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Psicopatología II

Estructuras clinicas
La psicopatología psicoanalítica; el estudio de las enfermedades que afectan la psique de los sujetos,
también se pude denominar como el estudio de las estructuras de subjetivación o constitución subjetiva
de un ser humano.

El psicoanálisis tiene, a diferencia de la psiquiatría, una clínica basada en tres grandes cuadros, que
conforman a su vez las denominadas Estructuras Clínicas. Las Estructuras Clínicas planteadas por el
psicoanálisis son básicamente tres, la cuales, a su vez, se dividen en «modalidades» de la estructura

Neurótica psicótica perversa


comprende a la neurosis abarca a la psicosis paranoica - tiene como paradigma al sujeto fetichista,
histérica, la cual privilegia cuando el sujeto ha construido aquel que necesita de un objeto fetiche -unas
el cuerpo del sujeto como un delirio de persecución- y la medias rotas, unos zapatos rojos, un liguero,
lugar de inscripción de los esquizofrenia -el sujeto unas trenzas, un lunar en el seno, etc.-, para
síntomas, y la neurosis esquizofrénico tiene un delirio alcanzar la satisfacción sexual. Lo que
obsesiva, cuyos síntomas de fragmentación del cuerpo-. fundamentalmente caracteriza al sujeto con
privilegian el pensamiento una estructura perversa es que él tiene una
como lugar de aparición. Lo En la psicosis ya no se habla de certeza sobre su goce, es decir que él sabe
que fundamentalmente síntomas, sino de «fenómenos muy bien cómo, dónde y con quien alcanzar la
caracteriza al sujeto elementales», los cuales van satisfacción sexual. Un verdadero perverso es
neurótico es que se trata desde el delirio, hasta las un sujeto que “ya sabe todo lo que hay que
de un sujeto de la duda: es alucinaciones (de voces o saber sobre el goce” (Miller, 1997, p. 27). La
el sujeto que se hace visuales) y construcción de estructura perversa abarca también a las
preguntas sobre su ser, su nuevas palabras (neologismos). denominadas desviaciones de la conducta
existencia y su deseo (”qué Lo que fundamentalmente sexual, como por ejemplo, la homosexualidad, la
quiero, de dónde vengo, caracteriza al psicótico es que pederastia o pedofilia, la necrofilia, la zoofilia,
para dónde voy, quién me se trata de un sujeto de la como también el sadismo, el masoquismo, el
ama, a quien amo, etc.”). certeza: él tiene una certeza voyeurismo, el exhibicionismo, etc., conductas
sobre lo que le está pasando, estas que en la psiquiatría contemporánea se
y esta certeza funda su denominan parafilias. Hay que destacar que el
delirio -por ejemplo: «soy la término perversión, en psicoanálisis, además de
mujer de Dios y he venido a aludir a la estructura, también hace referencia
crear una nueva raza de a la sexualidad humana, la cual, a su vez, tiene
hombres» (caso Schreber). una estructura perversa, esto alude a la
alteración del supuesto objeto normal de la
sexualidad –el sexo opuesto-, y la alteración de
la supuesta meta normal de la sexualidad –el
coito-.
Los fenómenos elementales se pueden clasificar en tres grandes grupos;

1. Primero, lo que en la clínica psiquiátrica francesa clásica denomina fenómenos de automatismo


mental, los cuales aluden fundamentalmente a “la irrupción de voces, del discurso de otros, en la más
íntima esfera psíquica” (Miller, 1997, p. 24). En estos casos el sujeto dice escuchar una voz, que viene
de afuera, que viene del Otro, que le dice cosas, le ordena hacer algo o lo insulta.
2. Segundo, fenómenos que involucran el cuerpo: “fenómenos de descomposición, de despedazamiento,
de separación, de extrañeza, con relación al propio cuerpo” (Miller). Es decir que el sujeto psicótico
tiene un delirio en el que su cuerpo es percibido como extraño o fragmentado. También es posible
encontrar una distorsión en la percepción del tiempo y el espacio: el sujeto no sabe dónde se
encuentra y en qué período del tiempo se haya.
3. Tercero, “fenómenos que conciernen al sentido y a la verdad” (Miller). En estos casos, el sujeto
testimonia tener experiencias inefables o experiencias de certeza absoluta, ya sea con respecto a su
identidad -”yo soy Simón Bolívar”-, hostilidad de un extraño -”mi familia me quiere envenenar”-, o
“expresiones de sentido o significación personal. En otras palabras, es cuando el paciente dice que
puede leer, en el mundo, signos que le están destinados, o que contienen una significación que él no
puede precisar, pero que le están dirigidos exclusivamente a él” (Miller, p. 25).

