You are on page 1of 12

La Psicología Individual

y Alfred Adler

1870-1937

“La psicología individual ha nacido del tiempo e influirá


perdurablemente en el pensamiento, la creación y los sueños de la
humanidad. Ganará muchos adeptos, quienes reconocerán
claramente su valor, y, más aún, sin apenas conocer el nombre de
sus iniciadores. Será entendida por muchos y malentendida por
muchos más… Por su claridad, muchos la considerarán simple,
siendo tenida por difícil por aquellos que la conozcan. No
proporcionará a sus adeptos bienes ni posiciones, aunque sí la
satisfacción de aprender de los errores de sus adversarios.
Contribuirá a una separación depurativa entre quienes practican la
ciencia por el lado útil de la vida, aspiran a una comunidad ideal y los
demás. Agudizará la visión de sus adeptos para que no se les oculte
ningún doblez perjudicial del alma humana, y pondrá esta facultad
conquistada al servicio del progreso humano”.

Alfred Adler
Alfred Adler es un personaje desconocido para muchos incluso dentro del ámbito
psicológico o es visto como uno de los principales críticos del psicoanálisis quien plantea una
teoría poco profunda e inconsistente. Muchos han malinterpretado sus planteamientos o
simplemente no han comprendido la dimensión del pensamiento de un personaje que se
adelantó a su tiempo y, nadie mejor que él, visualizó de una forma simple y profunda a la vez,
la conducta humana.

La Psicología Individual, nombre de la teoría desarrollada por Adler, parte de la idea de


que el hombre es un individuo que se mueve hacia metas o fines determinados y que, la forma
de alcanzar los mismos, configuran la personalidad. Sostenía que las metas y las expectativas
tienen una mayor influencia sobre la conducta que las experiencias pasadas y creía que cada
una era motivada principalmente por la meta de la superación o conquista del medio ambiente.

A Alfred Adler también se le considera el precursor de una visión holística de la


psicología, la cual considera que para entender a la persona debemos verla como una totalidad
integrada dentro de un sistema social. También daba mucha importancia al efecto que las
influencias sociales tenían sobre cada individuo y subrayaba la importancia del interés social.

La línea de pensamiento Adleriana busca el desarrollo de individuos psicológicamente


sanos y cooperativos, parejas, familias, trabajadores e instituciones, personas y sociedades,
ciudadanos y países que sigan eficazmente los ideales de igualdad social y vida democrática.

Busca un equilibrio y proporciona igual importancia a las necesidades del individuo y a


la responsabilidad social. Además constituye una psicología orientadora de valores, porque
más que una colección de técnicas, establece ideales filosóficos para el individuo y el
desarrollo del grupo y se esfuerza en capturar la singularidad absoluta de cada individuo.

Reseña biográfica de Adler

El fundador de la Psicología Individual, Alfred Adler, nació el 7 de febrero de 1870 en


los suburbios de Viena, Austria. Era el segundo de los seis hijos de un comerciante judío de
clase media. Durante su infancia sufrió a causa de numerosas enfermedades: una de ellas, el
raquitismo, que le impidió caminar hasta los cuatro años. A pesar de ello, Adler luchó
firmemente por sobreponerse a su debilidad física. Le gustaba jugar al aire libre con los niños
del vecindario y se hizo muy popular entre ellos.

Alfred fue un niño común como estudiante y prefería jugar en el patio a embarcarse en
los estudios. Era muy activo y extrovertido. Todos le conocían por intentar superar a su
hermano mayor, Sigmund. En dos ocasiones estuvo a punto de morir en accidentes callejeros,
además su hermano menor murió cuando él tenía sólo tres años, en la misma cama que
compartía con él y a los cinco enfermó gravemente de pulmonía. El médico de la familia creyó
que el caso estaba perdido, pero otro médico le salvó la vida. Una vez restablecido, decidió
convertirse en médico. El posterior énfasis de su teoría sobre la importancia del interés social
y de la compensación por los defectos orgánicos tiene relación con sus primeras experiencias.
Era muy apegado a su padre, algo que Adler mencionaba recordar de él era que cuando
caminaban juntos en repetidas veces le decía: “Alfred, no creas en nada”. Otro recuerdo de su
niñez que permanece en su mente y que le gustaba contar a los niños que tenían problemas
en el colegio, era que en también él en algún momento de su infancia había perdido el interés
por la escuela y que en una ocasión que había reprobado matemática un profesor sugirió a su
padre sacarlo de la escuela y que aprendiera el oficio de zapatero, porque probablemente
nunca lograría graduarse. Su padre se rio de la opinión del profesor hacia su hijo, pero a partir
de ese momento Alfred decidió demostrarle al profesor lo que era capaz de hacer: en poco
tiempo llegó a ser el primero de su clase en matemática y nunca volvió a experimentar
dificultades en sus estudios. Adler más adelante afirmaba que si hubiese sido zapatero
seguramente también hubiese hecho excelentes zapatos.

