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1 Ecologia y proyecto El proyecto y el debate ecolégico Los términos arquitectura verde y arquitectura sostenible no son sino diferentes formas de expresar el hecho de proyectar con la naturaleza y de un modo ambientalmente responsable. La crecien- te preocupacién por el deterioro de los sistemas naturales de la Tierra (es decir, los ecosistemas dentro de la biostera) ha suscitado una variedad de reacciones por parte de los proyectistas; como consecuencia, hay multiples puntos de vista acerca de qué es un proyecto ecolégicamente responsable. El proyecto concebido con relaci6n a los problemas ecolégicos de la ‘lierra remite al futuro y, por lo tanto, es tanto un pronéstico como una hipétesis. Ello queda ilustrado por el concepto de sostenibilidad, que se define como: “calidad de satisfacer las necesidades del presente sin com- prometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias” (McDonough, 1992). Por una parte, el debate sobre esos problemas afecta a todo el mundo, ya que se refiere al futuro; y, por otra, es dificil formarse un juicio claro y definitivo sobre este tema, ya que, en dltima ins- tancia, su veracidad o falsedad sélo podran ser demostradas en el futuro. Esto ha favorecido que se adopten posiciones extremas. Hay quien predice un proximo “fin del mundo” (p. ej., Ehrlich y Ehr- lich, 1970; Commoner, 1971; Meadows et al., 1972; Shiva, 1993); pero también hay otros que sostienen que deberfamos tener mas fe en la tecnologia para resolver los problemas medioambientales y 2 Proyectar con la naturaleza mas confianza en la adaptabilidad de la biosfera y la humanidad (Engensberger, 1974; Kahn, 1978; Vale y Vale, 1991b). La verifica. cién de estas posiciones opuestas est4 por demostrar. Ademés de esos puntos de vista, esta el de los que reconocen su ignorancia sobre el tema, pero sacan la conclusién de que antes de tomar nin. guna resoluci6n drastica, para resolver los problemas ambientales, €s preciso investigar mas. En un momento como el actual, en que los defensores de este punto de vista son, casualmente, los mas implicados en la construccién del entorno edificado, esta posicién resulta una excusa facil para no hacer frente a las consecuencias ambientales de la edificacién. Sin embargo, en la ecologia aplicada y en sus disciplinas afines, existe un vasto campo de conocimiento que comprende las medi- das preventivas y correctoras que se tenian que haber adoptado en su momento y que, desgraciadamente, no se adoptaron. Si bien casi todos coincidimos en que la investigacién dehe seguir adelan- te, también hay que reconocer que muchos de los sistemas y pro- cesos ecolégicos de la Tierra son excesivamente complejos como tos, disefiadores e ingenieros, asf como todo aquellos cuya obra afecta al medio ambiente, han de tomar decisiones cada dia y que leguemos a las generaciones futuras. Sin c L cion y los criterios proyectuales han de basarse en 8 co valora- conocido, y no en el desconocimiento 0 enla absoluta 2 pass pases las consideraciones ambientales, exclusion de Ecologia y proyecto 3 El concepto del ambiente en el en el ecologista al gicamente responsable y sen- planteamiento del proyecto de edifica- es necesario comprender algunos de los conceptos basicos de la ecologia, incluyendo la estructura y la funci6n de los ecosiste- mas, especfficamente desde el Punto de vista del proyectista. Lo que aquf se pretende es seleccionar aquellos aspectos de la ecolo- gia que puedan influir sobre el proceso de proyecto, sobre las deci. siones a adoptar y sobre el propio sistema proyectado. Hasta ahora, la ecologia y la biologia ambiental han sido poco y mal comprendidas por los proyectistas; en muchos casos, esa deficien- te comprensi6n ha conducido a importantes e irreparables dafios medioambientales, que podrian haberse Pprevisto a tiempo si se hubieran adoptado las medidas