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LO6 La Psicología Individual de Alfred Adler
LO6 La Psicología Individual de Alfred Adler
y Alfred Adler
1870-1937
Alfred Adler
Alfred Adler es un personaje desconocido para muchos incluso dentro del ámbito
psicológico o es visto como uno de los principales críticos del psicoanálisis quien plantea una
teoría poco profunda e inconsistente. Muchos han malinterpretado sus planteamientos o
simplemente no han comprendido la dimensión del pensamiento de un personaje que se
adelantó a su tiempo y, nadie mejor que él, visualizó de una forma simple y profunda a la vez,
la conducta humana.
Alfred fue un niño común como estudiante y prefería jugar en el patio a embarcarse en
los estudios. Era muy activo y extrovertido. Todos le conocían por intentar superar a su
hermano mayor, Sigmund. En dos ocasiones estuvo a punto de morir en accidentes callejeros,
además su hermano menor murió cuando él tenía sólo tres años, en la misma cama que
compartía con él y a los cinco enfermó gravemente de pulmonía. El médico de la familia creyó
que el caso estaba perdido, pero otro médico le salvó la vida. Una vez restablecido, decidió
convertirse en médico. El posterior énfasis de su teoría sobre la importancia del interés social
y de la compensación por los defectos orgánicos tiene relación con sus primeras experiencias.
Era muy apegado a su padre, algo que Adler mencionaba recordar de él era que cuando
caminaban juntos en repetidas veces le decía: “Alfred, no creas en nada”. Otro recuerdo de su
niñez que permanece en su mente y que le gustaba contar a los niños que tenían problemas
en el colegio, era que en también él en algún momento de su infancia había perdido el interés
por la escuela y que en una ocasión que había reprobado matemática un profesor sugirió a su
padre sacarlo de la escuela y que aprendiera el oficio de zapatero, porque probablemente
nunca lograría graduarse. Su padre se rio de la opinión del profesor hacia su hijo, pero a partir
de ese momento Alfred decidió demostrarle al profesor lo que era capaz de hacer: en poco
tiempo llegó a ser el primero de su clase en matemática y nunca volvió a experimentar
dificultades en sus estudios. Adler más adelante afirmaba que si hubiese sido zapatero
seguramente también hubiese hecho excelentes zapatos.
A principio de siglo tuvo lugar su encuentro con Sigmund Freud, quien en 1907 le
propuso formar parte de su grupo de estudio. Después escribió varios artículos sobre la
inferioridad orgánica, seguidamente redactó un artículo sobre los sentimientos de inferioridad
de los niños, en el que sugería que las nociones sexuales de Freud debían tomarse de forma
más metafórica que literal. Aunque el mismo Freud nombró a Adler presidente de la Sociedad
Analítica de Viena y co-editor de la revista de la misma, éste siempre mantuvo su postura y sus
ideas propias. Es más, nunca le gustó que se refirieran a él como discípulo de Freud puesto
que él tenía su propio enfoque teórico y clínico.
Finalmente, en 1911 se produjo su ruptura definitiva con Sigmund Freud después que,
en unas conferencias, Adler presentara una postura crítica a su teoría sexual. A partir de
entonces Adler, al igual que 11 miembros de la organización, deciden separarse y crear la
Asociación de Psicología Individual.
Durante la Primera Guerra Mundial, Adler sirvió como médico en la Armada Austriaca,
primero en el frente ruso y luego en un hospital infantil. Así, tuvo la oportunidad directa de ver
los estragos que la guerra producía, por lo que su visión se dirigió cada vez más hacia el
concepto de interés social. Creía que, si la humanidad pretendía sobrevivir, tendría que cambiar
sus formas de convivencia.
Después de la guerra, se dedicó de lleno a varios proyectos que incluyeron la formación
de clínicas de orientación a niños en escuelas estatales de Viena, siendo propiamente el primer
psicólogo/psiquiatra infantil de nuestra era. Posteriormente, Adler desplegó una intensa
actividad: escribió algunos libros, intensificó labor de difusión por medio de conferencias, muy
concurridas, que incluso solían ser en los parques y plazas, y consolidó un amplio círculo de
colaboradores. La Psicología Individual alcanzó su mayor auge al final de los años veinte.