A los 18 años empezó a estudiar Medicina en la Universidad de Viena, la misma en la


Sigmund Freud también había estudiado medicina. En esa época Adler también se encontraba
profundamente interesado en el socialismo y frecuentaba reuniones políticas. Fue en una de
estas reuniones cuando conoció a quien se convertiría en su esposa, Raissa Epstein, una
estudiante rusa que también asistía a la universidad de Viena. Se casaron en 1897 y tuvieron
cuatro hijos, dos de los cuales se hicieron psiquiatras.

En 1895, Adler se graduó de médico. Primero practicó la oftalmología y luego la medicina


general; estableció su consulta en un sector social bajo de Viena. Algunos de sus primeros
clientes fueron personas que trabajaban en un circo, que presentaban algunas debilidades
físicas inusuales pero también sus particulares formas de sobrellevarlas, que le llevó a una
perspectiva diferente sobre la inferioridad de los órganos y sus formas de compensación sobre
lo que escribió en una de sus primeras publicaciones. Debido a su creciente interés por el
funcionamiento y adaptación del sistema nervioso, su profesión se orientó más tarde hacia la
Neurología y la Psiquiatría. (Hobmeir, Treffer, 1981).

A principio de siglo tuvo lugar su encuentro con Sigmund Freud, quien en 1907 le
propuso formar parte de su grupo de estudio. Después escribió varios artículos sobre la
inferioridad orgánica, seguidamente redactó un artículo sobre los sentimientos de inferioridad
de los niños, en el que sugería que las nociones sexuales de Freud debían tomarse de forma
más metafórica que literal. Aunque el mismo Freud nombró a Adler presidente de la Sociedad
Analítica de Viena y co-editor de la revista de la misma, éste siempre mantuvo su postura y sus
ideas propias. Es más, nunca le gustó que se refirieran a él como discípulo de Freud puesto
que él tenía su propio enfoque teórico y clínico.

Finalmente, en 1911 se produjo su ruptura definitiva con Sigmund Freud después que,
en unas conferencias, Adler presentara una postura crítica a su teoría sexual. A partir de
entonces Adler, al igual que 11 miembros de la organización, deciden separarse y crear la
Asociación de Psicología Individual.

Durante la Primera Guerra Mundial, Adler sirvió como médico en la Armada Austriaca,
primero en el frente ruso y luego en un hospital infantil. Así, tuvo la oportunidad directa de ver
los estragos que la guerra producía, por lo que su visión se dirigió cada vez más hacia el
concepto de interés social. Creía que, si la humanidad pretendía sobrevivir, tendría que cambiar
sus formas de convivencia.
Después de la guerra, se dedicó de lleno a varios proyectos que incluyeron la formación
de clínicas de orientación a niños en escuelas estatales de Viena, siendo propiamente el primer
psicólogo/psiquiatra infantil de nuestra era. Posteriormente, Adler desplegó una intensa
actividad: escribió algunos libros, intensificó labor de difusión por medio de conferencias, muy
concurridas, que incluso solían ser en los parques y plazas, y consolidó un amplio círculo de
colaboradores. La Psicología Individual alcanzó su mayor auge al final de los años veinte.

En 1926 comenzó a visitar universidades de Estados Unidos, nación a la que se traslada


definitivamente en 1934, donde buscó acogida tras el triunfo de Hitler. Su familia se une a él en
1935. A la edad de 67 años, el 28 de mayo de 1937, mientras daba clases en la Universidad
de Aberdeen, Escocia, murió de un ataque al corazón. Sus restos fueron cremados y durante
un tiempo se desconocía su paradero hasta que finalmente en 2007 fueron encontrados y
finalmente llevados en 1911 a Austria.

