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ems! * Ja forma eso Cerri llo Pedro C 4 ‘educacion Otuoria. Rorcelay 6. La formacién literaria del profesor. El profesor como mediador en la lectura 1La formacién literaria del profesor (nos referimos tanto a los profeso- res de Infantil y Primaria, como a los de Secundaria y Bachillerato) debiera estar encaminada a lograr la capacitacién para la ensenanza do la Literatura y, particularmente, de Ia Literatura Infantil y Juvenil, por un lado, y # la adquisicion de los instrumentos necesarios para el uso escolar de textos literarios, por otro. Esto no seré posible si los profesores no tienen competencia literaria y un conocimiento de la LI} que les permita tanto orientar la seleccién de lecturas de los nifios, yy adolescentes, como conducir su proceso de educacién literaria en el, ‘periodo escolar que, en cada caso, correspond, Los futuros profesores estin muy condicionados por sus estudios. Lingifstico-literarios: proceden de una ensefianza formalista de la Lengua y de una ensefianza historicista de la Literetura; incluso mu- cchos profesores universitarios, tanto en las Facultades de Filologia ‘como en las de Educacién, 0 en las Escuelas de Magisterio, contingan, ensefiando esos modelos de Lengua y Literatura, olvidando que en su formacién el profesor de Literatura no tiene s6lo que almacenar con- tenidos enciclopédicos sobre historia literaria (movimientos, autores, ‘obras 0 estilos), sino que tiene que conocer estrategias que favorezcan el desarrollo de la competencia literaria de los alumnos, por medio de e508 conocimientos, pero también por medio de la lectura de textos, del posicionamiento critico, de la actitud o de los saberes previos, porque la educacién literaria no puede ser un mero acontecimiento; ‘el profesor se debe enfrentar a ella como una experiencia con capaci- (ome wediador en la kc bra i | Iitravia olf profesor. E] protesor Llvalura ardel {a toracin tne el prtesor » #3 CACAO 200 7. G24 ineratuan dbo sor sinénimo de «educacién literaria», de modo que la Literatura pueda {ncorporarse a la experiencia de los alumnos. Por 050, el profesor debe prepararse para adquirir competencias profesionales: saber hacers, os decir, aber ensefiar literatura, en este ‘aso, saber acercar los textos literarios a los lectores nifios, adoles- Contes 0 jévenes. Para lograrlo, la enseBanza de nuestra disciplina requiere utilizar, como luego veremos, una metodologia que tenge en ‘xistencia de estas circunstancias que, sin duda, son con- ‘diferencia de lo que ha sucedido en el pasado, en la formacién Iiteraria del profesorado hoy debe incluirse el estudio de la LI, por Jas razones ya apuntadas en capftulos anteriores de este mismo libro (@u importancia en la formaciém lectora y en la educacién litera de los escolares, sobre todo). Aunque se ha superado, en gran medi da, el cuestionamiento de la existencia de la LI] y do su verdadero carécter literario y valor artistico, aunque existe una considerable, aunque desigual, produccién literaria infantil y juvenil,y aunque es cada ver mayor le atencién que le prestan diversos sectores sociales, para muchos de quienes forman parte de nuestro entorno educati- vo més cercano, el relacionado con la educacién infantil, secundaria y bechillerato, la Li es tod da o, incluso, jones. Por eso, es necesario concienciar a Jos futuros docentes de la importancia que tiene la LI} para el buen cumplimiento de sus tareas como promotores de los habitos de loctura, como formadores de los gustos literarios de los ‘escolares y como encargados de Ia adquisicién de su competencia literaria 6.1, Objetivos de 1a formacién literaria del profesor La determinacién precisa de los objetivos de la formacién literaria del profesor permitiré una planificacién racional de la enseAanza y Ia valoracién del proceso de aprendizaje y sus resultados. Con el fin de sistematizar la formulacién de esos objetivos, los hemos agrupado cn tres apartados: 1. Generales, o roferidos a las capacidades a desarrollar en los alumnos como resultado de la intervencién didéetica, 184 Lies net yey ecacinra 114, Reflexionar sobre las aportaciones que Ja Literatura y la LI) pueden ofrecer tanto en el aprendizaje lingifstico como en la formacién estética y cultural del alumno. 