Preventivas idéneas desde un princi Una discrepancia inmediata entre el proyectista y el ecologista radica en el distinto modo de entender el entorno o medio ambien- te. Se puede establecer una distincién entre el producto final de nuestro proceso de proyecto como sistema Proyectado, objeto pri- mario de nuestro esfuerzo, y su entorno (aquellas partes del mundo exterior que interacttian con él). La validez de cualquier modelo de un sistema, y de la descripci6n del sistema que el mode- Jo suministra, dependen no s6lo del caracter del modelo, sino tam- bién de las hipétesis que establezcamos sobre el entorno del siste- ma y sobre la interacci6n entre entorno y sistema. De ahi se deduce que si el proyectista establece unas hipétesis iniciales err6- neas acerca del medio ambiente y del istema proyectado, el resul- tado futuro seré una tema proyectado y . La importancia 0 si que se aloja en su seno es faciln i de los sistemas vivos, por ejemplo, tt especiales d (p. ej. en Ecologia y proyecto. 7 « Herbtvoros (consumidores primarios 0 “comedores de plantas”). Los seres herb{voros obtienen la energfa directamente de las plantas « Carntvoros (consumidores secundarios 0 “comedores de carne"). Los seres carnivoros obtienen la energia de las plantas verdes consumiendo herbivoros. * Consumidores terciarios. Son carn{voros que se alimentan de otros carnfvoros. * Organismos sapréfitos. Estos organismos, como las bacterias y los hongos, viven a expensas de materia organica en descompo- sicién y contribuyen a la reduccién de sustancias complejas en otras mas simples. Todos esos factores son una muestra de la complejidad de nuestro medio ambiente, que muchos proyectistas optan, cbmodamente, por ignorar. ‘Antes de relacionar un proyecto con su entorno, es vital tener un. exacto conocimiento del concepto de ecosistema. Este es el primer aspecto importante en todo planteamiento de proyecto ecolégica- mente sensible. Esta necesidad se traduce en que, en primer lugar, es preciso estudiar y analizar holisticamente, cl ecosistema en que se emplaza el proyecto, a fin de que podamos llegar a comprender detalladamente todos sus componentes y procesos (p. ej., las trans- formaciones energéticas) y su susceptibilidad al cambio y a la intervencién prevista en el proyecto. Paralelamente a esto, el planteamiento ecolégico también exige el andlisis de nuestro-sistema proyectado. Este puede consistir en una intrusion deliberada en el ecosistema del lugar en que se emplaza el proyecto, para entender y prevenir los cambios que acompanan a su estructura y funcionamiento derivados del hecho de imponerle un sistema artificial. No obstante, el alcance del impacto de esta intrusi6n varia en funcion de otros factores, como la diversidad y la estabilidad biolégica del lugar de emplazamien- to, la ubicacién geogréfica, la historia del desarrollo del lugar y la accién que se le impone. Por ejemplo, un emplazamiento rural acostumbra a tener mas complejidad y diversidad biolégica (por tanto, mas sensible a la intervenci6n) que un solar situado en una zona urbana ya desarrollada. Muchas veces el causante de la mayoria de los modelos actuales Ecologia y proyecto. 9 ciclo hidrol6gico), los lentisimos procesos de erosién y levanta- miento de los continentes (ciclo geolégico), y los procesos comple mentarios de la fotosintesis y la respiracién (ciclo ecolégico). Pero atin mas importante es el hecho de que la Tierra y la bios- fera pueden ser consideradas como un “sistema de materias cerra- do” con una masa finita. Los procesos y fenémenos que acttian sobre él estén en continuo movimiento, y se puede considerar a la Tierra como una unidad ecolégica. 