

16. Ahora bien, resulta pertinente destacar que las distintas modalidades de
conversión y transferencia que contiene el artículo 1 de la Ley N .° 27765 constituyen
modalidades de delitos instantáneos. Siendo así el momento consumativo coincidirá
con la mera realización de cualquiera de las formas señaladas por la ley. Sin embargo, en
lo concerniente a los actos que tipifica el artículo 2 como supuestos de ocultamiento y
tenencia, su estructura ejecutiva es la propia de los delitos permanentes. En ellas, pues, las
posibilidades delictivas incluidas imponen que el momento consumativo y la producción
del estado antijurídico generado por la conducta realizada se mantenga en el tiempo por
voluntad expresa o implícita del agente. La permanencia del estado antijurídico, pues, y
por consiguiente de la consumación, durará lo que el agente decida o lo que este logre
mantener sin que las agencias de control descubran o detecten la procedencia ilícita o lo
ficticio de la apariencia de legalidad de los activos. No obstante, cabe distinguir que los
actos de transporte, introducción o extracción de activos en el territorio nacional que
también se incluyen en el artículo 2, desde la vigencia del Decreto Legislativo 982, debido
a su operatividad ejecutiva deben ser apreciados como delitos de consumación instantánea.

La necesidad de distinguir la condición instantánea o permanente de la consu­


mación en los actos que constituyen delitos de lavado de activos, adquiere importancia
práctica para resolver problemas relacionados con la prescripción de la acción penal o
con las posibilidades de una participación post consumativa. Por tanto, es de identificar
tal condición para aplicar debidamente las reglas particulares que para estos casos ha
definido la legislación y la doctrina nacionales. Sobre el particular es de tener en cuenta
lo señalado por el desaparecido Profesor Luis Bramont Arias: “Derivan relevantes conse­
cuencias de la cualidadpermanente o instantánea de un delito. En los delitospermanentes:
la prescripción de la acción penal correspondiente a ellos, no empieza a correr sino una vez
que ha cesado la duración de su estado consumativo... la intervención de un tercero que
colabore o coopere accesoriamente con el autor mientras dure la ejecución, no podrá ser
constitutiva de encubrimiento, sino de participación enforma de coautoría o complicidad;
y se entenderáflagrante el delito en tanto persista el lapso consumatorio. En cambio, en el
delito instantáneo, la prescripción comienza a contarse desde el instante preciso en que se
completó la consumación, momento... tras el cual toda cooperación solo podrá dar origen a
responsabilidadpor encubrimiento ” [Cfr. Luis A. Bramont Arias, Derecho Penal, tercera
ed. Imprenta Vilok, Lima, 1978, pp. 290 y 291].

§ 3. El tipo subjetivo en el delito de lavado de activos


17. En cuanto a la tipicidad subjetiva de los delitos de lavado de activos, la cons­
trucción normativa que se utiliza en los artículos 1 y 2 de la Ley N .° 27765 permite
identificar solamente delitos dolosos. El dolo, sin embargo, con el que debe actuar el
agente, incluye también la modalidad eventual.

El sujeto activo debe, pues, ejecutar los distintos actos y modalidades de lavado
de activos de manera consciente y voluntaria. Ello significa que el agente sabe o puede

198
JURISPRUDENCIA

presumir que el dinero o los bienes que son objeto de las operaciones de colocación,
transferencia, ocultamiento o tenencia que realiza tienen un origen ilícito. La ley exige,
pues, que, cuando menos, el agente pueda inferir de las circunstancias concretas del
caso que las acciones de cobertura o integración las va a ejecutar con activos que en la
condición de productos o ganancias del delito.

18. Sin embargo, no es una exigencia del tipo penal que el agente conozca de qué
delito previo se trata, ni cuando se cometió este, ni mucho menos quiénes intervinieron
en su ejecución.. Tampoco el dolo del agente tiene necesariamente que abarcar la situa­
ción procesal del delito precedente o de sus autores o partícipes. Igualmente, tratándose
de los actos de ocultamiento y tenencia, no es parte de la tipicidad subjetiva que el autor
conozca o esté informado sobre las acciones anteriores de conversión o transferencia,
ni mucho menos que sepa quiénes estuvieron involucradas en ellas.

19. En nuestra legislación no se han regulado formas culposas de lavado de acti­


vos. Por consiguiente, no resultan compatibles con esta opción del legislador peruano
las interpretaciones que pretendan inferir una modalidad culposa en base al sentido
y alcance de la expresión legal “puede presumir”. Por ejemplo, la que sostiene que
con dicha expresión se alude a: “un supuesto de culpa grave que se castiga del mismo
modo que un delito doloso” [Cfr. Percy García Cavero, Derecho Penal económico. Parte
Especial, Grijley, pp. 510 y 511]. Como afirma Gálvez Villegas: siguiendo la tradición
legislativa, y en cumplimiento del art. 12 del Código Penal cuando el legislador quiere
considerar el supuesto imprudente, lo refiere expresamente. En este orden de ideas, si el
legislador hubiera querido introducir el supuesto culposo, lo hubiese referido de forma
expresa sin recurrir a la fórmula puede resumir, que como acabamos de indicar, solo
hace referencia al supuesto de dolo eventual que es como se ha venido interpretando”
[Cfr. Tomás Aladino Gálvez Villegas, E l delito de lavado de activos, ob. cit., pp. 60 y
61]. Cabe validar lo antes expuesto acerca de la atipicidad del lavado de activos culposo
en la legislación peruana, a partir de una revisión del contexto legal internacional. Por
ejemplo, el Reglamento Modelo de la CICAD-OEA se refiere a la tipicidad culposa
con el uso de la expresión “debiendo saber”. En efecto, la nota 2 hecha a pie de página
del artículo 2 del texto oficial vigente del Reglamento Modelo de la CICAD-OEA,
estipula lo siguiente: “Debiendo saber se interpreta en este Reglamento Modelo como
culpa, lo que en el ordenamiento jurídico de algunos estados miembros está por debajo
de los estándares mínimos. Se entiende que los estados miembros que lo apliquen lo
harán de una forma consistente con su respectivo ordenamiento jurídico [Cfr. CICAD.
Reglamento Modelo Sobre Delitos de Lavado de Activos Relacionados con el Tráfico ilícito
de Drogas y Otros Delitos Graves, texto editado por la Secretaría General de la Organi­
zación de Estados Americanos, Washington D. C. s/d., p. 2],

20. El texto original de los artículos 1 y 2 de la Ley N .° 27765 incluía un elemento


subjetivo especial distinto del dolo, de aquellos a los que la doctrina considera como

199
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

tendencia interna trascendente o delitos de intención. Efectivamente, aquella redacción


típica conectaba específicamente la acción dolosa del agente con un objetivo que se
colocaba subjetivamente más allá de la mera colocación, conversión, ocultamiento o
tenencia de los activos ilegales. La norma, exigía, pues, además de dolo, que el agente
persiguiera una finalidad ulterior o de objetivo de las acciones de lavado de activos y
que se describía como “evitar la identificación de su origen, su incautación o deco­
miso”. Esta fórmula legal permitía calificar de atípico cualquier supuesto culposo o
de exceso de confianza frecuentes en la conducta de los terceros de buena fe. Lo cual
fue destacado por los juristas nacionales: “La inclusión de este elemento de tendencia
interna trascendente, que no estaba previsto en la normatividad derogada, creemos
que constituye un acierto del legislador; pues de este modo se podrá evitar actuaciones
punitivas arbitrarias, que abonen a la vigencia de un derecho penal garantista” [Cfr.
Tomás Aladino Gálvez Villegas, E l delito de lavado de activos, ob. cit., p. 62]. En el
derecho comparado este tipo de elementos subjetivos distintos del dolo también son
utilizados regularmente para circunscribir mejor el ámbito del ilícito y desconectarlo
de conductas delictivas similares que afectan el patrimonio (receptación) o la adminis­
tración de justicia (encubrimiénto real). Ejemplos de esta tendencia son el artículo 72
de la Ley costarricense 7786 de 1998, el artículo 400 bis del Código Penal mexicano
y el artículo 301.1 del Código Penal español.

21. La ley 27765, pues, hasta antes del Decreto Legislativo 986, demandaba que
junto al proceder doloso del agente estuviera presente, siempre, una preordenación
subjetiva orientada a promover o viabilizar el proceso del lavado de los bienes de origen
ilegal. Esto es, a crearles una apariencia de legitimidad o a alejarles de toda medida
de interdicción. En definitiva, el sujeto activo tenía que actuar siempre con el fin de
asegurar la ganancia delictivamente generada. Sin embargo, para la concreción típica
del delito bastaba que esa finalidad coexistiera en la realización dolosa de los actos de
conversión, transferencia, ocultamiento o tenencia aunque no se lograra materialmente
dicho objetivo. El lavado de activo era entonces un típico delito de eligió. Sobre el
particular sostuvo Fabián Caparros: “No nos parece desacertada a incorporación al tipo
de un elemento subjetivo complementario que exija al juzgador que dé por probada
la voluntad del agente de actuar con el ánimo de lograr esa finalidad encubridora. De
este modo, la figura resultante adoptará la estructura propia de un delito de resultado
cortado que, como tal, cumplida objetiva y subjetivamente la primera conducta — esto
es, la circulación de un capital sucio a través de los cauces económicos oficiales— , no
requerirá para su consumación más que la vertiente subjetiva de la segunda — actuar
con el fin de ocultar el origen ilícito de los bienes— no siendo preciso que se materialice
objetivamente un resultado — el efectivo encubrimiento— que es independiente de la
actuación del sujeto activo” [Cfr. Eduardo Fabián Caparros, E l delito de blanqueo de
capitales, ob. cit., pp. 343 y 344]. En conclusión, pues, el elemento subjetivo especial
que incluyó el texto originario de la Ley N .° 27765 cumplía funciones dogmáticas y
de político criminal importantes.

200
JURISPRUDENCIA

22. El Decreto legislativo 986 suprimió las exigencias de esa tendencia interna
trascendente y la transformó en el resultado típico. Por tanto, actualmente tos artículos
1 y 2 requieren de un dolo que abarque también tal resultado como concreción objetiva
del tipo. Por tanto el dolo comprende la conciencia y voluntad de realizar actos de
conversión, transferencia, ocultamiento y tenencia que, como resultado, dificultan la
identificación del origen ilícito de los bienes, su incautación o decomiso. Como bien
anota García Cavero: “...el delito de lavado de activos se configura solamente si el autor
realiza la conducta de conversión, transferencia, ocultación o tenencia conociendo la
aptitud concreta de su acción para dificultar la eventual identificación del origen, incau­
tación o decomiso de los activos. Bajo estas consideraciones, hay una conducta típica
de lavado de activos si el autor actúa con conocimiento o la posibilidad de conocer que
esos bienes son de procedencia ilícita y pese a ello realiza una conducta voluntaria que
sabe que va a evitar su eventual identificación, incautación o decomiso” [Cfr. Percy
García Cavero, Derecho Penal económico. Parte Especial, ob. cit., pp. 510 y 511]-

23. En atención, pues, a lo expuesto, cabe entender que solo si subjetivamente


en el agente concurren la ignorancia, el error o la buena fe sobre el origen ilícito de los
bienes, o de los resultados específicos que deben derivarse de la ejecución de los actos
de disposición, cesión, uso o tenencia de los mismos, el comportamiento será atípico
al carecer del dolo. Sobre este particular, Diez Ripolles ha considerado también la au­
sencia de dolo cuando el agente conoce “la actividad de narcotraficante de la persona
de la que proceden los bienes, pero no le consta que en ese caso sean efecto o ganancia
de un delito” [Cfr. Los delitos relativos a drogas tóxicas, estupefacientes y sustancias psico-
trópicas, Editorial Tecnos, Madrid, 1989, p. 92]. Ahora bien, una reflexión dogmática
propia merece el caso de los Negocios Standard o Conductas Neutras. En especial se
debe evaluar con detenimiento la situación de algunos profesionales que como los a
contadores, notarios o abogados pueden brindar sus servicios profesionales a crimina­
les conocidos o a personas cuya solvencia económica resulta de origen dudoso. Como
señala la doctrina especializada, una zona gris entre las operaciones de lavado de activos
y las conductas socialmente adecuadas o inocuas, 2S el que corresponde a los denomi­
nados negocios standard. Esto es, a los servicios regulares que se ofrecen abiertamente
a todas las personas. En esta categoría, por ejemplo, quedan comprendidos desde las
empleadas del hogar, pasando por los vendedores de suministros cotidianos (diarios,
pan, gasolina, etc.), hasta llegar a los servicios profesionales o técnicos especializados
(abogados, contadores, médicos, etc.).

El problema se plantea, pues, en tomo a decidir la relevancia penal o no de


brindar tales servicios a personas que se conoce o se sospecha que están vinculadas con
actividades criminales y de las cuales pueden provenir los recursos económicos que son
utilizados para pagar la correspondiente contraprestación, precio u honorarios por el
servicio brindado. Al respecto, Ragués y Vallés advierte lo siguiente: “La solución no
parece, sin embargo, tan evidente cuando la aportación de un sujeto a la actividad de

201
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

lavado consiste en la mera prestación de los servicios propios de su profesión, es decir,


en la realización de aquellas actividades que, en principio, se ofrecen a cualquier cliente
que las solicite (negocios o conductas standard). Las dudas sobre si estas actividades son
objetivamente idóneas para integrar el tipo del lavado de activos se extienden incluso a
aquellos supuestos en los que el autor conoce o sospecha que los bienes con los que será
retribuido provienen de la previa comisión de un delito grave” [Cfr. Ramón Ragúes
i Valles, Lavado de activos y negocios standard, ob. cit., p. 624].

24. Conforme a la doctrina especializada cabe declarar la atipicidad o la justifica­


ción de los casos representativos de negocios standard o conductas neutras. En principio
porque se trataría de conductas lícitas en tanto realizan un acto permitido por la ley
o en cumplimiento de deberes especiales ligados a la profesión. Por ejemplo, Vidales
Rodríguez, analizando la situación de los abogados, afirma que la conducta de estos pro­
fesionales estará justificada solamente cuando se límite a la realización de actos propios y
compatibles con una defensa penal técnica. En cambio, si ella se expresa en una asesoría
antijurídica que convoca a realizar transferencias dirigidas a evitar la detección de los
bienes ilícitos, se constituiría siempre un acto de complicidad en el delito de lavado de
activos: “La conducta de estos sujetos puede ser considerada de cooperación necesaria
o, cuando menos, de complicidad; aunque es discutible que quede amparada por esta
causa de justificación, ya que el ejercicio legítimo de su profesión no puede consistir en
la comisión de un delito de legitimación de capitales” [Cfr. Catalina Vidales Rodríguez,
Los delitos de receptación y legitimación de capitales en el Código Penal de 1995, Tirant
Lo Blandí, Valencia, 1997, p. 122].

25. Para otros juristas la conducta del abogado que ejerce la defensa y recibe
honorarios con dinero presuntamente ilegal también resulta atípica por ser adecuada
socialmente y no generarse con ella un grado de riesgo no permitido para el bien jurí­
dico tutelado. Autores nacionales como Gálvez Villegas comparten tal posición: “No se
debe incurrir en el error de pensar que cualquier servicio de asesoría jurídica remunerado
que se brinda a terceros que se encuentran involucrados en el delito previo v. gr. Tráfico de
drogas, dará lugar a l delito de lavado de activos, pues un acto de la vida cotidiana que se
mantiene dentro de lo socialmente adecuado y no supera el riesgo permitido, y que corres-
ponde justamente a un trabajo o un servicio profesional, no puede generar responsabilidad
penal alguna. E l abogado que recibe una suma de dinero, por ejemplo, de un traficante
de drogas, en virtud a una defensa letrada que nene llevando a cabo no está blanqueando
dinero sucio, sino está cobrando por un servicio que presta; pues en estos casos la recepción
del dinero o cualquier otro bien, no tiene comofinalidad el ocultamiento, sino elpago de un
servicio prestado” [Cfr. Tomás Aladino Gálvez Villegas, “El delito de lavado de activos.
Legislación peruana. Aspectos Básicos”, en Vista Fiscal n.° 1, noviembre 2003, p. 82].
Bramont-Arias Torres también suscribe esta tesis: “En el aspecto doloso normalmente se
asume como punto a tener en cuenta si la actividad realizada por tipo penal. En caso de
no asumir esta postura, se comprendería como delito conductas discutibles como los casos

202 I
JURISPRUDENCIA

del taxista que cobra y recibe dinero proveniente de un delito, o el caso del abogado que
cobra sus honorarios de un narcotraficante, etc., las cuales serían conductas socialmente
adecuadas” [Cfr. Luis Alberto Bramont-Arias Torres, Algunas precisiones referentes a la
ley penal contra el lavado de activos, ob. cit., p. 526].

26. Sobre la base de los correctos enfoques reseñados de la doctrina nacional y


extranjera es pertinente, además, tener en cuenta las siguientes consideraciones, rela­
cionadas con el rol y la finalidad que guían el accionar de un lavador de activos y que
no se reproducen en el quehacer de los que practican o ejercen negocios standard o
conductas neutras. En efecto, la función de un lavador de activos es asegurar la ganancia
o mejora patrimonial obtenida por quien requiere de sus servicios. Su ánimo delictivo
está indisolublemente enlazado con la búsqueda de una consolidación aparente o fáctica
de ese patrimonio de origen o componentes ilegales. De allí que el abogado, el médico,
los familiares dependientes, los empleados domésticos, los proveedores cotidianos, etc.,
que se relacionan con el titular de activos ilícitos originales o reciclados, en ese espacio
específico y neutral, propio de sus negocios standard, no actúan premunidos de esa
finalidad, ni proveen a aquel de esa consolidación lucrativa. Por tanto, los servicios que
ellos prestan carecen de tipicidad porque no son actos de colocación, transformación u
ocultamiento en los términos y alcances que corresponden al ciclo del lavado de activos.
Pero, además, no existe, frente a tales conductas, una necesidad de pena, ni hay riesgos
de debilitamiento de la prevención general, ni mucho menos el agente expresa en su con­
ducta requerimientos de prevención especial. En la doctrina una interpretación similar
es también recogida y expuesta con precisión del modo siguiente por Ragués i Vallés:
“El fundamento expuesto de la punición del lavado de activos debe emplearse ahora
como herramienta teórica para decidir en qué casos está legitimado el castigo de una
conducta subsumible formalmente en el tipo de tal infracción y, de forma más concreta,
para resolver si la realización de negocios standard a sabiendas del origen delictivo de
la contraprestación económica puede integrar el tipo de este delito. Trasladando a este
ámbito la lógica que subyace a dicho fundamento se obtiene un criterio delimitador
que dice así: solo está justificado que una conducta se castigue como constitutiva de
lavado si, para un potencial infractor, la posibilidad de contar con ella ex post puede
valorarse como un incentivo para realizar de forma relevante la capacidad disuasoria
de la pena prevista para dicho delito” [Cfr. Ramón Ragúes Valles, Lavado de activos
y negocios standard, ob. cit., p. 647].

27. Finalmente, resulta pertinente destacar que en la actual legislación peruana,


la tipicidad subjetiva del delito de lavado de activos no demanda que su autor lo haya
realizado con ánimo de lucro. Ello permite establecer una mejor diferencia entre los
actos de lavado de activos y el delito de receptación patrimonial del artículo 194 del
Código Penal. Esta distinción, por lo demás, ha sido también destacada desde inicios
de la década de los noventa por la doctrina extranjera. Así, por ejemplo, en Argentina
Cafetzoglus ha señalado que si bien el tipo legal del lavado es semejante al del cubri­

203
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

miento, el primero resulta “sensiblemente más amplio ya que capta toda intervención
respecto de los valores provenientes de algunos de los delitos, que implique alguno de los
actos enumerados, aún sin ánimo de lucro” [Cfr. Delitos con drogas, ob. cit., p. 81]. Por
su parte, el jurista portugués De Faria Costa ha afirmado en igual sentido lo siguiente:
“Si el blanqueamiento, tal como lo concebimos, no es más que una particular y específica
receptación, él se basa, principalmente, en actividades criminosas ligadas a l tráfico de drogas;
pero, sobre todo, no radica en la intención de obtenerpara sí opara otro un lucro ilegítimo
(¡ventaja patrimonial, en la expresión de la ley), como acontece en la definición legal de
receptación, sino en la finalidad de encubrir o disimular el origen ilícito del capital”
[Cfr. fosé De Faria Costa, “O Blanqueamiento de Capitais ”. Separata. Jornadas de De­
recho Penal Económico, Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid,
Madrid, 1992, p. 20].

Posición similar expresa en la doctrina española Gómez Iniesta: “En el blanqueo


se auxilia a l delincuente para que se aproveche de los bienes de origen delictivo sin que se
requiera interés lucrativo alguno (favorecimiento ajeno), mientras que en la receptación el
autor se aprovecha para sí de los efectos del delito actuando conpropósito de enriquecimien-
to” [Cfr. Diego J. Gómez Iniesta, El delito de blanqueo de Chítales en Derecho español,
ob. cit., p. 58].

§ 4. El valor de los bienes objeto del delito de lavado de activos y la determinación


de la pena
28. Es importante destacar que para el derecho penal nacional, el valor económico
o el monto dinerario de los activos involucrados en las distintas modalidades de lavado,
carecen de significado para la tipicidad y penalidad del delito. En cambio, para otras
legislaciones, como la vigente en Argentina, la calidad de delitos de los actos de con­
versión, transferencia, ocultamiento o tenencia sí queda supeditada al valor económico
de las operaciones realizadas. En ese sentido, el artículo 278 del Código Penal de aquel
país establece: “Será reprimido con prisión de dos a diez años y multa de dos a diez veces
el monto de la operación el que convirtiere, transfiere, administrare, vendiere, gravare o
aplicare de cualquier otro modo dinero u otra clase de bienes provenientes de un delito en
el que no hubiere participado, con la consecuencia posible de que los bienes originados o
los subrogantes adquieran la apariencia de un origen lícito y siempre que su valor supere
la suma de cincuenta mil soles (SI. 50.000), sea en un acto o por la reiteración de hechos
diversos vinculados entre sí”.

29. No obstante ello, estando a lo establecido en el inciso 4 del artículo 46 del


Código Penal, el juez deberá apreciar el valor de los bienes involucrados en la operación
de lavado realizada por el agente, a fin de evaluar debidamente el grado de desvalor
que la conducta representa y graduar en función de ella la proporcionalidad de la pena
aplicable. Cabe anotar, además, que en otros delitos como el de defraudación tributaria
el importe del tributo omitido, cuando no es superior a cinco unidades impositivas

204
JURISPRUDENCIA

tributarias, motiva una atenuación específica de la pena [Cfr. Artículo 3 del Decreto
Legislativo 813 o Ley Penal Tributaria). Tal valor dinerario, en todo caso, puede servir
de referencia al operador de justicia para poder diferenciar el significado material de
la operación de lavado de activos realizada por el agente, y decidir razonadamente la
aplicación de una pena proporcional en cada caso.

§ 5. El delito fuente y la prueba en el delito de lavado de activos


30. Como ha quedado expuesto, el delito de lavado de activos requiere que pre­
viamente se haya cometido otro delito, cuya realización haya generado una ganancia
ilegal, que es precisamente lo que el agente pretende integrar a la economía y, en su caso,
al sistema financiero. Los denominados “delitos fuente” han sido precisados relativa­
mente, en una suerte de catálogo abierto, pues en la lista de once delitos, que siempre
será del caso acotar, se agregan delitos similares — obviamente graves: sancionados con
penas privativas de libertad significativas y realizados tendencialmente en delincuencia
organizada— que generen ganancias ilegales — su lógica delictiva se engarza en la gene­
ración de una ganancia económica que se pretenda sustraer del sistema de persecución
estatal para su incautación y decomiso— , con excepción del delito de receptación— .
Así consta en el artículo 6 de la Ley de lavado de activos — modificada por el Decreto
Legislativo número 986, del 22 de julio del 2007— .

31. En orden a las exigencias del derecho probatorio penal es de tener en cuenta
que a Ley Penal contra el lavado de activos, desde la tipicidad objetiva, castiga tanto
los actos de conversión y transferencia como los actos de ocultamiento y tenencia de
dinero, bienes, efectos o ganancias de origen delictivo — objeto material del delito— ,
que dificultan la identificación de su origen, su incautación o decomiso.

Desde la tipicidad subjetiva, el tipo legal exige al agente, de un lado, el dolo directo,
es decir, el conocimiento seguro del origen ilícito del objeto delictivo, y, de otro, el dolo
eventual, esto es, que solo pueda presumir el origen delictivo del referido objeto, que
tenga la probabilidad de saberlo. Se castiga, por consiguiente, ambas modalidades de
dolo. Su conocimiento, por cierto, se refiere al hecho y sus circunstancias pero no a la
calificación jurídica; y este — el dolo— ha de ser antecedente o concurrente en la acción.

Ahora bien, dos son las cuestiones relevantes que es del caso precisar: la determi­
nación del origen delictivo del dinero, bienes, efectos o ganancias, y el conocimiento
de su origen ilícito..

32. Respecto de lo primero, el artículo 6 de la.ley establece que no es necesario


que las actividades referidas al delito fuente se encuentren sometidas a investigación,
proceso judicial o hayan sido objetó de sentencia condenatoria. Ello reconoce simple­
mente que la vinculación de la actividad de lavado de activos con el delito fuente no
puede supeditarse a la estricta aplicación de las reglas de la accesoriedad que puedan

205
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

condicionar su naturaleza de figura autónoma y del bien jurídico, también autónomo,


afectado por el lavado,

El delito fuente, empero, es un elemento objetivo del tipo legal — como tal
debe ser abarcado por el dolo— y su prueba condición asimismo de tipicidad. No
es menester, como se ha indicado anteriormente, que conste acreditada la comisión
mediante sentencia firme, ni siquiera que exista investigación en trámite ni proceso
penal abierto. Es decir, expresamente se ha descartado una prejudicialidad homogénea
de carácter devolutiva.

33. La prueba sobre el conocimiento del delito fuente y del conjunto de los
elementos objetivos del lavado de activos será normalmente la prueba indiciaría — no
es habitual, al respecto, la existencia de prueba directa— . En esta clase de actividades
delictivas, muy propias de la criminalidad organizada, la prueba indiciaría es idónea y útil
para suplir las carencias de la prueba directa. La existencia de los elementos del tipo legal
analizado deberá ser inferida — a partir de un razonamiento lógico inductivo, apoyado
en reglas de inferencia que permiten llegar a una conclusión a partir de determinadas
premisas— de los datos externos y objetivos acreditados, conforme se ha establecido
en la Ejecutoria Suprema Vinculante número 1912-2005/Piura, del 6 de septiembre
del 2005 (Acuerdo Plenario número 1-2006/ESV-22, del 13 de octubre del 2006).

Los indicios han de estar plenamente acreditados, así como relacionádós entre sí
y no desvirtuados por otras pruebas o contraindicios. El Tribunal deberá explicitar el
juicio de inferencia de un modo razonable. Como presupuestos generales — materiales
y formales— en orden a la habilidad de la prueba indiciaria para constatar la realidad
del delito de lavado de activos, se requiere:

A. Existencia de hechos base o indicios plenamente acreditados, que en función


a su frecuente ambivalencia, han de ser plurales, concomitantes al hecho que se trata
de probar e interrelacionados — de modo que se refuercen entre sí— .

