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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA CORTE

SUPREMA - Sistema de Notificaciones Electronicas


SINOE
SEDE PALACIO DE JUSTICIA,
Secretario De Sala - Suprema:CHAVEZ VERAMENDI
Diny Yurianieva FAU 20159981216 soft
CORTE SUPREMA SALA PENAL TRANSITORIA
Fecha: 09/09/2021 16:24:29,Razón: RESOLUCIÓN
JUDICIAL,D.Judicial: CORTE SUPREMA /
DE JUSTICIA R.N. N.° 1127-2014 LIMA,FIRMA DIGITAL - CERTIFICACIÓN DEL
CONTENIDO
DE LA REPÚBLICA LIMA

Suficiencia de prueba
Sumilla. En el caso sub exámine,
las pruebas que fueron
incorporadas en el curso del
proceso, donde se representaron
los principios que regulan la
actividad probatoria, alcanzan
convicción y certeza a este
Supremo Colegiado, con relación
a la responsabilidad del
procesado.

Lima, cuatro de noviembre de dos mil quince

VISTOS: i) El recurso de nulidad


interpuesto por el procesado JOSÉ FERNANDO SOBERÓN RICARD, contra
la sentencia de fecha treinta de enero de dos mil catorce, obrante a
fojas cinco mil quinientos, que lo condenó como autor del delito contra
la administración pública- enriquecimiento ilícito en perjuicio del Estado,
a cuatro años de pena privativa de la libertad, suspendida
condicionalmente por el periodo de tres años, bajo el cumplimiento de
reglas de conducta; inhabilitación por el término de tres años y fijó en la
suma de ochenta mil nuevos soles el monto que por concepto de
reparación civil deberá pagar a favor de la parte agraviada. ii) El
recurso de nulidad interpuesto por el FISCAL SUPERIOR contra la misma
sentencia, en el extremo de la pena impuesta al procesado. De
conformidad con lo opinado por el señor Fiscal Supremo en lo Penal.

Interviene como ponente el señor PRÍNCIPE TRUJILLO.

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CONSIDERANDO

Primero. El procesado SOBERÓN RICARD, en su recurso formalizado de


fojas cinco mil quinientos cincuenta y nueve, y ampliado a fojas cinco
mil quinientos noventa y nueve, fundamentó su inconformidad con la
sentencia condenatoria. Al respecto, refiere: i) Durante la secuela del
presente proceso adjuntó elementos probatorios con los que demostró
el origen lícito del dinero que fue sustraído por Eda Martínez Vitor;
asimismo, también se actuaron medios de prueba que acreditaron que
no existe desbalance patrimonial en sus ingresos; sin embargo, dichos
elementos no fueron valorados por la Sala Superior y algunos de ellos
fueron valorados de forma tendenciosa e incorrecta; del mismo modo,
se manipularon las declaraciones testimoniales obrantes en el
expediente para sustentar las imputaciones en su contra, sin tomarse en
cuenta que estas se contradicen y sin apreciarlas en su totalidad. ii) La
condena impuesta se basó en la construcción de prueba indiciaria que
no respetó los parámetros establecidos por la jurisprudencia nacional
para tales medios de prueba. ii) No se tomó en cuenta que en el
presente caso existen diversos informes financieros que concluyen en
resultados distintos; del mismo modo, el dictamen pericial ordenado por
el Colegiado Superior. Sin embargo, ante las ratificaciones de los peritos
en juicio oral, estos señalaron que los montos por desbalance son
ínfimos, no significativos ni apreciables, por ello, en mérito del principio in
dubio pro reo, se debió favorecer al procesado y absolverlo de la
acusación fiscal. iv) La Sala Superior señaló que el monto sustraído por
Eda Martínez Víctor fue de ochenta mil dólares, a pesar de que
mediante pronunciamiento del 48 Juzgado Penal de Lima –sentencia
con carácter de cosa juzgada-, se le condenó por la sustracción de

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cincuenta mil dólares americano. De dicho dinero, veinte mil dólares


eran de su propiedad y producto de sus ahorros; mientras que los
restantes treinta mil dólares eran de sus hijas Melissa y Mirella Soberón
Alayza, producto de la venta del departamento ubicado en la calle
Pedro Venturo y Calle N.° 03, que fue propiedad del procesado, y que
se las otorgó a sus hijas en calidad de anticipo de legítima, quienes a su
vez se las vendieron por el monto antes señalado. v) No es cierto lo
referido por la sentencia, con respecto a que los actos jurídicos que
justificarían el origen del dinero encontrado seria actos simulados,
puesto que en autos obran documentos que acreditan la legalidad y
fehaciencia de los mismos. vi) La Sala indicó de manera tendenciosa
que las hijas del procesado, al ser carga familiar, no contarían con
suficiente capacidad económica para justificar sus propiedades y con
ello concluir que el procesado era quien las solventaba; sin embargo, si
bien sus hijas vivían con él en el mismo domicilio, ello no quiere decir que
las mantenía, pues ellas tenían sus propios ingresos. Asimismo, el dinero
que depositó la madre de sus hijas a su favor sí se encuentra acreditado
por el negocio al que se dedicaba (venta de obras de arte), pues al ser
estas obras, privadas, no se requería que estén inscritas o sujetas a
trámites por autoridad competente. vii) No se debió tomar en cuenta la
declaración del efectivo policial Jhony Pedro Rolando Valderrama ni de
Eda Susana Martínez Vitor, porque existe en ambos casos ausencia de
incredibilidad subjetiva, pues el primero fue denunciado por el
procesado por supuestas irregulares en su función; y respecto de la
segunda, por haber sido denunciada por el procesado por la
sustracción del dinero que dio origen a la presente investigación. viii) La
Sala valoró hechos que fueron resueltos por otras instancias judiciales y
administrativas, con lo que vulneró la cosa juzgada y decidida, ya que

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ello fue utilizado como elementos de valoración por la Sala para


fundamentar la sentencia condenatoria en su contra.

Segundo. El representante del MINISTERIO PÚBLICO también presentó su


recurso formalizado, obrante a fojas cinco mil quinientos cincuenta y
tres, en cuanto al extremo de la pena impuesta al procesado. Sobre
ello, refirió: i) Discrepa del análisis y fundamentación efectuada por el a
quo, debido a que su despacho solicitó la imposición de ocho años de
pena privativa de la libertad efectiva. ii) En el presente caso, la Sala
Superior comprobó la existencia de los presupuestos objetivos y
subjetivos del tipo penal investigado y juzgado, pues existen en autos
suficientes elementos probatorios que comprueban la responsabilidad
del procesado; sin embargo, de forma injustificada se le impuso una
pena menor a la solicitada, por debajo del mínimo legal y con carácter
suspendido en su ejecución, lo cual fue amparado en la existencia de
una causa de atenuación ex lege; es decir, debido a la dilación o
vulneración del plazo razonable contra el procesado. iii) Respecto a la
fundamentación para la atenuación de la pena, si bien esta se
encuentra reconocida por el aparato legal y constitucional de nuestra
justicia, la misma debe cumplir con ciertos requisitos, tales como la
complejidad del caso, la actividad procesal del acusado y la conducta
de las autoridades judiciales; todo ello que no fue cuestionado ni
fundamentado para sustentar la atenuación. iv) Al respecto, cabe
señalar que el presente caso ya tuvo un pronunciamiento de fondo
previo, en el que el procesado fue absuelto y luego de interponerse el
recurso de nulidad correspondiente, fue declarado nulo por la Suprema
Instancia que ordenó un nuevo juicio oral, el cual terminó con la
sentencia actualmente recurrida; es decir, que la prolongación del
presente caso obedece a criterios estrictamente legales y procesales, lo

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que no puede ser sustentado como vulneratorio del plazo razonable del
procesado quien, además, no lo alegó.

