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Fecha: 04/09/2022

DESAFÍO 5: ENSAYO

Asignatura: Desafíos para la Formación en Aprendizaje por Competencias en Educación


Superior
Profesora: Mabel Valenzuela Galdames
Nombre: Roxana Osorio Alarcón
Sentido y rol de la docencia en educación superior en el siglo XXI 2

La educación superior como proceso de transformación y evolución

Introducción:

Primero que todo, es totalmente acertado afirmar que la Educación es un campo de constante transformación; y debido
a su impacto en el progreso de la sociedad, suele ser un área muy estudiada, criticada y reformada ¿y esto por qué?, la
respuesta es simple; la educación es un pilar fundamental de la vida en sociedad, y de este modo, debe adaptarse a los
cambios que esta va realizando con el tiempo; y sin duda, sus reformulaciones son, generalmente, en pos de una mejora
en cada una de sus aristas. Como señala Molina (2006a), la educación se enfoca en resolver conflictos biológicos, es
decir, la evolución y el desarrollo, y en este sentido, es imposible pensar en una educación que no sufra reformas. Quizá
modelos que funcionaron en antaño, en la actualidad no dan buenos resultados, y está bien, la sociedad cambia, los
individuos cambian, la vida cambia… no se puede asumir que la educación sea inmune a ello.

De esto devienen las preguntas ¿desde dónde se realizan los cambios? y ¿qué motiva a realizarlos?, bueno,
principalmente, desde la existencia de paradigmas que no han sido derrocados del todo y que, mediante su
concientización acerca de las dificultades que acarrean a la vida social o profesional de los estudiantes y egresados,
pueden ser estudiados, analizados, reflexionados, reformulados y transformados en prácticas innovadoras y acordes a
las demandas sociales del siglo XXI. Entonces, podemos afirmar determinadamente que la educación superior debe
eliminar paradigmas para encaminar el progreso de la sociedad y del individuo, pero ¿de qué forma?, las medidas y las
propuestas ya existen, sin embargo, seguirán creándose otras nuevas a las que, de acuerdo con sus beneficios, deben
ser aprobadas, estudiadas o descartadas, pues lo que se busca es la calidad en el proceso educativo, la calidad de sus
resultados y la integridad de sus estudiantes y egresados, y esto significa un avance, nunca un retroceso, y además,
como menciona Molina (2006b), esta debe adquirir su sentido en la evolución de la sociedad y el desarrollo humano,
aceptando el aprendizaje como la meta principal del sistema educativo, y del mismo modo, otorgar un papel
protagónico al estudiante como centro de este proceso; esto comprendido como una formación de un individuo, que al
adquirir el aprendizaje, sea capaz de desarrollarse y compartir en sociedad, lo que nos lleva a abarcar los conceptos de
socialización e individuación, con enfoque en el segundo, ya que, el estudiante debe ser atendido desde su singularidad,
y de acuerdo con Araujo y Martuccelli (2010), el individuo se singulariza constantemente, y esto lo independiza de las
posiciones sociales.

De la misma forma, no podemos olvidar el contraste y complemento de los conceptos de instrucción y educación, el
primero, centrado en el academicismo y el segundo como una formación integral (Herrán y Álvarez, 2010). Aunque
pueden ser polos opuestos, la compenetración de ambos pueden lograr un aprendizaje centrado en el desarrollo de
competencias, como la propuesta del Proyecto Tuning; y estas mismas competencias deben ser trabajadas de acuerdo
con la creación de directrices en los sistemas de Aseguramiento de la Calidad y las Políticas Curriculares, lo que además
debe generar una base establecida para la buena implementación del crédito transferible. Esto, al ser analizado parte
por parte, puede dar indicios de cómo la educación se transforma mediante la necesidad que la sociedad demanda con
respecto a su propia evolución y la de sus integrantes.
Sentido y rol de la docencia en educación superior en el siglo XXI 3

Tesis:

La Educación Superior actual debe eliminar paradigmas para encaminar el progreso de la sociedad y del individuo, y el
rol del docente debe atender a estas implicancias del siglo XXI

Es evidente que cada reforma educativa se basa en alguna necesidad social determinada para su época, y del mismo
modo, con el paso del tiempo, dejan de tener la misma validez y comienzan a ser cuestionadas para ser reformuladas
nuevamente, sobre la base de demandas sociales de actualidad, en este caso, del siglo XXI; una época globalizada,
moderna, tecnológica, cambiante, competitiva y crítica; y el rol del docente no queda exento de transformaciones frente
a ello.