B. Entre los hechos base, apreciados en su globalidad, y el hecho consecuencia


ha de existir un enlace preciso según las reglas del pensamiento humano [perspectiva
material].

C. El razonamiento del Tribunal ha de ser explícito y claro, debe (i) detallar


y justificar el conjunto de indicios y su prueba, que van a servir de fundamento a la
deducción o inferencia, así como (ii) sustentar un discurso lógico inductivo de enlace
y valoración de los indicios, que aun cuando sucinto o escueto es imprescindible para
posibilitar el control impugnativo de la racional de la inferencia [perspectiva formal].

34. Desde luego no posible, por las propias características y el dinamismo de la


delincuencia organizada, así como por las variadas y siempre complejas actividades del

206
JURISPRUDENCIA

delito de lavado de activos — gran capacidad de camuflaje y hermetismo con que actúan
las redes clandestinas de la delincuencia organizada, que se vale de un inagotable catálogo
de técnicas o procedimientos en continua transformación y perfeccionamiento— , esta­
blecer criterios cerrados o parámetros fijos en materia de indicios y de prueba indiciaría
en este sector delictivo. Empero, a partir de los aportes criminológicos, la experiencia
criminalística y la evolución de la doctrina jurisprudencial, es del caso catalogar algunas
aplicaciones de la prueba indiciaría, sobre la base cierta de la efectiva determinación
de actos que sean susceptibles de ser calificados como irregulares o atípicos desde una
perspectiva financiera y comercial y que no vienen sino a indicar en el fondo la clara
intención de ocultar o encubrir los objetos materiales del delito.
Así:
A. Es de rigor examinar todos los indicios relativos a un incremento inusual del
patrimonio del imputado. Varios ejemplos de este incremento patrimonial pueden
destacarse: adquisición de bienes sin justificar ingresos que la expliquen, compra de
bienes cuyo precio abona otra persona, transacciones respecto de bienes incompatibles
a inadecuados en relación a la actividad desarrollada, etcétera.

B. Se han de examinar aquellos indicios relativos al manejo de cantidades de dinero


que por su elevada cantidad, dinámica de las transmisiones, utilización de testaferros,
depósitos o apertura de cuentas en países distintos del de residencia de su titular, o por
tratarse de efectivo pongan de manifiesto operaciones extrañas a las prácticas comerciales
ordinarias. Pueden ejemplificar estos supuestos, el transporte o posesión en efectivo
de grandes sumas de dinero, incluso sin justificar Su procedencia; movimientos ban-
carios a cuentas instrumentales de grandes sumas de dinero que son luego transferidas
hacia paraísos fiscales; utilización de identidades supuestas o de testaferros sin relación
comercial alguna para el movimiento de dinero y su ingreso a cuentas corrientes de
sociedades meramente instrumentales; cambio de divisas, constitución de sociedades,
titularidad de vehículos por un testaferro, etcétera.

C. La concurrencia, como indicio añadido, de inexistencia o notable insuficien­


cia de negocios lícitos que justifiquen el incremento patrimonial o las transmisiones
dinerarias.

D. La ausencia de una explicación razonable del imputado sobre sus adquisiciones y


el destino que pensaba darles o sobre las anómalas operaciones detectadas. La existencia
de los indicios referidos a las adquisiciones y destino de operaciones anómalas, hace
necesaria una explicación exculpatoria que elimine o disminuya el efecto incriminatorio
de tales indicios — tal situación, conforme aclaró la Sentencia del Tribunal Europeo de
Derechos Humanos Salabiaku del 7 de octubre de 1988, no vulnera la presunción de
inocencia en tanto en cuanto tal presunción no tiene carácter irrefutable y no impide
al afectado desarrollar actividad probatoria dirigida a constatar la ausencia de respon­
sabilidad en el hecho a través de causa que la excluyen— .

207
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DEUTO DE LAVADO DE ACTIVOS

E. La constatación de algún vínculo o conexión con actividades delictivas previas


o con personas o grupos relacionados con las mismas. Ese vínculo o conexión — contac­
tos personales, cesión de medios de transporte, vínculos con personas condenadas por
delitos graves: terrorismo, tráfico ilícito de drogas, corrupción— ha de estar en función
con un hecho punible en el que los bienes deben tener su origen, lo que comporta la
evidencia de una relación causal entre el delito fuente y el delito de lavado de activos.
Esta vinculación o conexión con actividades delictivas o con personas o grupos rela­
ciones con las mismas, podrá ir acompañada, por ejemplo, de aumento de patrimonio
durante el período de tiempo de dicha vinculación, y/o de la inexistencia de negocios
lícitos que justifiquen el aumento de patrimonio.

35. El tipo legal de lavado de activos solo exige la determinación de la procedencia


delictiva de dinero, bienes, efectos o ganancias que permita en atención a las circunstan­
cias del caso concreto la exclusión de otros posibles orígenes. No hace falta la demos­
tración acabada de un acto delictivo específico, con la plenitud de sus circunstancias, ni
de los concretos partícipes en el mismo —lo contrario implicaría, ni más ni menos, a
concebir este delito como de imposible ejecución— ; es suficiente la certidumbre sobre
su origen, conocimiento de la existencia de una infracción grave, de manera general. Ha
de constatarse algún vínculo o conexión con actividades delictivas graves — las previstas
en el artículo 6 de la ley— o con personas o grupos relacionados con la aplicación de
este tipo legal. El conocimiento, a título de dolo directo o eventual, puede “ ...inferirse
de los indicios concurrentes en cada caso” (artículo 6, primer párrafo, de la ley). En este
mismo sentido se inclina el artículo 3.3 de la Convención de Viena contra el tráfico
ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas, en cuya virtud el conocimiento, la
intención o la finalidad requeridas como elementos de tales delitos, podrán inferirse
de las circunstancias objetivas del caso. Es obvio que no bastarán las simples sospe­
chas, recelos o dudas sobre la procedencia del dinero, bienes, efectos ganancias, sino
que será precisa la certeza respecto al origen ilícito. Tal certeza, como se ha indicado,
puede provenir de la prueba indiciaría, que ha de acreditar la presencia antecedente de
una actividad delictiva grave — de las indicadas en el citado artículo 6 de la ley— que
permita en atención a las circunstancias del caso concreto la exclusión de otros posibles
orígenes, sin que sea necesario ni la demostración acabada de un acto delictivo específico
con todas sus circunstancias ni de los concretos partícipes en el mismo.

Salvo la confesión — muy inusual en estos casos, aunque no imposible— , los


elementos subjetivos del tipo, por su propia naturaleza, al no poder percibirse por los
sentidos no pueden ser objeto de prueba en sentido estricto. Estos se obtienen a partir
de los datos objetivos y materiales, mediante juicio de inferencia. Sobre el particular
ya se han fijado algunos criterios básicos en el parágrafo anterior.

§ 6. El valor probatorio del Informe de la Unidad de Inteligencia Financiera


36. La Ley número 28306, del .28 de julio del 2004, que modificó las leyes nú­
mero 27693 y 28009, y la última Ley número 29038, del 12 de junio del 2007, creo

208
JURISPRUDENCIA

la Unidad de Inteligencia Financiera del Perú — en adelante, UIF-Perú— . Es una


unidad especializada de la Superintendencia de Banca y Seguros y Administradoras
Privadas de Fondos de Pensiones — en adelante, SBS— encargada de recibir, analizar,
tratar, evaluar y transmitir información para la detección del lavado de activos y/o del
financiamiento del terrorismo, así como, de coadyuvar a la implementación por parte
de los sujetos obligados del sistema de prevención del lavado de activos y del financia­
miento del terrorismo para detectar operaciones sospechosas de lavados de activos y/o
del financiamiento del terrorismo.

Entre las funciones y facultades relevantes de la UIF-Perú se tiene: (i) solicitar a


las instituciones del Estado informes, documentos, antecedentes y todo elemento útil
para el cumplimiento de sus funciones; (ii) como solicitar, recibir y analizar información
sobre operaciones sospechosas a través de los Reportes de Operaciones Sospechosas, y los
Registros de Operaciones; y (iii) comunicar al Ministerio Público aquellas operaciones
que, luego de la investigación y análisis respectivos, presuma que estén vinculadas a
actividades de lavado de activos y/o financiamiento del terrorismo.

Según el artículo 10-A de la Ley número 28306 el denominado ‘Reporte de


Operaciones Sospechosas’ es un documento de trabajo de la UIF-Perú, reservado
únicamente para el inicio del tratamiento y análisis de la información allí contenida.

Esta información, luego del análisis e investigación respectiva, se tramitará al


Ministerio Público en los casos en que se presume haya vinculación con actividades de
lavado de activos y/o del financiamiento del terrorismo.

37. La UIF-Perú lidera el sistema de prevención del lavado de activos y del


financiamiento del terrorismo. Los sujetos obligados a informar están legalmente de­
terminados. A partir de los informes de aquellos y de las solicitudes e instancias que
curse la UIF-Perú, esta iniciará el análisis e investigación de todas aquellas operaciones
que puedan estar vinculadas a actividades de lavado de activos y/o de financiamiento
del terrorismo. En el plano de la investigación del delito de lavados de activos, la ley
reconoce las atribuciones de otras instancias de investigación, con las que puede incluso
participar en actividades conjuntas de investigación. El informe de la UIF-Perú, por
tanto, no constituye requisito de procedibilidad alguna.

Según el artículo 13.2 del Reglamento de la ley que crea la UIF-Perú, aprobado
por Decreto Supremo número 018-2006-JUS, del 25 de julio del 2006, el informe
que envía al Ministerio Público se denomina “Informe de Inteligencia”. Contiene la
labor de análisis producto de los reportes de operaciones sospechosas que recibe y de
las investigaciones conjuntas que pueda solicitar, y su evaluación de las operaciones
que presuma estén vinculadas con el delito de lavado de activos y/o financiamiento
del terrorismo. El sustento de la información producto del desarrollo del trabajo de
inteligencia está inserto en los Anexos al Informe de Inteligencia.

209
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

38. La naturaleza jurídica del Informe de Inteligencia no puede asimilarse a una


Auditoría Especializada de carácter financiero o pericia institucional, en función a las
limitaciones y rasgos propios con el que ha sido regulado. En efecto, según el párrafo
final del artículo 13.2 del Reglamento, el destinatario del Informe de Inteligencia está
obligado a guardar la debida confidencialidad de la entidad informante y la reserva del
contenido de la información. La información que sustenta el Informe de Inteligencia
tiene carácter reservado. No puede ser empleada en el proceso jurisdiccional ni como
medio probatorio, salvo que la UIF-Perú autorice expresamente sus anexos, que es el
sustento de la información proporcionada. El emplazamiento judicial de un funcionario
de la UIF-Perú solo procede respecto de los documentos que obren en autos y que han
sido autorizados por esa institución par constar en ellos.

Más allá de lo limitado del uso procesal del Informe de Inteligencia, y de la falta
de claridad para su utilización en relación al cuerpo del citado Informe y al sustento de
la información — los anexos— , llama la atención que el propio Estado limite el esclare­
cimiento de un delito de tanta gravedad y niegue el acceso fluido a la (autoridad penal
de información cuya pertinencia y utilidad corresponde valorar al órgano jurisdiccional,
pero que en este caso reconoce una potestad decisoria a la UIF-Perú.

Así las cosas es evidente que si el Informe de Inteligencia es de libre acceso a las
partes y al órgano jurisdiccional — en la medida en que así lo decida el UIFrPerú— ; y,
en tanto está acompañado de documentación, análisis financieros y contables, y diversa
información bancada y comercial, así como de las conclusiones y valoraciones consi­
guientes, primero, servirá como indicio procedimental para incoar el correspondiente
proceso penal o inculpación formal, y, segundo, luego de ser sometido a contradicción
por su nítido carácter pericial, podrá ser valorado como pericia institucional con arreglo
al principio de libre valoración.

III. D ECISIÓ N

39. En atención a lo expuesto, las Salas Penales Permanente y Transitoria de


la Corte Suprema de Justicia de la República, reunidas en Pleno Jurisdiccional por
unanimidad, y de conformidad con lo dispuesto en el artículo 116 del Texto Único
Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial; ACORDARON:

40. ESTABLECER como doctrina legal, los criterios expuestos en los fundamentos
jurídicos 7 a 38.

41. PRECISAR que los principios jurisprudenciales que contiene la doctrina legal
antes mencionada deben ser invocados por los jueces de todas las instancias judiciales,
sin perjuicio de la excepción que estipula el segundo párrafo del artículo 22 de la LOPJ,

210
JURISPRUDENCIA

aplicable extensivamente a los Acuerdos Plenarios dictados al amparo del artículo 116
del citado estatuto orgánico.

42. PUBLICAR el presente Acuerdo Plenario en el diario oficial E l Peruano.


Hágase saber.

BARANDIARÁN DEMPWOLF
CALDERÓN CASTILLO
SANTA MARÍA MORILLO
LECAROS CORNEJO
PRADO SALDARRIAGA
RODRÍGUEZ TINEO
BARRIOS ALVARADO
PRÍNCIPE TRUJILLO
NEYRA FLORES

211
EXP. N.° 00728-2008-PHC/TC
LIMA
GIULIANA FLOR DE MARÍA
LLAMOJA HILARES

SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


En Lima, a los 13 días del mes de octubre de 2008, el Pleno del Tribunal Consti­
tucional, integrada por los magistrados Mesía Ramírez, Vergara Gotelli, Landa Arroyo
Beamount Callirgos, Calle Hayen, Eto Cruz y Alvarez Miranda, pronuncia la siguiente
sentencia y con el fundamento de voto del magistrado Alvarez Miranda, que se adjunta

ASUNTO

El recurso de agravio constitucional interpuesto por Giuliana Flor de María Lia-


moja Hilares contra la sentencia expedida por la Primera Sala Penal para Reos en Cárcel
de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 2488, su fecha 23 de noviembre de
2007, que declaró improcedente la demanda de autos.

ANTECEDENTES

Con fecha 3 de agosto de 2007, la recurrente interpone demanda de hábeas cor-


pus, contra los Vocales integrantes de la Tercera Sala Penal con Reos en Cárcel de la
Corte Superior de Justicia de Lima, señores Josué Pariona Pastrana, Manuel Carranza
Paniagua y Arturo Zapata Carbajal; y contra los Vocales integrantes de la Primera Sala
Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, señores Javier Román
Santisteban, Hugo Molina Ordóñez, Daniel Peirano Sánchez y Ricardo Vinatea Medina,
con el objeto de que se declare la nulidad de la sentencia condenatoria de fecha 26 de
julio de 2006, y su confirmatoria mediante ejecutoria suprema de fecha 22 de enero
de 2007, ambas recaídas en el proceso penal N .° 3651-2006, y que en consecuencia,
se expida nueva resolución con arreglo a Derecho, así como se ordene su inmediata
libertad. Alega la vulneración de su derecho constitucional a la tutela procesal efectiva
que comprende el acceso a la justicia y el debido proceso, específicamente, los derechos a
la defensa y a la debida motivación de las resoluciones judiciales, así como los principios
de presunción de inocencia e in dubio pro reo, relacionados con la libertad individual.

213
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Refiere que el día de los hechos solo procedió a defenderse, ya que estando en la
cocina, la occisa le lanzó violentamente dos cuchillos, los cuales logró esquivar; que
luego, empuñando un tercer cuchillo la persiguió alrededor de la mesa, y la alcanzó en
una esquina, infiriéndole un corte en la palma de su mano derecha; ante ello, agrega
que cogió un cuchillo que estaba en la mesa y que, forcejeando, ambas avanzaron hacia
la pared, donde chocaron con el interruptor, apagándose la luz. Señala, asimismo, que
en tal contexto de forcejeo y de lucha ciega entre ambas (al haberse apagado la luz de
la cocina), se produjeron movimientos no de ataque, sino motivados por el pánico y la
desesperación, razón por la cual ambas se infirieron heridas accidentales (no intenciona­
les), a consecuencia de las cuales cualquiera de las dos pudo terminar muerta, pues cada
una estuvo premunida de un cuchillo de cocina. Ya con relación al fondo del asunto,
refiere que luego de producido el evento: i) la occisa presentó 60 heridas, las cuales
(todas) fueron superficiales, pues 56 se hallaron solo en la epidermis (sin sangrado);
3 menos superficiales, que tampoco fueron profundas (el protocolo de necropsia no
señalo profundidad por ser ínfimas), y una (1) que, aun siendo también superficial, fue
la única fatal (el protocolo de necropsia tampoco le asignó profundidad), mientras que
su persona presentó 22 heridas aproximadamente; sin embargo, refiere que el juzgador
sólo ha valorado 4 de ellas y no las demás, esto es, que se ha minimizado las heridas
cortantes que presentó su persona (para señalar que sólo fueron 4), y se ha maximizado
las heridas que presentó la occisa (ocultando que fueron sumamente superficiales, sólo
en la epidermis y sin sangrado). En este extremo concluye que, si sólo se tomó en cuenta
4 de las 22 heridas, con el mismo criterio debió excluirse las 56 heridas de la agraviada,
y entonces de esa manera efectuar una valoración más justa, pues sólo incidiría sobre
las 4 heridas que presentaron cada una; ii) no ha quedado probado quién produjo la
única herida mortal, mucho menos existe pericia o prueba alguna que determine de
manera indubitable que fue su persona quien produjo dicha herida; pues ni los jueces
ni los peritos, nadie sabe cómo se produjo ésta, ni qué mano la produjo, la izquierda
o la derecha, pues arguye que el día de autos ambas se encontraban en una situación
de la que no podían salir, y en la que cualquiera de las dos pudo terminar muerta; no
obstante, alega que fue juzgada y sentenciada de manera arbitraria, sin existir prueba
indubitable de ser la autora de la única herida mortal, pues pudo habérsela ocasionado
la misma agraviada, más aún, si los peritos oficiales ante la pregunta de si la herida
mortal pudo haber sido ocasionada por la misma víctima, respondieron que “era poco
remoto”, lo que denota que era posible. Además de ello señala que, de acuerdo a la
lógica, tampoco hubo de su parte intencionalidad de lesionar a la occisa; iii) agrega
asimismo que se distorsionaron totalmente los hechos, introduciendo, por ejemplo, que
fue la acusada quien cogió primero el cuchillo para atacar, cuando la que cogió prime­
ro el cuchillo para atacar y, de hecho, atacó fue la occisa, alterando así los hechos sin
prueba alguna; y, finalmente iv) señala que ambas sentencias están basadas en falacias,
argucias y premisas falsas que distorsionan el orden de los hechos, así como adulteran y
tergiversan los mismos, a la vez que existe ocultamiento y manipulación de evidencias
en su perjuicio, así como una notoria parcialización en las premisas y conclusiones.
En suma, aduce que se trata de una sentencia condenatoria parcializada en su contra.

214
JURISPRUDENCIA

Realizada la investigación sumaria y tomadas las declaraciones explicativas, la ac­


cionante se ratifica en todos los extremos de su demanda. Los magistrados emplazados,
por su parte, coinciden en señalar que el proceso penal que dio origen al presente proceso
constitucional ha sido desarrollado respetando las garantías y principios del debido
proceso, en el que, tanto la procesada como la parte civil hicieron valer su derecho a
la defensa y otros derechos en todas las etapas del proceso, tanto es así que, en el caso,
la recurrente presentó peticiones, así como medios impugnatorios. Agregan asimismo
que lo que en puridad pretende la recurrente es que se efectúe un nuevo análisis del
acervo probatorio que se incorporó en el proceso, extremos estos que no son materia
de un proceso constitucional, sino más bien de un proceso ordinario.

El Décimo Tercer Juzgado Penal de Lima, con fecha 10 de octubre de 2007 declaró
improcedente la demanda contra los magistrados de la Tercera Sala Penal con Reos en
Cárcel, e infundada contra los magistrados de la Primera Sala Penal Transitoria de la
Corte Suprema de Justicia de la República, por considerar que la sentencia condenatoria
no puede ser considerada resolución firme, toda vez que contra ella oportunamente se
interpuso recurso de nulidad; en cuanto a la sentencia confirmatoria (ejecutoria supre­
ma), señala que el Supremo Colegiado ha actuado conforme a ley, teniendo en cuenta
todas las garantías del debido proceso, y en las que la accionante tuvo la oportunidad
de ejercer plenamente su derecho a la defensa, así como de acceder a la pluralidad de
instancias, por lo que no se puede pretender hacer de esta vía una instancia más del
proceso penal.

La Primera Sala Penal Superior para Reos en Cárcel de la Corte Superior de Jus­
ticia de Lima, con fecha 23 de noviembre de 2007, confirmó la apelada por similares
fundamentos.

FUNDAMENTOS

Delimitación del petitorio


1. Según la demanda de hábeas corpus de autos, el objeto es que este Alto Tribunal
declare: i) la nulidad de la sentencia condenatoria de fecha 26 de julio de 2006,
y su confirmatoria mediante ejecutoria suprema de fecha 22 de enero de 2007,
ambas recaídas en el proceso penal seguido contra la accionante por el delito de
parricidio (Exp. N. ° 3651-2006), así como ii) se ordene su inmediata libertad, por
cuanto, según aduce, vulneran su derecho a la tutela procesal efectiva, derecho que
comprende el acceso a la justicia y el debido proceso, específicamente los derechos
a la defensa y a la debida motivación de las resoluciones judiciales, así como los
principios de presunción de inocencia e in dubiopro reo, relacionados con la libertad
personal.
2. Sin embargo, del análisis de lo expuesto en dicho acto postulatorio, así como de la
instrumental que corre en estos autos, se advierte que lo que en puridad denuncia la

215
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

accionante es la afectación de su derecho a la debida motivación de las resoluciones


judiciales, y ello es así, porque, además de lo señalado en los puntos iii) y iv) de
los Antecedentes, en su extenso escrito de demanda de más de cien (100) páginas,
enfáticamente señala que, tanto la sentencia condenatoria como su confirmatoria
mediante ejecutoria suprema se basan principalmente en: a) criterios abiertamen­
te desproporcionados, irracionales e ilógicos (razonamientos absurdos), ilegales,
sostenidos en falacias, hechos falsos, falsa motivación (sesgada, subjetiva, falaz,
etc.); que asimismo presentan b) manipulación de pruebas y alteración del orden
de los hechos en su perjuicio. Por tanto, siendo de fácil constatación la alegada
denuncia de vulneración de su derecho constitucional a la debida motivación de
las resoluciones judiciales, sobre ella incidirá el análisis y control constitucional de
este Colegiado.

El hábeas corpus contra resoluciones judiciales


3. La Constitución establece expresamente en su artículo 200, inciso 1, que el há­
beas corpus procede ante el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad,
funcionario o persona que vulnera o amenaza la libertad individual o los derechos
conexos a ella. A su vez, el Código Procesal Constitucional establece en su artículo
4, segundo párrafo, que el hábeas corpus procede cuando una resolución judicial
firme vulnera en forma manifiesta la libertad individual y la tutela procesal efectiva.
4. En efecto, cabe precisar que no todas las resoluciones judiciales pueden- ser objeto
de control por el proceso constitucional de hábeas corpus; antes bien y en línea
de principio, solo aquellas resoluciones judiciales firmes que vulneren en forma
manifiesta la libertad individual y los derechos conexos a ella, lo que implica que
el actor, frente al acto procesal alegado de lesivo previamente haya hecho uso
de los recursos necesarios que le otorga la ley. Y es que, si luego de obtener una
resolución judicial firme no ha sido posible conseguir en vía judicial la tutela del
derecho fundamental presuntamente vulnerado (libertad individual y conexos a
ella), quien dice ser agredido en su derecho podrá acudir al proceso constitucional,
a efectos de buscar su tutela.
5. En el caso constitucional de autos, dado que en el proceso penal seguido a la actora
(Exp. N .° 3651-2006) se han establecido restricciones al pleno ejercicio de su de­
recho a la libertad individual tras el dictado en forma definitiva de una sentencia
condenatoria a pena privativa de la libertad, según se alega ilegítima, este Colegia­
do tiene competencia, ratione materiae, para evaluar la legitimidad o no de tales
actos judiciales invocados como lesivos. Esto es, para verificar si se presenta o no
la inconstitucionalidad que aduce la accionante.

El derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales


6. Ya en sentencia anterior, este Tribunal Constitucional (Exp. N .° 1480-2006-AA/
TC. FJ 2) ha tenido la oportunidad de precisar que

216
JURISPRUDENCIA

“el derecho a la debida motivación de las resoluciones importa que los jueces, al
resolver las causas, expresen las razones o justificaciones objetivas que los llevan
a tomar una determinada decisión. Esas razones, (...) deben provenir no sólo del
ordenamiento jurídico vigente y aplicable al caso, sino de los propios hechos debi­
damente acreditados en el trámite del proceso. Sin embargo, la tutela del derecho
a la motivación de las resoluciones judiciales no debe ni puede servir de pretexto
para someter a un nuevo examen las cuestiones de fondo ya decididas por los jueces
ordinarios.
En tal sentido, (...) el análisis de si en una determinada resolución judicial se ha
violado o no el derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales debe
. realizarse a partir de los propios fundamentos expuestos en la resolución cuestio­
nada, de modo que las demás piezas procesales o medios probatorios del proceso
en cuestión sólo pueden ser evaluados para contrastar las razones expuestas, mas no
pueden ser objeto de una nueva evaluación o análisis. Esto, porque en este tipo de
procesos al juez constitucional no le incumbe el mérito de la causa, sino el análisis
externo de la resolución, a efectos de constatar si ésta es el resultado de un juicio
racional y objetivo donde el juez ha puesto en evidencia su independencia e im­
parcialidad en la solución de un determinado conflicto, sin caer ni en arbitrariedad
en la interpretación y aplicación del derecho, ni en subjetividades o inconsistencias
en la valoración de los hechos”.
7. El derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una garantía
del justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las resoluciones no
se encuentren justificadas en el mero capricho de los magistrados, sino en datos
objetivos que proporciona el ordenamiento jurídico o los que se derivan del caso.
Sin embargo, no todo ni cualquier error en el que eventualmente incurra una
resolución judicial constituye automáticamente la violación del contenido consti­
tucionalmente protegido del derecho a la motivación de las resoluciones judiciales.
Así, en el Exp. N. ° 3943-2006-PA/TC y antes en el voto singular de los magistrados
Gonzales OjedayAlva Orlandini (Exp. N. ° 1744-2005-PA/TC), este Colegiado
Constitucional ha precisado que el contenido constitucionalmente garantizado de
este derecho queda delimitado, entre otros, en los siguientes supuestos:
a) Inexistencia de m otivación o m otivación aparente. Está fuera de toda duda
que se viola el derecho a una decisión debidamente motivada cuando la mo­
tivación es inexistente o cuando la misma es solo aparente, en el sentido de
que no da cuenta de las razones mínimas que sustentan la decisión o de que
no responde a las alegaciones de las partes del proceso, o porque solo intenta
dar un cumplimiento formal al mandato, amparándose en frases sin ningún
sustento fáctico o jurídico.
b) Falta de motivación interna del razonamiento. La falta de motivación interna
del razonamiento [defectos internos de la motivación] se presenta en una doble
dimensión; por un lado, cuando existe invalidez de una inferencia a partir de

217
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

las premisas que establece previamente el Juez en su decisión; y, por otro lado,
cuando existe incoherencia narrativa, que a la postre se presenta como un
discurso absolutamente confuso incapaz de transmitir, de modo coherente, las
razones en las que se apoya la decisión. Se trata, en ambos casos, de identificar
el ámbito constitucional de la debida motivación mediante el control de los
argumentos utilizados en la decisión asumida por el Juez o Tribunal; sea desde
la perspectiva de su corrección lógica o desde su coherencia narrativa.
c) Deficiencias en la m otivación externa; ju stificación de las prem isas. El
control de la motivación también puede autorizar la actuación del juez consti­
tucional cuando las premisas de las que parte el Juez no han sido confrontadas o
analizadas respecto de su validez fáctica o jurídica. Esto ocurre por lo general en
los casos difíciles, como los identifica Dworkin, es decir, en aquellos casos donde
suele presentarse problemas de pruebas o de interpretación de disposiciones
normativas. La motivación se presenta en este caso como una garantía para
validar las premisas de las que parte el Juez o Tribunal en sus decisiones. Si un
Juez, al fundamentar su decisión: 1) ha establecido la existencia de un daño;
2) luego, ha llegado a la conclusión de que el daño ha sido causado por “X ”,
pero no ha dado razones sobre la vinculación del hecho con la participación
de “X” en tal supuesto, entonces estaremos ante una carencia de justificación
de la premisa fáctica y, en consecuencia, la aparente corrección formal del ra­
zonamiento y de la decisión podrán ser enjuiciadas por el juez [constitucional]
por una deficiencia en la justificación externa del razonamiento del juez.
Hay que precisar, en este punto y en línea de principio, que el hábeas Corpus
no puede reemplazar la actuación del juez ordinario en la valoración de los
medios de prueba, actividad que le corresponde de modo exclusivo a éste, sino
de controlar el razonamiento o la carencia de argumentos constitucionales; bien
para respaldar el valor probatorio que se le confiere a determinados hechos;
bien tratándose de problemas de interpretación, para respaldar las razones ju­
rídicas que sustentan determinada comprensión del derecho aplicable al caso.
Si el control de la motivación interna permite identificar la falta de corrección
lógica en la argumentación del juez, el control en la justificación de las premisas
posibilita identificar las razones que sustentan las premisas en las que ha basado
su argumento. El control de la justificación externa del razonamiento resulta
fundamental para apreciar la justicia y razonabilidad de la decisión judicial en
el Estado democrático, porque obliga al juez a ser exhaustivo en la fundamen-
tación de su decisión y a no dejarse persuadir por la simple lógica formal.
d) La m otivación insuficiente. Se refiere, básicamente, al mínimo de motivación
exigible atendiendo a las razones de hecho o de derecho indispensables para
asumir que la decisión está debidamente motivada. Si bien, como ha estable­
cido este Tribunal en reiterada jurisprudencia, no se trata de dar respuestas a
cada una de las pretensiones planteadas, la insuficiencia, vista aquí en términos

218
JURISPRUDENCIA

generales, sólo resultará relevante desde una perspectiva constitucional si es


que la ausencia de argumentos o la “insuficiencia” de fundamentos resulta
manifiesta a la luz de lo que en sustancia se está decidiendo.
e) L a motivación sustancialmente incongruente. El derecho a la debida motiva­
ción de las resoluciones obliga a los órganos judiciales a resolver las pretensiones
de las partes de manera congruente con los términos en que vengan planteadas,
sin cometer, por lo tanto, desviaciones que supongan modificación o alteración
del debate procesal (incongruencia activa). Desde luego, no cualquier nivel
en que se produzca tal incumplimiento genera de inmediato la posibilidad
de su control. El incumplimiento total de dicha obligación, es decir, el dejar
incontestadas las pretensiones, o el desviar la decisión del marco del debate
judicial generando indefensión, constituye vulneración del derecho a la tutela
judicial y también del derecho a la motivación de la sentencia (incongruencia
omisiva). Y es que, partiendo de uña concepción democratizadora del proceso
como la que se expresa en nuestro texto fundamental (artículo 139, incisos 3
y 5), resulta un imperativo constitucional que los justiciables obtengán de los
órganos judiciales una respuesta razonada, motivada y congruente de las pre­
tensiones efectuadas; pues precisamente el principio de congruencia procesal
exige que el juez, al momento de pronunciarse sobre una causa determinada,
no omita, altere o se exceda en las peticiones ante él formuladas.
f) M otivaciones c u a lific a d a sConforme lo ha destacado este Tribunal, resulta
indispensable una especial justificación para el caso de decisiones de rechazo de
la demanda, o cuando, como producto de la decisión jurisdiccional, se afectan
derechos fundamentales como el de la libertad. En estos casos, la motivación de
la sentencia opera como un doble mandato, referido tanto al propio derecho a
la justificación de la decisión como también al derecho que está siendo objeto
de restricción por parte del Juez o Tribunal.

La sentencia arbitraria por indebida motivación y el principio de la interdicción de


la arbitrariedad
8. De modo similar, en sentencia anterior, este Tribunal Constitucional (Exp. N.°
05601-2006-PA/TC. FJ 3) ha tenido la oportunidad de precisar que “El derecho
a la motivación debida constituye una garantía fundamental en los supuestos en
que con la decisión emitida se afecta de manera negativa la esfera o situación jurí­
dica de las personas. Así, toda decisión que carezca de una motivación adecuada,
suficiente y congruente, constituirá una decisión arbitraria y, en consecuencia, será
inconstitucional”.
En ese sentido, si bien el dictado de una sentencia condenatoria per se no vulnera
derechos fundamentales, sí lo hace cuando dicha facultad se ejerce de manera ar­
bitraria, esto es, cuando no se motivan debidamente o en todo caso legítimamente
las decisiones adoptadas y/o no se observan los procedimientos constitucionales

219
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

y legales establecidos para su adopción. La arbitrariedad en tanto es irrazonable


implica inconstitucionalidad. Por tanto, toda sentencia que sea caprichosa; que
sea más bien fruto del decisionismo que de la aplicación del derecho; que esté
más próxima a la voluntad que a la justicia o a la razón; que sus conclusiones sean
ajenas a la lógica, será obviamente una sentencia arbitraria, injusta y, por lo tanto,
inconstitucional.
9. Lo expuesto se fundamenta además en el principio de interdicción o prohibición de
la arbitrariedad, el cual surge del Estado Democrático de Derecho (artículo 3 y 43
de la Constitución Política), y tiene un doble significado: a) En un sentido clásico
y genérico, la arbitrariedad aparece como el reverso de la justicia y el derecho; y,
b) En un sentido moderno y concreto, la arbitrariedad aparece como lo carente de
fundamentación objetiva; como lo incongruente y contradictorio con la realidad
‘ que ha de servir de base a toda decisión. Es decir, como aquello desprendido o ajeno
a toda razón de explicarlo ((Exp. N.° 0090-2004-AA/TC. FJ 12). A lo dicho, debe
agregarse que constituye deber primordial del Estado peruano garantizar la plena
vigencia y eficacia de los derechos fundamentales, interdictando o prohibiendo
cualquier forma de arbitrariedad {artículo 44, dé la Norma Fundamental).

Canon para el control constitucional de las resoluciones judiciales


10. Al respecto, este Colegiado en el Exp. N.° 03179-2004-AA/TC. FJ 23, ha precisa­
do que el canon interpretativo que le permite al Tribunal Constitucional realizar,
legítimamente, el control constitucional de las resoluciones judiciales ordinarias
está compuesto, en primer lugar, por un examen de razonabilidad; en segundo
lugar, por el examen de coherencia; y, finalmente, por el examen de suficiencia.
a) Examen de razonabilidad. —Por el examen de razonabilidad, el Tribunal
Constitucional debe evaluar si la revisión del (...) proceso judicial ordinario es
relevante para determinar si la resolución judicial que se cuestiona vulnera el
derecho fundamental que está siendo demandado.
b) Examen de coherencia. —El examen de coherencia exige que el Tribunal
Constitucional precise si el acto lesivo del caso concreto se vincula directamente
con (...) la decisión judicial que se impugna (...).
c) Examen de suficiencia. - Mediante el examen de suficiencia, el Tribunal
Constitucional debe determinar la intensidad del control constitucional que sea
necesaria para llegar a precisar el límite de la revisión [de la resoluciónjudicial) ,
a fin de cautelar el derecho fundamental demandado.

Análisis de la controversia constitucional


11. Considerando los criterios de razonabilidad y de coherencia, el control de consti-
tucionalidad debe iniciar a partir de la ejecutoria suprema de fecha 22 de enero de
2007, en la medida que es ésta la que goza de lá condición de resolución judicial
firme, y porque de superar el examen, esto es, si resulta constitucional, carecería

220
JURISPRUDENCIA

de objeto proceder al examen de la resolución inferior impugnada. Por ello, a efec­


tos de constatar si se ha vulnerado o no el derecho a la debida motivación de las
resoluciones judiciales, este Tribunal Constitucional reitera que el examen partirá
fundamentalmente de los propios fundamentos expuestos en aquella; de modo tal
que las demás piezas procesales o los medios probatorios del proceso solo sirvan para
contrastar o verificar las razones expuestas, mas no para ser objeto de una nueva
evaluación. Ello debe ser así, ya que como dijimos supra, en este tipo de procesos
al juez constitucional no le incumbe el mérito de la causa, sino el análisis externo
de la resolución judicial. Y es en atención a esta línea de evaluación que resulta
pertinente explicar -qué duda cabe- los fundamentos de las resolución judicial im­
pugnada a fin de comprobar si son o no el resultado de un juicio racional y objetivo
desde la Constitución, en las que el juez ha puesto en evidencia su independencia
e imparcialidad, o por el contrario, ha caído en arbitrariedades, subjetividades o
inconsistencias.
12. La ejecutoria suprema señala que “del análisis y valoración de la prueba acopiada
en la instrucción como lo debatido en el juicio oral, se ha llegado a determinar
fehacientemente que el 5 de marzo de 2005, después de haber realizado sus labores
cotidianas la acusada en el gimnasio que había contratado, retornó a su domicilio
ubicado en la Calle Las Magnolias N .° 155, Urb. Entel Perú, San Juan de Miraflores,
a las 3 de la tarde, ingiriendo un almuerzo ligero, quedándose dormida después de
ver la televisión, despertándose cuando percibió que tocaban la puerta de su casa,
ingresando y saliendo inmediatamente su hermano Luis Augusto después de coger
el skate, quedándose sola la acusada realizando varias actividades al interior, siendo
la más resaltante (...), el de probarse la ropa que había adquirido con anterioridad,
sacando el espejo ubicado en el baño y llevarlo a la sala; que, cuando la acusada se
estaba probando la ropa, hace su ingreso la agraviada [María del Carmen Hilares
Martínez] como a las 9 de la noche, cerrando con llave la puerta principal, pro­
duciéndose un incidente entre ambas por haber sacado el espejo del lugar, siendo
retornado al sitio por la damnificada, ocasionando que se agredieran verbalmente,
así como la occisa cogiendo un objeto cerámico lo avienta, no impactándole, dando
lugar a que la acusada se retire hacia la cocina, siendo seguida por la damnificada,
donde continuaron los insultos mutuos, momentos en que la acusada se percata
de la existencia de un cuchillo ubicado encima [de] la mesa, cogiéndolo, golpea
la mesa con el fin de callarla, produciéndose con dicha actitud una reacción de la
agraviada, quien tomando dos cuchillos de mantequilla las arrojó contra su opo­
nente, cayendo uno en la pared y otro en el suelo, a la vez que le insultaba, para
luego agarrar otro cuchillo con el que la atacó [ocasionándole un corte en la región
palm ar de la mano derecha {según el voto dirimente del vocal supremo, Javier Román
Santisteban)\, dando lugar a que la acusada que portaba un cuchillo de cocina que
había cogido anteriormente, comenzó a atacarla, mientras que la damnificada hacía
lo mismo, y en esos momentos de ira de las partes, producto de la pelea con arma

221
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

blanca, ambas resultan con lesiones en diversas partes del cuerpo, teniendo mayor
cantidad la agraviada, para posteriormente en el Ínterin de la pelea, la acusada
infiere un corte a la altura de la zona carótida izquierda de la agraviada que fue
el causante de la muerte, lo cual se produjo cuando se había apagado la luz de la
cocina, cayéndose ambas al piso”.
13. Sobre la base de estos hechos, los Vocales integrantes de la Primera Sala Penal
Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la República, señores Hugo Molina
Ordóñez, Daniel Peirano Sánchez, Ricardo Vinatea Medina y Javier Román San-
tisteban (vocal dirimente), por mayoría confirmaron la condena, pero le reducen
a 12 años de pena privativa de la libertad. Por su parte, los magistrados supremos
Robinson Gonzales Campos y César Vega Vega absolvieron a la accionante (voto
en discordia). Es así que, tras la imposición de dicha sanción penal, la accionante
ahora acude ante la justicia constitucional para que se analice en esta sede la alegada
vulneración al derecho constitucional invocado.

Sentencia confirmatoria (ejecutoria suprema)


14. La sentencia, de fojas 2354, su fecha 22 de enero de 2007, que comprende el voto
dirimente del magistrado Javier Román Santisteban, de fojas 2399, presenta el
siguiente esquema argumentativo:
a) En primer lugar, señala que “luego de las agresiones verbales se inició la pelea
entre la acusada Giuliana Flor de María Llamoja Hilares y María dél Carmen
Hilares Martínez, y la primera de las nombradas le infirió tres heridas contusas
a colgajo (en la cabeza, cuello y los miembros superiores), una herida cortante
penetrante que penetró a plano profundo y laceró la artería carótida izquierda
(que le causó la muerte)”.
b) En segundo lugar, la Sala Penal Suprema alude también a la desproporcionalidad
en las heridas, cuando señala que “la acusada Flor de María Llamoja Hilares
no se defendía del ataque de la occisa, sino por el contrario atacó a ésta con
una ingente violencia - tanto más si esta presentaba sólo 4 heridas cortantes
pequeñas (...), por tanto, resulta evidentemente desproporcional con el número
de lesiones que tenía la occisa”.
c) En tercer lugar, la Sala apelando a las reglas de la lógica y la experiencia da por
sentado que la acusada tenía la intención de matar, al señalar que “el conjunto
de circunstancias descritos, permiten inferir, conforme a las reglas de la lógica y
de la experiencia, que la acusada Giuliana Flor de María Llamoja Hilares agre­
dió a su madre agraviada María del Carmen Hilares Martínez con indubitable
animus necandi o intención de matar, que es de precisar que dicha conclusión
no es el resultado de simples apreciaciones subjetivas o de suposiciones, sino
de una verdadera concatenación y enlaces lógicos entre las múltiples pruebas
recaudadas, en tanto en cuanto, existe una concordancia entre los resultados
que las pruebas suministraron”.

222
JURISPRUDENCIA

d) En cuarto lugar, el voto dirimente también alude a la desproporcionalidad en


las heridas, al señalar que “cómo una mujer como la occisa, de 47 años de
edad, robusta, sin impedimentos físicos, temperamental, enfurecida y con un
puñal en la mano sólo infligió 4 heridas cortantes a su oponente, y cómo la
supuesta víctima del ataque ocasionó más de 60 cortes (uno de ellos mortal) a
la agraviada. Nótese además, que la mayoría de las lesiones que presentaba la
encausada -como ya hemos señalado- fueron excoriaciones y equimosis; en
efecto, ello revela que Llamoja Hilares también fue atacada por la agraviada;
sin embargo, aquí debemos anotar otra desproporción entre ambos ataques:
mientras la occisa privilegió la agresión con un elemento de menor peligrosidad
(objeto contundente duro o inclusive sus propios puños), la encausada utilizó
primordialmente el arma cortante que portaba en la manos”.
15. Así pues, a juicio de este Alto Tribunal la sentencia impugnada incurre en dos
supuestos de indebida motivación de las resoluciones judiciales que tiene sobrada
relevancia constitucional. En primer lugar, presenta una deficiencia en la motivación
interna en su manifestación de falta de corrección lógica, así como uná falta de
coherencia narrativa; y, en segundo lugar, presenta una deficiencia en la justificación
externa, tal como se detallará en los siguientes fundamentos.

Falta de corrección lógica


16. Del fundamento 14. b) y d), se desprende que el Tribunal penal parte de la sentada
premisa de que al existir desproporcionalidad en las heridas, esto es, supuesta­
mente 4 heridas en la accionante frente a las 60 heridas que presentó la occisa, la
recurrente “es autora del resultado muerte”, y más aún que [estas heridas] fueron
ocasionadas “con violencia”. Y es que el Tribunal penal parte de la premisa de que
en un contexto de forcejeo y de lucha entre madre e hija con el uso de instrumentos
cortantes (cuchillos), ambas partes contendientes necesariamente deben presentar
igual cantidad dé heridas en el cuerpo; de no ser así, concluye que quien presente
menos heridas, será sin duda el sujeto activo del delito de parricidio, mientras que
aquel que presente más heridas será el sujeto pasivo de dicho ilícito.
17. De esta conclusión, se advierte que el razonamiento del Tribunal penal se basa
más en criterios cuantitativos antes que en aspectos cualitativos como sería de
esperar [más aún, si se trata de una sentencia condenatoria que incicle en la libertad
personal], permitiendo calificar de manera indebida los criterios cuantitativos
como supuestos jurídicamente no infalibles, lo que es manifiestamente arbitra­
rio; pues, en efecto, puede ocurrir todo lo contrario, que quien presente menos
heridas sea en realidad el sujeto pasivo del delito de parricidio (incluso con una
sola herida), y que quien presente más heridas en el cuerpo sea en puridad el autor
de dicho ilícito; de lo que se colige que estamos ante una inferencia inmediata
indeterminada o excesivamente abierta, que da lugar a más de un resultado posible
como conclusión.

223
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

18. Así las cosas, efectuado un examen de suficiencia mínimo, resulta evidente que no
estamos ante una sentencia válida y constitucionalmente legítima, sino, por. el
contrario, ante una decisión arbitraria e inconstitucional que contiene una solución
revestida de la nota de razonabilidad, y que no responde a las pautas propias de un
silogismo jurídico atendible, sino a criterios de voluntad, y es precisamente aquí
donde se ha enfatizado nuestro examen, ya que la balanza de lajusticia constitucional
no puede permitir la inclinación hacia una conclusión en un determinado sentido
cuando de por medio existen otras conclusiones como posibles resultados (cuanto
mayor es la distancia, y por tanto mayor es el número de probabilidades, menor
es el grado de certeza de la inferencia). En síntesis, toda apariencia de lógica nos
conduce a resultados absurdos e injustos. Si ello es así, la sentencia expedida es
irrazonable, y por tanto inconstitucional, porque su vatio decidendi se halla fuera
del ámbito del análisis estrictamente racional.
19. Con base a lo dicho, de la argumentación del Tribunal penal, se observa que las
conclusiones que se extraen a partir de sus propias premisas son arbitrarias y carecen
de sustento lógico y jurídico; pues exceden los límites de la razonabilidad, esto es,
que no resisten el test de razonabilidad, por lo que este Colegiado Constitucional
encuentra que existen suficientes elementos de juicio que invalidan la decisión
cuestionada por ser arbitraria y carente de un mínimo de corrección racional, no
ajustada al principio de interdicción de la arbitrariedad (artículos 3, 43 y 44, de
la Constitución) y a la debida motivación de las resoluciones judiciales' (artículo
139, inciso 5, de la Constitución).

Falta de coherencia narrativa


20. La incoherencia narrativa se presenta cuando existe un discurso confuso, incapaz
de trasmitir, de modo coherente, las razones en las que se apoya la decisión, pro­
duciéndose así una manifiesta incoherencia narrativa, y cuya consecuencia lógica
puede ser la inversión o alteración de la realidad de los hechos, lo que la hace
incongruente e inconstitucional.
21. El magistrado Román Santisteban, en su voto dirimente, en un primer momento
señala que, la occisa agarró “otro cuchillo [el tercero] con el que la atacó [a la acusa­
da, ocasionándole un corte en la región palmar de la mano derecha], dando lugar
a que la acusada que portaba un cuchillo de cocina que había cogido anteriormente,
comenzó a atacarla, mientras que la damnificada hacía lo mismo” \ sin embargo, en
líneas posteriores, sin mediar fúndamentación ni explicación alguna, concluye
que “la occisa privilegió la agresión con un elemento de menor peligrosidad (objeto
contundente duro o inclusive suspropiospuños), la encausada utilizó primordialmente
el arma cortante que portaba en la manos”.
22. Se ha dicho que toda sentencia debe ser debidamente motivada, clara, contundente,
y sobre todo “no contradictoria”; sin embargo, según se puede apreciar de la propia
argumentación efectuada por la Sala Penal, ésta presenta una gruesa incoherencia

224
| JURISPRUDENCIA

en su narración que no permite establecer con claridad la línea de producción de los


hechos, y más arbitrariamente, invierte la realidad de los mismos, los que, según la
propia Sala penal estuvieron “fehacientemente probados”, por lo que este Colegiado
Constitucional encuentra que existen suficientes elementos de juicio que invalidan
la decisión cuestionada por ser arbitraria e incoherente. Una motivación ilógica e
incongruente vulnera el principio de prohibición de la arbitrariedad (artículos 3,
43 y 44, de la Constitución) y la obligación de la debida motivación establecida
por el artículo 139, inciso 5, de la Constitución.

Falta de justificación externa


23. De otro lado, del fundamentos 14. a) y c), se desprende que el Tribunal penal ha
establecido que i) se ha producido como resultado la muerte de María del Carmen
Hilares Martínez, y luego ii) ha llegado a la conclusión de que ese resultado ha
sido causado por la accionante Giuliana Flor de María Llamoja Hilares, al inferirle
una herida cortante en la zona de la carótida izquierda; sin embargo, no se han
expuesto las razones objetivas que sustentan la vinculación de la acusada con el
. hecho atribuido. Es decir, que en el camino a la conclusión no se ha explicitado
o exteriorizado las circunstancias fácticas que permiten llegar a dicha conclusión,
esto es, que no se identifican debidamente las razones o justificaciones en la que se
sustentarían tales premisas y su conclusión, pareciendo más bien, que se trataría de
un hecho atribuido en nombre del libre convencimiento y fruto de un decisionismo
inmotivado antes que el producto de un juicio racional y objetivo. Y es que, si no
se dan a conocer las razones que sustentan las premisas fácticas, tal razonamiento
efectuado se mantendrá en secreto y en la conciencia de sus autores, y por consi­
guiente fallará la motivación en esta parte. Siendo así, se advierte que la sentencia
cuestionada incurre en una falta de justificación externa, y por tanto es pasible de
ser sometida a control y a una consecuente censura de invalidez.
Sin embargo, cabe precisar que lo aquí expuesto en modo alguno está referido a
un problema de falta de pruebas, o a que las mismas serían insuficientes para dictar
una sentencia condenatoria; por el contrario, como ha quedado claro, éstas están
referidas en estricto a las premisas de las que parte el Tribunal penal, las mismas
que no han sido debidamente analizadas respecto de su validez fáctica.

La prueba penal indirecta y la prueba indiciaría


24. Ahora bien, independientemente de lo dicho, se advierte que la Primera Sala
Penal Transitoria de la Corte Suprema, no obstante acudir a la prueba indiciaría
para sustentar la condena contra la accionante (fundamento 14. c de la presente),
tampoco cumple los requisitos materiales que su uso exige, tanto al indicio en sí
mismo como a la inferencia, por lo que este Colegiado considera que se trata de
un asunto de sobrada relevancia constitucional.
Y es que, si bien los hechos objeto de prueba de un proceso penal no siempre son
comprobados mediante los elementos probatorios directos, para lograr ese come­

225
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

tido debe acudirse a otras circunstancias fácticas que, aun indirectamente sí van a
servir para determinar la existencia o inexistencia de tales hechos. De ahí que sea
válido referirse a la prueba penal directa de un lado, y a la prueba penal indirecta
de otro lado, y en esta segunda modalidad que se haga referencia a los indicios y
a las presunciones. En consecuencia, a través de la prueba indirecta, se prueba un
“hecho inicial -indicio”, que no es el que se quiere probar en definitiva, sino que se
trata de acreditar la existencia del “hecho fin al - delito” a partir de una relación de
causalidad “inferencia lógica”.

El uso de la prueba indiciaría y la necesidad de motivación


25. Bajo tal perspectiva, si bien el juez penal es libre para obtener su convencimiento
porque no está vinculado a reglas legales de la prueba y, entonces, puede también
llegar a la convicción de la existencia del hecho delictivo y la participación del im­
putado, a través de la prueba indirecta (prueba indiciaria o prueba por indicios),
será preciso empero que cuando ésta sea utilizada, quede debidamente explicitada
en la resolución judicial; pues no basta con expresar que la conclusión responde a
las reglas de la lógica, las máximas de la experiencia o a los conocimientos científi­
cos, sino que dicho razonamiento lógico debe estar debidamente exteriorizado en
la resolución que la contiene.
26. Justamente, por ello, resulta válido afirmar que si el juez puede utilizar la prueba
indirecta para sustentar una sentencia condenatoria, y si ésta, a su vez,..significa la
privación de la libertad personal, entonces, con mayor razón, estará en la obligación
de darle el tratamiento que le corresponde; solo así se podrá enervar válidamente
el derecho a la presunción de inocencia, así como se justificará la intervención al
derecho a la libertad personal, y por consiguiente, se cumplirán las exigencias del
derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales, conforme a las exi­
gencias previstas por el artículo 139, inciso 5, de la Constitución. En ese sentido,
lo mínimo que debe observarse en la sentencia y que debe estar claramente explici-
tado o delimitado son los siguientes elementos: el hecho base o hecho indiciario, que
debe estar plenamente probado (indicio); el hecho consecuencia o hecho indiciado,
lo que se trata de probar (delito) y entre ellos, el enlace o razonamiento deductivo.
Este último, en tanto que conexión lógica entre los dos primeros debe ser directo
y preciso, pero además debe responder o sujetarse plenamente a las reglas de la
lógica, a las máximas de la experiencia o a los conocimientos científicos.
Sobre el particular, la doctrina procesal penal aconseja que debe asegurarse una
pluralidad de indicios, puesj su variedad permitirá controlar en mayor medida la
seguridad de la relación de causalidad entre el hecho conocido y el hecho descono­
cido; sin embargo, también se admite que no existe obstáculo alguno para que la
prueba indiciaria pueda formarse sobre la base de un solo indicio pero de singular
potencia acreditativa. En cualquier caso, el indicio debe ser concomitante al hecho
que se trata de probar, y cuando sean varios, deben estar interrelacionados, de modo
que se refuercen entre sí.

