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GiovanniDutanVillalta

Qué relación encuentras entre los puntos citados (14, 15) y tu sentir en el
seguimiento del Señor.
14. Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosas o religiosos. Muchas veces tenemos la tentación de pensar que
la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho
tiempo a la oración. No es así. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las
ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra. ¿Eres consagrada o consagrado? Sé santo viviendo con alegría tu entrega.
¿Estás casado? Sé santo amando y ocupándote de tu marido o de tu esposa, como Cristo lo hizo con la Iglesia. ¿Eres un trabajador?
Sé santo cumpliendo con honradez y competencia tu trabajo al servicio de los hermanos. ¿Eres padre, abuela o abuelo? Sé santo
enseñando con paciencia a los niños a seguir a Jesús. ¿Tienes autoridad? Sé santo luchando por el bien común y renunciando a tus
intereses personales

15. Deja que la gracia de tu Bautismo fructifique en un camino de santidad. Deja que todo esté abierto a Dios y para ello opta por él,
elige a Dios una y otra vez. No te desalientes, porque tienes la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible, y la santidad, en el
fondo, es el fruto del Espíritu Santo en tu vida (cf. Ga 5,22-23). Cuando sientas la tentación de enredarte en tu debilidad, levanta los
ojos al Crucificado y dile: «Señor, yo soy un pobrecillo, pero tú puedes realizar el milagro de hacerme un poco mejor». En la Iglesia,
santa y compuesta de pecadores, encontrarás todo lo que necesitas para crecer hacia la santidad. El Señor la ha llenado de dones con
la Palabra, los sacramentos, los santuarios, la vida de las comunidades, el testimonio de sus santos, y una múltiple belleza que procede
del amor del Señor, «como novia que se adorna con sus joyas» (Is 61,10).

INTRODUCCION
Me permito a estos puntos hacer referencia a la Carta de Santiago 2 17,18 “Lo mismo
ocurre con la fe: si no produce obras, es que está muerta. Y sería fácil decirle a uno: «Tú
tienes fe, pero yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe a través
de las obras”
La Carta de Santiago nos muestra la dimensión práctica de la fe, esto nos habla de la
unidad de vida. Unidad desde la fe entre lo que se cree, lo que se siente, lo que se dice,
lo que se hace. El cristiano del que habla Santiago, tiene los ojos abiertos a la realidad
que le rodea, observa la necesidad de abrigo y falta de alimento que tiene su hermano, y
pide a Dios por él, deseando que pueda solucionar sus carencias. Pero nuestra fe, nos
exige más, Santiago lo dice claramente, de nada sirve si no le aportamos todo lo que
necesita, sin eso nuestra fe, está muerta.
En este contexto me permito hacer referencia también al Evangelio según Mateo 5 46 –
“Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tiene? También los
cobradores de impuestos lo hacen. Y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de
especial? También los paganos se comportan así. Por su parte, sean ustedes perfectos
como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.”
Mirar como Dios mira es la invitación que nos hace Jesús para avanzar, sin embargo,
con el evangelio de hoy quedamos perplejos ante el pedido de Jesús, ¿amar a nuestros
enemigos? ¿rogar por quienes nos persiguen? Pero, ¿cómo amar a nuestros enemigos si
no logramos amar a quienes nos aman, a quienes, tenemos cerca, a nuestro lado, a las
personas con las que nos relacionamos en el día a día, con las que compartimos nuestra
vida? Esta difícil tarea sólo la podremos llevar adelante confiando en el amor de Dios.
Dios ama a todos y nos invita a nosotros a amar de la misma manera; siendo
compasivos, no juzgando ni condenando, dando y perdonando…
DESARROLLO
¿Quiénes pueden ser santos?
La santidad es para todos y no sólo para unos cuantos privilegiados: no consiste en
realizar unas gestas extraordinarias, sino en cumplir con amor los pequeños deberes de
cada día. ¿Quieres de verdad ser santo? Cumple el pequeño deber de cada momento:
haz lo que debes y está en lo que haces.» La santidad «grande» está en cumplir los
GiovanniDutanVillalta

«deberes pequeños» de cada instante. La santidad está en la lucha, en saber que tenemos
defectos y en tratar heroicamente de evitarlos. No me olvidemos que santo no es el que
no cae, sino el que siempre se levanta, con humildad y con santa voluntad.
CONCLUSIÓN
Cuántas cosas nuevas hemos descubierto en servicio de la Pastoral Penitenciaria a veces
somos ingenuos, y pensamos que hemos visto todo, que estamos enterados de
todo…Luego por acción del Espíritu Santo en el próximo ingreso al centro
penitenciario, tocamos la riqueza de los tesoros del Señor, que siempre nos muestra
‘cosas nuevas’, si respondemos con amor y delicadeza: y entonces comprendemos que
estamos al principio del camino, porque la santidad consiste en la identificación con
Dios, con ese Dios nuestro, que es infinito, inagotable
No solo basta la evangelización si no que tiene que estar unido el servicio a apoyos
socioeconómicos y auspicios legales de promoción humana a los internos y sus familias.
Si el servicio no es integral como dice la Carta de Santiago el servicio simplemente no
sirve. A continuación el servicio de la Pastoral Penitenciaria de Cuenca

Amar a nuestros enemigos en el contexto de la Pastoral Penitenciaria Cuenca no es


apoyar el delito sino acompañar al preso asegurar el buen resultado del tratamiento
penitenciario.

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