2 Esta finitud define el limite inexorable al cual esta sometido el uso humano de los recursos (orgénicos e inorgénicos) de la Tierra. Por lo tanto, la totalidad de interacciones entre los componentes bidticos y abidticos de todos los ecosistemas comprendidos en la biosfera (0 ecosfera, segin Cole, 1958) y las cantidades finitas de energia y recursos materiales de la Tierra, constituyen nuestro contexto ecolégico y como tal debe ser considerado el factor limi- tador final de toda actividad proyectual. De ello se de e sidad de hacer un uso prudente de todos esos recursos, ¢ a todo proyecto tiene lugar inevitablemente dentro de sus confines. Esta premisa implica que el proyectista del ‘ionar servar el uso de los recursos de la ' u sostenible del proyecto) si preten urar § continuidad para las generaci Ambiente natural y opis Al examinar la relacién » Proyectar con fa naturaleza 10. Proyecta + la palabra natural ni la palabra artificial resultay Asi pues, Ml tt Prctorias, dado que la gente forma parte de |, enteramente sav Componente bidtico de la misma, y todas lag naturaleza CONT metidas 0 no a una influencia decisiva por parte ades, comuni | ser humano, son asimismo parte de la naturaleza. Sin embar. del ser 5 izada influencia de la humanidad, no exig, oy se eae eas srarsenia aislado respecton te lugar ene vectos o indirectos. Asf pues, ninguna parte de la Tie. 2: ae nsiderada como totalmente natural; en todas par. SS a ura dae tes 5 ‘abiente, aunque sélo sea un minimo cambio debido a precipita. al a in inado. ic uimica desde el aire contamina 2 é f sang ecologistas afirman que las comunidades biolégicas naturales consisten en el nacimiento esponténeo (natural) de espe- cies de flora y fauna que son capaces de mantenerse a si mismas y a su medio abi6tico en ausencia del ser humano. Segtin este punto de vista, las comunidades artificiales serfan las caracterizadas por las especies introducidas por los seres humanos, o favorecidas por las modificaciones Ilevadas a cabo por éstos, y que son incapaces de existir sin la ayuda o interferencia continua del hombre, p. ej, jardines y sistemas agricolas (Duffey y Watt, 1970). Aunque para algunos fines esta distincién pueda tener utilidad, ambas catego- rfas existen siempre como parte de la biosfera. Al mismo tiempo, es titil concebir la situacién de un modo que queden bien patentes las subpartes interactivas y los componentes individuales (Angyal, 1941). A nuestros efectos, estableceremos una distincién sintética entre lo artificial y lo natural que nos pueda servir para nuestros fines analiticos. Por consiguiente, consideraremos a la gente como parte de un sistema cerrado y como parte de los procesos del medio natural, el cual, por ser unitario, ha de ser considerado como un importante factor que influye y limita las actividades humanas sobre la Tierra, Interaccién espacial entre ecosistemas Ta siguiente premisa proyectual se bas i as i: a en que el impacto de un Proyecto no se limita al Ambito definido por sus lindes legales. La mayoria de los proyectistas tiende a dibujar los emplazamientos Ecologia y proyecto 11 de sus proyectos como si fueran zonas aparte, separadas de otras mediante verjas, muros y lindes. En la biosfera, sin embargo, los istemas no son sistemas aislados, sino que tienen un ambito espacial entrelazado que se caracteriza Por sus partes y por las interacciones entre esas partes (Dasman, 1972), Las interacciones entre ecosistemas atraviesan los lindes artificales creados por el hombre.* Los ecosistemas en la biosfera han de ser considerados holisticamente como interdependientes. Precisamente, uno de los elementos mas importantes del pensamiento ecologista es este énfasis en un enfoque holista (McIntosh, 1963; Billings, 1964; Boughey, 1971; Egler, 1972) que se incorpora al concepto de eco- sistema (Tansley, 1935). Tanto en el interior de los ecosistemas como entre ellos, hay una red de dependencias recfprocas, de modo que los cambios que se produzcan en cualquier parte del sis- tema acabardn por afectar al funcionamiento de todo el conjunto (a corto o a largo plazo), aun cuando el grado de dependencia mutua pueda