96 EN Durex BELA SoctoLo0is
ys en especial, su total desconocimiento de la ciudad de
ClichysousBois (Jobard, 2015). Sin embargo, lo que es
vilido para los representantes del orden pablico no
sariamente lo es para los demas. Diez aiios antes de 1a pu
blicacion del libro de Philippe Val, Ajavan ya diagnostica-
ba el "predominio de ese discarso sociolégico-explicativo
en Jos medios” que "tendcria a influir en los periodistas y
transformer algunos articulos en una vulgata sociolégica
de tinte compasivo y moralizadar, earguda de buenas in-
tenciones yun insoportable paternalismo"
Diez aiios més tarde, el 29 de enero de 2015, Jacques Wels,
lun socislogo de la Universidad Libre de Bruscls, eseribid en
cl diasio Ze Morais wis elu enyo utalo no daba lugar a
a ambigiedad: “Cessons d'ineriminer la sociéeé et Iissons &
individu sa part de responsabilite” [Dejemos de actsar a la
sociedad y asignemos alos individuos su cuota de responsabe
]_Allfatacaba un artfculo del socidlogo Didier Fassn a
quien situaba en ta misma linea de reflexién que Pierre
Bourdieu-, que Le Monde habia publicado el 15 de enero de
ese mismo alto, Wels sostenia que la “excusa sacioligica” con-
tibuye a “despojar [al individus} de cualquier esperanza de
éxito" y a fabricar individuos caremtes de un destino indivt-
dual, encerrados et! um flujo eolectivo donde no tienen mar
gen alguno de maniobra”. Para A, ‘coosiderar los hechos s6lo0
‘ajo la tupa de los deverminantes sociales” es infigir alos ind
vidios una auténtica “hurniliaciin piblica”. Para devolver a los
individuos su dignilad, habria que volver a datles, come hicie-
ron “socilogos como Boudon @ Giddens”, “wun margen de mac
niobra” y admidr que “si hay ana responsabilidad individ
2, Entender, juzgar, castigarEntender no significa justifcar. Se puede entender
sin justificar yse puede justifcar sin entender:
1a justificacion es un fenmeno de indole morai, la
smprensién, de indole gnoseol6gica.
aczanowiiy, Le hina de note jeunesse Bsa air et
‘sociolegique sur We staléisme
‘CASTIGAR SIN ENTENDER
Quieres denuncian los intentos de Ia sociologia por
entender 0 explicar querrian poder juzgar (e incluso casti-
_gar) sin explicaciones ni reproches, Quersfan poder semtirse
plenamente justificados para reprimir, sin que nadie pudiera
recordarles que los crimenes y los delitos, al igual que cual-
gutier otro acto humano, tienen causas 0 condiciones de po-
sibilidad, Su imtencién es reducir todas esas “causa” a una
mera “decisi6n” intencional, una mera “cleccién” consciemte
fla simple “voluntad’ de los criminales, terroristas y delin-
cuentes. Camo decia Julien Dray, diputado socialista, en la
Asamblea Nacional, 1 16 de julio de 2003,
al igual que Jean-Pierre Raflarin, pensamos
que un delincnente es un delincuente, [..] Si existe
‘un campo propicio para fa delincuencia, pero de
ningiin modo este justifiea el acto delictivo, Uno50 98 ners neta soctorocts
no lige dénde nacer, pero elige queé vida vivir. Y na
lige convert en delencuente. 6 partir le ese momen-
10, lasociedad no puede clegir otro camino mis que
la represidn (ct. en Tevanian, 2004; e1 destacado nios
pertenece).
Sin embargo, a estas “almas caritaivas” munca se les ocurre
pregguntarse de dénde provienen esas decisiones a esas volun:
‘ade, sobre qué se basan, qué las motiva yen qué condiciones,
ccobraron forma.
Quienes reducen las ciencias sociales en general, la s0-
clologia en especial, auna “eultura de Ia exeusa” confunden
{dus plauios profundasnente distintos: por in lado, el primer
plano, no normative, propio del conocimiento cientifico, y
por el otro, el segundo plano, normativo, propio de la jus
ia, la policfa, Ia carcel, etc. Por su parte, el ciemtifico es-
‘dia “Io que es” y no busca evaluar si es “bueno” o “malo”
Como recordaba Durkheim en Educacién y saciologia
La ciencia empieza en cuanto el saber, sea cual sea
este, es nvestigado por si mismo, Desde luego, el sabio
sabe pesfectamente que sus Hallazgos son, con toda
seguridad, pasibles de usilisacién., Puede suceder, ine
cluso, que enfogue preferentemente sus insestigacio-
nies hacia tal o cual punto porque presiersie que se-
rin de esta suerte mis provechosas y que permitirin
sitisfacer necesidades apremiantes. Sin embargo, en
tanto se entrega a ta investigacién cientifea, se de-
sinteresa de las consecuencias pricticas. Dice lo que
5, constata lo que son las cosas, ya esto se limita, No
se preocupa porsabersi las verdases que descubre re-
sultarin agratlables 0 desconcertantes, si es benefiio-
so que los informes que establece sigan siendo lo que
son, oi, al contrario, mas valdtia que fuesen de otra
‘manera. Su papel comsste en expresar la realidad, no
en juzgarla” (Durkheim, 2005 [1922]: 71),
ecTeNDER,JU7GAN, CASTICAR 31
‘Agu Dorkvcimn espcifca el cstatuscentfico de la soiologia
y enuncia lo que constne 81 espectfcidad, su acttud pre-
pia Orros grandes socislogos describieron de manera basar-
fe similar esa mista actitud, Bs el cazo de Max Weber, quien
‘ecribié que “una ciencin empirica no podria enaedar a una
persona lo que dv hacer, sino nicament lo que fue He
ado el caso-lo que quinehacer" (Weber, 1992 15).
