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Marisela Montenegro
Universitat Autònoma de Barcelona
Publicación restringida. Derechos reservados
En aquella intervención, ella continúa haciendo una serie de reflexiones que nos permiten
hoy en día ver que con ese discurso se refiería irónicamente a las maneras en las que se
habla de la debilidad, la delicadeza, como algo femenino; pero ¿a qué mujeres se refieren
1 En este link pueden ver una teatralización del discurso entero de Sojourner Truth:
https://www.youtube.com/watch?v=fu9vjEmGFjU
cuando se habla de esto? ¿A qué mujeres están refiriendo cuando se dice que las
mujeres son amas de casa? ¿De qué se está hablando cuando se dice que las mujeres
han entrado en el mercado laboral (nos podríamos preguntar ahora)? Ella dice que ha
trabajado toda la vida, que ha tenido hijos, que come en cantidad ... ¿no es ella una
mujer? Este discurso tuvo un gran impacto -y se sitúa como uno de los antecedentes del
concepto de interseccionalidad- porque mostraba que la caracterización de "la mujer"
respondía sólo a la vida de ciertas mujeres y, claramente, no tomaba en cuenta a las
mujeres esclavas.
Otro documento que se considera clave a la hora de conocer los orígenes de la noción de
interseccionalidad es El Manifiesto del colectivo "Combahee River" (1977). Un manifiesto
escrito por mujeres negras en Estados Unidos donde expresaron su punto de vista sobre
el movimiento feminista y la falta de atención de éste a las necesidades de las mujeres
negras. El nombre del colectivo conmemora una acción hecha en Combahee River. Esta
acción fue planeada y liderada por Harriet Tubman 2 (también nacida esclava y que logró
escapar) en 1863 y durante la misma se liberaron a más de 750 esclavos (con la
organización del Ferrocarril Clandestino, iniciativa de movilización que liberó al menos
100.000 personas a través de rutas clandestinas desde el sur hasta el norte de EEUU).
En este manifiesto se dice, entre otras cosas:
"La mayor fuente de dificultad para nuestro trabajo político es que nosotros no sólo
intentamos combatir la opresión en un frente o dos, sino que intentamos abordar
todo un conjunto de opresiones. No tenemos una serie de privilegios raciales,
sexuales, heterosexuales, o de clase con los que contar, tampoco tenemos siquiera
el acceso mínimo a los recursos y el poder de aquellos grupos que tienen algunos
de estos privilegios." (2012, 81).
Y aquí hay otro elemento clave para reflexionar en la actualidad: ¿desde donde se puede
reivindicar la visibilidad en torno a necesidades o intereses concretos de diferentes
colectivos? Es decir ¿qué se necesita para que se escuche la voz de posiciones
concretas de opresión? Las autoras aquí están señalando la necesidad de contar con un
mínimo de recursos para poder articular y hacer llegar la voz de las personas que no son
representados en las luchas más amplias.
2 Uno de los textos propuestos para este tema analiza precisamente una política de memoria asociada
con Harriet Tubman: su inclusión en los billetes de 20 dólares en Estados Unidos.
Emergencia del concepto de Interseccionalidad
Además, dado que la noción de identidad remite a la idea de un grupo que comparte entre
sí ciertas características o circunstancias que une a sus miembros, paradójicamente sirve
también como mecanismo que conforma los límites de quien se puede considerar que
forma parte de esa identidad y quién no. De manera que la misma idea de identidad
desde la que se articulan ciertas luchas políticas, genera los mecanismos de exclusión de
las diferentes posiciones que no concuerdan con la uniformidad requerida. De ahí que
diferentes voces en este ámbito cuestionen las pretendidas solidaridades de la política de
la identidad, así como los mecanismos universalizadores y las dinámicas de exclusión y
vulnerabilidades que genera la acción política basada en la identidad (Crenshaw, 1991;
Spade, 2015).
Ejes de opresión estáticos y universales: cada eje, como por ejemplo el género,
actuaría de la misma manera para todos los sujetos a lo largo del tiempo y en
diferentes espacios, como modelo universal. A este funcionamiento se le añadiría, en
el caso que este camino “cruce” con otro camino, otro eje de opresión, como por
ejemplo la raza, que a su vez funcionaría igual que el anterior, es decir, de la misma
forma en diferentes contextos. Cada nuevo eje de discriminación iría sumándose a los
elementos preexistentes y en su convergencia se multiplicarían sus efectos a partir de
una lógica aditiva o multiplicativa.