parecer remoto (Arvil, 1970; Williams y House, 1974). De esto se deduce que el proyectista debe concebir el emplaza- miento del proyecto en su contexto geografico mas amplio, como parte de su unidad de ecosistema definida por sus limites natura- les. Dada la complejidad e inseparabilidad de las acciones rec{pro- cas entre ecosistemas y dentro de un mismo ecosistema, el proyec- tista no debe adoptar un punto de vista fragmentario de un ecosistema, 0 lo que es lo mismo, no debe considerarlo como un segmento espacial 0 como un componente del ecosistema aislado. Por ejemplo, si el proyectista se centra tnicamente en un fragmen- to y trata de perfeccionar su funcionamiento, lo mas probable es que el resto del sistema responda de manera inesperada (Holling y Golberg, 1971). Por otra parte, cualquier accién humana sobre un ecosistema puede influir no solamente en su entorno inmediato, sino también en los ecosistemas que lo rodean y en otros de la biosfera. Por consiguiente, el planteamiento ecoldgico tiene mucho de planteamiento ambientalmente holista. La importancia de esta premisa para los proyectos es evidente. Por ejemplo, muchos de los métodos existentes para el control de ‘Hay que observar que, aun cuando la estructura fisica pueda obstruir las rutas migratorias, en el ‘cosistema tienen lugar otras interaccfones. 14 Proyectar con la naturaleca dos como algo estatico o intemporal, en, esta. eral., 1972), ya ere e nrocesos ambiental " icas normales de TosiOn y la seq) {come Is aciones Oe ndticos, de habitats, etc.) han mart mentaci6n, 10% 21 sistema biosférico en un estado de movimien, nid mae del tiempo geolégico (Flawn, 1970). Por lo tanto, 10 a ios sistemas contenidos en la biosfera son dinémicos y, con. secuentemente, SUS relaciones estan cambiando Y modificandose continuamente (p. ¢j., él cambio estacional dentro de los ecosiste. mas). De todo ello se deduce que en todos los ambientes edificados existe un estado de interaccion dinamico y en continuo cambio entre la gente y los sistemas edificados; entre los sistemas edifica. dos y sus infraestructuras; entre estas infraestructuras y los ecosis. temas del entorno edificado; y entre estos ecosistemas y otros eco. sistemas de la biosfera. Desde el punto de vista proyectual, no cabe considerar el medio edificado como un sistema estatico e inmutable, en el que se pro- ducen unas acciones insignificantes invariables con los sistemas ecol6gicos. Cada vez que un sistema edificado entra en accién, vaa ser sujeto de interacciones con el medio ambiente a todo lo largo de su vida fisica. En un planteamiento ecolégico del proyecto, el proyectista necesita predecir y verificar toda la gama de interaccio- nes y consecuencias del proyecto, no sélo antes de su construc- cién, sino durante su funcionamiento o uso. El marco actual de las responsabilidades del proyectista debe ser ampliado para incluir las responsabilidades derivadas de su actuacién en asuntos tales como la eliminacién de los componentes del sistema edificado al final de su vida Util. En muchos casos, las consecuencias ecoldgi- cas de un sistema edificado durante su periodo operativo y de uso exceden, en mucho a las consecuencias derivadas de su realizacin inicial (@. ¢j.,a través de su elevado consumo de energia y de sus eee ne desperdicios y otras descargas). Por lo tanto, el pro- eso ie ee eeu un planteamiento holista y global de edificados, A este fin, ns energéticos y materiales de los elementos cata isiereai gee conveniente considerar conceptualmente a ick como un sistema proyectado que tiene SU Talcott ati fase can.) blaje de los matedaleg gor duitecto ha sido responsable del ensam™- en obra, de la construccién de la edificacion + considera eden ser consi . do primitivo (LaPorte yen ocasiones, del mantenimiento yez terminado. Sin embargo, un p ecolégico requiere que el pre nsabilidades tradicio junto a Ja puesta | ima de