1.2. Favorecer el descubrimiento de las posibilidades del profesor ‘como mediador del adecuado contacto del nifio con la creacién Aiteraria, 1.3. Comprender el carécter y le esencia de la Literatura, tanto de la perspectiva del receptor como de la vertiente creadora. 1.4, Valorar los conocimientos tedricos como fundamento indi pensable para la necesaria tarea docente de aprovechamiento educativo de la Literatura, 1.5. Valorar didacticamente las funciones de la lectura literaria, 2. Cognoscitivos, o propios de los conocimientos especificos a im- partir y desarrollar con los contenidos y las actividades de la mat 2.1, Aprender el funcionamiento del lenguaje literario. 2.2. Conover y practicar modelos de comentario de textos litera- los. 2.3. Adquirir los conocimientos basicos de los prineipales géneros literarios. 2.4, Distinguir los componentes esenciales do los libros infantilos contenidos, estructura literaria y disello editorial 2.8. Conocer y dominar téenicas para estimular, animar y orientar Ja capacidad creativa del nio a través del empleo del lenguaje Aiterario, 2.6. Conocer diversas posibilidades para la préctica de Ia dramati- zacién en el aula 12.7. Distinguir los componentes esonciales de la literatura popular de tradicion infantil. 2.8, Conocer la evolucién de la Literatura Espafiola en sus momen- tos més representativos. 2.9. Conocer las aportaciones més significativas en la Historia de la LI} espafiola y de la Historia de la Li} universal, con especial atencién a las corrientes més destacadas de la LIj actual. 2.0. Conocer y practicar diversos tipos de técnicas y estrategias Ps ar a la lectura, asf como los instrumentos bésicos para organizar y poner en funcionamiento una biblioteca de aula, a temacon er trot © 5 8. Formativos, correspondientes a las actitudes docentes © profe- sionales a desarrollar en los alumnos y a las actitudes personales ha- cia la Literatura y su ensefanza, 3.1. Orientar y favorecer Ia utilizacién de medios y materiales di- <éeticos para la formacién Iiteraria. 3.2. Fomentar la capacidad de apreciacién y evaluacién de los va- lores intrinsecos de una obra literaria y de sus posibilidades educativas. 3.3. Bstimularel empleo de| importancia de la enseflanza como proceso comuni- cativo abierto y productivo y despertar el interés por ampliar Jos conocimientos personales y profesionales. 35. Habituar al anélisis y a la reflexién eritica de las actividades profesionales. 3.6. Concienciar sobre la importancia que et Ja Literatura en la ensefianza del Lenguaje. 32. Impulsar el interés hacia el aprovechamiento didéctico de la Literatura en Ia formaciGn integral del nifto y del joven. 4.8. Desarrollar una actitud abierta y eritica hacia todos los pro: bblemas educativos y socioculturales relacionados con Ia Lite- ratura 2 la utilizacién de 6.2. Algunos criterios metodolégicos Es preciso que los profesores no se limiten a aplicar mocénicamente {férmulas 0 técnicas cuando tengan que proponer actividades, aunque uedan venir avaladas por un cierto valor de préctice contrastada; en ‘cualquier caso, y cuando eso suceda, el profesor debe tenor capacidad para comprobar si esas técnicas que, a veces, son meras «recelas» (anuy atractivas, ademés, en un mundo como el de la animacion a 1a lectura, tan vinculado al émbito escolar) han servido en otras cir- cunstancias que no tienen que ser iguales ni semojantes a las que él mismo se va a enfrentar; con otras palabras, de muy poco servird 1a aplicacién de técnicas concretas, que buscan un acercamiento hidico © inmediato a la lectura literari, si no form: ‘macién general y coherent parte de une progra- De la misma manera, es necesario que los profesores tengan con- ciencia de la necesidad de no recurrir, para guiar la lectura de sus