Lo más importante en la clínica psicoanalítica es la posición que asume el sujeto frente a sus síntomas
o su malestar. Es decir que el diagnóstico de la estructura no se hace en base a los síntomas del sujeto,
sino en base a la posición que él tiene frente a ellos.

Los síntomas en la neurosis, los fenómenos elementales en la psicosis y los actos perversos en la
perversión, por supuesto que se tienen en cuenta, sobretodo en estas dos últimas estructuras, pero el
diagnóstico de la estructura clínica, como ya se indicó, también abarca la posición subjetiva del sujeto. En
suma, no son los síntomas los que hacen la estructura, sino la estructura la que le da cabida o no a
determinados síntomas.

Las estructuras de subjetivación o constitución subjetiva de un sujeto, no cambian con el tiempo; son
fijas y para toda la vida.

Se podría decir que las Estructuras Clínicas son formas de respuesta a la historia sexual infantil del
sujeto, historia que se desenvuelve en lo que Freud denominó (y que luego retoma Lacan) «el complejo de
Edipo» y su núcleo central: el «complejo de castración».
Dos notas sobre el niño – J. Lacan

“Tres posibles posiciones del niño en respuesta al deseo del gran Otro, respuestas que el niño da como
sujeto, cuando se ve confrontado al deseo del Otro. Tanto cuando la metáfora paterna ha funcionado,
como cuando no ha funcionado.

El niño responde como síntoma en la neurosis, como objeto del fantasma materno en la psicosis o como
falo de la madre en la perversión

El niño como síntoma se manifiesta como representante de la verdad de la cadena en la que el niño esta
inscripto, esto quiere decir que “no ha elegido” – elección inconsciente- la psicosis. El niño es un sujeto, no
pasivo que tiene respuestas. “

(no está representado simbólicamente en la cadena del deseo, el niño cuando el otro materno no tiene el
paso hasta lo simbólico interceptado, metáfora paterna, en vez de existir como significante del deseo, es
objeto de goce aquí “elige” la psicosis, de este modo se puede ver la posición del niño como síntoma
cuando responde con la neurosis, la posición del niño como fetiche ligada a la significación fálica cuando
responde con la perversión y la posición del niño como objeto, no ligada a la significación fálica, cuando
responde con la psicosis )

El síntoma se manifiesta como representante de la verdad de lo que por estructura está fallida en la
pareja, d ela no proporción sexual entre un hombre y una mujer, el síntoma viene en lugar de lo que no
hay.

En la concepción que de él elabora Jacques Lacan, el síntoma del niño está en posición de responder a
lo que hay de sintomático en la estructura familiar. El síntoma, y este es el hecho fundamental de la
experiencia analítica, se define en este contexto como representante de la verdad. El síntoma puede
representar la verdad de la pareja familiar. Este es el caso más complejo, pero también el más abierto a
nuestras intervenciones. La articulación se reduce mucho cuando el síntoma que llega a dominar compete a
la subjetividad de la madre. Esta vez el niño está involucrado directamente como correlativo de un
fantasma.

Cuando la distancia entre la identificación con el ideal del yo y parte tomada del deseo de la madre
no tiene mediación (lo que asegura normalmente la función del padre), el niño queda expuesto a todas las
capturas fantasmáticas. Se convierte en el “objeto” de la madre y su única función es entonces
revelar la verdad de este objeto. El niño realiza la presencia de eso que Jacques Lacan designa como
objeto a en el fantasma. Satura de este modo, sustituyéndose a ese objeto, el modo de falta en el que se
especifica el deseo (de la madre), sea cual fuere la estructura especial de este deseo: neurótico,
perverso o psicótico.

El niño aliena en él todo acceso posible de la madre a su propia verdad, dándole cuerpo, existencia e
incluso la exigencia de ser protegido. El síntoma somático le ofrece a este desconocimiento el máximo de
garantías: es el recurso inagotable para, según los casos, dar fe de la culpa, servir de fetiche, encarnar
un rechazo primordial.

En suma, en su relación dual con la madre el niño le da, como inmediatamente accesible, aquello que
le falta al sujeto masculino: el objeto mismo de su existencia, apareciendo en lo real. Resulta de ello que
en la medida misma de lo que presenta de real, estará expuesto a un mayor soborno en el fantasma. Por lo
que parece al ver el fracaso de las utopías comunitarias, la posición de Lacan nos recuerda la siguiente
dimensión.