226
JURISPRUDENCIA

27. Asimismo, cabe recordar que el razonamiento probatorio indirecto, en su dimensión


probatoria, exige que la conclusión sea adecuada, esto es, que entre los indicios y la
conclusión exista una regla de la lógica, máxima de la experiencia o conocimiento
científico, y que, como dijimos supra, el razonamiento esté debidamente explicitado
y reseñado en la sentencia. Y es que, a los efectos del control de calidad del curso
argumental del juez (control del discurso), ello supone mínimamente que de su
lectura debe verse cuál o cuáles son los indicios que se estiman probados y cuál o
cuáles son los hechos a probar. Pero además, se exige que se haya explicitado qué
regla de la lógica, máxima de la experiencia o qué conocimiento científico han
sido utilizados, y si hubieran varios de estos, por qué se ha escogido a uno de ellos.
Es decir, que el órgano jurisdiccional debe explicitar el razonamiento a través del
cual, partiendo de los indicios, ha llegado a la convicción de la existencia del he­
cho delictivo y la participación del imputado, con el objeto de garantizar hasta el
límite de lo posible la racionalidad de su decisión (examen de suficiencia mínima).
Con este único afán, este Colegiado Constitucional considera que es válida, por
ejemplo, la vigencia práctica de un cierto control, incluso del uso de las máximas
de la experiencia, pues, de no ser así, cualquier conclusión delirante sería invul­
nerable, convirtiéndose así en una paradójica garantía de discrecionalidad judicial
incontrolada.
28. Sobre lo mismo, cabe señalar que, si bien la convicción es individual o personal del
juzgador, también lo es que mínimamente debe exteriorizarse el proceso razonable
lógico utilizado para llegar a dicha convicción. Entenderlo de otro modo supone la
aceptación práctica del hecho de que el juez pueda situarse potestativamente por
encima de un deber constitucional, inequívocamente impuesto. Y es que, desde una
perspectiva estrictamente constitucional, no se puede establecer la responsabilidad
penal de una persona y menos restringir la efectividad de su derecho fundamental
a la libertad personal a través de la prueba indiciarla, si es que no se ha señalado
debidamente y con total objetividad el procedimiento para su aplicación. Ello.
aquí significa dejar claro cómo hay que hacer las cosas, es decir, las sentencias, si
se quiere que definitivamente se ajusten al único modelo posible en este caso: el
constitucional.
29. En el caso constitucional de autos, del fundamento 14. c de la presente, se aprecia
que la Sala Penal Suprema sustentó la sentencia condenatoria sobre la base de la
prueba indirecta (prueba por indicios); sin embargo, resulta evidente que no ha
explicitado o exteriorizado dicho razonamiento lógico, esto es, no ha explicitado qué
regla de la lógica, qué máxima de la experiencia o qué conocimiento científico le ha
motivado dicha conclusión. No ha motivado debidamente el procedimiento de la
prueba indiciaría. En consecuencia, al no haber obrado de ese modo, la sentencia
(ejecutoria suprema) resulta una vez más arbitraria y, por tanto, inconstitucional.
¿Es constitucional sustentar una condena en base a la prueba indiciaria si en la
sentencia no se explícita el procedimiento del razonamiento lógico que le permitió

227
LUIS LAMAS PUCCIO ¡ LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DEUTO DE LAVADO DE ACTIVOS

llegar a la conclusión? Definitivamente, la respuesta es no. Es, pues, incorrecto que


se señale solo el hecho consecuencia y falte el hecho base y más aún que falte el
enlace o razonamiento deductivo.
No pretendiendo dar por agotada la discusión, y solo a modo de aproximación,
podemos graficar lo siguiente:

A testifica que ha visto a B salir muy presuroso y temeroso de la casa de C con


un cuchillo ensangrentado en la mano, poco antes de que éste fuese hallado
muerto de una cuchillada (hecho basé). De acuerdo a la máxima de la expe­
riencia, quien sale de una casa en estas condiciones, es decir, muy presuroso y
temeroso, y con un cuchillo ensangrentado en la mano es porque ha matado
a una persona (razonamiento deductivo). Al haber sido hallado muerto C
producto de una cuchillada, podemos inferir que B ha matado a C {hecho
consecuencia). Esto último es consecuencia del hecho base.

Así, el modelo de la motivación respecto de la prueba indiciarla se desarrollará


según la siguiente secuencia: hecho inicial-máxima de la experiencia-hecho final. O
si se quiere, hecho conocido-inferencia lógica-hecho desconocido.
30. En este orden de cosas, cabe anotar que la debida motivación del procedimiento de
la prueba indiciaria ya ha sido abordada ampliamente por la justicia constitucional
comparada. Así, el Tribunal Constitucional español en la ST C N .° .229/1988.
FJ 2, su fecha 1 de diciembre de 1988, y también de modo similar en las STC
N .° 123/2002. FJ 9, su fecha 20 de mayo de 2002; N .° 135/2003. FJ 2, su fecha
30 de junio de 2006; y N .° 137/2005. FJ 2b, su fecha 23 de mayo de 2005, ha
precisado que:

“el derecho a la presunción de inocencia no se opone a que la convicción


judicial en un proceso penal pueda formarse sobre la base de una prueba in­
diciaria, pero para que ésta pueda desvirtuar dicha presunción debe satisfacer
las siguientes exigencias constitucionales. Los indicios han de estar plena­
mente probados, no puede tratarse de meras sospechas, y el órgano judicial
debe explicitar el razonamiento, en virtud del cual, partiendo de los indicios
probados, ha llegado a la conclusión de que el procesado realizó la conducta
tipificada como delito (...). En definitiva, si existe prueba indiciaria, el Tri­
bunal de instancia deberá precisar, en primer lugar, cuáles son los indicios
probados y, en segundo término, cómo se deduce de ellos la participación
del acusado en el tipo penal, de tal modo que cualquier otro Tribunal que
intervenga con posterioridad pueda comprender el juicio formulado a partir
de tales indicios. Es necesario, pues (...), que el órgano judicial explicite no
sólo las conclusiones obtenidas sino también los elementos de prueba que
conducen a dichas conclusiones y el iter mental que le ha llevado a entender
probados los hechos constitutivos del delito, a fin de que pueda enjuiciarse
la racionalidad y coherencia del proceso mental seguido y constatarse que

228
JURISPRUDENCIA

el Tribunal ha formado su convicción sobre una prueba de cargo capaz


de desvirtuar la presunción de inocencia y, una vez alegada en casación la
vulneración del derecho a la presunción de inocencia, al Tribunal Supremo
incumbe analizar no sólo si ha existido actividad probatoria, sino si ésta puede
considerarse de cargo, y, en el caso de que exista prueba indiciada, si cumple
con las mencionadas exigencias constitucionales”.

31. Incluso, la propia Corte Suprema de Justicia de la República del Perú en el Acuerdo
Plenario N.° 1-2006/ESV-22 (Pleno Jurisdiccional de las Salas Penales Permanentes
y Transitorias), su fecha 13 de octubre de 2006, publicada en el diario oficial “El
Peruano”, el 29 de diciembre de 2006 ha establecido como principio jurisprudencial
de obligatorio cumplimiento para todas las instancias judiciales {jurisprudencia
vinculante) el fundamento cuarto de la Ejecutoria Suprema, recaída en el Recurso
de Nulidad N.° 1912-2005, su fecha 6 de setiembre de 2005 que señala los presu­
puestos materiales legitimadores de la prueba indiciaría, única manera que permite
enervar la presunción de inocencia.

“Que, respecto al indicio, (a) éste - hecho base - ha de estar plenamente


probado - por los diversos medios de prueba que autoriza la ley -, pues de
lo contrario sería una mera sospecha sin sustento real alguno, (b) deben ser
plurales, o excepcionalmente únicos pero de una singular fuerza acreditativa,
(c) también concomitantes al hecho que se trata de probar - los indicios deben
ser periféricos respecto al dato fáctico a probar, y desde luego no todos lo
son, y (d) deben estar interrelacionados, cuando sean varios, de modo que se
refuercen entre sí y que no excluyan el hecho consecuencia - no sólo se trata
de suministrar indicios, sino que estén imbricados entre sí- (...); que, en lo
atinente a la inducción o inferencia, es necesario que sea razonable, esto es,
que responda plenamente a las reglas de la lógica y la experiencia, de suerte
que de los indicios surja el hecho consecuencia y que entre ambos exista un
enlace preciso y directo”.

32. Llegado a este punto, este Colegiado Constitucional considera que, definitivamente,
la sentencia impugnada no se encuentra dentro del ámbito de la sentencia penal
estándar, sino que forma parte de aquellas que se caracterizan por el hábito de la
declamación demostrativa de dar ciertos hechos como probados; luego de lo cual
tales hechos son declarados de manera sacramental y sin ninguna pretensión expli­
cativa como constitutivos de un ilícito penal como si de una derivación mecánica
se tratase. Esta forma de motivar aún sigue siendo práctica de muchos juzgados
y tribunales de nuestro país, aunque no hace mucho se vienen experimentando
ciertos cambios en ella, lo que tampoco sería justo desconocer. Y es que tal come­
tido no tiene otra finalidad que se abra entre nosotros una nueva cultura sobre la
debida motivación de las resoluciones en general, y de las resoluciones judiciales
en particular, porque solo así estaremos a tono con el mandato contenido en el

229
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

texto constitucional (artículo 139, inciso 5, de la Constitución). Y todo ello a fin


de que las partes conozcan los verdaderos motivos de la decisión judicial, lejos de
una simple exteriorización formal de esta, siendo obligación de quien la adopta
el emplear ciertos parámetros de racionalidad, incluso de conciencia autocrítica,
pues, tal como señala la doctrina procesal penal, no es lo mismo resolver conforme
a una corazonada que hacerlo con criterios idóneos para ser comunicados, sobre
todo en un sistema procesal como el nuestro, que tiene al principio de presunción
de inocencia como regla de juicio, regla que tantas veces obliga a resolver incluso
contra la propia convicción moral.
33. Tal como dijimos supra, la ejecutoria suprema carece de una debida motivación.
En primer lugar, presenta una deficiencia en la motivación interna en su manifes-,
tación de falta de corrección lógica, así como una falta de coherencia narrativa; y,
en segundo lugar, presenta una deficiencia en la justificación externa. Pero además,
presenta una indebida motivación respecto al procedimiento de la prueba indiciarla.
Ahora, si bien habría que reconocer a la Primera Sala Penal Transitoria de la Corte
Suprema, que optó por pronunciarse sobre el fondo del asunto antes que acudir a
cualquier vicio procesal y declarar la nulidad, es justamente en ese cometido que
incurrió en similares vicios; sin embargo, por ello no se podría autorizar al Tribunal
Supremo a rebajar el nivel de la racionalidad exigible y, en tal caso, validar dicha
actuación; por el contrario, debe quedar claro que la exigencia constitucional sobre
la debida motivación de la resoluciones judiciales es incondicional e incóndiciona-
da, conforme lo señalan los artículos 1, 3, 44 y 139, inciso 5, de la Constitución
Política.
Desde luego que el nivel de dificultad en la elaboración de la motivación {discurso
motivador) puede crecer en el caso de los tribunales colegiados, pero ello responde
a la lógica del propio sistema, toda vez que a estos se les atribuye generalmente
la resolución de los casos más complejos o de mayor trascendencia, así como el
reexamen de lo actuado y resuelto por los órganos judiciales inferiores.
34. Ahora bien, dado que la Corte Suprema de Justicia de la República tiene completo
acceso al juicio sobre eljuicio (juicio sobre la motivación), así como al juicio sobre
el hecho (juicio de mérito), es ésta la instancia que está plenamente habilitada para
evaluar cualquier tipo de razonamiento contenido en la sentencia condenatoria
expedida por la Sala Superior Penal, esto es, para verificar la falta de corrección
lógica de las premisas o de las conclusiones, así como la carencia o incoherencia en
la narración de los hechos; pero además para verificar la deficiencia en la justifica­
ción externa, incluso para resolver sobre el fondo del asunto si es que los medios
probatorios o la prueba indiciarla le genera convicción, solo que en este último
caso -como quedó dicho—deberá cumplirse con el imperativo constitucional de la
debida motivación; es por ello que este Colegiado considera que la demanda ha de
ser estimada en parte, declarándose solamente la nulidad de la ejecutoria suprema,
debiendo el Tribunal Supremo emitir nueva resolución, según corresponda.

230
JURISPRUDENCIA

El derecho fundamental a la presunción de inocencia y el principio indubiopro reo


35. No obstante lo expuesto, este Tribunal Constitucional considera pertinente efectuar
algunas precisiones desde una perspectiva estrictamente constitucional con relación
al derecho fundamental a la presunción de inocencia y al principio indubiopro reo.
36. El texto constitucional establece expresamente en su artículo 2, inciso 24, literal e),
que “ Toda persona es considerada inocente mientas no se haya declarado judicialmente
su responsabilidad’. Este dispositivo constitucional supone, en primer lugar, que
por el derecho a la presunción o estado de inocencia toda persona es considerada
inocente antes y durante el proceso penal; es precisamente mediante la sentencia
firme que se determinará si mantiene ese estado de inocencia o si, por el contrario,
se le declara culpable; mientras ello no ocurra es inocente; y, en segundo lugar, que
el juez ordinario para dictar esa sentencia condenatoria debe alcanzar la certeza
de culpabilidad del acusado, y esa certeza debe ser el resultado de la valoración
razonable de los medios de prueba practicados en el proceso penal.
El principio in dubio pro reo, por otro lado, significa que en caso de duda sobre
la responsabilidad del procesado, debe estarse a lo que sea más favorable a éste (la
absolución por contraposición a la condena). Si bien es cierto que el principio
in dubio pro reo no está expresamente reconocido en el texto de la Constitución,
también lo es que su existencia se desprende tanto del derecho a la presunción de
inocencia, que sí goza del reconocimiento constitucional, como de la defensa de
la persona humana y el respeto de su dignidad, fin supremo de la sociedad y del
Estado (artículo 1 de la Carta Fundamental).
37. Ahora bien, cabe anotar que tanto la presunción de inocencia como el in dubio pro
reo inciden sobre la valoración probatoria del juez ordinario. En el primer caso, que
es algo objetivo, supone que a falta de pruebas aquella no ha quedado desvirtuada,
manteniéndose incólume, y en el segundo caso, que es algo subjetivo, supone que ha
habido prueba, pero esta no ha sido suficiente para despejar la duda {la suficiencia
no se refiere a la cantidad de pruebas incriminatorias, sino a la entidady cualidad que
deben reunir estas). La sentencia, en ambos casos, será absolutoria, bien por falta
de pruebas (presunción de inocencia), bien porque la insuficiencia de las mismas -
desde elpunto de vista subjetivo deljuez - genera duda de la culpabilidad del acusado
(indubio pro reo), lo que da lugar a las llamadas sentencias absolutorias de primer
y segundo grado, respectivamente.
38. Por lo dicho, cualquier denuncia de afectación a la presunción de inocencia habi­
lita a este Tribunal Constitucional verificar solamente si existió o no en el proceso
penal actividad probatoria mínima que desvirtúe ese estado de inocencia (valora­
ción objetiva de los medios de prueba). Y es que, más allá de dicha constatación
no corresponde a la jurisdicción constitucional efectuar una nueva valoración de las
mismas, y que cual si fuera tercera instancia proceda a valorar su significado y tras­
cendencia, pues obrar de ese modo significa sustituir a los órganos jurisdiccionales
ordinarios.

231
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Ahora bien, en cuanto al principio indubio pro reo que como dijimos supra forma
parte del convencimiento del órgano judicial, pues incide en la valoración subjetiva
que el juez hace de los medios de prueba, este no goza de la misma protección
que tiene el derecho a la presunción de inocencia. En efecto, no corresponde a la
jurisdicción constitucional examinar si está más justificada la duda que la certeza
sobre la base de las pruebas practicadas en el proceso, pues ello supondría que el
juez constitucional ingrese en la zona (dimensión fáctica) donde el juez ordinario
no ha tenido duda alguna sobre el carácter incriminatorio de las pruebas.

La excarcelación por exceso de detención


39. En cuanto al extremo de la inmediata excarcelación, resulta necesario precisar que
la nulidad de la resolución judicial declarada en el presente proceso constitucio­
nal sólo alcanza al acto procesal mencionado, quedando subsistentes y surtiendo
plenos efectos jurídicos los demás actos procesales precedentes; en consecuencia,
el auto que dispone la apertura de instrucción contra la recurrente, el mandato
de detención decretado en él, la sentencia condenatoria de la Sala Penal Superior,
entre otros, continúan vigentes.
En efecto, tal como ha señalado este Alto Tribunal en anterior jurisprudencia (Exp.
N.° 2494-2002-HC/TC. FJ 5; Exp. N.° 2625-2002-HC/TC. FJ 5), “no procede
la excarcelación, toda vez que, como se ha expuesto, al no afectar la nulidad de
algunas etapas del proceso penal al auto apertorio de instrucción, al mandato de
detención, [y a la sentencia condenatoria, ésta] recobra todos sus efectos (...)”, por
lo que la demanda, en este extremo, debe ser declarada improcedente.

Consideraciones finales
40. Por lo demás, este Tribunal Constitucional considera que el hábeas corpus contra
resoluciones judiciales firmes no puede ni debe ser utilizado como un deux ex ma­
china, esto es, como algo traído desde afuera para resolver una situación, donde
se pretenda replantear una controversia ya resuelta debidamente por los órganos
jurisdiccionales ordinarios, sino que debe ser utilizado, sí y solo sí, cuando sea estric­
tamente necesario, con el único propósito [finalidadconstitucionalmente legítima] de
velar por que en el ejercicio de una función no se menoscaben la vigencia y eficacia
de los derechos fundamentales reconocidos a los justiciables, y que ello signifique
una restricción al derecho a la libertad individual o los derechos conexos a ella.
41. De otro lado, cabe precisar que el desarrollo expositivo del esquema argumentativo
de la sentencia cuestionada en modo alguno afecta la independencia judicial en
la resolución del caso concreto, en tanto que tiene como fin único y exclusivo el
de verificar la vulneración del' derecho a la debida motivación de las resoluciones
judiciales, al amparo de lo dispuesto por el artículo 139, inciso 5, de la Constitu­
ción Política. En efecto, este Colegiado enfatiza que el objetivo de este examen
es estrictamente constitucional con la finalidad de compatibilizar la actuación
jurisdiccional con los preceptos constitucionales.

232
JURISPRUDENCIA

Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere


la Constitución Política del Perú,

HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA en parte la demanda de hábeas corpus.
2. Declarar NULA la ejecutoria suprema expedida por la Primera Sala Transitoria
Penal de la Corte Suprema de Justicia de la República, de fecha 22 de enero de
2007, recaída en el proceso penal N .° 3651-2006 seguido contra la accionante por
el delito de parricidio, debiendo dicha instancia judicial emitir nueva resolución,
según corresponda, conforme al fundamento 34 de la presente Sentencia.
3. Declarar IM PRO CED ENTE la demanda en el extremo que la recurrente solicita.
la excarcelación.
Publíquese y notifíquese.
S.S.
MESÍA RAMÍREZ
VERGARA GOTELLI
LANDA ARROYO
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA

EXP. N. 0 00728-2008-PHC/TC
LIMA
GIULIANA FLOR DE MARÍA
LLAMOJA HILARES

FUNDAM ENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO


ERNESTO ÁLVAREZ MIRANDA
1. Suscribo la presente sentencia porque estoy de acuerdo, en parte, con su funda-
mentación, así como con lo decidido en ella.
2. Sin embargo, no me ocurre lo mismo con respecto a lo consignado, esencialmente,
en los Fundamentos N. os 24 a 34 referidos al uso de la prueba indiciarla, asunto
respecto del cual discrepo y considero, con el debido respeto por la opinión de los
demás miembros del Tribunal Constitucional, que es un tema de competencia del
juez penal y no de este Colegiado, razón por la que emito el presente fundamento
de voto para dejar constancia de ello y, por tanto, a salvo mi opinión.
S.S.
ÁLVAREZ MIRANDA

233
NORMATIVA
DECRETO LEGISLATIVO N.° 1106

DECRETO LEGISLATIVO DE LUCHA EFICAZ CONTRA EL


LAVADO DE ACTIVOS Y OTROS DELITOS RELACIONADOS
A LA MINERÍA ILEGAL Y CRIMEN ORGANIZADO

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

POR CUANTO
Que, el Congreso de la República por Ley N ° 29815 y de conformidad con el
artículo 104 de la Constitución Política del Perú, ha delegado en el Poder Ejecutivo la
facultad de legislar sobre materias específicas, entre las que figuran la modificación de
la legislación sustantiva y procesal que regula la investigación, procesamiento y sanción
de personas, naturales y jurídicas, vinculadas con el lavado de activos y otros delitos
relacionados al crimen organizado; con particular énfasis en la minería ilegal;

Que, actualmente asistimos a un preocupante incremento de la criminalidad


vinculada con las actividades de minería ilegal, las cuales además de dañar gravemente
el ecosistema, la vida y la salud de las personas, representan también una considerable
desestabilización del orden socio económico, pues estas actividades ilícitas se encuentran
estrechamente ligadás con el. blanqueo de activos o de capitales, que buscan dar una
apariencia de legalidad a bienes de origen delictivo e introducirlos indebidamente al
tráfico económico lícito;

Que, el lavado de activos se convierte hoy en un factor que desestabiliza el orden


económico y perjudica de manera grave el tráfico comercial contaminando el mercado
con bienes y recursos de origen ilícito;

Qüe¿ sin perjuicio de otros delitos de especial gravedad e incidencia social, las
actividades de minería ilegal representan una considerable fuente del delito de lavado
de activos que actualmente constituye uno de los fenómenos delictivos más complejos
del Derecho penal económico y es, sin duda, uno de los más lesivos del orden jurídico-
social, por lo que la lucha del Estado contra estas actividades ilícitas debe abordarse de
forma integral, tanto en un plano de prevención,, como de represión;

237
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Que, la legislación actual sobre lavado de activos requiere innegablemente per­


feccionarse tanto en términos de tipicidad como de procedimiento, el cual debe carac­
terizarse por contener reglas que faciliten y viabilicen la efectiva persecución penal y
eventual sanción de los responsables de estos delitos;

Que, es necesario que el Estado cuente con los instrumentos legales que coadyuven
a la lucha contra la criminalidad en sus diversas formas, dentro de la cual se insertan, con
particular incidencia, las actividades de minería ilegal, lo que justifica indiscutiblemente
establecer una nueva normatividad sustantiva y procesal para la lucha contra el delito de
lavado de activos y otros delitos vinculados a la minería ilegal o al crimen organizado;

De conformidad con lo establecido en el artículo 104 de la Constitución Política


del Perú;

Con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros; y,


Con cargo de dar cuenta al Congreso de la República;
Ha dado el Decreto Legislativo siguiente:

DECRETO LEGISLATIVO DE LUCHA EFICAZ CONTRA EL


LAVADO DE ACTIVOS Y OTROS DELITOS RELACIONADOS A
LA MINERÍA ILEGAL Y CRIMEN ORGANIZADO

Artículo 1.- Actos de conversión y transferencia


El que convierte o transfiere dinero, bienes, efectos o ganancias cuyo origen ilícito
conoce o debía presumir, con la finalidad de evitar la identificación de su origen, su
incautación o decomiso, será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de
ocho ni mayor de quince años y con ciento veinte a trescientos cincuenta días multa.

Artículo 2. - Actos de ocultamiento y tenencia


E l que adquiere, utiliza, guarda, administra, custodia, recibe, oculta o mantiene en su
poder dinero, bienes, efectos o ganancias, cuyo origen ilícito conoce o debía presumir, con la
finalidad de evitar la identificación de su origen, su incautación o decomiso, será reprimido
con pena privativa de la libertad no menor de ocho ni mayor de quince años y con ciento
veinte a trescientos cincuenta días m ultaP
(*) Artículo modificado por el Decreto Legislativo N .° 1249. Quedando el artículo de la siguiente
manera:

Artículo 2. Actos de ocultamiento y tenencia


El que adquiere, utiliza, posee, guarda, administra, custodia, recibe, oculta o mantiene
en su poder dinero, bienes, efectos o ganancias, cuyo origen ilícito conoce o debía

238
NORMATIVA

presumir, será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de ocho ni mayor
de quince años y con ciento veinte a trescientos cincuenta días multa.

Artículo 3 .' Transporte, traslado, ingreso o salida p o r territorio nacional de dinero o


títulos valores de origen ilícito
E l que transporta o traslada dentro del territorio nacional dinero o títulos valores cuyo origen
ilícito conoce o debía presumir, con la finalidad de evitar la identificación de su origen, su
incautación o decomiso; o hace ingresar o salir delpaís tales bienes con igualfinalidad, será
reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor de quince años y con
ciento veinte a trescientos cincuenta días m ultaP
(*) Artículo modificado por el Decreto Legislativo N.° 1249. Quedando el artículo de la siguiente
manera:

Artículo 3. Transporte, traslado, ingreso o salida por territorio nacional de dinero o


títulos valores de origen ilícito
El que transporta o traslada consigo o por cualquier medio dentro del territorio nacio­
nal dinero en efectivo o instrumentos financieros negociables emitidos “al portador”
cuyo origen ilícito conoce o debía presumir, con la finalidad de evitar la identificación
de su origen, su incautación o decomiso; o hace ingresar o salir del país consigo o por
cualquier medio tales bienes, cuyo origen ilícito conoce o debía presumir, con igual
finalidad, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor
de quince años y con ciento veinte a trescientos cincuenta días multa.

Artículo 4.- Circunstancias agravantes y atenuantes


La pena será privativa de la libertad no menor de diez ni mayor de veinte años y tres­
cientos sesenta y cinco a setecientos treinta días míulta, cuando:
1. El agente utilice o se sirva de su condición de funcionario público o de agente del
sector inmobiliario, financiero, bancario o bursátil.
2. El agente cometa el delito en calidad de integrante de una organización criminal.
3. El valor del dinero, bienes, efectos o ganancias involucrados sea superior al equi­
valente a quinientas (500) Unidades Impositivas Tributarias.
La pena será privativa de la libertad no menor de veinticinco años cuando el dinero,
bienes, efectos o ganancias provienen de la minería ilegal, tráfico ilícito de drogas,
terrorismo, secuestro, extorsión o trata de personas.
La pena será privativa de la libertad no menor de cuatro ni mayor de seis años y de
ochenta a ciento diez días multa, cuando el valor del dinero, bienes, efectos o ganancias
involucrados no sea superior al equivalente a cinco (5) Unidades Impositivas Tributarias.
La misma pena se aplicará a quien proporcione a las autoridades información eficaz
para evitar la consumación del delito, identificar y capturar a sus autores o partícipes,
así como detectar o incautar los activos objeto de los actos descritos en los artículos Io,
2o y 3o del presente Decreto Legislativo.