Una teoría olvidada

Lamentablemente, la atención que se le ha prestado a la Psicología Individual es mínima


en relación con el impulso que se le proporcionó a la psicología contemporánea. Las razones
son muy diversas:

• El interés de los psicólogos por el psicoanálisis, que la relegó a un segundo plano.


• La toma de poder de Hitler en 1933 que significó la prohibición de las obras de Adler
en Austria y Alemania y el cierre de todos sus centros de apoyo psicológico.
• La migración de sus discípulos (en su mayoría judíos) al extranjero, ya que la
persecución de los psicólogos individuales fue mucho más grande que la de
psicoanalistas debido a la filiación marxista de gran número de ellos, le llevó a la
consiguiente paralización de la actividad psicológico-individual.
• La aversión a las ideas sociales de Adler al ser falsamente identificadas con el
marxismo, fueron vistas como expresión de ideología totalitaria opuesta a los principios
democráticos.
• Aún después de la guerra —hasta entrados los años setenta—, la Psicología Individual
quedó relegada al olvido a pesar de su continuación a través de sus discípulos. Se vio
desplazada, se citaba cada vez menos, y pronto se dejó de citar del todo.
• Los libros de Adler son informes poco conexos, fatigosos y repetitivos, que no
presentan una exposición sistemática ni una imagen definida de su psicología. Resulta
trabajoso estudiar sus obras originales, pues, junto a formulaciones brillantes, se
encuentran muchos puntos de difícil comprensión. (Hobmeir, Treffer, 1981)
• El predominio paulatino, sobre todo en los Estados Unidos, de la medición y la
estadística sobre la comprensión y la intuición en las que se basa la Psicología
Individual, le exigen fundamentar resultados en estadísticas para que adquieran según
ellos, mayor validez.

A pesar de todo, las ideas Adlerianas han persistido en el tiempo y conservado su valor.
Sus ideas pasaron a ser parte del lenguaje común a tal punto que términos como “sentimiento
de inferioridad”, “complejo de superioridad”, por ejemplo, son usadas y comprendidas
comúnmente.
Adler fue uno de los primeros psicoterapeutas en dejar de lado el diván característico del
psicoanálisis y limitarse a un par de sillas que permitan un intercambio igualitario entre médico
y paciente que permite más una actitud de acompañamiento. Fue uno de los primeros y pocos
que además se enfocaba en la prevención, por lo que trabajaba en la orientación de padres y
maestros que constituían sus principales aliados para ayudar a evitar futuros problemas desde
niños. Las estrategias de prevención se enfocan en el aliento, la superación de problemas y el
desarrollo del interés social, estrategias de pertenencia e incluso cambios culturales necesarios
como derechos de la mujer, estructuras familiares democráticas que conllevan nuevas formas
de crianza de los niños.

Su importancia es demasiado grande y ha quedado demostrada en las aportaciones de


Adler a la psicoterapia, la pedagogía, el neopsicoanálisis, la logoterapia, la psicología
humanística, el existencialismo y otros campos, como la sociología, la política y la religión.

Autores como Fromm, Horney, Frankl, Maslow, Künkel, Ellis, por citar algunos, no pueden
negar la gran influencia que Adler tuvo en la formulación de sus teorías. Más que ningún otro
psicólogo, Adler ha destacado la importancia del amor a los semejantes, de la convivencia
humana y de la igualdad social en la realización personal y del progreso de la colectividad.

La denominación Psicología Individual que Alfred Adler dio a su escuela no constituyó


una elección afortunada ya que permite suponer que aquella se contrapone a la psicología
social. En realidad, es al revés: la psicología individual no ve al hombre aislado sino como una
parte de una totalidad concreta considerándolo en su dimensión social. Incluso fue mérito de
Adler introducir en la psicología profunda la concepción del hombre como ser primordialmente
social y valorarla para la comprensión de las anomalías psíquicas. Adler eligió la denominación
de Psicología Individual porque quería resaltar la idea del individuo total en su unicidad y
singularidad, y delimitar así su teoría frente a los enfoques psicológicos que descomponían la
persona en elementos aislados. (Hobmeir, Treffer, 1981) La llamó Psicología Individual
entendiendo por ello una psicología que entiende al individuo como una totalidad única e
indivisible y la piedra angular de la teoría la constituyó el sentimiento social y el afán de
superación.