La función del residuo que sostiene (y a un tiempo mantiene) la familia conyugal en la evolución de las
sociedades, resalta lo irreductible de una transmisión –perteneciente a un orden distinto al de la vida
adecuada a la satisfacción de las necesidades que es la de una constitución subjetiva, que implica la
relación de un deseo que no sea anónimo.

Las funciones del padre y de la madre se juzgan según una tal necesidad.

La de la Madre: en tanto sus cuidados están signados por un interés particularizado, así sea por la vía de
sus propias carencias.

La del padre, en tanto que su nombre es el vector de una encarnación de la Ley en el deseo.

Capitulo Tercero, esbozo de una periodización.


Aún a riesgo de parecer out y pasado de moda, es decir has been, vamos a proscribir estos excesos, por
respeto al lector y a nosotros mismos, y nos limitaremos a un vocabulario menos prestigioso y menos
ilusorio. Hay que reconocer que las relaciones temporales en el interior de un periodo son de naturaleza
muy diferente a las que se dan entre un periodo y otro.

Concepto de paradigma (T.S. Kuhn): Conjunto de conocimientos transmitidos que constituyen la ciencia
normal en tanto que desempeñan bien su papel y que sirve de referencia fundamental y eficaz a todos los
saberes y a todas las cuestiones que se plantean en su seno. Durante la crisis, que, por supuesto puede
durar a veces bastante tiempo, el paradigma desaparece y esta crisis no se resuelve hasta que un nuevo
paradigma viene a ocupar el lugar del antiguo y a prestar nuevos servicios, que su predecesor no lograba
prestar.

Consecuencias:

• No se alcanza un saber definitivo en las ciencias (relativismo del saber).


• Cuando se estudia no lo que hubiera debido ser, lógicamente, sino lo que realmente fue, se
encuentra que el primero no fue refutado ni el segundo demostrado.
• El anterior dejó de ser usado mientras el sucesor fue establecido. Esto sería pasible de ser
estudiado mediante el método arqueológico (F. Nietzsche; M. Foucault).

Paradigma en psicopatología:
• Trabaja sobre un conjunto articulado de datos semiológicos y clínicos, articulados entre sí.
• Unifica durante un período de mayor o menor duración toda una serie de representaciones teóricas y prácticas
que se acomodan entre sí o que, en otros casos, se excluyen, mientras ese paradigma funcione de manera
efectiva.
• Un paradigma plantea una cuestión fundamental que es incapaz de resolver por sí mismo, e intenta más tarde
pasársela larvadamente al segundo paradigma e incluso al tercero, a modo de aporía insistente.
DEL MODELO ASILAR A LOS MOVIMIENTOS DE SALUD MENTAL Y
COMUNITARIA
“Cada sociedad tiene el hospicio que se merece…”
Marisa Wagner

También llamado Modelo Manicomial o Tutelar.

Doble vertiente del significante asilar: Por un lado, alude al acto de alojar, de dar asilo a algo o a alguien y a su vez ese
alojamiento implica ser introducido en un lugar de retiro, de internación.

En el diccionario de la RAE podemos encontrar:

1. Establecimiento benéfico en el que se recoge y asiste a personas pobres o desvalidas.


2. Amparo o protección que se da o se recibe.

El modelo asilar se compone de lo que Goffman (2004) llamó “instituciones totales” que tuvieron un lugar central en la
historia del surgimiento del hospital en general y del hospital psiquiátrico en particular.
¿Cómo surgen las llamadas instituciones totales? ¿Cuál es su finalidad?

Paradigma de la alienación mental (1793-1850)


• En el Medioevo la patología se asociaba a la religión. Se los consideraba como “insensatos” que habían sido
castigados por Dios por haber recibido la locura.