239
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Artículo 5.- Omisión de comunicación de operaciones o transacciones sospechosas


El que incumpliendo sus obligaciones funcionales o profesionales, omite comunicar
a la autoridad competente, las transacciones u operaciones sospechosas que hubiere
detectado, según las leyes y normas reglamentarias, será reprimido con pena privativa de
la libertad no menor de cuatro ni mayor de ocho años, con ciento veinte a doscientos
cincuenta días multa e inhabilitación no menor de cuatro ni mayor de seis años, de
conformidad con los incisos 1), 2) y 4) del artículo 36 del Código Penal.
La omisión por culpa de la comunicación de transacciones u operaciones sospechosas
será reprimida con pena de multa de ochenta a ciento cincuenta días multa e inhabi­
litación de uno a tres años, de conformidad con los incisos 1), 2) y 4) del artículo 36°
del Código Penal.

Artículo 6.- Rehusamiento, retardo y falsedad en el suministro de información


El que rehúsa o retarda suministrar a la autoridad competente, la información econó­
mica, financiera, contable, mercantil o empresarial que le sea requerida, en el marco
de una investigación o juzgamiento por delito de lavado de activos, o deliberadamente
presta la información de modo inexacto o brinda información falsa, será reprimido con
pena privativa de la libertad no menor de dos ni mayor de cuatro años, con cincuenta
a ochenta días multa e inhabilitación no mayor de tres años de conformidad con los
incisos 1), 2) y 4) del artículo 36 del Código Penal.
Si la conducta descrita se realiza en el marco de una investigación o juzgamiento por
delito de lavado de activos vinculado a la minería ilegal o al crimen organizado, o si el
valor del dinero, bienes, efectos o ganancias involucrados es superior al equivalente a
quinientas (500) Unidades Impositivas Tributarias, el agente será reprimido con pena
privativa de libertad no menor de tres ni mayor de cinco años, con ochenta a ciento
cincuenta días multa e inhabilitación no mayor de cuatro años, de conformidad con
los incisos 1), 2) y 4) del artículo 36° del Código Penal.

Artículo 7.- Reglas de investigación


Para la investigación de los delitos previstos en el presente Decreto Legislativo, el Fiscal
podrá solicitar al Juez el levantamiento del secreto bancario, el secreto de las comuni­
caciones, la reserva tributaria y la reserva bursátil. La información obtenida en estos
casos sólo será utilizada en relación con la investigación de los hechos que la motivaron.

Artículo 8.- Consecuencias accesorias aplicables a personas jurídicas


Si los delitos contemplados en los artículos 1, 2 y 3 del presente Decreto Legislativo
fueren cometidos en ejercicio de la actividad de cualquier persona jurídica o utilizando
su organización o servicios, para favorecerlos o encubrirlos, el juez deberá aplicar, según
la gravedad y naturaleza de los. hechos o la relevancia de la intervención en el hecho
punible, las siguientes consecuencias accesorias de manera alternativa o conjunta:
1. Multa con un valor no menor de cincuenta ni mayor de trescientas Unidades
Impositivas Tributarias.

240
NORMATIVA

2. Clausura definitiva de locales o establecimientos.


3. Suspensión de actividades por un plazo no mayor de tres años.
4. Prohibición de realizar en el futuro actividades, de la clase de aquellas en cuyo
ejercicio se haya cometido, favorecido o encubierto el delito.
5. Cancelación de licencias, derechos y otras autorizaciones administrativas o muni­
cipales.
6. Disolución de la persona jurídica.
Simultáneamente a la medida impuesta, el juez ordenará a la autoridad competente
que disponga la intervención de la persona jurídica para salvaguardar los derechos de
los trabajadores y de los acreedores, hasta por un periodo de dos años.
El cambio de la razón social o denominación de la persona jurídica o su reorganización
societaria, no impide la aplicación de estas medidas.

Artículo 9.- Decomiso


En todos los casos el Juez resolverá la incautación o el decomiso del dinero, bieríes, efectos
ó ganancias involucrados, conforme a lo previsto en el artículo 102 del Código Penal.

Artículo 10.- Autonomía del delito y prueba indiciaría


E l lavado de activos es un delito autónomo por lo que para su investigación y procesamiento
no es necesario que las actividades criminales queprodujeron el dinero, los bienes, efectos o
ganancias, hayan sido descubiertas, se encuentren sometidas a investigación, procesojudicial
o hayan sido previamente objeto de prueba o de sentencia condenatoria.
E l conocimiento del origen ilícito que tiene o que debía presumir el agente de los delitos
que contempla elpresente Decreto Legislativo, corresponde a actividades criminales como
los delitos de minería ilegal, el tráfico ilícito de drogas, el terrorismo, los delitos contra la
administración pública, el secuestro, elproxenetismo, la trata de personas, el tráfico ilícito
de armas, tráfico ilícito de migrantes, los delitos tributarios, la extorsión, el robo, los delitos
aduaneros o cualquier otro con capacidad de generar ganancias ilegales, con excepción de
los actos contemplados en el artículo 194 del Código Penal. E l origen ilícito que conoce o
debía presumir el agente del delito podrá inferirse de los indicios concurrentes en cada caso.
También podrá ser considerado autor del delito y por tanto sujeto de investigación y ju z­
gamiento por lavado de activos, quien ejecutó o participó en las actividades criminales
generadoras del dinero, bienes, efectos o ganancias.^
(*) Artículo modificado por el Decreto Legislativo N .° 1249. Quedando el artículo de la siguiente
manera:

Artículo 10. Autonomía del delito y prueba indiciaría


El lavado de activos es un delito autónomo por lo que para su investigación, proce­
samiento y sanción no es necesario que las actividades criminales que produjeron el
dinero, los bienes, efectos o ganancias, hayan sido descubiertas, se encuentren sometidas
a investigación, proceso judicial o hayan sido previamente objeto de prueba o condena

241
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

El conocimiento del origen ilícito que tiene o que debía presumir el agente de los delitos
que contempla el presente Decreto Legislativo, corresponde a actividades criminales
como los delitos de minería ilegal, el tráfico ilícito de drogas, el terrorismo, el finan-
ciamiento del terrorismo, los delitos contra la administración pública, el secuestro, el
proxenetismo, la trata de personas, el tráfico ilícito de armas, tráfico ilícito de migrantes,
los delitos tributarios, la extorsión, el robo, los delitos aduaneros o cualquier otro con
capacidad de generar ganancias ilegales, con excepción de los actos contemplados en el
artículo 194 del Código Penal. El origen ilícito que conoce o debía presumir el agente
del delito podrá inferirse de los indicios concurrentes en cada caso.
[...].

Artículo 11.- Prohibición de beneficios penitenciarios


Quienes incurran en la agravante contemplada en el segundo párrafo del artículo 4°
del presente Decreto Legislativo no podrán acogerse a los beneficios penitenciarios de
redención de la pena por el trabajo y la educación, semilibertad y liberación condicional.

Artículo 12.- Facultades especiales para la lucha contra el lavado de activos vinculado
especialmente a la minería ilegal y otras formas de crimen organizado
1. En el marco de la lucha eficaz contra el lavado de activos, vinculado especialmente
a la minería ilegal u otras formas de crimen organizado, el Juez, a solicitud del
Fiscal o del Procurador Público, podrá ordenar:
a) La interceptación, incautación y ulterior apertura de todo tipo de corresponden­
cia que reciba o remita el imputado, aun bajo nombre supuesto, o de aquella
correspondencia que, en razón de especiales circunstancias, se presumiese que
emana de él o de la que él pudiere ser el destinatario, cuando existen motivos
razonablemente fundados para inferir que existe información útil para la
investigación. Para esta diligencia también podrá solicitar a las empresas de
mensajería especializada, públicas o privadas, que suministren la relación de
envíos hechos por solicitud del imputado o dirigidos a él. Si la documentación
se encuentra en clave o en otro idioma, inmediatamente ordenará el descifra­
miento por peritos en criptografía o su traducción.
b) La interceptación y grabación de comunicaciones telefónicas, radiales, electró­
nicas u otras formas de comunicación, cuando existan suficientes elementos de
convicción de la presunta comisión del delito. Para tales efectos, las empresas
telefónicas o de telecomunicaciones están obligadas a prestar las facilidades
necesarias para la realización de la diligencia y a guardar secreto acerca de la
misma, salvo que sean citados como testigos. La medida también puede di­
rigirse contra terceros que reciben o realizan comunicaciones por cuenta del
investigado o cuando éste utiliza la comunicación de terceros.
2. La orden judicial se emitirá cuando estas medidas sean indispensables y absoluta­
mente necesarias para el debido esclarecimiento de los hechos investigados.

242
NORMATIVA

3. Estas medidas se realizarán de forma estrictamente reservada y sin conocimiento del


afectado. En el caso previsto en el inciso a) del numeral 1 del presente artículo, la
medida se prolongará por el tiempo estrictamente necesario, el cual no será mayor
al período de la investigación; en el caso previsto en el inciso b) del citado numeral,
la medida no podrá extenderse por un plazo mayor a los treinta (30) días naturales
y excepcionalmente podrá prorrogarse por plazos sucesivos previa solicitud del
Fiscal y posterior decisión judicial debidamente motivada.
4. El Juez resolverá, mediante trámite reservado y de modo inmediato, teniendo a la
vista los recaudos que justifiquen el requerimiento fiscal. La denegación de la soli­
citud podrá ser apelada por el Fiscal e igualmente se tramitará de forma reservada
por el Superior Tribunal, sin trámite alguno e inmediatamente.

Artículo 13.- Audiencia de control judicial


1. Una vez ejecutadas las diligencias previstas en el anterior artículo y realizadas las
investigaciones inmediatas en atención a los resultados de las mismas, siempre
que los fines de la investigación lo permitan y no se ponga en peligro la vida o la
integridad física de terceras personas, se pondrá en conocimiento del afectado todo
lo actuado, quien podrá solicitar el control judicial en el plazo de tres (3) días de
notificado, con la finalidad de revisar la legalidad de las medidas adoptadas.
2. La audiencia judicial se realizará dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes y
contará con la presencia del Fiscal, del Procurador Público y del imputado junto
con su abogado defensor, así como de las demás partes procesales. Asimismo, podrán
asistir los efectivos policiales y demás personas que intervinieron en la diligencia.
3. El Juez evaluará si las diligencias y actuaciones se realizaron dentro del marco de
la orden judicial emitida y verificará los resultados, haciendo valer los derechos del
afectado. Para tal fin, podrá, si lo estima conveniente, interrogar directamente a
los comparecientes y, después de escuchar los argumentos del Fiscal, decidirá de
plano sobre la validez de la medida.

Artículo 14.- Entrega vigilada


1. Cuando sea necesario para los fines de una investigación por el delito de lavado
de activos, vinculado especialmente a la minería ilegal u otras formas de crimen
organizado, y siempre que existan motivos razonablemente fundados para estimar
que se produce el transporte de armas, explosivos, municiones, moneda falsifica­
da, insumos químicos o cualquier otro bien de carácter delictivo, o cuando haya
información de agente encubierto acerca de la existencia de una actividad criminal
continua en ese sentido, el Fiscal, de oficio o a instancia del Procurador Público,
podrá disponer la realización de entregas vigiladas de objetos cuya posesión, trans­
porte, enajenación, compra, alquiler o simple tenencia se encuentre prohibida.
2. A estos efectos se entiende como entrega vigilada la técnica en virtud de la cual se
permite que mercancías ilícitas o sospechosas circulen dentro del territorio nacional

243
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

o entren o salgan de él, sin interferencia de las autoridades y bajo la vigilancia de


agentes especializados.
3. Cuando participe un agente encubierto, éste sólo está facultado para entregar por
sí o por interpuesta persona el objeto de la transacción ilegal, o facilitar su entrega
por iniciativa del investigado.
4. Para asegurar el éxito de esta diligencia, el Fiscal podrá disponer que la autoridad
policial realice acciones de inteligencia y/o vigilancia especial..
3. Durante el procedimiento de entrega vigilada se utilizarán, si fuere posible, los
medios técnicos idóneos que permitan establecer la intervención del investigado.
6. Rige en lo pertinente la audiencia de control judicial prevista en el artículo 13°.

Artículo 15.- Búsqueda selectiva en bases de datos


Para la lucha contra el lavado de activos vinculado especialmente a la minería ilegal
u otras formas de crimen organizado, la autoridad policial, por iniciativa propia, o a
instancia del Fiscal, podrá realizar las comparaciones de datos registradas en bases me­
cánicas, magnéticas u otras similares, siempre y cuando se trate del simple cotejo de
informaciones de acceso público.
Cuando se requiera efectuar una búsqueda selectiva en las bases de datos, que implique
el acceso a información confidencial referida al investigado o, inclusive, la obtención
de datos derivados del análisis cruzado de las mismas, deberá mediar autorización del
Juez y se aplicará, en lo pertinente, lo dispuesto en los artículos 12° y 13°. '

Artículo 16.- Actuación excepcional de las Fuerzas Armadas en auxilio del Ministerio
Público
En los lugares de difícil acceso que implique además la ausencia de efectivos suficientes
de la Policía Nacional del Perú o sin logística o infraestructura necesaria, el Fiscal en su
calidad de titular de la acción penal, puede excepcionalmente solicitar la intervención
de las Fuerzas Armadas para las acciones de interdicción de la minería ilegal, lavado de
activos u otras formas de crimen organizado.
Las Fuerzas Armadas en el marco de lo dispuesto por la Constitución Política del Perú,
el Decreto Legislativo N ° 1100 y el presente Decreto Legislativo, colaborará con el
Ministerio Público para asegurar el cumplimiento de la presente norma.
La intervención de las Fuerzas Armadas no implica en modo alguno la restricción, sus­
pensión, ni afectación de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución
Política del Perú.

Artículo 17.- Colaboración eficaz


En el marco de la lucha contra el delito de lavado de activos, el Ministerio Público
podrá celebrar acuerdos de beneficios y colaboración eficaz con quien se encuentre o
no sometido a una investigación o proceso penal, o con quien haya sido sentenciado,
a fin de que preste a las autoridades su colaboración y brinde información eficaz para
la acción de la justicia penal.

244
NORMATIVA

Para tales efectos, serán de aplicación los presupuestos, alcances y procedimiento esta­
blecidos en la Ley N° 27378, Ley que establece beneficios por colaboración eficaz en
el ámbito de la criminalidad organizada.

DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS FINALES

Primera.- Mejora del control de operaciones sospechosas


Las instituciones sometidas al control y supervisión de la Superintendencia de Banca,
Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones, estarán obligadas a adoptar
medidas de control apropiadas y suficientes, orientadas a evitar que en la realización de
sus operaciones se produzca el ocultamiento, manejo, inversión o aprovechamiento en
cualquier forma de dinero u otros bienes provenientes de la minería ilegal, así como de
cualquier otra actividad de crimen organizado o destinados a su financiación, o para
dar apariencia de legalidad a las actividades delictivas o a las transacciones y fondos
vinculados con las mismas.
Los sujetos obligados establecidos a través de la Ley N ° 27693 deberán repqrtar bajo
responsabilidad de forma inmediata y suficiente a la Unidad de Inteligencia Financiera
cualquier información relevante sobre manejo de activos o pasivos u otros recursos, cuya
cuantía o características no guarden relación con la actividad económica de sus clientes,
o sobre transacciones de sus usuarios que por su número, por las cantidades transadas
o por las características particulares de las mismas, puedan conducir razonablemente
a sospechar que se está utilizando a la entidad para transferir, manejar, aprovechar o
invertir recursos provenientes de actividades delictivas o destinados a su financiación.

Segunda.- Destino de bienes incautados o decomisados


La administración del dinero, bienes, efectos o ganancias ilegales que hayan sido
incautados por los delitos previstos en el presente Decretó Legislativo se adecuará a
lo establecido en las disposiciones sobre la materia previstas en la legislación vigente.

Tercera.- Capacitación de Fiscales y otros funcionarios


El Ministerio Público diseñará y pondrá en ejecución un programa de capacitación
contra el lavado de activos vinculado a la minería ilegal y otras formas de crimen organi­
zado, así como a su financiamiento, destinado a introducir habilidades y competencias
en los fiscales en los procesos de investigación, para la mayor eficacia. Esta capacitación
involucra a la Policía Nacional del Perú Nacional del Perú y a los integrantes de las
Fuerzas Armadas que se estime pertinente.

Cuarta.- Coordinación interinstitucional


Las entidades del Estado, en los ámbitos nacional, regional y local, y las empresas en
las que el Estado tiene participación, brindan su colaboración a la Unidad de Inteli­
gencia Financiera del Perú-UIF-Perú, para el cumplimiento de su misión institucional,
proporcionando información y cualquier otra forma de cooperación necesaria para

245
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

combatir el delito de lavado de activos, vinculado especialmente a la minería ilegal u


otras formas de crimen organizado.
Así mismo, la UIF-PERU mantendrá relaciones de coordinación con el consejo de
defensa jurídica del Estado, a fin de lograr una mayor eficacia en la lucha contra el
delito de lavado de activos, vinculado especialmente a la minería ilegal u otras formas
de crimen organizado.

Quinta.- Financiamiento
Los gastos que demande la aplicación del presente Decreto Legislativo se ejecutan con
cargo a los presupuestos institucionales de las entidades competentes.

DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS TRANSITORIAS

Primera.- Vigencia
El presente Decreto Legislativo entrará en vigencia a partir del día siguiente de su
publicación, con excepción de la Cuarta Disposición Complementaria Modificatoria
que entrará en vigencia a los 60 días naturales.

Segunda.- Plazo para información de instrumentos de gestión para detección de


operaciones sospechosas
Para el cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 14 de la Ley N° 27693, Ley que
crea la Unidad de Inteligencia Financiera - Perú, los sujetos obligados deben informar
a la Unidad de Inteligencia Financiera en el plazo de noventa (90) días naturales com­
putados a partir de la vigencia del presente Decreto Legislativo, sobre los mecanismos
implementados para la detección de operaciones inusuales y sospechosas, así como sobre
la elaboración del Manual donde conste el sistema para detectar operaciones sospechosas
de la comisión del delito de lavado de activos y el financiamiento de terrorismo.

Tercera.- Implementación del Registro


La inscripción en el Registro establecido en la Quinta Disposición Complementaria
Modificatoria de la Ley N° 27693 deberá efectuarse en un plazo no mayor de ciento
veinte (120) días naturales computados a partir de la entrada en vigencia del presente
Decreto Legislativo. En dicho plazo, la Superintendencia de Banca, Seguros y Admi­
nistradoras Privadas de Fondos de Pensiones emitirá las disposiciones necesarias para
el cumplimiento de dicha obligación.

DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS MODIFICATORIAS

Primera.- Modificaciones a la Ley N ° 27693, Ley que crea la Unidad de Inteligencia


Financiera
Modifiqúense los artículos 3, 9, 10 numeral 10.2.3 inciso b), 10-A numeral 10-A.7 y
12 de la Ley N° 27693, Ley que crea la Unidad de Inteligencia Financiera, los cuales
tendrán el siguiente tenor:

246
NORMATIVA

“Artículo 3.- Funciones y facultades de la UIF- Perú


La UIF-Perú tiene las siguientes funciones y facultades:
1. Solicitar informes, documentos, antecedentes y todo otro elemento que estime útil
para el cumplimiento de sus funciones, a cualquier organismo público del Gobierno
Nacional, a los Gobiernos Regionales y Locales, instituciones y empresas pertene­
cientes a éstos, y en general a toda institución o empresa del Estado sin excepción
ni reserva alguna, y a todas las personas naturales o jurídicas privadas, quienes están
obligados a proporcionar la información requerida bajo responsabilidad. Dicha
información debe ser de acceso y manejo exclusivo del Director Ejecutivo de la
UIF, para lo establecer un procedimiento especial que resguarde dicha información.
En los casos que la UIF-Perú considere necesario, podrá solicitar acceso a base de
datos, información será proporcionada a través de enlace electrónico. No puede
oponerse a la UIF-Perú reserva alguna en materia de acceso a la información, bajo
responsabilidad.
2. Inscribir a los sujetos obligados y a los oficiales de cumplimiento que éstos designen,
‘ siempre que satisfagan los requisitos establecidos en la presente Ley.
3. Solicitar, recibir, requerir ampliaciones y analizar información sobre las operaciones
sospechosas que le reporten los sujetos obligados a informar por la Ley N° 29038
y sus organismos supervisores, o las que detecte de la información contenida en
las bases de datos a las que tiene acceso.
4. Recibir y analizar los Registros de Operaciones a que hace referencia el artículo
9o o cualquier información relacionada a éstos, los cuales deberán ser entregados
obligatoriamente por los sujetos obligados a la UIF-Perú por el medio electrónico,
periodicidad y modalidad que ésta establezca.
5. Comunicar al Ministerio Público aquellas operaciones que luego del análisis e
investigación respectivos, se presuma que estén vinculadas a actividades de lavado
de activos y el financiamiento del terrorismo, para que proceda de acuerdo a ley.
Su reporte tiene validez probatoria al ser asumido por el Fiscal como elemento
sustentatorio para la investigación y proceso penal.
6. Cooperar en el ámbito de su competencia con investigaciones internacionales
y/o solicitar, recibir, analizar y compartir información, a solicitud de autoridades
competentes de otros países que ejerzan competencias análogas, en casos que se
presuman vinculados a actividades de lavado de activos y el financiamiento de
terrorismo, comunicando los resultados a la autoridad requirente y realizando las
acciones correspondientes en el ámbito nacional.
7. Participar en el ámbito de su competencia en investigaciones conjuntas con otras
instituciones públicas nacionales, encargadas de detectar, investigar y denunciar
la comisión de ilícitos penales que tienen la característica de delito precedente del
delito de lavado de activos y el financiamiento de terrorismo.

247
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LA V A D O D E ACTIVOS

8. Prestar la asistencia técnica que les sea requerida, cuando se trate de investigaciones
relacionadas con el lavado de activos y el financiamiento de terrorismo.
9. Regular, en coordinación con los organismos supervisores de los sujetos obligados,
los lincamientos generales y específicos, requisitos, precisiones, sanciones y demás
aspectos referidos a los sistemas de prevención de los sujetos obligados a reportar
y de los Reportes de Operaciones Sospechosas y Registro de Operaciones, así
como emitir modelos de Códigos de Conducta, Manual de Prevención del delito
de lavado de activos y el financiamiento de terrorismo, Formato de Registro de
Operaciones, entre otros, conforme a los alcances de lo dispuesto en la presente
Ley y su Reglamento. En el caso de la Superintendencia de Banca, Seguros y
Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones y-de la Superintendencia del
Mercado de Valores, la función de regulación corresponderá a estas entidades y se
ejercerá en coordinación con la UIF-Perú.
10. Supervisar y sancionar en materia de prevención del delito de lavado de activos y
el financiamiento de terrorismo, a aquellos sujetos obligados que carecen de orga­
nismo supervisor.
11. Excepcionalmente, dada la urgencia de las circunstancias o el peligro en la demora,
y siempre que sea necesario por la dimensión y naturaleza de la investigación, podrá
disponer el congelamiento de fondos en los casos vinculados al delito de lavado
de activos y el financiamiento de terrorismo. En estos casos, se deberá..dar cuenta
al Juez en el plazo de veinticuatro (24) horas de dispuesta la medida, quien en el
mismo término podrá convalidar la medida o disponer su inmediata revocación.

Artículo 9.- Registro de Operaciones


9.1. Todo sujeto obligado a reportar para los efectos de la presente Ley, debe llevar
un Registro de Operaciones que se sujetará a las reglas establecidas en el presente
artículo.
9.2. Los sujetos obligados a informar, conforme a la presente Ley, deben registrar cada
operación que se realice o que se haya intentado realizar que iguale o supere el
monto que establezca la UIF-Perú, por los siguientes conceptos:
a) Depósitos en efectivo: en cuenta corriente, en cuenta de ahorros, a plazo fijo
y en otras modalidades a plazo.
b) Depósitos constituidos con títulos valores, computados según su valor de
cotización al cierre del día anterior a la imposición.
c) Colocación de obligaciones negociables y otros títulos valores de deuda emitidos
por la propia entidad.
d) Compraventa de títulos valores -públicos o privados- o de cuota partes de
fondos comunes de inversión.
e) Compraventa de metales y/o piedras preciosas, según relación que se establezca
en el reglamento.

248
NORMATIVA

f) Compraventa en efectivo de moneda extranjera.


g) Giros o transferencias emitidos y recibidos (interno y externo) cualesquiera sea
la forma utilizada para cursar las operaciones y su destino (depósitos, pases,
compraventa de títulos, etc.).
h) Compra venta de cheques girados contra cuentas del exterior y de cheques de
viajero.
i) Pago de importaciones.
j) Cobro de exportaciones.
k) Venta de cartera de la entidad financiera a terceros.
l) Servicios de amortización de préstamos.
m) Cancelaciones anticipadas de préstamos.
n) Constitución de fideicomisos y todo tipo de otros encargos fiduciarios y de
comisiones de confianza.
o) Compra venta de bienes y servicios.
‘ p) Operaciones a futuro pactadas con los clientes.
q) Otras operaciones que se consideren de riesgo o importancia establecidas por
la UIF-Perú.
9.3. Las características del Registro serán especificadas por la UIF-Perú debiendo con­
tener, por lo menos en relación con cada operación, lo siguiente:
a) La identidad y domicilio de sus clientes, habituales o no, acreditada mediante
la presentación del documento en el momento de entablar relaciones comer­
ciales y, principalmente, al efectuar una operación, según lo dispuesto en el
presente artículo. Para tales efectos, se deberá registrar y verificar por medios
fehacientes la identidad, representación, domicilio, capacidad legal, ocupación
y objeto social de las personas jurídicas y/o naturales según corresponda, así
como cualquier otra información sobre la identidad de las mismas, a través de
documentos, tales como Documento Nacional de Identidad, pasaporte, par­
tida de nacimiento, licencia de conducir, contratos sociales, estatutos u otros
documentos oficiales o privados, sobre la identidad y señas particulares de sus
clientes, según corresponda.
b) Los sujetos obligados deben adoptar medidas razonables para obtener, registrar
y actualizar permanentemente la información sobre la verdadera identidad de
sus clientes, habituales o no, y las operaciones comerciales realizadas a que se
refiere el presente artículo.
c) Descripción del tipo de operación, monto, moneda, cuenta (s) involucrada (s)
cuando corresponda, lugar (es) donde se realizó la operación y fecha.
d) Cualquier otra información que la UIF-Perú requiera.