Desarrollo:

1. Los fundamentos de la docencia en Educación Superior, desde el enfoque de la filosofía contemporánea que
distingue el centro en el aprendizaje y al estudiante como protagonista

Primer paradigma que debe ser eliminado: “el centro del proceso educativo es la enseñanza y su actor principal es el
docente”. Atrás quedaron los años en que los estudiantes solo eran adoctrinados por un maestro, quién protagonizaba
el proceso educativo con sus saberes y enseñanzas, con influencia unilateral que en segundo plano colocaba al
estudiante, como un ser formado por y para la teoría y lo técnico. En la actualidad, el rol del docente y el proceso de
aprendizaje, se deben enfocar, como dicen Herrán y Álvarez (2010), en un desarrollo humano global.

En la actualidad, de acuerdo con la interdisciplina de la psicología y la sociología en el aula, ha sido posible comprender
el desarrollo humano como un proceso de interés en las prácticas pedagógicas y, del mismo modo, el proceso de
aprendizaje como un instrumento de adquisición que se convirtió en transformador de pensamientos y realidades, y se
enfoca en el desarrollo de habilidades y competencias que cada persona requiere en medio de cada etapa de su vida
(Sánchez, 2001., y Molina, 2006a).

El aprendizaje como tal se da mediante lo teórico y las experiencias; y gracias a él, una persona puede desarrollarse
como un ser social, integral y profesional. Por este motivo, su adquisición debe ser orientada y guiada por un docente
que genere instancias significativas para sus estudiantes, en contexto de que ellos sean siempre el centro de este
proceso, es decir, no enseñarles “qué pensar”, sino “cómo pensar”, y hacerlos conscientes de un “para qué” servirá ese
pensamiento para la vida, y así con cada aprendizaje.

De este modo, el estudiante modela y crea su propio aprendizaje, lo relaciona con su vida, sus aspiraciones y le entrega
el sentido que para él tenga ese conocimiento; mientras que el rol protagónico del docente en tiempos anteriores, se
convierte en secundario, y sus tareas se deben centrar en acompañar, guiar y retroalimentar a su estudiante, aceptando
la bidireccionalidad como un método de aprendizaje compartido y una evolución de ambos sujetos, en dirección del
progreso, como señala Molina (2006b), “la educación, en tanto, implica un mecanismo de transmisión cultural, no sólo
es el engranaje central de la evolución ´humana´ de nuestra especie sino también lo es del ´desarrollo´ humano de cada
uno como individuo y a lo largo de nuestras vidas” (p.82).
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2. La educación como mecanismo de socialización e individuación

Segundo paradigma que debe ser eliminado: “el individuo solo forma parte de una colectividad educativa”. Como señala
Molina (2006b), “hablar de un derecho a la educación es ante todo constatar el papel indispensable de los factores
sociales en la formación de un individuo” (p.82). Es decir, la educación sí o sí requiere fielmente de un proceso de
socialización entre pares, y entre docentes y estudiantes, sin embargo, el eje de esta debe ser siempre el sujeto, desde
su determinación e individuación como tal; como una persona única que adquiere y se apropia del aprendizaje a su
modo y con sus propias experiencias, como señala Di Pietro (2004), existe una dicotomía y una interdependencia entre
ambas, por lo que, se necesitan mutuamente para el buen funcionamiento del proceso educativo, no olvidando que, tal
como mencionan Molina (2006b) y Araujo y Martuccelli (2010), es importante admitir que la individuación debe poseer
protagonismo en el plano educativo, enfocando de esta forma la adquisición del aprendizaje, desde el individuo hacia el
individuo. Por esto, desde este enfoque, el rol del docente debe ser estructurado como formador de individuos para una
vida en sociedad.