verificacién 16. Proyectar con la naturaleza especie tiene una esfera geografica (Ehrenfield, erminantes Eee para le dettibas cies vi nerados por la geologia (lecho de roca clén de especies vi por el clima. Esos factores explican otra, Seanle S; ene el tipo y la distribucién de los suelos, la topografia, Leaicen de aguas, las oscilaciones anuales de la temperatura y ¢| Péaimen de lluvias, y la distribucién de otras especies. A esas varia. bles debe afiadirse el alcance de la accion y la actividad humana infligidas a ese emplazamiento. Del mismo modo que no hay dos especies biolégicas exactamente iguales, tampoco existen dos emplazamientos totalmente similares en cuanto a propiedades de sus ecosistemas. a Hasta ahora, los proyectistas habian enfocado los ecosistemas como emplazamientos meramente fisicos que servian como marco a sus actos de transformacién; se consideraba a los ecosistemas como elementos que habfa que modificar y configurar para ade- cuarlos al proyecto. Por el contrario, en el enfoque ecolégico, los proyectistas no deben considerar los emplazamientos de los pro- yectos como uniformes, aunque superficialmente puedan parecer- se unos a otros. Cada emplazamiento debe ser evaluado indivi- dualmente, con arreglo a los valores naturales propios de su ecosistema, sus procesos, sus limitaciones y a su abanico inheren- te de oportunidades naturales, cada uno de los cuales difiere en cada emplazamiento (McHarg, 1968). sino que cada 1970, p. 40) en que los det Desplazamiento espacial de los ecosistemas Por la accién del medio edificado La implantacién de cualquier estructura artificial (y especialmen- te la de un edificio) en un ecosistema crea conflictos dentro del del sacl alte iomplO. Su presencia puede aumentar la erosién la aad de las aguas superficiales, modificar que € absorbide y seller 9 del aire y cambiar la forma en 0s afirmar ace Syn si2do el ealor solar. Con ello no pretende- cias cei eltedasilag acciones humanas tengan consecuen- ivas sobre los ecosisteuias, sino que la urbanizacion Ecologia y proyecto. 17 pien que esté proyectada, la urbanizacién introduce, desplaza espacialmente y altera el ecosistema en el que se ha implantado. Pero ademas de este desplazamiento espacial del ecosistema, la mayorfa de las estructuras y edificios construidos por el hombre tiene como resultado la introduccié6n de energia y materia dentro del ecosistema del lugar de emplazamiento. Ello se debe a que toda actividad constructora implica una redistribucién y una concen- tracion de algunas porciones de energia y recursos materiales de la Tierra desde lugares generalmente distantes del terreno de empla- zamiento, con el resultado final de alterar la composicién de aque- lla parte de la biosfera terrestre y de afiadirse a la composicién del ecosistema en que se pretende edificar. Cabe concebir el ecosistema previo a esas intrusiones humanas como una red de energia en un estado de relativa estabilidad (Odum, H. T., 1972). Posteriormente, como resultado de la activi- dad constructiva, que comporta un aporte excesivo de recursos energéticos y materiales procedentes de diferentes fuentes, se alte- ra el equilibrio entre la produccién y el consumo de productos materiales y energéticos del ecosistema y, consecuentemente, su red ambiental se complica y su estructura biolégica se modifica (véanse figs. 1-5 y 1-6). Por ejemplo, la construccion de un edificio en el campo com- porta la destrucci6n directa y deliberada del sustrato fisico y bisti- co del terreno. Por lo general, lo primero que se hace antes de construir es eliminar completamente el mantillo vegetal, los arbus- tos, tocones y Arboles de la zona donde se va a ubicar el edificio y sus alrededores. Seguidamente se acomete la excavacion de los cimientos. Durante este proceso, es facil que la Iluvia aumente la erosion del terreno, desprovisto de su manto vegetal, y la sedi- mentaci6n sobre