ensar que buscar las “cass” o, mis modestamente, ks
“probabilidades de aparicién’, tos “contextos" 0 las “cond
cones de posblidad” de wn fensmeno ergivale a “excnsa”
fn elsentd de “diseulpa” 0 “absolve aor ndvidos esr
Sultado de una confsion de fonpactves EU hecho de entender
DPerencce al ity el eonoeisnente (bere) Juagary
Eancionar son propios del imbito de la aecisn normative (5
dunal) Arma que entender “desresponsabiiza” alos indie
dios impicados equivale a reducirindebidamentelaciencia
al derecho,
Tntender no es jungar, Pero jugar (ycastiga) no impide
entender. Si el punto de vst ligicamente normativo ¥ 7
presivo det Ministerio de} Interior no hubiera imvadido cero
Inimero de mentesplitca, medics e intelectale ya
dctitud de quienes quieren jazgar y catigar sin entender no
Se hubiera propagaci de modo inacional en i esfera pai
ca, nade ve anreveria a criicar a is ceneias del mando social
por hacer st trabajo ya nade tampoco se le eeuriia inte
pretar ta “busqueda de causas” 0 a “voluntad de entender”
Como una excisa own proyecto de exculpacin.
Tas "tess" sobre la normatvdad de as ciencas sociales ace
propuso el sociclogo estadounidense Andrew Abbot (2018)
profesor en la Universidad de Chicago y director del Arne
tan Journal of Soil, son tanto indefendibles en to cienti-
Co como pollicamente problematicas en el contesto actual
En efecto, este socilogo juega con foego cuando afima sn
mnaties que todo es “normatvo” ea la cencias sociales, dl
tnismo modo que en otra Epoca podia decirse, con a misma
Sutilers, que todo en ease “politico”. Con esta afrmacion42 DY DHEaNSA DELA socioLo6ta
parece dar razén a todos los detractoves de la sociotogia que
ven en ella una variante del izquierdismo, Al definir lo nor:
mativo come To que "esti bajo el réginer del bien y el rial”
y distinguirlo de lo “empirico, que “esté bajo ef regimen de
verdad 0 falsedad”, Abbott daa entender que las sociGlogos
son un tipo de moralistaso idestoges (los caifica como “eva-
iadores de la vida social”). Sin embargo, los ejemplos que
proporciona de esta “normatividad” dejan en evidencia la
{gran confusién intelectual aubyacente a wna afiraanciGn que
no distingne entre las pricticas sociales; por supuesto, estas,
siempre se consideran seytin drdenes de valor (opuestos); el
tuabgjo cienttfico, que las considera objetos de estudio, y el
Juicio normative (moral, politico, religioso, etc.) que también
puede ensiirse sobre estas pricticas,
Por ejemplo, cuando Abbott menciona el caso del dibujo.
‘en unit pared piblica, que algunos pueden considerar arte
yotros un acto de delincuencia juvenil, esti claro que con-
funde dos cosas: por un lado, l trabajo normative de ca
legorizacisn que llevan a cabo os actores para decit “esto
65 un acto delictivo” 0 “esto es arte" y, por otro lado, el
Juicio normativo de wm (mal) investigador que se promun-
‘iarfa sobre el cardcter "bueno" o “malo” de dicha prictica
Contrariamente a lo que este autor pretende, el socidloga,
que estudie esos murales debe abstenerse de dar wna opi-
rida acerca de la naturaleza de los actos que son objeto de
Iuchas de definicién y clasificacién, Debe contentarse con
analizar tales luchas, asf como todas las consecuencias que
9 resultado conlleve en cuanto a ts manera de tratar los
dibujos en cuestiGn ya sus autores: en un caso, se borrarén
los actos de vandalismo yse castigaré a quienes los cealicen;
en of otto, se protegerin los murales y se admirari a los
Al mismo tempo, Abbott confunde lo que Max Weber
(1992 (19221) se esfora) con toda raxin por distinguir: ef
“juicio de valor” y la “relacion con los valores"; si bien el in-
vestigador siempre manifiesta su “relacién con los valores”
STENDER, JUZCAR, CASTICAR 33
mediante la clecciGn de sus objetos de estudio yla manera en.
