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Sr. Presidente del Concejo


Deliberante de Cosquín

Me dirijo a usted y, por su intermedio, a los demás miembros de este Concejo Deliberante para
presentar mi renuncia al cargo de concejal de Cosquín a partir del día martes 11 de octubre, al
haber sido rechazada – sin mediar argumento ni aviso previo – la renovación de mi licencia el
pasado jueves 29 de septiembre.

Licencia que me fue otorgada por primera vez en marzo del año pasado para ocupar un lugar
en la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de la Nación. Licencia que no pedí
para quedarme en mi casa o para atender negocios privados, sino para trabajar en la máxima
esfera del Gobierno Nacional con el objetivo de aportar, cuanto de mí fuese posible, a la
superación de la difícil situación por la que atraviesa nuestro país.

Obligado por una actitud especulativa de las y los concejales que integran el bloque “Proyecto
Cosquín”, presento mi renuncia dejando en claro cómo se dieron los acontecimientos y
sentando mi verdad relativa de los hechos, con la ilusión de que en un futuro se pueda abrazar
otra forma de hacer política. También lo hago con el anhelo de que estas líneas sean capaces
de generar, entre los vecinos y las vecinas de Cosquín, una renovada conciencia colectiva
sobre el delicado momento político e institucional por el que atraviesa la ciudad.

En estos últimos 18 meses he trabajado con un perfil muy bajo, priorizando los resultados por
sobre cualquier reconocimiento personal. Desde la Secretaría que integro hemos impulsado
proyectos de ley de enorme significación para el país, como la Ley de fomento de la
agroindustria; la Ley de promoción de la movilidad sustentable (que busca transformar la
industria automotriz y liderar el recambio hacia el uso de energías renovables); la Ley del
Cannabis Medicinal; entre otras. Hemos trabajado en programas públicos de alto impacto,
como el Régimen plurianual de incentivos para la promoción del empleo e inversiones para la
actividad turística (en conjunto al Ministerio de Turismo y Deportes); y el Plan “Contenidos
Argentinos” (un acuerdo sectorial de la industria audiovisual); por mencionar sólo algunos.
Hemos gestionado créditos internacionales estratégicos, como el del Banco Mundial por 500
millones de dólares, destinado a la adquisición de 40 millones de dosis de vacunas contra el
Covid-19. Hemos integrado foros internacionales defendiendo los intereses de la Argentina y
solicitando que los países más ricos acepten recanalizar recursos económicos a favor de los
países en desarrollo. Podría mencionar los trabajos que estamos haciendo en materia de
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Hidrógeno y de Litio, dos recursos energéticos claves para nuestro país y respecto de los
cuales estamos desarrollando una estrategia nacional capaz reforzar nuestras capacidades y
soberanía.

La lista es muchísimo más larga pero creo que lo mencionado alcanza para comprender que no
pedí licencia para hacer turismo ni para acceder a una vida cómoda. No he quebrantado mi
compromiso de trabajar cada día por y para el Pueblo. Quizás, lo que algunos o algunas
puedan reprocharme es haber decidido trabajar en un lugar cuyo accionar tiene capacidad
para incidir no sólo en la vida de las y los coscoínos sino en la de los 47 millones de argentinos
y argentinas.

Al no renovarme la licencia, los concejales de Proyecto Cosquín me fuerzan a renunciar pese a


que aún restan más de 15 meses para el cambio de autoridades. No hay ninguna razón que
justifique tal negativa. Alejandra Nogués, Andrea Espin, Eloisa Rojas y Raúl Acuña son
concejales de Proyecto Cosquín que actualmente están en uso de licencia. ¿Cuál es la razón
por la que ellos pueden continuar de licencia y yo no? La concejal Marenco, también suplente,
ocupa una banca en representación de la UCR, partido que tuvo durante el período 2011-2015
a su concejal titular haciendo uso de licencia. Jamás ha sucedido hasta ahora que a un concejal
se lo obligue a renunciar por no aprobarle la licencia. Parece que seré el primero.

El intendente Musso cree que mi vínculo con la ciudadanía depende de un cargo y que puede
debilitarlo apartándome de él. Ignora que ese vínculo se construyó mucho antes de que yo
llegue a ser concejal y que perdurará mucho tiempo después, porque es un vínculo de amor,
de respeto mútuo y de trabajo silencioso.

Están apelando a un método de distracción para que en lugar de hablar del estado calamitoso
en el que se encuentra la ciudad se hable de mí. No llama la atención, visto así, que el
presidente de este Concejo se pasee por las radios locales achacandome los problemas de la
gestión. Es muy curioso porque cuando era concejal me acusaban de ser el saboteador de las
redes de agua, de las manifestaciones de los vecinos, de los reclamos de los empleados, etc.
Ahora, que estoy a más de 700 kilómetros, me siguen endilgado las fallas de su gobierno.
Pero para los que piensan que yo soy el problema de este gobierno, lamento decirles que
están confundidos. El principal problema que tiene este gobierno son ellos mismos y sus
políticas erráticas. Basta con salir y recorrer la ciudad. Nunca, pero nunca, vi tan deslucida a
Cosquín, tan abandonada, tan postergada, tan triste. Y no soy el único que piensa esto. Lo
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dicen los vecinos, los comerciantes, los turistas, los amigos que regresan de visita, todos y
todas. ¿Realmente piensan que forzándome a renunciar algo de todo eso va a cambiar?