Tercero. Según la acusación fiscal, de fojas tres mil cuatrocientos treinta


y seis, se imputa al procesado, en su calidad de juez del vigésimo sexto
juzgado civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, poseer un
patrimonio mayor a sus ingresos percibidos desde el año mil novecientos
noventa y cuatro al dos mil seis; desbalance que se evidenció como
consecuencia de la denuncia presentada contra su empleada, Eda
Susana Martínez Vitor, por la sustracción sistemática de ochenta mil
dólares americanos en efectivo, que ocurrió en el inmueble del
procesado, ubicado en la calle Leonardo Da Vinci N.° 140, en el distrito
de San Borja. Cabe señalar que dicho dinero formaba parte de una
suma más elevada, según refiere Martínez Vitor y que se encontraba
guardado en el ropero del dormitorio del procesado. Por otro lado, el
acusado presenta otros signos de riqueza como bienes inmuebles, lo
que se evidenció en los informes financieros practicados por analistas
de la Fiscalía de la Nación y que determinaron que el desbalance
patrimonial que presenta el procesado asciende a ciento cuarenta y un
mil novecientos ochenta y seis dólares americanos; suma notoriamente
superior a lo que percibía como magistrado. Finalmente, se tiene que el
dinero sustraído nunca fue declarado por el acusado en sus
declaraciones juradas de bienes, ingresos y rentas ante la Oficina de
Control de la Magistratura, lo que originó su destitución como juez, al no
acreditar que tenía otras fuentes de ingresos, previo proceso
administrativo.

Cuarto. El presente caso reviste una importancia especial debido al tipo


penal incoado contra su autor, pues como la doctrina y jurisprudencia

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nacional señalan, el delito de enriquecimiento ilícito contiene una


característica diferente de los demás tipos penales del Código Penal y
que se traduce en materia procesal penal como la inversión de la
carga de la prueba. Ello no quiere decir que se parta desde un inicio
con una presunción de culpabilidad, pues se debe recordar que es
precisamente el representante del Ministerio Público quien, como titular
de la acusación fiscal, realizará la recopilación y probanza de su teoría
del caso; lo cual deberá ser rebatido de forma fehaciente y
debidamente sustentada por la parte acusada.

Quinto. Así, en el presente delito instruido y juzgado, corresponde al


procesado no demostrar su inocencia, pues esta se mantiene en
presunción durante todo el proceso, sino que le corresponde demostrar
documentadamente que la teoría del caso del representante del Fiscal
Superior no resulta cierta sobre la base de sus argumentos de defensa.

Asimismo, se debe recalcar que la fundamentación de defensa con la


que se demuestre la licitud de los bienes que se presumen de
procedencia ilegal, deben ser demostradas formal, directa y
documentalmente, ya que la simple alegación de su licitud o incoación
de su presunción de licitud no basta para demostrar su procedencia.

Sexto. Del análisis de lo señalado en los considerandos precedentes se


concluye que, en el presente caso, el recurrente no cumplió con
demostrar fehacientemente la licitud de sus bienes, de forma directa y
con elementos de descargo suficientes que rebatan la tesis fiscal. En tal
sentido, este Colegiado Supremo concuerda con el análisis efectuado
por la Sala Superior que encontró responsabilidad penal en el
procesado SOBERÓN RICARD por la comisión del delito de

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enriquecimiento ilícito. Así, se aprecia que los elementos determinantes


que permitieron arribar a la conclusión antes indicada se basaron
principal y contundentemente en los argumentos expuestos a
continuación.

Séptimo. Respecto a la transferencia del inmueble de la calle Pedro


Venturo: i) Se determinó que dicho bien fue adquirido por el procesado
antes de ingresar al Poder Judicial durante los años noventa y fue
producto de la compraventa efectuada entre este con la empresa Van
Oordt-Casaverde Contratistas Generales Sociedad Anónima. ii) En ese
sentido, este señaló que dicho bien lo dio en anticipo de legítima a sus
hijas Mirella y Melissa Soberón Alayza, en abril del año dos mil cuatro;
quienes a su vez realizaron la venta de dicho bien en julio de dos mil
cuatro por treinta mil dólares a Libia Ricard Velásquez y Mónica Soberón
Ricard –madre y hermana del procesado, respectivamente-. iii) En el
presente proceso (en particular en la etapa seguida ante la OCMA) no
se demostró documentalmente que las hijas del procesado fueran
beneficiadas con el anticipo de legítima ni el traspaso de la propiedad
en compraventa. iv) Libia Ricard Velásquez (madre del procesado) y
Mónica Soberón Ricard (hermana del procesado) no corroboraron que
la transacción se haya realizado de forma real, pues entraron en
contradicción con lo declarado por el propio procesado y las hijas de
este. v) Las operaciones notariales que demostrarían la legalidad de los
actos no pudieron ser comprobadas fehacientemente, pues la notoria
Zambrano Rodríguez señaló que, si bien tiene una minuta de
compraventa que no fue escriturada, la misma informó que dichos
documentos fueron devueltos a sus otorgantes a su solicitud y solo
remitió copia simple del cargo de recepción. En cuanto a la notaria
Barreto Boggiano, esta informó que en su minutario no obra ninguna

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minuta o escritura ingresada por el procesado o sus hijas, con número


de kardex N.° 7480, y que más bien dicho número correspondería a la
compraventa de derechos de autor de Rosita Producciones. vi) El
testigo Pedro Marca Salazar refirió que la minuta que recabó se la
dieron sin requerir mayores formalidades; sin embargo, el título de la
notaria indicó que ello no es posible porque una vez que se ingresa una
minuta a su institución no es posible retirarla (lo cual es corroborado por
la trabajadora E Stela Colquehuanca Huarachi). En cuanto a la notaría
Zambrano Rodríguez tampoco se puede determinar la veracidad de la
información referida, puesto que conforme con lo señalado por el
testigo José Antonio Venegas Breña (quien vendió el sistema informativo
para la notaría), este no se habría utilizado de la manera debida y
además por lo declarado por el trabajador Morales Símbolo, quien
refirió que no es posible precisar si los documentos sustentatorios fueron
ingresados en forma conjunta o con posterioridad. vii) Todo lo antes
argumentado podría haber sido clarificado con la presentación de la
documentación recabada de las notarías que demostraban la
transferencia real de la propiedad aludida; lo cual tampoco sucedió,
pues estos documentos, que estaban en propiedad del procesado
habrían sido sustraídos de su casa, justo un día antes de declarar ante
las autoridades y en el cual entregarían dichos documentos.