los elementos acufferos (estanques, arroyos, etc.) de las inmediaciones. La zona que rodea al edificio se suele des- pojar de su capa de Tierra vegetal y de sus corrrespondientes flora y fauna, sustituyéndolas por algtin tipo de superficie impermeable (hormig6n, pavimentacién o asfalto). Estas superficies disminu- yen o impiden la filtracién del agua y aumentan la escorrentia superficial, lo cual puede contribuir a degradar los ecosistemas de otros lugares cercanos. Como resultado, a menudo se ven afecta- dos la estructura y el funcionamiento global de los ecosistemas de los alrededores (Yeang,1972). Ecologia y proyecto. 24 sistema edificado con relacién a los componentes bidticos y abiéti- cos del ecosistema local, que los efectos negativos producidos por el desplazamiento espacial del ecosistema se reduzcan al minimo. Pero, ademas de esta consideracién, el proyectista debe ser cons- ciente de que la estructura y los sistemas mecénicos del propio sis- tema edificado constituyen una adicion sustancial de materias, energfa y otros elementos bidticos, ademas de la poblacién huma- na, a ese ecosistema. En un planteamiento verdaderamente ecol6- gico, el proyectista debera asegurarse de que esas adiciones no interacttien negativamente con el ecosistema. Como resultado de los anilisis ecolégicos efectuados, puede darse el caso de que el proyectista saque la conclusion de que seria preferible escoger un emplazamiento alternativo al propuesto. Completed de los impactos: efectos multiples de las modificaciones introducidas en los ecosistemas Una dificultad basica en la construccién (y refutacién) de las hip6- tesis ecolégicas es que los efectos de las modifieaciones humanas de los ecosistemas no se producen en serie sino en intima interde- pendencia. Esto también es aplicable a los intentos de buscar solu- ciones a problemas ambientales sencillos (p. ej,, las crisis produci- das por la contaminacién accidental de un ecosistema por efluentes industriales o derrames de petréleo). En el control de la contaminacién, a menudo, si no siempre, las medidas correctoras que se toman para controlar un factor critico conducen a la pérdi- da de control sobre otros. Una de las caracteristicas de los ecosis- temas es que no operan como sistemas lineales y, por lo tanto, no pueden ser caracterizados por una simple relacién directa de causa y efecto (Margalef, 1963), En el planteamiento ecolégico, el proyectista ha de ser consciente de que las interacciones en el seno de un ecosistema y entre ecosistemas son funciones complejas, y que los ecosistemas son sistemas fragiles. La auténtica relacién de interaccién podria ser descrita, mas correctamente, como una red de “causa-condicién-efecto” (Sorenson, 1972; Sorenson y Moss, 1973). Esto significa que una simple accién concreta puede causar uno o mas cambios en las condiciones del ecosistema, los cuales, a su vez, pueden producir Ecologia y proyecto 23 En el planteamiento ecolégico no existe ninguna “varita magica tecnoldgica” ni un enfoque de proyecto universal que puedan resolver todos los problemas ambientales 0 eliminar todos los efec- tos negativos. En ecologfa casi nunca es posible realizar una sola acci6n individual sobre un ecosistema, ya que los efectos de una actividad proyectada para conseguir un solo objetivo son, en reali- dad, miltiples. Pero, aunque no siempre sea posible predecir todos los multi- ples efectos que se pueden producir, la responsabilidad del proyec- tista consiste en ser consciente de, y anticipar en la medida de lo posible, las consecuencias ya desde la fase de proyecto. El plantea~ miento ecolégico del proyecto no ha de ser en ningun caso un planteamiento simplista de una sola meta. El grado de previsién del impacto de un proyecto sobre el ecosistema dependerd de la complejidad concreta del proyecto y del valor y riqueza ecolégica del ecosistema en cuesti6n. Para minorizar los impactos