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Rebelión en la Casta, o la izquierda retratada una vez más

Ya solo queda Pablo de los fundadores. Pablo, Amado Líder, con su complemento
directo, Irene, los críos, Echenique y Mayoral. Y Monedero, cuando le da el aire, a la derecha
del padre, pero ya siempre fuera (sirve de comodín). De los originales, Pablo. Al que no lo
echan, se larga, y, a veces, ambas. CASO ERREJÓN, que es un demonio vestido de ángel, y ha
sabido adaptarse a los tiempos y a las formas.

Hay quien habla de la mano negra de Tania. No es necesaria ninguna teoría de la conspiración
para que el caso sea ya tremendo, pero ojalá fuera verdad, porque le daría un toque más. Un
punto más de emoción.

Los de Podemos, 10 years challenge, han cambiado las cosas. Las que tienen que ver con sus
regias personas. Las demás, más bien no. Hay que reconocerles una cierta astucia: a Pablo,
primero, pero también a Irene, a Echenique, a Espinar, A Mayoral… Esa capacidad de medrar
no solo a costa de la gente, sino, paradójicamente, reivindicándola. Al tiempo, deberíamos
imputarnos a nosotros mismos, como sociedad, la parte de responsabilidad que nos toca.
Hemos permitido, algunos por obra y otros por omisión, que semejante patulea de
mamarrachos hayan llegado (y nos hayan traído) hasta aquí.

No obstante, no les ha salido gratis el asunto (igual que tampoco nos ha salido gratis a
nosotros). Muchos, casi todos, se han quedado por el camino. El mesianismo tiene un coste. Lo
tiene, en general, seguir el patrón de comportamiento marcado por la izquierda histórica. Un
patrón que se replica en cada una de las izquierdas, que siempre son muchísimas (más que
votantes en Madrid, casi, casi). Aquí quería yo llegar.

Rebelión en la Granja. Ocurren ciertas cosas. Paralelismos con la izquierda.

La izquierda es traicionera, maniquea, totalitaria, populista, ridícula, etc.

La izquierda y la banal paradoja de la democracia

Pedro el Interventor y el caso Google

Pedro vive instalado en el esfuerzo por superar la profunda mediocridad que, no me


cabe la menor duda, le define. No es cierto que el presidente adolezca de un complejo de
inferioridad, porque en una tal afección, condicionante de la psique de quien la padece, lo que
ocurre es una distorsión entre la realidad y la perspectiva que la persona enferma tiene de ella.
En el caso de Pedro no existe distorsión alguna entre la realidad: el ser y la percepción del ser
coinciden en esa mediocridad (y no puede ser de otra forma, dado el grado de ésta).

Pero si algo ha demostrado Pedro es que no se arruga ante la adversidad. Toda una trayectoria
vital mediocre no desanima a Pedro, y así es que, a la gresca, logra la increíble hazaña de
okupar (con K) el poder. No puede ser Pedro el Grande (sí el Fraude; ya lo es, de hecho),
porque ya hubo uno. No va a ser Pedro el Breve, aunque ojalá. Podría ser Pedro el Hermoso,
ahora que dispone de un equipo de maquilladores competentes; no obstante, yo creo que
quien va a ser es Pedro el Interventor, el que mete la mano y la pata en su intento, Dios le
bendiga, de rescatar al país de la tragedia en la que vive.

No hace falta esperar al advenimiento de Pedro el Presidente para encontrar ejemplos del
intervencionismo del personaje. De camino al trono, Pedro el Ciudadano metió la mano (y la
pata) en las estructuras del PSOE, y logró afianzar la deriva del partido hacia la radicalidad. No
obstante, cuando la figura del ciudadano desaparece y la del presidente hace su aparición
estelar, comienza la forja de la leyenda del Interventor.

Y Pedro el Presidente, el Interventor, va a liarla parda en muchas ocasiones. Lo de las


hipotecas, viéndolo hoy – se sabía entonces, no podemos decir hoy nada que no se
pronosticara en su momento, porque era bastante evidente -, es clamoroso. Pero hay un caso
que, igual que el anterior, era curioso y evidente ya en su momento, pero, a diferencia de
aquel, hoy sí que sufre una vuelta de tuerca inesperada. Me refiero al caso Google.