Adler concedió más importancia a ayudar al individuo normal a comprenderse, resolver


sus problemas, a regular su conducta y lograr sus metas. Se pasó su vida simplificando su
psicología de modo que todos pudieran comprenderla. Sostiene que el ser humano normal
promedio puede sacar de situaciones de inferioridad una ventaja. Indicó que todo lo que
realizamos tiene una meta y que por lo tanto la mente es dinámica, no estática y lo hace hacia
adelante, no hacia atrás, desde un menos a un más o de un más a un menos. Y que todos
tenemos la habilidad de dirigir nuestras vidas y existen muchas maneras de encontrar ayuda
para hacerlo, de terapeutas, maestros, religiosos, libros, amigos, no solo por psiquiatras. Dar
al ser humano común el poder de dirigir su conducta era la finalidad de Adler y fue el primero
que ofreció una psicología que permitiera valorarnos a nosotros y a los demás. (Beynon Ray,
1959).
Renacimiento de una escuela psicológica

La Psicología Individual tiene aún hoy la misma actualidad que al comenzar su


desarrollo a principios del siglo veinte: trata de los problemas centrales de la existencia
humana, del bien de la humanidad. Según esta línea de pensamiento, la persona sólo llega a
realizarse si establece con el mundo una relación que incluya a sus prójimos; realización que
sólo se logra, por lo tanto, en una relación social. Sin embargo, las relaciones interpersonales
y la vida social, de las que dependen el sentimiento de autoestima y la autorrealización del
individuo, no son posibles sin una comprensión de las personas y un autoconocimiento
constructivo.

La Psicología Individual representa por tanto, en su concepción básica, un sistema de


orientación sociopsicológica que ayuda a comprender mejor las vivencias, la conducta y los
actos del prójimo, y abre las puertas del autoconocimiento. Su objetivo constituye un sentido
de firme realidad de responsabilidad frente a otros y con uno mismo, y un reconocimiento y
comprensión mutuos, lo que, por un lado, sólo puede lograrse por el desarrollo consciente de
la capacidad social del individuo y, por otro, en el seno de una comunidad humana. (Hobmeir,
Treffer, 1981)

En los últimos años, se ha señalado un renacimiento de las ideas de la Psicología


Individual y en todo el mundo hay varias organizaciones que promueven sus ideas como el
Comité Internacional de Escuelas e Institutos de Verano Adlerianos (ICASSI), la Asociación
Norteamericana de Psicología de Adler (NASAP) y la Asociación Internacional de Psicología
Individual (IAIP). En el mercado de libros, se vuelven a acumular, con gran éxito,
publicaciones sobre esta tendencia. Su auge se basa en gran medida en su actualidad y en
la importancia de ciertas conquistas realizadas recientemente por la psicología. Gran parte
de las hipótesis básicas de la psicología individual y de los elementos que Adler incluía en la
terapia ha encontrado fundamentos científicos. (Hobmeir, Treffer, 1981)

Principios básicos de la Psicología Adleriana

Para Adler, la persona humana surge como criatura social, por consiguiente, está
motivada por intereses sociales y sus problemas vitales primarios son sociales. Por ello, lo
que busca un niño pequeño es ser cuidado, aceptado, querido, comunicar, compartir,
contribuir y, de esta manera, sentir que forma parte de un grupo. Sólo en convivencia con
otras personas, habitualmente la familia, el niño puede desarrollar lo que Adler llama el
Sentimiento de Comunidad o Interés Social, por lo que para entender como conforma su
personalidad y las conductas que usa, hay que examinar sus relaciones con los otros,
primordialmente la familia.

