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Qué Son Los Alimentos Deshidratados
Qué Son Los Alimentos Deshidratados
Los alimentos deshidratados son aquellos comestibles que en su estado natural
poseen un alto porcentaje de agua, pero que, a través de métodos naturales o
artificiales se les ha extraído en gran parte. De esta forma, se potencian algunas de
sus cualidades nutritivas, además de prolongarse su vida útil.
¿Qué podemos hacer como consumidores para optimizar el valor nutricional de los alimentos
deshidratados que compramos? Por un lado, es
importante recordar mantenerlos
en condiciones de baja humedad durante el almacenamiento y en
ambientes frescos (idealmente alrededor de los 15°C). Por otra parte, dado que la
rehidratación de alimentos secos puede producir pérdida de minerales y otros componentes
solubles, una buena opción es reutilizar el agua para la elaboración de
otros productos. ¡Algo que también vale cuando hervimos vegetales!
En conclusión, la
pérdida de nutrientes y las alteraciones de un alimento
que fue sometido a un proceso de deshidratación dependen
directamente del método utilizado y de las condiciones de
almacenamiento y conservación. Si los procedimientos se realizan de manera
adecuada, no sólo es posible aumentar su vida útil sino también disminuir la carga microbiana,
reducir el espacio de almacenamiento y optimizar su transporte manteniendo la calidad del
producto. ¡No dejen de leer este excelente recurso del Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria (INTA) acerca de la deshidratación! (ver acá). Quizás, hasta se animen a seguir
las instrucciones y construyan ¡su propio deshidratador de alimentos casero!
DESHIDRATACIÓN Y DESECADO EN LA CONSERVACIÓN DE ALIMENTOS
Desventajas de la deshidratación y el desecado:
Pérdida de vitaminas hidrosolubles (como la vitamina C).
Pérdida de características organolépticas (como olor, color, sabor, textura).
Deshidratación y desecado son dos métodos de conservación de alimentos
muy antiguos que aún están vigentes
Posibles inconvenientes durante la deshidratación y
desecado y cómo evitarlos
Entre los inconvenientes más comunes que pueden producirse durante la
deshidratación y el desecado, siempre y cuando los alimentos no se traten de
manera adecuada, se encuentran:
Encogimiento o reducción del volumen: es tanto más importante cuanto más lento
se seque el alimento. Este fenómeno afecta la capacidad de rehidratación
(capacidad de absorber agua), ya que cuanto mayor es el encogimiento menos
agua podrá absorber.
Pardeamientos o cambios de color indeseables: si el alimento no se trata
convenientemente puede sufrir reacciones tipo Maillard, con el consiguiente
pardeamiento o aparición de colores marrones que generan un problema estético,
cambios de sabor y aromas, y disminución de nutrientes.
Pérdida de compuestos volátiles responsables del sabor y del aroma: este
problema se puede disminuir secando lo más rápido posible. En los alimentos
desecados la pérdida del aroma es más importante que en los deshidratados.
Pérdida de la capacidad de rehidratación: el alimento deshidratado y/o desecado
posee una capacidad de absorber agua bastante menor que la que tenía el
alimento fresco. Cuanto más lento se seca y cuanto más se pardea el alimento
menos se rehidrata. Es imposible que un alimento desecado recupere el peso del
alimento fresco.
Migración de solutos y formación de costras impermeables: si la velocidad de
secado es muy alta pueden formarse costras impermeables en la superficie del
alimento, que impiden que se siga secando. Esto se produce debido a la migración
de agua con solutos disueltos hacia la superficie del alimento y como lo que se
evapora es agua pura, se van depositando sólidos en la superficie que forman
dicha costra. Si el alimento a medida que avanza el secado queda “blando” o
“plástico” significa que se está formando la costra.
Desarrollo de microorganismos durante el desecado: cuando se seca en
condiciones ambientales y el proceso es muy lento puede haber desarrollo de
microorganismos. Por ello es muy importante que el desecado se haga lo más
rápido posible.
Desarrollo de insectos durante el almacenamiento del alimento deshidratado y/o
desecado: en algunos alimentos, los insectos depositan huevos en su superficie
como es el caso de la polilla en hongos. Durante el secado los huevos no mueren y
en determinada época del año eclosionan y nacen nuevos insectos que degradan el
alimento. Una solución a este inconveniente es el tratamiento del alimento con
azufre en polvo.