alumnos, a la recomendacién de libros que ellos no hayan leido previamente: s6lo si existe ese indispensable conocimiento podrén transmitir el eritusiasmo nocesario y despertar la sensibilidad de sus alumnos ante la obra literaria. Seré una forma de desarrollar una au- téntica comunicacién educativa y formativa, que tendré su base en la posibilidad de poder compartir experiericias y sensaciones ante los textos literarios. También es conveniente que el prafesor valore la necesidad de combinar, en su trabajo habitual de clase, el uso de las fuentes documentales y de los conocimientos organizados y siste- éticos, junto a téenicas creativas, asf{ como que ojercite la reflexién yy la autocritica, tanto a la hora de programar como a la de evaluar, ‘siempre en busca do las soluciones mds satisfactorias para la realidad donde serén aplicadas. Junto a la ensefianza de conocimientos y a la preparacién de com- potencias, es muy importante el desarrollo de actitudes en el profeso- rado y en el alumnado, de modo que sintonicen en Ia consideracién del valor de la Literatura, ‘La eficacia de cualquier metodologia depende no sélo de los pro- ccodimientos que se apliquen, sino también de Ia adecuacién de éstos 18 quo se pretenden, a las actividades que realizarén los Icanzarlos, a la organizacién de las mismas por parte del profesor, a las condiciones do los alumnos a que se dirigen y a la evaluacién que se aplique. Bs decir, al conjunto de la programacién De todos modos, no es innecesario recordar que la programacion no vva a resolver todos nuestros problemas educativos; es, més bien, un esfuerzo creative que nos ayudaré a conseguir un aprendizaje més ¢ficaz, aunque con las limitaciones que son propias de cualquier ins- trumento de planificacién. La programacién no debord impedir ni li- titar Tas iniciativas que surjan en la clase, ni las del profesor ni las de los alumnos. El docente debe interesarse por la programacién por- ‘que le permitiré concretar la accién didactica, teniendo en cuenta el y temporal, el contexto sociocultural, los contenidos, 80. Vid GIMENO, J y PEREZ, A. (19695 La ensefanza: su teria y su pric, Madrid Akal. LAFFITTE, RM. (193) La planiicagid dela dacencia universitci. aroelona: Universided de Barcelona atomic ear de pear « 87 Ja socuenciacién de los contenidos, la metodologis posible reprogramaciGn del proceso y la evaluacién. En la formacisn literaria del profesor, la combinacién de teoria y préctica es una necesidad porque haré posible que los conocimientos fadquiridos se sepan aplicar y justificar ante supuestos de situaciones reales. De acuerdo a ello, los criterios metodol6gicos bésicos deben tener en cuenta: a) La utilidad de las actividades propuestas. b) La reflexién sobre 1a motodologfa empleada. (©) La importancia de combinar trabajos individuales y trabajos grupales. d) La ejercitaci6n en el trabajo en equipo como préctica necesaria para el posterior trabajo en el aula escolar: debates, discusiones, coloquios, autoevaluacién, etc €) La necesidad de establecer un contacto frecuonte con el mundo escolar més cercano, para que los conocimientos teéricos adqui- ridos puedan relacionarse con el medio en que se aplicarén: los, obligatorios periodos de précticas no siempre son suficientes. 6.3. El profesor como mediador. La figura del mediador en lectura El profesor de literatura os ol ensefiante, pero también es, en algu- tna medida, un medindor en lectura, aunque no ol dinico, al menos cn las primeras edades. Su modiacién es obligada, a diferencia de la que ejercen otros modiadores, como los padres o los bibliotecarios. ‘Ya dijimos en capftulos anteriores que en la promocién de la lectura, sobre todo cuando los destinatarios de las mismas son nifios 0 ado- lescentes, es fundamental la figura del mediador, un papel que suelen ‘cumplir adultos con perfiles especttficos (padres, maestros, educado- res sociales, trabajadares sociales o bibliotecarios). Quizé podriamos proguntarnos si es legitimo «intervenir» en Ia actitud lectora de los