Octavo. En cuanto a la solvencia de Mónica Libia Soberón Ricard y Libia


Olimpia Ricard Velásquez (quienes habrían entregado treinta mil dólares
americanos por la compra del inmueble de la calle Pedro Venturo): i) Se
tiene que Libia Ricard Velásquez (madre del procesado) refirió ser
suficientemente solvente para comprar dicho inmueble pero,
contrariamente a ello, el propio procesado la consignó como carga
familiar en sus declaraciones juradas ante la OCMA, desde mil

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novecientos ochenta y ocho hasta mil novecientos noventa; asimismo,


esta sostiene que el dinero utilizado lo consiguió de una indemnización
por su separación con su exconviviente (pese a que el procesado refirió
que el dinero provino del trabajo acumulado de treinta años en los
Estados Unidos de Norteamérica). ii) Mónica Libia Soberón Ricard,
señaló que no tiene trabajo ni ocupación estable y que es el propio
procesado quien la ayuda económicamente, al igual que lo hace su
madre (Libia Ricard Velásquez), quien la ayuda a pagar los gastos de
sus hijos. Asimismo, la Superintendencia Nacional de Administración
Tributaria-SUNAT refirió, mediante Informe Técnico N.° 137-2006-2A8200 –
véase a fojas setecientos noventa y ocho-, que esta persona no registra
información por rentas de cuarta o quinta categoría, que permiten
concluir en su insuficiente capacidad de ingresos. iii) En ese sentido, se
aprecia que Libia Ricard Velásquez también señaló percibir dos
pensiones de la Oficina de Normalización Previsional-ONP, por
cuatrocientos nuevos soles, una pensión del Ministerio de Educación por
setecientos nuevos soles y otra como ciudadana americana por
seiscientos dólares americanos (la cual no cumplió con acreditar); de
modo tal que todos los montos antes señalados que deberían solventar
sus propios gastos, así como los de su hija, no resultan documentalmente
correlativos ni sustentatorios para la entrega de treinta mil dólares por un
bien inmueble.

Noveno. Respecto al desbalance patrimonial desde mil novecientos


noventa y cuatro hasta el dos mil seis. i) El coprocesado no pudo
acreditar cómo generó ahorros significativos, en el periodo investigado,
sin considerar los gastos propios de su manutención y los de sus hijas. ii)
Si bien existen diferencias en los montos de las pericias actuadas a lo
largo del proceso (Informe Financiero N.° 58 –véase a fojas mil

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novecientos veintisiete, ratificado en juicio oral a fojas cinco mil ciento


cuarenta y ocho-, Informe Financiero N.° 63 –véase a fojas mil
novecientos cincuenta y tres, ratificado en juicio oral a fojas cinco mil
ciento cuarenta y ocho- e Informe Financiero N.° 68 –véase a fojas mil
novecientos setenta y siete, ratificado en juicio oral a fojas cinco mil
ciento cuarenta y ocho-), ello se debe porque inicialmente se trabajó
con la información que se tenía (sin documentos adjuntados por el
procesado), la segunda pericia fue con los documentos que otorgó el
procesado y la tercera fue como compendio o resumen de las dos
primeras pericias. Asimismo, se aprecia que las pericias de parte
contienen apreciaciones subjetivas que tampoco fueron
documentalmente comprobadas. iii) En cuanto a la pericia contable –
véase a fojas tres mil ciento dieciséis y ratificado en juicio oral a fojas
cinco mil doscientos veintitrés-, se precisó en el juicio oral que a dicho
monto de veinticinco mil cuatrocientos veintiún dólares se deben
agregar siete mil dólares más por la compra del vehículo a favor de la
hija del procesado Mirella Soberón. Asimismo, pese a los
cuestionamientos sobre la inclusión del análisis de las hijas del
procesado, quienes no son investigados, la misma si bien comprendió los
ingresos y gastos de las hijas del procesado, fueron posteriormente
disgregadas para estimar el monto a favor del procesado (no se les
comprende, sino que se toman en cuenta sus gastos al estar
solventadas por su padre).
iv) Se concluyó que si bien el procesado declaró a sus hijas como carga
hasta el dos mil cuatro, en la realidad continuó a cargo de su
manutención en su totalidad.

Décimo. En cuanto a las declaraciones juradas del procesado,


presentadas a la OCMA, se tiene que en el compendio y análisis de

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estas se aprecian irregularidades, puesto que no se declararon montos y


estos variaron en años, pese a que declaró por los mismos bienes.
Asimismo, resulta relevante recalcar que no se declaró el monto
sustraído y que dio origen al presente proceso y, además, que el
procesado declaró como suya la casa de la calle Pedro Ventura, luego
de que este señalara que la dio como anticipo a sus hijas en el año dos
mil cuatro (y estas, a su vez, la vendieron). Todo esto pretendió justificar
en la informalidad administrativa para declarar dicha cantidad de
dinero y porque la propiedad aún mantenía cargas o gravámenes, lo
cual no justifica la licitud del dinero que se le imputa como ilegalmente
conseguido.

Décimo primero. Sobre los depósitos bancarios a nombre de las hijas:


i) Si bien estas refirieron no tener cuentas bancarias; sin embargo, el
Banco Continental señaló que dichas personas efectuaron cinco
depósitos a plazo por cuarenta y tres mil quinientos dólares desde mil
novecientos noventa y siete hasta mil novecientos noventa y nueve
(cantidades que eran removidas constantemente), cuando estas aún
eran mantenidas por el procesado. ii) Ante ello, el procesado señaló
que dicho dinero lo depositó la madre de estas, con fondos
provenientes de su actividad de venta de obras de arte que realiza con
su nueva pareja. Sin embargo, el Instituto Nacional de Cultura indicó
que ni ella ni su pareja se encuentran registrados como propietarios de
obras de arte o coleccionistas de piezas arqueológicas; del mismo
modo, la Dirección de Migraciones informó que Alayza Tijero solo
registra dos salidas al extranjero y su pareja solo una, lo que no resulta
lógico en personas que se dedicaban al negocio de obras de arte y
viajan constantemente al extranjero (como lo indicó el procesado); por
lo que también permite tener como cierta la conclusión de la Sala

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Superior al referirse que dichos montos fueron depositados por el


procesado y que no se encuentran debidamente justificadas.

Décimo segundo. Acerca de la adquisición de bienes de las hijas del


procesado: i) Se aprecia que estas indicaron que los vehículos fueron
adquiridos con su propio dinero, producto del trabajo que ambas
desempeñan. Sin embargo, las constancias adjuntadas que buscan
acreditar dicha situación no reflejan el pago de importes significativos
y, por el contrario, las mismas serían prácticas preprofesionales. ii)
Asimismo, dicha información resulta insuficiente para comprobar la
vinculación laboral con las empresas aludidas; para ello, se tiene lo
declarado por Luis Carlos Gautier Meza, de la empresa Good Stuff S. A.
C., Y Sophia Saettone Gonzales de Vaccari Seafood S. A. C., quienes
afirmaron que las hijas del procesado prestaron sus servicios a sus
respectivas empresas, en atención al grado de amistad que se tenían
sin obrar contratos o en desconocimiento de la existencia de los mismos.
iii) Aunado a ello, se tiene que según el Informe Técnico N.° 137-2006-
28200 de la SUNAT se concluyó que las hijas del procesado no registran
retenciones efectuadas por rentas de cuarta o quinta categoría, desde
el año mil novecientos noventa, con lo que se puede determinar que
estas personas no poseían la capacidad suficiente para adquirir tales
bienes, y que los gastos eran asumidos por el propio procesado.

