Después de estos años inéditos de nuestras vidas donde una pandemia mundial, circunstancia que ni al hombre más pesimista del universo se le pudo haber ocurrido, azotó a todos los habitantes del planeta, uno aprende a valorar mucho mas lo que tiene. Cuando se nos quita algo tan común y necesario en nuestras vidas como salir de nuestras casas o ir al colegio, uno valora el doble el sacrificio que hacen sus padres para poder mantener a una familia entera. Ante una crisis del sistema de salud, uno aprende a valorar el triple a todo el personal medico que día a día pone su vida en juego para salvar la de otros. Hemos aprendido a ser conscientes de que la comida que aparece en nuestra mesa todos los días no aparece por arte de magia. Hay un agricultor, un transportador, un comprador y un chef que cocina lo que vos necesitas para nutrirte. También parece un poco triste que para notar el tremendo sacrificio de muchas partes de la sociedad tenemos que pasar por una pandemia donde podemos parar a pensar en todo lo que tenemos y el por qué. De todos modos, también es evidente que la pandemia nos quitó muchos aspectos de algo tan esencial como lo es la vida social. Fue muy difícil de un día para el otro tener que dejar de ver a nuestros amigos, empezar a tener clases online, adaptarse a las 24 horas dentro de casa y muchas otras cosas más. Pero ante la adversidad, uno se hace mas fuerte y es por eso que la pandemia también tuvo su lado positivo. Debimos aceptar el hecho de comunicarnos a través de la virtualidad e ingeniarnos distintos modos de socialización de manera online. Nos adaptamos a las circunstancia que se nos presentó tan repentinamente y pudimos salir adelante para poder ir de a poco volviendo a la normalidad.