ciudadanos, siendo ésa una eleccién person Croemos que sf es legitimo y conveniente intervenir, como entende- ‘mos que también lo 6s Ia intervencién institucional en otras actitudes © habitos: los accidentes de tréfico, el consumo de alcohol y tabaco 0 la consorvacién de la naturaloza. La bondad de esas intervenciones la dan los beneficios de esas practicas. No todo el mundo cree conveniente que oxistan mediadores en loc- tura, ya que la decisién final en la eleccién de un libro la debe tener siempre ol loctor; por nuestra parte, estamos convencidos que la in- tervencién de los mediadores, realizada con conocimiento de eau aporta soluciones ante las dudas y facilita, on lo posible, la decisién ‘en la eleccién de la lectura adecuada. El mediador en lectura no es un mero pfoniotor de la, misma (asta Agura pertenece més al ambito institucional o administrativo) ni tam- ‘poco tin mero animador (une figura técnica valida para un momento concreto de la mediacién, pero no para todo el proceso que requiers), Lo entenderemos mejor si pormenorizamos las principales funcionos del mediador en lectura: 18. Crear y fomentar habitos loctores estables. 28, Ayudar a leer por ler, diferenciando claramente la lectura obli- gatoria de la lectura voluntaria, 34. Orientar la lectura extraescolar. 4%. Coordinar y facilitar le seloccién de lecturas segiin la interoses de sus destinatarios. 5*, Preparar, desarrollar y evaluar animaciones a la lectura. iad y los EL mediador, sobre todo si es docente, no debe olvidar que hacer lectores en el ambito escolar tiene una serie de dificultades, cuyo conocimiento le ayudaré a intervenir para superarlas, al menos en jones; las causas que provocan esas dificultades serfan je de los mecanismos lectoescritores como una ac- tividad mecénica, sin la necesaria atencién a los aspectos com- prensivo 2%. La tendencia a identificar «libro» con «manuals o «libro de tex- to». 3¢. La excesiva «instrumentalizaciGn» de la lectura, es decir, su uso para el aprondizaje de otros conocimientos escolares: Ia historia, 1 entorno, la naturaleza, etc. 48, La consideracién de la loctura como una actividad seria y la fa- cilidad con que se asocia «seria» con «aburrida». 5*. La no siempre adecuada seleccién de lacturas por edades. ©*. La falta de ambiente de lectura y de apoyo a la misma en el torno extraescolar dl nif. Le emacs pote ‘74 Las insuficientes dotaciones bibliotecarias escolares y la falta de profesionales bibliotocarios que ationdan esas bibliotecas. LLlegados a este punto, os necesario recordar los ambitos clave de 1a loctura, porque la responsabilidad del profesor-mediador s6lo es la ‘que corresponde a su émbi «) La familia 6) entorno més inmediato en que transcurren los pri- ‘meros afios de la vida y el lugar idéneo pare el descubrimiento de la palabra por medio de la oralidad: un émbito que no con- leva el aprendizaje de la loctura de las palabras escritas, yen el que la rosponsabilidad es de los padres. }) La escuela: un émbito de obligatorio cumplimiento, en el que se aprende a leer las palabras escritas y so ompieza a entender el significado de esas palabras. Es el Ambito de le primera lectura comprensiva. La responsabilidad os de los docentes, pero sin que los padres deban permanocer totalmente al marge 0) La biblioteca: « diferencia de los anteriores, es un émbito indi- recto, porque ol acceso a ella es, y debe ser, voluntario, aunque ‘el acceso a la biblioteca puede realizarse en busca de lecturas placenteras (ocio) o en busca de lecturas instrumentales (est dic), pero siempre por iniciativa propia. La rosponsebilidad es de los biblitecarios. La biblioteca es patrimonto de un comu- ridad; en olla los lectores aprenderén a compartir y respetar los ros y otfos materiales a disposicion de todos, 6.4. La formacién de los mediadores El problema nos lo encontramos, on més ocasiones de las deseadas, cen la formacién de los mediadores. jEstén preparados para ejercer 68a funcién en las condiciones minimas exigibles? No nos referiremos a los mediadores