Clase a clase, el docente ya no debe asumir conductas o pensamientos generales entre sus alumnos, por el contrario,
debe conocer y comprender a sus estudiantes como seres únicos, sujetos a cambios, intereses, motivaciones,
dificultades y aspiraciones individuales y ¿cómo?, mediante la socialización, como menciona Sánchez (2001), “el
despliegue de la rica vida subjetiva dentro de los procesos de socialización, es al mismo tiempo, un proceso de
individuación”. Por esto, el docente debe motivarlo a participar e interactuar con el resto, para permitir el despliegue del
estudiante y su singularización dentro de su proceso de aprendizaje, aceptando cada diferencia como una instancia
única de enriquecimiento personal y compartida dentro de la clase. Esto apunta también a la creación de lazos afectivos
entre agentes educadores y educandos, ya que, facilita la interacción y posibilita la construcción personal en el docente
sobre la singularidad de cada uno de sus estudiantes en su conciencia y en su quehacer pedagógico.

Entonces, si bien para esto es necesaria la socialización del estudiante con su clase; la idea principal de la educación
actual es centrarse en la cognición de este, y en su desarrollo técnico y práctico mediante recursos que adquieran un
sentido de aprendizaje para la vida, como mencionan Herrán y Álvarez (2010) “si el profesor realiza su trabajo con un
enfoque evolutivo, podrá sentir que su trabajo no finiquita en su entorno, sino que se vuelca o trasciende el proceso de
desarrollo y evolución de la sociedad”. Y de acuerdo a lo mencionado con Di Pietro (2004), quien abala mayormente la
socialización en la creación del individuo; lo podemos contraargumentar con los planteamientos de Molina (2006b),
Araujo y Martuccelli (2010) y Herrán y Álvarez (2010), la formación se centra desde el individuo hacia la sociedad, y no
desde la sociedad hacia el individuo; no obstante, esto más que negarlo, reafirma una vez más su interdependencia con
predominancia en la individuación.

3. Implicancias del debate entre instrucción y educación en la opción por el desarrollo de competencias en Educación
Superior a nivel nacional

Tercer paradigma que debe ser eliminado: “la instrucción de la clase expositiva es el único medio para generar
aprendizajes”. Por este motivo, escuchar, anotar y memorizar, han quedado en segundo lugar al momento de analizar
los requerimientos de la sociedad con respecto a sus individuos; dando realce a la idea de “aprender haciendo” como la
principal fuente de aprendizajes significativos en una persona, en palabras de Molina (2006a) “los estudiantes aprenden
haciendo y sus instructores funcionan más como tutores que como profesores” (p.59).
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El enfoque conductista es cambiado por un enfoque constructivista, es decir, actualmente, los docentes no solos forman
en teoría, sino que también y con un enfoque progresista, forman en competencias y habilidades, puesto que estas, ya
sean genéricas o específicas, se pueden desarrollar en distintos ámbitos de la vida –ciudadano, social, individual,
profesional, entre otros-, y del mismo modo, el docente del siglo XXI debe otorgar un carácter integral a la formación
social y profesional de un individuo. Herrán y Álvarez (2010) señalan que al centrar la labor pedagógica en la entrega de
contenidos, los docentes tropiezan con la instrucción, que a pesar de ser un factor importante dentro del estudio de una
disciplina, no debe ser el enfoque protagónico educativo; y es ahí donde el docente debe usar esta instrucción como
complemento a una formación personal y social, involucrando valores, desarrollo de competencias de pensamiento y
prácticas, para que el individuo se desarrolle en una sociedad como ser integral y no solo como profesional teórico de un
área específica. Ahí es donde la planificación docente adquiere un papel importante en su construcción con respecto a
su objetivo focalizado en el desarrollo de competencias, tal como señalan Herrán y Álvarez (2010), “la planificación
docente es anticipar qué y cómo se va a enseñar expresar cómo se va a evaluar y permitir evaluar lo que se ha
pretendido y desarrollado para mejorarlo”; por consiguiente, dicha planificación debe estar tan bien estructurada que
permita el complemento entre la instrucción y la formación integral, el desarrollo de valores y competencias en inicio,
desarrollo y cierre de la clase, permitiendo la evaluación en todo momento, junto con la metacognición, para abarcar en
cada instancia posible aquellos elementos que requieren de mayor atención para lograr mejores resultados por parte de
los estudiantes, en sus procesos educativos. La clase interactiva genera instancias para aprender de otros, para opinar,
trabajar colaborativamente, entre otras; lo que significa una construcción integral y necesaria para el sujeto en su propia
progresión dentro de la sociedad. De ello, se puede entender entonces que la clase expositiva ya no genere los procesos
ni resultados deseados por los sistemas educativos actuales, ya sea a nivel país o a nivel internacional, y el docente que
aun la practique, pueda reflexionar y replantearse sus prácticas pedagógicas en pos de su evolución como docente.

