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Literatura Las Formas de Lo Real
Literatura Las Formas de Lo Real
CLAUDIA FINO
Ricardo I>jlllll'
UN LUGAR DE DEFINICIÓN
trama institucional y logran en ese despliegue una doble valoriza- todas las posibilidades dadas en cada uno de ellos). Tiene en cuenta la distinción
ti abstracto y situado de lo universal porque quiere focalizar acerca del
respecto
ción: por un lado el valor material o monetario dado por lo mercan- p ligro imperialista del uso de los universales. Por ejemplo, de un modo ímpuesto
til, y por otro lado, desde lo ideológico, un valor espiritual. Es por d sde quienes hacen la historiografía oficial- en nuestra historia consideramos la
primera y la segunda guerra como mundiales cuando no lo fueron, también del
mlsrno modo utilizamos términos como globalización, multiculturaÚsmo, cuando
11 realidad solo estamos cerca de la teoría pero lejos de entenderlos como viven-
2 Jiménez, J., «La experiencia artística como proceso». En: Imágenes del hombre. J 11. Es fundamental en este sentido la ímportancia de los medios de comunicación
Fundamentos de estética. Madrid, Tecnos, 1998, pp. 80-96. y I s lecturas que se hagan desde la intelectualidad para el uso lexicalizado sin
dhcusión, de los términos (en la vida cotidiana y en la vida académica). '
.•
Si llevamos la cuestión al terreno de la literatura, la definición de mirar momentos de la historia en los que fueron claves (de lectura) las
lo que se lee como literatura estaría comprendida también en térmi- u-laciones situacionales, las condiciones de producción, como así tam-
nos de «pacto institucionala-, a partir del cual, por consenso, ya sea hi m la autorreferencialidad del arte y su vinculación receptora.
histórico, cultural o generacional, se determina qué es lo que se debe
leer como tal. El circuito legitimador estaría dado en indudable vin-
culación con la cuestión editorial, es decir de mercado, por un lado,
MOMENfOS DE CAMBIOS
y por otro (estrechamente ligada a esta última), con las cuestiones
educativa y mediática. Los contenidos mínimos del diseño curricular Los pensadores de todas las épocas se han cuestionado la relación
escolar, los programas de Lengua y Literatura de todas las institucio- ti ' lo artístico con lo real, la situación de privilegio o el rechazo por
nes con las directivas ministeriales correspondientes, las carreras un arte mimético, ideas que se retornan desde distintos enfoques
de Letras, las revistas literarias, los suplementos culturales y litera- l erca de la inevitable relación de lo artístico con lo existente.
rios, las listas de los más vendidos en los medios, la feria del libro, los Platón reprobaba el arte mimético como algo pernicioso, forzado
stands privilegiados en las librerías o las mesas en donde se ofrecen l permanecer siempre a distancia de la realidad, apariencia de apa-
a la venta o sus vidrieras, los blogs de literatura en Internet, los pro- riencias, es decir con el nivel ontológico más bajo, como una perver-
gramas televisivos sobre libros, los films basados en libros ..., la lista sión de actividad sustitutoria o de compensación desviada. A. Danto
puede continuar. dice que podría leerse la historia de todo el arte posterior como la
Podemos admitir, entonces, que literatura es lo que lee como lite- r spuesta a la condena platónica y pensar que los artist~s ten~eron
ratura, en determinado momento histórico y en determinado espa- hacia un ascenso ontológico, que implicaría superar la distancia que
io, un determinado grupo social que «acuerda» acerca de lo que se separa el arte y la realidad, «subiendo peldaños en la escala del se~:.5
d be leer como tal. Sin duda, un momento insoslayable para plantear una relación
Un primer principio para empezar a abarcar el límite del asunto de diferente con lo real en el universo artístico es el suscitado por las
la realidad y su representación literaria. De ahí que será útil también vanguardias de comienzo del siglo XX. Si bien' antes de la~ ~smas
hubo importantes renovaciones culturales, los movimientos
vanguardistas fueron su producción más acabada. El intento de to-
dos los «ismos» literarios o plásticos de volver a definir la realidad a
partir de un extrañamiento en su mirada que desentrañe las manifes-
• Asr define Daniel Link, en Literator V. lo que se entiende por literatura: «pacto
Institucional» que decide qué es bello y representativo dentro de lo que se escribe, taciones caóticas del período de entreguerras, hace que revolucione
«un recorte (bello y representativo) dentro de toda la basura que se escribe»; «un
d lirio de 'exactitud', un delirio persecutorio»; «la literatura percibe cosas»; «como
l do el arte, es un acto de fuerza»; «se hace con ideologías [... l, lenguaje [... l y
xp riencias»; «leer literatura es leer un mundo imaginario»; <da lectura puede ser
d crlptiva, interpretativa o experimental». Link, D., <<Introducción.Qué es la literatu- 5 Danta, A., La transfiguración del lugar común. Una filosofía del arte. Bs. As.,
r )', n Literator V. la batalla final. Buenos Aires, Editorial del Eclipse, 1994, pp. 9 Y 10.