del émbito familiar, sino a los docentes y bi rigs, mediadores profesionales que actian en ambitos institucionales ‘como la escuela o la biblioteca. {Todos los profesores y bibliotecarios ‘conocen cémo funciona el lenguaje literario; o cémo el autor usa, con procedimientos tan especiales como inusuales en ol lenguaje estén- dar, el cédigo de lengua para llamar la atencién sobre su mensaje? ‘Sin esos conocimientos del lenguaje literario, jde qué modo y con qué [ 90 Literatura nantly vet yea era criterios harén une correcta seleccién de lecturas? La formacién institucionalizada que se le da al bibliotecario le fa- cculta para actividades como la catalogacién, la documentacién o la or ganizacién de la biblioteca, pero no para intervenir en el proceso de lectura, en el andlisis de textos o en la seleccién de tn canon de lectu- ras juveniles, por ejemplo. z¥ la formacién de los docentes? El si universitario actual jc6mo prepara a maestros y filélogos, es decir, a los futuros profesores de Primaria, Secundaria y Bachillerato? En el prime- +0 de los casos, el delos maestros, les proporciana una forniacién, en lo ‘que a lectura se refiere, quo les capacita, en el mejor de-los casos, para {que enseften a leer pero no para que creen y formen lectores, quedando esta formacién a expensas del emperio individual y la voluntad poste- rior de quienes tienen més inguietud; el maestro actual puede tener co- nocimientos suficientes de organizacién escolar, de didéctica general, de legislacién educativa o de psicologia evolutiva, pero no los tiene ni del acto de leer, ni de lenguaje literario, ni de anélisie de textos, ni de Historia de la Literatura. En el segundo de los casos, el de los fildlogos, pueden tener amplios conocimientos de Historia de la Literatura, de ‘comentario de textos, de lingtifstica 0 de gramética, pero no los tienen 1ni del proceso lector, ni de Literatura Infantil y Javenil, ni de Didéctica de la Literatura, El problema se agrava cuando, adems, el mediador no ¢s lector habitual, B] mediador en lectura debe formarse a lo largo de un proceso largo, organizado, coherente y comprometido, en el que deben unizse lientos generales y especificos, competencias profesionales, espfritu critico, capacidad para la intervencién co tividad, criterios socializadores, humanismo y, hoy también, capact- dad para entender y atender la diversidad culiural. Este proceso, que s6lo la voluntad del propio mediador puede llegar a cumplir en su totalidad, es el que haré posible que retina los requisitos que debieran ser exigibles para desarrollar Ia labor de mediacién lectora, y que, aunque pudieran parecer obvios, deben saberse: 40) Ser un lector habitual. | Compartir y transmitir el gozo de la lectura. ) Conocer el grupo y tener capacidad para promover su participa- cin, ©) Aplicar una cierta dosis de imaginacién y creatividad ©) Creer firmemente en su trabajo de mediador: compromiso y en tusiasmo, err f) Demostrar capacidad y conocimientos para acceder {2 tmacon oar cl pee» 91 informa. cin suficiente y renovada, 4) Poseer una minima formacién literaria, psicolégica y diddctica, que le dé, entre otros, conocimientos sobre: + El proceso lector y las habilidades que facilitan la lectura, + Un cierto canon de lecturas literarias: obras que pueden ser inicié- ticas en la formacién literaria del nifio, al margen de las lecturas escolares que forman parte del curriculo, * La teorfa y la practica de técnicas y ostrategias de animacién lec- tora, ‘+ La contextualizacion hist6rica de la Literatura, ‘+ La Literatura Infantil y sus mecanismos editoriales. ‘+ La evolucién psicol6gica del individuo en su relacién con Ta lec- tura, 6.5. El profesor-mediador y las lecturas escolares Las lecturas obligatorias, que son las lecturas escolares, hay que acep- tarlas y realizarlas. Son lecturas igual de obligatorias que otras acti vvidades y conocimientos escolares, ¢ igual de obligatorias que otras normas 0 prescripciones de la vida social 1. Son lecturas que exigon esfuerzo, disciplina, tiempo