Professional Documents
Culture Documents
El Desarrollo de Las Habilidades Lingüísticas
El Desarrollo de Las Habilidades Lingüísticas
Las raíces del lenguaje oral se pueden encontrar en la manera de hablar del
niño en los primeros meses de vida. En efecto, incluso los pequeños sordos
comienzan a tratar de hablar desde el principio de su vida, y en los primeros
meses todos; los infantes emiten los sonidos que se encuentran en los
repertorios lingüísticos remotos de sus lenguas maternas. Pero a principios del
segundo año, la actividad lingüística es diferente: comprende la expresión
punteada de palabras aisladas: “Mami”, “perro”, (doggy) “papi”, “galleta”
(cookie) y, antes de mucho tiempo, la concatenación de pares de palabras para
formar frases significativas: “come galleta”, “adiós, mami”, “bebé llora”. Pasado
otro año, el infante de tres años expresa secuencias de mucha mayor
complejidad, incluyendo preguntas, “¿Cuándo me levanto?”; negaciones, “no
quiero irme a dormir”, y oraciones con cláusulas, “me tomo leche antes de la
cena, ¿sí?” Y a la edad de cuatro o cinco años el infante ha corregido los
pequeños desaciertos sintácticos en esas oraciones y puede hablar con
notable fluidez en formas que se parecen mucho a la sintaxis del adulto.
Todos los niños normales, junto con una gran proporción de los retrasados
mentales, aprenden el lenguaje de acuerdo con el plan descrito, por lo general
al cabo de pocos años. Este hecho de acuerdo con sus propias reglas, y al
mismo tiempo plantea dificultades para los eruditos que quieren afirmar (como
lo hizo Piaget) que la adquisición del lenguaje tan sólo invoca procesos
psicológicos generales. Bien pudiera suceder que ambas corrientes tengan
razón. Parece ser que los procesos sintácticos y fonológicos son especiales,
probablemente específicos de los seres humanos, y se desarrollan con
necesidad hasta cierto punto escasa de apoyo proveniente de factores
ambientales.
Sin embargo, otros aspectos del lenguaje, como los dominios semántico y
pragmático, bien pudieran explotar mecanismos de procesamiento de
información humanos más generales y están atados en menor grado o menos
exclusivamente a un “órgano del lenguaje”. En términos de mis “criterios” para
una inteligencia, podríamos decir que la sintaxis y la fonología están cerca de
la médula de la inteligencia lingüística, en tanto que la semántica y la
pragmática incluyen entradas de otras inteligencias (como las inteligencias
logicomatemática y la personal).
Aunque los procesos descritos aquí pertenecen a todos los niños, hay
claramente vastas diferencias individuales. Se encuentran en las clases de
palabras que pronuncian por primera vez los infantes (algunos expresan
primero los nombres de cosas, en tanto que otros, evitando nombres, prefieren
las exclamaciones); la medida en que los infantes servilmente imitan las
señales emitidas por sus mayores (algunos lo hacen, otros apenas lo hacen, o
no lo hacen) y, de igual importancia, la rapidez y habilidad con que los infantes
dominan los aspectos centrales del lenguaje.