Décimo tercero. De los considerandos precedentes se evidencia la falta


de sustentación de cada una de las aristas que determinó el incremento
patrimonial cuestionado al procesado, las mismas que, si bien
inicialmente, pudieran entenderse como excesivas, al analizar aspectos
familiares, estas resultarían permitidas, pues fue el propio procesado
quien sustentó sus ingresos sobre la base de hechos en los que intervino

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su familia, lo que conlleva ineludiblemente a la revisión de sus


situaciones particulares. Asimismo, en vista de la tan mencionada
inversión de la carga de la prueba no se cuenta con documentos
directos que comprueben, sin lugar a interpretaciones, que el dinero
obtenido por el procesado se sustente conforme a como lo señaló.
Décimo cuarto. Respecto de los agravios argumentados por el
recurrente se aprecia que: i) En lo referido a la falta de valoración de
elementos probatorios presentados por su defensa y que demuestran el
origen lícito del dinero que fue sustraído por Eda Martínez Vitor y que no
existe desbalance patrimonial; este Colegiado Supremo aprecia que
dichos documentos no cumplen con sustentar fehacientemente sus
argumentos de defensa, pues no resultan en medios directos que
comprueben su tesis de defensa, sino que los mismos conllevan a la
realización de un análisis interpretativo a su favor para arribar a esta
conclusión, lo cual no corresponde al haberse invertido la carga de la
prueba y al buscarse medios idóneos y contundentes que no dejen
abierta a interpretación sus resultados. ii) En cuanto a que no se
respetaron los parámetros establecidos por la jurisprudencia nacional
para la prueba indiciaria que sustentó la presente condena, se
evidencia de la propia sentencia recurrida que esta señaló en su
séptimo considerando los criterios que siguió para la valoración de la
prueba acopiada durante el proceso, dentro de las cuales se encuentra
la prueba por indicios o indiciaria, tras lo que desarrolla los requisitos
para la configuración y validación de la misma; criterios que también se
consideran cumplidos, pues se fundamentaron en extenso no solo los
medios con los que se contó, sino el procedimiento de su razonamiento
indiciado y, finalmente, la conclusión arribada. iii) Respecto al
argumento referido a que no se tomó en cuenta que en el presente
caso existen diversos informes financieros que concluyen en resultados

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distintos, por lo que corresponde su absolución en atención al principio


in dubio pro reo; se aprecia que mediante sentencia de fecha
veintinueve de noviembre de dos mil diez, obrante a fojas cuatro mil
doscientos, se absolvió de la acusación al procesado y mediante
Ejecutoria Suprema de fecha dieciséis de noviembre de dos mil once,
obrante a fojas cuatro mil doscientos setenta y ocho se declaró nula la
absolución y se ordenó un nuevo juicio oral, a fin de valorar
debidamente las pruebas en autos. Es precisamente esta Ejecutoria
Suprema la cual señaló que el juzgador, si bien cuenta con el apoyo de
los medios periciales, no se encuentra firmemente determinado a ellas,
puesto que se entiende al juez como perito de peritos y su razonamiento
no puede estar supeditado a un medio que sirve, si bien en algunos
casos de forma determinante para arribar a sus conclusiones; en ese
sentido, se ordenó la valoración conjunta de todas las pericias y a la
interpretación final de la Sala Superior sobre la base del compendio de
pruebas obrantes en autos, lo cual se cumplió a cabalidad y permitieron
determinar en la responsabilidad del procesado. iv) Asimismo, con
respecto a que no se debió tomar en cuenta la declaración del
efectivo policial Jhony Pedro Rolando Valderrama ni de Eda Susana
Martinez Vitor, pues existe en ambos casos ausencia de incredibilidad
subjetiva, este Colegiado Supremo aprecia, en primer lugar, que dicha
causal de exclusión debe presentarse con anterioridad a los hechos, lo
cual implicaría que la enemistad o parcialización sea manifiesta con
anterioridad a la fecha en que se reportó el robo; sin embargo, la
subjetividad alegada se produce como consecuencia de la presente
investigación y, por lo tanto, no puede ser alegada como causal para
excluir sus declaraciones que, por demás, tanto la Sala Superior como
esta Corte Suprema no estiman determinantes ni directas frente a los
hechos imputados, puesto que las mismas inciden sobre hechos

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conexos y que en ningún aspecto reflejan una sindicación contra el


procesado. v) Po último, en cuanto a que la Sala Superior valoró hechos
que fueron resultados por otras instancias judiciales y administrativas,
con lo que vulneró la cosa juzgada y decidida; se debe precisar que las
referencias hechas por el A quem sirvieron de referencia y refuerzo para
el análisis de razonamiento que le permitió arribar a sus conclusiones. Sin
embargo, ello de ningún modo implica una nueva valoración o
vulneración las investigaciones múltiples, pues dichas consideraciones
no fueron tomadas en cuanta de forma independiente, sino como
parte de todo un conjunto de pruebas relacionadas entre sí.

Décimo quinto. Por los motivos antes expuestos, este Colegiado


Supremo concuerda con el análisis y valoración efectuada por la Sala
Superior, que encontró responsabilidad en el procesado JOSÉ
FERNANDO SOBERÓN RICARD, como autor del delito de enriquecimiento
ilícito, la misma que deberá ser ratificada.

DECISIÓN

Por estos fundamentos, declararon por unanimidad. NO HABER NULIDAD


en la sentencia de fecha treinta de enero de dos mil catorce, obrante a
fojas cinco mil quinientos, que condenó a JOSÉ FERNANDO SOBERÓN
RICARD como autor del delito contra la administración pública-
enriquecimiento ilícito, en perjuicio del Estado, e impuso inhabilitación
por el término de tres años y fijó en la suma de ochenta mil nuevos soles
el monto que por concepto de reparación civil deberá pagar a favor

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de la parte agraviada. Intervienen los señores jueces supremos Neyra


Flores y Loli Bonilla, por impedimento de los señores jueces supremos San
Martin Castro y Barrios Alvarado, respe ctivamente. Y los devolvieron.

S. S.
PRADO SALDARRIAGA

SALAS ARENAS

PRÍNCIPE TRUJILLO

NEYRA FLORES

LOLI BONILLA

PT/ran

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LA SECRETARÍA DE LA SALA PENAL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA


DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA, CERTIFICA QUE EL VOTO DE LOS SEÑORES
JUECES SUPREMOS PRÍNCIPE TRUJILLO, NEYRA FLORES Y LOLI BONILLA, EN
CUANTO AL EXTREMO DE LA PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD IMPUESTA AL
PROCESADO, ES COMO SIGUE:

VISTO: con lo expuesto por el señor Fiscal


Supremo en lo Penal.

CONSIDERANDO

Primero. En atención al recurso de nulidad sustentado por el


representante de Ministerio Público, esta Sala Suprema estima que la
determinación de la pena se encuentra arreglada a derecho y con
respeto al principio de proporcionalidad y a los fines de las penas.

Segundo. Al respecto, la estimulación del plazo razonable como causal


exlege, empleada por la Sala Superior, para la reducción e imposición
de una pena por debajo del mínimo y con carácter suspendido, no
requiere, a nuestro criterio, que las dilaciones que conllevaron al
trastocamiento del plazo regular sean contrarias o ajenas al propio
procesado (pues en dicho caso se hablaría de dilación indebida), sino que pese
a la consecución regular de un proceso ordinario, por causas propias
del mismo, puede devenir en irregularmente prolongado, tal y como se
dio en el presente caso.