4. Principios fundamentales que sustentan los sistemas de Aseguramiento de la Calidad

Cuarto paradigma que debe ser eliminado: “el sistema de Aseguramiento de la Calidad se focaliza en la validez y
subvención para carreras universitarias en funcionamiento de la calidad de sus servicios”. En este caso, el rol del
docente debe cumplir un papel transformador muy importante, pero ¿con qué directrices? Uno de las principales
falencias con las que cuenta el Sistema de Aseguramiento de la Calidad a nivel país es la carencia de lineamientos o
directrices claras acerca de lo que cada carrera universitaria debe cumplir para lograr su acreditación. Tal como señala la
OCDE (2013), en el sistema de acreditación nacional, se prima una marca de aprobación en vez de una marca sobre
mejoras continuas, muchos intereses de financiación gubernamental, su carácter como herramienta de marketing,
criterios de evaluación que no consideran diferencias contextuales entre una institución y otra, además de la
imparcialidad, formación e idoneidad para de la evaluación por homólogos de este proceso, y se realiza un análisis en
búsqueda de inspiración a su reforma mediante la reflexión de prácticas aseguradoras internacionales, tales como las de
Irlanda y Reino Unido, mediante líneas de acción y directrices claras y logrables, certificados, estatus, beneficios,
flexibilidad a contextos, entre otros, que de aplicarse al modelo asegurador chileno, se lograría un avance a años luz de
su mejora.

Por este motivo, Bernasconi et al., (2020) señala que se debe avanzar de lo procedimental a lo sustantivo sobre la base
de criterios contextualizados, se debe enfocar en su globalidad y no solamente en el trabajo académico, creación de
oficinas expertas en aseguramientos de calidad que trabajen constantemente en función de su corrección, mejora y
progreso. “Esta modificación apuntaría a corregir algunos aspectos de los procesos de acreditación de programas que
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han generado críticas, como el que resulten demandantes, sobreburocratizados, costosos, e incluso redundantes
respecto de lo realizado en el nivel institucional” (Bernasconi et al., 2013, p.5).

Si bien, las carreras universitarias actúan siempre en favor de su mejora y el proceso de Aseguramiento de Calidad tiene
un papel crucial en estas decisiones, no hay claridad ni hay directrices sólidas con respecto a lo que se espera de cada
Institución Universitaria, y de mejorar estas mediante las recomendaciones y planteamientos de la OCDE (2013) y de
Bernasconi et al., (2020), debería visualizarse un alza en la calidad de los servicios universitarios, y la evolución del rol
docente estará basada en lineamientos y criterios claros que apunten al desarrollo de un perfil de egreso competente y
bien logrado por parte de sus estudiantes.

5. Políticas que promueven la opción del currículo basado en competencias

Quinto paradigma que debe ser eliminado: “el aprendizaje disciplinar se centra en lo técnico y lo teórico”. Si bien, se
requiere teoría dentro de cualquier área de estudio, es importante recalcar que no es lo más importante dentro del
sistema educativo; debido a que, la sociedad demanda individuos con diferentes habilidades para desenvolverse en su
cotidianidad competitiva y exigente, en su participación como ciudadano o como profesional. En este sentido, podemos
relacionar el papel de los planteamientos del Proyecto Tuning, los Meta-perfiles y perfiles de egreso, y el Marco de
Cualificaciones, pero, ¿qué implicancias tiene uno en el funcionamiento del otro? La respuesta es sencilla, en el ámbito
de la educación, todo está, innegablemente, interconectado y del mismo modo, estos tres aspectos. El proyecto Tuning,
de acuerdo con los planteamientos de Menéndez (2009) y Beneitone et al. (2013), se presenta como un modelo
internacional que poco a poco fue tomando protagonismo en América Latina, y se basa en un enfoque educativo de
desarrollo por competencias. Este enfoque posee cuatro líneas de acción, de acuerdo con Beneitone et al. (2013), las
cuales son: competencias genéricas y específicas de las áreas temáticas, enfoques de enseñanza, aprendizaje y
evaluación de estas competencias, créditos académicos y calidad de los programas. De acuerdo con Beneitone et al.
(2014), las competencias genéricas y específicas son abarcadas en los meta-perfiles de egreso, mediante la base de una
visión global en áreas determinadas, de las cuales, cada universidad debe buscar la base para la creación de sus propios
perfiles de egreso, pero, ¿esto de qué manera se relaciona con el Proyecto Tuning?, pues bien, estos meta-perfiles de
egreso ya no se centran solo en la teoría, sino, se focalizan con mayor detención en el desarrollo de competencias
integrales. Aquí es donde entra en juego el Marco de Cualificaciones, según Lemaitre (2013), debido a que este “es un
instrumento para el desarrollo, la clasificación y el reconocimiento de destrezas, conocimientos y competencias” (p.2),
es decir, le otorga un valor, una importancia, y fomenta el uso de los conocimientos y competencias obtenidas, dentro y
fuera de la universidad, creando prestigio y redes entre instituciones y otros organismos, y todo desde la raíz del
desarrollo de competencias.

