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vu = Dips OB» oo 0v08 Jorge Aleman Cuestiones Antifiloséficas en Jacques Lacan ATUEL iu AC, DE PSICCLOSE: > - SURAIOTECS Los seres huumanos no piden sino eso, que las huces sean id c moderadas ae Jacques Lacan, Roma 1974 Inguiridor:..en el campo en el que andamos s6lo alcanzamos lo que nos es originaria- mente familiar si no ‘ememos el paso por lo extrafio =o ‘ & Japonés: ;Cémo enienBeQes brig mente familiar, no quiere decir fo que nos es congcido de entrada? Inquiridor: No, sino lo que , previo a todo ha sido confiado a nuestro ser y s6lo se hace la experiencia por tltimo. De Camino al Habla. M. Heiddegger ~ Foto de tapa Feagmento-de obra de Oscar Pintor a Bruno y Margarita ISBN 950-987-99219-2-5 © 1993 ATUEL e Buenos Aires ‘Queda hecho el depdsito que marca la ley 11.723 J 2 : Introduccion 7 J, EL DISCUBSO CAPITALISTA Discurso Capitalista y Etica del Psicoandlisis Bn Entrevista sobre Marx y ¢l Psicoandlisis 25 Dos Preguntas: Psicoandlisis y Posmodemidad - 4] Benetton, el horror ° 47 IL ANTIFILOSOFIAS , Cuatro consideraciones sobre Lacan y laFilosofia 55 ‘Aproximaciones al Problema de la Metafora en el texto 59 L’Etour Simbolo, Cosa, Olvido B El Matema: Un Caso de la Escritura Psicoanalitica ot Pengar la Mujer, 13 Sobre el Manifiesto por la filosofia de Alain Badiou 127 IH. INTENSION - EXTENSION La confusién sobre el Cero La Sesién Breve La Invencién de un Paréntesis (Una Psicosis “Bajo Transferencia’’) Bibliografia General “INTRODUCCION El término “‘antifilosofia’” remite en la ensefianza de Lacan a la siguiente posicién: En primer lugar el prefijo “anti’?, como resulta evidente, implica una barrera, un Limite. Dicho limite puede serevocado cuando unay otra vez, confirmamos en la andadura del Doctor Lacan su esfuergo indeclinable en que aquello que se recoge como saber en la experiencia analitica no se absorba y diluya.en el registro de la filosofia, En la ensefianza de Lacan nunca se “usa” ala filosofia para legitimarlos procedimientos del psicoanilisis, jamas un autor filos6ficoes citado en funcién de un ejercicio de autoridad intelectual 0 como recurso de erudicién. Sin embargo, una vez presentado el alcance del prefijo “anti’’, inmediatamente hay que agregar que en este caso, el mismo no implica un recha2o. La antifilosofia, esta vez, no solo no es enemiga de la filosofia, sino que su ‘‘anti"*es un modo especial de que la filosofia comparezca, La misma minucio- sidad e insistencia que observamos en el discurrir jacaniand para presentarse siempre radicalmente separado del campo filosofico, la volvemos a encontrar en ese rasgo que Io distingue del conjunto del los psicoanalistas de lahistoria, el dejarse atravesar por las figuras claves de la tradicion meta- fisica occidental y su consumacién moderna. Es en esa travesia donde Lacan despliega su vocacién de pensamiento més esencial: construir un Decir que brote de otro lugar distinto del suelo metafisico donde se reuinen la filosofia, ta cic Porellocn los Seminarios€ intervencio- ay lareligio SS nes de Jacques Lacan vemos configurarse un camino que se deja surcar, que se repliega en lo mas denso y compacto del discurso filoséfico, se demora en su trama, insinia nuevas conexiones, muestra los Ultimos hilos de un tejido virtual que traiciona su identidad en su paso al acto, hasta por fin volver allugar inédito del psicoandlisis. Jacquies Lacan esel nombre propio de tin acontecimiento absolutamente nuevo con res- pecto a lo que se llama teorfa (““en ella me esfuerzo sin dejar de experimentar su atopia sin-precedentes”, Jacques Lacan, “La Equivocacién delsajeto supuesto saber"’). Las cuestio~ nes antifilosoficas intentan acercarse a ese desafio implicito en la ensefianza de Lacan: que sea el propio psicoanalisis et que corte en diagonal al campo filos6fico, hasta cavaren sus significantes fundamentales un agujero irreductible a todo sentido hermenéutico u ontoldgico. Los textos ¢ intervenciones orales que aqui se presentan acompafian ¢ intentan ilustrar esta posicién antifilosofica, Unos se remiten a otros, desde un hilo conductor presente en todos los trabajos: la posicién del disourso analitico en lared simbdlica que orienta a la época y da forma a su horizonte (problema que hasta nos parece estar insinuado en el caso clinico que presentamos). Por ello surgen a través de los distintos articulos, unaserie de “‘sintagmas”, “filosofemas”,. y formulas célebres que a partir de mediados de los 80 y comienzo de los 90 han teitido la atmésfera cultural europea: “Jacondicién postmodema, el asunto Heidegger, la vigencia del marxismo, el fin dela historia’. Sabemos que elhistoria~ dor escéptico oel filos6fo radical, no ven en estos temas mas que reediciones, a veces estériles, de los ‘‘desde siempre” problemas fundamentales. No es nuestra perspectiva, por el contrario lo que hemos intentado es introducir en esas formulas filosoficas, y en el sentido que generan, su cgrécter 8 sintomatico, su valor de verdad. Esperamos que el lector sea paciente ‘con nuestra exposi- cién aveces precipitadayy deliberadamenteredundante otras Mas que intentar aproximarnos a una obra y @ un estilo (hecho que tal vez sea por ahora imposible con respecto a la ensefianza de Lacan) hemos preferido colaborar con una politica. Una politica, que le asigne al psicoandlisis un lugar especificoy éticamente irreductible en las encrucijadas entre el saber y el Amo contemporaneo. Madrid, Noviembre 1992. I. EL DISCURSO CAPITALISTA* DISCURSO CAPITALISTA Y ETICA DEL PSICOANALISIS | En las anteriores Jornadas del Campo freudiano en Ma- drid fifialicé mi intervencién Gon el interrogante que surge de Ia leccion del Dr. Lacan del 3 de noviembre de 1973. La mismase titula: “Acerca del pase y su transmisin’'y al ser pronunciada, seis afios después de la “*Proposicion de! 9 de octubre”, podemos adjudicarle un cierto caracter de evalua, cidn. En efecto, toda su intervencién