que los aborda, su trabajo, como tal, no consiste en decir qué
esa “bien’” y que est “mal”
EXTENDER SIN JUZ0AR
En el fondo, la perspectva propia de las elencias wociates x
drfa condensarseen el lema que el novelista Georges Simenon
abu al comisario Maigret. Fstelema, que también es el del
novelista que se hace intérprete de las historias individuales y
de sus criss, es el siguiente: "entender y no juzgue™. La frase
evora necesariamente Ia formula de Spinoza que, con raz6n,
Pierre Bourdieu consideraba caracterstca de espitita socio
fico: "No reir, no lorary no oda, sino entender” [Nom ride,
nom lger, aque dts, sl intligee| (Spinoza, 2018 [1677)},
“Maigret resulta estar mas cerca del socidlogo no normative
que del representante del orden, al que uno puede imaginar
nds nonnative en vrtad de sa profesion ysu deber. Su objetivo
es dar una espliacin de actes que a veces parecen no tenerla 0
‘volver necesario lo que parece ser apenas 1 suceso que surgié
de modo aleatorio. En efecto, el comisariointenta comprender
Jos mecanismos que Hlevan al crimen y no se contenta con po-
ner en evidencia lo indicios materiales que lo conducen al ri
minal, sino que busca insertase en el universo de Ins victimas,
los sospechosos y su entorno con una euriosidad que va més
all de lo que exige su profesién, Asi, deja en evidencia que
prefiere investigar a descubrir. Mas ain, prefere la investiga
«én global dé un universo social y mental antes que la estricia
pesquisa policial, que slo retiene de Jo observado aquelio que
puede inculpar 6 absolver
En comtra de la muy novelesca idea de un “mister hum
no” dificil de asir, Simenon cree posible entender los actos
ids alocados, inusuales o inesperados, simplemente a pair
de conocer los diferentes medios sociales en juego y el lugar34 PSDEFENSA ne LA sociOLoo1A
‘que ocupan en ellos los distintos protagonistas cet drama. Los
crimenes cometidos sélo cobran sentido cuando se los vuelve
asituar en la compleja red social de la cual surgieron. En oca-
siones, durante la pesquisa, el comisario siente la necesidad
de preguntarse acerca de ls lgicas sociales, indlividualesy co-
lectivas que condujeron al delito que intenta cilucidar. Para
entender el esimen, hay que entender qué lew al delincuen-
te aactuar de exe modo, su historia ~que también es la histo-
tia de sus experiencias con todas las personas que frecuents
de forms més 0 menos profongada durante su existencia-,
Jas tensiones y confictos tanto interes como externos que lo
condujeron al asesinato y, muchas veces, la crisis existencial
ys circunstancias que lo Hevaron a cometer lo ureparable.
A Simenon ya su doble, Maigret, Ios mueve la brisqueda de
lun pasado, no s6lo un pasado individval, sino también uno
colectivo (familiar, por ejemplo}. En sus memorias fcticias,
ret eseribe:
Para mi un hombre sin pasado no es un hombre, En
el transcurso de ciertas investigaciones me ha ocurr-
do muchas veces que he dedicado més tiempo a la
familia y al ambiente del sospechoso que at propio
sospechoso, y ha sido asf precisamente como he lo-
grado descubrir el quid de lo que habria podido ser
‘un misterio (Simenion, 2002 [1951]: 792)
Son frecuentes las ocasiones en que el comisario se mues
ta no normativo al privilegiar, cual etndgrafo o socidlogo,
el punto de vista de quien busea conocer (y no juagar). Sin
‘embargo, a su entender, no es euestiGn de pasar de una com:
rensién sociogica (percibir las I6gicas que llevan al crimen
sin jurgarias) a una comprensién moral (tolerante y dispuesto a
acordar el perdén 0 a excusar)
No intento agut excusarles, aprobar sus hechos ni
absolverlos. No pretendo tampoco rodearlos de una
EYTENNER, JUAEAE, CASTICAR 95
saureola esperial, como estuvo de moda hacerlo en
cierta época. Simplemente hay que observarlas con-
sideraneolos como un hecho y tratar de conocetios,
Sin curiosdad, porque la curiosidad pronto se agota,
n odio, desde Inego.
En resumen, hay que mirarlos como unos seres
‘que existen y que por el bien de la sociedad y para
preservar el orden establecido hay que mantener,
quierun 0 no, dentro de ciertos limites y castigar-
los cuando pretenden traspasarios (Simenon, 2002
[1951: 813-849),
Si cmburgo.a diferencia del cominaio, loci debe aba
tenene de realizar cxalquies tipo dejicio y no debe pronts-
ciarse, como sf hace Malgre, sobre la necesidad de castigar 0
no “por el bien de la sociedad”. Uegado el cio, puede entrar
de leno en el tema y busear conocer Ios efectos diferenci-
les de tos lversoe motos de tratamiento de los criminales Ge
sabe, pr cjomplo, que la sacialzacén con el niveso criminal
tue permite nexpertenciaearceaia