PINEL:
• Posteriormente se da la designación de Ph. Pinel para el Hospicio de Bicêtre. Concepto social y cultural de los
hospitales y de la locura hasta ese momento. La locura era un término social y cultural, la alienación mental es
un término médico.
• La alienación mental es entendida como una enfermedad. Se le reconoce siempre a Pinel la gloria de haber
proclamado que los alienados, en tanto estaban afectados por una enfermedad, no debían ser encerrados ni
condenados como malhechores sino asistidos y cuidados como enfermos, escapando así de la acción de la
policía y de la justicia (antes los alienados eran mal tratados, en locales carentes de aire y luz y en manos de un
personal mediocre y brutal). Pinel contribuyo a tratar humanamente y a intentar curar a estos sujetos, que
dejaron.
• Pinel propone 4 tipos de alienación mental: manía, melancolía, demencia e idiocia.
• El campo propio de la psiquiatría entraña una Enfermedad única denominada “alienación mental”. Esta unidad
de la afección fue la característica esencial de este primer periodo. La alienación era un proceso morboso único
compuesto por alteraciones del comportamiento y el entendimiento: melancolía o delirio parcial; manía o
delirio generalizado; demencia e idiotismo (en orden de gravedad).
• La alienación contaba con un tratamiento también único, el “Tratamiento Moral de la locura”: moderar las
pasiones y destruir los delirios a través del trato amable, la persuasión y el respeto por la autoridad del médico,
hacer del loco un buen ciudadano, un sujeto productivo y autodisciplinado. En este tratamiento, ante todo, era
indispensable aislar al alienado de sus familiares y allegados, obligarle a abandonar su domicilio y retenerle en
un establecimiento especializado, con exclusión de cualquier otra patología. El tratamiento estaba dirigido a lo
que “resta” de razón en el alienado y a ocuparlo en un trabajo que pudiera alejarlo de su padecimiento, para
que fuese recuperando la razón desde fuera hacia dentro. Realizaban un trabajo provechoso para su bien y para
el de la institución. Pinel suponía la curación del alienado y a la posibilidad de ser dado de alta.
Pasaje de la noción socio-cultural de “locura” a la concepción médica.

• Nace el dispositivo de internación (Aislar al alienado de sus lazos familiares y de los problemas del mundo). El
asilo se concibe entonces como un ambiente racional que podría devolverle la razón al alienado.

ESQUEROL:
• Esquirol, discípulo de Pinel, plantea la existencia de 5 tipos de locuras: manías; monomanías (delirio en un solo
objeto), lipemanías, demencia (la razón se pierde a causa de una pérdida de energía de los órganos) e
imbecilidad o idiocia (imposibilidad de razonar, órganos no bien formados).
• Esquerol fue el primero en caracterizar las alucinaciones y distinguirlas de las ilusiones. Alucinación como
percepción sin objeto y delirio como sensaciones, pensamientos, juicios, decisiones e ideas que se encuentran
desarticulados entre sí.

GEORGET:
• Georget se interesó por la causa de la alienación mental. Es de los primeros alienistas que tiene en cuenta el
papel del cerebro en la patología mental.
• Georget realiza una articulación de la alienación con temas jurídicos. Se empieza a considerar que, para poder
calificar de crimen era preciso necesariamente que el acusado fuera consciente de lo que llevaba a cabo. Por
esto, se necesitaba de un perito que realizara un diagnóstico. Si se llega al diagnóstico de alineación mental, se
deducirá que en el momento de los hechos la persona se encontraba en estado de demencia y que se le debe
aplicar el artículo 64. La misión del perito se ha transformado en una afirmación o una negación de su alienación
mental.

BAYLE:
• Bayle sostiene que esta alienación se observa en sujetos que padecen, ya una aracnoiditis crónica, ya una gastritis o
una gastroenteritis o ya una gota. Y evoluciona en tres periodos sucesivos: un delirio exclusivo, a continuación, un
delirio de tipo general, materialización de una manía; y, por último, una demencia que conducirá a la muerte.

FELRET:
• Falret demuestra que la alineación mental, lejos de reducirse a una enfermedad única, opuesta a todas las demás
enfermedades de la medicina, la patología mental se compone de cierto número de especies morbosas autónomas,
específicas e irreductibles unas a otras o a simples variedades de una enfermedad canónicamente establecida (no
existe una única enfermedad mental, sino que existen varias-). Es decir, se ha cometido el error de estudiar la locura
como una enfermedad única en lugar de buscar en este grupo especies realmente diferentes, caracterizadas por un
conjunto de síntomas y por una evolución determinada. La locura no es una enfermedad única.
• Así, la alienación mental, como principio unificador de toda esa patología, cada vez cuadraba menos. De aquí que no
fuese posible mantenerse en el paradigma de la alienación mental. Era urgente cambiar de paradigma.
• Sin embargo, hay que tener en cuenta que el proceso de abandonar un primer paradigma y adoptar un segundo, en
lugar de llevarse a cabo instantáneamente, exige cierto tiempo, y que este paradigma de la alienación mental
sobrevive tras del otro y, permaneciendo en segundo plano, jamás desaparece por completo
• Comienza a romper con este paradigma para que surja el segundo y se empiece a hablar de enfermedad mental

