Capítulo 1

21 de agosto de 2017
El martirio del día a día se hacia presente en la mesa del desayuno, y el reproche de una
alterada mujer resonaba por todo el comedor como alarma, la cual marcaba el inicio de un
nuevo día cotidiano, una mirada irritada por parte de un hombre recaía en el pobre
pelinegro que solo se limitaba a mantener sus ojos en el plato lleno de cereal.
Para cualquiera sería un dolor de cabeza, pero Sirius Black había desarrollado una increíble
capacidad de hacer desaparecer a todo el mundo cuando el lo deseaba, o tal vez, el quedarse
muy quieto y sumergirse en lo más profundo de su cabeza lo hacía invisible a los demás.
Realmente no le importaba, prefería imaginarse escenarios ficticios o simplemente
quedarse en blanco, en lugar de escuchar los chillidos de su incomoda madre.

La tranquilidad y silencio que se formó cuando los adultos dejaron ese lugar por fin pudo
sacarlo de su transe, comió gustosamente su desayuno y se preparó para salir a las 7:40 en
punto de casa.
Sirius había adquirido su propia bicicleta ese verano por lo que no se preocupó en abordar
el mismo auto que sus padres para ir a la escuela, tal vez no era la motoneta que soñó que
tendría cuando era niño, pero no estaba tan mal. Paró por primera vez en una bonita casa
blanca cuyos árboles de manzanas adornaban la entrada y patio trasero.
-James- gritó el pelinegro una vez llegó al portón- James, James sal afuera- volvió a gritar
mientras llegaba a la puerta de la vivienda.
La puerta se abrió abruptamente dejando ver a un impecable chico, portando el usual
uniforme de su secundaria -Las casas tienen timbres sabías, no hay necesidad de hacer
saber a mis vecinos que estas aquí- replicó hacia el ruidoso pelinegro – además, ¿no
tendrías que ir con tus padres hacia a el instituto? – preguntó ante la obviedad de ver al
chico tan temprano en su propiedad, siendo que es el primer día de clase.
-querido hermano, es mi primer día como un chico libre- exclamó orgullosamente, como si
una escena de película se tratara-