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PATROLOGIA, SAN AGUSTÍN

Y SU APORTE A UNA HISTORIA DE FE


San Agustín de Hipona: La genialidad de su legado filosófico-teológico dominará
durante siglos el Occidente cristiano. El influjo de Agustín sobre el pensamiento cristiano
ha sido enorme. Incluso en momentos de crisis se ha recurrido a él haciendo
interpretaciones muy variadas de sus escritos, que van desde la escuela de S. Víctor y
Tomás de Aquino en el Medievo hasta Lutero, Bayo o Jansenio en la Edad Moderna.
Aceptó del maniqueísmo los presupuestos filosóficos más importantes: el racionalismo, el
materialismo y el dualismo. Pero poco a poco, conforme fue profundizando en el estudio de
la filosofía, descubrió la falsedad del maniqueísmo.

Cristología: Jesucristo fue para Agustín el punto de orientación de su alma (VII, 18,
24). La afirmación de la naturaleza humana de Cristo es muy clara en Agustín. Nos dirá que
el cuerpo de Cristo es real, terrestre, tomado de una mujer (De agone christ., XX, 24),
dotado de alma racional (In Ioh., XXIII, 6). Con idéntica fuerza atestiguará la naturaleza
divina del Señor: “Aquel que es Dios es también hombre” (Serm. 186, 1). La unión de las
dos naturalezas se hace en la Persona del Verbo: Una persona in utraque natura (Serm. 294,
9). Toda esta doctrina la compendia Agustín diciendo:
“El cristiano fiel cree y confiesa que en Cristo hay una verdadera naturaleza
humana, es decir, nuestra propia naturaleza, pero elevada a la dignidad del Hijo
único de Dios por su asunción incomparable por parte del Verbo, de suerte que el
Asumente y lo asunto son una sola y misma persona en el seno de la Trinidad. Pues
no decimos que Cristo es sólo Dios, como los maniqueos, ni solamente hombre,
como los fotinianos, ni que sea hombre privado de algo que es parte de la
naturaleza humana, como el alma, o, en el alma, la mente racional, o con un
cuerpo no nacido de mujer, sino procedente de la conversión y transformación del
Verbo en carne, que son tres falsas y vanas opiniones de los apolinaristas; sino que
decimos que Cristo es verdadero Dios, nacido de Dios Padre y que el mismo es
verdadero hombre, nacido de una mujer madre. Una doble naturaleza, un solo
Cristo” (De praed. sanct., 24, 67).
De esta unión de naturalezas en la Persona de Verbo resulta la comunicación de idiomas y,
por tanto, Dios es hombre y el hombre es Dios (Ep. 169, 2, 8). De ahí que se puedan
emplear expresiones, como las de “Dios crucificado”, o “Dios muerto”, que son frecuentes
en las obras de Agustín.

Trinidad: La doctrina de Agustín se centrará en su obra “De Trinitate” "San Agustín es


el que mejor enfocó en Occidente el tema trinitario" San Agustín parte, pues, de la fe de la
Iglesia, e intenta demostrar que esta fe coincide con lo que dice la Escritura. Cuando San
Agustín entra a tomar parte del debate teológico, la fe en la divinidad de Jesucristo y del
Espíritu Santo se había ya consolidado. El Concilio de Nicea (325) y el de Constantinopla
(381) habían conseguido implantarse. La afirmación de la consustancialidad del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo estaba admitida. Para San Agustín sólo hay un Dios que es la
Trinidad. Su punto de partida es la reflexión de la unidad de la esencia divina y la igualdad
esencial de las personas. La diferencia entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
prácticamente, no hay que demostrarla: salta a la vista. Para mostrar, esta unidad y esta
igualdad interpreta la Escritura. En la Escritura se dan expresiones que parecen afirmar que
Dios es sólo uno.
San Agustín destaca que las epifanías del Nuevo Testamento son diferentes. Especialmente
destaca la del Verbo:
... el mismo Verbo de Dios se hizo carne, es decir, se hizo hombre, sin que se haya
transformado o convertido en aquello que se hizo; y de tal suerte se encarnó, que
en él se encuentra el Verbo de Dios, la carne del hombre y alma racional del
hombre; y esta totalidad se llama Dios por [ser] Dios y hombre por [ser] hombre.
Las epifanías del Nuevo Testamento muestran tres verdades fundamentales:
1 Que "la Trinidad, inseparable en su esencia, puede manifestarse separadamente en la
criatura sensible". 2 Que en estas manifestaciones la acción de la Trinidad se da
indivisamente. 3 Cada una de las personas según San Agustín se puede manifestar
personalmente.
Para San Agustín es clara la diferencia entre el Padre, Hijo y Espíritu en el seno de la
Trinidad. No solamente es clara la distinción entre el Padre y el Hijo en cuanto que el Hijo
procede del Padre y no, el Padre del Hijo; sino que el Padre en la donación del Espíritu
Santo permanece siendo y por ello, el que procede del Padre y del Hijo hace ciertamente
referencia a aquel de quien nació el Hijo.

El Termino "Persona" En La Trinidad: Persona tiene en San Agustín cinco sentidos


diferentes: 1) Ministerio, rol: hablar por propia persona o hablar en persona de otro; así en
las teofanías: los ángeles obran ex persona Dei. 2) Sujeto que asume una función, título,
dignidad, oficio. 3) Individuo concreto, hombre o mujer. 4) El Verbo encarnado tiene una
sola persona. 5) El Padre, Hijo y Espíritu Santo son persona.
El término "persona" aplicado al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo no puede determinar ni
el género ni la especie, que no existen en Dios. Persona sería, en el caso de aplicársela a
Dios, algo que coincide con el mismo ser de Padre, Hijo y Espíritu. Pero, entonces, ¿cómo
se puede expresar lo propio del Padre, Hijo y Espíritu Santo con una misma palabra?
"Persona" es una palabra muy genérica, que incluso se aplica al hombre y a Dios, luego no
puede expresar lo propio. Aunque San Agustín no logro dar una explicación clara aquí, si
dio sus opiniones.
San Agustín dirá que para entender es necesario Creer.
Pneumatología:

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