En la concepción adleriana, en toda comunidad se establecen normas y exigencias que


se conocen como Lógica de Convivencia y que sirven de marco de acción dentro del cual
se espera que el individuo se desenvuelva. Todas nuestras conductas se llevan a cabo
dentro de un marco de lineamientos establecidos (por la familia, sociedad y humanidad), y
se espera que cada individuo que forma parte de ese conjunto los siga para mantener una
convivencia armónica y la persona contribuya de forma útil. Cuando esto no sucede, la
persona suele percibirse desconectada del grupo y no está interesada en cooperar ni
aportar.
Existen diversos factores que en influyen esa percepción de desconexión como las
Inferioridades Orgánicas, que constituyen limitaciones físicas que en determinado momento
pueden significar para la persona un impedimento o restricción, pero que, desde la visión
adleriana también un impulso para compensarlas. Además, podemos desarrollar Sentimientos
de Inferioridad que se producen cuando nos percibimos vulnerables, inseguros por las
condiciones desfavorables de la vida, por errores personales, por nuestras propias
imperfecciones, por auto valorarnos negativamente, y por un sin fin innumerable de
condiciones adversas, tanto reales como imaginadas por nosotros mismos.

Pero el sentimiento de inferioridad no necesariamente es destructivo, aparece desde el


primer momento de nuestras vidas y es el fundamento de todos nuestros esfuerzos y
realizaciones humanas. En si mismo no tiene un matiz perjudicial, ya que nos impulsa a dar una
dirección a nuestras vidas, a buscar metas para realizarnos como personas, y en suma a
buscar sentido a nuestra existencia; esto lo llamamos afán de superación. La forma en que
intentamos resolver, aminorar, reducir o escapar del sentimiento de inferioridad, produce una
estrategia llamada compensación. Toda esta dinámica personal se desarrolla en un movimiento
“del menos al más” del “de abajo hacia arriba”.

Cuando el sentimiento de inferioridad adquiere un carácter negativo es cuando la persona


trata de compensar su sentimiento de inferioridad mediante actitudes que no permiten
eliminarlo sino acrecentarlo. En este caso, cuando el sentimiento de inferioridad tiene una salida
alejada del interés social, sin consideración de los otros, es cuando aparece el llamado
complejo de Inferioridad. El sentimiento de inferioridad es común a todas las personas, y todos
lo experimentamos a lo largo de la vida; solo se convierte en complejo de inferioridad cuando
la persona no logra superar sus sentimientos de inferioridad y no se siente preparada para
enfrentar las tareas de la vida y rehúye la colaboración con los otros.

Desde esta perspectiva, cuando las personas manifiestan conductas difíciles, tiene mucho
que ver con un interés social disminuido que se ve reflejado en el intento constante de dominar
y superar a los otros. Por esta razón, el proceso terapéutico con una persona con dichos
problemas, se basan en la toma de conciencia del estilo de vida erróneo, para reorientarlo y
reeducarlo hacia fines socialmente útiles. Durante este proceso de exploración del estilo de
vida, se sondea el grado de interés social del individuo por medio del análisis de la constelación
familiar, vivencias tempranas y el estilo de crianza que usan los padres, entre otros, para
comprender el significado que tiene para la persona el pertenecer a un grupo y las habilidades
sociales que requieren desarrollarse para funcionar de forma sana en comunidad y redefinir
sus metas en la vida.

Esto es la Psicología Adleriana y puede resumirse en ciertos principios,,,,,,

1. Principio Teleológico:

La palabra Teleología es un término que proviene del griego “telos” que significa fin y del
sufijo “logía” que se refiere a estudio, es decir estudio de los fines o propósitos. La Psicología
Adleriana comprende la conducta desde una perspectiva teleológica es decir trata de encontrar
el fin de la conducta, los propósitos que la misma persigue. Muchas teorías sobre la conducta
humana tienen ideas deterministas sobre qué la provoca, para Adler, el ser humano es una
criatura social que actúa hacia metas y, su objetivo final, es una idea subjetiva de pertenencia
que orienta y conduce la totalidad de su pensamiento y conducta. Dicho objetivo representa la
superación de ciertas dificultades percibidas, le confiere una dirección a su conducta y dirige
los patrones de comportamiento. Al actuar, no vemos el pasado sino nos enfocamos en algo
que queremos lograr en el futuro para resolver una situación presente.

El ser humano está dotado de un esfuerzo innato hacia la sobrevivencia, el desarrollo y


la autorrealización. Ese movimiento es lo que desencadena una conducta y siempre se dirige de
menos a más. Cuando la dirección de ese esfuerzo involucra un interés social, el individuo está
actuando de forma congruente a su naturaleza gregaria, lo que le permite adaptarse con mayor
facilidad a la comunidad y las exigencias de la vida en conjunto. Cuando la dirección de la
conducta solo obedece a intereses personales, la persona va en contra de su naturaleza social
y se le dificulta mantener relaciones con sus congéneres y enfrentar los retos de la vida
comunitaria.