Paradigma de las enfermedades mentales (1854-1926)


FALRET:
• En 1854 J.P. Falret, adversario de la unidad de la patología mental, publica “De la no existencia de las monomanías”.
Él notó que se precisaba establecer como enfermedades ciertos síntomas de forma descriptiva, con hipótesis
causales extrañas. Surgen entonces las enfermedades mentales.
• Falret sostenía que el medico debía tener un proceder activo y NO de debe limitar a observar pasivamente a los
pacientes. El medico debe buscar el conjunto de signos que presenta el sujeto para llegar a un diagnóstico y no debe
basarse únicamente en las opiniones del paciente sobre sí mismo. El medico debe realizar un trabajo de
investigación, informarse acerca de la vida íntima del sujeto para de esta manera poder conocer la afección que
padece este enfermo, descartando las otras, para curarlo de aquello que padece y hacerlo con conocimiento de
causa.
• Falret se ocupará durante un determinado tiempo de la exploración antes de emprender una terapéutica
(tratamiento). Primero se debe descubrir cual es la afección mental (descantando otras) para luego dirigirse al
tratamiento.
• Las enfermedades mentales designan dos modificaciones radicales en relación a lo que significaba “alienación
mental”: por un lago, la patología mental considera que debe aplicarse para distinguir cierto número de afecciones
irreductibles entre sí cuyo conjunto escapa a la unificación; y, por otro lado, esta misma patología mental renuncia a
constituir una extraterritorialidad respecto a la medicina y quiere formar parte de ella.
• Falret propone una enumeración de las enfermedades mentales, que luego otros autores fueron ampliando: la
parálisis general, la locura circular, locura epiléptica y el delirio alcohólico.
• Sin embargo, este paradigma de las enfermedades mentales sufre una crisis que lo trasladará a un segundo plano y
lo sustituirá por el de las estructuras psicopatológicas. Es crisis se debe a que este paradigma de las enfermedades
mentales quiere asegurar el conjunto de signos y síntomas que presenta un paciente para definir un diagnóstico y no
de conocerlo en cuanto sujeto, y menos aún de pretender conocerlo totalmente. Otra de las causas de esa crisis del
paradigma de las enfermedades mentales tiene que ver con el tratamiento, es decir, que cuando se presenta una
única patología, también aparece tratamiento es único.

Cuando se introduce la pluralidad con el concepto de enfermedad mental, se impone de golpe la diversidad de
tratamientos, de tal suerte que, para todo tratamiento nuevo, y también para los tratamientos anteriores, deben
plantearse dos cuestiones: para una enfermedad dada, la cuestión de elegir un tratamiento antes que otro, y para un
tratamiento dado, la de sus indicaciones y contraindicaciones. El paradigma de las enfermedades mentales excluyo para
un paciente determinado, la elección de tal o cual tratamiento en lugar de tales otros, y para un tratamiento
determinado, la discusión de su indicación y de sus contraindicaciones.

Paradigma de las grandes estructuras psicopatológicas (1926-1977)