y dedicacién que, presentadas seridad y hon« pueden ser aceptadas por los escolares, pera debemos demostrar a sarén importantes pera ellos, para su vida, para su presente y para su futuro, al tiempo que les permitirin compartir con otras personas pensamientos o emocio- nes, sueos 0 inquietudes. Pero dicho esto, el mediador debe saber que se podré encontrar con un problema: el que representa la necesaria convivencia de la Jec- tura obligatoria y la lectura voluntaria, algo que no siempre es posible lograr en el émbito escolar y que es més diffcil conforme avanzamos cen el nivel educativo en que trabajamos. (En el siguiente cuadro se pueden apreciar las caracteristicas de cada wna de ellas y, al mismo tiempo, las diferencias entre ambas,) Si el profesor tiene claras las diferencias ontre ambas lecturas, y las respota, tendré mucho camino recorrido para que st labor como ‘mediador en lectura tenga buenos resultados. La responsabilidad del profesor es la de atender la lectura escolar, pero sin eespantar» a los ‘que esas lect Lect instal nat 2 tects smn rear 5 Lectures aes hagas [eco mlatmes nptctno leh nan ase 1 least cgi teeta neo eee on bc PRESCRPCIONLECTORA. Nopetscapeion Econ, eae eu peste» lection yes ‘eas apache Locus qe ene qu cn acts, ecg citan ntretace del Prelemas si el way undeletion et mane ME escolares para la otra lectura, de modo que los chicos puedan ac- coder, cuando lo deseen, a ese espacio de libertad que es la lectura voluntaria La escuela, entendiendo como tal la totalidad del sisteme escolar obligatorio, puede lograr que los nis asuman que ler es importante, pero dificilmente podré conseguir, ni eeemos que sea su responsabi lidad, que la lectura sea una slternativa de ocio para ellos. Ademés, Je Iectura escolar es una lectura lastrada por su inclusién en un frea como la que representa la unién de «Lengua y Literatura» y por esa prescripcién lectora» mencionada que aparece en el cuadro anterior, Jo que la convierte en una lectura claramente instrumental: los escola. es, que queramos que pronto y durante mucho tiempo sean lectoros, deben enfrentarse a unos textos en los que se eemplifican nociones Conceptos morfolégicos, sintécticos y léxicos, 0 valores programados «en el periodo educative que corresponds, siempre en detrimento de los valores literarios de esos toxtos. No es extraiio que esos escolares hu yan de a lectura en cuanto éstano es una actividad obligada para ellos Sobre este asunto ya se expres6 Lézaro Carreter hace muchos afios: Initio no se acerca al libro como al juego, al circo 0 al deporte; no ‘existe entre sus apotencias. Antes bien, suele acoger la invitacién al libro ‘como una celada que lo apresard en el tedio, Parque sus primeros contactos con 6! [contacto oficiales ~precisamos nosotros-| son de vencimiento de obstéculos; primero, el de descifrar los signos grficos y el de relacionarlos ‘con el significado del Iéxico y del discurso; desputs, el de la comprension de los distintos saberes.. Con el libro de texto, los muchachos, en rigor, “go Teen, sino que aprenden. No es raro que ‘camino de la lectura {J No creo apenas en el lector esponténeo; los que solemos tenernos por tales hallaromos en los origenes de nuestra rocapecitamos, estimulos y contagio. EI hébito lector lege cuando ha pasado mucho tiempo de préc- tica lectora. En las primeras edades lo que hay es una tendencia, més 0 menos fécil, ala actividad lectora, que debe confirmarse con Jos cambios ffsicos y mentales que suponen el paso de la nifiez @ Ia adolescencia y de ésta a la juventud. La decisién de ser lector la toma, libre y voluntariamente, cada individuo, més allé de préc- ticas lectoras regladas, obligadas o programadas; en todo caso, Io que la institucién escolar puede hacer es allanar el camino para que esa decisién pueda ser tomada mas fécilmente, para lo que Ia buena seleccién de las lecturas escolares es muy importante; le misma palabra «seleccién» despierta reticencias en muchas per- sonas, porque se asocia a «eleccién» de unos y «el