Durante la deshidratación y el desecado los alimentos deben tratarse de tal
modo que no se produzcan estos inconvenientes y la pérdida de propiedades
nutricionales y organolépticas sea la mínima posible. Esto facilita que al
rehidratarse el alimento deshidratado y/o desecado sea lo más parecido
posible al alimento fresco que le dio origen.
En el 2016, la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas de
la Universidad Nacional de La Plata desarrolló un primer prototipo de secadora
solar, realizada con el objetivo de utilizar energía renovable como la energía
solar, para desecar frutas, verduras, legumbres, entre otros alimentos.
La ciencia ha demostrado que depende mucho del método que se realice, las temperaturas
y la velocidad. La deshidratación por sol o por hornos no causa ningún cambio en el
contenido de fibra o hierro, pero sí puede afectar a las vitaminas sensibles a las
temperaturas (vitamina A, C, B1, B2 y B9).
También hay que tener en cuenta que el oxígeno puede afectar a los compuestos que se
oxidan con facilidad, como el licopeno y las grasas insaturadas. Por supuesto, existen
cambios de forma, textura, sabor y aroma. Así que podríamos decir que el calor
convencional sí reduce la calidad del alimento.
Cuando los alimentos deshidratados no contienen azúcar añadido ni aditivos, son bastante
nutritivos y la mayoría poseen propiedades antioxidantes y fibra.
Higos. A pesar de ser pequeños, aportan una buena cantidad de hierro, ácido fólico
y potasio, además de calmar la ansiedad por los alimentos dulces.
También existen otros alimentos que están menos indicados por su alto contenido en
azúcar. ¿Son malos para la salud? No, pero tomarlos en grandes cantidades o en una dieta
pensada en la pérdida de peso, puede desviarte de tu objetivo.
Mejor preservación
Según los expertos, el arroz, el maíz, el trigo y los granos que se hayan deshidratado,
enlatado y almacenado adecuadamente durarán 30 años o más. Las verduras, frutas y
pastas deshidratadas tienen una vida útil de hasta 30 años. Las leches en polvo o los
sucedáneos de la leche pueden durar hasta 20 años.
Los alimentos secos pueden ser bastante caros en una tienda. Un deshidratador de
alimentos permite conservar alimentos frescos y nutritivos en tu propia casa a una fracción
del costo. La vida útil de los alimentos deshidratados puede durar décadas.
Añade tus frutos secos favoritos a manzanas, piñas, uvas o arándanos deshidratados para
obtener una mezcla de frutos secos sabrosa y saludable. Los chips de plátano son ejemplos
de lo que se puede hacer deshidratando a un contenido de humedad del 3-5 por ciento. Por
lo general, es una buena idea remojar los alimentos deshidratados antes de consumirlos,
preferiblemente en agua destilada. Esto promueve la absorción de agua suficiente para un
sabor óptimo. Otro método popular es colocar alimentos deshidratados en una vaporera. El
vapor absorbente lo rellena maravillosamente.
Seguro que muchos de vosotros habréis oído hablar sobre los alimentos
deshidratados, los habréis comprado o incluso los habréis usado en alguna de
vuestras recetas.
Ahora bien, ¿sabéis cómo se deshidratan los alimentos? ¿Qué ventajas tiene? En
definitiva, ¿Para qué se deshidratan los alimentos? A continuación os daremos
alguna información que os despejará algunas dudas sobre esta técnica.
Podemos secar al sol nuestros alimentos, pero puede ser peligroso ya que la
exposición a diferentes temperaturas y el ambiente donde sequemos, pueden
estropear nuestras conservas.
Una vez deshidratados los alimentos, deben guardarse en tarros, en bolsas o submergidos en
aceites aromatizados apuntando la fecha en que los deshidratamos. Os sorprendería lo bien
que se conservan, pueden mantenerse en magníficas condiciones meses e incluso años sin
perder las propiedades nutricionales.
Si uno de tus buenos propósitos para este 2014 es mejorar tu alimentación,
conservar los alimentos puede ayudarte mucho. ¡Además el proceso es muy
sencillo! Sólo tienes que cortar en trocitos las frutas o verduras, meternos en el
deshidratador y dejar que él haga el resto. ¿Fácil eh?