Tercero. De tal modo que si tomamos en cuenta la fecha de inicio de la


presente investigación, esto es, trece de marzo de dos mil seis, a la
actualidad habrían transcurrido nueve años en los que el procesado se

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encontró sujeto a una investigación administrativa, fiscal y judicial, lo


que evidentemente debe resultar compensada al momento de
determinar su sanción final y que fue traducida con la imposición de
cuatro años con carácter suspendido.

DECISIÓN

Por estos fundamentos, nuestro voto es porque se declare NO HABER


NULIDAD en la sanción impuesta a procesado JOSÉ FERNANDO
SOBERÓN RICARD, a cuatro años de pena privativa de la libertad
suspendida condicionalmente por el periodo de tres años bajo el
cumplimiento de reglas de conducta. Con los demás que contiene y es
materia del recurso. Y los devolvieron.
S.S.

PRÍNCIPE TRUJILLO

NEYRA FLORES

LOLI BONILLA

PT/ran

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CORTE SUPREMA SALA PENAL TRANSITORIA
DE JUSTICIA R.N. N.° 1127-2014
DE LA REPÚBLICA LIMA

LA SECRETARÍA DE LA SALA PENAL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA


REPÚBLICA, CERTIFICA QUE EL VOTO DE LO SEÑORES JUECES SUPREMOS PRADO
SALDARRIAGA Y SALAS ARENAS, EN CUANTO AL EXTREMO DE LA PENA PRIVATIVA DE LA
LIBERTAD IMPUESTA AL PROCESADO, ES COMO SIGUE:

VISTO: de conformidad con lo


opinado por el señor Fiscal Supremo en lo Penal.

CONSIDERANDO

Primero. Consideramos que la causal alegada por la Sala Superior para la disminución
de la pena a imponer al procesado, por debajo del mínimo legal y con carácter
suspendida no resulta de aplicación en el presente caso. Al respecto, se aprecia que
durante la secuela del proceso no se evidenció que a nivel fiscal, de juzgado o
plenarial se hayan presentado dilaciones o retrasos que pudieran haber perjudicado el
plazo razonable de una investigación seguida conforme a Ley.

Segundo. En ese sentido, si bien se reconoce que la presente causa se extendió por el
periodo de nueve años hasta la actualidad, ello obedece a causas directamente
relacionadas con el proceso en sí, puesto que no se debe olvidar que el presente
pronunciamiento en esta Instancia Suprema se da por segunda vez. Lo que de ningún
modo puede argumentarse como conducta dolosa de la administración de justicia
para perjudicar al procesado.

Tercero. Cabe recordar que nuestro sistema de justicia se enfrenta desde ya varios
años a la sobrecarga procesal que conlleva al retraso en el pronunciamiento de las
causas pendientes; sin embargo, tal situación no generó la dilación que pretende
fundamentar una disminución que ajena a ello no tendría asidero jurídico. Más aún, si
el propio procesado no alegó en ninguna de las instancias su inconformidad con los
plazos seguidos, más allá de la propia incomodidad que podría entenderse de
cualquier persona sujeta a un proceso penal y que como se aprecia se siguió en
libertad.

Cuarto. Por lo tanto, si bien compartimos que la proporcionalidad de las penas pueda
reducir la pena a imponer, esta deberá respetarse dentro de los límites del mínimo del

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CORTE SUPREMA SALA PENAL TRANSITORIA
DE JUSTICIA R.N. N.° 1127-2014
DE LA REPÚBLICA LIMA

tipo penal, que en el presente caso es de cinco años y por ello la pena impuesta
deberá reformarse a fin de que la misma se incremente de cuatro a cinco años y con
el carácter de efectiva, al no existir causa alguna que permita reducir la pena por
debajo del mínimo penal y la imposición de una pena condicionada.

DECISIÓN

Por estos fundamentos, nuestro voto es porque se declare HABER NULIDAD en la


sanción impuesta al procesado JOSÉ FERNANDO SOBERÓN RICARD, a cuatro
años de pena privativa de la libertad suspendida condicionalmente por el
periodo de tres años bajo el cumplimiento de reglas de conducta; y,
REFORMÁNDOLA le impuso cinco años de pena privativa de la libertad con
carácter efectiva. Con lo demás que contiene y es materia del recurso. Y los
devolvieron.
S.S.

PRADO SALDARRIAGA

SALAS ARENAS

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA CORTE
SUPREMA - Sistema de Notificaciones Electronicas
SINOE
SEDE PALACIO DE JUSTICIA,
CORTE SUPREMA DE SALA PENAL TRANSITORIA
Secretario De Sala - Suprema:CHAVEZ VERAMENDI
Diny Yurianieva FAU 20159981216 soft
JUSTICIA NULIDAD N.º 1127-2014
Fecha: 09/09/2021 16:24:29,Razón: RESOLUCIÓN
JUDICIAL,D.Judicial: CORTE SUPREMA /
DE LA REPÚBLICA LIMA LIMA,FIRMA DIGITAL - CERTIFICACIÓN DEL
CONTENIDO

LA SECRETARÍA DE LA SALA PENAL TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA, DA CUENTA QUE EL VOTO SINGULAR DE LA JUEZA
SUPREMA AQUIZE DÍAZ ES COMO SIGUE:

Lima, once de febrero de dos mil veinte

DELIMITACIÓN DEL OBJETO MATERIA DE PRONUNCIAMIENTO

Primero. La necesidad del presente pronunciamiento obedece a los criterios


disímiles surgidos en la individualización de la pena que se debe imponer al
condenado José Fernando Soberón Ricard. Mientras los jueces supremos
Príncipe Trujillo, Neyra Flores y Loli Bonilla, concluyen que debe mantenerse la
pena privativa de libertad suspendida condicionalmente por el período de tres
años bajo el cumplimiento de reglas de conducta en atención a la
prolongada duración del proceso; los jueces supremos Prado Saldarriaga y
Salas Arenas, consideran que debe incrementarse la pena a cinco años de
privación de la libertad, debido a que no consideran que se deba imponer la
pena al procesado por debajo del mínimo legal al no evidenciarse dilaciones
o retrasos en la tramitación del proceso que perjudiquen el derecho a un plazo
razonable.

Segundo. Para resolver la controversia, se tienen en cuenta también los


fundamentos del recurso impugnatorio de la Fiscal Superior, quien en su
recurso de nulidad (folio 5553 –tomo XII), alegó lo siguiente:

2.1. No se ha considerado la naturaleza de los deberes infringidos por el


sentenciado en su calidad de servidor público, ni la afectación al bien jurídico.

2.2. Si bien alguna doctrina reconoce como circunstancia privilegiada para la


determinación judicial de la pena la afectación del plazo razonable de la
investigación, ello no se ha acreditado en el presente caso, debido a que el
proceso se ha desarrollado dentro del tiempo previsto dada la naturaleza y
gravedad del delito, la complejidad de los hechos investigados y los alcances
de la actividad probatoria, la cual ha requerido incluso la realización de
pericias.

