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“Mas la hora viene, y ahora es, cuando los

verdaderos adoradores adorarán al Padre en


espíritu y en verdad; porque también el Padre tales
adoradores busca que le adoren”
(Juan 4:23)

“Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino


de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan”
(Mateo 11:12)

“Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,


sino contra principados, contra potestades, contra
los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra
huestes espirituales de maldad en las regiones
celestes”
(Efesios 6:12)

LA ENFERMEDAD NO SÓLO ES UN PROBLEMA FÍSICO,


SINO TAMBIÉN ESPIRITUAL.
“Y había allí una mujer que desde hacía dieciocho
años tenía espíritu de enfermedad, y andaba
encorvada, y en ninguna manera se podía
enderezar”
(Lucas 13:11)

murieron en buena vejez, es decir, llenos de


salud, como José, Moisés, Josué y David

Esto nos confirma que la enfermedad no


forma parte del plan de Dios para nosotros, sino que
Satanás la aprovecha de manera perversa en su afán
de liquidarnos antes de cumplir el propósito para el
cual el Señor nos creó.

Por supuesto que Dios tiene poder para


desalojar de los cuerpos todo espíritu inmundo que se
oponga al bienestar de sus hijos, pero este poder se
activa cuando la persona reconoce abiertamente su
necesidad y evoca a favor suyo la obra liberadora de
Cristo en la cruz.

“Y reprendió Jesús al demonio el cual salió del


muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora”
(Mateo 17:18)
El pueblo de Dios debe luchar contra maldiciones
relacionadas con tres aspectos: El pecado, la pobreza
y la enfermedad.

usted puede estar consciente que Dios quiere sanarle,


“para que Satanás no gane
ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos
sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11)
propósito - obediencia- deber de perdón-

EN JESÚS, LOS MINISTERIOS DE LIBERACIÓN Y SANIDAD


VAN JUNTOS
“Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de
diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo
las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.
También salían demonios de muchos, dando
voces y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él los
reprendía y no les dejaba hablar, porque sabían que
él era el Cristo”
(Lucas 4:40-41)

ministerio del Hijo de Dios en la


tierra fueron la liberación y la sanidad
convencidas de
que él tenía el poder para restaurarlas
Todo el que cree en el Hijo de Dios, debe
hacerlo con la convicción de que murió en la
cruz, no sólo para salvarlo de la opresión del
pecado, sino también para sanarlo y libertarlo
de la ruina física y espiritual que el pecado
trajo a su vida.

Mujer, eres libre


de tu enfermedad”
(Lucas 13:11-12)
Dejando hipocresía
los demonios se doblegaban ante una orden de Jesús.
reconociendo su autoridad y poder, ninguna enfermedad, ni el demonio que la sostenga
en un cuerpo, pueden resistirse a salir ante la autoridad
del Hijo de Dios, en su Nombre el nombre de Jesús.
“Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio
poder y autoridad sobre todos los demonios, y para
sanar enfermedades”
(Lucas 9:1)

ÁREAS QUE SON ATACADAS POR EL ESPÍRITU DE


ENFERMEDAD
“Y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sean
guardados irreprensibles hasta el día de Jesucristo”
(1 Tesalonicenses 5:23)

El desafío es cuidar todo nuestro ser: Cuerpo, alma y


espíritu.
Cualquier área que se descuide y no se someta a la
soberanía de Dios y del Espíritu Santo, se convierte
en una puerta abierta por la cual Satanás y su ejército
destructor conformado también por espíritus de
enfermedad, entrarán para ejercer dominio y opresión.

EL CUERPO
La Biblia nos insta a cuidar nuestro cuerpo porque, como
ya conocemos, éste es el templo del Espíritu Santo
Por eso, toda persona dependiente de
Dios debe disponer su cuerpo para que, a través del
ministerio de liberación, éste sea limpio y libre mediante
la sangre y el nombre de Jesús.
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias
de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es
vuestro culto racional”
(Romanos 12:1)

EL ALMA
El alma es la parte del ser en la que residen la mente,
las emociones y la voluntad.
“¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro
de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
salvación mía y Dios mío”
(Salmos 42: 5 y 11)

EL ESPÍRITU
El espíritu es la parte del individuo sensible al Espíritu
de Dios. Pero al permitir a Jesús la entrada al
corazón, el espíritu de la persona queda amparado y
protegido de toda influencia demoníaca.
“Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual
escudriña lo más profundo del corazón”
(Proverbios 20:27)

“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho


por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito
todo el que es colgado en un madero), para que en
Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a
los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la
promesa del Espíritu”
(Gálatas 3:13-14)

MI SANIDAD VIENE DEL CIELO


“Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha
gente. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él,
diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús
extendió su mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio.
Y al instante su lepra desapareció”
(Mateo 8:1-3)

En la Biblia tenemos tres palabras relacionadas con la


sanidad:
FERAPEUO: Adoración.
OMAY: El poder de Dios tocando mi cuerpo para
sanarme.
FOFOU: Sanidad completa.
La obra de Cristo en la cruz fue completa. De igual
manera, sus efectos siguen siendo completos en
nuestros días. El deseo de Dios no es sanarme a medias,
restaurarme de una dolencia y dejarme otra que me
mantenga sufriendo.

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