A pesar de todo, las ideas Adlerianas han persistido en el tiempo y conservado su valor.
Sus ideas pasaron a ser parte del lenguaje común a tal punto que términos como “sentimiento
de inferioridad”, “complejo de superioridad”, por ejemplo, son usadas y comprendidas
comúnmente.
Adler fue uno de los primeros psicoterapeutas en dejar de lado el diván característico del
psicoanálisis y limitarse a un par de sillas que permitan un intercambio igualitario entre médico
y paciente que permite más una actitud de acompañamiento. Fue uno de los primeros y pocos
que además se enfocaba en la prevención, por lo que trabajaba en la orientación de padres y
maestros que constituían sus principales aliados para ayudar a evitar futuros problemas desde
niños. Las estrategias de prevención se enfocan en el aliento, la superación de problemas y el
desarrollo del interés social, estrategias de pertenencia e incluso cambios culturales necesarios
como derechos de la mujer, estructuras familiares democráticas que conllevan nuevas formas
de crianza de los niños.
Autores como Fromm, Horney, Frankl, Maslow, Künkel, Ellis, por citar algunos, no pueden
negar la gran influencia que Adler tuvo en la formulación de sus teorías. Más que ningún otro
psicólogo, Adler ha destacado la importancia del amor a los semejantes, de la convivencia
humana y de la igualdad social en la realización personal y del progreso de la colectividad.
Para Adler, la persona humana surge como criatura social, por consiguiente, está
motivada por intereses sociales y sus problemas vitales primarios son sociales. Por ello, lo
que busca un niño pequeño es ser cuidado, aceptado, querido, comunicar, compartir,
contribuir y, de esta manera, sentir que forma parte de un grupo. Sólo en convivencia con
otras personas, habitualmente la familia, el niño puede desarrollar lo que Adler llama el
Sentimiento de Comunidad o Interés Social, por lo que para entender como conforma su
personalidad y las conductas que usa, hay que examinar sus relaciones con los otros,
primordialmente la familia.
Desde esta perspectiva, cuando las personas manifiestan conductas difíciles, tiene mucho
que ver con un interés social disminuido que se ve reflejado en el intento constante de dominar
y superar a los otros. Por esta razón, el proceso terapéutico con una persona con dichos
problemas, se basan en la toma de conciencia del estilo de vida erróneo, para reorientarlo y
reeducarlo hacia fines socialmente útiles. Durante este proceso de exploración del estilo de
vida, se sondea el grado de interés social del individuo por medio del análisis de la constelación
familiar, vivencias tempranas y el estilo de crianza que usan los padres, entre otros, para
comprender el significado que tiene para la persona el pertenecer a un grupo y las habilidades
sociales que requieren desarrollarse para funcionar de forma sana en comunidad y redefinir
sus metas en la vida.
1. Principio Teleológico:
La palabra Teleología es un término que proviene del griego “telos” que significa fin y del
sufijo “logía” que se refiere a estudio, es decir estudio de los fines o propósitos. La Psicología
Adleriana comprende la conducta desde una perspectiva teleológica es decir trata de encontrar
el fin de la conducta, los propósitos que la misma persigue. Muchas teorías sobre la conducta
humana tienen ideas deterministas sobre qué la provoca, para Adler, el ser humano es una
criatura social que actúa hacia metas y, su objetivo final, es una idea subjetiva de pertenencia
que orienta y conduce la totalidad de su pensamiento y conducta. Dicho objetivo representa la
superación de ciertas dificultades percibidas, le confiere una dirección a su conducta y dirige
los patrones de comportamiento. Al actuar, no vemos el pasado sino nos enfocamos en algo
que queremos lograr en el futuro para resolver una situación presente.
2. Principio Social:
La capacidad de conectar con otros y el interés que una persona tenga hacia ellos es
importante en la Psicología Adleriana que se convierte en el criterio de salud mental de una
persona. Cuando el nivel de desarrollo de habilidades sociales es deficiente o no existe el
suficiente interés social, aparecen los sentimientos de inferioridad que, cuando son
compensados con una actitud de superioridad que trata de imponerse sobre otros termina
haciendo mucho daño y alejándolos. Cuando el sentimiento de conexión y la voluntad de
contribuir son fuertes, surge un sentido de igualdad y el objetivo será trascendente y beneficioso
para todos.