esta tefiida de una interrogacién acerca del pase y de sus efectos. A su vez, presenta un carécter de advertencia frente al cual pretendo organizar algunas preguntas, En su intervencién, una vez que Lacan vuelve a recordar los cuatripodos de sus discursos, reconoce su sorpresa por la homologia entre él “‘plus de gozar”” y lo que, seguin sus palabras, en el discurso capitalista, Mart supo detectar como “plusvalfa"”. Cito textualmente a Lacan: “..cl llamado discurso capitalista es una Gierta’ Variedad del discurso del amo y se distingue de tan s6lo por un pequefifsimo cambio en el orden de las letras. Es un hecho que al detectar. en el sentido del discurso capitalist la plusvalia como su resorte esencial, Marx confirié, de pronto, al discurso del amo, una consistencia y un poder cuyos resultados no han terminado de percibirse””. | La formulacién anterior, incluyendo, sin duda, su carécter de advertencia, invita a una pregunta evidente: ,Qué sentido 213 Mane, para arribar luego a algunas consecuencias que su estudio ofrece, observando que el mismo no se propone ser exhaustive ymantenerseen ua orden ldgico de construccion. tiene aludir al discurso capitalista, “a su “‘consistencia y poder”, cuando seestéevaluandoun dispositive deldiscurso + é ° sna ae analitico esencial al concepto de Escuela’ srt veo. la fecturay las congecuencis se distinguiran alos ‘las dist rmeros fines de la exposici6n, ya que una tanto como la otra Quisiera, al menos, mostref las distintas cuestiones que el si te : : se corresponden reciprocamente. trabajo de la pregunta permite considerar, ya que una res- puestanitiday plenaalamisma permanece, aiin, inalcanzable Enunciaré, entonces, algunos puntos de la lectura de a mis consideraciones. No obstante, hay que sefialar que alo ry : largo de la enseftanza de Lacan es posible encontrar una acans respuesta sostenida a lo que en su dia se Hamo el 1°) En El Seminario de La Btica, Lacan se‘anticipa al | freudomarxismo”’, fenémeno fundamentalmente de len- ; sistema de complicidades que se organizaré luego en, el | ‘Malestar en la cogar el na ingles espuesta francesa, c ret Freud del * lesa, cuya respuesta francesa, como ya sabemos, ¢s llamado ‘“freudomarxismo”, El Freud del construida por Foucault. La diferencia es que la lectura de aarrnvcién'” es “antiprogresista’” y permite inter ‘ cia ivitiz B fay Lacan no continia el movimiento autocritico e interno de la crprogresismo" que los marcsts Ie suponet a Murx. Mas filosofia, que termina disolviendo tanto el corte freudiano e “syfalestar de la civilizacién”, ‘ alin, una lectura atenta del ee 'a operacion de apes pen fede ieaee permite presentaral descubrimiento freudiano en contrapur- 'sterogéneos ¢ Inaugurales 0c ambos procedimientos para fo con las tesis del joven Marx en las Contribuctones de 1a originar una teoria inédita de los lazos sociales. sn del derecho de Hegel. Si Marx espera, en esa €pcd, tina armonizacién de la Necesidad y la Razén. cuando ¢l sadalvezhaya que recordar que laciraruprracon a P- ae eat une ognvzacion scil con la que fue hechaprecisamente bajo la inspiracion del verntonga una relaeion “no alienada’, el descubrimiento 4 10. Reet gry . 7 fe freudomarxismo. Recuérdense los grupos Plataforma y feudiano demuestra la insuficiencia de los conceptos de | PDocumento, como representantes de la denominada, en Razon y Necesidad para captar la realidad humana. Por otra | entonces, izquierda freudiana, Sin embargo, es nece- fa doctrina de la pulsion freudiana, presenta un sario precisar que, a diferencia de Lacan, esta escisi parte, | denomina la nee aro pi ans mare esta escigiiin Se cuestionamiento radical de lo que en Marx se denomurs ec ~ Es alli donde surge la definicién de Lacan en Radiofonia y Televisién: ‘La plusvalia es la causa del deseo en la cual ‘ina economia hace su principio”. La extensién ilimitadade Ia falta de gocees compatible y se articulacon la recoleccién del plus de goce en la mercancia, Como corglaria de esta aseveracién, podemos inferir que algo tan exclusivo del © sujeto, como es en principio el propio goce, encuentraten la plusvalia ta razén de su entradaen el mercado, y en el objeto técnico el equivalente universal : Como consecuencia de estas lécturas se puede observar que el recorrido que Lacan hace con respecte x Marx, permite que surjan serios interrogantes sobre la “finitud”’ o el “‘acabamiento” del capitalismo. Lacan, en este punto, es taxativo, ningun partido 0 agrupamiento podré detener las consecuéncias de lo que él denomina: “El desencadena- miento del mercado”. Habria que confiar de nuevo en ‘la astucia de la razon” hegeliana para creer que se puede construir un Sujeto supuestu Saberen la histeria, queatraves de “‘uria toma de conciericia para st”, supiera destituir al Amo modemo. 7 ; | { | Por otro lado, para Lacan, no se trata ni de la toma del poder ni de la revolucién, que pertenece a la esencia del Capitalismo, ni de programar una nueva distribucion de la plusvalia, sino de desentrafar Io que en [a plusvatia implica el plus de goce como causa del deseo. Estas palabras deLacan parecen indicadas para este asunto: “La produecién capita- 9 | Tigfa se ve asegurada por larevolucion propicia que permite hacer durar su duro deseo!” (Radiofoniay Television). “Hacer durar su duro deseo...””, estas palabras de! poeta Paul Eluard entran en resonancia con la circularidad que Lacan presentd en su anélisis de Marx ‘con respecto al discurso del capitalista. Y estamos ya aqui, frente a la consecuencia fundamental de su lectura: El disourso del -- capitalista se. caracteriza por serun movimiento circular en— donde Zar TIO eSta ObStaCUTizada _por bartera_alguna. C ‘Como afirma Lacan en El Saber del analista: ‘*El deslizamiento calvinista (se refiere a Max Weber: la ética protestante y el capitalismo) que en los Ultimos siglos introduce al capitalismo, se caracteriza por distinguir al discurso del capitalista por el rechazo de