249
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

9.4. El Registro de Operaciones debe ser llevado en forma precisa y completa por los
sujetos obligados, en el día en que haya ocurrido la operación y se conservará du­
rante diez (10) años a partir de la fecha de la misma, utilizando para tal fin medios
informáticos, microfilmación o medios similares. El Registro se conservará en un
medio de fácil recuperación, debiendo existir una copia de seguridad, según las
disposiciones que emita al respecto la UIF-Perú. Las copias de seguridad estarán
a disposición de la UIF-Perú y del Ministerio Público dentro de las 48 horas há­
biles de ser requeridas, sin perjuicio de la facultad de la UIF-Perú de solicitar esta
información en un plazo menor.
9.5. La obligación de registrar las operaciones no será de aplicación cuando se trate de
clientes habituales de los sujetos obligados a informar, bajo responsabilidad de estos
últimos; siempre y cuando los sujetos obligados tengan conocimiento suficiente y
debidamente justificado de la licitud de las actividades de sus clientes habituales,
previa evaluación y revisión periódica del Oficial de Cumplimiento.
9.6. Las operaciones múltiples que en conjunto igualen o superen determinado monto
fijado por la UIF-Perú, serán consideradas como una sola operación si son realiza­
das por o en beneficio de determinada persona. En tales casos, cuando los sujetos
obligados o sus trabajadores tengan conocimiento de estas operaciones, deberán
efectuar el Registro establecido en este artículo.
9.7. Sobre el Registro de Operaciones:
a) Los Registros de Operaciones deben estar a disposición de los órganos juris­
diccionales o autoridad competente, conforme a ley.
b) La UIF-Perú, cuando lo considere conveniente, puede establecer que los sujetos
obligados a informar le alcancen directamente, el Registro de Operaciones o
parte de él mediante el medio electrónico, periodicidad y modalidad que ésta
establezca. Mediante Resolución de la Superintendencia de Banca, Seguros y
Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones se regularan los aspectos
referidos a la presente obligación.
c) Los sujetos obligados que cuenten con los medios informáticos suficientes,
deberán interconectarse con la UIF-Perú para viabilizar y agilizar el proceso de
captación y envío de la información. Mediante Resolución de la Superinten­
dencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones
se regularán los aspectos referidos a la presente obligación.
d) En las operaciones realizadas por cuenta propia entre las empresas sujetas a su­
pervisión de la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas
de Fondos de Pensiones, no se requiere el registro referido en este artículo.
9.8. La UIF-Perú, por resolución motivada, puede ampliar, reducir y/o modificar la
relación de conceptos que deban ser materia de registro, el contenido del Registro
en relación con cada operación o actividad, modificar el plazo, modo y forma como
deben llevarse y conservarse los Registros, así como cualquier otro asunto o tema

250
n o r m a t iv a

que tenga relación con el Registro de Operaciones. El Registro de Operaciones


deberá llevarse de manera electrónica en los casos que determine la UIF-Perú.
9.9. Las transacciones señaladas en el artículo 377 y 378 de la Ley N ° 26702, se rigen
adicionalmente por lo dispuesto en el presente artículo.

Artículo 10.- De la supervisión del sistema de prevención de lavado de activos y de


financiamiento del terrorismo
10.2.3.- Auditoría Externa
(...)
b) Los organismos supervisores de los sujetos obligados a informar, emitirán a la
LIIF-Perú Reportes de Operaciones Sospechosas (ROS) relacionados al tema
de lavado de activos o de financiamiento del terrorismo, cuando a través del
ejercicio de sus funciones de supervisión detecten indicios de lavado de activos
o del financiamiento del terrorismo. La UIF-Perú podrá solicitar al organismo
supervisor toda la información relacionada con el caso reportado, conforme a
los alcances de la presente Ley. Por Resolución SBS, la UIF-Perú establecerá
los requisitos y características de dichos ROS.
(...)•
Artículo 10-A.- De la garantía y confidencialidad del Oficial de Cumplimiento
(...)
10-A.7. Para los supuestos del parágrafo anterior, la Unidad de Inteligencia Financiera
(UIF) Perú cuenta con un cuerpo de peritos informantes quienes acudirán a las
audiencias judiciales para sostener la verificación técnica de los informes elaborados
por sus funcionarios y de los reportes efectuados por el Oficial de Cumplimiento
correspondiente, cuyas identidades se mantienen en reserva.

Artículo 12.- Del deber de reserva


12.1 Los sujetos obligados a informar a la UIF-Perú sobre las operaciones descritas
en la presente Ley, así como sus accionistas, directores, funcionarios, empleados,
trabajadores o terceros con vínculo profesional con los sujetos obligados, bajo res­
ponsabilidad, están prohibidos de poner en conocimiento de cualquier persona,
entidad u organismo, bajo cualquier medio o modalidad, el hecho de que alguna
información ha sido solicitada y/o proporcionada a la UIF-Perú, de acuerdo a la
presente Ley, salvo solicitud del órgano jurisdiccional o autoridad competente de
acuerdo a ley o lo dispuesto por la presente Ley.
12.2 La disposición señalada en el párrafo anterior también es de aplicación para el
Director Ejecutivo, los miembros del Consejo Consultivo y el personal de la UIF-
Perú, del mismo modo es de aplicación para los Oficiales de Enlace que designen
las instituciones públicas y los funcionarios de otras instituciones públicas nacio­
nales competentes para detectar y denunciar la comisión de ilícitos penales con

251
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

las que se realicen investigaciones conjuntas, de conformidad con lo establecido


en la presente Ley.
12.3 Los sujetos mencionados en el párrafo precedente, conjuntamente con los sujetos
obligados a informar y sus oficiales de cumplimiento, integran el sistema de control
del lavado de activos y/o del financiamiento del terrorismo, y están todos sujetos
al deber de reserva.
12.4 En ningún caso por el solo pedido de información se procederá por la entidad
bancaria o financiera a cerrar la o las cuentas de la persona a cuyo requerimiento
se formula la solicitud de información” .

Segunda.- Incorporación de la Quinta y Sexta Disposición Complementaria, Tran­


sitoria y Final de la Ley N .° 27693
Incorpórense la Quinta y Sexta Disposición Complementaria, Transitoria y Final a la
Ley N° 27693, en los términos siguientes:

“ Quinta: Registro de empresas y personas que efectúan operaciones financieras o de


cambio de moneda
Créase el Registro de Empresas y Personas que efectúan Operaciones Financieras o de
Cambio de Moneda, el cual será supervisado y reglamentado por la Superintendencia
de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones.
La inscripción en el referido Registro es obligatoria para:
a) Las personas naturales o jurídicas dedicadas a la compra y venta de divisas o moneda
extranjera.
b) Las empresas de créditos, préstamos y empeño.
Para ejercer las actividades descritas en los incisos precedentes, las correspondientes per­
sonas naturales o jurídicas deberán inscribirse en el Registro, conforme al procedimiento
que para tal efecto señale la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras
Privadas de Fondos de Pensiones.
El incumplimiento de la inscripción generará la cancelación de la licencia de funcio­
namiento o autorización de actividad por la respectiva municipalidad, sin perjuicio de
que la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de
Pensiones disponga el cierre de los locales, conforme a las atribuciones conferidas en
la Ley N° 26702.

Sexta: Prohibición de ejercer la actividad de transferencia de fondos por empresas


no autorizadas
El servicio de recepción y envío de órdenes de transferencia de fondos solo podrá ser
brindado por las empresas debidamente autorizadas para ello por la Superintendencia
de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones, así como por
las Cooperativas de Ahorro y Crédito supervisadas por la Federación Nacional de

252
NORMATIVA

Cooperativas de Ahorro y Crédito del Perú-FENACREP, ya sea como representante


de empresas de alcance internacional o en forma independiente mediante contratos
suscritos con empresas corresponsales del exterior.

Asimismo, sólo podrán brindar el servicio postal de remesas (giros postales) a


través de un contrato de concesión postal, los concesionarios postales que se encuentren
debidamente autorizados para tal efecto por el Ministerio de Transportes y Comuni­
caciones, así como el operador designado para el cumplimiento de las obligaciones del
Convenio Postal Universal.

El incumplimiento de esta disposición será sancionado mediante la cancelación de


la licencia de funcionamiento, previa comunicación de la Superintendencia de Banca,
Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones o del Ministerio de Trans­
portes y Comunicaciones. La Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras
Privadas de Fondos de Pensiones y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones
quedan facultados para disponer el cierre de los locales de las empresas que incumplan
lo dispuesto en la presente disposición”.

Tercera.- Modificación de los artículos 17 y 18 del Texto Unico Ordenado de la Ley


N ° 27806, Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, aprobado por
Decreto Supremo N ° 043-2003-PCM
Modifiqúense el artículo 17° numeral 5 y el artículo 18 del Decreto Supremo N° 043-
2003-PCM, en los términos siguientes:

“Artículo 17.- Excepciones al ejercicio del derecho: Información confidencial


El derecho de acceso a la información pública no podrá ser ejercido respecto de lo
siguiente:
(...)
5. La información referida a los datos personales cuya publicidad constituya una
invasión de la intimidad personal y familiar. La información referida a la salud
personal, se considera comprendida dentro de la intimidad personal. En este caso,
sólo el juez puede ordenar la publicación sin perjuicio de lo establecido en el inciso
5 del artículo 2 de la Constitución Política del Estado.
Por su parte, no opera la presente reserva cuando la Superintendencia de Banca,
Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones requiera información
respecto a los bienes e ingresos de los funcionarios públicos, o cuando requiera
otra información pertinente para el cumplimiento de las funciones de la Unidad
de Inteligencia Financiera del Perú (UIF) Perú.
(...)”

253
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

“Artículo 18.- Regulación de las excepciones


Los casos establecidos en los artículos 15, 16 y 17 son los únicos en los que se puede
limitar el derecho al acceso a la información pública, por lo que deben ser interpretados
de manera restrictiva por tratarse de una limitación a un derecho fundamental. No se
puede establecer por una norma de menor jerarquía ninguna excepción a la presente Ley.
La información contenida en las excepciones señaladas en los artículos 15, 16 y 17 son
accesibles para el Congreso de la República, el Poder Judicial, el Contralor General de
la República; el Defensor del Pueblo y el Superintendente de Banca, Seguros y Admi­
nistradoras Privadas de Fondos de Pensiones.
Para estos efectos, el Congreso de la República sólo tiene acceso mediante una Co­
misión Investigadora formada de acuerdo al artículo 97 de la Constitución Política
del Perú y la Comisión establecida por el artículo 36 de la Ley N ° 27479. Tratándose
del Poder Judicial de acuerdo a las normas que regulan su funcionamiento, solamente
el juez en ejercicio de sus atribuciones jurisdiccionales en un determinado caso y
cuya información sea imprescindible para llegar a la verdad, puede solicitar la infor­
mación a que se refiere cualquiera de las excepciones contenidas en este artículo. El
Contralor General de la República tiene acceso a la información contenida en este
artículo solamente dentro de una acción de control de su especialidad. El Defensor
del Pueblo tiene acceso a la información en el ámbito de sus atribuciones de defensa
de los derechos humanos. El Superintendente de Banca, Seguros y Administradoras
Privadas de Fondos de Pensiones tiene acceso a la información siempre que ésta sea
necesaria para el cumplimiento de las funciones de la Unidad de Inteligencia Finan­
ciera del Perú - UIF-Perú.
Los funcionarios públicos que tengan en su poder la información contenida en los
artículos 15, 16 y 17 tienen la obligación de que ella no sea divulgada, siendo respon­
sables si esto ocurre.
El ejercicio de estas entidades de la administración pública se enmarca dentro de las
limitaciones que señala la Constitución Política del Perú.
Las excepciones señaladas en los puntos 15 y 16 incluyen los documentos que se generen
sobre estas materias y no se considerará como información clasificada, la relacionada a
la violación de derechos humanos o de las Convenciones de Ginebra de 1949 realizada
en cualquier circunstancia, por cualquier persona. Ninguna de las excepciones señaladas
en este artículo pueden ser utilizadas en contra de lo establecido en la Constitución
Política del Perú”.

Cuarta.- Modificación de la Sexta Disposición Complementaria, Transitoria y Final


de la Ley N ° 28306
Modifiqúese la Sexta Disposición Complementaria, Transitoria y Final de la Ley N°
28306, en los términos siguientes:

254
NORMATIVA

“Sexta: Obligación de declarar el ingreso y/o salida de dinero en efectivo


6.1. Establézcase la obligación para toda persona, nacional o extranjera, que ingrese
o salga del país, de declarar bajo juramento instrumentos financieros negociables
emitidos “al portador” o dinero en efectivo que porte consigo por sumas superiores
a US$ 10,000.00 (Diez mil y 00/100 dólares de los Estados Unidos de América),
o su equivalente en moneda nacional u otra extranjera.
6.2. Asimismo, queda expresamente prohibido para toda persona, nacional o extranjera,
que ingrese o salga del país, llevar consigo instrumentos financieros negociables
emitidos “al portador” o dinero en efectivo por montos superiores a US$ 30,000.00
(Treinta mil y 00/100 dólares de los Estados Unidos de América) o su equivalen­
te en moneda nacional u otra extranjera. El ingreso o salida de dichos importes
deberá efectuarse necesariamente a través de empresas legalmente autorizadas por
la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de
Pensiones para realizar ese tipo de operaciones.
6.3. En caso de incumplimiento de lo dispuesto en los numerales precedentes, la Su­
perintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria dispondrá:
a. La retención temporal del monto íntegro de dinero en efectivo o de los instru­
mentos financieros negociables emitidos “al portador” y la aplicación de una
sanción equivalente al treinta por ciento (30 %) del valor no declarado, como
consecuencia de la omisión o falsedad del importe declarado bajo juramento
por parte de su portador.
b. La retención temporal del monto de dinero en efectivo o de los instrumentos
financieros negociables emitidos “al portador” que exceda los US $30,000.00
(treinta mil y 00/100 dólares de los Estados Unidos de América).
El dinero retenido será depositado en una cuenta del Banco de la Nación donde
se mantendrá en custodia. Los instrumentos financieros negociables emitidos “al
portador” también serán entregados al Banco de la Nación en custodia.
La Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria in­
formará inmediatamente a la Unidad de Inteligencia Financiera del Perú sobre la
retención efectuada.
Corresponde al portador acreditar ante la Unidad de Inteligencia Financiera del
Perú, el origen lícito del dinero en un plazo máximo de setentidós (72) horas de
producida la retención.
6.4. La no acreditación del origen lícito del dinero o de los instrumentos financieros
negociables emitidos “al portador” en el plazo establecido, se considera indicio de
la comisión del delito de lavado de activos, sin perjuicio de la presunta comisión
de otros delitos. En estos casos, la Unidad de Inteligencia Financiera del Perú
informará al Ministerio Público para que proceda conforme a sus atribuciones.
6.5. El dinero o los instrumentos financieros negociables emitidos “al portador” retenidos
como consecuencia de la aplicación de la presente norma seguirá el procedimiento

255
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

establecido en las disposiciones previstas en la legislación penal y en las leyes espe­


ciales.
6.6. Las obligaciones y prohibiciones establecidas en la presente disposición no serán
aplicables a los instrumentos financieros negociables diferentes a los emitidos “al
portador”, independientemente de su valor; no obstante, los mismos deberán ser
obligatoriamente declarados bajo juramento al momento de su ingreso o salida del
país.
6.7. Mediante Decreto Supremo refrendado por los Ministros de Economía y Finanzas,
Justicia y Derechos Humanos e Interior, previa opinión técnica de la Unidad de
Inteligencia Financiera del Perú, se aprobará el reglamento de lo dispuesto en la
presente Disposición, el cual contendrá los mecanismos necesarios para su imple-
mentación y para el efectivo control, fiscalización de lo dispuesto y devolución de
los bienes retenidos”.

Quinta.- Incorporación del Artículo 9-A a la Ley N ° 27693, Ley que crea la Unidad
de Inteligencia Financiera - UIF-Perú
Incorpórese el Artículo 9°-A a la Ley N° 27693, en los términos siguientes:

“Artículo 9-A.- De los organismos supervisores


9.A.I. Se consideran organismos supervisores en materia de prevención del lavado de
activos y del financiamiento del terrorismo para efectos de lo dispuesto en la pre­
sente Ley, aquellos organismos o instituciones públicas o privadas que de acuerdo
a su normatividad o fines ejercen funciones de supervisión, fiscalización, control,
registro, autorización funcional o gremiales respecto de los Sujetos Obligados a
informar.
9.A.2. Son organismos de supervisión y control en materia de prevención del lavado
de activos y del financiamiento del terrorismo, entre otros:
a) La Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos
de Pensiones (SBS);
b) La Superintendencia del Mercado de Valores (SMV);
c) El Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (M INCETUR);
d) El Ministerio de Energía y Minas (MINEM);
e) El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMDES);
f) El Ministerio de la Producción (PRODUCE);
g) El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC);
h) La Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria
(SUNAT);
i) La Agencia Peruana de. Cooperación Internacional (APCI);
j) La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE);

256
NORMATIVA

k) El Consejo de Supervigilancia de Fundaciones


l) Los Colegios de Abogados y de Contadores Públicos, o cualquier otro que
sustituya en sus funciones a las instituciones antes señaladas;
m) Todo aquel organismo o institución pública o privada que sea designado como
tal por la UIF-Perú.
9.A.3. Los organismos de supervisión deberán coordinar sus acciones de supervisión
con la UIF-Perú.
9.A.4. Los organismos supervisores ejercerán la función de supervisión del sistema de
prevención del lavado de activos y del financiamiento del terrorismo, en coordina­
ción con la UIF-Perú, de conformidad con lo señalado en la ley y de acuerdo a sus
propios mecanismos de supervisión, los cuales deben considerar las responsabilida­
des y alcances de los informes del Oficial de Cumplimiento, de la Auditoría Interna
y de la Auditoría Externa, así como las responsabilidades de directores y gerentes.
9.A.5. La UIF-Perú, en coordinación con los organismos supervisores, deberá expedir
normas estableciendo obligaciones, requisitos, infracciones, sanciones y precisiones,
• respecto a todos los sujetos obligados.
9.A.6. Los organismos supervisores ejercerán la función sancionadora en el ámbito
de los sujetos obligados a reportar bajo su competencia, para lo cual aplicarán las
normas reglamentarias y la tipificación de infracciones que apruebe la UIF-Perú.
9.A.7. Para efectos del ejercicio de la función de supervisión, la UIF-Perú podrá requerir
a los organismos supervisores la realización de visitas de inspección conjuntas. Estas
visitas también se podrán realizar a solicitud del organismo supervisor competente,
previa conformidad de la UIF-Perú.
9.A.8. Respecto de aquellos sujetos obligados a informar que carecen de organismo
supervisor en materia de prevención del lavado de activos y del financiamiento del
terrorismo, la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de
Fondos de Pensiones, a través de la UIF-Perú, actuará como tal.
9.A.9. Están bajo la supervisión de la UIF-Perú en esta materia los notarios públicos y
las cooperativas de ahorro y crédito no autorizadas para captar ahorros del público.
Para el ejercicio de la función de supervisión a cargo de la UIF-Perú, la Super­
intendencia podrá contar con el apoyo del Ministerio de Trabajo y Promoción
del Empleo y de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración
Tributaria, entidades que por convenio incorporarán la revisión de los sistemas de
prevención de los sujetos obligados que sean objeto de acciones de fiscalización en
sus respectivos ámbitos de competencia.
9.A.10. La función de supervisión asignada a la Superintendencia de Banca, Seguros
y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones, a través de la UIF-Perú, se
ejerce sobre la base del análisis de riesgo que aquélla haga de cada sector, de ma­
nera que se priorice la supervisión sobre las actividades de mayor riesgo. Aquellas

257
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

actividades consideradas de menor riesgo relativo serán monitoreadas en cuanto a


sus obligaciones de inscripción ante la UIF-Perú, registro de operaciones y reporte
de operaciones sospechosas.
9.A. 11. Sin perjuicio de lo señalado en los párrafos precedentes, la Superintendencia de
Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones podrá indicar
la institución pública, gremio o colegio profesional que bajo responsabilidad estará
obligado a realizar la labor de supervisión en materia de prevención del lavado de
activos y del financiamiento del terrorismo.

Sexta.- Modificación de los artículos 16° del Decreto Legislativo del Notariado,
Decreto Legislativo N .° 1049
Modifiqúese el inciso o) e incorpórese el inciso p) al artículo 16° del Decreto Legislativo
N° 1049 en los términos siguientes:

“Artículo 16.- Obligaciones del Notario


El notario está obligado a:
(...)
o) Aceptar y brindar las facilidades para las visitas de inspección que disponga tanto
su Colegio de Notarios, el Tribunal de Flonor y el Consejo del Notariado en el
correspondiente oficio notarial, así como la Unidad de Inteligencia Financiera.
p) Cumplir con todas las normas pertinentes en materia de prevención del lavado de
activos y del financiamiento del terrorismo, conforme a la legislación de la materia”.

Sétima.- Modificación de los artículos 55 del Decreto Legislativo del Notariado,


Decreto Legislativo N .° 1049
Modifiqúese el artículo 55 del Decreto Legislativo del Notariado, Decreto Legislativo
N ° 1049 en los términos siguientes:

“Artículo 55.- Identidad del Otorgante


El notario dará fe de conocer a los otorgantes y/o'intervinientes o de haberlos identi­
ficado.
Es obligación del notario acceder a la base de datos del Registro Nacional de Identi­
ficación y Estado Civil-RENIEC- en aquellos lugares donde se cuente con acceso a
Internet y sea posible para la indicada entidad brindar el servicio de consultas en línea,
para la verificación de la identidad de los intervinientes mediante la verificación de
las imágenes, datos y/o la identificación por comparación biométrica de las huellas
dactilares. Cuando el notario lo juzgue conveniente exigirá otros documentos y/o la
intervención de testigos que garanticen una adecuada identificación.
El notario que diere fe de identidad de alguno de los otorgantes, inducido a error por la
actuación maliciosa de los mismos o de otras personas, no incurrirá en responsabilidad.

258
NORMATIVA

Asimismo, el notario público deberá dejar expresa constancia en la escritura pública


de haber efectuado las mínimas acciones de control y debida diligencia en materia de
prevención del lavado de activos, especialmente vinculado a la minería ilegal u otras
formas de crimen organizado, respecto a todas las partes intervinientes en la transacción,
específicamente con relación al origen de los fondos, bienes u otros activos involucrados
en dicha transacción, así como con los medios de pago utilizados”.

DISPOSICIÓN COMPLEM ENTARIA DEROGATORIA


Unica.- Derogúese la Ley N° 27765, Ley Penal contra el Lavado de Activos, modifica­
da por el Decreto Legislativo N° 986 y las demás normas que se opongan al presente
Decreto Legislativo.
Dado en la Casa de Gobierno, en Lima, a los dieciocho días del mes de abril del año
dos mil doce.
OLLANTA HUM ALA TASSO
Presidente Constitucional de la República

ÓSCAR VALDÉS DANCUART


Presidente del Consejo de Ministros

LUIS ALBERTO OTAROLA PEÑARANDA


Ministro de Defensa

DANIEL E. LO ZADA CASAPIA


Ministro del Interior

JU A N F. JIM É N E Z MAYOR
Ministro de Justicia y Derechos Humanos

CARLOS PAREDES RO D RÍGU EZ


Ministro de Transportes y Comunicaciones

RENÉ C O R N E JO DÍAZ
Ministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento
Encargado del Despacho del Ministerio de Economía y Finanzas

259
DECRETO LEGISLATIVO N ° 1249

EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA POR CUANTO:

Que, mediante Ley N.° 30506, Ley que delega en el Poder Ejecutivo la facultad
de legislar en materia de reactivación económica y formalización, seguridad ciudadana,
lucha contra la corrupción, agua y saneamiento y reorganización de Petroperú S.A.,
el Congreso de la República ha delegado en el Poder Ejecutivo la facultad de legislar
sobre dichas materias por un plazo de 90 días calendario;

Que, las facultades otorgadas en materia de seguridad ciudadana se encuentran


previstas en el numeral 2) del artículo 2 de la citada ley; y, dentro de este numeral, los
literales a), g), h) e i) facultan al Poder Ejecutivo para modificar determinados aspectos
de la legislación en materia de lavado de activos, terrorismo y el financiamiento del
terrorismo;

Que, en ese sentido, el presente Decreto Legislativo tiene por objetivo modificar
e incorporar algunos artículos a la Ley N.° 27693, Ley que crea la Unidad de Inteli­
gencia Financiera-Perú; modificar la Ley N.° 29038, Ley que incorpora la Unidad de
Inteligencia Financiera del Perú (UIF-Perú) a la Superintendencia de Banca, Seguros
y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones; modificar la Sexta Disposición
Complementaria, Transitoria y Final de la Ley N .° 28306; el Decreto Legislativo
N.° 1106, Decreto Legislativo de Lucha Eficaz contra el Lavado de Activos y otros delitos
relacionados a la minería ilegal y crimen organizado; y, el Decreto Ley N.° 25475, Ley
que establece la penalidad para los delitos dé terrorismo y los procedimientos para la
investigación, la instrucción y el juicio;

Que, en dicho contexto, al combatir el lavado de activos se atacan los activos de


origen ilícito, que constituyen las principales razones que motivan a los delincuentes
y a las organizaciones criminales y, en consecuencia, se reducen sus incentivos, se so­
cavan sus operaciones delictivas, su crecimiento y expansión; asimismo, al combatir el
terrorismo y su financiamiento, se reducen los riesgos de que el país pueda ser objeto
de actos que pongan en riesgo la vida e integridad de las personas;

261
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

De conformidad con lo establecido en el artículo 104 de la Constitución Política


del Perú;

Con el voto aprobatorio del Consejo de Ministros; y, Con cargo a dar cuenta al
Congreso de la República;

Ha dado el Decreto Legislativo siguiente:

DECRETO LEGISLATIVO QUE DICTA MEDIDAS PARA


FORTALECER LA PREVENCIÓN, DETECCIÓN Y SANCIÓN DEL
LAVADO DE ACTIVOS Y EL TERRORISMO

Artículo 1. Modificaciones a la Ley N .° 27693, Ley que crea la Unidad de Inteligencia


Financiera - Perú
Modifícase los artículos 3 y 9-A de la Ley N .° 27693, Ley que crea la Unidad de Inte­
ligencia Financiera-Perú, en los siguientes términos:

“Artículo 3. Funciones y facultades de la UIF-Perú


La UIF-Perú tiene las siguientes funciones y facultades: [...]
5. Comunicar al Ministerio Público mediante informes de inteligencia financiera
aquellas operaciones que luego del análisis e investigación respectivos, sé presuma
que estén vinculadas a actividades de lavado de activos, sus delitos precedentes y
al financiamiento del terrorismo,
[...]
9.A.2. Son organismos de supervisión y control en materia de prevención del lavado
de activos y del financiamiento del terrorismo, entre otros:
a) La Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos
de Pensiones (SBS).
b) La Superintendencia del Mercado de Valores (SMV).
c) El Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR).
d) El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC).
e) La Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria
(SUNAT).
f) La Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI).
g) El Consejo de Supervigilancia de Fundaciones.
h) La Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas,
Municiones y Explosivos de Uso Civil - SUCAMEC.
i) Los Colegios de Abogados y de Contadores Públicos, o cualquier otro que
sustituya en sus funciones a las instituciones antes señaladas.