Paidós, 2004.
B ARTE y LIMINAUDAD
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FACUNDO ABALO / EDITOR
IU'S artísticas. De este modo, por ejemplo, el manifiesto de la revista
lo formal y que instaure una nueva estética. Es así que la vanguardia Murtín Fierro', las reflexiones que hay en él no pueden entenderse si
subraya la mediación del sistema artístico en el conocimiento de la 110se tiene presente la obra de Oliverio Girando. Aunque tampoco se
realidad, el arte es una lente activa que deforma la visión de las cosas oolma de sentido sin el componente teórico, se convierte en muestra
de acuerdo con las peculiaridades propias. La idea de sistema, ade- <1(' un estilo extraño, novedoso." Esa experimentación vanguardista
más, es esencial en el arte clásico y se invierte en la vanguardia por- h l alejado la literatura del gran público y la ha afianzado sobre sí
que ya no se trata de organizar canónicamente realidades existentes, misma, única posibilidad para la creación literaria de un mundo acor-
sino de provocar la emergencia de realidades implícitas. Para Pi- ti \ con la nueva mirada. Juegos fonéticos y también gráficos: los
ñón," el momento pleno de la vanguardia es el constructivo y no el' ¡'IILigramas ultraístas (recordemos el primer poema de Espantapája-
crítico como generalmente se toma. Sólo en la propuesta de forma ''o de O. Girando), los collages cubistas (como en Alcools de
como construcción sistemática, la vanguardia convierte la media- Apollinaire) o los graffitis dadaístas, que no son otra cosa que la base
ción artística en agente crítico de la realidad (así construye otra rea-
lidad que no se reduce a la existencia).
La vanguardia es fenómeno artístico y estético a la vez, es decir
que no se puede reducir a un modo de entender la práctica ni a la
I la revista Martín Fierro utiliza la figura de Marinetti, quien arriba en 1926 a
propuesta de una orientación estética precisa. Su conciencia históri- nuestro país, para promocionar su prédica y reivindicarse como vanguardista. Hay
ca explica los componentes míticos: tiene fundamento historicista, ti todos modos una distancia crítica y diferenciación con el prop~o hacer,. ~on las
téticas que sus integrantes cultivaban por separado y un revisiOnlsmo ~eclslvo . ~a
en cada momento de la historia no puede hacerse cualquier cosa. La
gunda época de la revista (1924 -1927) fue un ~a.boratorio ~e expenm~~taClon
conciencia lingüística de la realidad hace ver el lenguaje como vía de
1ixtual. de arte con actitud provocativa, y el manifiesto de Glrondo explícita una
acceso a realidades nuevas, no refiere, no representa, construye la polltica ética y estética, grupal pero j)J) hOmogéne~. se. inventan voces _c~ntra la
realidad. El vanguardista se empeña en elaborar reflexiones estéti- tradición vigente y también absorbe tópicos y expenenClas que son modificados y
cas que trascienden el sentido de sus obras: muestran la identifica- lCriollados. Una escritura antiromántica Y antineoclásica.
n realidad, la primera reunión programática de relevancia de art~sta_sd~1 siglo XX
ción entre marco estético y práctica artística. La vanguardia es
fue la del Grupo Nexus (1907-1908), con una influencia de estilo Itall~nlzante,.con
irreductible a cualquier sistema d?ctrinal: su empeño activo en el Interés en la tradición española, pero con la preocupación por consollda~ una .Ima-
campo de _la estética modifica las condiciones de la forma, alterando en argentina. la posición del grupo se asentaba en una idea de conVivenCia de
la idea de la belleza y proponiendo una nueva mediación entre obra referentes hispanos en armonía con una fuerte presencia gauchesca.