1
CORTE SUPREMA DE SALA PENAL TRANSITORIA
JUSTICIA NULIDAD N.º 1127-2014
DE LA REPÚBLICA LIMA

2.3. El sentenciado no ha efectuado reclamo alguno respecto al retardo en la


actuación de los órganos judiciales

ANÁLISIS DEL CASO

Tercero. La sentencia impugnada (folio 5500, tomo XI), en cuanto al extremo que
merece atención (cuarto considerando del fundamento 9.10), no fundamentó
adecuadamente las razones por las que, en el caso concreto, aplica una
circunstancia atenuante “ex–lege” por una presunta vulneración al plazo
razonable de investigación, razón por la cual esta judicatura verificará si se ha
presentado una afectación a este derecho.

Cuarto. Este análisis se realizará tomando en cuenta los criterios establecidos


por el Tribunal Constitucional en reiterada jurisprudencia sobre la materia1:

a) La complejidad del asunto, en el que se consideran factores tales como la


naturaleza y gravedad del delito, los hechos investigados, los alcances de
la actividad probatoria para el esclarecimiento de los hechos, la pluralidad
de agraviados o inculpados, o algún otro elemento que permita concluir,
con un alto grado de objetividad, que la dilucidación de un determinado
asunto resulta particularmente complicada y difícil.

b) La actividad o conducta procesal del interesado, en el que se evalúa si su


actitud ha sido diligente o ha provocado retrasos o demoras en el proceso,
por cuanto si la dilación ha sido provocada por él no cabe calificarla de
indebida. En ese sentido, habrá que distinguir entre el uso regular de los
medios procesales que la ley prevé y la actitud obstruccionista o la falta de
cooperación del interesado, la cual estaría materializada en la
interposición de recursos que, desde su origen y de manera manifiesta se
encontraban condenados a la desestimación. En todo caso, corresponde
al juez demostrar la conducta obstruccionista del interesado;

c) La conducta de las autoridades judiciales, donde se evalúa el grado de


celeridad con el que se ha tramitado el proceso, sin perder de vista en
ningún momento el especial celo que es exigible a todo juez encargado
de dilucidar una causa. Para ello, será preciso examinar las actuaciones u
omisiones de los órganos judiciales en la tramitación de la causa. Las
indebidas e injustificadas acumulaciones o desacumulaciones de procesos;
la suspensión reiterada e injustificada del juicio oral; la admisión y/o la
actuación de una prueba manifiestamente impertinente; la reiterada e
indebida anulación por parte del órgano jurisdiccional de segundo grado
respecto de las decisiones del órgano jurisdiccional de primer grado, etc.,
vienen a ser ejemplos de lo primero. La inobservancia injustificada de los
horarios para la realización de las diligencias; la demora en la tramitación y
resolución de los medios impugnatorios, etc., vienen a ser ejemplos de lo
segundo.

Estos criterios permitirán apreciar si el retraso o dilación es indebido o no, y


han de ser analizadas caso por caso: es decir, según las circunstancias de
cada caso concreto.

1
STC N°295-2012-PHC/TC (fundamento cuatro); STC N°1006-2016-PHC/TC (fundamento once)

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JUSTICIA NULIDAD N.º 1127-2014
DE LA REPÚBLICA LIMA

4.1. En cuanto a la complejidad del asunto, se verifica que el delito por el cual
fue sentenciado José Fernando Soberón Ricard es el de enriquecimiento
ilícito, tipificado en el artículo 401 del Código Penal en su texto original
(conforme al fundamento 1.2. de la sentencia de primera instancia – folio 5500, tomo XI);

este proceso inició formalmente el trece de marzo del dos mi seis, con la
disposición de apertura de investigación preliminar emitida por la Fiscal de
la Nación de ese entonces (folio 26, tomo I); siendo que a lo largo de la misma
se realizaron distintas diligencias, recopilando diversa información, tal
como lo describe la Denuncia N°047-2006 del doce de julio del dos mil
siete (folio 1996, tomo V) en su quinto considerando; ello también se muestra
en la acusación (folio 3436 – tomo VIII) emitida el veinticuatro de julio del dos
mil nueve. Observando también que ante la cantidad de material de
prueba de cargo y descargo, entre declaraciones, informes periciales y
lectura de piezas, los juicios orales se extendieron hasta más de 40 sesiones
(el primer juicio oral –declarado nulo mediante Ejecutoria Suprema N°710-2011 del dieciséis
de noviembre del dos mil once a folio 4278 a 4291, tomo IX- se desarrolló en 42 sesiones; el

segundo juicio oral –que origina la sentencia recurrida – se desarrolló en 41 sesiones). De


manera que la dilucidación del proceso y de la responsabilidad penal del
sentenciado ha sido compleja, por la naturaleza del delito imputado y las
actuaciones que se llevaron a cabo.

4.2. Respecto a la conducta procesal del sentenciado, no se advierte alguna


actitud dilatoria de su parte que haya provocado retraso en el proceso,
ejerciendo su defensa a través de los medios procesales de manera
regular sin ánimo de obstruir la tramitación de las investigaciones o del
juicio oral.

4.3. En cuanto a la conducta de las autoridades judiciales, se observa que a


pesar de ser un caso complejo, conforme a las características descritas en
el quinto considerando, no se evidencia que en su desarrollo haya habido
demoras o aplazamientos prolongados e injustificados que afecten de
manera irrazonable la duración de las investigaciones y del juicio oral. Al
respecto, conviene reseñar las principales actuaciones que se dieron por
parte del Ministerio Público y el órgano jurisdiccional, que intervinieron en el
presente caso:

3
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JUSTICIA NULIDAD N.º 1127-2014
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FECHA ACTUACIÓN PROCESAL FOLIO


INVESTIGACIÓN
Fiscalía de la Nación apertura investigación
13/03/2006 26 (tomo I)
preliminar en contra del sentenciado
Fiscalía de la Nación formula cargos contra el
12/07/2007 1996 (tomo V)
sentenciado para la apertura de la instrucción
Fiscalía Superior formula acusación contra el
24/07/2009 3436 (tomo VIII)
sentenciado
JUICIO ORAL
Sala Penal Especial instala audiencia de juicio oral
13/11/2009 3525 (tomo IX)
(sesión 1)
24/11/2009-
Desarrollo de juicio oral (sesión 2 a 42)
23/11/2010
SENTENCIA ABSOLUTORIA
Sala Penal Especial emite sentencia absolutoria por
29/11/2010 4200 (tomo IX)
mayoría
09/12/2010 Fiscalía Superior interpone recurso de nulidad 4232 (tomo IX)
RECURSO DE NULIDAD N°710-2011
Sala Penal Transitoria declara nula la sentencia y
16/11/2011 4278 (tomo IX)
ordena que se realice un nuevo juicio oral
JUICIO ORAL
Cuarta Sala Penal Liquidadora instala audiencia de
24/08/2012 4397 (tomo X)
juicio oral (sesión 1)
Se declaran quebradas las audiencias por
07/01/2013 4798 (tomo X)
reconformación del Colegiado
Cuarta Sala Penal Liquidadora instala y lleva a cabo
19/03/2013 4840 (tomo X)
la audiencia de juicio oral (sesión 1)
26/03/2013-
Desarrollo de juicio oral (sesión 2 a 41)
23/01/2014
SENTENCIA CONDENATORIA
Cuarta Sala Penal Liquidadora emite sentencia
30/01/2014 5500 (tomo XI)
condenatoria
07/02/2014 Fiscalía Superior interpone recurso de nulidad 5553 (tomo XII)
11/02/2014 Sentenciado interpone recurso de nulidad 5559 (tomo XII)

De este modo, las autoridades fiscales y judiciales llevaron a cabo sus


funciones en atención a la naturaleza del proceso. Si bien, en el segundo
juicio oral hubo un quiebre en las audiencias, las mismas se reanudaron en
un período prudente que no fue notoriamente excesivo y este fue llevado
de manera diligente.