la castracién, todo orden, todo discurso, que se entronca en el capitalismo deja de lado la castracion’”’. Observemos como se configurael discurso capitalista, en qué consiste el peque- flo cambio de sus letras, y como se efectia su circularidad: | Y Discurso del Amo Discurso Capitalista | | i Sl —+> 82 |g S2 ran 5 ys Describamos 10 que conlleva este cambio de letras con respecto al discurso del amo. En primer lugar, se trata del rechazo de la verdad del discurso, se ha invertido el sentido del vector que conecta el lugar de fa verdad con el lugar del semblante, el agente repudia la determinacién que recibe de la verdad para pasar a dirigirla. El sujeto, entronizado como agente, opera sobre el significante colocado en el lugar dela verdad. Se observa cémo justamente es el rechazo de la castraci6n, lo que constituye al discurso del capitalistaen una circularidad. A su vez, es este caracter circularel que incluso abre la cuestin sobre hasta qué punto se puede denominar discurso aun movimiento circular én donde, al haber rechaz0 de la castracién, no hay barrera alguna con respecto al goce. J-A.Miller, en su Seminario sobre El banguete de los analistas, indica una cuestién fundamental a este respecto: Hay una coincidencia estructural entre el movimiento circu- lar del discurso capitalistay lo que Freud habia despejada en | ‘‘Malestar en la civilizacién"’ comd el programa de la misma, En efecto, Freud también habia descubierto un movimiento circular, sin barrera, entre Taorden superyoicay el renunciamiento ala satisfaccién pulsional. Jacques-Alain Miller describe de esta manera esa circularidad: SUPERYO PULSION YO Larenunciaa gozar que impone el Superyé ala pulsion es reapropiada por el Supery6. De este modo, esta coincidencia permite observar como la misma légica circular, ahora en el lista, es en donde se juega ee De lo anteriormente dicho, se infiere que no es el discurso del amo el que constituye el impasse del psicoandlisis, el discurso del amo no rechaza la castraci6n, y por lo.giismo, el discurso analitico puede constituirse en su gnvés. En cambio, en la variante capitalista del Amo ya io se trata de una * apropiacién del saber inconsciente, se trata de una perversion del discurso del amo mediante la cual el discurso del capita- lista efectia una reapropiacién de goce, que hace que la realidad advenga como fantasma. Dicho de otro modo, el discurso del capitalista de ser un discurso, es un discurso sin | envés. El capitalismo, en su emergencia histérica, ha hecho posible, como Lacan afirmaen ‘'La tercera “, que lo real se embarace del gad/ger, 0, en otras palabras, queel fantasma del capitalista pueda transformar lo real, posibilidad ésta que, como es obvio, el Amo antiguo jamas hubiera podido cumn- plir. Para finalizar, y volviendo a la pregunta inicial, se podria: admitir que uno de los sentidos posibles que puede tomar para Lacan la alusién al discurso capitalista en su reflexion sobre efpase, es lasiguiente interrogacion: {Hasta qué punto se puede concebir tun modo de relacién con la verdad y el saber, que no sea la que esta ya formulada desde la planifi- caci6n cientifica del mercado del saber? a Al fin y al cabo, no hace mucho tiempo, dos filésofos espafioles proponian un modelo de matematizacion de los suiefios que hiciese posible volcarlos al ordenadory asi poder salvaral psicoandlisis deo que paraellos erala“‘mistificacion de la transferencia’”. Es un ejemplo de planificacion en su maximo alcance, el objeto técnico en el send mis experiencia. Mientras tanto, el discurso analitico en su ooo, operacién de llevar el saber al lugar de la verdad, podria constituir su posible horizonte histérico en la Escuela, a saber’ desentrafiar la relacién del sujeto con el plus de goce, implicita en el valor del objeto téepico, y transmitir el saber de esa operacién, antes que lahumanidad, como decia Lacan en Roma, logre curafse del psicoandlisis. | ENTREVISTA SOBRE MARX Y EL PSICOANALISIS” «Los términos Revolucién e Ideologia, ahora en desuso, convivieron sin embargo en una época con el psicoandlisis. Como se podria a plantear el estado de la cuestion desde Ia ensefanza de Lacan? | . i ~De entrada, ante este tipo de asuntos, conyiene recordar queelpsicoandlisis noesnipretendeser una Weltansch:cunrag volviese una visién global| del mundo y su reserva hacia la Recordemos la reticencia de Freud a que el psicoandlisis ‘ filosofia debido a la vocacion de ésta por obtener una representacién totalizante del ente, Asi, podemos decir que el discurso analitico, y especialmente después de Lacan, es esencialmente antinémicg con el ‘“*todo"’, con ‘cualquier proyecto que se postule bajo la forma de ‘un saber consis~ tente’’, sin fallas y que pretenda interpretar desde su centro” ofundamento a “*toda la realidad”. Por tanto, asuntos tales ‘como las revoluciories del siglo XX.no pueden ser subsumides bajo un universo tedrico-hermenéutico, en este caso el psi- coanalisis, que pudiese dar con el sentidode las mismas. Pero también es necesario aitadir, que tampoco se trata del ““espe- cialista’”, del experto, en un sentido profesional, que dispone desu “opinion” 0 “perspectiva™ sobre tal o cual tema. Para | | (*) Realizada por la revista Archipiélago, 1986 | | | situar su paraddjico lugar, diré que se trata de hablar desde una experiencia, la del psicoandlisis - no regulada entera- mente por la Universidad en lo que hace a la capacitacién para practicar la misma-, que elabora entrega unaensefian- za qué permite interrogar el lazo“Social, su estructura discursiva, y el tipo de “‘sdtisfaccion’”” que el lazo social comporta, . No se tratuentonees de aislary analizarlas breves referen- cias de Freud, y luego deLacan, sobre larevolucién, sino mas bien de intertar promover qué tipo de reflexion suscita la ctica analitica sobre hechos tales como la revolucién y, en un sentido mas pertinente, sobre los valores e ideales que, de un modo explicite 0 no, la