indeseables, el proyectista debe aprehender e inventariar los complejos procesos de los compo- nentes del ecosistema antes de la ejecucién del proyecto para, seguidamente, intentar predecir en la fase de proyecto (hasta donde sea posible) los efectos que tendran sobre el ecosistema cada una de las actividades individuales relacionadas con la cons- trucci6n del sistema proyectado. Por consiguiente, hay que volver a insistir en la necesidad de un planteamiento previsor del proyecto. Idealmente, este enfoque deberfa extenderse a la prediccién de los efectos de la gama de actividades durante la fase de construcci6n, durante el perfodo de vida de la construccién y una vez concluida su vida util (es decir, a lo largo de todo el ciclo de vida del sistema edificado). Capacidades de autorregulacién y asimilacién de los ecosistemas Alo largo de la historia, y como resultado del uso del suelo y de la urbanizaci6n continuada y extensiva, el medio ambiente artificial ha cambiado su condicién de sistema “contenido”, pasando a la de “contenedor” (véase fig. 1-8) (segdn Chermayeff y Tzonis, 1971). En efecto, los ecosistemas de la biosfera estan cada vez mas saturados Ecologia y proyecto 25 Como todo sistema proyectado, de manera inevitable, se rela- ciona recfprocamente con el entorno, cada uno de ellos, en mayor © menor medida, jugaré un papel en los sistemas ecolégicos de la ‘Tierra. Con el transcurso del tiempo, sin embargo, si las restriccio- nes del ecosistema continian aumentando, este papel del sistema proyectado sera cada dia mds critico. Muchos proyectistas no se han percatado de la importancia de este hecho. Por el contrario, hay proyectistas que sostienen que la capacidad del ecosistema para absorber impactos tiene la resistencia suficiente como para que, aunque se siga alterandolos, los ecosistemas naturales pueden ser sustituidos por otros creados artificialmente. Pero estos pro- yectistas van atin més lejos, hasta el punto de afirmar que la tecno- logia puede “ir por delante” de la naturaleza, hasta que algan dia llegaremos, por medios tecnoldgicos, a ser totalmente indepen- dientes del orden natural (p. ej. Landers, 1969). Este planteamien- to mecanicista se refleja, por ejemplo, en algunos de los proyectos de sistemas Ilamados comtnmente de “ambiente controlado”, donde todos los mecanismos existentes de autorregulacién del ecosistema se sustituyen por mecanismos artificiales regulados externamente (los sistemas mecdnicos de calefaccion, refrigera- cién, ventilacién, iluminaci6n, eliminaci6n de desperdicios, etc.). Sin embargo, semejante control sistematizado tiene la desventaja de convertir la interaccién entre los sistemas artificales y naturales en algo total y exclusivamente dependiente de los esfuerzos huma- nos (Goldsmith, 1970). Cuando los sistemas artificiales reempla- zan a los naturales, acostumbran a ser una grosera simplificaci6n de los complejos sistemas naturales y, consecuentemente, son par- ticularmente vulnerables a averias 0 fallos. Pero, de seguir reduciendo la capacidad asimiladora del ecosis- tema, corremos el peligro de aleanzar un limite a partir del cual los controles artificiales externos ya no puedan seguir reemplazando a los controles naturales, ecolégicamente autorreguladores. Este es por tanto un limite ala capacidad de los entornos artificia- les para reemplazar y simplificar a los ecosistemas. Con el medio edificado actual, hemos creado una situacién en la que sdlo caben tres soluciones; retornar a los controles ecolégicos naturales, desa- rrollar unos nuevos o proyectar alguna combinacién nueva. Actualmente, parece poco realista afirmar que podemos construir unos sistemas de control artificial adecuados s6lo a partir de Ja 26 Proyectar con ta naturaleza i avid mpletamente los sistemas ecolégicos LE cael and acio, dentro de las opciones de proyecto naturale*;s razonable tratar de integrar los sistemas