4.4. Luego de este análisis, es posible concluir que en el presente caso no nos
encontramos ante una vulneración al derecho a ser procesado en un
plazo razonable, debido a que el tiempo transcurrido atiende a las
características del caso, por la suma de hechos y la abundancia de
prueba documental y testimonial que se produjo desde la etapa de
investigación hasta la de juicio oral.

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JUSTICIA NULIDAD N.º 1127-2014
DE LA REPÚBLICA LIMA

Quinto. Por lo tanto, esta judicatura estima que no corresponde aplicar una
disminución a la pena privativa de libertad por debajo del mínimo legal
sustentada en una presunta vulneración al plazo razonable, como lo
argumentó la Sala Superior en la sentencia recurrida; con lo cual, en atención
a los principios de proporcionalidad, legalidad y culpabilidad, la pena
privativa de libertad que corresponde imponer al sentenciado es de cinco
años, que es el límite mínimo que establece la pena conminada para el delito
de enriquecimiento ilícito conforme se encuentra previsto en el texto original
del artículo 401 del Código Penal.

DECISIÓN

Por lo desarrollado, me adhiero al voto de los jueces supremos Prado


Saldarriaga y Salas Arenas; en consecuencia, se declare HABER NULIDAD en la
sanción de cuatro años de pena privativa de libertad suspendida
condicionalmente por el período de tres años, bajo el cumplimiento de reglas
de conducta impuesta al sentenciado José Fernando Soberon Ricard, y
REFORMÁNDOLA se impone cinco años de pena privativa de libertad con
carácter de efectiva.

S. S.

AQUIZE DÍAZ

CCAD/femv

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JUSTICIA CORTE SUPREMA
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Electronicas SINOE
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Secretario De Sala -
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soft JUSTICIA DE LA REPÚBLICA, DA CUENTA QUE EL VOTO SINGULAR DEL JUEZ
Fecha: 09/09/2021 16:25:19,Razón:
RESOLUCIÓN
JUDICIAL,D.Judicial: CORTE
SUPREMA / LIMA,FIRMA DIGITAL
SUPREMO GUERRERO LÓPEZ ES COMO SIGUE:
- CERTIFICACIÓN DEL
CONTENIDO

Lima, siete de junio de dos mil veintiuno

PRIMERO. IMPUTACIÓN FÁCTICA

Se imputó al sentenciado José Fernando Soberón Ricard, en su calidad de juez


del Vigésimo Sexto Juzgado Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima,
poseer un patrimonio mayor a sus ingresos percibidos desde el año mil
novecientos noventa y cuatro al dos mil seis; desbalance que se evidenció
como consecuencia de la denuncia presentada contra su empleada, Eda
Susana Martínez Vitor, por la sustracción sistemática de ochenta mil dólares
americanos en efectivo, que ocurrió en el inmueble del procesado, ubicado
en la Calle Leonardo Da Vinci N.º 140, en el distrito de San Borja. Cabe señalar
que dicho dinero formaba parte de una suma más elevada, según refiere
Martínez Vitor y que se encontraba guardado en el ropero del domicilio del
acusado. Por otro lado, el acusado presenta otros signos de riqueza como
bienes inmuebles, que se evidenció en los informes financieros practicados por
analistas de la Fiscalía de la Nación y que determinaron que el desbalance
patrimonial que presenta el procesado asciende a ciento cuarenta y un mil
novecientos ochenta y seis dólares americanos; suma notoriamente superior a
la que percibía como magistrado. Finalmente, se tiene que el dinero sustraído
nunca fue declarado por el acusado en sus declaraciones juradas de bienes,
ingresos y rentas ante la Oficina de Control de la Magistratura, lo que originó su
destitución como juez, al no acreditar que tenía otras fuentes de ingresos,
previo proceso administrativo.

SEGUNDO. DELIMITACIÓN DEL PRONUNCIAMIENTO

2.1. Mediante la Ejecutoria Suprema del cuatro de noviembre de dos mil


quince (folios 278 a 293 del cuadernillo formado en esta instancia), se resolvió, de
manera unánime, que el extremo de la condena (por el delito de
enriquecimiento ilícito) contra el acusado José Fernando Soberón Ricard –

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DE LA REPÚBLICA NULIDAD N.º 1127-2014
LIMA

como autor–, declarado en la sentencia cuestionada, debe mantenerse –


igual que la pena de inhabilitación y reparación civil–. No obstante, en el extremo
de la pena privativa de libertad impuesta (extremo de la sentencia que fue
impugnado por el representante del Ministerio Público), se originó la siguiente
discordia:

i) Voto por mayoría: Los jueces supremos Príncipe Trujillo, Neyra Flores y
Loli Bonilla, concluyeron que debe mantenerse la pena privativa de
libertad de cuatro años suspendida por tres años.

ii) Voto por minoría: Los jueces supremos Prado Saldarriaga y Salas
Arenas, estimaron que debe incrementarse la sanción a cinco años
de privación de la libertad.

2.2. Ante esas posiciones disímiles surgidas en la individualización de la pena


que se debe imponer al sentenciado; se llamó como vocal dirimente a la
jueza suprema Aquize Díaz, quien emitió su voto singular (folios 311 a 315 del
cuadernillo formado en esta instancia) de la siguiente manera: Se adhirió al voto
por minoría; en consecuencia, concluyó en haber nulidad en la
sentencia, en el extremo que impuso cuatro años de pena privativa de
libertad suspendida por tres años; reformándola, se impone cinco años
de privación de la libertad con carácter de efectiva.

2.3. En ese sentido, aún se mantiene la discordia; de modo que, el presente


pronunciamiento tiene como objeto la individualización de la pena
privativa de libertad que se debe imponer a José Fernando Soberón
Ricard, por el delito materia de condena (enriquecimiento ilícito), en
observancia de los principios de legalidad y proporcionalidad (previstos en
los artículos II y VIII, del Título Preliminar, del Código Penal).

TERCERO. FUNDAMENTOS DEL IMPUGNANTE

El representante del Ministerio Público, al fundamentar el recurso de nulidad


(folios 5553 a 5558), en el extremo de la pena privativa de libertad, alegó que:

2
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DE LA REPÚBLICA NULIDAD N.º 1127-2014
LIMA

3.1. Si bien alguna doctrina reconoce como circunstancia privilegiada para


la determinación judicial de la pena la afectación del plazo razonable de
la investigación, ello no se ha acreditado, debido a que el proceso se ha
desarrollado dentro del tiempo previsto dada la naturaleza y gravedad
del delito, la complejidad de los hechos investigados y los alcances de la
actividad probatoria, que incluso requirió la realización de pericias.

3.2. El sentenciado no efectuó reclamo alguno sobre el retardo en la


actuación de los órganos judiciales.