misma implica, En primer lugar, unas concisas observaciones sobre la Revolucién Sovietica, tanto, porque como todos sabemos, es un paradigma histirico del témino mismo, como por la especial resonancia que produce el nombrarla ahora, justa~ mente cuando pareceria haber un nuevo restablecimiento del |capitalismo a gran escala. Comenzaremos entonces con una observacién elemental. Las distintas consideraciones de Marx sobre el ‘valor de uso” y la “‘mercancia”’, que conducen a enunciados tales como “ia mercancia satisface necesidades humanas de una y otra indole'*-sus distintas indagaciones sobre aquello en que consiste la “*satisfaccion de una necesidad”? (Bedtirfinis), que desembocan en el céle- bre enunciado de la Critica del programa de Gotha: ‘*acada uno segtin sus necesidades””, pueden ser Ieidas e interro: das desde el discurrir de la experiencia freudiana. En efecto, laenorme disquisicién de Freud situando en loespecifico del azo social la satisfaccién de la pulsién (Tried) provoca un miento de la fSrmula “‘satisfaccién de la 26 oe ecesidad™. No porque desmienta el derecho primordial de que cada uno tenga lo necesario para la subsistencia, sino porgue en su reflexiOn se alumbra que cualquier “‘necesi- dad” est radicalmente intervenida, altera.!a, por los artifi- cios que [a estructura “det lenguaje ha construido en la emergencia de la subjetividad. La necesidad, entonces, que- Us esencialmente afectada por algo que ‘‘no tiene nada de necesario”, por ese artificio del deseo que imprime una légica a laexistencia ala que cada uno responde por encima y mas alla de.toda relacién con lo necesario. ‘A su vez, si hay una satisfaccién, la misma no se corres- ponde con un dato original del organismo, se trata de le satisfaccién de la pulsi6n que introduceen cl organismo unos limites absolutamente nuevos ¢ inéditos en el mundo de los seres vivos, Brevemente, la satisluccién dita pulsién consis te en “contentar algo” que esté mas alla de! equilibrio homeastatico del organismo del sujeto (la pulsiénes siempre pulsién de muerte), porque ha transformado la necesidad en la procuracién de un goce que incluso puede obtenerse hasta por la via del dolor y él displacer. Desde esta perspectiva freudiana seria importante volver indagar lo que Marx llamaba en El Capital las necesidades espirituales. Aceptar queen el ser pariante existe una satisfaccién paradéjica, que produce una ruptura con lo necesario permite concebir 'a relaci6n del sujeto con los objetos, en términos que yanoson los propios de la “raz6n instrumental”, 0 los de una “relacién de conocimiento” entre el sujeto y el objeto. Al quedar los objetos involucrados en la satisfucct6n pulsional, el sujeto intenta colmar el vacio que el propio deseo le impone, cristalizando una relacién con los mismos, que Lacan deno- mina fantasma. Mientras Marx daba cuenta de! mercado capitalista aislando a la plusvalia como excedente del inter- | | que destituya lbs ideales. El término “‘Ideal Revolucionario”’ merece ser tratado con la misma ironia que “‘tradicién revolucionaria”’ Porestavertiente Lacan formulael problema dela Subver- sidn como opuesto al de la Revdlucién, Mientras la revolu- cidn tiende a configurar un cambio de centro por otro, estableciendo un retornoal centro, del que emanan todas las significaciones, lasubversion constituiriaun descentramiento que mina los fundamentos de las identificaciones con los “‘términos claves’ que el Amo profiere. Es finalmente una ensefianza del psicoandliss la que dice que la historia, por si misma, por su propio movimiento, no conduce a ninguna | destitucion del Amo. Es una perspectiva ateneren cuentaen ' estos tiempos en que se habla del “fin de la historia", desde | esa version hegeliana del “domingo dela vida’ que Fukuyama { alicnta desde el Departamento de Estado Norteamericano, I El psicoandlisis insiste en presentar la subjetividad como radicalmente puesta ala nocidn de “‘individuo”’, presente en el proyecto neoliberal. Las bases “*filosoficas’” del libera- lisisio, yel tipo de individuo que de las mismas se desprende, constituyen un intento de borrar la divisién fundamental de la subjetividad, y el pathos correspondiente a ella. Este individuo, seria una especié de central de intenciones, ope- raciones, siempre consistente y sabiendo lo qué piensa Justamente Io gue las consignas freudianas ponen en tela de Juicio de ua modo radical Elpsicoandlisis ademds de una profesin es una teoria, glmplica una revolucién eérica? {Se pueden sefalar algu- nas consecuencias de esta teoria sobre Ia historia del pensamienio? | | | i ISLIOTECA | - Una y otra vez, reaparece la idea de que la historia, por si misma, gestara un nuevo tipo de lazo social entre los seres Barlantes. A. esta esperanza, en el supuesto Saber de la historia, patenteen cierto marxismoy disimuladaconastuci= en los discursos “‘post’” (casos donde la historia sabriacomo concisirseasi misma), Lagan no dudé en llamarlaevangelio. Pero este término no sé consagraba a una descalificacién banal, Se trataba de insistir mas bien, en que ‘a historia por su propio devenir y sentido, 0 bien por su posible final no conduciria a destituir al amo y al sacrificio humano que conllevasu oscuraautoridad. Que hay en el serquehabla uj “servidumbre voluntaria”, introducida por el significante insensato de laley, lomuestrae! éxito porsiempreindeclinable de aquellas instituciones que saben nutrirse de ese masoquis- mo primordial, a saber: la iglesia y el ejército. Instituciones en las que Freud se detiert: para rubricar que si bien no | inconsciente colectivo, lo|colectivo es una formacién sujeta ala logicadel inconsciente. Asi, al amo, quees inconsciente, » no se le puede responder cou ninguna supuesta libertad; objecién siempre postergada del “‘alma bella’’, que rehtisa saber lo que se es tomo |sujeto: efecto de significante. El psicoandlisis hace surgir|en la historia un nuevo tipo de responsabilidad: estar ligado