Usualmente, los individuos no están completamente conscientes de sus metas, se


requiere de un análisis de las condiciones de partida y los patrones repetidos de lucha. El
sentimiento natural de inferioridad de la primera infancia y el esfuerzo por compensarlo es lo que
conduce a la creación de una meta final ficticia, que subjetivamente significa la seguridad y éxito
futuros. La intensidad del sentimiento de inferioridad percibido suele determinar el nivel de
esfuerzo que se le inyecta a la lucha por el "objetivo", que siempre irá en dirección del "objetivo
final" y siguiendo los patrones de comportamiento. El objetivo final imprime una fuerte unicidad
en el individuo y no puede ser otro más que su afán de pertenecer debido a que en todos los
aspectos de la existencia humana, cada uno de nosotros busca sentirse conectado a otros y
todas las manifestaciones de sí mismo son expresiones de este objetivo.

2. Principio Social:

Como se mencionó con anterioridad, los patrones de conducta de una persona se


mueven en dirección a un objetivo. Debido a que el individuo no está aislado y los retos a
enfrentar son grandes, para lograr sus metas el individuo requiere la ayuda de otros y el beneficio
de conseguir el objetivo debe alcanzar también a quienes contribuyeron con él a lograrlo. Por
eso al analizar la conducta, es importante considerar si la persona tiene esa visión de conjunto.
Que sea capaz de darse cuenta que por sí solo no podría sobrevivir ni lograr sus objetivos y que
necesita formar parte de un grupo.

La Psicología Adleriana es una psicología de relaciones, considera al individuo como una


entidad social, su naturaleza es social y todo cuanto busca, elude, prefiere y rechaza, se da en
un marco social. Por tanto, no puede ser comprendido aisladamente. Cada ser humano tiene
por naturaleza la capacidad de conexión social como un potencial innato que necesita ser
desarrollado porque los retos que se le presentarán a lo largo de la vida solo podrán superarse
en conjunto. Desde el inicio de su vida, las personas forman parte de grupos: la familia, la
comunidad, la humanidad, el cosmos, por lo que no existe manera de entender sus conductas
si no se entienden dentro del contexto social en el que presentan y forman.
Adler cree que nuestro primer sistema social, la constelación familiar, puede convertirse
en el prototipo de nuestra forma de ver el mundo y nuestra actitud ante la vida. El sentimiento
de seguridad que dentro de ella se puede llegar a adquirir, se basa en un profundo sentido de
pertenencia y al hecho de querer encajar en la familia. A partir de ese primer aprendizaje social
en el contexto familiar, cada ser humano desarrolla la capacidad de aprender a vivir en armonía
con la sociedad.

La capacidad de conectar con otros y el interés que una persona tenga hacia ellos es
importante en la Psicología Adleriana que se convierte en el criterio de salud mental de una
persona. Cuando el nivel de desarrollo de habilidades sociales es deficiente o no existe el
suficiente interés social, aparecen los sentimientos de inferioridad que, cuando son
compensados con una actitud de superioridad que trata de imponerse sobre otros termina
haciendo mucho daño y alejándolos. Cuando el sentimiento de conexión y la voluntad de
contribuir son fuertes, surge un sentido de igualdad y el objetivo será trascendente y beneficioso
para todos.

3. Principio de la Subjetividad:

El ser humano a lo largo de su existencia se ve expuesto a un sinnúmero de eventos


que van conformando sus experiencias de vida, pero no son las situaciones las que cobran
importancia en la Psicología Adleriana sino la interpretación que de esa situación se hace, la
manera en que se percibe y el significado que cobra. Como la lente que usa para ver lo que
sucede a su alrededor y la manera en que se comprende.

Los hechos y las cosas del mundo no existen en sí misma sino en relación con la forma
en que las vemos y apreciamos, es decir en función de nuestras propias valoraciones. El
significado que cada quien le atribuye a las situaciones que vive varia de persona a persona
aun que hubiesen estado expuestas a la misma situación. Los seres humanos viven en el
terreno de los significados, no conocemos circunstancias puras e interpretamos la realidad a
través del significado que le conferimos. Existen tantos significados como personas que han
existido en el mundo. Adler decía, los significados nos son determinados por las situaciones,
sino que somos nosotros quienes nos determinamos a nosotros mismos por los significados
que otorgamos a las situaciones.