proyectados ee el hombre con los ecosistemas, de tal manera que se haga uso de los controles naturales existentes y/o de una combinacién de las estructuras de control artificiales y de las del ecosistema. En el planteamiento ecol6gico, el proyectista parte de la base de que aunque un ecosistema sea capa? de asimilar un cierto grado de agresidn a sus procesos, su capacidad de asimilacion tiene un Iimite definido. Para evitar que un ecosistema sufra una agresién permanente, el proyectista debe asegurarse de que todas las accio- hes y actividades que en él se desarrollen permanezcan sujetas a las limitaciones inherentes al ecosistema y sus componentes. En la mayoria de los casos, esas limitaciones sélo se manifiestan después de un concienzudo estudio del ecosistema del lugar de emplaza- miento y de sus propiedades. Aceleracién de la entropia de la Tierra por la intervencién humana Definida brevemente, la entropfa representa la medida de la degra- dacién del Universo durante cada proceso natural. Este atributo puede ser concebido como el grado de disipacién de la energia 0 fuerza que permite que el sistema funcione, tanto si se trata de una disipacién interna en el sistema como si se trata de una exporta- cién al medio ambiente (Walmsley, 1972). También puede conside- rarse la entropfa como el grado de disfuncién o desorden de un sis- tema. La entropfa de un sistema aislado no puede nunca disminuir, y en todo proceso natural se produce un aumento de entropfa (Berry, 1972). Como consecuencia de nuestras demandas -actuales y pasadas- alos recursos y ecosistemas de la Tierra, los seres humanos hemos alterado muchos de los procesos naturales de la biosfera y acelera- do el aumento de la entropfa en su seno. Por ejemplo, cl ciclo del carbono ocupa una posicién central en el uso de energfa en el medio edificado actual (por el uso de combustibles fosiles). El con- sume pee de energfa ha puesto en cortocircuito uno de los ciclos biogeoquimicos de la biosfera, simplemente acelerando una li, 28 Proyectar con la naturaleza Indice geolégico Indice humano (flujo fluvial) (minerfa y consumo) Elemet Hierro 25,000 Nitrogeno 3,500 Cobre Be Cine Niquel 300 Plomo 180 Fosforo 180 Mercurio 3 Estafio 15 ‘igura 1-10 Movilizacién de materiales por la especie humana (10 T/anuales): Conmparacién de los indices geol6gicos con los del consumo humano (de Holdreay Ehrlich, 1974). Sin embargo, algunos proyectistas sostienen que la arquitectu- ra, por su naturaleza ordenadora, previene los efectos de la entro- pia en la biosfera, y que esa es, de hecho, la finalidad del proyecto: crear un orden del caos. Desde luego, ésta parece una simplifica- cién exagerada del papel de la arquitectura (Bertalanffy, 1968). Ciertamente, en la practica, la entropfa de un sistema abierto sélo puede aumentar. En algunas circunstancias, un organismo vivo (un sistema abierto) se alimenta de entropia negativa, importando moléculas orgénicas complejas, utilizando su energfa y devolvien- do al ambiente productos finales mas simples. Un organismo vivo se mantiene a si mismo en un estado estable importando materia- les ricos en energia gratuita, evitando de este modo que, a diferen- cia de lo que sucede en los sistemas cerrados, se produzca un aumento de entropfa. No obstante, algunas de sus reacciones internas producen un aumento de entropfa. Si consideramos el ambiente y el sistema de manera holista, el intercambio total de cnergia se atiene siempre al segundo Principio de la termodinami- ca *. Considerado aisladamente, el sistema vivo tiende hacia un grado més alto de orden, diferenciacién y complejidad, pero a expensas de la energia ganada mediante la oxidacién y demas pro- Cesos energéticos. Otros Procesos, como el crecimiento, la descom- Posicién y la muerte, representan t i fs i endencias hacia -e inter- cambios lentos dentro de-

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