a un deseo que implica la inexistencia del Otro. E§ el confin de su apuesta, que la organizacion colectiva delos psicoanalistasno debe ignorar. Vale 1a pena recordar dade Lacan tomo en serioa Mare, « fue precisamente en la cuestién del sintoma. El sintora no es un desarregio individual o psicolégico frente ul tunciona- miento colectivo, por el contrario emerge como el malestar real que conlleva todo pacto simbélico. A su vez, mientras \ de Ia verdadera ontolugia moderna - el } Marx daba cus 31 cambio econémico, sin embargo su concepto de necesidad deja de lado Jo propio del ser parlante (y cuando decimos ser parlante no decimos individuo): ‘que el ser cuando habla, goza, y no quiere saber nada de ello"; entre las palabras que organizan las demandas habita el silencio de la pulsion, trabajando para el goce. Lo que mantiene juntos a los que hablan, lo que cristalizael vinculo’social, produce no sdlo un dique, un fréno al goce como absoluto (como ya demostré Freud, todo lazo social constituye una prohibicién al goce, .do pacto implica una renuncia al mismo), sino que genera Jo que Lacan ha denominado, siguiendo los pasos de Marx, el “plus de goce”. Este “plus de goce, que Lacan ha deducido tanto de la pulsién freudiana como de la plusvalia marxista, permite formular una nueva conexién material entre el objeto producido técnicamente y la satisfaccién dela pulsin, que ninguna “toma de conciencia’”” ni ningin ejercicio con el sentido pueden transformar. Sélo una praxis que permita(y éstees el desafio del psicoanalisis) desplegarse por fuera de las sisxificaciones socialmente administradas puede incidir sobre ese modo de satisfaccién que fijaal sujeto en una inercia opuesta a cualquier proyecto que altere el orden establecido.En este punto, por lo tanto, no debernos obviar la conexién entre objeto y plus de goce efectuada por} Lacan y ausente en el marxismo. ,A qué asistimos en los paises dcl Este.si no es @ la consolidacién del fantasma moderno, en el cual el objeto técnico'es por fin el que puede colmar la divisién subjetiva? La soberbia liberal que actual- mente proclama que la produccién va inexorablemente liga- daa Ja propiedad privada, no se asienta acaso en saber que es ese fantasma el que no puede ser atravesado por los Jensadores marxistas? La funcién del objeto en el fantasma 5 justamente lo ausente en la formulacion marxista de la ideologia. Nada puede hacer ningun adoctrinamiento ideo- 28 | oe Togico frente ala inercia de goce inducida por el objeto en el arxismo ha retrocedido frente a todas las cuestiones donde! goce puede anidar: la cuestién del objeto antes mencionada, y los otros ‘técnico como plus de goce 0 puntos cruciales atinentes al goce, lacuestion de los pueblos, fas Ienguas y las religiones. En definitiva, aquellas cuestio~ nes que, como Lacan ya forifutaba en los Escritos, no pueden ser reducidas por el sentido. gCémo descifrar las insignias, os emblemas, los blasones, los nombres propios, los monu- mentos? Noes éste un punto esencial paralarenovacion del materialismo, la cuestion de los sedimentos de goce en las formaciones sociales? Por eso, concebir un acontecimiento politicoque conmueva el actual estado de cosas, exige como condicién para ser pensado la concurrencia de los ejes que pasan por Marxy Freud, Lacan y Heidegger. Como formd- jar un antihumanismo que no derive en el asesinato de la criatura humana? Convocados paraeste desafio los hacemos , converger en ese higar que inaugure otro modo de pensar lo politico: inconsciente freudiano, plusvalfa marxista, estruc- ura de emplazamiento heideggeriana, objeto a lacaniano. ser que habla. Elm see inasimilable por el saber. \ dad que todo malestar na mediacién simbélica puede obturar. La revolucién, como una emergencia de lo © estructura, surge como una verdad En toda ‘“revuelta’’, se revela la ver cifra y"que ning’ Desde este punto, hay en Lacan una posi respecto a la revolucién, pero en otra pendiente, como el mismo Lacan lo recuerda en su Radiofonia: “La fiesta de ln Fevolucién consiste en que la turbacién de la verdad sea rechazada a las tinieblas””. La verdad de la Revolucién-ha sido rechazadaen su propia fiesta, suturandola através de los ideales que se instauran, De ahi el esfuerzo de Lacan de considerar la posibilidad de un “acto”, un franqueamiento, ign entusiasta con 29 j { | mercado capitalista- aislando ala plisvalia como excedente ; del intercambio econémico, Lacan realiz6 otro paso, la descifra en su incidencia subjetiva. Lo que mantiene juntos a los seres parlantes, lo que cristaliza al vinculo social, produce no sélo un dique, un frens al goce, sino también el correspondiente “‘plus de goce"” que VeHiculiza cada discur- 80. Goce, aspexto patético del ser parlante al que Lacan le da forma légica. Darle una forma légica al goce, imposible de hablar por ser real, es el nico modo de.construir “un decir”” menos tonto sobre esa sustancia inédita, Ya que en esa sustancia de goce la religién interviene sobre ella con la prohibicién, y a filosofia con un panico sutil que la conduce a construir una multitud de sustancias en el lugar de ese imposible, ;No son las convenciones y prohibiciones lo que mejor disimula la imposibilidad de la relacién sexual, y no eran para Lacan las (corias del conocimiento un modo de querer inscribirla? Ese plus de goce, al no poseer valor de cambio con el Otro, confirma que en todo lo que concieme alos hombres y a las mujeres, lo que se llama colectividades algo “que no va”. Se trata entonces de que el enunciado “la relacién sexual no se escribe yes imposible parael ser quehabla”’, seaalgo distinto 2 un sintagma lacaniano, que de la perplejidad que al proferirse tuvo en sus comienzos, ahora no venga a ser una opinién mas de los psicoanalistas . Mas bien debe consitituir un desafio, para que con ese enunciado se interpele a la légica, a las matematicas'y a toda nocién de estructura emplazada en lo real. Es en definitiva