Así es como el ser humano construye la forma en que se percibe a sí mismo, a los
demás y el mundo, lo cual es necesario para orientarse en su entorno, para guiar sus
sentimientos y actitudes, para planificar y llevar a cabo sus actos.

Algunos significados coinciden con los significados de otros. Aunque no podemos


esperar que el significado sea el mismo para todos, es importante observar que para poder
funcionar como grupo es necesario unificarlos. Alguien que desea vivir sobre la base de sus
propios significados terminaría aislado del mundo y de los demás. Pero nadie posee el
significado absoluto el hombre como ser social debe comprender que lo natural es la búsqueda
de significados comunes para poder convivir entre nosotros. Que no se trata de imponer
nuestra propia comprensión del mundo sino contribuir en la búsqueda de un significado común.
Pretender hacer lo contrario conlleva a actitudes contrarias a la naturaleza social humana. Este
tipo de personas se tornan difíciles y manifiestan poco interés y respeto por otros.
A lo largo del desarrollo de su teoría, Adler considera que la forma en que interpretamos
nuestras experiencias de vida puede ayudarnos a ser mejores, a encontrar soluciones para los
problemas que nos presentan la vida, para llevarnos mejor con los demás y contribuir al bien
de la comunidad.

4. Principio de la Creatividad

Cuando el ser humano se incorpora al mundo comienza a recibir una serie de estímulos
desde el exterior y responde ante ellos usando sus capacidades y energía necesaria para
garantizar su existencia. Desde la perspectiva adleriana la manera en que un ser humano
responde a estos estímulos no viene configurado en nuestros genes. La herencia nos brinda
herramientas, pero la clave es hacer uso de ellas. Ese uso puede responder a lo que
aprendemos dentro del entorno familiar al que nos incorporamos y considerar fácilmente que el
medio ambiente es quien moldea la forma en que actuamos. Pero cuando nos percatamos que
las personas no son simples repetidoras de lo que sucede a su alrededor, nos damos cuenta
que el ambiente no es más que una fuente de estímulos.

Adler rechaza la idea que la herencia o el ambiente determinen la personalidad. Según


él, el niño desarrolla su estilo de vida gracias a su fuerza creadora. El ser humano toma una
actitud frente a los estímulos que recibe y se convierte en el propio autor e intérprete de su vida.
Usa toda su creatividad para construir su manera de responder, los caminos que le permiten
enfrentar las situaciones que la vida le ofrece. Puede estar influenciado por factores hereditarios
y culturales, pero en última instancia surge del poder creativo del individuo y el mismo va
moldeando su manera ser y en consecuencia, su el resultado termina siendo único.

Desde su nacimiento el individuo está continuamente enfrentando retos y aspirando a


superarlos para ello requiere la ayuda de otros y por consiguiente, debe adaptarse a las
exigencias y condiciones familiares con el afán de pertenecer y, mientras lo hace, va forjando
su personalidad. Esto no se desarrolla de forma mecánica o por instinto, sino que decide por él
mismo la forma en que particularmente lo enfrenta. Es decir, va creando su propia personalidad.
Adler cree que ni la herencia ni el ambiente explican por sí solos la conducta, sino la fuerza
creadora del hombre. El individuo hace uso de los recursos genéticos y del ambiente que le han
sido dados y su fuerza creadora va formando su manera de ser. De ahí es que proviene la
singularidad de cada ser humano que es configurada por el mismo en concordancia con afán
de pertenecer.

5. Principio de la Autodeterminación

Haciendo referencia al principio anterior, desde la perspectiva Adleriana, el desarrollo


de la personalidad no es resultado de la imposición externa, ni un condicionamiento innato, ni
resultado de impulsos o instintos naturales que lo obligan a actuar de una manera determinada.
El cree que cuando se explica la conducta en función de las causas que la provocan, se margina
al ser humano a ser un ente pasivo que responde involuntariamente a un plan preestablecido
que no depende de él mismo, se le victimiza, se lo ata a circunstancias y lo despojan de su
capacidad para decidir.