262
NORMATIVA

j) Todo aquel organismo o institución pública o privada que sea designado como
tal por la UIF-Perú.
[...]
9.A.8. Respecto de aquellos sujetos obligados a informar que carecen de organismo
supervisor, la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de
Fondos de Pensiones, a través de la UIF- Perú, actuará como tal, en materia de
prevención de lavado de activos y del financiamiento del terrorismo.
9-A.9. Están bajo la supervisión de la UIF-Perú, en materia de prevención del lavado
de activos y del financiamiento del terrorismo, los notarios, las cooperativas de
ahorro y crédito no autorizadas para captar ahorros del público, las agencias de
viaje y turismo, los establecimientos de hospedaje, las empresas mineras, los agentes
inmobiliarios y los juegos de loterías y similares. Para el ejercicio de la función de
supervisión a cargo de la UIF-Perú, la Superintendencia podrá contar con el apoyo
de la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral y de la Superintendencia
Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria, entidades que por convenio
incorporarán la revisión de los sistemas de prevención de los sujetos obligados que
sean objeto de acciones de fiscalización en sus respectivos ámbitos de competencia.
9.A.10. La función de supervisión asignada a la Superintendencia de Banca, Seguros
y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones, a través de la UIF-Perú, así
como a los demás organismos supervisores-en materia de prevención de lavado de
activos y del financiamiento del terrorismo, se ejerce sobre la base del análisis de
riesgo que hagan de cada sector, de manera que se priorice la supervisión sobre las
actividades y entidades de mayor riesgo. Aquellas actividades consideradas de me­
nor riesgo relativo serán monitoreadas en cuanto a sus obligaciones de inscripción
ante la UIF-Perú, registro de operaciones y reporte de operaciones sospechosas.
En el caso de las organizaciones sin fines de lucro, los organismos supervisores
competentes - Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI), Consejo de
Supervigilancia de Fundaciones y la UIF-Perú, deben cumplir su rol solo respecto
de aquellas que son vulnerables en materia de lavado de activos y de financiamiento
del terrorismo, conforme se determine en el análisis de riesgo del sector.
[•••]

9-A.12. Están bajo la supervisión del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo en


materia de prevención de lavado de activos y del financiamiento del terrorismo,
además de los juegos de casinos y máquinas tragamonedas, los juegos y apuestas
deportivas a distancia utilizando el internet o cualquier medio de comunicación”.

Artículo 2. Incorporación de los artículos 3-A y 9-B a la Ley N .° 27693, Ley que crea
la Unidad de Inteligencia Financiera - Perú
Incorpórense los artículos 3-A y 9-B a la Ley N.° 27693, Ley que crea la Unidad de
Inteligencia Financiera - Perú, en los siguientes términos:

263
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

“Artículo 3-A. Acceso al secreto bancario y la reserva tributaria con autorización


judicial
3-A. 1. La UIF-Perú, siempre que resulte necesario y pertinente en el caso que inves­
tiga, puede solicitar, al Juez Penal competente del lugar donde tiene su domicilio
principal la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de
Fondos de Pensiones, el levantamiento del secreto bancario y la reserva tributaria.
3-A.2. El Juez Penal competente debe resolver la solicitud de la UIF-Perú en forma
reservada, sin audiencia ni intervención de terceros; y, dentro de un plazo de cua-
rentaiocho (48) horas contado desde la presentación de la solicitud. Si la solicitud
es rechazada procede recurso de apelación. Este recurso se tramita y resuelve dentro
de un plazo de cuarentaiocho (48) horas de presentado el recurso.
3-A.3.Los Jueces Penales que no observen la reserva y/o los plazos señalados en el nu­
meral 3-A.2 son sancionados por la autoridad competente, conforme a lo dispuesto
en la Ley N.° 29277, Ley de la Carrera Judicial.
3-A.4. Las empresas del sistema financiero y la Administración Tributaria deben remitir
a la UIF-Perú la información solicitada, dentro del plazo máximo de treinta días
hábiles de emitida la orden judicial, salvo disposición distinta del juez en atención
a las características, complejidad y circunstancias del caso. La Superintendencia
de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones establece
mediante resolución la forma y condiciones en que debe proporcionarse la infor­
mación así como las multas que correspondan a las empresas bajo su supervisión
que incumplan con entregar la información requerida, efectúen su entrega parcial
o tardía.
3-A. 5. La información obtenida por la UIF-Perú solo puede ser utilizada en la inves­
tigación de los hechos que la motivaron y compartida con las autoridades compe­
tentes, encontrándose el titular y el personal de la UIF-Perú que hubiere tomado
conocimiento de esta información, sujetos al deber de reserva de información,
previsto en el artículo 372 de la Ley N.° 26702, Ley General del Sistema Financiero
y del Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros,
y el deber de reserva, previsto en el artículo 12 de la Ley, bajo responsabilidad”.

“Artículo 9-B. Del Organo Centralizado de Prevención del lavado de activos y del
financiamiento del terrorismo
9-B.l. Los Notarios a nivel nacional integran a sus miembros en una gestión centrali­
zada a través de un Organo Centralizado de Prevención del lavado de activos y del
financiamiento del terrorismo (OCP LA/FT), que tiene a su cargo el análisis de
los riesgos del lavado de activos y del financiamiento del terrorismo en el ejercicio
de la función notarial.
9-B.2. El OCP LA/FT captura de forma centralizada la información de los notarios
a nivel nacional, sin perjuicio de que haya concluido o no el proceso de firmas,
que conste en instrumentos públicos notariales protocolares y extraprotocolares,

264
NORMATIVA

o en documentos privados ingresados al oficio notarial aun cuando no se hubie­


ren formalizado. Para ello, proporciona a los notarios la herramienta informática
(software) necesaria.
9-B.3. Corresponde al OCP LA/FT evaluar las operaciones realizadas o que se hayan
intentado realizar ante el notario, sin importar los montos involucrados, y en su
caso, calificarlas y registrarlas como inusuales o sospechosas, dejando constancia
documental del análisis y evaluaciones realizadas para dicha calificación; comu­
nicarlas a la UIF-Perú a través de un reporte de operaciones sospechosas (ROS)
en representación del notario; brindar acceso en línea a la UIF-Perú a la base
centralizada que manejan; atender los pedidos de información de la UIF-Perú, de
la autoridad jurisdiccional y autoridades competentes respecto de casos relativos a
investigaciones por lavado de activos, sus delitos precedentes o el financiamiento
del terrorismo, entre otras funciones que se establezcan mediante resolución SBS.
En todo caso, el notario mantiene la responsabilidad como sujeto obligado a in­
formar a la UIF-Perú.
9-B.4. El OCP LA/FT estará a cargo del colegio de notarios con mayor número de
agremiados. Su conformación será aprobada por la UIF-Perú. El personal del OCP
LA/FT se somete al deber de reserva previsto en el artículo 12 de la Ley, aun cuando
el funcionario haya dejado de pertenecer al OCP LA/FT.
9-B.5. Los abogados y contadores considerados como sujetos obligados pueden integrar
a sus miembros en una gestión centralizada a cargo de un OCP LA/FT, acorde con
lo expuesto en los párrafos precedentes”.

Artículo 3. Modificación del artículo 3 de la Ley N .° 29038, Ley que incorpora la


Unidad de Inteligencia Financiera del Perú (UIF-Perú) a la Superintendencia de
Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones
Modifícase el artículo 3 de la Ley N.° 29038, Ley que incorpora la Unidad de Inte­
ligencia Financiera del Perú (UIF-Perú) a la Superintendencia de Banca, Seguros y
Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones, en los siguientes términos:

“Artículo 3. De los sujetos obligados a informar


3.1. Son sujetos obligados a informar y, como tal, están obligados a proporcionar la
información a que se refiere el artículo 3 de la Ley N.° 27693, Ley que crea la
Unidad de Inteligencia Financiera - Perú e implementar el sistema de prevención
de lavado de activos y del financiamiento del terrorismo, las personas naturales y
jurídicas siguientes:
1) Las empresas del sistema financiero y del sistema de seguros y las demás comprendi­
das en los artículos 16 y 17 de la Ley General del Sistema Financiero y del Sistema
de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros, Ley N ° 26702
y los corredores de seguros.

265
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

2) Las empresas emisoras de tarjetas de crédito.


3) Las cooperativas de ahorro y crédito.
4) Las que se dedican a la compraventa de divisas.
3) Las que se dedican al servicio postal de remesa y/o giro postal.
6) Las empresas de préstamos y/o empeño.
7) Los administradores de bienes, empresas y consorcios.
8) Las sociedades agentes de bolsa, las sociedades agentes de productos y las sociedades
intermediarias de valores.
9) Las sociedades administradoras de fondos mutuos, fondos de inversión y fondos
colectivos.
10) La Bolsa de Valores, otros mecanismos centralizados de negociación e instituciones
de compensación y liquidación de valores.
11) La Bolsa de Productos.
12) Las que se dedican a la compra y venta de vehículos, embarcaciones y aeronaves.
13) Las que se dedican a la actividad de la construcción y/o la actividad inmobiliaria.
14) Los agentes inmobiliarios.
13) Las que se dedican a la explotación de juegos de casinos y/o máquinas tragamonedas,
y/o juegos a distancia utilizando el internet o cualquier otro medio de comunica­
ción, de acuerdo con la normativa sobre la materia.
16) Las que se dedican a la explotación de apuestas deportivas a distancia utilizando
el internet o cualquier otro medio de comunicación, de acuerdo con la normativa
sobre la materia.
17) Las que se dedican a la explotación de juegos de lotería y similares.
18) Los hipódromos y sus agencias.
19) Los agentes de aduana.
20) Los notarios.
21) Las empresas mineras.
22) Las que se dedican al comercio de joyas, metales y piedras preciosas, monedas,
objetos de arte y sellos postales.
23) Los laboratorios y empresas que producen y/o comercializan insumos químicos y
bienes fiscalizados.
24) Las empresas que distribuyen, transportan y/o comercializan insumos químicos
que pueden ser utilizados en la minería ilegal, bajo control y fiscalización de la
SUNAT.
25) Las que se dedican a la comercialización de las maquinarias y equipos que se
encuentran comprendidos en las Subpartidas nacionales N.° 84.29, N.° 85.02 y
N.° 87.01 dé la Clasificación Arancelaria Nacional.

266
NORMATIVA

26) Las que se dedican a la compraventa o importaciones de armas y municiones.


27) Las que se dedican a la fabricación y/ó la comercialización de materiales explosivos.
28) Las que se dedican a la financiación colectiva o participativa y que operan a través
de plataformas virtuales.
29) Los abogados y contadores públicos colegiados, que de manera independiente o en
sociedad, realizan o se disponen a realizar en nombre de un tercero o por cuenta
de este, de manera habitual, las siguientes actividades:
a. Compra y venta de bienes inmuebles.
b. Administración del dinero, valores, cuentas del sistema financiero u otros activos.
c. Organización de aportaciones para la creación, operación o administración de
personas jurídicas.
d. Creación, administración y/o reorganización de personas jurídicas u otras
estructuras jurídicas.
e. Compra y venta de acciones o participaciones sociales de personas jurídicas.
La información que estos sujetos obligados proporcionan a la UIF-Perú se restringe
a aquella que no se encuentra sujeta al secreto profesional.
3.2. Asimismo, son sujetos obligados a reportar operaciones sospechosas y/o registrar
operaciones de acuerdo al umbral que determine la Superintendencia de Banca,
Seguros y Administradoras Privadas de Pondos de Pensiones, e implementar un
sistema acotado de prevención de lavado de activos y del financiamiento del terro­
rismo, las personas naturales y jurídicas siguientes:
1) Las que se dedican al comercio de antigüedades.
2) Las organizaciones sin fines de lucro que recauden, transfieran y desembolsen
fondos, recursos u otros activos para fines o propósitos caritativos, religiosos, cul­
turales, educativos, científicos, artísticos, sociales, recreativos o solidarios o para
la realización de otro tipo de acciones u obras altruistas o benéficas. En caso estos
sujetos obligados faciliten créditos, microcréditos o cualquier otro tipo de finan­
ciamiento económico, se sujetan a las obligaciones previstas en el numeral 3.1. del
presente artículo.
3) Los gestores de intereses en la administración pública, según la Ley N .° 28024.
4) Los martilieros públicos.
5) Las procesadoras de tarjetas de crédito y/o débito.
6) Las agencias de viaje y turismo y los establecimientos de hospedaje.
7) Las empresas del Estado, que por la actividad que realizan no se encuentran den­
tro de los alcances del numeral 3.1 del presente artículo, el Jurado Nacional de
Elecciones, la Oficina Nacional de Procesos Electorales, el Organismo Supervisor
de Contrataciones del Estado, los gobiernos regionales y las municipalidades pro­
vinciales.

267
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

El sistema acotado de prevención de lavado de activos y del financiamiento del


terrorismo a que se refiere el párrafo precedente comprende en todos los casos el
envío de reportes de operaciones sospechosas y, adicionalmente, (i) el registro de
operaciones o (ii) la designación de un oficial de cumplimiento a dedicación no
exclusiva.
3.3. Mediante Decreto Supremo, a propuesta de la Superintendencia de Banca, Seguros
y Administradoras Privadas de Fondos de Pensiones, y refrendado por el Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos y el Ministerio de Economía y Finanzas, se puede
(i) ampliar la lista de los sujetos obligados a proporcionar información a la UIF-
Perú que se establece en los numerales precedentes; y (ii) aprobar las medidas que
faciliten a los sujetos obligados señalados en el numeral 3.2 del presente artículo
el cumplimiento de las obligaciones previstas en la Ley.
La Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos
de Pensiones, previo estudio técnico, puede reducir la lista de sujetos obligados a
proporcionar información a la UIF-Perú que se establece en los numerales prece­
dentes.
La UIF-Perú, en el marco de las medidas, disposiciones y formatos que emita para
dar cumplimiento a lo establecido en el numeral 3.2 del presente artículo, no podrá
exigir a los administrados o usuarios lo siguiente:
a) Información que la UIF-Peru pueda obtener directamente mediante la intero-
perabilidad entre entidades de la Administración Pública a que se refieren los
artículos 2 y 3 del Decreto Legislativo N.° 1246;
b) Información adicional a la que tenga acceso el sujeto obligado señalado en el
numeral 3.2 del presente artículo en función de sus actividades ordinarias;
c) Cualquier requisito que acredite o proporcione información que conste en
registros de libre acceso a través de internet u otro medio de comunicación
pública.
3.4. Están obligadas a proporcionar información, de acuerdo aló requerido por la UIF-
Perú:
1) La Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria - SU-
NAT.
2) La Comisión de Lucha contra los Delitos Aduaneros y la Piratería.
3) La Superintendencia del Mercado de Valores-SMV.
4) La Superintendencia Nacional de los Registros Públieos-SUNARP.
5) Las centrales de riesgo, públicas o privadas.
6) El Registro Nacional de Identificación y Estado Civil-RENIEC.
7) Las cámaras de comercio del país.
8) La Comisión de Formalización de la Propiedad Informal-COFOPRI.

268
NORMATIVA

9) La Superintendencia Nacional de Migraciones - Migraciones.


10) La Contraloría General de la República - CGR.
11) El Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado - OSCE.
12) La Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Mu­
niciones y Explosivos de Uso Civil - SUCAMEC.
13) La Policía Nacional del Perú.
14) El Seguro Social de Salud del Perú - EsSalud.
15) El Ministerio de Comercio Exterior y Turismo - M INCETUR.
16) El Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social - MIDIS.
17) La Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida Sin Drogas - DEVIDA
18) El Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería - OSINERGMIN.
19) El Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre-
OSINFOR.
20) Empresas que prestan servicios de telefonía e internet, con excepción de aquella
información protegida por el derecho al secreto a las comunicaciones.
21) Empresas que prestan servicios de transporte aéreo, marítimo, fluvial y terrestre.
22) Cualquier entidad pública o privada, conforme a lo dispuesto en inciso 1 del artículo
3 de la Ley N.° 27693, Ley que crea la Unidad de Inteligencia Financiera - Perú”.

Artículo 4. Modificación de la Sexta Disposición Complementaria, Transitoria y


Final de la Ley N .° 28306
Modificase la Sexta Disposición Complementaria, Transitoria y Final de la Ley
N.° 28306, en los siguientes términos:

“Sexta: Obligación de declarar el ingreso y/o salida de dinero en efectivo o instru­


mentos financieros negociables emitidos “al portador”
6.1. Establézcase la obligación para toda persona, nacional a extranjera, que ingrese o
salga del país, de declarar bajó juramento instrumentos financieros negociables
emitidos “al portador” o dinero en efectivo que porte consigo por sumas superiores
a US$ 10,000.00 (Diez mil y 00/100 dólares de los Estados Unidos de América),
o su equivalente en moneda nacional u otra extranjera.
6.2. Asimismo, queda expresamente prohibido para toda persona, nacional o extranjera,
que ingrese o salga del país, llevar consigo instrumentos-financieros negociables
emitidos ‘al portador’ o dinero en-efectivo por montos superiores a US$ 30,000.00
(Treinta mil y 00/100 dólares de los Estados Unidos de* América) o su equivalen­
te en moneda nacional u otra extranjeras El ingreso o salida de. dichos importes
deberá efectuarse necesariamente a través de empresas legalmente autorizadas por
la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de
Pensiones (SBS) para realizar ese tipo de operaciones.

269
LUIS LAMAS PUCC10 | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

6.3. En caso de incumplimiento de lo dispuesto en los párrafos precedentes, la Su­


perintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (SUNAT)
dispone:
a. La retención temporal del monto íntegro de dinero en efectivo o de los instru­
mentos financieros negociables emitidos “al portador”, en caso se haya omitido
declarar o declarado falsamente, y la aplicación de una sanción equivalente al
pago del treinta por ciento (30%) del valor no declarado, como consecuencia
de la omisión o falsedad del importe declarado bajo juramento por parte de su
portador.
b. La retención temporal del monto de dinero en efectivo o de los instrumentos
financieros negociables emitidos “al portador” que exceda los US $30,000.00
(treinta mil y 00/100 dólares de los Estados Unidos de América) o su equivalente
en moneda nacional u otra extranjera, en caso se haya efectuado la declaración
total del dinero en efectivo y/o de los instrumentos financieros negociables
emitidos “al portador”, pero su valor supere el monto indicado.
c. En el marco de la intervención, el personal de la SUNAT procede a elaborar
un acta de retención que debe ser suscrita por el personal designado de la SU­
NAT, la persona intervenida y el representante del Ministerio Público, quien
procede de acuerdo a sus atribuciones. En caso el Ministerio Público, en uso
de sus atribuciones, disponga la incautación, no procede la retenctón temporal
por parte de la SUNAT, la que debe informar a la Unidad de Inteligencia del
Perú (UIF-Perú) lo actuado para fines estadísticos.
El dinero en efectivo y/o instrumentos financieros negociables emitidos “al porta­
dor” retenidos se mantienen en custodia en el Banco de la Nación, por cuenta de
la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de
Pensiones (SBS), hasta el pronunciamiento que realice el Ministerio Público o el
Poder Judicial.
La SUNAT informará inmediatamente a la UIF-Perú sobre la retención efectuada.
Corresponde al portador acreditar ante la UIF-Perú, el origen lícito del dinero en
un plazo máximo de tres (3) días hábiles de producida la retención.
6.4. La no acreditación del origen lícito del dinero o de los instrumentas financieros
negociables emitidos “al portador” en el plazo establecido, se considera indicio de
la comisión del delito de lavado de activos, sin perjuicio de la presunta comisión
de otros delitos. En estos casos, la UIF-Perú informará al Ministerio Público para
que proceda conforme a sus atribuciones.
6.5. El dinero o los instrumentos financieros negociables emitidos “al portador” retenidos
como consecuencia de la aplicación de la presente norma seguirá el procedimiento
establecido en las disposiciones previstas en la legislación penal y en las leyes espe­
ciales.

270
NORMATIVA

6.6. Las obligaciones y prohibiciones establecidas en la presente disposición no serán


aplicables a los instrumentos financieros negociables diferentes a los emitidos “al
portador”, independientemente de su valor; no obstante, los mismos deberán ser
obligatoriamente declarados bajo juramento al momento de su ingreso o salida del
país.
6.7. La devolución, por parte de la SBS, del dinero en efectivo y/o instrumentos fi­
nancieros negociables emitidos “al portador” retenidos procede cuando no se ha
iniciado investigación fiscal y se ha acreditado su origen lícito ante la UIF-Perú,
cuando se ha dispuesto el archivo definitivo firme de la investigación fiscal o exista
resolución judicial firme que resulte favorable al intervenido. Cuando se configure
cualquiera de estos supuestos y el intervenido no haya cumplido con el pago de la
sanción administrativa, la SBS procede a descontar esta suma del monto retenido
al momento de la devolución, instruyendo su transferencia a favor de la SUNAT.
6.8. En un plazo de sesenta (60) días calendario y mediante Decreto Supremo refren­
dado por los Ministerios de Economía y Finanzas y Justicia y Derechos Flumanos,
previa opinión técnica de la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras
Privadas de Fondos de Pensiones, se aprobará un reglamento, que contenga los
mecanismos necesarios para el efectivo control, fiscalización y devolución de los
bienes retenidos”.

Artículo 5. Modificación de los artículos 2, 3 y 10 del Decreto Legislativo N .° 1106,


Decreto Legislativo de Lucha Eficaz contra el Lavado de Activos y otros delitos rela­
cionados a la minería ilegal y crimen organizado
Modifícanse los artículos 2,3 y 10 del Decreto Legislativo N.° 1106, Decreto Legislativo
de Lucha Eficaz contra el Lavado de Activos y otros delitos relacionados a la minería
ilegal y crimen organizado, en los siguientes términos:

“Artículo 2. Actos de ocultamiento y tenencia


El que adquiere, utiliza, posee, guarda, administra, custodia, recibe, oculta o mantiene
en su poder dinero, bienes, efectos o ganancias, cuyo origen ilícito conoce o debía
presumir, será reprimido con pena privativa de la libertad no menor de ocho ni mayor
de quince años y con ciento veinte a trescientos cincuenta días multa.

Artículo 3. Transporte, traslado, ingreso o salida por territorio nacional de dinero o


títulos valores de origen ilícito
El que transporta o traslada consigo o por cualquier medio dentro del territorio nacio­
nal dinero en efectivo o instrumentos financieros negociables emitidos “al portador”
cuyo origen ilícito conoce o debía presumir, con la finalidad de evitar la identificación
de su origen, su incautación o decomiso; o hace ingresar o salir del país consigo o por
cualquier medio tales bienes, cuyo origen ilícito conoce o debía presumir, con igual
finalidad, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de ocho ni mayor
de quince años y con ciento veinte a trescientos cincuenta días multa.

271
LUIS LAMAS PUCCIO j LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Artículo 10. Autonomía del delito y prueba indiciaría


El lavado de activos es un delito autónomo por lo que para su investigación, proce­
samiento y sanción no es necesario que las actividades criminales que produjeron el
dinero, los bienes, efectos o ganancias, hayan sido descubiertas, se encuentren sometidas
a investigación, proceso judicial o hayan sido previamente objeto de prueba o condena
El conocimiento del origen ilícito que tiene o que debía presumir el agente de los delitos
que contempla el presente Decreto Legislativo, corresponde a actividades criminales
como los delitos de minería ilegal, el tráfico ilícito de drogas, el terrorismo, el finan-
ciamiento del terrorismo, los delitos contra la administración pública, el secuestro, el
proxenetismo, la trata de personas, el tráfico ilícito de armas, tráfico ilícito de migrantes,
los delitos tributarios, la extorsión, el robo, los delitos aduaneros o cualquier otro con
capacidad de generar ganancias ilegales, con excepción de los actos contemplados en el
artículo 194 del Código Penal. El origen ilícito que conoce o debía presumir el agente
del delito podrá inferirse de los indicios concurrentes en cada caso.

Artículo 6. Modificación de los artículos 2, 4 y 4-A del Decreto Ley N .° 25475» Ley
que establece la penalidad para los delitos de terrorismo y los procedimientos para la
investigación, la instrucción y el juicio
Modifícanse los artículos 2, 4 y 4-A del Decreto Ley 25475, Ley que establece la
penalidad para los delitos de terrorismo y los procedimientos para la investigación, la
instrucción y el juicio, en los siguientes términos:

“Artículo 2. Descripción típica del delito


El que provoca, crea o mantiene un estado de zozobra, alarma o temor en la población
o en un sector de ella, realiza actos contra la vida, el cuerpo, la salud, la libertad y segu­
ridad personales o contra el patrimonio, contra la seguridad de los edificios públicos,
vías o medios de comunicación o de transpórte de cualquier índole, torres de energía o
transmisión, instalaciones motrices o cualquier otro bien o servicio, empleando arma­
mentos, materias o artefactos explosivos o cualquier otro medio capaz de causar estragos
o grave perturbación de la tranquilidad pública o afectar las relaciones internacionales
o la seguridad de la sociedad o de cualquier Estado, será reprimido .con pena privativa
de libertad no menor de veinte años.

Artículo 4. Colaboración con el terrorismo


Será reprimido con pena privativa de libertad no menor de veinte años, el que de manera
voluntaria realiza los siguientes actos de colaboración de cualquier modo, favoreciendo
lia comisión de delitos comprendidos en este Decreto Ley:
a) Suministrar documentos e informaciones sobre personas y patrimonios, instalacio­
nes, edificios públicos y privados y cualquier otro que, específicamente coadyuven
o facilite las actividades de elementos o grupos terroristas ó terroristas individuales
en el país o en el extranjero.

272
NORMATIVA

b) La cesión o utilización de cualquier tipo de inmueble o alojamiento o de otros


medios susceptibles de ser destinados a ocultar personas o servir de depósito para
armas, municiones, explosivos, propaganda, víveres, medicamentos y de otras
pertenencias relacionadas con los grupos terroristas, terroristas individuales o con
sus víctimas.
c) El traslado, a sabiendas, de personas pertenecientes a grupos terroristas, terroristas
individuales o vinculadas con las actividades delictuosas comprendidas en este
Decreto Ley, en el país o en el extranjero, así como la prestación de cualquier tipo
de ayuda que favorezca la fuga de aquellos.
d) La organización, preparación o conducción de actividades de formación, instruc-
. ción, entrenamiento o adoctrinamiento, con fines terroristas, de personas perte­
necientes a grupos terroristas, terroristas individuales o cualquier persona, bajo
cualquier cobertura.
e) La fabricación, adquisición, tenencia, sustracción, almacenamiento, suministro,
tráfico o transporte de armas, sus partes y componentes accesorios, municiones,
. sustancias y objetos explosivos, asfixiantes, inflamables, tóxicos o cualquier otro
que pudiera producir muerte o lesiones, que fueran destinados a la comisión de
actos terroristas en el país o en el extranjero. Constituye circunstancia agravante
la posesión, tenencia y ocultamiento de armas, municiones o explosivos que per­
tenezcan a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú.
f) La falsificación, adulteración y obtención ilícita de documentos de identidad de
cualquier naturaleza u otro documento similar, para favorecer el tránsito, ingreso
o salida del país de personas pertenecientes a grupos terroristas, terroristas indi­
viduales o vinculadas a la comisión de los delitos comprendidos en este Decreto
ley, en el país o el extranjero” .

Artículo 4-A. Financiamiento del terrorismo


El que por cualquier medio, directa o indirectamente, al interior o fuera del territorio
nacional, voluntariamente provea, aporte o recolecte medios, fondos, recursos financie­
ros o económicos o servicios financieros o servicios conexos o de cualquier naturaleza,
sean de origen lícito o ilícito, con la finalidad de cometer cualquiera de los delitos
previstos en este decreto ley, cualquiera de los actos terroristas definidos en tratados
de los cuales el Perú es parte, la realización de los fines o asegurar la existencia de un
grupo terrorista o terroristas individuales, será reprimido con pena privativa de libertad
no menor de veinte ni mayor de veinticinco años.
La peña será privativa de libertad no menor de veinticinco ni mayor de treinta y cinco
años si el agente ofrece u otorga recompensa por la comisión de un acto terrorista o tiene
la calidad de funcionario o servidor público. En este último caso, además, se impondrá
la inhabilitación prevista en los incisos 1, 2, 6 y 8 del artículo 36 del Código Penal”.