6. Implementación del crédito transferible

Sexto paradigma que debe ser eliminado: “el perfeccionamiento profesional solo depende del estudiante, egresado y
docente”. El crédito transferible otorga valor y confianza a las carreras profesionales, debido a que, permite contabilizar
el tiempo y la validez del estudio en el perfeccionamiento profesional e integral del estudiante o egresado, asociando
estos con las metas, procesos y resultados del proceso educativo (Beneitone et al., 2007), y esto significa un
reconocimiento de todo su trabajo y logro (Benito, 2011). De esta forma, cada actividad y cada participación se puede
contabilizar y entender como una práctica progresiva de mejora continua que debe también ser complementada con
beneficios, tales como la posibilidad del fomento de la movilidad, tanto para estudiantes, como para investigadores y
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profesores. Esto motiva la perspectiva del rol docente, enfocada en la transformación de una sociedad que
primeramente, requiere también de su conciencia, transformación y progreso.

Conclusión:

Cada aspecto analizado presenta un desafío para el desarrollo de la educación terciaria, y confirma que la Educación
Superior actual debe eliminar paradigmas para encaminar el progreso de la sociedad y del individuo, y el rol del docente
debe atender a estas implicancias del siglo XXI.

¿Pero cuáles son los desafíos que se deben atender? Claramente, estos desafíos se basan en la eliminación o
transformación de paradigmas existentes en una nueva oportunidad educativa, que impulse el rol docente a actuar en
favor de un progreso del estudiante, de la sociedad, y de su mismo rol formador.
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4. BIBLIOGRAFÍA

Araujo, K. y Martuccelli, D. (2010). La individuación y el trabajo de los individuos. Educação e Pesquisa. 36(n° especial)
077-091.

Beneitone et al. (2007), Reflexiones y perspectivas de la Educación Superior en América Latina (páginas 11 a 21 y 23 a
70). Disponible en: Tuning América Látina - Reflexione y perspectivas de la Educación Superior en América Latina -
Informe Final Proyecto Tuning América Latina 2004-2007 (tuningacademy.org).

Benito (2011), Nuevas claves para la docencia universitaria en el espacio europeo de educación superior. (Páginas 7 a
11). Narcea ediciones. Disponible en: Nuevas claves para la Docencia Universitaria en el Espacio Europeo de Educación
Superior (untumbes.edu.pe).

Herrán, A. de la y Álvarez, N. (2010). Para qué enseñar: Significado y sentido de la formación universitaria. En J. Paredes y
A. de la Herrán (Coords.), Cómo enseñar en el aula universitaria. Pirámide.

Molina, V. (2006a). Currículo, competencias y noción de enseñanza-aprendizaje. Necesidad de reformulación de nuestras


concepciones sobre educación. Revista PRELAC, UNESCO. 3, 49-3.

Molina, V. (2006b). Educación, evolución e individuación. Revista PRELAC.

Menéndez, J. (2009). La noción de competencias en el proyecto Tuning. Un análisis textual desde la sociología de la
educación. Revista Observar. 2009, 5-41.

OCDE (2013). El aseguramiento de la Calidad en la Educación Superior en Chile 2013. (pp.73-76).

Sánchez, Y. (2001). Vigotski, Piaget y Freud: a propósito de la socialización. Revista Enunciación. 6(1).

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