otros. Por eso, debiéramos entender «seleccionar», como dice Ge- nevieve Patte: «... no como restringir, sino todo lo cantrario, como valorar»," es decir una intervencién mediadora que sporte solucio- nes a las dudas y facilite, en lo posible, la decisién del lector en la eleccién de la Jectura adecuada, 6.6. El mediador y el entorno social El profesor, que ~como ya vimos~ es un segundo mediador en la Jectura de los escolares (el primero es el que actiia en el Ambito familiar), tendré que intervenir en ocasiones para remediar ac- tuaciones incorrectas en ese primer 4mbito, en el que actiian me- diadores «no especialistas» (los padres), que no siempre asumen que: 1. Leer no es una pérdida de tiempo. 2, Leor puede ser divertido. 3. Todos los libros no les gustan a todas las personas, 61, LAZARO CARRETER,F. (1044 deseo do leery. en ABC 12 de febrero, p-7 62. PATTE, Genevitve (1088) Si nos dearan ler. Los nie y la bbliotocas Boots: Proculturay Kapa, p48 4, La lectura extraescolar nunca debe ser un castigo ni se debe obli- Bar, aunque sf facilitar 5. Es bueno que los padres compartan lecturas con sus hijos, que les cuenten cuentos, les lean historias o «leans juntos libros de imagenes y dlbumes. 6. Es importante que los hijos vean leer a los padres, o que, juntos, visiten librerfas, compren libros y usen las bibliotecas, El segundo médiador (profesor o bibliotecario) se'va a encontrar, ‘ademés, con In dificultad que se deriva de la escasa valoracién social de la lectura, que esté relacionada con la importancia que la socieda actual da a determinados modelos de discurso, tanto en sus conten! dos como en sus formas: hoy se reconoce y valora més a un periodista ‘que escribe o habla sobre las interioridades de las vidas de famosos de acotilla que a un buen poeta que, desde sus versos, nos hace ver con ;nuevos ojos Ia excepcional belleza de un chopo en otofi (al que se considera, en ocasiones, pedante e, incluso, cursi); hoy es més cono- ido y celebrado un tertuliano, de los que proliferan en radios y tele- visiones, que es capaz de hablar (a veces, de pontificar), con el mismo superficial conocimiento, de terrorismo, de la «Champions Loagues 0 do la sucesién a Ia Corons, que un profesor que reflexiona, seria y do- mente, sobre la pérdida de valores o la falta de ética (al que se tacha de aburrido). En el caso de las formas expresivas, algunos tipos de discurso se convierten enseguida en paredigmas: durante ientos de afios el modelo de lenguaje de prestigio era el que usaban Jos escritores: la gente lefa libros enriqueciendo su vocabulario y me- jorandy sus capacidades expresivas; ahora, el modelo es el de algunos medios de comunicacién de masas, que, en muchas ocasiones (por jemplo, los prolificos programas «rosa», los debates y tertulias en di- recto o Jas retransmisiones deportivas, tanto radiofénicas como tele. visivas) transmiten un lenguaje atropellado, lleno de incorrecciones, vulgarismos, procacidades y barbarismos. En general, es el modelo ‘que corresponde a una sociedad que ha sustituido la cultura de la ermanencia por la cultura de lo effmero. El profesor-mediador tiene la responsabilidad de fomentar las pri meras tendoncias lectoras, consolidéndolas con las estrategias mis ‘adecuadas en cada momento. Su trabajo es esencial, pero también ‘complejo (sobre todo en el émbito escolar), entre otras razones porque deberd trabajar con lecturas de diverso tipo, con las que pretenderé lograr diversos objetivos: informacién, instruccién, diversion, imag atemsci Mena del poor « 95 ~ nacién, etc, lo que no deja de provocar ciertas confusiones. Y porque “ge encontraré con la competencia, a veces desleal, de actividades y pprécticas de ocio, muy extendidas en el conjunto de la sociedad, que tienen en su pasivided su principal reclame: la televisién, los juegos lectrénicos 0 las nuevas tecnologias provocan una fascinacién in- ‘mediata con la que el ejercicio de la lectura, con lo que tiene de vo- Tuntario, individual, esforzado o silencioso, dificilmente puede