3. Principio de la Subjetividad:
Los hechos y las cosas del mundo no existen en sí misma sino en relación con la forma
en que las vemos y apreciamos, es decir en función de nuestras propias valoraciones. El
significado que cada quien le atribuye a las situaciones que vive varia de persona a persona
aun que hubiesen estado expuestas a la misma situación. Los seres humanos viven en el
terreno de los significados, no conocemos circunstancias puras e interpretamos la realidad a
través del significado que le conferimos. Existen tantos significados como personas que han
existido en el mundo. Adler decía, los significados nos son determinados por las situaciones,
sino que somos nosotros quienes nos determinamos a nosotros mismos por los significados
que otorgamos a las situaciones.
Así es como el ser humano construye la forma en que se percibe a sí mismo, a los
demás y el mundo, lo cual es necesario para orientarse en su entorno, para guiar sus
sentimientos y actitudes, para planificar y llevar a cabo sus actos.
4. Principio de la Creatividad
Cuando el ser humano se incorpora al mundo comienza a recibir una serie de estímulos
desde el exterior y responde ante ellos usando sus capacidades y energía necesaria para
garantizar su existencia. Desde la perspectiva adleriana la manera en que un ser humano
responde a estos estímulos no viene configurado en nuestros genes. La herencia nos brinda
herramientas, pero la clave es hacer uso de ellas. Ese uso puede responder a lo que
aprendemos dentro del entorno familiar al que nos incorporamos y considerar fácilmente que el
medio ambiente es quien moldea la forma en que actuamos. Pero cuando nos percatamos que
las personas no son simples repetidoras de lo que sucede a su alrededor, nos damos cuenta
que el ambiente no es más que una fuente de estímulos.
5. Principio de la Autodeterminación
Culpar a la herencia, los instintos o el entorno solo es una estrategia para desligarse de
la responsabilidad que su manera de responder lleva consigo y de los compromisos que requiere
la convivencia con otros. Para Adler la responsabilidad es parte de una conducta sana, y debe
promoverse desde la infancia infundiendo el valor que requiere asumir la responsabilidad de
tomar decisiones en concordancia con las tareas de la vida. La conciencia de libertad que un
individuo posee le permite darse cuenta de que tiene las riendas de quien es y lo que quiere
convertirse. Que no está a merced de otros y que siempre puede elegir el camino que desea
tomar para lograr sus objetivos con la consiguiente responsabilidad que tal libertad le confiere.
6. Principio Holístico:
El holismo, un término que proviene del griego holos que significa todo, es una forma de
pensamiento desarrollada por Jan Smuts quien decía que la totalidad tiene propiedades distintas
a las propiedades que tienen las partes que lo componen; y no solamente una suma de partes.
Adler aplicó este pensamiento a la psicología y se dio cuenta que había que comprender al
individuo como un ser único e indivisible, tanto psíquica como física y espiritualmente desde un
enfoque personal, social y ambiental. Para él todos los rasgos y las actitudes del individuo se
encuentran vinculados entre sí y tienen sentido cuando se comprenden como una totalidad.
El Estilo de Vida es el prototipo de cómo enfrentar los retos de la vida que cada persona
creativamente desarrolla en su primera infancia basada en su concepción subjetiva del mundo.
Se mantiene fiel a sí mismo desde los primeros años hasta el fin de la vida del individuo y los
rasgos en los que se manifiesta, se conservan y se transforman de acuerdo con la flexibilidad y
determinación que la persona tenga para lograr su nuevo objetivo.
Existen diversos factores que intervienen en la formación del Estilo de Vida, como la
constelación familiar, el estilo de crianza y la relación con los padres y las circunstancias
socioeconómicas y físicas, pero ninguna de ellas es determinante porque el individuo está
dotado de una fuerza creativa que es la que le permite responder de forma particular y única,
moldeando su forma de ser de acuerdo con sus decisiones.