• En 1926 E. Bleuler presenta en Ginebra el grupo de las esquizofrenias, con evolución crónica o por brotes y sin
restitutioad integrum. Se caracterizan por una escisión más o menos clara de las funciones psíquicas. Trastorno de
las asociaciones y de la afectividad (autismo). Estas esquizofrenias solo pueden abordarse desde el concepto de
estructura psicopatológica.
• Aparece el concepto de estructura. Así como también 4 antagonismos para Saussure: lengua y habla, significante y
significado, sincronía y diacronía, y sintagma y paradigma. Lengua: conjunto finito y enumerable de las reglas que,
en un momento dado, rigen cada lenguaje empíricamente definido. Habla: conjunto enumerable, pero infinito, de
todos los discursos posibles. Significante: imagen acústica de la palabra. Significado: concepto al que remite el
significante. Sincronía: en un momento dado. Diacronía: a lo largo del tiempo.
• El concepto de estructura se ha introducido en el campo de la psiquiatría y se ha desarrollado en él hasta constituir
el tercer paradigma.
• A partir de ese momento, bajo las influencias de varias corrientes (psicoanálisis, fenomenología de Jaspers, Gestalt,
etc.), el nuevo paradigma se impone de una forma bastante concreta como el que va a conciliar un cierto retorno a
la unidad, manteniendo ciertas subdivisiones. Esto es lo que lograba el paradigma de las grandes estructuras
psicopatológicas.
• También aparece el concepto de diagnóstico estructural (o diagnostico por empatía): el cual intenta identificar el
trastorno generador, este diagnóstico estructural también tiene en consideración la historia afectiva del paciente
(que hasta ese entonces la mayoría de los clínicos buscaban solamente los síntomas). En este paradigma se empezó
a reconsiderar las exigencias del diagnóstico clínico y a colocar en primer plano el diagnóstico estructural.
• El término estructuralismo aparece en 1945 ligado a la antropología y se entiende por estructura una organización
de elementos irreductible a la suma de sus partes. Relación entre psicopatología con el estructuralismo desde la
antropología, la literatura y la lingüística.
• Se trata de conocer al paciente como sujeto.
• Crisis del paradigma: el paradigma de las grandes estructuras psicopatológicas ha dejado de prestar un gran servicio
y ha comenzado a mostrarse un tanto convencional y, por así decir, demasiado acomodaticio: si todo iba a parecer
estructural, era que este concento había perdido su vigor y que, al emplearlo para todo, no llegaba a ser de utilidad
para nada, sin contar con unos efectos bastante lamentables a causa de los abusos que en cierto modo parecía
encubrir.

Problemas del paradigma actual


• Nos empezamos a preguntar acerca de la consideración de un 4to paradigma. El problema del paradigma anterior es
que las referencias psicopatológicas se han multiplicado sin que ninguna haya podido imponerse a las otras. Es decir,
ninguna ha logrado suplantar a las demás y no se ha limitado a una respuesta univoca. Tales consideraciones nos
demuestran claramente que el tercer paradigma no puede cumplir ya su papel.
• Sin embargo, nada concreto encontramos en tomo a este cuarto paradigma y no vemos ningún modo razonable de
encontrarlo. Las posibilidades son: la primera es que si nada podemos saber en la actualidad ni de este cuarto
paradigma ni de su inexistencia es porque todavía tenemos que esperar a que los progresos de los conocimientos
psiquiátricos nos permitan avanzar más. La segunda posibilidad es: si nada sabemos de un eventual cuarto
paradigma, es porque no existe.
• Sistemas de clasificación (DSM y CIE) y el eclecticismo generalizado (conciliar opiniones sacadas de sistemas
diferentes). Los síndromes que no remiten más que a sí mismos.
• Diáspora contemporánea. Ateoricidad. Lugar de las neurociencias. * Comité invisible. Uno no sabe quién arma el
manual.

PSICOSIS

La cátedra piensa la relación fenómeno-estructura. No solo distinguiremos fenómenos. Nos importa lo


que se dice de un fenómeno, de un síntoma puesto que eso que se dice da la estructura del síntoma.

Con lo que cada uno diga de su síntoma podremos pensar la estructura a la que corresponde.

Pinel (primer paradigma psiquiátrico) hace pasar la locura del campo religioso al médico. Eskirol, su
discípulo, encuentra que tiene que hacer una clasificación ya que “no todos los locos eran iguales”. Todos
los que vienen después de él comienzan a complejizar la clasificación, donde se instala el segundo
paradigma: el de los cuadros psicopatológicos. Generan descripciones muy al detalle. Luego viene el
paradigma de las grandes estructuras psicopatológicas, donde se cambia la pregunta: quién es este sujeto
que sufre. No podemos reducirnos a clasificar síntomas y enfermedades. En esta lógica llega Freud y
posteriormente Lacan, quien tomará las grandes estructuras propuestas.

El DSM está formado por el comité invisible, el cual está conformado arbitrariamente según intereses
para establecer cuáles son los cuadros psicopatológicos.

El Gran Otro de cada uno es aquello que a uno lo marcó, esto es, aquellas vivencias que no han perdido su
característica temporal, es decir, no ha pasado el tiempo. Las formaciones del inconsciente son a partir
de la operatoria de la fórmula fantasmática.

El falo es aquello que indica que la operación de la castración pudo ser simbolizada, la posibilidad de ceder
el goce que el niño tenía con la madre puede ser simbolizada y subjetivada. Esto permite que el niño/a
puede andar por el mundo con la capacidad de perder, de perder para ganar, de dar, de soltar y todas las
formas de la ausencia que el propio sujeto puede poner en juego.

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