I periódico mural Prisma, generado por un grupo de escrito:es. e.ntre los qu.e se
y realidad; en tanto que fenómeno artístico, proporciona el referen- ncontraban Borges, González lanuza y Piñero, propagaba los pnncrpios del ul:ralsmo
te concreto que aclara el sentido de esa nueva mediación. Su tras- por los años 20. Pero fue la revista Martín Fierro la que capitaliz~ la vanguard~a loca~
ndencia estética no puede entenderse al margen de sus aportacio- I El artista o el grupo de artistas plasma su carácter en el manifiesto, pero este, e
\.Jcesivas lecturas, puede envejecer, convocar sentidos nuevos o proyectarse en
ABALOI EDITOR
FACUNDO
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o ARTEy llMINAlIDAD
misma de la experiencia poética que trasciende el mero fetiche con- La idea de artificio es fundamental para entender la relación litera-
ceptual. La palabra como entidad real que no se subordina a nada y ria vanguardista con la realidad, pues, y un ejemplo nítido estaría en
es tan real como cualquier otro aspecto de la realidad. Pero también Brecht," la mejor manera de presentar un arte realista es precisamen-
como producto no natural, de humana manufactura, artificio de ex- te mostrar la artimaña artística, exacerbar la forma que ha sido produ-
perimentación con el que el poeta prestidigita. Pero esta experimen- cida por el hombre y que por lo tanto debe evidenciar esa alteración
tación formal no se da de modo autotélico, sino que.se adapta a lo de lo real. Pero precisamente estas oposiciones se generan cuando los
que transforma lo experimental, yeso implica la interrogación acontecimientos históricos hacen presión sobre la vanguardia y su
autorreferencial permanente, el cuestionamiento constante sobre el representantes han tenido que tomar partido frente a los hechos qu
arte mismo. Es ahí donde la vanguardia asume su paradoja: lo ~fíme- avecinaban el segundo gran conflicto bélico (el stalinismo, la caída d('
ro de la vanguardia es una condición de su trascendencia, sólo con su la bolsa, la recesión, el ascenso del partido nazi, el franquismo ...).
extinción, la vanguardia cumple su cometido, que es interferir el En nuestro país, para interpretar el campo cultural de comi uzo.
desarrollo del arte desde la asunción crítica de su propia historicidad. del siglo XX, es necesario atender a la tensión que se establece ('11111'
Si simplificamos las posturas ante las innovaciones formales, nos nacionalismo y cosmopolitismo. Un nacionalismo que mira el pn I
encontramos con dos concepciones diferentes de literatura y len- do, que pretende preservar la tradición, y una postura cosmopolit I
guaje (y obviamente arte). Una realista y otra vanguardista, aunque que mira a Europa, que adopta la modernidad, adecuándosc 11 111
no impliquen una oposición efectiva entre vanguardia y realidad. La innovaciones internacionales. Según D. Wechsler, la articulad 111 dI
primera, la realista, se enmarca en una concepción del arte mimética, arte y política, arte y sociedad, transita entre ambos términos, 11 1
no hay artificio, hay adecuación entre la representación y el objeto cionalismo y cosmopolitismo. Éstos conducen muchos asp ('lo" Ijlll
representado, el arte -visto de este modo- es algo natural y no una evidencian la contaminación y el intercambio de los elem '1110 .1.1
elaboración de artilugios. La función de lo formal es reconstruir el campo cultural. Las dos posiciones son respuestas a la 'o 11111111 1
contenido y ornamentarlo retóricarnente.? sociopolítica. A fines del siglo XIX y comienzos del XX se evick-net 11
marca de la política inmigratoria y modernizadora sostenid 1 pOI 11
élite gobernante desde 1880, lo que alterará la fisonomía dr-l p 1
fundamentalmente de Buenos Aires, que se convierte en 111 ('1 11ti 111 1
la forma oscilante y la inestabilidad central del mismo. Toma la idea del «saqueo»
cosmopolita por excelencia. 11
presente en los manifiestos de fines del siglo XX de las palabras de A. Prior, quien
la presenta como estrategia de los artistas de paises periféricos como el nuestro
respecto del contexto internacional. Cippolini, Rafael. «Introducción. Apuntes para
una teoría del manifiesto». En: Manifiestos argentinos. Políticas de lo visual 1900-
10 Desde el lado opuesto, como teórico también marxista, pero del reall mD, 11111111
2000. Bs, As., Adriana Hidalgo editora, 2003, pp. 7-53.
tramos a G. Lukács.
9 No se trata aquí de conservadurismo versus progresismo, pues basta recordar que
11 Wechsler; D. «Impacto y matices de una modernidad en los márg n s, 111 11111
la escuela del realismo socialista -de aparente progresismo- se expresa en un len-
plásticas entre 1920 y 1945«. En: Burucúa, José E., Arte, Sociedad y Polf(/c I Nw ,
guaje asimilable al consumidor clásico y naturalista, más allá de su intencionalidad
crítica y su diferencia de contenido.
