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EL ORIGEN DEL SOL Y LA LUNA

En épocas anteriores a nuestros ancestros, inclusive, mucho antes que existiera el


día y la noche, se dice que los dioses se reunían en la ciudad de Teotihuacán
para decidir quién iluminaría los cielos. Uno de estos, era el dios Tecuciztécatl
cuya actitud era arrogante, y fue el primero que se postuló para tomar ese lugar.
Sin embargo los demás dioses no estaban de acuerdo, para lo cual eligieron a
Nanahuatzin, deidad que por su humildad los representaría, para que se
convirtiera en el segundo astro.

No obstante, los anteriores dioses debían superar la prueba del fuego. Más el dios
Tecuciztécatl sintió temor al ver la hoguera ardiente, por lo cual el segundo,
Nanahuatzin, visualizando la actitud de su compañero optó por arrojarse sin
importar las consecuencias. Convirtiéndose así en una bola de fuego radiante,
mientras que el segundo al lanzarse de último adquirió una luz tenue. De ahí que
surge el origen a los astros que denominamos como Sol y Luna.

El anterior mito es escrito por Javier Arreguin Ruiz, el cual es una adaptación de a
las versiones originales, sin embargo, es considerado como etiológico, ya que
intenta explicar el origen, en este caso, de los astros “el sol y la luna” y lo hace
desde un punto de vista fantástico e irreal, “Nanahuatzin, desde lejos viendo la
actitud de su compañero, decidió lanzarse primero convirtiéndose en una
esfera de fuego brillante, el sol.” En el anterior fragmento se puede observar
cómo surge la primera luminosidad de los cielos.

Por otra parte, la cultura Azteca tiene mucha influencia en esta clase de mito
puesto que como lo afirman las investigaciones “La mitología azteca proviene
de las explicaciones que estos dan a la creación, no solo del hombre sino
también del universo como tal; respuestas que obtuvieron a partir de sus
creencias religiosas..” Por eso estos consideran que el hombre proviene de los
restos humanos que quedaron después de la inundación, creado por el Quinto Sol.

Por último, la sociedad siempre se aferrará a las creencias, a las tradiciones, a los
ritos, ya que son el compendio de todo ese acervo cultural que nos refleja y que en
cierta forma ha sido heredado. De ahí que, el mito se considera como una
construcción de esencia colectiva, lo que significa que su fuerza está en relación
directa con el vigor con que impresiona a muchas personas de varias
generaciones y la perduración de este se da gracias a esa misma conciencia
colectiva del pueblo.

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