com- potir. El auge de los medios audiovisuales y la poderosa irrupcion de Jas nuevas tecnologfas han favorecido un cambio de modelo cultural: de la supremacia de una cultura alfabética, textual e impresa, se ha pasado a la supremacia de una cultura de imégenes audiovisuales, Jo que ha provocado ciertos cambios en los usos del lenguaje y en las. cepacidades de razonamiento, Y, sin embargo, la historia nos dice que ha sido la préctica de la lectura la que ha aportado @ los hombres capacidad para interpretar, elegir, debatir y crticer. ¥ los mediadores, los educadores, los promo. tores de la lectura son los primeros que lo deben tener en cuenta, pero no debieran ser los inicos: la sociedad ~a través de sus instituciones— tiene que formarlos adecuadamente y proporcionarles los medios ne- ‘cesarios para cumplir dignamente esa responsabilidad. No serfa buo- no que las sociedades dosarrolladas, justificéndose en la revolucién. tecnolégica, renunciaran a la extensién de Ia préctica lectora a todos los ciudadanos, y con ella a su preparacién no sélo para el trabajo, sino también para la vida y para todo lo que en ella van a encontrar. Una preparacién que los hombres, a través de los siglos, quermosto © no, hen podido tene: cum la lectura de libros escritos por autores de todo el mando, en diferentes contextos, en circunstancias especiales yy desde diversas posturas e ideas, y que s6lo los lectores competentes han sabido situar en el lugar que les correspond ‘Tedesco resume las caracteristicas que, a su juicio, tiene la socie- dad del nuevo milenio en estas tres: el modo de produccién, las nu. ‘vas tecnologias de la comunicacién y la democracia politica, Las tres son, en buena medida, una consecuencia de los profundos cambios que afectan a esta sociedad, de los que se derivan una serie de problemas que afectan también a la educacién y un puftado de nuevos retos a los ue se va a tener que enfrentar el ensefiante. Nos referimos, entre otros ‘cambios, a Ia globalizacién, las nuevas comunicaciones, la intoleran- ia religiosa, el mestizaje cultural, los nacionalismos execerbados, las (63. TEDESCO.[C. 1985} nuevo pacto educativ, Madrid: Anaya, pp. 18-22. 96» Usture net ye yeast rs fe rotor, on exo dct bude ser ely omni medindor fe cotetet ert, org tdo ewer mn vcr conti, fr du One fara-somo guns crear slo enor de om ny oo undndo por lates Spades pend unas onal avanzandepedelent po a srandes bolsas de pobreza o la inmigracién. La nueva sociedad tiene, | de ese modo, unas demandas educativas nuevas, a las que el sistema 32 [ee a Se ee ee a eee i ee eee ea oes ee ae rae ee ee | aS Ja que tiene en el libro su soporte esencial, le acompafian ahora otras lecturas, electrénicas unas, icénict ct males cat ag ! son.en picpi mss, porque no necator de \ tn camino previ lg vlunarioy, en orton df sforade } 1 doco armen cas per lor nite oe dave La seciodadonthende quota ecele ev anode os pintplo open tos educativos gun, cmo el, dae ensta,n please Perna Sevaerconocmienton, ences y mites" lo queen cada este formas part del calra que que wanasiis pasadena ie csclaambion bor sentra tamins dl eel qua conde Inastonomta personaly formacon dla prsnalided estan dos cratividad yn apc para pregunta pare popuntae por el mando y pr ra ransornaronn Yadkin Ie esucacénfaciers el rover de sollzacin el inv es ‘od lena eduacinlerara ssc er leer 3 quienes tienen cierta tras- ‘condencia medistice, es decir, Is lectura por «contagioy. i ‘b) Ensefiar la Lengua con atencién expresa a los aspectos compren- sivos ¢ interpretativos. I )Ensefiar la Literatura teniendo en cuenta el lugar del lector, evi- tando memorizaciones innecesarias o listas de titulos, fechas y ‘autores, facilitando el acercamiento a los textos y seleccionando Jos textos que mejores relaciones de empatfa puedan producir en los lectores. | ‘Yatijo Pedro Salinas hace mochos aos: ! i I (64, SAVATER, Formando (197) wolor de educar Barcelona: Ariel . 92. eee rcare ese noes rae eee Team I i

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