un llamado constante a situar el modo en quetodo lazo social ocupael lugar de esaausencia irreductible, Es desde aqui, desde esta no relacién y su plus de,goce ae Zoncomitante e instalado en El sujeto, que vale la pena siempre retornar aesta pregunta: ,qué cambia en el andlisis? Ya que no hay un cambio necesario para el inconsciente, el cambio no radica en las-leyes de la estructura, hay que introducir algo més. Ese algo mas es un operador que Lacan designa como “deseo del anatista”, X que juega con la enunciacién, deseo sin tantasma, deseo de mantener una) ) diferencia entre el ideal y el objeto Por lo tanto el |azo del psicoandlisis introduce un carhbio contingente (lo que cesa de no escribirse), modificacin radical del superyo que se troca en la produccion de un significante que cifieal goce bajo la forma delacontingencia. Esta es la mutacion subjetiva y sin retorno que se introduce en la realidad del analizante. Por ello insistimos, no hay un cambio implicito ¢ inexorable en la misma estructura del inconsciente. Al sujeto supuesto en esa estructura no se le supone saber “‘su cambio”, no se le supone saber cambiar sus modos de satisfaccién en tanto afectan a su ser de goce. ‘No hay progreso del sujeto ni ‘'superacion que lo integre en su historia”. Si Lacan afirma én El saber del psicoanalista | que el psicoanalisis se dirige allo real de un medo distinto a ) la dialéctica marxista (aunque ambos por distintas vias le otorguen a lo real un valor de verdad) es en razon de que su encrucijada esencial se muestra y se comprueba en el si- uiente problema: gde qué modo cambian las condiciones de satisfaccién en la economia subjetiva por laintervencién del deseo del analista? Desde preguntas semejantes es necesario entonces indagar cémo la época y sus dispositivos sociales intentan capturar a esta experiencia para tornarla, una vez mas, en un nuevo tipo de satisfaccion. Se trata, a fin de cuentas, de la cura del ser, del ser de goce en el sujeto modemo y de la ética que distingue al psicoanalisis de la 33 universalizacién del discurso cientifico. Yahemos subrayado el modo peculiar que tiene el discur- so cientifico de intervenir con la promocién del objeto técnico (gadget ordenador) eft unasatisfaccién através delos objetos que sé dispensan para colmar la division del sujeto. El psicoandlisis de Lacan podria ser visto en este punto como ese envite que localiza al sujeto en un trance apremiante con | fespecto al ser en el mundo. Ir havia el ser de goce para (alejarse del mismo por el camino del deseo. Hacer del goce ‘lo mas cercano para culminar su exclusién por el deseo. Se ilustra con este-empeito, entonces, la funcién que el acto del analista puede ejercer; un decir que tranquee la esperanza de sentido que proviene del Gtro. Si cl discurso’analitico ha encontrado en su fragil y leve existenciaen este mundo, algo qué ‘sostenga su apuiésta, es por este sesgo, por ahora pronunciable en su pujante decisién A la pregunta kantiana qué se puede esperar?, Lacan le infunde una torsi6n ejemplar, “esperad lo que os plazca””, porque sdio la ilusion tiene porvenir, pero el goce, agregaria- moses sin futuro. Desde esta perspectiva sdlo se puede “ver venir’, lo que los sintomas ya han mostrado. Y la idea con ia que Lacan culmina al respecto es‘la siguiente: “‘ningé progreso a esperar de la historia, pero si un viraje que lleva de la impotenciaa lo imposible”. El progreso es el regreso de un lamento que se dirige al mismo lugar. Todas las modas filoséficas obtienen su pasaporte por querer corregir a ese famento que al mismo tiempo mantienen, Corregirlo en el sentido preciso de establecerloe inciuirloen alguna totalidad © concepcién del mundo. 2 A la totalidad en la que se prodigaba esa filosofia de la ee historia que sofiaba con un “domingo de Ja vida’’, la vemos alternarse con las que ahora promueven el bien hacer de la ilustracién, Segin estas modas vigentes, es de nuevo la extension de una totalidad ilustrada la que curaria al pensa- miento del genio maligno, de los Volgeist y las tradiciones peculiares, En este procedimiento “filos6fico” comproba- mos una vez més lo que la légica lacaniana ha permitido deducir, la implicacién entre totalidad y excepci6n presente Siempre-en al dominio del saber. Por ello silos dicursos! oficiales auspician las bondades dela totalidad, no se rata de que el psicoandlisis sea también oficial. Pero si oficiante, oficiante del no-todo,“respuesta que’ Lacan’ otorga a las ‘ sutesivas presentaciones dela dialéctica entre lo universal y lo particular. Fue en el afio 1967 cuando Lacan intent mostrar que la organizacién politica y social del psicoanali tano era ajena a la posicién del mismo en la experiencia del “uno por uno” de cada caso. Solo. asi, tal vez pucda encon- trarse el psicoaniilisis con aquello a lo que esta destinado, ni a aspiraciones ocednicas ni a esperanzas de redencién. Pero si dispensar una experiencia, un nuevo tipo de vineulo, donde ese real insoportable advenga como el nico funda- mento de un ateismo viable. gPodran los psicoanalistas que optan por la altemativa de Lacan constituir al menos un sintoma en la época de la ciencia? Mientras tanto aun queda Jaclara conminacién de Lacan: “nuestra ‘mica eleccién esta entre enfrentar la verdad o ridiculizar nuestro saber”’. El psicoandlisis es una practica que se ocupa del sujeto que la ciencia excluye. La afirmacion lacaniana debe ser concebida en el espacio que ella misma configura, el espacio constituido topologicamente por lo que los términos lacanianos mentaa: Ia exclusién interna = exclusion: Su practica no puede Ser calculada y planificada ai modo dé la is a | | ‘iencia, interna: su practica se ocupa del sujeto de laciencia. El psicoanilisis se dirige hacia ese sujeto para recogerlo en unaescucha. Lo recoge en su inestabilidad esencial y através de una praxis, en donde el ser de dicho sujeto no coincide, no es conforme a su pensamiento. El