Historia Argentina. Volumen 1. Bs. As., Sudamericana, 1999, pp.269 1',
'4 Gilman, C; Entre la pluma y el fusil. Debates y dilemas del escritor revolucionario
en América Latina. Bs. As., Siglo Veintiuno Editores, 2003.
'7 El autor selecciona como obras representativas de lo que se dio en llamar «realis-
ts De Diego, J. L., Capítulo 111«El campo literario (1970-1976)>>. En: ¿Quién de
mo mágico» a Cien años de soledad de G. García Márquez, El siglo de las luces de
nosotros escribirá el Facundo? Intelectuales y escritores en Argentina (1970-1986).
A. Carpentier y Tres tristes tigres de G. Cabrera Infante.
Bs. As., Ediciones Al Margen, 2003, pp. 57-104.
'8 Franco, J. «Modernización, resistencia y revolución. La producción literaria de los
'6 Halperín Donghi, T., «Nueva narrativa y Ciencias Sociales hispanoamericanas en
años sesenta«. En: Escritura, ARo 11,N" 3, Caracas, enero/junio 1977.
la década del sesenta». En: Hispamérica, Año IX, N° 27, 1980, pp. 3-18.
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\,66 ARTE y LIMINAlIDAD FACUNDO ABALO / EDITOR
. 1\1 i)1\ d, 11 1'"lIld Id d"IIIm
. plano tanto 1a m '
va para esa nueva praxis, el arte nuevo se corresponde con la forma- no se pone en primer ., d 1 tenido «sino II \111\111 di q\ll 11,
. . la cuestlOn e con \
ción de hombres nuevos. El intelectual debía ser revolucionario.'? Es del discurso, m ..' d 1 discur. () \iIt'1 11111 1'\\1 I I
. ., d 1 rácticas slglllficatwas e
así que una de las temáticas que fue importante en la literatura de los expoSlclon e as p . " .ales y polHit'o
I I
di d a textos hlstoncos, SOCl
sesenta es la de la guerrilla (Libro de Manuel, de J. Cortázar)." ser ahora exten 1 a di t Y desenmascarar y di'
. n modo de salir de lo vanguar is a
Otra línea está acentuada por la correspondencia de una revolu- d encian u . " desde la literatura.
.
ción literaria con la incorporación de nuevas técnicas, novelas don- nunciar el discurso despotlco . , en esta década (y
la preocupaclOn
de se muestra una contradicción entre el individualismo y la socie- Es innegable, entonces, que d cadenado por lo políti-
. . te) está dada de mo o en
dad dependiente, «intento que hacen de proyectar los personajes también en la slgmen e , . bl máticas están signadas
,. S s tematlcas Y pro e
independientes y autónomos, consagrados por la novela clásica del co y por lo estetlCO. u . ., enérica como también
. d . 1 la desmtegraclOn g ,
siglo XIX, dentro de ambientes hostiles o fantasmagóricos» (El asti- por la cultura m ustna , . t' s ligadas con aquellas
. . , d . rtas téclllcas narra rva
llero de J. C. Onetti, La muerte de Artemio Cruz de C. Fuentes, La por la aproplaclOn e cle. 1 Para D. Link, Bioy Casares,
ciudad y los perros de M. Vargas Llosa, Cien años de soledad de G.. y, en ello, la posición de los mtelec~ades. n sus textos naturalmente
, h b' an tematlza o e '
García Márquez, Rayuela de J. Cortázar). Borges Y Cortazar ya a 1 trales en los sesenta. Para
21
'9 Franco cita a aquellos que murieron participando de guerrillas rurales o urbanas
(Javier Heraud, Otto René Castillo, Roque Dalton, Francisco Urondo).
