¿ A qué precio pedimos a nuestros estudiantes que se comporten de acuerdo con
nuestra versión del “buen estudiante”?
Nathalia León Leguizamón En un principio, para responder la pregunta antes planteada, es necesario conocer la bibliografía de la información para responderla, el libro “La vida en las escuelas: una introducción a la pedagogía crítica en los fundamentos de la educación” escrito por uno de los fundadores de la pedagogía crítica Peter McLaren en el año de 1989, este libro a grandes rasgos, mostrará la concepción política, cultural y ética de la escuela y como esta afecta a minorías por su raza, género o situación económica. Teniendo en cuenta lo anterior, la pregunta será respondida desde el capítulo 6 “raza, clase y género. Por qué fallan los estudiantes” en donde, con diferentes apartados explicara porque fallan los estudiantes y ayudará a responder por otro lado, la pregunta del encabezado. Dando continuación a lo anteriormente planeado, se debe entender que esta pregunta es fundamental dado que, “el buen estudiante” casi siempre será obligado a serlo, tanto por presión social, familiar o académica y es importante entender que muchas veces esta presión puede tener ciertas consecuencias que afectarán la vida de estos estudiantes. Principalmente, se debe entender que el “buen estudiante” en la mayoría de los casos, será llevado a esto, como consecuencia la deserción en las aulas por parte de este grupo de individuos calificados como buenos, será altísimo, la desercion más que una alternativa pasa a ser una necesidad, una urgencia para ellos, ya que para llegar que el educador asigne ese término a un estudiante, este deberá perder parte de su individualismo, de sus raíces y de su cultura, en palabras de Mclaren “Si se quedan en la escuela y desean ser exitosos, serán forzados a perder el derecho a su propio capital cultura, conocimientos callejeros y dignidad” (McLaren, 1989, p. 309). Por otra parte, es fundamental entender que muchas veces estos estudiantes se encuentran en una desventaja por su raza, capital o género, estos “buenos estudiantes “ si siguen en la escuela, siendo “buenos” no tendrán una pedagogía crítica y según Mclaren “les faltarán las habilidades analíticas para examinar su lugar dentro del orden social y para alterar las condiciones de su opresión” (McLaren, 1989, p. 309) y el sistema simplemente para “ayudar” con esta desventaja, proporcionará subsidios insuficientes, asignará citas con psicólogos para compensar esas falencias surgidas de su realidad social. Por último, entender que las consecuencias de este arrinconamiento hacia “el buen estudiante” son altísimos, entre ellas están "un moderado nivel de depresión, una ausencia de conciencia política, la presencia de autoinculpación, baja positividad y un alto conformismo pueden trágicamente haber constituido la evidencia del 'buen' estudiante urbano”(McLaren, 1989, p. 309) por lo que es preciso decir que es mas lo malo que deja, que los buenos “resultados “ que supuestamente se ven reflejados en la institución educativa.
Referencias McLaren, P. (1989). La vida en las escuelas . México : siglo XXI editores.