Esencialización y homogeneización. "Sujetos interseccionales": la confluencia de
diferentes situaciones de opresión crearía nuevas categorías identitarias. Sólo que en
este caso estas categorías estarían compuestas por varios ejes de subordinación. Los
“sujetos interseccionales” serían aquellas posiciones marcadas por dos o más ejes de
opresión como, por ejemplo “mujer negra” o "mujer migrante lesbiana”. Esto, al igual
que las posiciones identitarias, supondría una naturaleza interior e invariable del sujeto
(escencialismo) que es identificado como parte de determinada categoría (Richardson,
2000). Y, también asumiría las existencia de características comunes
(homogeneización) entre los miembros de la categoría. De manera que seguiría intacto
lo que Crenshaw (1991) precisamente quería atajar a través del concepto de
interseccionalidad: la tendencia a ignorar o confundir las diferencias dentro de los
grupos, así como los procesos de vulneración de los que son objeto las personas que
no "encajan" en la categoría.
La discusión sobre los procesos de construcción identitaria desde una posición anti
escencialista presta atención a las maneras en las que categorías sociales e identidades
emergen. En este sentido, Avtar Brah (1992) afirma que las marcas de diferencia (como
por ejemplo, hombre/mujer, urbano/rural, heterosexual/homosexual, etc.) responden a
procesos socio históricos de diferenciación y no a ningún atributo natural que tengan las
personas. La construcción de diferencia, entonces, se fragua relacionalmente y se
organiza a partir de relaciones sistemáticas mediante prácticas institucionales y de
discursos económicos, culturales y políticos (Brah, 1992). Un ejemplo clásico es cuando
preguntamos a una mujer embarazada "¿es niño o niña?". Aquí estamos realizando una
práctica sistemática de diferenciación ampliamente arraigada en nuestra sociedad, la que
reafirma la diferencia sexual como algo fijo e inmutable, incluso antes del nacimiento de la
nueva criatura. Siguiendo con esta autora, ella propone que cierta característica (como la
diferencia sexual, racial o de clase) pese a su naturaleza contingente, es puesta en el
lugar de la diferencia de manera sistemática y queda naturalizada, como hemos visto en
el ejemplo anterior.
Pero en dichas perspectivas no sólo se pone de relieve esto, sino también como estas
diferencias funcionan como "marcadores" sociales que configuran procesos de
inclusión/exclusión, trayectorias, pasajes, etc. (Romero, 2003). Esto es, que los procesos
de diferenciación no sólo generan diferencia, sino también asimetrías. Las posiciones
diferenciadas que emergen están configuradas por las formas de estructuración social
que "ordenan" las relaciones sociales en cada contexto sociohistórico. A partir de estas
aportaciones, podemos decir que los procesos de diferenciación responden a ciertas
formas de relaciones de poder que generan asimetrías a través de sistemas como el
patriarcado, la homofobia o la transfobia, el clasismo, el racismo, el capacitismo, entre
otros. .
Las perspectivas que hemos venido trabajando en el campo de los estudios de memoria
convergen con estos trabajos al asumir, por una parte, que la construcción de memoria
colectiva es un proceso continuo de generación de significados y, por otro, que aquello
que se fija en un momento dado como la memoria legitima es producto de una serie de
mecanismos configurados por relaciones de poder, en los que se visibilizan ciertas
versiones del pasado y otras no.
Así mismo, que en estos procesos se producen determinadas posiciones de sujeto (por
ejemplo, héroes, víctimas, victimarios, etc.) y que dichas posiciones sirven como
"marcadores" de trayectorias diferenciales (por ejemplo, ser reconocido/a como
protagonista, recibir soporte estatal, ser juzgado, etc.).
El concepto de "interseccionalidad", que bebe también de la discusión sobre los efectos
de poder de los ordenamientos de género o raza, se centra en señalar cómo diferentes
fuentes estructurales de desigualdad, mantienen relaciones recíprocas. Según Platero
(2012, 26) "la interseccionalidad es un enfoque teórico que subraya que el género, la
etnia, la clase o la orientación sexual, como otras categorías sociales, lejos de ser
naturales o biológicas son construidas y están interrelacionadas." De manera que el
análisis concurrente de múltiples fuentes interseccionadas de subordinación u opresión
está basado en la premisa de que el impacto de una fuente de subordinación específica
puede variar dependiendo de su combinación con otras fuentes potenciales de
subordinación (Denis, 2008).
Referencias
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