Adler considera que el individuo es capaz de desarrollar su identidad y determinar su


propio destino, es libre, espontáneo, responsable y creador. Es un ser vivo que se adapta,
modifica y perfecciona continuamente, pero este privilegio conlleva responsabilidad de dar
cuenta de sus actos como resultado de la libertad que posee. Por lo tanto, la libertad de la goza
va de la mano de la responsabilidad que implica tomar sus propias decisiones.

Culpar a la herencia, los instintos o el entorno solo es una estrategia para desligarse de
la responsabilidad que su manera de responder lleva consigo y de los compromisos que requiere
la convivencia con otros. Para Adler la responsabilidad es parte de una conducta sana, y debe
promoverse desde la infancia infundiendo el valor que requiere asumir la responsabilidad de
tomar decisiones en concordancia con las tareas de la vida. La conciencia de libertad que un
individuo posee le permite darse cuenta de que tiene las riendas de quien es y lo que quiere
convertirse. Que no está a merced de otros y que siempre puede elegir el camino que desea
tomar para lograr sus objetivos con la consiguiente responsabilidad que tal libertad le confiere.

6. Principio Holístico:

El holismo, un término que proviene del griego holos que significa todo, es una forma de
pensamiento desarrollada por Jan Smuts quien decía que la totalidad tiene propiedades distintas
a las propiedades que tienen las partes que lo componen; y no solamente una suma de partes.
Adler aplicó este pensamiento a la psicología y se dio cuenta que había que comprender al
individuo como un ser único e indivisible, tanto psíquica como física y espiritualmente desde un
enfoque personal, social y ambiental. Para él todos los rasgos y las actitudes del individuo se
encuentran vinculados entre sí y tienen sentido cuando se comprenden como una totalidad.

El concepto holístico de Adler propone que para entender a la persona es importante


comprender que no es solamente la suma de rasgos individuales de su forma de ser, sino todo
un sistema en armonía, una unidad que trabaja en conjunto y que le permite la consecución de
su meta particular de pertenencia que le da sentido a su propia existencia. Desde su forma de
entenderlo, el individuo no está dividido internamente o es un campo de batalla de fuerzas
conflictivas, como Freud planteó con su concepción de consciente e inconsciente, sino que
cada aspecto de su personalidad apunta a la misma dirección y trabaja en comunión con el
objetivo planteado.

Adler consideraba la personalidad como un todo, por lo tanto, es siempre el misma y


busca siempre lo mismo en todas sus manifestaciones y que solamente cuando comprendemos
este movimiento, podremos comprender al individuo. Esto significa que los pensamientos,
sentimientos, emociones, conductas conscientes e inconscientes sólo pueden ser entendidas
como subordinadas al estilo de vida del individuo: su forma particular de enfrentar los retos de
la vida y su forma particular de pertenecer. Por lo tanto, la manera particular en que cada
individuo construye su ser es lo que le da su nota distintiva, su particularidad, su singularidad,
su unicidad; por lo que solo puede ser entendido desde esa totalidad y unicidad. Por esta forma
de entender al individuo algunos consideran a Adler como el padre de la Psicología Holística,
nombre que se cree, debió llevar su teoría, en lugar de Psicología Individual.

7. Principio del Estilo de Vida:

El Estilo de Vida es el prototipo de cómo enfrentar los retos de la vida que cada persona
creativamente desarrolla en su primera infancia basada en su concepción subjetiva del mundo.
Se mantiene fiel a sí mismo desde los primeros años hasta el fin de la vida del individuo y los
rasgos en los que se manifiesta, se conservan y se transforman de acuerdo con la flexibilidad y
determinación que la persona tenga para lograr su nuevo objetivo.

El Estilo de vida sigue una línea de movimiento continuo, se puede entender el


pensamiento, las emociones y los comportamientos subordinados a ese patrón constante de
tratar con las personas y resolver las situaciones. Cada manifestación del Estilo de Vida sigue
una línea de movimiento que apunta en la misma dirección.

Existen diversos factores que intervienen en la formación del Estilo de Vida, como la
constelación familiar, el estilo de crianza y la relación con los padres y las circunstancias
socioeconómicas y físicas, pero ninguna de ellas es determinante porque el individuo está
dotado de una fuerza creativa que es la que le permite responder de forma particular y única,
moldeando su forma de ser de acuerdo con sus decisiones.

You might also like