273
LUIS LAMAS PUCCIO [ LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS FINALES

PRIMERA. Vigencia
El presente Decreto Legislativo entra en vigencia a partir del día siguiente de su publi­
cación en el diario oficial “El Peruano”.

SEGUNDA. Reglamentación de la Ley N .° 27693, Ley que crea la Unidad de Inte­


ligencia Financiera - Perú
A propuesta de la Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de
Fondos de Pensiones, el Poder Ejecutivo, mediante Decreto Supremo, refrendado por
el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y el Ministerio de Economía y Finanzas,
aprueba el Reglamento de la Ley N .° 27693 y sus normas modificatorias, dentro de los
noventa (90) días calendario siguientes a la fecha de publicación del presente Decreto
Legislativo.
En tanto no se dicte un nuevo reglamento, seguirá vigente lo dispuesto por el Decreto
Supremo N ° 018-2006- JUS, en lo que resulte aplicable”.

TERCERA. Emisión de las normas de prevención


La Superintendencia de Banca, Seguros y Administradoras Privadas de Fondos de
Pensiones, en el plazo de ciento veinte (120) días calendario, contados a partir de la
fecha de publicación del Reglamento de la Ley N .° 27693, debe emitir la regulación
en materia de prevención del lavado de activos y del financiamiento del terrorismo,
aplicable a los sujetos obligados que se encuentren bajo el ámbito de la supervisión
de la Superintendencia de Banca, Seguros, y Administradoras Privadas de Fondos de
Pensiones, a través de la UIF- Perú.

CUARTA. Financiamiento
La implementación de lo establecido en el presente Decreto Legislativo se financia con
cargo al presupuesto institucional de las entidades involucradas, sin demandar recursos
adicionales al Tesoro Público.
POR TANTO:
Mando que se publique y se cumpla, dando cuenta al Congreso de la República
Dado en la Casa de Gobierno, en Lima, a los veinticinco días del mes de noviembre
del año dos mil dieciséis.

PEDRO PABLO KUCZYNSKI GO DARD


Presidente de la República

FERNAND O ZAVALA LOM BARDI


Presidente del Consejo de Ministros

MARÍA SOLEDAD PÉREZ TELLO


Ministra de Justicia y Derechos Humanos

274
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Abel S outo , Miguel


2002 E l blanqueo de dinero en la normativa internacional, Santiago de Compostela:
Universidad de Santiago de Compostela.
2005 “Década y media de vertiginosa política criminal en la normativa penal española
contra el blanqueo. Análisis de los tipos penales contra el blanqueo desde su incor­
poración al Texto punitivo español en 1988 hasta su última reforma de 2003”, en
La Ley Penal. Revista de derechopenal, procesaly penitenciario, n.° 20, Año II.

Alzate N oreña, Luis


1981 Del hecho indiciarlo y de los estados mentales a que da lugar. Pruebas Judiciales,
Manizales: Imprenta departamental.

Andreas, Peter
2005 “Crimen transnacional y globalización económica”, en Berdal, Mats R. y
Mónica S errano (coords.), Crimen transnacional organizado y seguridad in­
ternacional: cambio y continuidad, México: Fondo de Cultura Económica.

A ránguez, Carlos
2000 E l delito de blanqueo de capitales, Madrid: Marical Pons.

Beccaria, Cesare
1960 De los delitos y las penas, introducción, notas y traducción de Francisco Tomás
y Valiente, Madrid: Aguilar.

Bentham, Jeremy
1825 A teatrise on Judicial Evidence, ed. M. Dumont, Law Journal.
1959 Tratado de laspruebasjudiciales, 1.1, Buenos Aires: Ediciones J urídicas Europa-
América.

Beteta Amancio , Espitz Pelayo


2014 “La valoración de la prueba indiciarla frente a la duda razonable en el proceso
penal”, ts\ Alena Informativa. Loza Avalos Abogados, Lima: febrero. Recuperado
de <bit.ly/2gh01Nb>.

275
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

Bethmann-H olleg, M. A.
1868 Der Civilprozefdesgemeinen Rechts ingeschichtlicher Entwicklung, t. IV, Bonn:
Adolph Marcus.

B lanco C ordero, Isidoro


2012 E l delito de blanqueo de capitales, 3.a ed., Navarra: Thomson Reuters-Arazadi.

B ramont-Arias T orres, Luis Alberto


2003 “Algunos precisiones referentes a la ley penal contra el lavado de activos Ley
27765,27-06-02”, en AA. W ., Estudiospenales: libro homenaje alprofesor Luis
Bramont Arias, Lima: Editorial San Marcos.

B utrón Z eballos, Udelia


2014 “La prueba indiciaria en el delito de lavado de activos y cómo afrontarlo con
las reglas del Código Procesal Penal del 2004: a propósito del Decreto Legisla­
tivo N.° 1/106”, en C alcina H ancco , Aldo y Luis Rubén Yanqui M achaca
(coord.), DerechopenaL&procesalpenal. Delitos de crimen organizado y cuestiones
actuales, Lima: Grijley.

C abanellas, Guillermo
1962 Diccionario de derecho usual, 4.a ed., Buenos Aires: Ameba.

C afferata Ñ ores, José I.


2003 La prueba en el proceso penal con especial referencia a la Ley 23984, 5.a ed.,
Buenos Aires: LexisNexis-Depalma.

C allegari, Luis
2003 E l delito de blanqueo de capitales en España y Brasil, Bogotá: Sigma.

C alsin C oila, Humberto Juan


2015 “Prueba indiciaria en la investigación preliminar y sus implicancias en el archi-
vamiento de las denuncias penales”, en Revista de Investigaciones Altoandinas,
vol. 17, n.° 1, Puno, pp. 125-132. Recuperado de <bit.ly/2hebxbV>.

C arnelutti, Francesco
1959 Instituciones delproceso civil, Buenos Aires: Ejea, Buenos Aires.
1979 La prueba civil, Buenos Aires: Depalma.

C aro C oria, Dino Carlos


2012 “Sobre el tipo básico del lavado de activos”, en Anuario de Derecho: Penal
Económico y de La empresa (ADPE), N ,° 02. Recuperado de <bit.ly/l Fp7ldj>.

276
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

C arrara, Francesco
1980 Opúsculos de derecho criminal, vol. V, traducción de José J. Ortega y Jorge
Guerrero, Bogotá: Themis.

C astells, Manuel
2006 La era de la información. Volumen I: La sociedad red, Madrid: Alianza Editorial.
2006 La era de la información. Volumen LL: Elpoder de la identidad, Madrid: Alianza
Editorial.
2006 La era de la información. Volumen LLL: Fin del milenio, Madrid: Alianza Editorial.

C astillo Alva, José Luis


2009 “La necesidad de determinación del ‘delito previo’ en el delito de lavado de
activos. Una propuesta constitucional”, en Gaceta Penal & Procesal Penal,
n.° 4, Lima: octubre.

C astillo Alva, José Luis, Roger E. Zavaleta R odríguez y Manuel L ujan -Túpez
2006 Razonamiento judicial. Interpretación, argumentación y motivación de las reso­
luciones judiciales, 2.a ed., Lima: Ara.

C hala, Rubén A.
2010 La prueba en elproceso judicial, Buenos-Aires: Hammurabi, 2010.

C lariá O lmedo , Jorge


1963 Tratado de derecho procesalpenal, t. V, Buenos Aires: Ediar.

C liment D uran, Carlos


2000 La prueba judicial, vol. II, Valencia: Tirant lo Blanch.

C olín Sánchez, Guillermo


1981 Derecho mexicano de procedimientos penales, 7.a ed., México: Porrúa.

C onsejo E conómico y S ocial de las N aciones U nidas


1988 Resolución EIAC.5711988116', 14 de abril.
1994 “Problemas y peligros que plantea la delincuencia transnacional organizada”,
en la Conferencia M inisterial M undial sobre la Delincuencia Transnacional
Organizada, Ñapóles: 21 a 23 de noviembre.

C opi, Irving M,
1982 Lógica simbólica, 3.a ed., México: Continental.

C ordón A guilar, Julio César


2012 Prueba indiciaría y presunción de inocencia en el proceso penal, Guipúzcoa:
Instituto Vasco de derecho procesal.

277
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

C orm, George
2012 E l nuevo gobierno del mundo: ideologías, estructuras, contrapoderes, Barcelona:
Península.

C ornejo Valdivia, Oscar G.


2009 “La prueba en el proceso penal acusatorio”, en Revista de derecho procesal, n.°
1, Madrid, pp. 271-294.

C ubas V illanueva, Víctor


2009 E l nuevo proceso penal peruano, Lima: Palestra.

C uisset , André
1996 La experienciafrancesa y la movilización internacional en la lucha contra el lavado
de dinero, 2.a ed., México: PGR.

D e G ortari, Eli
i
1979 Introducción a la lógica dialéctica, México: Grijalbo.

D elgado García, Dolores


2007 “Configuración jurisprudencial del delito de blanqueo procedente del tráfico
de drogas. ¿Inversión de la carga de la prueba?” . Madrid: Centro dé'Estudios
Jurídicos (CEJ), pp. 1013-1037.

D ellepiane, Antonio
1994 La nueva teoría de la prueba, Bogotá: Temis.

D el V alle Randich , Luis,


1967 “La prueba”, en Derecho procesalpenal, Lima: Facultad de Derecho de la Uni­
versidad Nacional Mayor de San Marcos.

D e M aillard, Jean
2002 Atlas Akal de la criminalidadfinanciera del narcotráfico al blanqueo de capitales,
Madrid: Akal.

D e R omán D íez, Ramón


2013 “El derecho fundamental de presunción de inocencia. Carga de prueba”,
en Carranza Abogados (blog), Madrid: 23 de marzo. Recuperado de <bit.
ly/2guvDyK>.

D evis E chandía, Hernando


1981 Teoría general de la prueba judicial, t. II., Victor P. de Zavalía Editor, Buenos
Aires: Temis.
1993 Teoría general de la prueba judicial, t. II, 4.a ed., Medellín: Diké.

278
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

D íaz D e L eón, Marco Antonio


1990 La prueba indiciaría, México: Porrúa.

D urrie, Roberto
2006 E l lavado de dinero en argentina, Buenos Aires: Lexis.

Fabián C aparros, Eduardo


1998 E l delito de blanqueo de capitales, Madrid: Colex.
2007 “Antecedentes: iniciativas internacionales. Efectos del lavado de dinero. Bien
jurídico tutelado. Fenomenología del lavado de dinero”, en Fabián C aparros,
E., Isidoro B lanco C ordero y Javier Alberto Z aragosa A guado, Combate
del lavado de activos desde el sistema judicial, Washington DC: OEA-CICAD-
BID, pp. 5-120.

Falk, Richard
2002 La globalización depredadora. Una crítica, Madrid: Siglo XXI.

F enech , Miguel
1960 Derecho procesalpenal, 1.1, Barcelona: Editorial Labor.

F enochietto , Carlos E. y Roland Arazi '


1983 Código Procesal Civily Comercial de la Nación. Comentadoy concordado, Buenos
Aires: Astrea.

F errajoli, Luigi
2005 “Criminalidad y globalización”, en Iter Criminis. Revista de Ciencias Penales,
n.° 1, Ciudad de México, pp. 71-88. Recuperado de <http://bit.ly/2gOCXpS>.
2013 “Criminalidad y globalización”, en Escritos sobre derecho penal: nacimiento,
evolución y estado actual del garantismo penal, vol. II, Buenos Aires: Hammu-
rabi.

Ferrater M ora, J.
2004 Diccionario defilosofía, Barcelona: Ariel.

F erreyra, Juan José


2007 “Indicios y presunciones judiciales”, en S ebastián M idón , Marcelo (dir.),
Tratado de la prueba, Ciudad de Resistencia: Librería de la Paz.

F ramarino dei M alatesta, Nicolás


1964 Lógica de las pruebas en materia criminal, Bogotá: Temis.
1995 Lógica de las pruebas en materia criminal, 1.1, Bogotá: Temis

279
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

G álvez V illegas, Tomás


2014 E l delito de lavado de activos criterios sustantivos y procesales análisis del Decreto
Legislativo N .° 1106', Lima: Instituto Pacífico.
2016 Autonomía del delito de lavado de activos, Lima: Ideas.

G arcía C avero, Percy


2010 La prueba por indicios en elproceso penal, Lima: Editorial Reforma.

G arcía Pérez , Juan Jacinto


2009 “La prueba en el delito de blanqueo de capitales: aspectos prácticos”, en Diario
La Ley, n.° 7177, Madrid: 19 de mayo. Recuperado de <bit.ly/2gYzyYj>.

G ermán R., Jorge W.


2002 “El indicio entre los romanos”, en Q uiceno Alvarez, Fernando (comp.),
Indicios y presunciones, 1.a reimp. déla 1.a ed. (2000), Bogotá: Editorial Jurídica
Bolivariana.

G ianturco, Vito
1958 La prova indiziaria, Milán: Giuffré.

G orphe, Francois
1967 La interpretación de los indicios. La apreciación judicial de las pruebas, Buenos
Aires: La Ley.

G racia M artín , Luis


2010 “El derecho penal ante la globalización económica , en C aballero C astillo ,
José Francisco y Harold Joseph Ruiz S olis (coords.), Cuestiones de derecho
penal, proceso penaly política criminal, Lima: Ara.

H ernández E lvira, María Jesús


s/f “La prueba indiciaría en el proceso penal , en Revista del Real Colegio de Abo­
gados de Lanzarote. Recuperado <bit.ly/2gUkMyy>.

H ernández M iranda, Edith


2012 “Comentario sobre la regulación sustantiva del delito de lavado de activos: a
propósito del Decreto Legislativo N.° 1106’ , en Gaceta Penal & ProcesalPenal,
n.° 35, Lima: mayo.

H iga S ilva, César


2013 “El derecho a la presunción de inocencia desde un punto de vista constitucio­
nal”, en Derecho ó"Sociedad, N .° 40, Lima, pp. 113-120. Recuperado de <bit.
ly/2gZjYvw>.

280
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

H inostroza Pariachi, César


2009 E l delito de lavado de activos: delito fuente, Lima: Grijley.

Ibisate, Javier
1998 “Neoliberalismo y globalización”, en Estudios centroamericanos, n.° 600, San
Salvador: octubre. Recuperado de <bit.ly/lY182Gl>.

J auchen , Eduardo M.
2012 Tratado de derecho procesalpenal, Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni.

J áuregui B ereciartu, Gurutz


2011 “La emergencia de un nuevo orden jurídico institucional: el Estado y la cons­
titución de la era de la globalización”, en Innerarity, Daniel y Javier S olana
(eds.), La humanidad amenazada: gobernar los riesgos globales, Madrid: Paidós.

K aiser, G.
1987 “Economic crime and its control, with special referente to the situation in the
Federal Repúblic of Germany”, en Eurocriminology, vol. 1, Varsovia, pp. 44-60.

K ielmanovich, Jorge L.
2004 Teoría de la pruebay mediosprobatorios, 3 .aed., Buenos Aires: Rubinzal-Culzoni.

L amas Puccio , Luis


2016 Lavado de activos y operacionesfinancieras sospechosas, Lima: Instituto Pacífico.

L amas Suárez, Gerardo Luis


2013 “La falta de determinación del delito fuente en la ley penal contra el lavado de
activos”, en Gaceta Penal & Procesal Penal, n.° 30, Lima: marzo.

L angón C uñarro, Miguel


s/f “La carga de la prueba y el lavado de activos”, Documento de la Comisión
Interamericana para el control de drogas, CICAD. Recuperado de <bit.
ly/2gUNKyw>.

L ópez E spinoza, Reyser; Erika Ayala M iranda y José N olasco Valenzuela


2011 M anual de litigación en prueba indiciaría. Los estándares fijados por la Corte
Suprema y el Tribunal Constitucional, Lima: Ara. .

M anzini, Vicenzo
1952 Tratado de derechoprocesalpenal, t. III, traducción de Santiago Sentís Melendo
y Marino Ayerra Rendin, Buenos Aires: Ejea.

281
LUIS LAMAS PUCCIO | LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

M artínez G arnelo, Jesús


2010 La prueba indiciaría présuncional o circunstancial, México: Porrúa.
2012 La prueba indiciaría présuncional o circunstancial, 2.a ed., México: Porrúa.

M assari, Ménica
2006 “Los confines globales de la sociedad criminal”, en C iappi, Silvio (ed.), Peri­
ferias del imperio: poderes globales y control social, Bogotá: Editorial Pontificia
Universidad Javeriana.

M ichalowski, Raymond J. y Ronald C. K ramer


1987 “The space between laws: the problem of corporate crime in a transnational
context”, en SocialProblems, vol. 34, n.° 1, Cary: febrero, pp. 34-33.

M iranda E strampes, Manuel


sif “Prueba indiciaría y estándar de prueba en el proceso penal”, en Aequitas.
Recuperado de <bit.ly/2heuQGn>.
1997 La mínima actividad probatoria en elproceso penal, Barcelona: Bosch.
2011 “Blanqueo de capitales, presunción de inocencia y prueba indiciaría”, en La
Ley, N.° 7736, Año XXII, Madrid: 13 de noviembre.
2012 La prueba en elprocesopenal acusatorio. Reflexiones adaptadas a l Código Procesal
Penalperuano de 2004, Lima: Jurista.

M ittermaier, Cari Joseph Antón


1877 Tratado de la prueba en materia criminal o exposición comparada. De los prin­
cipios en materia criminal y de sus diversas aplicaciones en Alemania, Francia,
Inglaterra, etc., 3.a ed., Madrid: Imprenta de la Revista de Legislación.
1959 Tratado de la prueba en materia criminal, 9.a ed., Madrid: Reus.

M ixán M áss, Florencio


1978 E ljuicio oral, 2.a ed., Trujillo: Gráfica El Liberal.
1992 Prueba indiciaría. Carga de la prueba, Trujillo: Ediciones BGL.
2008 Indicio. Elementos de convicción de carácter indiciarioprueba indiciaría, Trujillo:
Ediciones BLG.

M ontero Aroca, Juan


1996 La prueba en elproceso civil, Madrid: Civitas.

M uñoz C onde, Francisco y Mercedes G arcía Aran


1993 Derecho penal. Parte general, Valencia: Tirant lo Blandí.

N ieva Fenoll, Jordi


2010 La valoración de la prueba, Madrid: Marcial Pons.

282
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

N olasco Valenzuela, José


2012 M anual de litigación de tráfico ilícito de drogas, Lima: Ara.

O ffice of T echnology Assesssment


1995 Information Technologyfor the Control o f Money-laudering, Washington: Go­
vernment Printing Office.
O ficina de las N aciones U nidas de F iscalización de D rogas y de Prevención
del D elito
1999 Refugiosfinancieros, secreto bancarioy blanqueo de dinero, Nueva York: UNODC.

O ficina N acional de Procesos E lectorales (ed.),


2014 Fmandamiento de la política en el Perú”, Lima: Idea Internacional, Honrad
Adenauer Stitfúng. e.V. y ONPE.

O rganización de las N aciones U nidas


1983 Resolución AJCONF. 121/RPM/3. Séptimo Congreso de las Naciones Unidas
sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente. Informe de la
Reunión Preparatoria Regional Latinoamericana sobre Prevención del Delito y
Tratamiento del Delincuente, 6 de diciembre.

O rtells Ramos, Manuel


2001 Derecho procesal civil, Navarra: Aranzadi.
Pabón G ómez, Germán
1995 Lógica del indicio en materia criminal, Bogotá: Temis.

Pariona Arana, Raúl


2015 “Consideraciones críticas sobre la llamada ‘autonomía’ del delito de lavado de
activos”, Lima: mayo. Recuperado de <bit.ly/lU6aVE3>.

Parra Q uijano , Jairo


2011 M anual de derecho probatorio, 10.a ed., Bogotá: Librería Ediciones del Profe­
sional.
2015 “Algunos apuntes de la prueba indiciada”, en el portal web Instituto Chileno
de Derecho Procesal, Concepción. Recuperado de <bit.ly/2gIEihv>.
Pastor Alcoy, Francisco
2003 Prueba de indicios, credibilidad del acusado y presunción de inocencia, Valencia:
Tirant lo Blandí.

Peláez Bardales, José Antonio


2013 La prueba penal, Lima: Grijley.

283
l u i s l a m a s p u c c io | l a p r u e b a i n d ic ia r í a e n e l d e l i t o d e l a v a d o d e a c t i v o s

Peña, Lorenzo y Ausín T xetxu


2001 “La inferencia de hechos presuntos en la argumentación probatoria”, en Anuario
de Filosofía del Derecho, n.° XVIII, pp. 95-125.
Presidencia de la N ación Argentina
1997 La República Argentina fíente al lavado de dinero, Buenos Aires: Secretaría de
programación para la prevención de la drogadicción y la lucha contra el tráfico.

Q uiceno A lvarez, Fernando


2002 Indiciosy presunciones, 17 reimp. de la 17 ed. (2000), Bogotá: Editorial Jurídica
Bolivariana.

Q uintero O spina, Tiberio


1997 La prueba en materia penal, Bogotá: Leyer.

Rico, José María


1984 “Las legislaciones sobre drogas: origen, evolución, significado y replanteamien­
to”, en XXXV Curso Internacional de criminología, Quito: agosto.

Rives S eva, Antonio Pablo


1996 La prueba en elproceso penal, Navarra: Arazandi.

R odríguez H uertas, Olivo


2005 “Lavado de activos. Generalidades”, en Bautista, Norma, H eirmy C astro
Milanés, Alejandro M oscoso Segarra y Maximiliano Rusconi, Aspectos dog­
máticos, criminológicosy procesales del lavado de activos, Santo Domingo: Justicia
y Gobernabilidad, Escuela Nacional de la Judicatura y USAID, pp. 1-32.

R osas C astañeda, Juan Antonio


2015 La prueba en el delito de lavado de activos, Lima: Gaceta Jurídica.

R osas Yataco, Jorge


2004 “Prueba indiciaria: doctrina y jurisprudencia nacional”, en H urtado Pozo ,
José (ák.), Anuario de Derechopenal2 0 0 4 (La reforma delprocesopenalperuano),
Lima: PUCP.

R osenberg, Leo
1955 Tratado de derecho procesal civil, t. II, Buenos Aires: Ejea.

Saccani, Raúl R.
2012 “La investigación y prueba del lavado de activos”, en B ertazza, Humberto
J. y Francisco J. D 'A lbora, Tratado de Lavado de Activos y Financiación del
Terrorismo: prevención, investigación y represión, t. III, Buenos Aires: La Ley.

284
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Salas B eteta, Christian


2012 “El delito de lavado de activos y su dificultad probatoria en el CPP de 2004.
Comentarios al Decreto Legislativo N° 1106”, en Gaceta Penal & Procesal
Penal, n.° 35, Lima: mayo.

Saldaña Pinera, Roger


2013 “La autonomía del delito, de lavado de activos”, en Gaceta Penal & Procesal
Penal, n.° 48, Lima: junio.

Sánchez V elarde, Pablo


2009 E l nuevo proceso penal, Lima: Idemsa.

San M artín C astro , César


2003 Derecho procesalpenal, t. II, Lima: Grijley.
2015 Derecho procesalpenal. Lecciones, Lima: Inpeccp-Geriales.
Scialoja, Vittorio
1954 Procedimientos civil romano, traducción de Santiago Sentís Melendo y Marino
Ayerra Rendín, Buenos Aires: Ejea.

Sebastián M idón , Marcelo


2007 ^‘Concepto de prueba, jerarquía y contenido del derecho a la prueba”, en S e­
bastián M idón , Marcelo (dir.), Tratado de la prueba, Ciudad de Resistencia:
Librería de la Paz.
Sentís M elendo , Santiago
1979 La prueba: los grandes temas del derecho probatorio, Buenos Aires: Ediciones
Jurídicas Europa-América.

Serra D omínguez , Manuel


1969 “Función del indicio en el proceso penal”, en Estudios de derecho procesal,
Barcelona: Ariel.
S ilva Sánchez, Jesús María
2001 La expansión del derecho penal. Aspectos de; la política criminal en las sociedades
postindustriales, 3.a ed., Montevideo-Madrid: B de F-Edisofer.
Stein , Friedrich
1973 E l conocimiento privado deljuez, Pamplona:. Ediciones Universidad de Navarra.
1999 E l conocimiento privado deljuez, 2.a ed., Bogotá: Temis.
T alavera E lguera, Pablo
2004 Comentarios a l nuevo Código Procesal Penal, Lima: Grijley.
2009 La prueba en el nuevoprocesopenal. M anual del derechoprobatorio y de la valora­
ción de laspruebas en elproceso penal común, Lima: Academia de la Magistratura,
Cooperación Técnica Alemana (GTZ) y Ministerio Federal de Cooperación
. Económica y Desarrollo.

285
LUIS LAMAS PUCCIO LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS

T aruffo, Michele
2009 La prueba, artículos y conferencias, Santiago de Chile: Metropolitana.

T iedemann, Klaus
1999 “Exigencias fundamentales de la parte general y propuesta legislativa para un
derecho penal europeo”, en Revista Penal, n.° 3, Barcelona: 1999.

Vargas Valdivia, Luis G.


2011 “Prueba indiciaría y contexto histórico”, en el portal web del Instituto de De­
mocracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú,
Lima: abril del 2011. Recuperado de <bit.ly/2gPqW5L>.

Vásquez S otelo , José Luis


2006 “Presunción de inocencia y prueba indiciaría”, en G onzáles-C uéllar, Nicolás
(dir.), Investigación y prueba en elproceso penal, Madrid: Colex.

V iada, Natacha G.
2009 Derecho penaly globalización. Cooperación penal internacional, Madrid: Marcial
Pons.

V illar Ramírez, Manuela Rosana


2016 “La investigación preliminar en el delito de lavado de activos”, en Actualidad
Penal, n.° 20, Lima: febrero.

Wieviorka, Michel
2011 “Entre el sujeto personal y global, ¿qué significa?”, en Innerarity, Daniel y
Javier S olana (eds.), La humanidad amenazada: gobernar los riesgos globales,
Madrid: Paidós.

Z amora Sánchez , Pedro


2000 Marco jurídico del lavado de dinero, México: Editorial Mexicana.

Z ovatto, Daniel
2014 “Visión general del dinero en la política. Hoy y de los principales desafíos.
Reflexión comparada sobre el financiamiento político público”, en O npe (ed.),
Financiamiento de la política en el Perú, Lima: Idea Internacional, Honrad
Adenauer Stitfung. e.V., ONPE, pp. 20-34.

Z ucman, Gabriel
2015 La riqueza escondida de las nácionesicómo funcionan los paraísos fiscales y qué
hacer con ellos, traducción de Alejandrina Falcón, Buenos Aires: Siglo XXI.

286

You might also like