. « En. Literatura 8r9 /1 ti
20 Pero es indispensable señalar la diferencia en la situación del intelectual cubano 8 1983) Crisis de la literatura. .
2'Link, D., «Tercer corte (196 - .. 2006 pp 103-121.
para quien la revolución estaba en proceso y la realidad del escritor de otros paises na: cuatro cortes. BuenoS Aires, Entropla, t
!1
\,70 ARTE y LIMINAlIDAD FACUNDO ABAlO I EDITOR
Otra perspectiva para pensar la vinculación con lo real en los tex- Piglia, en cambio, se cuentan historias reales como novelas y se bu él
tos literarios es el alcance que tiene la posición de los autores respecto ficción en la realidad. Laera concluye en que «la diferencia es sutil
de sus propias producciones y los modos en que estas mismas deben pero en ella se juegan dos poéticas: escribir novelas que cuentan. una
leerse. Resulta interesante la confrontación que realiza A. Laera de las historia real o novelar acontecimientos de la historia», en el pnmer
posiciones de R. Piglia y T. E. Martínez, a propósito de Plata Quemada caso, el de Piglia, la poética media entre Arlt y Walsh, la suspensión de
y Santa Evita, respectívamente.« Se cuestiona desde esta narrativa enjuiciamiento de los personajes arlteana lo distancia del narrador de
uno de los viejos paradigmas revisados y en crisis desde principios del Walsh, que se erige juez porque se descree de las instituciones de jus-
siglo XX, el realismo. La relación mimética con las cosas reales en la ticia para encontrar la verdad. Mientras en el texto de Walsh interesa
narrativa es sustituida por 10 autorreferencial, por el lenguaje, surge lo que pasó, la justicia a través del testimonio, en el texto de Piglia
la novela del lenguaje, pero también encontramos novelas interesa de qué modo contarlo, cómo la novela reelabora la ficción
«obstinadas»en el cruce entre realidad y ficción. Para Laera, estos alojada en la realidad. T. E. Martínez, en cambio, hace un cruce entre la
textos hacen una «reconstrucción del acontecimiento» que deja dis- realidad y la ficción más evidente, atribuyéndose la herencia de Walsh
tanciarse, jugando con los límites entre la realidad y la ficción, y que de un modo por el cual le da realidad a uno de sus textos, y lo hace
«tiende a presentar como 'reales' las situaciones ficcionales , o melar
'J'
«corrigiendo, precisamente, el texto en el que Walsh [...] elige la fic-
como si lo real y lo imaginario pertenecieran al mismo orden ción en vez de el testimonio» (<<Esamujer»). Y si en Piglia se postula la
ontológico». De ese modo presenta a Piglia y T. E. Martínez como ma- gratuidad de la ficción, en T. E. Martínez la ficción deja de ser acto
nifestaciones de dos poéticas enfrentadas: Piglia, con su primera frase gratuito para esclarecer el acontecimiento del cual deriva, a la vez con
del epílogo «Esta novela cuenta una historia reals, da lugar a la super- la consecuencia de que lo testimonial pueda leerse como ficción. Para
posición de ficción y realidad; mientras que T. E. Martínez apela a una Laera, «es el peligroso borde» en el que se basan las «ficciones verda-
frase de Hemingway que había usado como epígrafe de La novela de deras» de T. E. Martínez.
Perón anteriormente, para dar su clave de escritura: «Si el lector lo Link cita el texto de Laera para presentar desde otro enfoque una
prefiere, puede considerar este libro como una obra de ficción. Siem- línea literaria representada en T. E. Martínez," pues dice que en su
pre cabe la posibilidad de que un libro de ficción deje caer alguna luz análisis Laera ve una posición respecto de la tensión entre arte y
sobre las cosas que antes fueron narradas como hechos». Aquí lo que cultura industrial, tras lo cual quedan dos opciones, o T. E. Martínez
se superpone son los efectos de lectura de lo real y de lo ficticio; luego utópicamente trata de hacer coincidir realidad y ficción, o simple-
de diferenciarIos; es decir que se hace derivar la ficción de hechos mente hace novelas históricas para el consumo masivo: arte/litera-
reales para que como novela aclare la realidad de la que se sustrajo. En tura o cultura/industria. Otra mirada de la cuestión en la literatura
argentina de los noventa y del nuevo milenio.
1 ti 1 el • modo paradójico en la obra de arte misma. En la obra de adjetivación: un realismo adjetivado permitió el rescate aun de us
I 11 11 ti 'solo en sentido restringido puede hablarse de la «totali- mayores detractores. De ese modo encontramos realismo ingenuo,
1, 1\ uhra» como suma de la totalidad de los posibles sentidos. realismo decimonónico, realismo crítico, realismo socialista, cru
\ 1 111 lt nta, Bürguer= plantea que el arte se encuentra desde do realismo, realismo mágico, realismo metafísico, realismo in -
1 1111'11 en una fase posvanguardísta que se caracteriza por la guro, realismo delirante ...29
Es el realismo, la preocupación por dar cuenta de lo real en una
representación a través de la escritura, su elaboración estética, 10
que sigue signando la literatura de estas últimas décadas, aunque ya