Hay un hecho más que explica el accionar de Musso y su equipo. Por estos días se discuten
proyectos de ordenanzas muy importantes, que involucran al patrimonio público, a los bienes
del Estado municipal y a la concepción sobre lo que es y lo que no es el desarrollo.
Acostumbrados a actuar imponiendo su mayoría legislativa, Proyecto Cosquín no acepta que
para aprobar estos proyectos necesitan construir consensos con las demás fuerzas políticas.
Desde hace meses buscan condicionar el voto de los concejales de mi partido bajo la amenaza
de no renovarme la licencia. Eso se llama extorsión política y es una de las prácticas más
corrosivas para el sistema democrático. Si los funcionarios votamos ordenanzas pensando en
nuestros cargos antes que en el bienestar general, la representación popular se convierte en
una ficción. Espero que el Pueblo no se olvide de que si hoy soy el primer concejal al que no le
renuevan su licencia es porque ni mis compañeros ni yo aceptamos el chantaje del oficialismo.

Nunca me han desvelado los cargos; lo que me desvela es trabajar para aportar lo mejor de mi
para solucionar los problemas más urgentes que tenemos en Cosquín, en Córdoba y en el país.
Me desvela aportar, desde el lugar que me toque, ideas y proyectos que sean capaces de
facilitar el desarrollo individual de las personas pero en el marco de una realización social y
colectiva, para evitar que el esfuerzo de cada argentino y de cada argentina termine siendo
devorado por el egoísmo y el individualismo.

Formo parte de un movimiento político para el que primero está la Patria, segundo el
Movimiento y recién tercero las personas. Los cargos son hechos circunstanciales y estoy
absolutamente convencido de que las expectativas y las ambiciones personales deben estar
subordinadas al interés general. Espero que todos los hombres y mujeres de la política local,
pero sobre todo del espacio al que pertenezco, comprendan y acepten esa máxima. Repito: las
expectativas y las ambiciones personales deben estar subordinadas al interés general.

Se ha dicho, y con razón, que el error mayor en política no es equivocarse sino ser irrelevante,
esto es, hablar de otra cosa e ignorar la realidad. Siento que este Concejo está siendo
irrelevante, poniéndonos a debatir cuestiones que no están ni entre las prioridades de las y los
vecinos ni entre los problemas más acuciantes de la ciudad, el país y el mundo.

Hay momentos de la historia donde los liderazgos se ponen a prueba y en los que las
sociedades esperan de sus dirigentes la máxima pericia. Pienso que éste es uno de ellos.
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Estamos en tiempos de disputa comercial, tecnológica, militar y política. Tiempos de


crecimiento de los discursos que cuestionan la democracia como mecanismo para resolver y
dirimir nuestras diferencias. Tiempos de guerra, de cambio climático, de pandemia, de
aumento de las desigualdades, de polarización.

En Cosquín hay urgencias que también deben ser atendidas de forma prioritaria. El estado de
las calles, el agua potable, la seguridad en los barrios, el mantenimiento de los espacios
públicos, la generación de empleo, el cuidado de nuestro ambiente y la limpieza de la ciudad.
Estos temas son los que nos deberían mantener unidos, pensando soluciones, tendiendo
puentes, evitando confrontaciones artificiales, posponiendo las especulaciones electorales y
suavizando nuestras diferencias para que las coincidencias se encuentren más fácilmente. No
podemos permitirnos ser irrelevantes. Hay que poner fin a las discusiones que sólo le
interesan a la política y comenzar a hablar de lo que le interesa a la sociedad. Y esto va para
todos, tanto para quienes hoy ocupamos cargos de responsabilidad como para aquellos que
pretenden ocuparlos. A veces leo con asombro proyectos de ordenanza que presentan
quienes aspiran dirigir la ciudad que, además de ser jurídicamente inviables, no tienen nada
que ver con los problemas reales.

De mi parte, sigo dispuesto a sentarme con todos y todas a buscar las soluciones que nuestro
pueblo precisa, sin importar el color político. Quiero ser el primero que ponga la otra mejilla si
con eso contribuyo a generar las condiciones apropiadas para un diálogo honesto y edificante.

Me despido de esta banca pero no del trabajo cotidiano en favor del progreso y el bienestar
de mis conciudadanos. Me voy con enorme tristeza por la forma con la que actúan quienes
hoy conducen los destinos de la ciudad. Me llevo la tranquilidad de que nunca me moví ni un
centímetro de lo que pienso y de lo que le planteé a la sociedad cada vez que fui a pedir su
voto. Me despido con la tranquilidad de no haber votado nunca una ordenanza que recorte
derechos, que precarice a los trabajadores municipales, que regale el patrimonio municipal,
que aumente las tasas a los que menos tienen, que ponga en peligro el ambiente, que
privilegie a los negocios inmobiliarios de unos pocos, que reduzca partidas para las áreas más
sensibles, que perjudique a los jubilados y jubiladas municipales. Me despido con la certeza de
que preparé con empeño cada sesión, que defendí mis ideas con honestidad, que no me doblé
frente a las presiones y que siempre, entre el Pueblo y los poderosos, me quedé con el Pueblo.

Por último, a mis compañeros de militancia, a mis amigos y a los vecinos y vecinas de Cosquín
les agradezco por haberme dado la posibilidad de representarlos. Ha sido el más alto honor
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que he tenido. Les pido que no bajen los brazos, que no se resignen. El descontento y el enojo
individual nunca modificaron el status quo ni la realidad. Pero si ese descontento adquiere
etapas superiores de unidad y coordinación, va a abandonar el camino de la queja para
transformarse en el camino de la propuesta. Recuerden aquella premisa que dice: la
organización vence al tiempo. Por eso, convoco a todos y todas quienes quieran una ciudad
mejor a unirse bajo un nuevo contrato de ciudadanía, para hacer de Cosquín una tierra de
oportunidades. No esperen que otros u otras vengan a aportar soluciones mágicas.
Empodérense, que es lo más importante que tiene el Pueblo cuando toma real conciencia de
su capacidad.

Lisandro Licari
Concejal Fuerza Cosquín

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