ser de goce, impensado en el sujeto, habla sin entregar sus fundamentos. La presencia irreductible del deseo, que el analista hace comparecer en la cura, cumple con la funcién de lograr que advenga el ser en algiin decir. Decir lo carente de fundamento, apuntar a la causaen tanto pérdida, mostrar al ser como injustificable... en esas operaciones la practica analitica se revela como una nueva torsién en la experiencia humana. Traténdose de una experiencia en la que dos huma~ nos estan presentes, sin embargo, el dispositivo ciffe al vinculo en témminos de una relacion entre el objeto y un sujeto. De las multiples experiencias que el ser que habla puede realizar con los objetos y sus sembiantes, el psicoand- lisis seria fa tinica en que no se propicia un nuevo fantasma. Enel caso del psicoandlisis el objeto divide al sujeto y no lo colma; de ahi que tal vez la experiencia permita que el sujeto diga sobre su referente objetal lo que en su fantasma era silencio gozante Ahora bien, una practica semejante conlleva de un modo permanente ¢ intrinseco el deber de discutir cual es su lugar entre las instituciones de la ciudad, cual es su: modo de organizacién y bajo qué forma ofrece sus ‘‘cartas de presen- tacién”” al resto de los discursos. Si el, psicoanilisis no pretende sumarse indiscriminadamente a los saberes y paradizias cientificas contemporaneos, tampoco se confor- ma con una “‘extraterritorialidad”” marginal. Lo real que en cada sujeto responde, si bien no puede ser ni medido ni / | | | ' Fepresentado, no es inefable ni remite al silencio de ittgenstein, Por ese real Lacan construyé en su ensefianza ‘el camino qué vade laescritura ldgica y matematica hacia un decir topologico que mostraria su congruencia con la ética del bien decir, Un decir que no se hiciera “‘el tonto’” cor respecto a la exigencia del gocg, _ En semejante’paisaje ni siquiera seria necesario aclarar que el psicoandlisis no puede ser sélo.una profesién. Sin embargo, sabemos qué es en esos términos cémo muchas veces es Solicitada por los medios de comunicacién y los poderes publicos. A su vez, no es dificil observar que el mismo confort de los psicoanalistas, y el desconcierto que muchas veces su practica implica, ha llevado a cénfinar al/ psicoandlisis en la ‘‘calmasin verdad”, en el saber ecléctico| y humanista de la profesién liberal. Que la practic del psicoanilisis tenga siempre por delante un debate en relacion a los dispositivos que surgen a través del discurso de la ciencia, no indica que deba refugiarse en la coartada de la | profesion liberal. La ensefianza de Lacan esta encaminada a conformar en toda su dimensi6n este problema; el psicoand- / lisis no es s6lo una profesién. Si comparte con las profesiones el lugar que en todo lazo social corresponde al semblante, es | surelacion ala verdad y alaética lo que sostienesu discurso, | lo que impide reoubrir su practica en términos de una profesion, Sea cual sea el problema que implique transmitir el deseo del analista, elaborar su saber a través de los dispositivos pertinentes, lo que esta desde el principio firme- mente sostenido en Ia ensefianza de Lacan ¢s que ese deseo no es un modo més de acceso a los bienes de la ciudad. Si Lacan fund6 una escuela y otro comienzo del psicoanalisis distinto ala P.A..n0 fuesdlo porconsiderarlaexcesivamen- te hurocratizada y ritualista en sus procedimientos como : | ae 6f joe ns 2190S Op|njouo BY anb oj ¥ CIadsat ssiyeueooisd jo epuasde onb visonde e| op vBowues jos A _,sofewuaw sapepauayua sv] ap oon}jeuvooisd visi ap ound, , un ap uolsnyip wand ow09 anf}suoo 250105 1S 10S 9s anb sistigueocisd Jap [BOOS uo|suarxo Aey OU “o|[@ 10d mfg eino ns ¥3se eptiop won? ns ue so onb £s}s|ypuEooIsd op vonagid e| ap sepmysiota se] ezzazo onb own oyuouNese yp 59 ou BulayyeUL [9 anb saTotoey Jo o1ag “(ouB!UTde] [PO yp voo pepiurge euiero pun Jouay uooazed saworsida sonantt c0}) Pouplodieyuoo vi9ua{o e{ ap SoTUALOUE SOLE! 10 oarany aiegap un apuadap osnyout wini0s9 vase oq] “3OUE piso ia narsinap $20) ! tua opexoqeja.zaqes jo sn(uisuen apandas savio|oipuoa nb ua? ‘oonjjeue osinasip [2 uos soquie ap wsijeue 2 A aqueZyeUE Jp anius Ooze |s orad ‘seystqeue ap pepatoos Ari OU IS ‘sISi[eL -Booisd jap SOUISIU: sewu2}qoud so] 2p aB:ns sIs||EUBODISC [eo ‘Bjanose B off9 40g ‘TeA99}] uotsajoud 2p EjopURHISiA aAzens=! 2 OU SISi[puROaIsd [ap UsoD v| “BIOUa!9 BUN 195 WIS ‘ISY ‘2809 B10 s908K] Udas 95 epIA # OD ZAA [eI nb BARA “HOSP 2p ajqisodws o| woo ontianawo un ‘oursnjoriey OSedweyes J uoo greditiog Ueoe] amb ontiansue un ap EIS BS CRO ap epegol] e] eradso as oN ‘pepiunuics ej uor enuaNdue uaNg, yo wsodso 9s apuop eiio eum op eyes as ou ‘pes ap oWsIZ0I OSOLUeY Ja “Wapsen Yo! jos som S2 Of, j2 UG gIeSIeAIUT eilo Bun e eHOIBooAUIGO vAaNU BUN vas oun zlOUMUBas_BINe 3? copeisaid ey a orafns jaanb , ,uorsioep a1qepuosul e}.. *_ OUTIWNUISUOD OUBLIXE,, |2 OWOD BSNS BUN B[eAs1 O]UEI aonb gjjanbe so viouatiadxa ap asejo and? ,osinosip ows} un ua vorrg A esmjon}se Jo aAtloo 2ovy anb BIs9 Ties} Os UOLDD2I> pnb 2]? “oasap jo azed 19s opiaja ey anb of v asigisip <.249P,, UZIQUIE] anb OUIS ‘AItIRoY!USIS Jap OIDaJe OLWOD asrerdeo ,,agap,, orafhs [9 o[9s ou ‘eamonns9 ns we oafns Te JBNYIS 9p PILI VS OFS OU ‘OUI Ig ‘asap Ns agosepeU POUL » opiges saquy wis sLu0w apand rjqey anb 19s ja anb arsqnosap Ie pnasg ap peptfaidiad e| souispiosey ‘oasap [e ovoadsa1 voo epIA g| ua visondsai ns opts zy anb oj reuOsTe R RIIAU! 