CUARTO. FUNDAMENTOS PARTICULARES DE NUESTRA POSICIÓN

SOBRE LA INDIVIDUALIZACIÓN DE LA PENA PRIVATIVA DE LIBERTAD

4.1. La determinación judicial de la pena “es la institución referida a una de


las consecuencias jurídicas que se impone al responsable por la comisión
de un delito”1. Esta institución alude a un procedimiento técnico y
valorativo cuya función esencial es servir al órgano jurisdiccional para
llevar a cabo la individualización de los castigos penales, tanto en sus
aspectos cualitativo (el tipo de pena), cuantitativo (extensión) y ejecutivo
(efectiva o suspendida)2. Es por ello que, Demetrio Crespo3 distingue dos
modalidades de individualización judicial de la pena: i) en sentido
estricto, que alude al tipo y cantidad de pena que se aplicará al agente
del delito; ii) en sentido amplio, referido a la decisión sobre la aplicación
o no de la suspensión de la ejecución de la pena y otros sustitutivos
penales.

4.2. El delito por el cual, el sentenciado José Fernando Soberón Ricard fue
declarado responsable, fue enriquecimiento ilícito; como consecuencia,
la Sala Superior le impuso cuatro años de pena privativa de libertad
suspendida por tres años. El referido ilícito se encuentra previsto en el

1 VÁSQUEZ GUEVARA, Erick Rony. La flexibilización del principio de legalidad en la determinación


judicial de la pena. En: Gaceta Penal, marzo 2020, P. 74-75.
2 Cfr. PRADO SALDARRIAGA, Víctor Roberto. La dosimetría del castigo penal. Modelos, reglas y

procedimientos. Lima: Ideas, 2018, p. 188-189.


3 Cfr. DEMETRIO CRESPO, Eduardo. Notas sobre la dogmática de la individualización de la pena.

En: PRADO SALDARRIAGA, Víctor y otros. Determinación de la pena. Lima: Instituto Pacifico, 2015,
P. 78-79.

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DE LA REPÚBLICA NULIDAD N.º 1127-2014
LIMA

artículo 401 del Código Penal –texto original–, que estipulaba, en la época
de los hechos, un marco penal no menor de cinco ni mayor de diez años.
En base a esta pena abstracta, se debe identificar la pena concreta.

4.3. En primer lugar, apreciamos que la Sala Superior para imponer una pena
por debajo del mínimo legal, sustentó su decisión en la circunstancia
atenuante “ex lege” por una supuesta vulneración del derecho al plazo
razonable. Si bien citó jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos –sentencia recaída en el asunto Eckle– que reconoció esta situación
como una atenuante –a favor del acusado, por la duración excesiva del proceso–,
cierto también es que no realizó una debida y suficiente motivación sobre
las razones que demuestran la vulneración de ese derecho. La
motivación cualificada en ese sentido no solo resultaba imprescindible
por la exigencia constitucional del inciso 5, del artículo 139, de nuestra
carta magna; sino también, para satisfacer la necesidad de una especial
justificación en relación a la flexibilización que dicha decisión
jurisdiccional connota en relación al principio de legalidad, toda vez que,
se decidió por imponer una pena fuera del marco punitivo –previsto para el
delito materia de condena– que posteriormente no ha sido materia de
reducción legislativa –en cuyo caso ameritaría una aplicación retroactiva de
acuerdo al artículo 6 del Código Penal-; por el contrario la pena conminada
prevista en el artículo 401 del Código Penal se ha mantenido en el
tiempo.

4.4. El tribunal constitucional –en la sentencia contenida en el Exp. N.º 295-2012-PHC/TC,


fundamento cuatro– estableció –siguiendo la línea jurisprudencial del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos- los criterios que permiten determinar si en un caso
concreto se produjo la violación o no del derecho al plazo razonable del
proceso; las cuales son: a) La complejidad del asunto; b) La actividad o
conducta procesal del interesado; c) La conducta de las autoridades
judiciales.

4.5. Al respecto, adoptamos los fundamentos del voto de los señores jueces
supremos Prado Saldarriaga y Salas Arenas (folios 294 a 298 del cuadernillo
formado en esta instancia) así como los de la jueza suprema Aquize Díaz, (folios

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA PENAL TRANSITORIA
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311 a 315 del cuadernillo formado en esta instancia), pero en forma especial los
fundamentos del considerando cuarto de esta última sobre el análisis del
presente caso en función a los citados criterios del tribunal constitucional;
por lo que, se estima que no ha existido una inobservancia del derecho al
plazo razonable por parte de los órganos jurisdiccionales, puesto que
desde el 2006 –en que se inició formalmente la investigación preliminar– hasta el
2014 –fecha de emisión de la sentencia cuestionada–, se ha llevado a cabo un
proceso ordinario regular, sin dilaciones de manera injustificada o
arbitraria; teniendo en cuenta la complejidad del caso –por la gravedad del
delito y hechos– y la gran cantidad de actividad probatoria y diligencias
que se realizaron en las tres etapas del proceso; además, considerando
que ha existido dos juicio orales con sus respetivas sentencias -el primero
terminó con una absolución, el cual fue declarado nulo por esta Sala Suprema, en
aplicación del derecho de pluralidad de instancias de los entonces recurrentes fiscal y
procurador; disponiéndose un nuevo juicio y pronunciamiento; generando así la emisión

de la presente sentencia cuestionada–.

4.6. Con lo expuesto, se estima que la Sala Superior no solo incurrió en una
ausencia de motivación al momento de determinar la pena, sino
también aplicó una circunstancia atenuante –por vulneración del plazo
razonable– que realmente no concurre en el presente caso, de modo que,
la pena concreta debió ser individualizada dentro del marco penal
previsto para el delito de enriquecimiento ilícito, al no existir además
causales de disminución de punibilidad o reglas de bonificación procesal.

4.7. Por tanto, en virtud a los principios de legalidad y proporcionalidad, y al


fin de la pena, consideramos que al sentenciado José Fernando
Soberano Ricard, por los hechos y delito en que fue declarado
responsable, se debe imponer la pena mínima legal -en el que está incluido el
principio de proporcionalidad, sus condiciones personales, su condición de primario, entre

otros–, esto es, de cinco años de privación de libertad con el carácter de


efectiva; debiendo disponerse en su contra las ordenes de ubicación y
captura, para su internamiento en un establecimiento penitenciario. Por
esa razón, el suscrito comparte la posición de los jueces supremos Prado

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA PENAL TRANSITORIA
DE LA REPÚBLICA NULIDAD N.º 1127-2014
LIMA

Saldarriaga, Salas Arenas y Aquize Díaz, aunque con los fundamentos


particulares expuestos.

DECISIÓN

Por lo expuesto, ME ADHIERO al voto de los jueces supremos Prado Saldarriaga,


Salas Arenas y Aquize Díaz en consecuencia, se declare HABER NULIDAD en la
sentencia condenatoria del treinta de enero de dos mil catorce (folios 5500 a
5547), en el extremo que impuso a José Fernando Soberón Ricard, cuatro años
de pena privativa de libertad; cuya ejecución se suspende condicionalmente
por el período de prueba de tres años, sujetos a determinadas reglas de
conducta; como autor del delito de enriquecimiento ilícito, en agravio del
Estado; REFORMÁNDOLA, se impone cinco años de pena privativa de libertad
efectiva por el mismo delito y agraviado. ORDENARON su ubicación y captura,
a fin de que cumpla la referida sanción en un establecimiento penitenciario
que establezca el INPE.

S. S.

GUERRERO LÓPEZ

ISGL/awza

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