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RELACIONES

SENSORIALES
DEL ESPACIO

Alumna: Illeinad Celaya


C.I: 30260051

Enero, 2022
Un espacio es mucho más que su imagen. Sus texturas, olor y sonido pueden
influir directamente en la experiencia del usuario. Es en este sentido, pensar
en una arquitectura sensorial puede ser fundamental para que la interacción
entre las personas y las ciudades sean aún más profunda.
Cada sentido identifica distintas cualidades del espacio a percibir, la vista y el
oído permiten establecer una relación más amplia, experiencias lejanas. En
cambio el tacto, el olfato y el gusto se interponen como capaces de percibir
las cualidades más cercanas. Tiene que ver con la relación corpórea del ser
humano que experimenta ese espacio y las condiciones culturales, sociales y
psicológicas que le rodean.
A través de esas relaciones los edificios nos transmiten significados, ya sea
porque reconocemos sus formas o porque encontramos ciertos indicios o
símbolos en ellos. La arquitectura, más que cualquier otra creación humana,
está siempre asociada a un cierto contexto cultural, un estilo de vida, una clase
social o una ideología de sus creadores y habitantes. La sociedad es un factor
de gran importancia en la experiencia que tenemos de los que nos rodea, pues
modifica nuestro modo de interpretar el mundo.
Comodidad, calidez, limpieza, comodidad, sorpresa son sentimientos que
derivan de un espacio que se preocupa por todos los sentidos. Además de la
temperatura del ambiente, la textura de la madera o el uso de colores cálidos
(amarillentos) contribuyen a una sensación más acogedora. Si el concreto se
ve como un material más fresco, es posible romper esta impresión trayendo
plantas, colores contrastantes y otros elementos al ambientes.
Comprender el papel que juega la luz es fundamental, ya que el ciclo
circadiano, o ritmo biológico, debe tenerse en cuenta al considerar la
comodidad del usuario. Para ello es fundamental pensar en cómo entra la luz
natural en el espacio o como el proyecto de iluminación dispondrá sus colores
y focos, al fin y a cabo, estos factores son los encargados de mejorar el estado
de ánimo y los niveles de energía, incidiendo directamente en la
concentración, el apetito, la distribución, etc.
Los colores también deben tenerse en cuenta, ya que tienen una gran
influencia en cómo nos sentimos en el espacio. Además del clásico rojo /
caliente y azul / frio, existen las asociaciones emocionales de diferentes
colores y sus diferentes efectos a medida que cada uno se utiliza en el espacio
arquitectónico.
Además de los problemas acústicos y de aislamiento, pensar en el sonido de
un entorno puede agregarle diferentes sensaciones. Pero si somos ingeniosos
podemos hacer que la arquitectura suene, un ejemplo brillante es el “Órgano
Marino” en Zadar, Croacia, compuesto por una red de tubos de polietileno
y cavidades resonantes que emiten sonidos según las olas y el viento que
golpean la costa, con treinta y cinco tubos individuales con una longitud total
de treinta metros, es el aeródromo más grande del mundo.
El olfato lleva un recuerdo emocional más profundo y nos ayuda a situarnos
en el espacio pensar en cómo los aromas pueden marcar un lugar y darle
carácter puede ser una herramienta para que las personas recuerden el espacio
de una manera diferente la simple apariencia.
Las superficies de los suelos, paredes y mueble, como la temperatura
ambiente, la humedad y la ventilación, definen buena parte del confort en
cuanto al tacto. Después de todo, una silla de metal puede traer aspectos muy
interesantes, pero puede ser fría e incómoda dependiendo del clima, los
ambientes cálidos pueden volverse más agradables y lúdicos con la presencia
de un vaporizador, el viento en una cortina que puede transformar un
ambiente e imitar al tacto.

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