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Leer atentamente “‘E? malestar en la cultura” de Freiid, 0 Kant con Sade de Lacan hace posible afrontar al psicoandlisis como aquello que ‘no anda’” en los ideales de ia modernidad. En su entredicho con la modemnidad la tesis freudiana nunca avald ideas como superacién 0 progreso, postulados fundamentales del hecho modem. EI psicoandlisis es, en consecuencia, un sintoma de la modemnidad que insiste en que “es en el sinsentido cuando el inconsciente esta en su elemento". Cuestionado el sujeto en su unidad y, por tanto, en sus posibilidades de superaci6n y progreso, para el psicoandlisis lo inico que progresa es el (*)Entrevista realizada en "El Critig6n”, Publicacién de Madrid. | 4 |e Gites -eooisd J2 anb oystpasqua j2 sensoui apand as se anb 0213) “pysijeqtdeo jp ‘opearaut un ap ugioeziuesio vj (9 A ea1ynuala upnsefeun uo afenBup] jap votod2ouoo wise ap uoIoe2 2 | 9 9 1ye3 oo _Bloug}ouin ap ewO},, PUNY ap BalTe[91309 $9 OW nb 2] (q ‘efenSuaj jo s1q20u09 ap Bauew B] (e casa UOIDPO|duNE : ‘ugtoeinur wisg “‘Banofqns Uo!oeINUL BUN 2]quoe 20e4 (2qes ap Jejnoed opow un owoo ‘sewnn serouanaasuo sns sd so] @ eqeworde weoe’] oyse UOD “{SiSHTBUE | ou anb of eB1p oro{ns je enb opuatocu) Bsmionaiso e] 9p [291 | ua sezuoioexeo apand e] as ‘pepuapow 2] & "peau aq] ses![2tIBO! tun ua iavayqo osaynb 2s grb?) sisieue fop iF JB OpLLaIa ‘usejgoud un 9182 Sq oUnsye yeep! va wooqwasep 2G2P i ‘oy @ oB1stp as an ‘Sis}Pue |? “giguauadxe Buf) ‘peplwapow 1] 2 yefopesed so anb vwajgo.d un va) que quiejooud 2s axdwors apsap anb “uede] Jquawestocig “peplusopatu wy didadsas uoo (Z2A e| OWNED > Jouia}x) .,pepTUMXe,, ap ojund un ednyWstIoD sIS\IPL ' -eooisd fa anb ejatp wede"] ap ows!Bojoau tn Jesh BES K'sao . é.,Popiusapowsod, pppwoy] oj 9 uvon7 10d opyjnwiof oos1;DURE9 | eroesur ayuainsisuos sod A a (goap aiqeious >! coupiodwayuod asiaqes ap ikfoieu USSEINES e] 2p 21024 -uowug ‘ownsti09 ap SO ‘aisuapx9 uoroonpeud a ap estzo 2 !oasap [ep esTiea e] own? soared anb anSayjdsap omjosut un aqioued as ‘ousepoursod 6} & uejnouia as anb souoine souato B ea] OUT’ opuENd pipeasnyd e| & opemis Ry sewrOpe anb ous “aIUPDYLUES T9P / punyonitse e| 9p o1doud §, 2008 ap snjda,, wooeyqeasn|d e] ap trotoe[as 2] opesnsou et uederT 0}9S aut ‘opBouaLE fe oroedses, tuo ‘asivwse|d sepod wind sezeyoo) anb uauan svouss se| amb | uoo aquaureysnf aknyjsi'no as oon feUe oo j “puuseiugy fep RaIFQ] ‘oUIUOUAp Jp anh 0] ua a1ueiquiss ns < ora{qo jap wonsano B| eavd peruauEpLtiy Jen} uN QaUote uRoe] anb ‘soUL Solon BA aarp ! 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El deseo del analista es una separacién radical con respec- to a las esperanzas modémas, Si la modemidad siempre dispuso de sus héroes, “el ilustrado”, el sujeto razonante “que enmascarado avanza sobre la escena del mundo”, 0 €l proletariado como el nuevo Sujeto supuesto Saber dela historia, por el contrario el inconsciente no nos entrega ningtn hérde. Detras de toda epica hay un destino construido con elecciones forzadas, hecho con sintomas que aunque siempre asuman formas nuevas en la historia, apuntan aun sujeto, que ya no se puede amparar en ninguna garantia, ‘Assu vez él psicoanalisis nunca participé de los grandes relatos que segdn Lyctard, pretendieron legitimar el queha- cer cientifico moderno. Estos relatos, yanoson creibles, dice Lyotard, pero planteado asi parece un problema para el que gusta dé las creencias. Sin embargo, para el psicoanliss, fueron estos grandes relatos junto al quehacer cientifico los que prepararon la pretensién de controlar la existencia y la suerte del serdicente, como si fuera un ente fisico. Justa~ mente el cinismo social que wwompatia ala época se sustenta enque “digalo quese diga nada cambiarade lugar", yes por esto, que cada vez son mds los serdicentes que responden con obsesién de su “‘ser en el mundo”, es decir, con una demora, las decisiones que conciemen al deseo. ( Pero sigamos con Lyotard, los relatos en cuesti6n han sido. jen reorganizados ¢intensificados en la titimas épocas | delamodernidad porel manxismo, que neste sentido es uno de os tiltimos relatos que haperdido tambiensu credibilidad Si las escuelas funcionalistas, al estilo de Talcott Parsons, presentaban una implicacién estructural entre las partes del | FAC. DE PSIGCLOS I Brmiotes® a ed Todo social, de tal forma que toda conflictividad se redujese ‘su funcionalidad, el marxismo por el contrario, le opone a esta vision un enfrentamiento irreductible, la lucha de clases que hace de toda soviedad uha sociedad dividida. A su vez la nueva sociedad marxista, ya instalada, impondria las leyes funcionalistas a las que anteriormente se oponia. Razones como éstas, segin Lyotard, sonlas quehacen que ta posmodernidad seaesa fase del capitalismo posindustrial, fase impregnada por las ciencias que las: hecho del lenguaje un mercado informatico, donde el retato del: marxismo * perdido confiabilidad Con respecto aesto, pargel diseurso an otra cuestion que ain permanece impensada y de la que s6lo meatrevou dejarconstancia. MerefieroaloqueLacan teoria de los cuatro discursos 0 lazos sociales, entendiendo que para Lacan el término discurso no es meramente linguistico. El psicoanilisis ha confirmado que el lenguaje no es una superestructura, que por el contrario el lenguaje es la estruc- tura donde el inconsciente se sedimenta y se organiza en cuatro formas discursivas (cuatro formas del lazo social: amo, histérico, universitario y analitico). Sobre este enorme problema seflalemos por|ahora que esta concepcién del discurso como lazo social, pulveriza la tradicional diferen- cia, individuo-sociedad. EI sujeto por un lado mantiene su itaria y patética con el goce, pero asu vez ‘no es incl Otro dela historia, lareligion y todo lo que la materialidad del significante soporta. De este modo, en tuna nueva topologia, por fuera de la relacién individuo- sociedad, puede constituir una forma radicalmente original 45 Ly seus} aajona.os opueno ; Ae cexqns wey anb oj Soyonuruos seen ap ouredas onbune ‘ap efap ojuarwuioaquoce jo anb s 2 2] tu anb oldrourid ua sexdeo oquszad sou ‘s2uapul Sese 2p cpapan 8 ‘JaB391U9 a0eY anb 07] ’wiSIpLaud os9 op BIWOUTUE z pun woo ‘eiuawieansedins ‘auodosd as uonauog “wuuSEIeS fo {Aa1uusop ap oasep yo 121014034 “2008 “earutyep Ua ‘sepljosuod. d ap oFp{qo [2 wos epuouodios uo [Vapy Te uorovolsAueP! 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