LO EXPLICAS

Y LA VUELTA DE TUERCA INESPERADA: los radares. Lo publica el mundo, y si se confirma,


puede ser una troleada imperial.

No solo perdemos empleos e inversión, que ya es bastante, sino que ahora Google se venga y
juega con la seguridad (porque, desde un buenismo roussoniano, podríamos pensar incluso
que los radares sirven para que no nos matemos, y no para recaudar, claro). CONCLUSIÓN:
Pedro es un zoquete, y habría que ser otro zoquete para no darse cuenta de que nos está
costando carísima su lucha contra el demonio interno de la mediocridad.

La demanda

Errejón con Angels Barceló: por encima de las siglas están las personas, no las individuales, sino
la gente. Les sale el colectivismo por los poros, y tiene cojones. Yo creo que igual eso se lo
creen, y lo de que, a grandes rasgos, son liberales disfrazados de comunistas por interés, es
mentira. Saben que ciertas cosas concretas que proponen son basura, pero, en términos
generales, IGUAL hasta creen en el proyecto (en el proyecto URSS, en el que, con un ESTADO
TOTAL todo es posible igualmente).

Barbón ya apunta a la cooficialidad y las políticas de género. Justo lo que Asturias necesita.
Una comunidad completamente asistida, que malvive de limosnas y se boicotea a sí misma.
Incomunicada e improductiva. Corrupta. Un cortijo de la FSA. Con un problema iba a decir
decimonónico, y no lo diré (ya lo dije), pero si lo dijera (ya lo dije) no sé si me equivocaría del
todo, pero bueno, que desde luego viene de décadas, que es el problema de la minería. El de la
minería en sí, como un sector desde hace años corrupto y a su vez afectado por las corruptelas
de las tramas políticas, y el abandono de la minería, la transición del modelo productivo.
Tenemos cuatro perras y lo gastamos en folklore, en fiestas como San Mateo, en cuatrocientos
empleados en el Parque de San Francisco, en brigadas de reciclaje en Gijón, etc. Y la solución
que propone la FSA, Barbón a la cabeza, es asturianu y xéneru. Oye, yo creo que no puede ser.
No ya – no solo – porque no haya fundamento alguno en esas historias, es decir, porque se
sustenten en demagogia, mentiras, y, sin duda, una voluntad fuerte por parte de este sector
político, y el sector social correspondiente, por vivir de la subvención. Y también una falta de
responsabilidad y si queréis de aprecio por la ciudadanía y la comunidad, porque alejarse de la
realidad y de la verdad como se alejan esos proyectos progres de la subvención cuesta carísimo
a la gente (no a la gente a la que ellos reivindican representar, que no es gente sino élite
progre, ellos mismos, niños de mamá y papá corrompidos por el populismo izquierdoso, sino a
la de verdad, a los que estamos aquí y a los que parten en lomo día a día pa conseguir cuatro
perras y hacer progresar un poco a la familia). Las ocurrencias de esta izquierda echada a
perder nos cuestan caras. A todos. Y mucho. Y nos van a costar muchísimo si dejamos que sigan
campando a sus anchas.

Y yo no digo que haya que votar a Vox, o a Cascos. Yo, desde luego, no creo que lo vaya a
hacer, aunque sea verdad eso de que son voto útil, en la medida en que valen para desalojar a
esta gente de la poltrona. La cosa es que luego no sé si ellos serán capaces, en el hipotético, de
construir algo decente (mejor casi seguro, porque queda poco margen ya para descalabrarse).
Igual es bueno votarles, pero igual no. La cosa es votar lo que es racional y razonable votar, y si
de eso no hay, que probablemente no lo haya porque estamos en la época de la política de
circo, pero bueno, si no lo hay, al menos no votar lo irracional y lo que no es razonable. Porque
nos jugamos el cuello. De verdad, ¿eh? GRACIAS A TODOS.

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