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MITOS EMOCIONALES

1. Si reprimo mis emociones, estas se marchan

Esto es un mito: Reprimir las emociones, hace que las emociones se queden dentro de
nuestro cuerpo, y esto hace que en vez de gestionar lo que sentimos, lo acumulemos,
hasta un día explotar. O mucho peor, que nuestras emociones, se conviertan en
bloqueos físicos e incluso en enfermedades. Ej: Imaginemos una olla a presión, así
están nuestras emociones en nuestro cuerpo. Es importante que dejemos salir
nuestras emociones, y expresemos lo que sentimos y pensamos para seguir el
proceso natural de nuestro cuerpo.

2. Hay emociones positivas y otras negativas

Esto es un mito: A pesar que muchos autores las clasifican de esta manera, en realidad
todas las emociones que sentimos son adaptativas. ¿Qué quiere decir esto? Que
gracias a todas las emociones que sentimos, estamos aquí como especie. Ej.: Si ahora
entrara un león en tu habitación, ¿qué haríamos? Nos esconderíamos, o nos
quedaríamos quietos o nos subiríamos encima de la mesa. Todo esto son reacciones
que nos hacen tener el miedo para proteger nuestra vida. Todas las emociones sirven
para protegernos en su justa medida. Es cierto que algunas son más agradables que
otras, pero el fin último es de nuestras emociones es nuestra supervivencia.

3. Mostrar emociones es de débiles

Esto es un mito: A lo largo de los años, dependiendo en qué culturas, las emociones
han sido un tabú, algo que no se podía mostrar porque sino era señal de que eras
débil. Esta afirmación, más que un mito en sí, yo diría que es un mensaje que se nos ha
transmitido generación tras generación. Ej.: Si lloramos porque estamos tristes. No
quiere decir que seamos débiles sino que tenemos inteligencia emocional. De igual
forma, ahora sabemos que mostrar nuestras emociones es una necesidad para el ser
humano, porque forma parte de la capacidad que tenemos todos de expresarnos.
Cuando se nos impide, o nos impedimos a nosotros mismos la expresión de nuestras
emociones, esto nos hace sentir muy mal. Porque en realidad nuestra fuerza está en
nuestra vulnerabilidad. En la capacidad de mostrarnos tal como somos, y aún así
aceptarnos. 

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4. Ojos que no ven, corazón que no siente

Esto es un mito: Aunque hagamos que no vemos, en realidad, sí que vemos, y por lo
tanto sentimos. Podemos hacer como si no nos afectara una situación, pero en
realidad si que nos toca. Ej.: Si rompemos con alguien y no lo vemos más, podemos
pensar que vamos a sufrir menos, pero en realidad es necesario que pasemos el duelo
de lo perdido. Ignorar lo que nos pasa, sólo nos trae más problemas, en realidad
sintiendo lo que nos pasa, es más fácil que las emociones acaben marchando.

5. He de estar alegre siempre

Esto es un mito: La alegría es una emoción agradable, que nos gusta sentir
constantemente. A pesar de eso, no es posible estar alegre todo el tiempo. ¿Por qué?
Pues porque las emociones que no son tan agradables de sentir (miedo, rabia,
tristeza…) son necesarias que las sintamos para valorar lo que tenemos. Ej.:
Imaginemos que se nos muere el perro, y no le damos importancia. Las emociones
como el miedo, la tristeza o la rabia, sirven para conectar con nosotros mismos,
reflexionar, valorar lo que tenemos, ser precavidos y poner límites.

6. El enfado y la rabia son emociones que tengo que evitar

Esto es un mito: Desde pequeños se nos enseña que enfadarnos y sentir rabia está
mal. Y por tanto, como adultos hemos aprendido (por lo general) a no mostrar la rabia
o el enfado cuando lo sentimos. O al revés, a mostrar la rabia y el enfado en el
extremo. De igual manera, el enfado es una emoción necesaria, para poner límites en
nuestra vida. Si cuando nos enfadamos, podemos expresar lo que sentimos, de una
manera respetuosa y sana, esto nos va a liberar mucho peso y nos va a permitir poner
límites en nuestra vida. A veces, quizá la manera no es todo lo respetuosa que
querríamos, pero es un aprendizaje que hemos de ir haciendo. 

7. El miedo hay que vencerlo

Esto es un mito: Se nos enseña que el miedo es un enemigo, contra el que hay que
luchar. Es cierto que el miedo podemos hacer que sea muy poderoso en nuestra vida,
pero ir contra él, no es la solución porque solo se hará más grande. Ej.: Si
nos decimos a nosotros mismos, no tengo que sentir miedo, a hablar en público, ¿qué
va a pasar? que nuestro cerebro es literal, y entonces el no, no lo procesa. Nuestro
cerebro va a entender, tengo que sentir miedo a hablar en público. Si en vez de
ponernos el miedo delante para que nos bloquee, le dejamos que nos acompañe, en
vez de ser un enemigo, lo convertimos en aliado. Y entonces podemos encontrarnos,
hablando en público, a pesar del miedo. Eso va a hacer que el miedo al final solo
salga, para protegernos en momentos que verdaderamente lo necesitemos. 

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8. Si me distraigo la tristeza se va

Esto es un mito: Si nos distraemos, lo que ocurre simplemente es que la tristeza queda
aparcada, pero sigue dentro de nosotros. Distraernos puede servir en el momento,
para dejar de estar tristes, pero en otra situación, momento o lugar esa tristeza si no
se resuelve, va a volver a nuestro cuerpo. Ej.: Si tenemos un mal día, y estamos tristes
porque hemos discutido con nuestros hijos, o con nuestra pareja, es importante que
nos dejemos sentir en el cuerpo la tristeza, la sensación física, y además sí tenemos que
llorar pues que lloremos lo que necesitemos. Solo si dejamos la tristeza salir, y no la
reprimimos, si le expresamos al otro cómo nos sentimos, todo eso va a ayudar a que la
tristeza se pueda marchar. 

9. Las emociones son permanentes

Esto es un mito: Cuando estamos mal, parece como si fuera a durar una eternidad.
Como si la tristeza, el enfado o el miedo no se terminaran nunca. Pero en realidad,
todas las emociones vienen y van. Ej.: Como una ola en el mar, viene y va. Siempre que
hagamos el proceso correcto, que tiene que ver con la curva de las emociones sentir la
emoción en nuestro cuerpo, observarla, identificar qué emoción es, dejarla que se
quede en nosotros un rato, la expresamos si es necesario, y veremos cómo poco a
poco va desapareciendo. 

10. Si tengo una emoción fuerte, tengo que razonarla

Esto es un mito: No es posible razonar cuando estamos experimentando una emoción


muy fuerte, porque es nuestro cuerpo el que está hablando. Una vez baja la respuesta
emocional, ahí sí que se puede razonar y poner pensamientos a lo que hemos
sentido. Ej.: Si tenemos una discusión con nuestro hermano primero nos ha de bajar el
enfado y después podremos entender lo que nos ha pasado. Dejar que las emociones
hagan su proceso natural es beneficioso para todo nuestro cuerpo y nuestro
bienestar. 

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